Barrio de los Callejones sin Salida

La situación era caotica. Todos corrian delante de aquella criatura sin saber que hacer. Wintel, K y Shizel intentaron detenerle arrojandole una de las cestas llena de piedras, pero no sirvió de nada.
A Timmy le dolia el cuerpo. Aquella caida le había hecho bastante daño y, aunque al principio la adrenalina había mitigado el dolor, pasados unos segundos empezó a notarlo. En ese momento, Timmy oyó la voz de su interior.
-¡Maldita panda de inutiles! Parece que que voy a tener que encargarme yo de esto...
-¡NO!-Gritó el niño-No te necesitamos. Seguro que a K o a alguno de los otros se les ocurre un plan. Vete, ¡déjame en paz!
-Así que quieres que me vaya, ¿eh? Lo siento pero no. ¿Cómo diablos crees que ha sobrevivido un niñado débil como tú malviviendo en la calle? ¡Fue gracias a mi! y ¿sabes por qué? Porque si tu mueres, yo muero. Vaya negocio, ¿no te parece? Así que lo siento, niñato, pero vas a tener que aprender a convivir con ello.
-¡NO, VETE!

De pronto el cuerpo de Timmy empezó a retorcerse, como si luchara consigo mismo.
-Por mucho que te resistas, no vas a conseguir huir de mí. ¡JIA!

En ese instante, el cuerpo del muchacho se desvió de su trayectoria e impactó de lleno contra la pared del edificio que tenia a su derecha. Tras un segundo de aturdimiento, volvió en sí y siguió corriendo.
-Mucho mejor, ¡sí señor!

Miró hacia atrás y vió que le sacaba una distancia relativamente considerable a aquella criatura. Por delante suya, vió como algunos de sus compañeros se refugiaba en una de las casas abandonadas.
-Cobardes... En fin, va siendo hora de ver de que son capaces mis juguetitos-pensó al tiempo que mostraba una amplia y demente sonrisa.

Se paró en seco y se giró en dirección a la criatura.
-¡No os preocupéis, jovenes amiiiiiigos! Yo, el pequeño Timmy, me enfrentaré a este terriiiiiiible monstruo y acabaré con su reinado de... teeerror.-Gritó para que todos le oyeran.

Acto seguido, sacó su caja de cerillas y encendió una. Después sacó uno de los tarros ceramicos llenos de aquella sustancia que había preparado en el torreón. Encendió la pequela cuerda que había usado a modo de mecha y apagó el fósforo.
Con el recipiente encendido en la mano, le dedicó una amplia sonrisa a su enemigo y lanzó el artefacto rodando por el suelo en dirección a él, como si estuviera jugando a los bolos.
-Espero que lo disfrutes, ¡JIIIIA!

Por un breve y eufórico instante creyó que lo habían conseguido. Después algo serpenteó bajo sus pies y segundos más tarde aquella cosa los había dejado atrás, y bastante maltrechos.
-Mierda -maldijo Shizel, sacudiéndose algunos cantos rodados que le habían alcanzado cuando la criatura se había retorcido en el suelo-. ¿Estáis todos bien?- preguntó más por hacerse una idea de los daños que por genuina preocupación.
A excepción de los destrozos a su ropa él mismo había salido bastante ileso. No había sido así con sus compañeros, y tendió la mano en un gesto automático a Wintel para ayudarle a levantarse. Sin embargo su mirada estaba fija en las figuras que se alejaban.
Les habían comprado un poco de tiempo a sus compañeros, pero poco les iba a servir si aquella cosa seguía a aquel ritmo. Por muy buenos corredores que fueran se cansarían tarde o temprano, y contra todo pronóstico la criatura de papel parecía ir aún más a toda máquina que antes.
"¿Qué clase de lógica sigue esta cosa?", pensó frustrado. Le habían tirado varios kilos encima y ni se había inmutado; y no sólo eso sino que en lugar de cebarse en ellos, sus objetivos más próximos, seguía empeñado en perseguir a los que simplemente le habían tirado una piedra.

Tardó más de lo normal en reconocer la voz de Timmy en la distancia. Arrastraba las palabras de forma distinta, la cadencia entera de su voz era diferente; de no ser el tono de voz el mismo no habría tenido ni idea de quién había hablado. Sin embargo aquellos detalles anómalos pasaron completamente desapercibidos ante la explosión que tuvo lugar unos segundos después.
"¡¿Lo ha hecho él?!", pensó. La conmoción dio paso después al cabreo. "¡A buenas horas se le ha ocurrido!"
Distraído por aquel detalle Shizel reaccionó tarde y un fragmento de la bomba de Timmy pasó rozando peligrosamente su ojo izquierdo. Llevándose una mano a la zona que le picaba y retirándola manchada con unas gotas de sangre oscura, cualquier altruismo que le hubiese podido quedar se desvaneció inmediatamente.
"Apunta mejor la próxima vez, enano", pensó con rencor. Sin embargo mantuvo su fachada bajo control y no dejó que aquello aflorara a la superficie.
Vio que él no era el único que había tenido problemas con los fragmentos colaterales. No sabía cuánto tardaría el engendro de papel en recuperarse, pero aquellos instantes podían ser preciosos.
-Yo me vuelvo a Maciel- anunció volviéndose hacia Wintel y K-. A por fuego o cualquier otra cosa que nos pueda servir para tenderle una emboscada; aquí se nos han acabado los recursos- respiró hondo para ayudarse a mantener la cabeza fría y se centró en sintetizar la explicación lo máximo posible-. Esto nos viene grande, pero si no acabamos con él hoy volveremos a encontrárnoslo más adelante. Si queréis acompañarme y de paso traer alguna cesta perfecto. Si no iré yo solo.
No perdió más palabras tratando de convencerlos; no sabía por dónde le saldría Wintel y esperaba que K fuese lo bastante lista para darse cuenta de que nada podía hacer por Ariv con los recursos de los que disponían. Sin esperar a ver si le seguían o no retrocedió sobre sus pasos lo más rápido que pudo y cogió una de las cestas que habían dejado abandonadas: fuese cual fuese el resultado al menos habrían traído algo de comida a casa.
Sintió un pinchazo de culpabilidad al dar la espalda a sus compañeros y echar a correr, pero lo reprimió enseguida. Suponía que DL sería capaz de apañárselas de alguna forma, y aún le duraba el mosqueo con Timmy, pero no podía decir lo mismo por Ariv. Confiaba lo bastante en su velocidad como para tener alguna posibilidad de volver a tiempo, pero también dependía de que los fugitivos pudieran mantener entretenido al pergamino.
El pensamiento dio nuevo empuje a sus piernas.
"No pienses, corre", se dijo a sí mismo mientras zigzagueaba a toda velocidad por las calles que llevaban al torreón.

Sigue en el Torreón Maciel.

Ariv seguía corriendo, asustada, aunque se estaba quedando sin aliento y no podría aguantar mucho más. Aquel pergamino viviente que se negaba a dejarlos en paz seguía persiguiéndolos No sabía qué había sido de sus demás compañeros: sólo veía a DL delante de ella, y suponía que Timmy los estaba siguiendo. No miró atrás para comprobarlo, sólo rezó para que el chico no sufriera ningún daño, al igual que K, Wintel y Shizel.
Poco después, DL le indicó que él iba a esconderse, que creía que aquella criatura reaccionaba con el movimiento, y se metió por un callejón. Ariv entonces se vio sola, completamente sola. Puesto que no podía enfrentarse al bicho –aún no sabía manejar sus dagas y, de todos modos, dudaba de que pudieran hacerle algún daño-, resolvió seguir el ejemplo del foner y refugiarse en algún sitio. Estaba buscando rápidamente un lugar donde ocultarse cuando escuchó la voz de Timmy. De forma inconsciente, se volvió y miró al muchacho. Frunció el ceño, preocupada. No sabía qué era, pero había algo en él que le parecía diferente. Su voz, desde luego, sonaba distinta, en cierto modo. A continuación, Timmy le lanzó a la criatura algo que provocó una explosión. Aunque parecía que el pergamino no había quedado dañado, aquello lo había ralentizado. Ariv vio la oportunidad perfecta para largarse de allí sin perder un minuto.
No sabía qué había sido de DL ni si seguiría escondido, pero tenía que marcharse. Aunque le daba un poco de miedo aventurarse sola en el barrio, no le quedaba otra opción. No podía alcanzar a los demás de momento… Haciendo uso de su buena orientación, empezó a recorrer los callejones del barrio, alejándose de la criatura y buscando al resto. Se movía con cautela, por si acaso.Tratando de recordar cuál era el camino que llevaba al torreón, esperaba dar con ellos en algún momento. Ojalá fuera así... De ese modo, tendría un motivo menos para estar preocupada.

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Escondido como estaba intento no hacer ruido asomándose ligeramente desde una de las ventanas de la casa medio derruida donde se había metido, viendo a Ariv corriendo y alejándose. Escucho un voz, que le aprecio al de Timmy, ya que era el único que lo seguía de cerca aparte de aquella criatura, pero le sonó diferente, aunque tal vez estaba alucinando fruto de la tensión…lo siguiente que escucho fue una explosión que lo sobresalto y lo hizo ponerse en guardia, asomándose un poco para ver al papel aquel recuperándose lentamente “Joder es indestructible” gruño escondiéndose aun más dentro de aquella casa, intentando no tocar nada no fuera aparecer algo raro, decidió mantenerse escondido avanzando lento y sin hacer ruido entre los escombros de las casa que rodeaban en la que estaba metido, quería ver si esa criatura podía seguirlo por el ruido o por el olor y de paso intentar ver si conseguía alejarlo de Timmy y de Ariv, que por suerte ya se había ido corriendo.

“Te estas quedando solo en toda la boca del lobo, eres imbécil, de verdad que si…vas a ganarte el premio a la estupidez”-avanzo por encima de uno de los escombros de la casa vecina escondiéndose en su interior detrás de un muro desde donde podría ver a la criatura acercarse en el caso de que lo siguiera, intentando respirar lentamente y mantenerse atento a cualquier ruido, manteniendo bien sujeta la katana en una mano y la kusarigama en la otra, no sabía usarla aun pero cualquier arma podría salvarle la vida en esos momentos. No pretendía pelear contra esa cosa, solo esperar y darles tiempo a los otros a llegar al torreón, con suerte conseguía algo de información de esa cosa antes de que llegasen con posibles refuerzos, esperaba que no fuesen tan cabrones de dejarlo ahí tirado. “Espero que se den prisa, tenemos que librarnos de ese bicho…Si no va a estar por aquí rondando eternamente y no nos va a dejar ir por las cestas en paz, demonios” pensó en tensión e incomodidad, le dolía el pecho de la carrera y sentía toda las fibras de su cuerpo a punto de saltar ante cualquier ruido, incluso sus sentidos aprecian agudizarse solo por la tensión de que esa cosa apareciera.

El resultado de su ataque no había salido como había previsto.
-Vaya, eso no ha sido nada gracioso-Dijo el joven, mostrando cierto desagrado.
Se hallaba de pie, desafiante, mirando fijamente a la criatura y ya no había rastro de la sonrisa que instantes antes había dibujado en su cara. Su expresión ahora era totalmente seria.

Miró hacia atrás y vio como sus compañeros huían hacia el torreón. Todos salvo D.L., que había optado por esconderse y observar la situación.
-Al final va a resultar que esta ciudad es tan terrible como me prometieron. Pero bueno, tampoco esperaba que esto fuera tan sencillo. Si me pusieran las cosas tan fáciles no tendría gracia ¡JIA!- De nuevo aquella sonrisa demente apareció en su boca.-Bueno, pues si eres capaz de evitar un impacto directo de mis bombas, habrá que probar otra cosa.

Miró a su alrededor. Dado que el bicho se había realentizado, tenía un tiempo extra para llevar a cabo su plan. Pronto encontró lo que buscaba. Había una casa de las que daban a la calle en un estado bastante lamentable. Estaba en ruinas y la fachada estaba llena de boquetes pequeños. Al monstruo aún le quedaban unos cuantos metros por recorrer antes de llegar hasta ese punto, por lo que si se daba prisa, podría llevar a cabo su idea sin problemas.
El joven corrió hacia aquella pared y colocó dos de sus bombas en dos de los pequeños boquetes de la estructura, a unos treinta centímetros la una de la otra. Sacó dos nuevas cerillas y las encendió, acercando cada una a una de las bombas. Necesitaba que la explosión fuera lo más simultánea posible, así que debía encenderlas a la vez. Apuró el tiempo todo lo que puedo, y cuando estaba practicamente al alcance del monstruo encendió las mechas y echó a correr.
-A ver si eres capaz de librarte de esta ¡JIA JIA JIA!

Instantes después se produjeron las explosiones y una lluvia de escombros cayó sobre la criatura. Gran parte de la pared se había venido abajo a causa de la furia del fuego contenido. Se produjo entonces una gran nube de polvo que impidió ver la zona.
-¡JIA JIA! Eso no te lo esperabas ¿a que no? ¡JIA JIA!-Rió.

De pronto, el pelirrojo notó un calambrazo recorrer todo su cuerpo, desde los pies a la cabeza. Se llevó las manos a la frente y se arrodilló.
-Maldito... mocoso... ¡No te... resistas!-Comenzó a decir, mientras convulsionaba.

No le quedaba mucho tiempo. Aún no era capaz de mantener ese estado durante mucho tiempo. El niño en el fondo era fuerte y su mente se resistia. Entonces comprendió que apenas aguantaría consciente unos instantes, por lo que hizo acopio de todas su fuerzas y se puso en pie. Desconocía si había podido acabar con el monstruo o no, pero lo que era seguro es que al menos conseguiría detener su avance por un tiempo. Ahora su única preocupación era llevar al torreón, pues de no conseguirlo, probablemente no sobreviviría a merced de aquella ciudad.

Poco a poco fue acercandose a su destino. Cada vez le costaba más mantenerse en pie. La vista se le nublaba, sudaba a mares y le fallaba la respiración. En más de una ocasión tuvo que apoyarse contra una pared cercana para no caer contra el suelo.

Cuando ya veía las puertas del torreón intentó gritar, mas por rabia que por intentar pedir ayuda, pero solo salió de su boca un alarido sordo. Justo antes de desplomarse intuyó formas frente a las puertas y pensó para sí que más le valdría que se tratase de sus compañeros.
Justo en ese instante cayó al suelo inconsciente, con una mueca de rabia en la boca, pues más que el peligro que corría, lo que le preocupaba era lo patética que había resultado ser su situación.


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Estaba aun escondido esperando la llegada del pergamino extraño aquel, escuchando los gritos de esa voz extraña que provenía de Timmy, como si algo le estuviera apretando la garganta para cambiarle la voz. Tuvo que taparse los oídos ante la explosión que se inicio inesperadamente saliendo de su escondite, pues el techo de la casa donde estaba metido medio se derrumbo. Tuvo intenciones de maldecir a Timmy, porque seguro fue el con otra de sus bombitas sacadas de ninguna parte, cuando vio no sin cierta sorpresa que algo mas allá, donde se suponía debía estar el pergamino, solo había una montaña de rocas y escombros de lo que momentos antes había sido unos muros en ruinas. Desconfiado vio a Timmy salir de vuelta al torreón, estuvo a punto de seguirlo, pero con cierta duda se mantuvo a pocos metros de la montaña de escombros, intentando ver si algo se movía o intentaban escapar de allí.

-Dudo que este muerto.....si un cesta de rocas no le hizo mella- murmuro DL desconfiado sin acercarse a la montaña de escombros, echando un vistazo alrededor, cogiendo un pequeña roca medio deshecha, se corto un trozo de tela total la chaqueta estaba medio rota y con uno de sus cuchillos arrojadizos lo clavo en la pared en una de las separaciones de la rocas, escribiendo a duras penas el la tela una simple advertencia de peligro. Mas valía prevenir por si algún día ellos o los otros chicos del grupo pasaban por allí- Al menos es visible- dijo DL mirando la advertencia clavada en la pared y luego alejándose del monto de escombros a paso rápido de vuelta a donde habían dejado las cestas- Vinimos por ellas, debo darme prisa...- se dijo totalmente desconfiado armas en ristre, cogiendo por un callejón diferente a donde había sido derribado el muro llegando a la plaza y viendo que aun quedaban allí un algunas cestas, suspiro aliviado, cogiendo rápidamente una de ellas, echando toda la comida posible que pudiera cargar para poder volver al torreón antes de pudiera aparecerte cualquier otra cosa. Necesitaría ayuda para cargas todas las cestas, pero dado que no sabia si el resto volverían intentaría llevar lo que pudiera al torreón.

Karime vió impresionada como la montaña de papel se deshacía del pisapapeles improvisado con una facilidad pasmosa, atacando inconscientemente en el proceso a sus compañeros y a ella. Cuando el pergamino volvió a ponerse en marcha, ignorándola a ella y al resto, observó lo que le había hecho en la mano. “@#$&€ Esto era lo que me faltaba, la mano inutilizada. Espero que el potingue de RR me sirva también a mí.”

No se percató demasiado de lo que pasaba hasta que vió la explosión y a Timmy saltando por detrás. “Así que este niño no es tan inútil como parecía.” Pensó al ver asombrada lo que el pequeño había conseguido, mientras esquivaba algún trozo de cerámica. Para su desgracia, el pergamino había esquivado la explosión y seguía inquebrantable su avance. Para alivio de Ka, al otro lado del pergamino ya solo veía a Timmy y Ka sabía que, si era listo, tendría el tiempo suficiente para escapar de la criatura. A ella solo le quedaba hacer una cosa por sus compañeros. “Espero que me traigas a Ariv de vuelta, DL, o la pagaras caro.” Pensó la libense antes de coger una de las cestas con su mano útil. Sabía que si se encontraba con algún peligro por el camino su potencia de ataque se vería reducida a la mitad al no poder usar el arco y solo una de sus espadas, pero debía arriesgarse.

- No seas estúpido, Wintel, coge una cesta y síguenos.- le gritó al nublino antes de comenzar a correr detrás de Shizel, que ya había desaparecido por uno de los callejones.



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Termino de cargar todo lo posible en una de las cestas, pero aun quedaban dos mas ya menos llenas pero que tendrían comida que obviamente les sería muy útil “No puedo dejarlas necesitamos la comida, ¿pero como la cargo? Necesito una mano libre” pensó DL molesto consigo mismo por su inutilidad mirando alrededor “Encima estoy solo, no es buena idea quedarse solo en esta ciudad….solo hay que ver como quedo YR” miro las cestas intentando buscar un método para poder cargarlas con una sola mano, esperaba recibir ayuda si, pero cada minuto que pasaba solo allí esperando dicha ayuda lo ponía en riesgo. Cogió la cesta que había llenado con una mano advirtiendo que pesaba bastante, cogiendo luego una de las que estaba medio llena, notando que era mas fácil de llevar, con eso se le ocurrió algo que podría funcionar.

-¡Ya se!…-se dijo al notar la diferencia del peso entre las tres cestas. Solo necesitaba hacer un buen balance. No sabía si funcionaria pero tal vez le facilitaría cargarlas, con esa idea en mente, introdujo una de las cestas dentro de la otra hasta la mitad y luego paso un extremo de la cadena por las azas de lacesta que estaba más abajo, agarro la kusarigama colocándosela en el hombro “Gracias que se me ocurrió ponerle una funda al filo” pensó cogiendo la otra cesta más pesada y sujetándola al filo enfundado del arma, dejando su otra mano libre para sujetar la katana. Suspiro pues aun seguía en el suelo, respiro profundo juntando fuerza para incorporarse con el peso de las tres cestas sobre sus hombros, como si él fuera el eje de una balanza-Joder, pesa…más de lo que pensaba- se quejo respirando con fuerza, intentando mantener el equilibrio por unos segundos para acostumbrarse al peso extra, intento moverse y aunque lo hacía con ligera dificultad, pronto le cogería el truco y al menos tenia fácil el soltar las cestas en caso necesario o de tener que defenderse.

Cargando ahora las tres cestas, chocándole la que llevaba en el extremo de delante contra el pecho al andar, poco a poco conforme avanzaba en dirección al torreón iba acostumbrándose al peso. Cogiendo por una de las calles por donde no se encontraba el derrumbe de pergamino aquel. Se paro unos segundos para acomodarse mejor y hacer un mejor balance del peso extra que cargaba, antes de seguir caminando en dirección al torreón atento a todo lo que le rodeaba con la katana desenfundada y fuertemente sujeta, estando solo y en desventaja debía tener diez ojos, debía darse prisa, con suerte se toparía en el camino con alguno de los demás que venían para ayudar.

Todo estaba tranquilo cuando Shizel llegó al punto desde donde había partido hacia Maciel. Dicha tranquilidad quedó rápidamente explicada cuando dobló una esquina y tuvo ante sí los destrozos del edificio derrumbado.

"¿Qué ha pasado aquí?", se preguntó con desconfianza. Quizá fuese el resultado de otro de los explosivos de Timmy, era la única explicación racional a excepción de que alguna criatura del tamaño de un obús andase rondando por los callejones. Shizel eligió quedarse con la más tranquilizadora.

El idrino se disponía a abrirse camino con cautela por encima de los escombros cuando leyó la advertencia que alguien había dejado en la pared. Se paró en seco, recordando que no había ninguna garantía de que el pergamino andante estuviera enterrado ahí abajo, e incluso en ese caso de que estuviera inutilizado. Así pues tomó un camino diferente hacia la plazoleta de las cestas. Era tan buen lugar para empezar a buscar como cualquier otro, y tenía la ventaja de que todos los del torreón sabían llegar allí.

Una vez llegó se dio cuenta de que las cestas no estaban. Hizo cuentas: Wintel y K habían traído una cesta, él otra, habían usado otra con la estratagema de las piedras... Deberían quedar dos o tres aún.
"No están vacías ni con el contenido tirado por ahí", pensó. "Quien se llevó la comida se molestó en llevarse también las cestas: no puede haber sido ninguna alimaña."
Tomándose aquel indicio como una buena señal emprendió el regreso a Maciel por las calles adyacentes, convencido de que se encontraría a DL ya de camino al torreón, cargando al menos con alguna de ellas. Y efectivamente, al cabo de dar unas cuantas vueltas a buen paso, así fue.

-¡Eh, superviviente!- le llamó de buen humor-. Creo que esas cestas te pueden.
Le ayudó a descargarse todo aquel peso de encima. Le sorprendió que hubiera decidido llevárselas todas: había pensado en el grupo a final de cuentas. Él en su lugar se habría limitado a coger la más ligera; eso si no se contentaba con coger lo suficiente para saciar su propio apetito y nada más.
-Traigo fuego- le tranquilizó-. Si eso sigue por ahí, no nos cogerá desprevenidos. Y si te digo la verdad casi preferiría encontrárnoslo y asegurarnos de que no vuelva a molestarnos más.

Shizel cogió una de las cestas normales y entre ambos arrimaron el hombro con la otra. Una vez ambos volvieron a emprender el regreso a Maciel, le preguntó:
-El derrumbe y el cartel de más adelante... ¿Sabes algo al respecto?

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Vale el llevar todo ese peso aliviaría el hambre en el torreón por unos días, pero a él le estaba destrozando el hombro, motivo por el que en su andanza tuvo que parar un par de veces a descansar un poco, aunque ya llevaba gran parte del camino andado cuando escucho una llamada viniendo de uno de los callejones adyacentes, sobresaltándolo.

-¡Joder Shizel, que susto!- exclamo cuando lo vio aparecer llamando todo de buen humor, aliviado en realidad de que alguien por fin viniera a ayudarlo-Gracias, hubiera tardado aun un rato más en llegar yo solo- dijo bajando las cestas para soltarlas del transporte improvisado que realizo con la kusarigama, enganchadola al cinto y cogiendo una de las cestas que menos pesaban para cargar la más pesada junto a Shizel, poniéndose en camino a mayor velocidad.

-Esa cosa esta bajo un muro de escombros que le tiro Timmy encima, no creo que vaya a moverse de allí, es un buen escondite en el caso de que siga vivo- dijo DL frunciendo un poco el ceño, ahora que estaba un poco más calmado sin tener que estar solo deambulando por la ciudad y ya de vuelta al refugio, tenía tiempo para pensar sobre las bombas de su compañero “¿De dónde demonios abra sacado Timmy esas bombas? Ni parecía él cuando las lanzaba” pensó intrigado al respecto, no había hablado apenas con el más joven, pero ese chico desde luego no tenía pinta de pirado explota cosas, mas bien no parecía capaz de matar ni a un insecto. Si había encontrado alguna forma de crear eso explosivos, era obvio que lo había mantenido en secreto y eso no le producía mucha confianza. “Dejar bombas en manos de alguien que prefiere crearlas a escondidas y mantenerlas en secreto no es muy inteligente….a saber que pretende hacer con ellas” pensó aun intrigado por cómo pudo crearlas, pero eso ya lo averiguaría cuando llegasen al torreón, una bomba, tuviera el poder de destrucción que tuviera, podía ser muy útil para la supervivencia de todos en aquella ciudad.

- Timmy estaba como loco…no parecía el, como si le hubiera dado un ataque de locura o algo, incluso la voz le cambio -dijo DL pensando en ello, tal vez era fruto de la adrenalina ante el peligro, pero desde luego Timmy directamente se enfrento a la criatura así, sin más- Uso las bombas esas para tirarle un muro encima al pergamino…la cosa esa no volvió a aparecer y Timmy se fue corriendo…¿llego a salvo, no?-pregunto a Shizel mientras ya se acercaban al torreón, continuando con lo que decía- El aviso lo puse yo, no me fiaba de que ese cosa estuviese muerta, así que preferí dejar algo evidenciando el peligro- añadió notando que al parecer eso había servido para que Shizel no pasara por allí, aliviado cuando porfin tuvieron el dichosos torreón enfrente.

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No sabia cuanto tiempo llevaba dando vueltas por aquellos callejones y el peso de aquella cesta no ayudaba. Había perdido de vista a Karime y me había perdido por aquellos ruinoso callejones, lo ultimo que escuché fueron unas fuertes explosiones.


No sabía que había sido de aquel extraño ser de papel ni de mis compañeros, seguro que ellos se podían defender de ellos mismos, daba fe. El problema ahora mismo era yo, perdido, arrastrando una cesta, sin armas y el sol comenzaba a apagarse.


Todos aquellos callejones parecían iguales por lo que me daba la extraña sensación de estar dando vueltas en círculos una y otra vez, lo aseguraría de no haber dejado marcas con piedras en cada terminación de cada callejón. Cansado ya de dar vueltas de un lado, un gruñido del estomago me ayudo a decidir parar un rato.


Apoye la cesta contra la pared y me senté a su lado, rebusque en la cesta y saque una fruta casi del tamaño de mi cabeza, intente morderla pero era demasiado grande. La volví a meter en la cesta y busque otra de menor tamaño, la cual devoré pensativo.


¿Qué fueron esas explosiones? ¿Estarían bien sus compañeros?¿qué pasaría si esa cosa los siguiera hasta el torreón?¿estarían en condiciones de hacerle frente?¿tendría que pasar la noche en aquellos callejones?


Una escandalosa sinfonía de graznidos me despertó de mi ensimismamiento y ve como un grupo de estirges volaban cruzando al cielo, sin pensarlo dos veces cogí la cesta y seguí en su dirección como pude. Sabia perfectamente a donde iban a parar aquellas estirges.


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De nuevo se encontraba zigzagueando por las avenidas de aquel condenado barrio de callejones. Aunque en Idris nunca había destacado por su sentido de la orientación, aquellos días Shizel había aprendido a manejarse en tiempo récord a través de aquel laberinto por la cuenta que le traía.
-¿Siguen ahí?- le preguntó a DL, que le pisaba los talones unos pasos más atrás. No miró atrás, concentrado en recordar cómo llegar desde allí a la plazoleta de las cestas. Un plan empezaba a tomar forma en su mente, cutre y precario como todos los que le habían surgido desde que había pisado ese lugar, pero que dependiendo de lo cerca o lejos que estuvieran los bichos podía servirles para arreglar el desaguisado.
Torció por un par de calles y pronto desembocaron en la calle que daba a la plazoleta.

Sentía que se terminaría aprendiendo de memoria aquel laberinto de calles, de tantas veces que había terminando pasando por aquellos callejones semi derruidos, incluso le pareció ver en uno de los cruces el derrumbamiento provocado por Timmy y sus bombas, donde había quedado el amigo pergamino y donde esperaba que siguiera sin moverse. Miro detrás de el para asegurarse que no estaban siendo seguidos pero no las llegaba a ver, obvio tampoco se quedo quieto para averiguarlo, no muy seguro de que responder ala pregunta de Shizel con tantos escombros, casas y huecos donde meterse podrían estar en cualquier parte.

-No lo se, no las veo -respondió intranquilo parándose lo mas lejos posible de los callejones, le preocupan por igual las crías de Blattas como aquella cosa que venia con ellas- ¿Que demonios era eso deforme? Se movia extraño- pregunto murmurando y mirando alrededor desconfiado de por donde podrían aparecer

Shizel solía jugar bastante a las cartas a fuerza de llevarlas siempre encima, y tenía un buen dominio del concepto de probabilidad. Así pues, era bastante consciente de que sus posibilidades de salir ileso aquella tarde estaban descendiendo drásticamente. Si no era a manos del pergamino psicótico o del sabueso del infierno, sospechaba que el propio DL tomaría un papel clave, si no protagonista, en su asesinato.

La sonrisa que la carrera anterior había estampado en su cara resbaló lentamente y y fue siendo sustituida por seriedad. Aquello ya no era un imprevisto gracioso en mitad de una excursión. Ahora pintaba bastante peor, y Shizel empezaba a tener ganas de irse a casa. Ya.

Si algo sabía él de animales como aquel perro era que en cuanto uno corría éste no tardaba en ir detrás: cuando era pequeño y se escapaba por ahí lo había constatado de forma empírica. Sin embargo quedarse era una perspectiva aún menos halagüeña.
Miró de reojo a las cestas cuyo contenido había planeado inicialmente usar para mantener entretenidas a las cucarachas, ahora inquietantemente fuera de la vista. Siseó frustrado al ver que el dúo de engendros les había cortado el camino de regreso a Maciel.
"Qué fastidio..."

Lenta, muy lentamente y sin despegar la vista de las dos amenazas que parecían mantener un diálogo telepático sobre quién se comía al grisecito y quién al paliducho, recogió la cesta que contenía carne y lanzó su contenido en dirección al otro lado de la plaza, donde estaba el sabueso. No cometió el error de tratar de llevarse más: el olor no haría más que atraerle hacia ellos con más ganas.

-Ea, que aproveche- dijo en tono disciplente; falso, por supuesto. Era añadir una pizca de humor al asunto o hacerse a la idea de que tenían a un sabueso que probablemente pesaba más que él mirándoles con ojos golosos. Se giró hacia DL-. Corre- dijo escuetamente-. Y me juego lo que quieras a que eso corre más, así que ten los ojos abiertos por si ves un refugio.

Sin esperar a ver si su compañero le seguía volvió a emprender el camino de vuelta por los callejones, esta vez con una idea leve tirando a nula sobre la dirección que estaba tomando. Pronto el cansancio empezaría a hacerles mella, y trató de tomar las rutas más intrincadas posible para tratar de despistar su olor.
"Cada vez nos alejamos más de Maciel...", pensó preocupado, pero sin poder hacer nada al respecto.

Sigue en el Bastión Palpitante.