Barrio de los Callejones sin Salida

La niña de la piel púrpura encabezaba la marcha hacia la bañera.

Me quedé un poco rezagada contemplando extasiada la ciudad. Cada edificio era diferente y único y daba la sensación que estuvieran vivos. Aunque algunos parecían normales, la mayoría daban la sensación de estar habitados por maldad.

-El que debe ser nuestro alimento está ahí- susurró la niña. Y continuó hablando en voz baja hacia los que estaban a su espalda.

Si vas a acercarte a la comida, mantente a una distancia prudente. Es posible que no estéis solos.

¡Otra voz! Pero ésta es diferente. Todavía no se si debo de fiarme o no de las voces, pero por ahora les seguiré el consejo.

Vamos andando por un barrio cuyas calles estaban sin orden, alomejor ibas recto y te hacia girar noventa grados o incluso darte la vuelta entera porque fuera a dar a un muro de mínimo tres metros de alto. No hacíamos otra cosa que andar y dar media vuelta cada dos pasos. Esto era un laberinto. Las casas no eran muy diferentes unas de otras, es más, eran prácticamente iguales. Pero iba la chica de piel violeta la primera, era ella la que elegía qué camino seguir. Me tranquilizaba que ella fuera la primera, aunque solo fuera por el pensamiento egoísta de que si ocurría algo ella sería la primera en sufrirlo mientras a los demás nos daba tiempo a huir. Lo peor, era que además de los gritos del espantapájaros de la bañera voladora, oía el sonido de seres relamiéndose, como si llevaran mucho tiempo sin comer, apenas era un susurro, pero no me gustaba lo más mínimo. "No pienses en eso, los demas no escuchan nada, no debes por qué preocuparte" Me decía una y otra vez. Miraba al resto, estaba seguro que todos se estaban agobiando tanto o más que yo. Además, empezaba a sentir hambre, pero no me apetecía comer, sabiendo lo que nos iban a dar. "Alomejor es una broma" Me decia una y otra vez, pero siempre pensaba despues: "Según como es esta ciudad, eso es lo que nos darán, sin duda eso vamos a cenar esta noche, sesos de rata a la plancha y otras cosas aún peores." En ese momento me di cuenta de que cada vez estaba la bañera voladora más baja, había bajado bastante desde que salimos de la plaza donde nos habían dado el discurso.

Entonces llegamos a una pequeña plaza, los edificios seguían siendo igual, todos con diferencias casi imperceptibles, pero el haber llegado a la plaza me daba la sensación de respirar mejor, de sentir un mínimo de aire y variedad, aunque estos fueran muy escasos, e incluso que solo fuera mi imaginación. Vi en ese momento como la bañera se paraba y se disponía a bajar unas cestas donde debian estar los alimentos. Vi a Lia que hacía presión a los de delante para que sallieran "¿Debo salir, o esperar a que salgan los demás?" Pensé mientras me acercaba, pero entonces lo pensé mejor, ese pensamiento me volvió a la mente: "Que salgan ellos antes, así si pasa algo le pasa a ellos"

La niña azúcar glas abría la marcha mientras todos la seguían. A cada momento, la frustración de Wen aumentaba al ir perdiendo de vista la bañera que seguían y tener la sensación de que se estaban perdiendo en aquel millar de calles entrelazadas sin orden determinado. No le gustaba nada ese sitio. La niña azúcar glas parecía guiarse por la voz del espantapájaros que seguía prometiendo monstruosidades cocinadas a la vez que ellos iban siguiéndola y Wen intentó guiarse también de esa manera, pero el camino era siempre el mismo.

Después de recorrer un sinfín de calles sin salida, por fin dieron con una pequeña plaza. Wen no dudó en colocarse detrás de la niña azúcar glas cuando esta se escondió tras una esquina. La niña hizo unas preguntas que, tras analizar la situación, Wen se dispuso a contestar; pero, entonces, alguien por atrás la comenzó a empujar constantemente hacia adelante, como deseando que callera a la plaza a merced de cualquier ser que pudiera estar esperándolos.

- Ni se te ocurra hacer eso nunca más. - susurró por lo bajo para que solo la niña, cuya voz había identificado vagamente con la de la niña gato, la oyera.

Toda la frustración anterior, la posibilidad de perder el único alimento o que, en realidad, lo que portara la bañera no lo fuera, le hizo enfurecerse hasta tal punto que, tras esos susurros, dio una vuelta rápida a la vez que sacaba su navaja de su escondite, apuntando con ella a la niña-gato.

Al instante se dio cuenta de lo amenazante que se vería en ese momento y que, probablemente, con esa acción les hubiera asustado, cosa que no le desagrado de ningún modo; pero sabía mejor que nadie que si quería aliados esa no era la forma de hacerlos. Y, aunque Wen no los quería, la necesidad se los demandaba.

- Espero que alguno de vosotros tenga armas. No sabemos lo que nos podemos encontrar en esa plaza y, ya puestos, tampoco en el resto de la ciudad. – tras decir eso, con lo que justificó un poco su acción, miró y señaló a la niña-gato despectivamente.- y tú, proyecto de gato, no tienes ni el poder ni el derecho para obligar a nadie a salir solo porque tú tienes miedo de hacerlo la primera. ¿quieres comer? Ahí tienes la comida, ¡corre a por ella! Pero no esperes que el resto salgamos por ti.

Tras sus palabras, Wen se recostó en la pared cruzando los brazos, esperando a que algún mostrara alguna posible arma defensiva o la chica-gato le contestara. Esperaba que esto último no pasara porque ella no dudaría en rajarla con la navaja si la cosa se complicaba, pero no quería empezar su estancia en esa ciudad de esa manera. Intentó no parecer del todo amenazante para que enseñara su arma el que tuviera.

No le gustaba nada la idea de haber mostrado sus armas antes de conocer todos los puntos débiles y fuertes de los demás; pero, realmente, la situación lo requería. Después del discurso, no sabía exactamente qué era lo que podía llegarse a encontrar en ese lugar y, aunque antes todos habían sido bastante desconsiderados al correr sin pensarlo hacia la bañera, cuanto antes se armaran sería mejor.

Todavía no confiaba en ellos, en ninguno, pero la situación requería una acción inmediata y en el fondo, aunque se empeñara en negárselo a sí misma, sabía que no podría sobrevivir sola en un lugar que no conocía.

“Esto no me gusta nada, ¿ Qué pasará ahora? ¿ Donde dormiremos?¿Va enserio lo de tener que sobrevivir? Aquel maldito hombrecillo no me especifico muy bien esa parte del trato” Me voy repitiendo las preguntas en mi cabeza mientras deambulo con el grupo siguiendo a aquella bañera flotante y a la niña lila por las calles de aquella ciudad en ruinas. Estoy tan absorto en mis pensamientos que no me doy cuenta de las construcciones que me rodean hasta que me percato que el grupo se detiene y se acercan a un muro de piedra. Miro a mi alrededor y lo que veo no es muy alentador. “Todo esto no tiene nada de maravilloso, valiente mierda de plaza, valiente mierda de edificios,¡Valiente mierda de todo!.” Me digo mientras observo como la bañera se detiene en un plaza pequeña, rodeada de edificios lisos y como todo lo que me rodea, esta o derruido o en malas condiciones.

“Al menos han dejado de cantar guarradas. Espero que el menú no sea así de verdad por que si no creo que pasaré algo de hambre.” Ahora me fijo en el grupo de “personas” del que estamos compuestos, veo que poco a poco se van haciendo grupillos entre ellos. “ Es hora de comenzar a hacer amigos, aunque lo intentaste antes y no funciono mucho Matt.” Me digo mientras observo a todos los chicos que se congregan en el muro de la plaza.

-¿Qué se supone que tenemos que hacer? ¿Escalar?- Digo esperando a que alguien me hiciese caso para acercarme hacia el. No tengo tiempo de recibir respuesta a mi pregunta cuando unas cestas empiezan a descender de la bañera hasta posarse en el suelo. “ Nadie se mueve, que esperan ¿Una invitación? Tu no te muevas del sitio que ya se adelantará alguien, paso de encontrarme con que el menú que cantaba el de arriba sea de verdad lo que había”

De pronto observo movimiento en el grupo, me fijo y es uno de los gatos que mientras anda va dando pequeños empujones a los que tiene delante. “¿Que se supone que espera? ¿ Que la gente ande? Se parece a la gata de mi abuela cuando estaba alta que se refregaba dando pequeños empujoncitos a todo lo que encontraba” No puedo reprimir una risilla y una sonrisa. La niña gato sigue intentando refregarse con todos los demás cuando de pronto Wedn se da la vuelta. Al tiempo que se da la vuelta un brillo sale de su mano y comienza a hablar, pero no puedo escuchar lo que dice, estoy demasiado interesado en desentrañar que es aquel brillo de su mano.

“Pero que cojones.... ¿Es un mechero? No mierda es... ¡Una navaja! Matt corre que al final capan a la gata”
Me adelanto un poco hasta estar a la misma altura que el grupo y me pongo en medio de las dos. -¿Es un cuchillo? Ten cuidado Kitty que te van a capar como sigas refregándote de esa manera- Me dirijo dándole la espalda a Wedn y dirigiéndome a la gata. De pronto una idea brillante me inunda la cabeza. “¡Bingo! Matt que lo haga ella, tiene un cuchillo y tu... tu desgraciado tienes un Zippo. Ella puede defenderse, tu lo máximo que podrás es quemar a alguien los pelos de la nariz....” Diciendo esto me giro hacia Wedn. Mientras me giro mi mirada pasa fugazmente por todos los que el recorrido de mi giro se encuentran a mi vista y mi mirada se vuelve a iluminar al ver a el chico albino. Hago como que ignoro su presencia y lo vuelvo a mirar de reojo y una idea brota nuevamente en mi mente que hace que una sonrisa picara se dibuje en mi rostro. “No, que lo haga el. Y se perfectamente como hacer para que lo haga” Miro a mi nueva amiga Británica armada y empiezo a articular mis palabras, moldeándolas como tan bien se me ha dado desde que tengo memoria.

-Señora, relajate y guarda el cuchillo que no creo que lo tengas que usar, a no ser que quieras untar los sesos de rata que nos ofrece nuestro amigo el cantarín. ¿Quien sabe? A lo mejor es familia de nuestra amiga cantora lila.- Mientras digo esto hago que se escape un hilo pequeño de risa para que vea que voy de buenas maneras. Entonces me acerco un poco mas a ella y bajo el tono de mi voz de tal manera que seria imposible que nadie mas nos escuchase – Entre tu y yo, yo no les veo con muchas ganas de ir a coger las cestas.- Hago una pausa como si estuviese reflexionando y vuelvo a hablar -Espera, se me ha ocurrido una cosa que puede ser divertida, ¿Por que no le dices a tu miniguardián que vaya a por ella? Por como te mira parece que sea tu pequeño subordinado querida- Mientras digo esto señalo con un ligero cabeceo hacia el niño albino y vuelvo a mirar a Wedn. - Se lo diría yo, pero creo que a ti te hará mas caso, no me apetece repetir otra escenita como en el salón aquel. Es más me atrevería a decir que no le caigo muy bien a tu amiguito. ¿No crees? Terminando de decir esto me alejo un poco de ella con mi sonrisa picara pintada en la cara, es una sonrisa amena que me ha salvado el pellejo en otras muchas ocasiones y siempre me ha funcionado. Recupero la posición original que tenia cuando comencé a hablar con ella mientras la sigo mirando a la vez que saco un cigarrillo y lo enciendo. Doy un par de caladas al cigarro esperando que Wedn sopese la proposición que acabo de formularle pasado unos pocos segundos vuelvo a dirigirme a ella -¿Que dices? ¿Vamos a medias?- y levanto el cigarro ante ella esperando una respuesta de mi querida amiga Británica. “Esto va a ser muuuuuy entretenido.. si señor”

Tras mucho caminar y seguir al Sepalian morado que al parecer, seguía esa cosa voladora, llegamos a un lugar extraño, más aún que donde he estado. Bueno... aquí lo único verde aparte de alguna decoración arquitectónica son mis pelos... De la nada aparecen muros, casas, torres, gruñidos... Hay cada vez menos lugares en los que esconderse sin ser visto y que parezcan seguros, no veo buena idea esconderme detras de ese muro, ese en el que suena algo ronco... Bueno, paso de largo y sigo a la lider del grupo improvisado que hemos montado los Sepalians, los otros seres y yo.

Aún sigo con mi estaca de madera, espero no tener que recurrir a ella.

*Pero siempre es bueno tener algo con lo que defenderse si los Sepalians se portan mal...*

De repente, la lider del grupo de para y vuelve sobre sus pasos ¿Hay algo acechando en frente nuestro? Me pongo a la defensiva desde detrás de mi roca preparado para huir detrás de la que parece haberse hecho la líder.

Ella huye, otros están pegándose y otros siguen a lo suyo...

*Que se maten, yo no me meto, que el pequeño siempre recibe*

Mientras ellos riñen posiblemente atrayendo a las criaturas del averno que habitan por aquí, yo sigo a la lider. Pese a tener un color venenoso y prohibido para los repobladores, su decisión me inspira confianza... Tal vez, esté pecando de tonto...

¿Que será eso tan importante a lo que llaman "comida"? ¿que es una "gata"? ¿que es un "mechero" y un "cuchillo"? ...¿Donde he ido yo a parar?

Intento pasar desapercibida, acurrucándome contra un callejón. La chica tiene un cuchillo. UN CUCHILLO.

El chico del zippo intenta solucionarlo todo, pero nadie parece ofrecerse voluntario para ir a por la comida.

¿Y porqué no tú?

-¡Largo!, grito mientras me sujeto la cabeza con las manos, ¡dejadme en paz!

¿Y eso? Hasta ahora todos mis consejos te han ido bien... Dime, ¿Quieres ser siempre la niña buena que se queda mirando como los demás actúan?

Pero la otra voz....

Estoy de acuerdo con ella, hemos estado hablando y hemos llegado a la conclusión que es la única manera de salir de este embrollo. Eres una niña pequeña, así que les tocará en el orgullo que seas tú quien vaya. O sino...

¿O sino qué?

¡Oh, venga! Sales corriendo.

En ese momento, mi cuerpo empezó a moverse solo hacia la plaza.
-Yo iré- Las palabras que salen de mi boca no son mías. ¡Qué alguien me detenga!

Seguir al grupo resultó ser una tarea algo complicada, sobretodo si la intención de Nasher era la de mantener las distancias sin perderlos de vista... pero con tantos callejones en más de una ocasión había estado a punto de perderles el rastro. Por suerte la mayoría eran excusas para rodeos tontos u obstáculos que podrían haber sorteado si no fuesen tan increíblemente vagos, o eso pensó el asreniano cuando se toparon con el primer muro. Tuvo que ocultarse tras un saliente para no toparse de bruces con los demás cuando daban la vuelta, y al asomarse para averiguar qué les impedía el avance, la visión del muro le hizo soltar un bufido burlón. Al oír al grupo al otro lado << Habrán dado un rodeo>> pensó que sería más rápido escalar que seguir la misma ruta que ellos. Por desgracia la pared no tenía el mismo concepto de facilidad que él, y el musgo le dificultó bastante la tarea. Cuando llegó arriba, vio que al otro lado había estacas negras en punta que lo empalarían si trataba de cruzar, por lo que finalmente tuvo que tragarse su orgullo y seguir el camino que había rechadazo.
Por suerte para él, el grupo avanzaba poco y a trompicones, pues aquel lugar era un verdadero laberinto. Para cuando Nasher les dio alcance estaban todos apiñados a la entrada de una explanada de piedra lisa, en cuyo centro había parado el bicho gritón. Estaba bajando unas grandes cestas, que el chico supuso estaban llenas de los alimentos que había estado anunciando. La mayoría no le entusiasmaban pero tenía hambre... y los escarabajos con miel sonaban apetitosos...
Visto que el variopinto grupo estaba peleándose y que todavía no habían reparado en su presencia, los pasó de largo y se asomó a la plaza. Miró a un lado y otro por si las moscas y salió resueltamente al encuentro con las cestas.
Dentro de ellas no había nada de loq ue el bicho gritón había dicho, pero aun así Nasher lo encontró apetitoso e interesante a partes iguales. Fue primero a las verduras y tomó lo más parecido a una cebolla y otra verdura carnosa de piel brillante de color amarillo chillón. Les dió un mordisco a ambas y se deleitó con sus sabores. También había unas frutas rojas pequeñas, otras que parecáin piedras terrosas; había carne y también pescado salado y... algo apestoso con moho que prefirió no tocar. Se llenó los brazos de comida y miró al grupo, ladeando la cabeza extrañado.
-¿No teneis hambre?- les preguntó alzando un boniato

Wen escuchó el plan que Matt le proponía, pero ni si quiera le dio tiempo a cavilar las posibilidades cuando un alboroto y algunos gritos a sus espaldas la pusieron en alerta. Un lagarto gigante, parecido al de la plaza de la fuente, pero a la vez diferente, les miraba desde las cestas y les ofrecía comida. Era otro “cosechado”.

- Me parece que tu plan ya no tiene nada de divertido, si es que lo tenía. - le dijo Wen a Matt sonriéndole socarronamente.

No tardaron mucho en acercarse a las cestas, ya sin miedo, algunos del grupo, pero Wen no pudo saber quiénes, ya que la niña-gato comenzó a gritarle. “La gatita ha sacado las garras a pasear.” Después de acusarla, se acercó a las cestas, cogió dos y se las acercó con paso decidido. Terminó gritando algunas cosas más antes de escalar un muro. Al oir todo eso, Wen no pudo evitar estallar en carcajadas.

- Me parece gatita que no te has enterado mucho del por qué he actuado como lo he hecho. La próxima vez, piensa antes de hablar. - le dijo una vez repuesta de las carcajadas. Observándola encima del muro, procedió a explicarle.- Para empezar, yo no te he amenazado, ¿he sacado la navaja? Sí, pero no para amenazarte a ti, no eres el ombligo de este mundo, ni de ninguno. Me has empujado y la he sacado, ha sido instintivo, pero no te he amenazado. Simplemente te he advertido porque has intentado ponernos en peligro a más de uno, lo hubiera o no.

>> Por cierto, si a alguien le he alzado el arma, ha sido a ti. No generalices para hacerte la defensora del pueblo. – Se dio la vuelta para seguir a todos los que ya estaban con las cestas, pero, antes, volvió la cabeza para decir unas últimas palabras.- ¡ah! Y, si, tienes razón. Eres muy valiente trayendo aquí esas dos cestas, teniendo en cuenta que lo has hecho porque yo te he provocado.

No volvió a pensar en la niña-gato, pero afinó su oído por si a esta se le había ocurrido la “genial” idea de atacarla por la espalda. No deseaba tener enemigos, pero, por otro lado, tampoco deseaba amigos; así que, realmente, esa situación le era indiferente.

Siguió andando hacia las cestas y, al llegar a ellas y sin molestar a los que ya estaban ahí, se puso a comprobar que había en ellas: carne, verduras, fruta, queso y pan. Nada le pareció que estuviera en mal estado y, gracias a un cálculo rápido, predijo que podrían comer todos sin problemas, siempre y cuando al día siguiente llegara una bañera igual. Si ese no era el caso, iban a tener grandes problemas.

Seguí a ese aburrido grupo por infinidad de calles sin salida, en las que, más que a disgusto como los demás, yo me sentía arropado y protegido. Aquella oscuridad, esa estrechez que me encantaba,… no hubiese salido de ahí.

Después de un rato bien largo observando las lúgubres y oscuras paredes que nos rodeaban, el espécimen de pequeño tamaño y color apetitoso que nos guiaba, paró en seco. Nos encontrábamos ante una plaza. Por fin esos aparatejos llenos (siempre que lo que prometiera la criatura estresante fuera verdad) de suculentos manjares, sesos, tripas..., todo sonaba genial. Por un rato olvidé las voces que no paraban de gritar, gemir y mascullar en mi cabeza.

Esperando a que alguno se decidiera a salir, me apoyé en la pared algo alejado de ellos. No pensaba en ser el primero, ni mucho menos. Es más, si alguno era valiente atreviéndose a salir, posiblemente me quedaría observándolo. Después de todo, si muere, un manjar mas...

Después de un rato ahí apoyado, dos de los componentes del grupo comenzaron a discutir. Uno de ellos era muy parecido a unos cuantos de los demás y el otro era uno de los dos que tenían las orejas distintas. Aunque parecían inofensivos, yo no pretendía descubrirlo. No por ahora.

Se dijeron unas cuantas frases, el ser de orejas “normales” sacó un cuchillo. Para mi desconsuelo, no hubo sangre en esta pelea, ya que un graciosillo intervino para pararla. “Menuda suerte, podría haber tenido comida sin salir de aquí.”

“Un poco mas y acabaré de los nervios” pensé; pero, para mi sorpresa, apareció un Kitade en medio de la plaza como si nada, ofreciéndonos la comida. Por lo visto, uno de los de nuestro grupo le agradó lo que nos ofrecía y salió tras la comida. Mala idea fiarse de un kitade...

No sabía que hacía aquí uno de mi mundo. Hasta ahora, pensaba que era el único. Sin embargo, cuando lo vi en aquella plaza con los brazos repletos de comida, un escalofrió me recorrió la espalda. Quizás debería hablarle. Después de todo, es lo más normal que he visto por aquí. “No. Seguramente, terminaría intentado violarlo. Al fin y al cabo, también es lo más parecido al ideal sexual que tengo en la cabeza en este momento.”

Cuándo veo que todos mis compañeros han ido a por las malditas cestas que tienen comida asquerosamente sin corromper, voy tras ellos y me tumbo mientras mordisqueo algo de carne.
Pero la pelea por lo visto entre el ser de las orejas diferentes y el otro no ha terminado. Uno trepa a una pared diciendo “no sé qué cosas” al otro y éste le contesta con chulería. “Si hubiese sido yo...”

- Si hubiese sido yo el de las orejas raras, te hubiese callado la boca a bocados.- mascullo cuando el ser de orejas “normales” ya se encuentra rebuscando entre la comida, sin saber si alguien me escucha realmente, y termino gruñendo placenteramente, como si lo provocara.

“Bueno, veo que hay gente arriesgada, si eso se puede llamar gente” Me digo mientras observo al lagarto que esta al lado de las cestas dándose un festín mientras nos ofrece una especie de verdura.

-Tss, te has salvado desteñido- Digo entre dientes mientras todos los demás se acercan a las cestas y comienzan a devorar lo que encuentran a su paso. - ¡Tened cuidado no sea que se os atragante!- Digo en voz alta mientras me acerco a una de las cestas.

“O dios, es mejor de lo que esperaba.” Me digo alegrado mientras observo el contenido de la cesta.
En la cesta se encuentran alojadas varias tiras de algo que parece cecina. “ Es carne por lo que veo espero que no sea rata” Digo mientras adelanto mi mano para coger un trozo de carne. Apuro el cigarro y lo tiro hacia atrás. Observo el trozo de carne y lo huelo. “ No huele mal, huele a salado”
-Creo que deberíamos haber cogido algo de agüita por que esto nos va resecar por dentro- Digo a los seres que hay a mi alrededor, pero todos están algo absortos en sus comidas. Hago una pausa y miro el trozo de carne con aire de desanimo.“Matt no te enrolles mas y dale un muerdo... adelante.... puedo hacerlo” Después de convencerme me meto un trozo de carne en la boca y la saboreo. “Mm. sip, tenia razón es como la cecina que compraba mama en el chiringuito de la playa” Me digo aliviado al comprobar que por lo menos ese sabor era familiar. De pronto un tufillo que también me traía recuerdos inundo mis fosas nasales – Eso que huelo es...¿queso?- Sin esperar ninguna respuesta me acerco a la cesta que estaba al lado de la que albergaba la cecina y efectivamente mis suposiciones eran ciertas. - Mmmm ¡si! Es quesito... que rico- digo mientras cojo una porción de queso entre las manos “La verdad es que esto huele fatal pero.... según dicen..... cuanto peor huele mejor sabe”

-Wedn, ya que tienes el cuchillo me lo podías dejar para cortar la corteza de esto- Digo de broma para ver si el plan que le propuse a ella le ha sentado bien o solo a funcionado para que se aleje de mi. Suelto una carcajada mientas comenzó a quitar los bordes del queso como medianamente puedo. Miro el queso detenidamente y por lo que puedo ver debajo de la capa de moho se encuentra un queso rojo normal, le doy un muerdo y lo saboreo “Sabe a... ¿cabra? No, no puede ser... no creo que sea cabra pero por lo menos da el pego. Es hora de hacer guarradas, mezcla la cecina y el queso a ver que sale” Dicho esto doy un muerdo al trozo de carne y a continuación al queso.

-No esta mal, si todas las comidas son así, comeré bastante bien- digo mientras apuro los últimos trozos de comida que me quedan en las manos.“Aunque doy gracias de que me llene rápido y no necesite comer mucho aun así, cogeré un poco más por si las moscas” Me vuelvo a acercar a la primera cesta y cojo otro trozo de cecina y me lo voy comiendo. “Creo que debería sentarme un ratito” Me alejo un poco de la cesta y me siento a disfrutar de mi cecina y recordar cuanto me gustaba llevarme cecina a la cama cuando estaba en casa. Este sabor me resultaba muy familiar y me hacia recordar mi casa y a mi familia. “¿Que estará haciendo mama? Según el tipo raro aquel ella no se percataría de mi ausencia.. pero no se como no se dará cuenta mi madre que falta su único hijo” Me digo mientras observo el ultimo trozo de cecina en mis manos y me lo llevo a la boca. - Bueno, que no hemos dicho nada nadie.... Buen provecho señores-Digo dirigiéndome al grupo que seguía comiendo.

Me echo hacia atrás y me fijo en algo extraño que no me había dado cuenta antes “El cielo... esta demasiado apagado ¿ Donde esta el sol?” Mis ojos empiezan a escrutar el cielo hasta encontrar un pequeño foco de luz. “¿Eso se supone que es el sol? A la mierda el moreno... con lo que me gusta a mi tirarme a tomar el sol”

Nasher miró al ser lila que se le aproximaba con interés. Ya había reparado en él en la plaza, pero no lo había visto de cerca. Resultaba realmente curioso. Tan... ¿cuál sería la palabra...? ¿Suave? Sí, sus formas eran suaves, su piel parecía suave y desprendía un olor dulzón que a la vez le resultaba apetitoso y nocivo << Algo tan empalagoso no puede ser sano>> Además tenía esos bultos extraños en el pecho. ¿Sería algun tipo de enfermedad? Había visto cosas parecidas en algun anciano de su tribu, y lo llamaron algo así como tumor... El ser lila habló con un tono tan almibarado como su voz y de una forma que al Nasher se le antojó chirriante, antinatural...
-¿Tu crees que yo sería capaz de comerme todo esto solo?- le preguntó alzando una ceja, extrañado ante el hecho de que el ser dudase de que fuese a compartir- Explotaría- rió

Aquella criatura ojeó las cestas de comida con expresión de desagrado. Nasher pensó que tal vez la enfermedad que tenía le quitaba el apetito...

-Ten- dijo ofreciéndole el boniato que tenía en la mano. Lo peló con los dientes y le dio un mordisco por si se le ocurría desconfiar- Esto es dulce. Y las frutas maduras tambien son dulces, busca las más blanditas- le explicó.

Se sintió feliz de poder ayudar a un enfermo, y más a alguien de aspecto tan curioso... Cuando el ranta se acercó, Nasher mantuvo las distancias y se dedicó a observar al ser lila con cierto descaro pero sin mala intención.

-Hmm... soy Nasher- se presentó, tratando de empezar una conversación- Y... er... lo de...- tenía unas ganas horribles de preguntarle sobre los tumores, pero ¿y si se ofendía? No quería empezar mal con esa gente. Decidió contener su curiosidad y cambiar el rumbo de la conversación- No es por nada pero los ancianos de mi tribu solían decir que comer en campo abierto no es buena idea... Nunca.... Podríamos buscar un sitio más recogido... o algo...- comentó mirando a su alrededor

Y así tras haber seguido a esa Sepalian de tez morada logro llegar a una plaza donde esa cosa que el grupo llama "bañera" ha aterrizado con la "comida".

*¿Estan engullendo la "comida"? ¿eso es la "comida"? ¿Pero tan raros son los Sepalians...? ¿A aquello de lo que nos alimentamos le han puesto un nombre?*

Al parecer, los Sepalians se mantienen vivos gracias a la "comida" que han de engullir, no les hace falta recibir la luz del sol... a mi no me es necesaria pues en teoría, fabrico mi propia "comida" gracias al sol aunque también he de engullir algo como ellos... ... Esa "comida" suya es gigantesca!... El sol aquí es bastante diferente al de mi lugar de origen... este es más pequeño y tiene más fuerza... no tengo hambre, pero me siento un poco más... raro.

*En mi lugar de origen nunca vi "comida" tan grande y pesada; casi todo eran bayas del tamaño de un puño... Sin embargo, aquí hay trozos que me superan en tamaño*

Ignoro a la pandilla que se está engarrando y amenazando y escabulléndome entre el jaleo me meto en una cesta, cojo algo cuyo tamaño es la mitad del mio y me alejo un poco.

*Así que esto es la comida...? Pero esto es fruta... pero gigantesca... esta fruta la hay en el lugar d donde yo venía... es un MoaMoa... pero parece haber sido aumentada de tamaño... de donde yo venía eran apenas unas bayas y aquí cada Moamoa mide la mitad que yo...*

m... la verdad es que nunca he probado a engullir nada tan grande... por mi pequeña boca no creo que logre entrar mucho "Moamoa"... Probemos a ver a bocados pequeños... un mordisquito... m... no está mal... m... siento algo agradable en mi boca, un cosquilleo... quiero más... ahora hay que engullirlo...

*Pero que es esto, algo no marcha bien*

No puedo respirar bien, el aire sale muy disonante de mis poros... me he atragantado con el Moamoa...

Tras un rato brincando y revolcándome por el suelo logro finalmente deshacerme del trozo de Moamoa que tenía atragantado... me siento solo y a la vez bien; nunca antes había engullido algo... me ha gustado, pero a punto ha estado de costarme la vida... Quiero más Moamoa.

Así que tras esto, me acabo el Moamoa a mordisquitos y procurando no atragantarme otra vez. Sonrío al ver al grupo, me siento cerca de donde ellos están y comiendo a interpretar una suave melodía con el aire que expulsan mis poros, una melodía que espero que calme los ánimos y les tranquilice a todos...

*Suave... suave... y ahora un poco más fuerte... y suave otra vez... las melodías de los repobladores han de ser suaves y agradables*