Torreón Letargo (Archivo V)

La idrina suspiró y se centró en ayudar a Roaxen a volver a la cama, evitando que ambos resbalasen en el charco de vómito.
—Si no te hubieras intentado levantar en primer lugar… —replicó en tono de cansancio a las protestas del xolnita.
Al menos el capellán, al contrario de lo que esperaba, se dejó ayudar y pudo devolverlo a donde debería estar sin necesitar a nadie más.

Estaba a punto de decirle algo cuando el xolnita volvió a hablar, haciéndola resoplar ante sus primeras palabras y frunciendo el ceño con su última pregunta. Ruth escogió ese momento para entrar, no obstante, y comenzó a dedicarle su parte de la merecida bronca, aunque no compartiese del todo algunos de los matices que había empleado la humana.
—Si quisiéramos que murieses no habríamos salido en plena noche a las calles de esta ciudad de locos. Tampoco lo íbamos a necesitar, tal y como has podido comprobarlo —añadió tras la otra chica—. Y respecto a tu pregunta… ¿Tú crees que íbamos a poder llevar a cabo una transfusión de sangre con lo que tenemos aquí? Tienes suerte de que no hubiésemos agotado nuestra magia a lo largo del día o no estarías aquí —le respondió cruzándose de brazos.

???

Por desgracia, la humana entro en aquel momento a la sala haciendo que los ojos del xolnita describieran circulos. Cuando esta se puso a soltar su peorata, casi medio amenazando para su gusto, el ulterano guardó silencio. Con un gesto de cejas, la instó a continuar y al comprobar que ya habia, en efecto, terminado de hablar esbozó la sonrisa más falsa que podia crear y habló hacia Ruth.

-Si, eso es muy bonito e interesante "Y que siete cuchillos se alberguen en mi pecho si vuelvo a pegaros un susto como tal.. blablabla"-solto con tono aburrido.-Ya soy un poco mayorcito para broncas, asi que si es a todo lo que venias a decirme... eh...- No se acordaba de su nombre. Para lo poco que habian hablado, los humanos le parecian al xolnita muy cortos de miras y por lo tanto, no merecedores de que se molestase en recordar sus nombres.-...tú... Puedes irte ya. Tengo pendiente una conversación un tanto personal con Irianna aquí presente. Asi que eso, privacidad. Fus, fus...-dijo, gesticulando para que se fuera.

Los modales los habia dejado junto con su mano derecha, sin duda, pues si la humana llegase a replicar algo, por poco que fuera, el xolnita la cortaria a la mitad y alzando su voz, la instaria a marcharse, tantas veces como fuera necesario. No era otro sino el dolor que circulaba por su cuerpo el que le habia vuelto tan impaciente.
Su único ojo se centraria en Irianna entonces y, con un suspiro, procedio a contesar.
-Ah, casi lo echaba de menos, de no ser por el dolor que me está martirizando en estos mismos instantes casi que preferiria seguirte la corriente, querida Irianna, y enzarzarnos en otro de nuestros vis à vis, que si la magia es real, que si todos estais siendo manipulados... pero me temo que necesito más descanso de lo que mi cerebro cree necesario en estos momentos, asi que ire al grano:-

Tras soltar aquella retorta, el xolnita se quedó callado. Rompio contacto visual y miró al suelo. Al vómito. A los pies de Irianna. A su mano izquierda. Se enredó los dedos entre su cabello y, miraba a la pared ensimismado. el ulterano estaba, por primera vez en su vida, teniendo problemas para encontrar las palabras adecuadas. Y titubeante, boqueaba frases sin terminar de lo que parecia ser una disculpa a medio empezar, cada vez cambiando el registro de las palabras asi como usando sinonimos como creyese conveniente, pero ninguna palabra en voz alta escapó de sus labios.

Cogito ergo Sum escribió: ¡Maldita sea! ¿¡A donde diablos se me han ido las palabras!?

Dirigió una mirada de reproche al xolnita cuando echó a Ruth de la habitación como si se tratase de alguna mascota molesta. Antes de que se iniciase una discusión y su cabeza estallase, Irianna decidió intervenir.
—Gracias por ocuparte del vómito, Ruth —le dijo a la humana—. Sal del cuarto, por favor, ya que parece querer hablar conmigo en privado. Ya te has molestado bastante para el agradecimiento que muestra, de todas formas —añadió dedicándole una mirada severa a Roaxen.
Le intrigaba qué podría querer decirle solo a ella, y de todas formas la actitud que tenía el capellán hacia algunas personas en concreto, como era el caso de la humana, la ponía de los nervios y al final era mucho más sencillo si Ruth se iba antes de que la situación escalase.

Mientras Roaxen empezaba a hablar, Irianna acercó una de las sillas del cuarto a la cama para poder sentarse, ya que la fatiga y estar de pie no estaban haciendo una buena combinación.
—Estupendo, porque yo tampoco tengo energías para discutir —le aseguró con voz cansada mientras dejaba descansar su barbilla sobre una mano cuyo codo se sostenía a duras penas sobre su muslo, esperando que continuase.
Su educación le impidió presionarle para que siguiera hasta haber transcurrido un tiempo lo suficientemente largo, ya que era evidente que le estaba costando encontrar las palabras.

Por suerte, pudo intuir de las titubeantes frases que el xolnita balbuceaba lo que estaba tratando de decir y, suspirando con cansancio le hizo un gesto para indicarle que no hacía falta que siguiera intentándolo.
—¿Salvarte la vida te parece respuesta suficiente?
Ella también quería evitar aquella conversación, a fin de cuentas, especialmente en un momento como aquel, por lo que decidió facilitar las cosas para ambos.

???

Una risa desalentada salió de los nerviosos labios del xolnita.
-Si y no. Recuerdo vagamente que Sigrun y tu me salvasteis la vida, y por eso os lo agradezco, pero...-dijo, confundiendose aún más si quiera. Una pausa.-Nunca antes me habia pasado esto antes...-

Se rascó el muñón inconscientemente y derrotado, suspiró.
-Más bien era sobre, bueno...-el ulterano, fuera de si, no hablaba nada claro.-Ya sabes, cuando... Sekkeh Reikayame me golpeó y... todo lo que pasó despues.-

Cogito ergo Sum escribió:¿¡Que diablos estoy haciendo!?

-Verás, no estoy acostumbrado a esto, normalmente ni me preocuparia por ello, pero hasta hace poco, las cosas han sido de una manera y, bueno, creo que no ha sido la correcta.-en aquel momento el xolnita tan solo estaba dando vueltas en circulos. Consciente de aquello, le echo valor.
-Lo que quiero decir... es que, mientras estaba enajenado... No fue correcto por mi parte el convertirte a ti en una victima. Soy más consciente de por lo que pasaste los dias siguientes de lo que crees y... bueno. No estuvo bien. Puedo sentirlo por dentro que, si tenia que pagarla con alguien en aquellos momentos, no deberia haber sido contigo. Fue injusto por mi parte y... bueno, lo que se suele decir cuando uno se equivoca. Cosa que, por cierto, no hago a menudo.-aclaró. Su único ojo buscó vacilantemente los de la idrina.-Si tuviera que ponerlo en palabras seria que, bueno, que lo... que lo s...-un silencio de unos segundos mientras el ulterano se forzaba a hacer algo que obviamente le desagradaba.

Carpe Diem escribió: ¡Que lo sientes! ¡Tan solo dilo!

Cogito ergo Sum escribió: No me puedo creer que esto este pasando...

Tardo unos segundos en darse cuenta que no podia. Simplemente, le costaba ser honesto en aquel momento y, por una vez en su vida, queria compartir sus sentimientos verdaderos.
Lamentandolo profundamente, el xolnita cambió lo que iba a decir, rompiendo la mirada a la idrina.
-Que la próxima vez me lo pensare dos veces con quien desahogarme.-se cruzó de brazos.-Nada más. Llama a la humana de vuelta si quieres, yo voy a descansar ahora...-
Dicho esto, el ulterano se tumbó en la cama y le dio la espalda a la idrina, pretendiendo estar más cansado de lo que en verdad estaba.

Lo cierto era que la idrina ya había sabido a qué se refería desde el primer momento, pero estaba asistiendo a un acontecimiento único en la vida que no se le pasó por la cabeza impedirle que siguiese hablando: Roaxen Tenvrai se estaba disculpando. Le dejó hablar hasta el final, sin decir nada hasta que se dio la vuelta, evidenciando todavía más que se avergonzaba de lo que acababa de decir. Irianna permaneció en silencio unos segundos, mientras escogía sus palabras para responderle antes de salir del cuarto.
—Te lo pensarás dos veces con quien desahogarte… —repitió en tono bajo para después hablar de forma normal—. Yo reconsideraría esas palabras, anoche todo el mundo trabajo duro para salvarte la vida a pesar de cómo les tratas. Supongo que tienes tiempo de sobra para hacerlo mientras descansas —dijo con tranquilidad mientras devolvía la silla a su sitio—. Te subiremos algo de comer en un rato, por cierto. Necesitas energía.

Y con eso salió del cuarto, en busca de Ruth para preguntarle si sabía a donde había ido todo el mundo. Solo se cruzó con Sigrún y Jace y le parecía extraño no haber visto como mínimo a Rasqa o a Kimbra, a quien hubiera esperado encontrar en el patio. Probablemente le pediría a alguno de los chicos que le llevasen algo fácil de masticar y digerir al convaleciente  y trataría de darse un baño.

En cuanto regresaron al torreón Sekk acercó a Vorela hasta una silla, donde le hizo sentarse con cuidado mientras los demás llamaban al resto de letarguinos. Irianna no podía haberse recuperado aún del enorme gasto mágico del día anterior, pero la libense necesitaba ayuda y el intara estaba seguro de que Sigrún podría hacer algo al respecto. Seguía teniendo la impresión de que el humano no se había esforzado demasiado la noche anterior, así que debería ser capaz de realizar un par de hechizos de curación en aquel momento de necesidad.
—No ganamos para sustos, ¿verdad? —le comentó con una sonrisa apagada a la muchacha.

El cansancio acumulado le estaba haciendo mella y la había empezado a doler la cabeza, pero no se permitió dar muestras de ello a los presentes. Lo suyo se le pasaría cuando lograra dormir unas cuantas horas seguidas, solo necesitaba encontrar el momento adecuado.

Contemplo sorprendida como el ulterano habla con esas palabras tan desagradables que suele usar, mis muecas de asco y desaprobación no son escondidas y me quedo paralizada, sin apartar los ojos del suyo, notando como noto un leve picor en la piel al estar poniéndome de los nervios.
-Lo siento, Roaxen, de veras, no sé cómo he podido tomarte por un niño pequeño, ya eres mayor para sermones, ¿Cómo no me he dado cuenta? ¿He exagerado un poco?, Oh por Dios, solo nos has puesto en peligro a todos por tu estupidez y casi mueres allí fuera, ¿Por qué preocuparse la próxima vez, serás mayorcito también para curarte tú solo?. ¿Por qué no me hiciste ese “fus fus” cuando te salvamos la vida?. Desagradecido.- practicamente le escupo con la última palabra, sin embargo el cansancio mágico está haciendo mucha mella en mí, bastante quizás, estoy al límite y noto un ligero dolor de cabeza y un agudo mareo, así que le asiento a la Idrina cuando esta en una situación de apuros me pide con educación que abandone la habitación. -No me des las gracias Irianna, solo me equivoqué de vómito al limpiar, no es una proeza- le digo, mirando de reojo al ulterano- para cualquier cosa estoy en la ducha.

Y así es, una vez me encuentro en el baño me doy cuenta de otra estupidez que acabo de cometer. >>¿En serio? ¿He malgastado la poca magia que me quedaba para limpiar la porquería de Roaxen y ahora no puedo calentar el agua?.<<
-Quizás me venga bien un poco de agua fría- me digo desnudándome, e introduciéndome con náuseas en la bañera, sintiendo como tiembla todo mi cuerpo al entrar en contacto con la superficie gélida y helada.

He descansado, al menos un poco, así que recién duchada me cruzo de nuevo con Irianna.
-Decidieron ir a por comida, están tardando un poco, no creo que se retrasen demasiado.- le comento secándome el pelo con una toalla.

Cuando el grupo llega me permito llevarme las manos a la cabeza de forma que se puede ver que mi paciencia ha llegado a un límite, están un poco sudados, así que algo no ha debido de ir bien.
-¿Qué ha ocurrido?, oh, dios mío, Vorela- susurro horrorizada al ver las piernas desgarradas de la chica, superada por la situación me siento en una silla cercana, con la cara enterrada entre los hombros, y sin parar de suspirar de agotamiento. >>¿Tanto es pedir un suspiro? Casi en el final hemos estado a punto de perder a uno y nuestras energías han sido bastante gastadas en su totalidad, ¿Cómo vamos a lidiar con esto? ¿Sigrún tal vez?.<<
-A mí no me queda nada, estoy seca- comento con voz sombría desde donde me encuentro sentada- me temo que no voy a servir de mucha ayuda hoy, no al menos como ayer- me levanto haciendo fuerzas y reuniendo la poca templanza que aún me queda- haré lo que me indiquéis- acabo mirando al holandés y al intara.

Después de que Ruth le explicase a donde habían ido los demás, la idrina quería pedirle ayuda para subir cubos a la bañera, pero antes de que pudiese siquiera empezar su pregunta regresó el grupo que había salido a por la comida. Mientras Jace se encargaba de bajar el puente, Irianna decidió posponer el baño ya que comprobó que apenas quedaba comida e iban a necesitar la que trajesen para encontrar algo adecuado que darle a Roaxen. Se acercó a la puerta para recibirlos inmediatamente.

Sintió que las fuerzas le fallaban por completo cuando vio a Vorela. No atinó a decir nada en un principio mientras Sekkeh ayudaba a la libense a sentarse en una de las pocas sillas a la vista, ya que por algún motivo habían desaparecido casi todas. No podía, no quería creer lo que estaba viendo.
—¿Qué… qué ha…?
Apenas se la oía, y la humana ofreciendo ayuda tapó por completo su débil intento por preguntar sobre lo sucedido. Porque poco más que preguntar podía hacer. Así que eso es lo que hizo: le preguntó a Sigrún si a él le quedaba algo de energía disponible. Para su alivio el humano, aunque vaciló de una forma que se le antojó extraña unos instantes, terminó cediendo.

Ni siquiera tenían ya trapos limpios para poder limpiarle la herida, por lo que el albino tuvo que aplicar un hechizo de limpieza antes de empezar con los cánticos sanadores. La idrina temía que el humano desfalleciese en cualquier momento, pero no llegó a suceder. <<¿Tanta energía le queda?>> se preguntó, extrañada. Aunque en ese momento, el propio Sigrún se detuvo, alegando cansancio. La mirada cansada de la idrina permaneció fija en él durante largos segundos, tardando en procesar lo que estaba viendo. El lenguaje corporal del humano era una burda imitación de una persona extenuada y la lacustre se preguntó en aquel momento si los demás, pese a no ser idrinos, no se estarían percatando también de ello, ya que le resultaba dolorosamente evidente. A veces había tenido la sensación de notar algo ligeramente extraño en la forma de actuar de Sigrún, pero no se fiaba mucho de ella misma para juzgar a los hombres y de todos modos había tenido poco trato con él. En aquel momento se planteaba si tal vez no debió haber prestado más atención a su forma de actuar.

—Llevad a Vorela a su cama y subidles comida a ella y Roaxen —dijo hacia el grupo tras apartar la mirada del albino—. Si alguien puede ayudarme a llenar la bañera se lo agradecería, no creo que sea capaz de cargar con un solo cubo yo sola —pidió a mayores.
Demasiados sucesos en tan poco tiempo.

Como el intara sospechaba Sigrún fue capaz de curar a Vorela, lo que confirmaba su escaso esfuerzo la noche anterior. A Sekk aquel asunto no le hizo ninguna gracia, pero se cuidó de abrir la boca porque gracias a eso la libense estaba mucho mejor y tampoco tenía ganas de iniciar una discusión. Atendió a la muchacha en cuanto el albino terminó, cargándola con cuidado y subiéndola a su cama como Irianna había solicitado. Se aseguró de que estuviera cómoda y no necesitara nada antes de abandonar la habitación para que descansara, bajando a la cocina a prepararles algo a los dos convalecientes mientras Ruth ayudaba a Irianna con los cubos de agua.

Kimbra ya estaba allí preparándose su comida diaria, por lo que el ulterano converso con ella mientras trabajaban en los fogones. Siempre le resultaba agradable hablar con a krabeliense, pues aunque al principio le costaba sonsacarle respuestas elaboradas, poco a poco la chica se iba soltando en ese aspecto y compartía su opinión con más facilidad.
—Que aproveche, Kim. —le dijo el intara con una sonrisa cuando terminó con sus dos bandejas, dejando todo lo que había utilizado limpio y recogido antes de encaminarse hacia las escaleras. Había preparado pescado a la plancha, un estofado ligero y un poco de macedonia, además dos jarras de agua fresca.

Pasó primero por la habitación de las chicas, pero como Vorela se había quedado adormilada le dejó la comida sobre la mesita con cuidado, saliendo luego al pasillo para encaminarse hacia el cuarto de los chicos.
—¿Estás mejor? —le preguntó a Roaxen al franquear la puerta, después de asegurarse de que estaba despierto—. Te traigo algo de comer. —apuntó, acercándose y tendiendole la bandeja.

???

El ulterano abrió su ojo con el sonido de la puerta. Nunca habia sido de tener sueño ligero, pero aquellos meses en Rocavarancolia le habian enseñado a la fuerza aquella habilidad. Lentamente, se incorporó con dolor plasmado en su cara y tentaculos estando estos tensos.
Se frotó el ojo con su antebrazo derecho y miró al intara de arriba abajo. Con siestas intermitentes y tantas cosas cambiando de pronto, el xolnita se despertó un tanto confuso. Necesitó un par de segundos para reaccionar.
-Ah... si...-

Tenia hambre. No habia comido nada desde hacia unas horas, cosa que hace un año le habria sido raro, pudiendo comer donde y cuando quiera, pero, de nuevo, Rocavarancolia le habia enseñado a lidiar con el hambre, asi que no dijo nada al respecto y tan solo tomó la bandeja y miró al intara, esperando de su reacción. ¿Iba a quedarse a ver como comia? ¿Tenia que decirle algo? Cogio un cubierto, dubiditativo y decidió lanzar un tema de conversación para abrirle el apetito al otro ulterano de hablar de cosas importantes.
-Juraria haber escuchado algo de revuelo algo antes de que entrases.-dio el primer bocado, algo tenso, porque no estaba acostumbrado que alguien que no fuera un sirviente o un dron le observase mientras comia.-¿Ha pasado algo?-

La cara del xolnita reflejaba el dolor y sus tentáculos estaban tensos, pero tomó la bandeja dispuesto a comer. Sekk observo sus gestos con detenimiento, aún de pie junto al camastro, pero al final se alejó hacia la ventana y se apoyó en el alféizar, observando el exterior. No quería molestar al capellán, pero se quedaría para retirar la bandeja cuando terminara.
—Vorela —respondió a su pregunta—. Algo le atacó cuando fuimos a por comida, algún tipo de criatura que estaba encerrada en el sótano de una de esas casas carnívoras. La atrapó a través de las rejas de una ventana y empezó a comerse su pierna, pero por suerte logramos traerla de vuelta y Sigrún ha podido curarla. Ahora está durmiendo —resumió.

El intara se pellizcó el puente de la nariz tratando de aplacar su dolor de cabeza, pero terminó dándose por vencido al no conseguir nada.
—Esperemos que los sucesos de los últimos días copen nuestro número de desgracias por un tiempo, porque lo cierto es que las reservas mágicas del torreón están por los suelos y no tenemos ningún tipo de equipamiento para tratar a heridos de gravedad… —murmuró, pensando en voz alta sin dejar de mirar por la ventana.

???

La mirada del ulterano parpadeó a plomo. Ni asociaba aquel nombre a una cara ni le importaba demasiado. La cosa era que en esos momentos habia una herida de gravedad en el torreon, junto a el, claro.
-Vaya.-soltó secamente. No queria mentir sobre el poco interes que le ocasionaba que aquella Vorela hubiera salido tan herida. Al mencionar a Sigrun, el ulterano se acordó de algo, que no mencionó por no causar drama en aquel momento.
Ante la mención de las reservas mágicas una sonrisa un tanto condescendiente apareció en el rostro del xolnita.
-Magia, ¿eh? Por una vez me gustaria verla, aunque todavia no creo que exista. Pero quizás así comprenda como puede llegar a funcionar algo así.-terminó por decir, algo risueño.

Cogito ergo sum escribió:¿Irianna?

Siguio comiendo, sin alterarse y con pausa, aunque el intara le hubiera dado espacio, preferia no dar a ver una faceta necesitada como la que se encontraba el xolnita en aquellos momentos.

Cuando terminó, se limpió con suavidad y encaró al intara en la ventana.
-A decir verdad, hay algo importante que debia haber mencionado antes, posiblemente antes de los sucesos de ayer... Pero el destino tiene sus misterios.-comento. Su voz sonaba apagada, casi triste. Alcanzó a su mano izquierda y comenzó a tirar del mugriento guante, manchado por sangre y con pequeñas roturas en las cosuras, usando para ello sus dientes. Con una expresión de desagrado, le mostró al intara su mano desnuda, rensalzando el color de sus uñas. Los bordes de las uñas parecian haber sido mordidas y aun quedaba un resto del esmalte.
-Me temo que es probable que los esfuerzos que acometisteis ayer para salvar mi vida, todavia sigo sin entender por que a decir verdad, puedan ser en completo y absurdo vano.-

Trago saliva y focalizó su unico ojo color hielo en los ambar de su compatriota.
-Sekkeh... creo que me estoy muriendo.-declaró.

Sekk ignoró el tono seco del xolnita, lo que denotaba su falta de interés en lo que le acababa de contar. Habría apostado a que ni siquiera recordaba la cara de la libense.
—Creas o no en ella es la única razón de que sigas vivo —sentenció—. Puede que no te haya devuelto la mano o el ojo, pero sin duda ha evitado que murieras desangrado o que perdieras por completo la movilidad de tu pierna… —lo dejó estar, sin embargo, sin ganas de debatir sobre aquel tema. Ya lo vería con el ojo que le quedaba llegado el momento.

El rumbo de la conversación cambió a otros derroteros, aún más sombríos de lo que cabría esperar. El intara se inclinó para examinar de cerca lo que le enseñaba su compatriota, el tono oscuro que habían adquirido sus uñas.
—El oscurecimiento de las uñas puede tener varias razones, y muy pocas son mortales —comentó el chico, devolviéndole la mirada con seriedad—. Puede ser alguna infección micótica o bacteriana, una enfermedad de la piel o falta de oxígeno. Vale que también puede ser necrosis, pero me da la impresión de que está demasiado localizada, y la muerte del tejido va acompañada de inflamación y dolor. ¿Te molestan acaso? —preguntó, apretando la punta de un dedo con suavidad antes de volver a la ventana. Casi sonaba como su madre—. No, dudo que te estés muriendo Roaxen…

Permaneció pensativo unos instantes, la mirada perdida más allá de la ventana. Llevaba tiempo dándole vueltas a algo que les habían dicho los macieleros, algo sobre los cambios. Esa advertencia, la revelación de dama Poda y retazos de información que había sacado de su libro le hacían sospechar que lo que le ocurría al pelimorado era una señal de otra cosa. Él mismo tenía desde hacía semanas taquicardias aleatorias, y estaba bastante seguro de que su corazón estaba bien.
—Mi teoría es que estas cambiando y que lo de las uñas solo es un síntoma —sentenció, centrando de nuevo su atención en el xolnita—. Todos lo estamos haciendo. La Luna Roja se acerca, Roaxen, y por muy disparatado que suene su llegada nos influirá de alguna forma. No soy una persona crédula, de verdad, y he buscado pruebas que refutan esta teoría sin descanso, pero no he encontrado ninguna. —concluyó con una sonrisa apagada en la que no había rastro de alegría. También era una persona razonable y prefería aceptar lo que se les venía encima.

???

Sacudió su cabeza en negación cuando el intara propuso otras teorias, menos agresivas.
-"No puedes sino esperar lo peor, y estar preparado."-citó de La Leyenda de Ultramar.-He visto necrosis antes y siempre empieza así. Creo que estoy casi convencido de que se trata de algo del sistema circulatorio, tiene sentido: Pobre alimentación, estres constante, inhalación de sustancias nocivas... Sin contar que aqui en este planeta alienigena estamos expuestos a todo tipo de germenes, ácaros y viruses. Solo sabemos que no sabemos nada. Y que todas mis uñas estan adquiriendo un color más oscuro cada dia que pasa.-

Dio un pequeño respingo cuando el intara le cogió los dedos. Todavia no se acostumbraba a que alguien le tocara tan fácilmente.
-N-No... doler no duelen, pero en mi estado no puedo pasar sentencia aún. Me encuentro muy debil y no se si la ausencia de sensibilidad en mis digitos se debe a mi debilidad o si forma parte de la razón por la cual mis uñas se oscurecen con el tiempo.-

Finalmente, el intara recurrio a intentar venderle lo de la Luna.
-Pamplinas.-ladró.-Será que no has buscado donde yo, pues está muy claro. No solo es altamente improbable sino que lo que pasa durante la Luna Roja en esta ciudad es lo siguiente: Asi salia representado en el libro, en mitad de ritos mágicos, historias de heroes y monstruos y grabados en los que salian bañandose en una horrible luz rojiza. Mi apuesta es que el ciclo de la luna hace que las criaturas que se esconden bajo las ruinas moren la superficie. Salian muchas otras personas o "cosechados" enfrentandose a los monstros de la ciudad o huyendo junto a ellos, todo esto, mientra la Luna se alzaba rampante en el cielo y ninguno se "transformó".-se encogió de hombros.

Suspiró una vez y su ojo fue a dar con el suelo.
-Necesito que me hagas una serie de favores, si no te es molestia.-preguntó, aunque habia cierto toque de arrogancia en su voz, era obvio que el xolnita estaba haciendo un esfuerzo considerable por no sonar exigente o inqusitivo con su pedido.-Lo que necesito es que saques de debajo del escritorio de mi cuarto el libro, junto con el hacha más grande y afilada que tenga la armeria y avisar a Irianna si puede traerme ella la cena, pues tengo una propuesta para ella.-
Dicho esto se tumbo, con un quejido sordo mientras los latigazos de dolor volvian y, lentamente el ulterano se agarraba del muñon con fuerza, debajo de las sábanas. Con la mano temblante, se buscó en la chaqueta y extrajo la fotografia. La parte de arriba estaba manchada de sangre seca, pero todavia se podia apreciar la mayoria de esta. Con los digitos, acariciaba la imagen del feto suavemente, las comisuras de sus labios torciendose con algo de cariño al formar una sonrisa.
Se giró hacia Sekkeh una ultima vez más, con la voz languideciente, habló.
-Puedo contar contigo, ¿verdad, Sekkeh? ¿Puedo confiarte un secreto?-

Roaxen se negó a escuchar su teoría de la Luna, pero en aquella ocasión se dignó a explicarse citando su propio libro, algo que sorprendió al intara dado la tendencia de su compatriota a ponerse histérico cada vez que se sacaba el tema. Sekk, por su parte, se limitó a mantener aquella tenue sonrisa sin rebatirle nada, no tenía ganas de discutir con él y le preocupaba ligeramente que aquello pudiera afectar a su ya de por si deteriorado estado. Tampoco le había quitado de la cabeza la idea de que se estaba muriendo, pero el tiempo terminaría convenciéndole.
—Deberías dormir un poco —comentó cuando concluyó su discurso, pero el xolnita aun tenía algo que decir—. Está bien, te traeré esas cosas y avisare a Irianna. —accedió. Si le hubiera pedido un hacha dos días atrás no se la habría traído, pero ahora dudaba que el capellán fuera capaz de levantarla. Ya no era una amenaza para nadie, o eso quería creer el marinero, pero él mismo se encargaría de detenerle si intentaba hacerle daño a alguien.

El pelimorado se dejó caer sobre la cama de espaldas a él, pero por su postura el chico adivinó que se había sacado algo de la chaqueta y estaba observándolo con fijeza. Sekk recogió la bandeja para irse, y ya estaba a punto de salir por la puerta cuando el xolnita volvió a hablar.
—Claro que puedes contar conmigo, Roaxen —respondió con extrañeza—. ¿De que se trata? —preguntó, soltando el picaporte de la puerta y brindándole toda su atención.

???

-Lo mas seguro es que mi hijo haya nacido ya.-declaró con cierto orgullo positivo.

A Sekkeh la noticia le tomó por sorpresa, pero no tardo en felicitarle y bromear con él sobre el tema, cosa que agradeció ampliamente, porque habia sido la única cosa "normal" que habia disfrutado desde su estancia en rocavarancolia.
Se despidio del intara y se echó una siesta, cuando se levanto, ya era la tarde avanzada y pronto seria la cena, y Sekkeh habia cumplido su palabra y le había traido los objetos. Cogio el hacha lo primero y con una serie de ingeniosas palancas a ambos sentidos arrancó la cabeza del cuello del arma, quedandose con un baston de cadera bastante útil para ayudarse a andar. Desde aquel momento, el sonido de la barra de hierro siempre precedia al de su cojeo.
Aquella noche vino Irianna con la cena, de nuevo, Sekkeh no le había fallado. Le propuso que esta le enseñara magia, pero la idrina se mostró algo reticente y acabó por no confirmarle si lo haria o no. El xolnita no entendia que reparo podría tener la chica contra él, tan obstinada que estaba con demostrar su existencia, pero no asoció su reticencia con desconfianza provocada por su historial, pues pensó que, al haberse disculpado, aquello habia quedado atrás.

Y asi que fue que todos se fueron a dormir, El ulterano forzado por la situación pues no deseaba dormir en el mismo cuarto en el que tanta gente con sentimientos negativos hacia él lo hacia. Eso y que estaba Sigrun.