Idris

Ruth asintió orgullosa de que Samika la tuviera en cuenta, lo cierto es que quería sentirse útil aunque la excursión no se tratara de eso si no de disfrutar. Ella no sabía pescar, ni tampoco enseñar a nadar a alguien o cazar. Tampoco estaba en el ejército. Pero si alguien necesitaba un hechizo térmico allí estaría, tenía su gracia. Al final todo se resumía a lo mismo, a veces sentía que lo veía todo desde la barrera, pero no había tiempo para eso, tenía que relajarse antes de encontrar su sitio.

Esbozó una sonrisa, sorprendida porque la evaki la llamara mujer fogosa. Aunque sabía a lo que se refería el hecho de que se refirieran a ella de esa forma le chocaba sin llegar a molestarle, sabía que formaba parte del humor de su amiga.
—¡Sí! Me parecieron criaturas increíbles... —dijo con un tono soñador, recordando el espectáculo de fuegos en la bahía—. Y bueno... no me parezco a un dragón pero casi —dijo señalándose las garras de reptil que tenía por pies claramente bromeando—. ¿Es difícil acostumbrarse a ellos? ¿O que ellos se acostumbren a ti? —quiso saber, curiosa.

—Digamos que estoy pensándomelo —explicó, su cola se agitó a su espalda para mostrársela mejor a la chica aunque supuso que Samika ya la habría observado bien en varias ocasiones. En la punta de su cola anidaba una llama, a diferencia de su cabello esta prendía siempre y nunca se apagaba, de ahí que tuviera que usar hechizos ignífugos con todo lo que la rodeara—. No sé si es buena idea que se apague ¿Y tú? —observó que de momento la evaki solo permitía que el agua fría rozara su piel, quizá tuviera sus propias dudas. Justo cuando la demonio giró la cabeza para observar como Irianna y Dama Isis se desenvolvían con sus pupilos y los churros escuchó el rugido de Devoss en la distancia. Pegó una carcajada suave.

La idrina rio ante la venganza de Kirés y la respuesta no verbal de Kimbra. Estaba segura de que la hija de lunas sabía perfectamente lo que hacía con su pelo.
—Chicos, no es para tanto —les reprendió suavemente entre risas—. ¿Qué tal si nos centramos por ahora en aprender a nadar? —miró especialmente a Kirés, pues era quien se había sobrerreaccionado a un comentario en broma.

Pero Eara y Ayne también parecían haber comenzado su propio enfrentamiento y no pudo si no encogerse de hombros.
—Isis tiene razón: venga. Adentraos un poco más y seguid su consejo. No dudéis de coger algo para ayudaros a flotar si lo necesitáis —dedicó una mirada significativa al paladín.

Antes de poder continuar escuchó el rugido de Devoss en la distancia: parecía que, como mínimo, se lo estaban pasando bien. Sekk en la distancia también parecía entretenido con la pesca, aunque no dejaba de preguntarse si el ulterano no preferiría unirse al baño en realidad. Tal vez en un rato le enviaría un mensaje telepático, pues no quería asustar a sus posibles presas acercándose a él para hablarle.

—Eso es —respondió a la pregunta de Kimbra—. Yo diría que no importa tanto el físico, excepto para uno de los estilos que es bastante exigente y si no tienes buena resistencia agota rápido. No creo que salvo Eara tengáis ninguno problema con eso, de todas formas. Se llama mariposa y si se hace bien es la forma más rápida de nadar, pero como digo es la más cansada. De momento os voy a enseñar a nadar a braza, es lo más sencillo y cualquiera puede nadar mucho tiempo de esta manera, aunque es menos eficiente en cuanto a velocidad.

Una vez todos estuvieran manteniéndose a flote Irianna se colocaría delante de ellos y comenzaría a nadar de lado a lado con lentitud para que vieran cómo movía los brazos y las piernas.
—Aunque es el más sencillo a alguna gente le cuesta mover correctamente los pies. Imaginaos que queréis dar una patada lateral hacia atrás. Voy a ponerme de espaldas a vosotros e intentar que podáis ver mejor como se mueven mis pies.
Hizo tal y como dijo, nadando a braza despacio alejándose de ellos y exagerando el movimiento de las piernas.

Mientras hacía la demostración abrió un canal telepático con Sekk.
<<¿Seguro que no te quieres unir? Aunque sea solo para nadar un rato… puedes pescar más tarde sin problema.>>

“Medusa ¿Eh…?” Decía para sus adentros Kirés pensativo y con los ojos cerrados mientras intentaba traducir eso a aprender a nadar.
“Hmmmm…”
“Hmmmm…”

No. No conseguía asociarlo a nada que le ayudara con su tarea. ¿Quizás si trataba el agua como aire más denso y lo aplicaba como si fuera un ave? Bueno, ya era un ave, pero eso.

Abrió los ojos decidido a probar su teoría, pero también a tiempo para que un látigo de agua aterrizara en toda su cara. La mirada del enderth a Kimbra, origen indudable de aquel evento, fue similar a la que ella misma le había dirigido a él anteriormente. No dijo nada, pero aceptó silenciosamente la declaración de guerra. Una guerra en la que estaba decidido a ser quien riera el último.

No reconoció el rugido como el de Devoss, pero ninguno de sus compañeros reaccionó de forma alarmante y aquello bastó para que el ave atara cabos.

Flotar fue… fácil, muy fácil. ¿Tal vez demasiado fácil? No tenía claro cuál se suponía que era el nivel de dificultad para ello pero prácticamente no tenía que hacer nada, simplemente se mantenía a flote por sí solo. Decidió tomárselo como una pequeña victoria, ignorante de que probablemente se debía a que su especie flotaba con más facilidad que las de sus compañeros.
Para compensar, el acto de nadar demostró ser exactamente lo contrario. Observó religiosamente los movimientos de Irianna e intentó replicarlos. Desplegó las alas para intentar que el movimiento lo propulsara algo más y eso hizo, de forma completamente desequilibrada.
Unos segundos después el paladín se encontraba bajo el agua, cabeza abajo y con solo las garras de sus patas sobresaliendo del agua, completamente inmóviles.
Ahí abajo, con el lecho marino sobre su cabeza, Kirés se cruzó de brazos un par de segundos. Luego soltó un laaaargo suspiro, con su hilera de burbujas asociada, antes de volver a emerger del agua, frustrado. Acababa de darse cuenta de que las plumas iban a ser un problema, y no le gustaba.

Por otro lado, una vez fuera, solo tuvo que sacar sus brazos fuera del agua, desplegar las alas, y posarlas en la superficie en horizontal. Si las usaba así parecía que funcionaban casi tan bien como los flotadores del resto.

La evaki vio a sus amigos volver al agua para iniciar la clase mientras ella se quedaba junto a una animada Ruth sentándose cerca de la orilla dejando que agua mojase aun sus pies y esperando que Ruth la acompañase también, decidido quitarse su top, el cual era bastante sencillo de quitar al estar amarrado con cordones por delante.

- Tus pies de reptil  son más bonitos sin duda- dijo Samika con una leve risa, sin bromear nada, al menos las garras de su amiga no aprecia que fuera a destrozarla así de fácil- No me fue difícil acostumrbarme, aunque no dejan de parecerme magnificos…- - Amiditio con sinceridad, le habian impresionado, por supuesto que sí, pero el ser capaz de tenerlos cerca prácticamente a diario hacia que te acostumbrase de algún modo. También es que ella no se relacionaba tan cercanamente con los dragones como lo jinetes- Hago prácticas de vuelo con los jinetes de dragones, por lo general no dan mucha guerra, o yo al menos no he tenido muchos problemas antes. Supongo que el que me ataco simplemente se puso nervioso por algo- dijo ella encogiéndose de hombro mientras peleaba con los nudos del top que, aunque ella misma se había amarrado ahora parecía estarle costando soltarlos. No había tenido tiempo de anclar su ropa en el tatuaje al fin de cuentas o de pedirlo más concretamente, por eso se había vestido de la forma más fácil de quita y poner que pudiera. Menuda trampa se había hecho sola- ¿Has pensado en probar a entrar en el ejército como jinete de dragón o el ejercito es un no para ti? Las pruebas no son difíciles, o yo no recuerdo la mía especialmente difícil, tal vez me autoengaño- dijo Samika con algo de humor-…aunque es cierto que las hacen de forma personalizada para cada cual. No sé cómo sería en el caso de querer ir a jinete. - pregunto entonces un poco curiosa ya que mostraba claramente interés en los dragones. No sabía que pensaba Ruth al respecto si sabía su amiga había tenido sus más y menos con la ciudad, con ella misma también, pero no sabía en qué estado se encontraba ahora mismo respecto a sus pensamientos o que quiera hacer, o si había llegado a algún tipo de acuerdo consigo misma.

Igual decidido no presionarla demasiado, mientras veía como le enseñaba a su cola acabada en llamas y entendió un poco mejor sus dudas sobre meterse en el agua.

- No creo que pasase nada si dejas la cola fuera del agua ¿no? Como un periscopio, aunque seria incomodo nadar asi, supongo - dijo imaginandolo mientras por fin lograba desatarse el top tras mucho pelear con los nudos que había apretado de mas, dejando ver el bikini que llevaba debajo, negro con hojas de color azuladas y verdes- ¿Yo? Me atrae mucho la idea de nadar, debe ser gracioso ver aun especie de murciélago hacerlo- dijo sonriendo con entretención al imaginárselo, seguramente medio flotaría- Mientras no acabe hundiéndome, perfecto…nunca se me ha dado bien bucear, ahí abajo no se percibe bien la luz y no sirven mis habilidades, o nunca lo intente al menos, así que es fácil perder el arriba y abajo sino tiene un ancla que te lo indique. Así que doy mil gracias a esas flotadores que ha traído Irian….- fue a decir Samika cuando un repentino rugido le hizo pegar un respingo en el lugar porque aún se escuchaba lejos ello lo sintió como si practicara le vibraras en todo el tímpano dándole un susto de muerte. Con ojos muy abiertos miro alrededor un poco aturdida.

- ¿Ese es Devoss? ¿O Varsai? Dios, es la primera vez que lo escucho rugir así. Deben estar difrutandolo realmente - dijo Samika sonriendo aun sorprendida por el repentino rugido, sus sensibles oidos claramente no se lo esperaban.

El rugido en la distancia los cogió a todos por sorpresa, pero no sonaba a que hubiese peligro, ya que Irianna tampoco había dado la voz de alarma respecto al cordón de niebla. Tras un pequeño silencio, la conversación volvió a lo suyo, y Eara miró a Isis e Irianna casi con cara de súplica. A ratos sentía que iba a perder la sensibilidad en las piernas de lo frías que estaban.

Tras mirar a Ayne, que ya estaba practicando a flotar con ayuda del fideo gigante, hizo de tripas corazón y flexionó las rodillas para mojarse hasta el cuello. Necesitó todo su autocontrol para no montar una escena, así que se aferró al flotador y siguió avanzando para poder empezar la lección. No quería ser ella quien la retrasase.

Tratar de mantenerse a flote agitando las piernas resultó de ayuda para combatir el frío, y de hecho estaban deseando empezar a dar brazadas por lo mismo, pero era mejor tomarse las cosas con calma. De no ser por los flotadores, probablemente ya se habrían hundido en el agua como piedras. Viendo a Irianna, nadar parecía extremadamente fácil, pero todavía tenían que acostumbrarse al modo en que se movía el cuerpo bajo el agua.

Ayne fue el primero en tratar de imitar las brazadas, pero su cuerpo decidía girar en las direcciones opuestas a las que él quería. El propio churro lo obligaba, así que empezó a buscar maneras de ponerlo que fuesen un poco más cómodas. Eara trataba de flotar en horizontal con el flotador puesto alrededor de la tripa, pero aunque le funcionaba bastante bien no acababa de encontrarse cómoda despegando los pies del suelo.
—¿Suele llevar tiempo cogerle el truco a esto de nadar? —preguntó el anima, mirando alternativamente a las profesoras.

Cuando el primer pez picó Sekk se levantó de su asiento con un movimiento fluido y se acercó a la caña en dos zancadas, asiéndola por el mango con firmeza para empezar a recoger el sedal. «Parece grande» pensó para sí, ajustando la tensión del carrete con un gesto inconsciente para que el peso no partiera el hilo mientras afianzaba los pies en el suelo. El primer jalón hacia atrás fue brusco y decidido, pero enseguida acompasó sus movimientos con los de la criatura y empezó a cansarla mientras la atraía poco a poco hacia la orilla.

Al final sacó lo sacó sin muchas complicaciones tras unos minutos de tira y afloja, un pez de buen tamaño con escamas de un color violeta muy similar al de las aguas del lago. No era como el que le había señalado antes la nebulomante, por lo que quedaba descartado el mal sabor de entrada, así que lo metió en la cesta y procedió a cebar de nuevo el anzuelo antes de volver a colocar la caña en posición.
—¡Hola! —exclamó cuando su amuleto de telepatía zumbó y la voz de Irianna resonó en su cabeza, dejándose caer sobre su asiento con tranquilidad—. Nah, no te preocupes, acaban de empezar a picar y es buena idea seguir con ello un rato más —replicó con una sonrisa que le transmitió mentalmente, aprovechando para mandarle además una imagen de la criatura por si tenía algún comentario que hacer sobre su comestibilidad—. ¿Estáis todos bien, verdad? ¿Qué tal se comportan tus alumnos? —le preguntó con curiosidad, volviendo la cabeza en su dirección para buscar a la idrina con la mirada.

Kimbra asintió a la explicación de Irianna y colocó el churro al rededor de su pecho y bajo sus brazos como la nebulomante le indicó. Al principio, la demonio decidió no practicar la forma de nado que la idrina les estaba enseñando hasta que no lo hubiera memorizado correctamente, pero tras hacer el primer intento después de haber observado minuciosamente a sus autoproclamadas profesoras, se percató de que ella tenía una dificultad añadida y es que meter y sacar la cabeza del agua tan asiduamente se volvía más complejo de lo que Irianna lo hacía parecer al añadir los cuernos a la ecuación. Rápidamente determinó que para aprender de forma óptima los movimientos de brazos y piernas, lo mejor sería practicarlo primero sin meter la cabeza bajo el agua o, al menos, lo suficiente para no terminar pareciéndose a Ámarok cuando nadaba.

La idrina regresó con el grupo para observarles y se preocupó durante un instante por la forma en la que Kirés parecía casi estar ahogándose. Por suerte el paladín regresó enseguida a la superficie, aunque podía leerse una frustración considerable en su lenguaje corporal.
—Con calma, Kirés: es normal que no te salga bien a la primera —le dijo con suavidad y una sonrisa flotando cerca de él. Hablando de flotar… —. No lo había pensado pero parece que el hecho de que seas un ave hace que flotes naturalmente mejor, así que no te insistiré para que uses un flotador ni nada.

>>Nadar no es difícil en realidad y por lo general se le coge el truco bastante rápido, pero como todo requiere algo de práctica. Nadar correctamente con el estilo adecuado es otra historia, sin embargo —añadió ya para todos, respondiendo a la pregunta de Ayne y riendo ligeramente—. Mi especie es anfibia y aprender a nadar es prácticamente una necesidad para nosotros; además es algo muy social y culturalmente arraigado: no tratéis de compararos conmigo que llevo nadando desde que tengo memoria.

Se fijó en la expresión de Eara y notó que la sinhadre todavía parecía temblar de frío. No dudó en lanzarle un hechizo térmico moderado.
—¿No te acostumbras a la temperatura del lago? No te preocupes, imagino que estas temperaturas no son para todo el mundo. Podemos volver en una época más calurosa y ya verás como el agua será más agradable para ti. ¿Está bien así el hechizo térmico? Avísame si sigues pasando frío… o calor.

Kimbra por su parte estaba teniendo sus propios problemas, llamados cuernos en este caso. Finalmente se acercó a ella.
—Lo estabas haciendo bien, pero no había tenido en cuenta el peso de tus cuernos… No tengo ni idea de si te estorbarán siempre o si te acostumbrarás, pero espero que sea lo segundo o que puedas suplirlo de alguna manera. De todas formas no te preocupes por sacar la cabeza fuera del agua: no es la forma más eficiente para nadar rápido, pero eso tampoco importa. Solo estamos aprendiendo, además.

El mensaje telepático de Sekk le hizo enviar una sensación mental de conformidad, tanto como por sus palabras como por el pez que acababa de pescar.
<<Ese es bastante sabroso —le confirmó—. Todo bien por aquí: los problemas esperables y algún otro inesperado por las diferencias de cada uno. Noto a Kirés muy frustrado, pero ya sabes como es>> le transmitió una risa.

Kirés asintió a Irianna en un vago intento de hacerle saber que estaba de acuerdo, pero sin tener muy claro cómo expresarse al mismo tiempo. Lo sabía, lo entendía… pero al mismo tiempo no lograba no frustrarse. No podía evitar entrar en pánico por dentro cuando se daba cuenta de que lo que a él le costaba era fácil para el resto, y darse cuenta que lo de flotar bien no era fruto de su habilidad sino de su condición de ave tampoco ayudó mucho.

En dryfus había pasado lo mismo. Desde los dos a los seis años de edad el enderth había recibido prácticamente toda su educación y adiestramiento en armas. A esa edad aprender había sido… difícil, y no tardó en quedarse atrás del resto de clingers de su edad, más maduros por como era su especie, pero algo que ni el enderth ni sus compañeros clinger comprendieron. Peor aún, porque sabía que si llegaba a los 8 años sin aprender todo lo que se le pedía sería expulsado y abandonado a su suerte para que lo mataran en el exterior…  

Agitó la cabeza para quitarse esos pensamientos fatalistas. No era lo mismo. Además, no era el único al que le costaba nadar.
También decidió cambiar su estrategia: En vez de intentar imitar los movimientos de iriana sin rumbo fijo eligió un punto de referencia, en este caso Ayne y Eara, y trató de desplazarse hacia allí centrándose más en el acto de “ir” y menos en el “cómo”. Primero intentaría eso junto a la parte de flotar, después podría preocuparse de moverse mejor.
Sus movimientos fueron torpes e irregulares, por supuesto. Habiendo aprendido la lección antes el paladín había plegado sus alas pero, cada vez que movía una extremidad, podía sentir como todas las plumas que tenía parecían tirar en dirección contraria. Además, flotar en movimiento era bastante más difícil no paraba de hundirse cada poco, teniendo que parar de moverse para volver a salir a flote y empezar de nuevo.
Al menos su fuerza física como paladín le sirvió un poco para compensar la sensación de que cada brazada que daba requería de una fuerza excesiva, y se las apañó para alcanzar a la pareja sinhadre, más o menos.

–¿Cómo lo lleváis? –Les preguntó, en voz baja –Yo mal.

Incluso a aquella distancia Samika prácticamente pudo notar la vergüenza brotándole a Ruth por los poros ante el comentario que hizo sobre sus pies, lo cual le parecio un tanto adorable de su parte. Pero no quiso molestarla mucho con ello si parecía darle tal vergüenza. Jugueteo con los dedos sobre la arena mientras Ruth se mostraba claramente interesada en las crías de dragón. Samika ante eso le respondió pensativa.

- Yo he tenido sobretodo mas contacto con los adultos, ósea con los que ya están con sus jinetes.  No estoy realmente muy puesta en todo ese proceso, pero imagino debe ser como lidiar con cualquier cachorro de cualquier animal salvaje -añadió Samika ya suponiendo conllevaría sus buenas mordeduras y arañazos, incluso si claramente debería existir magia de por medio entre otras cosas para domarlos. Nunca se había interesado al detalle en aquello asi que realmente no lo sabía con certeza.

Cuando le pregunto sobre si estaba interesada en el ejercito, la respuesta de Ruth fue bastante concisa, directa y tan expresiva que decia claramente un “NO” que Samika no pudo más que parpadear y reírse. No quiso hacerlo pero había sido tan seguro el tono que le sorprendió.

- Ya, ya, supongo fue una pregunta un poco tonta- dijo negando con la cabeza pensándolo- Incluso si yo formo parte del ejército no es como si estuviese de acuerdo con absolutamente todo lo que hacen. A veces también tengo mis dudas – afirmo Samika mirando hacia sus pies que se perdía ligeramente bajo el agua- Así que entiendo que tengas tus motivos para descartarlo incluso si te gustan los dragones…igual no importa, los dragones son geniales, pero si es por animales increíbles, hay mucho en muchos mundos. Y si es por trabajo, buff aquí en esta ciudad se puede hacer casi de todo con un poco de imaginación…-respondió encogiéndose de hombros sin darle muchas vueltas tampoco. No es como si ella fuese una reclutadora del ejercito ni nada parecido, solo hablaba de ello porque era lo que conocía y de lo que trabajaba.

Ruth fue entocnes que menciono lo de que ella no sabia nada, sorprendiendo un poco a Samika. Ante eso la evaki dejo de mirar sus pies para observar a su amiga con curiosidad.

- Ya veo…así que te criaste en Madrid y nunca tuviste oportunidad de ir a la playa o aprender a nadar -asintió despacio, cuando Ruth con voz nostalgica, que había vivido con su madre enferma. Escucho aquello con cuidado, el asunto de la vida antes de Rocavarancolia de la gente siempre podía volverse temas delicados de tocar y ella no quería hurgar en una posible herida en un día donde estaban allí para divertirse y despejarse- Pues con más razón el que dudes en meterte al agua- añadió comprensiva, ya no solo era cuestión sus posibles dudas por su transformación, era también por aquello. Era como doble motivo de aprehensión.

Escucho su risa ante su comentario sobre el rugido de Devoss, igual que escuchaba un poco más de fondo la explicación de Irianna a los aprendices de nado. Samika so su habilidad intentando ver algo más de lo que ocurría, pero solo podía ver figuras a medias sobre saliendo del agua y escuchar sus voces. Puso un mohín un poco frustrada por ello, mientras estiraba un poco sus piernas sobre el suelo, mojándose hasta las rodillas.

-¿Sabes qué? Creo que voy a andar un rato por aquí, estirar un poco las piernas antes de meterme al agua a intentar comprobar como nada un murciélago, ¿te vienes? - le pregunto Ruth mientras se levantaba finalmente del suelo, mirando hacia su dirección. Ruth se negó aludiendo que prefería quedarse allí un poco mas, para ver si terminaba de decidirse en meterse en el agua. Samika que entendía un poco mejor ahora sus evidentes dudas asintio, sonriéndole- ¡De acuerdo! Si al final decides meterte, aunque se un poco, avísame. Estamos muchos y hay flotadores, no pasara nada con Irianna aqui, piénsalo. - dijo Samika animándola, pero decidiendo dejarle un ratito a solas tal como ella quería. La evaki se alejó entonces de Ruth siguiendo un poco la propia orilla, aun pudiendo escuchar perfectamente a sus amigos en el agua y las indicaciones de Irianna cada ve zun poco mas lejos. Realmente parecía que algunos de sus amigos estaba teniendo un dificil lucha con el agua fria, los flotadores y sus propios cuerpos.

Samika durante su paseo intento hacer algunas comprobaciones para intentar averiguar qué tan lejos podía estar Varsai y Devoss, mas no consiguió nada. Debían estar bastante lejos a pesar de lo fuerte que sono el rugido en sus oidos. A quien si logró ver fue a Sekk que estaba un poco más lejos que el resto del grupo que andaba bañándose y que parecía estar simplemente allí frente al agua, en tierra. <<¿Esta meditando?>> se preguntó confusa.

Un poco extrañada se acercó el espacio que lo separaba intentando no interrumpirlo abruptamente y dandole tiempo de sobra de verle o escucharle llegar. No fue hasta que estuvo así más cerca que pudo ver que junto al berserker había una cesta y una caja que así de primeras no identificaba su uso.

-Hola Sekk...mmm ¿Estas haciendo tu propio mini picnic separado o algo parecido? -pregunto Samika con duda en un tono no muy alto aun teniendo la impresion de andar interrumpiendo algo, mirando curiosa hacia la cesta intentado vislumbrar su borroso contenido. No habria notado aun las cañas de pescar.

Ayne entendía lo que le respondió Irianna, de hecho era lo que intuía.
—Me conformaría con salir de aquí sabiendo moverme en el agua —admitió. No sabía si visitarían lugares así con frecuencia, pero tendría tiempo de perfeccionar su técnica de ahí en adelante.

Eara no había prestado demasiada atención al intercambio, mientras intentaba usar el flotador de punto de apoyo en lugar del suelo. El frío le estaba haciendo castañear los dientes, pero de pronto notó el calor familiar de un hechizo térmico, que la hizo sentirse mucho mejor. Cuando levantó la mirada, se dio cuenta de que había sido Irianna, que se estaba dirigiendo a ella.
—No… Está bien, es solo que no estoy acostumbrada —admitió con cierta vergüenza al darse cuenta de que era la única que lo estaba tolerando tan mal—. Gracias —se apresuró a añadir.

Cuando la nebulomante se fue hacia Kimbra, los sinhadres continuaron con sus intentos de flotar, hasta que notaron que Kirés se aproximaba. No lo hacía de forma constante ni elegante, pero al menos había conseguido flotar (la mayor parte del tiempo) y moverse. Ayne se rió con la sinceridad de la respuesta del paladín a su propia pregunta.
—Lo mismo digo, pero al menos tú has conseguido nadar hasta aquí.
—Yo creo que estoy empezando a cogerle el truco —dijo Eara. Cuando el anima se giró hacia ella vio como conseguía mantenerse estable sobre el agua. Se impulsó con los pies sin soltar el flotador y empezó a avanzar por el lago sin hundirse. Dejar de temblar había sido un gran avance para ella.
—¡Espera! Es por el flotador, seguro —le dijo a Kirés, dejando salir el mal perdedor que llevaba dentro. Estaba seguro de que el churro que había elegido él lo obligaba a hundirse mucho más cuando apoyaba todo el peso sobre él.

La respuesta de Irianna no tardó en llegar y el comentario sobre Kirés le hizo reír, pues sí que sabía de qué pie cojeaba el paladín. Le transmitió su alivió con respecto a lo sabroso del pescado, asegurándole que se haría con unos cuantos más para la cena.
—Si pasa cualquier cosa me avisas, ¿de acuerdo? —pidió una última vez, dejándola tranquila a continuación para que pudiera concentrarse en las clases.

Durante unos minutos el berserker se dedicó a observar la superficie del lago en silencio, entrando de hecho en una suerte de trance que se asemejaba bastante a la meditación. Samika no estaba del todo equivocada en su suposición mientras se acercaba, pero al notar su presencia mucho antes de que llegara a su altura Sekk tuvo tiempo de centrarse y la recibió ya con los pies en la tierra.
—No, no, eso estaría un poco feo —replicó con una sonrisa, saludándola con un asentimiento de cabeza—. Estoy pescando la cena. —le explicó en voz baja para no alterar a los peces, señalando las cañas para que la muchacha pudiera ubicarlas.

Con un gesto invitó a la evaki a tomar asiento, retirando con la mano los restos de vegetación de la roca para que no se manchara la ropa al sentarse.
—¿Cómo es que has llegado tarde? —se interesó, echando un rápido vistazo a los sedales antes de volverse hacia la humana—. ¿Mucho curro? —aventuró dubitativo.

Dama Isis se quedó un poco al margen mientras Irianna daba indicaciones a sus ‘’alumnos’’, evaluando cómo se desenvolvían unos y otros. Estaba claro que la diferencia de anatomías estaba siendo un poco problemática. Intentaba recordar con poco éxito sus primeras lecciones, ya que ella, aunque no tanto como la nebulomante, había aprendido a nadar muy joven. Empezaba a pensar que tal vez no todas fueran aplicables.

-Tal vez sea mejor que practiquéis la brazada y las patadas por separado -sugirió -La coordinación es difícil al principio.

Kirés se las apañó para avanzar, de forma poco elegante pero medianamente eficiente. Eara tuvo más éxito.

-¡Sí, justo así! ¡Muy bien! -la felicitó. -Intentad no dejar caer todo vuestro peso sobre el flotador. Si tenéis problemas para flotar puedo sujetaros -Añadió juntando las manos, ilusionada. Tenía un vago recuerdo de su monitor llevándola por la piscina y le pareció una imagen adorable. Por desgracia seguramente Kirés y Ayne fueran demasiado orgullosos para acceder. ¿Puede que Kimbra? Miró en su dirección, esperanzada.

Cuando vio acercarse a Irianna, dejó de intentar nadar para no salpicar a la idrina innecesariamente.

-No es tanto el peso como la resistencia que ejerce el agua sobre ellos. Su superficie es distinta que la de mis otras extremidades. No tiene tanta superficie como mi torso, por ejemplo, y tampoco es tan flexible ni puedo hacer fuerza con ellos como con mis brazos y manos. Supongo que tendré que aprender a mover la cabeza de la forma correcta para compensar esta problemática, pero por el momento, mientras, como dices, solo estemos aprendiendo, creo que optaré por el formato con la cabeza fuera del agua. Creo que puede resultarme más cómodo por el momento y eficiente en cuanto al aprendizaje a la larga -le comentó a la nebulomante tras escuchar sus opiniones.

Cuando Isis sugirió practicar brazos y piernas por separado, Kimbra pensó que encajaba bastante en el formato que había elegido. Ya que iba a excluir de su entrenamiento por el momento lo que hacía referencia a la cabeza, bien podría excluir todo excepto los movimientos piernas y una vez las hubiera dominado, seguir con los movimientos de los brazos.

-A mi podría beneficiarme que me sujetaras -indicó la demonio acercándose a la frivy-. Me gustaría seguir tu consejo y practicar los movimientos de piernas por separado y no creo que me esté resultando útil para mantenerme a flote y quieta la herramienta de flotación, ya que no me resulta complicado mantenerla estable -solicitó, negándose a llamar al artilugio "churro" en voz alta.

Como no podía ser de otra manera Kimbra le explicó con pelos y señales por qué sus cuernos eran una molestia, sacándola de su error inicial. Tras su detallada explicación, la idrina le sonrió y asintió.
—Hazlo así, sí.
No pasó mucho más junto a la hija de lunas porque dama Isis se había acercado a ayudarla a ella en específico, además de darles consejos acerca de cómo practicar el estilo de braza. Agradecía no ser la única con conocimientos, porque entre las dos podían tener más ideas acerca de cómo hacerles más fácil el aprendizaje a sus alumnos.


<<Puedes estar tranquilo porque no va a pasar nada, pero si ocurriese te prometo que te aviso>> le respondía a Sekk mientras se acercaba al grupo que habían formado Kirés y los sinhadres. Le alegró escuchar a Eara afirmar que le estaba cogiendo el truco y no pudo evitar dejar escapar una risa ante el claro pique de Ayne.
—Probad como os ha dicho Isis a ver si os resulta más fácil. Empezad con los brazos que es el movimiento más sencillo y no dudéis en preguntar cualquier duda. Me quedo por aquí nadando alrededor para que podáis seguir viendo mis movimientos pero me podáis llamar sin problema.

Los ojos como brasas de Ruth seguían mirando con admiración a Samika, los dragones le parecían tan fascinantes y peligrosos que cuando la evaki dijo con naturalidad haber tenido más contacto con los adultos pensó en lo fuerte que debía ser. Al fin y al cabo estaba en el ejército.

—No es algo que me plantee siquiera, sin ofender —contestó demasiado directa, aunque sin perder la amabilidad y el tono fresco de la conversación—. Odio a la ciudad, y odio como funciona. El ejército es algo complicado, pero no me parece mal que otros lo hagan —se apresuró a añadir—. Solo que no es para mí, en realidad no sé que trabajo sería el adecuado, creo que soy demasiado exigente con eso.

Después hablaron sobre su recelo a meterse en el agua, no solo se debía a su transformación de naturaleza ígnea. Ruth no sabía nadar. Con algún punto de nostalgia pero sin perder la compostura la israelita le contó a la evaki un poco de su infancia. Se había criado en Madrid toda su vida y por si no lo sabía le dijo que no era una zona costera. Siempre habían estado malviviendo y su madre era una persona enferma, apuntarse a algún club de natación o a prender en la piscina de una amiga nunca fue una opción. Así que aquel plato de agua tan extenso que se mostraba ante ella era como tener una amenaza delante, y algo completamente inexplorado.

Samika se despidió momentáneamente pues iba a estirar las piernas, Ruth agradeció la invitación pero de momento prefería quedarse observando a sus amigos con los flotadores. Le era muchísimo más agradable contemplarlo todo desde la barrera que estar metida en el evento, aunque era más sociable ahora seguían siendo un poco solitaria. Sonrio un par de veces con los piques que parecían estar dándose entre ellos y echó la cabeza hacia atrás totalmente relajada, con los ojos cerrados y disfrutando del aire de Idris.

-¿Pero has visto cómo se han quedado todos esos animales paralizados por un momento? ¡Ha valido la pena ponerme fanfarrón!- Le respondió a la varmana entre risas. Cuando la chica le empezó a hacer sugerencias sobre qué podían hacer Devoss frunció el ceño algo dubitativo. Estaba acostumbrado a comerse en el acto a sus presas y no tenía ni idea de limpiar la carne o cortarla en condiciones, por suerte ella si sabía así que el licántropo asintió entusiasta.- Está bien, pero tendrás que guiarme un poco porque no tengo ni idea.- Le diría algo impaciente por empezar.

El proceso fue algo más lento y difícil de lo que creía, pero con ayuda logró limpiar la carne del animal. Devoss sonrió satisfecho consigo mismo, aquel era un gran primer paso si quería trabajar como cazador en un futuro, algo de lo que tenía muchas más ganas conforme pasaba el tiempo. Después saldrían del bosque para hacer un fuego en la orilla y el holandés ayudaría a montarlo, no sin antes darse un chapuzón para quitarse toda la sangre que manchaba sus brazos.  Finalmente cuando la comida estuvo cocinada tocaba llevarla hacia sus amigos. El chico no tenía nada con la que transportarla así que aprovechando la forma de una roca que era plana por uno de los lados dispuso los trozos encima como si de un plato gigante se tratase y la levantó con facilidad.

Por el camino se encontrarían a Sekk y Samika que conversaban y el holandés los saludó de nuevo con la típica sonrisa de un niño que ha sacado un diez y va a contárselo a sus padres, orgulloso de haber aprendido algo nuevo . Tuvo que dar dos viajes ya que eran muchos trozos, pero cuando hubieron acabado el fruto de sus cacerías se encontraba depositado en una de las mesas plegables, puede que todavía no tuvieran hambre pero en ese caso podrían volver a calentar la comida con magia.

-¡Más vale que os guste lo que hemos traído! No sabéis lo que hemos tenido que aguantarnos para no disfrutarlo nosotros solos, ¿verdad?-. Bromeó mirando a la leopardo y después acercándose al grupo que se encontraba en el agua y Ruth en la orilla.