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Palacete

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Palacete - Página 29 Empty Palacete

03/08/11, 01:04 am
Recuerdo del primer mensaje :

Hecho en piedra gris, con forma de U, coronado por una cúpula de cristales negros y esmeralda bajo la cual hay un ventanal ovalado. Se entra por una escalinata de azulejos a un recibidor circular con dos grandes escaleras a ambos lados. Sobre este, se encuentran las habitaciones, flotando a distintas alturas.

Descripción más detallada sacada de la saga:

Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

27/12/23, 07:06 pm
Era un contraste curioso. Que todo estuviera hecho en azulejos y mármoles pulidos y de repente el techo fueran planchas de metal tan sencillas rechinaba, más si se le sumaba el hecho de que las escaleras se perdían hacia arriba. Le invitaban a subir los peldaños y explorar, aunque le preocupaba que hubiera algo esperando al otro lado ahora que Nohlem había avisado de la llegada del grupo. Al menos era un alivio saber que no era el único que pensaba que no había sido una buena idea, pero Rick no terminaba de estar seguro de que estuvieran seguros de momento. Mejor prevenir a encontrarse con una sorpresa desagradable. Suspiró con los intentos de justificarse del varmano. ¿Entendía el por qué? Sí, pero no lo compartía. -Para la próxima al menos podrías avisar antes- le respondió cansado, pero no por ello menos en serio. Tampoco quería empezar una discusión, no era ni el lugar ni el momento, pero que lo tuviera en cuenta si se repetía.

Miró a los niños cuando Kalna les preguntó por su preferencia. Parecía que ambas escaleras llevaban al mismo sitio, así que era simplemente una cuestión de cuál veían más bonita. El neoyorquino asintió con una sonrisa a la respuesta y dijo: -Pues a la derecha entonces.- Con un destino, empezó a subir con cautela, apretando a cada paso el mango del sable.

Y es que lo que en un principio le había parecido el techo era un efecto óptico. Las planchas se repartían por el aire mientras las escaleras los guiaban a una y otra. -(Magia, sin duda)- pensó con la boca entreabierta mirando a todas partes. "Lujo" era la palabra que mejor describía todas las habitaciones que iban pasando por los laterales del grupo. Algunas con paredes, otras que no, pero todas con un mobiliario sacado de algún palacio rococó. Muebles ostentosos, armaduras brillantes llenas de adornos y todo lo que pudiera imaginar estaba en alguna de las salas. No podía negar que la distribución era muy confusa: estaba dejando que Aniol y Damian decidieran que camino tomar cuando se encontraban con una intersección, intentando quedarse con el camino de vuelta por si acaso, pero le estaba resultando un quebradero de cabeza. Cada vez que decidía fijarse en algo característico, en cuanto daban unos pasos o desaparecía o había cambiado completamente hasta que volvían a acercarse. Iban bien, pero Rick no podía quitarse de encima la sensación de que aquel lugar era demasiado bueno para todo lo que habían visto en la ciudad. El silencio del palacio, que debería darle calma, solo lo hacía sentir más incómodo.

El chico estaba tan concentrado en el camino y lo que iba apareciendo frente a él que tardó en percatarse del movimiento detrás de él hasta que un par de puertas se abrieron. Se giró rápido, listo por si algo se había decidido a darles el encuentro, pero se quedó más tranquilo cuando vio que simplemente algunos habían entrado a varias habitaciones. No estaba lejos de ellos, así que tal vez podía tomar su ejemplo y explorar alguna. Rick se fijó en la que tenía justo a su izquierda: una puerta roja con el marco y el pomo hecho con unos intrincados relieves de plata. Desde fuera no se veía la habitación así que iba a la aventura. Despacio, giró el pomo y entreabrió para mirar al interior antes de decidirse a entrar. Lo que vio le iluminó la cara y no tardó en perderse en su interior.

La sala resultaba ser una pequeña sala de lecturas. A su derecha había una mesita de plata y cristal flanqueada por un sillón a cada lado, forrados de seda roja y dignos de un palacio como ese. El resto de la habitación lo ocupaban tres estanterías de madera antiguas pero bien conservadas alineadas de tal forma que creaban pasillos para pasar entre ellas y llegar a todos los libros. Le faltaba una chimenea al lado de los sillones y sería el culmen de la comodidad. -(Con que uno de ellos sea un grimorio hemos triunfado)- pensó optimista mientras se acercaba envainando su arma.

Fue pasando sus ojos por las baldas de la primera estantería, acercando una mano mientras pensaba por cuál empezar a buscar. La mayoría no tenían nada escrito en el lomo y, los que lo estaban, parecían más símbolos extraños que cualquier palabra que conociera. A punto de dar una vuelta completa, tomó finalmente con cuidado un libro de tapas de marfil y lo abrió por una página al azar. -¿Pero qué?- le salió exclamar. Fue pasando las páginas por si acaso, pero nada. Estaba escrito en un idioma extraño, del que ni siquiera reconocía alguna grafía. Si al menos tuviera alguna ilustración se podría hacer una idea de qué tenía en las manos, pero ni eso. Volvió a dejarlo en su sitio y repitió lo mismo con unos cuantos cercanos. Nada, ninguno tenía una sola palabra que entendiera. Bueno, eso no era del todo exacto. Justo cuando estaba por rendirse del todo, en el último que estaba mirando se fijó que había anotaciones en algunos márgenes. Al contrario que el texto, esas sí estaban en su nuevo idioma y... era un lector alabando la maestría de la narración del autor. -¿Entonces son novelas?- se preguntó un poco decepcionado. No es que desentonara por el lugar, pero había esperado encontrar algo de utilidad allí.

Estaba revisando alguna anotación más cuando el sonido de un saxofón le hizo alzar la cabeza rápidamente. ¿Se lo estaba imaginando o de verdad lo había escuchado? Hubo un silencio por un momento y luego volvió a escuchar una melodía, esta vez de un piano. -No fastidies...- dijo cerrando el libro totalmente tenso, mirando hacia la puerta. A este paso le iba a un dar ataque con todo lo alerta que estaba desde que habían entrado. Rezaba porque de verdad no hubiera nadie más con ellos, porque quien fuera que estuviera tocando estaba haciendo que se la jugaran de nuevo.
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

27/12/23, 08:40 pm
El techo empezó a cambiar a medida que andaba, pasando de ser un bloque feo de hierro a un complejo entramado de suelos a distintas alturas. Resultaba fascinante el que solo un par de pasos más atrás la sensación que daba aquella construcción fuera tan distinta, y Kalna no pudo evitar pensar que aquello tenía mucho más de magia que de arquitectura.

Se dirigió a la escalera derecha, con la espada preparada y algo más tensa de lo que había entrado, pues a lo mejor después de todo sí que aquel sitio estaba habitado. El ascenso fue raro, y no solo porque la escalera pasase a bifurcarse y pasar de ir hacia arriba a hacerlo hacia abajo, o a la izquierda o la derecha dependiendo de por qué tramo se decidiese ir. Era casi como un laberinto, uno en el que además del camino estaban rodeados de habitaciones sin puerta o sin paredes, con interiores bien diversos, que a veces también cambiaban la perspectiva dependiendo desde dónde los mirases. Sí, aquello tenía que ser magia.

Pero a la vez era cotidiano. Las esculturas en mármol o metal, los colores que no estaban desgastados, el oro y la plata en cada rincón. Era como estar en casa, parcialmente. La decoración era distinta, aunque en alguna puerta podía reconocer alguna filigrana que podía haber estado perfectamente en Libo, había colores que jamás habría en un palacio del Imperio (¿azul? ¿de verdad?). El grupo comenzó a dividirse entre distintas habitaciones, y por un momento, y dos, y muchos, Kalna sintió la tentación de atravesar esa puerta de un morado oscuro con filigranas en un bronce bruñido.

Pero por mucho que quisiera, sabía que tenía que comportarse mejor que actuando por impulso y ganas de ver cosas bonitas. Sentía la mirada de su Madre, esa que significaba “no me decepciones”, clavada en su nunca. No. ¿Y si les atacaban? Si todos estaban separados, y distraídos, alguien tendría que vigilar. Y como mujer le correspondía a ella. Mientras el resto exploraba, Kalna se quedó en el pasillo, con la espada preparada. Se movía en la zona de las habitaciones a las que el resto había entrado, de arriba abajo, atenta a si oía gritos, o avisos de peligro.  

Aunque de manera inevitable acababa delante de esa puerta. «Solo un vistazo rápido», se prometió antes de abrirla. En su interior había un par de armarios enormes y varias barras de las que colgaban trajes y vestidos. No tenía techo, pero una bonita lámpara de araña se mantenía suspendida en el vació, y a un lado había un espejo de cuerpo entero con un marco del mismo bronce bruñido que decoraba la puerta. No tenía que haber mirado. Ahora solo quería entrar allí, y mirar vestidos bonitos. “Kalna.”, podía oír a su madre. Cerró la puerta con un suspiro y volvió a dar paseos por el pasillo.

Las primeras notas del saxofón le pillaron cerca de la habitación donde había entrado Rick, y a través de la puerta abierta pudo observar como este se tensaba.
No hay nadie —le dijo, apoyándose contra el marco de la puerta—. Si no han aparecido con los gritos de antes dudo que vayan a hacerlo ahora, pero de todas maneras estoy vigilando.
«Ya que nadie más lo hace», pensó con resentimiento. A lo mejor, si no se hubieran dividido tanto, si alguien más se hubiese ofrecido, ella podría estar en aquel vestidor.

Echó un vistazo a la habitación. Una biblioteca, llena de libros. Probablemente no hubiera sido su primera opción para quedarse, aunque si que había algo que podía haber en esa habitación que les fuera útil.
»¿No habrás encontrado alguno con magia por casualidad? —preguntó.
A lo mejor sacaban de allí algo interesante y todo.

Su vista se desvió hacia el pasillo, por si acaso aparecía alguien o algo. El sonido de un piano empezó a sonar poco después, dándole a todo aquel sitio un ambiente bastante mejor que el del silencio absoluto que había habido hasta hacía relativamente poco. Ah. Música. Su menté viajó a unas semanas atrás, cuando Sutileza no había vuelto.
¿Crees que habrá algún sitio donde podamos bailar? —apenas lo susurró, como si estuviera sugiriendo una locura. Aquella había sido una conversación tonta, y la idea de que precisamente pudieran hacerlo allí lo hubiera sido… pero entre todas aquellas habitaciones tendría que haber un salón de baile, ¿no?

No era lo que se esperaba de ella. Tendría que estar pensando en su seguridad, en que a lo mejor les atacaban… Pero aquello era tan bonito que la necesidad imperiosa de no decepcionar a Mánide se diluía poco a poco. Se merecía un poco de felicidad, ¿no? ¿Por qué tenía que ser ella la que la sacrificase? Si tan serios y funcionales eran los hombres humanos, igual aquel era el momento de demostrarlo.
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

28/12/23, 08:06 pm
El pequeño se sintió aliviado tras las intervenciones de Colmillo y Connor, apenas unas quejas que no parecían querer chocar contra la lógica de Nohlem. Se esperaba algo peor, pero en su lugar la situación solo quedó rematada por cierta ponzoña en las palabras de Ethan. Menos mal que la sonrisa afable del chico no tardó en volver a salir y el castillo de Elsa pasó a ser el mayor atractivo para todos.

Mi padre siempre dice que ser de izquierdas es mejor que de derechas… —se pronunció ante la elección de Damian para tomar las escaleras. Los ojos del niño seguían atentos al granta cuando creía que este no le miraba, esperaba que no estuviera triste, estaba seguro de que él quería disfrutar y explorar aquel sitio tanto como el resto—. Pero nu sé… nunca supe qué significa eso —y encogiéndose de hombros se adentró tras el italiano en aquel camino sinuoso de peldaños y placas de metal.

No tardó en descubrir que la fortaleza albergaba todo un despliegue de arquitectura mágica y rocavarancolesca. El techo no era tal, si no que se trataba de habitaciones flotantes que cambiaban según el prisma desde el que se miraba. Puertas enormes y de colores vibrantes cuyas dimensiones estarían hechas a medidas para gente que medía lo que dos Connor juntos. Otras eran tan reducidas que debías caminar a gatas para cruzar el umbral.

Y en medio de ese caos encontraron un reflejo, imbuido de las ondas que presenta un lago en calma. El agarre de Ethan sobre su hombro se volvió débil y ese gesto fue suficiente para que el polaco cesara su empeño en ascender más y más por una escalinata infinita.

Buahla… —se interrumpió así mismo, superado por la montaña rusa de emociones y la cantidad de estímulos diferentes a los que se veía sometido. Tuvo que hacer un esfuerzo real por volver al presente cuando el medio japonés atravesó el cristal traslúcido. La respiración de Aniol se agitó, preocupado y expectante a partes iguales. Cuando la promesa de un pintalabios cruzó el aire dejando a su paso una estela de ilusión y esperanza el churumbel no dudó ni un segundo en seguir a Ethan hasta lo que su mente identificó como un tocador de cuento.

La sensación que sobrevino al pasar más allá del pomo fue extraña, gélida e incluso familiar a Cracovia. Las emociones siguientes resultaron mucho más agradables debido al aspecto de la estancia. Si hubiera portado algo en sus manos en aquel instante… se habría estampado contra el suelo ante el asombro.

Damian… pellízcame… creo que estoy soñando —susurró, sus ojos color miel saltaban de polvos a cremas y de algodones a pinceles. Por último. El espejo. Uno que le devolvió una imagen bastante pobre y menos rolliza de lo que recordaba. Aniol se atusó el cabello sin disimulo y sacando los labios en una postura que recordaba a la de una modelo infantil—. ¿Ethan? —preguntó, su voz contenía fuegos artificiales y chiribitas invisibles al ojo humano—. ¡Creo que estoy listo para ser una princesa!

El velo era tan tupido que sin darse cuenta ignoró las palabras de Damian. Era tan espeso y reconfortante que las notas musicales sonaron sin más como una banda sonora en su cabeza que no discordaba con el silencio reinante. Debía ser la melodía de la vida que de vez en cuando te sonreía bonito. ¿No?
Muffie

Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

28/12/23, 08:25 pm

A pesar de que cada vez era más evidente que el lugar no estaba abandonado, el grupo decidió seguir hacia adelante y Colmillo los siguió con resignación, contentándose un poco con las palabras de Nohlem. “Hacernos los tontos será fácil. Ya hemos demostrado ser profundamente gilipollas al entrar aquí” se dijo a sí mismo, aunque en el fondo estuvo de acuerdo con que, de tener que enfrentarse a criaturas o los dueños, mejor hacerlo cuanto antes que cuando se hubieran adentrado demasiado. Por suerte, nada ocurrió y el grupo pudo subir por las escaleras tranquilamente sin verse asaltado o amenazado de ninguna manera.

Al principio, mientras se acercaban a las escaleras de la derecha, Szczenyak pensó que, quizás, podrían traspasar las placas de metal con algún tipo de plantilla, pero en seguida se dio cuenta que lo que él había pensado un techo uniforme se trataba de un efecto óptico y que en realidad las escaleras estaban conectadas a varias habitaciones suspendidas a distintas alturas sobre esas plataformas metálicas.

-Joder con la puta magia -pensó en un susurro al llegar a la primera puerta.

A diferencia de sus compañeros que parecían muy interesados en cruzar distintas puertas, el vittya estaba demasiado asombrado por las escaleras y la distribución de las habitaciones como para pensar en nada más allá por el momento y mientras algunos iban cruzando puertas, él se limitó a quedarse en un tramo de escaleras a mitad de camino absorbiendo fascinado todo lo que le rodeaba.

-Joder, esto es la hostia -murmuró mirando hacia derecha e izquierda a los distintos tramos de escaleras en los que se ramificaba el lateral por el que habían subido-. ¿Están jodidamente cambiando a medida que subimos? -preguntó al aire al sentir que al mirar hacia abajo percibía el tramo que ya habían subido muy distinto de cómo se había visto desde la base.

Con la intención de comprobarlo, Colmillo hizo un amago de desandar lo andado, pero entonces sonaron las notas del saxofón en la habitación a su lado seguidas del piano y rápidamente recordó haber visto a Nohlem entrar por la puerta.

-¡Wow, tocas bien, cabrón! -exclamó al entrar en la sala, mirando con asombro tanto el piano que ocupaba el varmano como la infinidad de instrumentos que abarrotaban la sala.

Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

30/12/23, 05:20 pm
-Ahí tienes toda la puta razón...- Murmuró rectificando y frotándose la cabeza, cuando Nohlem explicó que en todo caso era mejor alertar a un posible monstruo desde la entrada que una vez muy en el interior del edificio. El grupo no tardó en seguir avanzando, con Aniol y Damian muy entusiasmados por aquella exploración. La actitud de ambos lograban sacarle una sonrisa al canadiense, tanto el polaco y su referencia a las promesas moteras como el italiano y sus burlas sacando la lengua. Eran unos putos críos, y eso era exactamente lo que merecían ser. Connor esperaba que aquel lugar fuera de verdad seguro e hiciera que los niños desconectaran un poco de tanta mierda, y de paso todos los demás incluido él.

El motero subiría las escaleras sorprendiéndose con cada peldaño que avanzaba, pues lo que había parecido un techo en realidad no lo era. Se trataba de puñetera magia. No había otra forma de describirlo. Habitaciones suspendidas en el aire... Algunas cerradas  y otras sin paredes y dónde podías ver su interior.

-¿Qué mierda es éste lugar...?- Preguntó más a la nada que a alguien en particular. Su instinto le decía que estuviera alerta ante aquello que sus ojos no podían explicar, pero por otro lado, deseaba dejarse llevar en un entorno jodidamente interesante. Además, si de verdad hubiera algún monstruo por ahí... Ya hacía rato que debía haber aparecido. El grupo no tardó en desperdigarse un poco entre la multitud de habitaciones, y Connor se quedó observando con algo de tensión al principio cómo Ethan cruzaba aquel reflejo de aquella habitación. La alarma solo duró un segundo, lo que tardó el japonés en demostrar que estaba perfectamente. Rick y Kalna habían cruzado otra habitación, mientras que Szcheniak seguía admirando el "techo" y Nohlem cruzaba hacia otra sala con una expresión de sorpresa nunca antes vista.- Y que lo digas, cabronazo.- Le contestó al cánido, muy de acuerdo con él en que ese sitio era la hostia.

Connor se debatió entonces en si entrar en el cuarto donde se encontraban Ethan, Damian y Aniol o quedarse en aquellas escaleras para observar el lugar con ojos curiosos. Unos sonidos pronto le sacaron de dudas. Unos putos sonidos de instrumentos. Aquellos ruidos no tardaron en convertirse en una melodía de piano, tocada con elegancia y maestría.- Mierda. Joder. Eh.... ¡Ahora vuelvo!- Les dijo alzando una voz llena de entusiasmo a los peques y a Ethan. Una promesa que no sabía si podía cumplir, no cuando existía la posibilidad de que se encontrara lo que buscaba ahora. Connor no tardó en llegar al origen del sonido junto a Szcheniak, descubriendo que el origen de la melodía de piano se trataba del varmano. Nohlem ya les había hecho saber que tocaba el piano, en la primera noche. Pero una cosa era escuchar decírselo y otra muy distinta ver con los propios ojos aquel puñetero talento.

El lugar era grande de cojones, donde en vez de una pared al fondo se dejaba ver el inicio de otra sala. Porque aquello era una puta sala de música, y como tal estaba llena de instrumentos. Xilófonos, flautas, tambores... Guitarras.

-Joder...- Dijo dándole una palmada amistosa en el hombro al cánido, con una sonrisa cada vez más grande en su rostro, para luego encaminarse como si no hubiera un mañana a la parte de la pared repleta de diferentes guitarras, tanto en material como en tamaño. Se quedó un par de segundos en silencio, hasta encontrar una guitarra clásica muy parecida a la que tenía él en el club. ¿Cuánto hacía que no tocaba nada? En la Tierra solía hacerlo a menudo, pero las últimas semanas habían sido ajetreadas y no había tenido mucho tiempo libre, antes de ser secuestrado... Connor la descolgó de la pared, y mientras se la colgaba por el hombro miró a Nohlem con otra sonrisa sincera.- Se te da de puta madre, cabronazo... ¿Todavía sigue en pie lo de hacer ese puto grupo, verdad?-Le elogió señalando con la cabeza el piano, mientras tocaba varias notas al aire y empezaba a afinar la guitarra girando las clavijas.

El motero todavía tardará unos instantes en afinar correctamente por oído cada una de las cuerdas, mientras iba haciendo más y más pruebas con notas. Cuando lo hizo no tardaría en sentarse con cuidado en la tapa del piano y empezar a tocar algo.

-¿Y cuándo cojones mandamos a la puta mierda el torreón y nos mudamos aquí?-Les preguntó a Nohlem y Szcheniak entre notas y notas con una sonrisa en los labios más propia de un puto crío ilusionado.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

30/12/23, 09:15 pm
Mientras tocaba era muy difícil sacarlo de ahí, incluso estando tan incómodo de pie. Podrían hablarle, que mientras sus manos trabajasen su mundo se reducía a blancos y negros y a las historias que la música traía consigo. Su pequeña consciencia tomaba forma según acababa la melodía, y es que esa pieza había sido de las últimas que había tocado en su piano antes de ser secuestrado, y ahora, mes y medio después, volvía a ella en un palacio fantasma.

La voz de Sczezeniak le sobresaltó, recordando entonces que no estaba solo. Se giró para sonreírle, sus mejillas del color de las cerezas más maduras por la emoción aún latente. El añadido de Connor terminó por arrancarle una carcajada sincera. Con un cumplido habría dado gracias, con dos seguidos ya se le crecía el ego. En Varmania había estado tan acostumbrado a los halagos cuando tocaba que a veces olvidaba los agradecimientos.

¡Ja! No está mal, ¿eh? —crugió los nudillos no por necesidad sino por efecto—. ¡Pero eso no ha sido nada! Hmm, no sé, no sé si eres digno a formar parte de mi grupo… —añadió a Connor con una sonrisa pícara, mirando en su dirección y a la guitarra que sostenía.

Nohlem aprovechó para sentarse en la banqueta, atento, curioso y, para que engañarnos, un tanto inquieto. Cuando Connor empezó a tocar cometió el gravísimo error de poner el culo en el piano, ganándose una mirada de pupilas finas que difícilmente podían juzgarle más. Una de sus rodillas subía y bajaba sobre la punta de su pie como marcando el tempo; en realidad lo que marcaba era lo mucho que le picaba el cuerpo por, uno, echarle de ahí y, dos, estirar los dedos a tocar. La música amansa a las fieras y ciertamente eso hizo los primeros segundos, el eco de las cuerdas, la calma… pero cuando es la fiera la que quiere crear música esta se siente más como una condena. El pelirrosa lo hacía bien, se lo adjudicaba, pero por todos los Santos ¿había algo más monótono? Estuvo tentado a acompañar, aportar de alguna forma, improvisar, forzarle a animar el ritmo, y sería tan fácil como apagar el cerebro para que le poseyera la inspiración, dejar que sus manos actuasen solas…

Cuando nos aseguremos de que no hay esqueletos en los armarios —respondió con gracia—. Y cuando quites el trasero de mi piano.

Miró alrededor, a las teclas y a sus propias yemas. Ni una mota de polvo. El sitio estaba tan impecable como las notas que se habían tocado, y Nohlem no sabía hasta que punto podía adjudicarle todo a la magia, tal como había aprendido a hacer con aquello que no entendía. Alguien tenía que vivir allí, y sino… ¿por qué no estaba todo saqueado? Según el caso, la ciudad realmente estaba desierta. Ni habitantes ni ladrones, entramado y escenario para un concurso a gran escala. Pensar que solo habían tenido que entrar para disfrutar de los lujos de un palacio… Carraspeó. Ya se había aburrido suficiente.

¡No está mal, Connor! No está mal… para un funeral —remató con una sonrisita tan maliciosa como sus palabras. Después se estiró como extra de insulto, dándole la cara al piano otra vez—. Hmmm, creo que por ahora me quedo como autor independiente, no me está convenciendo el rollo humano —y en caso de que los hermosos glúteos de Connor siguieran en su piano, le incitaría amablemente a irse con gestos para poder abrir la tapa del instrumento, exponiendo sus entrañas—. ¡Eh, Schecheniak! ¿Tú no tocas nada?

Si la canción de antes aún tocada de pie y con el piano cerrado la habían escuchado por el pasillo, ahora que lo había abierto y tenía cómodo acceso al pedal de resonancia iban a flipar. Nohlem no pensaba en posibles inquilinos ni en los múltiples delitos y errores que podían estar cometiendo con su presencia. Ventajas de tener el cerebro liso, y de estar jodidamente ocupado intentando no partirse un dedo yendo a esa velocidad.

¿Habéis visto la sala de enfrente? —preguntó en voz alta, tocando suave para hacerse oír por encima de la música sin pararla. Echó un vistazo alante, hacia la inmensa sala dorada que se abría a poco suya, volviendo en seguida al piano por obligación.

_________________________________________

♪♫♬:
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

31/12/23, 05:10 pm
Dio gracias a la inusitada calma pues aún con la ausencia de Connor el lugar seguía resultando seguro. La música sonaba de fondo y por la rapidez festiva con la que se había despedido el pelirrosa dedujo que no era obra mágica lo que sonaba. Durante el inicio de la canción se permitió bajar la voz para escucharla entre el jolgorio de ambos pequeños, recordaba al felino hablarle sobre ese gusto, un hobby que había dado por el de un novato practicando en su casa y no por el del profesional que resultaba ser. La puerta desde esa distancia volvía a verse sólida, un trampantojo extraño que amortiguaba el resto de voces pero daba paso a que la música se filtrara a través de las paredes, como si estuviera siendo retransmitida también en esa sala.

-Este lugar es… asombroso. -Exclamó con una voz queda, robada ante la sorpresa. Su curiosidad le instaba a buscar el resto de salas, ver si los instrumentos allí eran como en la tierra o si la fantasía del lugar los había vuelto extraños pero las palabras de Aniol y Damian le hicieron rápidamente regresar al mar en calma donde estaban, sonriendo con sincera alegría. -Oh, claro eh, vamos a ver que hay por aquí y os pinto si queréis….

La triste realidad es que sabía de maquillaje lo justo, suponía para qué eran las cosas pero aplicarlas iba a ser otro mundo. Destapó el pintalabios que tenía para comprobar que aquel pincel negruzco no era para la boca y parte de su confianza se desvaneció al darse cuenta de que quizá no era la persona más adecuada para ese trabajo. Su búsqueda le llevó a seguir abriendo cajones, reuniendo sobre la mesita todo tipo de objetos, algunos le sonaban pero muchos otros eran un mundo completamente nuevo. Paletas de diferentes gamas de color, sombras de ojos más pequeñas, bases para todos los tonos de piel, pinceles decorados como si fueran pequeños corales y cepillos cuyo intrincado diseño recordaba al de las conchas del mar, todos ellos con una pequeña gema traslucida incrustada entre sus adornos. Había tantos utensilios que resultaba apabullante y si bien algunos los desconocía por incultura otros muchos simplemente no eran terrestres, peines que se ajustaban a la fragilidad de un plumaje o pequeñas piedras cuyos lados suaves estaban destinados a sacar brillo a escamas. Ethan no sabía diferenciar, por ello fue moviendo poco a poco lo que sí reconocía hacía la otra mesilla, juntando un pequeño arsenal con el que poder pintar a quien quisiera.

-Vale, ¿Aniol podrías ayudarme? ¿De qué color vas a querer tu maquillaje de princesa? -Llamó al niño un tanto perdido, escondiendo tras esa propuesta que necesitaba alguna que otra recomendación. -¿Y tu Damian quieres algo? Podemos hmmm buscarte algo como la gente del circo si lo prefieres.

Ethan se remangó su camisa, preparado para poder hacer aquel taller de pinturas correctamente. Si fallaba pintando a Damian suponía que ninguno de los dos se daría cuenta, pero con Aniol ... De lejos el piano se había embravecido y una guitarra compañera estaba sonando casi al mismo tono, dos canciones dispares que de alguna manera lograban llenar el ambiente de despreocupación y alegría. Todo fuera por regalarles a los más chicos buenos recuerdos en un lugar que parecía estar creado para atormentarlos.

-El que quiera ir primero que se vaya sentando frente al espejo y así el otro puede ayudarme con las cosas, ¿Si? Además así salís a presumir de ser los más guapos del palacio.

Dijo con cierto orgullo en su voz, hinchando pecho mientras colocaba el asiento frente al espejo. Verse era extraño después de haber estado tanto tiempo sin hacerlo, su tez se veía más pálida remarcando unas ojeras que a cada día que pasaban iban ganando terreno en su rostro. Un azul demasiado profundo en una piel blanca que a pesar de seguir tersa se veía manchada con la rojez de antiguos cortes y quemaduras. Una huella que tardaría aún en desaparecer y que para su desgracia le daba junto a su alborotado pelo una imagen demasiado descuidada de sí mismo.

El joven londinense no pudo evitar soltar un suspiro decepcionado ante su propia visión. Fue entonces, cuando intentó mover al espejo para que se viera solo a la persona sentada en el sillón que una de sus manos provocó ondas en la superficie y lo que era una imagen nítida empezó a temblar bajó el efecto de haber tocado un pequeño charco de agua. No llegó a atravesar el cristal, pero no hizo falta, cuando el movimiento cesó y volvió a verse reflejado ya no era exactamente la misma persona. Las ojeras habían desaparecido al igual que el resto de irregularidades, sus ojos oscuros sobresaltaban ante una ligera sombra de ojos rojiza y la desmelenada coleta ahora lucía trenzada, correctamente peinada para darle más espacio a su rostro, hasta sus labios tenían un sutil brillo como matiz, a juego con el rosado suave de sus mejillas.

Ethan pestañeo un par de veces, llevando rápidamente ambas manos a su coleta para encontrarse con que seguía igual de mal que como la había dejado. El espejismo de aquel artefacto no le dejó más margen para asumir la situación pues tan pronto había adoptado esa forma suaves campanas empezaron a sonar entre los objetos. Un nuevo sonido cada vez que una pequeña gema se iluminaba sobre ellos, marcando sin que el joven lo supiera los objetos que debía de usar para obtener la imagen idílica que le había regalado el espejo.  

-Oh ah, vale no sé qué está pasando. -Confesó a ambos pequeños girando a su encuentro. Su reflejo se movía de igual forma, con la única diferencia de la gracia con la que este lo hacía, ahora mucho más guapo que aquel que supuestamente imitaba. -No parece peligroso solo … jodidamente raro.

Si alguno de los dos pequeños tocaba el espejo su imagen también cambiaría, adaptándose a un maquillaje que se viera acorde a sus gustos aún sin ellos tener porque saberlo. El espejo no te daba simplemente lo que querías, si no lo que veía que necesitabas.  Las piedrecitas que marcaban lo que debía usar Ethan brillaban de un azul cian, pero una vez volviera a ponerse en marcha con otra ilusión esas se apagarían para encender los pinceles y pinturas adecuados para el siguiente.

-Esto en Frozen no salía…
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma

Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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31/12/23, 07:23 pm
El curso de acción en otras circunstancias habría sido dejar el libro en la estantería y correr hasta la habitación de dónde venía la música, probablemente luego pidiendo amablemente explicaciones a quién fuera que estaba tocando. De hecho ahora que se fijaba, ¿no sonaba una guitarra también?

La aparición de Kalna en el marco de la puerta lo frenó de salir al instante de allí. Estaba haciendo el esfuerzo de calmarse, pero no terminaba de fiarse. Aquel palacio daba totalmente la impresión de estar habitado, no se explicaba de otra forma tantas habitaciones en tan buen estado. A cada momento debía reconocer que se iban aumentando las posibilidades de que no hubiera nadie, fuera porque de verdad nadie vivía allí o porque el dueño estaba en otro lugar, pero por el momento no quería confiarse. Al menos era un alivio que la libense estuviera atenta por si las moscas. -Eso espero. Sería raro que esto estuviera desierto, pero en esta ciudad ya me creo cualquier cosa- dijo tras un suspiro y terminando con un levísima sonrisa, un silencioso “gracias”.

Con la pregunta, Rick levantó el libro para dar énfasis a su respuesta. -De momento no, pero si el resto son como éste lo mejor que vamos a conseguir es una buena historia en a saber qué idioma. Hay muchos que no se entienden, en éste solo se leen un par de anotaciones- se permitió comentar con algo de gracia. Mejor intentar tomárselo con humor. -Podemos mirar entre los dos por si hay suerte...- empezó a añadir, pero se cortó en cuanto se fijó en la mirada de su compañera, con la atención fija al pasillo. ¿Algo iba mal?

Antes de que hiciera un amago de acercarse por curiosidad, llegaron a los oídos del neoyorquino la nueva duda. -(¿Perdón?)- Probablemente con la música no había escuchado bien, ¿no acababa de preguntar...? Mientras todavía asimilaba aquello, el chico se limitó a responder con lógica: -Con lo grande que es este sitio y si hay instrumentos, no veo por qué no podría haber un salón de baile.- Se movió un momento a la estantería y dejó el libro en su sitio, luego se acercó a Kalna. -¿Quieres buscarla?- aventuró con curiosidad, de paso también para confirmar que no se lo había imaginado. Había pasado un tiempo de aquella conversación nocturna. Tenían un baile pendiente y cumpliría con su palabra, pero de momento no tenía claro que aquel lugar fuera el indicado. Tampoco iba a hacerles daño buscarla mientras valoraba si el sitio era totalmente seguro, ¿no?

Que aceptara le pareció curioso, aunque no podía negar que él mismo tenía ganas de seguir explorando el palacio. Tanto lujo era todo un cambio de aires, aunque en el fondo sintiera algo de recelo. Salió al pasillo, cerrando la puerta en cuanto ambos estuvieran fuera. -De momento no querría alejarme demasiado pero...- fue centrándose en cada puerta que había por allí. Acabó fijándose en una puerta blanca, justo de dónde parecía venir el intenso concierto. -Podríamos empezar por ahí. No me extrañaría que los instrumentos estuvieran cerca de un salón de baile- señaló la entrada.

Con un destino en mente, se acercaron hasta ver el interior de la sala. Cualquier instrumento imaginable estaba allí, incluso algunos que no reconocía en absoluto. Nohlem, Connor y Szczenyak se habían acomodado allí y los dos primeros lo estaban dando todo con el piano y la guitarra. Se forzó a pensar en positivo porque que justo de nuevo estuvieran haciendo ruido no le sentaba del todo bien. Ojalá que tuvieran razón y allí no hubiera nada. -Aquí tampoco hay escolopendras, ¿no?- llamó la atención desde el marco de la puerta. No iba a echarles la bronca, pero el sarcasmo era una forma efectiva de al menos darle un pequeño toque. Pero de perdidos al río, no podía negar lo evidente. Con una sonrisa genuina y sin rencores, entró diciendo: -Habías dicho que tocabas el piano, pero no recuerdo que mencionaras que eras un maestro. En serio, estoy seguro de que no he escuchado a alguien tan bueno como tú.- La melodía se le hacía extrañamente familiar, pero no sabía decir con exactitud a qué le recordaba.

Por el momento se había centrado en sus compañeros y los instrumentos cercanos, no había caído todavía en el salón que había más allá del piano.
LEC
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)

Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.

Armas :
Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
Nefer : Lanza, venenos

Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face

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31/12/23, 08:46 pm
Que no hubiera nadie podía resultar extraño, pero todo en ese palacio lo era. La arquitectura mágica era lo que más llamaba la atención, y podía ser que todo estuviera limpio precisamente por efecto de hechizos. Pero no podían fiarse de eso, porque la dueña podía aparecer en cualquier momento, ya fuera volviendo o saliendo de cualquiera de los cientos de habitaciones que parecía haber. Por mucho que quisiera explorarlo todo, Kalna sabía que no era la mejor idea. Inclinó la cabeza ante su agradecimiento silencioso, como queriendo decir que solo cumplía su deber (uno que nadie más parecía ofrecerse a hacer).

«Sería demasiada suerte», pensó ante el hecho de que no solo no hubiera encontrado magia sino que además los libros estuvieran en idiomas desconocidos. Que parecieran novelas no era tan mala noticia, y es que a lo mejor podían llevarse algo entretenido para leer en el torreón en alguna hora muerta, pero si no podían entenderlo ni siquiera merecía la pena llevarse un libro. A lo mejor inlcuso había alguno en libense, pero aquello dejaba de cobrar importancia cuando había olvidado por completo todo lo que sabía de su idioma.

Sus ojos se clavaron en el techo con la respuesta de Rick. No lo había preguntado para obtener una respuesta lógica, pero parecía que al humano le había pasado totalmente inadvertido el motivo de esta. A parte de que de verdad quería bailar con él, buscaba más bien una confirmación de que no iba a pasar nada si dejaba de vigilar, especialmente si venía de el que probablemente fuera el más paranoico respecto a que allí hubiera alguien. No era como si ninguno de aquellos hombres pudieran darle un permiso para relajarse que le valiese, porque sabía que tenía que poner el deber por encima, pero iba a ser más fácil si había cierta confianza en que no iba a pasar nada porque dejase las responsabilidades a un lado solo un ratito.
Estaría bien, sí —le respondió.

Ir a la sala con los instrumentos le pareció tan buena idea como podía haber sido cualquier otra puerta. El sitio era enorme, y lo mismo podían estar cerca que no. Aquella bien podría ser una sala de conciertos y que el salón de baile estuviera en otro lado. Pero sin conocer la distribución interna (algo que parecía imposible), al menos era un inicio. Observó los instrumentos al entrar con curiosidad. Conocía algunos, otros le recordaban en cierta medida a algunos de Libo, pero eran diferentes en otros aspectos, y había algunos que no se parecían en nada a ninguno que ella hubiera visto.

Oír tocar a Connor y, especialmente, a Nohlem, era una experiencia. El segundo tocaba maravillosamente, y seguramente podría estar en alguna orquesta de prestigio si era lo que quería. Se mordió el interior de la mejilla para no reírse por el comentario de Rick sobre las escolopendras, porque le había hecho gracia pero no quería ser maleducada
Lo mismo digo. No sabía que tocaras tan bien —le dedicó una sonrisa. Era una pena que no fueran a poder escuchar más en el torreón, porque no veía factible ir muy a menudo hasta allí sólo por escuchar música.

Su vista recorrió el resto de la habitación, acabando por pararse en la sala de baile que estaba más allá.
Ah, Rick, mira. Sí que vamos a poder bailar y todo —igual era ya demasiado tarde para tratar de ocultar que realmente la idea le hacía ilusión, así que de perdidos al río—. Y antes vi un vestidor, así que podríamos ponernos ropa bonita en vez de…esto.

Por la Reina Madre, necesitaba ponerse algo que no fueran andrajos.

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Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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01/01/24, 12:52 pm
La predisposición del medio japonés se sentía como el calor de una fogata que te reconforta en una noche de San Juan especialmente húmeda. La presencia de Damian, en cambio, brillaba con el fulgor dudoso de una antorcha al filo de la montaña, el polaco no estaba muy seguro de si el viento propio de un valle terminaría por apagar su fuego, acabando lo que sería un bonito tiempo prestado, pero deseaba que por una vez permaneciera a su lado ante algo que se salía de su zona de confort. Por ello esbozó una sonrisa de girasoles en su dirección y le agarró con suavidad de la muñeca cuando la idea del maquillaje de circo prendió el aire.

¡Podrías ser un buen maestro de ceremonias! —aplaudió la idea con entusiasmo, imaginando al italiano con purpurina y colores más agresivos que los de una princesa, tal vez encajaba más en la peligrosidad de un escupe fuego—. ¡O un trapecista con brillitos! —esgrimió, todo ilusión y voz en vivo que atrás dejaba la cautela de encontrarse en un lugar desconocido.

Y es que el churumbel no escatimaba en gastos ni carteles de peligro en luces neón. No cuando la música del lugar cobró más fuerza y complejidad para deleitar sus oídos. Su cabeza se agitó al compás de lado a lado con cierta gracia, sonriendo aún más ante el acompañamiento de una guitarra que nada tenía que ver con la otra melodía, pero que dictaba una tonada más monótona y fácil de seguir para él. Dejó escapar el aire de pronto al recordar algo. Dedos largos y una maestría sin igual. Una cola de piano en un castillo de cuento. Había soñado aquello hacía poco. ¿Era su elfito el que tocaba desde otra habitación?

Si creía que el palacio y sus múltiples habitaciones no podían sorprenderle estaba equivocado. Antes de que pudiera decidir qué color de princesa quería de maquillaje el medio japonés descubrió el carácter mágico del espejo. La superficie cristalina vibró con la precisión de unas ondas parecidas a las del agua, y el reflejo que devolvió hizo parpadear al niño varias veces con asombro. Sus mejillas se alzaron en una risa primaveral.

¡Espejito espejito! ¿Quién es la más bella del reino? —exigió saber con el tono propio de una bruja en ciernes—. ¡Es nuestro príncipe Ethan! ¡Por supuesto! —y no mentía en absoluto. La sombra de ojos rojiza y su coleta ahora trenzada le hacían resaltar lo hermoso que ya era. Estaba deseando que Kalna le viera. También Nohlem, seguro que soltaba alguna de sus bromas de tan buenos amigos—. ¡Yu quieru yu quieruuuuuu! —el ímpetu aumentó más cuando el rumor de unas suaves campanas resonó en sus oídos. Las gemas se iluminaron como un escopetazo de salida. El tocador les esperaba con ansias.

En lugar de pensar cómo se vería mejor Aniol solo alargó la mano sin parsimonia, sus dedos alteraron la superficie líquida con la caricia que le darías a un arpa y sus ojos color miel destellaron en una noche oscura que amenazaba con dejar gotas de rocío.

Melocotón… —le susurró a Ethan cual deseo a punto de cumplirse—. Maquillaje color melocotón —tenía su chiste, no podía ser de otra forma.

El espejo les devolvía ahora a un Aniol con un maquillaje de princesa vibrante pero discreto. Su rostro llevaba una base oscurita pero más clara que su piel, la sombra de ojos se tornaba en un durazno suave que contrastaba con sus rasgos infantiles. Su cabello portaba un semi recogido sencillo y elegante que mostraba unas trenzas simétricas imitando a una corona. El resto de su cabello negro como el tizón caía en bucles destartalados sobre sus hombros.

Esto… es… —su garganta no le dejó seguir. Las emociones que afloraban por todos los poros de su piel acababan de trazar un nudo poderoso. Daba igual que ni Úrsula ni Ariel rondaran allí, no fue capaz de emitir sonido alguno. Tan solo se limitó a mirar a Ethan y Damian a su lado pues el vigor de ese momento especial tenía mucha importancia para el polaco.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

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01/01/24, 10:14 pm
Aunque ya estaba embelesado con el pintalabios no pintalabios que Ethan tuvo en sus manos, el resto de la habitación trasmitía una calma muy agradable que por momentos lograba apaciguar al agitado italiano. El azul nunca ha sido su color favorito pero vaya, Damian pensaba justo lo que Ethan verbalizó. El asombro, la emoción, las ganas de jugar, explorar. Sentía como dentro de aquel castillo enorme era una mejora brutal a lo que ya había vivido en Rocalandia y solo habían entrado a una habitación. ¿Que más depararía dentro de aquellas estancias? Todas esas puertas que pudo ver de camino tendrían cosas así de flipantes, seguramente.

Cuando el que descubrió la habitación aportó la idea de pintar a ambos niños, Damian tuvo verdaderos fuegos artificiales. Por un momento tuvo la visión de su circo, como ellos usaban bastante maquillaje para hacer cada uno su papel de forma brillante, interpretando personajes, situaciones, escenarios, mundos enteros que brillaban al compás de los colores de la pintura. No era para menos la creciente ilusión, era el sueño de su vida. Estaba tan, pero tan enfocado en lo que quería hacer que no le prestó cuenta al piano y, posteriormente, la guitarra que sonaban de fondo.

Aniol se encargó de dar un efectivo impacto cuando animó la idea de que Damian fuese un maestro de ceremonias, el trabajo de Luciano. O un… trapecista, como los dos hermanos que saltaban uno detrás de otro con una confianza absoluta.

¿E-En serio? ¡¿En serio?! ¡¿Puedo serlo?! —no cabía en él lo abrumado que se sentía pero se lanzó sin miedo a exclamar su deseo con una sonrisa enorme y la cara un pelín colorada porque se sentía muy alagado por el mejor amigo que ha tenido en su vida. Agarró al churumbel del hombro, meneandolo con algo de energía—. ¡Siempre he querido ponerme la cara como-como en mi circo, como ellos! ¡Es la ilusión de mi-mi vida entera serlo! —miró a Ethan inmediatamente, quien estaría a cargo de hacer sus deseos realidad. Un ligero brillo en sus ojos negros lo delataba, era mucho sentimiento y Damian no pudo evitar emocionarse un poco. Giró la cara para ocultar la vergüenza y quitarse de encima ese par de gotas tontas—. Tú- ¡Tú también estarás genial pintado Aniol! ¡Quiero verte, a ver como quedarás de guay! —con las orejas rojas volteó a Aniol para animar la idea de ver su rostro maquillado, más contento que nunca en su nueva aventura.

No se le pasó ir al responsable y tirarle de la manga para llamar su atención
»¡E-Eso! ¡Ethan porfa porfa, me encantaría mucho mucho muchisimo maquillarme como los de mi circo! ¡Así todo brillante! ¡Si lo haces te-te…! ¡ESO, vienes gratis a nuestro circo toda tu vida entera para siempre! —hasta quería dar algo a cambio, para el mundo del circense eso era lo mejor. Siempre le decían que el maquillaje lo debían guardar para ahorrar y solamente lo pintaron una sola vez en uno de sus cumpleaños. Stefano siempre se negaba por una razón simbólica: no inculcar ilusiones al pequeño de unirse al circo, prefería que el chico tuviese un futuro mayor al del circo. Para Damian, sin embargo, era como cortar sus alas, quería ser uno más y ahora podía serlo—. ¡Vale, te ayudo! —y como no, quería ayudar como pudiese.

Pero antes de movilizarse otra gran sorpresa fue ver que Ethan pudo… ¿hacer que el espejo fuese como agua? El chico se sorprendió ante eso, acercándose al fenómeno paranormal con curiosidad y pudo observar como el espejo no reflejaba al mismo Ethan que tenía al lado. Tenía un pelo distinto y para que Damian lo flipase el triple, un maquillaje bastante bien hecho que lo hacía destacar muchísimo. El italiano miro al Ethan del espejo, luego al de verdad, al del espejo, al real… Asi bastantes veces.

¡Que paranoiaaa! ¡Muy jodidamente raro, jooooder que guapo! —veía los reflejos de Aniol y el suyo propio, esos no parecían cambiar—. ¡Vaya príncipe has hecho, espejito! ¡El nuestro, no es guapo ni ná! —respondió a la curiosa plática de Aniol añadiendo cosas propias y dando codazos de colegueo a Ethan—. ¡Y yo luego, QUIERO QUIERO HACERLO!

Esperó a su turno, impaciente pero curioso por ver qué clase de reflejo tendría Aniol en ese espejo tan raro y molón que te cambiaba entero.

Melocoto- Melocoto- Melocotoooooones —hizo la canturreada en voz baja, meneando la cabeza.

Vaya si había cambiado Aniol, mostrando un maquillaje que a ojos de Damian era hermosamente hecho, incluso recordó como su madre se pasaba horas haciendo el suyo para quedar fabulosa.

Fabuloso… —se le salió la palabra del alma, realmente era hipnótico ver como de bien le quedaba al churumbel—. Me flipa tela… ¡Me flipa un huevo! ¡Me mola Aniol, te queda que flipas tiiio!

Que dulce contradicción era todo aquello. Damian, un chico que en un principio rechazaba la idea de ver un hombre ser romántico con otro, tenía por el contrario un molde sorprendentemente amplio para el maquillaje y la vestimenta. En el circo era tan normal aquello que ni siquiera tuvo tabús en su cabeza acerca de ese tema, viviendo la situación con una blanca y pura ilusión.

¡Ahora yo! ¡Ahora yo! —había hueco para uno más así que lo aprovechó y puso su palma completa en el espejo generando esas ondas, el presagio circular de lo que vería a continuación.

Todos y el propio Damian podían ver en el reflejo a un chico con su pelo rubio colocado de una forma que su flequillo estaría echado para atrás y el resto peinado meticulosamente, cayendo en una cascada dorada que en su simpleza era atractiva. No obstante eso era diminuto en comparación al tremendo cambio que era la cara de Damian. Sus ojos estaban remarcados por unas poderosas marcas amarillas degradando a un fuerte rojo lleno de brillos azules, simulando un fuerte fuego con lascas turquesas que seguían hasta más allá del rabillo de su ojo. Sus párpados y la linea de sus pestañas eran negros, daban fuerza al maquillaje inferior, uno que caía en lineas irregulares hasta la mitad de su mejilla. Sus labios estaban teñidos del mismo rojo y amarillo en un degradado similar al igual que toda la linea de su barbilla, dibujada de rojos, amarillos y azules poderosos cuyas lineas en mitad del trayecto salían para envolver su rostro y enmarcarlo.

El chico se congeló, su corazón se aceleró y se puso serio, tocando su cara creyendo por el momento que ya estaba pintado cuando no era el caso. A través del reflejo miró a Ethan, a Aniol y a sí mismo, de nuevo, brillante y deslumbrante. No era como una careta, ni como un traje bonito. Se sentía… él mismo. No pudo decir nada, apenas podía exhalar de los nervios y su nariz empezó a sorber. La morriña, la emoción, el sonido agradable de los instrumentos de fondo...

Damian no pudo contener sus lágrimas cayendo tímidas por sus mejillas rojas mientras miraba a Aniol y a Ethan con una expresión que podría confundirse con pena pero el chico estaba viendo algo más, algo más allá.

Vio su sueño.
Seth
Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre

Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena

Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.

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02/01/24, 01:43 pm
-Ahhhh con qué estás en plan gilipollas, ¿no?- Le soltó con sorna y humor a Nohlem cuando puso en duda su entrada al grupo musical, devolviéndole la sonrisa pícara mientras se sentaba en el piano. Una vez allí, Connor empezó a tocar la guitarra con expresión sonriente y absorta. Sus dedos pasaban rápido entre las cuerdas mientras la melodía sonaba a través de ellas, recordándole tiempos pasados. Era una de sus canciones favoritas y que acostumbraba a tocar mucho en el club, no solo por su melodía sino también por su letra. Una con la que podía llegar a identificarse con toda la mierda que ocurría en el club. Y justo pensando en eso cayó en la cuenta de que ahora no recordaba nada sobre la letra... La fuente mágica del primer día y sus putadas. Con un suspiro Connor empezó en cambio a tararearla al ritmo de la guitarra.

Absorto como estaba no tuvo ni puta idea de las señales que Nohlem había empezado a emitir. Como sus pupilas como rendijas, una mirada juzgándole o una rodilla que subía y bajaba. Mientras tanto, Connor seguía en su puñetero mundo, y no fue hasta escuchar las palabras del varmano que se dio cuenta. El motero lo miró con una leve sonrisa antes de bajarse de un salto del piano soltando por lo bajo un "Mi piano..." repitiendo sus palabras. Lo que sí le hizo responder con más humor, aunque también con orgullo, fue que Nohlem comparara su música con un funeral...

-¡Eh, capullo!- Dijo con tono bromista acomodándose la guitarra en la espalda y cruzándose de brazos.- Esto era un calentamiento, pero está bien... Cuando estés comiendo mierda con tu música ya me buscarás a mi y a mi guitarra. Y  te haré esto, mírame joder.- Le contestó con sorna, haciéndole con las manos dos cortes de manga muy cerca de su cara. Después se dio la vuelta para dirigirse también a Scheniak.- Eso, ¡toca algo también cabronazo!- Lo alentó con una sonrisa y un leve empujón al hombro con su propio hombro. Si había algún peligro allí ya tenía que haberlos encontrado a esa alturas con tanta música. Rick y Kalna no tardaron en llegar, alabando ambos el talento del varmano y provocando un suspiro de Connor.- Gracias, cabrones, gracias...- Diría con humor ante sus nulas palabras sobre él, más por bromear que porque realmente le molestara.

Aquel lugar era jodidamente de la hostia.  Y el motero se acercó a la sala contigua que había justo al lado y que no se había fijado antes por culpa de su alegría por la guitarra, soltando un bufido sorprendido por las vistas. Una cosa era verlo de lejos y otra acercarse mejor. Todo estaba tan bien cuidado que decía a gritos que aquel lugar estaba habitado, pero por otro lado, si así fuera ningún dueño dejaría su puñetera casa con aquella habitación lujosa sin protección, ¿no? Conectaba directamente con la de los instrumentos al no tener muros que separara, y por su espacio abierto solo podía deberse a una sala para bailar o alguna mierda parecida. Llena de toques dorados por todos sitios el lugar era igual de jodidamente elegante que el exterior de aquel edificio o incluso más.

-Esto esta lleno de mierdas brillantes.- Soltó con una sonrisa y en voz algo más alta para oírse por encima de la música del piano, el motero aún con la guitarra colgada a la espalda. Si estuvieran en la Tierra el club ya habría empezado a saquear aquel sitio sin ninguna puñetera duda.-¿Os apetece bailar, joder? Pues nosotros cobramos por hora el concierto, eh.- Les dijo a la libense y al neoyorquino desde lejos, todavía admirando los brillos dorados.- ¿Qué habéis encontrado por ahí vosotros?-

Connor no era demasiado fan de aquel tipo de lujos. Pero podía admirar cuando algo era bonito de cojones.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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02/01/24, 07:05 pm
Recibir halagos e ignorar insultos le costaba lo mismo: nada. Estaba conforme con sus puyitas a Connor e igual de acostumbrado a su persona, con lo que lo primero que intentó cuando el pelirrosa le plantó las manos delante fue lamerle. Nohlem de por sí apagaba el cerebro cuando tenía un piano delante, quítale la lluvia constante de normas y modales de su casa, suma humanos bastos y lobos malhablados a la ecuación y tienes un varmano tan bobo como debería ser alguien a su edad. Puede incluso que un poquito más. Y menos mal que estaba concentrado en tocar, o de haber atinado a lamer los dedos de Connor habría dejado muy poco a la imaginación. Su imagen de caballero elegante viviría otro día más.

Eso sí, Nohlem tiraba la piedra y escondía la mano, pues ni iba a atender a Schecheniak, ni a Connor, ni a la inmensa sala a dos palmos de narices por la que acababa de preguntar hasta que acabase la canción. Dejar una pieza incompleta le daba un toc terrible, y estando tan inspirado fue fácil que olvidase que había dicho en primer lugar. Rick y Kalna entraron después con ellos, pero el varmano estaba más metido en la música que en cuerpo presente.

Hm-hm —respondió al neoyorko, absorto. Bastante complicado era darle tres voces al piano con solo dos manos para mantener una conversación mientras—. Dos —musitó y calló, sin aparente contexto. Los últimos segundos antes del final, un pequeño decorado como guinda yyy… Conforme. El granta se separó del piano sin levantarse de su asiento, sonriendo de oreja a oreja mientras las notas sostenidas se iban diluyendo en el aire—. Dos escolopendras había, pero las he matado. Por ahí andarán los cadáveres —señaló sin señalar a nada con el dorso de la mano, con tal naturalidad que bien podría decirlo en serio. Su vista no se despegaba del piano. No lo abrazaba porque, ahora sí, tenía demasiada consciencia de la gente presente.

Nohlem podía hablar con humildad sobre sí mismo y sus habilidades artesanas, sobre su puntería o su aspecto físico, pero había ciertas cosas donde la modestiaba flaqueaba y relucía su verdadero ego; juegos de estrategia, un engaño bien colado en una partida de póker… mas no había mejor ejemplo que con la música. Soltó un soplido de suficiencia con el pecho lleno de orgullo al ser llamado maestro, un breve ronroneo in crescendo al no poder ser comparado con otro, una soberbia indirectamente alimentada por el pique del pobre motero.

Oh, no les culpes Connor, es que soy demasiado bueno —él también estaba maravillado consigo mismo. Tocó una brevísima melodía en ragtime, una suerte de fanfarria de victoria por la alegría del estilo. Si el canadiense no le partía la boca por esa sonrisita ridícula que tenía, bien podía considerarse inmortal—. ¡Gracias, gracias! —se acordó de decir, dándole la espalda al piano para poder sonreír a los recién llegados. Por fin se levantó—. Creo que os dije que tocaba el piano, no desde cuando lo hacía. Doce años de experiencia, a su servicio —y con una floritura hizo una breve reverencia.

Siguió a Connor hacia la sala nueva, quedándose sin palabras por las dimensiones. El techo era tan alto que bien podrían caber tres plantas enteras dentro, y a excepción del tramo por el que habían entrado, el hueco de la sala de orquestas, la sala entera era circular. La cúpula la llenaba la lámpara de araña más grande que hubiera visto jamás, dorada con detalles en rojo, y los gigantescos ventanales de cristal debían estar hechizados porque mostraban un escenario que nada tenía que ver con la realidad: fuera había un cielo nocturno estrellado, de un color azul oscuro tan intenso que hacía vibrar los tonos más cálidos de dentro, sin nubes ni lunas que lo entorpecieran. De no titilar las estrellas uno creería que se trataba de una pintura hiperrealista. La copa de los árboles en un jardín infinito era lo único que llenaba aquella inmensidad, pero si alguien abriese la puerta al balcón o, sin ir más lejos, alguna ventana, encontrarían el aire “fuera” inusualmente quieto, enrrarecido, más parecido a una habitación cerrada que el exterior.

Santísimo Miquella el Empíreo…

Estaba acostumbrado a la grandeza, pero eso era otro nivel. No era un museo en el centro de la ciudad lleno de obras y gente, sino un salón privado, tan de cuento de otra época que aún estando en él parecía ficticio. Ni siquiera los palacios de hierro y cristal de Varmania donde tenían lugar las grandes exhibiciones de industria y maquinaria le habían dejado tan ojiplático como aquello, aunque quizás ayudase su tiempo entre las pobres paredes del torreón. El frío tacto del mármol brillante de una columna le recordó que tan real era todo.

Yo quiero bailar —conectó finalmente sin contexto a las palabras de Connor, con bastantes segundos de retardo por seguir ensimismado. Ni siquiera tuvo hueco a pensar que él no podría bailar si tenía que ser uno de los responsables de la música—. ¿Habéis encontrado trajes? —preguntó a Kalna y Rick, rascando lo que había oído en su sobredosis de estímulos.

Estaba tan ilusionado que todas sus alertas rojas se habían fundido. Entrar a un palacio perfectamente mantenido y ponerse su ropa era una trampa de cuento infantil con todas las de la ley, de esas que obviamente salen mal, pero si las acciones de sus protagonistas le habían parecido ridículas entonces y las moralejas aún más evidentes, ahora no podía hacer otra cosa que empatizar. ¿Quién en su sano juicio resistía una tentación así? Si había sido el primer tonto en tocar el piano, sería el primer tonto en vestir la ropa de otro.

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♪♫♬:
Muffie
Muffie

Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación

Personajes :
Wednesday: Vouivre humana británica.
Karime: Licántropa loba libense de la capital.
Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.



Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
Ka: Le falta el ojo izquierdo.
Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.


Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.

Armas :
Wen: Guadaña doble y arco.
Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
Kim: Arco, machetes y dagas.
Neil: Cuchara de madera y cera.
Edén: Magia y sonrisas amables.
Colmillo: inutilidad.



Humor : Absurdo

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03/01/24, 07:58 pm

La sonrisa con la que Nohlem recibió su cumplido mostraba cuan genuinamente feliz debía hacerle el piano. En cierta manera, Colmillo tuvo envidia de ese entusiasmo que iba de la mano de talento, tan distinto a sus propias habilidades y capacidades, pero Connor borró rápidamente de su mente el pensamiento de, literalmente, un golpe cuando pasó animado a su lado para entrar. Claramente se había tratado de una palmada amistosa, pero teniendo en cuenta lo distraído que estaba y la fuerza del humano, no pudo evitar desestabilizarse un poco.

-Joder, Connor -se quejó de la sorpresa, pero no tardó en contagiarse del estado de ánimo de los dos chicos y simplemente se frotó el hombro sonriendo con humor-. ¿Tú también eres un hombre de música? -le preguntó al verlo enfilar hacia las guitarras.

Colmillo avanzó un poco más en el interior de la sala para no quedar bloqueando la puerta, aunque no se acercó a ningún extremo ni instrumento, contento con quedarse ahí en medio escuchando el pequeño concierto de Nohlem. Por su parte, el humano parecía estarse tomando su tiempo para afinar el instrumento y posiblemente por eso no se dio cuenta de la mirada que le echó el varmano en cuanto se sentó en el piano. Reprimiendo la risa, Szczenyak se giró en dirección al resto de instrumentos, no queriendo ofender ni a Nohlem por su protección hacia “su piano”, ni a Connor por su aparente desliz.

-Como no queráis que os arruine el espectáculo con un puto tambor de fondo… -contestó con sorna cuando ambos le preguntaron sobre si tocaba algún instrumento, esta vez preparado para el golpe de hombro que le dio Connor y respondiendo con uno igual-. Que, oye, me puedo venir arriba y ponerme a improvisar con algunos ritmos loquísimos, pero terminaríais por echarme del torreón.

Si bien en su familia había varios buenos músicos, Colmillo no era uno de ellos. No tenía ni talento ni entusiasmo, pero la verdad era que tampoco tenía mal ritmo y, a veces, cuando alguna de las actuaciones de sus hermanos lo necesitaba, no era raro verle acompañarlos con algunos de los instrumentos de percusión.

Atraídos por la música como habían sido Connor y él, Rick y Kalna no tardaron en aparecer por la puerta, poniendo atención a la misma sala que les había señalado Nohlem momentos antes y que, tal y como dijeron, parecía ser un salón de baile.

-¿Ropa? -preguntó tontamente de vuelta a Kalna cuando esta les contó su descubrimiento.

Aunque no se podía decir que Colmillo fuera especialmente fanático de la moda, siempre le había gustado vestir bien, decente y aseado, y la idea de que hubiera una habitación con buenas prendas, a diferencia de las que tenían en el torreón, era muy golosa por para descartarla rápidamente.

-¿Dónde dices que has encontrado ropa? -preguntó con entusiasmo mal disimulado y olvidando por completo cualquier idea previa que tuviera sobre los posibles dueños de la casa y lo poco contentos que estarían con esta invasión.


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"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

Palacete - Página 29 Empty Re: Palacete

04/01/24, 01:38 pm
Presenciar la ilusión con la que ambos niños recibían el espejo trajo una brisa refrescante al lugar, el nuevo ambiente distendido le hacía sentir liviano, alejarse de la constante responsabilidad para sumarse a un animo contagiado. La sorpresa pronto dio paso a la felicidad convirtiendo el asombro en una amplía sonrisa de oreja a oreja, las mejillas de Ethan se mancharon de un sutil rojo ante los halagos repentinos, acompañando con una suave risa los comentarios donde se le llamaba príncipe.

-En demasiada estima me tenéis vosotros -Les respondió de forma irregular, interrumpido por sus propias risas. Con una mano le revolvió el pelo a Damian, apartando parcialmente al peque del sitio para que dejara de estirar su camisa. Tenía tan naturalizado el ambiente festivo que estaba dejando atravesar su lado más informal. Ethan podría ser buena figura paterna pero también sabía cómo se comportaba un hermano mayor. -Aunque… no me veo mal no…

Era extraño intercambiar miradas con su versión mejorada, no era alguien que se hubiera planteado nunca maquillaje pero de alguna manera la sutileza que le devolvía su reflejo era simplemente perfecta. Le había cubierto las imperfecciones con alguna capa de color tan natural que ni se notaba, el colorete era lo suficientemente suave como para que sin llegar a llamar la atención diera cierto color a su rostro y la pequeña linea roja en el parpado inferior le hacía destacar unos ojos que de normal eran aburridos. Hasta los labios tenían un degradado rosa en su interior que los marcaba más, era increíble cómo con tan poco podía haber tanto cambio.

Pero si él ya se veía perfecto cuando los niños siguieron sus pasos no pudo más que afirmar el buen gusto del espejo. No solo les daba un maquillaje que les sentaba bien, si no que encima parecía querer acatar sus gustos. Si Ethan era el príncipe modesto, Aniol era una princesa de ensueño con una delicadeza y elegancia que nada tenía que envidiar a las de las princesas Disney. Damian en cambio lucía con la presencia y el colorido propio del circo del que tanto hablaba, era bonita ver la comparativa de ambos críos, como ambos sueños cobraban formas tan diferentes.

Por ello le chocó ver las lágrimas de Damian en un inicio, asustado se acercó rápidamente antes de razonar que quizá no tenían por que ser malas. Empezó a limpiarlas con la manga de su camisa, tan largas que eran un buen pañuelo improvisado.

-Ay, ¿Qué ocurre? Si te ves precioso, ya verás ahora cuando te maquillemos, ¡vas a quedar incluso mejor que en el espejo! -Trató de infundir ánimos con un corto abrazo, uno de los que apachurran con fuerza. -¿Quieres venir a ayudarme?

Al menos la segunda parte, la que parecía más complicada, resultó mucho más sencilla en la práctica. Cuando Aniol se sentó solo hizo falta que volviera a tocar el espejo para que los utensilios brillarán marcando cuales tenían que usar.  El inicio era conflictivo pues siendo honestos, Ethan no sabía que iba antes y mucho menos como se debía aplicar todo, para su suerte, o más bien las de ambos, aquella sala estaba creada para estúpidos, pues tan pronto iba a aplicar algo que no debía su gema volvía a hacer un ligero tintineo avisando del error que estaba por cometer. Así, a base de descartar en una prueba de ensayo y error fue que aprendió el orden de los factores.

Primero le tendió una pequeña toalla de cara color cían para que se limpiara el rostro, desconocía si el objeto estaba encantado pero Aniol podría notar cierta ligereza y frescor al pasarla por el rostro, definitivamente no solo limpiaba si no que se llevaba consigo algunas impurezas. Tras eso debía iniciar con los ojos y si bien seguía sin entender la mitad de cosas el que tuviera a Damian para ayudar les permitían acelerar el proceso de búsqueda.

-Hmmm cierra, ¿Puedes cerrar los ojos, porfa? -Comentó un tanto dudoso, no quería liarla, así que mientras se agachaba a la altura del joven colocó con sumo cuidado la brocha impregnada de un rosado melocotón sobre su párpado. -Voy a eh, perdón. Es mi primera vez haciendo algo así, intentaré hacerlo tan lindo como en el espejo…

El nervio era evidente entre tanta recolocación, bajando y subiendo el pincel sin tener mucha idea del contorno que debía formar. Tras una pequeña pincelada, tan suave como un suspiro por culpa de su inquietud Ethan pudo respirar hondo. La sencillez y perfección con la que el color quedaba marcado sobre la piel del joven no era natural, él no había hecho ese trazo y aún así prefirió guardarse la información para sí en un intento de no quedar mal. Todo lo de aquel lugar era mágico, y al ir pasando diferentes tonos sobre los ojos del Polaco un leve aroma a olas y coral quedaba reflejado. Era increíble, hasta los brillos sabían donde debían colocarse, una purpurina que reflejaba al mínimo contacto la misma exactitud con la que el Aniol del espejo les veía.

-Vaya esto está quedando precioso… -Murmuró asombrado por todo lo que estaba logrando. -Aniol estas… eres como una princesa salida de un de un cuento de hadas. -Logró decir lleno de un renovado orgullo. Su niño estaba precioso, gracias a él (Menos que más). Se moría de ganas de que el resto pudiera ver lo guapo que había quedado.

-Vale creo que un poco de colorete y hemos acabado… -Farfulló pensativo mientras intercambiaba miradas entre su Aniol y el del espejo, ahora compartían una similitud increíble, solo le faltaban unos mofletes ligeramente más sonrosados para volverse idéntico a su reflejo. -Uah, es que los demás van a flipar en cuanto te vean!
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma

Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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04/01/24, 07:08 pm
Podía empatizar con Nohlem cuando tardó en responder al completo. A Rick le quedaba más que claro que el piano le apasionaba y más de una vez se había encontrado en su misma situación mientras le daba vueltas a algún caso. Aún así, lo primero le hizo arquear una ceja hasta que el varmano se explicó al terminar su concierto. -Oh, entiendo. Muchas gracias entonces- le siguió el juego de brazos cruzados y una sonrisilla similar. Mejor tomárselo con humor y pensar en positivo, sí. Seguía sin estar tranquilo del todo, pero o se iba relajando o le iba a dar algo.

El neoyorquino se centró luego en el motero, al que le guiñó un ojo. -Eh, tú tampoco te quedas corto. Lo único que o le das más fuerte o te quita el protagonismo- le contestó pícaro moviendo la cabeza hacia el varmano. Estaría de broma, pero el cumplido sí iba en serio, el motero no tocaba nada mal. Y hablando de tocar, justamente Nohlem le dio la pieza que faltaba para comprender su talento. -Eso explica muchas cosas- comentó sorprendido. Llevarse casi toda la vida practicando influía mucho, pero también se estaba preguntando si ya de por sí tendría algún don. Tanta soltura era fascinante.

En cuanto el grupo se fue alejando de la puerta Rick reparó en el resto de la habitación, o más bien a la otra sala acoplada al cuarto de los instrumentos. Después de ver que las habitaciones allí flotaban y cambiaban según como se mirasen ni se molestó en extrañarse con lo grande que era aquel salón pero la decoración era otra cosa. De alguna forma era más lujosa que cualquier otra estancia del palacio pero de lejos. Mirando los alrededores mientras se recreaba en los detalles de la enorme lámpara, se acercó a uno de los ventanales más cercanos. -Guau... Tiene que ser magia, pero aún así...- dijo sin quitar la atención al "paisaje" tras el cristal. Parecía tan real que por un momento se imagino en otro lugar, uno mucho más agradable lejos del peligro de esa ciudad. -(¿Qué clase de hechizo hace falta para algo así?)-

La voz de Kalna, seguida de la del resto de sus compañeros, le sacaron de sus sueños para devolverle a una realidad que, aunque igual de bonita, fuera no lo esperaba una noche tranquila sino un peligro mortal. Por eso dudó mucho en qué decir mientras el plan se iba formando. ¿Ya no solo era bailar, sino que también ponerse ropa del posible dueño? Abrió y cerró ligeramente la boca mientras uno y otro iba preguntando por el vestidor, hasta que encontró un punto por el que empezar.

-Me encontré con una sala de lectura con unas cuantas estanterías, pero los libros están en otro idioma. Por lo poco que he visto parece que son sobre todo novelas por un par de notas que sí se podían leer, pero no he visto nada que tenga que ver con magia- respondió a la pregunta de Connor. En cuanto a la otra, la inseguridad le pudo un poco: -Bueno, desde luego esto parece una sala de baile y tenemos la suerte de contar con buenos músicos, ¿pero estáis seguros de que no pasará nada si nos tomamos tantas libertades?- Prestaría atención a lo que tuviera que contar la libense, no se había encontrado con esa habitación al fin y al cabo, pero al menos quería dejar claras sus dudas. El ambiente y el buen humor se le estaba empezando a contagiar, pero el deber y las experiencias pasadas le estaban frenando de dejarse llevar del todo por la idea de un baile digno de la más lujosa corte.
LEC
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)

Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.

Armas :
Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
Nefer : Lanza, venenos

Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face

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04/01/24, 10:26 pm
Daba igual que llevase más de un mes oyendo insultos de manera continuada saliendo de la boca de Connor (Y de Damian y de Szczenyak), porque no creía que fuese a acostumbrarse a que la llamasen “cabrona” ni aunque pasasen diez años juntos. Su límite debía estar en una tolerancia a oírlos sin escandalizarse demasiado, pero lo veía como algo de tan baja clase que seguía sin gustarle. Su mirada se clavó en Connor, un aviso de que no se tomase tantas confianzas, y es que ella no era uno de sus “amiguitos” de su banda humana. Prefería el respeto que le daba la lejanía en su relación con él, especialmente si eso incluía menos palabrotas como muestra de afecto.
No lo haces mal, pero coincido en que en estos momentos Nohlem te eclipsa —y ya no solo por volumen, la pieza que estaba tocando el varmano era espectacular. Que confirmase que llevaba tocándolo desde hacía tantos años tenía sentido, y es que ella sabía muy bien que la práctica hacía a la maestra.

Avanzó un poco hacia la sala de baile anexa, observándola mejor. Podía ser perfectamente una que hubiera en el palacio de la Reina Madre, especialmente con los colores de aquella lámpara de araña. Era hogar, en cierto modo, y tal vez por eso no le llamó tanto la atención como el “exterior” del cielo nocturno que se veía a través de los ventanales. Kalna solo recordaba haber visto las estrellas un par de veces en Libo. Incluso si salía fuera, en la zona de las montañas donde vivía el cielo siempre estaba cubierto de nubes, y no había sido hasta que había viajado hasta los pueblos costeros con su Madre por cuestiones políticas que había visto el cielo despejado por primera vez. En su mundo eran raras de ver, y por mucho que fueran algún tipo de hechizo ilusorio seguían siendo algo tan ajeno que reclamaba toda su atención.

Se sentía cómoda ante la grandeza de aquel lugar. Era su sitio, el que le pertenecía por nacimiento. Glorioso, exquisito en cada detalle. La mera idea de pensar en volver al torreón después de saber que aquel sitio existía iba a ser una caída brusca, pero para aquello quedaba tiempo. Podía perderse entre el mármol y el oro, sintiéndose más cerca de su hogar. Su mirada abandonó una de las ventanas cuando todo el mundo se centró en la ropa, y es que todos debían estar tan cansados como ella de parecer pobres harapientos todo el día, todos los días.
Un poco más adelante. Es una puerta morada, con filigranas en bronce bruñido. No llegué a entrar, pero tenía armarios, y trajes colgados. Y un espejo también. ¿Cuánto llevamos sin ver un espejo?

Si había alguna manera de que su expresión se volviese más seria de lo que era de normal, se las apañó de alguna manera ante el comentario de Rick. Se suponía que la voz de la razón tenía que ser ella, y el humano se las estaba apañando para que cada mínimo comentario sonase a crítica de su Madre. Pero no era justo. Se merecían un día calmado, un par de horas de olvidarse de lo que había fuera (o lo que teóricamente podía haber dentro) y de poder bailar y ponerse guapos.
¿Tienes prohibido divertirte aunque sea un rato? —le preguntó.
Sabía que podía pasarlo bien, le había visto reírse, pero a lo mejor si hasta ella estaba dispuesta a bajar la guardia Rick podía tomárselo con calma también.
»No te preocupes, puedo ser tu caballera de brillante armadura si nos atacan.

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Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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