Barrio de los Callejones sin Salida

"Qué asco", se repetía Shizel como un mantra al notar cómo las manchas de la camisa, ahora al revés, entraban en contacto con su piel. Esperaba que sus compañeros ya se hubiesen puesto en marcha y empezado a recoger chatarra: quería volver cuanto antes a Maciel.
Con los nervios aún de punta por la posibilidad doble de que aparecieran carroñeros tras el olor y de que la delicada carga que llevaba en el saco se rompiera a pesar de las precauciones de DL, el susto que se llevó fue mayúsculo cuando al doblar una esquina una figura a la carrera apareció de improviso. Estaba a punto de desenvainar la espada cuando se dio cuenta de que no era más que una niña: muy parecida, además, a una de los habitantes de Letargo que había visto el día anterior.

La sorpresa se vio rápidamente sustituida por alarma cuando la chica orejuda se puso a chillar.
-¡Shhh, no grites!- le pidió con urgencia-. Hay de todo por aquí, así que llamar la atención es lo peor que puedes hacer, ¿vale?
Le bastó un vistazo a la cara de la chica para saber que estaba aterrada.
-Somos cosechados, no vamos a hacerte nada- le aclaró con más calma, tratando de tranquilizarla-. ¿De dónde sales? Venimos aquí casi a diario y nunca te hemos visto...
Oyó voces familiares en algún lugar cercano. No debían estar ni a una calle a distancia del resto de macieleros... Miró de reojo a DL e hizo un gesto de cabeza hacia el lugar de procedencia de las voces, para indicarle que la prioridad era reunirse con ellos cuanto antes.

-Yo...yo....... ¡saquenme de aqui!!! - Había perdido al completo los estribos. Me costaba horrores pensar. Pero cuando dijo que no era un enemigo, me calme un poco. He de decir que me sorprendio saber que era un cosechado, como yo, pero si era de verdad un cosechado, no me mataria, o eso pense. - ¿u-un cosechado?.....pero......Branniel y yo.......- En ese momento me acordé. ¡¡Branniel!! - ¡mi amigo!- dije llevandome las manos a la boca- Tienen que encontrar a Branniel! ¡Entro conmigo y se perdio! ¡Por favor! - En ese momento olvide que estaba cabreada, que nos habiamos quedado sin comida, todo.
Entonces me di cuenta de que estaba haciendo señales con la cabeza al otro. Me pregunte que pasaba, pero no dije nada, y solo me levante.

Tras el extraño momento ocurrido con la criatura empezaron a volver con los demás, cuando como viniera perseguida por la mismísima muerte parece, una chica, sobresaltando a DL que apunto estaba de desenvainar pero se contuvo en el ultimo segundo al notar que sus rasgos eran muy similares a la chica que habían visto en letargo, rasgos animales, aunque no tuviera claro de cual exactamente, era una cosechada y eso le bastaba para calmarse un poco. Shizel consiguió calmarla y DL se le quedo mirando con detenimiento por unos segundos escuchándola hablar.

-Cálmate un poco, encontraremos a tu amigo...pero no grites por lo que mas quieras, cálmate...- dijo intentando calmarla sin mucho éxito en ese tipo de cosas, a pesar de todo tenia ciertas dificultades sociales en ese tipo de temas, irónico en realidad- Ahora vamos a ir a buscar a nuestros compañeros, con suerte tu amigo se habrá encontrado con ellos...cuando lo encontremos ya nos explicareis mejor como habéis acabado aquí y como demonios sobrevivisteis.... presentaciones mas tarde- dijo echando andar Junto a Shizel para darse encuentro con el resto. Cuando finalmente consiguieron encontrarlos, vio que efectivamente entre ellos había una cara nueva hablando con Alder y a juzgar por el tono de piel, debía venir del mismo mundo que Wintel. "Que alguien me explique como han sobrevivido ellos dos solos....YR se fue solo un día por su cuenta y acabo sin pierna....estos dos estaban juntos, pero igual no parecer muy capaces de defenderse por su cuenta ante los bichos que pueblan este sitio...o han tenido mucha suerte o son muy hábiles" pensó al ver detenidamente ambos chicos tal vez con cierta curiosidad en su aparición repentina tras todo un mes sin verles ni el pelo. Eso le hizo recordar que si habían venido de la mazmorra, el tema de la comida y el agua les habría resultado mas bien deficiente, estaban bastante desmejorados a simple vista, así que tras unos segundos de duda volvió a hablar.

-Ya somos muchos...pero.... - añadió observando a sus compañeros, teniendo en cuenta que cada vez eran mas lo que significaba menos comida para cada uno, mas turnos en el baño y menos privacidad, suspiro ligeramente antes de continuar, no es que fuese el solo el que debiera decidir- Si el resto no pone pegas, os llevare al torreón, pasaremos por las cestas de comida en el camino, pues dudo que haya suficiente comida para tantos- dijo observándolos y mirando luego al resto encogiéndose de hombros, el solo daba una opción, no le hacia tampoco mucha gracias que fuesen cada vez mas, pero no podían dejarlos morir allí. Esperando que alguno de sus compañeros aceptara aquello para llevarlos al torreón y que el resto se quedase a recoger los artículos que RR necesitaba, no hacia falta tanta gente.

Cuando vi a Branniel, sentí dos cosas. Uno, enfado y rabia sin sentido, y un gran alivio. Ya me había calmado un poco, pero aun asi.... - ¡Branniel! - Me acerque corriendo, y me contuve para darle un abrazo. No queria que pensasen nada raro. Sonrei un poco y le dije - ¿te lo pasaste de miedo eh? - Y solte una risita. En el fondo, me alegraba de ver a mi contador de historias personal.

No me gustaba nada la idea de abandonar nuestras seguras mazamorras para irme con unos totales desconocidos. Se me hacia raro, como cuando me iba a casa de una amiga. <<Ah si...que nunca lo he hecho...>> Se me ensombrecio entocnes la mirada. No se si nadie noto mi opinion, esperaba que no. Porque un nuevo sentimiento estaba alli: la necesidad de compañia. Sentimientos contradictorios. Mire mi arco. Apenas lo había usado.......
- Bueno...Branniel....¿encontraste la comida? -
Entonces me di cuenta de algo. Todos eran cosechados. ¿podria saber algo mas de lo que me contó Branniel sobre ese malvado hombre? Primero las prioridades .Empezaba a tener hambre. Al final, le dije a Branniel - me alegro de que estes vivo

«¿Có-cómo que hay una docena más?». Las palabras de la otra cosechada me sacudieron fuertemente. ¿Habíamos estado tres semanas sobreviviendo casi al límite en las mazmorras y los cosechados viviendo en grupo, apoyándose y protegiéndose en los torreones...

—Gracias, Marina... También me alegro de que estés viva —fruncí los labios, algo amargado por haber estado tanto tiempo sin saber nada del otro grupo. Fue en ese momento cuando recordé algo que había dicho la peliverde. ¿Niño Wintel dos? ¿Acaso había sido cosechado otro nublino? Durante un instante me pregunté de que parte de Nubla sería...

Sacudí la cabeza, no había tiempo para pensar en Nubla. Aquello era el pasado. Y ahora sólo debía mirar al futuro: un futuro representado en una Rocavarancolia resurgida y nuevamente espléndida.

—¿En qué parte está el Torreón? —me extrañaba que en todo el tiempo desde que llegamos no nos hubiésemos encontrado con los otros cosechados hasta aquel momento. Su torreón tendría que estar muy lejos de las mazmorras para que los grupos no hubiesen coincidido.

Cargando con su saco, Shizel contempló pensativo a los dos recién llegados. Sus gestos denotaban familiaridad más allá de conocer el simple nombre del otro. Era evidente que habían estado refugiados juntos si no desde el principio, al menos desde un lapso de tiempo largo.
-A unos veinte minutos de aquí, más o menos- contestó llanamente a la pregunta de Branniel. Sin embargo, el comentario de la otra chica sobre la comida llamó su atención a algo importante. La tensión subyacente en la postura de la tal Marina transmitía recelo, y Shizel decidió aclarar las circunstancias cuanto antes.

-No os vamos a obligar a venir con nosotros, si queréis seguir como hasta ahora- les explicó-. Pero tened en cuenta que nosotros también cogemos comida de las cestas de aquí y que a vosotros os va a tocar a menos, a menos que hayáis estado cogiéndola de otra parte. Somos más gente.
"Hospitalidad, maleducado", casi creyó oír el siseo de su padre. "Arréglalo ahora."
-Sea como sea, no parecéis estar en la mejor forma- añadió con un tono menos neutro y más amistoso-. Os aconsejaría que le hicierais caso a DL y le sigáis al torreón. Una noche de descanso no hace daño, y os lo podéis tomar como una visita si queréis, o quedaros.
Si aceptaban la oferta serían dos bocas más que alimentar, pero tanto si se quedaban como si no la existencia de los dos nuevos repercutiría de una manera u otra en un reparto más magro de la comida.

Por su parte, él no pensaba acompañarlos de vuelta. Pensaba quedarse y terminar lo que había empezado, que consistía en llenar el saco de cuanto material diferente pudiese encontrar. Aunque se moría de ganas de darse un baño de una vez, se consoló pensando que al menos para cuando llegase al torreón no tendría que pelearse con DL sobre quién iba primero.

- ¿quedarnos.....?....- <<Es mas seguro...y hay mas gente....pero..¿es seguro? >>

Mire todas las caras una a una. No queria decirlo del todo, pero..... - Solo ire si Branniel viene con nostros - Ya esta. Lo solte. Continue hablando- No es nada..pero.....es mi amigo..y ..sabe mucho......yyy......eh..pues eso- Mierda. Solo me hizo falra sonrojarme. Seguro que quede como una boba. Volvi a mirar todas y cada una de las caras. Me miraban con sorpesa, aunque me parfecio que escondian burla, pero seguro que me lo imagine.

- ¿y bien?-

Me rasqué un poco la nuca, un poco abochornado de la actitud de Marina conmigo. No obstante... Un grupo. Protección. Más manos para trabajar, menos posibilidades de quedar solo ante los peligros que existían en Rocavarancolia. Más gente para compartir las pruebas que nos pondría la ciudad para ver si éramos dignos de ser bendecidos por la Luna.

—Bueno —empecé, esperando que todos los cosechados nos acogiesen tan bien como éstos—, de acuerdo —por primera vez en unos días, me vi sonriendo, con la esperanza de ver a la Luna otra vez en mí—. Iremos a vuestro Torreón.

Observo a sus compañeros y en un principio no muchas pegas, aunque la reacción de la chica le resulto entre otras cosas entretenida, casi parecía que fuesen una parejita o algo así. Igual no le dio muchas vueltas a aquello simplemente se despidió del resto de los miembros y le hizo un gesto a los dos nuevos cosechados, para el al menos, a que le siguieran.

-Como Shizel dijo, el torreón no queda muy lejos, pero sino no conoces el camino en este laberinto, cuesta bastante de llegar -explico con calma observándolos de reojo mientras los guiaba, se habían hecho ese camino tantas veces que ya se lo sabían prácticamente de memoria- Cuando lleguemos os daré un pequeño tour y luego podréis descansar o comer algo, como queráis...algunos de nuestros compañeros se quedaron en el torreón y entre ellos hay alguien de tu mundo - dijo evidentemente refiriéndose a Branniel- Y en el otro torreón donde esta el resto de cosechados, me pareció ver a alguien del tuyo, así que tampoco es que vayáis a estar solos precisamente - añadió DL volviendo a mirar al frente atento a la posible aparición de cualquier bicho atacándolos, no olvidaba que rato antes un tipo extraño había estado peleando contra un a extraña criatura. Pasaron por las cestas antes de dirigirse hacia el torreón que no tardaron en divisar por encima de las casas mas bajas.

Sigue en el Torreón Maciel.

RR se volvió a reunir con el grupo, con su saco un poco más lleno y un poco de mejor humor. Dos tubos, tres cacerolas y un poco de bajilla, sin contar los goznes y el cerrojo de la puerta de la casa que había forzado. No había sido un trabajo excesivamente difícil, pero se había alargado gracias al tedioso pero necesario proceso de búsqueda de posibles trampas dentro de la vivienda. De no ser minucioso en aquel tipo de tareas podía significar la diferencia entre volver al torreón entero o por fascículos…

Fue entonces cuando los vio: Un bicho peludo y otro sociópata religioso. Genial.

-¿Pero qué…? ¡¿Quién cojones son estos dos?!- Inquirió el foner en un tono moderado, a sabiendas de que alzar demasiado la voz en las calles de la ciudad podía atraer a invitados no deseados, pero con un timbre agudo de politoxicómano pasado de rosca que dejaba claro que la situación le ponía un tanto nervioso y que no tenía problema en volarles la cabeza de un tiro a los dos con el artefacto con el que les apuntaba si se le antojaban peligrosos.

A su mente le costó unos milisegundos comprender que parecían de todo menos agresivos, y que sus compañeros hablaban con total tranquilidad con sendos cosechados. Ciertamente parecían un poco famélicos.

-Ah, vale, sí. Comprendo.-dijo RR, contestando a una explicación que se había dado él sólo, en un tono más calmado. Procedió entonces a subirse las gafas que le tapaban los ojos y retirarse el pañuelo que le protegía el rostro.- Mi nombre es RR, fontanero rojo, y esta es Schrang. Diría que es un placer, pero tendréis que disculparme; intento mentir lo justo. Os acogeremos en nuestro torreón. Pero decidme. ¿De dónde sacabais la comida? Nos vendría bien cualquier información que pudierais darnos con respecto a la ciudad. Oh, y si alguno de mis camaradas os acompaña al torreón, aseguraos de que os proporciona un par de tareas que realizar. No es que os vayamos a esclavizar, entendedme, pero siempre se alimentan con más gusto las bocas que aportan algo a la comunidad.

Analizó a la pareja con cierto detenimiento. El muchacho parecía tener ciertas luces, pero la chavala peluda… en fin, toda aquella actitud de niña indefensa, con su voz titubeante, ese mal disimulado amor que sentía por su compañero de penurias que producía un evidente repeluzno al foner, aquellos gritos tan desesperados de los que había hablado DL gastados tan a la ligera en un ambiente como aquel (en el que había tener una razón de peso para alzar la voz e informar a todos los depredadores cercanos de tu presencia)… En fin, su pavo* era más que palpable, y no podía evitar juzgarla precipitadamente.

-Deberíamos mover el culo.- dijo con tono sentencioso tras unos largos segundos de meditación silenciosa.- No digo que esté mal sentarse aquí y charlar relajadamente bajo esa cosa horrible que llamáis cielo a la espera de que algo venga a abrirnos en canal y a follarse nuestro intestino, pero yo personalmente tengo chatarra mugrienta que recoger y supongo que tenéis hambre. Sugiero que quien quiera guiar a los nuevos lo haga rápido y nosotros sigamos nuestro camino.

- Yo también regreso.- dijo Alder. No le sangraba ya el labio, pero el encuentro con su cosechador le había puesto de mal humor y reabierto heridas.
En otra ocasión, la sinceridad del foner rojo le habría arrancado una sonrisa, esta vez fue una mera mueca, y su saludo particular antes de marcharse.
Barrió con la mirada al grupo que se iba: "estarán bien", pensó, y encabezó la marcha junto a DL, aunque aun no hizo ninguna pregunta.

Aunque en ese momento andaba un poco distraído pues justo había acabado de divisar una ventana aparentemente intacta a la que podría echar mano, Shizel no pudo evitar sonreír un poco socarrón ante la presentación de RR. Era como si el foner sintera la necesidad de hacer saber cuanto antes a todo el que veía quién era y que se hallaba en posesión de una escopeta. De todas formas, si Branniel y Marina de verdad pretendían quedarse, cuanto antes se acostumbrasen a su cruda sinceridad mejor.

Pasó un tiempo después de que DL y Alder se marcharan a acompañar a los dos nuevos, el cual el resto aprovechó para recoger de las cercanías lo que les parecía más útil. En el caso de Shizel no se trataba de piezas concretas como imaginaba que eran lo que mantenían envidiablemente lleno el saco de RR, sino que el idrino buscaba tanta diversidad de materiales como podía. No tenía ninguna clase de máquina en mente de momento ni tampoco tenía las habilidades para construirla. Así pues recogía indiscriminadamente cascotes pequeños de piedra, trozos de madera semipodrida, ladrillo y algún cristal que halló suelto por ahí. La tarea de escanear los alrededores era repetitiva y poco estimulante, y Shizel se preguntó si no habría alguna manera mágica de hacerlo. Gente que había inventado la manera de invocar un ente de otro mundo meramente para que acarreara cubos seguramente también tenía que haberse inventado algo del estilo...

Con lo que había rapiñado aquella tarde a buen seguro en el saco improvisado, y volviendo la mirada para cerciorarse de que no andaba demasiado separado del grupo, Shizel emprendió el camino de vuelta a través de los callejones.

Sigue en el Torreón Maciel.

Adentrarse en los callejones siempre era peligroso, la mayoría de experiencias con criaturas las había tenido entre aquellos casas semiderruidas y caminos sin salidas. "También es que no hemos investigado mas allá en la ciudad" pensó DL mientras caminaba, a pesar de estar tranquilo no perdía detalle de su alrededor, siempre era mejor prevenir. Mientras observaba alrededor, en principio en busca de la criatura que el extraño tipo rubio mato, se dirigió con un tono no muy alto al nublino.

-Branniel, hay algo que me gustaría preguntarte- comenzó observandolo de reojo antes de volver su atención al frente- Escuche lo que contaste de esta ciudad, personalmente no me lo creo del todo. Pero en caso de hacerlo...dime algo, ¿porque veneráis de tal forma la posibilidad de convertiros en monstruos o en algo diferente?-era algo que le resultaba incomprensible, el tener esas creencias podía entenderlo, era cuestión de religión aunque el no la creyera. Pero no entendía como podía venerar una creencia así, mas cuando te decía que con la llegada de una luna roja te convertirías en otra cosa-Digo, ¿no temes en convertirte en algo que no razone y solo se mueva por instinto?- pregunto mirándolo alzando una ceja, al tiempo que doblaban una esquina, no muy lejos de donde recordaba había sido asesinada aquella bestia, si su orientación no fallaba.

Teniendo en cuenta lo amplio de los espacios de Nubla, la única existencia de una ciudad (lejos, por otra parte, de donde yo vivía) y lo poco dados que somos los nublos a relacionarno a la vez con mucha gente, lo estrecho y retorcido de aquella parte de la ciudad me ponía los pelos de punta. Los nublinos no estábamos acostumbrados a espacios tan cerrados, y mucho menos a vivir tantas personas juntas como en el Torreón.

DL empezó a hablarme, y por sus palabras ya sabía cuál iban a ser sus preguntas. Teniendo en cuenta la cara de shizel el día anterior cuando le hablé de mi mundo, parecía que tanto el idrino como el foner pensaban lo mismo y, aunque yo no quería admitirlo, esa semilla de duda ya había empezado a germinar en mi interior desde dos semanas antes. Por otra parte, ellos sólo habían tenido conocimiento de Rocavarancolia en ese momento: no tenían ni idea de las maravillas que había atesorado en su pasado esta ciudad. «¿Y conoces tú esas maravillas?», pensé por unos momentos. «¿Acaso has estado en Rocavarancolia durante sus años de esplendor, has contemplado de verdad cuáles son las transformaciones de la Luna Roja?». Aparté de mis mentes estos pensamientos. Ahora, como cosechado, poco podría hacer. Cuando fuese transformado ya vería cómo podía contribuir al bien y al renacimiento de la ciudad que había visto en los grabados de mi libro.

—No veneramos la posibilidad de convertirnos en monstruos, sino... —intenté pensar en cómo sería la respuesta, qué podría decir para dar a conocer la visión de Rocavarancolia que hay en Nubla—. Yo nunca conocí transformados, pero las historias hablan de seres muy poderosos: maravillosos y hermosos, con un poder mágico increíble, y una fortaleza física envidiable —recordé entonces el tiempo que hacía que no había noticias de Rocavarancolia en Nubla, que mis padres ni siquiera podían recordar Rocavarancolia—. De todas maneras, el vínculo de Rocavarancolia con Nubla se rompió hace mucho tiempo. Cuando mis padres eran muy jóvenes, apenas unos bebés, el portal, vórtice, o como quieras llamarlo, que unía ambos mundos, se esfumó, simplemente. Y desde entonces hasta ahora no ha habido ninguna forma de restablecer la comunicación entre nubla y Rocavarancolia. Aunque se ve que ya se ha logrado volver a abrir la comunicación entre ambos mundos.

La segunda pregunta era más espinosa. Realmente, no sabía en qué podía transformarte la Luna Roja, si simplemente te daba más poder, más fuerza y te daba apariencia de dios o si simplemente te transformaba, pudiendo arrancarte la mente y dejarte convertido en poco más que una alimaña. Era algo que me había preguntado al poco de llegar, y que acudía a mi mente cuando veía a alguna clase de bestia: ¿fue alguna vez esa criatura un chico, un nublino, una persona de otro mundo? ¿Puede la Luna Roja transformarte en cosas así?

—Los transformados solían visitar a sus familias en Nubla, muchas incluso creaban altares en honor a sus hijos y se enorgullecían de ellos cuando volvían convertidos en magos, brujos o guerreros. Y los transformados hablaban algo de Rocavarancolia, no recuerdo ninguna historia de transformación en monstruos o alimañas —por mucho que lo alejase de mí, seguía recordando el misterio de la decadencia de la ciudad, que no se ajustaba para nada a las historias que mis abuelos habían contado de testimonios de amigos transformados, sobre una ciudad hermosa, maravillosa y caótica, una ciudad donde la magia y el poder se respiraban en todas las calles—. Ten en cuenta una cosa: todas, absolutamente todas las historias de mi mundo proceden de nublinos transformados, y hablan de una ciudad caótica y hermosa, llena de vida, con una cantidad abrumadora de habitantes. Pero de todo lo que me han contado, nunca, jamás, me han hablado de algo ni remotamente parecido a cómo está ahora Rocavarancolia —me preguntaba la opinión que tenía DL de mí en ese momento, pero más todavía me intrigaba el misterio de la decadencia de la ciudad: ¿qué era capaz de desmoronar a un imperio tan grande como Rocavarancolia y destruir prácticamente a toda una sociedad?—. Y los grabados de un libro de la biblioteca corroboran las historias de Nubla. Algo pasó aquí, que cerró la comunicación con Nubla y convirtió a la Rocavarancolia de la que hablo en la Rocavarancolia que vemos. Y sea lo que sea, fue lo suficientemente fuerte como para convertir una ciudad inmensa y muy bien poblada en una montaña de escombros. Y pasase lo que pasase, probablemente también fue suficientemente grande como para crear una gigantesca fosa común que cruza la ciudad entera.

DL no dijo nada mientras Branniel hablaba y le explicaba lo que se decía en su mundo sobre esos supuestos transformados. Sinceramente le sonaba a cuento pero al mismo tiempo atraía su atención, había magia en ese mundo, porque no podría haber otras cosas.

-Tal vez le doy muchas vueltas...¿pero no pensaron en vuestro mundo que puede dar la casualidad que fueran disfrazados?- pregunto DL alzando una ceja mientras cambiaban, se le acaba de ocurrir realmente. SI en su mundo alguien podía cambiarse el color de pelo, por tonto que se viera y en ese mundo había magia para crear fuego o hacer levitar objetos, ¿porque no podría haber magia que cambiara tu aspecto físico?- He visto magia que produce llamas, runas, hechizos que hace levitar, una criatura extraña siendo invocada...no me extrañaría nada que hubiera magia para camuflarse o incluso dar una imagen irreal de como eres realmente-hasta a el le sonaba extraño lo que decía, pero dado que era un mundo con magia y poderes que se escapaban en mucho a su entendimiento, veía muchas mas probabilidades- Verlo así, si alguien se ha convertido en un monstruo...no querría que su familia lo vea así, supongo. No entiendo el afecto familiar, pero es una posibilidad- añadió encogiéndose de hombros dejando de darle vueltas, pues terminaría el mismo haciéndose un lió.

Ademas acaban de llegar al lugar donde se encontraban los restos de la criatura no muy lejos de donde tenían que recoger las cestas. Echo un vistazo alrededor con su arma bien sujeta, no quedaba mucho de esta, solo los huesos y algún trozo de carne pegada, pero nada mas. "Ese chico mato ayer a este bicho y ya no queda mas que el esqueleto...¿pero que clase de animales se comen una criatura así?" se pregunto en realidad sorprendido y prefiriendo no averiguarlo, se acerco rápidamente a la quimera en busca de un hueso que le sirviera, que no fuese tan inmensamente grandes como los que poblaban el patio. Finalmente lo encontró, un hueso fino y casi tan largo como uno de sus dedos. Tendría que darle un pequeño arreglo pero le serviría, tras eso se guardo el pequeño hueso, tomando un par de costillas sueltas cuando Branniel no miraba y guardandoselas en el saco, seguro les encontraría uso y se alejo por las cestas, no queriendo tardarse demasiado en volver. Vigilo en todo momento a su alrededor mientras metía todo lo posible en una sola cesta para tener siempre una mano libre.

- Volvamos ya, nunca me fío de lo que puede parecer en este lugar...malas experiencias- dijo recordando la cantidad de criaturas sin nombre que les habían atacado desde que llegaron, tras eso se puso de nuevo en camino a Maciel con su objetivo cumplido.

Sigue en el Torreón Maciel.

La explicación que dio DL no me convenció: ¿acaso no era más simple que la transformación fuese en criaturas poderosas que en criaturas monstruosas que usaban la magia para disfrazarse de criaturas poderosas con el fin de no avergonzar a la familia? No obstante, preferí no decir nada mientras caminábamos por los callejones.

Pronto llegamos a un cádaver (o, más bien, montón de huesos con carne pegada) que me sorprendió bastante. A esas horas, por supuesto, ya me había enterado de lo que pasó el día anterior, pero me sorprendió que en sólo un día el cadáver de la criatura hubiese sido completamente devorado. ¿Qué clase de alimañas vivían en aquellos callejones que devoraban aquello en tan poco tiempo? Observé cómo DL se acercaba a aquello y quitaba un hueso, preguntándome para qué lo quería.

Prefiriendo poder salir de allí pronto, me apresuré, un poco delante de DL, hacia las cestas de comida. Cada uno agarró una y nos fuimos inmediatamente a maciel. Interiormente, estaba totalmente de acuerdo con el foner en que no había que fiarse de aquellos callejones.

Sigue en el Torreón Maciel.

Esta vez, a diferencia de cuando fui por la avenida, me mantuve en alerta durante todo el trayecto. Cierto que ya llevaba bastante tiempo aquí y era una zona que me conocía mejor, pero el recuerdo de la casa y de mi madre seguía muy vivo en mi memoria como para no andar con la máxima cautela posible. Además, después de lo que había pasado en Maciel, si un torreón era tan peligroso, ¿cómo no iba a serlo la calle?

Durante la mayor parte del trayecto fui en silencio, atento a cualquier alimaña que pudiese salir a intentar comernos. La ciudad había demostrado toda su crueldad con lo de la avenida, y todavía faltaba por ver qué había provocado el incendio de Maciel. «Aunque en principio no debería ser nada exterior, porque entonces shiz se había despertado», recordé, confundido.

Aparté estos pensamientos de mi mente al ver las cestas. Con el estómago molestándome desde hacía ya un buen rato, aligeré el paso. Estaba hambriento.