Torreón Maciel (Archivo V)
+15
Jack
Dal
Evanna
Zarket
Rocavarancolia Rol
Alicia
Naeryan
Baurus
Poblo
LEC
Yber
Giniroryu
Red
Tak
Leonart
19 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Torreón Maciel (Archivo V)
06/08/13, 02:56 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.
-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.
>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.
Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.
Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
30/12/13, 01:40 pm
Archime observó a Shaco sin comprender. Supuso que estaría haciendo más referencias humanas, pero aun así le resultó extraña la apreciación que hizo sobre la evolución. Escuchó la intervención de Nero y asintió antes de volver a hablar con el humano.
—Se trataría de un proceso de selección natural. No obstante, es cierto que una disparidad como esa es muy poco probable y eso es... es lo más confuso de todo. Aunque podría deberse a la confluencia de mundos, ya que es muy probable la incompatibilidad reproductiva entre unas y otras especies y por ello se propició una disparidad como esta. Ello comportaría, no obstante, que si esta ciudad cuenta con un número de habitantes tan escaso como parece, ha tenido que ocurrir alguna clase de catástrofe en los últimos años que diezmase la población... —continuó reflexionando sin mirar hacia nadie en particular.
No mucho después, el biomecánico subió las escaleras en busca de Lara. No había pasado por alto algunos comentarios que se habían hecho al respecto de la facilidad con la que aquellos rocavarancoleses habían accedido al torreón y el irrense tenía pensado hacer algo al respecto en la medida que fuese posible. Pero primero las prácticas de levitación. Ya había pactado con la ordesa que las llevarían a cabo sobre aquella hora a diario en el patio y no él no pensaba romper con lo establecido.
Los avances con dicho sortilegio se hacían patentes y a Archime le costó menos de lo esperado hacer levitar a la madre al tiempo que él mismo se desplazaba por el aire. No obstante, manejar ambos cuerpos de la forma deseada requería más práctica y, al término de la de aquel día, calculó que debían practicar durante un día más con solo la ordesa antes de comenzar con alguien más pesado. Al término de aproximadamente una semana esperaba ser capaz de manejar a dos personas a la vez a parte de él mismo, pero el tiempo que estimaba necesario aún no era concluyente.
Tras la comida, el programador subió al estudio como de costumbre y abrió el diccionario así como el grimorio más voluminoso. Buscaba algo concreto, por lo que traducía solo lo necesario para comprender en qué consistía el hechizo en cuestión antes de pasar el siguiente. De esta forma, atisbó sortilegios que sin duda serían de utilidad, pero en aquellos momentos necesitaba otra índole de hechizos. Le llevó más de una larga hora dar con un indicio de que había dado con algo que le serviría y más del doble de tiempo traducir correctamente el texto.
Pocas horas después de comer, los habitantes de Maciel que se acercasen a la puerta, abierta una vez más por el propio biomecánico, podrían ver a Archi recitando las letanías fácilmente reconocibles como hechizos justo en el umbral. Comenzó con el cordel de alarma, ya que necesitaba seguir un orden específico para poder comprobar la eficacia de los sortilegios de seguridad que iba a aplicar. Una vez finalizó, buscó con la mirada si había alguien a la vista. Le pediría ayuda al primero que se acercase.
—Se trataría de un proceso de selección natural. No obstante, es cierto que una disparidad como esa es muy poco probable y eso es... es lo más confuso de todo. Aunque podría deberse a la confluencia de mundos, ya que es muy probable la incompatibilidad reproductiva entre unas y otras especies y por ello se propició una disparidad como esta. Ello comportaría, no obstante, que si esta ciudad cuenta con un número de habitantes tan escaso como parece, ha tenido que ocurrir alguna clase de catástrofe en los últimos años que diezmase la población... —continuó reflexionando sin mirar hacia nadie en particular.
No mucho después, el biomecánico subió las escaleras en busca de Lara. No había pasado por alto algunos comentarios que se habían hecho al respecto de la facilidad con la que aquellos rocavarancoleses habían accedido al torreón y el irrense tenía pensado hacer algo al respecto en la medida que fuese posible. Pero primero las prácticas de levitación. Ya había pactado con la ordesa que las llevarían a cabo sobre aquella hora a diario en el patio y no él no pensaba romper con lo establecido.
Los avances con dicho sortilegio se hacían patentes y a Archime le costó menos de lo esperado hacer levitar a la madre al tiempo que él mismo se desplazaba por el aire. No obstante, manejar ambos cuerpos de la forma deseada requería más práctica y, al término de la de aquel día, calculó que debían practicar durante un día más con solo la ordesa antes de comenzar con alguien más pesado. Al término de aproximadamente una semana esperaba ser capaz de manejar a dos personas a la vez a parte de él mismo, pero el tiempo que estimaba necesario aún no era concluyente.
Tras la comida, el programador subió al estudio como de costumbre y abrió el diccionario así como el grimorio más voluminoso. Buscaba algo concreto, por lo que traducía solo lo necesario para comprender en qué consistía el hechizo en cuestión antes de pasar el siguiente. De esta forma, atisbó sortilegios que sin duda serían de utilidad, pero en aquellos momentos necesitaba otra índole de hechizos. Le llevó más de una larga hora dar con un indicio de que había dado con algo que le serviría y más del doble de tiempo traducir correctamente el texto.
Pocas horas después de comer, los habitantes de Maciel que se acercasen a la puerta, abierta una vez más por el propio biomecánico, podrían ver a Archi recitando las letanías fácilmente reconocibles como hechizos justo en el umbral. Comenzó con el cordel de alarma, ya que necesitaba seguir un orden específico para poder comprobar la eficacia de los sortilegios de seguridad que iba a aplicar. Una vez finalizó, buscó con la mirada si había alguien a la vista. Le pediría ayuda al primero que se acercase.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
30/12/13, 05:04 pm
El poco tiempo que se había quedado sola en su rincón le había bastado para darse cuenta de que se había pasado tres feudos abajo. En un intento por tratar de pensar las cosas fuera del contexto ordés, se dio cuenta por fin de que realmente había expuesto a sus bebés a un gran peligro y la idea de marcarse un todo o nada relacionado con ellos no era la mejor. Todo esto le hizo sentir fatal, pero no tuvo intención de bajar a pedirle perdón a Ri en ningún momento. Su orgullo se lo impedía, sobretodo porque cabía la posibilidad de que la sinhadre lo interpretara como que le daba la razón también en su opinión sobre el tipo de madre que era y eso era algo por lo que no pensaba pasar.
Ver aparecer a Cio la incomodó un poco. Había subido ahí con la intención de quedarse sola y no se sentía capaz de escuchar más reprimendas, que era lo que creía que le caería. Por eso mismo, cuando el irrense habló, Lara se quedó un poco sorprendida. A pesar de que en esos momentos se le había cortado el llanto y el unico síntoma de que había estado llorando era que hipaba de cuando en cuando, las palabras de Cio volvieron a humedecer los ojos. No supo qué decir y en parte se sintió aliviada cuando vio que Ippon también había subido, porque creía que le supondría una prórroga. Sin embargo, sus palabras solo consiguieron desatar lo que ya era una predicción obvia: Lara arrancó a llorar de nuevo.
Se hizo un ovillo con cuidado de no aplastar a sus hijos y agachó la cara para que no la vieran fea y con el pelo empapado. Respiró hondo varias veces y no volvió a alzar la vista hasta que no se le cortó la llantera. Su aspecto dejaba mucho que desear, tenía los ojos enrojecidos y los pelos de las mejillas apelmazados contra la piel. Se sentía ridícula por estar dándoles este espectáculo a ambos, pero ellos mismos se lo habían buscado al subir allí y decirle esas cosas tan bonitas. Lara no estaba segura de cuánto, pero entre ambos habían conseguido reconfortarla.
—Muchas gracias...—consiguió decir por fin, esbozando un intento de sonrisa—. Os daría un beso a cada uno, pero sería un asco tal y como estoy—bromeó, para quitarle hierro a la situación, antes de ponerse seria—. Siento... bueno, lo de abajo, esto de aquí arriba... En fin, que siento mi comportamiento en general. Soy consciente de que ha dejado mucho que desear...—la ordesa no tenía ni fuerzas ni ganas para seguir por esos derroteros, así que desvió la conversación a otros más amables y se sinceró un poco con ambos—. Me alegro mucho de que estéis aquí.. en Maciel, quiero decir. Aquí conmigo. Sois como los hermanos calvos gigantes que nunca tuve—a pesar de estar bromeando, era innegablemente cierto lo que decía. Había otras personas a las que seguía notando algo distantes o todavía no entendía al hablar siquiera, pero los dos irrenses (e incluso Archi, a su manera torpe) se habían convertido en algo así como una familia para ella.
Ver aparecer a Cio la incomodó un poco. Había subido ahí con la intención de quedarse sola y no se sentía capaz de escuchar más reprimendas, que era lo que creía que le caería. Por eso mismo, cuando el irrense habló, Lara se quedó un poco sorprendida. A pesar de que en esos momentos se le había cortado el llanto y el unico síntoma de que había estado llorando era que hipaba de cuando en cuando, las palabras de Cio volvieron a humedecer los ojos. No supo qué decir y en parte se sintió aliviada cuando vio que Ippon también había subido, porque creía que le supondría una prórroga. Sin embargo, sus palabras solo consiguieron desatar lo que ya era una predicción obvia: Lara arrancó a llorar de nuevo.
Se hizo un ovillo con cuidado de no aplastar a sus hijos y agachó la cara para que no la vieran fea y con el pelo empapado. Respiró hondo varias veces y no volvió a alzar la vista hasta que no se le cortó la llantera. Su aspecto dejaba mucho que desear, tenía los ojos enrojecidos y los pelos de las mejillas apelmazados contra la piel. Se sentía ridícula por estar dándoles este espectáculo a ambos, pero ellos mismos se lo habían buscado al subir allí y decirle esas cosas tan bonitas. Lara no estaba segura de cuánto, pero entre ambos habían conseguido reconfortarla.
—Muchas gracias...—consiguió decir por fin, esbozando un intento de sonrisa—. Os daría un beso a cada uno, pero sería un asco tal y como estoy—bromeó, para quitarle hierro a la situación, antes de ponerse seria—. Siento... bueno, lo de abajo, esto de aquí arriba... En fin, que siento mi comportamiento en general. Soy consciente de que ha dejado mucho que desear...—la ordesa no tenía ni fuerzas ni ganas para seguir por esos derroteros, así que desvió la conversación a otros más amables y se sinceró un poco con ambos—. Me alegro mucho de que estéis aquí.. en Maciel, quiero decir. Aquí conmigo. Sois como los hermanos calvos gigantes que nunca tuve—a pesar de estar bromeando, era innegablemente cierto lo que decía. Había otras personas a las que seguía notando algo distantes o todavía no entendía al hablar siquiera, pero los dos irrenses (e incluso Archi, a su manera torpe) se habían convertido en algo así como una familia para ella.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
30/12/13, 08:58 pm
Para su sorpresa el pequeño Ippon también lo había escuchado todo. No le había oído subir por las escaleras, pero al volver a girarse allí estaba, yendo hacia Lara y reconfortándola bastante mejor de lo que él era capaz. Pero lo cierto era que Cío no habría sido capaz de decir lo mismo que el chico, porque no era del todo cierto. Lo que había dicho Ri podía ser cruel para Lara, pero era la realidad. Aun así, no pensaba corregir a un chiquillo de nueve años. Por otro lado, entre los dos parecían que la habían cagado más, porque la ordesa se hizo un ovillo y empezó a llorar. Cío se dio la vuelta a medias en el escalón e intercambió una mirada confusa con Ippon. Se planteaba si debería irse de allí cuando Lara habló por fin. Al levantar la cabeza vio que tenía todo el pelo de la cara húmedo. Al final parecía estar mejor, si no mentía –aunque la ordesa era el tipo de persona sincera a matar, así que supuso que no era así–. Cuando los llamó “calvos gigantes” no pudo evitar soltar una risotada. Se pasó la mano por el pelo de la cabeza y protestó.
—Me queda este penacho, no me lo quieras quitar tan pronto. —Aquello solo parecía evitar la respuesta a las cosas verdaderamente importantes que había dicho Lara—. En fin, creo que no hay nada que lamentar. No debería haber discusiones por cosas que no tienen remedio. Hasta ahora nos ha ido bien ayudándonos unos a otros, no veo por qué eso tendría que cambiar. —Evitó mirar a los otros dos al continuar—. Sé que no sirvo de gran cosa pero podéis contar conmigo para lo que sea. —Ya estaba dicho. No era muy dado a demostrar que se preocupaba por la gente, pero aquellos dos y aquel momento bien lo merecían. Desde que la ciudad se había revelado como peligrosa no había podido quitarle el ojo de encima a ninguno de los dos, a cada uno por su debilidad diferente.
Se levantó de la escalera y se volvió hacia Ippon y Lara antes de bajar, con una media sonrisa.
—Estar aquí a lo mejor nos ha vuelto locos a todos, pero a mí también me parecéis una especie de hermanos pequeños. No me debía de llegar con el que ya tengo —«No, tengo familia nueva al completo», puede que con algunos no se llevase ni bien ni mal, pero eso incluso era una mejoría si los comparaba con Mirorrel—. Creo… que iré a hacer ejercicio al patio. Nos vemos más tarde.
La conversación se había vuelto un poco difícil para él, no se le daba bien demostrar a la gente que le importaba, por lo general, aunque se había esforzado. No le gustaba ver a Lara así, estaba fuera de lugar en ella, ya que siempre era de las que trataba de animar a todo el mundo. «Debo de haberme vuelto loco» pensaba, al darse cuenta de lo diferentes que eran las cosas en aquel torreón respecto a Loberrno. Aquella ciudad los obligaba a colaborar, ir en grupo, y no había adonde escabullirse ni con quién hacerlo. Sin embargo, una vez se había acostumbrado a los demás, había dejado de ser constantemente un fastidio.
Cuando llegó abajo tomó una fruta de la cesta, completando el desayuno que había dejado a medias y salió al patio. Shaco había empezado a entrenar aquel día y se acercó a él, interrumpiéndolo, para preguntar si podía unírsele esa misma mañana. Ante la respuesta afirmativa bajó a la armería a por la primera espada de madera que se topó y subió con una sonrisa, esperando que la mañana resultase productiva después de todo. Tal vez el irrense pensaba que aprender a usar un arma era tan fácil como seguir un tutorial, igual que en los videojuegos, pero lo que descubrió fue que seguramente ni en una semana completa podría adquirir cierta destreza. Se llevó varios golpes del bastón de Shaco, aunque la mayoría en los brazos, y entre bastonazos, ver levitar a los dos magos y observar el entrenamiento de Marsi con Ri, llegó el mediodía y la pausa para comer. Mientras se limitaba a hacer tranquilamente la digestión en un sofá veía a Archi hacer algo en la puerta. Se levantó y se acercó, aunque no fuese a reconocer los hechizos. El biomecánico lo miraba, y le pidió ayuda mientras aún iba hacia él, ya dispuesto a preguntar.
—Claro, ¿para qué?
—Me queda este penacho, no me lo quieras quitar tan pronto. —Aquello solo parecía evitar la respuesta a las cosas verdaderamente importantes que había dicho Lara—. En fin, creo que no hay nada que lamentar. No debería haber discusiones por cosas que no tienen remedio. Hasta ahora nos ha ido bien ayudándonos unos a otros, no veo por qué eso tendría que cambiar. —Evitó mirar a los otros dos al continuar—. Sé que no sirvo de gran cosa pero podéis contar conmigo para lo que sea. —Ya estaba dicho. No era muy dado a demostrar que se preocupaba por la gente, pero aquellos dos y aquel momento bien lo merecían. Desde que la ciudad se había revelado como peligrosa no había podido quitarle el ojo de encima a ninguno de los dos, a cada uno por su debilidad diferente.
Se levantó de la escalera y se volvió hacia Ippon y Lara antes de bajar, con una media sonrisa.
—Estar aquí a lo mejor nos ha vuelto locos a todos, pero a mí también me parecéis una especie de hermanos pequeños. No me debía de llegar con el que ya tengo —«No, tengo familia nueva al completo», puede que con algunos no se llevase ni bien ni mal, pero eso incluso era una mejoría si los comparaba con Mirorrel—. Creo… que iré a hacer ejercicio al patio. Nos vemos más tarde.
La conversación se había vuelto un poco difícil para él, no se le daba bien demostrar a la gente que le importaba, por lo general, aunque se había esforzado. No le gustaba ver a Lara así, estaba fuera de lugar en ella, ya que siempre era de las que trataba de animar a todo el mundo. «Debo de haberme vuelto loco» pensaba, al darse cuenta de lo diferentes que eran las cosas en aquel torreón respecto a Loberrno. Aquella ciudad los obligaba a colaborar, ir en grupo, y no había adonde escabullirse ni con quién hacerlo. Sin embargo, una vez se había acostumbrado a los demás, había dejado de ser constantemente un fastidio.
Cuando llegó abajo tomó una fruta de la cesta, completando el desayuno que había dejado a medias y salió al patio. Shaco había empezado a entrenar aquel día y se acercó a él, interrumpiéndolo, para preguntar si podía unírsele esa misma mañana. Ante la respuesta afirmativa bajó a la armería a por la primera espada de madera que se topó y subió con una sonrisa, esperando que la mañana resultase productiva después de todo. Tal vez el irrense pensaba que aprender a usar un arma era tan fácil como seguir un tutorial, igual que en los videojuegos, pero lo que descubrió fue que seguramente ni en una semana completa podría adquirir cierta destreza. Se llevó varios golpes del bastón de Shaco, aunque la mayoría en los brazos, y entre bastonazos, ver levitar a los dos magos y observar el entrenamiento de Marsi con Ri, llegó el mediodía y la pausa para comer. Mientras se limitaba a hacer tranquilamente la digestión en un sofá veía a Archi hacer algo en la puerta. Se levantó y se acercó, aunque no fuese a reconocer los hechizos. El biomecánico lo miraba, y le pidió ayuda mientras aún iba hacia él, ya dispuesto a preguntar.
—Claro, ¿para qué?
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
31/12/13, 12:00 am
Marsi no recordaba haber oido nunca nada de vendarse las manos. Ella solo tenía sus guantes de trabajo, y se los ponía para protegerse un poco los nudillos en los entrenamientos. Trató de vendarse lo mejor que pudo, siguiendo las indicaciones de Ri. Temía tener que pedirle otra vez indicaciones para la próxima vez, porque dudaba que los nervios le dejasen recordar nada, por lo que lo hizo un par de veces para asegurarse de que memorizaba todo.
-Vale, ¿ahora qué?
Bajaron al patio. No tenía muy claro en qué iba a consistir el entrenamiento, y para colmo entrenar en el patio, al aire libre, después de la accidentada visita no le hacía sentirse demasiado bien. Shaco y Cío estaban entrenando fuera, y eso no aumentaba sus nervios tanto como había pensado que haría. Al fin y al cabo, en Letargo también entrenaba con más gente, había logrado superar su vergüenza aunque solo fuera un poco.
Dejó sus armas a un lado, pues sería un entrenamiento solo de cuerpo a cuerpo, pero las tenía lo bastante cerca para no perderlas de vista, tanto el cuchillo de caza como el látigo. Con la lanza entrenaría más tarde. Empezó hacer calentamientos.
-Vale, ¿ahora qué?
Bajaron al patio. No tenía muy claro en qué iba a consistir el entrenamiento, y para colmo entrenar en el patio, al aire libre, después de la accidentada visita no le hacía sentirse demasiado bien. Shaco y Cío estaban entrenando fuera, y eso no aumentaba sus nervios tanto como había pensado que haría. Al fin y al cabo, en Letargo también entrenaba con más gente, había logrado superar su vergüenza aunque solo fuera un poco.
Dejó sus armas a un lado, pues sería un entrenamiento solo de cuerpo a cuerpo, pero las tenía lo bastante cerca para no perderlas de vista, tanto el cuchillo de caza como el látigo. Con la lanza entrenaría más tarde. Empezó hacer calentamientos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
31/12/13, 12:46 am
A Ri tampoco le encantaba el patio de día, aunque con el tiempo la atmosfera diurna del lugar se parecía más a la calida luz de verano que al tétrico ambiente de sus pesadillas y de la ciudad. Y en parte, se había derrumbado con la llegada de aquellos chicos. "Monstruos", se corrigió, "Amenazas. Como todo lo que hay aquí. ".
Se mantuvo en silencio al principio, ordenando sus ideas. Anriel solía ser la alumna, no la maestra. Llevaba muchos años obedeciendo y siguiendo pautas. Aquella era una sensación extraña.
-No creo que lo que te enseñe sirva de nada. Yo lo hago porque es parte de mi. Bueno-dijo con media sonrisa-, la mitad no sirve de nada aquí. Pero puedo tratar de prepararte para esquivar y detener golpes. Y podemos trabajar tus reflejos hasta que vayan más rápidos que tú. Eso te vale para quien sea que esté al otro lado. Serpelino o persona.
Lo había dicho en voz alta mientras lo pensaba, y se sintió reconfortada por la idea.
- Colocate, firme
Así pues se dedicó a hacer lo que había dicho. Acostumbró a Marsi a defenderse sin perder el equilibrio y a recuperarlo rápido. Le dio un puñado de defensas distintas, de bloqueos que conocía y le hizo practicarlos. Adaptó su propia velocidad a la de Marsi, en el límite donde fallaba y acertaba a detenerla a partes iguales. Lo hizo hasta que notó su cansanció y se retiró con un murmullo de "está bien". Dedicó una sonrisa educada a la varmana antes de irse con cierta vacilación. Echó un vistazo a su alrededor, pero Nero no estaba allí.
---
- La hubo,- dijo él.- Y el resultado de la guerra es la zanja repleta de huesos que se cruza para llegar a Letargo o la biblioteca. La cicatriz de Arax. Aunque los esqueletos son de todo un poco, la mayor parte también incluye a los participantes de la guerra. Arax es la espada del rey que partió el suelo en dos.
Ante la pregunta de cuando había sucedido aquello, Nero hizo cuentas.
- Es posible que algo más de treinta años. Algo reciente, dentro de lo que cabe. Pero no puedo darte una cifra exacta.
Se mantuvo en silencio al principio, ordenando sus ideas. Anriel solía ser la alumna, no la maestra. Llevaba muchos años obedeciendo y siguiendo pautas. Aquella era una sensación extraña.
-No creo que lo que te enseñe sirva de nada. Yo lo hago porque es parte de mi. Bueno-dijo con media sonrisa-, la mitad no sirve de nada aquí. Pero puedo tratar de prepararte para esquivar y detener golpes. Y podemos trabajar tus reflejos hasta que vayan más rápidos que tú. Eso te vale para quien sea que esté al otro lado. Serpelino o persona.
Lo había dicho en voz alta mientras lo pensaba, y se sintió reconfortada por la idea.
- Colocate, firme
Así pues se dedicó a hacer lo que había dicho. Acostumbró a Marsi a defenderse sin perder el equilibrio y a recuperarlo rápido. Le dio un puñado de defensas distintas, de bloqueos que conocía y le hizo practicarlos. Adaptó su propia velocidad a la de Marsi, en el límite donde fallaba y acertaba a detenerla a partes iguales. Lo hizo hasta que notó su cansanció y se retiró con un murmullo de "está bien". Dedicó una sonrisa educada a la varmana antes de irse con cierta vacilación. Echó un vistazo a su alrededor, pero Nero no estaba allí.
---
- La hubo,- dijo él.- Y el resultado de la guerra es la zanja repleta de huesos que se cruza para llegar a Letargo o la biblioteca. La cicatriz de Arax. Aunque los esqueletos son de todo un poco, la mayor parte también incluye a los participantes de la guerra. Arax es la espada del rey que partió el suelo en dos.
Ante la pregunta de cuando había sucedido aquello, Nero hizo cuentas.
- Es posible que algo más de treinta años. Algo reciente, dentro de lo que cabe. Pero no puedo darte una cifra exacta.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
31/12/13, 01:16 am
Las palabras de los visitantes indeseados habían dejado confusa a la ulterana, sobre todo las de el alado de piel dorada, y en menor medida las de su compañero de piel oscura. Apenas escuchó la discusión entre sus compañeros, simplemente se volvió a asegurar de que Xalk estaba bien tras la caída por las escaleras, y se sentó en un sillón vació tras descartar su idea inicial de ir en pos de Lara al ver que Cio e Ippon ya iban hacia arriba.
Keiria dejó pasar el tiempo sin hablar con nadie, volteando el reloj de pulsera entre sus dedos mientras lo examinaba y memorizaba todos sus detalles, preguntándose por que el chico emplumado lo había dejado atrás. La manufactura no era ulterana, pero no había podido ubicarla en ningun otro sitio, pues no había hablado del tema con sus compañeros, así que seguía con la duda de si procedía de otro mundo. Tal vez su anterior propietario había llegado a la ciudad como ellos, aquel lugar tenía toda la pinta de haber estado en uso cuando llegaron, y aunque se había acumulado polvo de varias semanas, tal vez solo estaba ocupado durante una parte del año. El chico de piel oscura solo se había dirigido directamente a ella con dos palabras, pero dichas palabras y su sonrisa al decirlas parecían dar a entender que sabía lo que significaba su ojo oscuro y que no le importaba, lo que sumía mas en la confusión a la pelirroja. ¿Acaso conocía la historia de su mundo?, ¿había viajado por Ulterania sin que nadie se diera cuenta?, ¿tenía amigos ulteranos? Las respuestas a aquellas preguntas podían suponer muchas cosas, pero la muchacha no se sentía con ganas de ahondar mucho mas en el tema por el momento, por lo que prefirió mantenerse ocupada y se puso a hacer la comida.
Keiria troceó unas cuantas verduras, seleccionando las de tonos mas azulados, y las salteó tras especiarlas ligeramente, preparando aparte unos trozos de carne y poniéndolos a macerar en un poco de syv tras cortarlos en dados. Una vez la verdura estuvo lista, la chica la reservó en una fuente y dispuso la carne en una sartén a modo de plancha, tostándola un poco para que el interior continuara jugoso. Después sirvió la carne en la misma fuente que la verdura y puso la mesa, llamando a quien la oyera a comer y dejando la fuente a mano. Ella no comió demasiado, por eso terminó enseguida y salió al patio a buscar sus armas, que recogió y puso a buen recaudo en la armería para subir después a darse un baño.
La ulterana aun tenía el pelo húmedo cuando bajó al salón y vio a Archi entonando un hechizo en la puerta, instante en el que se le acercó Cío y el biomecánico le pidió ayuda. Keiria se acercó también con la curiosidad pintada en el rostro, y al verla el irrense, tampoco dudo en pedirle asistencia.
—¿Qué necesitas, Archi? —le preguntó, intercambiando después una mirada confusa con el irrense mayor.
Keiria dejó pasar el tiempo sin hablar con nadie, volteando el reloj de pulsera entre sus dedos mientras lo examinaba y memorizaba todos sus detalles, preguntándose por que el chico emplumado lo había dejado atrás. La manufactura no era ulterana, pero no había podido ubicarla en ningun otro sitio, pues no había hablado del tema con sus compañeros, así que seguía con la duda de si procedía de otro mundo. Tal vez su anterior propietario había llegado a la ciudad como ellos, aquel lugar tenía toda la pinta de haber estado en uso cuando llegaron, y aunque se había acumulado polvo de varias semanas, tal vez solo estaba ocupado durante una parte del año. El chico de piel oscura solo se había dirigido directamente a ella con dos palabras, pero dichas palabras y su sonrisa al decirlas parecían dar a entender que sabía lo que significaba su ojo oscuro y que no le importaba, lo que sumía mas en la confusión a la pelirroja. ¿Acaso conocía la historia de su mundo?, ¿había viajado por Ulterania sin que nadie se diera cuenta?, ¿tenía amigos ulteranos? Las respuestas a aquellas preguntas podían suponer muchas cosas, pero la muchacha no se sentía con ganas de ahondar mucho mas en el tema por el momento, por lo que prefirió mantenerse ocupada y se puso a hacer la comida.
Keiria troceó unas cuantas verduras, seleccionando las de tonos mas azulados, y las salteó tras especiarlas ligeramente, preparando aparte unos trozos de carne y poniéndolos a macerar en un poco de syv tras cortarlos en dados. Una vez la verdura estuvo lista, la chica la reservó en una fuente y dispuso la carne en una sartén a modo de plancha, tostándola un poco para que el interior continuara jugoso. Después sirvió la carne en la misma fuente que la verdura y puso la mesa, llamando a quien la oyera a comer y dejando la fuente a mano. Ella no comió demasiado, por eso terminó enseguida y salió al patio a buscar sus armas, que recogió y puso a buen recaudo en la armería para subir después a darse un baño.
La ulterana aun tenía el pelo húmedo cuando bajó al salón y vio a Archi entonando un hechizo en la puerta, instante en el que se le acercó Cío y el biomecánico le pidió ayuda. Keiria se acercó también con la curiosidad pintada en el rostro, y al verla el irrense, tampoco dudo en pedirle asistencia.
—¿Qué necesitas, Archi? —le preguntó, intercambiando después una mirada confusa con el irrense mayor.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
31/12/13, 01:38 am
Uno a uno, los que estaban presentes se fueron llendo, ninguno siquiera contestandole a su pregunta. Algo herido, el joven ruso salió al patio. Retomando su entrenamiento por donde lo habia interrumpido Ri, logró equilibrarse sobre su bõ y de ahí, se inventó una acrobacia que le permitia, en cuestion de segundos, recuperar la postura del suelo, sin derribarse ni perder el bõ. Lo practicó hasta que se llenó de polvo del patio la camiseta. Para cuando le empezó a salir decentemente, estaba cubierto de diferentes rasguños y pequeñas heridas. Con una serie de pequeños hechizos, se las limpió y curó. Heridas como esas eran fáciles para él de curar pero algo más complicado le suponia todavia un gran reto que tampoco tenia tanto interés en coger por los cuernos. Sentado sobre su bõ, ojeaba el libro de hechizos a toda prisa, pasando por las páginas que conocia ya de memoria y repasando las que no. Tenia muy claro que hechizo buscaba y en que página se encontraba, pero no estaba tan seguro de saberse todas las anotaciones al margen que tenia aquel volumen y, por lo tanto, las estaba repasando.
Justo entonces, Cio apareció, diciendo que queria entrenar. El ruso siguio leyendo unos segundos antes de procesar lo que habia dicho el Irrense y, entonces, con una sonrisa brillante, aterrizó en el suelo con la misma acrobacia que habia estado practicando antes, sujetando el libro con la otra mano. Le mandó a por unas espadas de práctica. Tenia planteado una cosa muy simple para enseñarle sobre el manejo de armas de filo, algo interesante que quizas le motivase para la paliza de entrenamientos que se le venia encima si queria tomarselo en serio. Y la clase fue más o menos como el ruso predijo. Cio se encontraba en baja forma y parecia no haber blandido un arma en su vida. Tambien, mucho de su conocimiento sobre el campo parecia basarse en videojuegos, lo cual le arranco una risotada sincera al aprendiz mientras entonces le decia como "adaptar" lo que habia visto en los videojuegos para con la realidad.
-...Y bueno, tan solo recuerda que aqui el botón O no agarra al rival para hacerle un finisher, eso tienes que hacerlo tu mismo... Por ejemplo así...-dijo agarrando al chico por la espalda, inmovilizando sus brazos y oblignadole a soltar la espalda.-Luego ya a partir de aqui puedes hacer varias cosas.-hizo ademán de enredar sus piernas para hacerle perder el equilibrio, le demostró que tambien podia golpear a la vulnerable nuca y, luego, al parecer le insistio que se metiese bajo una caja y asi volveria a ser indetectable. Aquello pasó como una broma más y Cio, aunque algo deprimido por su falta de forma física y entrenamiento, parecia haber aprendido algo, por poco que fuera.
-Mañana si quieres continuamos. Recuerdame que tengo que enseñarte como moverte, rodar y caer cuando te peleas. Es muy importante.-
Y entonces el Irrense volvió al torreón. Subiendose de nuevo a su bõ, el aprendiz volvió a su entrenamiento, esta vez mágico. Con una serie de hechizos, derribaba los cascos puestos encima de los muñecos con hechizos de impacto de distintas intensidades. Parecia haberlo pillado bastante bien, aunque a veces no controlaba la fuerza y más de un muñeco perdió "la cabeza" Hablando en reservas, estaba bastante agotado, pero satisfecho. Podria volver al torreón y coger un par más de cristales cargados, pero dio un alto en aquello entonces y se sumió en una meditación.
Si alguien salia al patio, podria apreciarle reposando patas arriba sobre el muro, en una postura que, por increible que pareciera, era relajante, mientras mostraba su ombligo a todo el mundo. Tenia el rostro calmado y serio, en pleno trance. Con los pies sostenia en perfecto equilibrio su bõ y en las dos manos tenia dos pesos considerables sacados de la armeria. De vez en cuando, su postura se alteraba unos centímetro y luego volvia a su calma, mientras recuperaba su psique de la calma de las mentes.
Justo entonces, Cio apareció, diciendo que queria entrenar. El ruso siguio leyendo unos segundos antes de procesar lo que habia dicho el Irrense y, entonces, con una sonrisa brillante, aterrizó en el suelo con la misma acrobacia que habia estado practicando antes, sujetando el libro con la otra mano. Le mandó a por unas espadas de práctica. Tenia planteado una cosa muy simple para enseñarle sobre el manejo de armas de filo, algo interesante que quizas le motivase para la paliza de entrenamientos que se le venia encima si queria tomarselo en serio. Y la clase fue más o menos como el ruso predijo. Cio se encontraba en baja forma y parecia no haber blandido un arma en su vida. Tambien, mucho de su conocimiento sobre el campo parecia basarse en videojuegos, lo cual le arranco una risotada sincera al aprendiz mientras entonces le decia como "adaptar" lo que habia visto en los videojuegos para con la realidad.
-...Y bueno, tan solo recuerda que aqui el botón O no agarra al rival para hacerle un finisher, eso tienes que hacerlo tu mismo... Por ejemplo así...-dijo agarrando al chico por la espalda, inmovilizando sus brazos y oblignadole a soltar la espalda.-Luego ya a partir de aqui puedes hacer varias cosas.-hizo ademán de enredar sus piernas para hacerle perder el equilibrio, le demostró que tambien podia golpear a la vulnerable nuca y, luego, al parecer le insistio que se metiese bajo una caja y asi volveria a ser indetectable. Aquello pasó como una broma más y Cio, aunque algo deprimido por su falta de forma física y entrenamiento, parecia haber aprendido algo, por poco que fuera.
-Mañana si quieres continuamos. Recuerdame que tengo que enseñarte como moverte, rodar y caer cuando te peleas. Es muy importante.-
Y entonces el Irrense volvió al torreón. Subiendose de nuevo a su bõ, el aprendiz volvió a su entrenamiento, esta vez mágico. Con una serie de hechizos, derribaba los cascos puestos encima de los muñecos con hechizos de impacto de distintas intensidades. Parecia haberlo pillado bastante bien, aunque a veces no controlaba la fuerza y más de un muñeco perdió "la cabeza" Hablando en reservas, estaba bastante agotado, pero satisfecho. Podria volver al torreón y coger un par más de cristales cargados, pero dio un alto en aquello entonces y se sumió en una meditación.
Si alguien salia al patio, podria apreciarle reposando patas arriba sobre el muro, en una postura que, por increible que pareciera, era relajante, mientras mostraba su ombligo a todo el mundo. Tenia el rostro calmado y serio, en pleno trance. Con los pies sostenia en perfecto equilibrio su bõ y en las dos manos tenia dos pesos considerables sacados de la armeria. De vez en cuando, su postura se alteraba unos centímetro y luego volvia a su calma, mientras recuperaba su psique de la calma de las mentes.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
31/12/13, 02:24 pm
Archime había solicitado la ayuda de Cío en cuanto este se acercó. Pero no fue el único, pues al momento la ulterana que también se encontraba en las cercanías, ofreció también su ayuda. Por el momento no necesitaba la colaboración de más de uno, pero decidió repartir entre ambos los dos motivos por los que solicitaba ayuda.
—Estoy instalando un cordel de alarma —les explicó a ambos, recordando esta vez ser breve desde el principio y dirigiéndoles una mirada antes de volverse hacia la puerta—. Si alguien no incluído en las excepciones del hechizo trata de atavesarlo, recibiré un aviso mental de alerta. Al menos eso es lo que he creído entender, por lo que quiero realizar una prueba. Por el momento solo añadiré a Cío como excepción... ¿Puedes proporcionarme un traspaso? —añadió tras una breve pausa mirando a este último.
Acto seguido y tras añadir al otro irrense al cordel, les explicó que pretendía alejarse de la puerta todo lo posible, subiendo hasta la entrada al nido clausurado por la ordesa para comprobar que funcionaba correctamente sin importar la distancia, y que entonces ambos saliesen por la puerta para inmediatamente después traspasar el umbral, primero uno y unos segundos después el otro. Buscó a Lara con la mirada por si se encontraba cerca, ya que había observado que la ordesa disponía de un oído más fino que el resto y había contado con ello, pero al no encontrarla se rascó la cabeza antes de volver a encararse con ambos.
—Trataré de elevar la voz para que se me oiga adecuadamente, pero si transcurren más de dos minutos hacedlo de todos modos.
El biomecánico subió las que para él eran unas interminables escaleras hasta la posición que había anunciado. En otras circunstancias habría hecho uso del hechizo de levitación, probablemente, pero el gasto mágico que había hecho aquel día había sido considerable y necesitaba ahorrar energía todo lo posible. Alcanzó el último piso jadeando levemente y desde allí trató de hacerse oír.
—¡He llegado!
El irrense se sobresaltó con el sonido de su propia voz, ya que no estaba acostumbrado en absoluto a elevarla de aquella forma y se retorció las manos con cierto nerviosismo mientras pensaba que probablemente le habían oído casi todos los ocupantes de Maciel. No obstante, enseguida olvidó este hito cuando notó el aviso. La particular señal en su mente no daba lugar a dudas de que se trataba de obra del cordel de alarma. Esperó unos treinta segundos antes de volver a bajar, lenta y pesadamente para reunirse de nuevo con sus ayudantes.
—Ha funcionado, solo he notado un aviso.
No preguntó si habían realizado la prueba correctamente, se fiaba del buen juicio de ambos y suponía que le comunicarían cualquier irregularidad que se hubiera podido producir.
Lo siguiente que hizo fue pedirles a todos los habitantes de Maciel según los encontraba, incluída la varmana, que les permitiese añadirlos al cordel de alarma para que no saltase con su presencia. Archime sabía que había hecho un gasto mágico considerable aquel día. No obstante, hasta que no añadió a Baurus, el último, no notó el terrible cansancio que había acumulado. El irrense se sentó en el suelo pesadamente junto a la puerta y cerró los ojos completamente exhausto.
—No me es posible continuar hoy—se lamentó con la voz débil.
—Estoy instalando un cordel de alarma —les explicó a ambos, recordando esta vez ser breve desde el principio y dirigiéndoles una mirada antes de volverse hacia la puerta—. Si alguien no incluído en las excepciones del hechizo trata de atavesarlo, recibiré un aviso mental de alerta. Al menos eso es lo que he creído entender, por lo que quiero realizar una prueba. Por el momento solo añadiré a Cío como excepción... ¿Puedes proporcionarme un traspaso? —añadió tras una breve pausa mirando a este último.
Acto seguido y tras añadir al otro irrense al cordel, les explicó que pretendía alejarse de la puerta todo lo posible, subiendo hasta la entrada al nido clausurado por la ordesa para comprobar que funcionaba correctamente sin importar la distancia, y que entonces ambos saliesen por la puerta para inmediatamente después traspasar el umbral, primero uno y unos segundos después el otro. Buscó a Lara con la mirada por si se encontraba cerca, ya que había observado que la ordesa disponía de un oído más fino que el resto y había contado con ello, pero al no encontrarla se rascó la cabeza antes de volver a encararse con ambos.
—Trataré de elevar la voz para que se me oiga adecuadamente, pero si transcurren más de dos minutos hacedlo de todos modos.
El biomecánico subió las que para él eran unas interminables escaleras hasta la posición que había anunciado. En otras circunstancias habría hecho uso del hechizo de levitación, probablemente, pero el gasto mágico que había hecho aquel día había sido considerable y necesitaba ahorrar energía todo lo posible. Alcanzó el último piso jadeando levemente y desde allí trató de hacerse oír.
—¡He llegado!
El irrense se sobresaltó con el sonido de su propia voz, ya que no estaba acostumbrado en absoluto a elevarla de aquella forma y se retorció las manos con cierto nerviosismo mientras pensaba que probablemente le habían oído casi todos los ocupantes de Maciel. No obstante, enseguida olvidó este hito cuando notó el aviso. La particular señal en su mente no daba lugar a dudas de que se trataba de obra del cordel de alarma. Esperó unos treinta segundos antes de volver a bajar, lenta y pesadamente para reunirse de nuevo con sus ayudantes.
—Ha funcionado, solo he notado un aviso.
No preguntó si habían realizado la prueba correctamente, se fiaba del buen juicio de ambos y suponía que le comunicarían cualquier irregularidad que se hubiera podido producir.
Lo siguiente que hizo fue pedirles a todos los habitantes de Maciel según los encontraba, incluída la varmana, que les permitiese añadirlos al cordel de alarma para que no saltase con su presencia. Archime sabía que había hecho un gasto mágico considerable aquel día. No obstante, hasta que no añadió a Baurus, el último, no notó el terrible cansancio que había acumulado. El irrense se sentó en el suelo pesadamente junto a la puerta y cerró los ojos completamente exhausto.
—No me es posible continuar hoy—se lamentó con la voz débil.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
01/01/14, 08:02 pm
Marsi tenía buen aguante, y no era para nada debil, pero el tema de la agilidad era su asignatura pendiente, principalmente porque la mayoría de los movimientos le daban vergüenza. No obstante, el entrenamiento salió mejor de lo que había esperado. Para ser el primero, Ri ya le había dado una base que podría trabajar por su cuenta, y algunos d los movimientos podría aplicarlos al entrenamiento de armas. Acabó cansada, pero contenta.
Se refrescó un poco antes de ir a comer, cambiándose también la camiseta por una limpia, aunque luego volería a sudarla por la tarde. Comió con apetito, y de estar en su torreón habría repetido, pero se sentía algo incómoda, no quería abusar. No iba a entrenar recién comida, así que se echó un rato en el salón, observando a los que practicaban con magia. Le intrigaba especialmente lo que hacía Archi, y se sorprendió bastante cuando este lo explicó. << Tengo que contárselo a Alice y Dhelian>> pensó, les convenía tenerlo como medida de seguridad en su propio torreón.
Se había acercado para observarlo mejor, y aunque vio la prueba casi desde el sofá, estaba casi al lado del irrense cuando este le pidió permiso para añadirla al cordón.
-¿Necesitas agua o algo?- le preguntó, acucliyándose a su lado. Los que hacían magia en su torreón nunca acababan tan cansados.
Se refrescó un poco antes de ir a comer, cambiándose también la camiseta por una limpia, aunque luego volería a sudarla por la tarde. Comió con apetito, y de estar en su torreón habría repetido, pero se sentía algo incómoda, no quería abusar. No iba a entrenar recién comida, así que se echó un rato en el salón, observando a los que practicaban con magia. Le intrigaba especialmente lo que hacía Archi, y se sorprendió bastante cuando este lo explicó. << Tengo que contárselo a Alice y Dhelian>> pensó, les convenía tenerlo como medida de seguridad en su propio torreón.
Se había acercado para observarlo mejor, y aunque vio la prueba casi desde el sofá, estaba casi al lado del irrense cuando este le pidió permiso para añadirla al cordón.
-¿Necesitas agua o algo?- le preguntó, acucliyándose a su lado. Los que hacían magia en su torreón nunca acababan tan cansados.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
02/01/14, 06:28 pm
La breve compañía de Ippon y Cio habían animado a Lara, pero no lo suficiente como para que se sintiera cómoda bajando abajo. Se quedó en su rincón de la escalera pensando en todo lo que había ocurrido hoy hasta que se quedó dormida, apoyada contra la pared. No supo cuanto había durado su siesta, pero poco después de despertar, se encontró con un Archi con ganas de levitarla. Seguía sin muchas ganas de volver al salón o al patio, pero fue incapaz de decirle que no al irrense.
Al final, las prácticas de Archi fueron mucho mejor de lo que esperaba. A pesar de que se notaba que estaba afectada, por lo poquísimo que habló, la sensación que le embargó al levitar fue más poderosa que las preocupaciones. Durante el tiempo que se mantuvo en el aire su expresión varió entre la sorpresa, la euforia y el miedo de forma completamente aleatoria. Su cara era un libro abierto.
Cuando volvió a poner los pies en tierra, finalizado el entrenamiento, se despidió de Archi y volvió a subir hasta donde acababan las escaleras. Únicamente se desvió para llevarse el libro con ella en aquella ocasión. Lo mantuvo pillado entre los muslos mientras amamantaba y jugaba con sus pequeños y no lo abrió hasta que los cinco estuvieron dormidos en su regazo. Fue entonces cuando comprobó que leer libros vivos era bastante más difícil que leerlos muertos. De vez en cuando su regañinas a Milo reverberaban escaleras abajo.
Una vez el libro se calmó por fin, Lara pudo centrarse en su interior. Estaba demasiado cansada para leer, pero los dibujitos que había entre página y página la encandilaron. <<Seguro que a Xalk le encantará ver esto>>. De vez en cuando, de forma inconsciente, hacía girar su molinillo y contaba los segundos que tardaba en pararse. Tenía ganas de volver con el resto y al mismo tiempo no quería. Se dedicaba a barajar qué opciones tenía mientras continuaga pasando páginas y contando segundos, hasta que le vino un sobresalto y la desconcentró del todo. Se levantó con cuidado de no despertar a los pequeños y se asomó escaleras abajo. <<No parece que haya ocurrido nada...>> se dijo antes de volver a subir.
La noche no tardó en llegar y Lara se ayudó de la luz mágica para permanecer ahí arriba. Tuvo que bajar una segunda vez por petición de Archi, para que este pudiera incorporarla en las excepciones para las medidas de seguridad que estaba implantando en el torreón.
Al final, las prácticas de Archi fueron mucho mejor de lo que esperaba. A pesar de que se notaba que estaba afectada, por lo poquísimo que habló, la sensación que le embargó al levitar fue más poderosa que las preocupaciones. Durante el tiempo que se mantuvo en el aire su expresión varió entre la sorpresa, la euforia y el miedo de forma completamente aleatoria. Su cara era un libro abierto.
Cuando volvió a poner los pies en tierra, finalizado el entrenamiento, se despidió de Archi y volvió a subir hasta donde acababan las escaleras. Únicamente se desvió para llevarse el libro con ella en aquella ocasión. Lo mantuvo pillado entre los muslos mientras amamantaba y jugaba con sus pequeños y no lo abrió hasta que los cinco estuvieron dormidos en su regazo. Fue entonces cuando comprobó que leer libros vivos era bastante más difícil que leerlos muertos. De vez en cuando su regañinas a Milo reverberaban escaleras abajo.
Una vez el libro se calmó por fin, Lara pudo centrarse en su interior. Estaba demasiado cansada para leer, pero los dibujitos que había entre página y página la encandilaron. <<Seguro que a Xalk le encantará ver esto>>. De vez en cuando, de forma inconsciente, hacía girar su molinillo y contaba los segundos que tardaba en pararse. Tenía ganas de volver con el resto y al mismo tiempo no quería. Se dedicaba a barajar qué opciones tenía mientras continuaga pasando páginas y contando segundos, hasta que le vino un sobresalto y la desconcentró del todo. Se levantó con cuidado de no despertar a los pequeños y se asomó escaleras abajo. <<No parece que haya ocurrido nada...>> se dijo antes de volver a subir.
La noche no tardó en llegar y Lara se ayudó de la luz mágica para permanecer ahí arriba. Tuvo que bajar una segunda vez por petición de Archi, para que este pudiera incorporarla en las excepciones para las medidas de seguridad que estaba implantando en el torreón.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
03/01/14, 01:36 am
No fue el único en acercarse a ver qué era lo que hacía Archi. Había despertado la curiosidad de los que estaban por allí cerca. La explicación del ingeniero le hizo asentir distraídamente, mientras pensaba cuánto ayudaría estar alertados con unos segundos de diferencia hasta que la puerta se abriese de nuevo «bueno, sigue siendo un buen comienzo». Le ayudó en lo que pidió, ya fuese el traspaso o el experimento con las excepciones. Le dedicó una mirada significativa a Keiria y se rio por lo bajo cuando se escuchó la voz jadeante de Archi por todo el torreón.
—Pensaba que no sabía gritar —se justificó.
Desde el principio estaba bromeando, pero se dio cuenta de que la ulterana no era la más indicada para hacerle aquel comentario. Para muchas cosas actuaba igual que Archi. Este no tardó en volver abajo anunciando que la alarma funcionaba perfectamente y empezó a llamar a la gente para añadir excepciones. No se alejó mucho durante todo el proceso, curioso por ver cómo se hacía, y al terminar se puso al lado de la varmana, tendiéndole una mano al biomecánico para que no se quedase en el suelo.
—Al menos siéntate en tu “cama” —dijo, refiriéndose al sofá.
El resto del día no sucedió nada destacable y Cío se dedicó a vegetar, mientras iba notando progresivamente varios músculos más cargados tras el entrenamiento. Al día siguiente, cuando se levantó, fue cuando se dio cuenta de las agujetas que tenía en la espalda, pero no molestaban tanto como el día que Astra los había hecho correr. Bajó a la cocina y, por el camino, se dio cuenta de que esa mañana no había sido despertado por Shaco. «Debía de estar sobado de cojones para no enterarme». Mientras desayunaba se dirigió a los que ya estuvieran despiertos por la planta baja.
—¿Algún plan para hoy? ¿O más de lo de ayer? Quitando visitas, claro.
—Pensaba que no sabía gritar —se justificó.
Desde el principio estaba bromeando, pero se dio cuenta de que la ulterana no era la más indicada para hacerle aquel comentario. Para muchas cosas actuaba igual que Archi. Este no tardó en volver abajo anunciando que la alarma funcionaba perfectamente y empezó a llamar a la gente para añadir excepciones. No se alejó mucho durante todo el proceso, curioso por ver cómo se hacía, y al terminar se puso al lado de la varmana, tendiéndole una mano al biomecánico para que no se quedase en el suelo.
—Al menos siéntate en tu “cama” —dijo, refiriéndose al sofá.
El resto del día no sucedió nada destacable y Cío se dedicó a vegetar, mientras iba notando progresivamente varios músculos más cargados tras el entrenamiento. Al día siguiente, cuando se levantó, fue cuando se dio cuenta de las agujetas que tenía en la espalda, pero no molestaban tanto como el día que Astra los había hecho correr. Bajó a la cocina y, por el camino, se dio cuenta de que esa mañana no había sido despertado por Shaco. «Debía de estar sobado de cojones para no enterarme». Mientras desayunaba se dirigió a los que ya estuvieran despiertos por la planta baja.
—¿Algún plan para hoy? ¿O más de lo de ayer? Quitando visitas, claro.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
03/01/14, 09:38 pm
Habiendo seguido un dia de intenso entrenamiento que solo terminó cuando se quedó sin una gota de magia y el estómago parecia estar apunto de devorarle desde dentro. Cenó lentamente, sin participar mucho en las conversaciones. Lentamente, los ojos se le cerraban, mientras el sueño se apoderaba de él. Terminando el plato agotado, se despidio de los presentes y se fue a dormir más pronto de lo habitual. Mañana le esperaria más entrenamiento y debia estar descansado.
Y asi, revolviendose en su cama, el aprendiz soñó.
Como de costumbre y, entre sudores, el aprendiz se levantó. Se peleó contra las sábanas pero muy nervioso y frustrado, tanto que se precipitó por el borde de la cama y dió con el duro suelo. Una vez ahí, se libro de las mantas y, frotandose una dolorida cabeza, salió de la habitación, con una cara tan intrigada como confusa y, asomándose por la ventana, reflexionó consigo mismo.
-¿Cómo que ya no puede seguir siendo mi maestro? Él siempre ha sido mi maestro en todo... Yo no podria dejarle...-
Siguio pensando, muy preocupado, mientras le daba vueltas a sus sueños. Sumiendose en una ligera meditación, el primer rayo de sol de aquella mañana le golpeó en la cara y le sonsacó de su meditabundo estado. Llenando sus pulmones con aquel aire nuevo matutino, se dispuso a gritar los buenos dias, como de costumbre. A mitad de camino se acordó de que Ri probablemente le colgaria de los pulgares si volvia a montar tanto escándalo como era su costumbre y se metió las manos en la boca, ahogando el grito a tiempo. Suspirando aliviado de que casi habia estado apunto de hacerlo, se sintió dividido. Por una parte, no queria molestar a los que todavia seguian durmiendo, pero por otra, desperdiciar una mañana era uno de los peores pecados que la gente joven podia hacer. Entre debates internos, logró hallar una solución.
Colándose de nuevo en el dormitorio, anduvo de puntillas de una manera tan exagerada como cómica, y se canturreó una cancion y, en los retintineos, avanzaba en las sombras, siempre de puntillas. Uno a uno, se paseo por las camas de todos sus compañeros y, acercándose al oido de estos, les susurró los buenos dias con una sonrisa brillante. No hubo ningun incidente destacable salvo cuando fue a la cama de la ulterana y, repitiendo el mismo proceso que en las de los demás, tras susurrarle las palabras positivas, recibió como recompensa semejante tortazo en la cara que pareció haber dado un cabezazo a un yunque. Rodando en el suelo agarrandose esta, chilló de dolor en silencio mientras se detenia el sangrado de la nariz. Alzando la cabeza, miró si la ulterana se habia levantado debido al silencioso escándalo que habia montado, y, al ver que seguia plácidamente durmiendo, volvio a su sintionia y a sus pasitos de puntillas con la música, mientras que con una mano se taponaba la nariz que le habia comenzado a sangrar. Con una sonrisa de satisfacción y la cara manchada de su propia sangre, el aprendiz salió de los dormitorios con la cabeza bien alta, tanto para detener la propia hemorragia, como por haber encontrado tan ingenioso método para desearles los buenos dias a sus compañeros sin molestarles.
Bajó a la cocina y se preparó su desayuno estandar. Y, mientras desayunó, comenzó a apilar objetos en una torre encima de un cojín y trató de hacerlos levitar todos juntos sin que se cayese ni uno solo. Para cuando fueron llegando sus compañeros para desayunar tambien, el aprendiz les dedicó una sonrisa de complice, pues ellos no sabian porque no le habian oido aquella mañana. Todavia en su linea de intentar levantar semejante construcción con hechizos de levitación, contestó a la pregunta de Cio cuando la estructura se vino abajo de nuevo, por vigesimo septima vez aquella mañana.
-¡Yo quiero ir de aventuras! ¡Miremos algun sitio interesante del mapa! ¡Y, oh! ¡Morsi nos puede decir algun sitio chulo a donde ir!-exclamó, mientras reconstruia su monstruo.
Y asi, revolviendose en su cama, el aprendiz soñó.
- Sueño Nº4: Bailando con Dragones:
Y ahí estaban. No podia creerselo. Tres figuras alargadas, de escamas brillantes, bigotes tan largo como su poderio y sabiduria y cuernos tan retorcidos que parecian haberse originado en el principio de la creacion. Uno era dorado, otro blanco y otro era verdoso como el Jade más hermoso que podria haber imaginado el chico. Fiel a la orden de su maestro, el ruso se encontraba detrás de este. El mono mantenia el semblante serio y tenia una postura que denotaba amenaza, pero no habia ninguna duda que en sus ojos. El rey del monte de la fruta y la flor era bastante confidente en sus habilidades de combate y aquello relajó al chico. De los tres dragones, uno se habia acercado lo suficiente como para poder apreciar su aliento en el aire, propio de una criatura de semejante tamaño. Ya de cerca, era imposible contemplar su enormidad con tan solo una mirada y, mucho menos, tras que el dorado dragon se enroscara su serpenteante cuerpo sobre el puente, encabritandose los ultimos metros que componian su cabeza, cuello y patas delanteras. La vista desde abajo era intimidante, y mientras que al ruso le fallaron las piernas y cayó al suelo de asombro, el mono ni se inmutó.
Pero el dragon parecia no estar dispuesto a brindar la primera palabra y el silencio se apoderó entre ambas criaturas, mientras la más anciana y sabia de las dos examinaba a la otra, con los mismos ojos que un padre contempla a un hijo travieso. Aquello fue notado por el mono que no tardó en pronunciarse, haciendo una simple floritura con su bastón.
-¡Yo soy Sun Wukong! ¡Aquel Que Es Consciente Del Vacio! ¡Y este es mi joven aprendiz!-dijo, señalando con la mano al asombrado humano, sin dedicarle una segunda mirada. Alzaba bastante la voz, no solo para sonar autoritario, sino porque el dragon estaba a varios metros por encima de ellos. A quien apuntaba entonces la mano del rey mono cambio drastricamente mientras el índice se disparaba y acusaba directamente al enorme dragon dorado.
-¿Qué intereses tiene el Rey de los Dragones sobre yo o mi inexperienciado compañero?-
El dragon siguio en su contemplación un par de segundos más antes de contestar, cosa que crispo aún más al Sabio Igual al Cielo.
Su voz sonaba como tocada por un instrumento, pero poderosa. Tambien antigua, parecia que cada palabra le pesaba al pronunciar y por ello sonaba lentamente.
-Aun conservas el Ruyi Jingu Bang que le sonsacaste a Ao Wàng...-dijo con la voz cansada.
El rey mono, en vez de enfadarle más que no respondiese a su pregunta, se planteó el cambio de tema tan repentino.
-No habrás venido aqui a hablar de cosas tan triviales como el pasado, ¿verdad, Rey de los Dragones?-comentó el rey mono, alzando una ceja y dejando escapar una risa traviesa.
-No...-se limitó a contestar, el dorado dragón, con su voz cansada.-He venido a hacer una petición. Una súplica, si se puede decir así.-
El rey mono se quedó de piedra, incrédulo. Entonces se comenzó a desternillar, exactamente con la misma risa que el aprendiz tanto usaba. Casi le salian lágrimas. Clavó su bastón al suelo y, tras subirse y sentarse en él, apoyó la barbilla sobre sus nudillos le contestó, conteniendo la risa.
-El Apuesto Rey Mono te escucha, Lóngwàng. ¿En qué puede servirte este humilde Sabio proviniente del Monte de la Flor y la Fruta?-alzó el dedo indice, dibujando un circulo, como corrigiendo al gran dragon dorado.-Y no creo que sea que devuelva mi armadura o mi querido bastón a tu sobrino Ao Wàng, ¿Verdad? Sino no habriais traido en una corte a dos de vuestros más leales siervos.-le dijo mientras una risotada emergia, algo cacareante en su garganta.
El dragon blanco voló hacia ellos a velocidades de vertigo, enroscandose por encima del dragon dorado, pero sin llegar a tocarlo. Descendiendo su largo hocico al nivel desde el que se alzaba el mono, brindaba una sonrisa amenazante que bien podria haber recordado al de un perro sarnoso mientras sus largos bigotes albinos se mecian con la brisa. Los ojos, como diamantes, tenian la mirada clavada en el mono que todavia se reia.
-¡Insolente mono! ¿¡Cómo osas!? ¡Su majestad os esta haciendo una súplica! ¡Deberias sentiros orgulloso y escuchar con reverencia, sin llegar a cuestionar lo que os pida!-
El mono que, para entonces, habia proseguido desternillandose con la escena, amenazaba precipitarse al suelo, pero de alguna manera, lograba mantener el equilibro mientras el dragon albino gruñia. El tercer dragon, del color del Jade, aparecio por sus espaldas, imitando a los otros dos, pero de una manera opuesta, se enrolló en el otro lado del puente roto cortandoles toda la salida. De cerca, el aprendiz pudo comprobar que, en efecto, sus escamas estaban hechas de jade auténtico y, además, logró captar como las esmeraldas que tenia por ojos se clavaban unos instantes en él para luego pasar al conflicto cerniente. Su voz era melodiosa, como un arpa, pero tan poderosa como la de una orquesta. A diferencia del dorado, sonaba llena de vida y salud y a diferencia del albino, la tranqulidad reinaba en sus palabras.
-Tomaoslo con más calma, hermano Tianlòng. Estais tratando, despues de todo, con un Sabio auntentico, con un general de demonios y un verdadero sirviente de Buddah es con quien tratamos.-
El dragon albino tardó unos instantes en retirarse, lanzandole miradas furtivas a ambos antes de ceder, calmandose su tono de voz, pero todavia sonando muy irritado.
-Si tú lo dices, hermano Shenlòng.-
Mientras el dragon albino se retiraba, el joven ruso pudo captar como claramente el Rey Mono le hacia una clara mueca a este que deliberadamente ignoró. Rodeado de dragones que tapaban hasta la luz misma, ni el arrojarse al abismo del puente era una opción, pues las colas de estos dragones continuaban hasta donde podia llegar la vista entre las nubes. Sin quererlo, el aprendiz se dio cuenta de la situación en la que se encontraban de la que, tal vez, el rey mono saliese vivo, siendo tres veces inmortal, pero que él, probablemente, no veria el amanecer del siguiente día. Haciendo una floritura exagerada con el brazo, resumiendose en una pequeña reverencia, el Rey Mono devolvió el hilo a la conversación.
-Te escucho, ¡oh, Rey de los Dragones Lóngwàng!-
El dragon dorado parecio sumirse en una breve meditación, como hilando las palabras de la manera exacta que queria expresarlas. Su rostro draconiano se contorsionó de concentración al hacerlo y, tras unos segundos que bien pudieron ser eternos, habló, sus viejos ojos dorados clavandose en el chico que se escondia en su sombra.
-No debes continuar tutelando al cachorro humano.-
Como de costumbre y, entre sudores, el aprendiz se levantó. Se peleó contra las sábanas pero muy nervioso y frustrado, tanto que se precipitó por el borde de la cama y dió con el duro suelo. Una vez ahí, se libro de las mantas y, frotandose una dolorida cabeza, salió de la habitación, con una cara tan intrigada como confusa y, asomándose por la ventana, reflexionó consigo mismo.
-¿Cómo que ya no puede seguir siendo mi maestro? Él siempre ha sido mi maestro en todo... Yo no podria dejarle...-
Siguio pensando, muy preocupado, mientras le daba vueltas a sus sueños. Sumiendose en una ligera meditación, el primer rayo de sol de aquella mañana le golpeó en la cara y le sonsacó de su meditabundo estado. Llenando sus pulmones con aquel aire nuevo matutino, se dispuso a gritar los buenos dias, como de costumbre. A mitad de camino se acordó de que Ri probablemente le colgaria de los pulgares si volvia a montar tanto escándalo como era su costumbre y se metió las manos en la boca, ahogando el grito a tiempo. Suspirando aliviado de que casi habia estado apunto de hacerlo, se sintió dividido. Por una parte, no queria molestar a los que todavia seguian durmiendo, pero por otra, desperdiciar una mañana era uno de los peores pecados que la gente joven podia hacer. Entre debates internos, logró hallar una solución.
Colándose de nuevo en el dormitorio, anduvo de puntillas de una manera tan exagerada como cómica, y se canturreó una cancion y, en los retintineos, avanzaba en las sombras, siempre de puntillas. Uno a uno, se paseo por las camas de todos sus compañeros y, acercándose al oido de estos, les susurró los buenos dias con una sonrisa brillante. No hubo ningun incidente destacable salvo cuando fue a la cama de la ulterana y, repitiendo el mismo proceso que en las de los demás, tras susurrarle las palabras positivas, recibió como recompensa semejante tortazo en la cara que pareció haber dado un cabezazo a un yunque. Rodando en el suelo agarrandose esta, chilló de dolor en silencio mientras se detenia el sangrado de la nariz. Alzando la cabeza, miró si la ulterana se habia levantado debido al silencioso escándalo que habia montado, y, al ver que seguia plácidamente durmiendo, volvio a su sintionia y a sus pasitos de puntillas con la música, mientras que con una mano se taponaba la nariz que le habia comenzado a sangrar. Con una sonrisa de satisfacción y la cara manchada de su propia sangre, el aprendiz salió de los dormitorios con la cabeza bien alta, tanto para detener la propia hemorragia, como por haber encontrado tan ingenioso método para desearles los buenos dias a sus compañeros sin molestarles.
Bajó a la cocina y se preparó su desayuno estandar. Y, mientras desayunó, comenzó a apilar objetos en una torre encima de un cojín y trató de hacerlos levitar todos juntos sin que se cayese ni uno solo. Para cuando fueron llegando sus compañeros para desayunar tambien, el aprendiz les dedicó una sonrisa de complice, pues ellos no sabian porque no le habian oido aquella mañana. Todavia en su linea de intentar levantar semejante construcción con hechizos de levitación, contestó a la pregunta de Cio cuando la estructura se vino abajo de nuevo, por vigesimo septima vez aquella mañana.
-¡Yo quiero ir de aventuras! ¡Miremos algun sitio interesante del mapa! ¡Y, oh! ¡Morsi nos puede decir algun sitio chulo a donde ir!-exclamó, mientras reconstruia su monstruo.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
04/01/14, 01:38 am
A medida que pasaba el tiempo y el camino hasta el edificio donde recogían las cestas se confirmaba como razonablemente seguro, las excursiones de aprovisionamiento habían ido decreciendo en número de participantes. Sin embargo y por si acaso en aquella salida Taro se había llevado a Baurus consigo, ya que le apetecía darse el paseo pero tanto Xalk como Shaco estaban a otras cosas. Ni el terrícola ni el carabés destacaban por su labia, de modo que el número de palabras intercambiadas durante la salida pudo contarse con los dedos de una mano.
Al solo estar disponible Taro para interceptar la bañera tardaron bastante más de lo acostumbrado en hacer descender las cestas desde arriba. Para cuando volvieron, bastante cargados con relación a otros días, al carabés le dolían los músculos y se moría por un baño de agua caliente.
Le abrieron con una presteza poco común -más tarde Taro se enteraría del cordel de alarma que había instalado Archi-, e Ippon le informó de que escaso tiempo antes habían entrado tres intrusos. La alarma inicial se trocó en incredulidad cuando le describió por encima la naturaleza de la visita.
"Se lo ha inventado", fue lo primero que pensó.
-Sí, ya- la sonrisa se le fue escapando de los labios al comprobar que la cara de póker de Ippon no variaba lo más mínimo. "Y será verdad."
La siguiente persona que se encontró fue Cío y el interrogatorio tuvo exactamente el mismo resultado, con la salvedad de que el relato estaba más plagado de sarcasmo y de detalles adicionales que no se sabía muy bien si inducían a la risa o al llanto.
-A ver si lo he entendido bien- dijo Taro de forma lenta, pues su mente estaba procesando aquello a idéntica velocidad -. Un farol-persona azul, un hombre pájaro y un hada gris, los tres travestidos, entraron por la puerta, os dijeron exactamente lo mismo que en el discurso ese, tiraron una caja de dildos al foso y se largaron.
"¿Y la cámara oculta dónde?", acabó por concluir perplejo ante la respuesta afirmativa del irrense. "No entiendo nada." No es que aquello fuese una novedad, pero no dejaba de ser frustrante.
No había sentido en sus carnes la amenaza implícita de que tres desconocidos irrumpieran en su refugio, de modo que aquello no le quitó el sueño tanto como a otros durante la noche siguiente. El relato que le habían contado tenía más bien tintes cómicos, pero aún así no pudo evitar que le embargara cierta inquietud el resto del día, y también buena parte de la noche.
-Nsdía- musitó cuando entró a la cocina a la mañana siguiente. Tras beberse su chute energético matutino volvió a sentirse persona y la cantinela de la voz de Shaco empezó por fin a cobrar sentido en su mente en forma de palabras.
Ante la mención de Marsi no dijo nada sino que se limitó a dirigirle una mirada interrogante, ya que él mismo no tenía ninguna sugerencia de lugar que visitar. "Menuda impresión se tuvo que llevar ayer de nosotros", se le ocurrió al recordar lo que le habían contado sobre las distintas reacciones y el mal rollo subsiguiente.
Al solo estar disponible Taro para interceptar la bañera tardaron bastante más de lo acostumbrado en hacer descender las cestas desde arriba. Para cuando volvieron, bastante cargados con relación a otros días, al carabés le dolían los músculos y se moría por un baño de agua caliente.
Le abrieron con una presteza poco común -más tarde Taro se enteraría del cordel de alarma que había instalado Archi-, e Ippon le informó de que escaso tiempo antes habían entrado tres intrusos. La alarma inicial se trocó en incredulidad cuando le describió por encima la naturaleza de la visita.
"Se lo ha inventado", fue lo primero que pensó.
-Sí, ya- la sonrisa se le fue escapando de los labios al comprobar que la cara de póker de Ippon no variaba lo más mínimo. "Y será verdad."
La siguiente persona que se encontró fue Cío y el interrogatorio tuvo exactamente el mismo resultado, con la salvedad de que el relato estaba más plagado de sarcasmo y de detalles adicionales que no se sabía muy bien si inducían a la risa o al llanto.
-A ver si lo he entendido bien- dijo Taro de forma lenta, pues su mente estaba procesando aquello a idéntica velocidad -. Un farol-persona azul, un hombre pájaro y un hada gris, los tres travestidos, entraron por la puerta, os dijeron exactamente lo mismo que en el discurso ese, tiraron una caja de dildos al foso y se largaron.
"¿Y la cámara oculta dónde?", acabó por concluir perplejo ante la respuesta afirmativa del irrense. "No entiendo nada." No es que aquello fuese una novedad, pero no dejaba de ser frustrante.
No había sentido en sus carnes la amenaza implícita de que tres desconocidos irrumpieran en su refugio, de modo que aquello no le quitó el sueño tanto como a otros durante la noche siguiente. El relato que le habían contado tenía más bien tintes cómicos, pero aún así no pudo evitar que le embargara cierta inquietud el resto del día, y también buena parte de la noche.
-
-Nsdía- musitó cuando entró a la cocina a la mañana siguiente. Tras beberse su chute energético matutino volvió a sentirse persona y la cantinela de la voz de Shaco empezó por fin a cobrar sentido en su mente en forma de palabras.
Ante la mención de Marsi no dijo nada sino que se limitó a dirigirle una mirada interrogante, ya que él mismo no tenía ninguna sugerencia de lugar que visitar. "Menuda impresión se tuvo que llevar ayer de nosotros", se le ocurrió al recordar lo que le habían contado sobre las distintas reacciones y el mal rollo subsiguiente.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
04/01/14, 06:07 pm
Archime aceptó el vaso de agua que le ofreció Marsi y también la mano que le tendía Cío para poder levantarse y sentarse en su sillón de siempre. Pasó el resto del tiempo hasta la cena programando, pero tuvo que realizar varios descansos pues no se encontraba cómodo en la postura para teclear. Aquella noche durmió en la cama, sintiéndose incapaz de continuar con su tarea una vez lo volvió a intentar tras haber cenado.
Se despertó parpadeando tras haber tenido la impresión de que alguien le había susurrado algo al oído. Al no ver a nadie, achacó dicha percepción a la fase REM del sueño en la que posiblemente se encontrara semi-consciente y por ello probablemente también le había parecido escuchar el sonido emitido por el mecanismo que mueve las agujas de un reloj analógico, porque Keiria ya no parecía encontrarse en la habitación y tan solo ella disponía de tal dispositivo de entre los ocupantes de aquel cuarto.
Bostezando y desperezándose, el biomecánico se incorporó en la cama y se levantó. Se cambió de ropa y se colocó su bata antes de bajar a desayunar. Fue uno de los primeros en llegar y desayunó solo y en silencio mientras repasaba en su mente el hechizo que tenía que poner en práctica sin perder más tiempo. Aquel sí les proporcionaría un nivel de seguridad considerable en el torreón. O al menos eso esperaba, ya que sospechaba que exisitirían contrahechizos para contrarrestarlos al alcance de magos con mucha más experiencia que ellos.
Los que fueron bajando posteriormente pudieron ver al irrense una vez más recitando una letanía con la puerta del torreón abierta y, concentrado como estaba en la tarea, no oyó la conversación que había estado teniendo lugar en la cocina. Tras un rato, Baurus se había acercado al portón, por lo que el irrense aprovechó para solicitarle incluírlo en aquel nuevo hechizo de guardia tras realizar una comprobación con la ayuda del propio humano. Él mismo ya había sido incluído anteriormente y, una vez supo que parecía funcionar como se esperaba, vio a Lara bajar por las escaleras en aquel momento y decidió empezar por la ordesa.
—Lara, estoy instalando un hechizo de reconocimiento automático. Debo incluíros a todos en él, ¿me permites?
Una vez hubo terminado de incluír a la madre tuvo intención de acercarse entonces al grupo reunido en la cocina para explicarles lo que estaba llevando a cabo. No obstante, una voz que resonó fuerte y clara lo sobresaltó tanto como le impidió continuar con sus intenciones. El irrense escuchó el pregón atentamente, preguntándose por qué un anuncio como aquel, dirigido evidentemente a los rocavarancoleses y no a ellos, les llegaba también a los cosechados.
Se despertó parpadeando tras haber tenido la impresión de que alguien le había susurrado algo al oído. Al no ver a nadie, achacó dicha percepción a la fase REM del sueño en la que posiblemente se encontrara semi-consciente y por ello probablemente también le había parecido escuchar el sonido emitido por el mecanismo que mueve las agujas de un reloj analógico, porque Keiria ya no parecía encontrarse en la habitación y tan solo ella disponía de tal dispositivo de entre los ocupantes de aquel cuarto.
Bostezando y desperezándose, el biomecánico se incorporó en la cama y se levantó. Se cambió de ropa y se colocó su bata antes de bajar a desayunar. Fue uno de los primeros en llegar y desayunó solo y en silencio mientras repasaba en su mente el hechizo que tenía que poner en práctica sin perder más tiempo. Aquel sí les proporcionaría un nivel de seguridad considerable en el torreón. O al menos eso esperaba, ya que sospechaba que exisitirían contrahechizos para contrarrestarlos al alcance de magos con mucha más experiencia que ellos.
Los que fueron bajando posteriormente pudieron ver al irrense una vez más recitando una letanía con la puerta del torreón abierta y, concentrado como estaba en la tarea, no oyó la conversación que había estado teniendo lugar en la cocina. Tras un rato, Baurus se había acercado al portón, por lo que el irrense aprovechó para solicitarle incluírlo en aquel nuevo hechizo de guardia tras realizar una comprobación con la ayuda del propio humano. Él mismo ya había sido incluído anteriormente y, una vez supo que parecía funcionar como se esperaba, vio a Lara bajar por las escaleras en aquel momento y decidió empezar por la ordesa.
—Lara, estoy instalando un hechizo de reconocimiento automático. Debo incluíros a todos en él, ¿me permites?
Una vez hubo terminado de incluír a la madre tuvo intención de acercarse entonces al grupo reunido en la cocina para explicarles lo que estaba llevando a cabo. No obstante, una voz que resonó fuerte y clara lo sobresaltó tanto como le impidió continuar con sus intenciones. El irrense escuchó el pregón atentamente, preguntándose por qué un anuncio como aquel, dirigido evidentemente a los rocavarancoleses y no a ellos, les llegaba también a los cosechados.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
04/01/14, 06:40 pm
Lara se había levantado un poco tarde, pues los niños no le habían dado la mejor noche. A pesar de no llorar a pulmón lleno, por alguna razón no habían tenido ganas de dormir. Se vistió con su disfraz de renacida, que se había convertido en su conjunto de andar por casa, y anduvo cuidando de sus niños hasta que sintió que la comida de la cocina la llamaba con más fuerza de la que podía enfrentar. Sin embargo, no llegó a la cocina.
Archi la llamó cuando estaba todavía a medio tramo de la planta baja y acabó por dirigirse a la entrada. Les dio los buenos días a él y a Baurus y dejó que el Archibrujo trabajara con el hechizo. Pocos segundos después de estar incluída, una voz resonó en el aire y habló de cosas que la ordesa no podía pasar por alto.
—¿Entendéis lo que significa que haya un torneo?—preguntó a los que tenía al lado. Lara no tardaria en sugerir ir en busca de ese anfiteatro. Ellos eran ciudadanos y el personal que llevara el torneo se encargaría de darles explicaciones sobre qué narices ocurría en Rocavarancolia.
Archi la llamó cuando estaba todavía a medio tramo de la planta baja y acabó por dirigirse a la entrada. Les dio los buenos días a él y a Baurus y dejó que el Archibrujo trabajara con el hechizo. Pocos segundos después de estar incluída, una voz resonó en el aire y habló de cosas que la ordesa no podía pasar por alto.
—¿Entendéis lo que significa que haya un torneo?—preguntó a los que tenía al lado. Lara no tardaria en sugerir ir en busca de ese anfiteatro. Ellos eran ciudadanos y el personal que llevara el torneo se encargaría de darles explicaciones sobre qué narices ocurría en Rocavarancolia.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
04/01/14, 08:02 pm
Poco a poco, fueron bajando macieleros. El aprendiz por su parte estaba energético, como todas las mañanas. Todavia se estaba discutiendo si iban a salir a un sitio o a otro, cuando, de pronto, una voz resonó por toda la ciudad y todos sus habitantes la escucharon. Las palabras que se usaron, carentes de emoción y con la monotonia típica de los actos oficiales, insuflaron, sin embargo, una poderosa llama en el espíritu del aprendiz. Desternillandose, el pacifico torreón se inundó con su tipica risotada mientras el caos se apoderó de la planta baja.
De un salto, derribó la silla en la que estaba sentado y agarrando su bõ a su espalda, aterrizó con una voltereta con una sola dirección: la puerta. Clavó el bõ contra el suelo al girar para hacer un giro de noventa grados para abalanzarse contra la puerta. Y de ahí, salir a la ciudad.
-"¿Entendéis lo que significa que haya un torneo?"-repitió las palabras de Lara como un loro, no dandose cuenta de la perfección de su imitación, soltó otra risotada y contestó, con el pecho henchido-¡Significa que podemos acabar esto ahora mismo! ¡Voy directamente a por el jefe final!-contestó con una risotada cargada de júbilo e hiperactividad tras lo cual añadió, más solemne.-¡No importa cuan alta sea la cima, o cuan largo sea el camino, siempre estará a mi alcance!-
Y con estas palabras, dándo vítores y palmas, el aprendiz salió del torreón como una mecha. Escalando el muro y saltando desde este, golpeó las calles como un vendaval en busca del susodicho anfiteatro, haciendo memoria de los mapas.
Sigue en el Anfi-
O al menos eso fue lo que la ilusa mente del aprendiz creyó, pues al intentar atravesar la puerta encontró un obstáculo duro. Muy duro, demasiado duro. El caos cesó con un ultimo estruendo, un sonido tierno de algo que se parte. Casi como en una gran ironia, el joven aprendiz de artes marciales siempre le habian planteado la pregunta milenaria de "¿Qué pasa cuando un objeto inamovible se encuentra con una fuerza imparable?" Siempre pensó que se trataba de alguna frase filosofica para provocar unas largas y aburridas meditaciones sobre las sendas de la vida. Pero en aquel momento, el aprendiz era lo más cercano que podia usarse como fuerza imparable y sin duda aquel muro era el objeto inamovible. Cómicamente pegado sobre su superficie invisible, se despegó lentamente mientras dejó escapar un gemido de dolor apagado, con sangre saliendole de la nariz por segunda vez en esa mañana, tan solo que esta vez se habia partido el tabique de esta y tenia un giro un tanto antinatural nuevo del cual no paraba de salir sangre a borbotones.
Aunque su cuerpo físico se hubiese quedado ahi, parte de su espíritu iluso estaba trotando las calles con el alma encendida, buscando el anfiteatro. Alzó la mano débilmente, muy conmocionado por el golpe aún y musitó algo casi inaudible.
-No... importa... la cima... el camino.... siempre... mi alcance...-y entonces el aprendiz cayó inconsciente. Aparte de la nariz, se habia llevado un golpe tremendo en la frente y de ahi estaba naciedno un chichon que se asomaba casi entre el flequillo del ruso.
De un salto, derribó la silla en la que estaba sentado y agarrando su bõ a su espalda, aterrizó con una voltereta con una sola dirección: la puerta. Clavó el bõ contra el suelo al girar para hacer un giro de noventa grados para abalanzarse contra la puerta. Y de ahí, salir a la ciudad.
-"¿Entendéis lo que significa que haya un torneo?"-repitió las palabras de Lara como un loro, no dandose cuenta de la perfección de su imitación, soltó otra risotada y contestó, con el pecho henchido-¡Significa que podemos acabar esto ahora mismo! ¡Voy directamente a por el jefe final!-contestó con una risotada cargada de júbilo e hiperactividad tras lo cual añadió, más solemne.-¡No importa cuan alta sea la cima, o cuan largo sea el camino, siempre estará a mi alcance!-
Y con estas palabras, dándo vítores y palmas, el aprendiz salió del torreón como una mecha. Escalando el muro y saltando desde este, golpeó las calles como un vendaval en busca del susodicho anfiteatro, haciendo memoria de los mapas.
Sigue en el Anfi-
O al menos eso fue lo que la ilusa mente del aprendiz creyó, pues al intentar atravesar la puerta encontró un obstáculo duro. Muy duro, demasiado duro. El caos cesó con un ultimo estruendo, un sonido tierno de algo que se parte. Casi como en una gran ironia, el joven aprendiz de artes marciales siempre le habian planteado la pregunta milenaria de "¿Qué pasa cuando un objeto inamovible se encuentra con una fuerza imparable?" Siempre pensó que se trataba de alguna frase filosofica para provocar unas largas y aburridas meditaciones sobre las sendas de la vida. Pero en aquel momento, el aprendiz era lo más cercano que podia usarse como fuerza imparable y sin duda aquel muro era el objeto inamovible. Cómicamente pegado sobre su superficie invisible, se despegó lentamente mientras dejó escapar un gemido de dolor apagado, con sangre saliendole de la nariz por segunda vez en esa mañana, tan solo que esta vez se habia partido el tabique de esta y tenia un giro un tanto antinatural nuevo del cual no paraba de salir sangre a borbotones.
Aunque su cuerpo físico se hubiese quedado ahi, parte de su espíritu iluso estaba trotando las calles con el alma encendida, buscando el anfiteatro. Alzó la mano débilmente, muy conmocionado por el golpe aún y musitó algo casi inaudible.
-No... importa... la cima... el camino.... siempre... mi alcance...-y entonces el aprendiz cayó inconsciente. Aparte de la nariz, se habia llevado un golpe tremendo en la frente y de ahi estaba naciedno un chichon que se asomaba casi entre el flequillo del ruso.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Re: Torreón Maciel (Archivo V)
04/01/14, 09:19 pm
Siguiendo la tradición, Xalkoth nuevamente fue el último en despertarse, también por las razones habituales.
Cuando apareció por la cocina lo primero que notó fue a Archi recitando lo que supuso sería algún hechizo, detalle que le hizo recordar que gracias a él y al hechizo térmico de su poncho ya no pasaba frío por las noches.
Estuvo curioseando a una distancia pequeña, pero prudencial, y así fue como descubrió el funcionamiento de lo que estaba haciendo cuando el irrense se lo contó a Lara, a la vez que roía una manzana a una velocidad un tanto demasiado rápida para un humano, aunque sin llegar a ser tanta como para llamar la atención si no se fijaba uno directamente.
No habría sabido decir cuanto tiempo pasó, pero en un momento determinado, cuando estaba terminando de roer una segunda manzana, un coro de voces retumbó por todas partes.
No era la primera vez que el clinger escuchaba sonidos producto de megafonía, pero nunca habían sido tan altos como para abarcar un área tan grande como la ciudad entera, o al menos por lo que se decía en el mensaje, ese debía de ser su radio de alcance. Tampoco entendía la necesidad de tantas personas hablando a la vez "¿No se oiría más claro si hablara una sola?"
El contenido del mismo le importó bien poco. Fuera lo que fuera aquel torneo no parecía ofrecer nada útil ni para él ni para el grupo, por no destacar que era para los ciudadanos, entre los que ellos no se encontraban.
Sin embargo no fue así para otros. El pelinaranja en concreto inició un comportamiento más hiperactivo de lo habitual. Otra cosa poco normal en él fue cuando imitó la voz de Lara, con una precisión que sorprendió al insecto, al menos durante la fracción de segundo que el mamífero se mantuvo quieto antes de salir disparado afuera.
Ya sabía lo que iba a pasar por haber “puesto las antenas” en la conversación entre Archi y Lara, de modo que, aun con la manzana en la boca, se desplazó hacia el lugar que apenas un segundo después se convertiría en el punto de impacto del aprendiz a sabiendas de que algo como lo que sucedió ocurriría.
Ante el impacto brutal con la barrera, el clinger solamente se encogió de hombros. -Eso te pasa por no prestar atención a lo que sucede a tu alrededor, y por pensar que podías salir sin mi.
Lo que no tuvo en cuenta fue que la fuerza del impacto le hiciera tanto daño al humano. Cuando este perdió la consciencia Xalk lo agarró por el pelo antes de que la cabeza llegara al suelo, previniendo así más daños. El dolor que pudiera causar en consecuencia no lo tuvo en cuenta, eso si.
Sin ningún cuidado, y aun sujetándolo por el pelo, arrastró a Shaco hasta el sofa más cercano. Una vez allí se volvió a colocar la manzana que tenía en la otra mano en la boca, y mientras mordisqueaba lentamente despejó sin ningún cuidado todo, y a todos los que pudieran estar sobre dicho mueble. Por último tumbó al chico en este.
-Supongo que habrá que curarlo... ¿Usáis magia o lo hago yo?
Cuando apareció por la cocina lo primero que notó fue a Archi recitando lo que supuso sería algún hechizo, detalle que le hizo recordar que gracias a él y al hechizo térmico de su poncho ya no pasaba frío por las noches.
Estuvo curioseando a una distancia pequeña, pero prudencial, y así fue como descubrió el funcionamiento de lo que estaba haciendo cuando el irrense se lo contó a Lara, a la vez que roía una manzana a una velocidad un tanto demasiado rápida para un humano, aunque sin llegar a ser tanta como para llamar la atención si no se fijaba uno directamente.
No habría sabido decir cuanto tiempo pasó, pero en un momento determinado, cuando estaba terminando de roer una segunda manzana, un coro de voces retumbó por todas partes.
No era la primera vez que el clinger escuchaba sonidos producto de megafonía, pero nunca habían sido tan altos como para abarcar un área tan grande como la ciudad entera, o al menos por lo que se decía en el mensaje, ese debía de ser su radio de alcance. Tampoco entendía la necesidad de tantas personas hablando a la vez "¿No se oiría más claro si hablara una sola?"
El contenido del mismo le importó bien poco. Fuera lo que fuera aquel torneo no parecía ofrecer nada útil ni para él ni para el grupo, por no destacar que era para los ciudadanos, entre los que ellos no se encontraban.
Sin embargo no fue así para otros. El pelinaranja en concreto inició un comportamiento más hiperactivo de lo habitual. Otra cosa poco normal en él fue cuando imitó la voz de Lara, con una precisión que sorprendió al insecto, al menos durante la fracción de segundo que el mamífero se mantuvo quieto antes de salir disparado afuera.
Ya sabía lo que iba a pasar por haber “puesto las antenas” en la conversación entre Archi y Lara, de modo que, aun con la manzana en la boca, se desplazó hacia el lugar que apenas un segundo después se convertiría en el punto de impacto del aprendiz a sabiendas de que algo como lo que sucedió ocurriría.
Ante el impacto brutal con la barrera, el clinger solamente se encogió de hombros. -Eso te pasa por no prestar atención a lo que sucede a tu alrededor, y por pensar que podías salir sin mi.
Lo que no tuvo en cuenta fue que la fuerza del impacto le hiciera tanto daño al humano. Cuando este perdió la consciencia Xalk lo agarró por el pelo antes de que la cabeza llegara al suelo, previniendo así más daños. El dolor que pudiera causar en consecuencia no lo tuvo en cuenta, eso si.
Sin ningún cuidado, y aun sujetándolo por el pelo, arrastró a Shaco hasta el sofa más cercano. Una vez allí se volvió a colocar la manzana que tenía en la otra mano en la boca, y mientras mordisqueaba lentamente despejó sin ningún cuidado todo, y a todos los que pudieran estar sobre dicho mueble. Por último tumbó al chico en este.
-Supongo que habrá que curarlo... ¿Usáis magia o lo hago yo?
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