Torreón Maciel (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

Después de andar un rato acabamos llegando al edificio del que hablaban. Era un edificio de tres plantas, aunque parecía que fuera a haber cuatro, solo que donde debería estar ésta había una especie de esqueleto empotrado. Al principio era un edificio que parecía seguro, pero según me acercaba iba cambiando de idea. Había algo en él que no me gustaba, aparte del esqueleto.Me acerqué el primero. No sabía si el resto se habían quedado parados o solamente habían frenado un poco, pero no me importaba. Solo me importaba encontrar un sitio seguro donde pasar la noche. Abrí la puerta despacio, sin fijarme en ella apenas, solo quería saber como estaba el interior. Al abrirse ésta produjo un leve chirrido, que a lo mejor el resto no escuchaba, pero yo sí. Entré dentro. En cuanto puse un pie dentro me vino un olor a polvo que me hizo toser. Todo estaba oscuro. Apenas veía un paso por delante de mi. En cuanto puede me apoyé en una pared para tener un sistema de referencia. Miré a mi alrededor. Fui notando como me acostumbraba a la penumbra. Cuando veía medianamente bien vi que el interior estaba en bastante buen estado "Parece que no está tan mal al fin y al cabo" Me dije mientras lo observaba todo. Entonces di media vuelta y salí fuera.

- Está bastante bien por dentro. Les dije desde la puerta. Fue en ese momento cuando me fijé en que una de las cadenas del portón estaba rota, y que había pintadas. Pero no le di importancia. Cada vez estaba más cansado y quería encontrar un lugar seguro donde dormir, y ese torreón era el edificio más seguro que me había parecido ver en toda esta maldita ciudad. - Está muy oscuro, tened cuidado de no chocaros con nada. Les advertí. "No me puedo creer que este edificio con un esqueleto encima sea lo más seguro que hayamos visto en esta ciudad" Me repetía una y otra vez asombrado de que pudiera haber ciudades tan horribles.

Busqué con la mano algo donde sentarme mientras todos entraban. Estaba muerto de cansancio. Llevaba sin dormir desde esa mañana, y no es que hubiera dormido especialmente bien. Su mano encontró una silla. La sacudió un poco y se sentó en ella, sumido en sus pensamientos.

Nasher subía de llevarle agua a Lief cuando vio a Kestel correr hacia el patio y cuando se asomó lo vio. Al principio solo pudo ver una lucecita brillante que no tenía nada que ver con la luz del fuego, era otra cosa... Se acercó ladeando la cabeza extrañado hasta que pudo distinguir la forma del cristal

-Wooooo, ¿cómo habeis hecho eso??- preguntó salvando la poca distancia que le alejaba de sus compañeros de un salto.

Cogió el cristal pero se apagó nada más rozarlo. Cuando se lo devolvió a Enna se encendió otra vez. << Jo, no es justo...>> pensó apenado.

-¿Cómo funciona? ¿Cómo haceis que brille?- insistió pasando la mirada de uno a otro

Cuando le explicaron que funcionaba con sangre quiso probar él. ¿De dónde lo habrían sacado? ¿Qué era? El solo hecho de dar luz ya era un milagro pero tal vez tenía otra función o significado. Recordó que los nassen desprendían luz y se temió lo peor. Volvió a coger el cristal, alarmado.

-¿Y si se está llevando vuestra alma??

Adara no se lo piensa dos veces y sale volando nada más proponer que bajásemos hasta el muro. Estuve a punto de bajar tras ella cuando Siloco nos recuerda que no debemos dejarnos ver. Resignado espero pacientemente a que Giz me lance un hechizo de invisibilidad antes de bajar.
-¡Soy el draco invisible! Ahora podré provocar gritos asustando gente hablando a sus espaldas sin que me vean... Y haciéndolos caer al suelo misteriosamente y... -comento mientras me dispongo a bajar al muro siguiendo los pasos de Giz.

Al llegar abajo puedo observar a los cosechados más de cerca y también oír con claridad lo que dicen. Hay tres humanos, dos asrenianos, dos nublinos y... una chica morada. No he leído nada acerca de personas con la piel morada y siento bastante curiosidad por su procedencia. Uno de los humanos es albino y viste de forma rara. Bien pensado me recuerda a Mánia, ella también vestía de una forma muy extravagante para una niña. Quizás este niño también sea de Libo; los otros dos es evidente que son humanos. Una vez termino de fijarme en su aspecto, centro mi atención en lo que están haciendo. Giz expresa en pocas palabras la situación: puede que estuvieran a punto de descubrir la magia.
-Je, a ver si lo consiguen ahora y así podemos ver quien es capaz de hacer magia y quien no -digo en susurros-. Así podemos intentar adivinar en que tipo de criatura se van a convertir... Si sobreviven, claro.

Ya no me sorprendía la facilidad con la que hablaba sobre la posible muerte de los niños que teníamos delante: formaba parte de lo que era Rocavarancolia y yo ya formaba parte de la ciudad a su vez. Aún así si no fuera por las estrictas leyes de la ciudad sin duda habría intentado ayudarlos.

Me rio por lo bajo cuando Giz comenta sorprendido que están haciendo magia.
-Espero que antes de que nos vayamos hagan algún hechizo- "sería divertido ver las torpes intentonas" pienso para mí, pero me lo callo para no parecer demasiado egocéntrico o algo así. Hasta hace nada era un criajo recién cosechado y hacía mis primeros pinitos con la magia, sería un tanto raro demostrar que me creo algo... lo cual no es del todo mentira, pero sí me avergüenza un poco.
-Eso sería interesante -le contesto a Noel cuando habla de sus posibles transformaciones-. Qué pena que no podamos saber un poco más de ellos para apostar mejor... ¡eh! ¿qué os parece si hacemos apuestas de verdad? No me extrañaría que nos espiase alguien mientras éramos cosechados haciendo lo mismo. Podría ser divertido, aunque quizá deberíamos volver a verles más adelante para eso... -termino la frase frotándome el mentón pensativo-. Claro que también podemos apostar por quiénes sobreviven -añado con tono quedo pero más frío de lo que debería mientras poso la mirada en los muchachos uno a uno. No me di cuenta hasta terminar la frase de que eso era un poco contradictorio con mi deseo de que sobrevivieran todos... pero lo que es un hecho, lo es.

Escucho a Nasher decir que los cristales pueden estar robándonos al alma lo que me hace plantearme esa posibilidad. "¿Robarnos el alma? No, no creo que sea eso. Si no ya me la hubiese quitado a mi el otro día y yo me noto igual que siempre."

-No creo que se este llevando nuestra alma Nasher- Digo girándome hacia el recién llegado. Al ver a mi amigo el lagarto una idea me sacude la cabeza. "¡Claro! La biblioteca, allí deben de saber para que sirve esto. El bibliotecario puede echarnos una mano. Miro al grupo y levanto la mano para pedir turno de palabra y sin esperar a que nadie me la conceda empiezo a hablar.

-Señores tengo una idea. ¿Por que no le preguntamos a nuestro amigo el bibliotecario? Con un poco de suerte debería de seguir en la biblioteca ¿No creéis? Ami me pareció un buen tipo, al menos no intentó comernos. Yo no se vosotros pero para mi es un punto bastante positivo- Me echo a reír y busco a Tsusu entre los presentes. -Eeem. ¿Alguien ha visto al pequeñín hoy? El sabe donde hay mas cristales de estos- Digo señalando el cristal que sostiene Enna.-Podemos llevar más. No se cuantos habrá pero estaría bien llevar unos cuantos para enseñárselos. ¿No creéis?-

Sin esperar respuesta me giro y entro dando zancadas hasta estar dentro del salón. -¿Tsusu? ¿Donde estas hijo mio?- Digo dando voces por la escalera. -Tengo que pedirte un favorcito de nada que si me lo das me harás super feliz ¿Puedes venir porfi?- De pronto escucho unos pasitos acelerados que bajan hacia donde yo me encuentro. Tsusu se acerca a mi rápido "Vaya, no esperaba que bajase tan pronto el enano vaya juego de pies."

-¿Que favor quieres que te haga amigo?¿En que podría ayudarte?- Me dice de manera algo efusiva "Debe de ser por bajar tan rápido por lo que esta algo acelerado. Pobrecillo"

-Tsusu era por si te importaría darme un par de cristales mas de esos que brillan. Estamos intentando averiguar para que sirven y si tubiesemos un par de ellos mas podríamos preguntarle al bibliotecario del otro día. Seguro que él podrá decirnos que leches es eso y para que sirve.- Le noto un pelín dubitativo por lo que sigo hablándole para convencerle. -Tsusu, nos harías un gran favor a todos. ¿No te pica la curiosidad de saber para que leches sirven? Puedes confiar en mi tío, es por el bien de todos.- Le dedico mi mejor sonrisa y espero su respuesta. El pequeñajo parece haberse quedado por un momento paralizado como si estuviese asimilando lo que esta ocurriendo y de golpe me mira y sonríe.

-De acuerdo, pero por que confió en ti.- El pequeñajo sale casi corriendo con sus mini piernitas y desaparece de mi vista. "No ha sido tan complicado como pensaba, no se me da mal convencer a la gente" Sonrió mientras espero a que vuelva Tsusu cuando Enna se cruza en mi campo de visión y me sorprende por lo que me acerco a ella antes de que suba por las escaleras.

-Enna Enna, Tsusu me va a dar mas cristales de esos quédate con ese si quieres. ¿ Vendrías a la biblioteca?- Digo mirando a la chica lila. Enna me mira y me sonríe dulcemente -Es una gran noticia Matt. Voy a subir a mi cuarto. Si tuvieseis la amabilidad de avisarme cuando esteis preparados para salir iré gustosamente con vosotros. Ahora me subo a mi cuarto- Sin decir nada mas Enna sube las escaleras y escucho como cierra la puerta de su cuarto.

-Matt, Matt he cogido unas pocas mas- Escucho la voz de Tsusu mientras llega a donde estoy. El pequeñajo viene cargado de piedras para su pequeña estatura. -Espero que te ayude a ti y a los demás.- Me dice mientras me entrega cuatro cristales mas. -¡Oh! Muchísimas gracias tío me has hecho super feliz enserio- Digo sonriendo. De pronto agarro a mi pequeño amigo y lo levanto del suelo -Muchas gracias enserio- Terminando de decir esto le doy un beso en la frente y lo vuelvo a dejar en el suelo. -Voy a decirle a los demás que tenemos mas cristales. Enserio Tsusu me has alegrado el día.- "Madre mía Matt la cantidad de gilipolleces que puedes llegar a hacer para conseguir las cosas, al menos ya tienes los cristales, no son tan grandes como el que te dio a ti pero son cristales y el pequeñajo esta contento por si necesitamos mas. Que textura mas extraña su frente la verdad es.. como besar un cacahuete." Salgo al patio con los demás y me limpio la boca con la manga. -Señores, misión cumplida- Digo mientras tiro un cristal hacia arriba y lo atrapo. -Bueno entonces. ¿Cual es nuestro siguiente destino?-

Ese último añadido que ha puesto Gael en su frase ha sonado un tanto siniestro, a pesar de su tono frío. Bueno, así somos, le respondería al desafío, pero ni sé suficiente de los cosechados (y, por lo que parece, hay más que estos) y creo que a algunos de nuestros compañeros les gustaría la apuesta. Me limito a teorizar sobre la magia, aunque sólo me baso en mi pura intuición.

-De los que veo aquí... Yo digo que ninguno de los asrenianos va a poder. De los humanos no sé muy bien qué pensar, aunque creo que el chico ese tan alto está muy entusiasmado, ¿quién sabe si podría ser? Mi intuición también me dice que los nublinos podrían, y puede que también la chica morada. ¿Por cierto, alguien sabe de dónde puede ser ella?

Cuando Matt entró en el torreón en busca del muñequito verde, Wen comenzó a prepararse para la salida. Sabía que pronto volverían a la biblioteca, pero no pensó que el viaje sería tan pronto, así que revisó de nuevo los mapas y sus apuntes en el suelo, y los memorizó lo mejor que pudo. Todavía el dibujo no estaba muy definido en su mente y le faltaba el elemento de la cicatriz para terminar de orientarse bien, pero confió en que su orientación no fallaría.

Una vez recogido el libro en la mochila que llevaba a su espalda, junto al carcaj, y el arco en las manos, se dispuso a esperar al resto del grupo en la puerta, como había hecho la última vez. “¿Debería borrar la ceniza?” se preguntó cuando se percató de que sus apuntes seguían impresos en el suelo. Le disgustaba un poco que otra persona pudiera husmear en sus apuntes en su ausencia, pero, teniendo en cuanta que su letra era prácticamente ilegible para otro que no fuera ella y que necesitaba esos apuntes para transcribirlos al papel cuando lo consiguiera, decidió que lo mejor sería no borrarlos.

Antes de que Wen entrara al torreón, Matt salió de este con los cristales en las manos.

- Vamos a la biblioteca, ¿o es que ya no te acuerdas, Yankee? Ha sido tu idea. - le espetó con brusquedad, un poco mosqueada por su buen humor. Y, quitándole uno de los cristales para metérselo al bolsillo, entró en el torreón con la clara intención de salir a la calle.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

Matt llegó con los cristales y repartió algunos. En cuanto Nasher tuvo el suyo, le faltó tiempo para probarlo. No quiso cortarse con el cristal, así que se hizo una pequeña herida en el dedo con los dientes y dejó la sangre caer sobre el cristal. Se encendió enseguida. Nasher casi empezó a dar saltos de alegría, alzando el cristal ante sus ojos, maravillándose con su luz. Trató de serenarse, por si acaso sentía alguna fuera extraña que le absorvía el alma, pero no notó absolutamente nada... O bueno, tal vez un leve hormigueo...

La proposición de ir a la biblioteca otra vez desvió su desconfianza a un segundo plano, y enseguida corrió a armarse para el viaje, guardando el cristal en un improvisado saco que se ató a la cintura. Sus dos dagas ya no le parecían tan útiles, ahora que sabía para qué iba a necesitarlas, así que buscó una espada curva y conservó la daga a la que le había tomano más cariño.

Se encontraron en la entrada, todos armados, y hasta Kestel y Enna se habían unido, aun no había visto a Tsu así que no sabía si iría también

-Bueno, ¿salimos ya?- preguntó mirando a Wen, que era la que había estado haciendo mapas en el suelo. Ella tenía que saber el camino.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

-¡Pero bueno!-exclamo falsamente indignado-. Los asrenianos van a hacer magia ambos, estoy casi seguro, Adara-le replico-. Sobretodo el pelirrojo, que parece más inteligente que el ranta- << Ya ha puesto el primer paso para conseguir hacer magia, mientras que el ranta permanece en su mundo paralelo >> niego con la cabeza y oteo al resto de cosechados, pensando en las apuestas-. La morada tiene pinta de ser de un mundo de características parecidas al vuestro, pues es blandita como vosotros...- << Debería haberme informado más sobre mundos vinculados >>-. Pero no sé, no la veo sobreviviendo-apunto más al azar que por certeza-. A la que sí veo capaz es a la chica del arco. Esa y el asreniano pelirrojo son apuesta segura, ya os lo digo yo-en realidad en Rocavarancolia no hay nada seguro, pero eso es un detalle sin importancia ahora mismo. Un último olfateo me da una pista clave sobre otro de los muchachos. Tiene un olor ligeramente similar al que recuerdo de Mánia-.Si ese chico de ahí-señalo al supuesto muchacho-es como creo un cosechado de Libo, morirá en cuanto se le cruce algún monstruo con un aspecto ligeramente femenino. Al menos si es como Mánia nos explicó que solían ser en su mundo-me encojo de hombros, a pesar de que no pueden verme-. Y creo que eso es todo lo que me atrevo a adivinar así a bote pronto.

Por la conversación de los cosechados, aún no saben seguro para que siven los cristales, pero hablan de ir a la biblioteca, así que seguramente lo descubran pronto.
Escucho atentamente las apuestas de la maestra y de Giz antes de hacer las mías.
-¿No crees que ninguno de los asrenianos pueda hacer magia, maestra? Pues yo digo que el del pelo rojo sí podrá... no sé, me recuerda un poco a Giz, y Giz es un buen mago. El ranta diré que no, pero sólo porque Sezk no pudo, no tengo ninguna razón lógica -me encojo de hombros-. Y de los humanos, hum... Apuesto que uno de los dos sí podrá y el otro no... diré que el chico podrá por decir algo y porque estoy de acuerdo con la maestra: se le ve muy entusiasmado -Giz también creía que el albino era de Libo, así que era bastante acertado pensarlo, al fin y al cabo él reconocía a la gente por el olor-. El de libo... mm creo que no podrá y además apostaré junto con Giz a que morirá, parece demasiado pequeño y no parece estar muy integrado en el grupo. Mánia era muy impulsiva cuando la conocimos. Y ya que dije que el chico humano podría hacer magia, también diré que él morirá y que la chica vivirá, parece tener un carácter bastante fuerte. Apuesto también por la supervivencia de ambos asrenianos. Y esa chica morada... creo que sí hará magia y también que sobrevivirá... No sé por qué, creo que su color morado me hace pensar que sería normal que hiciese magia... Como veis estoy inventando más que hablo -finalizo con una carcajada ahogada en susurros- Y los nublinos uhm... El chico creo que va a morir, su comportamiento es extraño y parece muy asustado. La chica vivirá y podrá hacer magia, por decir algo.

Finalicé mis apuestas obsevando de nuevo al grupo.
-Si me hacéis fallar os torturaré en cuanto os transforméis, cosechados. Sé que no me oís pero os envío "mensajes subliminales" desde aquí -dije divertido con una ligera sonrisa siniestra en voz baja. Acto seguido miré de nuevo a mis compañeros-. Y ya que estamos haciendo apuestas... ¿qué apostamos? Yo no pienso apostar mis escasas pertenencias personales... Pero podemos apostar cosas ridículas -finalicé con una amplia sonrisa, imaginando que tipo de chorradas podríamos hacer.

Lo de las apuestas parece gustar a los demás, que empiezan a hablar, y mientras los escucho a ellos también me fijo en lo que está pasando allá abajo.
-¿Lo habéis oído? -pregunto interrumpiendo en un momento dado-, ¡quieren preguntarle a Biblios! ¡A Biblios! -la idea me hace mucha gracia aún no sé ni por qué y tengo que contener la risa-, si consiguen hablar con él ya sería suficiente suerte, sería raro que además les contase algo.

Tomo nota mental de las apuestas de Adara, Giz y Noel, aunque seguramente esté ya empezando a liarme la información. Aunque una cosa sí me llama la atención.
-¡Ah! ¿El chico es de Libo? Lo había tomado por humano en principio... comprensible pero -acabo murmurando-, qué interesante. Algo he leído de ese mundo -aunque lo poco que recuerdo ahora es que su sociedad era matriarcal y algo de su arte. Aparte de lo que obviamente había oído acerca su compañera Mánia.

-Será mejor que en Serpentaria tomemos nota en papel de esto -digo cuando es mi turno de apostar-, y tenemos que pensar algún castigo para el que falle más. -Sonrío con malicia y paso a explicar mis teorías-. Pues... sobre supervivencia digo que tienen más posibilidades de morir la chica nublina... tal vez la chica de Daelicia, parece muy joven. Bueno, bien pensado, también apuesto por el chico nublino. Tal vez también por... -pensaba en decir al pobre Nasher, sin embargo me di cuenta de que estaba escogiendo mucho a los más jóvenes por sistema, y decidí que prefería apoyar hasta en las apuestas a mis dos cosechados- el chico humano. Inspiración divina. Y sobre la magia... -los escruto de nuevo mientras preparan su marcha- apuesto a que serán capaces la nublina, la daeliciana, el de Libo y Nasher... el más joven de Asrena -les explico.
Empiezo a pensar que es demasiado tonto hacer apuestas a lo loco, pero la diversión que promete esto para los que no seamos el perdedor vale mucho la pena. Me empiezo a balancear encaramado al muro deseando que alguien más se una a las apuestas.

Nia

La Ulterana acompañó al grupo perfilando unas últimas notas en su cuaderno. Tenia muchas ganas de ver a los cosechados y, mientras los observasen de lejos, parecía que no habría peligro. El grupo en general también estaba entusiasmado con la idea y Nia canturreaba alegre. Aunque aún le quedaban cosas por hacer por toda rocavarancolia, estaba disfrutando gastando el tiempo con los de serpentaria. Respiró hondo mientras observaba con los demás a los cosechados. Garabateando en su cuaderno varias cosas, todo ello en ulterano y no a escondidas, como había hecho antes en Nubla, puesto que nadie parecía darle mayor importancia a aquello, no veía la necesidad de esconderse para hacerlo. La ulterana recordó una de sus tareas pendientes con la ciudad.
Volvió al principio de su cuaderno, a una improvisada agenda, y remarcó una parte con un fuerte color rojo, para acordarse. Volvió a donde estaba antes, coloreando uno de los dibujos tranquilamente, cuando escuchó por encima la conversación de sus compañeros. Aquello le hizo darse cuenta de una cosa: Sus compañeros aceptaban por completo la muerte de los cosechados. Estaba sola en la empresa de defenderles. Se mordió el labio por rabia y musitó unas palabras entre dientes, sin intención de que nadie en particular la escuchara.
-No...somos quien para decir este muere, este vive; este es feliz, este otro no lo es... No somos reyes ni dioses...-
La Ulterana se apartó un poco del grupo. Pensó en Harm. Como ella había tenido siempre a alguien fuerte, valiente y sabio para protegerla y que, quizás, y solo quizás, por aquello había sobrevivido. Si algún cosechado más moría y ella no lo había evitado era como si su vida apenas tuviera valor alguno. Pronto. Pronto convencería al consejo.

Cuando veo que los cosechados tienen intención de salir y dejan sus descubrimientos mágicos aparcados, me decepcionan un poco y mi curiosidad por ellos se desvanece casi al completo. Me hacía ilusión verles dar los primeros pasos con el libro de hechizos, no los ultimos de su vida por las calles. De todas formas, decido preguntar.

-¿Y ahora? ¿Los seguimos o vamos a otra cosa?-lo cierto es que tampoco hay nada mejor que hacer, así que cualquier cosa es buena para matar el aburrimiento, incluso aunque sea seguir a los cosechados y tragarme una incursión poco fructífera para ellos por no haber sido más inteligentes y haber continuado con lo que estaban. << Al menos puede que compruebe de primera mano si mis apuestas han sido acertadas o no >>.


Al final, decidimos volver de vuelta a Serpentaria. Parece ser que nuestro primer ejercicio de espionaje ha durado bastante menos de lo que me esperaba, aunque suficiente para mi gusto.

(Sigue en Serpentaria).

Me alegra saber que a Matt le sirvieron los cristales... junto al resto del grupo. Ahora mismo se acaban de ir unos cuantos del torreón; vete a tu a saber donde, creo haberles oído algo de la biblioteca.

... que tranquilo se ha quedado el torreón... es en momentos así en los que me doy cuenta de cuan grande es el mundo y que pequeño soy yo...

Bueno; creo que es hora de ver de que trata el libro que traje. Espera un momento.

- ¿Quien anda ahí? ¿hola?

Nada, imaginaciones mías; pensé que había alguien más por aquí, será alguno de esos pajarracos del infierno. Bueno, en fin. Saco el libro del boquete donde le dejé y le abro por la primera página.

"Magia barata para aprendices - Por..." El nombre está borroso.

Dejo mi estaca de madera a un lado y meto algún cristal más al largo trozo de tela que tengo atado al cuerpo..

En la siguientes páginas salen fotos de Sepalians y otros seres en diferentes posturas y una serie de palabras raras. En la siguiente sale la foto de un "algo" con un aspecto que no podría definir, es redondo, es muy arrugado, es... ugh, ojalá no lo vea nunca.

Pese a todo, el sepalian que me trajo aquí me aseguró que aquí podría hacer magia, así que por probar no pierdo nada.

Espera un momento... Cojo el libro y la estaca - ¿Hay alguien ahí? y nada más decir eso, me oculto tras un mueble viejo que hay cerca; ser pequeño tiene sus ventajas.

... Nada; pensé que había oído algo. Nada, estoy loco.

Cojo el libro y lo abro por donde estaba; intento imitar a los seres que aparecen en el libro mientras recito lo que dicen. En uno de esos movimientos, me clavo los artefactos que tenía en la tela en el cuerpo; se iluminan mientras se llenan de sangre repobladora; no me duele demasiado, pero es frustrante. Sigo con los esparajismos.

... Nada; juraría que el ambiente se onduló por un momento... ¿estoy por el buen camino? ... bueno, en mi antigua tierra dividíamos los estudios en Teoría y Práctica... vamos a iniciar con teoría...

- Yo no le he puesto Maciel, el torreón se llama así. - le aclaró a Matt mientras cruzaban la cicatriz.

Wen avanzó por las calles alerta y con paso firme, siguiendo el mapa de su mente, lo que facilitó que el camino se hiciera más corto que las anteriores veces. Cuando vislumbraron el torreón a la vuelta de la esquina, se relajó levemente. “Por fin Maciel, me merezco un descanso.” Pensó aliviada.

Lo primero que hizo al entrar al torreón fue darse un pequeño festín de cecina y queso, con el que recuperó fuerzas para estar en activo todavía un rato antes de dormir. Y, aunque necesitaba un baño, había decidido aprovechar los últimos resquicios de luz leyendo y memorizando una vez más los mapas, posponiéndolo para el día siguiente de madrugada. Ni siquiera salió al patio a ver de nuevo sus apuntes de ceniza en el suelo y decidió subir a su habitación donde se fumaría un cigarro tranquilamente mientras leía de nuevo el mapa. Además, había tenido una idea para “escribir” sus apuntes, ya que no veía fácil el encontrar papel y bolígrafo.

La imagen que tuvo ante sus ojos cuando abrió la puerta no fue precisamente una bonita estampa que ver antes de ir a dormir. La sangre cubría las paredes y las tripas de un pobre desgracias, el suelo. El lagarto que se le había insinuado el primer día la miraba con una sonrisa macabra, divirtiéndose por su propia travesura. El cadáver del chico gris de las cartas descansaba a su lado, inmóvil, con un cigarro consumido en la boca.

Tras unos segundos de shock inicial, sacó con rapidez su arco, lo que hizo que su mochila callera al suelo con un estruendoso sonido; lo cargó con una flecha y disparó sin apenas pensar. Solo una palabra resonaba en su mente, como si de una orden gravada en video se tratara “Sobrevive. Sobrevive. Sobrevive,…”

La flecha golpeó el costado de Resizsan mientras él avanzaba advertido por el ruido de la mochila de Wen. El ranta agarró su brazo con todas sus fuerzas y sonrió. Estaba clavándole las uñas a Wen cuando ambos vieron a Kaethe pasar cerca. La nublina tardó en reaccionar ante la escena. Pero a Res también le extrañó haberla pasado por alto antes. Intentó atraparla a ella también y en el esfuerzo perdió la presa sobre Wen, aunque logró inmovilizar a Kaethe. La cosechada quedó en silencio, son una mueca de preocupación en la cara.