Barrio de los Callejones sin Salida
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Rocavarancolia Rol
51 participantes
- Rocavarancolia Rol
Barrio de los Callejones sin Salida
03/08/11, 12:53 am
Recuerdo del primer mensaje :
En el lado más céntrico queda aún parte de este laberíntico montón de edificaciones sin orden aparente. Perderse es tan fácil como encontrarse alguna criatura hambrienta.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
08/11/11, 05:57 pm
Seguia corriendo, nervioso, sudaba muchisimo y la comida casi se me caia de los bolsillos, el olor del monstruo hacia que me entraran ganas de vomitar, era algo horrible y su simple aspecto me provocaba lo mismo...
mire hacia los lados, la extraña reptil llamada Caillech se me acerco y me dijo que huyera... eso mismo hacia huir... siempre era el mas debil...me gustaria haberme enfrentado a ese monstruo pero era demasiado miedoso e inseguro...yo...no podia...
Noel parecio haber visto algo por lo que le segui por las callejuelas laberinticas de este barrio rocavarancolesco, el miedo se apoderaba de mi a cada segundo, pero teniamos que sobrevivir
Alicia nos seguia desde lejos, me preocupaba que le pasara algo a ella, pero no me detuve, seria un suicidio, no ls ayudaria en nada, ya me lo dijo Caillech que huyera, aun asi me gire para ver si se encontraba en condiciones, esta parecia bien, habia sacado su arma, que tonto, yo deberia haber hecho lo mismo desde un principio, y asi lo hice saque mi daga guardada en el bolsillo y heche a correr tras Noel al refugio
(Sigue en la cicatriz de Arax)
mire hacia los lados, la extraña reptil llamada Caillech se me acerco y me dijo que huyera... eso mismo hacia huir... siempre era el mas debil...me gustaria haberme enfrentado a ese monstruo pero era demasiado miedoso e inseguro...yo...no podia...
Noel parecio haber visto algo por lo que le segui por las callejuelas laberinticas de este barrio rocavarancolesco, el miedo se apoderaba de mi a cada segundo, pero teniamos que sobrevivir
Alicia nos seguia desde lejos, me preocupaba que le pasara algo a ella, pero no me detuve, seria un suicidio, no ls ayudaria en nada, ya me lo dijo Caillech que huyera, aun asi me gire para ver si se encontraba en condiciones, esta parecia bien, habia sacado su arma, que tonto, yo deberia haber hecho lo mismo desde un principio, y asi lo hice saque mi daga guardada en el bolsillo y heche a correr tras Noel al refugio
(Sigue en la cicatriz de Arax)
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
08/11/11, 06:30 pm
Vladimir al fin divisó la bañera llena de víveres. Se acercó a la curiosa embarcación voladora y sopesó una buena caja de lo que olía cómo carne conservada en sal. Bien. La tomó con ambas manos, comprobando cual era su peso.
Mientras pensaba si podría cargar con otra, un horrible olor llegó a su nariz, impregnándolo todo. Un horrible presentimiento fatalista recorrió su mente. Estaba mentalizado para cuando se dio la vuelta y se encontró con aquel ser. Parecía que en algún momento había sido una persona. Parecía estar lleno de líquido, y estaba seguro de que no era nada saludable. Tenía la seguridad de que si le hacía el más leve de los rasguños, explotaría, llenándolos a todos y a la comida con la tan poco apetecible sustancia que rebosaba de sus entrañas, alojándose por todo su cuerpo.
No había tiempo que perder, pensó. Desenfundó el estoque con la mano izquierda, mientras que se cargaba la caja de alimentos bajo el brazo en el costado derecho. El hecho de tener el arma en la mano le tranquilizaba y le hacía sentir más seguro, pero no estaba dispuesto a usarlo contra su mórbido recién adquirido amigo. Estaba convencido de que no debía de ser sano, no.
Vlad sabía cómo volver a la torre. Tenía un sentido de la orientación lo suficientemente bueno cómo para haber memorizado el recorrido. Esta habilidad la había adquirido tras años cruzando bosques en busca de presas. Pero en aquel momento no se preocupó de ello. Se mantuvo el último del grupo, aunque bien podría haberse puesto a la altura de Caillech sin demasiada dificultad, dado que era el único que se le acercaba en tamaño. Intentó cubrir la retirada, le pareció lo más correcto, dado que parecía ser el único que sabía distinguir cual era la parte que pinchaba de su arma y por qué lado podía cogerla. Siguió a la dama reptiliana, convencido de que sabía a donde los estaba llevando y de que podría ayudarla si las cosas se ponían feas por la vanguardia de la apresurada marcha.
Escuchó el comentario de Cail. Sí, estaba de acuerdo con aquel lógico dicho que parecía ser común en ambos mundos. Pero, por alguna razón, tenía la sensación de que a aquello le faltaba una parte, una parte fundamental. Meditó profundamente el tema mientras huían lejos de la cintura no muerta que balanceaba sus lorzas rebosantes de líquido tras de ellos.
(continúa en la cicatriz de Arax)
Mientras pensaba si podría cargar con otra, un horrible olor llegó a su nariz, impregnándolo todo. Un horrible presentimiento fatalista recorrió su mente. Estaba mentalizado para cuando se dio la vuelta y se encontró con aquel ser. Parecía que en algún momento había sido una persona. Parecía estar lleno de líquido, y estaba seguro de que no era nada saludable. Tenía la seguridad de que si le hacía el más leve de los rasguños, explotaría, llenándolos a todos y a la comida con la tan poco apetecible sustancia que rebosaba de sus entrañas, alojándose por todo su cuerpo.
No había tiempo que perder, pensó. Desenfundó el estoque con la mano izquierda, mientras que se cargaba la caja de alimentos bajo el brazo en el costado derecho. El hecho de tener el arma en la mano le tranquilizaba y le hacía sentir más seguro, pero no estaba dispuesto a usarlo contra su mórbido recién adquirido amigo. Estaba convencido de que no debía de ser sano, no.
Vlad sabía cómo volver a la torre. Tenía un sentido de la orientación lo suficientemente bueno cómo para haber memorizado el recorrido. Esta habilidad la había adquirido tras años cruzando bosques en busca de presas. Pero en aquel momento no se preocupó de ello. Se mantuvo el último del grupo, aunque bien podría haberse puesto a la altura de Caillech sin demasiada dificultad, dado que era el único que se le acercaba en tamaño. Intentó cubrir la retirada, le pareció lo más correcto, dado que parecía ser el único que sabía distinguir cual era la parte que pinchaba de su arma y por qué lado podía cogerla. Siguió a la dama reptiliana, convencido de que sabía a donde los estaba llevando y de que podría ayudarla si las cosas se ponían feas por la vanguardia de la apresurada marcha.
Escuchó el comentario de Cail. Sí, estaba de acuerdo con aquel lógico dicho que parecía ser común en ambos mundos. Pero, por alguna razón, tenía la sensación de que a aquello le faltaba una parte, una parte fundamental. Meditó profundamente el tema mientras huían lejos de la cintura no muerta que balanceaba sus lorzas rebosantes de líquido tras de ellos.
(continúa en la cicatriz de Arax)
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
22/11/11, 06:29 pm
Nia entró a aquel peculiar lugar. No recordaba si había estado alguna vez cuando no era más que una cosechada. Aquellos tiempos habían sido tan lejanos. No parecía que hubieran sido hacia poco más de un año. Nia siguió paseándose por las calles mientras se inventaba una canción por el camino, sin saberlo. Tarareaba silabas ulteranas sin orden ni sentido, creando inconscientemente un ritmo alegre y jovial. De pronto, un edificio llamó su atención.
Atentando contra toda lógica estaba sostenida por dos patas de gallina que, costrosas, la alzaban a gran altura. Nia no sabia si reír o cotillear. Aguantó la risa y decidió acercarse, asomándose por la ventana. No podía ver gran cosa salvo unos cuantos peluches. Se armó de valor, mientras aún tarareaba y, como si fuera lo más normal del mundo, llamó a la curiosa casa.
Atentando contra toda lógica estaba sostenida por dos patas de gallina que, costrosas, la alzaban a gran altura. Nia no sabia si reír o cotillear. Aguantó la risa y decidió acercarse, asomándose por la ventana. No podía ver gran cosa salvo unos cuantos peluches. Se armó de valor, mientras aún tarareaba y, como si fuera lo más normal del mundo, llamó a la curiosa casa.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
22/11/11, 07:48 pm
La casita era de madera, con un tejado a dos aguas y pintada en tonod pastel. Las ventanas eran altas y estrechas y el tirador de la puerta era una calavera de conejo. De la alta y retorcida chimenea salía humo, y un olor a pastas recién hechas escapaba al exterior.
-Va~ - se oyó una voz femenina tras la llamada de Nia, pero era muy improbable que el ser que abrió la puerta fuese dueño que aquella voz. Era un maniquí sin rostro que vestía un traje a medio hacer y cuyas piernas de bailarina parecían dos agujas de compás. Hizo una elegante reverencia a Nia antes de que su ama y creadora la apartase a un lado. Vestía un traje azul claro de mangas de globo, con un delantal blanco por debajo del pecho; el delantal tenía bolsillos con forma de conejitos, al igual que el que remataba su cofia, y el que adornaba el lazo de su cuello. También tenía un parche de gasa blanza en el ojo derecho.- ¿Qué te he dicho de abrir la puerta sin preguntar antes? Podría haber sido cualquiera- le riñó dama Puntada poniendo los brazos en jarras. Luego desvió su atención a Nia, y su ojo rojo como la sangre se paseó por el cuerpo de la chica, maravillado. Las náyades no eran frecuentes en Rocavarancolia y mucho menos fuera del agua.- ¡Esta sí que es una visita inesperada!- exclamó encantada entrelazando los dedos- Mi nombre es dama Puntada. ¿Puedo ayudarla en algo, señorita?
-Va~ - se oyó una voz femenina tras la llamada de Nia, pero era muy improbable que el ser que abrió la puerta fuese dueño que aquella voz. Era un maniquí sin rostro que vestía un traje a medio hacer y cuyas piernas de bailarina parecían dos agujas de compás. Hizo una elegante reverencia a Nia antes de que su ama y creadora la apartase a un lado. Vestía un traje azul claro de mangas de globo, con un delantal blanco por debajo del pecho; el delantal tenía bolsillos con forma de conejitos, al igual que el que remataba su cofia, y el que adornaba el lazo de su cuello. También tenía un parche de gasa blanza en el ojo derecho.- ¿Qué te he dicho de abrir la puerta sin preguntar antes? Podría haber sido cualquiera- le riñó dama Puntada poniendo los brazos en jarras. Luego desvió su atención a Nia, y su ojo rojo como la sangre se paseó por el cuerpo de la chica, maravillado. Las náyades no eran frecuentes en Rocavarancolia y mucho menos fuera del agua.- ¡Esta sí que es una visita inesperada!- exclamó encantada entrelazando los dedos- Mi nombre es dama Puntada. ¿Puedo ayudarla en algo, señorita?
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
22/11/11, 08:15 pm
Nia retrocedió de pronto cuando la puerta se abrió. No sabia porque pero no esperaba que estuviera habitada y lo más sorprendente, por lo que estaba habitada. Miró de arriba a abajo al maniquí aunque no le dio mucho tiempo ya que la dueña de la casa se presentó ante ella. Llevaba un vestido precioso que hizo que Nia mirase hacia abajo, hacia si misma, comprobando como tan solo llevaba con ella algunas joyas y recuerdos del mar. Nia jugueteo con los dedos atontada y la chica mostró aún más interés.
Probablemente por la chica medusa levitante que tiene en el porche
Le pregunta porque había llamado. Nia vaciló unos instantes. No se esperaba ni que le hubieran abierto la puerta. Simplemente le había llamado la atención la casa y decidió llamar.
-Em yo...verás...Vi esta casa y como era muy curiosa intenté mirar como era por dentro...y...he acabado llamando a tu puerta-dijo Nia dándose un suave golpe en la cabeza. Nia prosigio hablando.
-Me llamo Dama Urticaria-Nia hizo entonces una leve reverencia.-Un placer.-añadió con una sonrisa.
Probablemente por la chica medusa levitante que tiene en el porche
Le pregunta porque había llamado. Nia vaciló unos instantes. No se esperaba ni que le hubieran abierto la puerta. Simplemente le había llamado la atención la casa y decidió llamar.
-Em yo...verás...Vi esta casa y como era muy curiosa intenté mirar como era por dentro...y...he acabado llamando a tu puerta-dijo Nia dándose un suave golpe en la cabeza. Nia prosigio hablando.
-Me llamo Dama Urticaria-Nia hizo entonces una leve reverencia.-Un placer.-añadió con una sonrisa.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
23/11/11, 05:31 pm
-Encantada- respondió dama Puntada devolviéndole la reverencia.- Nunca vi a alguien como usted por aquí ¿es una nueva cosechada?- pero apenas hubo formulado la pregunta sonó un timbre a su espalda- ¡Ah, el horno!- exclamó girándose, pero fue una exclamación tan suave que no pareció tal.- Mejor no quedarnos en la puerta. ¿Por qué no pasa y se toma una taza de té conmigo? Seguro que podremos charlar más cómodamente- invitó a Nia a entrar cerró la puerta tras de sí. Empezó a dar órdenes silenciosas a las criaturas que correteaban por la casa, juguetes y peluches en su mayoría, y pronto la mesita de la cocina estuvo preparada.- ¿Le gusta el té con leche?- ofreció
La casa estaba decorada al estilo victoriano, todo en colores claros y lleno de pequeños detalles. La mesa estaba puesta con un mantel blanco bordado con picas y corazones, y sobre él había un juego de porcelana con delicados dibujos de rosas. Una puñeca de trapo le sirvió el té a Nia. Dama Puntada apagó el horno con un gesto y se sentó colocando las pastas recien hechas cuidadosamente en una bandeja y haciéndola flotar hasta la mesa. Cuando llegaron, sopló un hechizo de frío para no tener que esperar a que se enfriaran. Tenían formas de animalitos.
-¿Le gustan las pastas? Si no puedo ofrecerle otra cosa- dijo con una radiante sonrisa mientras se echaba tres terrones de azucar en el té.
La casa estaba decorada al estilo victoriano, todo en colores claros y lleno de pequeños detalles. La mesa estaba puesta con un mantel blanco bordado con picas y corazones, y sobre él había un juego de porcelana con delicados dibujos de rosas. Una puñeca de trapo le sirvió el té a Nia. Dama Puntada apagó el horno con un gesto y se sentó colocando las pastas recien hechas cuidadosamente en una bandeja y haciéndola flotar hasta la mesa. Cuando llegaron, sopló un hechizo de frío para no tener que esperar a que se enfriaran. Tenían formas de animalitos.
-¿Le gustan las pastas? Si no puedo ofrecerle otra cosa- dijo con una radiante sonrisa mientras se echaba tres terrones de azucar en el té.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
23/11/11, 07:19 pm
Nia asintio con la cabeza.
-Si. Soy cosechada de la ultima generacion. Entonces Nia escucho un sonido y miro por encima del hombro de la chica. Al poco la ofrece entrar y Nia, gustosamente, acepto su invitacion. Se moria de ganas de ver aquella curiosa casa por dentro. Nia entro en la estancia y pronto se puso a observar la sala. Un tropel de juguetes y peluches animados que correteaban atareados por el lugar dejaron fascinada a Nia que siguio a la chica adentro de la casa. Cuando llegaron a una mesita decorada. La anfitriona le pregunto a Nia si le gustaba el te. Nia no sabia muy bien que era exactamente pero decidio probarlo.
-Por supuesto.-
Una muñeca de trapo paso a servirle aquella bebida que Nia supuso que era te en una taza peculiar que nunca antes habia visto. Nia murmuro un gracias a la muñeca de trapo y se centro en las pequeñas galletas recien horneadas que su anfitriona le estaba ofreciendo. Nia las estudio con curiosidad y luego exclamo:
-Que monadas! Pero...tienen azucar? Mi especie no puede tomar azucar.-comento triste por sino podria probar alguna.-Sino, casi cualquier cosa me sirve...-
Nia observo sentada la casa por dentro. Sus paredes pintadas, sus decoraciones le recordaban a...
-Tienes una casa muy bonita.-comento.-Me recuerda a un juguete que siempre quise tener...-
-Si. Soy cosechada de la ultima generacion. Entonces Nia escucho un sonido y miro por encima del hombro de la chica. Al poco la ofrece entrar y Nia, gustosamente, acepto su invitacion. Se moria de ganas de ver aquella curiosa casa por dentro. Nia entro en la estancia y pronto se puso a observar la sala. Un tropel de juguetes y peluches animados que correteaban atareados por el lugar dejaron fascinada a Nia que siguio a la chica adentro de la casa. Cuando llegaron a una mesita decorada. La anfitriona le pregunto a Nia si le gustaba el te. Nia no sabia muy bien que era exactamente pero decidio probarlo.
-Por supuesto.-
Una muñeca de trapo paso a servirle aquella bebida que Nia supuso que era te en una taza peculiar que nunca antes habia visto. Nia murmuro un gracias a la muñeca de trapo y se centro en las pequeñas galletas recien horneadas que su anfitriona le estaba ofreciendo. Nia las estudio con curiosidad y luego exclamo:
-Que monadas! Pero...tienen azucar? Mi especie no puede tomar azucar.-comento triste por sino podria probar alguna.-Sino, casi cualquier cosa me sirve...-
Nia observo sentada la casa por dentro. Sus paredes pintadas, sus decoraciones le recordaban a...
-Tienes una casa muy bonita.-comento.-Me recuerda a un juguete que siempre quise tener...-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
26/11/11, 12:25 am
-A mi me recuerda al de un cuento... -comentó Dama Puntada siguiendo la dirección de la mirada de Nia- Un cuento de una bruja...- su expresión dulce se entristeció de pronto- Cuánto lo siento, de veras, pero tienen azúcar, y mucha. Verá, yo adoro las cosas dulces...- lo decía como si fuese algo malo- ¿Quiere tostadas pues? -chasqueó los dedos, y dos rebanadas de pan tostado saltaron de una tostadora de pantomima que había en la encimera detrás de la demiurga. Sus creaciones no tardaron en ponerlas en un plato y presentárselas a Nia con algo de mantequilla- La mantequilla de esta ciudad es deliciosa, yo la prefiero a la de mi mundo...- dijo recuperando su sonrisa- ¿Sabes? Hace poco conocí a un chico de tu cosecha, un jovencito azul encantador... Aceptó gustoso tomar el té conmigo y -se sonrojó un poco- tal vez lo retuve demasiado, pero llevaba tanto tiempo sin hablar con nadie... Y también tenía una transformación interesante... Hmmm ¿cómo se llamaba aqué chico?- dama Puntada se llevó el índice a los labios en un gesto pensativo, tratando de recordar el nombre de su último invitado- ¿Koval? -se preguntó a sí misma ladeando la cabeza, y rápidamente volvió a sonrojarse- Disculpeme, soy horrible para los nombres -rió, y durante un instante no quedó claro si de verdad no se acordaba del nombre del chico o fingía no acrodarse- Oh, ¿sería tan amable de contarme cosas de su coasecha? Si no le importa, claro... -pidió educadamente cambiando repentinamente de tema- Tengo mucha curiosidad... Esta cosecha ha traído a mucha gente interesante a la ciudad... Podemos notarlo...- remarcó ese podemos, tal vez en referencia a sus criaturas, tal vez a alguien más...
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
27/11/11, 04:20 pm
Nia ladeó la cabeza cuando la chica habló de su casa diciendo que le parecia un cuento, una casa de una bruja. A Nia le parecia una casa bonita. No habia leido ningun cuento de una casa con patas de gallina y sirvientes de peluche pero no parecia la casa de una bruja.
Nia asintio ante la oferta de las tostadas. No queria ser descortés con su anfitriona. Probó un bocado de la tostada y sonrio.
-¡Está delicioso!-exclamó.
A continuación se puso a contarle sobre un chico que le sonaba a Gael solo que se habia presentado ante ella como Koval, justo como ella habia hecho lo que Nia abriera mucho los ojos en sorpresa.
-Si le conozco desde hace tiempo. Somos muy cercanos...-dijo sin saber muy bien como definirlo. Le preguntó entonces por cosas de su cosecha.
-Pues...No soy la más adecuada para esto ya que he perdido el contacto con el grupo...-dijo, triste.-Pero la mayoria son un grupo de chicos excelentes con mucho potencial y yo soy siempre quien no pega.-dijo algo melancolica.-Todos vienen del mismo mundo vinculado, salvo yo y otro. Por eso estamos algo excluidos...-
Las dos damas siguieron hablando largo y tendido hasta que cayó la noche y Nia se encontraba agotada de haber estado todo el día fuera del agua. Se despidio cordialmente de su anfitriona y, tras dar las gracias salio por la puerta. Tendria que volver a la torre dentro de poco. O no...Nia sintio que queria pasar una larga temporada en el mar...Una muy larga temporada. Le daba pena por los demás que le echarian de menos, bueno, siempre podian a ir a visitarla...Pero Nia de verdad que tenia urgencia por ir. Invocó al lacayo y le hizo buscar a Gael para que le dijera a donde iba y por cuanto tiempo iba y que no le importaria si le viniese a visitar a menudo.
Nia no supo que más decirle. Era un pronto que tuvo. Necesitaba sincronizarse finalmente con el mar para poder hacer su vida plenamente. Y así, la pequeña que una vez se hizo llamar Nia, recorrío el camino que hacen todas las cosas en algun momento, fue hacia el mar.
Nia asintio ante la oferta de las tostadas. No queria ser descortés con su anfitriona. Probó un bocado de la tostada y sonrio.
-¡Está delicioso!-exclamó.
A continuación se puso a contarle sobre un chico que le sonaba a Gael solo que se habia presentado ante ella como Koval, justo como ella habia hecho lo que Nia abriera mucho los ojos en sorpresa.
-Si le conozco desde hace tiempo. Somos muy cercanos...-dijo sin saber muy bien como definirlo. Le preguntó entonces por cosas de su cosecha.
-Pues...No soy la más adecuada para esto ya que he perdido el contacto con el grupo...-dijo, triste.-Pero la mayoria son un grupo de chicos excelentes con mucho potencial y yo soy siempre quien no pega.-dijo algo melancolica.-Todos vienen del mismo mundo vinculado, salvo yo y otro. Por eso estamos algo excluidos...-
Las dos damas siguieron hablando largo y tendido hasta que cayó la noche y Nia se encontraba agotada de haber estado todo el día fuera del agua. Se despidio cordialmente de su anfitriona y, tras dar las gracias salio por la puerta. Tendria que volver a la torre dentro de poco. O no...Nia sintio que queria pasar una larga temporada en el mar...Una muy larga temporada. Le daba pena por los demás que le echarian de menos, bueno, siempre podian a ir a visitarla...Pero Nia de verdad que tenia urgencia por ir. Invocó al lacayo y le hizo buscar a Gael para que le dijera a donde iba y por cuanto tiempo iba y que no le importaria si le viniese a visitar a menudo.
Nia no supo que más decirle. Era un pronto que tuvo. Necesitaba sincronizarse finalmente con el mar para poder hacer su vida plenamente. Y así, la pequeña que una vez se hizo llamar Nia, recorrío el camino que hacen todas las cosas en algun momento, fue hacia el mar.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
derp
08/12/11, 07:34 pm
La comida. Desde dónde estoy ya se huele, y no puedo evitar relamerme por el olor de la comida que se percibe. Agarro con más fuerza si cabe la lanza; la situación del lugar donde nos encontrábamos no es precisamente la mejor como para confiarse mucho. Seguramente podrías acabar un poquito... muerto o algo peor, la verdad.
-Quedaos aquí. Ya voy yo a por las cestas, a no ser que queráis morir conmigo. -suelto una risa demente. De repente, me siento eufórico. No sé por qué.
Cojo las cestas y vuelvo a paso lento hacia donde los demás se encuentran. Puede que pueda mangar algo de las cestas si nadie se da cuenta. No sería mala idea, teniendo en cuenta que no he desayunado y el estómago me ruge. Desecho la idea al momento. Robar no es un buen segundo comienzo después de montar un espectáculo queriendo asesinar a una compañera. Llego a donde están y reparto las cestas.
-Nos vamos
Continúa en Torreón Maciel.
-Quedaos aquí. Ya voy yo a por las cestas, a no ser que queráis morir conmigo. -suelto una risa demente. De repente, me siento eufórico. No sé por qué.
Cojo las cestas y vuelvo a paso lento hacia donde los demás se encuentran. Puede que pueda mangar algo de las cestas si nadie se da cuenta. No sería mala idea, teniendo en cuenta que no he desayunado y el estómago me ruge. Desecho la idea al momento. Robar no es un buen segundo comienzo después de montar un espectáculo queriendo asesinar a una compañera. Llego a donde están y reparto las cestas.
-Nos vamos
Continúa en Torreón Maciel.
No me saqéis de quicio.... U os mataré y me comeré vuestro páncreas.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Personajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
08/12/11, 09:18 pm
Sigo a Sezk junto con el Kaiser preguntandome que pintaba al lado de estos dos paseando por las peligrosas calles de una ciudad para conseguir comida, una vez llegamos Sezk parecio oler algo y nos dijo que nos esperaramos. yo no le hice caso, y le segui, el no podria con toda la comida solo...sabia que se iba a enfadar, pero por el bien de todos debia ir, asi que siguiendole llegue a donde estaban las cestas y cogi la comida de ellas
junto con el trajimos la comida aue habiamos cogidos, por fin, ya tenia ganas de volver al torreon... debia estarle agradecido, el lagarto aunque a lo mejor fuera porque estaba un poco loco habia ido sin pensarselo a coger la comida arriesgandose por nosotros, debia ser muy valiente....
-Gracias-dije
Cogi parte de la comida para que todos fueramos igual de cargadosy volvimos a Maciel
(Sigue en Torreon Maciel)
junto con el trajimos la comida aue habiamos cogidos, por fin, ya tenia ganas de volver al torreon... debia estarle agradecido, el lagarto aunque a lo mejor fuera porque estaba un poco loco habia ido sin pensarselo a coger la comida arriesgandose por nosotros, debia ser muy valiente....
-Gracias-dije
Cogi parte de la comida para que todos fueramos igual de cargadosy volvimos a Maciel
(Sigue en Torreon Maciel)
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
17/12/11, 02:52 pm
La extraña casita caminaba por los callejones sobre sus patas de gallo. En su interior, que curiosamente parecía totalmente ajeno al traqueteo de la vivienda, dama Puntada se arreglaba sentada en su tocador. Se aplicó polvos blancos en la piel que la palidecieron más si cabe, y se pintó los labios de carmesí, el mismo carmesí de su vestido de fruncidos y volantes. La joven dama cogió el frasquito de kohl y lo removió con un aplicador delicadamente tallado, a continuación, se repasó las pestañas con negro. Sin duda, lo que ante ella había, lo que se reflejaba en el espejo, era una muñeca, una delicada y preciosa muñeca de piel perfecta, labios perfectos, ojos perfectos. Esa era la imagen para la que había vivido, y esa era la imagen para la que viviría hasta el fin de sus días. A pesar de sus casi veinte años su rostro mantenía la candidez del de una niña, sus rasgos suaves hechos en pura porcelana y sus formas infantiles que ni siquiera sus generosas curvas habían empañado. Incluso después de tantas lunas, dama Puntada mantenía el deseo de su padre, la dulce y perversa identidad que él le había dado. Se retiró el parche con forma de corazón que le cubría el ojo herido, aquel que ya había traido de la Tierra, sin embargo, aquel ojo no estaba dañado en absoluto. Dama Puntada aplicó el kohl sobre las grises pestañas, y estas absorvieron el color inmediatamente, volviendo a su estado original. Siempre la misma rutina siempre el mismo resultado, y aun así dama Puntada jamás dejaría de repetirla. El ojo carecía de color, todo era una amalgama de grises vaídos que se extendían por toda la cuenca llegando hasta las fronteras de lo que el parche cubría. En aquel ojo falso de cristal mágic se encontraba comprendido todo el gris que debería haber cubrido su piel, y todo su poder como demiurga. Su ojo enfermo había sido tan solo una pequeña parte de lo que había pagado por mantener su perfecta imagen de muñeca. Su belleza era un capricho dado por un diablo que tomaba nombre de nada, y ese diablo se reflejaba ahora tras ella.
-Buenas tardes, querida- saludó Nihil con voz aterciopelada, elegantemente ataviada con un vestido de terciopelo negro, en cuyo corsé estaba engastado el ojo cristalizado de dama Puntada.
-¿A que se debe su visita, si es que puedo saberlo?- preguntó la dama como única respuesta, la mirada fija en sus manos.
-Quiero hacerle un regalo a un niño, un niño encantador, y necesito tu ayuda...
-¿Quién es ese niño? ¿Uno de los nuevos cachorros?- preguntó, temerosa de que la locura de la súcubo acabase obligándola a romper las sagradas leyes de la ciudad.
-Ni hablar, se trata de un niño muy especial y ya transformado- aclaró, tranquilizando a Puntada.- Sabes que jamás apuesto por candidatos a cadáver como no sea para entregarles sus cuerpos a Siloco. Por cierto que este chico es también alumno suyo...
-En ese caso permítame cambiarme antes de marchar, estas ropas no son adecuadas...- pidió dama Puntada dejando el tocador y desapareciendo en su vestidor.
Sigue en el Cementerio.
-Buenas tardes, querida- saludó Nihil con voz aterciopelada, elegantemente ataviada con un vestido de terciopelo negro, en cuyo corsé estaba engastado el ojo cristalizado de dama Puntada.
-¿A que se debe su visita, si es que puedo saberlo?- preguntó la dama como única respuesta, la mirada fija en sus manos.
-Quiero hacerle un regalo a un niño, un niño encantador, y necesito tu ayuda...
-¿Quién es ese niño? ¿Uno de los nuevos cachorros?- preguntó, temerosa de que la locura de la súcubo acabase obligándola a romper las sagradas leyes de la ciudad.
-Ni hablar, se trata de un niño muy especial y ya transformado- aclaró, tranquilizando a Puntada.- Sabes que jamás apuesto por candidatos a cadáver como no sea para entregarles sus cuerpos a Siloco. Por cierto que este chico es también alumno suyo...
-En ese caso permítame cambiarme antes de marchar, estas ropas no son adecuadas...- pidió dama Puntada dejando el tocador y desapareciendo en su vestidor.
Sigue en el Cementerio.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
31/01/12, 09:55 pm
Vlad atravesaba las oscuras, lúgubres, estrechas y silenciosas calles de la ciudad a paso rápido y seguro. Tenía los cinco sentidos clavados en cada sombra, en cada esquina, en cada recoveco, en cada paso que sonaba tras de sí. Los edificios en ruinas se le antojaban ciclópeos esqueletos cubiertos del polvo del abandono del tiempo. Sus vacíos cráneos de piedra mohosa y de argamasa quebrada seguían cada uno de sus movimientos. Desde el fondo sus secas cuencas vacías cubiertas de herrumbrosos barrotes, sombras imperceptibles se movían cómo ojos espectrales para seguirlos con su ficticia mirada.
Sólo el tímido arrullo del viento al soplar rompía el silencio eventualmente, cómo leves suspiros de la cripta.
A Vladimir todo aquello no le gustaba. Ni un pelo. Siempre le había costado discernir entre la realidad y la paranoia, pero aquella ciudad era el colmo que su mente le permitía aguantar. Para mayor frustración del conde, su frío recapacitar se veía ofuscado por extraños pensamientos.
Desde la mañana, sutiles voces aterciopeladas habían estado susurrándole al oído, cómo la seda que ondea bajo la brisa, turbadoras proposiciones. Prometían saciar su apetito, haciéndole saber que en su interior un apetito del que no tenía constancia le estaba carcomiendo las entrañas. Para ello, con lujurioso tono le ofrecían desconocidas caricias, néctares ignotos, besos prohibidos, ritos oscuros y y ardientes. Sólo debía arrodillarse, dejarse llevar; rendirse al deseo y convertirse en la bestia que dormía en su interior...
Pero, haciendo acopio de fuerza de voluntad, Vladimir se sacudía aquellos pensamientos con violencia, haciendo un cada vez más titánico esfuerzo para mantener la mente fría cómo un témpano. Estaba desconcertado; incluso, aunque no quisiera reconocerlo, un poco asustado. Pero era un maestro de las mascaradas y de las apariencias, por lo que mantuvo su serio semblante habitual. Aun así, no pudo reprimir cierto deje de odio y rabia en su gesto, dando así la impresión de que era presa de un sutil pero molesto enfado.
Se había percatado en sus momentos de lucidez de que había ciertas marcas por la ciudad. Toscas flechas dibujadas en las paredes y otras señales sutiles pero reconocibles. No tenía muy claro si aquello les guiaría a una trampa, a los alimentos u a otra sorpresa. Pero la ruta que seguían, guiados por el olfato de Sezk, parecía coincidir más o menos con las indicaciones. Eso podía ser una buena señal... o no. Aquella ciudad era ciertamente traicionera.
Sólo el tímido arrullo del viento al soplar rompía el silencio eventualmente, cómo leves suspiros de la cripta.
A Vladimir todo aquello no le gustaba. Ni un pelo. Siempre le había costado discernir entre la realidad y la paranoia, pero aquella ciudad era el colmo que su mente le permitía aguantar. Para mayor frustración del conde, su frío recapacitar se veía ofuscado por extraños pensamientos.
Desde la mañana, sutiles voces aterciopeladas habían estado susurrándole al oído, cómo la seda que ondea bajo la brisa, turbadoras proposiciones. Prometían saciar su apetito, haciéndole saber que en su interior un apetito del que no tenía constancia le estaba carcomiendo las entrañas. Para ello, con lujurioso tono le ofrecían desconocidas caricias, néctares ignotos, besos prohibidos, ritos oscuros y y ardientes. Sólo debía arrodillarse, dejarse llevar; rendirse al deseo y convertirse en la bestia que dormía en su interior...
Pero, haciendo acopio de fuerza de voluntad, Vladimir se sacudía aquellos pensamientos con violencia, haciendo un cada vez más titánico esfuerzo para mantener la mente fría cómo un témpano. Estaba desconcertado; incluso, aunque no quisiera reconocerlo, un poco asustado. Pero era un maestro de las mascaradas y de las apariencias, por lo que mantuvo su serio semblante habitual. Aun así, no pudo reprimir cierto deje de odio y rabia en su gesto, dando así la impresión de que era presa de un sutil pero molesto enfado.
Se había percatado en sus momentos de lucidez de que había ciertas marcas por la ciudad. Toscas flechas dibujadas en las paredes y otras señales sutiles pero reconocibles. No tenía muy claro si aquello les guiaría a una trampa, a los alimentos u a otra sorpresa. Pero la ruta que seguían, guiados por el olfato de Sezk, parecía coincidir más o menos con las indicaciones. Eso podía ser una buena señal... o no. Aquella ciudad era ciertamente traicionera.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
01/02/12, 11:49 pm
Toima chasqueó la lengua cuando otra posibilidad disparatada se aparecio ante él. ¿Y si Sezk estaba pensando lo mismo? En ese caso, si daba él el primer paso, Sezk se quedaria de brazos cruzados, esperando a acabar con el vencedor. No, no, no. Toima nunca le habia tenido miedo a la muerte, puesto que nunca habia tenido esperanzas, pero, al estar en la situación a la que estaba, con las personas con las que se habia obligado a convivir, habia desarrollado dentro de él un fragmento de esperanza. Queria que alguien le llamara por su nombre de una manera cálida y dulce, y, aunque lo odiase, no podia evitar sonreir amargamente al darse cuenta de que eso nunca pasaria. Siempre seria un loco, atado a la cordura por unas pastillas, pastillas que por cierto se estaban agotando.
Su vida iba bien como estaba. El grupo le necesitaba y eso le hacia sentirse importante, requerido y debia de admitir que le encantaba aquella sensación. Tener manos para proteger y no para matar. Esa era su meta.
Pero que gilipollas que soy. Mi futuro está en blanco, soy un depredador solo y moriré entre depredadores.
Se habia olvidado por completo de que estaba debatiendose internamente. Preferia seguir atado por las cadenas del comportamiento y modales impuestas por el conde que el verle o verse tirado en el fango desangrandose. Se palmeó la cara y se puso atento a su alrededor. Sombras y susurros del viento. El polvo y lo que no era polvo se arrastraba por aquellas calles. Toima estaba listo. Habia salido del torreón con la idea de matar a sus dos acompañantes y ahora daria la vida por para salvar la de ellos.
Los dedos del Ulterano jugeteaban en su palma desnuda, preparada para llenarse de acero asesino en cualquier momento. Dejó que su oido y olfato le alertaran de los callejones contiguos mientras que, la vista, la tenia clavada al frente. Se dirigio a Sezk, sin armar apenas ruido, como si temiera despertar a un animal dormido.
-¿Queda mucho?-
Su vida iba bien como estaba. El grupo le necesitaba y eso le hacia sentirse importante, requerido y debia de admitir que le encantaba aquella sensación. Tener manos para proteger y no para matar. Esa era su meta.
Pero que gilipollas que soy. Mi futuro está en blanco, soy un depredador solo y moriré entre depredadores.
Se habia olvidado por completo de que estaba debatiendose internamente. Preferia seguir atado por las cadenas del comportamiento y modales impuestas por el conde que el verle o verse tirado en el fango desangrandose. Se palmeó la cara y se puso atento a su alrededor. Sombras y susurros del viento. El polvo y lo que no era polvo se arrastraba por aquellas calles. Toima estaba listo. Habia salido del torreón con la idea de matar a sus dos acompañantes y ahora daria la vida por para salvar la de ellos.
Los dedos del Ulterano jugeteaban en su palma desnuda, preparada para llenarse de acero asesino en cualquier momento. Dejó que su oido y olfato le alertaran de los callejones contiguos mientras que, la vista, la tenia clavada al frente. Se dirigio a Sezk, sin armar apenas ruido, como si temiera despertar a un animal dormido.
-¿Queda mucho?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
05/02/12, 07:53 pm
Vladimir continuó caminando entre las silenciosas y tortuosas calles, cada vez más laberínticas y estrechas, que se extendían sinuosamente hacia el infinito. Aunque estaba siguiendo las indicaciones de Sezk, de cuya habilidad olfativa se fiaba, estaba comprobando que las direcciones que tomaban coincidían curiosamente con las marcas de los edificios. Pautas que se repetían, grabadas en la madera y en la piedra, indicando el camino. Alguien que hubiera pasado despreocupadamente por la zona quizás hubiera pasado por alo las señales, confundiéndolas con un desperfecto más entre otros muchos de las ruinas de la ciudad. Pero Vlad tenía todos los sentidos puestos en su alrededor, en cada movimiento, cada olor, cada sombra, cada movimiento.
Finalmente, alcanzaron a ver las vituallas. Tomó la espada larga de su funda en la espalda y la desenfundó. Su sexto sentido pesimista le advertía de que las cosas no podían ser tan fáciles. Rezaba para que se equivocara. Aunque, bien pensado, ¿A quién le iba a rezar él?
El Conde había recibido una educación religiosa ortodoxa. Aunque con los años se había percatado de que toda aquella parafernalia de ritos vacíos y de cánticos que se perdían en la oscuridad no era más que una de entre tantas tretas inventadas para comprar las mentes de los creyentes a cambio de fe sin sentido.
Tras su estancia en aquella oscura ciudad, comenzaba a plantearse la existencia de una entidad, o varias, tras todos aquellos prodigios que había presenciado. Aunque también dudaba de que fueran susceptibles de ser convencidos a través de patéticas súplicas. ¿Serían siquiera criaturas benevolentes, o lo que realmente aparentaban ser: criaturas crueles y caprichosas?
Agitó de nuevo la cabeza, exasperado, mientras aferraba con más fuerza la empuñadura de la espada. Debía mantener la mente despejada y centrada en su entorno y en su misión. Se acercó lentamente a las cestas, con la mirada corriendo de esquina a esquina, escrutando las tinieblas en busca de peligros.
Cuando finalmente las alcanzó, tomó unas cuantas y les hizo un gesto a sus compañeros para que hicieran lo mismo. Después de tenerlas todas encima, les dijo:
-Deberíamos apresurarnos, señores. No me gusta cómo se está poniendo la cosa… Está todo muy tranquilo. Demasiado. Es la calma que precede a la tempestad, me temo. Su idea de ir al palacete es interesante, pero quizás deberíamos posponerlo a otro viaje, pues me gustaría llegar cuanto antes al torreón con lo obtenido. Esta parte de la ciudad puede resultar muy prometedora. Ruinas que pueden estar por saquear. Sugiero pues, señores, que no dilatemos más la espera y que nos pongamos inmediatamente a buscar el material. Recuerden: Papel u otro soporte de escritura, cómo papiro o pergamino. O cualquier cosa que nos pueda resultar útil. Usen su imaginación.
Sin esperar a que reaccionaran, se acercó a paso decidido a uno de los edificios más cercanos. La destartalada puerta carcomida por los años no parecía estar en disposición de oponer demasiada resistencia. El conde se plantó delante, pensativo, durante unos instantes, pensando en cómo abrirla.
Pero su mente, que se negaba a seguir los dictados de su voluntad, decidió irse por otros derroteros. Los susurros volvieron a acariciarle el oído con sus aterciopeladas lenguas. Le hicieron creer que el sepulcral silencio era roto en la lejanía por disimulados y ahogados gemidos que se perdían en el horizonte, movidos y camuflados por el soplo del viento. Le sugirieron lo que podía estar provocando aquellos gemidos alucinógenos, que se mantenían a caballo entre el umbral auditivo y la pura fantasía. Le hicieron imaginar cuerpos refugiados del viento en la oscuridad, protegidos de él por el calor y el pegajoso tacto dulzón de la piel ajena. Pensó en esos cuerpos retorciéndose convulsos en la oscuridad, mientras lascivas lenguas se buscaban en las tinieblas y…
Volviendo a la realidad de sopetón, se sintió airado y molesto ante la impotencia. ¿Qué demonios era aquello que lo atormentaba desde las recónditas cavernas de su mente?
Secretamente enfurecido, dio una patada a la desvencijada puerta. Los goznes chirriaron, oxidados, y la madera lanzó un seco quejido antes de quebrarse y caer al suelo, destrozada.
Y sin más dilación, entró en el edificio.
Finalmente, alcanzaron a ver las vituallas. Tomó la espada larga de su funda en la espalda y la desenfundó. Su sexto sentido pesimista le advertía de que las cosas no podían ser tan fáciles. Rezaba para que se equivocara. Aunque, bien pensado, ¿A quién le iba a rezar él?
El Conde había recibido una educación religiosa ortodoxa. Aunque con los años se había percatado de que toda aquella parafernalia de ritos vacíos y de cánticos que se perdían en la oscuridad no era más que una de entre tantas tretas inventadas para comprar las mentes de los creyentes a cambio de fe sin sentido.
Tras su estancia en aquella oscura ciudad, comenzaba a plantearse la existencia de una entidad, o varias, tras todos aquellos prodigios que había presenciado. Aunque también dudaba de que fueran susceptibles de ser convencidos a través de patéticas súplicas. ¿Serían siquiera criaturas benevolentes, o lo que realmente aparentaban ser: criaturas crueles y caprichosas?
Agitó de nuevo la cabeza, exasperado, mientras aferraba con más fuerza la empuñadura de la espada. Debía mantener la mente despejada y centrada en su entorno y en su misión. Se acercó lentamente a las cestas, con la mirada corriendo de esquina a esquina, escrutando las tinieblas en busca de peligros.
Cuando finalmente las alcanzó, tomó unas cuantas y les hizo un gesto a sus compañeros para que hicieran lo mismo. Después de tenerlas todas encima, les dijo:
-Deberíamos apresurarnos, señores. No me gusta cómo se está poniendo la cosa… Está todo muy tranquilo. Demasiado. Es la calma que precede a la tempestad, me temo. Su idea de ir al palacete es interesante, pero quizás deberíamos posponerlo a otro viaje, pues me gustaría llegar cuanto antes al torreón con lo obtenido. Esta parte de la ciudad puede resultar muy prometedora. Ruinas que pueden estar por saquear. Sugiero pues, señores, que no dilatemos más la espera y que nos pongamos inmediatamente a buscar el material. Recuerden: Papel u otro soporte de escritura, cómo papiro o pergamino. O cualquier cosa que nos pueda resultar útil. Usen su imaginación.
Sin esperar a que reaccionaran, se acercó a paso decidido a uno de los edificios más cercanos. La destartalada puerta carcomida por los años no parecía estar en disposición de oponer demasiada resistencia. El conde se plantó delante, pensativo, durante unos instantes, pensando en cómo abrirla.
Pero su mente, que se negaba a seguir los dictados de su voluntad, decidió irse por otros derroteros. Los susurros volvieron a acariciarle el oído con sus aterciopeladas lenguas. Le hicieron creer que el sepulcral silencio era roto en la lejanía por disimulados y ahogados gemidos que se perdían en el horizonte, movidos y camuflados por el soplo del viento. Le sugirieron lo que podía estar provocando aquellos gemidos alucinógenos, que se mantenían a caballo entre el umbral auditivo y la pura fantasía. Le hicieron imaginar cuerpos refugiados del viento en la oscuridad, protegidos de él por el calor y el pegajoso tacto dulzón de la piel ajena. Pensó en esos cuerpos retorciéndose convulsos en la oscuridad, mientras lascivas lenguas se buscaban en las tinieblas y…
Volviendo a la realidad de sopetón, se sintió airado y molesto ante la impotencia. ¿Qué demonios era aquello que lo atormentaba desde las recónditas cavernas de su mente?
Secretamente enfurecido, dio una patada a la desvencijada puerta. Los goznes chirriaron, oxidados, y la madera lanzó un seco quejido antes de quebrarse y caer al suelo, destrozada.
Y sin más dilación, entró en el edificio.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
05/02/12, 08:11 pm
Una chica alzó la mirada ante la intrusión, girándose hacia la puerta de forma brusca. Tenía el pelo sucio y enredado y la ropa hecha harapos. Sus ojos se abrieron como platos y una expresión de puro terror se dibujó en su rostro. Se levantó de forma atropellada, y estaba a punto de decir algo cuando el pie de Vlad pisó una tabla pintada de rojo que casi no se distinguía debido al polvo y a los trastos que llenaban el suelo. La trampa se activó, y una multitud de pinchos surgieron del suelo y del techo, triturando a la pobre chica sin que a esta le hubiese dado tiempo siquiera de advertir a los otros. Las púas metálicas se retiraron y en el suelo tan solo quedó una masa sanguinolenta que antes había sido una cosechada.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
05/02/12, 11:55 pm
Toima siguio al conde alerta. Finalmente llegaron a las cestas, repletas de comida. Un escalofrio le dio a Toima un aviso sobre su situación. No debian bajar la guardia o por el contrario algo horrible podria sucederles. Toima se soltó la coleta y usó tres de sus tentaculos de pelo para cargar con las cestas. Preferia tener las manos libres para lanzar cuchillos. Vlad insiste en seguir buscando materiales que puedan ser de utilidad. Toima no podia imaginarse que podia ser de utilidad salvo un fuerte, comida y armas asi que confio en su instinto.
-Coincido.-dijo Toima respaldando la decisión del conde.
Vlad decidio entrar a una casa, derribando la puerta en seco. No parecia él mismo, estaba nervioso y algo fuera de si. Toima comenzó a preocuparse. No sabia que le pasaba a Vlad pero tenia muy claro que se debia a la ciudad. La ciudad les estaba cambiando a todos. Entraron en la casa levantando polvo y pisando fuerte. Fuera quien viviera ahí, sin duda les habria escuchado. Toima preparó sus cuchillos y al instante que notó un movimiento varios de ellos se asomaron al final de sus manos.
El Ulterano relajó su postura al comprobar que tan solo se trataba de una mugrienta mujer. ¿podria ser una cosechada tambien? Toima no recordaba su cara, pero eso no era nuevo. Al instante, hecha un manojo de nervios se intentó poner de pie y los siguientes segundos transcurrieron demasiado rápido. Vlad comenzó a andar por la estancia. La chica se alarmó cuando su pie estuvo a punto de pisar una tabla diferente, camuflada entre la suciedad y desorden del lugar. Toima pudo comprobar en menos de un segundo como la mirada de la chica pasaba de nervios y miedo a puro terror. Toima tenia que actuar rápido.
Venga cuerpo no me falles
-¡Vlad! ¡Detente! ¡Es una-pero la voz de Toima llegó tarde al conde mientras pisaba la tabla y accionaba la trampa que puso en marcha un mecanismo sádico que torturó a la chica en segundos. Toima se quedó congelado. La muerte de alguien nunca le habia provocado esos sentimientos que estaba experimentando. Dolor y frustración.
-joder, joder, jodeerrr...¡¡JODER!!-gritó iracundo.-Esta casa tiene jodidas trampas. Mierda ¿quien era?-no podia relajarse aunque lo intentara. Acababa de morir una persona inocente porque el era muy lento. Lo que más le preocupaba en ese momento era que eso nunca le habia preocupado.
-Vlad, vamonos de aqui-dijo Toima retrocediendo por donde habia pisado.-No puedo pro-se cortó a si mismo.-No puedo luchar contra algo que no veo. Las trampas son las armas de los cobardes...-dijo y no dio un paso más hacia atras, esperando a ver si el conde retrocedia o no.
No hagas ninguna gilipollez. Por favor
-Coincido.-dijo Toima respaldando la decisión del conde.
Vlad decidio entrar a una casa, derribando la puerta en seco. No parecia él mismo, estaba nervioso y algo fuera de si. Toima comenzó a preocuparse. No sabia que le pasaba a Vlad pero tenia muy claro que se debia a la ciudad. La ciudad les estaba cambiando a todos. Entraron en la casa levantando polvo y pisando fuerte. Fuera quien viviera ahí, sin duda les habria escuchado. Toima preparó sus cuchillos y al instante que notó un movimiento varios de ellos se asomaron al final de sus manos.
El Ulterano relajó su postura al comprobar que tan solo se trataba de una mugrienta mujer. ¿podria ser una cosechada tambien? Toima no recordaba su cara, pero eso no era nuevo. Al instante, hecha un manojo de nervios se intentó poner de pie y los siguientes segundos transcurrieron demasiado rápido. Vlad comenzó a andar por la estancia. La chica se alarmó cuando su pie estuvo a punto de pisar una tabla diferente, camuflada entre la suciedad y desorden del lugar. Toima pudo comprobar en menos de un segundo como la mirada de la chica pasaba de nervios y miedo a puro terror. Toima tenia que actuar rápido.
Venga cuerpo no me falles
-¡Vlad! ¡Detente! ¡Es una-pero la voz de Toima llegó tarde al conde mientras pisaba la tabla y accionaba la trampa que puso en marcha un mecanismo sádico que torturó a la chica en segundos. Toima se quedó congelado. La muerte de alguien nunca le habia provocado esos sentimientos que estaba experimentando. Dolor y frustración.
-joder, joder, jodeerrr...¡¡JODER!!-gritó iracundo.-Esta casa tiene jodidas trampas. Mierda ¿quien era?-no podia relajarse aunque lo intentara. Acababa de morir una persona inocente porque el era muy lento. Lo que más le preocupaba en ese momento era que eso nunca le habia preocupado.
-Vlad, vamonos de aqui-dijo Toima retrocediendo por donde habia pisado.-No puedo pro-se cortó a si mismo.-No puedo luchar contra algo que no veo. Las trampas son las armas de los cobardes...-dijo y no dio un paso más hacia atras, esperando a ver si el conde retrocedia o no.
No hagas ninguna gilipollez. Por favor
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て 欺 い 。
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