Torreón Maciel (Archivo VII)
+16
Dal
Muffie
Leonart
Giniroryu
Aes
Red
Tak
Shiogen
Merodeador
Evanna
Zarket
Alicia
Jack
Carmesí
Poblo
Rocavarancolia Rol
20 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Maciel (Archivo VII)
05/08/13, 03:48 am
Recuerdo del primer mensaje :
Torreón de cuatro plantas de piedra azulada, cuya azotea y última planta fueron destrozadas por una ballena, de la que ya solo queda el esqueleto. Allí anidan las estirges. Se accede por un puende levadizo y un portón. El corredor de la entrada está plagado de pintadas y mensajes y termina en una reja llena de púas. El patio, donde se reparten algunas vértebras del animal del techo, está rodeado de un muro coronado con cristales, y en el centro de éste hay una estatua de gran pájaro negro con el pico serrado en cuya base está apoyado el reloj robado del torreón Margalar.
- Ver mensajes anteriores (click aquí):
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
22/09/15, 05:35 pm
Habia sacado bastantes cosas en claro de ese encuentro, parte de mas confusión, y ninguna era especialmente positivas. Al menos descubrieron algunos cambios que podría sufrir aunque no fuese algo muy halagüeño al menos tener la perspectiva de aquello que no podía evitar era mejor que no saber nada, o al menos eso creía Samika. Tenia tres meses para mentalizarse a lo inevitable.
Para la londinense aquella descripciones, chico de hielo, repoblador con alitas, poltergeist , metamorfo y la apariencia descrita por su interlocutor quedaron bien grabadas en su memoria, no sabia si le seria útil pero si terminaba siendo algunas de esas cosas, sabría al menos por donde comenzar. Junto a ella, Twixy's, lloraba y Samika tomó su mano, sintiéndose extraña por al frialdad con la que estaba tomando el asunto. No, no era frialdad, estaba aterrada, esta furiosa, pero ¿que podía hacer? Twixy's estaba haciendo lo que ella no conseguía hacer aun: desahogarse, soltar toda la frustración y el miedo. La admiro por ello.
Cuando llegaron a al torreón, soltó a la frivy viendo como caía al suelo y comenzaba a llorar. Samika sintió que los ojos se le humedecían al verla así. La frivy era la mayor de todos, la mas fuerte emocionalmente, como un roble inamovible que siempre los animaba. Verla tan destruida, llorando como una niña, rompió la capa de frialdad de la humana que dejo que algunas lagrimas corrieran, silenciosas. Tenía mucho miedo.
Se arrodillo en el suelo, rodeando con sus brazos la frivy, abrazándola con fuerza, acariciando sus cabellos en un intento, tal vez inútil de calmarla y hacerla sentir mejor. Aunque fuese un poco, dejando al resto de sus compañeros explicar lo sucedido, ella no podía.
-Tu no te convirtieras en un monstruo feo y espantoso como ese, es imposible. -murmuro la londinense, acariciando sus cabellos y restregandose las mejillas llenas de lagrimas con el dorso de la mano- Seras hermosa incluso tras esa estúpida luna, porque eres nuestra Twixy's ¿me oyes? Seria un sacrilegio pensar lo contrario -añadió cogiendo su rostro con ambas manos para limpiar sus lagrimas y abrazarla de nuevo con fuerza en un apoyo y con palabras que ella misma se repetía. No seria monstruos, no era posible que todos los cambios que pudiera llegar a sufrir fuesen tan horribles. No era posible.
Para la londinense aquella descripciones, chico de hielo, repoblador con alitas, poltergeist , metamorfo y la apariencia descrita por su interlocutor quedaron bien grabadas en su memoria, no sabia si le seria útil pero si terminaba siendo algunas de esas cosas, sabría al menos por donde comenzar. Junto a ella, Twixy's, lloraba y Samika tomó su mano, sintiéndose extraña por al frialdad con la que estaba tomando el asunto. No, no era frialdad, estaba aterrada, esta furiosa, pero ¿que podía hacer? Twixy's estaba haciendo lo que ella no conseguía hacer aun: desahogarse, soltar toda la frustración y el miedo. La admiro por ello.
Cuando llegaron a al torreón, soltó a la frivy viendo como caía al suelo y comenzaba a llorar. Samika sintió que los ojos se le humedecían al verla así. La frivy era la mayor de todos, la mas fuerte emocionalmente, como un roble inamovible que siempre los animaba. Verla tan destruida, llorando como una niña, rompió la capa de frialdad de la humana que dejo que algunas lagrimas corrieran, silenciosas. Tenía mucho miedo.
Se arrodillo en el suelo, rodeando con sus brazos la frivy, abrazándola con fuerza, acariciando sus cabellos en un intento, tal vez inútil de calmarla y hacerla sentir mejor. Aunque fuese un poco, dejando al resto de sus compañeros explicar lo sucedido, ella no podía.
-Tu no te convirtieras en un monstruo feo y espantoso como ese, es imposible. -murmuro la londinense, acariciando sus cabellos y restregandose las mejillas llenas de lagrimas con el dorso de la mano- Seras hermosa incluso tras esa estúpida luna, porque eres nuestra Twixy's ¿me oyes? Seria un sacrilegio pensar lo contrario -añadió cogiendo su rostro con ambas manos para limpiar sus lagrimas y abrazarla de nuevo con fuerza en un apoyo y con palabras que ella misma se repetía. No seria monstruos, no era posible que todos los cambios que pudiera llegar a sufrir fuesen tan horribles. No era posible.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
22/09/15, 06:16 pm
Ayne no entendió nada, no entendió qué tenía de bueno ser un trasgo, no entendió a qué se refería con vivir donde los amigos del monstruo… y ya casi le empezaba a dar igual. No quería más información que no servía para nada, ni engaños, ni omisiones. Cuando por fin se separaron del rocavarancolés pensó que la tensión disminuiría y lo dejaría respirar, pero no fue así. En lo que quedaba de caminata se limitó a vigilar al entorno, con la cabeza enteramente en otra parte. Por eso lo que pasó al entrar en el torreón cogió desprevenido al sinhadre, que no habiendo reparado en Twix, y teniéndola por una de las personas más resistentes emocionalmente del grupo, no lo podía haber previsto. De hecho, de esperárselo de alguien, habría sido de Hal.
Eara, que estaba allí para recibirlos, se había percatado al momento de las caras largas y lágrimas, pero también de que esta vez no faltaba nadie en el grupo. Al derrumbarse Twix se quedó paralizada sin saber qué hacer, y se acercó a las chicas aún muda, queriendo consolar a la frivy por algo que ni siquiera sabía de qué se trataba. Buscó a Ayne para interrogarlo con la mirada pero su edeel estaba observando la escena con cara de pasmo, visiblemente abstraído. Empezaba a ponerse muy nerviosa.
Para no volverse loca se puso en movimiento para limpiar el suelo al lado de la frivy. Podrían confortarla mejor si olvidaba enseguida lo que acababa de pasar.
Eara, que estaba allí para recibirlos, se había percatado al momento de las caras largas y lágrimas, pero también de que esta vez no faltaba nadie en el grupo. Al derrumbarse Twix se quedó paralizada sin saber qué hacer, y se acercó a las chicas aún muda, queriendo consolar a la frivy por algo que ni siquiera sabía de qué se trataba. Buscó a Ayne para interrogarlo con la mirada pero su edeel estaba observando la escena con cara de pasmo, visiblemente abstraído. Empezaba a ponerse muy nerviosa.
Para no volverse loca se puso en movimiento para limpiar el suelo al lado de la frivy. Podrían confortarla mejor si olvidaba enseguida lo que acababa de pasar.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
23/09/15, 02:45 pm
Twixy's intentaba decirle a Samika que no la tocase, que podría mancharse, pero no lograba articular nada comprensible entre los sollozos. Por suerte llegó Eara y limpió el estropicio.
-Yo... no quiero. ¿Por qué... tiene que pasar... esto?- balbuceaba la frivy.
Había llegado a un punto en el que no tenía nada a lo que agarrarse, y ya no le quedaban fuerzas para fingir que no estaba pasando nada. Era dolorosamente consciente de la situación, de todo lo que estaban viviendo, y de pronto, también de lo que habían vivido. Deseaba desesperadamente volver a ser la persona frívola de hacía meses atrás, del primer día que pasó en Rocavarancolia, pero esa persona ya no existía. Había pasado por demasiado, todos lo habían hecho. La ciudad la había cambiado, y pronto la Luna Roja también lo haría, de forma más brutal, más drástica. Le aterraba. ¿Había alguna forma de poder escapar a todo aquello? La había, pero le daba todavía más miedo.
Lemus llegó y la levantó del suelo, para sentarla en algún sitio. Intercambió con Eara una mirada de nerviosismo, y por qué no, de pavor. Alguien debió explicarles lo que había ocurrido, Twixy's no se enteró muy bien de quién.
-Yo... no quiero. ¿Por qué... tiene que pasar... esto?- balbuceaba la frivy.
Había llegado a un punto en el que no tenía nada a lo que agarrarse, y ya no le quedaban fuerzas para fingir que no estaba pasando nada. Era dolorosamente consciente de la situación, de todo lo que estaban viviendo, y de pronto, también de lo que habían vivido. Deseaba desesperadamente volver a ser la persona frívola de hacía meses atrás, del primer día que pasó en Rocavarancolia, pero esa persona ya no existía. Había pasado por demasiado, todos lo habían hecho. La ciudad la había cambiado, y pronto la Luna Roja también lo haría, de forma más brutal, más drástica. Le aterraba. ¿Había alguna forma de poder escapar a todo aquello? La había, pero le daba todavía más miedo.
Lemus llegó y la levantó del suelo, para sentarla en algún sitio. Intercambió con Eara una mirada de nerviosismo, y por qué no, de pavor. Alguien debió explicarles lo que había ocurrido, Twixy's no se enteró muy bien de quién.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/09/15, 02:45 am
Ergot se quedó de piedra ante la llegada que habían dado al torreón. No tenía ni idea de lo que podía hacer para ayudar a la frivy o a quien fuese por lo que se subió al respaldo del sillón más alto para observar desde ahí la escena y de esta manera, al mismo tiempo, evitar estorbar.
El repoblador no entendía para nada la situación, no sabía que le había podido pasar a Twixy’s pero no pudo evitar verse a sí mismo un tiempo atrás tras la muerte de Emmit. Pero que era lo que la había dejado en ese estado era todo un misterio para Ergot. Un misterio que no resolvió hasta que las palabras de la humana se lo descifraron. Claro que el bichejo estaba asustado de la transformación que se les echaba encima pero no temía al monstruo en el que se iba a convertir sino al cambio en sí mismo, no quería cambiar. Por otro lado, el repoblador si bien tenía siempre en mente los cánones de belleza del macetero, estos solo los aplicaba a las plantas y a las combinaciones de colores, por lo que el trasgo no le pareció desagradable, le era indiferente, solo había sido la apariencia de un mamífero más. Pero entendía el sentimiento de querer mantener la apariencia de uno, a él mismo le ocurría cada vez que se daba cuenta de que había ganado un par de milímetros más, por eso un sentimiento de simpatía hacia la frivy le inundó y le hizo callar todas aquellas palabras que hubiesen podido ser malinterpretadas.
En todo caso, el alivio y el agradecimiento que le embargaron al ver como Samika y Eara se hacían cargo de la situación le hicieron hablar, ayudando a Kires en su relato de lo que había sucedido, añadiendo detalles o haciendo aclaraciones. Y cuando Lemus depositó a Twixy’s en un sofá, Ergot se acordó de un pequeño comentario sobre agua asquerosa y le pareció el único modo de hacerle un favor a la frivy que la pudiese animar.
Y Ergot propuso a sus compañeros de torreón que preparasen todos juntos un baño caliente para Twixy’s.
El repoblador no entendía para nada la situación, no sabía que le había podido pasar a Twixy’s pero no pudo evitar verse a sí mismo un tiempo atrás tras la muerte de Emmit. Pero que era lo que la había dejado en ese estado era todo un misterio para Ergot. Un misterio que no resolvió hasta que las palabras de la humana se lo descifraron. Claro que el bichejo estaba asustado de la transformación que se les echaba encima pero no temía al monstruo en el que se iba a convertir sino al cambio en sí mismo, no quería cambiar. Por otro lado, el repoblador si bien tenía siempre en mente los cánones de belleza del macetero, estos solo los aplicaba a las plantas y a las combinaciones de colores, por lo que el trasgo no le pareció desagradable, le era indiferente, solo había sido la apariencia de un mamífero más. Pero entendía el sentimiento de querer mantener la apariencia de uno, a él mismo le ocurría cada vez que se daba cuenta de que había ganado un par de milímetros más, por eso un sentimiento de simpatía hacia la frivy le inundó y le hizo callar todas aquellas palabras que hubiesen podido ser malinterpretadas.
En todo caso, el alivio y el agradecimiento que le embargaron al ver como Samika y Eara se hacían cargo de la situación le hicieron hablar, ayudando a Kires en su relato de lo que había sucedido, añadiendo detalles o haciendo aclaraciones. Y cuando Lemus depositó a Twixy’s en un sofá, Ergot se acordó de un pequeño comentario sobre agua asquerosa y le pareció el único modo de hacerle un favor a la frivy que la pudiese animar.
Y Ergot propuso a sus compañeros de torreón que preparasen todos juntos un baño caliente para Twixy’s.
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/09/15, 02:56 am
Fue el enderth quien explicó lo sucedido a los demás. Alguien tenía que hacerlo aunque nadie estuviera en condiciones para ello. Enseguida se hizo palpable que aquel día habían llegado a su límite. Quizás Twixy’s era la que aparentaba estar más rota, pero sabía que los demás no estaban mucho mejor, y se incluía a sí mismo en ello. Observó a la frivy vomitar, llorar… y realmente quería poder ayudar de algún modo, pero no sabía cómo. Siempre se había distanciado de la gente a propósito, y ahora sentía las consecuencias. Kirés estaba preparado para luchar, para sobrevivir, para tomar decisiones difíciles… Pero centrarse tanto en aquellas cosas había hecho que labores tan sencillas como animar a quienes lo rodeaban o simplemente socializar se convirtieran en tareas con las que simplemente no sabía ni por dónde empezar.
Al final no hizo nada, de nuevo se quedó en blanco y necesitó esforzarse considerablemente para decidirse. Para entonces ya había entrado más gente en escena para ayudarla.
Tras aquello Kirés sintió que no pintaba nada allí y decidió bajar a la armería a dejar sus armas, ya que había estado ocupado explicando lo sucedido y aún no había tenido tiempo de hacerlo. Sin embargo justo antes de abandonar el lugar se detuvo para volverse a mirar a Twix. Seguía teniendo la sensación de que debería ayudar, pero no sabía cómo.
–Seguimos vivos, y seguiremos estándolo con luna o sin ella. Eso tiene que valer para algo.
Aquello podría haberlo dicho para todos en general, pero realmente una vez más se lo decía también a sí mismo. “Necesito que sirva de algo”
Sobrevivir era lo único que aparentemente se le daba bien, "Si manternos vivos al final es para nada… ¿Entonces para qué sirvo?”
Al final no hizo nada, de nuevo se quedó en blanco y necesitó esforzarse considerablemente para decidirse. Para entonces ya había entrado más gente en escena para ayudarla.
Tras aquello Kirés sintió que no pintaba nada allí y decidió bajar a la armería a dejar sus armas, ya que había estado ocupado explicando lo sucedido y aún no había tenido tiempo de hacerlo. Sin embargo justo antes de abandonar el lugar se detuvo para volverse a mirar a Twix. Seguía teniendo la sensación de que debería ayudar, pero no sabía cómo.
–Seguimos vivos, y seguiremos estándolo con luna o sin ella. Eso tiene que valer para algo.
Aquello podría haberlo dicho para todos en general, pero realmente una vez más se lo decía también a sí mismo. “Necesito que sirva de algo”
Sobrevivir era lo único que aparentemente se le daba bien, "Si manternos vivos al final es para nada… ¿Entonces para qué sirvo?”
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/09/15, 03:30 am
A Samika no le importo si es que llegaba a ensuciase, se bañaría luego y punto, animar a la frivy estaba en lo mas alto de sus preocupaciones en aquellos momentos, dejando que Lemus la llevar a al sofá. Vio Eara limpiando el estropicio de la frivy y escucho a Ergot de fondo contando todo lo sucedido y su propuesta de prepararle un baño a Twixy's, estuvo de acuerdo.
La voz de Kires llegó a sus oídos y la humana estuvo de acuerdo.
-Estoy asustada y mucho. Conforme esa luna se acerque me pondré de los nervios, pero no pienso sufrir tres meses pensando en ella -respondió Samika levantándose del suelo con el miedo en el cuerpo pero decidida, había aprendido hacia años a hacerle frente a las adversidades con nada mas que fuerza de voluntad- Y si esa luna va a permitirme encontrarme de nuevo con Doce Puntos y poder partirle la cara por no añadir esto en el contrato, hasta puede que le de la bienvenida -respondió la humana con molestia, acercándose a Twixy's, a la que ayudo a levantarse del sofá- Ven Twix, voy a ayudarte a limpiar tu cabello -añadió dirigiéndole una tranquilizado sonrisa hasta poder llegar al baño, que previamente alguno de lo usuarios mágicos del torreón había preparado. Samika se tomó su tiempo para lavarse ella, sin pudor alguno ya a esas alturas, y en limpiar con extremo cuidado la cabellera rojizas de la frivy, dándole suaves masajes.
La voz de Kires llegó a sus oídos y la humana estuvo de acuerdo.
-Estoy asustada y mucho. Conforme esa luna se acerque me pondré de los nervios, pero no pienso sufrir tres meses pensando en ella -respondió Samika levantándose del suelo con el miedo en el cuerpo pero decidida, había aprendido hacia años a hacerle frente a las adversidades con nada mas que fuerza de voluntad- Y si esa luna va a permitirme encontrarme de nuevo con Doce Puntos y poder partirle la cara por no añadir esto en el contrato, hasta puede que le de la bienvenida -respondió la humana con molestia, acercándose a Twixy's, a la que ayudo a levantarse del sofá- Ven Twix, voy a ayudarte a limpiar tu cabello -añadió dirigiéndole una tranquilizado sonrisa hasta poder llegar al baño, que previamente alguno de lo usuarios mágicos del torreón había preparado. Samika se tomó su tiempo para lavarse ella, sin pudor alguno ya a esas alturas, y en limpiar con extremo cuidado la cabellera rojizas de la frivy, dándole suaves masajes.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/09/15, 11:49 am
Cuando Eara acabó de limpiar por fin le llegó la explicación, de mano de Kirés y Ergot. Mientras se hablaba, Ayne se había abrazado a su aurva y apoyaba una mejilla en su cabeza, todavía pensativo. Ahora Eara por fin se daba cuenta de por qué estaba así, durante todo ese tiempo había intentado convencerlo de que había truco, que podían no ser más que cuentos o exageraciones, pero la realidad era que no había escapatoria. Y lo mismo era para Twix. Eara deseó poder hacer algo más por ella, por todos, pero estaba tan asustada como cualquiera de ellos. ¿Acaso había algo que pudiese hacer, para empezar?
Colaboró con la preparación del baño y en algún momento apretó la mano de Twixy's, intentando demostrarle que estaba con ella.
—Pienso lo mismo que Kirés. Seguimos vivos, que no es poco, y mientras lo sigamos podemos salir adelante —fue lo que aportó tras hablar el enderth.
Ya cuando Samika y Twix se habían retirado al baño, Ayne se dejó caer en el sofá con el ceño fruncido. Se lo pensó un poco antes de dar voz a sus pensamientos.
—¿Y si realmente no es malo? ¿Y si es cierto que es una bendición? ¿No es más fácil creer eso antes que en el fin del mundo? —preguntó dubitativo. Ni siquiera él lo asimilaba de ese modo todavía, pero Eara comprendió que su edeel había encontrado otra cosa a la que aferrarse... solo tal vez.
Colaboró con la preparación del baño y en algún momento apretó la mano de Twixy's, intentando demostrarle que estaba con ella.
—Pienso lo mismo que Kirés. Seguimos vivos, que no es poco, y mientras lo sigamos podemos salir adelante —fue lo que aportó tras hablar el enderth.
Ya cuando Samika y Twix se habían retirado al baño, Ayne se dejó caer en el sofá con el ceño fruncido. Se lo pensó un poco antes de dar voz a sus pensamientos.
—¿Y si realmente no es malo? ¿Y si es cierto que es una bendición? ¿No es más fácil creer eso antes que en el fin del mundo? —preguntó dubitativo. Ni siquiera él lo asimilaba de ese modo todavía, pero Eara comprendió que su edeel había encontrado otra cosa a la que aferrarse... solo tal vez.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/09/15, 01:54 pm
Lo último que había dicho el trasgo no tenía ningún sentido para el carabés. Tampoco era lo que le interesaba. Recordaba algún dato del libro de historia y el dato del ser que era su interlocutor había activado todas las alarmas de su mente.
Su primera idea al entrar en el torreón había sido ir a por el libro de historia para repasar varios datos. El estado de Twix le frenó en seco antes de pisar el primer escalón. Se mordió el labio, avergonzado de no haberse fijado en cómo le había afectado el encuentro a la frivy. Se sentía mal por ella, y también consigo mismo. Se quedó aparte, incapaz de ayudar en nada, dejando que el resto se ocupara de tranquilizar a su compañera. Y sintiéndose tremendamente inútil por ello.
Soltó un sonido indescifrable, acompañado de un magro asentimiento, ante la frase de Kirés. Sí, estaban vivos. ¿Pero durante cuánto tiempo? ¿Y cómo les afectaría el cambio? Si ya estaban así en ese momento Hal no quería ni pensar en cuando tuvieran la Luna Roja encima de sus cabezas.
Comenzó a moverse cuando Samika se llevó a Twix arriba. Fue lentamente hacia las cestas, todavía avergonzado, y cogió un par de tentempiés. Tras esto se alejó hacia el patio. El ambiente del lugar no le gustaba, y ahora mismo toda su atención mental estaba en el futuro.
Se sentó frente al reloj y comenzó a comer. La extrella se aproximaba a la Luna Roja, pero todavía le quedaba un trecho. ¿Habría forma de evitar aquello? Sí: irse bajo tierra, algún refugio profundo y seguro. O escapar de Rocavarancolia, cosa imposible. Hal comenzó a sentirse más y más desalentado. Iban a cambiar, y no había nada que pudiera hacer para evitarlo.
«No sirves para nada» se dijo, parafraseando al otro Hal de su sueño. No había podido evitar la muerte de Armonía, ni la transformación de Emmit. Y no podría salvar ni a sus compañeros ni a sí mismo. La estrella del reloj, implacable, se seguiría acercando a aquel mortífero astro carmesí. Y cuando coincidieran...
«Seguimos vivos, y seguiremos estándolo con luna o sin ella. Eso tiene que valer para algo» las palabras de Kirés resonaron en su cabeza. Sabía que tenía razón, pero se sentía demasiado abatido como para ver razón de optimismo ahí. El carabés supuso que, al final, poco importaba mantener ninguna clase de esperanza. La Luna Roja llegaría, pasaría y les contaminaría, y ellos, simplemente, seguirían allí.
«Supongo que seguiremos adelante» se dijo, exhalando un suspiro cansado. «Aguantando lo que nos venga. Tampoco hay otra cosa que podamos hacer».
Su primera idea al entrar en el torreón había sido ir a por el libro de historia para repasar varios datos. El estado de Twix le frenó en seco antes de pisar el primer escalón. Se mordió el labio, avergonzado de no haberse fijado en cómo le había afectado el encuentro a la frivy. Se sentía mal por ella, y también consigo mismo. Se quedó aparte, incapaz de ayudar en nada, dejando que el resto se ocupara de tranquilizar a su compañera. Y sintiéndose tremendamente inútil por ello.
Soltó un sonido indescifrable, acompañado de un magro asentimiento, ante la frase de Kirés. Sí, estaban vivos. ¿Pero durante cuánto tiempo? ¿Y cómo les afectaría el cambio? Si ya estaban así en ese momento Hal no quería ni pensar en cuando tuvieran la Luna Roja encima de sus cabezas.
Comenzó a moverse cuando Samika se llevó a Twix arriba. Fue lentamente hacia las cestas, todavía avergonzado, y cogió un par de tentempiés. Tras esto se alejó hacia el patio. El ambiente del lugar no le gustaba, y ahora mismo toda su atención mental estaba en el futuro.
Se sentó frente al reloj y comenzó a comer. La extrella se aproximaba a la Luna Roja, pero todavía le quedaba un trecho. ¿Habría forma de evitar aquello? Sí: irse bajo tierra, algún refugio profundo y seguro. O escapar de Rocavarancolia, cosa imposible. Hal comenzó a sentirse más y más desalentado. Iban a cambiar, y no había nada que pudiera hacer para evitarlo.
«No sirves para nada» se dijo, parafraseando al otro Hal de su sueño. No había podido evitar la muerte de Armonía, ni la transformación de Emmit. Y no podría salvar ni a sus compañeros ni a sí mismo. La estrella del reloj, implacable, se seguiría acercando a aquel mortífero astro carmesí. Y cuando coincidieran...
«Seguimos vivos, y seguiremos estándolo con luna o sin ella. Eso tiene que valer para algo» las palabras de Kirés resonaron en su cabeza. Sabía que tenía razón, pero se sentía demasiado abatido como para ver razón de optimismo ahí. El carabés supuso que, al final, poco importaba mantener ninguna clase de esperanza. La Luna Roja llegaría, pasaría y les contaminaría, y ellos, simplemente, seguirían allí.
«Supongo que seguiremos adelante» se dijo, exhalando un suspiro cansado. «Aguantando lo que nos venga. Tampoco hay otra cosa que podamos hacer».
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/09/15, 10:45 pm
A medida que pasaba el tiempo Kirés tenía la sensación de que todo le iba costando cada vez más. Habían visitado Letargo y les habían contado lo que sabían. Tal vez alguien llegó a tener esperanzas de que entre ambos grupos se podría llegar a una solución para lo que se les venía encima, pero dicha solución no apareció.
Efectivamente la emisaria solo fue la primera estrella en aparecer. Noche tras noche el cielo empezaba a llenarse de más estrellas poco a poco, pero eso no fue lo único que pasó: Venía de un mundo mucho más cálido que rocavarancolia y tal vez por eso fue el primero en darse cuenta de que las temperaturas bajaban, poco a poco. Ante aquello habían decidido ir a la biblioteca por si averiguaban más detalles sobre lo que estaba por venir, pero la visita acabó siendo infructuosa. Además, a partir de entonces empezaron a toparse cada vez con más alimañas, como si la cercanía de la luna las llamara. Con muchas podían lidiar o evitarlas, pero también tuvieron encontronazos de los que salieron vivos por los pelos, y tras uno particularmente problemático acabaron decidiendo reducir las salidas al mínimo.
Una mañana, antes de salir a por las cestas Hal los llamó a todos para comunicarles el tiempo que les quedaba: Si sus cálculos eran correctos en una semana el astro se alzaría sobre la ciudad. No tenían garantías de que aquella información fuera precisa, pero tras la salida Kirés no se atrevió a dudar de ella, porque mientras recogían las cestas en el lugar de costumbre el enderth lo notó. Rocavaragálago: aquella sensación era la misma que había sentido cuando habían mirado la catedral roja hacía ya tiempo atrás, sin embargo aquella vez habían tenido que acercarse bastante para notar su influjo, y ahora era palpable desde los callejones, muchísimo más lejos.
No pasó nada más digno de mención, salvo quizás la tensión constante que iba en aumento y que se palpaba entre todos.
Y llegó el día temido. Kirés lo recibió con su tradicional estado emocional gris, realizando sus tareas diarias de forma monótona mientras inconscientemente contaba el tiempo que quedaba para el anochecer, para el fin de la cosecha. Nadie sabía con certeza lo que iba a pasar pero vendría, estuvieran preparados para ello o no.
Efectivamente la emisaria solo fue la primera estrella en aparecer. Noche tras noche el cielo empezaba a llenarse de más estrellas poco a poco, pero eso no fue lo único que pasó: Venía de un mundo mucho más cálido que rocavarancolia y tal vez por eso fue el primero en darse cuenta de que las temperaturas bajaban, poco a poco. Ante aquello habían decidido ir a la biblioteca por si averiguaban más detalles sobre lo que estaba por venir, pero la visita acabó siendo infructuosa. Además, a partir de entonces empezaron a toparse cada vez con más alimañas, como si la cercanía de la luna las llamara. Con muchas podían lidiar o evitarlas, pero también tuvieron encontronazos de los que salieron vivos por los pelos, y tras uno particularmente problemático acabaron decidiendo reducir las salidas al mínimo.
Una mañana, antes de salir a por las cestas Hal los llamó a todos para comunicarles el tiempo que les quedaba: Si sus cálculos eran correctos en una semana el astro se alzaría sobre la ciudad. No tenían garantías de que aquella información fuera precisa, pero tras la salida Kirés no se atrevió a dudar de ella, porque mientras recogían las cestas en el lugar de costumbre el enderth lo notó. Rocavaragálago: aquella sensación era la misma que había sentido cuando habían mirado la catedral roja hacía ya tiempo atrás, sin embargo aquella vez habían tenido que acercarse bastante para notar su influjo, y ahora era palpable desde los callejones, muchísimo más lejos.
No pasó nada más digno de mención, salvo quizás la tensión constante que iba en aumento y que se palpaba entre todos.
Y llegó el día temido. Kirés lo recibió con su tradicional estado emocional gris, realizando sus tareas diarias de forma monótona mientras inconscientemente contaba el tiempo que quedaba para el anochecer, para el fin de la cosecha. Nadie sabía con certeza lo que iba a pasar pero vendría, estuvieran preparados para ello o no.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/09/15, 10:54 pm
El tiempo comenzó a pasar de forma extraña, al menos para Hal. Comenzó a fijarse más en las cosas, pero la cantidad de vueltas que daba a sus pensamientos llegó a ponerle de los nervios. ¿Veía las señales de las que había avisado el trasgo porque fueran reales, o estaba tan pendiente de cualquier cambio mínimo que se las imaginaba? Era fácil darse cuenta de que el cielo iba siendo más y más estrellado, claro. También se dio cuenta de que el tiempo iba haciéndose más frío, al fin y al cabo dejó de necesitar poner hechizos térmicos a la bufanda. Pero no sabía si el mayor número de alimañas (y la mayor fiereza de estas) era real o imaginario. Intentaron buscar información en la biblioteca, pero lo poco que encontraron era demasiado lírico y místico como para traducirlo bien.
También visitaron Letargo, enterándose allí del terrible destino que sufrió Vorela. Al carabés se le revolvieron las tripas, y hasta llegó a tener pesadillas con aquello. Viendo cómo funcionaban las casas le quedó claro que aquel ser no era una alimaña, sino una persona. Probablemente un rocavarancolés. Y no quería ni pensar en la posibilidad de ser así, de convertirse en un repugnante monstruo que se diviertiera comiéndose cosechados.
Con el mayor número de alimañas llegó también una menor cantidad de salidas, para agobio del carabés, que sólo se ponía más nervioso. Los pensamientos sobre la Luna Roja le ocupaban todo el tiempo, y volvió a leer con ahínco el libro de la historia de la ciudad. Ahora entendía mucho mejor las referencias de pasada a los cosechados, lo que le permitió buscar resquicios en cualqueir frase. Pistas. Cualquier cosa que le permitiera encontrar el modo de escapar. Como es natural nunca encontró nada. Y entonces, apesadumbrado, se sentaba delante del reloj, viendo cómo la estrella de diez puntas se acercaba a la Luna.
Cuando quedaba una semana Hal, armándose de valor, les avisó. Lo hizo sin mirarles, en un tono quedo y completamente apático que contrastaba con la ansiedad desesperada que sentía. La espera estaba siendo insufrible, y quería que pasara de una vez. Pero, a la vez, temía aquel cambio. Le aterraba lo que pudiera suceder cuando la magia del astro rey de Rocavarancolia les tocase.
El sol bajaba ya hacia el horizonte, y toda Rocavarancolia esperaba en tensión. Hal estaba seguro de que no lo estaba imaginando: estaba en el aire, se sentía y se palpaba. Las sombras se alargaban y en pocas horas el que era su destino inevitable se alzaría para cambiarlo todo. Se sentó delante del reloj, con las piernas cruzadas y la cara apoyada sobre sus manos. La Luna Roja y la estrella coincidían. Por fin.
También visitaron Letargo, enterándose allí del terrible destino que sufrió Vorela. Al carabés se le revolvieron las tripas, y hasta llegó a tener pesadillas con aquello. Viendo cómo funcionaban las casas le quedó claro que aquel ser no era una alimaña, sino una persona. Probablemente un rocavarancolés. Y no quería ni pensar en la posibilidad de ser así, de convertirse en un repugnante monstruo que se diviertiera comiéndose cosechados.
Con el mayor número de alimañas llegó también una menor cantidad de salidas, para agobio del carabés, que sólo se ponía más nervioso. Los pensamientos sobre la Luna Roja le ocupaban todo el tiempo, y volvió a leer con ahínco el libro de la historia de la ciudad. Ahora entendía mucho mejor las referencias de pasada a los cosechados, lo que le permitió buscar resquicios en cualqueir frase. Pistas. Cualquier cosa que le permitiera encontrar el modo de escapar. Como es natural nunca encontró nada. Y entonces, apesadumbrado, se sentaba delante del reloj, viendo cómo la estrella de diez puntas se acercaba a la Luna.
Cuando quedaba una semana Hal, armándose de valor, les avisó. Lo hizo sin mirarles, en un tono quedo y completamente apático que contrastaba con la ansiedad desesperada que sentía. La espera estaba siendo insufrible, y quería que pasara de una vez. Pero, a la vez, temía aquel cambio. Le aterraba lo que pudiera suceder cuando la magia del astro rey de Rocavarancolia les tocase.
El sol bajaba ya hacia el horizonte, y toda Rocavarancolia esperaba en tensión. Hal estaba seguro de que no lo estaba imaginando: estaba en el aire, se sentía y se palpaba. Las sombras se alargaban y en pocas horas el que era su destino inevitable se alzaría para cambiarlo todo. Se sentó delante del reloj, con las piernas cruzadas y la cara apoyada sobre sus manos. La Luna Roja y la estrella coincidían. Por fin.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/09/15, 12:40 am
Ayne había dicho completamente en serio que se creía las palabras del trasgo. Su nuevo punto de vista consistía en que, si se fiaban de todas las demás cosas imposibles que contaban los rocavarancoleses, ¿por qué no debía fiarse también de su opinión personal al respecto? Lo que creía el sinhadre, sin embargo, no era que fuese a disfrutar de aquel cambio como él mismo, sino que estaba convencido de que se volvería loco, y que en aquella locura disfrutaría del cambio. Para él tenía sentido, y era un consuelo pobre, pero un consuelo. Toda su vida se iba a ir al traste, ¿pero importaba mucho si iba ser feliz? Tal vez no. Y defendería esa teoría ante cualquiera que le sacase el tema.
El tiempo siguió pasando, les gustase o no a los cosechados. Cada día, un día más cerca, y más estrellas en el cielo. Sin embargo, siguieron con su vida como hasta aquel momento, enfrentándose a las trabas que les ponía la ciudad. Salidas de exploración –aunque cada vez menos–, visitas a Emmit, a la biblioteca, o a los letarguinos. Y muchas veces aquellas salidas solo traían más y más cosas en las que pensar, con especial mención para los del otro torreón por la pérdida de Vorela y las heridas de Roaxen. La única vez que volvieron a pasar cerca de la gran catedral, Ayne iba entre los excursionistas, y por algún motivo esa vez le pareció aún más grande, aún más apabullante. No quería volver a acercarse.
Eara empezó a preocuparse cada vez menos de la lesión de su pie, aunque a veces aún notaba algún tirón cuando olvidaba andarse con cuidado. Siguió sin salir del torreón salvo para ir a lugares cercanos, y solo cerca del final, cuando creía que podría correr sin muchos problemas, pudo ir un par de veces a recoger las cestas junto a su edeel. El resto del tiempo pasó entre tareas, hacer compañía a los demás, y seguir aprendiendo magia. No dejaba de practicar todos los días, aun si se levantaba ya agotada. A pesar de que intentó aprender hechizos nuevos, cuando los hacía ella eran bastante inútiles. Fueron los de costura fuerte, constricción e impulso los que trató de añadir a su modesto repertorio, sin olvidar practicar los que todavía no dominaba.
Cuando Hal anunció que faltaba una semana para la Luna, Eara ya no pudo bloquear más sus pensamientos sobre esta. Aún no había decidido qué pensar, cómo tomárselo. ¿Cómo Ayne? ¿Cómo Twix? Y mientras le daba vueltas el tiempo seguía pasando. Ayne, por su parte, lograba mantener una fachada de calma gracias a su completa resignación. Desde fuera podía parecer que seguía aterrado, que no dormía bien, como daban a entender sus ojeras. Pero lo cierto era que estaba bien. Todo lo bien que se podía estar en Rocavarancolia, porque poco tenía que ver con su anterior vida en Sinhdro. Pero ahora su mundo parecía sumamente lejano. Sus padres y sus aurvas, su hermano pequeño… había dejado de creer que volvería con ellos, y por eso los recordaba con más frecuencia que de costumbre.
Cuando llegó el día, Eara no pudo dormir apenas, y se despertó molida. Ayne durmió escasas horas, y se despertó con unas ojeras aún mayores que las de su aurva. No hablaron demasiado, pero tampoco hacía falta. Él estaba calmado, pero su humor era agrio. Ella estaba nerviosa, más inquieta de lo que la había visto nadie nunca en aquel torreón. Ayne se pasó la mayor parte del día pegado a Eara, buscando consuelo, pero ella necesitaba rehuir y moverse, hacer cosas para distraer la mente.
Caída la tarde, cuando la luz diurna empezó a menguar, la tensión que se respiraba era apabullante. Costaba incluso tragar saliva. Había algo casi palpable en el ambiente, algo más que la tensión de los cosechados. No había adonde ir ni donde esconderse, no quedaba otra que esperar y ver aparecer el astro del que tanto habían escuchado hablar.
El tiempo siguió pasando, les gustase o no a los cosechados. Cada día, un día más cerca, y más estrellas en el cielo. Sin embargo, siguieron con su vida como hasta aquel momento, enfrentándose a las trabas que les ponía la ciudad. Salidas de exploración –aunque cada vez menos–, visitas a Emmit, a la biblioteca, o a los letarguinos. Y muchas veces aquellas salidas solo traían más y más cosas en las que pensar, con especial mención para los del otro torreón por la pérdida de Vorela y las heridas de Roaxen. La única vez que volvieron a pasar cerca de la gran catedral, Ayne iba entre los excursionistas, y por algún motivo esa vez le pareció aún más grande, aún más apabullante. No quería volver a acercarse.
Eara empezó a preocuparse cada vez menos de la lesión de su pie, aunque a veces aún notaba algún tirón cuando olvidaba andarse con cuidado. Siguió sin salir del torreón salvo para ir a lugares cercanos, y solo cerca del final, cuando creía que podría correr sin muchos problemas, pudo ir un par de veces a recoger las cestas junto a su edeel. El resto del tiempo pasó entre tareas, hacer compañía a los demás, y seguir aprendiendo magia. No dejaba de practicar todos los días, aun si se levantaba ya agotada. A pesar de que intentó aprender hechizos nuevos, cuando los hacía ella eran bastante inútiles. Fueron los de costura fuerte, constricción e impulso los que trató de añadir a su modesto repertorio, sin olvidar practicar los que todavía no dominaba.
Cuando Hal anunció que faltaba una semana para la Luna, Eara ya no pudo bloquear más sus pensamientos sobre esta. Aún no había decidido qué pensar, cómo tomárselo. ¿Cómo Ayne? ¿Cómo Twix? Y mientras le daba vueltas el tiempo seguía pasando. Ayne, por su parte, lograba mantener una fachada de calma gracias a su completa resignación. Desde fuera podía parecer que seguía aterrado, que no dormía bien, como daban a entender sus ojeras. Pero lo cierto era que estaba bien. Todo lo bien que se podía estar en Rocavarancolia, porque poco tenía que ver con su anterior vida en Sinhdro. Pero ahora su mundo parecía sumamente lejano. Sus padres y sus aurvas, su hermano pequeño… había dejado de creer que volvería con ellos, y por eso los recordaba con más frecuencia que de costumbre.
Cuando llegó el día, Eara no pudo dormir apenas, y se despertó molida. Ayne durmió escasas horas, y se despertó con unas ojeras aún mayores que las de su aurva. No hablaron demasiado, pero tampoco hacía falta. Él estaba calmado, pero su humor era agrio. Ella estaba nerviosa, más inquieta de lo que la había visto nadie nunca en aquel torreón. Ayne se pasó la mayor parte del día pegado a Eara, buscando consuelo, pero ella necesitaba rehuir y moverse, hacer cosas para distraer la mente.
Caída la tarde, cuando la luz diurna empezó a menguar, la tensión que se respiraba era apabullante. Costaba incluso tragar saliva. Había algo casi palpable en el ambiente, algo más que la tensión de los cosechados. No había adonde ir ni donde esconderse, no quedaba otra que esperar y ver aparecer el astro del que tanto habían escuchado hablar.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/09/15, 12:41 am
Fue una etapa dura para Samika, pues a pesar de decirse que no iba a pensar mucho en la luna roja, decirlo no era fácil como hacerlo. Las noticias que les llegaron de su visita a Letargo para contarles todo lo ocurrido con el trasgo, no fueron demasiado positivas, tenían dos compañeros heridos de gravedad. Saber aquello le dejo claro a Samika que preocuparse por la luna cuando quedaban aun tres meses en los que debería sobrevivir era estúpido.
La humana usaba su tiempo para entrenar, y ponerse en forma, pues aquello le ayudaba despejar la mente. Le enseñó a Twixy's como vestirse su sari cuando la frivy le pregunto por este, que había estado abandonado en una estantería de la habitación y que Samika se había encargado de mantenerlo en el mejor estado posible. Para Samika aquella prenda era ahora lo mas importante que poseía, el ultimo recuerdo de sus padres, mas ahora que no sabia si volvería a verlos, y de hacerlo, si seria siquiera capaz de hacerlo con su rostro actual.
Con cada día que pasaba empezaba a ver los cambios, sus compañeros vieron aparecer noche tras noche, mas estrellas en el cielo. Salir conforme pasaban las semanas era cada vez mas peligroso, pues la presencia de alimañas se hacían cada vez mas obvias en los lugares donde iban. La ciudad estaban cobrando vida lentamente conforme el cielo se llenaba de luces. Se fue haciendo cada vez mas difícil estar tan siquiera cerca de las calles cercana a Rocavaralago, si antes el edificio atemorizaba y pulsaba en poder incluso para ella que no podía verlo, ahora este parecía tener tanta vida como el resto de la ciudad.
Samika veía las señales con tanta claridad como sis sus ojos hubiesen recuperado la visión y aquello le hacia sentir incomoda, ansiosa con cada di que pasaba. La luna se acercaba, el cambio vendría a ellos y no podía hacer nada. La frustración y la seguridad esfumándose lentamente con cada nuevo día.
A una semana de la luna, Hal, que había estado manteniendo la cuenta del tiempo en la ciudad, les aviso. Para Samika aquellas palabras fueron una sentencia. Tres meses habían pasado en un suspiro, una semana mas y llegaría la luna.
Aquella seria la noche en la que el astro rojo brillaría en el cielo sentenciándolo a un destino incierto. Samika, veía como la claridad iba abandonando lentamente el torreón, como sus ojos veían cada vez menos. Ya no había nada mas que hacer, tan solo, esperar.
La humana usaba su tiempo para entrenar, y ponerse en forma, pues aquello le ayudaba despejar la mente. Le enseñó a Twixy's como vestirse su sari cuando la frivy le pregunto por este, que había estado abandonado en una estantería de la habitación y que Samika se había encargado de mantenerlo en el mejor estado posible. Para Samika aquella prenda era ahora lo mas importante que poseía, el ultimo recuerdo de sus padres, mas ahora que no sabia si volvería a verlos, y de hacerlo, si seria siquiera capaz de hacerlo con su rostro actual.
Con cada día que pasaba empezaba a ver los cambios, sus compañeros vieron aparecer noche tras noche, mas estrellas en el cielo. Salir conforme pasaban las semanas era cada vez mas peligroso, pues la presencia de alimañas se hacían cada vez mas obvias en los lugares donde iban. La ciudad estaban cobrando vida lentamente conforme el cielo se llenaba de luces. Se fue haciendo cada vez mas difícil estar tan siquiera cerca de las calles cercana a Rocavaralago, si antes el edificio atemorizaba y pulsaba en poder incluso para ella que no podía verlo, ahora este parecía tener tanta vida como el resto de la ciudad.
Samika veía las señales con tanta claridad como sis sus ojos hubiesen recuperado la visión y aquello le hacia sentir incomoda, ansiosa con cada di que pasaba. La luna se acercaba, el cambio vendría a ellos y no podía hacer nada. La frustración y la seguridad esfumándose lentamente con cada nuevo día.
A una semana de la luna, Hal, que había estado manteniendo la cuenta del tiempo en la ciudad, les aviso. Para Samika aquellas palabras fueron una sentencia. Tres meses habían pasado en un suspiro, una semana mas y llegaría la luna.
Aquella seria la noche en la que el astro rojo brillaría en el cielo sentenciándolo a un destino incierto. Samika, veía como la claridad iba abandonando lentamente el torreón, como sus ojos veían cada vez menos. Ya no había nada mas que hacer, tan solo, esperar.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/09/15, 01:35 am
Twixy's se dejó guiar hasta el baño, como un zombi. Entre todos le prepararon un baño, y Samika se ocupó personalmente de asearla. Le lavó el pelo con todo el cuidado del mundo, masajeándole la cabeza y tratando de consolarla con palabras. Ella miraba al vacío, abrazándose las rodillas, sumergida en el agua caliente.
-Sami... gracias- dijo, sin apartar la vista de la pared que tenía enfrente, sin moverse un centímetro.- Si... si tengo que ser un monstruo... al menos supersé que no voy a estar sola...
Lo cierto era, que no podía haber pedido mejores personas con las que compartir una desgracia.
Pasaron meses antes del día fatídico. Twixy's siguió teniendo náuseas por ansiedad las semanas siguientes. Dejó de levantarse temprano y de hacer sus ejercicios matinales. Dormía casi todo el día, y su dieta se redujo drásticamente. No tocó un solo libro en muchos días, ni un arma, ni siquiera puso un pie fuera del torreón. Quiso fingir que no estaba en Rocavarancolia.
Por desgracia para ella, la frivy era una persona muy activa. Una vez se aburrió de la vida sedentaria, empezó a añadir actividades poco a poco a su rutina. Siguió sin querer salir para nada, ni siquiera para recoger las cestas, y como Eara solía quedarse también, empezaron a pasar mucho tiempo juntas. Le pidió a la sinhadre que le enseñase a cocinar, y durante un tiempo recibió a los excursionistas con postres creativos que no siempre salía bien. Luego recuperó la costura. Los remiendos y arreglos prácticos siempre hacían falta, y si no creaba prendas nuevas con lo que tenía, o se dedicaba a bordar y adornar las que le parecían más sosas. En una de sus búsquedas de telas por el torreón, encontró la prenda que había llevado Samika el primer día de criba, y le pidió que le enseñase a ponérselo. Le encantó, y empezó a pedírselo prestado de vez en cuando, incluso a fantasear con hacerse uno. << Vamos a hiperser los monstruos mejor vestidos de toda Rocavarancolia>> bromeaba para sí cuando tenía fuerzas para ello. Su ánimo era inestable y tormentoso, lo mismo se levantaba llena de energía y con ganas incluso de retomar su entrenamiento, como caía en desgracia al reconocer un nuevo indicio de que la Luna se acercaba. Y cada día había más. Las estrellas se multiplicaban en el cielo, las alimañas estaban revolucionadas, el tiempo se volvía cada vez más y más frío, obligando a Twixy's a enseñar menos carne. Acabó rindiéndose con su pelo, y con las otras sensaciones inquietantes que no podía explicar. No llegó a la resignación de Ayne, sin embargo.
Poco a poco fue recuperandose, o al menos llegó a ser capaz de fingir de nuevo que estaba bien. Había noches que aún lloraba, bajito, lejos de los demás, y pensaba en su mundo y en su antigüa vida. ¿Les dejarían volver alguna vez? ¿Podría siquiera entrar en su mundo siendo una abominación? A veces acampaba en la puerta de la armería, y sacaba brillo a los filos de las armas.
Hal les avisó una semana antes de la llegada de la Luna Roja. La frivy entró en una especie de histeria mal disimulada. Repentinamente, volvió a interesarse por la magia, y en apenas un par de días refrescó lo que llevaba meses sin utilizar. Se hizo un nido con su colchón y muchas mantas en un rincón del dormitorio, pegado a la ventana, y allí pasaba horas estudiando. Salió una única vez a por las cestas, para sentir el ambiente en su piel. Todo vibraba, todo temblaba, y Twixy's sentía constantemente que se le iba a salir el corazón por la boca. El último día lo pasó en su nido, jugando a hacer levitar talismanes, con un jersey de lana y calcetines gordos, envuelta en una manta.
-Sami... gracias- dijo, sin apartar la vista de la pared que tenía enfrente, sin moverse un centímetro.- Si... si tengo que ser un monstruo... al menos supersé que no voy a estar sola...
Lo cierto era, que no podía haber pedido mejores personas con las que compartir una desgracia.
Pasaron meses antes del día fatídico. Twixy's siguió teniendo náuseas por ansiedad las semanas siguientes. Dejó de levantarse temprano y de hacer sus ejercicios matinales. Dormía casi todo el día, y su dieta se redujo drásticamente. No tocó un solo libro en muchos días, ni un arma, ni siquiera puso un pie fuera del torreón. Quiso fingir que no estaba en Rocavarancolia.
Por desgracia para ella, la frivy era una persona muy activa. Una vez se aburrió de la vida sedentaria, empezó a añadir actividades poco a poco a su rutina. Siguió sin querer salir para nada, ni siquiera para recoger las cestas, y como Eara solía quedarse también, empezaron a pasar mucho tiempo juntas. Le pidió a la sinhadre que le enseñase a cocinar, y durante un tiempo recibió a los excursionistas con postres creativos que no siempre salía bien. Luego recuperó la costura. Los remiendos y arreglos prácticos siempre hacían falta, y si no creaba prendas nuevas con lo que tenía, o se dedicaba a bordar y adornar las que le parecían más sosas. En una de sus búsquedas de telas por el torreón, encontró la prenda que había llevado Samika el primer día de criba, y le pidió que le enseñase a ponérselo. Le encantó, y empezó a pedírselo prestado de vez en cuando, incluso a fantasear con hacerse uno. << Vamos a hiperser los monstruos mejor vestidos de toda Rocavarancolia>> bromeaba para sí cuando tenía fuerzas para ello. Su ánimo era inestable y tormentoso, lo mismo se levantaba llena de energía y con ganas incluso de retomar su entrenamiento, como caía en desgracia al reconocer un nuevo indicio de que la Luna se acercaba. Y cada día había más. Las estrellas se multiplicaban en el cielo, las alimañas estaban revolucionadas, el tiempo se volvía cada vez más y más frío, obligando a Twixy's a enseñar menos carne. Acabó rindiéndose con su pelo, y con las otras sensaciones inquietantes que no podía explicar. No llegó a la resignación de Ayne, sin embargo.
Poco a poco fue recuperandose, o al menos llegó a ser capaz de fingir de nuevo que estaba bien. Había noches que aún lloraba, bajito, lejos de los demás, y pensaba en su mundo y en su antigüa vida. ¿Les dejarían volver alguna vez? ¿Podría siquiera entrar en su mundo siendo una abominación? A veces acampaba en la puerta de la armería, y sacaba brillo a los filos de las armas.
Hal les avisó una semana antes de la llegada de la Luna Roja. La frivy entró en una especie de histeria mal disimulada. Repentinamente, volvió a interesarse por la magia, y en apenas un par de días refrescó lo que llevaba meses sin utilizar. Se hizo un nido con su colchón y muchas mantas en un rincón del dormitorio, pegado a la ventana, y allí pasaba horas estudiando. Salió una única vez a por las cestas, para sentir el ambiente en su piel. Todo vibraba, todo temblaba, y Twixy's sentía constantemente que se le iba a salir el corazón por la boca. El último día lo pasó en su nido, jugando a hacer levitar talismanes, con un jersey de lana y calcetines gordos, envuelta en una manta.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/09/15, 02:59 am
Tras conocer al trasgo, el tiempo siguió su curso sin mirar atrás y sin esperar a nadie. Los días se sucedían uno detrás de otro: algunas veces muy rápido otras veces muy lentamente. En todo caso tarde o temprano daban lugar al siguiente día y con este proceso continuo sólo tardaron unas pocas semanas en llegar a la víspera de la Luna Roja.
Durante ese tiempo el torreón Maciel siguió con su “rutina” lo mejor que pudo, siguieron recogiendo cestas, fueron a cuidar de Emmit, visitaron a los compañeros de Letargo donde se intercambiaron las noticias de actualidad como lo harían los telediarios (su contenido también estaba compuesto mayoritariamente por desgracias), e incluso realizaron una visita a la biblioteca en busca de información sobre la condena que les había caído encima… Pero era innegable que las cosas estaban cambiando.
Lo primero que notó Ergot fueron las estrellas: cada vez había habido más y aunque al principio se había entretenido contándolas ya le resultaba imposible. Por otra parte, se vieron obligados a salir lo menos posible pues la ciudad se había vuelto aún más peligrosa y terrorífica de lo que ya era, esto le dolió al repoblador pues sus viajes al invernadero menguaron bastante. Ergot temblaba de horror cada vez que tenían que pasar cerca de la catedral roja, el poder que manaba del ella era amenazador y envolvente. Además, como si esto fuera poco, las alimañas parecían estar multiplicándose en número y hostilidad, hubo un par de veces que el repoblador no supo cómo llegaron a contarlo. Y entre las cosas que los mantenían dentro del torreón también estaba el creciente frio, y aunque Ergot no estaba seguro de que fuese obra de la Luna si se lo tomo como un mal presagio o una nefasta advertencia.
Durante esas semanas Ergot intento evitar pensar en la Luna Roja y en la transformación que conllevaba, pero le resulto bastante difícil no pensar en ella cuando la tensión y los nervios empezaban a solidificarse en el ambiente. Tampoco ayudaba que a cada día que pasaba Hal observara con más atención el endiablo artilugio que marcaba el tiempo y la llegada del astro.
Una semana atrás Hal les anuncio el tiempo que les quedaba. El repoblador se quedó muy quieto durante el anuncio, sin saber muy bien que hacer. Intento seguir su vida como si no supiese cuando iba a llegar la Luna pero aun así contaba los días como tiempo atrás había contado las primeras estrellas.
Y en aquel predestinado día tan aguardado por la ciudad que lo recibía, el repoblador no pudo mantenerse quieto y ni permanecer junto a sus compañeros. Prefirió la soledad y se mantuvo ocupado todo el tiempo: saltando sobre los sofás, moviendo de un lado para otras pelusas y polvo, mirando por las ventanas a ver si había algún cambio, entrenando en el patio, midiéndose contra un trozo de pared,...
Pero ya comenzaba a ocultarse el sol por el horizonte, y Ergot observaba su huida sentado en la ventana. El repoblador no pudo evitar despedirse del sol, pues sabía que su próximo amanecer no volvería a ser igual.
Durante ese tiempo el torreón Maciel siguió con su “rutina” lo mejor que pudo, siguieron recogiendo cestas, fueron a cuidar de Emmit, visitaron a los compañeros de Letargo donde se intercambiaron las noticias de actualidad como lo harían los telediarios (su contenido también estaba compuesto mayoritariamente por desgracias), e incluso realizaron una visita a la biblioteca en busca de información sobre la condena que les había caído encima… Pero era innegable que las cosas estaban cambiando.
Lo primero que notó Ergot fueron las estrellas: cada vez había habido más y aunque al principio se había entretenido contándolas ya le resultaba imposible. Por otra parte, se vieron obligados a salir lo menos posible pues la ciudad se había vuelto aún más peligrosa y terrorífica de lo que ya era, esto le dolió al repoblador pues sus viajes al invernadero menguaron bastante. Ergot temblaba de horror cada vez que tenían que pasar cerca de la catedral roja, el poder que manaba del ella era amenazador y envolvente. Además, como si esto fuera poco, las alimañas parecían estar multiplicándose en número y hostilidad, hubo un par de veces que el repoblador no supo cómo llegaron a contarlo. Y entre las cosas que los mantenían dentro del torreón también estaba el creciente frio, y aunque Ergot no estaba seguro de que fuese obra de la Luna si se lo tomo como un mal presagio o una nefasta advertencia.
Durante esas semanas Ergot intento evitar pensar en la Luna Roja y en la transformación que conllevaba, pero le resulto bastante difícil no pensar en ella cuando la tensión y los nervios empezaban a solidificarse en el ambiente. Tampoco ayudaba que a cada día que pasaba Hal observara con más atención el endiablo artilugio que marcaba el tiempo y la llegada del astro.
Una semana atrás Hal les anuncio el tiempo que les quedaba. El repoblador se quedó muy quieto durante el anuncio, sin saber muy bien que hacer. Intento seguir su vida como si no supiese cuando iba a llegar la Luna pero aun así contaba los días como tiempo atrás había contado las primeras estrellas.
Y en aquel predestinado día tan aguardado por la ciudad que lo recibía, el repoblador no pudo mantenerse quieto y ni permanecer junto a sus compañeros. Prefirió la soledad y se mantuvo ocupado todo el tiempo: saltando sobre los sofás, moviendo de un lado para otras pelusas y polvo, mirando por las ventanas a ver si había algún cambio, entrenando en el patio, midiéndose contra un trozo de pared,...
Pero ya comenzaba a ocultarse el sol por el horizonte, y Ergot observaba su huida sentado en la ventana. El repoblador no pudo evitar despedirse del sol, pues sabía que su próximo amanecer no volvería a ser igual.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/09/15, 01:05 pm
Hal había apoyado su cabeza sobre las rodillas. Tenía los ojos cerrados e intentaba aislarse dle mundo lo máximo posible Ya no notaba la tibieza del sol, y veía a través de sus párpados que la luz como tal se había ido. Sólo quedaba la penumbra que queda tras anochecer, y en pocos minutos la única luz que cubriría Rocavarancolia sería roja. La tensión del aire había llegado al máximo: la ciudad entera aguardaba expectante.
Un ruido en el cielo le hizo alzar la cabeza, y lo que vio le dejó sin aliento de la impresión. Una gigantesca tormenta se estaba formando en los cielos, a una velocidad imposible. En el horizonte se veía ya el resplandor escarlata, que poco a poco se fue abriendo paso sobre las montañas. El carabés sintió un nudo en la garganta que no dio tiempo a concretarse antes de que la tormenta estallara sobre Rocavarancolia.
El grito fue más por impresión que por otro motivo. Se alzó con rapidez, reculando hasta quedar bajo el quicio de la puerta del patio. Tiritaba por el frío y la lluvia, que seguía rozándole. Su vista se clavó en el reloj, en la Luna Roja y en la estrella, perfectamente coincidentes.
Tenía la sensación de que debía darse la vuelta, o quizás examinarse a sí mismo. No lo hizo. Ni quería ni podía enfrentarse a las consecuencias de que la Luna Roja comenzara a invadir los cielos de Rocavarancolia.
Un ruido en el cielo le hizo alzar la cabeza, y lo que vio le dejó sin aliento de la impresión. Una gigantesca tormenta se estaba formando en los cielos, a una velocidad imposible. En el horizonte se veía ya el resplandor escarlata, que poco a poco se fue abriendo paso sobre las montañas. El carabés sintió un nudo en la garganta que no dio tiempo a concretarse antes de que la tormenta estallara sobre Rocavarancolia.
El grito fue más por impresión que por otro motivo. Se alzó con rapidez, reculando hasta quedar bajo el quicio de la puerta del patio. Tiritaba por el frío y la lluvia, que seguía rozándole. Su vista se clavó en el reloj, en la Luna Roja y en la estrella, perfectamente coincidentes.
Tenía la sensación de que debía darse la vuelta, o quizás examinarse a sí mismo. No lo hizo. Ni quería ni podía enfrentarse a las consecuencias de que la Luna Roja comenzara a invadir los cielos de Rocavarancolia.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/09/15, 05:05 pm
Samika estaba en en sofá del salón aovillada cuando todo comenzó. Sabía que estaban el resto de sus compañeros desperdigados por ahí pero fue incapaz de prestarles atención a nada mas que a si misma. Estaba teniendo la cogorza de su vida, o mas bien la que nunca había tenido, y todo le llegaba ahora de golpe en venganza por su falta de consumo de alcohol.
Porque estaba segura que así es como debería sentirse alguien con mas alcohol que sangre, en el organismo. Parecía que la hubiera metido en una batidora a juzgar por como se retorcía absolutamente todo a su escasos dos metros visuales, incapaz totalmente de moverse con un cierta coordinación. << ¿Cuando me senté? >> el mareo tan increíblemente agobiante que ni estaba segura de si estaba sentada o seguía con todo su cuerpo aovillado sobre el sofá.
Intentó moverse para volver a su posición inicial, pero su cerebro y ella misma seguían demasiados aturdidos por el mareo. Samika fue incapaz de darse cuenta de como el sofá desaparecía bajo su cuerpo y resbalaba hasta acabar tirada en el suelo, salvándose de acabar con la cabeza partida de milagro. Todo daba vueltas, era confuso y se sentía incapaz de mantenerse en una posición totalmente horizontal, ya ni decir de ponerse de pie. Y el ruido, todo ese ruido viniendo de vete a saber donde, solo estaba provocandole mas confusión. Cerro los ojos intentando frenar así un poco todo el mareo.
-Hal...Eara...¿donde estáis? No consigo levantarme, todo da vueltas -empezaba a asustarse de verdad, no era capaz ni de levantarse del suelo sin que un acceso de nauseas llegara a ella por el profundo mareo. El vértigo y aquel ruido confuso que envolvía incluso su propia voz, haciéndole imposible saber si estaba hablando normal o solo decía incoherencias, la tenían echa un ovillo en el suelo.
Se sentía tan incomoda y confundida sin saber donde terminaba el suelo y donde empezaba el techo, que la información del dolor de sus brazos y espaldar tardo un poco en llegar a su cerebro, que ya estaba excesivamente confundido por la total falta de equilibrio de la humana y los datos confusos llegaban a través de su vista y oído. Si ya creía que estar mareada de aquella forma era un infierno, cuando el dolor por fin fue evidente, sintió que que lo peor aun estaba por llegar.
-D-duele...duele...-los quejidos empezaron a subir lentamente de volumen al mismo tiempo en el que Samika comenzaba ovillarse entre sollozos.
Porque estaba segura que así es como debería sentirse alguien con mas alcohol que sangre, en el organismo. Parecía que la hubiera metido en una batidora a juzgar por como se retorcía absolutamente todo a su escasos dos metros visuales, incapaz totalmente de moverse con un cierta coordinación. << ¿Cuando me senté? >> el mareo tan increíblemente agobiante que ni estaba segura de si estaba sentada o seguía con todo su cuerpo aovillado sobre el sofá.
Intentó moverse para volver a su posición inicial, pero su cerebro y ella misma seguían demasiados aturdidos por el mareo. Samika fue incapaz de darse cuenta de como el sofá desaparecía bajo su cuerpo y resbalaba hasta acabar tirada en el suelo, salvándose de acabar con la cabeza partida de milagro. Todo daba vueltas, era confuso y se sentía incapaz de mantenerse en una posición totalmente horizontal, ya ni decir de ponerse de pie. Y el ruido, todo ese ruido viniendo de vete a saber donde, solo estaba provocandole mas confusión. Cerro los ojos intentando frenar así un poco todo el mareo.
-Hal...Eara...¿donde estáis? No consigo levantarme, todo da vueltas -empezaba a asustarse de verdad, no era capaz ni de levantarse del suelo sin que un acceso de nauseas llegara a ella por el profundo mareo. El vértigo y aquel ruido confuso que envolvía incluso su propia voz, haciéndole imposible saber si estaba hablando normal o solo decía incoherencias, la tenían echa un ovillo en el suelo.
Se sentía tan incomoda y confundida sin saber donde terminaba el suelo y donde empezaba el techo, que la información del dolor de sus brazos y espaldar tardo un poco en llegar a su cerebro, que ya estaba excesivamente confundido por la total falta de equilibrio de la humana y los datos confusos llegaban a través de su vista y oído. Si ya creía que estar mareada de aquella forma era un infierno, cuando el dolor por fin fue evidente, sintió que que lo peor aun estaba por llegar.
-D-duele...duele...-los quejidos empezaron a subir lentamente de volumen al mismo tiempo en el que Samika comenzaba ovillarse entre sollozos.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
25/09/15, 05:26 pm
El tiempo cambiaba a gran velocidad, el cielo estaba revuelto. Los sinhadres se habían quedado a cubierto dentro del torreón, pero la vista se les iba a las ventanas, a las que terminaron pegados, cerca de la salida al patio. Ayne se abrazó a su aurva por la espalda y se quedaron así, con la vista perdida, dejando pasar los minutos con el corazón en un puño.
La forma de percibir la tensión de ambos era diferente. Eara sentía pavor, agobio, opresión. La intuición le decía que todo lo malo podía pasar allí y en aquel momento. El caso de Ayne era un poco diferente, porque a todo eso se podía añadir un sentimiento que no supo identificar, que se hacía mayor poco a poco. Contenía algo de euforia y desconcierto mezclados.
—La luz… parece que se esté volviendo anaranjada —dijo en un momento determinado Eara.
Su edeel no contestó. En vez de eso, apretó con más fuerza a la sinhadre entre sus brazos. Ella pensó que él tenía miedo, pero luego se dio cuenta de que había algo más. Estaba respirando violentamente. Trató de girarse para tranquilizarlo, pero notó que él no la dejaba moverse. «¿Qué pasa?». Tenía un mal presentimiento.
Algo viscoso cayó entonces sobre sus hombros desnudos y se deslizó por el vestido de la sinhadre. Ayne la soltó de repente y le dio la espalda. Se tapaba la cara con las manos, pero no emitía ni un sonido. Eara miró al suelo con el corazón en puño y, al reconocer los dos bultos que había a sus pies, soltó un grito que pudo ser escuchado en todo el torreón.
«No tengo miedo. No tengo miedo. No tengo miedo» repetía el edeel una y otra vez. Pero claro que lo tenía.
Eara oyó a Samika pedir ayuda. Veía a su edeel quieto como una estatua, a excepción de su respiración irregular. Ella estaba bien por el momento, quería ayudar, podría ayudar. ¿Pero en qué? Lágrimas de terror y frustración empezaron a caer sin que ella pudiese hacer nada por evitarlo. Primero se dirigió a su edeel, hablándole con voz temblorosa.
—¿Te duele? Ven conmigo. ¿Puedes aguantar?
No recibió respuesta, pero Ayne la siguió dócilmente hasta los sofás, sin apartar las manos de la cara en ningún momento. No tomó asiento, sin embargo.
Eara se arrodilló al lado de Samika y trató de ayudarla a volver al sofá.
—¿Qué te pasa? ¿Puedes ponerte en pie? ¿Dónde te duele?
Entonces escuchó a Ayne soltar una suave carcajada cargada de amargura.
—Puedo ver… ¿No es absurdo? Puedo ver… —Hablaba casi en un susurro. Estaba mirando sus propias manos, y Eara por fin pudo ver la cara de su edeel. Se le cortó la respiración, y necesitó volver a centrar su atención en Samika.
La forma de percibir la tensión de ambos era diferente. Eara sentía pavor, agobio, opresión. La intuición le decía que todo lo malo podía pasar allí y en aquel momento. El caso de Ayne era un poco diferente, porque a todo eso se podía añadir un sentimiento que no supo identificar, que se hacía mayor poco a poco. Contenía algo de euforia y desconcierto mezclados.
—La luz… parece que se esté volviendo anaranjada —dijo en un momento determinado Eara.
Su edeel no contestó. En vez de eso, apretó con más fuerza a la sinhadre entre sus brazos. Ella pensó que él tenía miedo, pero luego se dio cuenta de que había algo más. Estaba respirando violentamente. Trató de girarse para tranquilizarlo, pero notó que él no la dejaba moverse. «¿Qué pasa?». Tenía un mal presentimiento.
Algo viscoso cayó entonces sobre sus hombros desnudos y se deslizó por el vestido de la sinhadre. Ayne la soltó de repente y le dio la espalda. Se tapaba la cara con las manos, pero no emitía ni un sonido. Eara miró al suelo con el corazón en puño y, al reconocer los dos bultos que había a sus pies, soltó un grito que pudo ser escuchado en todo el torreón.
«No tengo miedo. No tengo miedo. No tengo miedo» repetía el edeel una y otra vez. Pero claro que lo tenía.
Eara oyó a Samika pedir ayuda. Veía a su edeel quieto como una estatua, a excepción de su respiración irregular. Ella estaba bien por el momento, quería ayudar, podría ayudar. ¿Pero en qué? Lágrimas de terror y frustración empezaron a caer sin que ella pudiese hacer nada por evitarlo. Primero se dirigió a su edeel, hablándole con voz temblorosa.
—¿Te duele? Ven conmigo. ¿Puedes aguantar?
No recibió respuesta, pero Ayne la siguió dócilmente hasta los sofás, sin apartar las manos de la cara en ningún momento. No tomó asiento, sin embargo.
Eara se arrodilló al lado de Samika y trató de ayudarla a volver al sofá.
—¿Qué te pasa? ¿Puedes ponerte en pie? ¿Dónde te duele?
Entonces escuchó a Ayne soltar una suave carcajada cargada de amargura.
—Puedo ver… ¿No es absurdo? Puedo ver… —Hablaba casi en un susurro. Estaba mirando sus propias manos, y Eara por fin pudo ver la cara de su edeel. Se le cortó la respiración, y necesitó volver a centrar su atención en Samika.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.