Torreón Maciel (Archivo VII)

La respuesta de Arik no tardo en llegar, al principio escucho con atención su explicación  dado que antes solo pudo captar parte de la conversación que este había mantenido con Hal. Cuando el tema de conversación llego a la Reina Madre, Samika parpadeo un poco sorprendida ante el evidente, aunque conservador modo, en el que el chico se refería a la regente de su mundo. "¿Su mundo era hembrista no? No parece realmente muy de acuerdo con la Reina madre entonces. ¿Es un desacuerdo político y social entonces?¿O simple critica por los métodos?" le resultaba un poco extraño el concepto proviniendo de un mundo donde había el hembrismo era casi un sueño en la mayoría de sociedades. Aun así era evidente que no estaba muy de acuerdo con ciertas cosas de su sociedad, aunque no tuviera realmente claro como iba eso.

-Ya veo...entiendo, creo. Verás, el hembrismo es algo que en mi mundo no existe, como mucho habrá familias con matriarcado de forma aislada, pero al nivel de una sociedad entera no. Al menos desde mi conocimiento, que tampoco conozco todas las sociedades de mi mundo. Lo que si es que predomina demasiado el concepto de que el hombre es superior y puede hacer lo que quiera, sobretodo en algunas culturas, algo en lo que no estoy de acuerdo al igual que mucha gente de mi mundo- añadió pensativamente, era un tema delicado y realmente no le había gustado nunca meterse demasiado en esos temas. Aunque tal ve fuese algo cultural pues sabia por sus abuelos como eran las mujeres tratadas en la india, siendo uno de los países donde la autoridad del hombre valía mucho mas a nivel social y cultural, al punto que la violación no era castigable en muchos casos. Realmente agradecía que sus padres y abuelos la hubiesen criado en un ambiente de igualdad de géneros- Por eso que muestres tu desacuerdo o critiques tu sociedad según tu punto de vista no me parece algo malo. En mi caso al menos no tienes que preocuparte....digo, soy amable, cordial y respetuosa con aquella gente que lo sea conmigo, ya sea hombre, mujer o pájaro- rió un poco ante lo ultimo consciente que había aves en el grupo con las que convivirían.

Hal no tardo en captar la atención con su pregunta, cuyo tono sonaba entre escéptico e incrédulo y Samika lamento que el chico no estuviera lo suficientemente cerca para ver su expresión y confirmarlo.

-Según mi conocimiento no existe. Pero mi mundo es muy grande, hay mucha gente, culturas, sociedades diferentes, cuentos y leyendas y no se hasta que punto las cosas son pura invención o algo real -respondió  jugando con sus dedos sobre su bastón escuchando pasos bajando las escaleras y viendo a la pareja de sombras bajar una acercándose al grueso del cuerpo y la otra saliendo al patio. Con duda pues no sabia quien era, decidió hablarle, no estaba de mas de enterarse un poco de las cosas de otro mundos, en el caso de que esos dos no fuesen humanos.

>>- La persona que acaba de bajar. ¿Eres Eara o Ayne?- pregunto con indecisión en su voz pues según había oído de Arik y de las presentaciones de los demás esos dos eran los únicos que aun no había escuchado sus voces. Entrecerrando un poco los ojos se movió en el sofá intentando que aquella sombra entrase en su campo visual por muy poco. Lucia como un humano para ella a esa distancia, pues no podía ver sus rasgos para nada, aunque con un color de pelo solo conseguible con tintes o pelucas- Yo soy Samika y vengo del planeta Tierra ¿de donde provenís tu y tu acompañante? Luces como alguien de mi mundo, al menos desde aquí, pero ya no estoy segura de nada...- dijo un poco aturdida pues Arik, Twixy's y Hal también lucían como humanos, pero a excepción de Twixy's que no sabia aun de donde provenía, los otro dos no eran terrestres así que podía darse el caso que esa pareja tampoco lo fuera.

"Necesito realizarme un condenado esquema ya. Son mucha gente, nombres extraños, voces desconocida y mundos que en mi vida habría pensado conocer o tan solo imaginado que existieran" pensó poniendo un leve puchero de frustración invitando a aquella persona de sexo no identificable para ella, a que hablara.

El chico del pelo morado, que Twix creía recordar que se llamaba Ayne, apareció en la sala seguido de su chica, pero ella rápidamente volvió a desaparecer en la cocina. Paseó la mirada por el grupo, y al llegar a Twixy's, esta le guiñó un ojo. Había llegado la hora de tomar parte en la conversación, así que dejó su labor a un lado, se enganchó el reproductor de música al elástico del tanga, y se quitó un auricular para dejar claro que estaba escuchando antes de levantarse y acercarse a Hal.

-Lo superdices como si fuese lo más normal del mundy's- dijo, cruzándose de brazos.- Pero aquí la megagran mayoría ha vivido sin hipersaber de magias. Yo superno sabía ni que existía hasta hace como unos meses, y cuando hiperme la prometen me encuentro con una ciudad cutri'zz de la total que por no tener no supertiene ni lavadory's. ¿Es que tu mundo hiperes tan cutri'zz como esta ciudad, o meganos han engañado hasta en el tema de la magia?

Quería una respuesta clara, y lo daba a entender con su actitud, pero viendo que el chico era tan cortado, tampoco quería intimidarle, por lo que relajó un poco el gesto. Samika había dado también información, pero habló sobre algo de su sociedad que le sonó tan extraño que decidió ignorarlo, como había hecho con lo del hembrismo. Desde el punto de vista de Twixy's, Arik podía criticar lo que le diese la gana mientras no fuera a ella.

Hal sentía que le iba a estallar la cabeza, porque ni en sus más terribles pesadillas habría imaginado que otros mundos eran así de horribles. No sólo carecían de ningún conocimiento mágico, sino que en algunos casos, como el mundo de Samika, había discriminaciones absurdas y sin sentido. A primera vista no había ninguna gran diferencia de capacidades entre Lemus y Samika, exceptuando la ceguera, que claramente no era exclusiva de las mujeres terrestres dado que la otra humana no tenía (que recordase) ese problema. Por tanto a sus ojos aquella característica de la Tierra era absurdamente ilógica. Peor aún: contraproducente. Era evidente que había hombres muy inútiles y mujeres muy capaces, por lo que la Tierra forzosamente daría una situación de privilegio a los primeros, mientras que las segundas no serían tomadas en cuenta. Eso, además de tremendamente injusto, era también muy contraproducente, dado que los terrestres no podrían beneficiarse de las capacidades de mujeres inteligentes a la par que desperdiciaban recursos en hombres estúpidos. La idea de una sociedad tan ilógica le producía dolor de cabeza y ganas de golpear a quienes quiera que fueran los culpables con un manual de lógica básica.

—No —se había indignado tanto ante la pregunta de Twix que había soltado aquello sin pensar. Un acceso de timidez hizo que bajara la mirada, provocado a medias por la figura casi desnuda y a medias por una idea. Si no hubiera olvidado sus hechizos por culpa de la fuente aquel momento habría sido uno bueno para utilizarlos—. N-no sé por qué Rocavarancolia está así, pero o no saben tanta magia como dicen o les gusta vivir entre ruinas cochambrosas. Otra explicación no hay —su frase había salido en un tono más bajo y desapasionado que las anteriores, aunque el carabés se había asegurado de que la frase fuese audible para todos los que estaban allí.

Arik miró a Samika ahora sin disimulo. La chica se expresaba con mucha corrección, todo el tiempo; como si temiese ofender o no decir lo que le correspondía. Puntualizaba su falta de conocimiento, la diversidad del mundo, la buena intención de sus palabras. Se le antojaba extraño y fuera de lugar: un montón de explicaciones no pedidas, pero la escuchó igualmente. "Amable, cordial y respetuosa" sonaba, en cualquier caso, como una buena definición de la ciega. Y qué sitio aquel, ¿verdad? ¿El hombre superior a qué?
- La gente es tan rara- sentenció.

La conversación se desvió por un momento, de nuevo a la magia. Otra vez en duda lo que creían saber de Rocavarancolia. Peligrosa y mágica,  para Arik; ruinosa, visto lo visto. Quizás no tan mágica.

- Yo creo que esta es la parte para las pruebas y tal- dijo-. Si tienen dinero o lo que sea para comerciar, es imposible que vivan entre el polvo. A lo mejor esto es solo lo que nos dejan a nosotros y luego....no se. Una ciudad normal. Bueno, normal  a lo mágico. Oye, venimos de mundos muy distintos, y nos han traido aquí.

A Arik le importaba poco que le dieran la razón en su teoría. Había vuelto a pensar en lo dicho sobre el mundo de Samika e interrumpió con preguntas.

Entonces, ¿Lemus se cree mejor que tú? ¿Y separais los trabajos? ¿Hacen los hombres lo relacionado con la economía, la educación, la politica y los trabajos de protección? ¿Sois recolectoras de comida y cazadoras? ¿Limpiais las casas? ¿Es por eso que Eara es tan...? ehrr... eficiente?- Esta vez se lo preguntó al chico directamente, que se había presentado como Ayne. Luego quedó unos segundos en silencio, pensando en añadir algo que disimulara su interés por ella-. ¿Y vuestros padres, mandan más que las madres?  

Parecían estar hablando de sociedades, puntos de vista... Lamentó no haber participado desde el principio para conseguir un poco de información extra de aquellos compañeros con los que tendrían que convivir sí o sí. El sinhadre se acercó unos pasos al grupo.
―Soy Ayne ―respondió a la chica de piel morena. Al principio pensó que sencillamente no sabía cuál era cada nombre, pero lo que dijo después lo dejó dudando, sumando a su comportamiento aquella mirada entrecerrada que le dedicó―. Venimos de un lugar llamado Sinhdro. Allí tampoco conocemos la magia que Jack nos enseñó ―añadió también, ya dirigiéndose a todos, debido a que la intervención de la semidesnuda le recordó de qué hablaban. Se había acercado también al grupo y, además, Ayne habría jurado que le había guiñado el ojo antes de hacerlo. «Lástima de forma de hablar. Se echa a perder nada más abrir la boca».

El debate sobre la ciudad le interesaba, pero al haber hecho una mención a su propio mundo, Ayne pensaba en encontrar una ocasión para preguntarle a los demás por sus aurvas y edeeles. La mayoría venían aparentemente solos; quién sabía cómo podían funcionar otras culturas, otras especies… y era por eso por lo que tenía tanta curiosidad. Sin embargo, mientras continuaron hablando los dos más jóvenes, miró a la chica que le había hablado antes y le hizo un gesto para hacer una pregunta rápidamente.
―¿Te ha pasado algo en los ojos? ―Tal vez en la ciudad, por como había hablado podría tratarse de algo reciente―. ¿O ves mal?

Al cambiar de nuevo el tema, el sinhadre volvió a atender al canijo de ojos verdes. No sabía por dónde había empezado la conversación, pero se lo imaginaba, y las separaciones de trabajos que estaba haciendo le parecían un poco cuadriculadas. Al escuchar el nombre de su aurva enarcó una ceja y miró al chico empezando a sonreír.
―No es por eso ―le dijo. Probablemente habría mucho que explicar―. Es mi aurva, y le han enseñado a hacer muchas tareas con eficiencia. ¿Dónde están vuestras otras mitades?

Si alguien hubiese mirado hacia la cocina habría podido ver a Eara quieta, observando a la gente del salón, y volviendo enseguida a la tarea con un ligero rubor en sus mejillas, sin añadir nada en voz alta. Aun a cierta distancia no perdía detalle de la conversación.

Aquello era un total exceso de información para la inglesa. La intervención de Twixy's encarándose con Hal le dio un poco de tiempo para intentar organizarse para poder responder a todas las preguntas que Arik soltó de la nada a tal cantidad que parecía que las vomitara.intentar prestar atención a todos estaba siendo caótico para ella por lo que intento centrarse primero en Arik, pues eran preguntas un poco complejas.

-Pues, a ver...- intentar explicar algo a alguien cuya sociedad era abismalmente diferente a la suya era algo bastante difícil de hacer sin caer en la incoherencia por lo que intento ser lo mas concisa posible, para evitar la confusión de ambos- Sobre Lemus, no lo creo. muchos piensan que el trato para hombres y mujeres debe ser igualitario- dijo no muy segura porque realmente no es como si conociera a este mas que de ese día, podía equivocarse aunque lo dudaba. Añadiría también que había mujeres machistas y otras que no, pero eso ya seria marear mucho la cosa, mejor en otro momento

-Mmm los trabajos no están clasificados por el sexo. Aunque hay ciertos trabajos que son mas tomados por mujeres que por hombres y a la inversa. Lo que si es que por lo general en muchos oficios las mujeres suelen cobrar menos aunque hagan exactamente el mismo trabajo que el hombre.- explico intentando no andarse mucho por las ramas aunque costandole bastante. Realmente explicar su mundo, la diferencias de genero a nivel social resultaba bastante complicado. Suspiró, intentando seguir el hilo de sus pensamientos.

-No hay una división exacta sobre que pueden hacer solo las mujeres o solo los hombres. Lo que si es cierto, por desgracia, es que se suelen encasillar a las mujeres a la crianza, cuidado de la casa y a la limpieza. - dijo, e intentando dar un ejemplo para que fuese un poco mas fácil de entender, añadió- Hay familias cuyas labores son compartidas entre los dos padres, es el caso de la mía, por ejemplo. Mis padres trabajan fuera de casa y ambos comparten las labores dentro de esta. Sus opiniones tienen la misma valía, uno no tiene mas poder que el otro. -explico mirando hacia donde se encontraba Arik aunque no pudiera verlo-Eso es en mi familia y muchas otras que conozco, no es tan extraño, pero en otras puede variar y ser la madre la que lleva la palabra o ser el padre. Mi mundo tiene muchas culturas diferentes así que depende bastante de donde provengas - finalizo no sabiendo que mas decir al respecto. Habia sociedades donde la mujer no tenia ni voz ni voto y otras donde había una mayor igualdad, no se podía generalizar. Realmente era difícil de explicar para alguien cuyo concepto le era ajeno.

"Contra mas hablo de la Tierra mas compleja me parece. Compleja y absurda a rabiar" pensó Samika suspirando de nuevo levemente, mirando hacia el chico que se presento como Ayne. La pregunta del chico por lo que se apresuro a mirarle, sonriendo ligeramente no sintiéndose incomoda para nada, es mas le facilitaba la cosa que le preguntara. Las personas solían interpretar que era completamente ciega por lo que dejar claro el punto no estaba de mas.

-Estoy parcialmente ciega. Mi visión es muy escasa, puedo ver de forma muy borrosa a una corta distancia -explico no entrando en términos mas técnicos pues no tenia tampoco la menor idea de cuantos conocimientos de medicina existían en Sinhdro o si sabían lo que eran gafas, lentillas o una óptica- Puedo ver desde aquí el color de tu pelo, el color de tu ropa y tu altura, pero no tus rasgos ni nada mas identificativo. Si te alejases tan solo un poco solo te vería como un borrón y si te acercaras mas, pues lo contrario.-explico con simpleza jugando con el mango del bastón entre sus dedos, un poco nerviosa por la posible reacción de sus oyentes aunque no lo dejara ver.

>>La siguiente pregunta de Ayne le quito todo el nerviosismo de golpe mirándole con una total y absoluta confusión.

-Creo...que no se a lo que te refieres con mitades. Ni con aurva, ya que estamos- termino por decir desconcertada por tantísima información que estaba recibiendo en tan poco tiempo. "Mi cerebro va a sufrir un cortocircuito por exceso de información como no le de nutrientes pronto" pensó, escuchando a su estomago quejarse débilmente.

Tesón, por el bien del grupo y de la misión, decidió ignorar a la criatura sin plumas que era Lemus y emprender el camino de vuelta. De nuevo, guiados por los otros dos, consiguieron no perderse en esa maraña de calles enrevesadas, y llegaron sanos y salvos al torreón. Tras dar varias voces a los del interior, les bajaron el puente y pudieron entrar. En ese momento Tesón miró a sus maltrechas alas con odio ya que le eran totalmente inútiles y no le gustaba de cara a tener que sobrevivir en ese mundo desconocido. Pero no podía hacer nada por ellas así que relegó el enfado a un rincón de su mente. Nada más entrar, preguntó:

—¿Habéis averiguado ya cómo es la cocina y cómo se maneja? El espantapájaros quiso engañarnos, pero como veréis la comida parece buena. Intuyo que reconoceréis algunos de los productos de las cestas como propios, mas aun así sería menester racionarlos y repartirlos entre todos—dicho eso, se acercó y cogió algo que reconoció de su mundo—. Veo apropiado identificar primero de dónde es cada producto, por hacernos una idea los demás de sus propiedades de cara a mezclarlos.

Que todas las ruinas fuesen una especie de parque temático para ponerlos a prueba le parecía coherente, lo había visto en algún programa viejo de televisión, pero nunca tan horrible. El resto de preguntas y comentarios no le llamaron tanto la atención; todo eso de que alguien fuese más importante por ser hombre o mujer o lo que fuera se le antojaba demasiado absurdo.

-Supersois todos unos rary's. Hiperen mi mundo no superhay de eso...

Por supuesto, el hecho de que los viejy's y los rary's viviesen en barrios apartados y fuesen ignorados y despreciados por el resto ni siquiera se le pasó por la cabeza. Siguió con su labor, alejándose de la conversación. Y para cuando volvieron los exploradores ya tenía la primera prenda casi terminada.

-¿Superqué traéis?

Se levantó para recibir a los recién llegados, ojeando antes las cestas que preguntando si habían tenido problemas o si se habían encontrado con algún monstruo. Hizo una mueca cuando vio la comida, pues no había envases ni nada, era como en los programas de cocina. << Pero megayo no sé cocinar...>>

-¿Megaqué se supone que hay que hacer con esto?

El emplumado roquense esperaba oír respuestas de sentido común, respuestas de esas criaturas señalando qué alimentos eran los que reconocían y cómo podían cocinarlos. Pero no respuestas como la de la criatura sin deseo. ¡¿Qué deseos eran esos, por la Voz?! En su mente denominaba a todos "Sindeseo". Los que se libraban eran Kirés y Lemus y, obviamente, Armonía.

Rápidamente comprendió que la pregunta no era broma, que la criatura no tenía ni la más mínima idea de qué hacer, así que alzó los brazos y exclamó:

—¡Es obvio: cocinarlo! ¿Pero de verdad? ¿Quién más no sabe qué hacer con la comida, por la Voz y todo lo sagrado? Esperaba que al llegar aquí me topara con seres más racionales, no monstruos. A no ser que prefiráis comerlo crudo—remató, cruzándose de brazos.

No obstante, no todas las respuestas fueron como la de esa criatura. ¡Ni siquiera sabía quiénes eran hembras y machos! Pediría explicaciones al respecto cuando el tema de la cocina estuviera resuelto. Y en cuanto se decidieran a quién cocinaría, ayudaría a quien se encargara —para tenerle vigilado y aprender más sobre dicha criatura. A las malas cocinaría él para Armonía y él mismo, y quizá Kirés y Lemus por ser parte del grupo de la expedición. Sinceramente, al pensar en eso también pensó que el resto de criaturas que no les habían acompañado no se merecían la comida... Pero automáticamente lo descartó: eso crearía problemas y eran mayoría los que se habían quedado.

*Ndfr*

La chica optó por explicarlo para todos, ya que era algo bastante serio. «Menudo problema… para haber terminado aquí sobre todo». Sin embargo a ella no sabía qué responderle. Suponía que tendrían que ayudarla con frecuencia, aunque se apañaba bastante bien.
―Vaya… ―terminó por decir, con cara de circunstancias.

En cuanto a las preguntas sobre mitades y aurvas, para Ayne fueron una confirmación de que aquellas personas vivían en culturas donde edeeles y aurvas eran independientes. Nadie había dado muestras de reconocer a qué se refería. En cambio parecían muy acostumbrados a debatir sobre la superioridad de un sexo sobre otro, dado que el tema había surgido muy rápidamente.
―Mi otra mitad es Eara. En nuestro mundo se apareja a las dos mitades de un alma. La teoría puede ser larga de explicar, si no sabéis de qué hablo tendría que empezar desde el principio. ―Inevitablemente se sentía incómodo al predicar su modo de vida a unos extraños que a saber en qué condiciones y sociedades habían estado viviendo. No tenía intención de cuestionar por qué ignoraban sus almas en los lugares de los que venían, al menos por el momento.

Como salvándolo de una conversación que podría volverse incómoda, los que habían salido a por comida regresaron entonces con cestas en los brazos. Eara interrumpió su labor y se acercó también a los recién llegados, curiosa por el contenido de las cestas. No había allí nada de lo que había dicho la figura cantarina; la comida, si bien era desconocida en su gran mayoría, parecía perfectamente comestible –tarros de bichos aparte–, como había dicho el ave de colores chillones. Aquellos dos que parecían venir del mismo mundo eran lo más extraño por allí «son grotescos». La otra ave, en cambio, al menos no era tan diferente de un pájaro normal, pero seguía siendo chocante. Eara evitaba mirarlos mucho para que no se notase que las diferencias tan grandes la incomodaban. Ayne en cambio los examinaba sin demasiado disimulo, pero en silencio también.
―¡Driv! ―señaló Eara entre sorprendida y aliviada. Lo único de lo que disponían hasta entonces era el syv defectuoso con el que habían limpiado el torreón. Ambos sinhadres estaban sedientos y enseguida Eara había conseguido un vaso limpio para cada uno.

A continuación pusieron en común rápidamente sus conocimientos sobre la comida que tenían delante. Mucha continuó sin identificación alguna, pero los estómagos de todos empezaban a meter prisa en la tarea de cocinarla. Ayne rio a gusto con la salida de la pechugona y Eara la miró incrédula. A juzgar por todas las quejas que había proferido, y a pesar de saber coser, debía de tener siempre la comida en la mesa y criados. Como era un aurva, la chica se preguntó si sería de la nobleza.
―Yo puedo cocinar, no me importa hacerlo para todos ―dijo para el grupo. No había terminado de lavar toda la vajilla, pero la gran mayoría ya se podía usar en ese momento.

Preguntó pacientemente a los demás si había algo que no podían o querían comer en el menú que se decidió en base a lo que tenían delante y, con la ayuda del ave Tesón, comenzó a cocinar. Al principio le resultó incómodo, pero empezó a habituarse a su aspecto diferente y pensó que, ya que no quedaba más remedio, mejor si eso sucedía cuanto antes.

Prepararon una carne guisada y, en una olla diferente, verduras. A Eara la ponía nerviosa cocinar para un grupo tan variopinto por primera vez, aun si nadie puso pegas para el menú. Había incluso especias, y la sinhadre las olió y cató antes de usarlas en la salsa para paliar la falta de sal, preguntándole también a Tesón si le parecían apropiadas.

Entre tanto Ayne había rondado la cocina, olisqueando los resultados de aquella comida intercultural, intercambiando palabras con su aurva y, al final, cargando la pila de vajilla y cubiertos para que alguien los repartiera por la mesa. Se hacía tremendamente extraño estar sentados en aquella mesa todos juntos. Mientras Ayne pensaba en la mesa de su casa y en qué estaría haciendo su familia en aquel momento, Eara estaba más preocupada por los resultados del experimento culinario y de que este fuese suficiente para todos los comensales. Sus pensamientos, en cualquier caso, fueron interrumpidos por la curiosidad de Tesón, que de nuevo le arrancó una sonrisa a Ayne preguntando si eran machos o hembras «mira, lo mismo me pregunto yo».
―Macho y hembra por aquí ―respondió al borde de la risa, señalándose a sí mismo y a Eara respectivamente.

La conversación no siguió mucho mas pues los que fueron por la comida volvieron y  a juzgar por la reacción de la gente de su alrededor, no había ningún herido. Las palabras de Twixy's le hicieron gracia, resultaba curioso el hecho de que supiera coser y hacer la comida le resultara algo tan ajeno.

Samika se propuso a echar una mano a Eara, saber que utensilios habría en la cocina le vendría bien si en los próximo días decidía usarla peor finalmente fue el propio Teson el que ayudo y Samika no puso muchas pegas realmente. Tenía hambre, en otro momento y con mas tranquilidad se pelearía con la cocina  ahora que sabían que contenido tenían las cestas. "Surrealista, un pájaro cocinando" no sabia si reírse o sorprenderse, todo lo ocurrido ese día era bastante absurdo. Eran cosas que solo pasaban en peliculas fantásticas, cuentos o en sueños.

La primera comida en esa ciudad no tardo en llegar, tanto Tesón como Eara tuvieron que experimentar un poco pues alguno de lo alimentos ninguno de ellos lo conocía, peor el resultaba como mínimo olía delicioso. "Ahora mismo me comería un caballo sin muchas pegas" pensó con cierto humor cuando todos se propusieron a comer y Tesón comenzó algunas preguntas, siendo que el había estado fuera no había escuchado la conversación que habían mantenido. Principalmente aquella pregunta de si eran hembras o machos le desconcertó "Aunque bueno es comprensible, yo no sabría decir tampoco si es macho o hembra. Diría macho por su voz y nombre. Su aspecto, aun si lo viera dudo que ayudara" pensó observando a Tesón que había entrado en su rango de visión al sentarse a comer y realmente por lo poco que podía ver de el no tenia sexo identificativo.

-Yo soy hembra también al igual que Eara -respondió finalmente curiosa por este y los otros dos. Aun no había visto a Armonía de cerca, pero Kires y Tesón no lucían iguales ¿serian de diferente mundo o tal vez razas dispares de un mismo lugar? Realmente esperaba que durante la comida algunas de las dudas que tuvieran fuese resolviéndose aunque eso incrementara su dolor de cabeza por exceso de información.

Por suerte para Samika sus deseos fueron concedidos. Tesón no solo pregunto sobre ellos a lo que Samika no tuvo problemas en contestarle con algo de ayuda de sus compañeros, sino también menciono cosas de su mundo. Como el dato aquel de que tanto el como Armonía pertenecían al mismo lugar, dejando a Kires en una incógnita.

Twixy's le dedicó a Tesón una mirada de desprecio ensayada durante muchos años. No podía creerse que aquel adefesio se atreviese a llamala monstruo, mucho menos que actuase como si cocinar fuese lo más normal del mundo.

-Para que te superenteres, yo no hipersoy cociner'ys, y megasiempre compro comida ya cocinada- le espetó- Y la que no, pues megala hace mi maniquy's. Así que no me supervengas con aires como si hiperfueras un superjefy's del drocarbury'z, porque no supereres más que un choco fey'zz que te rompes.

Se fue indignada, recogiendo su labor y subiendo a terminar al dormitorio. No bajó hasta que empezó a oler bien, y el hambre y la curiosidad pudieron con su orgullo. De todas formas aquel adefesio no valía como para que ella pasase hambre. Hizo una mueca de asco cuando supo que Tesón había ayudado, pero como parecía que el peso del plato lo había llevado Eara, se relajó. No siempre comía comida precocinada, iba a menudo a restaurantes, pero los platos eran más elaborados y... bonitos que aquel. << Pero hiperhuelen igual de bien...>> Tenía buen sabor. Raro, muy raro, pero buen sabor. Viendo todo lo que Eara sabía hacer, se preguntó si en su mundo sería como un maniquí, pero de carne y hueso.

Comiendo y pensando en sus cosas, ignoró por completo la pregunta de Tesón, pues consideró que ella tenía dos pruebas más que suficientes para identificarse como mujer. Sin embargo, cuando empezaron a hablar cada cual de sus mundos, decidió lucirse. Les habló de su trabajo como totaldiseñadora, obviando la parte en la que en realidad era solo una ayudante. Les describió los rascacielos, las discotecas, los restaurantes, su propia casa, de la que estaba no tan secretamente orgullosa. Les habló de las fiestas y la música, hasta que se dió cuenta de que la comida se le estaba quedando fría, y continuó comiendo.

La charla sobre que las mujeres o los hombres hacían cosas distintas comenzó a levantarle cierto dolor de cabeza. El concepto de discriminación por sexos era completamente ajeno a Carabás, y a la cuadriculada mente de Hal no le cabía en la cabeza que hubiese gente que negase o concediese oportunidades por algo tan trivial como los genitales. La mención de madres y padres sólo empeoró las cosas: ninguno de los dos cuestionaba esas palabras, lo que sólo podía significar una cosa. «Dos mundos enteros de mimados. Que horror». Se pellizcó el puente de la nariz, suspirando con frustración. La Tierra parecía un mundo completamente absurdo nacido de la mente perturbada de un payaso con graves problemas mentales.

La mención de Ayne a las mitades y las almas provocó un brusco freno en su mente. La información estaba llegando demasiado de golpe y de demasiados frentes. Mundos sin magia, mundos donde el concepto de familia no parecía ser cuestionado, mundo donde las discriminaciones eran absurdamente aleatorias, y ahora mundos con religiones. El que les hubiese preguntado de aquella forma le hacía pensar que en el lugar donde vivían Ayne y Eara aquel concepto se daba por hecho, y, nuevamente, un mundo donde conceptos religiosos se diesen como hechos le parecía terriblemente primitivo y absurdo.

El alivio que le embargó cuando la llegada de los exploradores frenó la conversación era indescriptible. Al parecer Eara y Tesón sería quienes se encargarían de hacer la comida, y en ese momento no le preocupaba nada más.

—Soy chico —respondió con sequedad ante la pregunta de Tesón. «Soy un ser racional, maldita sea».

Se comió la comida con movimientos mecánicos, intentando filtrar la información que daban los aliens para no volverse loco. No entendía a qué venía eso  de mezclar la comida con la charla, pero aquella costumbre la etiquetó con un simple "costumbres alienígenas extrañas". Naturalmente fue el primero en acabar.

“BUUUAH! Choco…. Que bueno…choco…-decía riéndose con las lagrimas saltadas mirando a tesón-No te lo tomes a mal, eeehm.. Tesón-recordó el nombre- mi dieta se basaba en pizza y cerveza, yo no cocinaba nada, tampoco es tan malo, ¿no?- dijo encogiéndose de hombros- y viendo a nuestra amiga, creo que tampoco le ha hecho mucho mal… quizás no tenga demasiadas plumas para ti… pero.. en fin.. ogff madre mía…“

Lemus escuchaba todo lo que los demás hablaban de sus mundos pero solo podía pensar en la comida. No se interpuso en lo de quien iba a cocinar porque él solo sabia usar el microondas…

“aaah! Por fin! –Dijo entusiasmado frotándose las manos al ver el plato de comida en la mesa- no sé que mierda será pero huele de puta madre –dijo antes de empezar a comer con ansias-“

La conversación cambio de tema y ahora cada uno iba diciendo si eran machos o hembras…como si fueran perros... un sin sentido… Lemus sólo dudaba de los pájaros gigantes, el sexo de todos los demás parecía bastante claro.

“Yo soy un tío- dijo con la boca llena sin demasiada emoción- tengo pilila… ya sabéis…- dijo con ironia- Bueno, creo que va siendo hora  de organizarnos un poco -empezó a decir cuando vio que casi todos habían terminado de comer- supongo que nos quedaremos aquí ¿cómo repartimos los cuartos?¿iremos siempre los mismos a por la comida?¿hasta cuanto tendremos que estar aquí metido?¿Alguien tiene claro que sentido tiene estar aquí? A parte de todas las promesas que nos hicieron… no es por ser gilipollas… pero por ahora no he visto nada de la grandeza de la que me hablaron… no sé ustedes señores pero creo que nos la han metido doblada –terminó haciendo una mueca- estamos jodidos- dijo cruzando los brazos poniendo una cara larga-“

Durante la comida los ánimos parecieron más relajados, y la gente comenzó a hablar sin demasiados tapujos. Una de las que más habló fue la frivy, que explicó un montón de cosas increíbles «y también incomprensibles… en el sentido más literal». Al sinhadre le había costado contener la risa en alguna que otra ocasión, pero nos nervios por la nueva situación continuaban ahí, pidiéndole ser cauteloso.

Eara dejó que fuese su edeel el que llegase a contar cosas de su mundo. No dijo demasiado, y desde luego no insistió con lo de las almas. No acaparó lo suficiente la conversación como para que los demás se hiciesen una idea sólida de Sinhdro. La sinhadre se fijó sobre todo en aquellos que comían en silencio, como el edeel de ojos morados, un chico muy reservado o tal vez incómodo.

La tensión previa a la comida regresó un poco cuando el “pilila”, como comenzó a llamarlo Ayne mentalmente, sacó el tema del evidente engaño en el que habían caído. «Para el carro, no tantas preguntas de golpe» quiso decirle el sinhadre antes de que llegase a mencionar el timo. Después de eso, cambió de línea.
―Ah, pero la magia sí que existe… Evidentemente creo que sí que nos han engañado, pero hay alguna cosa que encaja. Tal como están las cosas no parece que nos las podamos apañar ahí fuera, pero vamos a tener que hacerlo si queremos averiguar cómo volver… ¿o preferís esperar encerrados hasta que les demos pena?

A Eara le extrañó que su Edeel dijese aquello, pero era cierto que no tenían muchas otras opciones. Estaba segura de que salir ahí afuera le debía dar bastante miedo, pero los del discurso no les habían dado muchas más opciones. Jack lo había definido como una escuela de magia «pero ¿qué tiene de escuela? Nadie nos ha dicho cómo hacer magia, para empezar».

Por suerte, no tuvieron problema en responder a sus cuestiones y el roquense atendió en silencio, memorizando todo lo posible. Necesitaba saber mucho sobre esas criaturas con que se había visto forzado a sobrevivir y convivir hasta el momento (aunque solo llevasen unas míseras horas juntos) si quería poder llevar a cabo su misión. Cualquier dato le sería útil para ello.

Por otro lado, también respondieron a la cuestión de qué era cada cuál, a lo que respondió observando fijamente y sin discreción alguna a los que se iban identificando como machos o hembras. El motivo era sencillo: buscar qué los identificaba como tales, y al cabo de un rato creyó dar con ello: la presencia o ausencia de los bultos del pecho parecía ser la clave.

Y ahí dejó de pensar y analizar la información obtenida; ya tenía suficiente para asimilar como para seguir preguntando al respecto. También ignoró las preguntas del sindeseo Lemus a mitad de su diatriba, ya que no tenía respuestas para él y no quería tener que mentir en cuanto a los motivos que le convencieron de ir a Rocavarancolia. Sin embargo, recordó que aún no había tratado ese tema con Armonía, así que lo "anotó" mentalmente para más tarde, en privado.

Sin embargo, sí atendió a lo que dijo el sindeseo Ayne sobre la magia y su situación actual. Estaba claro que la magia existía, y por lo visto el macho... ¿Chico? Le costaría acostumbrarse a esa palabra, al igual que "chica". Sea como fuere, estaba claro que Ayne y otros más sabían algo al respecto de la magia. Ya indagaría más en el asunto. Lo que más le preocupaba ahora, dadas las circunstancias, era organizarse como grupo.

—Muchas gracias por responder a mis preguntas. La comida estaba deliciosa—empezó, mirando a Eara, y luego dejó vagar la mirada por entre los presentes—. Ahora no estaría mal organizarnos. Algunos habéis dejado claro que no sabéis cocinar, otros lo contrario, así que podríamos decidir quiénes cocinarán y quiénes se encargarán de otros asuntos. Como, por ejemplo, salir a por las cestas de comida cuando ese engendro "espantapájaros" —eso lo dijo con evidente desagrado— anuncie su llegada; de adecentar el torreón cuando sea necesario y...

Ahí frunció el ceño. ¿Qué, por la Voz, tenían que hacer? Sobrevivir implicaba poder tener un refugio y... ¡Claro!
—Habéis visto que hay un sótano lleno de armas... Yo no he usado una en todos mis ciclos, mas Kirés por ejemplo sabe al respecto. ¿Hay alguien más que sepa de armas? Estimados compañeros, me temo que no podremos sobrevivir sin saber defendernos. Y esto no es una tontería como que te traigan la comida ya hecha, Twixy—remató, fulminándola con la mirada.

No había ni olvidado ni pasado por alto la respuesta a la reprimenda sobre no saber cocinar. Pero una cosa era cocinar, de lo que podría encargarse incluso él mismo, y otra poder defenderse. Si alguien esperaba vivir como si el resto fuesen sus esclavos, aprendería por las malas y por el bien del grupo a usar las armas del sótano.

La comida fue bastante tranquila, no solo tesón explico cosas de su mundo sino también lo hizo Twixy's acaparando un ratito la conversación, no sin antes soltarle una critica a tesón, y contando cosas de su mundo que a Samika extrañaron y maravillaron un poco.

Lemus también contribuyo a la conversación soltando en cada frase que dijo una palabra malsonante que le hicieron pensar momentáneamente a Samika sino se ahogaría por intentar hablar correctamente. Aun así, su salta de preguntas le marearon, era demasiadas cosas para responder aunque el hecho de que Ayne dejara clara que la magia existía, algo que ya había sido evidente para ella y que Teson intentara poner un poco de orden luego, con cierto tono mandatario le hicieron por fin hablar. Intenta mantenerse atenta a todo lo que decían mientras los ubicaba era un dolor. Las palabras de Teson sobre las armas atrajeron su atención, pues ella aunque consciente de su discapacidad no quería quedarse de brazos cruzados sin ayudar en nada, no era su personalidad.

-Cocinar se puede hacer entre los que sepan, yo misma puedo si alguien me ayuda la primera vez ubicando los utensilios- añadió intentando ir respondiendo cada una de las dudas desde su punto de vista- La limpieza creo que es algo mas extendido a todo el grupo, porque cada cual literalmente tendrá que limpiar lo que ensucie. Esto es como compartir piso así que todos arriman el hombro en adecentar el lugar- dijo alzando una ceja ante el hecho de que alguno intentara escaquearse. Ella no pensaba ser la chacha, aquí todos colaboraban en lo que pudieran, ni mas ni menos, y para limpiar no se necesitaba un máster - Las cestas igual, no tienen que ir siempre los mismos. Según me habéis indicado hay cosas allí afuera peligrosas y esta el hecho de que, bueno...habrá que saber que hacemos aquí o que nos espera ¿no? Explorar y esas cosas, no quiero quedarme aquí sin ayudar...también quiero saber -añadió indecisa pues no tenia muy claro como reaccionarían a sus palabras. Muy capaz eran de tacharla de loca por proponer algo así, aunque no dijera de salir el primer día a una ciudad desconocida no iban a sacar nada en claro solo saliendo por comida y volver. Aparte, ya a un nivel diferente, se preguntaba que había sido de los que no estaban en ese torreón, aunque ya habría tiempo para averiguarlo lo primero era ubicarse ellos mismos.

-Sobre las armas, no he tocado un arma en mi vida, lo máximo es esto- dijo levantando un poco el bastón para que lo vieran-Que atiza la mar de bien pero no es un arma en si, sino una guía-continuo pensativamente sobre que mas podría decir- Habría que buscar armas para todos, nunca se sabe cuando hará falta, y si queréis os puedo enseñar un poco de defensa personal. Es un arte marcial de cuerpo a cuerpo de mi mundo pero para protegerse y entrenar el cuerpo es bastante útil-finalizo esperando que el resto ya opinara sobre sus palabras o sobre lo que deberían hacer. Realmente ella estaba muy desorientada aun. Ya había comido y eso aliviaba parte de sus preocupaciones, los cuartos no deberían ser un problema mientras hubiese cama para todos y el organizarse para dormir ya era algo mas básico, no pensaba discutir mucho sobre eso mientras tuviese un colchón donde acostarse.