Torreón Maciel (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

Después de andar un rato acabamos llegando al edificio del que hablaban. Era un edificio de tres plantas, aunque parecía que fuera a haber cuatro, solo que donde debería estar ésta había una especie de esqueleto empotrado. Al principio era un edificio que parecía seguro, pero según me acercaba iba cambiando de idea. Había algo en él que no me gustaba, aparte del esqueleto.Me acerqué el primero. No sabía si el resto se habían quedado parados o solamente habían frenado un poco, pero no me importaba. Solo me importaba encontrar un sitio seguro donde pasar la noche. Abrí la puerta despacio, sin fijarme en ella apenas, solo quería saber como estaba el interior. Al abrirse ésta produjo un leve chirrido, que a lo mejor el resto no escuchaba, pero yo sí. Entré dentro. En cuanto puse un pie dentro me vino un olor a polvo que me hizo toser. Todo estaba oscuro. Apenas veía un paso por delante de mi. En cuanto puede me apoyé en una pared para tener un sistema de referencia. Miré a mi alrededor. Fui notando como me acostumbraba a la penumbra. Cuando veía medianamente bien vi que el interior estaba en bastante buen estado "Parece que no está tan mal al fin y al cabo" Me dije mientras lo observaba todo. Entonces di media vuelta y salí fuera.

- Está bastante bien por dentro. Les dije desde la puerta. Fue en ese momento cuando me fijé en que una de las cadenas del portón estaba rota, y que había pintadas. Pero no le di importancia. Cada vez estaba más cansado y quería encontrar un lugar seguro donde dormir, y ese torreón era el edificio más seguro que me había parecido ver en toda esta maldita ciudad. - Está muy oscuro, tened cuidado de no chocaros con nada. Les advertí. "No me puedo creer que este edificio con un esqueleto encima sea lo más seguro que hayamos visto en esta ciudad" Me repetía una y otra vez asombrado de que pudiera haber ciudades tan horribles.

Busqué con la mano algo donde sentarme mientras todos entraban. Estaba muerto de cansancio. Llevaba sin dormir desde esa mañana, y no es que hubiera dormido especialmente bien. Su mano encontró una silla. La sacudió un poco y se sentó en ella, sumido en sus pensamientos.

Nasher se despertó cuando un rayo de sol entró por la diminuta ventana de la habitación, dándole en los ojos. Se giró para evitar ser deslumbrado y tras mantener la cara oculta contra la almohada unos segundos reunió fuerzas para abrir los ojos. Parpadeo varias veces, y se percató de que el brazo de Enna lo rodeaba. Con una media sonrisa, muy sigilosamente para no despertar a su amiga, se escurrió de la cama y dejó la habitación. Abajo ya había movimiento, alguien entrenando. Nasher se planteó el unírseles pero le dolían demasiado los huesos. << Es como si me hubiesen pegado una paliza...>> Aunque en parte era lo que le había pasado. Pasó por las cestas, evitando la que él había llevado a propósito y buscando algo para desayunar. En realidad no tenía hambre, el banquete de la noche aun se estaba digiriendo y aun tendría carne para varios días, pero sabía que la fruta era necesaria después de los funerales. Curioseó entre las distintas piezas y mientras dio con el bote de sustancia pegajosa. Olía muy dulce... ¿sabría igual? Lo abrió y metió un dedo, pero al probarlo casi lo tuvo que escupir. Era empalagoso. Nasher no estaba acostumbrado a las cosas tan dulces, o al menos, estaba acostumbrado a otro tipo de dulce. Aquello le picaba la lengua y le secaba la garganta. Cogió una jarra de agua que alguien había dejado allí y la apuró de un trago. << Nunca más>> pensó.

El día estaba apetecible, el sol brillaba y calentaba las piedras del patio. Y Nasher estaba hecho un asco... Su piel estaba cubierta de polvo, sangre, grasa y carbón. Debería haberse lavado nada más llegar, o nada más terminar el banquete, pero la fatiga y los sucesos del día habían hecho que ni se lo plantease. Sus pantalones también habían quedado para el arrastre. Subió a buscar ropa limpia, el trapo viejo que usaba de toalla y bajó al patio. El día estaba demasiado bueno para desaprovecharlo.

Llenó dos cubos, en uno de ellos hundió lo que quedaba de sus pantalones y usó la tela para frotarse la suciedad concienzudamente hasta que no quedó rastro, luego se enjuagó con el otro cubo, se secó, y se puso los pantalones, de un color verde terroso. Eran feos, y encima Nasher tuvo que hacerles un agujero para su cola, pero eran mejor que nada. No se molestó en subir a lavarse, lo hizo allí mismo, al lado del pozo. Cuando acabó puso la ropa a secar donde pudo y se tumbó en el suelo a tomar el sol para terminar de entrar en calor despues del baño frío.

Comenzó a sentirse intranquila después de terminar su segundo cigarro. El deseo de salir de aquel torreón crecía cada vez más en su interior. Barajó incluso la idea de salir sola, aunque las posibilidades de volver viva eran bastante bajas; pero, finalmente, decidió salir al patio, donde, quizás, pudiera convencer a Matt de que la acompañara; aunque no le hacía demasiada gracia, no iba a tolerar otro numerito heroico.

Al salir al patio, lo primero que vió fue a Nasher tomando el sol. Le recordaba a las lagartijas que había en el jardín del orfanato que aprovechaban el menor resquicio de sol para tumbarse en una piedra a calentarse. “No se diferencia tanto de cualquier reptil de la Tierra, excepto que este habla.” Pensó para sí misma, quitándole importancia.

- ¡Chicos! - les gritó a los dos que se encontraban en el patio para llamar su atención.- Deberíamos salir a explorar la ciudad. Si queremos evitar episodios como el de ayer, será mejor que conozcamos a que nos enfrentamos.

La voz firme que usó no dejo lugar a dudas sobre su decisión de salir, con o sin ellos. Aunque empezaba a replantearse la opción de salir sola cuando se dio cuenta de las dos opciones de compañía que tenía. “Genial, o un lagarto con complejo de lagartija o un prototipo de Robin Hood.”

"Al menos ahora tiro con mas fuerza" digo mientras veo la flecha clavada en el suelo situada a 10 centímetros del verdadero blanco. “Bueno al menos fallo menos de lo que pensaba, algo es algo. Me digo mientras recojo las flechas y las vuelco a colocar en el carcaj. Al volver a mi sitio veo a Nasher como sale del Torreón.

De pronto en mi cabeza surge la imagen de Lia y mi idea de que puedo ser el siguiente por lo desvío la mirada de mi amigo lagarto y me concentro en el arco. “Tienes que parar joder... concentrate en tirar, tienes que mejorar muchísimo mas. Este golpe a ver si aciertas.” Apunto hacia la parte superior de la pared justo donde hay una pequeña brecha, respiro hondo y tenso la cuerda. “Una, dos.. y tres”

La flecha sale disparada directa hacia la grieta pero se desvía y choca contra la piedra. “Vaya puta mierda... enserio” Continuo tirando hasta que la voz de Wedn me hace salir del bucle del entrenamiento. Wedn nos propone a Nasher y a mí que salgamos a explorar la ciudad. “Tiene razón en lo de que tenemos que ver algo más de esta ciudad, ya que intenta matarme, al menos intentaré descubrir el porqué.”

-Ok, lo veo. Peeeeeeeeeero con una minuuuuscula condición de nada- Me dirijo a Wedn rápidamente y señalo con una flecha hacia el lado contrario por donde salimos el otro día. -Este golpe por allí, por favor- “No quiero encontrarme otra vez con ese bicho. Ni quiero pisar mucho mas esa zona en un tiempo la verdad....” Me digo mientras miro a Wedn a los ojos buscando una aprobación a mi condiciones. - ¿Que dices? ¿Hay trato?- al decir esto sonrío de manera inocente y ladeo un poco la cabeza.

Enna entra en el patio y comienza a tender sus ropas en el tenderete improvisado y dice que ella también quiere venir con nosotros. “Bueno una mas, si algo se acerca ya hay otra a la que merendarse. O que puede ser mi sustituto como plato.”

-Bueno pues mientras vosotros os preparáis y tal yo me voy a lavar la cara un poco y nos vamos. ¿De acuerdo?- Digo sonriendo.

La voz de Wen llamándoles le hace abrir los ojos perezosamente. Estaba muy bien allí echado, y el timbre de la chica no era lo que se dice muy agradable como despertador. << Por qué grita tanto?>> se preguntó llevándose las manos a los oídos. Le propuesta le provocó un escalofrío, y en su interior sintió como su corazón dana un vuelco. ¿Salir otra vez? No hacía ni un día que habían perdido a una compañera y pretendían salir otra vez... Sin entrenamiento extra, sin una necesidad urgente y sin un descanso para reponerse de... Nasher se abrazó las rodillas y apoyó la frente sobre estas, meditando. No quería salir, aún era pronto. Tenían comida, tenían agua y... Se miró las piernas y pasó la mano por encima. Si les atacaban de nuevo hoy no iba a poder correr tanto como el día anterior.

-Yo no voy- dijo sin alzar la mirada- Es una locura, si no pudimos enfrentarnos a esa cosa ayer tampoco podremos hoy.- se levantó y se encaminó al interior del torreón

Enna le paró a medio camino. Trataba de preguntarle algo, pero al principio no entendió muy bien a qué se refería. ¿Que no tenía qué? Relacionando ideas creyó saber de qué hablaba.
-Er... claro que soy un chico, y claro que tengo, ¿por qué dices que no?

Spoiler:

Este tío ha invocado al fuego con su "zippo" y ha sido capad de apagarlo con un dedo... ¿Que clase de magia ha realizado? ... A lo mejor no debería estar tan cerca de alguien con afición al fuego, la cosa podría acabar mal... En fin, ya pasó todo, aquí no hay gran cosa que hacer... ¿Por que no giro un poco mas? ...

...

Bueno bueno... Yo ya he girado demasiado, creo que tengo los órganos descolocados de tanto girar, creo que ahora voy a intentar coger soltura con el garrote. ... Sigue siendo aún algo pesado, pero ya puedo manejarlo más o menos bien sin destrozarme la muñeca.

¡Chicos! Deberíamos salir a explorar la ciudad. Si queremos evitar episodios como el de ayer, será mejor que conozcamos a que nos enfrentamos.

Wiii... chachi... ¡a salir! ¡A ver si encontramos algún punto verde... Aunque viendo como es la ciudad...


Sigue en la Cicatriz de Arax.

Enna hizo acto de presencia en el patio diciendo que ella iba. Si no hubiera sido por lo ocurrido el día anterior, Wen se hubiera extrañado de que una niña como ella quisiera salir, pero después de verla comiéndose una pierna humana podía esperar cualquier cosa de la niña azúcar glass.

- No hay trato ni deja de haberlo, me da igual en qué dirección vayamos, yo solo busco información. - contestó secamente a Matt. Antes de que este se fuera, le agarró del brazo y lo volvió a poner en frente de ella.- Mira, Yankee, no te voy a quitar las flechas, porque no las necesito; pero, si por alguna razón llego a necesitarlas, lo haré. Más te valdría salir ahí a fuera con un arma que dominaras, que yo no soy una arquera excepcional, pero por lo menos llevo más tiempo entrenando que tu. Esto no es un juego, ya viste como las gastaba ayer la ciudad.

Oyó la contestación de Nasher mientras volvía a entrar en el torreón. “Si, es una locura; pero, si no aprendemos a conocer la ciudad, nunca podremos enfrentarnos a nada.” Contestó en su interior. Como ya estaba completamente preparada para salir, se dirigió a la puerta del torreón, donde, sentada, se dedicó a vigilar la calle mientras se trenzaba el pelo para que no le molestara en la cara, esperando a que todos llegaran. No parecía que hubiera nada sospechoso y, cuando todos estuvieron listos, emprendieron la marcha. “Quizás Nasher tenga razón, quizás no volvamos con vida.” Se dijo a sí misma, pero desechó el pensamiento rápidamente, no iba a malgastar su tiempo teniéndole miedo al futuro cuando podría estar usando su mente en estar con los cinco sentidos alerta, y así es como se dedicó a avanzar.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

"Quizás tenga razón en eso que ella lleva mas tiempo que yo. Pero aun así me lo llevaré quizás no consiga hacer mucho con el, pero me siento mas seguro."Me digo mientras veo a Wedn como sale del patio. Por un momento comienzo a pensar cosas horribles que podrían estar esperándome fuera. "Sal del puto bucle que nos conocemos Matt. Pensar en eso no te lleva a ningún lado. Hay que pensar en positivo."

Me acerco al pozo y saco un cubo de agua donde limpiarme un poco la cara cuando al fijarme en el reflejo veo que tengo la cara algo cambiada. Nunca tuve mucha barba aunque en dos semanas sin hacerme absolutamente nada en la cara comenzaba a brotar algo de pelo. “Tendré que buscarme algo con lo que adecentarme un poco.” Me fijo un poco mas en el reflejo y algo me hace retorcerme por dentro.

-Madre de dios, que pelos de mierda tengo. Doy asquito verme- Me digo a mi mismo mientras observo mi pelo algo enmarañado. Me lavo la cara. Me despejo bastante al sentir el frió del agua en mi rostro. “Habrá que hacer algo con el pelo, me niego a salir así.”.Cojo el cubo de agua y meto la cabeza dentro y la saco. El pelo esta empapado aunque me siento como nuevo. -¡Ala! Limpito y guapo- Me digo mientras remuevo un poco el pelo con las manos hasta colocarlo en su sitio. Las gotas caen por la punta del pelo y recorren mi cara. Muevo un poco la cabeza como un perro y paso corriendo el patio y el salón hasta llegar a mi habitación.

“Cogeré las dagas también por si Wedn va enserio y me quita las pocas flechas que hay, ella le dará mejor uso que yo. Eso seguro.” Busco las dagas en el cuarto y están una por cada lado. Al coger la que estaba en la cama recuerdo el corte y la piedra. -¡Gilipollas! Se te ha olvidado decírselo a ellos.-
“Bueno, ya se lo diré por el camino o algo. Me llevaré la piedra para enseñárselo luego.”

Bajo las escaleras corriendo para no hacerles esperar mas. Al llegar a la puerta están todos esperando. Me coloco delante y comienzo a andar en dirección contraria a la plaza. “Me da igual, me niego a ir en esa dirección, Matt sutilmente hay que ir al lado contrario.” Mientras caminamos me acerco a Wedn y comienzo a hablarle de algo que me lleva rondando la cabeza toda la noche y parte de lo que llevo de día.

-Wedn, esto me gustaría hablar contigo de algo serio.- Cambio mi tono de voz para parecer algo mas serio, nunca se me ha dado bien parecer una persona seria pero, en esos momentos, tenia que esforzarme para parecerlo.- No te he dado las gracias por lo que hiciste por mi el otro día. Si no me hubieses cogido del brazo........ No se que hubiese pasado. Se que soy un idiota por intentar hacerme el héroe. Te prometo que no volverá a ocurrir. Lo único que quería era saber que estabais bien, no podía dejaros con ese bicho. No después de ver lo que le hizo a Lia. Pero hay que tener muchísimo cuidado. Perdoname, no volverá a ocurrir lo prometo. Toma para ti, que las usarás mejor que yo.- Saco del carcaj la mitad de mis flechas y se las doy con una pequeña reverencia algo extraña. -Para usted con mis mejores deseos señorita- Agacho la cabeza al decir eso y la levanto con una sonrisa de oreja a oreja. “No me gusta un coño tener que darle mis flechas pero ella podrá sacarles mas partido que yo. Ya encontraremos más o si no..... ya veríamos”

-Bueno Wedn, también sabemos que si las flechas no funcionan. Tu y yo tenemos un buen juego de pies para salir corriendo querida mía- Al terminar de decir esto comienzo a reírme de manera baja y con una sonrisa picara en la cara. -¿No crees?-

Spoiler:

Ya más relajado se dedicó a dar vueltas por eñ torreón, subiendo primero a su hueco en la escalera y quedándose allí, meditabundo, hasta que la inquietud se apoderó de él y bajó de nuevo a la cocina, a la armería... Al subir al primer piso por tercera vez Nasher entró en la habitación donde Enna dormía. Se echó sobre las sábanas y se tapó la cara con ellas para olisquearlas. Olían dulce. El olor y la sensación de calma e inquietud al mismo tiempo le hizo pensar en sus amigos de la tribu. Solo tenía dos buenos amigos, y lo que compartía con Enna no era ni la cuarta parte de lo que había compartido con ellos... De hecho, la relación con su tribu en sí distaba mucho de parecerse a la que tenía con sus compañeros de torreón. Le respuesta que había recibido ante la pérdida de Lia y ante el peligro que presentaba la ciudad había sido... fría. Demasiado. Y había algo que había empezado a ponerle nervioso, aunque no tenía claro el qué. Su refugio ya no era un refugio, y algo oscuro se cernía sobre ellos...

Aun meditabundo salió al patio. Hizo algunos estiramientos y probó a buscar obstáculos para saltarlos. No había podido saltar la pira de Lia por el agotamiento y la falta de ánimo, pero debía asegurarse de que no había perdido facultades. La primera vez necesitó coger carrerilla pero las demás veces los saltós fueron limpios y casi perfectos. El suelo de piedra no paraba el impacto al aterrizar como la arena, por lo que tuvo que parar en cuanto se empezaron a resentir sus pies, pero ya había comprobado lo que necesitaba comprobar. Nasher era rápido y ágil, lo sabía, y podía usarlo a su favor para enfrentarse a esa ciudad << Ahora habrá que ver cómo...>>

Cuando llegaron al torreón, ya había oscurecido. Lo primero que hizo Wen fue ir a la cocina. Tenía hambre, mucha. Ese día solo había desayunado y estaba demasiado concentrada en el libro que llevaba a la espalda como para reprimirla como tantas otras veces había hecho a lo largo de su vida.

Cuando hubo comido debidamente, se acomodo en una silla del salón y sacó el libro de su mochila. Se dedicó a observarlo sobre sus rodillas mientras fumaba. “Es bastante… mmm… contundente.” Pensó la morena. Abriéndolo, se dio cuenta de lo cansada que estaba. La tensión y la adrenalina que le había dado la posibilidad de un ataque, habían sido un represivo para el cansancio, que, ya en el torreón, le llegó de golpe. Le dolía la cabeza. Había sido un día demasiado intenso, pero todavía no tenía sueño. “Si al menos pudiera correr.” Pensó con nostalgia. Echaba de menos correr. Lo había hecho el día anterior, pero no se sentía igual. No era lo mismo correr por su vida que por placer.

Fumándose un segundo cigarro, se quedó mirando la noche de Rocavarancolia por la ventana, sin pensar en nada en especial, simplemente esperando a recuperar las fuerzas para comenzar a conocer esa ciudad que quería matarla.

Nasher estaba medio dormido jugueteando con un trozo de pan duro mientras miraba por una de las ventanas del torreón, en los ultimos pisos. Se había fijado en que a partir de cierto momento de la tarde, cuando comenzaba a anochecer, aparecían unas criaturas voladoras en llamas. El chico se había quedado hipnotizado mirándolas mientras hacían piruetas en el aire, formando juegos de luces... Abajo se oyeron ruidos. Los demás habían llegado.

Corrió escaleras abajo a recibirles y suspiró aliviado al ver que estaban todos bien, y no solo estaban todos bien, traían algo además...

-¿Qué son?- preguntó a nadie en particular.

No quiso acercarse a Wen, pues había encendido un cigarro y el humo que desprendía siempre le había desagradado, aun así su curiosidad pudo más y acabó ecándole un vistazo al objeto que miraba con tanto interés. Era... Nasher no sabía lo que era. Estaba hecho de piel y... algun material que podría ser como el papiro... No había visto nada por el estilo nunca, pero lo que más le llamó la atención era que tenía símbolos dibujados. Nasher recordó las tablillas y las rocas grabadas por los mirie kitade y pasó a mirar los símbolos con cierta tristeza, pues no sabía leer...

-¿Dónde... donde los habeis encontrado?- preguntó

Llegamos al fin al torreón. Estoy algo cansado por estar el día vagando por la ciudad. "Quiero llegar y ponerme a ver este libro a fondo. Espero que me sirva de algo este amiguito."
Entro con aire despreocupado en el torreón y Nasher nos recibe. Le sonrió y me escabullo a mi habitación lo mas rápido que puedo.

"Llegué, al final nada se ha comido a nadie. Eso es un punto positivo para ti ciudad." Me quito las dagas, el carcaj y el arco dejándolos encima de la cama. Ojeo un poco el libro por encima y observo los dibujos de alguno de los monstruos que están representados en el libro. "Algunos no dan mucho miedo pero otros son para acojonarse y huir como perras si los vemos."

Mientras ojeo el libro mi estomago ruge de una manera graciosa. -Ostias mierda. tengo hambre.- Nunca suelo tener mucha hambre por lo que el sonido de mi barriga volviendo a rugir pidiendo comida me hace mucha gracia. -Ya voy pesada. A ver que nos ha preparado el chef hoy para comer. ¿Habrá queso?¿O quizás haya queso? O mucho mejor ¡Quizás haya mas queso y todo!- Digo mientras dejo el libro en la cama con las demás cosas y salgo de la habitación riéndome.

Bajo al salón y veo a Enna y a Nasher. -Señores voy a ver que nos ha preparado hoy el chef para cenar- Les sonrió y entro en la cocina. Rebusco en las cestas hasta encontrar un menú que me convence.
-Mmm, un poco de cecina, esta especie de pera extraña y un par de lonchas de queso. ¡Bon appetit!- Me como la cecina con el queso y comienzo a mirar la pieza de fruta con deseo. -Madre que puto hambre parece que no he comido en una puta semana. Matt te vas a poner gorda como un tonel- Digo para mi mientras salgo al patio para coger algo de agua.
Después de beber y lavar un poco la pieza de fruta entro al salón comiéndomela y hablo con los presentes.

-Bueno Nasher,¿Qué tal el día?. ¿Te podrías haber imaginado que aquí hubiese una biblioteca? A ver cuando vas y te sacas el carnet ¿no crees? - Digo sonriendo mientras le doy un mordisco a la fruta.

-¿Biblioteca...?

Nasher miró con extrañeza a Matt, por suerte Enna acudió al rescate y le explicó lo que eran los libros y las bibliotecas. << Curiosos inventos...>> le pareció realmente interesante la idea de guardar todo el conocimiento escribiñendolo, siempre le había fastidiado cuando los ancianos se olvidaban del final de una historia o la cambiaban porque no tenían muy claro como iba... A saber cómo eran las historias en su version original y cuánto tiempo llevaban los ancianos cambiándolas.

-Espera..¿ significa eso que todos sabeis leer?

La vista del asreniano pasó por todos los presentes, todos los que parecían hablar con seguridad sobre libros y letras e historias, estaba claro que todos sabían cómo leer esos libros y lo que sus palabras decían. A Nasher le hubiese gustado aprender a leer, pero los únicos que conocían la escritura eran los mirie y no pasaban por su tribu el tiempo suficiente como para aprender de ellos. Su rostro se iluminó por la emoción y casi tiembla al formular la petición.

-¿Me enseñaríais?

Por fin llegamos al que se convirtió en nuestro hogar desde nuestra llegada aquí. La verdad es que lo eché un poco de menos mientras estaba de exploración con los demás... en fin... comprobación de bolsillos! La estaca... aquí, el librito... aquí, el artefacto.. aquí, mis compañeros... sanos y salvos, el torreón... con esos puñeteros bichos alados.

No se puede estar un rato sin que venga uno a molestarte; cojo la estaca, empiezo a girar y el bicho alado duda si acercarse o huir... al cabo de unos segundos se larga por donde vino, ¡victoria de los verdes! en fin; ojala todos los días sean tan seguros y divertidos como hoy.

A mi todo esto me ha dado un poco de sueño; los demas se ponen a hablar entre ellos, vete tu a saber de que, mi amigo está ojeando su libro y yo me voy a echar una siestecita. Tumbo mi libro en el cajón y me tumbo encima suyo para evitar que desaparezca misteriosamente; sería una desgracia perder el libro.