Fase 1, Ronda 1: Malahierba vs Trazo

Mientras tanto en las gradas un vampiro sonreía. Después de todo, poder ver a Tap sufrir era algo que, por fuerza, tenía que alegrarme el día.

Sabía que su contrincante era un brujo, pero el dominio no lo tenía claro. ¿El propio suelo quizas? Aunque probablemente sería algo más concreto. En cualquier caso estaba haciendo su trabajo: hacer sufrir a mi compañero de piso.
-¡¿Eso es todo lo que sabes hacer Tap?¡ !La verdad esperaba más, pero puede que esto te venga grande!

Por otro lado que el brujo usara runas llamó mi atención desde el principio, pero no fue hasta que el poltergeist lo paralizó cuando empecé a centrarme más en eso y menos en el combate. "¿Defender y atacar con runas mientras estas paralizado? Eso me interesa.

Al final acabé por sacar mi libreta, en la que comencé a tomar apuntes de lo que hacía dentro de mi campo de interés.

El gesto de mosqueo de Tap ante el campo de fuerza no fue muy visible, pero sí evidente para cualquiera que lo conociera mínimamente. Saltó dentro de su muñeco y conjuró una variante de la bola de luz sobre sí mismo. Del cuerpo invisible de Tap comenzaron a surgir chispas delatoras. El poltergeist soltó una maldición baja y se convenció de que era tarde para arreglarlo. Cogió empuje y salió disparado hacia el campo de fuerza, creyéndose capaz de romperlo.

La luz mágica lo sorprendió de camino y le robó la visión justo antes de estrellarse contra las defensas de su contrincante, provocando un chispazo. Volvió a maldecir, esta vez de forma más alta y clara, cuando salió despedido hacia atrás. Todavía cegado, se elevó sobre el campo y realizó un hechizo contra ruptura potenciado. No quería que la figura articulada saliera herida del segundo choque que había planeado producir. La diferencia entre este y el anterior fue que ahora se lanzaría a ciegas.

Tap dejó de embestir contra la barrera tras un par de intentos más. Seguía casi a ciegas, con manchas de colores bailando sobre sus "ojos" y estaba empezando a impacentarse. Le costaba intuir lo que hacía su contrincante en  aquellos momentos, pero o estaba muy loco, o había visto la grieta de antes en movimiento. <<¿Es un Enredo de los agujeros?>>. Sus pensamientos estaban tintados de desprecio, como siempre. Tras perder varios segundos cruciales en deliberar, decidió retomar su idea inicial de romper el campo de fuerza. Sin embargo, no estaba demasiado versado en hechizos físicos.

Dejó el muñeco en el suelo, que no tardó en perder la invisibilidad, y saltó dentro de su lucero del alba. No necesitaba triquiñuelas para golpear fuerte. Tap hizo un alarde de fuerza explosiva y se lanzó de nuevo contra las defensas de Trazo.

El mazo bailó tras la primera sensación de haber hecho algo bien en todo el combate al romper las barreras físicas. El efecto de la ceguera estaba desapareciendo y Tap empezaba a recuperar el ánimo. Buscó entonces a Trazo justo para ver un par de grietas moviéndose en el suelo. El poltergeist se lanzó hacia él, pero frenó justo al ver que caia por una de las grietas. Aquel truco de prestidigitación apestaba a trampa y precisamente, Tap estaba familiarizado con ellas. Se tomó sus segundos de rigor para asomarse a ambas y, en cuanto dio con Trazo, se impulsó contra él con una idea clara: desprenderse del mazo y saltar dentro del bastón del brujo.

En cuanto estuviera dentro, concentraría todas sus fuerzas en empujar hacia abajo, con la intención de clavarle a Trazo la punta afilada de su propio bastón. Concretamente apuntaba al pie.

Visto lo poco que le había dolido el primer golpe, Tap intentó arrearle un segundo; pero el brujo no fue tan tonto como para dejarse pegar. No le dolió, pero sí que sintió el momento en que el bastón se rompió comprimido por la fuerza del suelo al cerrarse. Con esto vino una falsa sensación de ahogo y el poltergeist sacudió los brazos a la desesperada para nadar hacia arriba. Sabía que no necesitaba aire y que podría haber salido andando de haber querido. Pero eso no hacía más sencillo ignorar aquellas sensaciones prelunares.

Emergió del suelo hecho una furia, cabreado consigo mismo por haberse visto atrapado de aquella manera y, obviamente, con aquel gigante por haberla provocado. Haciendo acopio de todas sus reservas y olvidádose de cierta norma sobre matar y no matar, el poltergeist conjuró el segundo hechizo que había aprendido a hacer en silencio.

Tap desperdició lo que le quedaba de magia en generar una enorme explosión que no tocaría al brujo. Cegado por su cabreo, no había caído en el conjuro de intangibilidad que calzaba Trazo.