Idris

Era la idea de poder nadar en un lago desconocido y quizás pescar alguna cosa lo que más había atraído a Sekk de aquel plan, pues aunque quería mucho a sus amigos hacía muchísimo tiempo que no se zambullía en aguas amables y echaba de menos las sensaciones que eso suponía. Organizarlo todo había sido un poco difícil, sobre todo para cuadrar la fecha, pero el entusiasmo general había contribuido a hacer todo más ameno y el día señalado la mayoría quedó junto al portal para cruzarlo cargados de bártulos. El berseker, además de su mochila, llevaba una nevera grande, las cosas para montar la barbacoa y unas cañas de pescar que había construido él mismo. Su atuendo consistía en el bañador dorado de flores que le había comprado a Isis, una camisa abierta y las gafas de sol, y en cuanto sintió el aire de Idris en la piel se le escapó un suspiro de satisfacción.

Los hechizos de translocación que les llevaron rápidamente hasta el lugar escogido no le permitieron ver demasiado del paisaje alienígena, pero en cuanto llegaron al lago fueron recibidos con unas vistas increíbles. El color de las aguas, de un violeta intenso, le recordaban a algunos de los mares de su propio mundo, por lo que casi había cierta familiaridad en todo aquello, y aunque le faltaba el olor salobre de la brisa marina en su opinión era un día estupendo para hacer un picnic.
—Espero que sí los haya, porque si no la cena va a ser escueta. —le respondió a Ruth con una sonrisa, sumando sus cosas al montón que ya se estaba formando cerca de la orilla.

Amarok no tardó en salir a corretear por la inmediaciones y el intara no pudo evitar seguir sus movimientos con la mirada, estirando en el sitio para quitarse el entumecimiento de encima. En ese momento una figura aún más rápida que la del kerlax surgió repentinamente del banco de niebla que rodeaba convenientemente la playa, un borrón grisáceo al que siguió de cerca una voz conocida en sus cabezas. Varsai llegaba tarde y se apresuró a disculparse por ello, pero sin detener un ápice su carrera se zambulló directamente en el agua recuperando su forma original a mitad del salto.
—Yo diría que montemos ya la zona de acampada y así nos lo quitamos de encima —le respondió a la animorfa cuando ésta se les unió por fin—. ¿Qué os parece? —preguntó mirando a los demás.

Su sonrisa se ensanchó con satisfacción ante las reacciones de sus amigos, que parecían encantados con el lugar. Se acercó a Isis y Ayne y dejó allí la primera mesa, seguida de las sillas.
—Yo he traído dos mesas plegables y sillas para todos —dijo en respuesta al anima—. También tengo parte de la comida, el resto lo tiene Eara. Pero aún es algo pronto para comer y tal vez pueda venir más gente al final.

Se acercó entonces a Ruth, que había hecho una pregunta y le hizo un gesto para que se acercase a la orilla con ella, dejando escapar una breve risa ante la respuesta de Sekk.
—No están completamente llenos de ellos, pero sí que viven algunas especies pequeñas en el lago —le respondió, sin dejar de mirar a la superficie. Una sombra le hizo señalar a las agua violáceas—. Mira, ahí viene uno.
El pez, como si fuese consciente de que lo estaban mirando y quisiera exhibirse, dio un salto muy cerca de la orilla, revelando una forma similar a la de una carpa con colores azulados y verdes.
>>Ese en particular no creo que tenga muy buen sabor, pero hay otras especies que sí son bastante comunes en la nevera de una casa idrina —añadió mirando hacia el berserker.

No mucho después detectó una forma muy familiar adentrarse en su niebla.
—Varsai está llegando —comunicó al resto para que no se asustasen con la repentina entrada de la leoparda que no parecía tener intención de desacelerar.
<<Hola, Varsai>> habló también telepáticamente para que pudiese oírla.

Cuando la varmana salió del agua se acercó a ella para no tener que recurrir de nuevo a la magia para hablarle.
—Veo que tienes tantas ganas como yo de bañarte —rio—. Pero Sekk tiene razón, deberíamos terminar de dejarlo todo preparado primero.
Se dirigió entonces hacia el lugar que habían elegido para seguir colocando cosas.

En la mayoría de los casos Devoss habría llegado puntual a la quedada con sus amigos. Nunca había sido un chico especialmente atento con esas cosas y era bastante distraído por normal general, pero haber pasado parte de su infancia y toda su adolescencia apuntado a actividades como el futbol, natación, el colegio y clases particulares le habían hecho ser consciente de la importancia de llegar a la hora.

En esta ocasión no había podido evitar llegar un poco más tarde. Estaba muy emocionado por descubrir un mundo nuevo, tanto que había estado toda la noche anterior sin poder dormir de pura ilusión. Tanto que cuando llegó al portal en forma de tigre cayó en la cuenta de que no llevaba aquel aparato que les dio Irianna para teleportarse directamente al lago<<Qué subnormal estas hecho, campeón>> Se dijo así mismo mientras hacía récord olímpico en ir a su cuarto, cogerlo y volver adónde estaba el portal, o al menos a él le pareció un récord personal. Si su cara felina pudiera expresar tanto como la humana habría hecho el rostro de El Grito.

Para cuando llegó al lago vio a sus amigos desperdigados por el lago, algunos en la orilla o a Varsai en el agua. El licántropo iba vestido con una camiseta de tirantes roja, un bañador negro simple y unas chanclas azul oscuro, además de una mochila con un bote pequeño de crema solar, una toalla y algo de comida para compartir. Por otro lado llevaba el pelo rubio suelto a la altura del cuello como siempre. Lo cierto era que no se había molestado mucho en su vestimenta, al fin y al cabo pensaba pasar tiempo en tigre también y siempre había sido partidario de darle prioridad a la comodidad en cuanto a ropa se refiere, así que no había tardado mucho en decantarse por ir así. El lago era precioso y Devoss solo pudo abrir la boca sorprendido con sus tonos violáceos. ¡Estaba en otro planeta! ¿A cuánta distancia estaría realmente de la Tierra? ¿Y de los otros mundos de sus amigos? Deseaba de veras saber la respuestas, pero no es que pudiera hacer mucho por ello.

-¡Hola chicos!-. Les gritó mientras se acercaba a ellos. Después soltó las chanclas y la mochila en la arena y se estiró arqueando algo la espalda hacia atrás.-¡Acampemos cuanto antes, si! Me muero de ganas de correr, olfatear este sitio y echaros agua en la cara-. Comentó el licántropo con una sonrisa salvaje. Lo último especialmente dirigido a su amiga demonio, a la que miró con malicia fingida.

Al igual que Kimbra, los preparativos de Kirés no habían sido muy complicados, sino que también se había limitado a seguir las instrucciones de sus compañeros y prepararse para ayudar en lo que los demás pudieran necesitar.
Por ese motivo, el enderth no tenía una apariencia muy diferente a la que solía tener, en parte por cultura clinger, en parte por descuido de esa parte la cual no consideraba importante para la ocasión. En su lugar sus preparativos se habían centrado en la parte logística de la excursión.

Una vez en el lago lo que más llamó la atención del enderth fue la humedad, poco acostumbrado a ella tanto en la ciudad como en su mundo, y por supuesto la vegetación, especialmente los árboles. Seguía sin acostumbrarse a ver árboles tan pequeños.

Otra cosa a la que tampoco estaba acostumbrado era a participar en eventos como aquel. Aunque ya había empezado a formar parte de ellos con más frecuencia, reuniones sociales sin ningún propósito más allá de… bueno…  de socializar, eran algo a lo que el enderth nunca estaba preparado, y el resultado era que nunca sabía muy bien cómo debía comportarse o qué hacer.
Por se mantuvo algo apartado del grupo al principio, indeciso de qué hacer hasta que escuchó lo de montar la zona de acampada. Trabajo, algo en lo qué podía ser útil… y para lo que se había preparado.
–Yo puedo encargarme de eso –le dijo a Sekk. –Solo necesito que saquéis lo que haya que montar.

En preparación a aquel día, el paladín se había tomado la molestia de preparar una variante del hechizo de reversión de entropía, uno que era capaz de “restaurar” todo en un área determinada a su estado “montado”, siempre que el Enderth tuviera una imagen clara de cómo tenía que encajar todo.
Las piezas de todo lo que había que construir no tardaron en echar a volar y colocarse todas en sus posiciones, montando el campamento en cuestión de segundos.
Con todo montado en tiempo récord el paladín respiró orgulloso de haber sido útil, y también cansado pero disimuló eso último.
La realidad era que aquel hechizo usaba tanta energía que realmente no valía la pena usarlo en cosas tan... ¿poco importantes? pero si algo había aprendido de sus amigos de otros mundos era que la vida no iba solo de sobrevivir, y que no había nada malo en despilfarrar cosas de vez en cuando ¿Verdad?.

Y con ese trabajo hecho, el ave volvió a su problema anterior de no saber qué hacer. ¿Qué era lo correcto? ¿Se quedaba allí? ¿Hablaba con alguien?

Decisiones, decisiones...

El lugar parecía a gusto de todos, y se respiraba mucha tranquilidad. Parecía difícil que fuesen a tener problemas con los idrinos en un lugar tan apartado. Eara y Ayne no sabían nadar ni pescar, por lo que mientras se hacían preguntas empezaron a dejar sus cosas encima de una piedra. Todavía faltaba gente, pero suponían que no tardarían en llegar, como pasó con Devoss y Varsai poco después. Los saludaron con la mano al verlos acercarse y se dispusieron a ayudar en lo que pudiesen.
—¿Habíais traído algo para dar sombra? —preguntó el anima. No sabía si su piel blanca antinatural se iba a quemar como cuando era un sinhadre normal, pero suponía que sí, y Eara por descontado.

Ella, por su parte, se había alejado un poco hacia la orilla del lago y miraba el agua con curiosidad, a la vez que se sujetaba el sombrero para que los reflejos del sol no la cegasen demasiado. Quería saber a qué temperatura estaba, si el sabor era diferente de los lagos de syv, e incluso ver los peces más de cerca.

Cuando todo estuvo montado, se percató de que se había embobado mirando el agua sin hacer nada por ayudar y se le enrojecieron las mejillas. Al volver sobre sus pasos se dirigió a Kirés, que parecía una estatua.
—¿Tú sabías nadar, Kirés? —preguntó. A ella le ponía un poco nerviosa intentarlo, ¿tal vez él también estaba preocupado y por eso parecía que no sabía que hacer?

Su única experiencia de picnic alienígena había sido comer en el suelo. No esperaba algo tan civilizado como mesas y sillas, pero no iba a ser ella quien se quejase. Ayudó a colocar las primeras mesas y sillas, y entretanto llegadon dos tardones. Dama Isis los saludó, a Varsai de lejos con un gesto y a Devos más propiamente pues se había acercado al grupo directamente.

-Ah, no, a mi no me echéis agua o será lo último que hagáis -protestó.

No tuvieron que mover muchos más tiestos gracias a que Kirés había sido previsor a su manera. En un abrir y cerrar de ojos el ‘campamento’ estaba montado, y ellos eran libres de relajarse por fin. Terminó de dar los últimos toques extendiendo su esterilla y dejando la comida que había traído en una de las mesas para su uso cuando hiciera falta, ya que no le hacía especial gracia que se quedase todo el rato en el bolso por muy mágico que fuera. Cubrió toda la comida con un escudo anti insectos que había aprendido específicamente para la excursión. También sacó la guinda final del bolso: su langosta mascota. Al saber que Ámarok iba a acompañarles se le ocurrió que sería buena idea que a su pobre Osiryx le diese un poco el aire. Estaba muerto, y posiblemente le diese igual, pero dama Isis sentía que era lo correcto. Llevaba muchísimas protecciones encima. No temía que los animales de Kimbra se lo comiesen, sabía que estaban bien educados (Ámarok en especial) sin embargo no podía decir lo mismo del resto de animales del lago. Rompió la burbuja mágica de agua en la que estaba, le puso su arnés y su correa y fue hacia los sinhadres y Kirés, abrazándose a este último.

-Si no sabes podemos enseñarte. ¡Sería tan divertido! Aunque hace mucho que no nado, estoy algo desentrenada.

Había aprovechado algunas visitas a Frivo para usar la piscina de su edificio, pero habían sido muy pocas ocasiones, pues solía ir con el tiempo justo.

Ruth le devolvió la sonrisa al intara con su comentario, sin saber muy si lo decía en serio o no.
—Vaya, que estómago desde tan temprano —bromeó un poco mostrando sus dientes negros. Ella por su parte no era muy fanática del pescado, y estaba deseando probar sus propios bocatas.

Irianna le hizo indicaciones para que se acercara con ella a la orilla y la demonio de fuego la siguió, intentando ocultar su recelo por el agua, no quería tropezarse, caer de bruces y hacer un espectáculo por no saber nadar. Sin embargo la visión que la idrina le ofreció fue agradable y la israelita sintió curiosidad al ver aquella perturbación en el agua, no sin antes sobresaltarse un poco por el salto de la criatura y dejar escapar una risa nerviosa. Parecía una carpa con colores verdes y azulados.

No pudo sobresaltarse por la llegada de Varsai, ya que estaba avisada gracias a Irianna,  lo que sí hizo fue apartarse definitivamente de la orilla cuando la vio llegar veloz y saludarla cuando salió del agua. Lo mismo hizo con Devoss, quien le lanzó una amenaza velada.
—Ni se te ocurra —secundó tras Isis con los ojos como brasas clavados en los del licántropo, después le saludó más amablemente—. ¿A qué huele esto? —preguntó, haciendo un gesto con las manos que lo abarcaba todo, siempre que podía se interesaría por los sentidos felinos de su amigo. Mientras el chico le respondiera dejaría sus cosas en el campamento ya montado, gracias a la rapidez y eficiencia de Kirés.

Kimbra ayudó a colocar, más que montar, lo que no les llevó mucho tiempo gracias al trabajo previo de Kirés. Una vez terminó, y habiendo saludado con un asentimiento de cabeza a Varsai y Devoss y sin saber muy bien qué hacer a continuación, se acercó a Ayne, Eara, Twix y Kirés, atraída por la palabra "nadar".

-¿Sería posible que también me instruyerais en la natación? -preguntó la frivy se ofreció a enseñar al paladín-. Soy bastante hábil por mi misma a la hora de mantenerme a flote, pero no conozco la forma adecuada de desplazarme por el agua sin tocar el fondo.

La demonio estaba bastante interesada con la idea, pues, si bien no creyera que fuera una habilidad útil por el momento, ya que nada en la ciudad le alertaba de la necesidad de disponer de dicho domino, sí constituía una fuente de diversión, si atendía a los comentarios de sus amigos y conocidos al respecto, y una forma fácil y entretenida de socializar con sus compañeros de la que la krabelinense tenía la esperanza de beneficiarse.

Varsai asintió cuando dijeron de montar todas las cosas. Se recogió el pelo húmedo y se dispuso a ello. "Claro, vamos a montar..." el pensamiento se interrumpió cuando por arte de magia todo se colocó solo. "O podemos dejar que Kirés con lo mucho que nos quiere lo haga todo él solo" terminó riendo.

Se acercó al resto que hablaban de nadar. "Aprender a nadar es fácil y muy divertido. Además el agua está estupenda para bañarse". La cola mojada se movía a la espalda de la varmana con parsimonia. "Si queréis yo también puedo enseñaros o si vais sobrados de profesores haré otra cosa". Se ofreció pensando si otra persona necesitaría ayuda con algo. No conocía los animales comestibles de los alrededores pero quizá Irianna podría indicarle alguno para cazar, así tendrían más cosas para comer además del pescado que consiguiese pescar Sekk.

Irianna aclaró la pregunta que el berserker no había llegado a hacer, pues saber que aunque escasa sí que había algo de pesca en aquel lago era un gran aliciente para que se decidiera a ponerse a ello, y por eso observó con curiosidad lo que la idrina le mostró a la israelí. La salpicadura que precedió al extraño pez le hizo sonreír, pues le recordó a tiempos pasados, y cuando la nebulomante le miró señalándole que aquel espécimen no era especialmente apetitoso asintió en respuesta en su dirección.
—¡Lo tendré en cuenta! —exclamó, volviendo a las tareas de organización del campamento con ánimos renovados.

El entusiasmo no le duró mucho, sin embargo, pues tras la llegada de Devoss apareció Kirés y les hizo todo el trabajo lanzando un hechizo sumamente vistoso. Durante unos segundos el ulterano se quedó sin palabras, pues no terminaba de entender porque hacía falta aquel despliegue de magia, pero terminó encogiéndose de hombros con resignación y rió ante las palabras de Varsai.

Se estaba formando un grupo con los que querían aprender a nadar, pero como ya había bastantes profesores disponibles el intara decidió aprovechar aquel rato para preparar lo de la pesca. Primero revolvió entre sus cosas hasta dar con un par de tarros vacíos que había sacado de la despensa de la Sede y luego echó un vistazo a los alrededores en busca de un buen sitio en el que llenarlos.
—Yo voy a ver si encuentro algo de cebo por aquí cerca —anunció por si acaso alguien quería acompañarle—. Pero de todos modos podéis darme una voz si necesitáis ayuda con cualquier cosa, ¿de acuerdo? —ofreció, alejándose hacia una zona de la orilla en la que la vegetación casi llegaba hasta el agua. Si había algo de barro quizás diera con unas lombrices.

La preparación, no obstante, no duró más que un breve momento debido al despliegue mágico del que hizo gala Kirés. Irianna observó como las cosas se ponían solas en su sitio y se dirigó al enderth con una risita.
—Es increíble que puedas hacer eso, pero te ha debido de llevar mucho tiempo solo para ahorrarnos unos minutos de trabajo.
Conocía la obsesión del paladín por ser útil, pero en su opinión aquello había sido un poco excesivo. No dio pistas en su lenguaje corporal que pudieran hacerlo notar, no obstante, y lo dejó pasar como una simple broma porque no quería ofender al enderth por algo que realmente carecía de importancia.

Con la llegada de Devoss ya prácticamente estaban todos, y dado que Varsai ya había tirado la primera piedra, por así decirlo, y el asunto del campamento ya se había resuelto de un plumazo…
—Yo ya os prometí enseñaros a nadar, —se acercó respondiendo a Kimbra al grupo que se había formado entorno a Kirés—, así que… Isis y yo seremos vuestras profesoras hoy, ¿qué os parece? —se quitó el sombrero y el pareo mientras tanto—. Yo también hace bastante que no nado, pero espero no haber perdido demasiado. De momento, entrad en el agua de la forma que estéis más cómodos, aunque os recomiendo hacerlo despacio. No sigáis mi ejemplo si no sabéis.
Procedió entonces a tirarse de cabeza con un movimiento bastante elegante pese a llevar más de un año sin hacerlo, salpicando poco.

Varsai le había preguntado por algo para cazar en los alrededores y le explicó que posiblemente habría algún animal de caza tamaño pequeño o medio si se alejaba un poco. Nada peligroso, y además estando rodeados de su niebla no temía por el bienestar de la licántropo.

Tendría que haber intentado hablar con alguien. Su indecisión atrajo la atención de varios, y la pregunta de Eara le hizo dar un respingo.
No, el enderth no sabía nadar. No era tan extraño viviendo en dryfus pero su orgullo le impedía reconocerlo abiertamente sin avergonzarse, el mismo orgullo que también le impedía mentir por lo que el ave se vio en una encrucijada sin salida.

Al poco llegó el abrazo de Twixy’s. Cariñoso, por supuesto, pero para Kirés iba a ser también un recordatorio físico de que no podía escapar.
–Yo… eh… – titubeó. Empezó a acercarse más y más gente. Kimbra, Varsai…
Cuanto más se resistiera peor iba a ser. Suspiró, derrotado.
>>Ehm… no… nunca he tenido la oportunidad.
Por suerte, los enderth no se ponían colorados. Aunque eso no impediría a los que se fijaran darse cuenta. Desde luego el paladín pondría todo su esfuerzo mental en que no se notara, aunque sabía que, como mínimo, Iriana lo notaría.

Hablando de la Idrina, no tardó en meterse en el agua. Había dado a entender que podía haber perdido práctica, pero desde luego esa no fue para nada la impresión que tuvo el enderth al verla zambullirse. ¿Era tarde para intentar ayudarse con magia? Probablemente.
Acercó una pierna y, lentamente, metió la zarpa. Estaba fría y, para alguien acostumbrado al agua de climas anormalmente cálidos como era el enderth, todavía más. Tuvo que apretar el pico con fuerza mientras la sensación le atravesaba las garras como si se le clavaran mil agujas. Se acabaría acostumbrando a la temperatura, pero le costaría más que al resto.

Además… tras meter la primera zarpa no siguió. Eso era suficiente ¿verdad?

...

¿Verdad?

Más gente se acercó a Kirés al escuchar la pregunta de Eara, Ayne incluido, ya que no tenía nada más que hacer ahora que su pequeño campamento estaba listo. Tras hacer su pregunta, Eara vio que la respuesta del enderth no fue inmediata, pero no sabía exactamente qué le preocupaba. Ella veía perfectamente normal no saber nadar, e incluso en ese momento se preguntaba si podría aprender o si realmente lo necesitaba. Al menos estaba segura de que quería poder pasar un buen rato en los lagos sin tener que preocuparse del peligro de ahogarse.

Ayne esperaba que aprender a nadar fuese algo relativamente sencillo. En algunos viajes con su padre, siendo más pequeño, había tenido la oportunidad de bañarse en lagos de syv, pero en todos ellos se daba pie y no había pasado de chapotear cerca de la orilla.

Ninguno de los dos esperaba superar en un solo día la naturalidad con la que Irianna se movía por el agua, y es que en cierto modo aquel también era su elemento. Después de verla sumergirse, Eara y Ayne fueron a dejar el exceso de ropa que llevaban encima sobre una roca al lado del campamento, y se acercaron a la orilla con cautela.
—Al menos no somos los únicos que no sabemos —dijo el anima, mirando a Eara. Ella era, claramente, la más insegura de los dos, y al oír eso se limitó a sonreírle.

El agua estaba fría, tanto que la sinhadre dio un paso atrás después de haberse hundido hasta el tobillo.
—¡Está helada! —exclamó.
—No lo estará tanto cuando te acostumbres, ya verás —le respondió Ayne, sujetándola de la mano para que no reculase hasta la tierra.
Ella no parecía demasiado convencida de que aquello fuese cierto, y miró a su alrededor buscando a otros que pudiesen confirmarlo o desmentirlo.

Dama Isis no se dio cuenta de la incomodidad de Kirés, o tal vez decidió ignorarla a propósito. No tenía pensado bañarse tan pronto en principio pero la idea de enseñar a nadar a sus amigos se le antojó divertida. Liberó al enderth para ir a dejar su ropa en el ‘’campamento’’

Bajo el pareo y el top, la veela llevaba un bikini negro liso sencillo. La parte de abajo estaba unida en las caderas por tres tiras de la misma tela mientras que la de arriba la componían dos piezas unidas con tiras cruzadas que apenas cubrían el generoso escote. Isis lamentó que Jace no estuviera allí, le habría gustado ver su reacción, así que se hizo una selfie con el móvil (que prácticamente solo le servía de cámara y agenda) para enseñársela luego. Luego ató a Osirys a su bolso para que no les estorbase en sus clases y corrió a reunirse con los demás, que ya estaban en proceso de meterse en el agua.

En cuanto puso un pie dentro pegó un chillido.

-¡Qué fría!

Las piscinas a las que estaba acostumbrada estaban climatizadas, y si se metía en agua helada normalmente era después de haber estado en una sauna. Se planteó usar un hechizo térmico pero Irianna y Varsai estaban como si nada y ella no iba a ser menos. Reunió todo su orgullo de veela y se adentró en el lago a grandes zancadas hasta que hubo bastante profundidad para zambullirse. Cuando salió a la superficie tenía la piel de gallina y el pelo pegado a la cara, que se apartó rápidamente. Se aseguró de mantenerse sumergida para no enfriarse.

-Si entráis rápido se tolera mejor -les dijo a Kirés y a los sinhadres. -Venid hasta aquí, aún se hace pie.

Desde el agua tenía una bonita vista de toda la línea de la orilla. Lo cierto es que a pesar de las nubes los colores del paisaje eran preciosos. O más bien las nubes y la niebla contribuían a su belleza. Podía ver a Devos, Ruth y Kimbra que aún no entraban en el agua, y más a lo lejos a Sekk haciendo vete tú a saber qué.

Kimbra no perdió tiempo en imitar a Isis e Irianna, quitarse el pareo que había estado llevando y acercarse de nuevo a la orilla del lago para seguirles al interior del agua. El salto que había dado la idrina para meterse al agua le había parecido habilidoso y estéticamente agradable, pero era completamente consciente de su incapacidad para imitarlo, así que se limitó a posicionarse al lado de Kirés y dar un paso hacia el agua, apreciando el contraste de temperatura que tanto Eara como Isis habían manifestado que existía. La demonio estaba bastante acostumbrada a aguantar estoicamente los bruscos cambios de temperatura debido al tumultuoso clima de su lugar de origen, por lo que no hizo ninguna apreciación al respecto, pero sí le llamó la atención la aparente inmovilidad del enderth una vez metió una zarpa, por lo que ella también decidió no avanzar más.

-¿Hay algún problema? -preguntó al paladín mirando entre su pierna seca y su pierna mojada.

Varsai vio que ya eran suficientes para enseñar a nadar al resto. Le hizo gracia que todos encontraran el agua fría excepto Irianna y ella, a fin de cuentas la idrina era oriunda de aquel planeta y la varmana había nacido y crecido en un lugar frío además de tener una transformación resistente al mismo.

Ya que Sekk iba a ir a pescar Varsai decidió ir a buscar algo de caza para tener un poco de todo. Le preguntó a Irianna por los animales que podía cazar y cuando tuvo la información se volvió hacia Devoss. "¿Me echas una pata?" le preguntó y cuando éste aceptó Varsai cambió de forma antes de internarse en la niebla.

Zarpa se movió entre la niebla camuflándose en parte gracias a su pelaje, no tardó en encontrarse con Amarok que estaba deambulando por allí cerca pero este la ignoró dando a entender que no iba a interferir con los felinos. "Cuando encontremos presa mata en tu otra forma. No queremos contaminar la caza para el resto" le dijo a Devoss mentalmente, el chico ya lo sabría pero nunca estaba de más repetirlo.

No tardó en encontrar un rastro, podían ser parsas en estado salvaje o un rebaño de perteneciente a alguien. Se inclinaba más porque fuesen salvajes.

Tarareando para sí una vieja canción marinera el berserker llegó hasta la zona de vegetación que había visto desde el lugar donde habían levantado el campamento. El terreno allí era bastante húmedo, muy diferente del suelo arenoso junto al que nadaban sus amigos, y en cuanto el ulterano empezó a mover algunas piedras no tardó en dar con las primeras lombrices retorciéndose a la sombra.
—Perfecto. —musitó, abriendo uno de los tarros que se había traído para empezar a recolectar el cebo.

Aquella tarea no le llevó demasiado tiempo, pues las recientes lluvias habían convertido aquel lugar en un hervidero de vida, y en apenas unos minutos los dos frascos estaban llenos de tierra y gusanos. Quizás eran demasiadas, pues en verdad solo tenía un par de cañas, pero como al final del día siempre podía esparcir las que hubieran sobrado junto al lago prefirió pecar de precavido antes que quedarse corto. «Si fueran gambas o langostinos se podrían preparar a la plancha para acompañar la cena… » pensó para sí con expresión distraída, acuclillándose para lavarse las manos mientras le echaba un buen vistazo a la superficie del agua en busca de señales de peces.

En su hogar solían usar pequeños crustáceos como carnada, pues en el mar abundaban mucho más que las gusanas, pero allí en Idris las cosas eran diferentes e iba a tener que adaptarse si quería reunir un buen botín para cuando empezara a oscurecer.