Torreón Maciel (Archivo VII)
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Maciel (Archivo VII)
05/08/13, 03:48 am
Recuerdo del primer mensaje :
Torreón de cuatro plantas de piedra azulada, cuya azotea y última planta fueron destrozadas por una ballena, de la que ya solo queda el esqueleto. Allí anidan las estirges. Se accede por un puende levadizo y un portón. El corredor de la entrada está plagado de pintadas y mensajes y termina en una reja llena de púas. El patio, donde se reparten algunas vértebras del animal del techo, está rodeado de un muro coronado con cristales, y en el centro de éste hay una estatua de gran pájaro negro con el pico serrado en cuya base está apoyado el reloj robado del torreón Margalar.
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- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
01/05/15, 04:14 am
La reacción alrededor no se hizo esperar, primero Twixy's que no sabía que ocurría y luego la explosiva reacción de Ergot cuya línea de pensamiento le resulto algo confusa en esos instante donde su mente intenta racionalizar lo ocurrido de la forma más eficaz para no volverse loca.
El que Hal confirmara la posibilidad de que fuese un fantasma, tras la descripción dada por Ayne, le hacía sentir inquieta. Una ilusión o trampa no es que fuese algo positivo, pero al menos sería algo que quedaría fuera de aquellas paredes, un fantasma era...en pocas palabras, un gran problema. Un muerto no puede matarse de nuevo, ni herirse, ni callarlo, ni nada de nada y tener a un fantasma de Tesón pudiendo rondando cerca no era nada tranquilizador. De por sí que hubiese un fantasma, en general, no era tranquilizador. Era una locura.
Por suerte Kires le confirmó que Tesón no les había seguido y pudo respirar aliviada, el no poder verlo le daba aun más miedo. Pues era ajena a si podía estar al lado suyo, mirándola, haciéndole muecas, intentando tocarla, pues para ella la única existencia real de Tesón, era su voz. Y escuchar algo que para nada puedes ver por mucho que te esfuerces, daba mucho miedo.
-Los fantasmas...-murmuró decidida a responderle a Kires, pues no parecía ser el único que no tenía idea de lo que era un fantasma, al parecer la excepciones podían contarse entre los humanos del grupo y Hal, en inicio. Así que decidió dar una explicación lo más neutral posible. Así que intento calmarse un poco, antes de continuar- Son las almas de los muertos. Se cree que la persona tienen un cuerpo espiritual y un cuerpo físico y al morir el cuerpo físico el cuerpo espiritual sale. - añadió suspirando contar aquello era problemático, pues en su mundo era algo bastante discutido y nadie llegaba a una respuesta sobre lo que pasaba con la gente que moría o si lo de los espíritus era real o simple cuentos de vieja para asustar a los niños. Solo se centraría en lo que sabía de ellos según lo que se contaba, sin ahondar en religiones
-Ese espíritu es lo que llamamos fantasma, se les dice a aquellos que han muerto de forma trágica o que han dejado asuntos pendientes sin realizar antes de morir. Normalmente nadie puede verlos, solo personas con ciertos dones pueden -dijo Samika un poco incomoda pues como decía eran cosas que se contaban y que ella no podía asegurar eran verdad o no.- El que aquí sea visible tal vez es por cosa de la propia ciudad y no de si nosotros tenemos un "don" como el que mencione antes -añadió intentando explicarse lo mejor posible y viendo a un lado a Hal por si quería añadir algo, no sabía bien como era la cosa en su mundo. Ella sabía porque no podía verlo, no era cosa de si tenía magia o no. Lemus no tenía y lo había visto, solo era cosa de su ceguera.
- Creedme que en la vida habría pensado hablar con uno y mucho menos estar contando sobre ellos tan en serio -murmuro subiendo las piernas sobre el sofá para abrazarlas. Esa tensión era insoportable.
-Solo tened algo seguro, si es un fantasma, estamos jodidos. No se le puede parar, ni tampoco callar, no puede comer, ni necesitan dormir. Y a no ser que la magia le haga efecto, tendríamos alguien prácticamente intocable rondando alrededor. Es una existencia realmente triste para el y agotadora para nosotros -murmuro con un suave suspiro pues ni siquiera al ave le deseaba ese tipo de existencia. Tesón era complicado de tratar vivo, no quería imaginarlo en aquel estado, donde seguramente les odiaría por no salvarlo ¿porque había vuelto y no había podido descansar?. Así que aunque sonara un poco cruel, ojala no encontrara el camino de vuelta o no habría forma de vivir en paz allí.
Definitivamente aquello era una autentica mierda, una pesadilla y una locura. O enloquecía antes o moría de un infarto por la presión, lo que llegara primero. Ademas, de por si vivir con un fantasma no podía catalogarse de normal y cotidiano, de ninguna manera. "Ya tan solo estar pensando seriamente en ello me hace plantearme el esta actual de mi cordura" pensó Samika realmente agotada por todo lo de ese día. No daba mas de si.
El que Hal confirmara la posibilidad de que fuese un fantasma, tras la descripción dada por Ayne, le hacía sentir inquieta. Una ilusión o trampa no es que fuese algo positivo, pero al menos sería algo que quedaría fuera de aquellas paredes, un fantasma era...en pocas palabras, un gran problema. Un muerto no puede matarse de nuevo, ni herirse, ni callarlo, ni nada de nada y tener a un fantasma de Tesón pudiendo rondando cerca no era nada tranquilizador. De por sí que hubiese un fantasma, en general, no era tranquilizador. Era una locura.
Por suerte Kires le confirmó que Tesón no les había seguido y pudo respirar aliviada, el no poder verlo le daba aun más miedo. Pues era ajena a si podía estar al lado suyo, mirándola, haciéndole muecas, intentando tocarla, pues para ella la única existencia real de Tesón, era su voz. Y escuchar algo que para nada puedes ver por mucho que te esfuerces, daba mucho miedo.
-Los fantasmas...-murmuró decidida a responderle a Kires, pues no parecía ser el único que no tenía idea de lo que era un fantasma, al parecer la excepciones podían contarse entre los humanos del grupo y Hal, en inicio. Así que decidió dar una explicación lo más neutral posible. Así que intento calmarse un poco, antes de continuar- Son las almas de los muertos. Se cree que la persona tienen un cuerpo espiritual y un cuerpo físico y al morir el cuerpo físico el cuerpo espiritual sale. - añadió suspirando contar aquello era problemático, pues en su mundo era algo bastante discutido y nadie llegaba a una respuesta sobre lo que pasaba con la gente que moría o si lo de los espíritus era real o simple cuentos de vieja para asustar a los niños. Solo se centraría en lo que sabía de ellos según lo que se contaba, sin ahondar en religiones
-Ese espíritu es lo que llamamos fantasma, se les dice a aquellos que han muerto de forma trágica o que han dejado asuntos pendientes sin realizar antes de morir. Normalmente nadie puede verlos, solo personas con ciertos dones pueden -dijo Samika un poco incomoda pues como decía eran cosas que se contaban y que ella no podía asegurar eran verdad o no.- El que aquí sea visible tal vez es por cosa de la propia ciudad y no de si nosotros tenemos un "don" como el que mencione antes -añadió intentando explicarse lo mejor posible y viendo a un lado a Hal por si quería añadir algo, no sabía bien como era la cosa en su mundo. Ella sabía porque no podía verlo, no era cosa de si tenía magia o no. Lemus no tenía y lo había visto, solo era cosa de su ceguera.
- Creedme que en la vida habría pensado hablar con uno y mucho menos estar contando sobre ellos tan en serio -murmuro subiendo las piernas sobre el sofá para abrazarlas. Esa tensión era insoportable.
-Solo tened algo seguro, si es un fantasma, estamos jodidos. No se le puede parar, ni tampoco callar, no puede comer, ni necesitan dormir. Y a no ser que la magia le haga efecto, tendríamos alguien prácticamente intocable rondando alrededor. Es una existencia realmente triste para el y agotadora para nosotros -murmuro con un suave suspiro pues ni siquiera al ave le deseaba ese tipo de existencia. Tesón era complicado de tratar vivo, no quería imaginarlo en aquel estado, donde seguramente les odiaría por no salvarlo ¿porque había vuelto y no había podido descansar?. Así que aunque sonara un poco cruel, ojala no encontrara el camino de vuelta o no habría forma de vivir en paz allí.
Definitivamente aquello era una autentica mierda, una pesadilla y una locura. O enloquecía antes o moría de un infarto por la presión, lo que llegara primero. Ademas, de por si vivir con un fantasma no podía catalogarse de normal y cotidiano, de ninguna manera. "Ya tan solo estar pensando seriamente en ello me hace plantearme el esta actual de mi cordura" pensó Samika realmente agotada por todo lo de ese día. No daba mas de si.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
02/05/15, 05:30 pm
-Shhh, superdeja de chillar- susurró Twixy's en respuesta al ataque de nervios del repoblador.
Su mente intentaba procesar lo que acababa de ocurrir. Primero Tesón no estaba, y ahora de alguna forma había vuelto, y podía atravesar paredes y personas. El macanismo cerebral que había empezado a borrar los recuerdos del roquense se detuvo en seco, la frivy empezó a temblar de la misma forma en que lo había hecho Ergot. El suelo bajo sus pies desapareció, y su escaso desayuno empezó a treparle por el esófago.
-Creo... que no me hiperencuentro muy bien.
Las palabras de sus compañeros no le inspiraban más miedo que el del mismo desconocimiento. Ya le resultaba bastante difícil enfrentarse a una realidad que ignoraba por completo, algo que su cultura le había enseñado a evitar desde su más tierna infancia, para encima añadirle más información desagradable. Quería que todo el mundo se cayase, que dejasen de hablar de Tesón y de fantasmas y de lo que fuera. Quería que toda la ciudad desapareciese, volver a su mundo donde no necesitaba comerse tanto la cabeza con estupideces como la muerte. Ya no siquiera recordaba su objetivo original en aquella ciudad.
Retrocedió hasta la escaera y se dejó caer sentada en uno de los primeros escalones. Temblaba violentamente, por lo que entrelazó las manos para intentar detenerlo. Decidió olvidarse del mundo por un instante, apoyando la cabeza contra el muro de piedra y entrecerrando los ojos. ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado? No se percató de cuando Lemus le rodeó los hombros con los brazos ni como la condujo a uno de los sofás.
Su mente intentaba procesar lo que acababa de ocurrir. Primero Tesón no estaba, y ahora de alguna forma había vuelto, y podía atravesar paredes y personas. El macanismo cerebral que había empezado a borrar los recuerdos del roquense se detuvo en seco, la frivy empezó a temblar de la misma forma en que lo había hecho Ergot. El suelo bajo sus pies desapareció, y su escaso desayuno empezó a treparle por el esófago.
-Creo... que no me hiperencuentro muy bien.
Las palabras de sus compañeros no le inspiraban más miedo que el del mismo desconocimiento. Ya le resultaba bastante difícil enfrentarse a una realidad que ignoraba por completo, algo que su cultura le había enseñado a evitar desde su más tierna infancia, para encima añadirle más información desagradable. Quería que todo el mundo se cayase, que dejasen de hablar de Tesón y de fantasmas y de lo que fuera. Quería que toda la ciudad desapareciese, volver a su mundo donde no necesitaba comerse tanto la cabeza con estupideces como la muerte. Ya no siquiera recordaba su objetivo original en aquella ciudad.
Retrocedió hasta la escaera y se dejó caer sentada en uno de los primeros escalones. Temblaba violentamente, por lo que entrelazó las manos para intentar detenerlo. Decidió olvidarse del mundo por un instante, apoyando la cabeza contra el muro de piedra y entrecerrando los ojos. ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado? No se percató de cuando Lemus le rodeó los hombros con los brazos ni como la condujo a uno de los sofás.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
02/05/15, 09:54 pm
El repoblador agradeció sinceramente no ser el único que no entendió eso de “fantasma” por lo que estuvo atento, aunque fingía ignorarles, tanto a la pregunta de Kires como a la respuesta de Samika. La explicación de lo que era un fantasma le dio más terror que alivio y decidió que lo mejor hubiese sido no averiguar nada, no ser un cotilla y llevarse mejor la desagradable sorpresa de golpe. Estar en tensión a la espera de algo que puede aparecer en cualquier momento sin saber por dónde viene, no era uno de sus estados de ánimo favoritos y le traía muy malos recuerdos, era la sensación de una presa ante un depredador y el entendía mucho de eso ya que casi cualquier criatura se lo puede comer, está en los puestos más bajos de la pirámide alimenticia. En todo caso, se dijo así mismo que lo mejor que podría pasarles es que esa visión de espíritu Tesoniano no fuese más que una alucinación provocada por la ciudad.
Hizo la comida con Eara sin cruzar apenas palabra, solo las justas y necesarias. Su atención estaba puesta en cortar, pelar y comerse las mondas de verduras sobrantes mientras dirigía miradas de soslayo a sus compañeros de torreón, en sus rostros y en sus expresiones. No podía evitar pararse un par de segundos más en la figura temblorosa de Twixy’s para el repoblador era como ver derrumbarse a un árbol milenario, siempre tienes la impresión de que se va a mantener en pie y cuando cae uno se empieza a replantear todo.
Al fin terminaron de preparar la comida sin incidentes y percances notables.
Luego llego la comida que al menos para el repoblador fue uno de los momentos más tensos e incómodos de toda su vida. Pero se dijo así mismo que solo era una impresión suya. Al terminar y al levantarse todos de la mesa, el pequeño bicho decidió que lo mejor era intentar cambiar un poco el ambiente, por lo que sin muchas ganas y sin estar del todo convencido de que eso fuese lo correcto se puso a saltar sobre uno de los sillones, mientras esperaba a ver si se derrumbaba alguien más o lo peor que apareciese lo que esperaba que no existiese.
Hizo la comida con Eara sin cruzar apenas palabra, solo las justas y necesarias. Su atención estaba puesta en cortar, pelar y comerse las mondas de verduras sobrantes mientras dirigía miradas de soslayo a sus compañeros de torreón, en sus rostros y en sus expresiones. No podía evitar pararse un par de segundos más en la figura temblorosa de Twixy’s para el repoblador era como ver derrumbarse a un árbol milenario, siempre tienes la impresión de que se va a mantener en pie y cuando cae uno se empieza a replantear todo.
Al fin terminaron de preparar la comida sin incidentes y percances notables.
Luego llego la comida que al menos para el repoblador fue uno de los momentos más tensos e incómodos de toda su vida. Pero se dijo así mismo que solo era una impresión suya. Al terminar y al levantarse todos de la mesa, el pequeño bicho decidió que lo mejor era intentar cambiar un poco el ambiente, por lo que sin muchas ganas y sin estar del todo convencido de que eso fuese lo correcto se puso a saltar sobre uno de los sillones, mientras esperaba a ver si se derrumbaba alguien más o lo peor que apareciese lo que esperaba que no existiese.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
03/05/15, 03:55 am
¡Torreón a la vista! <<Por fin. ¡No se van a creer las cosas que he visto! Aunque... Bueno, si esos herejes locos les han contado lo mismo que me dijeron a mí... Primero tendrán que creerse que estoy vivo y aleteando>> Y fue al pensar eso cuando cayó en la cuenta de algo que le habría dado cierto brillo de emoción a sus ojos de haber estado vivo. ¡Ya no necesitaba sus alas maltrechas para volar! Sería el primer roquense en estar en ese estado, además. Tenía que volver a casa, pero a la de verdad, no a ese edificio asqueroso sobre cuyo foso se encontraba flotando.
—¡Soy Tesón! ¡Voy a entrar, ya os habrán dicho que atravieso paredes así que no os asustéis! —avisó antes de seguir.
Había pasado días temiendo que se hartaran de él y le echaran. Había tenido al foso y al puente, insuperable e impenetrable. Pero ahora que atravesaba cosas y gente, ¿qué debía temer de esos pobres herejes? <<Soy libre. Ahora son ellos los que se deben andar con cuidado>> Terminó de cruzar el foso, atravesó el puente levadizo y apareció al otro lado de la pared y puerta.
—¡Pero si son mis herejes favoritos! —saludó a voces y con los brazos extendidos—. Veamos. Si Kirés os ha contado alguna tontería, ni caso. Soy yo, el de siempre, solo que la Voz escuchó mis plegarias y ahora soy libre. Mucho más que vosotros. Para que luego digáis. Y no, no estoy muerto, pero parece que me queréis muerto con tanta insistencia, ¿eh? —les increpó. Durante su pequeño monólogo había estado flotando por el salón y la cocina, buscando que todos los presentes pudieran verle bien. Que vieran que no podrían ni dispararle ni golpearle ni nada.
>>Y a ver, los excursionistas, ¿por qué desperté cerca de esa brecha de huesos y luego os vi por la zona? No recuerdo nada antes de eso así que ya podéis explicar qué pasa —acabó el fantasma mientras se cruzaba de brazos.
—¡Soy Tesón! ¡Voy a entrar, ya os habrán dicho que atravieso paredes así que no os asustéis! —avisó antes de seguir.
Había pasado días temiendo que se hartaran de él y le echaran. Había tenido al foso y al puente, insuperable e impenetrable. Pero ahora que atravesaba cosas y gente, ¿qué debía temer de esos pobres herejes? <<Soy libre. Ahora son ellos los que se deben andar con cuidado>> Terminó de cruzar el foso, atravesó el puente levadizo y apareció al otro lado de la pared y puerta.
—¡Pero si son mis herejes favoritos! —saludó a voces y con los brazos extendidos—. Veamos. Si Kirés os ha contado alguna tontería, ni caso. Soy yo, el de siempre, solo que la Voz escuchó mis plegarias y ahora soy libre. Mucho más que vosotros. Para que luego digáis. Y no, no estoy muerto, pero parece que me queréis muerto con tanta insistencia, ¿eh? —les increpó. Durante su pequeño monólogo había estado flotando por el salón y la cocina, buscando que todos los presentes pudieran verle bien. Que vieran que no podrían ni dispararle ni golpearle ni nada.
>>Y a ver, los excursionistas, ¿por qué desperté cerca de esa brecha de huesos y luego os vi por la zona? No recuerdo nada antes de eso así que ya podéis explicar qué pasa —acabó el fantasma mientras se cruzaba de brazos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
04/05/15, 09:26 pm
Fantasmas. Aquella posibilidad para los sinhadres no tenía nombre pero sí se les había pasado por la cabeza. Asuntos pendientes, el alma… daba mucho para pensar, pero lo cierto era que nunca lo habían escuchado ni vivido. En sinhdro no había fantasmas, o eso creían ambos. Pero entonces, mientras terminaban de preparar la comida, aquello había sido solo una teoría más.
Los ánimos estaban por los suelos, y la comida se sirvió más por costumbre que por petición de los estómagos de los macieleros. Para cuando sonó la voz de Tesón al otro lado del puente, los platos estaban aún apilados sobre la mesa y algunas personas continuaban sentadas, entre ellas los sinhadres. Eara dio un respingo y se echó hacia atrás en la silla. Había querido creer que las cosas seguirían en calma, pero sabía desde buen principio que era un deseo demasiado optimista por su parte.
—No puede ser —murmuró por lo bajo Ayne al mismo tiempo, apretando los dedos contra la mesa hasta que se quedaron blancos.
Y lo que fuese aquello entró. Estaba de un humor excelente, convencido de que continuaba con vida. Pero no podía estarlo. Su cuerpo ahora no era más que huesos o quizá ni eso, ¿sería posible vivir sin cuerpo?
—¿Eres… eres capaz de tocar algo? —preguntó Eara, impresionada por su demostración de intangibilidad. Había algo que le preocupaba y es que si aquello era Tesón de verdad, y si se creía a pies juntillas lo que acababa de decir, ¿cómo reaccionaría si le explicaban que había muerto?
Ayne se preguntaba algo parecido, por eso quiso evitar la palabra muerte cuando trató de darle una respuesta, haciendo de esta algo muy impreciso.
—¿Recuerdas lo que pasó en el pozo? Ya no tienes cuerpo al que volver, Tesón —explicó—. ¿Qué es lo que eres, entonces?
Los ánimos estaban por los suelos, y la comida se sirvió más por costumbre que por petición de los estómagos de los macieleros. Para cuando sonó la voz de Tesón al otro lado del puente, los platos estaban aún apilados sobre la mesa y algunas personas continuaban sentadas, entre ellas los sinhadres. Eara dio un respingo y se echó hacia atrás en la silla. Había querido creer que las cosas seguirían en calma, pero sabía desde buen principio que era un deseo demasiado optimista por su parte.
—No puede ser —murmuró por lo bajo Ayne al mismo tiempo, apretando los dedos contra la mesa hasta que se quedaron blancos.
Y lo que fuese aquello entró. Estaba de un humor excelente, convencido de que continuaba con vida. Pero no podía estarlo. Su cuerpo ahora no era más que huesos o quizá ni eso, ¿sería posible vivir sin cuerpo?
—¿Eres… eres capaz de tocar algo? —preguntó Eara, impresionada por su demostración de intangibilidad. Había algo que le preocupaba y es que si aquello era Tesón de verdad, y si se creía a pies juntillas lo que acababa de decir, ¿cómo reaccionaría si le explicaban que había muerto?
Ayne se preguntaba algo parecido, por eso quiso evitar la palabra muerte cuando trató de darle una respuesta, haciendo de esta algo muy impreciso.
—¿Recuerdas lo que pasó en el pozo? Ya no tienes cuerpo al que volver, Tesón —explicó—. ¿Qué es lo que eres, entonces?
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
05/05/15, 11:25 pm
Ergot apenas había saltado durante 30 segundos de rigor cuando se cayó de culo al ver atravesar a Tesón la puerta como si fuera aire. El repoblador repantingado sobre el sofá se quedó boquiabierto ante la estampa que se le presentaba, ahí estaba Tesón, su estúpido e incorregible Tesón que se las ingeniaba para sorprenderle incluso de muerto. Apenas escuchó las palabras de Eara y Ayne pues su mente y sus ojos no se apartaban del roquense, temiendo que fuese a desaparecer como si de un espejismo se tratase, la felicidad que le embargaba no tenía límites “Tesón, sigue aquí, Tesón está aquí, no se ha marchado… no nos ha abandonado… aún hay tiempo… el sigue aquí, sigue aquí, sigue aquí,… y dice que no está muerto ¿será posible que todo lo de antes no haya sido más que una pesadilla? sigue aquí con nosotros, es maravill- pero me caí sobre su cuerpo… ¿Entonces está muerto o vivo? ¿Ambas cosas? No, Tesón está muerto de eso estoy seguro… ¿Es una trampa? ¿Es esa cosa llamada fantasma que explico Samika? No entiendo nada… ¿y por qué diablos florales está sonriendo? Sera una broma ¿no?… Nosotros aquí… yo aquí sintiendo el dolor de su muerte y él está ahí, plantado como flor bajo el sol templado, tan contento… … … ¿¡INCLUSO DE MUERTO ERES UN INSENSIBLE MALDITO FOLLACARDOS!?” Y así toda su felicidad y dolor se transformaron en rabia, rabia que si bien no duraría mucho, en ese momento si sentía con mucha intensidad. Por lo tanto lo primero que hizo fuese lanzarle todo lo que tenía a su alrededor (migas principalmente) al tiempo que gritaba todas sus verdades con momentos de cinismo, de sarcasmo y sobre todo de furia:
-¡POR TODA LA TIERRA DE MI NACIMIENTO, CLARO QUE ESTAS MUERTO, PRÁCTICAMENTE HE PASADO POR ENCIMA DE TU CADÁVER! Bueno, literalmente he pisado tu cadáver pero eso ahora no importa… ¿PERO TU EN QUÉ MIERDAS FLORIPONDIAS ESTABAS PENSANDO? Te digo “cuídate, ten cuidado, no quiero verte morir.” Me voy durante menos tiempo de lo que tarda el sol en moverse ¡Y TU VAS Y TE MUERES SÓLITO! ¡SIN AYUDA DE NADIE! ¡¿PERO A QUÉ RAÍCES ESTABAS JUGANDO SI SE PUEDE SABER?! ¡Pero si tus plegarias a tu “VOZ” de mierda eran las de morir de manera ridícula te felicito, lo ha hecho de maravilla! ¡Pero juraría que el concepto de rezar es el de intentar que te mantenga con vida, llámame loco! ¡A ESTE RITMO NOS QUEDAMOS SIN PAJARRACOS EN EL TORREÓN! ¿Qué será lo siguiente? ¿Kires escalfado? ¿Y QUIERES SABER LO QUÉ FUERON A HACER A LA CICATRIZ TUS COMPAÑEROS? ¡FUERON A LANZAR TU CADÁVER A ESA FOSA COMÚN PORQUE MI QUERIDO Y ESTÚPIDO FOLLACARDOS, TU, AMIGO MIO, TU TE HAS AHOGADO EN EL SANTÍSIMO Y DIABÓLICO POZO!- Con el ímpetu del momento se lanzó de un salto contra el ave, con el resultado de acabar estampado contra el suelo.
-¡OH POR LA DIOSA! ¡Creo que me he roto la cara!-
-¡POR TODA LA TIERRA DE MI NACIMIENTO, CLARO QUE ESTAS MUERTO, PRÁCTICAMENTE HE PASADO POR ENCIMA DE TU CADÁVER! Bueno, literalmente he pisado tu cadáver pero eso ahora no importa… ¿PERO TU EN QUÉ MIERDAS FLORIPONDIAS ESTABAS PENSANDO? Te digo “cuídate, ten cuidado, no quiero verte morir.” Me voy durante menos tiempo de lo que tarda el sol en moverse ¡Y TU VAS Y TE MUERES SÓLITO! ¡SIN AYUDA DE NADIE! ¡¿PERO A QUÉ RAÍCES ESTABAS JUGANDO SI SE PUEDE SABER?! ¡Pero si tus plegarias a tu “VOZ” de mierda eran las de morir de manera ridícula te felicito, lo ha hecho de maravilla! ¡Pero juraría que el concepto de rezar es el de intentar que te mantenga con vida, llámame loco! ¡A ESTE RITMO NOS QUEDAMOS SIN PAJARRACOS EN EL TORREÓN! ¿Qué será lo siguiente? ¿Kires escalfado? ¿Y QUIERES SABER LO QUÉ FUERON A HACER A LA CICATRIZ TUS COMPAÑEROS? ¡FUERON A LANZAR TU CADÁVER A ESA FOSA COMÚN PORQUE MI QUERIDO Y ESTÚPIDO FOLLACARDOS, TU, AMIGO MIO, TU TE HAS AHOGADO EN EL SANTÍSIMO Y DIABÓLICO POZO!- Con el ímpetu del momento se lanzó de un salto contra el ave, con el resultado de acabar estampado contra el suelo.
-¡OH POR LA DIOSA! ¡Creo que me he roto la cara!-
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
06/05/15, 10:26 pm
El roquense miró a los sinhadres con fastidio, pero les respondió:
—No, hembra, no puedo tocar nada. Es un fastidio pero a la vez nada puede tocarme, así que soy prácticamente inmortal—respondió sonriente a Eara. Luego miró a Ayne y puso los ojos en blanco— ¿Pero qué pozo ni qué voces chirriantes? Estábamos practicando... —pero el repoblador le interrumpió.
Se giró para mirarlo, cruzado de brazos y con cara de hastío. Estaba claramente loco. No había otra explicación para lo que le estaba gritando... Él y todos. Todos insistían en que estaba muerto. Pero no recordaba... <<No recuerdo nada entre la práctica con magia y la brecha de huesos... Mi cuerpo no está... >> Mientras Ergot le vociferaba, cayó en la cuenta de la pregunta de Ayne: el pozo. Y de ahí sus procesos mentales pasaron a la angustia que había sentido al descubrir que no podía respirar, así como a la experimentada en los túneles oscuros y claustrofóbicos. El tren de pensamiento acabaría llegando pronto a la revelación que se negaba a creer: estaba muerto. O al menos su cuerpo lo estaba... Pero algo no encajaba: ¿por qué había despertado en la brecha?
Hizo caso omiso al repoblador incluso cuando saltó hacia él y le atravesó y miró a Ayne. Miró al macho porque había tenido cierta confianza con él por el día de tallar y porque él había preguntado lo del pozo:
—¿A qué fueron a la Cicatriz? Si lo que decís es cierto y desperté allí...
Dicho eso se cruzó de brazos y giró sobre su eje, levitando, para mirarles a todos muy serio.
—¿Dónde está tu Diosa hereje, repoblador loco? Yo no la veo, ¿es que es transparente como yo o quizá no existe? —se burló del roquense en el suelo.
Cuando acabó la vuelta y volvió a Ayne, sin embargo, su rostro portaba una sonrisa curiosa. Le temblaba. Le empezó a temblar todo el cuerpo. En parte por miedo, en parte por ira, pero sobre todo por odio. Mucho odio. Y empezó a reírse como si estuviera aquejado de alguna enfermedad de esas que tenían los herejes. Y, entre tanto, les habló a gritos:
—¡Me habéis matado! ¡Malditos herejes asesinos! ¡Y me tirasteis a la brecha de huesos para deshaceros de mi cuerpo, no contentos con asesinarme! ¡Traidores! ¿Pero sabéis qué? ¡Se os ha roto el arco antes de dispararlo! ¡La Voz me ha salvado, estoy vivo y ahora podré vengarme! ¡NO TENÉIS NI IDEA DE LO QUE HABÉIS HECHO! —y siguió carcajeándose a gritos.
Por suerte para él, el odio hacia ellos era más poderoso que el miedo a la muerte que había tenido desde siempre. De no tener la mente centrada en vengarse, no sabría qué habría sido de él. ¡Estaba muerto! ¿Todos los roquenses se convertían en lo que él al morir? ¿O solo sus enviados, como él mismo? ¿Cómo iba a volver a Roca Sagrada ahora? ¿Le verían allí o era visible en Rocavarancolia por la magia hereje de la ciudad? ¿Quizás...?
<<¡Basta, basta! Todo eso es basura. Hay que pensar en el presente. ¿Qué hago con estos? No puedo tocarles, pero seguro que puedo fastidiarles de muchas formas, e incluso matarles. ¿¡Quién se han creído para hacerme algo!? Lo pagarán>> Dejó de desternillarse y buscó al falso profeta con la mirada, una mirada cargada de odio translúcido. Le miró con superioridad y dijo:
—Seguro que me mataste tú, ¿verdad? No te quise dejar el libro y me hechizaste de alguna forma. Pues mira lo que has creado, asesino. Nunca creí que no tuvieras la culpa de Armonía... Y mira por dónde ahora he sido yo. Pero ella sigue aguantando y yo... ¡miradme! Ni matar sabes, patético hereje —escupió.
Dicho eso, volvió a carcajearse con ganas y lo seguiría haciendo a no ser que alguien dijera algo, porque hacer poco podían hacer. Total, no creía que pudiera cansarse y no necesitaba ni respirar ni comer. Se iba a divertir a partir de ahora.
—No, hembra, no puedo tocar nada. Es un fastidio pero a la vez nada puede tocarme, así que soy prácticamente inmortal—respondió sonriente a Eara. Luego miró a Ayne y puso los ojos en blanco— ¿Pero qué pozo ni qué voces chirriantes? Estábamos practicando... —pero el repoblador le interrumpió.
Se giró para mirarlo, cruzado de brazos y con cara de hastío. Estaba claramente loco. No había otra explicación para lo que le estaba gritando... Él y todos. Todos insistían en que estaba muerto. Pero no recordaba... <<No recuerdo nada entre la práctica con magia y la brecha de huesos... Mi cuerpo no está... >> Mientras Ergot le vociferaba, cayó en la cuenta de la pregunta de Ayne: el pozo. Y de ahí sus procesos mentales pasaron a la angustia que había sentido al descubrir que no podía respirar, así como a la experimentada en los túneles oscuros y claustrofóbicos. El tren de pensamiento acabaría llegando pronto a la revelación que se negaba a creer: estaba muerto. O al menos su cuerpo lo estaba... Pero algo no encajaba: ¿por qué había despertado en la brecha?
Hizo caso omiso al repoblador incluso cuando saltó hacia él y le atravesó y miró a Ayne. Miró al macho porque había tenido cierta confianza con él por el día de tallar y porque él había preguntado lo del pozo:
—¿A qué fueron a la Cicatriz? Si lo que decís es cierto y desperté allí...
Dicho eso se cruzó de brazos y giró sobre su eje, levitando, para mirarles a todos muy serio.
—¿Dónde está tu Diosa hereje, repoblador loco? Yo no la veo, ¿es que es transparente como yo o quizá no existe? —se burló del roquense en el suelo.
Cuando acabó la vuelta y volvió a Ayne, sin embargo, su rostro portaba una sonrisa curiosa. Le temblaba. Le empezó a temblar todo el cuerpo. En parte por miedo, en parte por ira, pero sobre todo por odio. Mucho odio. Y empezó a reírse como si estuviera aquejado de alguna enfermedad de esas que tenían los herejes. Y, entre tanto, les habló a gritos:
—¡Me habéis matado! ¡Malditos herejes asesinos! ¡Y me tirasteis a la brecha de huesos para deshaceros de mi cuerpo, no contentos con asesinarme! ¡Traidores! ¿Pero sabéis qué? ¡Se os ha roto el arco antes de dispararlo! ¡La Voz me ha salvado, estoy vivo y ahora podré vengarme! ¡NO TENÉIS NI IDEA DE LO QUE HABÉIS HECHO! —y siguió carcajeándose a gritos.
Por suerte para él, el odio hacia ellos era más poderoso que el miedo a la muerte que había tenido desde siempre. De no tener la mente centrada en vengarse, no sabría qué habría sido de él. ¡Estaba muerto! ¿Todos los roquenses se convertían en lo que él al morir? ¿O solo sus enviados, como él mismo? ¿Cómo iba a volver a Roca Sagrada ahora? ¿Le verían allí o era visible en Rocavarancolia por la magia hereje de la ciudad? ¿Quizás...?
<<¡Basta, basta! Todo eso es basura. Hay que pensar en el presente. ¿Qué hago con estos? No puedo tocarles, pero seguro que puedo fastidiarles de muchas formas, e incluso matarles. ¿¡Quién se han creído para hacerme algo!? Lo pagarán>> Dejó de desternillarse y buscó al falso profeta con la mirada, una mirada cargada de odio translúcido. Le miró con superioridad y dijo:
—Seguro que me mataste tú, ¿verdad? No te quise dejar el libro y me hechizaste de alguna forma. Pues mira lo que has creado, asesino. Nunca creí que no tuvieras la culpa de Armonía... Y mira por dónde ahora he sido yo. Pero ella sigue aguantando y yo... ¡miradme! Ni matar sabes, patético hereje —escupió.
Dicho eso, volvió a carcajearse con ganas y lo seguiría haciendo a no ser que alguien dijera algo, porque hacer poco podían hacer. Total, no creía que pudiera cansarse y no necesitaba ni respirar ni comer. Se iba a divertir a partir de ahora.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
06/05/15, 11:22 pm
Twixy's comió por obligación. No tenía apetito, pero le habían enseñado a mantener su rutina incluso cuando estaba mal, y no podía saltarse ninguna comida. Además, por mucho que el ambiente fuese lúgubre y deprimente la cercanía de sus compañeros le reconfortaba.
Al final la comida logró darle las energías suficientes como para plantearse si ayudar o no a fregar los platos. Estaba aún sentada en la mesa, haciendo bailar su tenedor usado sobre la madera cuando oyó la voz de Tesón anunciando su llegada. La frivy se puso blanca como el papel. Era su voz, indudablemente.
Muy lentamente se levantó de la silla para encarar la aparición que se les había presentado en el salón. Era como un holograma, una proyección de luz a la imagen del pajarraco, pero sin necesidad de ningún aparato que la sustentase. A lo mejor se podía hacer algo así con magia, pero la igura era... distinta, como si estuviera hecha de niebla en lugar de luz. Twixy's cruzó de brazos para detener las violentas sacudidas que estaba empezando a sufrir. La imagen del cuerpo inerte y apestoso de Tesón le venía a la cabeza, la estirge arrancando su carne, Kirés sacándolo a rastras del torreón. Había visto la muerte de cerca y ahora esa misma muerte volvía para atormentarlos, impidiendo al ya de por si confuso cerebro de la frivy a realizar correctamente su proceso de duelo.
A su alrededor todos gritaban. Los oidos de Twixy's pitaban y la cabeza embotada estaba a punto de estallarle por la tensión y el miedo.
-Montón de basura...- susurró, de forma que solo un par de personas cercanas a ella pudieron oirla por encima de los gritos. Luego subió la voz hasta hacerse oir por encima de los demás- ¡Super eres un montón de basura que te rompes!- le lanzó un cojín, que efectivamente atravesó al fantasma, y se puso entre él y Hal empuñando otro con aire amenazante- ¡Vi tu cuerpo, hipervi como sacaban tu cuerpo del pozo! ¡No sabíamos qué hacer, habías dejado de gritar, no sabíamos como salvarte y ahora apareces como una langosta feliz desgraciado comemierda, actor de teleserie cutre, ¿quién te supercrees que eres, eh???
Siguió tirandole cosas, y de los cojines pasó a los platos, que estallaban contra las paredes del torreón. Lemus la sujetó.
-¿Por qué no hiciste eso cuando te sacamos del pozo, pedazo de idiota? ¡Hiciste llorar a Eara, hiciste llorar a Samika, todo era una mierda por tu culpa, ¿¿y ahora vienes a jodernos aún más???? ¡TE MORISTE TÚ SOLITO PEDAZO DE BASURA, TÚ SOLITO TE CAISTE AL POZO Y TE AHOGASTE, PORQUE ERES TAN INÚTIL QUE NI SABES NADAR! ¡TÚ SOLITO! ¿ES QUE NI DESPUÉS DE MUERTO VAS A DEJARNOS EN PAZ? ¡NO QUIERO VOLVER A VER TU FEA CARA! ¡ESCORIA! ¡BASURA!
Las lágrimas caían por sus mejillas mientras se revolvía del agarre de Lemus. A pesar de su exabrupto estaba aterrada. No era capaz de comprender lo que tenía delante, le daba miedo tener que vivir con aquella desagradable presencia, le daba miedo que eso fuera lo que significaba la muerte, que aquella imagen borrosa de Tesón fuera a echarles en cara lo que ya se estaban echando en cara ellos mismos.
Al final la comida logró darle las energías suficientes como para plantearse si ayudar o no a fregar los platos. Estaba aún sentada en la mesa, haciendo bailar su tenedor usado sobre la madera cuando oyó la voz de Tesón anunciando su llegada. La frivy se puso blanca como el papel. Era su voz, indudablemente.
Muy lentamente se levantó de la silla para encarar la aparición que se les había presentado en el salón. Era como un holograma, una proyección de luz a la imagen del pajarraco, pero sin necesidad de ningún aparato que la sustentase. A lo mejor se podía hacer algo así con magia, pero la igura era... distinta, como si estuviera hecha de niebla en lugar de luz. Twixy's cruzó de brazos para detener las violentas sacudidas que estaba empezando a sufrir. La imagen del cuerpo inerte y apestoso de Tesón le venía a la cabeza, la estirge arrancando su carne, Kirés sacándolo a rastras del torreón. Había visto la muerte de cerca y ahora esa misma muerte volvía para atormentarlos, impidiendo al ya de por si confuso cerebro de la frivy a realizar correctamente su proceso de duelo.
A su alrededor todos gritaban. Los oidos de Twixy's pitaban y la cabeza embotada estaba a punto de estallarle por la tensión y el miedo.
-Montón de basura...- susurró, de forma que solo un par de personas cercanas a ella pudieron oirla por encima de los gritos. Luego subió la voz hasta hacerse oir por encima de los demás- ¡Super eres un montón de basura que te rompes!- le lanzó un cojín, que efectivamente atravesó al fantasma, y se puso entre él y Hal empuñando otro con aire amenazante- ¡Vi tu cuerpo, hipervi como sacaban tu cuerpo del pozo! ¡No sabíamos qué hacer, habías dejado de gritar, no sabíamos como salvarte y ahora apareces como una langosta feliz desgraciado comemierda, actor de teleserie cutre, ¿quién te supercrees que eres, eh???
Siguió tirandole cosas, y de los cojines pasó a los platos, que estallaban contra las paredes del torreón. Lemus la sujetó.
-¿Por qué no hiciste eso cuando te sacamos del pozo, pedazo de idiota? ¡Hiciste llorar a Eara, hiciste llorar a Samika, todo era una mierda por tu culpa, ¿¿y ahora vienes a jodernos aún más???? ¡TE MORISTE TÚ SOLITO PEDAZO DE BASURA, TÚ SOLITO TE CAISTE AL POZO Y TE AHOGASTE, PORQUE ERES TAN INÚTIL QUE NI SABES NADAR! ¡TÚ SOLITO! ¿ES QUE NI DESPUÉS DE MUERTO VAS A DEJARNOS EN PAZ? ¡NO QUIERO VOLVER A VER TU FEA CARA! ¡ESCORIA! ¡BASURA!
Las lágrimas caían por sus mejillas mientras se revolvía del agarre de Lemus. A pesar de su exabrupto estaba aterrada. No era capaz de comprender lo que tenía delante, le daba miedo tener que vivir con aquella desagradable presencia, le daba miedo que eso fuera lo que significaba la muerte, que aquella imagen borrosa de Tesón fuera a echarles en cara lo que ya se estaban echando en cara ellos mismos.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
06/05/15, 11:55 pm
Hal asintió dubitativo ante Samika. Su explicación le pareció demasiado esotérica y casi supersticiosa, pero no tenía ganas de sacar a relucir su racionalismo. Además, para ser honesto, no podía aportar mucho. Nunca era un tema que le hubiese atraído, y en Carabás hacía demasiado tiempo que no había fantasmas como apra que el conocimiento sobre ellos estuviera muy extendido.
Al carabés le apenó Twix, pero, a pesar de sentir un aguijonazo por hacerlo, se quedó sentado en el lugar. La frivy imponía, y más aún a alguien tan tímido como él, y por más que supiese que había que ayudar a una persona que estuviese en semejantes condiciones no pudo moverse. Agradeció internamente a Lemus que la consolase, lo que valió para enterrar su aguijón de culpabilidad.
Fue el primero que se sirvió, el que menos comió y, naturalmente, el primero que acabó. Se puso a hojear distraído el libro, sin demasiadas ganas de hacer nada. Paisajes extraños y oscuros llenaron su mente, lugares que buscaban salir de allí y plasmarse con líneas y colores. Estaban llenos de oscuridad y de desesperanzas, de figuras muertas y fantasmas enloquecidos. La invasión de tales imágenes le sacudió. Dejó a un lado el libro y comenzó a masajearse las sienes. Quería llorar, pero se tragó todas las lágrimas, una por una. Volvió a revivir los agónicos gemidos y chapoteos de Tesón, y se preguntó si era ese sufrimiento, el del ahogamiento que había sufrido el ahora fantasma, lo que le atormentaba.
La voz del fantasma taladró su cerebro de parte a parte, dejándolo angustiado y conmocionado. Por un momento se pensó que era un producto de su iamginación que ahora venía para atormentarlo, pero vio la cara del resto. No era así. Tesón, el de verdad, el condenado a una existencia intermedia entre la intensidad de la vida y el vacío de la muerte, era quien estaba a punto de entrar.
Su cara era de puro aturdimiento cuando la aparición ocupó el salón. No era porque pensara que aquelloe ra imposible, sino al contrario. Era real, y lo sabía, y por eso le afectaba tanto. «La muerte... no... no debería ser así» pensaba, bastante apabullado. Ya era duro y difícil hacer frente a una pérdida como para tener que enfrentarla a la vez que el difunto en cuestión seguía paseándose por el torreón. «Es el problema de los caminos de en medio, haces frente a lo malo de todas las opciones y no tienes nada bueno a cambio». Este pensamiento, producto casi de un delirio, se coló en su mente, haciéndole cavilar sobre si estaba perdiendo el juicio.
LAs palabras de tesón lo dejaron casi literalmente convertido en una estatua. La pizarra en blanco que era su cerebro pudo, lentamente, ponerse en funcionamiento, tomando la decipción que optaba más segura. Ignoró los sucesos, el sufrimiento y la agonía de las últimas horas. Hizo un paquete con ello y lo empujó al fondo de su mente, sabedor de que luego tendría que hacer frente a ello. Pero las palabras del roquense le había dejado ardiendo de rabia.
—¿Que te maté? ¡¿QUE TE MATÉ?! ¡¿EN SERIO PIENSAS QUE ESTO ES CULPA MÍA?! —Hal apretaba los dientes con la cara contorsionada por la indignación, nacida de una enseñanza que tenía grabada en su cerebro. Los muertos no son juguetes—. Y por un libro, encima. Por favor —en su voz, en su gesto, se contenían todo el desprecio que podía sentir una persona—. Yo estaba en la cocina, fuiste tú quien salió solo. Y lo que hiciste fue caerte, pedazo de imbécil —la revelación estuvo a punto de volver a arrastrarle a la tristeza, al sufrimiento de unos jadeos ahogados y unos pulmones encharcados—. Y nosotros lo escuchamos. Mientras íbamos a por el cordel de la ropa, mientras pensábamos en si podía haber algún hechizo que te salvase... Y cuando íbamos a rescatarte fuiste y te ahogaste.
Se dejó caer otra vez sobre el sofá, dichas las últimas palabras con desgana. Había una queja implícita, una acusación al propio Tesón por no haber sabido aguantar, pero era difícil de discernir.
Al carabés le apenó Twix, pero, a pesar de sentir un aguijonazo por hacerlo, se quedó sentado en el lugar. La frivy imponía, y más aún a alguien tan tímido como él, y por más que supiese que había que ayudar a una persona que estuviese en semejantes condiciones no pudo moverse. Agradeció internamente a Lemus que la consolase, lo que valió para enterrar su aguijón de culpabilidad.
Fue el primero que se sirvió, el que menos comió y, naturalmente, el primero que acabó. Se puso a hojear distraído el libro, sin demasiadas ganas de hacer nada. Paisajes extraños y oscuros llenaron su mente, lugares que buscaban salir de allí y plasmarse con líneas y colores. Estaban llenos de oscuridad y de desesperanzas, de figuras muertas y fantasmas enloquecidos. La invasión de tales imágenes le sacudió. Dejó a un lado el libro y comenzó a masajearse las sienes. Quería llorar, pero se tragó todas las lágrimas, una por una. Volvió a revivir los agónicos gemidos y chapoteos de Tesón, y se preguntó si era ese sufrimiento, el del ahogamiento que había sufrido el ahora fantasma, lo que le atormentaba.
La voz del fantasma taladró su cerebro de parte a parte, dejándolo angustiado y conmocionado. Por un momento se pensó que era un producto de su iamginación que ahora venía para atormentarlo, pero vio la cara del resto. No era así. Tesón, el de verdad, el condenado a una existencia intermedia entre la intensidad de la vida y el vacío de la muerte, era quien estaba a punto de entrar.
Su cara era de puro aturdimiento cuando la aparición ocupó el salón. No era porque pensara que aquelloe ra imposible, sino al contrario. Era real, y lo sabía, y por eso le afectaba tanto. «La muerte... no... no debería ser así» pensaba, bastante apabullado. Ya era duro y difícil hacer frente a una pérdida como para tener que enfrentarla a la vez que el difunto en cuestión seguía paseándose por el torreón. «Es el problema de los caminos de en medio, haces frente a lo malo de todas las opciones y no tienes nada bueno a cambio». Este pensamiento, producto casi de un delirio, se coló en su mente, haciéndole cavilar sobre si estaba perdiendo el juicio.
LAs palabras de tesón lo dejaron casi literalmente convertido en una estatua. La pizarra en blanco que era su cerebro pudo, lentamente, ponerse en funcionamiento, tomando la decipción que optaba más segura. Ignoró los sucesos, el sufrimiento y la agonía de las últimas horas. Hizo un paquete con ello y lo empujó al fondo de su mente, sabedor de que luego tendría que hacer frente a ello. Pero las palabras del roquense le había dejado ardiendo de rabia.
—¿Que te maté? ¡¿QUE TE MATÉ?! ¡¿EN SERIO PIENSAS QUE ESTO ES CULPA MÍA?! —Hal apretaba los dientes con la cara contorsionada por la indignación, nacida de una enseñanza que tenía grabada en su cerebro. Los muertos no son juguetes—. Y por un libro, encima. Por favor —en su voz, en su gesto, se contenían todo el desprecio que podía sentir una persona—. Yo estaba en la cocina, fuiste tú quien salió solo. Y lo que hiciste fue caerte, pedazo de imbécil —la revelación estuvo a punto de volver a arrastrarle a la tristeza, al sufrimiento de unos jadeos ahogados y unos pulmones encharcados—. Y nosotros lo escuchamos. Mientras íbamos a por el cordel de la ropa, mientras pensábamos en si podía haber algún hechizo que te salvase... Y cuando íbamos a rescatarte fuiste y te ahogaste.
Se dejó caer otra vez sobre el sofá, dichas las últimas palabras con desgana. Había una queja implícita, una acusación al propio Tesón por no haber sabido aguantar, pero era difícil de discernir.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
07/05/15, 05:24 pm
Tras su explicación Samika solo quedó en un total y absoluto mutismo, apenas si pudo notar junto a ella a Twixys en un estado tal que bien podría se catatónico. Pero no sabía que hacer, ni sabía como ayudarla cuando a ella todo aquello la estaba superando, por lo que tan solo se quedo quieta, apoyada junto a ella en un mudo apoyo, medio abrazándola.
A pesar de comer poco, lo que ingirió no le supo a nada, incapaz de disfrutar un poco de los alimentos. Había usado toda su fuerza y confianza para hablarles de los fantasmas, se encontraba minada de todo, pero aun así intento concentrarse en fregar los platos. Pues por la misma tensión y miedo toda su conciencia estaba centrada en su sentido auditivo y necesitaba distraerse en algo con urgencia. Tenía miedo, estaba realmente asustada y su cuerpo tenso parecía a punto de saltar a la mínima provocación.
Y cuando la voz se escucho, todo el mundo se le vino encima y de sus manos temblorosas y húmedas por el agua uno de los platos que lavaba se estrelló contra el suelo, taladrando sus oídos con la fuerza de un martillo. Cada palabra recordandole la realidad y sus peores temores. Tesón les había encontrado. Y con el llegaba el total desastre.
Los oídos de Samika sufrieron lo indecible durante aquel rato y por una vez en su vida, quiso ser sorda. No oír nada, no escuchar lo gritos, los reclamos, los insultos que taladraban su cerebro con la fuerza de pequeñas bombas. Ni siquiera podía saber lo que estaba escuchando pues todo se mezclaba en su mente que intentaba eliminar toda la información que obtenía a raudales sin éxito; los reclamos de Ergot, los ataques verbales de Tesón mezclado con locura, la furia de Twixys y la indignación de Hal. Mas que las palabras notaba las emociones que todas ellas contenían, los tonos que inundaba su mente provocandole estremecimientos involuntarios. Quería llorar, quería golpear algo, quería gritar...quería que todo terminara de una maldita vez y que Tesón desapareciera como debería haberlo hecho originalmente. La muerte de Tesón ya había sido un duro golpe, pero nada podía compararse con la presencia de fantasma culpándolos de algo en lo que no habían podido hacer nada.
Temblando como una hoja al viento se levanto del suelo, donde no tuvo claro cuando se había sentado acercándose al sofá donde estaba Hal, notando como Lemus intentaba contener a Twixy's. No podía ver sus lagrimas pero no lo necesitaba, la reacción de la frivy era visceral, salida de lo mas hondo y cada una de sus palabras era una realidad, como si arañara mismo el espacio y sacara a relucir las emociones y sentimientos del grupo. Un deseo que compartía y cuyos insultos inundaban su mente incapaz de soltarlos. Ver o tan siquiera oír a alguien tan entero como lo era al frivy, en aquel estado evidenciaba lo mal que todos podía acabar si la presencia de Tesón persistía. Y no parecía que fuese a dejar de hacerlo voluntariamente.
-¿Hay...algún hechizo que pueda exorcizarlo o al menos callarlo? - susurro apenas la pregunta Samika dirigiéndose a Hal, blanca como el papel y con claras ojeras amoratadas bajo sus ojos, se sentía tan casada que aun se sorprendía seguir en pie cuando sus piernas parecían haber perdido toda su fuerza y soporte. Sus oídos pitando de tal forma que su equilibrio se vio amenazado y tuvo que apoyarse sobre el espaldar del sofá, para que ya su cansadas piernas no terminaran por hacerla caer. Estaba tan tensa que creía que enloquecería y no siquiera la posibilidad de dormir le era algo deseado, Tesón no parecía por la labor de dejarles vivir en paz. La ansiedad y el miedo estaba por hacerle perder los estribos y sino lo había hecho ya, es porque no quedaba suficiente energías en ella como para ese desplante explosivo de emociones.
A pesar de comer poco, lo que ingirió no le supo a nada, incapaz de disfrutar un poco de los alimentos. Había usado toda su fuerza y confianza para hablarles de los fantasmas, se encontraba minada de todo, pero aun así intento concentrarse en fregar los platos. Pues por la misma tensión y miedo toda su conciencia estaba centrada en su sentido auditivo y necesitaba distraerse en algo con urgencia. Tenía miedo, estaba realmente asustada y su cuerpo tenso parecía a punto de saltar a la mínima provocación.
Y cuando la voz se escucho, todo el mundo se le vino encima y de sus manos temblorosas y húmedas por el agua uno de los platos que lavaba se estrelló contra el suelo, taladrando sus oídos con la fuerza de un martillo. Cada palabra recordandole la realidad y sus peores temores. Tesón les había encontrado. Y con el llegaba el total desastre.
Los oídos de Samika sufrieron lo indecible durante aquel rato y por una vez en su vida, quiso ser sorda. No oír nada, no escuchar lo gritos, los reclamos, los insultos que taladraban su cerebro con la fuerza de pequeñas bombas. Ni siquiera podía saber lo que estaba escuchando pues todo se mezclaba en su mente que intentaba eliminar toda la información que obtenía a raudales sin éxito; los reclamos de Ergot, los ataques verbales de Tesón mezclado con locura, la furia de Twixys y la indignación de Hal. Mas que las palabras notaba las emociones que todas ellas contenían, los tonos que inundaba su mente provocandole estremecimientos involuntarios. Quería llorar, quería golpear algo, quería gritar...quería que todo terminara de una maldita vez y que Tesón desapareciera como debería haberlo hecho originalmente. La muerte de Tesón ya había sido un duro golpe, pero nada podía compararse con la presencia de fantasma culpándolos de algo en lo que no habían podido hacer nada.
Temblando como una hoja al viento se levanto del suelo, donde no tuvo claro cuando se había sentado acercándose al sofá donde estaba Hal, notando como Lemus intentaba contener a Twixy's. No podía ver sus lagrimas pero no lo necesitaba, la reacción de la frivy era visceral, salida de lo mas hondo y cada una de sus palabras era una realidad, como si arañara mismo el espacio y sacara a relucir las emociones y sentimientos del grupo. Un deseo que compartía y cuyos insultos inundaban su mente incapaz de soltarlos. Ver o tan siquiera oír a alguien tan entero como lo era al frivy, en aquel estado evidenciaba lo mal que todos podía acabar si la presencia de Tesón persistía. Y no parecía que fuese a dejar de hacerlo voluntariamente.
-¿Hay...algún hechizo que pueda exorcizarlo o al menos callarlo? - susurro apenas la pregunta Samika dirigiéndose a Hal, blanca como el papel y con claras ojeras amoratadas bajo sus ojos, se sentía tan casada que aun se sorprendía seguir en pie cuando sus piernas parecían haber perdido toda su fuerza y soporte. Sus oídos pitando de tal forma que su equilibrio se vio amenazado y tuvo que apoyarse sobre el espaldar del sofá, para que ya su cansadas piernas no terminaran por hacerla caer. Estaba tan tensa que creía que enloquecería y no siquiera la posibilidad de dormir le era algo deseado, Tesón no parecía por la labor de dejarles vivir en paz. La ansiedad y el miedo estaba por hacerle perder los estribos y sino lo había hecho ya, es porque no quedaba suficiente energías en ella como para ese desplante explosivo de emociones.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
07/05/15, 06:01 pm
Cuando Twix le encaró y le gritó (y le tiró cosas, pero ese detalle el roquense lo ignoró con suficiencia), Tesón no dejó de reír, lo que probablemente provocó que la frivy gritara más y más. Hasta uno de los machos tuvo que sujetarla. Tesón no cabía en sí de gozo. Tanto que al acabar, hizo el gesto de aplaudir (con cuidado de no atravesarse las manos) y se burló de la hembra:
—Pero sigue tirando platos, hembrita, que al final vais a tener que comer como animales herejes.
Pero no pudo responderle a todo pues Hal, que hasta entonces había tenido que ser defendido por una hembra, habló. Otro loco. Todos rematadamente locos. Había algo que no encajaba en lo que le dijeron y lo que pensaba que había pasado, pero no iba a pensarlo ahora. Ahora se reiría de ellos y les devolvería parte del sufrimiento que él había experimentado por sus herejías diarias.
—Así que tengo que creer que tropecé y me caí... y que después quisisteis salvarme. Venga ya, os he visto mirarme como si quisierais matarme o hacerme algo más de una vez. Ridículo. ¡No os va a creer nadie! Y menos a ti, patética criatura. ¡Hal! ¿Qué deseo es ese, por todas las voces? ¿Tiene que defenderte la frivy del malo de Tesón? Pobrecito —le dijo con el tono de hablar a una cría. Luego volvió a girar sobre su eje y añadió, muy serio y fingiendo preocupación, real en parte pues era presa de una grave incógnita—. Si fuera cierto que me intentasteis salvar, y yo lo pensara y me convenciérais... y cambiara de idea sobre vosotros y vengarme... y me disculpara por todo esto... nadie se quejará si decido seguir aquí con vosotros hasta que salga la luna esa, ¿verdad?
Esa era la incógnita. ¿Qué haría ahora con su "vida"? No se iba a creer de ninguna manera que habían querido salvarle, pero podía aparentar que sí para que le aceptaran de nuevo en el torreón y preparar una venganza a lo grande... O seguir diciendo que no les creía y hacerles imposible la vida hasta... ¿Hasta cuándo? ¿Y mientras qué? ¿Iba a pasar la eternidad persiguiéndoles? ¿Podría aburrirse o hartarse de eso? ¿Y si sus acciones los mataban y se quedaba solo, qué haría? No conocía a nadie en la ciudad y no sabía volver a Roca Sagrada. ¿Qué iba a hacer? <<Por mucha herejía... no vivía mal con ellos antes de esto... ¡Pero merecen sufrir! Y lo harán... De eso no te quepa ninguna duda, pero con calma...>> No se decidiría aún. Necesitaba tiempo para pensar y quería oír si alguien le respondía, pues quizá le ayudaría a aclararse.
—Pero sigue tirando platos, hembrita, que al final vais a tener que comer como animales herejes.
Pero no pudo responderle a todo pues Hal, que hasta entonces había tenido que ser defendido por una hembra, habló. Otro loco. Todos rematadamente locos. Había algo que no encajaba en lo que le dijeron y lo que pensaba que había pasado, pero no iba a pensarlo ahora. Ahora se reiría de ellos y les devolvería parte del sufrimiento que él había experimentado por sus herejías diarias.
—Así que tengo que creer que tropecé y me caí... y que después quisisteis salvarme. Venga ya, os he visto mirarme como si quisierais matarme o hacerme algo más de una vez. Ridículo. ¡No os va a creer nadie! Y menos a ti, patética criatura. ¡Hal! ¿Qué deseo es ese, por todas las voces? ¿Tiene que defenderte la frivy del malo de Tesón? Pobrecito —le dijo con el tono de hablar a una cría. Luego volvió a girar sobre su eje y añadió, muy serio y fingiendo preocupación, real en parte pues era presa de una grave incógnita—. Si fuera cierto que me intentasteis salvar, y yo lo pensara y me convenciérais... y cambiara de idea sobre vosotros y vengarme... y me disculpara por todo esto... nadie se quejará si decido seguir aquí con vosotros hasta que salga la luna esa, ¿verdad?
Esa era la incógnita. ¿Qué haría ahora con su "vida"? No se iba a creer de ninguna manera que habían querido salvarle, pero podía aparentar que sí para que le aceptaran de nuevo en el torreón y preparar una venganza a lo grande... O seguir diciendo que no les creía y hacerles imposible la vida hasta... ¿Hasta cuándo? ¿Y mientras qué? ¿Iba a pasar la eternidad persiguiéndoles? ¿Podría aburrirse o hartarse de eso? ¿Y si sus acciones los mataban y se quedaba solo, qué haría? No conocía a nadie en la ciudad y no sabía volver a Roca Sagrada. ¿Qué iba a hacer? <<Por mucha herejía... no vivía mal con ellos antes de esto... ¡Pero merecen sufrir! Y lo harán... De eso no te quepa ninguna duda, pero con calma...>> No se decidiría aún. Necesitaba tiempo para pensar y quería oír si alguien le respondía, pues quizá le ayudaría a aclararse.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
07/05/15, 08:31 pm
Los sinhadres se horrorizaron por el estallido de Ergot, echando abajo la suavidad con la que intentaban abordar al fantasma. Pero él no fue lo único y comenzó a dar igual. En aquel momento era imposible no querer gritarle a Tesón sin pensar en las consecuencias. ¿Cómo podía acusarlos de una muerte que se buscó el mismo? Pero Eara no podía sino sentirse peor, porque de haber sido más rápidos tirando la cuerda, nada de aquello habría pasado. Ayne no cedería tan fácilmente. Teniendo en cuenta el estado en que estaban todos los habitantes del torreón por la muerte de aquel desgraciado, debería estar agradeciéndoles no haber entrado para encontrarlos celebrando su muerte. Por supuesto que no eran tan horribles, pero poco menos se merecía el pajarraco.
—Nadie te ha matado… ninguno de nosotros haría algo así, deberías saberlo… no te hemos… solo… —Eara trataba de hacerse oír, en vano, entre el caos de voces y platos rotos. Ayne la agarro por el hombro y negó con la cabeza. En ese momento era inútil interrumpirlos. Le enfadaba verla tan preocupada cuando él en ese momento casi se veía capaz de volver a matar a Tesón de seguir realmente vivo.
—¿Te falta un hervor, desgraciado? ¿Nos has visto proteger a Armonía o qué nos has visto hacer con ella? A pesar de lo que hizo. Y Ergot no pudo matarte, ¿sabes? Ni siquiera estaba en el torreón. Ni siquiera mide medio… —Esa vez fue Eara la que, horrorizada por cómo estaban yendo las cosas, detuvo a su edeel cerrando los dedos con fuerza en torno a su brazo.
—Ya basta. Vamos a intentar calmarnos todos, ¿vale? —Respiró profundamente y miró a Tesón, intentando asumir de una buena vez en qué se había convertido—. Tesón… ¿Por qué íbamos a querer matarte? ¿Te sentías amenazado con nosotros? No somos salvajes, sabes… sabes que no. —Pero era consciente de que alguien sí, Ergot. Pero Ergot era una criatura inteligente y aprendía rápido. Tras la escena con Armonía había sido consciente de su error—. Escúchanos. Estamos alterados, pero nadie miente. No somos capaces de algo así. Estábamos dentro, y tú fuera… al oírte salimos a ayudar a toda prisa, pero no había nada a mano para subirte. Ve al patio y compruébalo tú mismo. La ropa y la cuerda aún están en el suelo. —Los ojos volvían a humedecérsele al recordarlo, también por la presión del momento, pero se esforzó en contener las lágrimas. Sintió como Ayne se relajaba un poco bajo su agarre, pero no le soltó aún. Prefería tener aquel apoyo físico en ese momento.
«Entre estos muros el único peligro eres tú, emplumado, junto con tu compatriota» pensaba Ayne, disgustado, mientras su aurva hablaba. Tras las palabras de Eara era reacio a estropear su intento de apaciguar las cosas diciéndolo en voz alta, pero unos instantes antes no le habría importado en absoluto.
—Nadie te ha matado… ninguno de nosotros haría algo así, deberías saberlo… no te hemos… solo… —Eara trataba de hacerse oír, en vano, entre el caos de voces y platos rotos. Ayne la agarro por el hombro y negó con la cabeza. En ese momento era inútil interrumpirlos. Le enfadaba verla tan preocupada cuando él en ese momento casi se veía capaz de volver a matar a Tesón de seguir realmente vivo.
—¿Te falta un hervor, desgraciado? ¿Nos has visto proteger a Armonía o qué nos has visto hacer con ella? A pesar de lo que hizo. Y Ergot no pudo matarte, ¿sabes? Ni siquiera estaba en el torreón. Ni siquiera mide medio… —Esa vez fue Eara la que, horrorizada por cómo estaban yendo las cosas, detuvo a su edeel cerrando los dedos con fuerza en torno a su brazo.
—Ya basta. Vamos a intentar calmarnos todos, ¿vale? —Respiró profundamente y miró a Tesón, intentando asumir de una buena vez en qué se había convertido—. Tesón… ¿Por qué íbamos a querer matarte? ¿Te sentías amenazado con nosotros? No somos salvajes, sabes… sabes que no. —Pero era consciente de que alguien sí, Ergot. Pero Ergot era una criatura inteligente y aprendía rápido. Tras la escena con Armonía había sido consciente de su error—. Escúchanos. Estamos alterados, pero nadie miente. No somos capaces de algo así. Estábamos dentro, y tú fuera… al oírte salimos a ayudar a toda prisa, pero no había nada a mano para subirte. Ve al patio y compruébalo tú mismo. La ropa y la cuerda aún están en el suelo. —Los ojos volvían a humedecérsele al recordarlo, también por la presión del momento, pero se esforzó en contener las lágrimas. Sintió como Ayne se relajaba un poco bajo su agarre, pero no le soltó aún. Prefería tener aquel apoyo físico en ese momento.
«Entre estos muros el único peligro eres tú, emplumado, junto con tu compatriota» pensaba Ayne, disgustado, mientras su aurva hablaba. Tras las palabras de Eara era reacio a estropear su intento de apaciguar las cosas diciéndolo en voz alta, pero unos instantes antes no le habría importado en absoluto.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
07/05/15, 09:40 pm
Intervinieron los sinhadres y les miró con curiosidad. No sabía muy bien por qué versión de la historia decantarse, si por la suya o la de los herejes. ¿Por qué tenía que ser tan complicado todo con los herejes? <<Con lo fácil que sería liquidarlos a todos y ya. No haría falta ni la palabra "hereje", que ensucia nuestra lengua, malditos sean>>
—¿Ergot? ¿Ese traidor que tan pronto me odia como llora mi muerte? No sé quién es —dijo mirando al repoblador con desprecio.
Luego miró a Eara. El recuerdo de que hubiera ayudado junto a él a la curandera de Letargo suavizó la mirada que le dirigió. No le pegaba haber accedido a conjurar en su contra...
—¡Me calmo, me calmo! Di...
Y escuchó. Y no le gustó nada lo que dijo. ¡Quería que le hubiesen matado! Si le convencían y era cierto... pocos motivos tendría para amargarles la existencia. ¿Qué les costaba hacer como él y reírse de él, de que estuviera muerto? Él lo haría de ser ellos los "transparentes". Bueno, quizá en voz alta no, pero sí para sus adentros... <<Así que eso es... ¿Y si mienten para que no intente vengarme? ¡Claro! ¡Son herejes! Salvajes, exact... Pero... Pero Eara... no parece mentir>> pensó y luego miró hacia el patio. Sin abrir el pico se giró y fue hacia el lugar. Todo lo que la hembra había dicho era cierto. Pero fallaban dos detalles <<¿Qué hace el cubo ahí?>> Se asomó de nuevo al interior, preguntó por ello y le respondieron. El otro detalle era que el libro que recordaba haber tenido con él no estaba en el pozo. Nadie le había echado aún en cara que lo hubiera destruido... ¿Lo habrían sacado a tiempo o se había desmenuzado sin que lo supieran?
—Entonces salí a por algo... ¡Ah! A por agua. Luego me asomé al pozo y eso es todo... ¿Pero y el libro? Recuerdo ir a por agua, el libro lo puse en el borde del pozo para sacar el cubo...
Se calló para que le respondieran y al escuchar la respuesta le entró la risa tonta. ¡Al final sí que lo habían matado ellos! Cuando se tranquilizó, retomó la conversación:
—Perdón, perdón. ¿Sabéis por qué me caí? Porque se me cayó el libro y al intentar sacarlo con el cubo, resbalé. Todo por un asqueroso libro vuestro. Intenté rescatarlo para que no me acusárais de querer romperlo y voy y me caigo. ¡Qué fantástico! Por un maldito libro... Me mató tu libro, hereje —señaló a Hal pero luego se rió de lo absurdo de todo—. Tranquilo, eh, que es broma
Broma allí dentro, pues en Roca Sagrada no podían enterarse de que había muerto por salvar un artefacto del mal.
Se adentró en el salón y volvió frente a Eara:
—No seréis unos horribles salvajes, pero no me ha pasado nada bueno desde que os conozco. Ten... Tengo que pensar en esto... Y luego quizá podamos empezar de nuevo o enemistarnos para siempre ¡Tiene gracia porque estoy muerto! No sé, pensadlo... —dijo mientras se encaminaba hacia la puerta—. Atravieso gente y paredes, y vuelo. Eso os puede resultar útil, ¿no? —terminó sin mirarles.
Y, dicho eso, esperó un poco por si alguien respondía, pero después atravesó la puerta y se alejó. No tenía ni remota idea de qué hacer con el asunto. Ni con su nueva "vida". <<¿Y ahora a dónde voy? ¿Necesitaré dormir? ¿O me toca vagar eternamente sin rumbo? Pues a explorar>>
Sigue en las Mazmorras
—¿Ergot? ¿Ese traidor que tan pronto me odia como llora mi muerte? No sé quién es —dijo mirando al repoblador con desprecio.
Luego miró a Eara. El recuerdo de que hubiera ayudado junto a él a la curandera de Letargo suavizó la mirada que le dirigió. No le pegaba haber accedido a conjurar en su contra...
—¡Me calmo, me calmo! Di...
Y escuchó. Y no le gustó nada lo que dijo. ¡Quería que le hubiesen matado! Si le convencían y era cierto... pocos motivos tendría para amargarles la existencia. ¿Qué les costaba hacer como él y reírse de él, de que estuviera muerto? Él lo haría de ser ellos los "transparentes". Bueno, quizá en voz alta no, pero sí para sus adentros... <<Así que eso es... ¿Y si mienten para que no intente vengarme? ¡Claro! ¡Son herejes! Salvajes, exact... Pero... Pero Eara... no parece mentir>> pensó y luego miró hacia el patio. Sin abrir el pico se giró y fue hacia el lugar. Todo lo que la hembra había dicho era cierto. Pero fallaban dos detalles <<¿Qué hace el cubo ahí?>> Se asomó de nuevo al interior, preguntó por ello y le respondieron. El otro detalle era que el libro que recordaba haber tenido con él no estaba en el pozo. Nadie le había echado aún en cara que lo hubiera destruido... ¿Lo habrían sacado a tiempo o se había desmenuzado sin que lo supieran?
—Entonces salí a por algo... ¡Ah! A por agua. Luego me asomé al pozo y eso es todo... ¿Pero y el libro? Recuerdo ir a por agua, el libro lo puse en el borde del pozo para sacar el cubo...
Se calló para que le respondieran y al escuchar la respuesta le entró la risa tonta. ¡Al final sí que lo habían matado ellos! Cuando se tranquilizó, retomó la conversación:
—Perdón, perdón. ¿Sabéis por qué me caí? Porque se me cayó el libro y al intentar sacarlo con el cubo, resbalé. Todo por un asqueroso libro vuestro. Intenté rescatarlo para que no me acusárais de querer romperlo y voy y me caigo. ¡Qué fantástico! Por un maldito libro... Me mató tu libro, hereje —señaló a Hal pero luego se rió de lo absurdo de todo—. Tranquilo, eh, que es broma
Broma allí dentro, pues en Roca Sagrada no podían enterarse de que había muerto por salvar un artefacto del mal.
Se adentró en el salón y volvió frente a Eara:
—No seréis unos horribles salvajes, pero no me ha pasado nada bueno desde que os conozco. Ten... Tengo que pensar en esto... Y luego quizá podamos empezar de nuevo o enemistarnos para siempre ¡Tiene gracia porque estoy muerto! No sé, pensadlo... —dijo mientras se encaminaba hacia la puerta—. Atravieso gente y paredes, y vuelo. Eso os puede resultar útil, ¿no? —terminó sin mirarles.
Y, dicho eso, esperó un poco por si alguien respondía, pero después atravesó la puerta y se alejó. No tenía ni remota idea de qué hacer con el asunto. Ni con su nueva "vida". <<¿Y ahora a dónde voy? ¿Necesitaré dormir? ¿O me toca vagar eternamente sin rumbo? Pues a explorar>>
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My Only Escape Is Underground
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- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
09/05/15, 02:19 pm
Hal se encontraba tan agotado de aquel día que, a pesar de los sucesos que había vivido, no soñó. Su cerebro desconectó por completo y pudo vivir una noche de un enormemente profundo descanso, si bien se levantó algo dolorido debido al pésimo colchón de aquel lugar.
El dolor y shock fue remitiendo, en parte gracias a la ausencia de Tesón. El carabés se volvió algo más cuidadoso con cualquier peligro que pudiera llevarlo a la muerte: el pozo, los cuchillos, las armas... Cuando llegó la pérdida de Armonía sintió un mordisco al ver el cadáver. «Dos en menos de un mes» pensaba, presa del ahogo. Si hubiera sido creyente hubiera lanzado un fervoroso rezo a cualquier divinidad que pudiera estar escuchándolo, habría rogado por protección. Como no lo era no pudo recurrir a otra cosa que la esperanza.
Los primeros días le costó más ponerse a estudiar magia. Se distraía con facilidad, o se quedaba mirando las ilustraciones de los libros. A veces se quedaba ensimismado imaginando dibujos que podría hacer si tuviera los materiales adecuados. En ocasiones tenían relación con sus experiencias, con Rocavarancolia. Otras veces eran posibles paisajes terrestres o submarinos de mundos lejanos: la Tierra, Sinhdro, Roca Sagrada...
Cuando vio que era el mejor en practicar hechizos dejó de acudir a los entrenamientos físicos. Poco a poco fue aumentando su periodo de estudio y disminuyendo sus momentos de distracción. El incentivo que se avecinaba ayudó bastante: iban a descubrir cosas. Iban a salir, a explorar, a arrancar a Rocavarancolia los secretos que guardaba. ¿Por qué los habían atraído? ¿Cuál era el motivo de retenerlos y dejarlos sin ayuda? ¿Cómo podían volver a casa? Los cada vez más espaciados momentos de asueto entre libro y libro comenzaron a consistir en repetirse esas preguntas, en establecer teorías acerca de aquel lugar, pero nunca encontraba las respuestas.
Leyó el libro de historia, intentando encontrar allí las soluciones a aquellos enigmas. Aprendió de monstruos y engendros, de seres llamos trasgos y artefactos terribles como el Trono Sagrado. Comprendió que tras el rey el más alto funcionario de Rocavarancolia era el Señor de los Asesinos, lo cual le pareció espantosamente adecuado. Se empapó de la historia de Hurza el Comeojos, Irhina la Sangrienta y su dragón Balderlalosa, la reina Margalar y los terribles arácnidos. Leyó menciones sobre dama Gael, Angra Son, dama Espasmo, Odon Vax... Y vio alguna referencia de pasada a los cosechados. Les llamaban cachorritos, semillas latentes... Pero nada más. Era como si aquel tema se diera por más que sabido, para la frustración del carabés.
Pocas veces salió a por comida, pensando que en aquellas salidas era mejor personas ágiles y rápidas. Tampoco fue a Letargo ni a la biblioteca, decidiendo enfrascarse en estudiar magia y leer sobre la historia de aquella ciudad. El par de veces que vinieron letarguinos estuvo tentado de irse arriba y hacer sus cosas, pero decidió socializar algo. Las salidas al entorno del torreón, sin embargo, sí consiguieron que él mismo saliera. No estaba muy seguro de sus capacidades, pero si había problemas quería hacer el máximo por evitarlos. Entre tanto, como iniciativa personal, comenzó a forzarse a cargar un cristal como mínimo cada dos días. Odiaba aquella forma de hacerlo y la tosquedad de la magia de Rocavarancolia, pero toda precaución era poca en aquel lugar.
El día que sabía que iba a salir se levantó con el estómago algo cerrado y con nervios por todo su cuerpo. Se enfundó la bufanda, a donde había anclado un hechizo para mantenerla moderadamente fresca, y fue abajo. Desayunó dando golpecitos con el zapato en el suelo y luego echó varias porciones de comida seca dentro de los bolsillos, preparándose para un día que podía ser largo y que esperaba que trayera alguna respuesta.
Su corazón latía con furia, pero su cara no revelaba su ansiedad, sólo preocupación.
El dolor y shock fue remitiendo, en parte gracias a la ausencia de Tesón. El carabés se volvió algo más cuidadoso con cualquier peligro que pudiera llevarlo a la muerte: el pozo, los cuchillos, las armas... Cuando llegó la pérdida de Armonía sintió un mordisco al ver el cadáver. «Dos en menos de un mes» pensaba, presa del ahogo. Si hubiera sido creyente hubiera lanzado un fervoroso rezo a cualquier divinidad que pudiera estar escuchándolo, habría rogado por protección. Como no lo era no pudo recurrir a otra cosa que la esperanza.
Los primeros días le costó más ponerse a estudiar magia. Se distraía con facilidad, o se quedaba mirando las ilustraciones de los libros. A veces se quedaba ensimismado imaginando dibujos que podría hacer si tuviera los materiales adecuados. En ocasiones tenían relación con sus experiencias, con Rocavarancolia. Otras veces eran posibles paisajes terrestres o submarinos de mundos lejanos: la Tierra, Sinhdro, Roca Sagrada...
Cuando vio que era el mejor en practicar hechizos dejó de acudir a los entrenamientos físicos. Poco a poco fue aumentando su periodo de estudio y disminuyendo sus momentos de distracción. El incentivo que se avecinaba ayudó bastante: iban a descubrir cosas. Iban a salir, a explorar, a arrancar a Rocavarancolia los secretos que guardaba. ¿Por qué los habían atraído? ¿Cuál era el motivo de retenerlos y dejarlos sin ayuda? ¿Cómo podían volver a casa? Los cada vez más espaciados momentos de asueto entre libro y libro comenzaron a consistir en repetirse esas preguntas, en establecer teorías acerca de aquel lugar, pero nunca encontraba las respuestas.
Leyó el libro de historia, intentando encontrar allí las soluciones a aquellos enigmas. Aprendió de monstruos y engendros, de seres llamos trasgos y artefactos terribles como el Trono Sagrado. Comprendió que tras el rey el más alto funcionario de Rocavarancolia era el Señor de los Asesinos, lo cual le pareció espantosamente adecuado. Se empapó de la historia de Hurza el Comeojos, Irhina la Sangrienta y su dragón Balderlalosa, la reina Margalar y los terribles arácnidos. Leyó menciones sobre dama Gael, Angra Son, dama Espasmo, Odon Vax... Y vio alguna referencia de pasada a los cosechados. Les llamaban cachorritos, semillas latentes... Pero nada más. Era como si aquel tema se diera por más que sabido, para la frustración del carabés.
Pocas veces salió a por comida, pensando que en aquellas salidas era mejor personas ágiles y rápidas. Tampoco fue a Letargo ni a la biblioteca, decidiendo enfrascarse en estudiar magia y leer sobre la historia de aquella ciudad. El par de veces que vinieron letarguinos estuvo tentado de irse arriba y hacer sus cosas, pero decidió socializar algo. Las salidas al entorno del torreón, sin embargo, sí consiguieron que él mismo saliera. No estaba muy seguro de sus capacidades, pero si había problemas quería hacer el máximo por evitarlos. Entre tanto, como iniciativa personal, comenzó a forzarse a cargar un cristal como mínimo cada dos días. Odiaba aquella forma de hacerlo y la tosquedad de la magia de Rocavarancolia, pero toda precaución era poca en aquel lugar.
El día que sabía que iba a salir se levantó con el estómago algo cerrado y con nervios por todo su cuerpo. Se enfundó la bufanda, a donde había anclado un hechizo para mantenerla moderadamente fresca, y fue abajo. Desayunó dando golpecitos con el zapato en el suelo y luego echó varias porciones de comida seca dentro de los bolsillos, preparándose para un día que podía ser largo y que esperaba que trayera alguna respuesta.
Su corazón latía con furia, pero su cara no revelaba su ansiedad, sólo preocupación.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
09/05/15, 10:41 pm
Por suerte no hubo necesidad imperiosa de buscar alguna magia para echar a Tesón o callarlo. Eara consiguió explicarle lo que entre todos los demás habían intentado sin éxito. Y pareció que Tesón empezó a entender. Cuando finalmente se fue Samika no pudo evitar suspirar de alivio y pidió inmediatamente a sus compañeros que si volvía alguna vez o se quedaba, que le avisaran de cuando entrara o saliera de una habitación donde estuviera. Quería evitarse el mayor numero de infartos posibles.
Aquella noche y varias de las siguientes su sueño fue agitado, con el temor de en cualquier momento escuchar la voz de Tesón en su oído o directamente en el torreón. Pero el fantasma no se dejo ver ni escuchar y Samika pudo, sino olvidarlo al menor poder respirar tranquila, amainando un tanto el dolor e impotencia de todo lo sucedido. Pues la muerte de Armonía, aunque no les pillo de imprevisto dada su condición, fue otro golpe mas a la tranquilidad del torreón. Dos personas en tan escaso tiempo en la ciudad daba miedo. Nunca antes había estado así de cerca de la muerte y ser tan consciente que cualquier tontería podía matarte en aquel lugar le hizo mas cuidadosa con cada sonido y cada paso que daba, dentro del torreón y en las salidas.
Los accidentes ocurrían, pero al menos intentaría evitar aquello que estuviera en sus manos, o ser capaz de enfrentarlo lo mejor posible. Durante aquel tiempo se mantuvo atenta a los avances mágicos de sus compañeros, aprendiendo los hechizos que debían realizar incluso aunque ella misma no pudiera hacerlos. La magia era un poder, una habilidad extra y conocer los efectos que provocaba era algo que veía necesario, pudiera o no hacerla en el futuro. Siempre había tenido bastante buena memoria por lo que los hechizos, una vez pasados la etapa complicada de aprender los gestos, quedaban grabados en su cabeza, tanto las palabras como sus efectos.
Aun así, la practica resultaba imposible y aunque pudiera serle útil en un futuro, necesitaba otra forma de protegerse. No dejo de realizar su entrenamiento matutino con Twixy's con la que se unió bastante, como tampoco lo de armas, quería aprender a protegerse adecuadamente con su escudo y tener cierta facilidad en usar sus dagas. El hecho de poder dañar a alguien o algo con ellas le daba aun miedo, pero el temor a morir se había quedado grabado en su mente tras las dos muertes tempranas en el torreón, por lo que ese temor había quedado guardado en un rincón de su mente. Cuando sucediera, ya vería como soportarlo.
Los encuentros con los letarginos trajo un poco de amargura al tener que informar de lo ocurrió a los roquenses, pero también un poco de alivio al notar que ellos seguían todos enteros. Mantener el contacto le era tranquilizador.
Durante el tiempo que no entrenaban aparte de intentar mantenerse al tanto de la magia y de las salidas que iban realizando para intentar aprender un poco de aquella ciudad, aparte de la de las cestas, intento grabar en su mente el contenido del bestiario que poseía. Las imágenes no eran un problema, sino las letras, por lo que a veces le pedía Emmit que le leyera las explicaciones de las bestias allí impresas. Algo que también hacía con Hal, mas a modo explicativo que lector, cuando este se desenfrascaba temporalmente de la lectura, queriendo saber el contenido del resto de libros que pululaban por el torreón, como era el caso de los dos de magia o el de historia. Descubrir todo aquello que el carabes le contaba de la historia de aquella ciudad en decadencia, le hacia plantearse que clase de criaturas gobernaban en esa época. Porque humanos no podían ser, no normales al menos teniendo en cuenta los monstruos que Hal decían aparecían en la historia. El que contara tan poca de la criba no ayudaba mucho tampoco, como si fuese un secreto a voces para quien lo entendiera.
Y aparecía ser que la única forma de entenderlo y obtener informaron era que ellos mismos la buscaran. Cosa que solo se conseguía explorando un poco aquel lugar, la respuestas estaban allí solo necesitaban abrir bien los ojos. Por ello no le fue extraño que planearan un salida un poco mas lejos de lo habitual y cuando el día llego Samika se levanto con animo alto y ciertos nervios por aquella pequeña aventura. Se vistió apresuradamente, con algunas prendas que había pedido a Twixy's arreglar para que fuera minimamente vestible: pantalones largo negros con un cinturón donde iba sujeta las fundas de las dagas, una pequeña bolsita y su bastón, una botas algo desgastadas marrón oscuro y una camiseta negra de manga corta que se ajustaba bajo el pecho. En su brazo izquierdo se coloco su guantelete de cuero y llevo el escudo en la mano para ponérselo mas tarde. Tras terminar bajo a desayunar mientras se ataba el cabello en una cómoda trenza dejando parte de mechones sueltos como flequillo, encontrándose en la cocina a Hal.
-Buenos días, pareces un poco impaciente ¿no pudiste dormir? -pregunto la chica escuchando apenas el leve golpeteo de algo contra el suelo y que sino provenía de ella, debía venir del carabes. Se acerco a las cestas preparándose algo rápido de desayunar para ella y el resto que fuesen llegando, para luego comenzar a comer. Se guardo de paso algo de comer en la pequeña bolsita para mas tarde, no sabían cuanto tiempo estarían fuera-Supongo solo queda esperar que todos bajen y ver quien se apunta y quien se queda -dijo pacientemente sentándose en el sofá de la sala con su escudo al lado a espera de que llegaran los demás. Absteniéndose ese día del entrenamiento, quería ir descansada.
Aquella noche y varias de las siguientes su sueño fue agitado, con el temor de en cualquier momento escuchar la voz de Tesón en su oído o directamente en el torreón. Pero el fantasma no se dejo ver ni escuchar y Samika pudo, sino olvidarlo al menor poder respirar tranquila, amainando un tanto el dolor e impotencia de todo lo sucedido. Pues la muerte de Armonía, aunque no les pillo de imprevisto dada su condición, fue otro golpe mas a la tranquilidad del torreón. Dos personas en tan escaso tiempo en la ciudad daba miedo. Nunca antes había estado así de cerca de la muerte y ser tan consciente que cualquier tontería podía matarte en aquel lugar le hizo mas cuidadosa con cada sonido y cada paso que daba, dentro del torreón y en las salidas.
Los accidentes ocurrían, pero al menos intentaría evitar aquello que estuviera en sus manos, o ser capaz de enfrentarlo lo mejor posible. Durante aquel tiempo se mantuvo atenta a los avances mágicos de sus compañeros, aprendiendo los hechizos que debían realizar incluso aunque ella misma no pudiera hacerlos. La magia era un poder, una habilidad extra y conocer los efectos que provocaba era algo que veía necesario, pudiera o no hacerla en el futuro. Siempre había tenido bastante buena memoria por lo que los hechizos, una vez pasados la etapa complicada de aprender los gestos, quedaban grabados en su cabeza, tanto las palabras como sus efectos.
Aun así, la practica resultaba imposible y aunque pudiera serle útil en un futuro, necesitaba otra forma de protegerse. No dejo de realizar su entrenamiento matutino con Twixy's con la que se unió bastante, como tampoco lo de armas, quería aprender a protegerse adecuadamente con su escudo y tener cierta facilidad en usar sus dagas. El hecho de poder dañar a alguien o algo con ellas le daba aun miedo, pero el temor a morir se había quedado grabado en su mente tras las dos muertes tempranas en el torreón, por lo que ese temor había quedado guardado en un rincón de su mente. Cuando sucediera, ya vería como soportarlo.
Los encuentros con los letarginos trajo un poco de amargura al tener que informar de lo ocurrió a los roquenses, pero también un poco de alivio al notar que ellos seguían todos enteros. Mantener el contacto le era tranquilizador.
Durante el tiempo que no entrenaban aparte de intentar mantenerse al tanto de la magia y de las salidas que iban realizando para intentar aprender un poco de aquella ciudad, aparte de la de las cestas, intento grabar en su mente el contenido del bestiario que poseía. Las imágenes no eran un problema, sino las letras, por lo que a veces le pedía Emmit que le leyera las explicaciones de las bestias allí impresas. Algo que también hacía con Hal, mas a modo explicativo que lector, cuando este se desenfrascaba temporalmente de la lectura, queriendo saber el contenido del resto de libros que pululaban por el torreón, como era el caso de los dos de magia o el de historia. Descubrir todo aquello que el carabes le contaba de la historia de aquella ciudad en decadencia, le hacia plantearse que clase de criaturas gobernaban en esa época. Porque humanos no podían ser, no normales al menos teniendo en cuenta los monstruos que Hal decían aparecían en la historia. El que contara tan poca de la criba no ayudaba mucho tampoco, como si fuese un secreto a voces para quien lo entendiera.
Y aparecía ser que la única forma de entenderlo y obtener informaron era que ellos mismos la buscaran. Cosa que solo se conseguía explorando un poco aquel lugar, la respuestas estaban allí solo necesitaban abrir bien los ojos. Por ello no le fue extraño que planearan un salida un poco mas lejos de lo habitual y cuando el día llego Samika se levanto con animo alto y ciertos nervios por aquella pequeña aventura. Se vistió apresuradamente, con algunas prendas que había pedido a Twixy's arreglar para que fuera minimamente vestible: pantalones largo negros con un cinturón donde iba sujeta las fundas de las dagas, una pequeña bolsita y su bastón, una botas algo desgastadas marrón oscuro y una camiseta negra de manga corta que se ajustaba bajo el pecho. En su brazo izquierdo se coloco su guantelete de cuero y llevo el escudo en la mano para ponérselo mas tarde. Tras terminar bajo a desayunar mientras se ataba el cabello en una cómoda trenza dejando parte de mechones sueltos como flequillo, encontrándose en la cocina a Hal.
-Buenos días, pareces un poco impaciente ¿no pudiste dormir? -pregunto la chica escuchando apenas el leve golpeteo de algo contra el suelo y que sino provenía de ella, debía venir del carabes. Se acerco a las cestas preparándose algo rápido de desayunar para ella y el resto que fuesen llegando, para luego comenzar a comer. Se guardo de paso algo de comer en la pequeña bolsita para mas tarde, no sabían cuanto tiempo estarían fuera-Supongo solo queda esperar que todos bajen y ver quien se apunta y quien se queda -dijo pacientemente sentándose en el sofá de la sala con su escudo al lado a espera de que llegaran los demás. Absteniéndose ese día del entrenamiento, quería ir descansada.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
10/05/15, 12:42 am
Eara asintió quedamente ante la última afirmación de Tesón. Ayne, en cambió, se decantó por mantenerse mudo desde que Eara lo había interrumpido.
—Pero no hemos intentado hacerte daño ni una sola vez... no somos así —había dicho en respuesta a que al roquense nada bueno le había pasado desde que les conocía—. Donde no puede pasar nada bueno es en esta ciudad.
La desaparición de Tesón tras aquella escena no llegaba siquiera a ser un alivio después de todo lo que había pasado. Era casi aterrador pensar en el momento en que regresase con una respuesta. Independientemente de las ventajas que el roquense decía ofrecer, convivir con él podía salir más mal que bien y, lo mejor para todos, incluido el roquense, habría sido que la muerte siguiese su curso normal. El estado de Tesón no era natural y de ninguna manera aquello podía significar nada bueno, al contrario de lo que parecía creer el roquense.
Al término de aquel día tan inusual, Eara se había olvidado por completo de informar a Ayne de su éxito con la magia. Lo cierto era que, cuando quiso decírselo, no sabía cómo. Se lo dejó caer cuando se fueron a dormir, y su edeel tardó un momento en responder. Con cierto optimismo, afirmó que tal vez aún había esperanza para él. Era escéptico al respecto, pero prefirió engañarse a sí mismo por el momento.
Cuando se hizo evidente que Ayne no podía realizar un solo hechizo, dejó de intentarlo y se le notó irritado por ello durante algunos días. No entendía por qué solo una de las partes tenía el don. Dependía de Eara para calentar el baño, y estaba obligado a ser espectador de los progresos de todos los magos del torreón. Pero no era el único en aquella situación, y compartir la frustración acabó por hacer la situación algo más llevadera.
Apenas había pasado tiempo de la última desgracia, pero la siguiente mala noticia no tardó en llegar. La muerte de Armonía tuvo lugar poco después que la de Tesón, pero a diferencia de la de este, todos la estaban esperando ya. La roquense había empeorado sin remedio y no fue difícil asimilar que habían perdido a otro compañero, pero sí desalentador. Después de deshacerse del cuerpo, que no fue llevado a la fosa común esa vez, temieron durante algún tiempo que también apareciese el alma de Armonía. No había ninguna certeza de que estuviesen fuera de peligro, pero al cabo de varios días al menos así lo parecía.
No haber vuelto a ver a Tesón no era tan tranquilizador, sin embargo. Al principio la alerta perduró. ¿Cómo se tomaría el roquense la muerte de su compañera si se enteraba? ¿Los acusaría de habérsela quitado de encima? Les costó al menos un par de semanas dejar de pensar en Tesón de forma continua. El ambiente había estado siendo bastante lúgubre, pero tenían que continuar con sus vidas pese a la situación en que se encontraban.
Los entrenamientos físicos siguieron, los mágicos empezaron a quitarle tiempo a aquellos con la capacidad de hacer magia, y mientras tanto Ayne gastaba su tiempo sobrante en enseñar al pequeño repoblador cómo leer un libro. No se había enfrentado a una tarea tan frustrante en su vida, y es que ni tenía paciencia ni había tenido que enseñar aquello nunca antes. A todo ello se le sumaba que el alumno era Ergot. Por eso muchas veces, cuando creía que le iba a estallar la cabeza, le pasaba la tarea a Eara y se cambiaba con ella. Aunque, a la hora de la verdad, solo la suplía en sus tareas si la tarea en cuestión era cocinar.
Eara comenzó a estudiar magia con gran interés, pero su falta de habilidad enseguida le puso los pies en la tierra. Había hechizos que simplemente no estaban a su alcance hiciera lo que hiciese. La sinhadre quería ayudar en todo lo que fuese posible, pero si tenía que calentar agua para los baños, ya no le quedaban apenas energías para practicar. Se frustraba y sentía lenta comparada con otros, pero no pensaba rendirse. Aparte del hechizo térmico aprendió uno de curación general. La magia que ayudase a curar heridas y enfermedades era la que más le importaba a la chica de todas, pero encontraba los hechizos de esa rama muy complejos o muy generales. No había podido ponerlo en práctica salvo en rasguños y no tenía ni idea de si serviría de algo frente a un daño serio. Durante aquellas semanas solo había intentado enfrentarse a un hechizo más, y esa era la levitación. Le había fascinado cuando se lo veía practicar a Hal y le pidió que se lo enseñase. La sinhadre no había logrado levantar más que objetos extremadamente ligeros y controlar su trayectoria era un dolor de cabeza, por lo que no había tenido tiempo para sacar adelante aquella habilidad en particular.
Se acabaron acostumbrando a la nueva rutina, nuevas necesidades y nuevos compañeros. Pero los sinhadres seguían preguntándose uno a otro de vez en cuando cómo creían que estaría su familia. O qué pensarían de su desaparición. Pronto dejó de ser un tema recurrente, porque no era agradable, pero continuaba rondando los pensamientos de ambos.
La magia, los entrenamientos diarios, y la exploración de los alrededores del torreón empezaron a elevar la confianza de los cosechados, haciendo surgir planes de exploración de la ciudad. Entre los letarguinos y ellos podían dar con alguna respuesta a las muchas preguntas que les planteaba la mera existencia de Rocavarancolia. La primera parada serían los límites de la ciudad por tierra, ya que buena parte daba al mar. Eara y Ayne necesitaron una explicación de lo que significaba la palabra “mar”, y ambos quedaron muy interesados por verlo de primera mano.
La mañana del día elegido para la excursión, Eara preparó un desayuno energético y un hatillo con comida por si la salida se alargaba hasta la tarde. Se encontraba nerviosa y preocupada, y sabía que tras la fachada normal de Ayne, él también lo estaba. A pesar de eso, Eara habría querido acompañarlos y ver la ciudad con sus propios ojos. Apenas había salido a los alrededores del torreón, y a pesar del miedo, también se cansaba de vivir entre aquellas paredes.
Ambos sinhadres volvieron del patio con un cubo de agua justo después de que Samika bajase.
—Yo voy, como dije ayer —dijo Ayne con una sonrisa—. No me he asustado por consultarlo con la almohada.
—Pero no hemos intentado hacerte daño ni una sola vez... no somos así —había dicho en respuesta a que al roquense nada bueno le había pasado desde que les conocía—. Donde no puede pasar nada bueno es en esta ciudad.
La desaparición de Tesón tras aquella escena no llegaba siquiera a ser un alivio después de todo lo que había pasado. Era casi aterrador pensar en el momento en que regresase con una respuesta. Independientemente de las ventajas que el roquense decía ofrecer, convivir con él podía salir más mal que bien y, lo mejor para todos, incluido el roquense, habría sido que la muerte siguiese su curso normal. El estado de Tesón no era natural y de ninguna manera aquello podía significar nada bueno, al contrario de lo que parecía creer el roquense.
Al término de aquel día tan inusual, Eara se había olvidado por completo de informar a Ayne de su éxito con la magia. Lo cierto era que, cuando quiso decírselo, no sabía cómo. Se lo dejó caer cuando se fueron a dormir, y su edeel tardó un momento en responder. Con cierto optimismo, afirmó que tal vez aún había esperanza para él. Era escéptico al respecto, pero prefirió engañarse a sí mismo por el momento.
Cuando se hizo evidente que Ayne no podía realizar un solo hechizo, dejó de intentarlo y se le notó irritado por ello durante algunos días. No entendía por qué solo una de las partes tenía el don. Dependía de Eara para calentar el baño, y estaba obligado a ser espectador de los progresos de todos los magos del torreón. Pero no era el único en aquella situación, y compartir la frustración acabó por hacer la situación algo más llevadera.
Apenas había pasado tiempo de la última desgracia, pero la siguiente mala noticia no tardó en llegar. La muerte de Armonía tuvo lugar poco después que la de Tesón, pero a diferencia de la de este, todos la estaban esperando ya. La roquense había empeorado sin remedio y no fue difícil asimilar que habían perdido a otro compañero, pero sí desalentador. Después de deshacerse del cuerpo, que no fue llevado a la fosa común esa vez, temieron durante algún tiempo que también apareciese el alma de Armonía. No había ninguna certeza de que estuviesen fuera de peligro, pero al cabo de varios días al menos así lo parecía.
No haber vuelto a ver a Tesón no era tan tranquilizador, sin embargo. Al principio la alerta perduró. ¿Cómo se tomaría el roquense la muerte de su compañera si se enteraba? ¿Los acusaría de habérsela quitado de encima? Les costó al menos un par de semanas dejar de pensar en Tesón de forma continua. El ambiente había estado siendo bastante lúgubre, pero tenían que continuar con sus vidas pese a la situación en que se encontraban.
Los entrenamientos físicos siguieron, los mágicos empezaron a quitarle tiempo a aquellos con la capacidad de hacer magia, y mientras tanto Ayne gastaba su tiempo sobrante en enseñar al pequeño repoblador cómo leer un libro. No se había enfrentado a una tarea tan frustrante en su vida, y es que ni tenía paciencia ni había tenido que enseñar aquello nunca antes. A todo ello se le sumaba que el alumno era Ergot. Por eso muchas veces, cuando creía que le iba a estallar la cabeza, le pasaba la tarea a Eara y se cambiaba con ella. Aunque, a la hora de la verdad, solo la suplía en sus tareas si la tarea en cuestión era cocinar.
Eara comenzó a estudiar magia con gran interés, pero su falta de habilidad enseguida le puso los pies en la tierra. Había hechizos que simplemente no estaban a su alcance hiciera lo que hiciese. La sinhadre quería ayudar en todo lo que fuese posible, pero si tenía que calentar agua para los baños, ya no le quedaban apenas energías para practicar. Se frustraba y sentía lenta comparada con otros, pero no pensaba rendirse. Aparte del hechizo térmico aprendió uno de curación general. La magia que ayudase a curar heridas y enfermedades era la que más le importaba a la chica de todas, pero encontraba los hechizos de esa rama muy complejos o muy generales. No había podido ponerlo en práctica salvo en rasguños y no tenía ni idea de si serviría de algo frente a un daño serio. Durante aquellas semanas solo había intentado enfrentarse a un hechizo más, y esa era la levitación. Le había fascinado cuando se lo veía practicar a Hal y le pidió que se lo enseñase. La sinhadre no había logrado levantar más que objetos extremadamente ligeros y controlar su trayectoria era un dolor de cabeza, por lo que no había tenido tiempo para sacar adelante aquella habilidad en particular.
Se acabaron acostumbrando a la nueva rutina, nuevas necesidades y nuevos compañeros. Pero los sinhadres seguían preguntándose uno a otro de vez en cuando cómo creían que estaría su familia. O qué pensarían de su desaparición. Pronto dejó de ser un tema recurrente, porque no era agradable, pero continuaba rondando los pensamientos de ambos.
La magia, los entrenamientos diarios, y la exploración de los alrededores del torreón empezaron a elevar la confianza de los cosechados, haciendo surgir planes de exploración de la ciudad. Entre los letarguinos y ellos podían dar con alguna respuesta a las muchas preguntas que les planteaba la mera existencia de Rocavarancolia. La primera parada serían los límites de la ciudad por tierra, ya que buena parte daba al mar. Eara y Ayne necesitaron una explicación de lo que significaba la palabra “mar”, y ambos quedaron muy interesados por verlo de primera mano.
La mañana del día elegido para la excursión, Eara preparó un desayuno energético y un hatillo con comida por si la salida se alargaba hasta la tarde. Se encontraba nerviosa y preocupada, y sabía que tras la fachada normal de Ayne, él también lo estaba. A pesar de eso, Eara habría querido acompañarlos y ver la ciudad con sus propios ojos. Apenas había salido a los alrededores del torreón, y a pesar del miedo, también se cansaba de vivir entre aquellas paredes.
Ambos sinhadres volvieron del patio con un cubo de agua justo después de que Samika bajase.
—Yo voy, como dije ayer —dijo Ayne con una sonrisa—. No me he asustado por consultarlo con la almohada.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
12/05/15, 01:14 am
A las palabras de Tesón con respecto a su ser el repoblador no pudo evitar responderle en un siseo airado:
-Traidor será la mala pájara y el mal hongo que te incubaron… y yo nunca te he odiado, a veces pienso que sería más fácil si lo hiciera…- Después de eso Ergot, aun tirado en el suelo, escuchó para su propio disgusto con atención a las palabras del roquense y lo que le encolerizo aún más fue que sus palabras eran ciertas <<Tesón es muy útil como fantasma>> pero no era algo que fuese a decir así tal cual: -Serás útil si te da la gana de serlo, hereje traidor a tus propias creencias- Ergot ya estaba harto de que le acusasen de no creyente cuando se había pasado toda la vida viviendo en pos de la naturaleza y de su diosa.- pero que sepas que también hubieses sido útil de vivo, lo sé, lo he visto. -“Cuando quieres ser amable haces grandes cosas como tus tallas de madera, luego abres el pico…” el pequeño vegetal se escondió debajo de su sofá antes de ver como se marchaba, otra vez, el estúpido-follacardos.
5 Días estuvo Ergot quejándose a sus pelusas de lo que le dolía la cara, claramente esto no se lo dijo a nadie más. Los primeros días después de la marcha del pájaro intangible Ergot estaba o completamente apático o perdidamente hiperactivo, no fueron unos días agradables.
La desaparición de Tesón le apenaba y le aliviaba a intervalos. Su relación con Tesón era todo un misterio para el vegetal, no tenía ni idea de cómo lo hacía pero siempre iban de mal en peor, estaban cayendo cuesta bajo sin frenos cuando su objetivo siempre había sido el de subir a la cima, aunque tampoco es que ayudase el nuevo renacimiento del roquense. Al repoblador el estado de no-vida y no-muerte de Tesón le confundía, le alteraba y le angustiaba, era como hacerse una herida que no va sanar nunca, sabes que está ahí y que no se va marchar por mucho que duela y moleste pero tan poco te puedes acostumbrar a ella. Uno no puede superar una muerte si esta misma se puede pasear delante de ti con una sonrisa.
Tras esos primeros días de confusión existencial llego otra mala-pero-esperada-y-no-sorprendente noticia: Armonía había muerto durante la noche. De lo único que se arrepentía el repoblador era de no haber apostado con Eara cuando tuvieron su conversación, había prometido no matarla pero no evitar sacar provecho de su muerte “5 pelusas por un mechón de su pelo” le parecía un precio equitativo.
Pero pronto la rutina volvió a ejercer su derecho presencial en el torreón Maciel, con unas ligeras modificaciones por supuesto. Ergot seguía participando en los entrenamientos matutinos, saltando casi todos los días sobre sus sofás, recolectando pelusas y pelos,… pero ahora se le unían a su rutina las clases diarias de “Aprendiendo a leer signos completamente aleatorios que no tienen sentido alguno” y “Memorízate un par de hechizos por si acaso”. Sus maestros eran los sinhadres, que parecían poseer la suficiente buena voluntad como para aguantar el hecho de que a cada símbolo que representaba una letra le veía un parecido con algún tipo de alga o de raíz y su imperiosa necesidad de comentarlo en voz alta. También ocurría a menudo que durante las clases el repoblador se pusiese a cuestionar todas las estructuras simbólicas y lingüísticas que se necesitan para aprender a leer, la frase que más repitió a lo largo del mes fue “¿Por qué?”. Ayne solía recurrir a Eara por razones obvias. Al fin del mes y medio Ergot solo servía para calentar agua y para curar heridas básicas, no había aprendido ningún hechizo más pues se esforzaba por aprender a leer y sus progresos eran de: Ho-La-Mi-Ca-Sa-Es-Bo-Ni-(esta letra aun no la conozco)a.
Durante el mes y medio por fin Ergot pudo sacar algunas cosas en claro, gracias en su mayoría a Emmit: ya sabía de qué género eran cada uno de sus compañeros, que no iba a haber cachorritos en el torreón (aunque por si acaso había hecho una lista de posibles nombres entre los que destacan “Oregano” “Fungí” “Piña” y por sugerencia de Emmit “Prosciutto” y “4 quesos”), y que eran las putas. Hubo un largo debate sobre este último punto, a Ergot la labor de prostitución le parecía completamente lógica y honorable, no le veía ninguna mal por lo que no entendía por qué ser llamado hijo de puta podía ser un insulto, no era capaz de ver el valor social peyorativo de la labor, en su opinión las putas eran hembras que tenían muy buena cabeza para los negocios. También tuvo una pequeña charla en la que Twixy’s le aseguro que aún no podía concebir, eso le lleno de alegría y se pasó dos días proponiendo que Twixy’s fuese la pareja sexual de todos para evitar problemas de cachorros.
A lo largo del mes hubo varias salidas aunque Ergot solo recordaría las del torreón letargo, torreón al que no entro, pues cada vez que iba lo único que hacía era agarrarse a las enredaderas de las paredes exteriores. Siempre que llegaba el momento de marcharse Emmit tenía que atraparle, arrancarle y arrastrarle a casa, se había convertido en la triple A. Tras la última visita el humano le había asegurado que la próxima vez sino se comportaba le iba a comenzar a pasear con correa como a los perros. Pero ni siquiera esta amenaza, que no entendía del todo, era capaz de borrarle la alegría que le proporcionaba letargo, El repoblador estaba empezando a desarrollar una especie de amor platónico por el lugar.
Y soñando con Letargo estaba el repoblador cuando despertó cubierto por sus pelusas, la voz de Samika termino de despertarlo y arrastrándose para salir de su madriguera con la desgana del no querer madrugar le respondió:
-Yo también voy ¿Hoy adónde vamos? ¿Vamos a Letargo?-
-Traidor será la mala pájara y el mal hongo que te incubaron… y yo nunca te he odiado, a veces pienso que sería más fácil si lo hiciera…- Después de eso Ergot, aun tirado en el suelo, escuchó para su propio disgusto con atención a las palabras del roquense y lo que le encolerizo aún más fue que sus palabras eran ciertas <<Tesón es muy útil como fantasma>> pero no era algo que fuese a decir así tal cual: -Serás útil si te da la gana de serlo, hereje traidor a tus propias creencias- Ergot ya estaba harto de que le acusasen de no creyente cuando se había pasado toda la vida viviendo en pos de la naturaleza y de su diosa.- pero que sepas que también hubieses sido útil de vivo, lo sé, lo he visto. -“Cuando quieres ser amable haces grandes cosas como tus tallas de madera, luego abres el pico…” el pequeño vegetal se escondió debajo de su sofá antes de ver como se marchaba, otra vez, el estúpido-follacardos.
5 Días estuvo Ergot quejándose a sus pelusas de lo que le dolía la cara, claramente esto no se lo dijo a nadie más. Los primeros días después de la marcha del pájaro intangible Ergot estaba o completamente apático o perdidamente hiperactivo, no fueron unos días agradables.
La desaparición de Tesón le apenaba y le aliviaba a intervalos. Su relación con Tesón era todo un misterio para el vegetal, no tenía ni idea de cómo lo hacía pero siempre iban de mal en peor, estaban cayendo cuesta bajo sin frenos cuando su objetivo siempre había sido el de subir a la cima, aunque tampoco es que ayudase el nuevo renacimiento del roquense. Al repoblador el estado de no-vida y no-muerte de Tesón le confundía, le alteraba y le angustiaba, era como hacerse una herida que no va sanar nunca, sabes que está ahí y que no se va marchar por mucho que duela y moleste pero tan poco te puedes acostumbrar a ella. Uno no puede superar una muerte si esta misma se puede pasear delante de ti con una sonrisa.
Tras esos primeros días de confusión existencial llego otra mala-pero-esperada-y-no-sorprendente noticia: Armonía había muerto durante la noche. De lo único que se arrepentía el repoblador era de no haber apostado con Eara cuando tuvieron su conversación, había prometido no matarla pero no evitar sacar provecho de su muerte “5 pelusas por un mechón de su pelo” le parecía un precio equitativo.
Pero pronto la rutina volvió a ejercer su derecho presencial en el torreón Maciel, con unas ligeras modificaciones por supuesto. Ergot seguía participando en los entrenamientos matutinos, saltando casi todos los días sobre sus sofás, recolectando pelusas y pelos,… pero ahora se le unían a su rutina las clases diarias de “Aprendiendo a leer signos completamente aleatorios que no tienen sentido alguno” y “Memorízate un par de hechizos por si acaso”. Sus maestros eran los sinhadres, que parecían poseer la suficiente buena voluntad como para aguantar el hecho de que a cada símbolo que representaba una letra le veía un parecido con algún tipo de alga o de raíz y su imperiosa necesidad de comentarlo en voz alta. También ocurría a menudo que durante las clases el repoblador se pusiese a cuestionar todas las estructuras simbólicas y lingüísticas que se necesitan para aprender a leer, la frase que más repitió a lo largo del mes fue “¿Por qué?”. Ayne solía recurrir a Eara por razones obvias. Al fin del mes y medio Ergot solo servía para calentar agua y para curar heridas básicas, no había aprendido ningún hechizo más pues se esforzaba por aprender a leer y sus progresos eran de: Ho-La-Mi-Ca-Sa-Es-Bo-Ni-(esta letra aun no la conozco)a.
Durante el mes y medio por fin Ergot pudo sacar algunas cosas en claro, gracias en su mayoría a Emmit: ya sabía de qué género eran cada uno de sus compañeros, que no iba a haber cachorritos en el torreón (aunque por si acaso había hecho una lista de posibles nombres entre los que destacan “Oregano” “Fungí” “Piña” y por sugerencia de Emmit “Prosciutto” y “4 quesos”), y que eran las putas. Hubo un largo debate sobre este último punto, a Ergot la labor de prostitución le parecía completamente lógica y honorable, no le veía ninguna mal por lo que no entendía por qué ser llamado hijo de puta podía ser un insulto, no era capaz de ver el valor social peyorativo de la labor, en su opinión las putas eran hembras que tenían muy buena cabeza para los negocios. También tuvo una pequeña charla en la que Twixy’s le aseguro que aún no podía concebir, eso le lleno de alegría y se pasó dos días proponiendo que Twixy’s fuese la pareja sexual de todos para evitar problemas de cachorros.
A lo largo del mes hubo varias salidas aunque Ergot solo recordaría las del torreón letargo, torreón al que no entro, pues cada vez que iba lo único que hacía era agarrarse a las enredaderas de las paredes exteriores. Siempre que llegaba el momento de marcharse Emmit tenía que atraparle, arrancarle y arrastrarle a casa, se había convertido en la triple A. Tras la última visita el humano le había asegurado que la próxima vez sino se comportaba le iba a comenzar a pasear con correa como a los perros. Pero ni siquiera esta amenaza, que no entendía del todo, era capaz de borrarle la alegría que le proporcionaba letargo, El repoblador estaba empezando a desarrollar una especie de amor platónico por el lugar.
Y soñando con Letargo estaba el repoblador cuando despertó cubierto por sus pelusas, la voz de Samika termino de despertarlo y arrastrándose para salir de su madriguera con la desgana del no querer madrugar le respondió:
-Yo también voy ¿Hoy adónde vamos? ¿Vamos a Letargo?-
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
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