Barrio de los Callejones sin Salida

Seguí a ese aburrido grupo por infinidad de calles sin salida, en las que, más que a disgusto como los demás, yo me sentía arropado y protegido. Aquella oscuridad, esa estrechez que me encantaba,… no hubiese salido de ahí.

Después de un rato bien largo observando las lúgubres y oscuras paredes que nos rodeaban, el espécimen de pequeño tamaño y color apetitoso que nos guiaba, paró en seco. Nos encontrábamos ante una plaza. Por fin esos aparatejos llenos (siempre que lo que prometiera la criatura estresante fuera verdad) de suculentos manjares, sesos, tripas..., todo sonaba genial. Por un rato olvidé las voces que no paraban de gritar, gemir y mascullar en mi cabeza.

Esperando a que alguno se decidiera a salir, me apoyé en la pared algo alejado de ellos. No pensaba en ser el primero, ni mucho menos. Es más, si alguno era valiente atreviéndose a salir, posiblemente me quedaría observándolo. Después de todo, si muere, un manjar mas...

Después de un rato ahí apoyado, dos de los componentes del grupo comenzaron a discutir. Uno de ellos era muy parecido a unos cuantos de los demás y el otro era uno de los dos que tenían las orejas distintas. Aunque parecían inofensivos, yo no pretendía descubrirlo. No por ahora.

Se dijeron unas cuantas frases, el ser de orejas “normales” sacó un cuchillo. Para mi desconsuelo, no hubo sangre en esta pelea, ya que un graciosillo intervino para pararla. “Menuda suerte, podría haber tenido comida sin salir de aquí.”

“Un poco mas y acabaré de los nervios” pensé; pero, para mi sorpresa, apareció un Kitade en medio de la plaza como si nada, ofreciéndonos la comida. Por lo visto, uno de los de nuestro grupo le agradó lo que nos ofrecía y salió tras la comida. Mala idea fiarse de un kitade...

No sabía que hacía aquí uno de mi mundo. Hasta ahora, pensaba que era el único. Sin embargo, cuando lo vi en aquella plaza con los brazos repletos de comida, un escalofrió me recorrió la espalda. Quizás debería hablarle. Después de todo, es lo más normal que he visto por aquí. “No. Seguramente, terminaría intentado violarlo. Al fin y al cabo, también es lo más parecido al ideal sexual que tengo en la cabeza en este momento.”

Cuándo veo que todos mis compañeros han ido a por las malditas cestas que tienen comida asquerosamente sin corromper, voy tras ellos y me tumbo mientras mordisqueo algo de carne.
Pero la pelea por lo visto entre el ser de las orejas diferentes y el otro no ha terminado. Uno trepa a una pared diciendo “no sé qué cosas” al otro y éste le contesta con chulería. “Si hubiese sido yo...”

- Si hubiese sido yo el de las orejas raras, te hubiese callado la boca a bocados.- mascullo cuando el ser de orejas “normales” ya se encuentra rebuscando entre la comida, sin saber si alguien me escucha realmente, y termino gruñendo placenteramente, como si lo provocara.

“Bueno, veo que hay gente arriesgada, si eso se puede llamar gente” Me digo mientras observo al lagarto que esta al lado de las cestas dándose un festín mientras nos ofrece una especie de verdura.

-Tss, te has salvado desteñido- Digo entre dientes mientras todos los demás se acercan a las cestas y comienzan a devorar lo que encuentran a su paso. - ¡Tened cuidado no sea que se os atragante!- Digo en voz alta mientras me acerco a una de las cestas.

“O dios, es mejor de lo que esperaba.” Me digo alegrado mientras observo el contenido de la cesta.
En la cesta se encuentran alojadas varias tiras de algo que parece cecina. “ Es carne por lo que veo espero que no sea rata” Digo mientras adelanto mi mano para coger un trozo de carne. Apuro el cigarro y lo tiro hacia atrás. Observo el trozo de carne y lo huelo. “ No huele mal, huele a salado”
-Creo que deberíamos haber cogido algo de agüita por que esto nos va resecar por dentro- Digo a los seres que hay a mi alrededor, pero todos están algo absortos en sus comidas. Hago una pausa y miro el trozo de carne con aire de desanimo.“Matt no te enrolles mas y dale un muerdo... adelante.... puedo hacerlo” Después de convencerme me meto un trozo de carne en la boca y la saboreo. “Mm. sip, tenia razón es como la cecina que compraba mama en el chiringuito de la playa” Me digo aliviado al comprobar que por lo menos ese sabor era familiar. De pronto un tufillo que también me traía recuerdos inundo mis fosas nasales – Eso que huelo es...¿queso?- Sin esperar ninguna respuesta me acerco a la cesta que estaba al lado de la que albergaba la cecina y efectivamente mis suposiciones eran ciertas. - Mmmm ¡si! Es quesito... que rico- digo mientras cojo una porción de queso entre las manos “La verdad es que esto huele fatal pero.... según dicen..... cuanto peor huele mejor sabe”

-Wedn, ya que tienes el cuchillo me lo podías dejar para cortar la corteza de esto- Digo de broma para ver si el plan que le propuse a ella le ha sentado bien o solo a funcionado para que se aleje de mi. Suelto una carcajada mientas comenzó a quitar los bordes del queso como medianamente puedo. Miro el queso detenidamente y por lo que puedo ver debajo de la capa de moho se encuentra un queso rojo normal, le doy un muerdo y lo saboreo “Sabe a... ¿cabra? No, no puede ser... no creo que sea cabra pero por lo menos da el pego. Es hora de hacer guarradas, mezcla la cecina y el queso a ver que sale” Dicho esto doy un muerdo al trozo de carne y a continuación al queso.

-No esta mal, si todas las comidas son así, comeré bastante bien- digo mientras apuro los últimos trozos de comida que me quedan en las manos.“Aunque doy gracias de que me llene rápido y no necesite comer mucho aun así, cogeré un poco más por si las moscas” Me vuelvo a acercar a la primera cesta y cojo otro trozo de cecina y me lo voy comiendo. “Creo que debería sentarme un ratito” Me alejo un poco de la cesta y me siento a disfrutar de mi cecina y recordar cuanto me gustaba llevarme cecina a la cama cuando estaba en casa. Este sabor me resultaba muy familiar y me hacia recordar mi casa y a mi familia. “¿Que estará haciendo mama? Según el tipo raro aquel ella no se percataría de mi ausencia.. pero no se como no se dará cuenta mi madre que falta su único hijo” Me digo mientras observo el ultimo trozo de cecina en mis manos y me lo llevo a la boca. - Bueno, que no hemos dicho nada nadie.... Buen provecho señores-Digo dirigiéndome al grupo que seguía comiendo.

Me echo hacia atrás y me fijo en algo extraño que no me había dado cuenta antes “El cielo... esta demasiado apagado ¿ Donde esta el sol?” Mis ojos empiezan a escrutar el cielo hasta encontrar un pequeño foco de luz. “¿Eso se supone que es el sol? A la mierda el moreno... con lo que me gusta a mi tirarme a tomar el sol”

Nasher miró al ser lila que se le aproximaba con interés. Ya había reparado en él en la plaza, pero no lo había visto de cerca. Resultaba realmente curioso. Tan... ¿cuál sería la palabra...? ¿Suave? Sí, sus formas eran suaves, su piel parecía suave y desprendía un olor dulzón que a la vez le resultaba apetitoso y nocivo << Algo tan empalagoso no puede ser sano>> Además tenía esos bultos extraños en el pecho. ¿Sería algun tipo de enfermedad? Había visto cosas parecidas en algun anciano de su tribu, y lo llamaron algo así como tumor... El ser lila habló con un tono tan almibarado como su voz y de una forma que al Nasher se le antojó chirriante, antinatural...
-¿Tu crees que yo sería capaz de comerme todo esto solo?- le preguntó alzando una ceja, extrañado ante el hecho de que el ser dudase de que fuese a compartir- Explotaría- rió

Aquella criatura ojeó las cestas de comida con expresión de desagrado. Nasher pensó que tal vez la enfermedad que tenía le quitaba el apetito...

-Ten- dijo ofreciéndole el boniato que tenía en la mano. Lo peló con los dientes y le dio un mordisco por si se le ocurría desconfiar- Esto es dulce. Y las frutas maduras tambien son dulces, busca las más blanditas- le explicó.

Se sintió feliz de poder ayudar a un enfermo, y más a alguien de aspecto tan curioso... Cuando el ranta se acercó, Nasher mantuvo las distancias y se dedicó a observar al ser lila con cierto descaro pero sin mala intención.

-Hmm... soy Nasher- se presentó, tratando de empezar una conversación- Y... er... lo de...- tenía unas ganas horribles de preguntarle sobre los tumores, pero ¿y si se ofendía? No quería empezar mal con esa gente. Decidió contener su curiosidad y cambiar el rumbo de la conversación- No es por nada pero los ancianos de mi tribu solían decir que comer en campo abierto no es buena idea... Nunca.... Podríamos buscar un sitio más recogido... o algo...- comentó mirando a su alrededor

Y así tras haber seguido a esa Sepalian de tez morada logro llegar a una plaza donde esa cosa que el grupo llama "bañera" ha aterrizado con la "comida".

*¿Estan engullendo la "comida"? ¿eso es la "comida"? ¿Pero tan raros son los Sepalians...? ¿A aquello de lo que nos alimentamos le han puesto un nombre?*

Al parecer, los Sepalians se mantienen vivos gracias a la "comida" que han de engullir, no les hace falta recibir la luz del sol... a mi no me es necesaria pues en teoría, fabrico mi propia "comida" gracias al sol aunque también he de engullir algo como ellos... ... Esa "comida" suya es gigantesca!... El sol aquí es bastante diferente al de mi lugar de origen... este es más pequeño y tiene más fuerza... no tengo hambre, pero me siento un poco más... raro.

*En mi lugar de origen nunca vi "comida" tan grande y pesada; casi todo eran bayas del tamaño de un puño... Sin embargo, aquí hay trozos que me superan en tamaño*

Ignoro a la pandilla que se está engarrando y amenazando y escabulléndome entre el jaleo me meto en una cesta, cojo algo cuyo tamaño es la mitad del mio y me alejo un poco.

*Así que esto es la comida...? Pero esto es fruta... pero gigantesca... esta fruta la hay en el lugar d donde yo venía... es un MoaMoa... pero parece haber sido aumentada de tamaño... de donde yo venía eran apenas unas bayas y aquí cada Moamoa mide la mitad que yo...*

m... la verdad es que nunca he probado a engullir nada tan grande... por mi pequeña boca no creo que logre entrar mucho "Moamoa"... Probemos a ver a bocados pequeños... un mordisquito... m... no está mal... m... siento algo agradable en mi boca, un cosquilleo... quiero más... ahora hay que engullirlo...

*Pero que es esto, algo no marcha bien*

No puedo respirar bien, el aire sale muy disonante de mis poros... me he atragantado con el Moamoa...

Tras un rato brincando y revolcándome por el suelo logro finalmente deshacerme del trozo de Moamoa que tenía atragantado... me siento solo y a la vez bien; nunca antes había engullido algo... me ha gustado, pero a punto ha estado de costarme la vida... Quiero más Moamoa.

Así que tras esto, me acabo el Moamoa a mordisquitos y procurando no atragantarme otra vez. Sonrío al ver al grupo, me siento cerca de donde ellos están y comiendo a interpretar una suave melodía con el aire que expulsan mis poros, una melodía que espero que calme los ánimos y les tranquilice a todos...

*Suave... suave... y ahora un poco más fuerte... y suave otra vez... las melodías de los repobladores han de ser suaves y agradables*

"¿Pero cómo han llegado hasta ese límite?" Me dije mirando a las dos chicas que discutian. La chica de orejas menudas le había sacado a Lia un cuchillo pequeño."Claro, que pensandolo bien, un cuchillo podría venir bien. Pero no creo que sea buena idea empezar a amenazarnos". Me dije mirandolas. El chico de orejas menudas había echo de mediador y parecía haberlas calmado un poco. Todos, de uno en uno se fueron acercando a las cestas. Yo me acerqué a una de las cestas que habia cogido Lia y cogí una fruta, le di un mordisco. Era una fruta que no había visto antes. Era jugosa pero no tenía demasiado sabor, Pero era comestible, y eso era lo que realmente importaba. "La ha llamado gato" Me dije mientras pensaba en la discusión de las dos chicas. "¿Pero qué es un gato? es un insulto muy raro, claro que pensandolo bien, todos ellos son raros" Pensé mirando primero a Lia que seguía en el muro, y despues al resto del grupo que estaban comiendo.

- Creo que deberías intentar hacer más amigos. La dije a Lia en tono un poco burlón y con una sonrisa en la cara. Iba a dirigirme al centro de la plaza con el resto del grupo, pero entonces pensé. "¿Será buena idea dejarla sola? Bueno, se puede defender" Me volví hacia Lia y la dije: - Me llebo una cesta, creo que dos para tí sola son muchas. Me agaché a por la cesta, la cojí. Me levanté y me dirigí hacia el resto del grupo. Mientras andaba me fuí fijando en la comida que había en esa cesta. Por suerte no había comida como la que el espantapájaros iva anunciando, pero aún así no era comida realmente apetitosa.

"¿Debería confiar en alguien del grupo?" Me dije mientras me acercaba. La única que me inspiraba confianza era Lia, y aún así no estaba seguro de si debía o no confiar en ella. Miré a la chica purpura, a la chica de orejas menudas que tenía el pequeño cuchillo, al chico que había echo de mediador... Miré a todos uno a uno, ninguno me inspiraba la menor confianza. Tal vez no debiera confiar en ellos, pero si los necesitaba si quería sobrevivir en esta ciudad. Entonces llegué asta ellos.

- Traigo una de las cesta que ella se había llevado. Anuncié al resto del grupo señalando a Lia. Todos estaban comiendo. Mordí de nuevo la fruta.- Creo que aquí será más necesaria. De todas formas dudo que ella sola se comiera las dos. Les dije en un tono más alto de lo que quería. En ese momento me vino a la cabeza un pensamiento que intantaba evitar, pero que sin darme cuenta lo dije lo suficientemente alto como para que todos los que estuvieran en la plaza lo escucharan:- ¿Y qué vamos a hacer ahora?

Aviso para Lia Holmes: alguien está haciendo deducciones muy buenas, muy rápido y sin tener habilidad mental ni imaginación entre las habilidades del perfil.

''Maravillosamente curioso'' Nasher rió ante esta expresión. El ser lila decía llamarse Ennakhai... Era un nombre realmente raro << Y demasiado largo...>> pensó. Se quedó embobado escuchando a Ennakhai hablar a su manera particular. A Naher le resultaba divertido. Era tan... cursi y esponjosa, y con esas palabras tan rebuscadas por un instante pensó en las tribus de drunai, todos solemnes educados y ceremoniosos. Sugirió un refugio cerca de aquí... Sí, les vendría bien un lugar para pasar la noche << No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí>> de hecho, nadie le había dicho cuánto tiempo estaría en la ciudad ¿Sería para siempre? ¿Tan solo unos días, una estación? Ya preguntaría luego. Había mucha gente a la que preguntar. Ennakhai le preguntó algo en voz baja cuando Nasher se levantó con una cesta de comida bajo el brajo y el estómago lleno.
-¿Enfermas?- miró a los demás. Eran raros, pero para nada le parecieron enfermos. De hecho tenían bastante vitalidad... Sonrió- Claro que es seguro. Lo que no es seguro es ir por ahi por nuestra cuenta, el grupo nos protege. Además, si están enfermos como tú dices necesitarán cuidados, sería muy cruel dejarlos a su suerte en cualquier sitio ¿no crees?

Eso era lo que los ancianos le habían enseñado. Mantente con el grupo, protegelo y ellos te protegeran. Y ayuda a los enfermos sobretodo si no tienen a nadie más.
Le hizo una seña a Ennakhai para que le siguiera y llamó al resto
-Ey, gente. Enna... ¿Te importa si te llamo así?- le preguntó en voz baja- Enna dice que ha visto un sitio bueno para dormir. Deberíamos ir, será más seguro que estar dando vueltas. - Les indicó la dirección con un gesto y emprendió la marcha a buen paso, tratando de recordar cuál era la ruta para salir del laberinto y con la esperanza de no perderse de nuevo.

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Wen cogió una fruta y la atisbó entre las manos. Había cogido lo más parecido a una manzana que se había encontrado y, en apariencia, la más sana. Sacó una navaja, cortó un cacho de la fruta y la olisqueó. El resto del grupo, que ya estaba comiendo, no parecía sentir repulsión por lo que comían ni que los alimentos los enfermaran, así que Wen decidió comerse el trozo que había cortado. Le gustó bastante. Era refrescante y saciaba el hambre. No había nada malo en esa comida: lo que comía era un trozo de fruta como otro cualquiera.

- No creerás que puedes desarmarme tan fácilmente, ¿verdad, Yankee? - dijo guardándose la navaja. Aunque la frase no era del todo agradable, Wen había cambiado su tono de voz para que pareciera amistosa y, con un soberano esfuerzo, le había dedicado al norteamericano una sonrisa.

Hacer amigos y ser amable no se encontraba entre sus habilidades ni entre sus preferencias, por lo que ese amago le hizo sentirse de lo más extraña. Le había quedado totalmente claro que en ese impredecible lugar no se sabía con lo que podías encontrarte, así que era necesario tener aliados y Matt no le había parecido en ningún momento un chico blandengue; además, era el único que parecía interesado en su amistad. No iba a confiar en el de buenas a primeras, pero no descartaba una alianza beneficiosa para los dos.

Wen comía su fruta sentada en el suelo cuando oyó lo que el lagarto recostado en el suelo decía. No pudo evitar sobresaltarse al oir esas palabras dichas por ese ser. “¿se me acaba de insinuar descaradamente un lagarto?” Se encontraba bastante perpleja. Realmente no habían sido las palabras ni la carga erótica que llevaban, que más bien le recordaba a los borrachos y vagabundos de Tooting High Street, sino que había sido ESE ser el que se lo había dicho. No pudo evitar que su ego se hinchara como un globo. Nunca había sido vanidosa, pero que un ser de otro planeta la encontrara atractiva, no era algo que desestimar.

Oyó una voz a sus espaldas. Era el otro lagarto: se refirió a la niña azúcar glas como “Enna” y dice algo de un lugar donde dormir. “Y, quizás, asentarse.” Pensó Wen, esperanzada ante la posibilidad de no tener que volver a la “cárcel” en la que había despertado. Eso le hizo pensar en la convivencia, detalle que no le iba a gustar demasiado. Y, a su vez, eso le hizo recordar el orfanato y las casas de acogida y, al instante, pensó en los enanos, en Church y en todas las “ovejas descarriadas” que acababan durmiendo un par de noches o más en La Granja. “No, Wednesday, no pienses en ellos, estarán bien. Piensa en ti, solo en ti.”

Se levantó rápidamente para sacar de su cabeza todos los pensamientos que se arremolinaban en su mente y sacó un cigarro de su mochila. La primera calada la tranquilizó y la segunda, la devolvió a la realidad. Se colocó de nuevo la mochila en el hombro, cogió una de las cestas y se dispuso a seguir al lagarto y la niña azúcar glas.

- No salgo con salamandras, gracias. - le contestó finalmente con sarcasmo al lagarto del suelo seguía provocándola con la mirada. No iba a ser un simple lagarto el que la iba a intimidar.


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Parece que la pelea ya ha acabado... no se si mi música les ha calmado o ellos por voluntad propia han decidido parar... algunos siguen comiendo, y otros se han guardado algo de comida, están charlando entre ellos.

*¿Como van a aceptarme estos gigantes si ni siquiera les llego a las rodillas?*

*Tendré que acoplarme a ellos... Ay...*

Con lo asocial que soy, con lo huraño que soy y que para sobrevivir esté obligado a mostrar otra faceta... me estoy matando a mi mismo... ¿Como voy a serles de utilidad si apenas tengo fuerza? Lo mejor sería que me fuese yo solo a explorar la ciudad y me quedase a esperar mi destino...sentado...

Enna dice que ha visto un sitio bueno para dormir. Deberíamos ir, será más seguro que estar dando vueltas.

m... eso no parece hostil... es más, parece hospitalario... ¿debería seguir con ellos? m... si, seguiré con ellos... al fin y al cabo, esta era una ciudad de milagros y maravillas... no quiero morir sin haber visitado algo que me obligue a quedarme en esta ciudad para protegerla...

En fin... iré con ellos y que me sea leve... Sigo en la mano con esa estaca de madera y recojo del suelo una piedra cuya forma recuerda vagamente a una hoja... Es inutil, pero me ayudará a recordar mi tierra...


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- ¿Qué? Le dije a Lia en un susurro, entonces miré a la chica purpura - ¿Cómo va a ser peligrosa una chica como ella? Es... es... es la chica más dulce que haya visto nunca. La dije a Lia en un susurro. Y era verdad, su forma de hablar, de caminar... no se podía describir de otra manera. Era imposible que esa chica fuera peligrosa. - Me parece bien ese torreón. La contesté, aunque los demás también parecían decididos en ir allí. - Creo que tenemos que ir con ellos. La dije a Lia mientras todos se levantaban y se ponían en marcha "¡Qué tonteria! la chica púrpura peligrosa." Pensaba mientras me agachaba para coger otra fruta, esta vez de color rojo, y más redondeada que la anterior. Ese pensamiento no se me iba, siguía ahí. "¿Y si Lia tiene razón y al final es peligrosa? Me preguntaba una y otra vez. "No, eso es imposible." Me decía cuando la miraba.

Mordí la fruta. Esta tenía un sabor algo más dulce que la anterior, y saciaba mucho mejor el hambre. Miré a las cesta. - ¿No crees que deberíamos llevárnoslas? Le dije a Lia señalando las cestas. Cogí una de las cestas. Justo en ese momento una pequeña brisa de viento me hizo estremecerme, noté como un escalofrío recorría mi espalda. Volví a morder a la fruta extraña, y noté como ese sabor dulce, aunque leve, se extendía por toda mi boca. La fruta nunca había sido algo que me apasionara, pero por alguna razón era lo que más me apetecía comer. Pero para mi desgracia mis pensamientos siempre volvian a lo mismo: "La chica púrpura peligrosa, ¡si que le ha afectado mucho esta ciudad a Lia!". Miré a los primeros que se habian puesto a andar, que ya nos sacaban unos metros. Y la dije a Lia: - ¡Vamos!

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Cogí un poco de comida y me aparté a un rincón. Afortunadamente nada era lo que habían anunciado, sino comida de aspecto normal y hasta suculenta. El queso un poco pasado, pero se podía comer.

Mientras los demás se dividían en grupos me alejé. Aquellos que son humanos como yo, tienen armas y puede que dudarán en usarlas. Y respecto al resto... Creo que por ahora los vigilaré hasta saber de quien puedo fiarme. Además no estoy sola, las voces me acompañan. Son peligrosas, pero hasta ahora todo ha ido bien.

De repente varios empiezan ha hablar de resguardecerse en un torreón. Creo que es una buena idea, al menos así estaremos a salvo de lo que sea que haya en esta ciudad.

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“ A dicho Enna.... ¿Será el nombre de la niña lila?” Me pregunto mientras observo al lagarto hablar perfectamente el idioma. Me alegro que ya nos entendamos “Por lo menos ya son algo sociables” Me digo mientras vuelvo a desviar mi mirada al cielo apagado. “Que cielo mas triste.... espero que comience a hacer sol pronto.”

Vuelvo a atender a la conversación de aquel lagarto justo cuando se refiere a un lugar donde dormir. “Cualquier sitio es mejor que dormir en esa cama de piedra”. -Mm... Yo veo bien lo que dices. Me apunto a mirar en ese sitio- “Así aprovecho y recuerdo el camino de vuelta.. por que lo que es la ida iba completamente ido” Me digo después de darme cuenta que no recuerdo el camino que he realizado momentos antes cuando perseguíamos a la bañera.

De un sato me pongo de cuclillas y me levanto lentamente estirando mis brazos hacia arriba y me giro hacia la entrada de la plaza para reunirme con el grupo que se aleja hacia lo que puede ser el sitio donde pasar la primera noche en aquel lugar. Vuelvo a echar un vistazo a la plaza y me encamino a la calle por la que va el grupo. Empiezo a mirar cada punto de interés que veo por las calles que transitamos y me fijo en cosas que antes no había visto. Algunas casas derruidas, solares, y muchos edificios lisos acordes con la zona.

Llegamos a una especie de edificio extraño de tres plantas de piedra azul. En su superficie sale una especie de esqueleto bastante grande. -Vaya que....¿Acogedor?- digo mientras observo aquel edificio que me ponía un poco los pelos de punta.

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Salimos hace un ratito del torreón y nos encaminamos hacia la plaza por las mismas calles que recorrimos cuando llegamos. Las calles están exactamente igual que cuando las vi por primera vez.

"Esto no ha cambiado nada, en dos semanas y pico todo sigue igual. Es como si el tiempo no pasase aquí." Me digo mientras camino por las mismas calles que nos conducían a la plaza donde conseguimos las primeras cestas.
Cuando me quiero dar cuenta voy algo adelantado del grupo lo que me hace frenar y girarme."Matt gilipollas, no sabes lo que te vas a encontrar ni que clase de personas..." En ese momento miro hacia Nasher, Lief y Lia y no puedo evitar sonreír. "Bueno, personas y lo que no son personas puede haber por aquí, ni si serán amistosas así que para el carro y ponte en medio"
Me paro mirando un edificio que tenia las ventanas cerradas excepto una que estaba rota y solo quedaba el marco de ella. La casa era una casa normal y corriente pero parecía por el estado de la fachada que hacia años que esta abandonada.
Mientras observo la casa pongo mis manos en mi cintura y rozo las dagas. Me las he traído por que todos iban a traerse sus "juguetitos".

"No creo que llegue a tener que usarlas, aquí no hay ni un alma y si alguien aparece no quiero asustarle desenvainando las dagas y tirándome hacia el en plan psicokiller. Como mucho podré usarlas para cortar un poco de cecina y no tenermela que comer de nuevo a bocados." Pensando en la cecina mi estomago empieza a rugir y a retorcerse un poco. Cuando me doy cuenta el grupo ha llegado a mi altura y comienzo a transmitirles mis pensamientos de hambre.

-Tengo un hambre que me comería un caballo señores. Lo digo muy enserio, esta noche, cuando me coma cualquier cosa que no sea un maldito trozo de queso revenido creo que voy a llorar. Os lo juro de verdad- Me echo a reír intentando que alguien me siga la conversación para que el camino se hiciese mas rápido. Ya conocía esa calle y conocía por donde debía volver de vuelta al torreón por lo que una idea me asalta a la mente.

"Matt, tienes que conocer un poco mas la ciudad, no solo están estas calles, debe de haber muchísimas mas, y quien sabe a lo mejor te encuentras a alguien y te explica un poco mas como va este sitio. Por que no es por nada guapo pero poco sabes de donde coño estás en dos semanitas que llevas aquí. Pero.... hoy no, vayamos poco a poco, mañana intentaré que alguien salga conmigo a ver un poco de mundo. Por hoy con conseguir comida hay suficiente."

Mientras divago en mis pensamientos Wedn me adelanta y me quedo mirando su pelo negro, ese pelo negro que por alguna razón me encanta ver como se mueve con el aire y me encantaría tocar en ocasiones.
Sin quererlo vuelvo a tener la sonrisa idiota y rápidamente vuelvo a la realidad."Matt estas como tonto. ¿Que leches se supone que haces? Adelantate y habla un ratito con ella anda y quítate la cara de tonto anda guapo."

Doy un par de zancadas largas hasta estar a la misma altura que ella y comienzo a hablarle de manera graciosa.
-Weeeedn, ¡Estate atenta a ver si se nos va a pasar la tienda que me quiero comprar mis Doritooos!.- Le guiño un ojo y continuo hablando -Te daré unos cuantos no te preocupes que no soy tan mala persona- Me echo a reir y continuo caminando hasta la plaza al lado de ella.