Irraria
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Rocavarancolia Rol
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Irraria
23/07/13, 04:38 pm
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Irraria
Portal situado en un bosque en el ecuador del continente, cercano a la ciudad de Ío.
Portal situado en un bosque en el ecuador del continente, cercano a la ciudad de Ío.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Irraria
20/01/21, 12:03 am
Milo sonrió ante la pregunta de Kin, encogiéndose de hombros mientras tomaban posiciones sin saber muy bien qué responder.
—Habrá que echar unas partidas para averiguarlo. —respondió, rotando los hombros para calentar antes de empezar a moverse.
El juego era bastante simple, pero precisamente por eso se hacía fácil seguir el ritmo, y lo cierto es que el brujo se lo pasó realmente bien durante todas las partidas que se echaron. Las canciones que más disfruto fueron las que escogió él mismo, pues el estilo se acercaba más a lo que le gustaba bailar, e incluso se apuntó un par para enseñárselas a Rox a la vuelta.
—Seguro que les mola un huevo, si. —reconoció el moreno, dejándose caer sobre su cama en cuanto dieron por concluida la partida.
Qué a Kin se le ocurriera que podían llevarles terminales a todos sus compañeros hizo que el hacker se incorporara de nuevo con cara de asombro, pues él no había pensado en aquellos dispositivos desde que era un crío.
—Joder, tienes razón… ¡es una idea genial! —exclamó con una enorme sonrisa, quizás más emocionado de lo que debía. Aquello conectaría a su grupo de amigos a niveles aún más altos y podía tener un montón de utilidades aparte de las más obvias.
Dejaron los pormenores de aquel plan para más adelante, pues encerrados en un tren no podían hacer mucho por el momento, y como Rena había escogido el juego les cedió a los chicos la responsabilidad de elegir la película.
—Si no os importa yo prefiero ciencia ficción antes que fantasía medieval, ¿vale? Hechizos y letrinas ya veo bastantes en casa. —comentó con una mueca, deslizando el dedo por la pantalla en busca de naves espaciales y peligros alienígenas.
Antes de que lograran decidirse, sin embargo, la ursántropa planteó una pregunta que rebajo bastante el tono despreocupado de la conversación. Milo ya se había separado de su familia hacía muchos años, por lo que las novedades en su relación con ellos no eran muchas, pero entendía el agobio que suponía para su amiga la nueva situación. Escuchó en silencio mientras Kin le respondía, dejando que fuera el veterano el que expusiera los hechos, pero al final de su discurso apretó el hombro de la muchacha con suavidad.
—Al menos nos tenemos los unos a los otros… —murmuró con una leve sonrisa.
No era un gran consuelo, pero en compañía las penas pesaban menos.
—Habrá que echar unas partidas para averiguarlo. —respondió, rotando los hombros para calentar antes de empezar a moverse.
El juego era bastante simple, pero precisamente por eso se hacía fácil seguir el ritmo, y lo cierto es que el brujo se lo pasó realmente bien durante todas las partidas que se echaron. Las canciones que más disfruto fueron las que escogió él mismo, pues el estilo se acercaba más a lo que le gustaba bailar, e incluso se apuntó un par para enseñárselas a Rox a la vuelta.
—Seguro que les mola un huevo, si. —reconoció el moreno, dejándose caer sobre su cama en cuanto dieron por concluida la partida.
Qué a Kin se le ocurriera que podían llevarles terminales a todos sus compañeros hizo que el hacker se incorporara de nuevo con cara de asombro, pues él no había pensado en aquellos dispositivos desde que era un crío.
—Joder, tienes razón… ¡es una idea genial! —exclamó con una enorme sonrisa, quizás más emocionado de lo que debía. Aquello conectaría a su grupo de amigos a niveles aún más altos y podía tener un montón de utilidades aparte de las más obvias.
Dejaron los pormenores de aquel plan para más adelante, pues encerrados en un tren no podían hacer mucho por el momento, y como Rena había escogido el juego les cedió a los chicos la responsabilidad de elegir la película.
—Si no os importa yo prefiero ciencia ficción antes que fantasía medieval, ¿vale? Hechizos y letrinas ya veo bastantes en casa. —comentó con una mueca, deslizando el dedo por la pantalla en busca de naves espaciales y peligros alienígenas.
Antes de que lograran decidirse, sin embargo, la ursántropa planteó una pregunta que rebajo bastante el tono despreocupado de la conversación. Milo ya se había separado de su familia hacía muchos años, por lo que las novedades en su relación con ellos no eran muchas, pero entendía el agobio que suponía para su amiga la nueva situación. Escuchó en silencio mientras Kin le respondía, dejando que fuera el veterano el que expusiera los hechos, pero al final de su discurso apretó el hombro de la muchacha con suavidad.
—Al menos nos tenemos los unos a los otros… —murmuró con una leve sonrisa.
No era un gran consuelo, pero en compañía las penas pesaban menos.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
21/01/21, 12:58 am
La respuesta de Kin no fue muy tranquilizadora, aunque Rena agradeció que no la edulcorase. Prefería saber a qué atenerse. Tal vez no fuese ni tan malo dejar que sus relaciones se fuesen enfriando poco a poco, mejor que darle otro disgusto a sus padres.
Milo le presionó el hombro para darle ánimos, Rena tuvo que sonreir.
-Pues vaya un consuelo -dijo con falsa decepción. Rodeó a Milo con un brazo y le revolvió el pelo con la mano libre -¡Lo siento, lo siento! No más preguntas deprimentes, lo prometo. Vamos a ver alguna película que no tenga magia ni letrinas.
Al final vieron una película que Rena ya había visto, una que recordaba como mala y resultó ser todavía peor. Era de ciencia ficción, con unos efectos especiales tan mal hechos que uno podía preguntarse si no serían así a propósito. El objetivo era reírse y no pensar demasiado, y tuvo un éxito rotundo.
-No sé si al que haya hecho esto habría que sentarlo en el trono o dárselo de comer a un trasgo -dijo con los ojos llorosos de la risa.
Vieron otro par de películas, no muy largas, en la misma línea. Como prometió, Rena no volvió a sacar el tema y se concentró en distraerse. Tuvo que obligarse a dormir, al menos un par de horas, para no llegar al pueblo reventada, pero necesitó todo su entrenamiento involuntario en manejar la ansiedad para que sus dudas no la sobrepasaran. Un trasbordo más y estaría en casa. Un trasbordo más y volvería a ver a sus padres.
<< ¿Y qué coño voy a decirles?>>
Milo le presionó el hombro para darle ánimos, Rena tuvo que sonreir.
-Pues vaya un consuelo -dijo con falsa decepción. Rodeó a Milo con un brazo y le revolvió el pelo con la mano libre -¡Lo siento, lo siento! No más preguntas deprimentes, lo prometo. Vamos a ver alguna película que no tenga magia ni letrinas.
Al final vieron una película que Rena ya había visto, una que recordaba como mala y resultó ser todavía peor. Era de ciencia ficción, con unos efectos especiales tan mal hechos que uno podía preguntarse si no serían así a propósito. El objetivo era reírse y no pensar demasiado, y tuvo un éxito rotundo.
-No sé si al que haya hecho esto habría que sentarlo en el trono o dárselo de comer a un trasgo -dijo con los ojos llorosos de la risa.
Vieron otro par de películas, no muy largas, en la misma línea. Como prometió, Rena no volvió a sacar el tema y se concentró en distraerse. Tuvo que obligarse a dormir, al menos un par de horas, para no llegar al pueblo reventada, pero necesitó todo su entrenamiento involuntario en manejar la ansiedad para que sus dudas no la sobrepasaran. Un trasbordo más y estaría en casa. Un trasbordo más y volvería a ver a sus padres.
<< ¿Y qué coño voy a decirles?>>
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Irraria
23/01/21, 02:30 am
El comentario de Milo le hizo reír, aunque pudiesen encontrar películas fantásticas que se alejasen bastante de lo que veían todos los días. Buscando lo suficiente, al menos. A él le daba igual, la fantasía difería bastante de un mundo a otro y ahora ver aquellas películas era una experiencia muy diferente, incluso graciosa.
No estaba seguro de cómo le había sentado a Rena su respuesta. Al final había acabado diciéndole la verdad, aunque no fuese tranquilizadora. Entre Rena y Milo, el segundo debía de estar más acostumbrado a tener que dejar cosas atrás, a fin de cuentas no era la primera vez que empezaba una nueva vida. A Kin le preocupaba más la ursántropa, que era además quien se dirigía en ese momento a ver su familia y amigos. Sintió una pizca de envidia por no saber tan bien como Milo las palabras que necesitaba escuchar en ese momento, ni tener la confianza suficiente para ofrecerle apoyo como habrían sabido hacerlo el resto de sus amigos. Era una suerte que al menos el brujo estuviese allí. En momentos como aquel se sentía un poco intruso entre ellos, pero el ambiente volvió a la normalidad en cuanto pusieron aquellas películas nefastas.
Kin había oído hablar al menos de la primera que proyectaron, pero nunca la había visto. Eran para tomárselas a cachondeo, y justamente eso hicieron. Incluso necesitaron conjurar una burbuja de silencio para poder reírse a gusto sin molestar a los ocupantes de las habitaciones contiguas.
—Con lo antiguo que es esto seguramente solo lo puedan aprovechar los nigromantes —respondió al comentario de Rena, también riendo—. Pero no pasa nada, seguro que siendo un zombie podría seguir haciendo películas de una calidad parecida.
Las siguientes películas también fueron toda una experiencia, pero al raigaurum empezó a ganarle la batalla el cansancio. Como tenían que descansar algo decidieron intentar dormir. Kin aprovechó ese momento tranquilo, esperando el sueño, para revisar los mensajes nuevos de su terminal. Como siempre, tenía correos de su madre, de su hermano, de Ippon… El resto de sus amigos habían dejado de escribirle, pero no era algo que le preocupase, porque aquellos tres era de quienes más le costaba separarse. Quien había empezado a escribirle a veces era su padre. Como siempre, era parco en palabras, pero a lo mejor le mandaba fotos de su madre y su hermano sin contexto, como si aquello fuese lo único que tenían en común. Él no solía contestar, ya que no tenía fotos que pudiese mandarle de vuelta. Probablemente Mirorrel tampoco esperaba una respuesta.
Kin se durmió con varios borradores de mensajes a medio escribir, y cuando se despertó ya estaban a punto de llegar a Linaria. Tenía tan pocas ganas de salir de la litera que estuvo a punto de preguntarle a Milo si ya sabía hacer el hechizo que quitaba el cansancio del cuerpo.
—¿Salen cada mucho tiempo los trenes hacia tu pueblo, Rena? ¿Nos da tiempo a comer algo por ahí? —preguntó cuando se bajaron en la estación. El raigaurum miraba a su alrededor, comparando inconscientemente las galerías que podía ver de Linaria con las de Resqiria. Aquella ciudad se daba un aire más importante, como Ío. Era evidente que era más grande solo viendo la estación, aquella zona había crecido considerablemente gracias a la metalurgia.
Observando a la ursántropa no podía evitar recordar lo nervioso que se había sentido a medida que se acercaba a su casa hacía un año, pero no sabía si lo mejor para Rena en aquel momento era distraerla o preguntarle qué tal se encontraba. El raigaurum decidió dedicarle a Milo una mirada significativa, aunque no tenía claro si este entendería su pregunta muda.
No estaba seguro de cómo le había sentado a Rena su respuesta. Al final había acabado diciéndole la verdad, aunque no fuese tranquilizadora. Entre Rena y Milo, el segundo debía de estar más acostumbrado a tener que dejar cosas atrás, a fin de cuentas no era la primera vez que empezaba una nueva vida. A Kin le preocupaba más la ursántropa, que era además quien se dirigía en ese momento a ver su familia y amigos. Sintió una pizca de envidia por no saber tan bien como Milo las palabras que necesitaba escuchar en ese momento, ni tener la confianza suficiente para ofrecerle apoyo como habrían sabido hacerlo el resto de sus amigos. Era una suerte que al menos el brujo estuviese allí. En momentos como aquel se sentía un poco intruso entre ellos, pero el ambiente volvió a la normalidad en cuanto pusieron aquellas películas nefastas.
Kin había oído hablar al menos de la primera que proyectaron, pero nunca la había visto. Eran para tomárselas a cachondeo, y justamente eso hicieron. Incluso necesitaron conjurar una burbuja de silencio para poder reírse a gusto sin molestar a los ocupantes de las habitaciones contiguas.
—Con lo antiguo que es esto seguramente solo lo puedan aprovechar los nigromantes —respondió al comentario de Rena, también riendo—. Pero no pasa nada, seguro que siendo un zombie podría seguir haciendo películas de una calidad parecida.
Las siguientes películas también fueron toda una experiencia, pero al raigaurum empezó a ganarle la batalla el cansancio. Como tenían que descansar algo decidieron intentar dormir. Kin aprovechó ese momento tranquilo, esperando el sueño, para revisar los mensajes nuevos de su terminal. Como siempre, tenía correos de su madre, de su hermano, de Ippon… El resto de sus amigos habían dejado de escribirle, pero no era algo que le preocupase, porque aquellos tres era de quienes más le costaba separarse. Quien había empezado a escribirle a veces era su padre. Como siempre, era parco en palabras, pero a lo mejor le mandaba fotos de su madre y su hermano sin contexto, como si aquello fuese lo único que tenían en común. Él no solía contestar, ya que no tenía fotos que pudiese mandarle de vuelta. Probablemente Mirorrel tampoco esperaba una respuesta.
Kin se durmió con varios borradores de mensajes a medio escribir, y cuando se despertó ya estaban a punto de llegar a Linaria. Tenía tan pocas ganas de salir de la litera que estuvo a punto de preguntarle a Milo si ya sabía hacer el hechizo que quitaba el cansancio del cuerpo.
—¿Salen cada mucho tiempo los trenes hacia tu pueblo, Rena? ¿Nos da tiempo a comer algo por ahí? —preguntó cuando se bajaron en la estación. El raigaurum miraba a su alrededor, comparando inconscientemente las galerías que podía ver de Linaria con las de Resqiria. Aquella ciudad se daba un aire más importante, como Ío. Era evidente que era más grande solo viendo la estación, aquella zona había crecido considerablemente gracias a la metalurgia.
Observando a la ursántropa no podía evitar recordar lo nervioso que se había sentido a medida que se acercaba a su casa hacía un año, pero no sabía si lo mejor para Rena en aquel momento era distraerla o preguntarle qué tal se encontraba. El raigaurum decidió dedicarle a Milo una mirada significativa, aunque no tenía claro si este entendería su pregunta muda.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Irraria
31/01/21, 07:25 pm
Milo fingió indignación cuando la irrense le contestó con falsa decepción, pero el teatrillo no le duró demasiado y acabó sonriendo mientras se encogía un poco bajo la fuerza de su amiga.
—Tendrá que valerte porque no hay nada mejor, tolai —replicó con una mueca divertida, cruzándose de piernas sobre su cama después de agenciarse un par de bollos y un refresco de las provisiones que habían reunido antes de subir al tren—. ¿Ya habéis visto esta? —preguntó tras acomodarse, volviendo al tema de las películas y señalando una en el catálogo que prometía. Qué equivocado estaba.
Solo Rena había tenido el “honor” de verla antes y Milo no tardó mucho en comprender porque ni siquiera había oído hablar de ella hasta entonces. El hacker no tenía mucho tiempo libre antes de ser cosechado, pues ser un criminal era algo que te mantiene ocupado casi todo el día, y cuando lo tenía prefería invertirlo en cosas de mejor calidad.
—¿Os lo imagináis enterrado en el cementerio? Una eternidad para aburrir a los otros muertos escupiéndoles sus guiones… —murmuró en respuesta a los otros dos, hipnotizado a pesar de todo con lo que ocurría al otro lado de la pantalla.
Al principio el brujo había estado a punto de sugerir un cambio preventivo, pues las naves de corchopan le resultaban ofensivas, pero lo ridículo de la producción y las risas que se estaban echando los tres juntos le habían disuadido de ello. El norteño tenía que reconocer que en compañía el cine malo estaba hasta bien y, sin comerlo ni beberlo, terminaron viéndose otro par de pelis en la misma línea en cuanto se acabaron la primera.
Después de aquello el moreno durmió a pierna suelta durante el resto del trayecto. El zumbido que indicaba la presencia del cobre en el fondo de su mente se había intensificado en cuanto habían cruzado el portal de Irraria, pues a diferencia de Rocavarancolia allí el metal estaba por todas partes, pero no le había prestado demasiada atención debido a sus preocupaciones. Antes de dormirse, sin embargo, el silencio le permitió centrarse por fin, y acunado por el runrún de su dominio el brujo apenas soñó con nada.
Tenía mucho mejor cara que sus compañeros cuando llegaron a Linaria, pero se cuidó mucho de comentar nada mientras se bajaban en la estación.
—Yo no le haría ascos a algo de desayuno, la verdad, aunque tengamos que caminar mientras tanto —comentó tras Kin, calándose la capucha para no llamar mucho la atención—. Además tienes que hacer algo con ese careto, Rena, porque como te presentes en casa de tus padres así van a pensar que te tenemos secuestrada. —añadió con una sonrisa cargada de ironía, percatándose del nerviosismo de su amiga e intentando tranquilizarla con aquella chanza tan obvia mientras le daba un ligero golpe con el puño en el hombro.
—Tendrá que valerte porque no hay nada mejor, tolai —replicó con una mueca divertida, cruzándose de piernas sobre su cama después de agenciarse un par de bollos y un refresco de las provisiones que habían reunido antes de subir al tren—. ¿Ya habéis visto esta? —preguntó tras acomodarse, volviendo al tema de las películas y señalando una en el catálogo que prometía. Qué equivocado estaba.
Solo Rena había tenido el “honor” de verla antes y Milo no tardó mucho en comprender porque ni siquiera había oído hablar de ella hasta entonces. El hacker no tenía mucho tiempo libre antes de ser cosechado, pues ser un criminal era algo que te mantiene ocupado casi todo el día, y cuando lo tenía prefería invertirlo en cosas de mejor calidad.
—¿Os lo imagináis enterrado en el cementerio? Una eternidad para aburrir a los otros muertos escupiéndoles sus guiones… —murmuró en respuesta a los otros dos, hipnotizado a pesar de todo con lo que ocurría al otro lado de la pantalla.
Al principio el brujo había estado a punto de sugerir un cambio preventivo, pues las naves de corchopan le resultaban ofensivas, pero lo ridículo de la producción y las risas que se estaban echando los tres juntos le habían disuadido de ello. El norteño tenía que reconocer que en compañía el cine malo estaba hasta bien y, sin comerlo ni beberlo, terminaron viéndose otro par de pelis en la misma línea en cuanto se acabaron la primera.
Después de aquello el moreno durmió a pierna suelta durante el resto del trayecto. El zumbido que indicaba la presencia del cobre en el fondo de su mente se había intensificado en cuanto habían cruzado el portal de Irraria, pues a diferencia de Rocavarancolia allí el metal estaba por todas partes, pero no le había prestado demasiada atención debido a sus preocupaciones. Antes de dormirse, sin embargo, el silencio le permitió centrarse por fin, y acunado por el runrún de su dominio el brujo apenas soñó con nada.
Tenía mucho mejor cara que sus compañeros cuando llegaron a Linaria, pero se cuidó mucho de comentar nada mientras se bajaban en la estación.
—Yo no le haría ascos a algo de desayuno, la verdad, aunque tengamos que caminar mientras tanto —comentó tras Kin, calándose la capucha para no llamar mucho la atención—. Además tienes que hacer algo con ese careto, Rena, porque como te presentes en casa de tus padres así van a pensar que te tenemos secuestrada. —añadió con una sonrisa cargada de ironía, percatándose del nerviosismo de su amiga e intentando tranquilizarla con aquella chanza tan obvia mientras le daba un ligero golpe con el puño en el hombro.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
10/02/21, 11:19 pm
Salió del vagón con la capucha calada y se internaron en el gentío de la estación. El aire olía a comida, a metal y a personas, muchas personas. Debían estar cerca de la hora punta.
-Salen cada bastante, mi pueblo es una mierda, nadie quiere ir allí -le respondió a Kin. Había intentado que sonase como una broma, pero su expresión medio ausente y su tono demasiado bajo frustraron su intento. Tenía el sonido de la megafonía y el murmullo de cientos de conversaciones clavado en el cerebro. Todos los olores, la sensación del techo sobre sus cabezas y toda la tierra que había encima, Se sintió hueca, como un fantasma, lívida y torpe. Se había quedado en blanco.
El toque de Milo y sus palabras la sacaron del trance. Inconscientemente empezó a llorar.
-¿Qué le voy a decir a mis padres? -dijo con la voz quebrada - ¿Qué coño voy a decirles? ¿Cómo voy a mentirles sobre esto?
Había practicado excusas e historias ficticias en su cabeza para contarles cuando le preguntasen, pero Rena sabía que en cuanto su madre la mirase a la cara sabría que algo estaba mal. Había cambiado demasiado en ese año, Rocavarancolia la había cambiado. Se puso a hiperventilar.
-Salen cada bastante, mi pueblo es una mierda, nadie quiere ir allí -le respondió a Kin. Había intentado que sonase como una broma, pero su expresión medio ausente y su tono demasiado bajo frustraron su intento. Tenía el sonido de la megafonía y el murmullo de cientos de conversaciones clavado en el cerebro. Todos los olores, la sensación del techo sobre sus cabezas y toda la tierra que había encima, Se sintió hueca, como un fantasma, lívida y torpe. Se había quedado en blanco.
El toque de Milo y sus palabras la sacaron del trance. Inconscientemente empezó a llorar.
-¿Qué le voy a decir a mis padres? -dijo con la voz quebrada - ¿Qué coño voy a decirles? ¿Cómo voy a mentirles sobre esto?
Había practicado excusas e historias ficticias en su cabeza para contarles cuando le preguntasen, pero Rena sabía que en cuanto su madre la mirase a la cara sabría que algo estaba mal. Había cambiado demasiado en ese año, Rocavarancolia la había cambiado. Se puso a hiperventilar.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
11/02/21, 01:08 pm
El ánimo de Rena se filtraba en su voz cuando respondió a la pregunta de Kin. Milo se lanzó a quitarle hierro al asunto, cosa que el raigaurum agradeció. Su cercanía era mucho mayor, el brujo debía ser más consciente de qué hacer o decir para animarla. Solo que no era tan sencillo, Rena no estaba triste, sino agobiada. Cuando empezó a llorar, Kin miró a Milo con preocupación. El pensamiento de que era demasiado pronto para visitar a su familia no se le había ocurrido antes al raigaurum. Él había esperado dos años antes de volver, tiempo suficiente para asentarse en Rocavarancolia y comprender que Irraria ya no era su hogar. Rena acababa de transformarse, tenía mucho que echar de menos y poco que la atase a una ciudad que hasta hacía unos meses solo la había torturado.
Había tiempo antes de que saliese el próximo tren, a juzgar por lo que había dicho Rena, pero no sabía si sería suficiente para que la ursántropa lograse aclarar sus ideas.
—Estamos a tiempo de volver —dijo con cautela—. Si es lo que prefieres, si necesitas más tiempo.
Rena estaba empezando a respirar con dificultad. Necesitaba calmarse antes de poder solucionar ningún otro problema.
»Deberíamos ir a un sitio más tranquilo para hablar —dijo. Por si fuera poco, muchas cabezas se giraban hacia ellos al pasar, y ni Rena ni Milo llevaban un disfraz mágico, no era buena idea llamar la atención de los viandantes.
Había tiempo antes de que saliese el próximo tren, a juzgar por lo que había dicho Rena, pero no sabía si sería suficiente para que la ursántropa lograse aclarar sus ideas.
—Estamos a tiempo de volver —dijo con cautela—. Si es lo que prefieres, si necesitas más tiempo.
Rena estaba empezando a respirar con dificultad. Necesitaba calmarse antes de poder solucionar ningún otro problema.
»Deberíamos ir a un sitio más tranquilo para hablar —dijo. Por si fuera poco, muchas cabezas se giraban hacia ellos al pasar, y ni Rena ni Milo llevaban un disfraz mágico, no era buena idea llamar la atención de los viandantes.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
26/02/21, 12:53 pm
La patética chanza de Milo no funcionó en absoluto, pues apenas sirvió para sacar a Rena del trance en el que estaba, y cuando la ursántropa se echó a llorar el brujo solo pudo observar con impotencia cómo la entereza de su amiga se desmoronaba. Intercambió una mirada de preocupación con Kin sin saber muy bien qué hacer, pues entendía perfectamente lo que estaba sintiendo la peliverde y era complicado lidiar con ello en mitad de una estación llena de gente.
El demonio raigaurum fue el primero en hablar con cierta cautela, sugiriendo que aún estaban a tiempo de regresar si la irrense no lo tenía claro, pero cuando Rena empezó a hiperventilar señaló que lo más sensato era alejarse de la vía pública para hablar con tranquilidad. Aquello último era especialmente urgente, pues muchas cabezas se giraban hacia ellos al pasar, así que el norteño pasó un brazo por los hombros de la peliverde y con la ayuda del veterano la guio con suavidad hacia una calle lateral considerablemente menos transitada.
Acabaron frente a un callejón estrecho en el que la iluminación era muy tenue, pero aquello le brindaba a la ursántropa su momento de tranquilidad y beneficiaba sus intenciones de pasar desapercibidos.
—Intenta respirar despacio, Rena... —murmuró con tono suave, manteniendo su rostro a la altura del de la muchacha para que le mirara a los ojos e imitara su respiración pausada.
El brujo no había olvidado las preguntas que su amiga había hecho con voz quebrada y tenía algunas respuestas para ella, pero solo se las daría cuando estuviera más tranquila. Ahora mismo lo último que necesitaba eran más motivos para empeorar su ansiedad.
El demonio raigaurum fue el primero en hablar con cierta cautela, sugiriendo que aún estaban a tiempo de regresar si la irrense no lo tenía claro, pero cuando Rena empezó a hiperventilar señaló que lo más sensato era alejarse de la vía pública para hablar con tranquilidad. Aquello último era especialmente urgente, pues muchas cabezas se giraban hacia ellos al pasar, así que el norteño pasó un brazo por los hombros de la peliverde y con la ayuda del veterano la guio con suavidad hacia una calle lateral considerablemente menos transitada.
Acabaron frente a un callejón estrecho en el que la iluminación era muy tenue, pero aquello le brindaba a la ursántropa su momento de tranquilidad y beneficiaba sus intenciones de pasar desapercibidos.
—Intenta respirar despacio, Rena... —murmuró con tono suave, manteniendo su rostro a la altura del de la muchacha para que le mirara a los ojos e imitara su respiración pausada.
El brujo no había olvidado las preguntas que su amiga había hecho con voz quebrada y tenía algunas respuestas para ella, pero solo se las daría cuando estuviera más tranquila. Ahora mismo lo último que necesitaba eran más motivos para empeorar su ansiedad.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
09/03/21, 07:01 pm
Rena dejó que la guiasen hacia el callejón, sollozando y sintiéndose ridícula. No podía creer que estuviese montando semejante pollo después de todo por lo que había pasado, era absurdo.
Trató de calmar su respiración con más o menos acierto, siguiendo las indicaciones de Milo, y cuando fue capaz de detener el llanto pudo responder a Kin:
-Tiene que ser ahora -dijo -No voy a quedarme tranquila si no lo hago… No puedo hacer mi vida en la ciudad sabiendo que mi familia está aquí esperando, yo que sé, alguna noticia mía o algo.
Necesitaba algún tipo de cierre o una mentira a la que sus padres pudiesen aferrarse en su ausencia. A ella la habína abandonado amigos, personas importantes que se habían desentendido del pueblo en cuanto habían probado una vida mejor. No quería hacerle eso a la gente a la que quería.
-Tal vez sea más fácil si consigo que ellos crean que estoy bien. Incluso si no me ven mucho, pueden dar por hecho que estoy ocupada, pero estarán tranquilos… -explicó -Pero, ¿cómo cojones voy a hacerles creer eso? ¿Qué he conseguido en este año? Sobrevivimos a una experiencia horrible y traumática y totalmente innecesaria, ¿Para qué? ¡Para poder convertirme en oso y tener pesadillas todas las noches! ¡Mis grandes logros!
Resopló frustrada y se cubrió la cara con las manos. Las lágrimas amenazaban con volver pero no las dejó.
Trató de calmar su respiración con más o menos acierto, siguiendo las indicaciones de Milo, y cuando fue capaz de detener el llanto pudo responder a Kin:
-Tiene que ser ahora -dijo -No voy a quedarme tranquila si no lo hago… No puedo hacer mi vida en la ciudad sabiendo que mi familia está aquí esperando, yo que sé, alguna noticia mía o algo.
Necesitaba algún tipo de cierre o una mentira a la que sus padres pudiesen aferrarse en su ausencia. A ella la habína abandonado amigos, personas importantes que se habían desentendido del pueblo en cuanto habían probado una vida mejor. No quería hacerle eso a la gente a la que quería.
-Tal vez sea más fácil si consigo que ellos crean que estoy bien. Incluso si no me ven mucho, pueden dar por hecho que estoy ocupada, pero estarán tranquilos… -explicó -Pero, ¿cómo cojones voy a hacerles creer eso? ¿Qué he conseguido en este año? Sobrevivimos a una experiencia horrible y traumática y totalmente innecesaria, ¿Para qué? ¡Para poder convertirme en oso y tener pesadillas todas las noches! ¡Mis grandes logros!
Resopló frustrada y se cubrió la cara con las manos. Las lágrimas amenazaban con volver pero no las dejó.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
10/03/21, 11:15 pm
Milo no perdió tiempo tratando de ayudar a Rena, y se dirigieron a un callejón con la mayor discreción posible. Aun allí, Kin no le quitaría ojo a la calle principal, por si alguien se paraba a mirar o pensaba que estaban haciendo alguna gamberrada, ya que las capuchas de sus compañeros podían resultar sospechosas.
No presionaron más a la ursántropa hasta que ella decidió hablar. Kin entendía su angustia de primera mano, pero lo cierto era que todavía le quedaba la opción de escribirles, pensarse un mensaje con tiempo y enviarlo desde Ío. Pero, antes de decir nada, la dejó terminar de explicarse. Sus últimas palabras eran lo que lo complicaba todo, el hecho de que lo que le había hecho Rocavarancolia no había sido realmente por decisión propia. Incluso Kin, que había abandonado Irraria encantado, entendía eso.
—Puedes convencerlos —dijo, suponiendo que no servía de nada negar sus palabras autocríticas sin más—. No necesitas mentir exactamente. No es mentira que preferirías verles más a menudo si pudieras, ni que no puedes hablarles de la ciudad.
»No sé cómo son los tuyos, pero mi familia y amigos están tan ocupados glorificando nuestras hazañas que ni siquiera les importa no saber cuáles son. Saben que no podemos hablar. Solo les va a importar que estés bien, y lo vas a estar.
Trató de no sonar condescendiente. No pretendía exponer su propia experiencia como si hubiese sido todo sencillo, sino darle a Rena un poco de perspectiva sobre cómo podrían acabar siendo las cosas. Por otro lado no le cabía duda de que se acostumbraría a la ciudad porque había visto a mucha gente hacerlo, y porque la había visto a ella divertirse con sus amigos y socializar en el granero o la sede. Estaba seguro de que Rena era la clase de persona que superaba cualquier prueba que le pusiesen delante, aunque en aquel momento estuviese perdida. Solo era cuestión de tiempo, aunque sabía que él habría fruncido el ceño si se lo hubiesen dicho cuando estaba recién transformado.
No presionaron más a la ursántropa hasta que ella decidió hablar. Kin entendía su angustia de primera mano, pero lo cierto era que todavía le quedaba la opción de escribirles, pensarse un mensaje con tiempo y enviarlo desde Ío. Pero, antes de decir nada, la dejó terminar de explicarse. Sus últimas palabras eran lo que lo complicaba todo, el hecho de que lo que le había hecho Rocavarancolia no había sido realmente por decisión propia. Incluso Kin, que había abandonado Irraria encantado, entendía eso.
—Puedes convencerlos —dijo, suponiendo que no servía de nada negar sus palabras autocríticas sin más—. No necesitas mentir exactamente. No es mentira que preferirías verles más a menudo si pudieras, ni que no puedes hablarles de la ciudad.
»No sé cómo son los tuyos, pero mi familia y amigos están tan ocupados glorificando nuestras hazañas que ni siquiera les importa no saber cuáles son. Saben que no podemos hablar. Solo les va a importar que estés bien, y lo vas a estar.
Trató de no sonar condescendiente. No pretendía exponer su propia experiencia como si hubiese sido todo sencillo, sino darle a Rena un poco de perspectiva sobre cómo podrían acabar siendo las cosas. Por otro lado no le cabía duda de que se acostumbraría a la ciudad porque había visto a mucha gente hacerlo, y porque la había visto a ella divertirse con sus amigos y socializar en el granero o la sede. Estaba seguro de que Rena era la clase de persona que superaba cualquier prueba que le pusiesen delante, aunque en aquel momento estuviese perdida. Solo era cuestión de tiempo, aunque sabía que él habría fruncido el ceño si se lo hubiesen dicho cuando estaba recién transformado.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
21/03/21, 12:42 am
Milo guardó silencio mientras Rena se tranquilizaba un poco y Kin permanecía vigilante a la entrada del callejón, limitándose a hacerle compañía a la ursántropa sin presionarla. Al final fue ella la que se decidió a hablar, respondiendo a la sugerencia del raigaurum y justificando el no poder posponer más todo aquello. La peliverde sabía la respuesta a su dilema, pero lo que habían vivido en la ciudad era un lastre que frenaba su resolución e impedía que siguiera adelante con el plan. ¿Serían capaces de animarla de alguna forma?
Fue el veterano el que primero intervino, optando por la lógica y señalando que lo que tenía que decirles no era una mentira del todo. Era cierto que en Irraria nadie sabía qué hacían en Rocavarancolia y la gente aceptaba como borregos que no se pudiera hablar del tema, pero a pesar de todo entendía que a Rena le resultaba difícil no ser franca con su familia. Eso era algo de ella que al brujo le gustaba mucho, prefería ir con la verdad siempre por delante, pero en aquella situación en particular esa filosofía de vida no era la mejor para nadie.
No era lo mismo exactamente, pero todo aquello tenía ciertas similitudes con su experiencia como antisistema alejado de sus seres queridos, y Milo ya había aprendido por las malas que la sinceridad no es siempre la mejor alternativa cuando se trata de proteger a las personas que te importan.
—Kin tiene razón, no es como si les estuvieras mintiendo, pero tienes que mentalizarte en que si no te dejan otra opción vas a tener que hacerlo —comentó cuando acabó el rubio, apoyando la espalda contra la pared con un ligero suspiro—. Sé que es una mierda, créeme, y seguro que no te va a resultar fácil, pero cuando se trata de la seguridad de las personas que queremos somos capaces de muchas cosas —añadió con cierta resignación, pensando en lo que de hecho aún les ocultaba a sus compañeros de cosecha—. Mentiras si hace falta, porque ahora mismo la alternativa no es buena para ellos te guste o no, y lo harás tan bien que te asustaras de ti misma —prefería ser franco con aquello, aunque pudiera sonara un poco crudo—. Luego quizás quieras romper cosas o tirarte en algún rincón a llorar de impotencia porque nada de esto es justo Rena, pero cuando eso pase nos tendrás a nosotros para ayudarte a pasar el mal trago y cagarnos en este sistema de mierda. —concluyó con una sonrisa torcida, empujándola ligeramente con el hombro para transmitirle su apoyo.
Fue el veterano el que primero intervino, optando por la lógica y señalando que lo que tenía que decirles no era una mentira del todo. Era cierto que en Irraria nadie sabía qué hacían en Rocavarancolia y la gente aceptaba como borregos que no se pudiera hablar del tema, pero a pesar de todo entendía que a Rena le resultaba difícil no ser franca con su familia. Eso era algo de ella que al brujo le gustaba mucho, prefería ir con la verdad siempre por delante, pero en aquella situación en particular esa filosofía de vida no era la mejor para nadie.
No era lo mismo exactamente, pero todo aquello tenía ciertas similitudes con su experiencia como antisistema alejado de sus seres queridos, y Milo ya había aprendido por las malas que la sinceridad no es siempre la mejor alternativa cuando se trata de proteger a las personas que te importan.
—Kin tiene razón, no es como si les estuvieras mintiendo, pero tienes que mentalizarte en que si no te dejan otra opción vas a tener que hacerlo —comentó cuando acabó el rubio, apoyando la espalda contra la pared con un ligero suspiro—. Sé que es una mierda, créeme, y seguro que no te va a resultar fácil, pero cuando se trata de la seguridad de las personas que queremos somos capaces de muchas cosas —añadió con cierta resignación, pensando en lo que de hecho aún les ocultaba a sus compañeros de cosecha—. Mentiras si hace falta, porque ahora mismo la alternativa no es buena para ellos te guste o no, y lo harás tan bien que te asustaras de ti misma —prefería ser franco con aquello, aunque pudiera sonara un poco crudo—. Luego quizás quieras romper cosas o tirarte en algún rincón a llorar de impotencia porque nada de esto es justo Rena, pero cuando eso pase nos tendrás a nosotros para ayudarte a pasar el mal trago y cagarnos en este sistema de mierda. —concluyó con una sonrisa torcida, empujándola ligeramente con el hombro para transmitirle su apoyo.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
23/03/21, 01:21 am
La palabras de Kin la tranquilizaron un poco, las de Milo algo menos. Le daba pánico la posibilidad de que una cagada suya pudiese poner en peligro a su familia.
-Son unos cotillas, especialmente mis amigos -le respondió a Kin intentando quitarle hierro al asunto.
Se descubrió la cara y se echó hacia atrás, dejando escapar algo entre risa y sollozo.
-¿Dónde nos hemos metido? -preguntó al aire en un susurro. Durante la criba se había centrado en sobrevivir, su mente no tenía espacio para nada más que cuidar de sus amigos y de sí misma, llegar al día siguiente. Tras la Luna Roja y la maldita epidemia de pesadillas había tenido mucho tiempo para pensar, tal vez demasiado, y cuando hacía balance de la magnitud que tenía Rocavarancolia y todo lo que implicaba pertenecer a ella le daba vértigo.
Se dejó caer sobre Milo. Suspiró. Seguía teniendo las mejillas húmedas pero ya estaba más calmada.
-Ahora es cuando me invitáis a un rollo de canela con doble de nata -dijo.
Tan solo tenía que mentir a su familia, convencerles de que estaba bien, y ya podría volver a la ciudad y ser un monstruo el resto de su vida.
-Son unos cotillas, especialmente mis amigos -le respondió a Kin intentando quitarle hierro al asunto.
Se descubrió la cara y se echó hacia atrás, dejando escapar algo entre risa y sollozo.
-¿Dónde nos hemos metido? -preguntó al aire en un susurro. Durante la criba se había centrado en sobrevivir, su mente no tenía espacio para nada más que cuidar de sus amigos y de sí misma, llegar al día siguiente. Tras la Luna Roja y la maldita epidemia de pesadillas había tenido mucho tiempo para pensar, tal vez demasiado, y cuando hacía balance de la magnitud que tenía Rocavarancolia y todo lo que implicaba pertenecer a ella le daba vértigo.
Se dejó caer sobre Milo. Suspiró. Seguía teniendo las mejillas húmedas pero ya estaba más calmada.
-Ahora es cuando me invitáis a un rollo de canela con doble de nata -dijo.
Tan solo tenía que mentir a su familia, convencerles de que estaba bien, y ya podría volver a la ciudad y ser un monstruo el resto de su vida.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
23/03/21, 02:27 pm
Kin se sorprendió un poco por las palabras de Milo y lo crudo que sonó por momentos. Sabía poco de ellos, en realidad, pero podía imaginarse que el hacker tenía motivos para hablar del modo que lo había hecho. Había sonado como si él ya hubiese pasado por lo mismo, sin haberse reencontrado aún con su familia, así que solo podía referirse a su pasado en Irraria.
Al menos Rena pareció tranquilizarse un poco después de escucharles, y habían tenido suerte de que nadie usase el callejón en todo aquel rato.
—Pues cada vez que hagan una pregunta los distraemos con un truco de magia —bromeó al escuchar la pega de Rena. En algún momento se cansarían de intentar sonsacarle cosas, esperaba.
Inconscientemente, Kin dirigió su mirada hacia la boca del callejón por sentirse un poco intruso en el momento compartido por los otros dos irrenses. A veces se preguntaba si era un estorbo estando en medio, pero si fuese así solo tendrían que haber esperado un poco más e ir a Irraria por su cuenta.
Pasó solo un momento hasta que Rena les pidió un rollo de canela, pareciendo la de siempre a pesar del rojo alrededor de sus ojos.
—Mejor aún, que invite el estado —respondió mirando a Milo, que después de todo era el único que les podía conseguir comida gratis—. Creo que vi una panadería cuando salimos del andén, ¿volvemos? —ofreció. Tal vez Rena supiese de algún lugar mejor para desayunar en aquella ciudad, pero tampoco podían alejarse demasiado de la estación.
Al menos Rena pareció tranquilizarse un poco después de escucharles, y habían tenido suerte de que nadie usase el callejón en todo aquel rato.
—Pues cada vez que hagan una pregunta los distraemos con un truco de magia —bromeó al escuchar la pega de Rena. En algún momento se cansarían de intentar sonsacarle cosas, esperaba.
Inconscientemente, Kin dirigió su mirada hacia la boca del callejón por sentirse un poco intruso en el momento compartido por los otros dos irrenses. A veces se preguntaba si era un estorbo estando en medio, pero si fuese así solo tendrían que haber esperado un poco más e ir a Irraria por su cuenta.
Pasó solo un momento hasta que Rena les pidió un rollo de canela, pareciendo la de siempre a pesar del rojo alrededor de sus ojos.
—Mejor aún, que invite el estado —respondió mirando a Milo, que después de todo era el único que les podía conseguir comida gratis—. Creo que vi una panadería cuando salimos del andén, ¿volvemos? —ofreció. Tal vez Rena supiese de algún lugar mejor para desayunar en aquella ciudad, pero tampoco podían alejarse demasiado de la estación.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
30/03/21, 01:17 am
Milo rió con suavidad cuando Rena respondió a Kin, dándose cuenta de que si ya era capaz de apoyarse en el humor debía de haberse tranquilizado un poco. El raigaurum le siguió la broma con rapidez, aunque lo que dijo era una buena solución al problema que había planteado la ursántropa, y antes de darse cuenta todo volvía a ser casi igual que antes de bajar del tren.
—¿Solo con doble de nata? Que sea triple mejor. —replicó con una sonrisa burlona, rodeando los hombros de la peliverde con el brazo antes de ayudarla a ponerse en pie.
No llevaban demasiado tiempo en el callejón y este les había ofrecido un buen refugio para pasar la crisis, pero cuanto antes se marcharan mejor. En las ciudades las calles nunca estaban vacías durante mucho rato y tarde o temprano alguien pasaría por allí.
—Por supuesto, el SGR costeara el desayuno encantado —asintió tras el rubio con solemnidad—. Aunque fijo que si entramos en cualquier sitio sin los disfraces los tenderos nos invitan encantados… —no pudo evitar añadir con un chasquido de desaprobación, molesto con lo que significaba ser rocavarancoles en su mundo natal.
Aún sin un plan definido empezaron a caminar hacia la calle principal y el brujo volvió a calarse la capucha para no llamar demasiado la atención. La sugerencia de Kin sonaba muy bien para Milo, pero si Rena conocía algún sitio se fiaría de su criterio. Ella era la lugareña, a fin de cuentas, y aunque no estaban aún en su pueblo natal fijo que conocía la zona mucho mejor que ellos dos.
—A mi me apetece algo salado… —comentó con aire distraído. Desde que vivían en la ciudad de los milagros su paladar se había habituado a sabores de otros mundos y el dulce en su dieta se había espaciado.
—¿Solo con doble de nata? Que sea triple mejor. —replicó con una sonrisa burlona, rodeando los hombros de la peliverde con el brazo antes de ayudarla a ponerse en pie.
No llevaban demasiado tiempo en el callejón y este les había ofrecido un buen refugio para pasar la crisis, pero cuanto antes se marcharan mejor. En las ciudades las calles nunca estaban vacías durante mucho rato y tarde o temprano alguien pasaría por allí.
—Por supuesto, el SGR costeara el desayuno encantado —asintió tras el rubio con solemnidad—. Aunque fijo que si entramos en cualquier sitio sin los disfraces los tenderos nos invitan encantados… —no pudo evitar añadir con un chasquido de desaprobación, molesto con lo que significaba ser rocavarancoles en su mundo natal.
Aún sin un plan definido empezaron a caminar hacia la calle principal y el brujo volvió a calarse la capucha para no llamar demasiado la atención. La sugerencia de Kin sonaba muy bien para Milo, pero si Rena conocía algún sitio se fiaría de su criterio. Ella era la lugareña, a fin de cuentas, y aunque no estaban aún en su pueblo natal fijo que conocía la zona mucho mejor que ellos dos.
—A mi me apetece algo salado… —comentó con aire distraído. Desde que vivían en la ciudad de los milagros su paladar se había habituado a sabores de otros mundos y el dulce en su dieta se había espaciado.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
01/04/21, 01:55 am
-¡Cuádruple de nata! -contraatacó, con una sonrisa.
El sitio que había propuesto Kin estaba bien, había una cafetería justo al lado donde se podía llevar comida de fuera y la gente que iba solía tener demasiada prisa como para prestar atención al resto de clientes. Le hubiese gustado ir a una más cara ya que pagaba el SGR, pero todos los locales de la estación eran bastante económicos.
-También tienen empanadas y así -le dijo a Milo.
Se sentaron allí tras pasar por la panadería. Rena se pidió su rollo de canela con extra de nata y natillas y un batido. Aprovechó para ir al baño a lavarse la cara y pintarse ojos de mapache para disimular que había llorado.
Según esperaban al tren Rena fue reuniendo valor. Los nervios seguían ahí, pero ya no los tenía tan a flor de piel, y trataba de concentrarse en las ganas que tenía de volver a ver a su familia y amigos. En comparación con el otro, el viaje se le pasaría en un suspiro.
-Creo que vamos a llegar a tiempo para cuando mis hermanos salgan del cole.
Al final llegaron un poco más tarde de lo esperado pero tampoco importaba, así evitaban la hora punta, y su madre ya habría salido del trabajo. Toda la fuerza de voluntad que había reunido Rena en el pequeño trayecto se desinfló en cuanto puso un pie en el anden. La estación era pequeña y aunque estaba limpia todo tenía un aspecto viejo y pasado de moda. Todo el pueblo tenía ese aire. Rena además se percató del fuerte olor a humedad y a óxido, algo en lo que no se había fijado nunca. O puede que fuera cosa de su transformación.
No había casi nadie en la calle. Era normal, claro, era hora de comer, como mucho se cruzarían a algún vecino al pasar por el único supermercado. Rena no se quitó la capucha en ningún momento, no estaba preparada para que la reconociesen todavía. Ni siquiera había mirado su ordenador para comprobar los mensajes.
Su casa estaba al inicio de una callejuela que daba a la gran plaza central. Un pequeño balcón sobresalía de la pared de roca con una puerta azul bastante desgastada. Rena se plantó delante, miró a sus amigos, luego a la puerta, y respiró hondo.
-Bueno, de perdidos al río…
Llamó. Casi de inmediato su hermano Tasel le abrió la puerta, y en cuanto la vio soltó un chillido.
-¡Los sabía! -gritó -¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía! -Se asomó para mirar a Kin y Milo, todo ojillos brillantes tras sus gafotas y luego se giró para gritar al interior -¡Os lo dije! ¡Dije que iba a venir!
Una niña de pelo castaño y dos coletas lo apartó de un empujón para abrazar a Rena, también chillando.
-¡Rena! ¡Te echábamos de menos!
-¡Y yo a vosotros, enanos! ¿Está mamá? -preguntó.
A modo de respuesta una mujer se asomó a la puerta. Era como una versión más madura de Rena, con ojos cansados e inteligentes y cabello oscuro muy corto. Tenía una expresión de sorpresa un tanto cómica, como si no se terminase de creer que su hija mayor estaba allí, en la puerta. No tardó en recomponerse, sin embargo.
-Tendrías que haber avisado. No hay comida para tí -dijo.
-Yo también me alegro de verte, mamá -respondió Rena con una sonrisa. No se lo tomó a mal, su madre tenía un humor un poco raro y lo había echado tanto de menos.. Le dio un abrazo con su hermana pequeña aún en brazos, luego la tomó del brazo para presentarle a los dos chicos -Estos son Kin y Milo, amigos míos de la ciudad.
La madre de Rena los estudió unos segundos con una expresión neutra y ligeramente intimidante, especialmente a Milo, luego su boca se curvó en una ligera sonrisa.
-Soy Tana, es un placer-dijo. Se apartó un poco de la puerta para dejarles paso -Entrad rápido, que como os vean los vecinos esto se va a convertir en un gallinero.
El sitio que había propuesto Kin estaba bien, había una cafetería justo al lado donde se podía llevar comida de fuera y la gente que iba solía tener demasiada prisa como para prestar atención al resto de clientes. Le hubiese gustado ir a una más cara ya que pagaba el SGR, pero todos los locales de la estación eran bastante económicos.
-También tienen empanadas y así -le dijo a Milo.
Se sentaron allí tras pasar por la panadería. Rena se pidió su rollo de canela con extra de nata y natillas y un batido. Aprovechó para ir al baño a lavarse la cara y pintarse ojos de mapache para disimular que había llorado.
Según esperaban al tren Rena fue reuniendo valor. Los nervios seguían ahí, pero ya no los tenía tan a flor de piel, y trataba de concentrarse en las ganas que tenía de volver a ver a su familia y amigos. En comparación con el otro, el viaje se le pasaría en un suspiro.
-Creo que vamos a llegar a tiempo para cuando mis hermanos salgan del cole.
Al final llegaron un poco más tarde de lo esperado pero tampoco importaba, así evitaban la hora punta, y su madre ya habría salido del trabajo. Toda la fuerza de voluntad que había reunido Rena en el pequeño trayecto se desinfló en cuanto puso un pie en el anden. La estación era pequeña y aunque estaba limpia todo tenía un aspecto viejo y pasado de moda. Todo el pueblo tenía ese aire. Rena además se percató del fuerte olor a humedad y a óxido, algo en lo que no se había fijado nunca. O puede que fuera cosa de su transformación.
No había casi nadie en la calle. Era normal, claro, era hora de comer, como mucho se cruzarían a algún vecino al pasar por el único supermercado. Rena no se quitó la capucha en ningún momento, no estaba preparada para que la reconociesen todavía. Ni siquiera había mirado su ordenador para comprobar los mensajes.
Su casa estaba al inicio de una callejuela que daba a la gran plaza central. Un pequeño balcón sobresalía de la pared de roca con una puerta azul bastante desgastada. Rena se plantó delante, miró a sus amigos, luego a la puerta, y respiró hondo.
-Bueno, de perdidos al río…
Llamó. Casi de inmediato su hermano Tasel le abrió la puerta, y en cuanto la vio soltó un chillido.
-¡Los sabía! -gritó -¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía! -Se asomó para mirar a Kin y Milo, todo ojillos brillantes tras sus gafotas y luego se giró para gritar al interior -¡Os lo dije! ¡Dije que iba a venir!
Una niña de pelo castaño y dos coletas lo apartó de un empujón para abrazar a Rena, también chillando.
-¡Rena! ¡Te echábamos de menos!
-¡Y yo a vosotros, enanos! ¿Está mamá? -preguntó.
A modo de respuesta una mujer se asomó a la puerta. Era como una versión más madura de Rena, con ojos cansados e inteligentes y cabello oscuro muy corto. Tenía una expresión de sorpresa un tanto cómica, como si no se terminase de creer que su hija mayor estaba allí, en la puerta. No tardó en recomponerse, sin embargo.
-Tendrías que haber avisado. No hay comida para tí -dijo.
-Yo también me alegro de verte, mamá -respondió Rena con una sonrisa. No se lo tomó a mal, su madre tenía un humor un poco raro y lo había echado tanto de menos.. Le dio un abrazo con su hermana pequeña aún en brazos, luego la tomó del brazo para presentarle a los dos chicos -Estos son Kin y Milo, amigos míos de la ciudad.
La madre de Rena los estudió unos segundos con una expresión neutra y ligeramente intimidante, especialmente a Milo, luego su boca se curvó en una ligera sonrisa.
-Soy Tana, es un placer-dijo. Se apartó un poco de la puerta para dejarles paso -Entrad rápido, que como os vean los vecinos esto se va a convertir en un gallinero.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Irraria
01/04/21, 02:26 pm
Kin puso los ojos en blanco en respuesta a la broma del brujo. Probablemente aborrecía tanto como él aquella actitud, y que los Rocavarancoleses se aprovechasen de ello para conseguir recursos que de por sí ya eran muy valiosos en Irraria. Pero en aquel momento estaban intentando animar a Rena, así que nadie dijo nada más al respecto, sino que se pusieron a hablar de comida y se procuraron el desayuno.
El humor de la ursántropa había mejorado, pero realmente no se había solucionado nada, por lo que lo mejor que podían hacer era seguir hablando de cualquier cosa para que no tuviese que pensar demasiado en lo que venía después. El trayecto en tren era un poco más largo que el que Kin acostumbraba a tomar para acercarse a Resqiria, pero tampoco se le hizo eterno. De alguna manera, se le pegaba cierto nerviosismo al empatizar con Rena. Recordaba demasiado bien cómo había sido volver a casa para él, y que de no haber ido acompañado de su amiga tal vez habría dado media vuelta tras visitar a Ippon.
El pueblo de Rena le recordaba, en cierto modo, al suyo propio. Había más metal y menos piedra, pero la similitud no radicaba en eso, sino en las galerías angostas y la sensación de abandono. Kin nunca había pisado otro pueblo irrense aparte de Loberrno hasta ese día.
Le dedicó una pequeña sonrisa de ánimo a Rena cuando empezó a guiarlos por las calles, y tras atravesar varias, esta se detuvo delante de una vivienda carvada en roca y llamó a la puerta. El niño con gafas que les abrió montó una fiesta en menos de un segundo, a la que enseguida se unieron otra niña y la que, por el parecido, era evidente que era su madre.
Cuando Rena los presentó, el raigaurum le sostuvo la mirada de escrutinio a la mujer durante un segundo, no sabiendo si un saludo irrense era apropiado o no. A ella, al menos, parecía haberle bastado con escuchar sus nombres.
—Encantando de conoceros —dijo, mirando primero a Tana y luego a los hermanos de Rena. Tal vez era un poco desconcertante presentarse allí como un irrense que desconocían que hubiese sido cosechado, con otro aspecto y otro nombre, pero ya pensaría qué decir si llegaban a hacerle alguna pregunta al respecto.
No tardaron en entrar antes de que alguien pudiese verlos o escuchar a los niños. Kin se dejó guiar por el interior, pero mientras lo hacían se dirigió a los hermanos de Rena.
—¿Y vosotros cómo os llamáis?
El humor de la ursántropa había mejorado, pero realmente no se había solucionado nada, por lo que lo mejor que podían hacer era seguir hablando de cualquier cosa para que no tuviese que pensar demasiado en lo que venía después. El trayecto en tren era un poco más largo que el que Kin acostumbraba a tomar para acercarse a Resqiria, pero tampoco se le hizo eterno. De alguna manera, se le pegaba cierto nerviosismo al empatizar con Rena. Recordaba demasiado bien cómo había sido volver a casa para él, y que de no haber ido acompañado de su amiga tal vez habría dado media vuelta tras visitar a Ippon.
El pueblo de Rena le recordaba, en cierto modo, al suyo propio. Había más metal y menos piedra, pero la similitud no radicaba en eso, sino en las galerías angostas y la sensación de abandono. Kin nunca había pisado otro pueblo irrense aparte de Loberrno hasta ese día.
Le dedicó una pequeña sonrisa de ánimo a Rena cuando empezó a guiarlos por las calles, y tras atravesar varias, esta se detuvo delante de una vivienda carvada en roca y llamó a la puerta. El niño con gafas que les abrió montó una fiesta en menos de un segundo, a la que enseguida se unieron otra niña y la que, por el parecido, era evidente que era su madre.
Cuando Rena los presentó, el raigaurum le sostuvo la mirada de escrutinio a la mujer durante un segundo, no sabiendo si un saludo irrense era apropiado o no. A ella, al menos, parecía haberle bastado con escuchar sus nombres.
—Encantando de conoceros —dijo, mirando primero a Tana y luego a los hermanos de Rena. Tal vez era un poco desconcertante presentarse allí como un irrense que desconocían que hubiese sido cosechado, con otro aspecto y otro nombre, pero ya pensaría qué decir si llegaban a hacerle alguna pregunta al respecto.
No tardaron en entrar antes de que alguien pudiese verlos o escuchar a los niños. Kin se dejó guiar por el interior, pero mientras lo hacían se dirigió a los hermanos de Rena.
—¿Y vosotros cómo os llamáis?
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Irraria
03/04/21, 11:24 pm
Milo recibió el comentario de Rena con una amplia sonrisa, apartando de su mente temas tan sombríos como el conformismo de sus compatriotas en pro de la idea de un satisfactorio desayuno con sus amigos. Comer siempre le ponía de buen humor, pues en su opinión aquel era uno de los mejores placeres de la vida.
—Yo quiero una empanada bien cargada de verduras y un té para acompañar —pidió cuando les atendieron—. Invito yo. —añadió con una sonrisa de circunstancias mientras hacía la transferencia de créditos correspondiente y añadía algo de propina, eligiendo pagar pronto para poderse ir en cuanto lo necesitaran.
Después de aquello el viaje prosiguió sin más incidentes, pues no tuvieron que hacer más paradas, y en aquella ocasión el trayecto se le hizo bastante más corto. El pueblo natal de Milo estaba mucho más al norte que el de la ursántropa, pero ambos eran pueblos mineros y las similitudes eran muy evidentes cuando por fin pusieron un pie en el susodicho.
—Vaya… —murmuró el moreno para sí cuando empezaron a callejear hacia la casa de la peliverde, no pudiendo evitar quedarse ensimismado mirando hacia todas partes cada pocos metros.
Hacía muchos años que el hacker no iba a su hogar y ahora que paseaba por aquellas calles le sobrevenía la añoranza, añoranza que se intensificó cuando por fin llegaron a su destino y Rena llamó a la puerta. El primero en recibirlos fue su hermano pequeño, un enano con gafotas en el que Milo no pudo evitar verse un poco reflejado, seguido rápidamente por una niña con coletas que apartó al niño para poder abrazar a su hermana mayor.
—Hola. —saludó el moreno con una media sonrisa, preguntándose si sus hermanas reaccionarían igual de bien el día que por fin se reencontraran. En su caso había sido mucho más que un año de ausencia.
La peliverde preguntó por su madre a los pequeños, pero antes de que pudieran contestar una mujer se asomó a la puerta con cara de sorpresa. El parecido con su hija era evidente y el saludo de la ursántropa solo confirmaba los hechos, pero el aura que transmitía era muy distinto al de su hija. Milo no pudo evitar pensar en su propia madre cuando Tana le escudriñó con la mirada y a punto estuvo de encogerse en el sitio, pero al final su sonrisa lo desarmó por completo.
—Igualmente. Muchas gracias por recibirnos… —respondió el hacker un poco cohibido, siguiendo a la familia y al raigaurum al interior de la vivienda antes de que algún vecino cotilla les viera por la ventana.
Una vez a cubierto el brujo se quitó la capucha con cierto alivio, pues entre aquellas paredes no tenía sentido esconder el rostro, y mientras se dejaban guiar por la casa prestó atención a la conversación de Kin con los hermanos de Rena. Él también sentía curiosidad por conocer sus nombres.
—Yo quiero una empanada bien cargada de verduras y un té para acompañar —pidió cuando les atendieron—. Invito yo. —añadió con una sonrisa de circunstancias mientras hacía la transferencia de créditos correspondiente y añadía algo de propina, eligiendo pagar pronto para poderse ir en cuanto lo necesitaran.
Después de aquello el viaje prosiguió sin más incidentes, pues no tuvieron que hacer más paradas, y en aquella ocasión el trayecto se le hizo bastante más corto. El pueblo natal de Milo estaba mucho más al norte que el de la ursántropa, pero ambos eran pueblos mineros y las similitudes eran muy evidentes cuando por fin pusieron un pie en el susodicho.
—Vaya… —murmuró el moreno para sí cuando empezaron a callejear hacia la casa de la peliverde, no pudiendo evitar quedarse ensimismado mirando hacia todas partes cada pocos metros.
Hacía muchos años que el hacker no iba a su hogar y ahora que paseaba por aquellas calles le sobrevenía la añoranza, añoranza que se intensificó cuando por fin llegaron a su destino y Rena llamó a la puerta. El primero en recibirlos fue su hermano pequeño, un enano con gafotas en el que Milo no pudo evitar verse un poco reflejado, seguido rápidamente por una niña con coletas que apartó al niño para poder abrazar a su hermana mayor.
—Hola. —saludó el moreno con una media sonrisa, preguntándose si sus hermanas reaccionarían igual de bien el día que por fin se reencontraran. En su caso había sido mucho más que un año de ausencia.
La peliverde preguntó por su madre a los pequeños, pero antes de que pudieran contestar una mujer se asomó a la puerta con cara de sorpresa. El parecido con su hija era evidente y el saludo de la ursántropa solo confirmaba los hechos, pero el aura que transmitía era muy distinto al de su hija. Milo no pudo evitar pensar en su propia madre cuando Tana le escudriñó con la mirada y a punto estuvo de encogerse en el sitio, pero al final su sonrisa lo desarmó por completo.
—Igualmente. Muchas gracias por recibirnos… —respondió el hacker un poco cohibido, siguiendo a la familia y al raigaurum al interior de la vivienda antes de que algún vecino cotilla les viera por la ventana.
Una vez a cubierto el brujo se quitó la capucha con cierto alivio, pues entre aquellas paredes no tenía sentido esconder el rostro, y mientras se dejaban guiar por la casa prestó atención a la conversación de Kin con los hermanos de Rena. Él también sentía curiosidad por conocer sus nombres.
- InvitadoInvitado
Re: Irraria
11/04/21, 01:09 am
Los mellizos se colgaron cada uno de un brazo de Kin, por ser el que se había dirigido a ellos directamente.
-¡Yo soy Raira! -dijo la niña.
-¡Y yo Tasel! -dijo el niño -¿De verdad eres de Rocavara... Rorravara...?
-¡Rocavarancolia, lerdo!
-¡Ya lo sabía!
Tana detuvo la discusión dándoles una colleja a cada crío y pidiéndole disculpas a Kin. Rena estaba encantada. Esa era su casa, no había cambiado nada desde el día en que se fue.
La casa era un poco oscura y sobria, pues no tenía decoración salvo por algunos dibujos infantiles y fotos familiares. Estaba cavada en la roca pero las paredes estaban revestidas de paneles aislantes para que resultase un poco más acogedora. La entrada bajaba directamente a un salón comedor. Había un sofá desgastado con una manta de patchwork sobre el respaldo y un viejo sillón. La tele estaba encendida y ponían dibujos animados. Un tercer niño de ojos enormes y pelo rubio de punta los observaba desde el sofá.
-¡Roti! ¿No le vas a dar un abrazo a tu hermana fugada? -dijo Rena mientras se quitaba el abrigo y lo tiraba sobre una silla.
Rotir (Roti para su familia) no parecía muy por la labor. Parecía entre asustado y cohibido, más que sorprendido, pero Rena ya lo conocía así que fue igualmente a abrazarle.
-Joder, estáis todos enormes. Oye, ¿esta camiseta que llevas es mía? -preguntó. Era una camiseta de un grupo punk y le iba tan grande a su hermano que casi parecía un vestido.
-No estabas así que me la quedé. Mamá dijo que podía -respondió Rotir con voz queda desde el abrazo de la peliverde.
Parecía ¿enfadado? A Rena le dolió que no le recibiese como los otros dos, pero no podía culparle. Ni siquiera había pasado por casa para llevarse sus cosas, simplemente había desaparecido.
-Me parece bien, te queda hasta mejor que a mí -respondió dejándolo de vuelta en el sofá y revolviéndole el pelo. Luego se giró a Kin y Milo -Chicos, este es Rotir. Es un poco tímido así que mejor lo dejamos a su aire. ¿Queréis ver mi cuarto? Ma, ¿sigo teniendo cuarto?
-Lo he recogido y ahora es la sala del ordenador, pero no te he tirado nada -respondió Tana. Inmediatamente después se puso a dar órdenes: -Tasel, llama a tu padre y dile que pase por el súper de vuelta a casa. Raira y Roti poned la mesa ya, que se enfría la comida.
La mesa del comedor estaba al lado opuesto del sofá. Era redonda, un banco corrido y un par de sillas. La cocina estaba en la pared frente a la entrada y desde fuera se veía estrecha. Los dormitorios estaban en un pasillo que se abría en la pared derecha del salón y la de Rena era la más alejada. También era la más pequeña: Una cama pegada a la pared con cajones debajo y estantes arribaen los que había expuestas varias maquetas y fotos holográficas de Rena con sus amigos. Al otro lado había un escritorio que no era más que un tablón largo atornillado a la pared y una silla con ruedas, con un ordenador algo viejuno para estándares irrenses. Había también una pequeña pizarra digital y un libro electrónico cargando, posiblemente de alguno de sus hermanos, y varias suculentas en miniatura que debían ser de su padre.
-Y aquí dormía yo -dijo, tirándose en la cama - Joder, mi madre no mentía, está todo impoluto. Pero me ha quitado todos los pósters.
También le había quitado el calendario de mecánicos buenorros que tenía colgado junto a la cama, cosa que agradecía.
-Bueno, ¿qué os parece el circo que tengo por familia? -preguntó. No se había derrumbado todavía, parecía que un dique de felicidad y nervios estaba manteniendo sus otros sentimientos a raya. Ojalá durase.
No iban a hacerle muchas preguntas hasta que llegase su padre, y que tuviera invitados al menos frenaba un poco las indiscreciones.
-¡Yo soy Raira! -dijo la niña.
-¡Y yo Tasel! -dijo el niño -¿De verdad eres de Rocavara... Rorravara...?
-¡Rocavarancolia, lerdo!
-¡Ya lo sabía!
Tana detuvo la discusión dándoles una colleja a cada crío y pidiéndole disculpas a Kin. Rena estaba encantada. Esa era su casa, no había cambiado nada desde el día en que se fue.
La casa era un poco oscura y sobria, pues no tenía decoración salvo por algunos dibujos infantiles y fotos familiares. Estaba cavada en la roca pero las paredes estaban revestidas de paneles aislantes para que resultase un poco más acogedora. La entrada bajaba directamente a un salón comedor. Había un sofá desgastado con una manta de patchwork sobre el respaldo y un viejo sillón. La tele estaba encendida y ponían dibujos animados. Un tercer niño de ojos enormes y pelo rubio de punta los observaba desde el sofá.
-¡Roti! ¿No le vas a dar un abrazo a tu hermana fugada? -dijo Rena mientras se quitaba el abrigo y lo tiraba sobre una silla.
Rotir (Roti para su familia) no parecía muy por la labor. Parecía entre asustado y cohibido, más que sorprendido, pero Rena ya lo conocía así que fue igualmente a abrazarle.
-Joder, estáis todos enormes. Oye, ¿esta camiseta que llevas es mía? -preguntó. Era una camiseta de un grupo punk y le iba tan grande a su hermano que casi parecía un vestido.
-No estabas así que me la quedé. Mamá dijo que podía -respondió Rotir con voz queda desde el abrazo de la peliverde.
Parecía ¿enfadado? A Rena le dolió que no le recibiese como los otros dos, pero no podía culparle. Ni siquiera había pasado por casa para llevarse sus cosas, simplemente había desaparecido.
-Me parece bien, te queda hasta mejor que a mí -respondió dejándolo de vuelta en el sofá y revolviéndole el pelo. Luego se giró a Kin y Milo -Chicos, este es Rotir. Es un poco tímido así que mejor lo dejamos a su aire. ¿Queréis ver mi cuarto? Ma, ¿sigo teniendo cuarto?
-Lo he recogido y ahora es la sala del ordenador, pero no te he tirado nada -respondió Tana. Inmediatamente después se puso a dar órdenes: -Tasel, llama a tu padre y dile que pase por el súper de vuelta a casa. Raira y Roti poned la mesa ya, que se enfría la comida.
La mesa del comedor estaba al lado opuesto del sofá. Era redonda, un banco corrido y un par de sillas. La cocina estaba en la pared frente a la entrada y desde fuera se veía estrecha. Los dormitorios estaban en un pasillo que se abría en la pared derecha del salón y la de Rena era la más alejada. También era la más pequeña: Una cama pegada a la pared con cajones debajo y estantes arribaen los que había expuestas varias maquetas y fotos holográficas de Rena con sus amigos. Al otro lado había un escritorio que no era más que un tablón largo atornillado a la pared y una silla con ruedas, con un ordenador algo viejuno para estándares irrenses. Había también una pequeña pizarra digital y un libro electrónico cargando, posiblemente de alguno de sus hermanos, y varias suculentas en miniatura que debían ser de su padre.
-Y aquí dormía yo -dijo, tirándose en la cama - Joder, mi madre no mentía, está todo impoluto. Pero me ha quitado todos los pósters.
También le había quitado el calendario de mecánicos buenorros que tenía colgado junto a la cama, cosa que agradecía.
-Bueno, ¿qué os parece el circo que tengo por familia? -preguntó. No se había derrumbado todavía, parecía que un dique de felicidad y nervios estaba manteniendo sus otros sentimientos a raya. Ojalá durase.
No iban a hacerle muchas preguntas hasta que llegase su padre, y que tuviera invitados al menos frenaba un poco las indiscreciones.
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