Torreón Maciel (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.

Nia

La ulterana y el resto del grupo finalmente llegaron a Maciel. A simple vista se podian apreciar a algunos de los cosechados, pero fue finalmente gracias a aquel ritual que habia conjurado Cain que pudieron apreciar a todos y a cada uno de los presentes. Nia no tardó en sacar un cuaderno y comenzó a anotar nombres y a dibujar rapidamente caras al lado de los nombres. Parecia tan concentrada en lo que hacia que nadie esperaba que dijera palabra alguna.
-Yo diria que dos o tres no llegarán más allá de la Luna Roja.-dijo de pronto. Los demás se sorprendieron ante las palabras de Nia, quien abiertamente se oponia a las apuestas sobre las vidas de los cosechados.-Solo intentando ser razonable, claro. Mi apuesta es para los dos más pequeños y el herido.-dijo, señalando a Timmy, a Ariv y a YR. Era algo cruel aquello, pero la ciudad no habia hecho distinciones antes y habia sido cruel con todos. Ciegamente dio por muertos a los más jóvenes ya que aguantarian menos que los más adultos, sanos o maduros. Suspiró a continuación, sopesando cada palabra que decia.
-Pero vamos, atendiendo a la lógica. No tengo nada en contra de ellos dos.-

<<Ni de ninguno de los otros.>>pensó y guardó silencio. Si por ella fuera, nadie tendria que morir en las cosechas. Pero aquello no compaginaba con la ciudad en la que estaba. Lo unico que podia hacer por ellos era, una vez llegada la Luna, que no se perdiesen más vidas por heridas o enfrentamientos tontos. Aquella pierna cercenada no tenia muy buena pinta. Casi habian hecho un apaño para el amputamiento de esta y Nia podia olerse una infeccion en ella. Sin embargo, mientras que alguno de los cosechados se les veia algo perdidos y condenados, otros portaban la fuerza caracteristica en los rocavarancolenses. Llamandole especialmente la atención la libense, por su destreza y fuerza, era sin duda una guerrera. Dejando de lado su llamativa apariencia, caracteristica de Libo, era la que podria llamarse entre ellos "su favorita" Era imposible que esa chica no sobreviviera a la Luna, pero como bien habia experimentado en sus propias carnes, aquella noche era una locura y desenfreno en la que de todo podia pasar.

Decidieron pasar ya al segundo torreón, el torreón letargo. Nostalgia se avecinó ante la ulterana recordando él lugar. Dio una amplia sonrisa. Esperaba que de alguno de los letarguinos le llamara la atención, por orgullo de ser una ex-letarguera más que nada. Se preguntó tambien si estarian limpiando bien el lugar. Elliot seguro que saltaria sobre sus pescuezos si no lo tenian por costumbre. Rió jovialmente por lo bajo y entonces escuchó como Wen preguntó porquien habia votado por ella a la hora de las muertes. Nia pronto se abrio de brazos y dio una respuesta escueta.
-Yo no aposté el año pasado.-dijo, quedandosele algo pendiente por decir que calló.

El draco escuchó el comentario de Gael acerca de su forma de hacer las apuestas y se echó a reír levemente.
-No me gusta pasar bochorno, amigo -le dijo con una sonrisa de autosuficiencia-. Lo que pasa es que para mí eso no es nada bochornoso. Tengo poco sentido del ridículo para esas cosas, pero eso sospecho que ya lo habréis notado -finalizó la aclaración encogiéndose de hombros- Por eso tengo curiosidad por el castigo que me pondríais. Y veo que Jack tiene ganas de ser quien lo ponga. Por mí perfecto, esfuérzate en ganar -dijo mientras le dirigía una mirada burlona al vampiro.

A Noel le cogió por sorpresa el pinchazo que le hizo Cain en el brazo para utilizar su sangre, pero no se quejó y no volvió a prestar más atención al hecho salvo para mirar mal a Jack brevemente debido a la actitud del vampiro. Cuando el invocador explicó la utilidad del peculiar recipiente, Noel se acercó curioso a mirar como el chico realizaba los preparativos para hacer de la palangana un objeto útil para la visita. Pronto se encontró pidiendo ver diferentes habitaciones del interior de Maciel junto con sus amigos una vez Cain les explicó el funcionamiento.
-Como mola, Cain, tú sí que sabes realizar espionaje en condiciones -le dijo el draco sonriente mientras observaba a uno de los cosechados con el invento-. Así no nos perderemos a ninguno.
Tras "pelearse" un rato por controlar la palangana, los primeros cosechados a los que vieron fueron a un chico moreno que estaba barriendo, un nublino que estaba intentando congeniar con las estirges y un chico de piel muy pálida al que faltaba una pierna. Después de escuchar las apuestas del resto de sus compañeros, entre los que para su sorpresa también se contaba Nia, emitió las suyas propias.
-El cojo yo no creo que dure mucho, puede que no salga y que lo cuiden bien, pero también hay que tener en cuenta lo que pueda entrar, o las infecciones que pueda tener. Así que mi apuesta es que sobrevive. El barrendero no da mucha información, pero de buenas a primeras no apostaría por su supervivencia... excepto porque sí lo voy a hacer como ya sabéis -hizo una pausa para soltar una carcajda, le divertía sobremanera el hecho de estar tratando de perder a propósito-. Y el nublino... coincido con Adara en que me gusta su actitud, sobre todo para tratarse de un nublino. Mi apuesta es por su muerte.

Poco después un chico tan pálido como aquel al que le faltaba una pierna salió al patio. El draco observó atentamente la escena, escuchando como decía algo sobre traer la comida al torreón. Su experimento con runas falló, pero se le veía bastante buena disposición, así que Noel consideró que tenía probabilidades de sobrevivir. Por ello anunció al resto del grupo que apostaba por la muerte del peliblanco.

No tuvieron que esperar mucho para ver a un nuevo cosechado salendo al patio. Esta vez se trata de lo que Noel identificó fácilmente como un idrino, ya que había leído bastante acerca de ese y otros mundos vinculados hacía un par de semanas. Noel observó divertido como el idrino primero se quejaba, luego invocaba un lacayo grotesco para subirle cubos y después se jactaba de ello.
-Utilizar a un lacayo grotesco para subir cubos... ¿No es un poco vago? -comentó entre risas-. Pero me ha hecho gracia su intervención... Otra muerte.

Por último pidieron a los bichos de Cain revisar el resto de las habitaciones del torreón hasta que no quedó ninguna por ver. Así fue como vieron al resto de los cosechados que habitaban en Maciel.
-Vaya, otro chico con la piel tan pálida como la de Jack -dijo Noel mientras observaban a un pelirrojo que tenía entre manos lo que recordaba a una escopeta-. No creo que sea una coincidencia, deben de ser del mismo mundo pero ni idea de cual, no me suena haber leído nada sobre gente con ese aspecto... -se rascó la barba pensativo-. En cualquier caso, ese pelirrojo tiene trampas puestas en su habitación. No sé si es paranoico o cauteloso, pero quizás eso le haga sobrevivir. A estas alturas ya no tengo que decir cuál es mi apuesta, ¿verdad? -sonrió socarronamente mientras la imagen cambiaba a otra habitación, la cocina esta vez-. Un idrino cocinero... -el draco hizo una pausa, la palabra "cocinero" le recordó irremediablemente a Ethan. Y este había muerto, pero... -Apuesto por su muerte -dijo simplemente.

Una vez finalizadas las apuestas comenzaron a moverse para dirigirse a Letargo. Al poco de comenzar a andar, Wen preguntó acerca de las apuestas del año anterior. <<Sabía que terminarían preguntando... Al menos no parece enfadada>>.
-Ninguno -respondió el draco a la pregunta de la vouivre-. Yo me encargué de contar las apuestas y no fue hace tanto, así que las recuerdo bastante bien. Sólo habíamos apostado Gael, Giz y yo, pero todos apostamos que sobrevivías. Y lo mismo con Nasher -añadió más información a sabiendas de que tendrían curiosidad-. A Tsusu ni siquiera le vimos cuando vinimos a Maciel, y en cuanto a Matt... -se giró hacia el brujo de la arena mientras se formaba una sonrisa maliciosa en sus labios-. Me temo que te sentenciamos a muerte los tres.
Noel se rió, ahora ya sin rastro de malicia, y siguió al resto del grupo camino al torreón Letargo. <<Letargo... hace ya más de un año que no piso ni siquiera sus inmediaciones>>, pensó el draco mientras se acercaban, poco a poco, al que había sido su hogar durante la criba.


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Cain dejó que los comentarios de los chicos alimentasen su ego y se limitó a pedir de cuando en cuando que dejasen la imagen de la palangana quieta para que pudiera bocetear la cara de los cosechados. La verdad es que los había muy monos ese año, y según iban avanzando por las habitaciones iba cambiando de preferido. Descubrió a quien sería la mamá del grupo, cocinando la cena para sus cachorritos y se perdió momentáneamente en sus recuerdos de cosechado. No podía quejarse de lo que le había tocado tras la Luna (más bien lo que había conseguido) pero a pesar de los disgustos y las muertes su grupo había tenido una buena criba...

-¿Jacko, no te trae recuerdos el chef?

Pero Jack se había ido por su cuenta a explorar el torreón en forma de polvo. << Claro, para qué vas a aprovechar que tu amigo el invocador tiene espías por todo el torreónsi puedes ponerte en peligro y colarte tú en persona... Ojalá te pille el barrender, payaso>> pensó ofendido.

Los demás fueron haciendo sus apuestas, pero pasó del tema alegando que si él apostaba sería ''hacer trampas'' y no aceptó ninguna réplica al respecto. No obstante compartió algunas opiniones y comentarios sobre los cosechados. Se alegró de ver por fin a sus dos ''victimas'', sobretodo al idrino y sus cubos << ¿Qué dirá tu congénere sobre esa vagueza tuya, pescadito?>> pensó riendo por lo bajo.

-Oh, por favor, ¡que tío más anacrónico!- exclamó cuando vio la escopeta que llevaba el pelirrojo.- Está jodiendo la estética de la ciudad, si no muere en la criba lo mataré yo en cuanto salga la Luna- dijo con falsa indignación, y luego se echó a reír- Bueno, vamos a nuestra siguiente parada.

Silbó y todos los escarabajos volvieron a la palangana. Necesitaría otra gota de sangre para la siguiente invocación, pero no necesitaría hacer otra ver el rito entero. Hechizó la palangana para que el agua no desbordase y pusieron rumbo a Letargo.

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Realizo varios intentos intentando activar el circuito de runas, mas por tozudez que por otra cosa, hasta que finalmente se rindió. Iba a terminar agotándose sin obtener ningún resultado, suspiro mirando las runas y sacando uno de los papeles que tenia con los apuntes de estas para que no se le olvidaran al dibujarlas. Escuchando de fondo un grito feliz de quien le pareció Shizel, aunque no estaba seguro, no escucho lo que dijo realmente-Esta bien dibujada, supongo no tengo suficiente nivel de magia para hacer esto -se dijo pensativo tomando lo mejor posible, casi que empezaba a acostumbrarse a que la magia le costara tanto, tal vez simplemente no era lo suyo. "O simplemente un cosechado no es capaz de hacer esto...se supone que a habido mas cosechas antes que nosotros, habrían intentado tener alguna comodidad a ser posible, si no lo consiguieron tal vez fue por algo..." pensó recién dándose cuenta de aquel detalle y animándolo un poco.

-Bueno, entonces tocara ir por las cestas...- murmuro recorriendo el torreón para asomarse al patio viendo allí a los tres aun entrenando- Hey, hay que ir por la comida, que las runas que puse no han funcionado...- añadió informándoles, antes de nada antes de volver al torreón, apenas se había levantado había bajado a por las runas y el día anterior, se había acostado realmente tarde por estar practicando con la kusarigama, la cual por fin estaba aprendiendo a controlar, aunque aun le solía poner el protector por si acaso, no quería quedarse sin cabeza. No había dormido mucho realmente y ahora se encontraba con bastante sueño, así que tras pensarlo un poco decidió darse un baño, que lo despertaría y relajaría a partes iguales. No pensó demasiado solo tomo un cubo con agua y subió hacia el baño, par empezar la subida y bajada continua hasta llenar la bañera, claro que cuando entro al baño y se vio que estaba ocupado por Shizel, se quedo un poco extrañado, mas cuando noto que había....vapor. Alzo una ceja entretenido al ver al idrino metido en la bañera de agua caliente, seguramente habría usado el hechizo térmico que a el aun le costaba realizar sin pasarse con la temperatura.

-Mira que amable, prepara el baño y se queda para hacerme compañía, así da gusto bañarse aquí- comento en tono jocoso, sin moverse de la entrada entretenido por la visión del peliblanco empapado. Obvio aquello le quito todo el posible sueño, pues n esas tres semanas era la primera vez que se topaba con uno de sus compañeros en aquel estado, algo realmente interesante, mucho. Mas porque el idrino era demasiado mono para lo que le convenía. "Empiezo a pensar como un pervertido..." pensó divertido.

Giz lanzó una falsa mirada de reproche a Noel cuando dijo que moriría el chico del lacayo grotesco y luego soltó una carcajada.

-Noel lleva razón, ese chico sobrevive-tras ese apunte, volvió a la palangana para ver al resto de los que se encontraban dentro. Había un muchacho ojipelirrojo con un arma que desconocía. Adara dijo algo de que era una escopeta y Cain se quejó de que rompía con la estética de la ciudad. Giz decidió votar al azar-. No sé lo que sea, pero sobrevive-el recipiente mostró esta vez a un muchacho parecido al del lacayo grotesco, salvo porque este estaba cocinando-. Es como Ethan...-comentó pensativo-. Este muere.

Giz hizo mutis cuando Wen preguntó acerca de las apuestas de su cosecha y dejó que Noel les explicara lo que habían votado. Sintió algo de lástima por Matt, pero afortunadamente, se habían equivocado todos y ahora el brujo se encontraba con ellos.

-Míralo por el lado bueno, tienes parte de la "culpa" de que Gael y Noel hicieran el ridículo apoteósicamente bien en la taberna-el asreniano se encogió de hombros y echó a caminar con el grupo, esperando de verdad que ese dato consolara a Matt.

Ahora tocaba Letargo y la sola idea de volver a ver esa torre le traía buenos recuerdos.

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No se paró de oír apuestas constantemente de unos y otros. Este año al parecer nadie se iba a cortar un pelo, a excepción de Caín. Después de la reacción del año anterior incluso Nia se había animado. A Gael ya le costaba ir recordando las apuestas de todos los presentes, así que poco después dejó de preocuparse por ello y se centró en apostar por los cosechados que iban apareciendo en la palangana o en el patio.
-Pues de los que me faltan... El anacrónico -empezó, porque le había hecho mucha gracia el comentario de Caín- creo que va a vivir. Parece precavido, aunque quién sabe. El cocinero creo que va a vivir -«Parece un chico listo, aunque tenga pinta de andar en su mundo. Me sé de otro que también lo hacía» se dijo para sí. De los que habían ido saliendo solo quedaban los dos albinos magos-. Bueno, y de los dos últimos... los dos son magos, les veo posibilidades a ambos, así que diré que viven. Aunque con reservas...

Pronto todo estuvo recogido de nuevo para volver a la zona norte de la ciudad. Gael estaba deseando ver quienes ocupaban Letargo este año, y cómo estaría el torreón dado que el año anterior nadie se había refugiado allí. Todavía sentía cierto apego a aquel torreón, pero no sabía bien por qué. Allí había pasado más miedo que nunca en su vida, se había sentido frustrado y se había quedado seco de tanto llorar. Pero también hubo otras cosas buenas que se negaba a olvidar. Se enfrascó tanto recordando aquello que pasó por alto sin darse cuenta la pregunta de Wen y parpadeo confuso cuando por fin escuchó a Noel contestando. Tardó unos segundos en entender de qué hablaba, y cuando recordó que en un primer momento habían ocultado las apuestas sobre vidas empezó a sentirse mal por Wen y Matt. Pero viendo que habían apostado como todos los demás y por cómo había preguntado, se dio cuenta de que no había nada que lamentar.
-Cierto. -Asiente soriendo ante el comentario de Giz-. Ah, Matt, me has defraudado -le dijo al chico poniendo voz de mafioso-. La familia quiere que cantes... en la taberna, como compensación -se apresuró a añadir-. A todo esto, a ver cuál es el castigo de este año. -Comentó finalmente para cambiar de tema. Pensó que, si seguían por ahí los tiros, les recordaría a sus compañeros muertos, y su cosecha aún estaba lo suficientemente reciente. No valía la pena pensar en ello, no en un día como este.

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Shizel había estado en el séptimo cielo la última media hora. Un baño calentito por la mañana, que le desperezara poco a poco, había sido parte esencial de su rutina en Idris. El idrino se había sumergido casi por completo, había cerrado los ojos y se había permitido por primera vez pensar que volvía a estar en casa.
Sin embargo una brusca corriente de aire frío le sacó de su paraíso particular. Hizo emerger la cabeza del agua dispuesto a cerrar la puerta con un hechizo cuando vio a DL frente a él, no solo sin tener aparentemente la menor intención de marcharse sino además pitorreándose a su costa.

-La puerta, tío- señaló bastante molesto; no tanto porque la situación le fuera embarazosa sino por la falta de intimidad que suponía. Aunque había vapor y además estaba sumergido de cuerpo casi entero, si el foner quería mirar que mirase; pero que la puerta no le diese en el culo al salir rapidito. Al escuchar las palabras de su compañero Shizel se hizo a la idea de que el baño calentito se le había terminado, ya que el foner había entrado allí por error. "No será porque no he armado espectáculo subiendo los cubos", pensó un poco frustrado por la interrupción.

Sin embargo se fijó mejor en la reacción de DL, y esbozó una sonrisa llena de malicia. Los signos de atracción física nunca eran fáciles de ocultar, y menos teniendo cuenta que casi ninguno de sus compañeros era idrino. Aquel rasgo, que los primeros días le había resultado confuso e incluso molesto en ocasiones, ahora cobraba un matiz mucho más divertido. Jugueteó un poco con la idea de aprovecharse de la situación para tomarle el pelo, pero acabó descartándola. Había entrado por accidente después de todo, aunque le estuviese costando encontrar la salida.

-¿Te importa salir un momento para que me cambie?- dijo alzando una ceja-. No es que me paralice que haya público, pero ya que me vas a robar el agua caliente también te aguantas y te ahorras el espectáculo...

Le pareció entretenido al reacción casi nula del idrino, dejándole bastante clarito con eso que le importaba, poco o anda que le pudieran ver desnudo. "A saber cómo son en su mundo..."pensó, ya que en ese torreón lo de cubrirse y no exponerse parecía ser algo imposible de realizar. Sonrió cerrando la puerta, aunque no saliendo del baño, ¿qué peligraba su cabeza? posiblemente, teniendo en cuenta que tal ve en cuerpo a cuerpo podría con el idrino si quisiera echarlo, con magia....ni soñándolo.

-Si, si, perdona...no sabía que estabas aquí, te escuche gritar todo feliz pero ni idea de lo que dijiste -dijo encogiéndose de hombros ligeramente, pues no había pensado realmente que el idrino se refiriera a lo de bañarse con tanta euforia, teniendo en cuenta que llevaba tres semanas protestando por lo bajo por tener que subir cubos. Era como irreal pensar que estaría contento de hacerlo, ahora entendía parte del por qué. Estaba pensando lo de salirse del baño, más que nada no por pudor o vergüenza, sino porque a el mismo le gustaba disfrutar de sus minutos de paz y tranquilidad en el baño como para interrumpir los de otros. Pero escucharle a Shizel "echarlo" educa mente le hizo alzar una ceja y verlo entretenido, pensando repentinamente de forma juguetona.

-No tienes que salirte por mi causa, es tu agua caliente- comento mirándolo detenidamente, no podía ver nada realmente entre el vapor y el agua peor se adivinaba la figura del otro parcialmente- Aunque no me importaría compartirla- añadió en un tono juguetón y con algo de malicia, sin querer forzar las cosas, rio ligeramente acercándose a la bañera para dejarle el cubo de agua al lado-Otra vez será supongo, que siento por ahora me estas perdonando la vida…- comento divertido, metiendo a mano en el agua aunque no tocándolo, solo sintiendo el agua caliente, temperatura perfecta- La próxima te invitare, soy un desastre con el estúpido hechizo térmico y la compañía mejora la cosa - añadió malicioso y jugando, sacando la mano de agua y alejándose un poco con ya intenciones de salirse del baño, pues aun debían ir por la cestas, y tal vez pasarse por el otro torreón..

"Y no se va", pensó Shizel entre divertido y molesto. DL no se equivocaba al pensar que los idrinos no solían sentir mucho pudor físico, al menos los que él conocía: entrando y saliendo todo el rato de los canales, Shizel estaba más que acostumbrado a ver la ropa empapada de sus amistades y lo que se adivinaba bajo ellas, y era consciente de que también ocurría a la inversa. Sin embargo sí que eran muy celosos del concepto de su intimidad y él más que muchos, por lo que fuese por ignorancia o por insolencia, de haberle pillado unos cuantos días atrás DL se habría llevado una bordería contenida a duras penas en el mejor de los casos y un hechizo de impulso o parálisis en el peor. Shizel casi agradeció que hubiese ocurrido en un día en el que pensase con claridad tras unas buenas horas de sueño.

-En la bañera no cabemos- dijo limitándose a alzar las cejas-. Encuéntrame un canal o un lago decente en este secarral y luego me cuentas- dada la sequedad de Rocavarancolia a ese respecto, la apuesta era bastante inofensiva.

Cuando DL salió del baño Shizel suspiró y procedió a reunir la presencia de ánimo suficiente para atreverse a salir del agua calentita y secarse. La próxima vez pondría el primer hechizo pestillo que pudiera encontrar, pero aquella vez ya no había nada que hacer.
Al cabo de unos minutos ya estaba preparado, por lo que bajó al salón a recoger uno de los libros de magia. Entreoyó que se estaba planeando pasar a por las cestas y de paso hacer una visita a Letargo, y le picó la curiosidad sobre cómo estarían. Se sentó al borde del pozo, leyendo mientras esperaba a que los demás estuvieran listos.
-Cuando queráis- comentó distraídamente a los que se hallaban en el patio en ese momento, mientras garabateaba una nota de aviso que dejar a los que se quedasen en el torreón.

Después de la incursión al anfiteatro que fue bastante movidita decido no hacer más salidas por un tiempo a no ser más que necesario.


Algunos de mis compañeros parecen empezar a dominar la magia y a pesar de mi repulsión hacia ella intento practicarla por varios días sin ningún resultado. Mi fracaso y el de algunos otros compañeros me hacen pensar que para poder dominar la magia se ha de tener realmente gusto por la misma o un sentimiento sincero de dominarla. Es por esto que quizás mi odio hacia ella o el orgullo de Karime nos nieguen este don.


Cada día estoy mas convencido de que la magia corromperá a mis compañeros, es visible como acaban sus rostros cuando la emplean: cansados y la mirada ausente. No hay que ser muy inteligente para saber que poco a poco le está robando la vida, como un parasito. No se muy bien por qué pero comienzo a obsesionarme con algunos gestos o rituales cada vez que alguien practica magia en mi presencia, como dar una vuelta sobre mi mismo y escupir, no estoy muy seguro pero estoy convencido de que me protegerá de tal vil corrompedora energía.


Estoy empezando a parecer enfermo, cada vez estoy mas delgado y débil pero no me importa seguiré compartiendo mi ración de comida con mis hermanas las estirges. También empiezo a estar más tiempo con las estirges que con los demás cosechados. Mis esfuerzos comienzan a dar sus frutos y las estirges parecen aceptarme cada vez más. Ya comienzo a diferenciar a algunas de ellas y les estoy poniendo nombres. “Unojo” es una estirge más grande que las demás, esta tuerta y siempre mira con la cabeza mas ladeada de lo normal, el ser más grande de lo normal lo que le ayuda a ser una de las dominantes por no decir la que más. Unojo me ha atacado en varias ocasiones cuando me he acercado demasiado a ellas o ha atacado a otras estirges que se acercaban a mí. Ahora parece tolerarme más pero siempre me esta vigilando. También está “Gusano” es una estirge que ya no puede volar porque le falta una pata y un ala, cuando anda por el suelo parece que se arrastra, si no fuera por mi y la comida que traigo ya estaría muerta.


En un lugar del nido he visto como lo guardan con celo, no me atrevería a acercarme. Cuando incide el sol en ese lugar veo reflejos como los de cristales al sol, creo que guardan como una especie de tesoro allí.


Por ultimo estoy llenando el torreón de pequeños tótem de plumas de estirges para repeler la mala suerte, a algunos de mis compañeros no le hace gracia y aseguran que apestan. No importa si lo rompen y lo tiran yo vuelvo a hacer mas y a ponerlo.

Después de abandonar a Shizel en su baño, simplemente bajo al patio avisando de que saldrían por las cestas. Yendo hacia el pozo para subir un cubo con agua y refrescarse un poco, viendo por allí unos de los tantos estraño totems que Wintel había ido creando con plumas en ese tiempo al que por cierto apenas veía, pues se la pasaba con aquellas criaturas del ultimo piso del torreón. "Se esta aislando, aunque no entiendo el porque...lo que si es que no parece gustarle que usemos magia por algunos comentarios que hace ¿tal vez el mundo del que viene la magia sea peligrosa?" se pregunto observando aquellas figuras emplumadas que no significaban realmente nada para el. Sus pensamientos se interrumpieron y volvió la atención a las únicas chicas del torreón las cuales se apuntaron a salir con el por las cestas, agradeciéndolo pues no le hacia gracia ir solo por la ciudad aunque ya pudiera defenderse medianamente bien, no era seguro.

-Pensaba que nos pasáramos por el otro torreón antes de ir por las cestas...-comento pensativamente viendo que Shizel ya bajaba de su baño sonriendole entretenido y aceptando que el viniera, al fin de cuentas, era el único que sabia el camino para ir al otro torreón aparte de Saren.

-Pues vamos entonces-dijo con humor, sujetándose las armas en la cintura para ponerse rumbo al otro torreón, teniendo que recorrer gran parte de la ciudad, por suerte tenían en el grupo a Shizel siéndo el que les guiaba en aquella ocasión.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

Ariv continuó entrenándose durante un rato más, mientras sus compañeros se preparaban, aunque no fue muy exigente consigo misma. No quería cansarse teniendo en cuenta que iban a salir a por comida y a visitar a los del otro torreón. Quería poder dar lo mejor de sí misma en caso de que hubiera problemas, y tampoco tenía ganas llegar agotada a Letargo. Justo cuando terminó de practicar un par de movimientos, aparecieron Shizel y DL en el patio, indicando que estaban listos para marcharse. Ella les sonrió, feliz.
—¡Yo también lo estoy! —exclamó, emocionada. Estaba segura de que podría defenderse fuera ahora que se había puesto más en serio con las clases—. ¡Vamos! ¡Venga, K!
Aferró sus dagas con fuerza y se dispuso a seguir a los demás. Tenía la sensación de que aquel día iba a ser bueno. Ni siquiera se preocupó de quiénes más iban a salir con ellos, tales eran las ganas que tenía de salir.
Desde que había dejado de verse como una niña indefensa, su actitud respecto a las salidas había cambiado mucho.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

Me encontraba en una especie de cobijo que había improvisado días atrás entre las grandes vertebras que había en del patio. Tratando de construir tantos pequeños tótems como pudiera, una simple ramita con varias plumas colgadas o una lasca de hueso con algunas plumas atadas cualquier cosa con esas mágicas plumas serviría.


No prestaba mucha atención a la conversación que estaban teniendo mis compañeros, ni sabía muy bien si ellos eran conscientes de mi presencia, pero escuche de chiripa que decían algo de ir a visitar a letargo. Me acorde entonces de que cuando nos visitaron ellos el pequeño ser verde me dijo que Pablo estaba herido y le encargué que le diera una pluma de mi parte, ahora que la magia había despertado entre ellos una pluma no seria bastante tenia que ir y asegurarse que al menos Pablo estuviera protegido contra ella y si había caído en la tentación de ser usuario de ella…. Llevarlo por el buen camino.


Metí nerviosamente todas las plumas y pequeños tótems que había fabricado en un saco y Salí corriendo del escondijo aun metiendo varias cosas en el saco.


“!! Esperad, esperaaad ¡! Yo os acompañaré también –dije saliendo corriendo tras ellos, casi jadeando, pasando por el porton-“


Sin el anorak me sentía más ágil, no hacia tanto frio como en sus heladas tierras por lo que había optado por reciclar su anorak para obtener algunos materiales para sus nuevas necesidades, cosa que le ayudaba a no arrepentirse de haberlo echo jirones.


Sigue en la cicatriz de Arax


Nota: Ahora Wintelgy va con una especie camiseta de interior ceñida que llevaba debajo del anorak y los pantalones que llevaba pero cortados a la altura de las rodillas, también lleva consigo muchos colgantes, adornos en el pelo, pulseras y brazaletes hechos por el mismo de aspecto tribal y no muy elegantes. La nueva indumentaria del nublino ahora deja a la vista su complexión débil mas aun con la falta de comida.

Tras acabar una dura jornada de entrenamiento, Timmy, al igual que hacía siempre, volvió a encerrarse en los calabozos, trabajando en varios proyectos que llevaba días maquinando.

Cuando bajaba allá abajo, sus trabajos le absorbían tanto que perdía la noción del tiempo. Nunca había sido una persona sociable, pero en aquellos momentos el resto del mundo dejaba de importarle en absoluto. No le importaba el torreón, no le importaban sus compañeros y desde luego no le importaba Rocavarancolia. No era él, era aquel otro ser que vivía dentro de su cuerpo. En el momento en el que se alejaba del resto, el joven Timmy pasaba a ser un simple espectador.

Tal era su nivel de evasión en aquellos momentos que las horas pasaron y ni siquiera se percató de que sus compañeros habían salido. Imaginó que habrían ido a por comida. Esto lo descubrió cuando se vio obligado a subir de nuevo a la sala principal. La ausencia de ruido le resultó extraña, así que se dio un paseo por el torreón. Allí solo estaban Saren, Aleksei y, como no, el maldito lisiado. Cuando le vio tirado en el sofá un sentimiento perverso le pasó por la mente. El joven le miró, y Timmy le devolvió una mirada que, sin decirlo con palabras, le transmitió aquello que estaba pensando en ese momento.
-Fíjate… aquí estamos los dos solitos, sin nadie molestándonos… Llevo semanas sin segar una vida. Desde que llegamos a esta ciudad he tenido que contenerme… Pero contigo… podría matarte de mil formas y deshacerme de tu cadáver sin que nadie supiera jamás que ha ocurrido aquí. Por dios… ni te imaginas cuanto necesito esto…

Acto seguido se giró y continuó de nuevo hacia su refugio.
-Quizás en otra ocasión-Se dijo a si mismo.

Cuando volvió a la celda, siguió trabajando en un proyecto en el que llevaba metido los últimos días. Estaba fortaleciendo su cuerpo y aprendiendo a manejar armas en peleas de igual a igual, algo muy distinto a apuñalar a la gente cuando estuviera desprevenida. Su cuerpo empezaba a funcionar mejor y, por si fuera poco, tenía a su disposición un arsenal explosivo capaz de dejar sin palabras al resto de habitantes de aquella ciudad infestada. Pero seguía teniendo puntos débiles. Era mortal, como cualquier humano y, en ese momento, no tenía unas cualidades defensivas muy a la altura. Tendría que cambiar eso.

Esto le había llevado a consultar diversos libros sobre minerales, forja, herrería y otros temas similares en las dos últimas visitas a la biblioteca. Si bien no había entendido todo, había cogido ciertas ideas y conceptos que le serían de gran ayuda, al menos para iniciarse en la empresa que tenía entre manos. Si los demás recurrían a la mágica, el recurriría a la ciencia.

Aquella ciudad tan arcaica no le permitía exprimir todo su potencial, pero podría empezar por lo más básico, algo que incluso en la Edad Media terrícola habían conseguido. Trabajaría el metal. Si su piel no era de hierro, se fabricaría una.

Tras varias revisiones de la armería había sacado en claro que aquellas armaduras no le servirían. Eran demasiado grandes y demasiado pesadas. Con algo tan aparatoso no podría moverse apenas y sería más un lastre que una ayuda. Por ello había decidido incorporar pequeñas placas metálicas a su disfraz, cubriendo zonas clave del cuerpo. Eso le permitiría movilidad y al mismo tiempo le protegería en situaciones críticas. Seleccionó aquellas armaduras que vio más ligeras y empezó a trabajar con ellas. El primer diseño que se le había ocurrido lo componían unos brazaletes que le protegerían los antebrazos, tres pequeñas placas en el pecho, protegiendo la zona del corazón y los pulmones, unas pequeñas hombreras, unas placas a modo de espinilleras, unas punteras de acero para sus botas y una pieza moldeada para adaptarse a su mandíbula, la cual protegería su boca. Había intentado diseñar algún casco que le cubriera todo el cráneo, pero por ahora lo había visto inviable. Por su puesto esto solo era un diseño preliminar. En el futuro, cuando dominara el arte de las aleaciones, la forja y el trabajo de los metales probablemente diseñara una armadura integral mejor, si es que lograba con material suficientemente ligero, pero por ahora aquello sería suficiente. Por supuesto su habilidad manual era mínima aún, por lo que le pediría ayuda a RR cuando éste volviera al torreón. Confiaba en que su destreza hiciera un trabajo mucho más eficiente por ahora. Así pues, mientras no mejorara, él se dedicaría a los diseños y dejaría al pelirrojo el ensamblaje.

Una vez hubo terminado de pulir el diseño y de preparar las piezas que consideraba ideales, se puso a trabajar en otra cosa. Tenía muchas ideas en su cabeza, en su mayoría armas y artilugios de muerte. SI bien es cierto que el joven Timmy no había ido mucho tiempo a la escuela y sus conocimientos se basaban en lo que había aprendido por la dura experiencia de la vida en la calle, su mente era digna de un prodigio. La lógica y el razonamiento de ésta no tenían límites, y era esta y no otra facultad la que había permitido a aquel joven a desarrollar todo aquello. Había pasado las últimas noches llenando las paredes de las mazmorras de diseños y cálculos, dibujados con cenizas de la lumbre. Todo cobraba vida en su mente, pero aún estaba lejos de conseguir gran parte de aquellos objetos. Mientras tanto seguiría investigando y dando rienda suelta a su imaginación.
Y así, un día más, pasaron las horas.

Karime, al darse cuenta de que Alder era reacia a elegir chico, soltó una sonrisa confidente e hizo un movimiento con la mano que claramente quería decir “vale, lo dejo pasar”, pero que realmente significaba “no te librarás de esta tan fácilmente.” Cuando las chicas empezaron a alagar al libense, Ka bufó y rió como si lo que le contaran fuera del todo obvio.

- Pues claro que es un chico estupendo. ¡Es libense! ¡Y de la Capital! No conoceréis a nadie de Libo que no sea excepcional.- contestó sonriendo.

Cuando los chicos se dieron por aludidos ante su intento de regalarles a Alder, Karime rió con sus comentarios.

- ¿Subastarte? ¿Por quién me has tomado? Los hombres no se subastan, se regalan a las amigas y a ellos solo les queda sentirse honrados.- comentó sonriente ante las palabras de DL. Ante las palabras de Shiz, Karime fingió indignación.- ¿Te vendes? ¿Será posible? Yo ofreciéndoos ante una pedazo de mujer como Alder ¿y vosotros queréis algo a cambio? Desagradecidos…

Cuando Karime vió el numerito que estaba montando Wintel, sacudió la cabeza y bufó de desesperación. “Este estúpido siempre metiéndonos en líos.” Pensó con una mueca de desagrado. Si fuera por ella, habría dejado que Atol le metiera una paliza, pero prefería evitar la discordia entre torreones y no iban a entrar en conflicto por culpa del loco de los pajarracos.

- Déjalo, Atol, no vale la pena.- le dijo para tranquilizarle.- Déjamelo a mí, no volverá a molestar a nadie.- le aseguró.

No pretendía hacer daño al nublino, no era su estilo herir a sus aliados, por muy estúpidos que fueran, y se había dado cuenta hace tiempo que no valía la pena fastidiar a Wintel puesto que no era divertido, pero sí que planeaba tener una conversación con él para saber por qué hacía lo que hacía y solucionarlo. “O va a terminar por hacer que nos maten.”

Una vez pasado el numerito del nublino, Karime ignoró a todos un poco sumiéndose en su mundo y pensando en lo que le diría en el momento adecuado hasta que oyó la voz de Alder diciendo algo muy interesante.

- ¿Qué si pasaría algo? ¿Estás de broma?- contestó con una amplia sonrisa a la petición de la sinhadre.- ¡Claro que puedes venir y claro que te entrenaré! Además, si has estado entrenando con Atol estoy segura que no te será nada difícil engancharte a mis clases. Confío en que te haya adoctrinado en el estilo de lucha libense.- sonrió ampliamente palmeando la espalda del susodicho.

Mientras Alder subía a por sus cosas, Karime intentó convencer a Seon de que también fuera con ellas, pero ante sus negativas y la falta de una fuerte presencia femenina sin contar con ella en ese torreón, decidió dejarla quedarse y desearle suerte con un “Creo que sabrás dominar a estas bestias tu sola. Yo cuidaré de tu edeel, aunque no lo necesite.” Junto a un giño.

Mientras caminaban hacia el barrio de los callejones sin salida, Karime no paraba de hablar con Alder y Ariv, planeando la estancia de la primera en su torreón, bromeando pícaramente y riendo con anécdotas que se iban contando. Gracias al mapa que Ariv había hecho hacía ya tiempo, llegaron sin dificultad a por las cestas y volvieron sin dilación al torreón.

- ¡Cariño, ya estoy en casa!- gritó la libense al entrar en el torreón una vez Aleksei les abrió la puerta.- Os traigo una sorpresa. Alder se va a quedar unos días con nosotros. Más os vale comportaros como hombres o como el equivalente en vuestro mundo.

Cuando dejó las cestas, Karime subió a Alder hasta su habitación ya que, debido a la escasez de estas, había decidido que dormiría con ellas.

- Y esta será tu habitación.- le mostró.- si quieres movimiento, tu ya me entiendes, tienes la habitación de Shizel ahí, ahí DL, ahí Burbujita, ahí RR, aunque no te recomiendo que entres.- explicó a la vez que señalaba las habitaciones.- Aunque, sinceramente, me gustaría que me lo contases y eso. No es por morbo que, para qué engañarnos, también, pero me gusta saber qué es lo que pasa bajo el techo de mi torreón.- dijo solemnemente para luego soltar una risa divertida.- Además, somos amigas, ¿no? Siempre es bueno saber a que me enfrento si de repente necesitas ayuda o más compañía.- terminó diciendo mientras volvía a bajar al piso de abajo para la cena.

El camino a Maciel fue agradable y se paso entre risas.
- Una vez desperté a mi hermano Verei dandole un lametón de barbilla a frente. A cambio, un día me quedé dormida en un sillon, y cuando me desperté estaba en plena plaza mayor. Aun no se como se las apañó
Alder se rió recordando su propio desconcierto.
- Y la gente me miraba rarisimo, sobre todo porque abandone el sillón alli mismo. Luego la parte clara de mi padre obligó a Verei a ir a por él. Y no mucho después le cogí aguja e hilo a mis padres y le cosí el final de los pantalones, por donde se sacan los pies.
Y así es como vivimos los dos. jajajaj. Pero tenemos buena relacion. Mi hermano me ha sacado mas de una vez de un aprieto.

Cuando llegaron, K la hizo subir hasta su habitación, y le enseño el resto de dormitorios.
- Lo tendré en cuenta.- dijo con una sonrisa. Miró las puertas con interes, y se aseguró de acordarse de la de RR. Ya había oido en su ultima visita que estaba llena de trampas. No tenía ganas de acabar con un brazo u ojo de menos.
Bajó junto a K. Estaba de un buen humor radiante.

Finalmente llegaron al dichoso torreón, nada mejor que la casa, aunque fuese una temporal y sin tensiones como las que se respiraban en el otro torreón. DL llevo las cestas ala cocina tomando una fruta en el camino para empezar a comérsela. Volviendo a la sala justo cuando Karime volvía de darle el tour por el torreón a Alder. Había terminado guardando lo que había dibujado del libro de Stefan tras enseñárselo a RR, sentándose en el sofa.

-Tengo algo que contaros- comento cuando vio a la mayoría por allí recordando la conversación con Stefan-Le saque cierta información a Stefan sobre la luna roja, no sabia mucho realmente, pero si algo interesante- dijo DL al cual le sonaba un poco absurda la cosa pero todo aquello lo era y bueno sea lo que fuese esconderles esa información a sus compañeros de torreón no le traería beneficios alguno. Los observo detenidamente uno a uno, antes de hablar con calma, pensativo-Me explico que según su libro, cuando aparezca esa luna, producirá cambios en nosotros....no sabia si en todos o solo en algunos, espero serian en nuestras habilidades y en los niveles de magia, incrementadola- añadió osbervandolo pues era algo importante y también interesante, quien sabe si los que tenia menos magia podrían aumentarlas o incluso los que no parecían poseer el don pudieran obtenerla también cuando apareciera aquella luna. Les miro atento sacando del bolsillo el mismo dibujo que le había mostrado antes a RR- Y saque este dibujo del libro, me suena como ya le comente a RR pero no recuerdo de que... tal vez es un tipo de pista sobre la Luna Roja- dijo msotrandoles el dibujo a los demás, sobretodo a los que aprecian mas interesados en aquel tema.