Torreón Maciel (Archivo VII)
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Maciel (Archivo VII)
05/08/13, 03:48 am
Recuerdo del primer mensaje :
Torreón de cuatro plantas de piedra azulada, cuya azotea y última planta fueron destrozadas por una ballena, de la que ya solo queda el esqueleto. Allí anidan las estirges. Se accede por un puende levadizo y un portón. El corredor de la entrada está plagado de pintadas y mensajes y termina en una reja llena de púas. El patio, donde se reparten algunas vértebras del animal del techo, está rodeado de un muro coronado con cristales, y en el centro de éste hay una estatua de gran pájaro negro con el pico serrado en cuya base está apoyado el reloj robado del torreón Margalar.
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- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
02/09/14, 03:44 pm
La charla sobre que las mujeres o los hombres hacían cosas distintas comenzó a levantarle cierto dolor de cabeza. El concepto de discriminación por sexos era completamente ajeno a Carabás, y a la cuadriculada mente de Hal no le cabía en la cabeza que hubiese gente que negase o concediese oportunidades por algo tan trivial como los genitales. La mención de madres y padres sólo empeoró las cosas: ninguno de los dos cuestionaba esas palabras, lo que sólo podía significar una cosa. «Dos mundos enteros de mimados. Que horror». Se pellizcó el puente de la nariz, suspirando con frustración. La Tierra parecía un mundo completamente absurdo nacido de la mente perturbada de un payaso con graves problemas mentales.
La mención de Ayne a las mitades y las almas provocó un brusco freno en su mente. La información estaba llegando demasiado de golpe y de demasiados frentes. Mundos sin magia, mundos donde el concepto de familia no parecía ser cuestionado, mundo donde las discriminaciones eran absurdamente aleatorias, y ahora mundos con religiones. El que les hubiese preguntado de aquella forma le hacía pensar que en el lugar donde vivían Ayne y Eara aquel concepto se daba por hecho, y, nuevamente, un mundo donde conceptos religiosos se diesen como hechos le parecía terriblemente primitivo y absurdo.
El alivio que le embargó cuando la llegada de los exploradores frenó la conversación era indescriptible. Al parecer Eara y Tesón sería quienes se encargarían de hacer la comida, y en ese momento no le preocupaba nada más.
—Soy chico —respondió con sequedad ante la pregunta de Tesón. «Soy un ser racional, maldita sea».
Se comió la comida con movimientos mecánicos, intentando filtrar la información que daban los aliens para no volverse loco. No entendía a qué venía eso de mezclar la comida con la charla, pero aquella costumbre la etiquetó con un simple "costumbres alienígenas extrañas". Naturalmente fue el primero en acabar.
La mención de Ayne a las mitades y las almas provocó un brusco freno en su mente. La información estaba llegando demasiado de golpe y de demasiados frentes. Mundos sin magia, mundos donde el concepto de familia no parecía ser cuestionado, mundo donde las discriminaciones eran absurdamente aleatorias, y ahora mundos con religiones. El que les hubiese preguntado de aquella forma le hacía pensar que en el lugar donde vivían Ayne y Eara aquel concepto se daba por hecho, y, nuevamente, un mundo donde conceptos religiosos se diesen como hechos le parecía terriblemente primitivo y absurdo.
El alivio que le embargó cuando la llegada de los exploradores frenó la conversación era indescriptible. Al parecer Eara y Tesón sería quienes se encargarían de hacer la comida, y en ese momento no le preocupaba nada más.
—Soy chico —respondió con sequedad ante la pregunta de Tesón. «Soy un ser racional, maldita sea».
Se comió la comida con movimientos mecánicos, intentando filtrar la información que daban los aliens para no volverse loco. No entendía a qué venía eso de mezclar la comida con la charla, pero aquella costumbre la etiquetó con un simple "costumbres alienígenas extrañas". Naturalmente fue el primero en acabar.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valor
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
03/09/14, 02:06 pm
“BUUUAH! Choco…. Que bueno…choco…-decía riéndose con las lagrimas saltadas mirando a tesón-No te lo tomes a mal, eeehm.. Tesón-recordó el nombre- mi dieta se basaba en pizza y cerveza, yo no cocinaba nada, tampoco es tan malo, ¿no?- dijo encogiéndose de hombros- y viendo a nuestra amiga, creo que tampoco le ha hecho mucho mal… quizás no tenga demasiadas plumas para ti… pero.. en fin.. ogff madre mía…“
Lemus escuchaba todo lo que los demás hablaban de sus mundos pero solo podía pensar en la comida. No se interpuso en lo de quien iba a cocinar porque él solo sabia usar el microondas…
“aaah! Por fin! –Dijo entusiasmado frotándose las manos al ver el plato de comida en la mesa- no sé que mierda será pero huele de puta madre –dijo antes de empezar a comer con ansias-“
La conversación cambio de tema y ahora cada uno iba diciendo si eran machos o hembras…como si fueran perros... un sin sentido… Lemus sólo dudaba de los pájaros gigantes, el sexo de todos los demás parecía bastante claro.
“Yo soy un tío- dijo con la boca llena sin demasiada emoción- tengo pilila… ya sabéis…- dijo con ironia- Bueno, creo que va siendo hora de organizarnos un poco -empezó a decir cuando vio que casi todos habían terminado de comer- supongo que nos quedaremos aquí ¿cómo repartimos los cuartos?¿iremos siempre los mismos a por la comida?¿hasta cuanto tendremos que estar aquí metido?¿Alguien tiene claro que sentido tiene estar aquí? A parte de todas las promesas que nos hicieron… no es por ser gilipollas… pero por ahora no he visto nada de la grandeza de la que me hablaron… no sé ustedes señores pero creo que nos la han metido doblada –terminó haciendo una mueca- estamos jodidos- dijo cruzando los brazos poniendo una cara larga-“
Lemus escuchaba todo lo que los demás hablaban de sus mundos pero solo podía pensar en la comida. No se interpuso en lo de quien iba a cocinar porque él solo sabia usar el microondas…
“aaah! Por fin! –Dijo entusiasmado frotándose las manos al ver el plato de comida en la mesa- no sé que mierda será pero huele de puta madre –dijo antes de empezar a comer con ansias-“
La conversación cambio de tema y ahora cada uno iba diciendo si eran machos o hembras…como si fueran perros... un sin sentido… Lemus sólo dudaba de los pájaros gigantes, el sexo de todos los demás parecía bastante claro.
“Yo soy un tío- dijo con la boca llena sin demasiada emoción- tengo pilila… ya sabéis…- dijo con ironia- Bueno, creo que va siendo hora de organizarnos un poco -empezó a decir cuando vio que casi todos habían terminado de comer- supongo que nos quedaremos aquí ¿cómo repartimos los cuartos?¿iremos siempre los mismos a por la comida?¿hasta cuanto tendremos que estar aquí metido?¿Alguien tiene claro que sentido tiene estar aquí? A parte de todas las promesas que nos hicieron… no es por ser gilipollas… pero por ahora no he visto nada de la grandeza de la que me hablaron… no sé ustedes señores pero creo que nos la han metido doblada –terminó haciendo una mueca- estamos jodidos- dijo cruzando los brazos poniendo una cara larga-“
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
03/09/14, 07:04 pm
Durante la comida los ánimos parecieron más relajados, y la gente comenzó a hablar sin demasiados tapujos. Una de las que más habló fue la frivy, que explicó un montón de cosas increíbles «y también incomprensibles… en el sentido más literal». Al sinhadre le había costado contener la risa en alguna que otra ocasión, pero nos nervios por la nueva situación continuaban ahí, pidiéndole ser cauteloso.
Eara dejó que fuese su edeel el que llegase a contar cosas de su mundo. No dijo demasiado, y desde luego no insistió con lo de las almas. No acaparó lo suficiente la conversación como para que los demás se hiciesen una idea sólida de Sinhdro. La sinhadre se fijó sobre todo en aquellos que comían en silencio, como el edeel de ojos morados, un chico muy reservado o tal vez incómodo.
La tensión previa a la comida regresó un poco cuando el “pilila”, como comenzó a llamarlo Ayne mentalmente, sacó el tema del evidente engaño en el que habían caído. «Para el carro, no tantas preguntas de golpe» quiso decirle el sinhadre antes de que llegase a mencionar el timo. Después de eso, cambió de línea.
―Ah, pero la magia sí que existe… Evidentemente creo que sí que nos han engañado, pero hay alguna cosa que encaja. Tal como están las cosas no parece que nos las podamos apañar ahí fuera, pero vamos a tener que hacerlo si queremos averiguar cómo volver… ¿o preferís esperar encerrados hasta que les demos pena?
A Eara le extrañó que su Edeel dijese aquello, pero era cierto que no tenían muchas otras opciones. Estaba segura de que salir ahí afuera le debía dar bastante miedo, pero los del discurso no les habían dado muchas más opciones. Jack lo había definido como una escuela de magia «pero ¿qué tiene de escuela? Nadie nos ha dicho cómo hacer magia, para empezar».
Eara dejó que fuese su edeel el que llegase a contar cosas de su mundo. No dijo demasiado, y desde luego no insistió con lo de las almas. No acaparó lo suficiente la conversación como para que los demás se hiciesen una idea sólida de Sinhdro. La sinhadre se fijó sobre todo en aquellos que comían en silencio, como el edeel de ojos morados, un chico muy reservado o tal vez incómodo.
La tensión previa a la comida regresó un poco cuando el “pilila”, como comenzó a llamarlo Ayne mentalmente, sacó el tema del evidente engaño en el que habían caído. «Para el carro, no tantas preguntas de golpe» quiso decirle el sinhadre antes de que llegase a mencionar el timo. Después de eso, cambió de línea.
―Ah, pero la magia sí que existe… Evidentemente creo que sí que nos han engañado, pero hay alguna cosa que encaja. Tal como están las cosas no parece que nos las podamos apañar ahí fuera, pero vamos a tener que hacerlo si queremos averiguar cómo volver… ¿o preferís esperar encerrados hasta que les demos pena?
A Eara le extrañó que su Edeel dijese aquello, pero era cierto que no tenían muchas otras opciones. Estaba segura de que salir ahí afuera le debía dar bastante miedo, pero los del discurso no les habían dado muchas más opciones. Jack lo había definido como una escuela de magia «pero ¿qué tiene de escuela? Nadie nos ha dicho cómo hacer magia, para empezar».
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
03/09/14, 09:35 pm
Por suerte, no tuvieron problema en responder a sus cuestiones y el roquense atendió en silencio, memorizando todo lo posible. Necesitaba saber mucho sobre esas criaturas con que se había visto forzado a sobrevivir y convivir hasta el momento (aunque solo llevasen unas míseras horas juntos) si quería poder llevar a cabo su misión. Cualquier dato le sería útil para ello.
Por otro lado, también respondieron a la cuestión de qué era cada cuál, a lo que respondió observando fijamente y sin discreción alguna a los que se iban identificando como machos o hembras. El motivo era sencillo: buscar qué los identificaba como tales, y al cabo de un rato creyó dar con ello: la presencia o ausencia de los bultos del pecho parecía ser la clave.
Y ahí dejó de pensar y analizar la información obtenida; ya tenía suficiente para asimilar como para seguir preguntando al respecto. También ignoró las preguntas del sindeseo Lemus a mitad de su diatriba, ya que no tenía respuestas para él y no quería tener que mentir en cuanto a los motivos que le convencieron de ir a Rocavarancolia. Sin embargo, recordó que aún no había tratado ese tema con Armonía, así que lo "anotó" mentalmente para más tarde, en privado.
Sin embargo, sí atendió a lo que dijo el sindeseo Ayne sobre la magia y su situación actual. Estaba claro que la magia existía, y por lo visto el macho... ¿Chico? Le costaría acostumbrarse a esa palabra, al igual que "chica". Sea como fuere, estaba claro que Ayne y otros más sabían algo al respecto de la magia. Ya indagaría más en el asunto. Lo que más le preocupaba ahora, dadas las circunstancias, era organizarse como grupo.
—Muchas gracias por responder a mis preguntas. La comida estaba deliciosa—empezó, mirando a Eara, y luego dejó vagar la mirada por entre los presentes—. Ahora no estaría mal organizarnos. Algunos habéis dejado claro que no sabéis cocinar, otros lo contrario, así que podríamos decidir quiénes cocinarán y quiénes se encargarán de otros asuntos. Como, por ejemplo, salir a por las cestas de comida cuando ese engendro "espantapájaros" —eso lo dijo con evidente desagrado— anuncie su llegada; de adecentar el torreón cuando sea necesario y...
Ahí frunció el ceño. ¿Qué, por la Voz, tenían que hacer? Sobrevivir implicaba poder tener un refugio y... ¡Claro!
—Habéis visto que hay un sótano lleno de armas... Yo no he usado una en todos mis ciclos, mas Kirés por ejemplo sabe al respecto. ¿Hay alguien más que sepa de armas? Estimados compañeros, me temo que no podremos sobrevivir sin saber defendernos. Y esto no es una tontería como que te traigan la comida ya hecha, Twixy—remató, fulminándola con la mirada.
No había ni olvidado ni pasado por alto la respuesta a la reprimenda sobre no saber cocinar. Pero una cosa era cocinar, de lo que podría encargarse incluso él mismo, y otra poder defenderse. Si alguien esperaba vivir como si el resto fuesen sus esclavos, aprendería por las malas y por el bien del grupo a usar las armas del sótano.
Por otro lado, también respondieron a la cuestión de qué era cada cuál, a lo que respondió observando fijamente y sin discreción alguna a los que se iban identificando como machos o hembras. El motivo era sencillo: buscar qué los identificaba como tales, y al cabo de un rato creyó dar con ello: la presencia o ausencia de los bultos del pecho parecía ser la clave.
Y ahí dejó de pensar y analizar la información obtenida; ya tenía suficiente para asimilar como para seguir preguntando al respecto. También ignoró las preguntas del sindeseo Lemus a mitad de su diatriba, ya que no tenía respuestas para él y no quería tener que mentir en cuanto a los motivos que le convencieron de ir a Rocavarancolia. Sin embargo, recordó que aún no había tratado ese tema con Armonía, así que lo "anotó" mentalmente para más tarde, en privado.
Sin embargo, sí atendió a lo que dijo el sindeseo Ayne sobre la magia y su situación actual. Estaba claro que la magia existía, y por lo visto el macho... ¿Chico? Le costaría acostumbrarse a esa palabra, al igual que "chica". Sea como fuere, estaba claro que Ayne y otros más sabían algo al respecto de la magia. Ya indagaría más en el asunto. Lo que más le preocupaba ahora, dadas las circunstancias, era organizarse como grupo.
—Muchas gracias por responder a mis preguntas. La comida estaba deliciosa—empezó, mirando a Eara, y luego dejó vagar la mirada por entre los presentes—. Ahora no estaría mal organizarnos. Algunos habéis dejado claro que no sabéis cocinar, otros lo contrario, así que podríamos decidir quiénes cocinarán y quiénes se encargarán de otros asuntos. Como, por ejemplo, salir a por las cestas de comida cuando ese engendro "espantapájaros" —eso lo dijo con evidente desagrado— anuncie su llegada; de adecentar el torreón cuando sea necesario y...
Ahí frunció el ceño. ¿Qué, por la Voz, tenían que hacer? Sobrevivir implicaba poder tener un refugio y... ¡Claro!
—Habéis visto que hay un sótano lleno de armas... Yo no he usado una en todos mis ciclos, mas Kirés por ejemplo sabe al respecto. ¿Hay alguien más que sepa de armas? Estimados compañeros, me temo que no podremos sobrevivir sin saber defendernos. Y esto no es una tontería como que te traigan la comida ya hecha, Twixy—remató, fulminándola con la mirada.
No había ni olvidado ni pasado por alto la respuesta a la reprimenda sobre no saber cocinar. Pero una cosa era cocinar, de lo que podría encargarse incluso él mismo, y otra poder defenderse. Si alguien esperaba vivir como si el resto fuesen sus esclavos, aprendería por las malas y por el bien del grupo a usar las armas del sótano.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
05/09/14, 04:14 pm
La comida fue bastante tranquila, no solo tesón explico cosas de su mundo sino también lo hizo Twixy's acaparando un ratito la conversación, no sin antes soltarle una critica a tesón, y contando cosas de su mundo que a Samika extrañaron y maravillaron un poco.
Lemus también contribuyo a la conversación soltando en cada frase que dijo una palabra malsonante que le hicieron pensar momentáneamente a Samika sino se ahogaría por intentar hablar correctamente. Aun así, su salta de preguntas le marearon, era demasiadas cosas para responder aunque el hecho de que Ayne dejara clara que la magia existía, algo que ya había sido evidente para ella y que Teson intentara poner un poco de orden luego, con cierto tono mandatario le hicieron por fin hablar. Intenta mantenerse atenta a todo lo que decían mientras los ubicaba era un dolor. Las palabras de Teson sobre las armas atrajeron su atención, pues ella aunque consciente de su discapacidad no quería quedarse de brazos cruzados sin ayudar en nada, no era su personalidad.
-Cocinar se puede hacer entre los que sepan, yo misma puedo si alguien me ayuda la primera vez ubicando los utensilios- añadió intentando ir respondiendo cada una de las dudas desde su punto de vista- La limpieza creo que es algo mas extendido a todo el grupo, porque cada cual literalmente tendrá que limpiar lo que ensucie. Esto es como compartir piso así que todos arriman el hombro en adecentar el lugar- dijo alzando una ceja ante el hecho de que alguno intentara escaquearse. Ella no pensaba ser la chacha, aquí todos colaboraban en lo que pudieran, ni mas ni menos, y para limpiar no se necesitaba un máster - Las cestas igual, no tienen que ir siempre los mismos. Según me habéis indicado hay cosas allí afuera peligrosas y esta el hecho de que, bueno...habrá que saber que hacemos aquí o que nos espera ¿no? Explorar y esas cosas, no quiero quedarme aquí sin ayudar...también quiero saber -añadió indecisa pues no tenia muy claro como reaccionarían a sus palabras. Muy capaz eran de tacharla de loca por proponer algo así, aunque no dijera de salir el primer día a una ciudad desconocida no iban a sacar nada en claro solo saliendo por comida y volver. Aparte, ya a un nivel diferente, se preguntaba que había sido de los que no estaban en ese torreón, aunque ya habría tiempo para averiguarlo lo primero era ubicarse ellos mismos.
-Sobre las armas, no he tocado un arma en mi vida, lo máximo es esto- dijo levantando un poco el bastón para que lo vieran-Que atiza la mar de bien pero no es un arma en si, sino una guía-continuo pensativamente sobre que mas podría decir- Habría que buscar armas para todos, nunca se sabe cuando hará falta, y si queréis os puedo enseñar un poco de defensa personal. Es un arte marcial de cuerpo a cuerpo de mi mundo pero para protegerse y entrenar el cuerpo es bastante útil-finalizo esperando que el resto ya opinara sobre sus palabras o sobre lo que deberían hacer. Realmente ella estaba muy desorientada aun. Ya había comido y eso aliviaba parte de sus preocupaciones, los cuartos no deberían ser un problema mientras hubiese cama para todos y el organizarse para dormir ya era algo mas básico, no pensaba discutir mucho sobre eso mientras tuviese un colchón donde acostarse.
Lemus también contribuyo a la conversación soltando en cada frase que dijo una palabra malsonante que le hicieron pensar momentáneamente a Samika sino se ahogaría por intentar hablar correctamente. Aun así, su salta de preguntas le marearon, era demasiadas cosas para responder aunque el hecho de que Ayne dejara clara que la magia existía, algo que ya había sido evidente para ella y que Teson intentara poner un poco de orden luego, con cierto tono mandatario le hicieron por fin hablar. Intenta mantenerse atenta a todo lo que decían mientras los ubicaba era un dolor. Las palabras de Teson sobre las armas atrajeron su atención, pues ella aunque consciente de su discapacidad no quería quedarse de brazos cruzados sin ayudar en nada, no era su personalidad.
-Cocinar se puede hacer entre los que sepan, yo misma puedo si alguien me ayuda la primera vez ubicando los utensilios- añadió intentando ir respondiendo cada una de las dudas desde su punto de vista- La limpieza creo que es algo mas extendido a todo el grupo, porque cada cual literalmente tendrá que limpiar lo que ensucie. Esto es como compartir piso así que todos arriman el hombro en adecentar el lugar- dijo alzando una ceja ante el hecho de que alguno intentara escaquearse. Ella no pensaba ser la chacha, aquí todos colaboraban en lo que pudieran, ni mas ni menos, y para limpiar no se necesitaba un máster - Las cestas igual, no tienen que ir siempre los mismos. Según me habéis indicado hay cosas allí afuera peligrosas y esta el hecho de que, bueno...habrá que saber que hacemos aquí o que nos espera ¿no? Explorar y esas cosas, no quiero quedarme aquí sin ayudar...también quiero saber -añadió indecisa pues no tenia muy claro como reaccionarían a sus palabras. Muy capaz eran de tacharla de loca por proponer algo así, aunque no dijera de salir el primer día a una ciudad desconocida no iban a sacar nada en claro solo saliendo por comida y volver. Aparte, ya a un nivel diferente, se preguntaba que había sido de los que no estaban en ese torreón, aunque ya habría tiempo para averiguarlo lo primero era ubicarse ellos mismos.
-Sobre las armas, no he tocado un arma en mi vida, lo máximo es esto- dijo levantando un poco el bastón para que lo vieran-Que atiza la mar de bien pero no es un arma en si, sino una guía-continuo pensativamente sobre que mas podría decir- Habría que buscar armas para todos, nunca se sabe cuando hará falta, y si queréis os puedo enseñar un poco de defensa personal. Es un arte marcial de cuerpo a cuerpo de mi mundo pero para protegerse y entrenar el cuerpo es bastante útil-finalizo esperando que el resto ya opinara sobre sus palabras o sobre lo que deberían hacer. Realmente ella estaba muy desorientada aun. Ya había comido y eso aliviaba parte de sus preocupaciones, los cuartos no deberían ser un problema mientras hubiese cama para todos y el organizarse para dormir ya era algo mas básico, no pensaba discutir mucho sobre eso mientras tuviese un colchón donde acostarse.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
06/09/14, 12:25 am
Kires apenas abrió la boca durante la cena salvo para contestar a preguntas específicas, en parte porque nadie se dirigía directamente a él, pero también porque no se le ocurría qué decir. También, guiado por su curiosidad, dirigió miradas de interés a aquellos que contaban cosas de sus mundos, deseoso por saber cosas de todos pero sin llegar a pedir detalles por miedo a molestar. Aun no conocía a nadie después de todo, y le preocupaba que diferentes costumbres pudieran llevar a un conflicto.
Después de la cena salieron varios temas de conversación, y mientras iban hablando el ave se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y los brazos descansando en su propio regazo. Desde ahí fue mirando alternativamente a los que hablaban, sopesando sus propias ideas en su mente, hasta que el que respondía al nombre de Tesón mencionó uno que no solo implicaba al enderth directamente, sino que además era prioritario decidir ya. –Sí, estaría bien organizarse para las salidas, y también tenemos que buscar a los demás cuanto antes. Propongo salir mañana y empezar a buscar desde el lugar donde nos atacó el insecto, aunque supongo que los detalles y quien salga mejor discutirlos el próximo día. ¿Os parece bien? –Añadió la ultima pregunta a propósito para asegurarse de que nadie se pensaba que intentaba mandar sobre ellos o algo. Prefería ser cauto hasta que supiera con quién estaba conviviendo. Y no quería que pensaran que intentaba tomar el control. –Oh, sobre lo de las armas… supongo que sé usar algunas, pero mi habilidad en combate está lejos de ser perfecta. Soy cazador, no guerrero.
Hasta ahora no se había parado a pensar en ello, pero el hecho de que al parecer casi ninguno supiera defenderse por su cuenta resultaba alarmante. ¿Es posible que no hayan podido entrenarse por algún motivo y qué la mala suerte quisiera que se reúnan precisamente a ellos? ¿O realmente en sus mundos no hay entrenamientos ni necesidad de luchar contra ningún peligro?” Negó con la cabeza para sí mismo. “No, Tesón sabía que lo de abajo eran armas, de modo que las conocen. ¿Entonces qué puede ser?”
Después de la cena salieron varios temas de conversación, y mientras iban hablando el ave se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y los brazos descansando en su propio regazo. Desde ahí fue mirando alternativamente a los que hablaban, sopesando sus propias ideas en su mente, hasta que el que respondía al nombre de Tesón mencionó uno que no solo implicaba al enderth directamente, sino que además era prioritario decidir ya. –Sí, estaría bien organizarse para las salidas, y también tenemos que buscar a los demás cuanto antes. Propongo salir mañana y empezar a buscar desde el lugar donde nos atacó el insecto, aunque supongo que los detalles y quien salga mejor discutirlos el próximo día. ¿Os parece bien? –Añadió la ultima pregunta a propósito para asegurarse de que nadie se pensaba que intentaba mandar sobre ellos o algo. Prefería ser cauto hasta que supiera con quién estaba conviviendo. Y no quería que pensaran que intentaba tomar el control. –Oh, sobre lo de las armas… supongo que sé usar algunas, pero mi habilidad en combate está lejos de ser perfecta. Soy cazador, no guerrero.
Hasta ahora no se había parado a pensar en ello, pero el hecho de que al parecer casi ninguno supiera defenderse por su cuenta resultaba alarmante. ¿Es posible que no hayan podido entrenarse por algún motivo y qué la mala suerte quisiera que se reúnan precisamente a ellos? ¿O realmente en sus mundos no hay entrenamientos ni necesidad de luchar contra ningún peligro?” Negó con la cabeza para sí mismo. “No, Tesón sabía que lo de abajo eran armas, de modo que las conocen. ¿Entonces qué puede ser?”
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
06/09/14, 01:02 am
Twixy's jugueteaba con los restos de su comida mientras seguían hablando los demás. Realmente, ella ya tenía un sujetador decente, y en cuanto encontrase unos buenos zapatos podría volver a salir del torreón, pero no lo dijo en voz alta para no implicarse en algo sobre lo que no estaba muy segura. ¿Y si era peligroso? Además habían hablado algo sobre armas, y ella no sabía usar ninguna, ni siquiera sabía qué pinta tenían. No, se mantendría al margen, y si veía que no había más remedio, ayudaría.
Prestó sus orejas a Samika, que había hablado de una nueva forma de ejercitar el cuerpo que despertó su curiosidad.
-Yo superentreno wahpunchy'x por la mañany's, temprano. Si hiperquieres desayunamos juntas y superme enseñas algo de esas artes marciales de la total.- le propuso.
Se le iba a hacer raro estar sin rutina, pero al menos habían planeado una actividad y no tendría el día vacío. Le amargaba pensar que tendría que estar metida en aquel antro todo el día, pero también tenía algo de miedo del exterior. Por suerte o por desgracia para ella, pensar en el chico rubio que había visto le animó a plantearse muy seriamente salir al día siguiente. << Tendré que megapensar que ropy's ponerme... >> Se levantó cuando los demás lo hicieron, e imitó su comportamiento, en cuanto a recoger los platos y llevarlos a una pila en la cocina. No se quedó a fregar, sin embargo, y usó la ropa como excusa para escaquearse.
Ya en el dormitorio, dejó un juego de sábanas limpias sobre cada cama, pero solo hizo la suya. No le quedó del todo mal, para ser la primera vez que hacía una cama. Con un cesto de ropa medianamente aceptable a su lado, se quitó al fin las pezoneras y se puso su nuevo sujetador; era de tela elástica negra, con las costuras de color azul eléctrico. Había encontrado un par de prendas de esa misma tela, y pensaba aprovecharlas para hacerse trapitos. Realmente tenía que arreglar casi toda la ropa para que le quedase bien, y con quedar bien se refería a que no pareciese estar vestida con trapos de fregar. << Pero incluso en mi mundo los trapy's hiperson menos feos de la flonchy's>> Pensó decepcionada.
No permaneció mucho tiempo en el dormitorio. Incluso rodeada de gente rara prefería socializar a estar apartada en una habitación, por lo que bajó al salón y se hizo un hueco, con una nueva futura prenda entre las manos.
Prestó sus orejas a Samika, que había hablado de una nueva forma de ejercitar el cuerpo que despertó su curiosidad.
-Yo superentreno wahpunchy'x por la mañany's, temprano. Si hiperquieres desayunamos juntas y superme enseñas algo de esas artes marciales de la total.- le propuso.
Se le iba a hacer raro estar sin rutina, pero al menos habían planeado una actividad y no tendría el día vacío. Le amargaba pensar que tendría que estar metida en aquel antro todo el día, pero también tenía algo de miedo del exterior. Por suerte o por desgracia para ella, pensar en el chico rubio que había visto le animó a plantearse muy seriamente salir al día siguiente. << Tendré que megapensar que ropy's ponerme... >> Se levantó cuando los demás lo hicieron, e imitó su comportamiento, en cuanto a recoger los platos y llevarlos a una pila en la cocina. No se quedó a fregar, sin embargo, y usó la ropa como excusa para escaquearse.
Ya en el dormitorio, dejó un juego de sábanas limpias sobre cada cama, pero solo hizo la suya. No le quedó del todo mal, para ser la primera vez que hacía una cama. Con un cesto de ropa medianamente aceptable a su lado, se quitó al fin las pezoneras y se puso su nuevo sujetador; era de tela elástica negra, con las costuras de color azul eléctrico. Había encontrado un par de prendas de esa misma tela, y pensaba aprovecharlas para hacerse trapitos. Realmente tenía que arreglar casi toda la ropa para que le quedase bien, y con quedar bien se refería a que no pareciese estar vestida con trapos de fregar. << Pero incluso en mi mundo los trapy's hiperson menos feos de la flonchy's>> Pensó decepcionada.
No permaneció mucho tiempo en el dormitorio. Incluso rodeada de gente rara prefería socializar a estar apartada en una habitación, por lo que bajó al salón y se hizo un hueco, con una nueva futura prenda entre las manos.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
06/09/14, 11:31 pm
Viendo que los demás seguían insistiendo en alargar absurdamente aquella comida Hal acabó por levantarse e ir yendo a lavar su plato. Lo hizo lenta y concienzudamente, aunque en contra de lo que podría parecer no fue por ninguna obsesión con la limpieza. Simplemente no tenía ni la más remota idea de qué hacer ahora, y no tenía ganas de parecer un idiota que daba vueltas por ahí, así que retrasaba el momento lo más posible. Además, quizás así alguno de sus compañeros terminaban antes y le aliviaba de la necesidad de buscar algo que hacer.
Cuando ya no pudo seguir limpiando el plato sin parecer un neurótico obsesivo lo dejó con el resto de platos limpios, desesperado interiormente por la lentitud de sus compañeros. «Pero acabad ya». Andó lentamente hacia el sofá, demostrando un interés inusual en sus zapatos, pero al final optó por apoyarse en su respaldo con las manos a la espalda, tamborileando con nerviosismo. Aparentemente paseaba su mirada por el salón, pero siempre se las arreglaba para, "accidentalmente", tener en su camino a alguno de sus compañeros.
Su primer impulso a lo de los cuartos fue pensar en una correlación entre calidad y trabajo realizado, pero al instante cayó en la cuenta que todos serían igual de horribles. Las siguientes preguntas las dejó como "sin respuesta", cosa que realmente le frustraba. No sabía nada, absolutamente nada, sólo era un niño indefenso en una ciudad desconocida que estaba en ruinas, y eso le frustraba y atemorizaba como nunca nada lo había hecho. «Sí, sí sabes algo», se corrigió, «que este lugar es espantoso. Menudo alivio saberlo».
Todo lo que había visto u oído en aquellas escasas horas subrayaba la peligrosidad de Rocavarancolia, incluyendo la armería, pero aquel descubrimiento no había supuesto ninguna clase de alivio. Sólo había sumado una preocupación más a la larga lista que ya se mostraba. Hal no era precisamente el carabés más fuerte que había, y no tenía absolutamente ninguna idea de armas. Tampoco el resto parecía tener un gran dominio de ellas, así que el carabés no sabía cómo iban a aprender a utilizarlas. Realmente no podía estar seguro, pero no le sonaba nada descabellada la idea de que un arma era muy peligrosa en manos de quien no sabía utilizarlas.
Cuando ya no pudo seguir limpiando el plato sin parecer un neurótico obsesivo lo dejó con el resto de platos limpios, desesperado interiormente por la lentitud de sus compañeros. «Pero acabad ya». Andó lentamente hacia el sofá, demostrando un interés inusual en sus zapatos, pero al final optó por apoyarse en su respaldo con las manos a la espalda, tamborileando con nerviosismo. Aparentemente paseaba su mirada por el salón, pero siempre se las arreglaba para, "accidentalmente", tener en su camino a alguno de sus compañeros.
Su primer impulso a lo de los cuartos fue pensar en una correlación entre calidad y trabajo realizado, pero al instante cayó en la cuenta que todos serían igual de horribles. Las siguientes preguntas las dejó como "sin respuesta", cosa que realmente le frustraba. No sabía nada, absolutamente nada, sólo era un niño indefenso en una ciudad desconocida que estaba en ruinas, y eso le frustraba y atemorizaba como nunca nada lo había hecho. «Sí, sí sabes algo», se corrigió, «que este lugar es espantoso. Menudo alivio saberlo».
Todo lo que había visto u oído en aquellas escasas horas subrayaba la peligrosidad de Rocavarancolia, incluyendo la armería, pero aquel descubrimiento no había supuesto ninguna clase de alivio. Sólo había sumado una preocupación más a la larga lista que ya se mostraba. Hal no era precisamente el carabés más fuerte que había, y no tenía absolutamente ninguna idea de armas. Tampoco el resto parecía tener un gran dominio de ellas, así que el carabés no sabía cómo iban a aprender a utilizarlas. Realmente no podía estar seguro, pero no le sonaba nada descabellada la idea de que un arma era muy peligrosa en manos de quien no sabía utilizarlas.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valorPersonajes : Norou, Wintelgy y Lemus
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
07/09/14, 05:45 pm
Lemus sintió como sus preguntas no agradaron a muchos, quizás fue por cortesía pero algunas respuestas obtuvo.
<<Malditos desgraciados… supuestamente no son mas que niños pero actúan como si fueran unos jodidos vejestorios-…. O quizás sea yo el inmaduro…- pensó Lemus decepcionado mantras llevaba su plato a la cocina->>
Cuando hablaron del uso de armas se dio cuenta de que, aun habiendo cogido la espada y el escudo, no sabía nada sobre como usarlo correctamente pero al menos podría defenderse si se encontraba en peligro, aunque poco podria hacer contra un escarabajo gigante.
Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo y estornudó “joder que frio…-se quejo cruzándose de frazo y frotándose-" entonces recordó que olvidó la chupa fuera en el patio.
“¡Vaya mierda! ¡La han cagado toda! –dijo furioso al ver que la chupa estaba toda llena de cagarrutas de cuervos-“
Cogió algo de agua y algún harapo para limpiar los excrementos para después ir al salón a sentarse, donde se puso a limpiar la chupa mascullando improperios.
<<Malditos desgraciados… supuestamente no son mas que niños pero actúan como si fueran unos jodidos vejestorios-…. O quizás sea yo el inmaduro…- pensó Lemus decepcionado mantras llevaba su plato a la cocina->>
Cuando hablaron del uso de armas se dio cuenta de que, aun habiendo cogido la espada y el escudo, no sabía nada sobre como usarlo correctamente pero al menos podría defenderse si se encontraba en peligro, aunque poco podria hacer contra un escarabajo gigante.
Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo y estornudó “joder que frio…-se quejo cruzándose de frazo y frotándose-" entonces recordó que olvidó la chupa fuera en el patio.
“¡Vaya mierda! ¡La han cagado toda! –dijo furioso al ver que la chupa estaba toda llena de cagarrutas de cuervos-“
Cogió algo de agua y algún harapo para limpiar los excrementos para después ir al salón a sentarse, donde se puso a limpiar la chupa mascullando improperios.
-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
09/09/14, 12:47 am
Tal vez no tenían entre ellos a alguien que les sacase enteramente las castañas del fuego, pero entre todos no habían salido tan mal parados como grupo. Tal como lo estaban planteando podía aprender unos de otros para sobrevivir. «Y el pájaro es cazador… si faltan las cestas espero que allí afuera haya algo más que insectos descomunales». Ayne se interesó por aprender a defenderse para poder salir allí afuera y así se lo dijo a los demás. No sentía entusiasmo hacia la idea de salir ni la de entrenar, pero teniendo en cuenta el agujero en el que había acabado, sobrevivir era lo prioritario. Eara, en cambio, se hizo a la idea de que las tareas dentro del torreón serían lo suyo, ya que nunca había mostrado interés por el entrenamiento físico ni las peleas. Probablemente tampoco podría salir hasta que delimitaran qué zonas eran seguras y cuáles no.
Tras la conversación durante la comida y toda la organización que implicó, la sinhadre comenzó a recoger los platos y llamó la atención de Samika para ofrecerle indicaciones de qué había en la cocina y dónde se encontraba, de modo que le sirviera de referencia en adelante. Ayne, entre tanto, se sentó en un sofá con un vaso de driv, sin nada mejor que hacer, pensando en que todavía no estaba cansado y que haberse despertado al poco de salir el sol les iba a trastornar los horarios de sueño.
A lo largo de la tarde continuaron las labores para adecentar el torreón. Mientras Eara trabajaba con diligencia, Ayne se escabullía cada vez con más frecuencia, moviéndose por el torreón para aparentar que hacía algo de provecho. También le echó un vistazo con más detenimiento a la armería, con la excusa de librarse de las telarañas del sótano. Aquella colección de armas y armaduras tan diferentes –y desgastadas– era como una modesta exposición, probablemente lo más entretenido que tenía a mano en ese momento.
Cuando el sol empezó a ponerse ambos sinhadres estaban agotados, pero precisamente porque ya se ponía el sol se les hacía extraño irse a dormir.
―No creo que sea capaz de empatar hasta que sea de día otra vez, ¿y tú?
Ella, como era lógico, estaba aún más cansada que él.
―Tampoco.
Ya se comenzaba a hablar de preparar una segunda comida para esa noche, y Ayne aprovechó que tenía a varios a mano para preguntarles.
―¿Cuándo os vais a ir a dormir vosotros? No sabemos si es muy tarde o muy pronto ―añadió, con una sonrisa.
Tras la conversación durante la comida y toda la organización que implicó, la sinhadre comenzó a recoger los platos y llamó la atención de Samika para ofrecerle indicaciones de qué había en la cocina y dónde se encontraba, de modo que le sirviera de referencia en adelante. Ayne, entre tanto, se sentó en un sofá con un vaso de driv, sin nada mejor que hacer, pensando en que todavía no estaba cansado y que haberse despertado al poco de salir el sol les iba a trastornar los horarios de sueño.
A lo largo de la tarde continuaron las labores para adecentar el torreón. Mientras Eara trabajaba con diligencia, Ayne se escabullía cada vez con más frecuencia, moviéndose por el torreón para aparentar que hacía algo de provecho. También le echó un vistazo con más detenimiento a la armería, con la excusa de librarse de las telarañas del sótano. Aquella colección de armas y armaduras tan diferentes –y desgastadas– era como una modesta exposición, probablemente lo más entretenido que tenía a mano en ese momento.
Cuando el sol empezó a ponerse ambos sinhadres estaban agotados, pero precisamente porque ya se ponía el sol se les hacía extraño irse a dormir.
―No creo que sea capaz de empatar hasta que sea de día otra vez, ¿y tú?
Ella, como era lógico, estaba aún más cansada que él.
―Tampoco.
Ya se comenzaba a hablar de preparar una segunda comida para esa noche, y Ayne aprovechó que tenía a varios a mano para preguntarles.
―¿Cuándo os vais a ir a dormir vosotros? No sabemos si es muy tarde o muy pronto ―añadió, con una sonrisa.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
10/09/14, 12:53 am
Samika escucho atentamente las palabras de Kires y estuvo de acuerdo con este. Ver si encontraban a los demás y si estaban a salvo era algo que debían saber ahora que por fin empezaban a ir organizándose. No conocía a la mayoría del grupo faltante, pero estaba preocupada por Ruth y Varsai las uncias con las que había tenido mas contacto y que no se encontraban en ese torreón.
Las palabras de Twixy's le animaron aunque lo que decía practicar hizo que mostrara una expresión confundida, aun así quería entrenar con ella. "Así veré que es ese wachpunxy's del que habla"
-Me levantare temprano entonces y tu me enseñas y eso y yo te enseño lo que se. Algo básico en principio y si luego quieres, tu o alguien mas, algo mas especifico me decís - explico y antes de que pensaran que los infravaloraba o alguna cosa así, añadió- Lo digo porque el judo si es algo mas fuerte implica movimientos de cierta brusquedad y dañinos, por lo que para evitar accidentes de cierta gravedad se necesitaría algo blando donde caer.
Eara capto al final su atención mostrandole los utensilios en la cocina, cosa que le agradeció y le pidió, sino era molestia, no mover mucho de lugar las cosas si ella cocinaba o si lo hacia que se lo mencionara. Evidentemente la primera vez que cocinara le pediría a Eara estar con ella pues había mostrado manejarse mejor en ese tipo de candela y ya había manejado los alimentos, algunos de procedencia desconocida, de las bolsas. Ademas mas manos para ayudar nunca estaban de mas.
Estuvo un buen tiempo charlando con Eara antes de, con bastón en mano, hacer un pequeño tour por el torreón. Así fue como al subir encontró el cuarto donde estaba el baño uno que al verlo de cerca le recordó enormemente a aquellos que podían encontrarse en los palacios y casonas de Londres durante la época victoriana. "Y en la actualidad también hay claro...me sorprende que esta aun se mantenga en tan buen estado ¿Como demonios la subieron hasta aquí? ¿Y quien?" pensó Samika saliendo de aquella habitación para seguir recorriendo los pasillos y puertas a excepción e aquella donde sabia había dejado su sari.
Su recorrido e inspección era lento, pues su visión hacia que fuese imposible saber el contenido de las habitaciones a no ser que entrara y la recorriera, así que eso se encontraba haciendo cuando llego al ultimo piso. No lo vio, mas bien lo escucho. Movimiento de alas, gritillos y graznidos de aves que le pusieron el vello de los brazos de punta. No intento subir mas tan solo bajo aprisa, por lo escuchado podía decir que eran pájaros aunque bien podría equivocarse, se quedaba con la teoría y con esta el hecho de que era mejor no molestarlos. No sabia mucho de aves pero según sabia los graznidos solo ser el tipo de sonido que hacían las aves como las urracas y si se equivocaba y eran algo mas, daba igual "Si tiene el nido ahí hecho, que es una posibilidad acercarse es ganarse un picotazo...no hay necesidad. Solo teniendo ojos puedo aun recuperar la vista..." pensó con un sonrisa desganad ay cierto humor negro bajando lentamente por las escaleras ayudándose de su bastón.
Su recorrido por el torreón había sido lento y pausado y su visión empezaba a hacerse bastante mala cuando finalmente llego abajo claro indicio para ella que la luz de fuera era menor. Al llegar abajo escucho los primeros comentarios sobre el preparar la cena y la pregunta de Ayne, sino recordaba mal. No le respondió pese a todo ¿que iba a decirle? "Para mi siempre es de noche y solo se que es de día por que mi visión se aclara, o si tengo un reloj a mano...y ahora mismo ni siquiera se que maldita ahora es, no sabría responderle..." Y aun así, pues se le hacia raro no responder a alguien que preguntaba, termino diciendo algo.
-¿Esta anocheciendo o es totalmente oscuro ya? La hora no tengo idea pero normalmente se suele ir uno a dormir tras cenar, independientemente del momento -añadió buscando con sus ojos ciegos la sombra que era Ayne, si la posición de su voz no le había engañado-¿Es diferente en vuestro mundo?- pregunto indecisa. Tal vez los días y las noches en cada mundo era diferente, igual que todos ellos tenían comida diferente o gustos dispares. A un lado suya, en el sofá, podía ver a Twixy's de nuevo cosiendo.
*>>-¿Que estas haciendo?- pregunto interesada recordando que la frivy era diseñadora en su mundo. Le fascinaba ver a alguien hacer cosas que para ellas era totalmente imposible por mas que le gustase poder realizarlas. Ser diseñadora era, entre muchos otros, un oficio que nunca podría realizar. "A no ser que se haga realidad la promesa de Doce..."
*Cuando vuelvas nibi para esta pregunta no hay prisas.
Las palabras de Twixy's le animaron aunque lo que decía practicar hizo que mostrara una expresión confundida, aun así quería entrenar con ella. "Así veré que es ese wachpunxy's del que habla"
-Me levantare temprano entonces y tu me enseñas y eso y yo te enseño lo que se. Algo básico en principio y si luego quieres, tu o alguien mas, algo mas especifico me decís - explico y antes de que pensaran que los infravaloraba o alguna cosa así, añadió- Lo digo porque el judo si es algo mas fuerte implica movimientos de cierta brusquedad y dañinos, por lo que para evitar accidentes de cierta gravedad se necesitaría algo blando donde caer.
Eara capto al final su atención mostrandole los utensilios en la cocina, cosa que le agradeció y le pidió, sino era molestia, no mover mucho de lugar las cosas si ella cocinaba o si lo hacia que se lo mencionara. Evidentemente la primera vez que cocinara le pediría a Eara estar con ella pues había mostrado manejarse mejor en ese tipo de candela y ya había manejado los alimentos, algunos de procedencia desconocida, de las bolsas. Ademas mas manos para ayudar nunca estaban de mas.
Estuvo un buen tiempo charlando con Eara antes de, con bastón en mano, hacer un pequeño tour por el torreón. Así fue como al subir encontró el cuarto donde estaba el baño uno que al verlo de cerca le recordó enormemente a aquellos que podían encontrarse en los palacios y casonas de Londres durante la época victoriana. "Y en la actualidad también hay claro...me sorprende que esta aun se mantenga en tan buen estado ¿Como demonios la subieron hasta aquí? ¿Y quien?" pensó Samika saliendo de aquella habitación para seguir recorriendo los pasillos y puertas a excepción e aquella donde sabia había dejado su sari.
Su recorrido e inspección era lento, pues su visión hacia que fuese imposible saber el contenido de las habitaciones a no ser que entrara y la recorriera, así que eso se encontraba haciendo cuando llego al ultimo piso. No lo vio, mas bien lo escucho. Movimiento de alas, gritillos y graznidos de aves que le pusieron el vello de los brazos de punta. No intento subir mas tan solo bajo aprisa, por lo escuchado podía decir que eran pájaros aunque bien podría equivocarse, se quedaba con la teoría y con esta el hecho de que era mejor no molestarlos. No sabia mucho de aves pero según sabia los graznidos solo ser el tipo de sonido que hacían las aves como las urracas y si se equivocaba y eran algo mas, daba igual "Si tiene el nido ahí hecho, que es una posibilidad acercarse es ganarse un picotazo...no hay necesidad. Solo teniendo ojos puedo aun recuperar la vista..." pensó con un sonrisa desganad ay cierto humor negro bajando lentamente por las escaleras ayudándose de su bastón.
Su recorrido por el torreón había sido lento y pausado y su visión empezaba a hacerse bastante mala cuando finalmente llego abajo claro indicio para ella que la luz de fuera era menor. Al llegar abajo escucho los primeros comentarios sobre el preparar la cena y la pregunta de Ayne, sino recordaba mal. No le respondió pese a todo ¿que iba a decirle? "Para mi siempre es de noche y solo se que es de día por que mi visión se aclara, o si tengo un reloj a mano...y ahora mismo ni siquiera se que maldita ahora es, no sabría responderle..." Y aun así, pues se le hacia raro no responder a alguien que preguntaba, termino diciendo algo.
-¿Esta anocheciendo o es totalmente oscuro ya? La hora no tengo idea pero normalmente se suele ir uno a dormir tras cenar, independientemente del momento -añadió buscando con sus ojos ciegos la sombra que era Ayne, si la posición de su voz no le había engañado-¿Es diferente en vuestro mundo?- pregunto indecisa. Tal vez los días y las noches en cada mundo era diferente, igual que todos ellos tenían comida diferente o gustos dispares. A un lado suya, en el sofá, podía ver a Twixy's de nuevo cosiendo.
*>>-¿Que estas haciendo?- pregunto interesada recordando que la frivy era diseñadora en su mundo. Le fascinaba ver a alguien hacer cosas que para ellas era totalmente imposible por mas que le gustase poder realizarlas. Ser diseñadora era, entre muchos otros, un oficio que nunca podría realizar. "A no ser que se haga realidad la promesa de Doce..."
*Cuando vuelvas nibi para esta pregunta no hay prisas.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
11/09/14, 12:15 am
―Sí, está anocheciendo ―respondió Ayne antes de escuchar la segunda parte de lo que decía Samika―. ¿Eh? ¿Quieres decir ahora? cuando terminemos de comer ―«Pero si es independiente del momento… bah, dejémoslo»―. Bueno, creo que nosotros también haremos eso, de todas formas. Entonces ¿sois diurnos? ¿cuántos de vosotros? ―preguntó con genuina curiosidad.
Eara entre tanto se acercó a la cocina. Tal vez alguien más estuviese dispuesto a cocinar ahora, pero por lo de pronto ella iría abriendo el camino, pues prefería irse a dormir cuanto antes, aunque ya no podrían evitar dormir prácticamente toda la noche.
Eara entre tanto se acercó a la cocina. Tal vez alguien más estuviese dispuesto a cocinar ahora, pero por lo de pronto ella iría abriendo el camino, pues prefería irse a dormir cuanto antes, aunque ya no podrían evitar dormir prácticamente toda la noche.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
11/09/14, 01:53 am
La tarde siguió en intentar convertir el torreón en un lugar que, al menos, no diese asco. Hal maldijo más de una vez que la fuente le hubiese borrado la magia de la cabeza, pero se tuvo que resignar y limpiar de aquella forma tan desesperante, aunque por dentro lloriqueaba con frecuencia. Cuando descubrió lo mal equipado que estaba el baño tuvo que ir al patio a echar un mejor vistazo a algo que había visto antes. El descubrimiento de que durante un tiempo que podía ser terriblemente largo tendrían que usar letrinas hizo que se le cayese el alma a los pies. «Encima letrinas. ¡Encima letrinas!». Tuvo que reprimirse para no comenzar a tirarse de los pelos allí en medio, pero al final tuvo que limitarse a suspirar con frustración y volver al torreón.
El sol comenzaba a rozar el horizonte, la limpieza casi había terminado y el hambre volvía a asaltarle, además de estar exhausto después de aquel día. Debido a esto Hal optó por hacerse una cena rápida y después ir a la cama.
Era la primera vez que cortaba un bollo, y para su vergüenza tuvo un resultado mejorable. No había cortado dos mitades iguales, sino que había acabado por deslizar el cuchillo hacia arriba, provocando un corte diagonal que se había llevado parte de la migaja y dejando, en general dos mitades visualmente poco atractivas para hacer un bocadillo.
El carabés sintió el calor de la sangre agolpándose en su cara. Por suerte no había nadie prestando atención que fuese a reírse de su terrible incapacidad para hacer una tarea tan sencilla, por lo que con velocidad sacó unas pocas cosas de la cesta. Cubrió el pan con unas rodajas de queso y fruta, para lo que tuvo que seguir haciendo un pequeño estropicio que aumentó su bochorno. Tras esto metió a toda velocidad la pieza de queso que aún no había usado en la cesta, mirando frenéticamente a los lados para ver si alguien se divertía a costa de aquella situación. Por suerte con el bocadillo terminado aquello no parecía ser algo tan mal hecho como en verdad estaba, por lo que comenzó a comer por el extremo más desigual en un intento de ocultar su manquedad.
Para cenar aquello se sentó en un sillón, manteniendo la mirada fijada con casi terquedad en su comida. Sin embargo sus oídos estaban bastante atentos a lo que escuchase alrededor, y su cerebro se encontraba prestando atención real sólo a lo que oía. Le pareció bastante curioso descubrir que aquella pareja proveniente del mismo mundo era nocturna, aunque no fue exactamente una sorpresa, dado que claramente animales nocturnos podían desarrollar la inteligencia.
—Ajá.
Asintió con una cabezada algo seca a la pregunta de Ayne, tras lo que no tardó mucho en terminar de comer e irse a dormir.
El sol comenzaba a rozar el horizonte, la limpieza casi había terminado y el hambre volvía a asaltarle, además de estar exhausto después de aquel día. Debido a esto Hal optó por hacerse una cena rápida y después ir a la cama.
Era la primera vez que cortaba un bollo, y para su vergüenza tuvo un resultado mejorable. No había cortado dos mitades iguales, sino que había acabado por deslizar el cuchillo hacia arriba, provocando un corte diagonal que se había llevado parte de la migaja y dejando, en general dos mitades visualmente poco atractivas para hacer un bocadillo.
El carabés sintió el calor de la sangre agolpándose en su cara. Por suerte no había nadie prestando atención que fuese a reírse de su terrible incapacidad para hacer una tarea tan sencilla, por lo que con velocidad sacó unas pocas cosas de la cesta. Cubrió el pan con unas rodajas de queso y fruta, para lo que tuvo que seguir haciendo un pequeño estropicio que aumentó su bochorno. Tras esto metió a toda velocidad la pieza de queso que aún no había usado en la cesta, mirando frenéticamente a los lados para ver si alguien se divertía a costa de aquella situación. Por suerte con el bocadillo terminado aquello no parecía ser algo tan mal hecho como en verdad estaba, por lo que comenzó a comer por el extremo más desigual en un intento de ocultar su manquedad.
Para cenar aquello se sentó en un sillón, manteniendo la mirada fijada con casi terquedad en su comida. Sin embargo sus oídos estaban bastante atentos a lo que escuchase alrededor, y su cerebro se encontraba prestando atención real sólo a lo que oía. Le pareció bastante curioso descubrir que aquella pareja proveniente del mismo mundo era nocturna, aunque no fue exactamente una sorpresa, dado que claramente animales nocturnos podían desarrollar la inteligencia.
—Ajá.
Asintió con una cabezada algo seca a la pregunta de Ayne, tras lo que no tardó mucho en terminar de comer e irse a dormir.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
11/09/14, 08:59 pm
EL resto del día se utilizó para adecentar el lugar tanto como fuera posible. Hubo algún que otro intercambio de palabras pero nada que merezca la pena mencionar. Y así fue como terminó el primer día en aquel lugar desconocido. No fue la noche más cómoda de su vida, pero si bien en la ciudad tenía comodidades también estaba acostumbrado a dormir al raso en sus cacerías, de modo que no encontró problemas para dormirse.
Despertó aproximadamente al amanecer, y lo primero que descubrió al levantarse fue que no había sido el primero en hacerlo. Varios se le habían adelantado: Hal, los dos que vinieron juntos y la hembra ciega entre otros. El enderth saludó a los que se fue encontrando y su primera parada fue la cocina para prepararse un desayuno rápido.
Despertó aproximadamente al amanecer, y lo primero que descubrió al levantarse fue que no había sido el primero en hacerlo. Varios se le habían adelantado: Hal, los dos que vinieron juntos y la hembra ciega entre otros. El enderth saludó a los que se fue encontrando y su primera parada fue la cocina para prepararse un desayuno rápido.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
11/09/14, 11:08 pm
Y entre aquella panda de gente rara, en al menos una cosa los raros habían terminado siendo ellos. Eran los únicos nocturnos del torreón, y aunque el sol de aquellas tierras los dejaba ver una vez se acostumbraban a él, habrían preferido seguir con sus hábitos de todos modos.
―Supongo que habrá que adaptarse… ―había dicho el edeel con resignación después de cenar, cuando ya se preparaban para ir a dormir. En aquel mundo al menos era posible.
Aun así se despertaron bastante antes del amanecer. La oscuridad era total en el torreón, y el primero en abrir los ojos fue Ayne. Esperó pacientemente a que su aurva diese alguna señal de estar despertando para hablarle al oído pidiendo conversación para matar el tiempo. Solo se quedaron en la incómoda cama que compartían un rato más, porque Eara se quiso levantar para aprovechar el tiempo. Ambos deseaban darse un baño y llevarse algo a la boca, pero antes de nada tuvieron que lidiar con la oscuridad, bajando a tientas hasta la cocina para encender un par de velas.
Al salir al patio fue cuando pudieron comprobar hasta qué punto era negra la noche de Rocavarancolia. No había ni una sola estrella en el firmamento, y la oscuridad parecía tragarse la luz de las velas. En cierto modo, la noche rocavarancolesa también podía tener algo de aterrador. Ni siquiera aquello era familiar en aquel lugar, nada los llamaba a sentirse como en casa.
Para cuando ambos estuvieron bañados y hubieron desayunado ya despuntaba el alba, y comenzaban a desperezarse algunos de los compañeros diurnos. Los sinhadres, sentados en el sofá –él con un vaso de driv–, saludarían a todos los que bajasen las escaleras. Eara pensaba en qué tarea era prioritaria para empezar con ella ese día, mientras Ayne esperaba que alguno de los recién llegados les diese algo de conversación.
―Supongo que habrá que adaptarse… ―había dicho el edeel con resignación después de cenar, cuando ya se preparaban para ir a dormir. En aquel mundo al menos era posible.
Aun así se despertaron bastante antes del amanecer. La oscuridad era total en el torreón, y el primero en abrir los ojos fue Ayne. Esperó pacientemente a que su aurva diese alguna señal de estar despertando para hablarle al oído pidiendo conversación para matar el tiempo. Solo se quedaron en la incómoda cama que compartían un rato más, porque Eara se quiso levantar para aprovechar el tiempo. Ambos deseaban darse un baño y llevarse algo a la boca, pero antes de nada tuvieron que lidiar con la oscuridad, bajando a tientas hasta la cocina para encender un par de velas.
Al salir al patio fue cuando pudieron comprobar hasta qué punto era negra la noche de Rocavarancolia. No había ni una sola estrella en el firmamento, y la oscuridad parecía tragarse la luz de las velas. En cierto modo, la noche rocavarancolesa también podía tener algo de aterrador. Ni siquiera aquello era familiar en aquel lugar, nada los llamaba a sentirse como en casa.
Para cuando ambos estuvieron bañados y hubieron desayunado ya despuntaba el alba, y comenzaban a desperezarse algunos de los compañeros diurnos. Los sinhadres, sentados en el sofá –él con un vaso de driv–, saludarían a todos los que bajasen las escaleras. Eara pensaba en qué tarea era prioritaria para empezar con ella ese día, mientras Ayne esperaba que alguno de los recién llegados les diese algo de conversación.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
12/09/14, 12:36 am
Aquella fue la peor noche que Hal había pasado en toda su vida. Como era de esperar el colchón era terriblemente incómodo, por lo que tuvo que pasar un buen rato y dar muchas vueltas en la cama hasta conseguir dormirse. Por desgracia se despertó por lo menos cuatro o cinco veces, y si bien en ninguna de las ocasiones necesitó tanto tiempo como la primera para conseguir volver a conciliar el sueño, sí tardó lo bastante como para maldecirse mentalmente por haber ido allí y dar más vueltas en la cama. Aquello resultó en una noche con un descanso cercano a inexistente, en aburrimiento, en dolor de espalda y en que las sábanas acabasen hechas un revoltijo a sus pies de tanto taparse y destaparse. Cuando se despertó por última vez, y después de lo que le pareció una eternidad, acabó por maldecir y decidir salir fuera.
Se puso los zapatos, y después palpó a tientas por la cama hasta encontrar su bufanda a los pies de la cama, cuyo uno de los extremos había caído al suelo. Se había quitado la chaqueta, pero el resto de su ropa era la misma con la que había llegado. Como era natural no se sentía muy cómodo con aquella ropa, por lo que decidió aprovechar que todos estaban dormido para darse un baño después de comer algo.
Fue lentamente hacia la puerta, teniendo especial cuidado con no despertar a nadie ni chocarse contra nada. Abrir la puerta no provocó un ruido especialmente penetrante, pero a él, en aquel silencio, le pareció horriblemente fuerte. Después de salir y cerrar con muchísimo cuidado se permitió un suspiro de alivio. La "salita" que servía para unir ambos dormitorios estaba terriblemente oscura, de forma que cuidadosamente fue tanteando hasta llegar a las escaleras. Una vez allí fue bajando con cuidado, temiendo caerse y romperse algo. Nunca, hasta ese momento, se había dado cuenta de lo difícil e incluso peligroso que podía ser vivir sin más luz que la que diese el sol, y por enésima vez maldijo la pérdida de sus hechizos.
Poco antes de llegar al último escalón escuchó unos sonidos que le indicaban que no era el primero en despertarse. Tragando con dificultad se paró un momento, cerrando los ojos e intentando animarse mentalmente. Después, tras enfundarse la bufanda y esconder barbilla y boca en ella, bajó los últimos escalones.
En el exterior ya había algo de luz, por lo que pudo ver que los únicos que andaban allí eran los dos nocturnos, a los que saludó con un gesto de la mano y un sonido indescifrable. «Idiota». Se dirigió sin soltar más palabras a las cestas, donde comenzó a buscar algo que llevarse a la boca. Definitivamente cualquier comida que requiriera una elaboración mínima estaba deshechada, pero eso le dejaba con demasiadas pocas opciones para su gusto. Tras morderse el labio con indecisión recordó que al fondo de las cestas habían unas tabletas procedentes de Carabás, sobre las que casi se abalanzó con un inicio de sonrisa. Ver y tocar algo de su propio mundo le parecía, en ese momento, lo más maravilloso que podía pedir. Además, claro, de volver a su propio mundo.
Cortó un trozo de la tableta y comenzó a comérselo, aprovechando que comenzaba a bajar más gente para escabullirse hacia el patio.
«Van a pensar que soy un seco» pensó algo desanimado mientras mordisqueaba su desayuno. Se quedó mirando el reloj, perdiéndose en sus memorias del día anterior ahora que estaba algo más tranquila y (relativamente) descansado.
En unos de los horizontes del cielo comenzaba a verse un destello de luz que correspondía, sin duda alguna, al sol. Hal frunció el ceño: no había visto absolutamente ninguna luna desde que se había despertado, hacía un día ya, y visto que el cielo no podía estar más despejado estaba bastante claro que aquel planeta no tenía ningún satélite. Se preguntó, entonces, por qué lo llamaban luna, aunque había mil posibilidades. Y una de ellas era que aquello fuese un simple juego macabro de muertes, un entretenimiento para los seres que habitaban aquella ciudad, a ver quién tardaba más en morir.
No estaba seguro de si tenía razón o no, fundamentalmente debido a aquel reloj. La estrella había avanzado más de un cuarto de la circunferencia, mientras que en la posición del doce se encontraba una pequeña representación de la Luna Roja. Se preguntó con cierta preocupación si cuando ambas coincidiesen pasaría algo. Bien podía ser una simple forma de medir el tiempo en aquel lugar, o señalar alguna clase de evento que, quizás, en Rocavarancolia conocían con una especie de nombre "en clave" como Luna Roja.
Un aullido interrumpió sus elucubraciones. Aquel sonido le pareció, de alguna forma, horripilantemente torrífico. Casi sintió como los pelos de la nuca se le erizaban, y después de vacilar decidió volver dentro del torreón.
Se puso los zapatos, y después palpó a tientas por la cama hasta encontrar su bufanda a los pies de la cama, cuyo uno de los extremos había caído al suelo. Se había quitado la chaqueta, pero el resto de su ropa era la misma con la que había llegado. Como era natural no se sentía muy cómodo con aquella ropa, por lo que decidió aprovechar que todos estaban dormido para darse un baño después de comer algo.
Fue lentamente hacia la puerta, teniendo especial cuidado con no despertar a nadie ni chocarse contra nada. Abrir la puerta no provocó un ruido especialmente penetrante, pero a él, en aquel silencio, le pareció horriblemente fuerte. Después de salir y cerrar con muchísimo cuidado se permitió un suspiro de alivio. La "salita" que servía para unir ambos dormitorios estaba terriblemente oscura, de forma que cuidadosamente fue tanteando hasta llegar a las escaleras. Una vez allí fue bajando con cuidado, temiendo caerse y romperse algo. Nunca, hasta ese momento, se había dado cuenta de lo difícil e incluso peligroso que podía ser vivir sin más luz que la que diese el sol, y por enésima vez maldijo la pérdida de sus hechizos.
Poco antes de llegar al último escalón escuchó unos sonidos que le indicaban que no era el primero en despertarse. Tragando con dificultad se paró un momento, cerrando los ojos e intentando animarse mentalmente. Después, tras enfundarse la bufanda y esconder barbilla y boca en ella, bajó los últimos escalones.
En el exterior ya había algo de luz, por lo que pudo ver que los únicos que andaban allí eran los dos nocturnos, a los que saludó con un gesto de la mano y un sonido indescifrable. «Idiota». Se dirigió sin soltar más palabras a las cestas, donde comenzó a buscar algo que llevarse a la boca. Definitivamente cualquier comida que requiriera una elaboración mínima estaba deshechada, pero eso le dejaba con demasiadas pocas opciones para su gusto. Tras morderse el labio con indecisión recordó que al fondo de las cestas habían unas tabletas procedentes de Carabás, sobre las que casi se abalanzó con un inicio de sonrisa. Ver y tocar algo de su propio mundo le parecía, en ese momento, lo más maravilloso que podía pedir. Además, claro, de volver a su propio mundo.
Cortó un trozo de la tableta y comenzó a comérselo, aprovechando que comenzaba a bajar más gente para escabullirse hacia el patio.
«Van a pensar que soy un seco» pensó algo desanimado mientras mordisqueaba su desayuno. Se quedó mirando el reloj, perdiéndose en sus memorias del día anterior ahora que estaba algo más tranquila y (relativamente) descansado.
En unos de los horizontes del cielo comenzaba a verse un destello de luz que correspondía, sin duda alguna, al sol. Hal frunció el ceño: no había visto absolutamente ninguna luna desde que se había despertado, hacía un día ya, y visto que el cielo no podía estar más despejado estaba bastante claro que aquel planeta no tenía ningún satélite. Se preguntó, entonces, por qué lo llamaban luna, aunque había mil posibilidades. Y una de ellas era que aquello fuese un simple juego macabro de muertes, un entretenimiento para los seres que habitaban aquella ciudad, a ver quién tardaba más en morir.
No estaba seguro de si tenía razón o no, fundamentalmente debido a aquel reloj. La estrella había avanzado más de un cuarto de la circunferencia, mientras que en la posición del doce se encontraba una pequeña representación de la Luna Roja. Se preguntó con cierta preocupación si cuando ambas coincidiesen pasaría algo. Bien podía ser una simple forma de medir el tiempo en aquel lugar, o señalar alguna clase de evento que, quizás, en Rocavarancolia conocían con una especie de nombre "en clave" como Luna Roja.
Un aullido interrumpió sus elucubraciones. Aquel sonido le pareció, de alguna forma, horripilantemente torrífico. Casi sintió como los pelos de la nuca se le erizaban, y después de vacilar decidió volver dentro del torreón.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
15/09/14, 11:52 pm
El roquense vio respondidas algunas de sus cuestiones de una forma que le mosqueó. Por lo visto, solo Kirés sabía algo al respecto de usar las armas del sótano, así que tendrían que aprender por su cuenta. Aún recordaba la primera vez que usó las herramientas de construcción por su cuenta, sin preguntar, así como recordaba el golpe que se dio con un martillo. No les auguraba nada bueno si tenían que aprender a usar armas por su cuenta... Y, por supuesto, para manejarlas bien haría falta entrenamiento físico decente. De nuevo, el resto del grupo parecía estar en condición regular al respecto, excepto unos cuantos. Le sorprendió que Twixy supiera algo de entrenamiento físico, con un nombre extremadamente raro pero que no le sorprendió: todos eran de mundos distintos, así que no le extrañaba que usasen palabras distintas.
Ni que tuviesen costumbres distintas, como la raza a la que pertenecían Eara y Ayne, que por lo visto dormían de día. Tesón, al enterarse, pensó en que quizá podían usar eso en su favor: mientras los diurnos dormían, ellos podían vigilar el torreón, y viceversa. No lo propuso, sin embargo, pues aún dudaba de si llegaría a confiar alguna vez en el grupo, más aún a dejar su vida en manos de dos desconocidos. No, claro que no confiaría en ellos en una temporada, o quizá le costara menos... Dependía de ellos que llegara a fiarse de ellos, realmente. Ni se molestó en pensar si se fiarían de él o de Armonía.
Que desconfiaba de la ciudad era obvio, y esperaba que los demás hicieran igual. Si no quedaba claro, lo demostraba de varias maneras. Tenía ganas de asearse, pero no quería empantanar el "patio" de piedra del torreón así que tuvo que aguantarse y usar esa cosa tan rara que denominaban "bañera". Casi se atrincheró en el "baño" al hacerlo. Otra muestra de desconfianza, quizá mejor fundamentada, era al tumbarse en la cama e intentar dormir. Aunque se aseguró varias veces de que la puerta de entrada estuviera bien cerrada, no paraba de pensar en el peligro que corrían ahí dentro, encerrados, con esos pajarracos en el torreón y sin saber defenderse. Para colmo, echó bastante de menos la rutina nocturna que incluía el sermón del Coro y la actuación de los Cantantes. Y por si la desconfianza y la nostalgia no fueran suficiente mal, no tenía nada que tallar, nada en lo que emplear sus manos. Era un Constructor, no un Cazador ni un miembro del Coro. ¿Qué esperaba la Voz que hiciera allí? ¿Quizá tenía que pasar la prueba de sobrevivir para poder después llevar a cabo su misión? Tenía cierto sentido... Sí, quizá. Estaba claro que a todos les habían prometido cosas distintas... Quizá... quizá solo los que sobrevivieran verían cumplidas sus promesas... ¡Sí, sí! ¡Tenía que ser eso! Además, tenía otro sentido, ahora que pensaba así: si sobrevivía la prueba, demostraría que no era un Constructor más sino que podía llevar la Voz a otros mundos. ¡Tenía que ser eso!
Plenamente convencido de ello, consiguió animarse de cara al futuro y logró dormir. Al día siguiente despertó un poco más tarde de lo acostumbrado, pues pese a lo que había deducido la noche anterior, el cansancio del día anterior había pasado factura: ¡nunca había corrido tanto en su vida! Una vez abajo, con la misma cara seria y de entrecejo fruncido de cuando se despertaba mal y tarde, saludó a los ya despiertos y desayunó.
—Buenos días, estimados compañeros—y mientras comía, haciendo pausas y limpiándose con esmero, añadía lo siguiente—. Espero que el cambio de nocturnos a diurnos no os siente mal. No obstante, si os molesta, siempre podríais seguir con vuestro hábito y así nos aseguraríamos de que haya siempre alguien en vigilia, vigilante, nunca mejor dicho—remató con una breve carcajada. Dicho eso, empezó a organizarse mentalmente y en seguida su ánimo se vino abajo—. Sea como sea, hoy deberíamos hacer algo... Propondría ir a buscar a los que se separaron del grupo ayer, pero podemos esperarnos cualquier cosa...—y al final se decantó por relegar la decisión para más tarde—. Casi mejor esperar a que estén todos despiertos para planificar el día...
Ni que tuviesen costumbres distintas, como la raza a la que pertenecían Eara y Ayne, que por lo visto dormían de día. Tesón, al enterarse, pensó en que quizá podían usar eso en su favor: mientras los diurnos dormían, ellos podían vigilar el torreón, y viceversa. No lo propuso, sin embargo, pues aún dudaba de si llegaría a confiar alguna vez en el grupo, más aún a dejar su vida en manos de dos desconocidos. No, claro que no confiaría en ellos en una temporada, o quizá le costara menos... Dependía de ellos que llegara a fiarse de ellos, realmente. Ni se molestó en pensar si se fiarían de él o de Armonía.
Que desconfiaba de la ciudad era obvio, y esperaba que los demás hicieran igual. Si no quedaba claro, lo demostraba de varias maneras. Tenía ganas de asearse, pero no quería empantanar el "patio" de piedra del torreón así que tuvo que aguantarse y usar esa cosa tan rara que denominaban "bañera". Casi se atrincheró en el "baño" al hacerlo. Otra muestra de desconfianza, quizá mejor fundamentada, era al tumbarse en la cama e intentar dormir. Aunque se aseguró varias veces de que la puerta de entrada estuviera bien cerrada, no paraba de pensar en el peligro que corrían ahí dentro, encerrados, con esos pajarracos en el torreón y sin saber defenderse. Para colmo, echó bastante de menos la rutina nocturna que incluía el sermón del Coro y la actuación de los Cantantes. Y por si la desconfianza y la nostalgia no fueran suficiente mal, no tenía nada que tallar, nada en lo que emplear sus manos. Era un Constructor, no un Cazador ni un miembro del Coro. ¿Qué esperaba la Voz que hiciera allí? ¿Quizá tenía que pasar la prueba de sobrevivir para poder después llevar a cabo su misión? Tenía cierto sentido... Sí, quizá. Estaba claro que a todos les habían prometido cosas distintas... Quizá... quizá solo los que sobrevivieran verían cumplidas sus promesas... ¡Sí, sí! ¡Tenía que ser eso! Además, tenía otro sentido, ahora que pensaba así: si sobrevivía la prueba, demostraría que no era un Constructor más sino que podía llevar la Voz a otros mundos. ¡Tenía que ser eso!
Plenamente convencido de ello, consiguió animarse de cara al futuro y logró dormir. Al día siguiente despertó un poco más tarde de lo acostumbrado, pues pese a lo que había deducido la noche anterior, el cansancio del día anterior había pasado factura: ¡nunca había corrido tanto en su vida! Una vez abajo, con la misma cara seria y de entrecejo fruncido de cuando se despertaba mal y tarde, saludó a los ya despiertos y desayunó.
—Buenos días, estimados compañeros—y mientras comía, haciendo pausas y limpiándose con esmero, añadía lo siguiente—. Espero que el cambio de nocturnos a diurnos no os siente mal. No obstante, si os molesta, siempre podríais seguir con vuestro hábito y así nos aseguraríamos de que haya siempre alguien en vigilia, vigilante, nunca mejor dicho—remató con una breve carcajada. Dicho eso, empezó a organizarse mentalmente y en seguida su ánimo se vino abajo—. Sea como sea, hoy deberíamos hacer algo... Propondría ir a buscar a los que se separaron del grupo ayer, pero podemos esperarnos cualquier cosa...—y al final se decantó por relegar la decisión para más tarde—. Casi mejor esperar a que estén todos despiertos para planificar el día...
No Hope. No Dreams. No Love.
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