Torreón Maciel (Archivo VII)

Su despertar fue mas tardo de lo pensado, por lo que intento cambiarse lo mas rápido posible, colocándose un pantalón oscuro de chándal que había tenido una mejor vida y una simple camisa de tirantas, para entrenar antes de bajar. Ya en el patio se acerco a quien averiguo era Twixy's viendo llegar mas sombras al grupo de entrenamiento, entre ellos recordaba de la noche anterior estaba Tesón. No le importaba que entrenara con ellos mientras no intentara armar algún tipo de jaleo por "sus métodos de entrenamientos" o alguna absurdez similar como el día anterior con la magia. Aparte de Tesón, también unirse a Ayne y a un, al parecer decidido, Hal.

Se puso de acuerdo con Twixy's, sobre lo que harían haciendo en ese mismo momento un plano de entrenamiento diario que seguramente tras un tiempo iría subiendo de nivel, pero para novatos era mas que suficiente. De por si el estilo de entrenamiento de Twixy's, que tanto le recordaba a Samika al kix boxing y al aerobic mezclado era agotador pero útil para  fortalecer el cuerpo y finalizando con el judo, que era centrado por el momento en agarre, esquivar y sujetar, entre otras cosas. En su caso ayudarles implicaba acercarse a ellos para ayudarles a colocarse correctamente o un simple empujón los haría caer y era eso una de las cosas que quería enseñarles, el equilibrio era importante en cualquier tipo de practica marcial al fin de cuentas. Nunca se sabia si algún día podría serles útil.

Fue entretenido aunque agotador y cuando finalizaron, Samika fue la primera en tomar un cubo de agua para beber y refrescarse un poco decidida a dar luego una buen baño aunque fuese de agua fría. Pero eso seria después de comer algo, pues no había llegado a desayunar por o que se dirigió a la cocina seguida de Twixy's. Su reacción y gesto le hizo ruborizar antes de echarse a reír.

-Te entiendo, ahora mismo me comería un pollo acompañado de una bandeja inmensa de helado-dijo mirándola de reojo y observando la cocina o todo lo que podía de esta agradeciendo que la noche anterior fuese Eara quien le ayudara por que el orden de todo estaba tal y como lo recordaba- Puedo hacértelo o al menos intentarlo y así si quieres te fijas en como es la cosa- añadió sonriendo y tomando las verduras, la carne y algo de queso para improvisar sabiendo que tal no luciría muy bien el resultado pero que al menor el sabor y seria decente y seria comestible. Iban necesitar ir por las cestas ese día, pero antes de nada tocaría llenar sus estómagos. Mientras estaba en eso recordó algo en lo que había caído apenas fugazmente esa mañana al cambiarse por la ropa deportiva y decidió comentárselo, porque era algo que definitivamente, ella no podría hacer ni aunque quisiera y que era necesario por simple cuestión de comodidad e higiene.

-Mmm Twixy's, ¿me podrías hacer un favor?- pregunto un poco incomoda al respecto pero era al fin de cuentas una necesidad- Ya sabes que en este sitio ropa decente poca y bueno, solo tengo este sujetador, que necesita ser lavado. Encontré algo que podría servirme pero no es de mi talla...y era por si me podrías echar una mano con eso. Lo haría yo, pero la aguja no congenia conmigo - dijo divertida pese a todo, pues en realidad una de las primeras cosas que había mirado, aparte de la ropa, era la interior. El usar ropa interior que a saber quien mas había usado le resultaba un poco raro pero no tenia mas remedio, así que al menos que no fuese aun mas incomodo al colocárselo- ¿Que me dices?-pregunto  pues tal fuese un pedido tonto o algo sin importancia, pero para ella lo era, ya que iba a vivir en entre pocas comodidades al menos ir limpia y todo lo cómoda posible. No tardando mucho en terminar el desayuno improvisado: esparragaxy's rellenos de queso fundido y pequeños trocitos de carne picada. Era un extraño desayuno pero al menos era verdura y carne, y no fruta para variar

-Pruebalo y dime que tal-añadió dudosa tras terminar el trabajo, observando a la frivy.

Cuando se despertó no solo lo hizo tarde, sino que a ello vino añadido un ataque de pereza general. Estuvo un rato estirándose y moviéndose un poco, y cuando por fin intentó levantarse solo logró rodar hasta el suelo, pegándose un golpe cuyo dolor se encargó de barrer cualquier rastro de cansancio en el enderth. – ¡Ay! Mi cabeza…

Dolorido pero ileso bajó a la cocina a pillarse algo de comer. Allí se encontró a la gente  a la vez que le llegaba el olor de comida recién hecha. “Comida cocinada…” Tardó un rato en darse cuenta de que se había quedado embobado mirando aquel plato de comida desconocida, y cuando lo hizo agitó la cabeza para quitarse el olor de la mente y evitar ponerse a babear. No era su comida, si tanto le apetecía debería haberse molestado en aprender a cocinar. Saludó al resto y fue a buscar algo en las cestas.

El entrenamiento, aunque peculiar, le vino bastante bien. Puso empeño tanto en no quedarse atrás como en memorizar los movimientos para matar el aburrimiento en las largas horas que pasaban en aquel torreón sin hacer nada. Y, como resultado, acabó con energías renovadas, lo cual era tan positivo para él como negativo para quien sacara el tema de los cargadores. Pero por suerte para ellos, pensó, no sucedió.

En su lugar, él vio necesario sacar el tema de ir a por las cestas una vez hubo desayunado. Y así lo hizo:

—Compañeros, ahora que estamos con los estómagos llenos y con energías por el entrenamiento matutino —muchas gracias a Twixy's por ello—, recomiendo salir a por las cestas de nuevo. ¿Quién se apunta?

En claro contraste con el día anterior, su tono fue bastante agradable y sinceras sus palabras. Mientras se decidían, fue a por sus armas y luego volvió al salón para esperar al grupo de salida. Cuando estuvieran todos listos, saldrían hacia el Barrio de los Callejones sin salida, del cual aún desconocían el nombre, si es que semejante ciudad ponía nombres a sus zonas.

Twixy's dió un par de palmadas de alegría cuando Samika accedió a hacerle el desayuno. No prestó tanta atención al proceso como debería, pero ayudó en lo que pudo a la humana, acercándole las cosas que necesitaba en caso de no tenerlas al alcance. Su estomago iba haciendo más ruido conforme el olor de la comida se iba haciendo más intenso, y cuando estuvo lista felicitó a Samika con un beso en la mejilla.

-Oh, superno te preocupes por eso, yo me megaocupo.- le aseguró, haciendo un gesto con la mano para quitarle importancia.- Imagino que tu hipertendrás el mismo problema que yo con las tallas, pero de la total. Las chicas que he visto aquí hiperestán tan super plany's...

La comida estaba algo sosa, y el queso tenía un sabor mucho más fuerte al que estaba acostumbrada, pero Twixy's no puso ninguna pega y comió con apetito. Cuando acabaron, el pajarraco feo les ofreció salir a por las cestas. Su tono era mucho menos desagradable y se había portado aceptablemente en el entrenamiento, lo que influyó en que Twixy's atendiese a sus palabras, y respondiese con la misma cortesía que se apuntaba a la salida.

Pidió tiempo para subir a cambiarse, pero esa vez se aseó a toda prisa por miedo a que volviesen a dejarla tirada. Se puso unos pantalones mínimos, de tela resistente (aun así bastante desgastados) y una blusa amplia verde que se ajustó debajo del pecho con una cinta de cuero. Se había apropiado de unas botas de su talla, de piel descolorida pero con un aspecto... menos horrible que otros zapatos que había encontrado. Si se las ponía con calcetines lo bastante gordos, eran cómodas. Se dejó el pelo suelto y bajó a toda prisa, feliz de ver que la habían esperado.

Sus compañeros habían elegido armas, algo que a ella no le hacía especial gracia. No sabía ni para qué eran, y se sentía bastante insegura llevando algo que ni siquiera sabía utilizar. Poco dispuesta a hacer el ridículo, aceptó el consejo de coger un escudo, y eligió una daga corta con una bonita funda labrada y una cinta de cuero para llevarla pegada al muslo, de la que se enamoró. Como no había salido del torreón desde que llegaron, dejó a otros ir en cabeza, y tomó una cómoda posición en la zona central del grupo.


Sigue en el barrio de los callejones sin salida.

Por suerte o por desgracia, en el camino no surgió ningún imprevisto y volvieron enteros al torreón. Realmente, pensó, les convenía agrandar su grupo, porque eran pocos. Aunque fueran casi todos inútiles, pero de cebo siempre se era útil. O de animal de carga para cestas. Menos el enano que le había criticado los colores. ¿Qué era eso y para qué servía? Allá en Roca Sagrada podría servir para las reparaciones más pequeñas, por ejemplo, ¿pero aquí en Rocavarancolia? Bueno, al menos solo comería una ínfima parte de lo que comía el resto.

Total, que llegaron al torreón, llamaron a los de dentro y cruzaron el puente levadizo. En cuanto entró, anunció con voz neutra:
—Estos dos son Emmit y Sindeseo... —y al decirlo, buscó al repoblador con la mirada y se explicó—. Sin ánimo de ofender, pero es que no sé cómo referirme a ti. He notado que mis compañeros llaman "nombre" a lo que nosotros los roquenses llamamos "deseo", así que quizá lo entiendas mejor así.

Una vez dicho eso, llevó la cesta hasta la cocina y cogió algo para picar. Prefería quedarse cerca del gran grupo siempre que había conversaciones, y ese era un buen momento como otro cualquiera, más aún por el detalle de los nuevos.

“Así que eso significa Sindeseo… La alguita montañosa es más certera que una planta carnívora comiéndose un bicho.” Pensó mientras le devolvía la mirada. Para el repoblador el hecho de que Tesón lo hubiese averiguado sin pretenderlo le inspiraba un cierto respeto, era como si intuitivamente lo supiese sin él mismo saberlo. El plumífero le intrigaba cada vez más pero al mismo tiempo su ser lo rechazaba, era al contrario que con Emmit, con Emmit el repoblador se sentía cercano casi sin conocerse lo que también era curioso y extraño. Pero en esos momentos su mente se concentraba en el roquense, el pequeño repoblador tenía que hablar, se lo había prometido así mismo, lo había casi jurado. Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Colocaba cuidadosamente las palabras en su lengua pero estas se empeñaban en volver hacia la garganta haciéndole la tarea más difícil. No sabía a donde mirar ni que hacer. Por el momento decidió que lo más sensato era bajarse de la cabeza de Emmit y colocarse en el suelo, sin esconderse, al menos sus nuevos compañeros se merecían verle tal y como era. Miró a todas partes y a ninguna, a todas las caras y rostros para finalmente mirar el suelo y sus patas. Y al final hablo con voz baja, modulada y aguda, con mucho cuidado:

-Soy un repoblador, vivía en los bosques de mi mundo,… mi mundo se llama el macetero, yo, yo… yo no tengo nombre, no solemos tenerlos pe-pero he oído que los isleños sí, pero yo no tengo nombre, si,… has acertado Tesón, soy un Sindeseo.- Tras terminar de hablar, elevo el rostro y puso todo su empeño en mirar a todas partes excepto a alguien. Observo el edificio con sus paredes de piedra azulada, mientras recordaba el patio lleno de huesos y con esa estatua tan espeluznante, intentaba que su mente se perdiese en divagaciones sobre el esqueleto del tejado y sobre los cristales en lo alto de sus muros. Pero todos sus sentidos estaban concentrados en los seres que le rodeaban esperando la futura respuesta. Aun así preguntó:

-¿No tenéis ninguna planta por aquí?-

El camino fue fácil, llegaron hasta una torre, la cual a opinión de Emmit era un lugar muy acertado para establecer refugio.

Tesón los presento de la forma más rápida posible y dado su carácter le dio un nombre a su compañero "Sindeseo"; para Emmit ese nombre era más un apodo, y pensaba que uno bastante molesto, uno que a la larga lograría que se burlaran.

Antes de que pudiera replicar, el pequeño ser tomo la palabra y explico su origen, y por coincidencia su situación en cuanto a su nombre, aceptando el apodo de Sindeseo.

Como un logro personal, Emmit se propuso a encontrar un nombre para su nuevo amigo, uno que en realidad reflejara su valentía innata y su forma de ser reservada.

El Repoblador pregunto por plantas y junto a esa petición Emmit, cuestiono por las tareas que deberían de hacer, una forma de integrarse y acoplarse al grupo.

La criatura dijo ser un "repoblador" y Tesón asintió. siguió escuchando a todo lo que decía y puso cara de espanto ante una de las cosas que dijo. En concreto la penúltima.

—No, no me has entendido... En mi mundo eso es un... una ofensa. Lo siento. No sabía cómo denominarte, pero ni se te ocurra llamarte así —y luego fulminó con la mirada a los presentes—. Ni a ninguno se os ocurra llamarle así —terminó el recorrido y volvió a mirar al repoblador—. Si te sirve, a mí me pusieron Tesón porque esperaban de mí que esa fuera una de mis mejores cualidades, y realmente lo es. Esta gente tiene deseos, nombres, rarísimos, así que quizá la tradición de mi mundo te pegue más.

Sí, Tesón ignoró la pregunta de las plantas, pero desde que había dicho ser un "Sindeseo" solo había pensado en eso y realmente no había escuchado a dicha cuestión. A lo que sí le prestó atención fue a su estómago.

—Compañeros, ¿queréis comer o hago para mí solo?

En cuanto respondieran, se pondría manos a la obra. Pero antes tenía que averiguar algo más.

—Oye, repoblador, ¿vosotros qué coméis?

Después de todo lo acaecido hasta el momento, poco le importaba que “Sindeseo” fuese un insulto o una ofensa, pero Tesón parecía estar realmente alarmado por su autodenominación como uno (incluso tenía la sensación de haber escuchado una advertencia cuando se dirigió al resto pero no estaba seguro) así que decidió, el pequeño bicho, que lo mejor era buscarse un nombre de verdad lo más rápidamente posible. Pero antes tenía que solucionar un problemilla: se sentía “incómodo y desagradable” en el suelo rodeado de tantos pies enormes, antes le había parecido buena idea, ya no tanto. Es cierto que en su mundo las plantas y los animales eran mucho más grandes que aquí pero en este mundo los seres con los que podía convivir e interactuar eran los realmente grandes, sin mencionar que nunca había vivido en un sitio como este, pero estaba seguro que si preguntaba por una madriguera o por un panal no sabrían responderle.

Saltó a una de las paredes del torreón, se colgó de su brazo izquierdo abdominal a la pared mientras se apoyaba con sus dos pies, respondió a las preguntas del roquense desde esa posición mientras se rascaba con uno de sus brazos derechos la cabeza y le miraba:

-Yo me alimento de todos los regalos de la Diosa naturaleza y su flora, pero no siento tanta necesidad de comer como vosotros porque el sol con su luz y la tierra con sus minerales y nutrientes me alimentan lo suficiente como para mantenerme vivo. Antes de que llegaseis ya comí lo necesario, yo hoy ya no comeré más, muchas gracias por el ofrecimiento.- Ahora que parte de su malestar estaba solucionado, decidió que era hora de ir atando cabos. Lo primero conseguir un nombre. Lo segundo preguntar si le dejaban cavarse una madriguera en el suelo. Y lo tercero averiguar por qué no podía usar los “Dones de la Flora”, en realidad se lo llevaba preguntando desde que llegaron a las cestas cuando intento invocar agua, pero no lo había conseguido, supuso que se trataba de algo provocado por este mundo y prefería no pensar demasiado en ello: “No es como si pudiese hacer algo al respecto después de todo.”  Los otros dos problemas en cambio si podían ser resueltos, pero no era el momento, se sentía enfermo después de haber hablado tanto en un mismo día y no solo eso, acaba de decir el discurso más largo de su vida, lo que le daba dolor de cabeza. Aunque no era lo único que le daba jaqueca, sus impulsos por tocar todas esas plumas, todas esas extrañas pieles y hebras de colores le estaban volviendo loco, por lo que había saltado a la pared en un intento de calmarse tocando la roca y de alejarse de los habitantes del torreón. No ayudaba mucho. Por lo tanto lo mejor que podía hacer, se dijo así mismo, era: observar, escuchar y esperar.

Tras que cada cual desayunara, y Samika se sintiera animada por el agradecimiento de Twixy's y su aceptación a echarle una mano con la ropa, la escucho decir de prepararse e ir con el grupo de las cestas. Samika se pensó si ir pero al final decidió que mejor lo dejaría para otro momento. Quería hacer salidas y excursiones pero era consciente que debía pensárselo bien y no ir a lo loco. por mucho que pudiera defenderse sola, primero quería asegurarse que no seria un estorbo para nadie, incluido ella misma.

"Ademas huelo tan mal tras el entrenamiento que todos los bichos de esta ciudad vendrían a por mi" pensó decidida hacer el habitual recorrido de cubos de agua para darse un rápido año.Entre otras cosas, uno de los motivos por el que le gustaría poder encontrar la forma de hacer magia tal y como Hal les había explicado era para poder calentar la dichosa agua en el baño. Una cosa tan simple y banal y que en dos días ya echaba de menos. Tras bañarse y aprovechando que la ropa con la había llegado ya estaba limpia se coloco sus pantalones de tela suave pero cálida junto con su top recogiendo su cabello en una trenza para mayor comodidad.

Estaba terminándose de hacerla con una pereza singular cuando escucho el puente abrirse y el ruido de  los recién llegados en la planta baja por lo que allí se dirigió armada con su inseparable bastón. Ya abajo lo primero que noto fue la presencia de mas sombras de lo habitual y finalmente voces desconocidas, por lo que confusa, se acerco un poco mas al grupo intentando ver quien eran un poco nerviosa ante al perspectiva que sus compañeros hubiesen encontrado a alguien del grupo que habían perdido.

No intervino en el intercambio de palabras entre Tesón y el recién llegado llamado Emmit y que no tardo en comprender no formaba parte inicialmente del grupo del que se habían separado. Hasta ahí perfecto. Lo que ya dejo a Samika con clara expresión de desconcierto fue la alusión a un 'repoblador' y esa vocecita bajita y un poco chillona proveniente del suelo, a la que Tesón advirtió no llamaran "sindeseo". "¿Pero que dem...?¿Donde esta?" pensó confundida cuando al mirar al suelo apenas y vio un cosilla pequeñita moviéndose a los pies de todos y que de un momento a otro se movió rápidamente perdiéndose completamente de su campo visual "¿Un duendecillo? ¿Es también alguien traído aquí por esa gente?....je..je..jejeje Vale, calma, si has hablado con pájaros gigantes ¿por que no un duende?" se masajeo el puente de la nariz intentando tomarse todo eso lo mas normal posible dada la situación. Tesón comento de hacerles algo de comer con lo que habían podido traer en las cestas

-Bienvenidos ambos, el repoblador y tu, Emmit, me llamo Samika. Supongo habrá sido duro estar por ahí fuera vosotros solos ¿visteis a alguien mas en este tiempo?- pregunto a cualquier de los dos, pues directamente el repoblador que aun no parecía tener nombre, no sabia donde estaba. Literalmente para ella se confundía con el fondo al no estar lo suficientemente cerca, para que su pequeña sombra se distinguiera. Aun no encontraban al resto de compañeros perdidos, pero si parecían haber unidos a dos mas ala causa de supervivencia en la ciudad- Y tareas, pues, aquí hacemos todos un poco, cocinar los que sabemos, limpiar, salir por la comida. Planeamos entrenarnos también...porque bueno, hay cosas peligrosas allí afuera y queremos explorar este lugar, también encontrar a otro gran grupo que se separo de nosotros. Hay una armería bajando esas escaleras, por si sabéis usar algo- dijo señalando con un gesto hacia al dirección donde sabia se encontraban las escaleras a pesar de no verlas y resumiendo un poco a grandes rasgos. Dejando a sus compañeros ya añadir lo que fuera.

El entrenamiento resultó entretenido, al menos. El ejercicio físico servía para pasar el rato además de resultar útil de cara al futuro, pero al terminar estaba lo suficientemente cansado como para no tener ganas de salir. No solo eso, en realidad, pues Ayne seguía sin tener ganas de hacerlo después del encontronazo del día anterior, pero no sería esa la excusa que daría si alguien preguntase por qué no se apuntaba.

La salida no era larga, ni lejos, pero al no saber calcular aún el tiempo que se tardaba en ir y volver, era inevitable preocuparse si tardaban. A Eara le parecía que sí, pero esperó pacientemente sin decir nada  hasta que no fuera claramente demasiado tiempo. Al final, regresaron antes de que la chica se preocupase en exceso, pero para sorpresa de todos, no llegaban solos, y traían más provisiones que la primera vez. La sinhadre empezó a clasificar las cestas examinando disimuladamente a los recién llegados, dos completos desconocidos, mientras Ayne se acercaba al grupo a verlos de cerca.

La forma de vida diminuta era lo más raro que se habían encontrado en Rocavarancolia hasta el momento, y eso no era decir poco. Recordaba a una planta mezclada con rasgos animales, cuando todas las criaturas menos parecidas a sí mismos recordaban sencillamente a animales. En cuanto al chico, era otro más semejante a ellos, de hecho del mundo de Samika y Lemus, por lo que sabrían después. Sin embargo, el repoblador, por diferente que resultase, a Eara le cayó en gracia en cuanto habló. A la chica le gustaban mucho las plantas y parecía bueno, con una inteligencia semejante a la que podía tener cualquiera de allí. Ayne los miraba a ambos con una sonrisa mientras se toqueteaba la barbilla inconscientemente, como pensativo.
—Yo soy Ayne, bienvenidos —dijo finalmente, cuando Samika se presentó. Creía a los chicos, no eran peligrosos sino como ellos. Sin embargo que aparecieran en ese momento quería decir que podía haber perdidas allá afuera más personas que las que habían conocido el primer día.

—Te puedo ayudar, Tesón —le respondió Eara al roquense—. Hagamos comida para todos. Seguro que venís agotados.
Le dedicó una última mirada curiosa a su nuevo pequeño compañero y, de lo que había extraído de las cestas para clasificar, le señaló al ave de qué cosas había más cantidad para llenar una olla para todos a la vez. Ya que solo el humano nuevo se iba a unir a la mesa no tenían que hacer preguntas sobre preferencias, cualquiera podía comer de todo lo que había en las cestas (si bien nadie había reclamado hasta el momento los botes de insectos).

El repoblador escuchaba y observaba atentamente a los habitantes del torreón, la mayoría se parecían a Emmit, aunque dos de las criaturas que hablaron llamaron en especial su atención, una tenía las hebras de color rosa como las flores y ojos verdes (le recordaba al comienzo de la estación cálida tras el frio.) y la otra parecía tener un problema de visión. La primera estaba acompañada por otra muy similar a ella llamada Ayne y ambos seres parecían ser amistosos. Luego estaba Samika, esta criatura tan parecida a Emmit le preocupaba sobremanera, el repoblador tenía claro que algo no funcionaba bien con los ojos de Samika y su discurso no ayudaba en absoluto a que se disipasen sus reflexiones al respecto, a oídos del repoblador le había parecido entender que ella también se entrenaba. “Eso es una locura, debo de haberlo entendido mal.” Y decidió que lo mejor era esperar a una sesión de entrenamiento y dejar los posibles dolores de cabeza para ese momento. Por otro lado, escuchar que había una armería le había alegrado y desanimado a partes iguales, lo primero porque tenían armas y lo segundo porque seguramente no habría de su tamaño. Se dijo que lo mejor era ir a echarle un vistazo.

El repoblador se dejó caer a un saliente de la pared, por el cual se colgó con ayuda de su cola, se balanceo y saltó, aterrizando sobre uno de los objetos mullidos de la sala, se trataba de un sofá pero eso no lo sabía el pequeño, se posó con soltura pero la sorpresa fue grande cuando se desequilibró ya que no se esperaba que la superficie se hundiese bajo su peso y le hiciese botar ligeramente. La cosa le encanto. Comenzó a saltar sobre aquel objeto y los más parecidos a este, mientras disfrutaba de la sensación, olvidándose de donde estaba, de quienes le rodeaban y de su objetivo, incluso reía despreocupadamente mientras saltaba de aquí para allá. “esto es como un sueño, como una alucinación, una ilusión…” pensaba y ahí se le ocurrió su nombre. Y mientras seguía saltando les dijo sin dejar de mirar su nuevo entretenimiento favorito:

-Podéis llamarme Ergot.

El grupo mejoraba bastante, la preocupación de Teson por el comentario que se le había escapado y su forma de remediarlo, definitivamente le sumaba puntos a favor.

Estaban las otras chicas, amistosas al parecer, y hablaron de una armería y de las tareas, era hora de seguir una rutina. Aquel mundo hostil, requería saber defenderse.

Encontrarse con una chica humana con problemas de visión lo sorprendió, pero la forma de desenvolverse de la misma hizo que sintiera confianza in mediata, y deseos de entrenarse y progresar.

La mayor sorpresa fue ver a su amigo Repoblador saltando feliz en los sofás, escucharlo reírse fue un bálsamo relajante, y lo mejor de todo la alegría fue contagiosa y pronto el se encontró riendo a carcajadas, escuchando con alivio como su amigo escogía un nombre.

"Ergot"

Llegaron al torreón de una pieza y todo fueron presentaciones, puestas en común y demás cosas que a Twixy's no le interesaban demasiado. No hubo ninguna información nueva, salvo el nombre del mundo del bichito. Se quedó lo justo para oir quienes iban a hacer la cena, y ver a su nuevo mini compañero saltando por los sofás.

-Pero hipermiradlo, es tan cuqui'zz de la total.- comentó entre risas.- Pero yo supertengo cosas que hacer, así que... Samy, cary'x tu te supervienes conmigo.

Agarró a Samika del brazo y se la llevó escaleras arriba. Subir le hizo recordar que llevaba armas encima, por lo que dejó a la humana en uno de los almacenes y pasó por su dormitorio para dejarlas, y coger de paso su costurero.

-Veamos, veamos... ¿Qué hiperquerías que te arreglase?

El sujetador en cuestión no era de las prendas más bonitas que Twix había visto en su vida, pero era más aceptable que la media general en esa apestosa ciudad. Hizo que se desnudase para poder medirle sobre el cuerpo, pues no tenía cinta métrica a mano. Había que agrandarlo, pero solo un poco, por lo que no sería demasiado complicado.

-Osea, menos mal que no superes mucho, porque arreglar sujetadory's es un megacoñazo de la flonchy'x.- le volvió a quitar el sujetador y a ayudarla a vestirse cuando se fijó en su pecho, y una sonrisa traviesa que Samika no pudo ver se dibujó en sus labios.- Ay, me hipertraes recuerdos de cuando era una minifurcy'x. No superestas pero nada mal, ¿eh? Pero de la total.

Le dió un par de toques en los pechos para que botasen y la dejó tranquila para que se vistiera. Coser le iba a llevar menos que sus trabajos anteriores en el torreón, aún así tendría que echar gran parte de la tarde. Quería ponerse a trabajar cuanto antes, pero abajo la comida ya empezaba a oler, por lo que tendría que dejarlo para después.

-¿Hiperbajamos?

Los ejercicios fueron agotadores, aunque al menos acabó menos cansado que cuando tuvo que huir del escarabajo gigante. Una vez terminaron acabó apoyado contra la pared de Maciel, respirando lentamente para devolver su respiración a un ritmo normal.

Comenzó a comerse el trozo de tableta que se había guardaod antes, mirando hacia el reloj. Quería descubrir cuánto tardaba para que coincidiesen la Luna y la estrella, además de llevar una cuenta de los días que llevaba en Rocavarancolia. En cualquier caso, para ambas cosas necesitaba tener alguna clase de soporte, y no parecía que allí hubiese alguno.

«Demasiadas carencias y demasiadas necesidades» pensó con latente fastidio. Quería saber cuándo "saldría" la Luna (o, al menos, cuando sucedería lo que fuera que los Rocavarancolenses llamasen Luna Roja). Deseaba hacer un calendario de cuánto tiempo llevaban allí. Ansiaba descubrir qué suceso exacto era la Luna Roja, cuál era la historia de Rocavarancolia y qué acontecimientos la habían llevado a estar así. Y también había más: ¿qué objetivo tenía reunirlos a todos? ¿Cómo podían descubrir magia? Sin embargo, que supiese, no había absolutamente ninguna forma de averiguar la respuestas a estas cuestiones. Por no haber, no había ni la más remota posibilidad de imaginarse nada.

El resto del tiempo que duró la salida de sus compañeros estuvo aburrido como nunca antes lo había estado. No había absolutamente nada que pudiera hacer, y en su mente comenzó a lamentarse de no haberlos acompañado. «Aunque es cierto que habría sido muy peligroso» se dijo, dudando, mientras subía las escaleras. Este pensamiento lo abochornaba parcialmente. Al fin y al cabo, para el resto seguía siendo exactamente igual de peligroso estar fuera.

En su ranking mental se autobajó varios puestos y subió algunos lugar en la lista a los que habían salido. Estaba intentando encontrar algo que pudiese beneficiar al grupo, pero más allá de (inútiles) clases de magia teórica no se le ocurría nada.

Acabó tumbado en la cama, mirado ensimismado el techo mientras su mente estaba completamente desconectada. No era que no tuviese ni idea de qué hacer, al contrario. Sabía muy bien qué hacer en ese momento. Lo que pasa era que no podía.

Acabó por ceder a su lado más infantil y comenzó a patalear sobre el colchón.

—¡Quiero dibujar, quiero dibujar, quiero dibujar, quiero dibujaaaaaaar!

Al final se tiró, mirando al suelo con morritos. Durante varios instantes se permitió ser un simple niño aburrido que no podía acceder a la práctica de lo que más le gustaba hacer, pero tras unos segundos se levantó con alarma. Se había olvidado que en el torreón había más gente, pero por suerte si alguien lo había oído lo había ignorado. Sintiendo las orejas tomar cada vez más color y calor se puso a arreglar su cama, escuchando en medio de este proceso la llegada de sus compañeros.

Le sorprendió ver que había dos nuevos, que en ningún caso eran parte del grupo desaparecido. El carabés sintió algún pinchazo al recordarlos, pensando qué les habría pasado. Esperaba de todo corazón que hubiesen conseguido encontrar otro refugio.

—Yo soy Hal.

El pequeño ser era el que más curiosidad despertaba. Parecía una especie de fusión entre planta e insecto, y su mente rápidamente comenzó a imaginarse qué mundo podría haberle dado origen y cómo sería su anatomía. Como siempre que algo nuevo le despertaba especial curiosidad su cara era el hielo personificado, pero en el brillo de sus ojos (y en cierta fijeza mal disimulada) podía descubrirse que Ergot le daba mucha curiosidad.

Se quedó sentado, sin participar en la barabunda general de la comida. Había comido mientras estaba arriba, aunque podía encontrar un patrón en aquel tema que, nuevamente, era una diferencia notable con respecto a sus compañeros. Hal se moría de ganas por hacer una charla grupal estructurada y ordenada sobre sus mundos, pero le daba demasiado vergüenza sugerirla.

Por suerte para Samika, no había llegado a marcharse aun a la cocina cuando el suceso, mas adorable en el tiempo que llevaba allí, ocurrió. Si eso hubiese pasado se habría perdido el instante en el que el duendecillo que decidió llamarse Ergot comenzó a saltar sobre el sofá.

-¡Oh dios mio, es adorable!- soltó un gritito que hizo perder toda su dignidad en un segundo. Carraspeando con incomodidad por no haber podido aguantarse, sonrió avergonzada. "Mira que eres idiota...pero..pero...¡es super mono dando saltitos todo feliz!" pensó viendo a aquel ser hacer eso fascinad ay escuchar las palabras de Twixy's le dejo claro que no era la única que había pensado eso.

Por suerte la misma Twixy's la salvo del bochorno tras su reacción tirando de ella hacía las habitaciones para su total confusión. Ya arriba entendió que ella quería medirla para ver los arreglos del o sujetador que mas temprano le había pedido, por lo que fue por este para enseñárselo.

Fue un poco incomodo para ella desnudarse, mas por falta del costumbre de hacerlo frente a alguien mas abiertamente y sabiendo que era observada que por otra cosa, pero lo hizo sin dudar.

-Eso es un alivio, osea que pueda arreglarse. Intente ponérmelo pero era doloroso- dijo aliviada de que fuese posible arreglarlo tras que la chica terminara de medirla. Cundo ya esta termino y comenzó a vestirse sus palabras la desconcertaron y la hicieron ruborizarse-  Seria un enorme logro llegar a tener un cuerpo como el tuyo entonces- dijo risueña pues era notorio que la frivy poseía un cuerpo que era casi imposible de ver en el mundo del que provenía, no al mes totalmente natural. Sabia bien que no era fea, pero que le halagaran, para variar, nunca estaba de mas, al menos era un punto a su autoestima. El toqueteo sobre sus pechos le cogió desprevenida e hizo que se vistiera a toda velocidad mirando hacia al dirección de la frivy hinchando los mofletes avergonzada aunque no molesta. Aquella acción le recordaba a las de su amiga Sara que tenia una peculiar fijación con meterle mano siempre que podía. "Supongo por eso es tan natural llevarse con Twixy's...aunque su personalidad ayuda también mucho con eso"

-Oh, si quieres que haga algo por ti que este en mi mano, pídemelo sin dudar- dijo sonriendo tras colocarse la ropa de nuevo-Y si bajemos, a ver si tiene algo nuevo que contar nuestros nuevos compañeros.- añadió siguiendo ala frivy al primer piso para ayudar a poner la mesa y sentarse a comer, teniendo un poco de interés en escuchar un poco de los recién llegados, principalmente de Ergot al que deseaba ver mas de cerca, pero sintiendo que tal le incomodaría no dijo nada.

—Pues Ergot te llamaré —respondió y luego volvió a sus quehaceres.

Así que para eso servían los repobladores: para trepar a eso que llamaban sofá y saltar como un loco. Al menos no requería mucha comida ni gastaría demasiada energía como para necesitar más comida de la normal. ¿Y qué deseo era ese? ¿Ergot? ¿Qué podía significar semejante palabra? Nada, obviamente. Por la Voz, cuando volvieran a casa Armonía y él, sus vecinos les tomarían por locos si les contaban dónde habían estado. Y con razón.

La comida se sirvió a la mesa con todos presentes, nuevos incluidos, y el roquense devoró su plato con voracidad por dos motivos. El primero y principal, acabar cuanto antes y alejarse de tanta gente, ya que ese detalle podía derivar en una conversación de chaladuras. El segundo pero no secundario, estaba hambriento. Así que en cuanto acabó, recogió, lavó lo suyo y seguidamente se retiró al sofá a seguir tallando la madera arrancada de un mueble del sótano. No tenía nada en mente y simplemente se dejaba llevar, el resultado se iba pareciendo a un martillo en miniatura. Entre tanto, cantaba algunas de las piezas del Coro en voz baja. Así talló y talló hasta que le pudo el sueño y fue a acostarse.

Y prácticamente así siguieron los días siguientes. Se hizo con la rutina de levantarse temprano, entrenar con los demás, ir a por cestas cuando fuera necesario y luego o bien tallar más puertas de muebles de la armería o bien atender a alguna que otra conversación para aprender un poco más de sus compañeros. Por suerte para ellos y  por desgracia para él, aunque el tema de la magia seguía en el aire, no tenían ni la más remota idea de cómo hacerla funcionar ni dieron con ella en esos días. Días en los que, por cierto, tampoco vieron rastro del otro grupo en las ocasiones de ir a por cestas. Tesón ya los daba por muertos y bien muertos, y no le sobraban motivos para creerlo. Obviamente, no se paró a pensar que quizá podrían haber sobrevivido y ahora pensarían lo mismo de ellos. Sea como fuere, le gustaba tanto haber adquirido una nueva rutina que su humor iba mejorando.

Por eso, cada vez que amanecía y se despertaba, se conectaba automáticamente a la rutina y bajaba tarareando camino del entrenamiento matutino.

—Buenos días —saludaría a quien se encontrase ya despierto.

Después de "tantos" días en el grupo, los demás podrían notar que tenía un humor más agradable que en los primeros días. Siempre y cuando no mentasen temas "prohibidos", por supuesto. Y cómo no tenerlo. Tenía una rutina, madera que tallar, herejes a los que entender, techo, comida y cama diaria, además de compañeros de salida a por cestas en los que podía confiar... siempre y cuando él también fuera a por las cestas, cosa que siempre hacía. No podía fiarse de alguien que salía del torreón y podía hacer cualquier cosa ahí fuera, desde largarse con la comida de todos —algo rematadamente estúpido, pero solo la Voz sabía de qué eran capaces estos engendros—, o sencillamente que alguna criatura los matara. Mejor ir él y asegurarse de que conseguían la comida.

Así que eso era todo. Ahora entrenarían y luego... Rutina.

*NfdR: como no se había hablado nada aún sobre planificar o no el salto, este post es un borrador, osea, que no es fijo y que si hablamos algo que no esté incluido o que modifique algo de lo escrito, se cambia. Pero para eso hay que hablarlo ¬_¬"