Fase 2, Ronda 2: Malahierba vs Jack

Tap entró a la arena con varias armas flotando tras de sí: dos dagas, un lucero del alba, un martillo convencional, una alabarda y un carcaj con varias flechas. Las dejó en el suelo y sacó a su muñeco de la arena para que no sufriera ni un solo golpe. Le había tocado con Jack, el primo (tonto, ahora que el otro comenzaba a aprender) de Pablo.

Antes de que sonara el gong, se hizo visible brevemente, con la intención de hacerle un corte de mangas al mosquito. Sin embargo, algo le hizo cambiar de opinión a medio camino y acabó saludando, nada más.

En cuanto comenzó el combate, Tap metió la daga dentro del carcaj y poseyó este último, haciéndolo levitar. Se impulsó hacia el vampiro y, cuando estuvo cerca, vertió su contenido al alrededor con el fin de que quedara bien esparcido. Saltó fuera de la aljaba, dejándola caer, y se zambuyó en la daga, que yacía en el suelo con el resto de proyectiles. Acto seguido, se dirigió directamente a los tobillos de Jack.

Primero Gael, quien poseía cadáveres, y ahora el repoblador de malos humos que poseía objetos. <<Ya podía tocarme un íncubo o súcubo, tanto poseer, tanto poseer algo...>> pensé con diversión. Nunca había visto al tal Malahierba (no recordaba su nombre aunque estuvo en la Bodega) luchando, pero al ver el despliegue de armas me pensé bien las mías. Acabé eligiendo dos espadas, tres rodelas de distinto tamaño (una normal colgada a la espalda para cubrir esa zona, otra más pequeña en cada brazo para poder usar las espadas con dichos brazos), y por precaución para no quedar desarmado otro par de espadas cortas a la espalda. Una cosa tenía clara, tras haberme empapado de las normas antes de empezar la ronda: iba a intentar mandar sus armas al quinto pino del bosque de Varmania más lejano del portal.

Respondí al saludo sin palabra alguna y esperé su movimiento tras el gong. <<Cómo demonios sabré si está en alguna de sus cosas o volando a mi alrededor?>> pensé al "verle" desperdigarlas por el suelo. Acto seguido, una daga empezó a moverse hacia mis pies. Al verla, me alejé despacio, pretendiendo fintar cuando se dispusiera a atacarme y, o bien repelerla con la espada o, si no hacía nada que me pusiera en riesgo, pisarla contra el suelo.

Tap estaba diviertiéndose con aquel principio.

>>Eres más mariposón* que tu primo Pablo—le espetó con la intención de sarpullirle, al verle alejarse. A Tap le recordaba a las crías de ronchahuesos cuando se encontraban con todos los guerreros de una misma colonia y se acobardaban, sabedoras de que morirían.

De momento, decidió  continuar con su búsqueda de tendones para mantener su sencillo plan en marcha. Aprovechó la lentitud con la que el vampiro se había movido y se impulsó con fuerza con la intención de tocar carne. La hoja seguía flotando en horizontal, paralela al suelo.


*Mariposón = Gallina.

No tuvo que esperar a que el combate avanzase demasiado para saber qué decirle a Jack, y más le valía hacerle caso.
—¡No dejes que te gane! ¡Por nada del mundo! ¡Eso me dejaría en mal lugar a mí por extensión! —por supuesto, no tenía nada que ver con el repoblador, no le deseaba mal alguno, pero si el vampiro perdía, contra un novato además, él aun quedaba un peldaño por detrás. Pensó, no sin guasa, que eso no podía ser. El combate prometía y tenía fuerzas de sobra, renovadas durante los días de parón, para animar durante los veinte minutos que restaban.

—Pues lo siento, Gael, pero va en contra de mis principios de trollacidad el animar al chupasangres en este torneo —le espetó al fuego fatuo tras oír sus gritos de ánimo al vampiro—. ¡Venga, Tap, dale duro que total ya está muerto! —alzó la voz entonces para tratar de hacerse oír entre el griterío generalizado.

<<Malditos novatos que se alían contra los que les ayudan... No tienen remedio>>

—¡Habló el cobarde invisible e intangible!—contraataqué.

No iba a poder pisarla, ya que iba demasiado rápida. Bloquearla con el escudo tampoco iba a ser fácil, así que intenté desviarla con la espada.

La daga recibió el golpe y Tap no hizo nada por frenar el desvío, en su lugar, saltó de la daga en marcha y se sumergió en una de las flechas del suelo. Saltó de una a otra hasta que se posicionó a espaldas del vampiro y se disparó en dirección a la parte trasera de una de sus rodillas.

>>No sabía que los gigantes llamabais cobardía a los celos. Si la luna me ha bendecido mejor que a vosotros será por algo, Mosquito—se carcajeó en la cabeza del gigante.

En cuanto la daga golpeó la arena, aproveché la posición de la espada que había empleado para girarme con rapidez —y alejarme con esa rapidez del sitio— pero a la vez lanzar bien lejos la daga. No mucho por los montoncitos de arena, pero lo suficiente. No sabría por dónde vendría el siguiente ataque, así que busqué qué faltaba de todo lo que había esparcido antes. <<¡Flecha!>>

—¿Celos? ¡Qué fácil es cacarear aquí, gallina invisible!—le respondí.

Encima hablaba mentalmente, así que ni sonido ni olor alguno... Otra cosa era dolor. En cuanto noté un pinchazo en la rodilla, me volatilicé en humo. El problema era que no tenía ni idea de si la flecha poseída se desharía conmigo o no. Si no, sería un problemón porque el otro podría retorcerla en cuanto volviera a la forma sólida. Por suerte, la vi entera, así que me volví a materializar y agarré la maldita flecha para luego lanzarla bien lejos. Sinceramente, el método de intentar desarmarle era una auténtica ruina. <<¿Pero qué hago sino? Un guerrero de verdad podría coger un espadón o un hacha de las grandes y destrozarle todo su equipo, pero no yo>> Así que a esperar su siguiente ataque.

Tap habría querido ensañarse en aquella herida, pero cómo no, raro era el vampiro que no se deshacía en el aire. Salió de la flecha con sabor de boca agridulce, justo a tiempo para que el vampiro no lo lanzara lejos del escenario con ella.

>>No me ves. Podría ser tanto una gallina como un gigante estúpido de los vuestros, y ya te digo que eso sería mucho peor—en plena refriega, el odio irracional de Tap acabó aflorando en forma de aún más puyas—. Debes de ser el primer muerto que quiere remorirse, porque lo mal que lo estás haciendo no es normal.

Aprovechó para saltar de flecha en flecha y hacerlas vibrar brevemente, para despistarlo, hasta que finalmente consolidó su estancia en otra flecha a su espalda y volvió a dispararse al mismo punto, esta vez a su otra pierna. <<¿Cuánto tardarán estos bichos en desangrarse?>>. Tap tenía la idea, equivocada o no, de que si perdían su alimento por las heridas abiertas, se podrían morir de hambre, casi literalmente.

Era un poco difícil seguir un combate en el que las armas se movían solas, pero justo eso le añadía un elemento de novedad. Con el jaleo de las gradas costaba distinguirlo pero parecía que el vampiro hablaba solo, de modo que Shizel se imaginó que las respuestas de Tap circulaban a nivel telepático.

Ya que no sabía si estaba permitido animar telepáticamente y dado que podía constituir una distracción, el skrýmir optó por gritar como todo el mundo. Era una lástima, ya que habría sido una oportunidad de demostrarle a su profesor sus progresos.

—¿Tanta pena le diste a la Luna Roja que te hizo invisible e intangible para que pudieras sobrevivir en la ciudad? Qué patética criatura debías de ser entonces. Y ahora, por supuesto—respondí a voz en grito.

Cuando escuché las flechas vibrar, me lancé a por ellas para partirlas por el mero hecho de romper algo visible. ¿Qué combate era este? ¿De verdad esperaban que fuese lanzando sus armas a las gradas? ¿O que me hiciera humo a cada ataque suyo? <<¿O que hagamos el payaso hasta que suene el gong? Pues vale. ¿Dónde estás, bastardo invisible?>> pensé, girando sobre mí de vez poco a poco, buscando. Esta vez no hubo pinchazo sino que pude ver la flecha y fintar hacia un lado a la par que descargaba un golpe descendente con una de mis espadas sobre el proyectil. Si lograba acertarle, intentaría mantenerlo en el suelo y volver a lanzarlo lejos.