Irraria
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Irraria
23/07/13, 04:38 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Irraria
Portal situado en un bosque en el ecuador del continente, cercano a la ciudad de Ío.
Portal situado en un bosque en el ecuador del continente, cercano a la ciudad de Ío.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Irraria
29/11/20, 02:57 am
Atravesar el portal de Irraria fue tan desagradable como atravesar el de Kankri, pero la sensación al llegar fue totalmente distinta. Hacía mucho tiempo que Milo no sentía el mordisco del frío en la piel, pues el clima en Rocavarancolia era muy agradable en comparación con el de la superficie de su mundo natal, y el escalofrío familiar que le recorrió la espalda al hundir los pies en la nieve le hizo sonreír.
—Ojalá nevara de vez en cuando en la ciudad de los milagros… —comentó con sarcasmo, inspirando con fuerza para refrescar sus pulmones.
Al brujo le encantaba el sol y había descubierto en Kankri que el clima tropical era muy agradable, pero él había nacido en un mundo congelado y siempre echaría de menos el frío. Había regresado a Irraria con casi la misma ropa con la que se había ido, pero había sustituido sus zapatillas por unas botas más adecuadas para el exterior y había incorporado al conjunto un gorro con orejeras.
—Es una lástima que no haya nadie cerca, la verdad, porque serías una leyenda urbana cojonuda —le dijo a su amiga cuando esta se transformó en oso y empezó a corretear entre los árboles—. Debes de ser el depredador más grande que se ha visto por estos lares en muchos siglos y fijo que te pondrían algún nombre terrorífico para que se hiciera viral en la red. —aclaró con una sonrisa, regulando la temperatura de su hechizo térmico para no congelarse de camino a los ascensores.
Cuando los ordenadores de sus compañeros empezaron a recibir notificaciones el trío supo que se estaban aproximando a los invernaderos de Ío, pero a diferencia de las otras la terminal del norteño se mantuvo en silencio. Su familia no tenía forma de ponerse en contacto con él por vía electrónica, Milo se había asegurado de ello muchos años atrás para que no se convirtieran en objetivo del SGR, y el día que fue seleccionado para ir a Rocavarancolia había bloqueado las comunicaciones con otros antisistema por mera precaución y una pequeña dosis de paranoia: la ausencia de notificaciones era totalmente comprensible.
El moreno atendió a las palabras del demonio raigaurum cuando éste mencionó la videovigilancia, alargando la mano hacia el amuleto que le tendía con expresión de sorpresa.
—Vaya, muchas gracias… —murmuró en respuesta, echándole un vistazo con curiosidad—. Había pensado en hackear las cámaras para que no hubiera registro de mi entrada, pero tu idea es mucho mejor y bastante menos complicada. ¿Cómo funciona exactamente? ¿Puedo ser como quiera o tiene un modelo predeterminado? —preguntó rápidamente, poniéndose el colgante al cuello sin esperar respuesta para a continuación ocultarlo bajo su bufanda.
—Ojalá nevara de vez en cuando en la ciudad de los milagros… —comentó con sarcasmo, inspirando con fuerza para refrescar sus pulmones.
Al brujo le encantaba el sol y había descubierto en Kankri que el clima tropical era muy agradable, pero él había nacido en un mundo congelado y siempre echaría de menos el frío. Había regresado a Irraria con casi la misma ropa con la que se había ido, pero había sustituido sus zapatillas por unas botas más adecuadas para el exterior y había incorporado al conjunto un gorro con orejeras.
—Es una lástima que no haya nadie cerca, la verdad, porque serías una leyenda urbana cojonuda —le dijo a su amiga cuando esta se transformó en oso y empezó a corretear entre los árboles—. Debes de ser el depredador más grande que se ha visto por estos lares en muchos siglos y fijo que te pondrían algún nombre terrorífico para que se hiciera viral en la red. —aclaró con una sonrisa, regulando la temperatura de su hechizo térmico para no congelarse de camino a los ascensores.
Cuando los ordenadores de sus compañeros empezaron a recibir notificaciones el trío supo que se estaban aproximando a los invernaderos de Ío, pero a diferencia de las otras la terminal del norteño se mantuvo en silencio. Su familia no tenía forma de ponerse en contacto con él por vía electrónica, Milo se había asegurado de ello muchos años atrás para que no se convirtieran en objetivo del SGR, y el día que fue seleccionado para ir a Rocavarancolia había bloqueado las comunicaciones con otros antisistema por mera precaución y una pequeña dosis de paranoia: la ausencia de notificaciones era totalmente comprensible.
El moreno atendió a las palabras del demonio raigaurum cuando éste mencionó la videovigilancia, alargando la mano hacia el amuleto que le tendía con expresión de sorpresa.
—Vaya, muchas gracias… —murmuró en respuesta, echándole un vistazo con curiosidad—. Había pensado en hackear las cámaras para que no hubiera registro de mi entrada, pero tu idea es mucho mejor y bastante menos complicada. ¿Cómo funciona exactamente? ¿Puedo ser como quiera o tiene un modelo predeterminado? —preguntó rápidamente, poniéndose el colgante al cuello sin esperar respuesta para a continuación ocultarlo bajo su bufanda.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
02/12/20, 09:00 pm
-¿Crees que habrá hechizos para hacer nevar? Sería guay -le preguntó a Milo.
Rena le tomó la palabra a Kin y se dedicó a curiosear todo lo posible mientras avanzaban. Había algunos pájaros pero los árboles eran demasiado altos para alcanzarlos. Olió algún tipo de roedor bajo la nieve, escarbó un poco con la garra, pero no como para destrozar ninguna madriguera, le daría pena. Aun así encontró una bellota, que se comió sin que los chicos la vieran. Se arrepintió al instante pues se la podría haber llevado a los críos como regalo.
-¡Buah, eso sería la repollísima! -exclamó -Ahora quiero que me vea alguien. ¿Y si tengo esta pinta en el tren?
Seguramente causaría demasiado revuelo y les daría problemas para llegar a su destino. Tal vez a la vuelta.
No quiso saber nada de ningún hechizo cambiacaras. Por alguna razón la idea de tener que llevar un aspecto distinto en su mundo natal cuando iba a ver a su familia le hacía sentir fatal. Era un riesgo, era consciente, pero intentaría apañarse solo con la capucha. Se alejó un poco para seguir un rastro de un olor desconocido, pero su brazo empezó a pitar por las notificaciones y espantó a lo que fuera que estaba persiguiendo.
-Me cago en todo -gruñó, deteniéndose para silenciar los avisos. Había un montón de mensajes. ¿Para qué tantos si no los podía responder? Ya los miraría luego.
No tardaron en llegar a los invernaderos. Rena cambió de forma en cuanto los divisaron. Caminar por la nieve con sus pies irrenses no era tan divertido.
Rena le tomó la palabra a Kin y se dedicó a curiosear todo lo posible mientras avanzaban. Había algunos pájaros pero los árboles eran demasiado altos para alcanzarlos. Olió algún tipo de roedor bajo la nieve, escarbó un poco con la garra, pero no como para destrozar ninguna madriguera, le daría pena. Aun así encontró una bellota, que se comió sin que los chicos la vieran. Se arrepintió al instante pues se la podría haber llevado a los críos como regalo.
-¡Buah, eso sería la repollísima! -exclamó -Ahora quiero que me vea alguien. ¿Y si tengo esta pinta en el tren?
Seguramente causaría demasiado revuelo y les daría problemas para llegar a su destino. Tal vez a la vuelta.
No quiso saber nada de ningún hechizo cambiacaras. Por alguna razón la idea de tener que llevar un aspecto distinto en su mundo natal cuando iba a ver a su familia le hacía sentir fatal. Era un riesgo, era consciente, pero intentaría apañarse solo con la capucha. Se alejó un poco para seguir un rastro de un olor desconocido, pero su brazo empezó a pitar por las notificaciones y espantó a lo que fuera que estaba persiguiendo.
-Me cago en todo -gruñó, deteniéndose para silenciar los avisos. Había un montón de mensajes. ¿Para qué tantos si no los podía responder? Ya los miraría luego.
No tardaron en llegar a los invernaderos. Rena cambió de forma en cuanto los divisaron. Caminar por la nieve con sus pies irrenses no era tan divertido.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Irraria
03/12/20, 09:35 pm
Kin escuchó el intercambio entre Rena y Milo conteniendo una risa al imaginarse la conmoción que crearía Rena con su forma úrsida en el subsuelo. Los irrenses conocían la magia, pero la mayoría de hechizos que habían visto en acción no eran más que trucos baratos, algo que a la vez servía para hacer parecer Rocavarancolia más maravilla que amenaza.
—Les daría un infarto seguro, yo no me la jugaría demasiado —comentó divertido. No tenían por qué meterse en líos dependiendo de lo que les hiciesen creer que estaban viendo a los nativos, pero Kin siempre sentía el peso de unas cadenas invisibles cada vez que pisaba Irraria. Tenía la sensación de que la paz entre los dos mundos estaba en un equilibrio precario que podía romperse en cualquier momento.
Cuando Milo aceptó el amuleto Kin le sonrió con incredulidad. Su idea le había impresionado un poco, porque se imaginaba que algo así llevaría demasiado tiempo pero para el hacker no parecía ser siquiera un impedimento.
—Este no se adapta a tu aspecto como otros, tiene una imagen predeterminada, pero así aún será más difícil reconocerte. Me han dicho que es un poco extraño pero no creo que los irrenses noten la diferencia —añadió riendo. Tras eso le explicó brevemente que debía mantenerlo en contacto con la piel tras activarlo y, entre tanto, los invernaderos aparecieron ante ellos tras una colina.
Kin ya había hecho aquel recorrido varias veces y sabía que los trabajadores no solían acercarse a los ascensores mientras estaban recogiendo la verdura. Por eso había sugerido aquella hora para el inicio del viaje. Atravesar la pared de los invernaderos fue pan comido con un hechizo de intangibilidad, y enseguida se plantaron en uno de los ascensores para el personal. El raigaurum contuvo un suspiro de alivio cuando empezaron a descender sin haber sido vistos.
—Bueno, ahora solo queda la parte más difícil —bromeó. Una vez lograsen salir del almacén de frutas y verduras no les esperaba un viaje difícil, sino más bien largo—. ¿A vosotros os quedan créditos? Yo estoy pelado —informó. No era un problema como tal, ya que siempre podían robar comida y colarse en el tren era un juego de niños al no tener microchip, pero tenía vetado hacer nuevas adquisiciones en la red. De cara al viaje en tren, eso podía hacerlo un poco más aburrido.
—Les daría un infarto seguro, yo no me la jugaría demasiado —comentó divertido. No tenían por qué meterse en líos dependiendo de lo que les hiciesen creer que estaban viendo a los nativos, pero Kin siempre sentía el peso de unas cadenas invisibles cada vez que pisaba Irraria. Tenía la sensación de que la paz entre los dos mundos estaba en un equilibrio precario que podía romperse en cualquier momento.
Cuando Milo aceptó el amuleto Kin le sonrió con incredulidad. Su idea le había impresionado un poco, porque se imaginaba que algo así llevaría demasiado tiempo pero para el hacker no parecía ser siquiera un impedimento.
—Este no se adapta a tu aspecto como otros, tiene una imagen predeterminada, pero así aún será más difícil reconocerte. Me han dicho que es un poco extraño pero no creo que los irrenses noten la diferencia —añadió riendo. Tras eso le explicó brevemente que debía mantenerlo en contacto con la piel tras activarlo y, entre tanto, los invernaderos aparecieron ante ellos tras una colina.
Kin ya había hecho aquel recorrido varias veces y sabía que los trabajadores no solían acercarse a los ascensores mientras estaban recogiendo la verdura. Por eso había sugerido aquella hora para el inicio del viaje. Atravesar la pared de los invernaderos fue pan comido con un hechizo de intangibilidad, y enseguida se plantaron en uno de los ascensores para el personal. El raigaurum contuvo un suspiro de alivio cuando empezaron a descender sin haber sido vistos.
—Bueno, ahora solo queda la parte más difícil —bromeó. Una vez lograsen salir del almacén de frutas y verduras no les esperaba un viaje difícil, sino más bien largo—. ¿A vosotros os quedan créditos? Yo estoy pelado —informó. No era un problema como tal, ya que siempre podían robar comida y colarse en el tren era un juego de niños al no tener microchip, pero tenía vetado hacer nuevas adquisiciones en la red. De cara al viaje en tren, eso podía hacerlo un poco más aburrido.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Irraria
09/12/20, 10:53 pm
—Seguro que hay alguno, aunque los hechizos meteorológicos son bastante complicados… —murmuró en respuesta a la pregunta de la ursántropa, rascándose la barbilla con expresión pensativa—. Tal vez podamos encantar una sala de entrenamiento y organizar una batalla de nieve, sería mucho más sencillo y más controlado. —sugirió con una media sonrisa, empezando a darle forma a un plan que quizás llevaran a buen puerto más adelante.
La explicación de Kin le decepcionó un poco, pues prefería escoger su propio aspecto, pero siguiendo sus instrucciones lo activo y lo puso en contacto contra su piel. No notó nada distinto, pues no podía verse, pero debía de haber funcionado y se giró hacia sus amigos buscando sus reacciones.
—¿Cómo estoy? ¿Qué es lo que tiene este traje de raro? —preguntó, activando la terminal de su prótesis con cierta soltura. A pesar de que una capa de piel pálida ocultaba ahora el metal de su brazo izquierdo los movimientos adecuados para operar su ordenador eran meros reflejos.
Un rostro extraño de ojos azules le devolvió la mirada desde su pantalla holográfica en cuanto orientó la cámara en la dirección correcta, la cara de un humano caucásico que por las pintas se creía un rapero. Llevaba el pelo rubio trenzado y pegado a la cabeza, una gorra de baloncesto ladeada, ropa deportiva demasiado ancha y cadenas de oro al cuello que afortunadamente no tintineaban al caminar. Lo peor de todo eran los implantes dentales, unas “joyas” ridículas que el brujo intentó tocar con la punta de la lengua sin resultado.
—La hostia, si es más feo que un irrqin… —maldijo, torciendo el gesto y sobresaltándose ligeramente cuando la ilusión lo reprodujo—. ¿Era el amuleto más barato del mercado o algo así? El que lo haya hecho tiene un gusto pésimo... —murmuró. Por suerte aquello era temporal, si no habría sido demasiado humillante—. He de reconocer que las zapas son un puntazo, eso sí, pero no creo que compensen el resto. —señaló, examinando las Air Jordan que llevaba con ojo crítico mientras apagaba su ordenador.
Tras aquella experiencia tan rara el grupo llegó por fin a la zona de los invernaderos, donde Rena recuperó su forma irrense para no llamar la atención. Por suerte en el camino hasta los ascensores no se cruzaron con nadie y una vez estuvieron a salvo en aquella caja de metal que descendía hacia el subsuelo los tres pudieron respirar algo más tranquilos.
—Yo si tengo créditos, pero si te soy sincero los tengo porque no soy muy fan de pagar por nada en sitios como Ío —reconoció con una mueca, conjurando una esfera de silencio por miedo a que aparte de cámaras también hubiera micros. Las viejas paranoias no desaparecían tan fácilmente—. Yo puedo conseguir cualquier cosa en la red, no os preocupéis por esa parte. —añadió, cambiando el peso de una pierna a otra sin darse cuenta.
Después de tanto tiempo lejos de su mundo natal la vuelta empezaba a hacer aflorar sus nervios.
La explicación de Kin le decepcionó un poco, pues prefería escoger su propio aspecto, pero siguiendo sus instrucciones lo activo y lo puso en contacto contra su piel. No notó nada distinto, pues no podía verse, pero debía de haber funcionado y se giró hacia sus amigos buscando sus reacciones.
—¿Cómo estoy? ¿Qué es lo que tiene este traje de raro? —preguntó, activando la terminal de su prótesis con cierta soltura. A pesar de que una capa de piel pálida ocultaba ahora el metal de su brazo izquierdo los movimientos adecuados para operar su ordenador eran meros reflejos.
Un rostro extraño de ojos azules le devolvió la mirada desde su pantalla holográfica en cuanto orientó la cámara en la dirección correcta, la cara de un humano caucásico que por las pintas se creía un rapero. Llevaba el pelo rubio trenzado y pegado a la cabeza, una gorra de baloncesto ladeada, ropa deportiva demasiado ancha y cadenas de oro al cuello que afortunadamente no tintineaban al caminar. Lo peor de todo eran los implantes dentales, unas “joyas” ridículas que el brujo intentó tocar con la punta de la lengua sin resultado.
—La hostia, si es más feo que un irrqin… —maldijo, torciendo el gesto y sobresaltándose ligeramente cuando la ilusión lo reprodujo—. ¿Era el amuleto más barato del mercado o algo así? El que lo haya hecho tiene un gusto pésimo... —murmuró. Por suerte aquello era temporal, si no habría sido demasiado humillante—. He de reconocer que las zapas son un puntazo, eso sí, pero no creo que compensen el resto. —señaló, examinando las Air Jordan que llevaba con ojo crítico mientras apagaba su ordenador.
Tras aquella experiencia tan rara el grupo llegó por fin a la zona de los invernaderos, donde Rena recuperó su forma irrense para no llamar la atención. Por suerte en el camino hasta los ascensores no se cruzaron con nadie y una vez estuvieron a salvo en aquella caja de metal que descendía hacia el subsuelo los tres pudieron respirar algo más tranquilos.
—Yo si tengo créditos, pero si te soy sincero los tengo porque no soy muy fan de pagar por nada en sitios como Ío —reconoció con una mueca, conjurando una esfera de silencio por miedo a que aparte de cámaras también hubiera micros. Las viejas paranoias no desaparecían tan fácilmente—. Yo puedo conseguir cualquier cosa en la red, no os preocupéis por esa parte. —añadió, cambiando el peso de una pierna a otra sin darse cuenta.
Después de tanto tiempo lejos de su mundo natal la vuelta empezaba a hacer aflorar sus nervios.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
15/12/20, 09:08 pm
La batalla de nieve en una sala de entrenamiento sonaba a locura que le encantaría a todo el grupo, tenían que comentarla cuando volviesen.
Milo activó su amuleto y la reacción automática de Rena fue hacer una mueca de desagrado.
-¡Joder, y tanto que es feo! -exclamó -Cuando lleguemos a mi pueblo más te vale cambiar, no quiero que me vean con eso. ¿Y tu ibas por ahí con esas pintas? -preguntó a Kin, incrédula. Puede que la moda de la Tierra fuese así de loca y estuviera siendo insensible… O puede que no, porque no tenía nada que ver con los referentes terrícolas que tenía.
Cruzaron el invernadero sin más problemas. A Rena le tentó llenarse los bolsillos. Desde luego en el mercado de su pueblo no iban a encontrar tanta comida. Tuvo que negar con la cabeza cuando Kin preguntó por los créditos. Brazo nuevo, cuenta vacía. Por suerte Milo parecía tenerlo controlado.
Con la capucha calada y un hechizo térmico que había pedido para no convertirse en oso asado se dedicó la bajada a leer los mensajes acumulados. Sus hermanos parecía que habían usado el chat con ella a modo de diario o bitácora y le habían puesto al día de cada mínima novedad desde que se marchó. Su padre solo le había contado algunas cosas graciosas del trabajo los primeros meses, luego los mensajes se limitaron a simples ‘’me he acordado de tí’’ o ‘’te echamos de menos’’ cada cuanto en cuanto. De su madre tenía un único mensaje deseándole buena suerte de la noche que se marchó.
-Ey, si necesitáis poneros al día en cotilleos de la red mis colegas han hecho un curro de documentación importante -dijo para que los chicos no se extrañasen de que llevase tanto tiempo callada y para obligar a su cerebro a cambiar de chip.
Sus amigos habían hecho algo parecido a sus hermanos, pero con noticias, rumores, videos graciosos, novedades en series y películas… Habían montado un grupo de chat llamado ‘’Cosas que Rena tiene que ver’’ para no mandarle cosas repetidas y ahí estaba todo. Rena se puso a descargar como una loca.
-Joder que me han regalado juegos y todo, están loquísimos -dijo entre risas. Más les valía haberlos comprado ellos y no haber hecho algún tipo de campaña en redes sociales aprovechando que era una elegida o los iba a moler a palos.
El ascensor se detuvo y el ordenador de Rena seguía descargando cosas.
Milo activó su amuleto y la reacción automática de Rena fue hacer una mueca de desagrado.
-¡Joder, y tanto que es feo! -exclamó -Cuando lleguemos a mi pueblo más te vale cambiar, no quiero que me vean con eso. ¿Y tu ibas por ahí con esas pintas? -preguntó a Kin, incrédula. Puede que la moda de la Tierra fuese así de loca y estuviera siendo insensible… O puede que no, porque no tenía nada que ver con los referentes terrícolas que tenía.
Cruzaron el invernadero sin más problemas. A Rena le tentó llenarse los bolsillos. Desde luego en el mercado de su pueblo no iban a encontrar tanta comida. Tuvo que negar con la cabeza cuando Kin preguntó por los créditos. Brazo nuevo, cuenta vacía. Por suerte Milo parecía tenerlo controlado.
Con la capucha calada y un hechizo térmico que había pedido para no convertirse en oso asado se dedicó la bajada a leer los mensajes acumulados. Sus hermanos parecía que habían usado el chat con ella a modo de diario o bitácora y le habían puesto al día de cada mínima novedad desde que se marchó. Su padre solo le había contado algunas cosas graciosas del trabajo los primeros meses, luego los mensajes se limitaron a simples ‘’me he acordado de tí’’ o ‘’te echamos de menos’’ cada cuanto en cuanto. De su madre tenía un único mensaje deseándole buena suerte de la noche que se marchó.
-Ey, si necesitáis poneros al día en cotilleos de la red mis colegas han hecho un curro de documentación importante -dijo para que los chicos no se extrañasen de que llevase tanto tiempo callada y para obligar a su cerebro a cambiar de chip.
Sus amigos habían hecho algo parecido a sus hermanos, pero con noticias, rumores, videos graciosos, novedades en series y películas… Habían montado un grupo de chat llamado ‘’Cosas que Rena tiene que ver’’ para no mandarle cosas repetidas y ahí estaba todo. Rena se puso a descargar como una loca.
-Joder que me han regalado juegos y todo, están loquísimos -dijo entre risas. Más les valía haberlos comprado ellos y no haber hecho algún tipo de campaña en redes sociales aprovechando que era una elegida o los iba a moler a palos.
El ascensor se detuvo y el ordenador de Rena seguía descargando cosas.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
16/12/20, 02:16 am
Cuando Milo activó el amuleto, Kin no pudo evitar llevarse una mano a la boca, como pensativo. En realidad solo quería tapar la sonrisa residual de la carcajada que se estaba aguantando. Ni siquiera se había parado a mirarse al espejo con él puesto.
—La verdad es que… —Se le escapó la risa, impidiéndole pensar cómo terminar la frase, y mientras Milo se examinaba miró a Rena con complicidad. Solo que ella también lo increpó a él, que a fin de cuentas era el dueño del amuleto.
»Milo tiene razón, era el más barato del mercado —se disculpó, sin dejar de sonreír—. Aún no lo he usado ni una vez. Era solo un requisito para que me dejen entrar en la Tierra, pero ahora me alivia saber que vamos a ir de noche.
En los ascensores pasaron a hablar de otros preparativos. Rena tampoco tenía créditos, pero parecía que con Milo allí no iban a tener problemas para conseguir discretamente nada que necesitasen.
—Oye, eso nos viene de puta madre —le dijo al hacker con una sonrisa.
Le dio incluso envidia. Para moverse por Irraria serían muy convenientes conocimientos como los de Milo, pero en Rocavarancolia no tenía de dónde sacar material para empezar a estudiar, por no hablar de confianza en sí mismo para entender una palabra de programación avanzada.
Rena, que entre tanto había estado bastante callada leyendo en su terminal, les ofreció ponerlos al día.
—Por mí di, ¿qué tipo de cosas te han contado? —Por su último comentario sus amigos parecían pensar mucho en ella. Tenía suerte, pero una suerte cruel, ¿de qué sirve tener buenos amigos si tienes que mantenerte alejado de ellos? Pensar en negativo no les haría ningún bien, así que evitó hacer alguna apreciación sobre el tema. No quería estropearle a Rena el momento de recibir todos los mensajes acumulados de golpe, sabía por experiencia propia que ya era un momento agridulce de por sí.
La conversación se interrumpió cuando el ascensor se detuvo, momento que tuvieron que aprovechar para salir a la calle sin hacer ruido y evitando las zonas concurridas del almacén. A aquella hora no era difícil, y menos si podían recurrir a la magia para atravesar paredes.
Fuera los esperaba una galería amplia pero poco concurrida, ya que aquella zona no tenía viviendas, sino almacenes. Las habría en cuanto empezasen a caminar y se aproximasen a las galerías donde habitaban los trabajadores de los invernaderos. Allí podrían coger un tranvía hasta la estación de tren.
—La verdad es que… —Se le escapó la risa, impidiéndole pensar cómo terminar la frase, y mientras Milo se examinaba miró a Rena con complicidad. Solo que ella también lo increpó a él, que a fin de cuentas era el dueño del amuleto.
»Milo tiene razón, era el más barato del mercado —se disculpó, sin dejar de sonreír—. Aún no lo he usado ni una vez. Era solo un requisito para que me dejen entrar en la Tierra, pero ahora me alivia saber que vamos a ir de noche.
En los ascensores pasaron a hablar de otros preparativos. Rena tampoco tenía créditos, pero parecía que con Milo allí no iban a tener problemas para conseguir discretamente nada que necesitasen.
—Oye, eso nos viene de puta madre —le dijo al hacker con una sonrisa.
Le dio incluso envidia. Para moverse por Irraria serían muy convenientes conocimientos como los de Milo, pero en Rocavarancolia no tenía de dónde sacar material para empezar a estudiar, por no hablar de confianza en sí mismo para entender una palabra de programación avanzada.
Rena, que entre tanto había estado bastante callada leyendo en su terminal, les ofreció ponerlos al día.
—Por mí di, ¿qué tipo de cosas te han contado? —Por su último comentario sus amigos parecían pensar mucho en ella. Tenía suerte, pero una suerte cruel, ¿de qué sirve tener buenos amigos si tienes que mantenerte alejado de ellos? Pensar en negativo no les haría ningún bien, así que evitó hacer alguna apreciación sobre el tema. No quería estropearle a Rena el momento de recibir todos los mensajes acumulados de golpe, sabía por experiencia propia que ya era un momento agridulce de por sí.
La conversación se interrumpió cuando el ascensor se detuvo, momento que tuvieron que aprovechar para salir a la calle sin hacer ruido y evitando las zonas concurridas del almacén. A aquella hora no era difícil, y menos si podían recurrir a la magia para atravesar paredes.
Fuera los esperaba una galería amplia pero poco concurrida, ya que aquella zona no tenía viviendas, sino almacenes. Las habría en cuanto empezasen a caminar y se aproximasen a las galerías donde habitaban los trabajadores de los invernaderos. Allí podrían coger un tranvía hasta la estación de tren.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
24/12/20, 12:19 am
Las reacciones de los otros dos irrenses confirmaron lo que él pensaba e hicieron que esbozara una mueca de desagrado, afeando aún más sus rasgos en el proceso. Agradecía el gesto de Kin, pero para la próxima vez pensaba estudiar más a fondo la magia de ilusión.
—¿Hasta tu pueblo con estas pintas? Ni de coña —sentenció, apoyándose contra la pared del ascensor con aire enfurruñado—. En cuanto salgamos de esta caja me convertiré en un transeúnte más y me pondré la capucha para que nadie me reconozca, paso de llevar esta cara mas tiempo de lo estrictamente necesario.
Mientras descendían la ursántropa se dedicó a revisar su bandeja de mensajes, la cual después de un año de desconexión debía estar a rebosar, y entre tanto el brujo no pudo evitar observar sus reacciones con disimulo. Conocía a su amiga lo suficientemente bien como para interpretar la mayoría de sus expresiones y por eso dedujo que su ofrecimiento era una forma de romper el silencio, pero se limitó a asentir tras Kin.
—¿Qué se cuece en nuestro bonito planeta? —preguntó con una media sonrisa, palmeando el hombro de la peliverde con suavidad para transmitirle su apoyo sin necesidad de hablar del tema.
Podía entender por lo que estaba pasando, pues aunque el silencio en su propio terminal ayudaba bastante a sobrellevar el malestar ni siquiera una vida como la que había tenido hasta el momento podía conseguir que no echase de menos a sus seres queridos, y sabiendo aquello era normal querer distraer la mente para no pensar demasiado en ello.
—¿Ha salido la última entrega de ese rpg de… ? —empezó a preguntar cuando su amiga hizo alusión a los juegos que le habían regalado, acercando la cara a su pantalla con evidente curiosidad, pero antes de poder terminar una leve sacudida anunció el final del trayecto—. Vamos allá… —murmuró para sí, frotándose las manos con expectación mientras se escabullían por el almacén.
Consiguieron salir a la galería sin toparse con nadie gracias al sigilo y a una pequeña dosis de magia, pero una vez fuera de los almacenes empezaron a avistar a gente en la distancia. Antes de acercarse a ellos Milo se aseguró de que no había cámaras y se quitó el amuleto de ilusión parapetado tras sus compañeros, calándose la capucha de su parka para ocultar el rostro mientras reanudaban el paso. De camino a la estación quizás reconocieran a Kin o a Rena, pero el hacker tenía bastante experiencia pasando desapercibido y llegado el momento sabría fundirse con los transeúntes aparentando ser otro obrero curioso que se acercaba a ver a los elegidos.
—¿Hasta tu pueblo con estas pintas? Ni de coña —sentenció, apoyándose contra la pared del ascensor con aire enfurruñado—. En cuanto salgamos de esta caja me convertiré en un transeúnte más y me pondré la capucha para que nadie me reconozca, paso de llevar esta cara mas tiempo de lo estrictamente necesario.
Mientras descendían la ursántropa se dedicó a revisar su bandeja de mensajes, la cual después de un año de desconexión debía estar a rebosar, y entre tanto el brujo no pudo evitar observar sus reacciones con disimulo. Conocía a su amiga lo suficientemente bien como para interpretar la mayoría de sus expresiones y por eso dedujo que su ofrecimiento era una forma de romper el silencio, pero se limitó a asentir tras Kin.
—¿Qué se cuece en nuestro bonito planeta? —preguntó con una media sonrisa, palmeando el hombro de la peliverde con suavidad para transmitirle su apoyo sin necesidad de hablar del tema.
Podía entender por lo que estaba pasando, pues aunque el silencio en su propio terminal ayudaba bastante a sobrellevar el malestar ni siquiera una vida como la que había tenido hasta el momento podía conseguir que no echase de menos a sus seres queridos, y sabiendo aquello era normal querer distraer la mente para no pensar demasiado en ello.
—¿Ha salido la última entrega de ese rpg de… ? —empezó a preguntar cuando su amiga hizo alusión a los juegos que le habían regalado, acercando la cara a su pantalla con evidente curiosidad, pero antes de poder terminar una leve sacudida anunció el final del trayecto—. Vamos allá… —murmuró para sí, frotándose las manos con expectación mientras se escabullían por el almacén.
Consiguieron salir a la galería sin toparse con nadie gracias al sigilo y a una pequeña dosis de magia, pero una vez fuera de los almacenes empezaron a avistar a gente en la distancia. Antes de acercarse a ellos Milo se aseguró de que no había cámaras y se quitó el amuleto de ilusión parapetado tras sus compañeros, calándose la capucha de su parka para ocultar el rostro mientras reanudaban el paso. De camino a la estación quizás reconocieran a Kin o a Rena, pero el hacker tenía bastante experiencia pasando desapercibido y llegado el momento sabría fundirse con los transeúntes aparentando ser otro obrero curioso que se acercaba a ver a los elegidos.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
28/12/20, 01:45 am
-Pues al parecer hay piques entre ciudades y pueblos por ver de dónde es cada cosechado -comentó Rena mientras leía -Joder, la gente tiene mucho tiempo libre -Después de haber pasado por la criba, los comentarios que iba viendo en los foros le parecían tan triviales que no sabía si reír o cabrearse -Aunque lo que más revuelo ha causado es que hayan elegido a un delincuente para ir a Rocavarancolia. La gente se ha vuelto loca haciendo teorías.
Parecía que había mucha gente empeñada en descifrar el criterio que seguían los rocavarancoleses para elegir a sus ‘’estudiantes’’. Rena fue interrumpiendo la conversación y retomándola según tenían que pasar por alguna multitud o ser discretos, hasta que llegaron por fin a la estación de ferrocarril. Gracias a las habilidades de hacker de Milo no tuvieron problemas para entrar ni para conseguir provisiones para el viaje, que iba a ser bastante largo. Rena no había viajado nunca en un tren de larga distancia. Secretamente le hacía ilusión.
-Argh, me han pasado un montón de juegos de fantasía y quieren que les diga si son o no realistas. Qué pesados -bufó.
Ya estaban en el vagón dormitorio y por fin pudieron despojarse de capuchas y abrigos. Rena además se quitó las botas y se sentó en una de las literas. Inconscientemente se estaba refugiando en la lectura y la conversación banal para no enfrentarse a lo que volver a casa le estaba haciendo sentir. Aún no tenía montada por completo la historia que les iba a contar a sus padres y sus amigos.
-Tengo un juego de ritmos con una pinta bastante decente con el que nos podemos entretener en el viaje -comentó. Podían hacer partidas cortas y además era el único en el que tenía una mínima oportunidad contra los otros chicos.
Parecía que había mucha gente empeñada en descifrar el criterio que seguían los rocavarancoleses para elegir a sus ‘’estudiantes’’. Rena fue interrumpiendo la conversación y retomándola según tenían que pasar por alguna multitud o ser discretos, hasta que llegaron por fin a la estación de ferrocarril. Gracias a las habilidades de hacker de Milo no tuvieron problemas para entrar ni para conseguir provisiones para el viaje, que iba a ser bastante largo. Rena no había viajado nunca en un tren de larga distancia. Secretamente le hacía ilusión.
-Argh, me han pasado un montón de juegos de fantasía y quieren que les diga si son o no realistas. Qué pesados -bufó.
Ya estaban en el vagón dormitorio y por fin pudieron despojarse de capuchas y abrigos. Rena además se quitó las botas y se sentó en una de las literas. Inconscientemente se estaba refugiando en la lectura y la conversación banal para no enfrentarse a lo que volver a casa le estaba haciendo sentir. Aún no tenía montada por completo la historia que les iba a contar a sus padres y sus amigos.
-Tengo un juego de ritmos con una pinta bastante decente con el que nos podemos entretener en el viaje -comentó. Podían hacer partidas cortas y además era el único en el que tenía una mínima oportunidad contra los otros chicos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
28/12/20, 01:51 pm
—Piques entre ciudades y pueblos, qué novedad —ironizó Kin cuando Rena explicó lo que se cocía por Irraria—.Este sitio nunca cambia.
A pesar de sus palabras, no sería difícil engatusarlo en un pique a él mismo, y eso que era un irrense de pueblo que siempre había querido irse a vivir a Resqiria.
»Ya pueden teorizar hasta el fin del mundo… —se burló también tras escuchar la controversia sobre Milo—. No sé ni por qué esperan que a los "dioses" les importen una mierda nuestras leyes.
La conversación fue interrumpida sin que Milo pudiese hacer preguntas. Tenían que salir del almacén antes de nada, y Kin no respiró tranquilo hasta estar en la calle. Se había protegido tras su amuleto de ilusión habitual, y aunque no dudaba de que el SGR ya había tomado nota de aquella apariencia, la gente probablemente no lo recordaría tan fácilmente. Durante su primera visita a Irraria le habían relacionado con Archi, pero poco más que eso.
Mantuvieron un perfil bajo en las calles más concurridas y en el tranvía, así que su conversación no se reanudó hasta que estuvieron instalados cómodamente en su habitación del tren de larga distancia. Kin se quitó el amuleto que cambiaba su aspecto y también se deshizo de las botas.
—Nunca pararán de hacer preguntas, da igual lo que les digas —le dijo a Rena mientras trepaba hacia una de las literas superiores. Lo del juego de fantasía era solo el comienzo de tantas otras formas de intentar sacarle información en contra de su voluntad, o al menos así había sido en su caso. Su hermano era el que más insistía, tal vez porque la confianza daba asco.
»¿Un juego de ritmos? No son mi fuerte, pero me apunto —respondió, asomando la cabeza y los brazos desde la parte superior de la litera. No se le daban particularmente bien y no le apetecía demostrarlo, pero solo iban a pasar el rato—. También podemos ver alguna película más tarde. Si algo nos va a sobrar es tiempo —añadió con una media sonrisa. Después de haber conocido los medios mágicos de transporte, aquello era un coñazo. Tenían que tomárselo como hacían el resto de irrenses, es decir, como unas pequeñas vacaciones en un hotel en miniatura.
A pesar de sus palabras, no sería difícil engatusarlo en un pique a él mismo, y eso que era un irrense de pueblo que siempre había querido irse a vivir a Resqiria.
»Ya pueden teorizar hasta el fin del mundo… —se burló también tras escuchar la controversia sobre Milo—. No sé ni por qué esperan que a los "dioses" les importen una mierda nuestras leyes.
La conversación fue interrumpida sin que Milo pudiese hacer preguntas. Tenían que salir del almacén antes de nada, y Kin no respiró tranquilo hasta estar en la calle. Se había protegido tras su amuleto de ilusión habitual, y aunque no dudaba de que el SGR ya había tomado nota de aquella apariencia, la gente probablemente no lo recordaría tan fácilmente. Durante su primera visita a Irraria le habían relacionado con Archi, pero poco más que eso.
Mantuvieron un perfil bajo en las calles más concurridas y en el tranvía, así que su conversación no se reanudó hasta que estuvieron instalados cómodamente en su habitación del tren de larga distancia. Kin se quitó el amuleto que cambiaba su aspecto y también se deshizo de las botas.
—Nunca pararán de hacer preguntas, da igual lo que les digas —le dijo a Rena mientras trepaba hacia una de las literas superiores. Lo del juego de fantasía era solo el comienzo de tantas otras formas de intentar sacarle información en contra de su voluntad, o al menos así había sido en su caso. Su hermano era el que más insistía, tal vez porque la confianza daba asco.
»¿Un juego de ritmos? No son mi fuerte, pero me apunto —respondió, asomando la cabeza y los brazos desde la parte superior de la litera. No se le daban particularmente bien y no le apetecía demostrarlo, pero solo iban a pasar el rato—. También podemos ver alguna película más tarde. Si algo nos va a sobrar es tiempo —añadió con una media sonrisa. Después de haber conocido los medios mágicos de transporte, aquello era un coñazo. Tenían que tomárselo como hacían el resto de irrenses, es decir, como unas pequeñas vacaciones en un hotel en miniatura.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
03/01/21, 10:34 pm
Milo torció el morro cuando Rena mencionó que su selección para ir a Rocavarancolía había levantado mucho revuelo, pues aunque era de esperar no le hacía gracia saberse el centro de atención por aquello.
—Si invirtieran la mitad de tiempo que emplean en teorizar sobre eso en investigar algunas de mis otras “hazañas” quizás se quitarían por fin la venda de los ojos y dejarían de parecer una manada de borregos. —declaró con dureza, hundiendo la cabeza entre los hombros con expresión hastiada mientras se dirigían hacia el tranvía.
Después de aquello el brujo apenas habló durante el trayecto a pie, sumido en sus propios pensamientos mientras avanzaban por la calle, y se caló aún más la capucha para que las cámaras del SGR no reconocieran su cara. Llevaba mucho tiempo fuera de Irraria y su estancia en la ciudad le había obligado a dejar a un lado muchas de sus convicciones, pues su nueva familia era demasiado importante para él como para pensar en burlar la política de intervención rocavarancolesa, pero ahora que volvía a estar allí las viejas costumbres estaban a flor de piel y le incomodaba lo rápido que se estaba calentando.
Apenas le costó unos minutos falsificar tres pasajes para el tren de larga distancia durante el trayecto en tranvía y transferir dos a los terminales de sus amigos, pero continuó observando su pantalla con aire distraído hasta que se tuvieron que apear en la estación. Tenían que aprovisionarse para el largo viaje hasta el pueblo de Rena, el cual fácilmente pasaría de las diez horas, y antes de abordar el compartimento que tenían reservado en el tren el trío se hizo con una buena cantidad de comida y bebida.
«Ojalá se hubiera venido Rox… » pensó para sí, dándole vueltas entre los dedos a una chocolatina que solía encantarle de crío mientras se acomodaban en el vagón.
Los pensamientos del irrense iban inevitablemente hacia el humano a medida que se alejaban del portal, pues iba a ser la primera vez desde que se conocían que pasaban tanto tiempo separados, y dada su nueva situación sentimental eso solo lo hacía más difícil. De haber estado presente, además, habría rebajado mucho sus impulsos antisistema y se habría sentido mucho menos culpable por estar simplemente pasando el rato con sus amigos mientras sus compañeros se pudrían en una mina de cobre.
—Eso suena genial… —murmuró desde su cama baja, obligándose a enderezarse cuando la ursántropa mencionó el juego sobre ritmos. Milo se frotó las mejillas con fuerza para centrarse, quitándose los malos pensamientos de encima con cierta vehemencia antes de esbozar una sonrisa ante el comentario de Kin—. Yo no es que fuera muy aficionado, pero si vives un tiempo con un loco del baile se te acaban pegando algunas cosas. —comentó divertido, poniéndose en pie para calentar adecuadamente antes del enfrentamiento.
—Si invirtieran la mitad de tiempo que emplean en teorizar sobre eso en investigar algunas de mis otras “hazañas” quizás se quitarían por fin la venda de los ojos y dejarían de parecer una manada de borregos. —declaró con dureza, hundiendo la cabeza entre los hombros con expresión hastiada mientras se dirigían hacia el tranvía.
Después de aquello el brujo apenas habló durante el trayecto a pie, sumido en sus propios pensamientos mientras avanzaban por la calle, y se caló aún más la capucha para que las cámaras del SGR no reconocieran su cara. Llevaba mucho tiempo fuera de Irraria y su estancia en la ciudad le había obligado a dejar a un lado muchas de sus convicciones, pues su nueva familia era demasiado importante para él como para pensar en burlar la política de intervención rocavarancolesa, pero ahora que volvía a estar allí las viejas costumbres estaban a flor de piel y le incomodaba lo rápido que se estaba calentando.
Apenas le costó unos minutos falsificar tres pasajes para el tren de larga distancia durante el trayecto en tranvía y transferir dos a los terminales de sus amigos, pero continuó observando su pantalla con aire distraído hasta que se tuvieron que apear en la estación. Tenían que aprovisionarse para el largo viaje hasta el pueblo de Rena, el cual fácilmente pasaría de las diez horas, y antes de abordar el compartimento que tenían reservado en el tren el trío se hizo con una buena cantidad de comida y bebida.
«Ojalá se hubiera venido Rox… » pensó para sí, dándole vueltas entre los dedos a una chocolatina que solía encantarle de crío mientras se acomodaban en el vagón.
Los pensamientos del irrense iban inevitablemente hacia el humano a medida que se alejaban del portal, pues iba a ser la primera vez desde que se conocían que pasaban tanto tiempo separados, y dada su nueva situación sentimental eso solo lo hacía más difícil. De haber estado presente, además, habría rebajado mucho sus impulsos antisistema y se habría sentido mucho menos culpable por estar simplemente pasando el rato con sus amigos mientras sus compañeros se pudrían en una mina de cobre.
—Eso suena genial… —murmuró desde su cama baja, obligándose a enderezarse cuando la ursántropa mencionó el juego sobre ritmos. Milo se frotó las mejillas con fuerza para centrarse, quitándose los malos pensamientos de encima con cierta vehemencia antes de esbozar una sonrisa ante el comentario de Kin—. Yo no es que fuera muy aficionado, pero si vives un tiempo con un loco del baile se te acaban pegando algunas cosas. —comentó divertido, poniéndose en pie para calentar adecuadamente antes del enfrentamiento.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
15/01/21, 07:27 pm
El comentario de Kin le hizo sentir un mordisco en el estómago. Él llevaba ya un año viviendo en las condiciones en las que estaban ellos, y Rena a veces olvidaba todo lo que eso implicaba. El juego de ritmos la distrajo lo suficiente para no preguntar.
Le sorprendió para bien. Era simple pero entretenido, y lo mejor era que se podía meter cualquier canción así que se tomaron su tiempo en añadir al menos un par del gusto de cada uno. ¡Incluso consiguió ganar alguna partida! No pudo resistirse a hacer un pantallazo para enseñarlo a la vuelta.
-Tío, Eitne y Rox van a flipar con este juego -comentó. De pronto se hizo consciente de que iba a ser la primera noche que pasaba lejos de sus amigos desde hacía una eternidad. Dio las gracias por tener a Milo y Kin con ella.
Dejó que los chicos eligieran la peli ya que ella había elegido el juego. No le importaba mucho lo que ver ya que sus amigos de Irraria ya habían hecho la primera criba, así que todo lo de la lista o era de su gusto o era para echarse unas risas.
-Ey, Kin, hmmm, no es por meter el hocico pero… ¿Cómo manejas esta mierda? Quiero decir, la distancia con tu gente de aquí…
Había aprovechado un descando de leer sinopsis en voz alta para armarse de valor y preguntar. No sabía cómo iba a reaccionar a volver a ver a su familia y amigos ni cuando tocase despedirse otra vez de ellos.
Le sorprendió para bien. Era simple pero entretenido, y lo mejor era que se podía meter cualquier canción así que se tomaron su tiempo en añadir al menos un par del gusto de cada uno. ¡Incluso consiguió ganar alguna partida! No pudo resistirse a hacer un pantallazo para enseñarlo a la vuelta.
-Tío, Eitne y Rox van a flipar con este juego -comentó. De pronto se hizo consciente de que iba a ser la primera noche que pasaba lejos de sus amigos desde hacía una eternidad. Dio las gracias por tener a Milo y Kin con ella.
Dejó que los chicos eligieran la peli ya que ella había elegido el juego. No le importaba mucho lo que ver ya que sus amigos de Irraria ya habían hecho la primera criba, así que todo lo de la lista o era de su gusto o era para echarse unas risas.
-Ey, Kin, hmmm, no es por meter el hocico pero… ¿Cómo manejas esta mierda? Quiero decir, la distancia con tu gente de aquí…
Había aprovechado un descando de leer sinopsis en voz alta para armarse de valor y preguntar. No sabía cómo iba a reaccionar a volver a ver a su familia y amigos ni cuando tocase despedirse otra vez de ellos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
16/01/21, 01:37 am
El raigaurum instaló el juego y se familiarizó con la interfaz a toda prisa. Le habría gustado probarlo un poco más antes de enfrentarse a Rena y Milo para no hacer el ridículo en los primeros intentos, pero supuso que estarían todos en una situación similar.
—¿La habilidad para jugar también se pega? —bromeó ante el comentario de Milo. No tenía ni idea de a quién se le daban mejor aquellos juegos de los presentes, pero no tardaron en ponerse manos a la obra para comprobarlo.
Como cabía esperar, los primeros intentos fueron un desastre, pero Kin empezó a hacer un trabajo pasable al cabo de varias canciones, aunque continuó distando de ser perfecto hasta el final. Donde más destacó fue en algunas de las canciones que mejor se conocía. Cuando decidieron dejar de jugar Rena comentó que a sus amigos les encantaría el juego, lo que hizo que Kin recordara el regalo que le había hecho a Keiria durante su visita a Irraria.
—Podríamos llevarles terminales al resto, ¿no? —sugirió, sonriendo con malicia al pensar que no tenían problemas ni para robarlas ni para pagarlas—. Si todos tuvieran un brazalete podrían entrar en la red local que tenemos montada. Sería como volver a tener conexión… casi.
La elección de la película para ver que vino después le resultó un poco complicada. Estaba dividido entre volver a ver alguna de sus favoritas o probar algo nuevo, así que relegó totalmente en los demás tras descartar las que menos le apetecían. La pregunta repentina de Rena le cogió por sorpresa, pero se imaginaba que debía de llevar tiempo dándole vueltas a aquello, seguramente desde mucho antes que se día. El raigaurum no tenía ningún consejo milagroso para sobrellevarlo mejor, pero al menos podía intentar no resultar muy negativo. Sabía cómo se había sentido tras transformarse y cómo le habrían sentado según qué palabras.
—Pues… Ni siquiera yo lo sé —comenzó, sin saber muy bien cómo explicarse—. Al principio era peor, pero te vas haciendo a la idea de que en la comunicación hay un lag de la hostia. Aunque no sea fácil bajar aquí a menudo para verles, cruzar el portal y acercarse a la antena para mandar algunos mensajes sí que lo es.
»Con el tiempo las diferencias entre ellos y tú se hacen más grandes. Hay demasiados secretos, cambios… yo qué sé. Es hasta difícil hablar a veces. Hay días en los que pienso que lo mejor habría sido no volver a hablar con ellos, pero no soy capaz de dejarlos tirados ahora.
»Sinceramente, no te rayes demasiado —añadió, tratando de suavizar sus últimas palabras, y luego se corrigió para incluir a Milo—. No os rayéis. Elijáis lo que elijáis seguramente siempre vayáis a tener algún remordimiento por lo que no habéis hecho.
—¿La habilidad para jugar también se pega? —bromeó ante el comentario de Milo. No tenía ni idea de a quién se le daban mejor aquellos juegos de los presentes, pero no tardaron en ponerse manos a la obra para comprobarlo.
Como cabía esperar, los primeros intentos fueron un desastre, pero Kin empezó a hacer un trabajo pasable al cabo de varias canciones, aunque continuó distando de ser perfecto hasta el final. Donde más destacó fue en algunas de las canciones que mejor se conocía. Cuando decidieron dejar de jugar Rena comentó que a sus amigos les encantaría el juego, lo que hizo que Kin recordara el regalo que le había hecho a Keiria durante su visita a Irraria.
—Podríamos llevarles terminales al resto, ¿no? —sugirió, sonriendo con malicia al pensar que no tenían problemas ni para robarlas ni para pagarlas—. Si todos tuvieran un brazalete podrían entrar en la red local que tenemos montada. Sería como volver a tener conexión… casi.
La elección de la película para ver que vino después le resultó un poco complicada. Estaba dividido entre volver a ver alguna de sus favoritas o probar algo nuevo, así que relegó totalmente en los demás tras descartar las que menos le apetecían. La pregunta repentina de Rena le cogió por sorpresa, pero se imaginaba que debía de llevar tiempo dándole vueltas a aquello, seguramente desde mucho antes que se día. El raigaurum no tenía ningún consejo milagroso para sobrellevarlo mejor, pero al menos podía intentar no resultar muy negativo. Sabía cómo se había sentido tras transformarse y cómo le habrían sentado según qué palabras.
—Pues… Ni siquiera yo lo sé —comenzó, sin saber muy bien cómo explicarse—. Al principio era peor, pero te vas haciendo a la idea de que en la comunicación hay un lag de la hostia. Aunque no sea fácil bajar aquí a menudo para verles, cruzar el portal y acercarse a la antena para mandar algunos mensajes sí que lo es.
»Con el tiempo las diferencias entre ellos y tú se hacen más grandes. Hay demasiados secretos, cambios… yo qué sé. Es hasta difícil hablar a veces. Hay días en los que pienso que lo mejor habría sido no volver a hablar con ellos, pero no soy capaz de dejarlos tirados ahora.
»Sinceramente, no te rayes demasiado —añadió, tratando de suavizar sus últimas palabras, y luego se corrigió para incluir a Milo—. No os rayéis. Elijáis lo que elijáis seguramente siempre vayáis a tener algún remordimiento por lo que no habéis hecho.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
20/01/21, 12:03 am
Milo sonrió ante la pregunta de Kin, encogiéndose de hombros mientras tomaban posiciones sin saber muy bien qué responder.
—Habrá que echar unas partidas para averiguarlo. —respondió, rotando los hombros para calentar antes de empezar a moverse.
El juego era bastante simple, pero precisamente por eso se hacía fácil seguir el ritmo, y lo cierto es que el brujo se lo pasó realmente bien durante todas las partidas que se echaron. Las canciones que más disfruto fueron las que escogió él mismo, pues el estilo se acercaba más a lo que le gustaba bailar, e incluso se apuntó un par para enseñárselas a Rox a la vuelta.
—Seguro que les mola un huevo, si. —reconoció el moreno, dejándose caer sobre su cama en cuanto dieron por concluida la partida.
Qué a Kin se le ocurriera que podían llevarles terminales a todos sus compañeros hizo que el hacker se incorporara de nuevo con cara de asombro, pues él no había pensado en aquellos dispositivos desde que era un crío.
—Joder, tienes razón… ¡es una idea genial! —exclamó con una enorme sonrisa, quizás más emocionado de lo que debía. Aquello conectaría a su grupo de amigos a niveles aún más altos y podía tener un montón de utilidades aparte de las más obvias.
Dejaron los pormenores de aquel plan para más adelante, pues encerrados en un tren no podían hacer mucho por el momento, y como Rena había escogido el juego les cedió a los chicos la responsabilidad de elegir la película.
—Si no os importa yo prefiero ciencia ficción antes que fantasía medieval, ¿vale? Hechizos y letrinas ya veo bastantes en casa. —comentó con una mueca, deslizando el dedo por la pantalla en busca de naves espaciales y peligros alienígenas.
Antes de que lograran decidirse, sin embargo, la ursántropa planteó una pregunta que rebajo bastante el tono despreocupado de la conversación. Milo ya se había separado de su familia hacía muchos años, por lo que las novedades en su relación con ellos no eran muchas, pero entendía el agobio que suponía para su amiga la nueva situación. Escuchó en silencio mientras Kin le respondía, dejando que fuera el veterano el que expusiera los hechos, pero al final de su discurso apretó el hombro de la muchacha con suavidad.
—Al menos nos tenemos los unos a los otros… —murmuró con una leve sonrisa.
No era un gran consuelo, pero en compañía las penas pesaban menos.
—Habrá que echar unas partidas para averiguarlo. —respondió, rotando los hombros para calentar antes de empezar a moverse.
El juego era bastante simple, pero precisamente por eso se hacía fácil seguir el ritmo, y lo cierto es que el brujo se lo pasó realmente bien durante todas las partidas que se echaron. Las canciones que más disfruto fueron las que escogió él mismo, pues el estilo se acercaba más a lo que le gustaba bailar, e incluso se apuntó un par para enseñárselas a Rox a la vuelta.
—Seguro que les mola un huevo, si. —reconoció el moreno, dejándose caer sobre su cama en cuanto dieron por concluida la partida.
Qué a Kin se le ocurriera que podían llevarles terminales a todos sus compañeros hizo que el hacker se incorporara de nuevo con cara de asombro, pues él no había pensado en aquellos dispositivos desde que era un crío.
—Joder, tienes razón… ¡es una idea genial! —exclamó con una enorme sonrisa, quizás más emocionado de lo que debía. Aquello conectaría a su grupo de amigos a niveles aún más altos y podía tener un montón de utilidades aparte de las más obvias.
Dejaron los pormenores de aquel plan para más adelante, pues encerrados en un tren no podían hacer mucho por el momento, y como Rena había escogido el juego les cedió a los chicos la responsabilidad de elegir la película.
—Si no os importa yo prefiero ciencia ficción antes que fantasía medieval, ¿vale? Hechizos y letrinas ya veo bastantes en casa. —comentó con una mueca, deslizando el dedo por la pantalla en busca de naves espaciales y peligros alienígenas.
Antes de que lograran decidirse, sin embargo, la ursántropa planteó una pregunta que rebajo bastante el tono despreocupado de la conversación. Milo ya se había separado de su familia hacía muchos años, por lo que las novedades en su relación con ellos no eran muchas, pero entendía el agobio que suponía para su amiga la nueva situación. Escuchó en silencio mientras Kin le respondía, dejando que fuera el veterano el que expusiera los hechos, pero al final de su discurso apretó el hombro de la muchacha con suavidad.
—Al menos nos tenemos los unos a los otros… —murmuró con una leve sonrisa.
No era un gran consuelo, pero en compañía las penas pesaban menos.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
21/01/21, 12:58 am
La respuesta de Kin no fue muy tranquilizadora, aunque Rena agradeció que no la edulcorase. Prefería saber a qué atenerse. Tal vez no fuese ni tan malo dejar que sus relaciones se fuesen enfriando poco a poco, mejor que darle otro disgusto a sus padres.
Milo le presionó el hombro para darle ánimos, Rena tuvo que sonreir.
-Pues vaya un consuelo -dijo con falsa decepción. Rodeó a Milo con un brazo y le revolvió el pelo con la mano libre -¡Lo siento, lo siento! No más preguntas deprimentes, lo prometo. Vamos a ver alguna película que no tenga magia ni letrinas.
Al final vieron una película que Rena ya había visto, una que recordaba como mala y resultó ser todavía peor. Era de ciencia ficción, con unos efectos especiales tan mal hechos que uno podía preguntarse si no serían así a propósito. El objetivo era reírse y no pensar demasiado, y tuvo un éxito rotundo.
-No sé si al que haya hecho esto habría que sentarlo en el trono o dárselo de comer a un trasgo -dijo con los ojos llorosos de la risa.
Vieron otro par de películas, no muy largas, en la misma línea. Como prometió, Rena no volvió a sacar el tema y se concentró en distraerse. Tuvo que obligarse a dormir, al menos un par de horas, para no llegar al pueblo reventada, pero necesitó todo su entrenamiento involuntario en manejar la ansiedad para que sus dudas no la sobrepasaran. Un trasbordo más y estaría en casa. Un trasbordo más y volvería a ver a sus padres.
<< ¿Y qué coño voy a decirles?>>
Milo le presionó el hombro para darle ánimos, Rena tuvo que sonreir.
-Pues vaya un consuelo -dijo con falsa decepción. Rodeó a Milo con un brazo y le revolvió el pelo con la mano libre -¡Lo siento, lo siento! No más preguntas deprimentes, lo prometo. Vamos a ver alguna película que no tenga magia ni letrinas.
Al final vieron una película que Rena ya había visto, una que recordaba como mala y resultó ser todavía peor. Era de ciencia ficción, con unos efectos especiales tan mal hechos que uno podía preguntarse si no serían así a propósito. El objetivo era reírse y no pensar demasiado, y tuvo un éxito rotundo.
-No sé si al que haya hecho esto habría que sentarlo en el trono o dárselo de comer a un trasgo -dijo con los ojos llorosos de la risa.
Vieron otro par de películas, no muy largas, en la misma línea. Como prometió, Rena no volvió a sacar el tema y se concentró en distraerse. Tuvo que obligarse a dormir, al menos un par de horas, para no llegar al pueblo reventada, pero necesitó todo su entrenamiento involuntario en manejar la ansiedad para que sus dudas no la sobrepasaran. Un trasbordo más y estaría en casa. Un trasbordo más y volvería a ver a sus padres.
<< ¿Y qué coño voy a decirles?>>
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
23/01/21, 02:30 am
El comentario de Milo le hizo reír, aunque pudiesen encontrar películas fantásticas que se alejasen bastante de lo que veían todos los días. Buscando lo suficiente, al menos. A él le daba igual, la fantasía difería bastante de un mundo a otro y ahora ver aquellas películas era una experiencia muy diferente, incluso graciosa.
No estaba seguro de cómo le había sentado a Rena su respuesta. Al final había acabado diciéndole la verdad, aunque no fuese tranquilizadora. Entre Rena y Milo, el segundo debía de estar más acostumbrado a tener que dejar cosas atrás, a fin de cuentas no era la primera vez que empezaba una nueva vida. A Kin le preocupaba más la ursántropa, que era además quien se dirigía en ese momento a ver su familia y amigos. Sintió una pizca de envidia por no saber tan bien como Milo las palabras que necesitaba escuchar en ese momento, ni tener la confianza suficiente para ofrecerle apoyo como habrían sabido hacerlo el resto de sus amigos. Era una suerte que al menos el brujo estuviese allí. En momentos como aquel se sentía un poco intruso entre ellos, pero el ambiente volvió a la normalidad en cuanto pusieron aquellas películas nefastas.
Kin había oído hablar al menos de la primera que proyectaron, pero nunca la había visto. Eran para tomárselas a cachondeo, y justamente eso hicieron. Incluso necesitaron conjurar una burbuja de silencio para poder reírse a gusto sin molestar a los ocupantes de las habitaciones contiguas.
—Con lo antiguo que es esto seguramente solo lo puedan aprovechar los nigromantes —respondió al comentario de Rena, también riendo—. Pero no pasa nada, seguro que siendo un zombie podría seguir haciendo películas de una calidad parecida.
Las siguientes películas también fueron toda una experiencia, pero al raigaurum empezó a ganarle la batalla el cansancio. Como tenían que descansar algo decidieron intentar dormir. Kin aprovechó ese momento tranquilo, esperando el sueño, para revisar los mensajes nuevos de su terminal. Como siempre, tenía correos de su madre, de su hermano, de Ippon… El resto de sus amigos habían dejado de escribirle, pero no era algo que le preocupase, porque aquellos tres era de quienes más le costaba separarse. Quien había empezado a escribirle a veces era su padre. Como siempre, era parco en palabras, pero a lo mejor le mandaba fotos de su madre y su hermano sin contexto, como si aquello fuese lo único que tenían en común. Él no solía contestar, ya que no tenía fotos que pudiese mandarle de vuelta. Probablemente Mirorrel tampoco esperaba una respuesta.
Kin se durmió con varios borradores de mensajes a medio escribir, y cuando se despertó ya estaban a punto de llegar a Linaria. Tenía tan pocas ganas de salir de la litera que estuvo a punto de preguntarle a Milo si ya sabía hacer el hechizo que quitaba el cansancio del cuerpo.
—¿Salen cada mucho tiempo los trenes hacia tu pueblo, Rena? ¿Nos da tiempo a comer algo por ahí? —preguntó cuando se bajaron en la estación. El raigaurum miraba a su alrededor, comparando inconscientemente las galerías que podía ver de Linaria con las de Resqiria. Aquella ciudad se daba un aire más importante, como Ío. Era evidente que era más grande solo viendo la estación, aquella zona había crecido considerablemente gracias a la metalurgia.
Observando a la ursántropa no podía evitar recordar lo nervioso que se había sentido a medida que se acercaba a su casa hacía un año, pero no sabía si lo mejor para Rena en aquel momento era distraerla o preguntarle qué tal se encontraba. El raigaurum decidió dedicarle a Milo una mirada significativa, aunque no tenía claro si este entendería su pregunta muda.
No estaba seguro de cómo le había sentado a Rena su respuesta. Al final había acabado diciéndole la verdad, aunque no fuese tranquilizadora. Entre Rena y Milo, el segundo debía de estar más acostumbrado a tener que dejar cosas atrás, a fin de cuentas no era la primera vez que empezaba una nueva vida. A Kin le preocupaba más la ursántropa, que era además quien se dirigía en ese momento a ver su familia y amigos. Sintió una pizca de envidia por no saber tan bien como Milo las palabras que necesitaba escuchar en ese momento, ni tener la confianza suficiente para ofrecerle apoyo como habrían sabido hacerlo el resto de sus amigos. Era una suerte que al menos el brujo estuviese allí. En momentos como aquel se sentía un poco intruso entre ellos, pero el ambiente volvió a la normalidad en cuanto pusieron aquellas películas nefastas.
Kin había oído hablar al menos de la primera que proyectaron, pero nunca la había visto. Eran para tomárselas a cachondeo, y justamente eso hicieron. Incluso necesitaron conjurar una burbuja de silencio para poder reírse a gusto sin molestar a los ocupantes de las habitaciones contiguas.
—Con lo antiguo que es esto seguramente solo lo puedan aprovechar los nigromantes —respondió al comentario de Rena, también riendo—. Pero no pasa nada, seguro que siendo un zombie podría seguir haciendo películas de una calidad parecida.
Las siguientes películas también fueron toda una experiencia, pero al raigaurum empezó a ganarle la batalla el cansancio. Como tenían que descansar algo decidieron intentar dormir. Kin aprovechó ese momento tranquilo, esperando el sueño, para revisar los mensajes nuevos de su terminal. Como siempre, tenía correos de su madre, de su hermano, de Ippon… El resto de sus amigos habían dejado de escribirle, pero no era algo que le preocupase, porque aquellos tres era de quienes más le costaba separarse. Quien había empezado a escribirle a veces era su padre. Como siempre, era parco en palabras, pero a lo mejor le mandaba fotos de su madre y su hermano sin contexto, como si aquello fuese lo único que tenían en común. Él no solía contestar, ya que no tenía fotos que pudiese mandarle de vuelta. Probablemente Mirorrel tampoco esperaba una respuesta.
Kin se durmió con varios borradores de mensajes a medio escribir, y cuando se despertó ya estaban a punto de llegar a Linaria. Tenía tan pocas ganas de salir de la litera que estuvo a punto de preguntarle a Milo si ya sabía hacer el hechizo que quitaba el cansancio del cuerpo.
—¿Salen cada mucho tiempo los trenes hacia tu pueblo, Rena? ¿Nos da tiempo a comer algo por ahí? —preguntó cuando se bajaron en la estación. El raigaurum miraba a su alrededor, comparando inconscientemente las galerías que podía ver de Linaria con las de Resqiria. Aquella ciudad se daba un aire más importante, como Ío. Era evidente que era más grande solo viendo la estación, aquella zona había crecido considerablemente gracias a la metalurgia.
Observando a la ursántropa no podía evitar recordar lo nervioso que se había sentido a medida que se acercaba a su casa hacía un año, pero no sabía si lo mejor para Rena en aquel momento era distraerla o preguntarle qué tal se encontraba. El raigaurum decidió dedicarle a Milo una mirada significativa, aunque no tenía claro si este entendería su pregunta muda.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
31/01/21, 07:25 pm
Milo fingió indignación cuando la irrense le contestó con falsa decepción, pero el teatrillo no le duró demasiado y acabó sonriendo mientras se encogía un poco bajo la fuerza de su amiga.
—Tendrá que valerte porque no hay nada mejor, tolai —replicó con una mueca divertida, cruzándose de piernas sobre su cama después de agenciarse un par de bollos y un refresco de las provisiones que habían reunido antes de subir al tren—. ¿Ya habéis visto esta? —preguntó tras acomodarse, volviendo al tema de las películas y señalando una en el catálogo que prometía. Qué equivocado estaba.
Solo Rena había tenido el “honor” de verla antes y Milo no tardó mucho en comprender porque ni siquiera había oído hablar de ella hasta entonces. El hacker no tenía mucho tiempo libre antes de ser cosechado, pues ser un criminal era algo que te mantiene ocupado casi todo el día, y cuando lo tenía prefería invertirlo en cosas de mejor calidad.
—¿Os lo imagináis enterrado en el cementerio? Una eternidad para aburrir a los otros muertos escupiéndoles sus guiones… —murmuró en respuesta a los otros dos, hipnotizado a pesar de todo con lo que ocurría al otro lado de la pantalla.
Al principio el brujo había estado a punto de sugerir un cambio preventivo, pues las naves de corchopan le resultaban ofensivas, pero lo ridículo de la producción y las risas que se estaban echando los tres juntos le habían disuadido de ello. El norteño tenía que reconocer que en compañía el cine malo estaba hasta bien y, sin comerlo ni beberlo, terminaron viéndose otro par de pelis en la misma línea en cuanto se acabaron la primera.
Después de aquello el moreno durmió a pierna suelta durante el resto del trayecto. El zumbido que indicaba la presencia del cobre en el fondo de su mente se había intensificado en cuanto habían cruzado el portal de Irraria, pues a diferencia de Rocavarancolia allí el metal estaba por todas partes, pero no le había prestado demasiada atención debido a sus preocupaciones. Antes de dormirse, sin embargo, el silencio le permitió centrarse por fin, y acunado por el runrún de su dominio el brujo apenas soñó con nada.
Tenía mucho mejor cara que sus compañeros cuando llegaron a Linaria, pero se cuidó mucho de comentar nada mientras se bajaban en la estación.
—Yo no le haría ascos a algo de desayuno, la verdad, aunque tengamos que caminar mientras tanto —comentó tras Kin, calándose la capucha para no llamar mucho la atención—. Además tienes que hacer algo con ese careto, Rena, porque como te presentes en casa de tus padres así van a pensar que te tenemos secuestrada. —añadió con una sonrisa cargada de ironía, percatándose del nerviosismo de su amiga e intentando tranquilizarla con aquella chanza tan obvia mientras le daba un ligero golpe con el puño en el hombro.
—Tendrá que valerte porque no hay nada mejor, tolai —replicó con una mueca divertida, cruzándose de piernas sobre su cama después de agenciarse un par de bollos y un refresco de las provisiones que habían reunido antes de subir al tren—. ¿Ya habéis visto esta? —preguntó tras acomodarse, volviendo al tema de las películas y señalando una en el catálogo que prometía. Qué equivocado estaba.
Solo Rena había tenido el “honor” de verla antes y Milo no tardó mucho en comprender porque ni siquiera había oído hablar de ella hasta entonces. El hacker no tenía mucho tiempo libre antes de ser cosechado, pues ser un criminal era algo que te mantiene ocupado casi todo el día, y cuando lo tenía prefería invertirlo en cosas de mejor calidad.
—¿Os lo imagináis enterrado en el cementerio? Una eternidad para aburrir a los otros muertos escupiéndoles sus guiones… —murmuró en respuesta a los otros dos, hipnotizado a pesar de todo con lo que ocurría al otro lado de la pantalla.
Al principio el brujo había estado a punto de sugerir un cambio preventivo, pues las naves de corchopan le resultaban ofensivas, pero lo ridículo de la producción y las risas que se estaban echando los tres juntos le habían disuadido de ello. El norteño tenía que reconocer que en compañía el cine malo estaba hasta bien y, sin comerlo ni beberlo, terminaron viéndose otro par de pelis en la misma línea en cuanto se acabaron la primera.
Después de aquello el moreno durmió a pierna suelta durante el resto del trayecto. El zumbido que indicaba la presencia del cobre en el fondo de su mente se había intensificado en cuanto habían cruzado el portal de Irraria, pues a diferencia de Rocavarancolia allí el metal estaba por todas partes, pero no le había prestado demasiada atención debido a sus preocupaciones. Antes de dormirse, sin embargo, el silencio le permitió centrarse por fin, y acunado por el runrún de su dominio el brujo apenas soñó con nada.
Tenía mucho mejor cara que sus compañeros cuando llegaron a Linaria, pero se cuidó mucho de comentar nada mientras se bajaban en la estación.
—Yo no le haría ascos a algo de desayuno, la verdad, aunque tengamos que caminar mientras tanto —comentó tras Kin, calándose la capucha para no llamar mucho la atención—. Además tienes que hacer algo con ese careto, Rena, porque como te presentes en casa de tus padres así van a pensar que te tenemos secuestrada. —añadió con una sonrisa cargada de ironía, percatándose del nerviosismo de su amiga e intentando tranquilizarla con aquella chanza tan obvia mientras le daba un ligero golpe con el puño en el hombro.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
10/02/21, 11:19 pm
Salió del vagón con la capucha calada y se internaron en el gentío de la estación. El aire olía a comida, a metal y a personas, muchas personas. Debían estar cerca de la hora punta.
-Salen cada bastante, mi pueblo es una mierda, nadie quiere ir allí -le respondió a Kin. Había intentado que sonase como una broma, pero su expresión medio ausente y su tono demasiado bajo frustraron su intento. Tenía el sonido de la megafonía y el murmullo de cientos de conversaciones clavado en el cerebro. Todos los olores, la sensación del techo sobre sus cabezas y toda la tierra que había encima, Se sintió hueca, como un fantasma, lívida y torpe. Se había quedado en blanco.
El toque de Milo y sus palabras la sacaron del trance. Inconscientemente empezó a llorar.
-¿Qué le voy a decir a mis padres? -dijo con la voz quebrada - ¿Qué coño voy a decirles? ¿Cómo voy a mentirles sobre esto?
Había practicado excusas e historias ficticias en su cabeza para contarles cuando le preguntasen, pero Rena sabía que en cuanto su madre la mirase a la cara sabría que algo estaba mal. Había cambiado demasiado en ese año, Rocavarancolia la había cambiado. Se puso a hiperventilar.
-Salen cada bastante, mi pueblo es una mierda, nadie quiere ir allí -le respondió a Kin. Había intentado que sonase como una broma, pero su expresión medio ausente y su tono demasiado bajo frustraron su intento. Tenía el sonido de la megafonía y el murmullo de cientos de conversaciones clavado en el cerebro. Todos los olores, la sensación del techo sobre sus cabezas y toda la tierra que había encima, Se sintió hueca, como un fantasma, lívida y torpe. Se había quedado en blanco.
El toque de Milo y sus palabras la sacaron del trance. Inconscientemente empezó a llorar.
-¿Qué le voy a decir a mis padres? -dijo con la voz quebrada - ¿Qué coño voy a decirles? ¿Cómo voy a mentirles sobre esto?
Había practicado excusas e historias ficticias en su cabeza para contarles cuando le preguntasen, pero Rena sabía que en cuanto su madre la mirase a la cara sabría que algo estaba mal. Había cambiado demasiado en ese año, Rocavarancolia la había cambiado. Se puso a hiperventilar.
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