Barrio de los Callejones sin Salida

Ri no dijo nada. Tampoco se movió al principio cuando vio la lagarta que cogía comida de donde les correspondía. Supuso que llegado un momento, y dadas todas las piezas que habían arrojado a los serpelinos cuando se enfrentaron con ellos, importaba más que la carne que quisiesen estuviese ya en salazón y cortada y no aun viva y pegada a sus cuerpos. Se adelantó un paso con gesto plano hacia la enorme lagarta,sin embargo, después de que hubiesen cruzado las primeras palabras.

- Asumo que pretenderás regresar aquí en otras ocasiones, si ya no vas con tu grupo ni compartes su mesa - hubo una pausa en la que se planteó si continuar o dejarlo correr con aquella pregunta que se contestaba por si sola-.Eso te deja con dos opciones: unirte a nosotros, y comer la porción que te corresponda o buscar otro sitio del que hurtar.

Al parecer la sendaria se había separado de su grupo y ahora iba por libre, algo que a ojos de Keiria no podía terminar bien para ella.
—No es como si la bañera llevara nuestro nombre —intervino tras las palabras de Ri, tratando de ser diplomática—, y tampoco venimos todos los días a por las cestas. Podemos llegar a un acuerdo perfectamente, negociando que le viene mejor a cada uno y todo eso. No va a suponer mucha diferencia en la cantidad que llevemos a Maciel si compartimos recursos con una sola persona, y tampoco es que andemos mal de suministros... De todos modos la oferta que ha hecho Ri sigue en pie, al menos por mi parte: puedes venir con nosotros si quieres, no es seguro andar por ahí solo.

Quería saber que opinaban los demás, pero alguien de su tamaño les vendría bien. Era fuerte, sin duda, y aquella cualidad era bastante apreciada para sobrevivir en Rocavarancolia, pero por muy dura que fuera necesitaba un grupo para enfrentarse a la ciudad.
—Tenemos espacio de sobra —añadió, tratando de ignorar la espantosa araña que bailoteaba junto a Taro. Había aparecido poco después de las palabras de la sinhadre, pero como los demás no habían dado muestras de verla, lo había achacado a otra de sus alucinaciones.

El ser era del tamaño de un perro grande, y el desagradable sonido que emitía su borboteante apéndice maxilar era la burda imitación de un tarareo. Era una imagen grotesca, y el bastón y la chistera que portaba la criatura no amenizaba el espectáculo.

En la mente de Taro estaba teniendo lugar un debate interesante. Por un lado estaba la parte de su cabeza que quería reventarle de un flechazo el saco a la tal Arza y joderle la "salida triunfal", y por otro estaba la parte que calculaba que la asreniana le sacaba cerca de treinta centímetros y le pedía prudencia. Ambas partes parecieron tomar dominancia por turnos, cada una tras la intervención de una de sus compañeras.

"¿Ri, tía, qué haces?", estuvo a punto de darle un codazo a la sinhadre para que se callara. "Busca gresca con gente que no mida dos met- ¡¿Qué?!", su atención fue inmediatamente distraída por las últimas palabras de Keiria, que no le habían llamado la atención especialmente en un principio dado que parecían estar imbuidas de sentido común. "¿Y qué más? ¿La adoptamos ya de paso?"
Casi se alegró cuando la lagarta ni siquiera pareció considerar la posibilidad, porque de entrada ya se le ocurrían dos personas en el torreón a las que una inquilina así no les haría ninguna gracia. Y con el aprendiz desorientado aún, aquél le parecía el peor momento posible para algo así.

Finalizado su discurso la intrusa parecía marcharse ya. Keiria fue la primera en acercarse y recoger sus cestas correspondientes sin decir esta boca es mía, al parecer también con intención de emprender el camino de vuelta.
-Haz lo que te dé la gana- Taro soltó un bufido de desdén, mientras se disponía a seguir su ejemplo-. Pero ya veremos quién lloriquea los días que llegues y no haya nada- añadió en voz más baja.

No valía la pena pegarse hoy por unas cestas de mierda, estaban bien de suministros. Y para los días que lo necesitasen no tendrían más que volver a organizarse para recoger las cestas en los tejados antes de que llegaran a la plazoleta, como hacían al principio de la cosecha por miedo a los serpelinos. Quisiera o no, la reptil tendría que acabar amoldándose a su ritmo. "Ya me gustaría ver a la gigantona esta trepando."

Las garras que usaba como arma estaban atadas en un cinturon improvisado, pero todavía no hizo ademán de ponerselas.

- Bueno. Yo propongo otro. Intenta hacer lo que te apetezca. No se si los lagartos lloran, pero te aseguro que sangran. - La albina había sido enseñada respeto y educación. No había mucho respeto restante, pero la voz sonó increiblemente educada.- Rocavarancolia no parece dar la sensación de alentar la racionalidad y el dialogo, pero preferiría que llegasemos a un acuerdo. No porque sea debil. Si no porque no veo la razón para defender la alimentación de una docena de compañeros de ti, como si fueses otro bicho bruto suelto para matarnos. Vete si te apetece con lo que tienes. Pero no voy a pasar días de hambre. Y las garras cortan.

Hizo una pausa y decidió añadir:

- De todas formas me gusataría recordarte que estas sola. Pero nosotros no. Quizás quieras replantearte la diplomacia.

No cometió el error de darle la espalda, pero si retrocedió un paso como gesto de que se retiraban. Su mano derecha desataba con disimulo su arma.

Taro se maldijo a sí mismo por bocazas, y esta vez sí que le dio un codazo a Ri. Si ésta le devolvía la mirada le dispararía una de reproche. "Qué ganas de buscar bronca, hostia", pensó el carabés. La primera frase le había sonado tanto a amenaza que por un momento Taro había temido que aquello terminase en algo feo.
Era gracioso que la lagarta respondiese menos a provocaciones que la supuestamente serena sinhadre, y también provechoso para todo el mundo en general. Se habían evitado una bronca tonta.

-Nos hemos entendido todos, entonces- resolvió el carabés, echándose la cesta que había llenado al hombro-. Que te vaya bien- en la frase no había efusividad, pero tampoco burla. Asumió el papel de mensajero de lo obvio y dejó claro antes de seguir a Keiria, por si alguien pretendía decir algo más:-. Nosotros nos vamos.

El camino de vuelta a Maciel, de nuevo, transcurrió por su parte en un silencio meditabundo.

Sigue en el Torreón Maciel.

Lara utilizó el hechizo de levitación sobre sí misma nada más salir del torreón y aceleró la velocidad tanto como pudo, lo que para su sorpresa alcanzó un tope que jamás había podido ni rozar desde que vivía en la ciudad de los niños muertos. Notaba la energía recorriéndole el cuerpo de la misma manera que notaba la sangre apelmazándole el pelaje. La luna la hacía torpe y la maldecía, pero también la hacía poderosa y la ordesa no entendía por qué. Ni lo necesitaba, aquel poder era tan real como odio hacia casi todo lo que se movía. Bajo el amparo del astro y con su bendición, Lara aterrizó en la plaza y clavó la mirada en uno de los edificios que servía como nido de serpelinos. No lo supo, pero el mal de ojo se instaló en su fachada al tiempo que Lara lo ponía en su punto de mira y rezaba un salmo para volarlo en pedazos.

Lara trató de imprimir energía a la explosión con tan mala pata que se pasó y la distancia que había calculado como segura dejó de serlo. La explosión no solo derribó la pared, sino que provocó una serie de fisuras (des)afortunadas sobre su esqueleto y provocó que se derruyera por completo. Uno de los rescoldos que salió despedido de la fachada golpeó a Lara en el pecho, dejándola sin aire, y la sensación de ahogue fue a peor cuando todo el polvo que había levantado se le echó encima. Lara se levantó con dificultad, entre toses, y salió de aquella nube tan rápido como pudo, para respirar.

Sin embargo, al salir se encontró con un individuo que tardó en reconocer y al que no dudó en apuntar con su Diezdiez hasta que lo hizo.

—¿Xalkoth? —Ahora que se fijaba, la luna no había sido más benigna con él que con ella. <<¿El brazo se le ha convertido en pinza? ¿No es un poco inútil eso?>> llegó a pensar antes de sobresaltarse y caer en lo que significaba que Xalk estuviera allí—. ¡Os dije que no me siguierais!

Lara estaba desatando el mal de ojo de nuevo, sin querer, sobre el suelo a los pies del clinger. O ex-clinger, o medio cangrejo, o lo que fuera ahora.

Xalkoth avanzaba torpemente y  apoyándose en cada superficie que podía. En unas circunstancias más normales habría podido dar alcance a Lara mucho antes, pero su estado unido a que la otra decidió levitar a toda velocidad terminó por hacer que el clinger perdiera la pista de la pastora.
No fue hasta que escuchó y vio la explosión que pudo volver a seguirle la pista.

Cuando llegó se la encontró entre los restos, apuntándole con su arma. – ¡Espera, soy yo!
Por suerte, y por desgracia su compañera lo reconoció, cambiando la amenaza con su arma por una bronca por haberla seguido.
-¡NO!- Respondió a pesar de que era cierto que se lo había dicho. Para bien o para mal el clinger volvía a seguir su propia línea de pensamiento. – Somos un grupo aunque haya gente que ya no sea óptimamente apta. ¡Vosotros me enseñasteis eso! ¿Ahora de repente hacéis las mismas cosas por las que me regañabais? Creía que no nos abandonábamos, que íbamos a seguir juntos a pesar de los problemas. Pues yo no voy a volver a como era antes. Me habéis hecho pensar de esa forma, ahora sufrid las consecuencias, y me da igual las razones que des para irte.
Siguió acercándose hacia ella con evidente torpeza, y en ese momento sin saberlo uno de sus pies activó una trampa en el suelo. 

Una onda de choque derribó al insecto, y cuando alzó la vista pudo ver que donde se encontraba instantes antes algo se había materializado. Era una criatura que Xalk no había visto nunca, pero que cualquier otro que la hubiera visto reconocería como un hombre bestia.
Xalkoth lo identificó como amenaza y reaccionó inmediatamente, y aprovechando que la criatura no parecía decidirse en a cuál de los dos atacar fue a sacar sus armas y a acabar con ella. 
– ¡Cuidado Lara, ya me ocupo yo…OOOHHH NOOOO!
Desastre total: No tuvo en cuenta sus cambios y su primer fallo fue al intentar sacar una de sus armas con la pinza, que hizo que esta se cayera al suelo. La otra sí que había conseguido blandirla, así que fue a darle un tajo con ella. Sin embargo el exceso de ojos hizo que calculara mal y acabó cortando solo aire. Para rematar la faena perdió el equilibrio y se cayó de morros… otra vez. Y con ese acto de torpeza el hombre bestia acabó de decidirse y se abalanzó sobre Xalkoth, lo inmovilizó sin problemas y comenzó a morderle un costado. 

A partir de ahí las cosas se tornaron confusas para el clinger. Lo primero que notó fue que no le dolía y que los mordiscos no parecían hacer mella en su exoesqueleto. Lo segundo vino cuando los gruñidos de la criatura se empezaron a transformar en chillidos de agonía. Soltó a su presa y empezó a retorcerse de dolor sin ninguna razón aparente. Por último en un acto de locura cambió de objetivo y, con un aullido de dolor se lanzó sobre Lara.

Kudryavka

El joven ruso, valiendose de su nuevo y mejorado cuerpo, logró avanzar más rápido de lo que nunca antes habia hecho, saltando de edificio en edificio con mayor facilidad e incluso potencia. Se fue dando cuenta de cuanto era capaz de saltar, a medida que se iba exigiendo más y más y su cuerpo respondia adecuadamente. Todavia algo bruto en los aterrizajes, el campo de fuerza y otros hechizos protectores que se fue adosando en el camino hacia a aquellos dos insensatos, le procuraron algun que otro moratón o raspon que fue ignorado gracias a la adenalina que estaba siendo liberada en su cuerpo.

Dio alcance a Lara por fin, junto con Xalk quien no dudó en dejarse ver por la madre de luto, haciendo que esta se mostrase visiblemente enfadada. El clinger se comenzó a explicar y el ruso bajó el ritmo, teniendoles ya a la vista, no habia prisa alguna en alcanzarles.
Pero de pronto, ocurrió algo inesperado: Algo se activó por culpa del clinger que, al pisarlo, invocó a una especie de criatura peluda, un hibrido entre animal y humano. Aquello era algo tan bizarro y espantoso, que el vánara no lo supo calificar como otra cosa que
-¡Hostia! ¡Un Ungor! ¿O es un Gor, más bien?-dijo, sobresaltado. Primero, la criatura se lanzo contra Xalk y en su primera arremetida, se vio frustrada cuando ni pudo hacer daño al clinger y, el contacto de este, al igual que al ruso minutos antes, le habia causado un fuerte dolor. El ruso soltó una carcajada entretenida mientras tomaba nota mental de no volver a tocar a Xalkoth bajo ninguna circunstancia.
-Y ahí está el chequeo de estupidez claramente fallido...-dijo el aprendiz regodeandose.

Pero la criatura que, aunque estúpida, decidió seguir sus instintos de derramamiento de sangre y se giró hacia la otra persona que estaba presente para caer bajo su furia: Lara. El vánara entró en pánico mientras el hombre bestia se acercaba a la ordesa. Pensó rápido. Vislumbró un saliente óptimo, cogiendo carrerilla mientras apuraba más hechizos defensivos sobre si mismo, tomó aire y calmó su mente, centrandose en sus piernas. Se disponia a hacer un salto especialmente largo: Posiblemente el más largo hasta ahora. Tenia miedo, pero el sentido del deber, entremezclado con la adrenalina y su sobreconfianza, le llevaron a hacer el salto.
Corrió hacia el saliente hasta casi precipitarse por él y, luego, en el bordillo, hinchó las rodillas, adoptando una postura esférica asi con sus brazos y, usando la misma mecánica que un resorte, salió disparado hacia los tres en la distancia. Los primeros metros logró coordinarse bien, usando la cola para dirigirse en el aire, así como su postura que se fue abriendo a medida que surcaba el aire le colocaron en una posición idonea para caer sobre el Hombre Bestia con toda la fuerza que podia aunar.

-¡GERONIMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-aulló en el aire.

Sin embargo, sin que el vánara lo supiera, habia entrado en el radio de acción de la ordesa y, en ese instante, una casual e inesperada brisa de ventorea le empujó de lado, desequilibrando su trayectoria su mástil (cola), haciendo que su aullido terminase súbitamente ya que se habia estrellado abruptamente y de cara, contra el suelo a pocos metros de la bestia. Fue tal el choque estrepitoso que tras chocar y arrastrarse por inercia un metro o dos, plantado de cara contra el suelo, se quedó inmovil unos instantes, en la postura del pino más indigna de la historia de la ciudad, para finalmente caer de espaldas con un quejido dolorido. Sus protecciones habian hecho todo lo que podian, pero el vánara habia acabado herido de todas formas, con mas de un diente quebrado, la nariz torcida y sangrando y alguna costilla que otra dañada.
La bestia, si bien no fue consciente de la criatura naranja que se habia estrellado a pocos pies de donde se encontraba siguió su camino hacia Lara. El aprendiz, sin embargo, no se daba por rendido, con lágrimas en los ojos del dolor, apenas pudiendo moverse. Alcanzó su bõ con una mano y, lanzandolo en paralelo al suelo, lo coló entre las piernas del hombre bestia haciendo que se tropezase tambien y diera con el suelo.

A la madre se le encogió el corazón durante unos instantes, temerosa de que fuera tarde para Xalkoth y su mala suerte ya lo hubiera infectado. Sin embargo, la criatura que había invocado de alguna manera, pareció sufrir más sus ataques hacia el bicho que el propio bicho. <<¿Qué?>>. Confusa, no se esperó que aquel enorme ser se girara en torno hacia ella. Reaccionó tan rápido como pudo, esgrimiendo de nuevo su Despellejadora y examinándolo a conciencia para saber cómo responder a cual fuera su ataque. Pero de nuevo otra sorpresa. Si no tenía suficiente con el clinger, Kud entró en escena de un salto. Un salto tan, tan desafortunado, que Lara se habría sentido mal de haberle regañado.

Por suerte, a pesar de lo malherido que había acabado, Kud logró hacer caer a la bestia con ayuda de su bõ y Lara vio la oportunidad de desfogarse con la ciudad. No eran serpelinos, era una criatura que desconocía, pero no se merecía menos la muerte. Con su daga en una mano, la ordesa corrió hacia el hombre bestia.... y tropezó justo ante él, cayendo de tal manera que la ordesa se llevó un moratón en la barriga producido por la empuñadura de su daga y, el hombre bestia, una puñalada entre las costillas. El ser, enrabietado, agarró a Lara del pie y le pegó un mordisco. Lara chilló y afiló la mirada. Si nadie trataba de separarla, la ordesa respondería a aquel mordisco a cuchillazos, hasta que no quedara vida en aquel engendro.

Xalkoth aun en el suelo había visto la entrada de Kud, pero como estaban en combate había seguido centrándose en su enemigo, fijándose solo en que lo había derribado con su bõ y clasificado toda la información relativa a su llegada y caída como irrelevante. "Está en el suelo. Esta es la mía.
No podía levantarse con rapidez, pero sus armas estaban en el suelo a su alcance, y a una distancia tan corta ni siquiera con cuatro ojos de más podía fallar si las arrojaba.
El hombre bestia recibió ambas por la espalda, una en la nuca y la otra en un costado. Aquello bastó para acabar con él, pero se encontraba prácticamente encima de Lara y en consecuencia se desplomó sobre ella.

-¿Lara? ¿Estás bien? Dime que no has muerto. No puede pesar tanto–
Mientras decía esto gateó hasta el cadáver para quitárselo de encima. Lo siguiente que intentaría si nadie lo paraba sería darle un abrazo de la alegría, algo nada positivo para la salud de la recién transformada.

La sangre que manó de las diferentes heridas del hombre bestia acabó vertida sobre la ordesa gracias a la gravedad, pues, sin saber muy bien como, Lara había acabado atrapada debajo. Maldijo en silencio el dolor que le producía el bocado que aquella bestia le había metido en el pie y, hasta que no escuchó a Xalk, no pudo imaginarse qué había pasado. <<Casi lo tenía...>> se quejó mentalmente mientras se levantaba con cuidado de no apoyar el pie dolorido.

—¡No estoy bien! —gritó al bicho con la mirada turbada y un tono de voz demasiado alto para dirigirse a quien le había salvado el pellejo—. ¡OS PEDÍ QUE NO ME SIGUIERAIS! ¿TAN DIFICIL... ¡No, Xalk, no! —el bicho se acercaba a ella dispuesto a darle un abrazo, pero para la mala sombra no había pasado desapercibida la reacción de la criatura al tocarle. Además el hecho de que los números fueran ligeramente mayores alrededor de Xalk tampoco la entusiasmaba. Sin embargo, poco pudo hacer para evitar el abrazo. O el escozor—. ¡AAAAAGH! ¡QUITA! ¡POR TODA LA SUERTE! —Lara se rompió el abrazo con brusquedad para rascarse la piel. <<¡Joder! Pica. Pica. Pica>> .El hecho de tener un pelaje tan denso ayudó a retener parte de las toxinas, pero las que alcanzaron la piel, la hicieron arder especialmente—. ¡ESCUECES!, ASI QUE MANTÉN UN METRO DE DISTANCIA ENTRE NOSOTROS —continuaba gritando, pero no ya tanto por enfado como por lo horrible de los picores—. Y GRACIAS, AUnque lo tenía todo bajo control.

Respiró hondo y se calmó tanto como le permitían el desorden psicológico que tenía, así como el dolor y los picores. La madre no se paró a pensar en lo asquerosa que debía de estar ahora, bañada en sangre. Había algo que la preocupaba más. Indicándole a Xalk que mantuviera las distancias con un gesto de mano, se acercó a Kud y se agachó a su lado. Una parte de ella quería echar a correr y abandonarlos por su bien, pero tal y como estaba Kud y tal y como funcionaba Xalk, la mala suerte los acabaría marcando inevitablemente.

—¡Sois idiotas! ¡Estúpidos! ¡Imbéciles! —les insultó, todavía algo histérica, al tiempo que observaba las heridas del ruso peludo. No sabía si la energía o los conocimientos le darían para arreglarlo todo, pero procuraría al menos dejar a Kud funcional. Las manos le temblaban—. ¿Acaso hacéis así con todo? Si se abre un agujero en el suelo y os dicen que es peligroso por los muchómetros de profundidad que tenga, ¿también os tiráis a bomba puta? —<<¿Ibais a dejar que vuestra muerte pesara también sobre mi conciencia? ¿No veis que ya no puedo más?>>. Lara apretó los ojos y contuvo las ganas de llorar, que ya empezaban a ser algo constante en ella—. Te curo y os váis —acabó diciendo tajante, antes de comenzar los hechizos de curación.

Kudryavka

Débil y dolorido como estaba, apenas pudo emitir un quejido amenazante cuando vio que Xalkoth se abalanzaba sobre Lara para abrazarla. No parecia consciente de que su transformación, por algún motivo, provocaba una reaccion cutanea al contacto. Lara sin embargo, estaba cada onza de mal que se pudiera haber imaginado y más aún. El ruso no dijo nada, dejando que hablase la ordesta, pero cuando sentenció que no deseaba que la acompañasen, el chico si que habló.

-No se Xalk...-dijo, débilmente mientras Lara le curaba.-Pero si al fondo del pozo está una amiga que aunque no pida ayuda esta en peligro, si. Me lanzaria sin duda.-acabó por contestar con una brillante sonrisa, mientras se dejaba curar.

No había entendido por completo lo que había pasado con el hombre bestia. Pero cuando la misma reacción se dio con Lara se dio cuenta de lo que pasaba. -¿¡Eh!? ¿En serio? ¿Hago daño al tocar ahora? ¡Ay! no lo sabía. Lo siento ¡lo siento! ¡LO SIENTO!-

Los acontecimientos se fueron sucediendo, y La pastora comenzó a curar a Kud, a quien el insecto había pasado por alto y sin reparar en sus heridas. Luego los sermoneó.

-No es lo mismo. No eres un agujero, eres nuestra compañera, y al parecer tampoco eres la única peligrosa. Es lógica de supervivencia: Unidos se sobrevive, separados se muere… aunque por lógica de supervivencia también hay que entender qué es lo que causa tantos problemas ahora que lo pienso… Lara ¿qué es exactamente lo que pasa?

No tenía ni idea de lo que se suponía hacía a la pastora peligrosa.

Lara se mordió el labio de nuevo y negó con la cabeza. No estaban entendiendo nada y tan solo le dificultaban la toma de una decisión casi irremediable. <<Al fondo del pozo no hay una amiga, sino la muerte>>. La ordesa no entendía ese interés heróico en suicidarse, no en esos momentos. Querer morir teniéndolo todo era de locos. Su razón de vivir no había muerto esa noche, al contrario que la de la mala sombra. Ellos sí que estaban arriesgando demasiado por haber salido tra ella. Y no lo entendía. El desánimo acabó apoderándose de la madre de nuevo, que se dejó caer de culo cuando acabó de curar a Kud.

Agachó la mirada y meditó la pregunta de Xalk en silencio.

—No lo sé... Solo han cambiado mis ojos —aún no se había visto las orejas o la cola—, se han vuelto amarillos y ahora no dejo de ver cifras por todos lados... —alzó la vista un segundo hacia sus amigos con la intención de señalar los números—. Ahora mismo hay un veinticuatro a tu lado, Xalk. No, un veinticinco. Un veintinueve. Un treinta y siete... ¿No los veis, verdad? Pero se mueven y crecen y bajan y no sé qué narices son, pero parecen una prueba más de que estoy gafe y soy peligrosa. Creo que transmito la mala suerte igual que Xalk la urticaria... Y no quiero que sufráis por mi culpa, de verdad... Estáis mejor si os alejáis de mí.

Aquella frase la llevó a pensar en que, apenas unas horas antes, sus tres últimos bebés todavía vivían y que por protegerlos, los había expuesto directamente a su maldición. El ciempiés los había matado, pero había sido ella quien los había condenado a tan mala suerte. Y ahora solo tenía cadáveres que incinerar y un futuro negro por delante; ni una sola razón por la que vivir mereciera la pena. Lara estaba dispuesta a quedarse ahí sentada hasta que los serpelinos se acercaran a comérsela.

Kudryavka

El chico permaneció en silencio cuando la ordesa habló y explico, lo que se suponia que eran, sus poderes. La chica habia estado inestable durante ya algún tiempo, con su paranoia y la necesidad de tener a sus crias a salvo. Al ruso no le extrañó que, con el trauma de perderlos, hubiera optado por ello. Mantuvo un silencio incómodo al principio, dirigiendo la mirada al suelo, para después encajarla con la de la mala sombra. Habia unido los puntos sobre
-Lara... No fue culpa tuya. No pienses eso. Fueran tus poderes o no, no estarias bajo la responsabilidad de sus muertes. Es... Esta ciudad quien tiene la culpa, pero no tú. Nunca empieces si quiera a culparte de las muertes. Porque nunca pararás, lo he vivido y no es un camino bonito.-guardó silencio unos instantes.-Yo... Nunca he sido el tipo con mejor suerte del mundo, quizás todo lo contrario, asi que no se si tus poderes podrian afectarme mucho...-comentó con una risilla debil.-...pero si algo se, es que no querria ver a una amiga con tal carga sobre sus hombros que decida aventurarse al peligro sola, aunque sea el pretexto de protegernos de si misma, no seré yo el cobarde que agache la cabeza y huya cuando se me necesita.-dijo con una sonrisa. Se incorporó y posó una de sus manos en el hombro de la ordesa.-Si hace falta, iré contigo a donde quieras ir. Pero no te dejaré ir sola.-