Plaza de la Fuente
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Plaza de la Fuente
02/08/11, 06:49 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Es una plaza amplia y rectangular con un monumento en el centro, una fuente formada por serpientes entrelazadas de cuyas bocas sale el chorro que llenaba la pila.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Plaza de la Fuente
20/03/23, 12:47 pm
Aquella estructura cada vez se acercaba más y conforme lo hacía también aumentaban paralelamente los nervios de todos y, desde luego, el mjörní no era una excepción.
—Lo habrán levantado con levitación… —explicó a las preguntas retóricas de algunos acerca del artefacto en forma de dragón.
Le sonrió a Ethan cuando le agradeció y, al igual que Aniol, quien le había corregido su nombre y le había asentido con una sonrisa, parecía que varios tenían dificultad pronunciando su nombre. Al menos parecía que el hechizo de logomancia había respetado la pronunciación de sus nombres.
>>Gracias a ti por intervenir… Y bueno, si os es difícil pronunciar mi nombre entero podéis llamarme Räg —les dijo mirándoles a él y después a Aniol y Damian, pero obviamente era una oferta para cualquiera.
Por lo menos había algo con lo que se había quedado mucho más tranquilo y es que tanto Abel y la persona que se presentó como Kalna se disculparon. Además la ¿chica? explicó por qué había reaccionado de esa forma y pudo comprender mejor toda la situación. Seguía dándole miedo y seguía sospechando que pertenecía a un ejército por la pintura que llevaba, pero estaba claro que en su ataque de pánico había hecho juicios demasiado rápido.
—Lo siento yo también si he… si me precipité —le dijo en tono conciliador—. Para mí también hay cosas que me resultan... diferentes a lo que estoy acostumbrado. Perdonadme. Quizás en otro momento podamos explicarnos mejor.
Estaba claro que ese no era el momento.
>>A mí también me dijo Giz, se llamaba así, algo sobre magia que nunca había podido imaginar —añadió tras la intervención de Airi—. Esa parte por lo menos sí que es cierta.
Kalna les dijo que se pusieran detrás de ella cuando la estructura en forma de dragón ya estaba casi encima de ellos. Que quisiera protegerles le hizo mejorar más su opinión sobre la chica, y la intervención del de la cresta rosa del cual aún no sabía su nombre también le hizo pensar que era más razonable de lo que le había parecido.
<<Tienes que calmarte, lo que ha dicho Tawar es cierto y somos diferentes… No puedes juzgar a esta gente sin conocerla>> se dijo a sí mismo. Además, estaba más que dispuesto a proteger a los más pequeños. Además, Damian parecía que orbitaba en torno a él por defecto y no quería darle ningún tipo de mal ejemplo. Era cierto que al igual que Szezenyak le resultaba chocante la anatomía de la mayoría, pero las palabras de le repobladore le habían terminado de convencer que no valía la pena pensar si quiera en eso. Seguía teniendo curiosidad, por supuesto, pero… Una vez más, ese no era el momento.
De lo que sí era el momento no tardó en hacerse patente, cuando la voz de aquella extraña persona que ahora que veía más de cerca podía ver que tenía ciertos rasgos de reptil invadió su mente. ¿Mentalismo? Aquello era magia prohibida en Mjörne, pues podía usarse de formas muy peligrosas, tal y como habían aprendido en clase de historia. Los mjörnís beligerantes del pasado no la empleaban mucho, pero al parecer sí sus oponentes provenientes de otro lugar… Atar cabos seguía sin encontrarse entre las opciones, porque lo que dijeron aquellas dos personas lo volvió a dejar paralizado.
Escuchado tanto con sus oídos como en la invasión de sus pensamientos, las vagas instrucciones que parecían reforzar lo que había dicho Kalna sobre aquellas misteriosas pruebas se clavaron como cuchillos en todo su ser. Las implicaciones de los apuntes del hombre del parche estaban aumentando, una vez más, su dolor de cabeza. Este se acrecentó cuando no solo palabras, si no imágenes invadieron también su mente de aquellos lugares que decían estaban prohibidos. Uno de ellos era particularmente aterrador y debía ser aquel edificio rojo que se divisaba en la distancia, pero que sin duda tenía que ser mucho más terrorífico de cerca si se trataba de una representación fiel.
Sin tiempo a procesar nada, se fueron. Rägjynn seguía cerca de los niños y con una mano aun firmemente sujetando la de Aniol. El pequeño tomó la iniciativa de preguntar a la chica que parecía saber algo más que ellos y lo sacó un poco de su bucle de pensamientos negativos que amenazaban con provocarle un segundo ataque de pánico.
—¡No! No vamos a matar a nadie —le aseguró al niño en tono horrorizado—. No creo que… No puede ser necesario hacer eso.
No podía dar más argumentos. Desconocía por completo la situación en la que se encontraban y no sabía qué iba a pasar a partir de ese momento. Su cerebro había decidido medio ignorar las partes más crudas de aquel discurso insidioso, pero al escuchar al pequeño Aniol decir aquello se le habían vuelto a disparar todas las alarmas. Empezaba a hiperventilar un poco de nuevo, pero tomó una bocanada de aire y decidió centrarse en hablar con los demás.
>>Han dicho… algo de comida y refugios —dijo respondiendo a Airi, tratando de centrarse solo en las partes que no habían aumentado sus nudos en la garganta y el estómago—. Pero no sé cómo vamos a encontrarlos… ¡Ah! —cayó en la cuenta de algo entonces al pensar en magia.
El mjörní se sintió estúpido por no haberlo intentado antes, pero en cuanto trató de murmurar un hechizo curativo con el que poder sanar las heridas de Damian se hizo patente que no podía. Era normal: ya no sabía las palabras necesarias para hacerlo. Si no hubiera estado tan asustado podría haberlo curado antes de beber de la fuente, se reprochó a sí mismo.
—No puedo hacer ningún hechizo que conocía —dijo entonces en tono decepcionado—. Aunque la verdad es que los hechizos de rastreo todavía no los dominaba, de todos modos… No sé si alguno de vosotros conocía hechizos, pero supongo que ahora nadie puede hacerlos por el efecto del agua.
Ni tampoco sabía qué tenían que rastrear. Era descorazonador pensar en que no tenían medios reales para hacer lo que se les había dicho y más aún se lo parecía el verse totalmente desprovisto de los hechizos que conocía. ¿Seguiría pudiendo dibujar runas? Lo dudaba, pero cuando tuviera la oportunidad lo intentaría.
—Lo habrán levantado con levitación… —explicó a las preguntas retóricas de algunos acerca del artefacto en forma de dragón.
Le sonrió a Ethan cuando le agradeció y, al igual que Aniol, quien le había corregido su nombre y le había asentido con una sonrisa, parecía que varios tenían dificultad pronunciando su nombre. Al menos parecía que el hechizo de logomancia había respetado la pronunciación de sus nombres.
>>Gracias a ti por intervenir… Y bueno, si os es difícil pronunciar mi nombre entero podéis llamarme Räg —les dijo mirándoles a él y después a Aniol y Damian, pero obviamente era una oferta para cualquiera.
Por lo menos había algo con lo que se había quedado mucho más tranquilo y es que tanto Abel y la persona que se presentó como Kalna se disculparon. Además la ¿chica? explicó por qué había reaccionado de esa forma y pudo comprender mejor toda la situación. Seguía dándole miedo y seguía sospechando que pertenecía a un ejército por la pintura que llevaba, pero estaba claro que en su ataque de pánico había hecho juicios demasiado rápido.
—Lo siento yo también si he… si me precipité —le dijo en tono conciliador—. Para mí también hay cosas que me resultan... diferentes a lo que estoy acostumbrado. Perdonadme. Quizás en otro momento podamos explicarnos mejor.
Estaba claro que ese no era el momento.
>>A mí también me dijo Giz, se llamaba así, algo sobre magia que nunca había podido imaginar —añadió tras la intervención de Airi—. Esa parte por lo menos sí que es cierta.
Kalna les dijo que se pusieran detrás de ella cuando la estructura en forma de dragón ya estaba casi encima de ellos. Que quisiera protegerles le hizo mejorar más su opinión sobre la chica, y la intervención del de la cresta rosa del cual aún no sabía su nombre también le hizo pensar que era más razonable de lo que le había parecido.
<<Tienes que calmarte, lo que ha dicho Tawar es cierto y somos diferentes… No puedes juzgar a esta gente sin conocerla>> se dijo a sí mismo. Además, estaba más que dispuesto a proteger a los más pequeños. Además, Damian parecía que orbitaba en torno a él por defecto y no quería darle ningún tipo de mal ejemplo. Era cierto que al igual que Szezenyak le resultaba chocante la anatomía de la mayoría, pero las palabras de le repobladore le habían terminado de convencer que no valía la pena pensar si quiera en eso. Seguía teniendo curiosidad, por supuesto, pero… Una vez más, ese no era el momento.
De lo que sí era el momento no tardó en hacerse patente, cuando la voz de aquella extraña persona que ahora que veía más de cerca podía ver que tenía ciertos rasgos de reptil invadió su mente. ¿Mentalismo? Aquello era magia prohibida en Mjörne, pues podía usarse de formas muy peligrosas, tal y como habían aprendido en clase de historia. Los mjörnís beligerantes del pasado no la empleaban mucho, pero al parecer sí sus oponentes provenientes de otro lugar… Atar cabos seguía sin encontrarse entre las opciones, porque lo que dijeron aquellas dos personas lo volvió a dejar paralizado.
Escuchado tanto con sus oídos como en la invasión de sus pensamientos, las vagas instrucciones que parecían reforzar lo que había dicho Kalna sobre aquellas misteriosas pruebas se clavaron como cuchillos en todo su ser. Las implicaciones de los apuntes del hombre del parche estaban aumentando, una vez más, su dolor de cabeza. Este se acrecentó cuando no solo palabras, si no imágenes invadieron también su mente de aquellos lugares que decían estaban prohibidos. Uno de ellos era particularmente aterrador y debía ser aquel edificio rojo que se divisaba en la distancia, pero que sin duda tenía que ser mucho más terrorífico de cerca si se trataba de una representación fiel.
Sin tiempo a procesar nada, se fueron. Rägjynn seguía cerca de los niños y con una mano aun firmemente sujetando la de Aniol. El pequeño tomó la iniciativa de preguntar a la chica que parecía saber algo más que ellos y lo sacó un poco de su bucle de pensamientos negativos que amenazaban con provocarle un segundo ataque de pánico.
—¡No! No vamos a matar a nadie —le aseguró al niño en tono horrorizado—. No creo que… No puede ser necesario hacer eso.
No podía dar más argumentos. Desconocía por completo la situación en la que se encontraban y no sabía qué iba a pasar a partir de ese momento. Su cerebro había decidido medio ignorar las partes más crudas de aquel discurso insidioso, pero al escuchar al pequeño Aniol decir aquello se le habían vuelto a disparar todas las alarmas. Empezaba a hiperventilar un poco de nuevo, pero tomó una bocanada de aire y decidió centrarse en hablar con los demás.
>>Han dicho… algo de comida y refugios —dijo respondiendo a Airi, tratando de centrarse solo en las partes que no habían aumentado sus nudos en la garganta y el estómago—. Pero no sé cómo vamos a encontrarlos… ¡Ah! —cayó en la cuenta de algo entonces al pensar en magia.
El mjörní se sintió estúpido por no haberlo intentado antes, pero en cuanto trató de murmurar un hechizo curativo con el que poder sanar las heridas de Damian se hizo patente que no podía. Era normal: ya no sabía las palabras necesarias para hacerlo. Si no hubiera estado tan asustado podría haberlo curado antes de beber de la fuente, se reprochó a sí mismo.
—No puedo hacer ningún hechizo que conocía —dijo entonces en tono decepcionado—. Aunque la verdad es que los hechizos de rastreo todavía no los dominaba, de todos modos… No sé si alguno de vosotros conocía hechizos, pero supongo que ahora nadie puede hacerlos por el efecto del agua.
Ni tampoco sabía qué tenían que rastrear. Era descorazonador pensar en que no tenían medios reales para hacer lo que se les había dicho y más aún se lo parecía el verse totalmente desprovisto de los hechizos que conocía. ¿Seguiría pudiendo dibujar runas? Lo dudaba, pero cuando tuviera la oportunidad lo intentaría.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Plaza de la Fuente
20/03/23, 08:07 pm
Colmillo no había dejado de mirar el barco de forma extraña a medida que se acercaba, pero, aunque su atención estaba puesta ahí, sus orejas giraron hacia el grupo cuando la que se había presentado como Kalna hija de Mánide dijo que ella los protegería. El vittya reprimió un bufido. "Por muy fuerte que seas, no creo que puedas solucionar está situación a base de collejas" pensó para sus adentros, pero igualmente retrocedió tras ella con la mayoría. Daba igual que pensara que la chica estaba siendo innecesariamente temeraria, él no iba a quedarse en primera línea ni de coña.
Por un breve momento, miró a los pequeños del grupo, los dos niños y la planta, y el pensamiento fugaz de piernas cortas intentando escapar le pasó por la mente, pero rápidamente vio que algunos de los otros ya habían tomado medidas para ayudarles en caso de que tuvieran que salir por patas, por lo que volvió su vista al barco flotante.
Si bien uno de los ocupantes del barco parecía de la especie de la mayoría de los que estaban en la plaza, el otro ocupante parecía una mezcla entre ellos y la especie de Räg añadiendo además unas alas. El zawodny retrocedió un poco cuando el barco se detuvo sobre la plaza, intimidado por sus ocupantes.
Las palabras e imágenes que le siguieron a su aparición solo podían describirse como aterradoras y mal agoreras. El pelaje de Colmillo se erizó por el miedo al oír hablar de matarse entre ellos y una ciudad que quería comérselos, pero esas personas también les habían llamado "elegidos de Rocavarancolia" y habían hablado como si sobrevivir y conseguir ver lo que llamaban la Luna Roja fuera una especie de misión que debían superar. Matka había dicho que él era uno de los elegidos, también había dicho una palabra muy parecida a esa para nombrar el lugar al que solo las personas especiales podían ir y, por supuesto, había hablado de una misión. Aunque nada de aquello era lo que había esperado y mucho más terrorífico de lo que nunca habría aceptado, todo parecía encajar con las palabras de la diosa, lo que en vez de aliviarlo, solo le inquietó. "¿Pero por qué recalcan tanto lo de Luna Roja? Kalna hija de Mánide también lo ha dicho antes, ¿por qué? ¿la luna no es siempre roja?"
Aunque a medida que el barco se alejaba el pelo de Colmillo se iba desencrespando, el vittya no podía dejar de pensar en si podía o no fiarse de sus palabras a pesar de que estas encajaban con lo dicho por la diosa. Eran seres muy extraños e intimidantes, ¿pero acaso su nana no había dicho que confiara en el extraño? ¿pero en qué extraño debía confiar? ¿En alguno del barco? ¿En alguno de los de la plaza? ¿En todos? ¿En ninguno? "Ojalá las predicciones de Nana fueran más jodidamente claras" pensó molesto girándose hacia el resto del grupo a la vez que Aniol decía que él no quería matar a nadie, lo que hizo que su cola y sus orejas se levantaran el alerta, shockeado por la simple posibilidad de que realmente estuvieran siendo obligados a matar.
-Joder, espero que no -dijo después de que Räg contestó que no creía que fuera necesario.
"Comida y refugio" pensó mientras miraba a las distintas calles que llegaban a la plaza, pensando en cuál de ellas deberían investigar primero, esperando que todo lo terrible que esos dos habían dicho fuera solo una forma de asustarles.
-¿Qué coño? -exclamó al oir a Räg hablar abiertamente de saber hacer magia-. ¿En tu mundo hacéis magia? ¿Del tipo "soy la puta Vid'ma" o más bien como brujos y adivinos? Porque mi nana es adivina y nunca ha sabido hacer nada de esta mierda -preguntó haciendo un gesto con sus manos que abarcaba la fuente y el lugar por donde se había ido el barco.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Re: Plaza de la Fuente
20/03/23, 09:22 pm
La chica tenía razón, cualquier cosa parecía poder ocurrir en ese lugar y era peligroso acercarse al barco, por lo que se aproximó a la muchacha para alejarse de la trayectoria del barco volador.
Sobre el navío, pudo observar que viajaban dos personas misteriosas. Sobre todo, se fijó en la chica, su mera presencia había conseguido que a Abel se le erizase todo el vello. El discurso activó todas sus alertas, puesto que básicamente les estaban echando a los lobos sin proporcionarles ninguna ayuda. Inocentemente, el muchacho pensaba que, como mínimo, le iban a entregar un arma inicial para defenderse, pero no fue así. Por otro lado, se dio cuenta de que entre ellos no estaba la chica que lo raptó, pero pensaba que seguramente tendría relación con esos dos y que ninguno tramaba nada bueno
- “Así que al final seguramente sí que hay monstruos acechando” – pensó el angustiado muchacho, mientras en su mente se flasheaban las imágenes de los lugares prohibidos - "¿Por qué nos muestran todo esto y no la ubicación la comida o los refugios? Es más, ¿cómo lo están haciendo?"
Esas imágenes quedaron clavadas en su mente. Se las repitió para grabarlas a fuego. Podía ser clave conocer esos sitios. Tenían que sobrevivir, matar o ser matados por la ciudad, eso es lo que habían sentenciado el par de criaturas misteriosas.
El muchacho, totalmente convencido de la existencia de la magia en el mundo en el que se encontraba, pensaba que quizás podrían encontrar algún tipo de academia o torreón donde guarecerse, comer un poco y aprender hechicería. Rememoraba los lugares prohibidos por esos seres, con el fin de detectar su ubicación y de decidir donde sería más conveniente ir.
Entonces, pudo verla. La monstruosa edificación roja se asomaba en el horizonte. Le resultaba terrorífica, pero también le asombró la magnificencia que desprendía. Buscando con la mirada, también pudo localizar el castillo, pero no había ni rastro del otro edificio. De todos modos, intuía que las personas decían la verdad, ninguno de esos lugares tenía pinta de ser demasiado seguros, especialmente la construcción roja.
Es más, tenían que decidir rápido. En todos los mundos mágicos que el chico conocía había monstruos sueltos por doquier, lo que le llevaba a concluir que Rocavarancolia no era una excepción. Preocupado, notaba otra vez como los nervios apretaban su torturado estómago.
Miró a la chica que se sentaba a su lado. Antes le había dado la agradable sensación de que, al igual que él, se trataba de un alma solitaria. Ese tipo de personas le daban paz, pero sabía que, si se separaban del grupo, disminuirían considerablemente las posibilidades de sobrevivir. De una forma u otra, tenían que reclutar para su grupo a algunos compañeros de aventuras. Dos o tres más como mínimo, valoró.
Como siempre hacía para calmarse, respiró profundamente y apretó las manos para coger fuerza. La iba a necesitar para superar la ansiedad que le daba enfrentarse a tanta gente.
- No sé tu nombre – murmuró el chico con el fin de conocerlo, puesto que le daba vergüenza preguntárselo directamente – pero podríamos ir con el resto del grupo – dijo señalando hacia la chica con el maquillaje oscuro – ella podría defendernos si las cosas se ponen feas – concluyó. Después de todo, había probado su impresionante poder destructivo en sus propias carnes.
Una vez cerca del grupo, observó que el lagarto y el perro estaban hablando de magia, todo le resultaba progresivamente más y más absurdo. Querían buscar un refugio con magia, pero parecían haber perdido esa habilidad. De hecho, le asombraba que Räg hablase tan tranquilamente de haberla tenido en algún momento. Además, la mayoría eran humanos como él y, que supiese, en la Tierra la magia solo existía en la ficción.
Entonces, recordó que su raptora le había dicho que él era especial y pertenecía al mundo mágico. Así que, muy disimuladamente, cerró los ojos y apretó de nuevo las uñas contra la palma de su mano para quitarse los nervios y concentrar la energía. Pensó muy fuertemente en lo que quería que ocurriese, invocando con sus pensamientos a una estela luminosa que guiase su camino hacia los refugios. Sorprendentemente, notó algo e hizo todavía más fuerza. Lo sentía dentro suyo, como si fuese un potente torbellino creándose en su barriga. Y, efectivamente, se dio cuenta de que lo que pasaba era que tenía muchos gases y paró en seco. Consiguió retenerlos, pero era consciente de que todavía tenía el estómago muy revuelto por lo de antes y necesitaba descansar pronto para no empeorar.
Por lo tanto, abrió los ojos, descartando un posible uso de la magia, y decidió proponer la opción que había pensado.
- La mayor parte de los presentes somos de la misma especie. Y no hay magia de rastreo ni de ningún tipo en nuestro planeta - dijo, asegurándose de que la chica del maquillaje oscuro, la otra chica, el niño del pelo largo y Räg le escuchasen y resignándose a que la viperina fábrica de bolas de pelo lo tuviese que oír también – el edificio rojo está ahí y creo que eso es el castillo del que hablaban– señaló hacia ambas direcciones con la cabeza – la única información que nos han dado es que esas dos zonas son peligrosas, por lo que deberíamos buscar refugio en las áreas opuestas a estas – concluyó señalando a una zona donde gran parte de los edificios eran relativamente bajos y estaban separados entre sí – Me gustaría que fuésemos todos juntos, si os parece. Creo que podría ser arriesgado quedarse mucho tiempo más aquí.
Mareado, bajó la mirada y notó que se tambaleaba un poco a la derecha. Su tez estaba más amarillenta que antes. Ya estaba agotado de por sí, pero le agotaba el triple tanta novedad fantástica y el hecho de tener que socializar tanto y con tanta gente.
Después de todo el circo que había montado, quería colaborar con el resto, pero sobre todo lo que más ansiaba encontrar un sitio seguro y dormir.
Sobre el navío, pudo observar que viajaban dos personas misteriosas. Sobre todo, se fijó en la chica, su mera presencia había conseguido que a Abel se le erizase todo el vello. El discurso activó todas sus alertas, puesto que básicamente les estaban echando a los lobos sin proporcionarles ninguna ayuda. Inocentemente, el muchacho pensaba que, como mínimo, le iban a entregar un arma inicial para defenderse, pero no fue así. Por otro lado, se dio cuenta de que entre ellos no estaba la chica que lo raptó, pero pensaba que seguramente tendría relación con esos dos y que ninguno tramaba nada bueno
- “Así que al final seguramente sí que hay monstruos acechando” – pensó el angustiado muchacho, mientras en su mente se flasheaban las imágenes de los lugares prohibidos - "¿Por qué nos muestran todo esto y no la ubicación la comida o los refugios? Es más, ¿cómo lo están haciendo?"
Esas imágenes quedaron clavadas en su mente. Se las repitió para grabarlas a fuego. Podía ser clave conocer esos sitios. Tenían que sobrevivir, matar o ser matados por la ciudad, eso es lo que habían sentenciado el par de criaturas misteriosas.
El muchacho, totalmente convencido de la existencia de la magia en el mundo en el que se encontraba, pensaba que quizás podrían encontrar algún tipo de academia o torreón donde guarecerse, comer un poco y aprender hechicería. Rememoraba los lugares prohibidos por esos seres, con el fin de detectar su ubicación y de decidir donde sería más conveniente ir.
Entonces, pudo verla. La monstruosa edificación roja se asomaba en el horizonte. Le resultaba terrorífica, pero también le asombró la magnificencia que desprendía. Buscando con la mirada, también pudo localizar el castillo, pero no había ni rastro del otro edificio. De todos modos, intuía que las personas decían la verdad, ninguno de esos lugares tenía pinta de ser demasiado seguros, especialmente la construcción roja.
Es más, tenían que decidir rápido. En todos los mundos mágicos que el chico conocía había monstruos sueltos por doquier, lo que le llevaba a concluir que Rocavarancolia no era una excepción. Preocupado, notaba otra vez como los nervios apretaban su torturado estómago.
Miró a la chica que se sentaba a su lado. Antes le había dado la agradable sensación de que, al igual que él, se trataba de un alma solitaria. Ese tipo de personas le daban paz, pero sabía que, si se separaban del grupo, disminuirían considerablemente las posibilidades de sobrevivir. De una forma u otra, tenían que reclutar para su grupo a algunos compañeros de aventuras. Dos o tres más como mínimo, valoró.
Como siempre hacía para calmarse, respiró profundamente y apretó las manos para coger fuerza. La iba a necesitar para superar la ansiedad que le daba enfrentarse a tanta gente.
- No sé tu nombre – murmuró el chico con el fin de conocerlo, puesto que le daba vergüenza preguntárselo directamente – pero podríamos ir con el resto del grupo – dijo señalando hacia la chica con el maquillaje oscuro – ella podría defendernos si las cosas se ponen feas – concluyó. Después de todo, había probado su impresionante poder destructivo en sus propias carnes.
Una vez cerca del grupo, observó que el lagarto y el perro estaban hablando de magia, todo le resultaba progresivamente más y más absurdo. Querían buscar un refugio con magia, pero parecían haber perdido esa habilidad. De hecho, le asombraba que Räg hablase tan tranquilamente de haberla tenido en algún momento. Además, la mayoría eran humanos como él y, que supiese, en la Tierra la magia solo existía en la ficción.
Entonces, recordó que su raptora le había dicho que él era especial y pertenecía al mundo mágico. Así que, muy disimuladamente, cerró los ojos y apretó de nuevo las uñas contra la palma de su mano para quitarse los nervios y concentrar la energía. Pensó muy fuertemente en lo que quería que ocurriese, invocando con sus pensamientos a una estela luminosa que guiase su camino hacia los refugios. Sorprendentemente, notó algo e hizo todavía más fuerza. Lo sentía dentro suyo, como si fuese un potente torbellino creándose en su barriga. Y, efectivamente, se dio cuenta de que lo que pasaba era que tenía muchos gases y paró en seco. Consiguió retenerlos, pero era consciente de que todavía tenía el estómago muy revuelto por lo de antes y necesitaba descansar pronto para no empeorar.
Por lo tanto, abrió los ojos, descartando un posible uso de la magia, y decidió proponer la opción que había pensado.
- La mayor parte de los presentes somos de la misma especie. Y no hay magia de rastreo ni de ningún tipo en nuestro planeta - dijo, asegurándose de que la chica del maquillaje oscuro, la otra chica, el niño del pelo largo y Räg le escuchasen y resignándose a que la viperina fábrica de bolas de pelo lo tuviese que oír también – el edificio rojo está ahí y creo que eso es el castillo del que hablaban– señaló hacia ambas direcciones con la cabeza – la única información que nos han dado es que esas dos zonas son peligrosas, por lo que deberíamos buscar refugio en las áreas opuestas a estas – concluyó señalando a una zona donde gran parte de los edificios eran relativamente bajos y estaban separados entre sí – Me gustaría que fuésemos todos juntos, si os parece. Creo que podría ser arriesgado quedarse mucho tiempo más aquí.
Mareado, bajó la mirada y notó que se tambaleaba un poco a la derecha. Su tez estaba más amarillenta que antes. Ya estaba agotado de por sí, pero le agotaba el triple tanta novedad fantástica y el hecho de tener que socializar tanto y con tanta gente.
Después de todo el circo que había montado, quería colaborar con el resto, pero sobre todo lo que más ansiaba encontrar un sitio seguro y dormir.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Plaza de la Fuente
21/03/23, 12:01 pm
Parecía que no era la única que estaba de acuerdo en que la colleja había sido buena idea, y aquello la tranquilizó un poco: al menos no todos los hombres parecían estar tan emocionalmente alterados, y la otra chica parecía estar en sus cabales al respecto. Podía tener un pelo que no le recordaba al Imperio, pero al menos parecía tener más seriedad que el resto. Y al menos era una chica, algo que ya mejoraba su percepción.
Y al menos la diplomacia le estaba saliendo bien, y había disculpas y explicaciones, aunque no pensaba aceptar que aquellos humanos tuvieran frases hechas de aquel calibre y las dijeran niños sin ninguna consecuencia y lo vieran como algo normal. ¿Qué tenían en la cabeza? Dese luego le había tocado estar con una panda de idiotas, y no venía a Ilol por ningún lado, lo que solo la ponía más tensa. ¿Dónde se habría metido?
—Os daré todo el tiempo que pueda sin ponerme en demasiado peligro para que os llevéis a los niños lejos y luego correré yo —le respondió a Ethan cuando este se preocupó, y luego le dedicó una mirada de superioridad a Connor ante su pregunta —No te librarás de mi tan fácilmente, tenlo claro.
Sin embargo no le hizo falta luchar, ni correr. En el barco iban dos figuras, una mujer que parecía ser medio lagarto y un hombre que si destacaba por algo era por el pasotismo que se le notaba. Soltó un bufido, haciéndole gracia que hubieran mandado a un hombre para darles un discurso tan importante. Las palabras en su cabeza le hicieron tensarse, más por la sorpresa que por otra cosa: conocer la existencia de la magia era muy distinto a que la hicieran sobre uno, y no sabía si la sensación de alguien colándose en su cabeza le terminaba de gustar por muy espectacular que estuviera siendo.
El contenido del discurso coincidía tan bien con sus ideas preconcebidas que casi la mayor sorpresa era que les dieran comida y refugios y no tuvieran que apañárselas completamente solos. Había aceptado plenamente antes de llegar que podría tener que matar, si era necesario, para sobrevivir, por lo que la reacción del lagarto la pareció tan absurda que daba gracias de que estuviera atrás con los chiquillos para que no viera el gesto que había hecho de manera automática. «No durarás mucho con esa actitud».
Los lugares prohibidos estaban claro, y dos de ellos se veían desde allí sin siquiera tener las imágenes mentales. El castillo, obvio; el panteón, obvio; aquella catedral roja… puede que fuera obvio, pero la llamaba mucho la atención por lo siniestra que era. Aceptaría no ir, de todas maneras, pues las normas que les habían puesto eran pocas y no iba a ser ella quien las incumpliera.
Pronto llegaron los problemas. Dónde ir, no les habían dicho dónde estaban los refugios, y algunos sopesaban buscarlos con una magia rastreadora que al parecer ya no podían hacer. «¿Cómo?» ¿Había sitios que ya conocían la magia? A ella le habían dicho que no podían tener información ventajosa por ser injusto, pero sabía mucho más de lo que hacían allí que el resto, y además había algunos que sabían más de magia… Al menos se la habían quitado, lo cual resultaba en algo más equitativo con el resto…y que en aquellos momentos era una maldición, porque les hubiera venido muy bien poder buscarlo con magia y llegar directamente.
—Estoy de acuerdo en ir juntos —hablaba en un tono serio, pero más amable de lo que le hubiera gustado originalmente: tener que ceder levemente a su autoridad porque los hombres se asustaban era algo que se le hacía extraño —. Y en empezar a movernos cuanto antes. No sabemos cuándo se hará de noche, y sería bueno encontrar el refugio antes de eso.
Si perdían demasiado tiempo allí quietos, esperando, a lo mejor no lo encontraban antes de la noche, y eso sería mucho más peligroso. Estaba claro que no les iban a ayudar más, así que esperar era una tontería. Esperaría a ver que decidía el resto, mientras se mantenía alerta a las calles que rodeaban la plaza. Eran un blanco fácil para cualquier cosa, y si las pruebas habían empezado no pensaba arriesgarse. «No dejéis nada al azar», se repitió las palabras del que llevaba el parche. Era un buen consejo, aunque el que lo hubiera dado hubiera sido un hombre.
Y al menos la diplomacia le estaba saliendo bien, y había disculpas y explicaciones, aunque no pensaba aceptar que aquellos humanos tuvieran frases hechas de aquel calibre y las dijeran niños sin ninguna consecuencia y lo vieran como algo normal. ¿Qué tenían en la cabeza? Dese luego le había tocado estar con una panda de idiotas, y no venía a Ilol por ningún lado, lo que solo la ponía más tensa. ¿Dónde se habría metido?
—Os daré todo el tiempo que pueda sin ponerme en demasiado peligro para que os llevéis a los niños lejos y luego correré yo —le respondió a Ethan cuando este se preocupó, y luego le dedicó una mirada de superioridad a Connor ante su pregunta —No te librarás de mi tan fácilmente, tenlo claro.
Sin embargo no le hizo falta luchar, ni correr. En el barco iban dos figuras, una mujer que parecía ser medio lagarto y un hombre que si destacaba por algo era por el pasotismo que se le notaba. Soltó un bufido, haciéndole gracia que hubieran mandado a un hombre para darles un discurso tan importante. Las palabras en su cabeza le hicieron tensarse, más por la sorpresa que por otra cosa: conocer la existencia de la magia era muy distinto a que la hicieran sobre uno, y no sabía si la sensación de alguien colándose en su cabeza le terminaba de gustar por muy espectacular que estuviera siendo.
El contenido del discurso coincidía tan bien con sus ideas preconcebidas que casi la mayor sorpresa era que les dieran comida y refugios y no tuvieran que apañárselas completamente solos. Había aceptado plenamente antes de llegar que podría tener que matar, si era necesario, para sobrevivir, por lo que la reacción del lagarto la pareció tan absurda que daba gracias de que estuviera atrás con los chiquillos para que no viera el gesto que había hecho de manera automática. «No durarás mucho con esa actitud».
Los lugares prohibidos estaban claro, y dos de ellos se veían desde allí sin siquiera tener las imágenes mentales. El castillo, obvio; el panteón, obvio; aquella catedral roja… puede que fuera obvio, pero la llamaba mucho la atención por lo siniestra que era. Aceptaría no ir, de todas maneras, pues las normas que les habían puesto eran pocas y no iba a ser ella quien las incumpliera.
Pronto llegaron los problemas. Dónde ir, no les habían dicho dónde estaban los refugios, y algunos sopesaban buscarlos con una magia rastreadora que al parecer ya no podían hacer. «¿Cómo?» ¿Había sitios que ya conocían la magia? A ella le habían dicho que no podían tener información ventajosa por ser injusto, pero sabía mucho más de lo que hacían allí que el resto, y además había algunos que sabían más de magia… Al menos se la habían quitado, lo cual resultaba en algo más equitativo con el resto…y que en aquellos momentos era una maldición, porque les hubiera venido muy bien poder buscarlo con magia y llegar directamente.
—Estoy de acuerdo en ir juntos —hablaba en un tono serio, pero más amable de lo que le hubiera gustado originalmente: tener que ceder levemente a su autoridad porque los hombres se asustaban era algo que se le hacía extraño —. Y en empezar a movernos cuanto antes. No sabemos cuándo se hará de noche, y sería bueno encontrar el refugio antes de eso.
Si perdían demasiado tiempo allí quietos, esperando, a lo mejor no lo encontraban antes de la noche, y eso sería mucho más peligroso. Estaba claro que no les iban a ayudar más, así que esperar era una tontería. Esperaría a ver que decidía el resto, mientras se mantenía alerta a las calles que rodeaban la plaza. Eran un blanco fácil para cualquier cosa, y si las pruebas habían empezado no pensaba arriesgarse. «No dejéis nada al azar», se repitió las palabras del que llevaba el parche. Era un buen consejo, aunque el que lo hubiera dado hubiera sido un hombre.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Plaza de la Fuente
21/03/23, 03:03 pm
El discurso fue... Un espectáculo cuanto menos. Ignorando de por sí la apariencia "exótica" de la mujer, el hecho de que la voz resonará dentro de su cabeza o de que en un momento dado les hubieran dado hasta imágenes visuales, lo que más le preocupó fueron sus palabras. ¿Cuántas veces se podría decir en un mismo discurso, que probablemente fueran a morir en un tiempo límite que desconocían? Ethan había perdido la cuenta. Era alarmante que la única introducción y ayuda fuera esa.
Respiró hondo, tratando de centrarse todo lo posible en lo que hacer a continuación. Observó a los de alrededor haciendo una cuenta mental rápida de todos los que eran. Los juzgo en silencio, no con la idea de criticar, si no de buscar quienes podrían ser más propensos a salirse de control. La gran mayoría de ellos al menos tenían cierto raciocinio y se estaban acercando para colaborar entre sí. Eso era bueno, ir juntos solucionaría la mayoría de conflictos.
También escuchó lo que tenían que decir, las ideas eran buenas y aún estando perplejo por el hecho de que la "magia" fuera estándar para el lagarto, no le quiso dar más vueltas. A esas alturas estaba dispuesto a creerse hasta la idea más absurda que le ofrecieran. ¿La tierra es plana? Claro.
Otro problema sin lugar a duda sería la violencia. Era un tema complicado, estaban perdidos y no sabían a que se tenían que enfrentar. Por mucho que a Ethan le gustaría tranquilizar al grupo posicionándose junto a Räg, sabía que solo sería mentirles. Quizá tendrían que ensuciarse las manos, y aunque la idea le asqueaba no estaba dispuesto a dejar que alguien saliera herido por un código moral que allí parecía obsoleto.
-Deberíamos de ir... Paso por paso. Ha sido irónicamente mucha y nada de información a la vez. Lo primero será buscar el hogar como estáis diciendo. Me imagino que habrá alguna diferencia entre los refugios y el resto de edificios, porque sinceramente nadie va a entrar a ninguno hasta que conozcamos a ciencia cierta que nos podemos encontrar.
Ante una situación tan extraña Ethan había recobrado cierta compostura. Levantando la voz sin gritar para que se le pudiera escuchar bien. Tener miedo no iba a ser una opción si debía de estar al cargo del resto. Estaba de acuerdo en no dejar nada al azar, pero no iba a vender a nadie si podía evitarlo. Lo que significaba que tocaba planificar un mínimo.
-Pero, y aunque Kalna tiene razón en que hay que partir cuanto antes, deberíamos de organizarnos. Tenemos a 3 pequeños, si la situación se pone tensa Connor puede cargar uno y eh.. -Se giró hacia Nohlem con cierta confusión, no recordaba su nombre.- Tu te has ofrecido para llevar a la planta, muchas gracias por ello. Así que solo nos queda otro más, si hay algún voluntario mejor que hable ahora para evitar que se dé el caos después.
Confiaba en que Räg o Rick se ofrecieran. Pero necesitaban de igual manera asegurarse, no fuera a ser que salieran corriendo y un pequeño se quedara descolgado.
-Solucionado esto... Somos un grupo grande y no sé cuales son nuestras aptitudes físicas. Si Kalna quiere cerrar el grupo nos aseguramos cierta protección por si vienen desde atrás. La gente que se crea más apta para huir rápido debería ir en los flancos. Que se queden dentro del grupo los niños y los que se consideren más lentos, para que puedan tener más margen de maniobra... Y eh... Si a Connor no le importa, podemos ir nosotros abriendo camino por si nos encontramos algún peligro de cara.
Obviamente las partes en las que se refirió a Kalna y Connor estaban formuladas como una sugerencia. Deducía que Kalna querría cerrar ya que estaba dispuesta a evitar que nadie quedara rezagado. Connor simplemente era la otra opción lógica para cubrir uno de los puntos más peligrosos. Pero si él no quisiera, abriría Ethan solo sin problemas.
-Ah y eh... Una última cosa. Aunque intentemos colaborar, seamos conscientes de nuestras capacidades. Si por lo que sea alguien se queda atrás y sabéis que no podéis ayudar... Pues es lo que hay, no os culpéis por querer anteponer vuestra supervivencia.
Esto último lo dejó caer a sabiendas de que sería de por sí un pensamiento común. Era un recordatorio específico para el grupo de personas que sabía que tenían buen corazón... Y así, se aseguraba de que nadie se girará si por lo que fuera el mismo se veía incapaz de correr. Era una mierda, pero, era lo que había.
Respiró hondo, tratando de centrarse todo lo posible en lo que hacer a continuación. Observó a los de alrededor haciendo una cuenta mental rápida de todos los que eran. Los juzgo en silencio, no con la idea de criticar, si no de buscar quienes podrían ser más propensos a salirse de control. La gran mayoría de ellos al menos tenían cierto raciocinio y se estaban acercando para colaborar entre sí. Eso era bueno, ir juntos solucionaría la mayoría de conflictos.
También escuchó lo que tenían que decir, las ideas eran buenas y aún estando perplejo por el hecho de que la "magia" fuera estándar para el lagarto, no le quiso dar más vueltas. A esas alturas estaba dispuesto a creerse hasta la idea más absurda que le ofrecieran. ¿La tierra es plana? Claro.
Otro problema sin lugar a duda sería la violencia. Era un tema complicado, estaban perdidos y no sabían a que se tenían que enfrentar. Por mucho que a Ethan le gustaría tranquilizar al grupo posicionándose junto a Räg, sabía que solo sería mentirles. Quizá tendrían que ensuciarse las manos, y aunque la idea le asqueaba no estaba dispuesto a dejar que alguien saliera herido por un código moral que allí parecía obsoleto.
-Deberíamos de ir... Paso por paso. Ha sido irónicamente mucha y nada de información a la vez. Lo primero será buscar el hogar como estáis diciendo. Me imagino que habrá alguna diferencia entre los refugios y el resto de edificios, porque sinceramente nadie va a entrar a ninguno hasta que conozcamos a ciencia cierta que nos podemos encontrar.
Ante una situación tan extraña Ethan había recobrado cierta compostura. Levantando la voz sin gritar para que se le pudiera escuchar bien. Tener miedo no iba a ser una opción si debía de estar al cargo del resto. Estaba de acuerdo en no dejar nada al azar, pero no iba a vender a nadie si podía evitarlo. Lo que significaba que tocaba planificar un mínimo.
-Pero, y aunque Kalna tiene razón en que hay que partir cuanto antes, deberíamos de organizarnos. Tenemos a 3 pequeños, si la situación se pone tensa Connor puede cargar uno y eh.. -Se giró hacia Nohlem con cierta confusión, no recordaba su nombre.- Tu te has ofrecido para llevar a la planta, muchas gracias por ello. Así que solo nos queda otro más, si hay algún voluntario mejor que hable ahora para evitar que se dé el caos después.
Confiaba en que Räg o Rick se ofrecieran. Pero necesitaban de igual manera asegurarse, no fuera a ser que salieran corriendo y un pequeño se quedara descolgado.
-Solucionado esto... Somos un grupo grande y no sé cuales son nuestras aptitudes físicas. Si Kalna quiere cerrar el grupo nos aseguramos cierta protección por si vienen desde atrás. La gente que se crea más apta para huir rápido debería ir en los flancos. Que se queden dentro del grupo los niños y los que se consideren más lentos, para que puedan tener más margen de maniobra... Y eh... Si a Connor no le importa, podemos ir nosotros abriendo camino por si nos encontramos algún peligro de cara.
Obviamente las partes en las que se refirió a Kalna y Connor estaban formuladas como una sugerencia. Deducía que Kalna querría cerrar ya que estaba dispuesta a evitar que nadie quedara rezagado. Connor simplemente era la otra opción lógica para cubrir uno de los puntos más peligrosos. Pero si él no quisiera, abriría Ethan solo sin problemas.
-Ah y eh... Una última cosa. Aunque intentemos colaborar, seamos conscientes de nuestras capacidades. Si por lo que sea alguien se queda atrás y sabéis que no podéis ayudar... Pues es lo que hay, no os culpéis por querer anteponer vuestra supervivencia.
Esto último lo dejó caer a sabiendas de que sería de por sí un pensamiento común. Era un recordatorio específico para el grupo de personas que sabía que tenían buen corazón... Y así, se aseguraba de que nadie se girará si por lo que fuera el mismo se veía incapaz de correr. Era una mierda, pero, era lo que había.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Plaza de la Fuente
21/03/23, 05:53 pm
Cuando Damian accedió a quedarse quieto y hacer caso Connor asintió con un gruñido. Aquel niño era demasiado revoltoso como para no tenerlo controlado, y aquel momento ya era lo bastante jodido como para tener otro puto quebradero de cabeza. El barco volador siguió acercándose hacia ellos, y el motero pudo ver dos figuras asomadas. Una se trataba de un hombre normal con un parche, pero la otra... El cuerpo de Connor se tensó en cuanto los vio, pero la mayor parte de esa reacción se debía a aquella mujer dracónida.
Mientras se acercaban centró su atención en los comentarios que hacían el resto. No se le escaparía aquella mirada de Nohlem hacia él, cuando dijo de forma sarcástica que era mejor que lo mataran ellos. Connor lo miraría frunciendo el ceño, estaba claro que él mismo no estaba despertando muchas simpatías entre el resto pero ese era el menor de sus problemas. Cuando aquella mezcla de planta y camaleón le pidió subirse encima suya el motero estuvo a punto de darle una buena razón de por qué se negaba: si salían corriendo él iba a llevar a cuestas a alguno de los niños, y probablemente aquella lagartija saldría volando a tomar por culo. Pero sobre todo porque le resultaría asqueroso llevarlo encima suya, aunque eso no pensara decirlo. Nohlem se adelantó explicando justamente que Connor estaría ocupado con un niño y el motero lo miró con interés. Se había mostrado colaborador, pero tenía demasiadas pintas de ricachón y aquello no le gustaba demasiado. <<¿Markus también vestía así cuando era un niñito de papá, antes de unirse al club? ¿Antes de que le reventara la puta cabeza a balazos en esa vieja mina? Joder, cómo odio a los cabrones como vosotros>>.Pensó mirando al chico felino.
-Tiene razón, probablemente te reventaría el puto cuerpo sin querer.- Le diría en cambio al reptil pequeño. Después se encogió de hombros con el comentario de Kalna hacia él. Aquella chica era dura, eso no hacía falta comprobarlo, y aquello junto a sus aires de superioridad lo ponían en guardia. Iba a tenerla bien vigilada.
Finalmente el barco descendió poco a poco. Y los dos tripulantes empezaron a hablar. No parecían peligrosos, más bien eran simples mensajeros que debían explicarles qué tenían qué hacer. Connor atendería al discurso con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Aquella situación lo hacía sentir impotente ante el hecho de que no podía hacer nada para volver a casa. En su cabeza pasaron imágenes de los lugares que tenían prohibidos, algunos se veían un poco a simple vista. Ese nivel de intrusión lo cabreó más, a la par que lo sorprendía esa demostración de magia... por muy extraña que sonara esa palabra. Estaba claro que tenían que acatar las órdenes de esa gente. Y las únicas que había acatado desde que tenía memoria eran las de la banda. No, no le gustaba en absoluto jugar a ese jodido juego enfermizo. Después se marcharon por donde habían venido y Connor soltó un "Hijos de puta" en voz baja mientras los observaba irse. Después se generó un debate entre los demás. A Connor le parecía más bien absurdo que Räg se negara a matar de forma tan rotunda. Hasta que no estabas en una situación de vida o muerte uno nunca sabía cómo iba a reaccionar. Al menos todos estaban de acuerdo en irse de allí juntos. El tema de encontrar los refugios le interesaba mucho más y que el lagarto pudiera hacer magia, al menos en su mundo.
-La noche aquí tiene pinta de ser una puñetera pesadilla.- Secundaría a Kalna.- Cuanto antes encontremos ese refugio de mierda mejor.- Escuchó con atención el plan de Ethan y le pareció buena idea, asintiendo a su sugerencia con la cabeza. Por su parte no tenía ningún tipo de problema en ir delante con el británico. No tenía pensado ser el último del grupo y entendía que en el centro fueran los dos pequeños. Además quería que todos llevaran un ritmo constante y rápido para que no les cayera la noche, y para eso era mejor ir delante. Si alguien más se unía le parecería bien. -Me parece de puta madre, solo si le echáis un vistazo a los dos enanos.- Les diría al resto, haciendo alusión a Damian y Aniol. La última frase de Ethan le parecía lógica por sí misma. Si estaba en peligro de muerte no contaba con la ayuda de ninguno de ellos, estaba claro.- Y para los que aún no lo sepan me llamo Connor. ¿Nos vamos de este sitio de los cojones ya, joder?- Preguntaría impaciente con los brazos cruzados.
Mientras se acercaban centró su atención en los comentarios que hacían el resto. No se le escaparía aquella mirada de Nohlem hacia él, cuando dijo de forma sarcástica que era mejor que lo mataran ellos. Connor lo miraría frunciendo el ceño, estaba claro que él mismo no estaba despertando muchas simpatías entre el resto pero ese era el menor de sus problemas. Cuando aquella mezcla de planta y camaleón le pidió subirse encima suya el motero estuvo a punto de darle una buena razón de por qué se negaba: si salían corriendo él iba a llevar a cuestas a alguno de los niños, y probablemente aquella lagartija saldría volando a tomar por culo. Pero sobre todo porque le resultaría asqueroso llevarlo encima suya, aunque eso no pensara decirlo. Nohlem se adelantó explicando justamente que Connor estaría ocupado con un niño y el motero lo miró con interés. Se había mostrado colaborador, pero tenía demasiadas pintas de ricachón y aquello no le gustaba demasiado. <<¿Markus también vestía así cuando era un niñito de papá, antes de unirse al club? ¿Antes de que le reventara la puta cabeza a balazos en esa vieja mina? Joder, cómo odio a los cabrones como vosotros>>.Pensó mirando al chico felino.
-Tiene razón, probablemente te reventaría el puto cuerpo sin querer.- Le diría en cambio al reptil pequeño. Después se encogió de hombros con el comentario de Kalna hacia él. Aquella chica era dura, eso no hacía falta comprobarlo, y aquello junto a sus aires de superioridad lo ponían en guardia. Iba a tenerla bien vigilada.
Finalmente el barco descendió poco a poco. Y los dos tripulantes empezaron a hablar. No parecían peligrosos, más bien eran simples mensajeros que debían explicarles qué tenían qué hacer. Connor atendería al discurso con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Aquella situación lo hacía sentir impotente ante el hecho de que no podía hacer nada para volver a casa. En su cabeza pasaron imágenes de los lugares que tenían prohibidos, algunos se veían un poco a simple vista. Ese nivel de intrusión lo cabreó más, a la par que lo sorprendía esa demostración de magia... por muy extraña que sonara esa palabra. Estaba claro que tenían que acatar las órdenes de esa gente. Y las únicas que había acatado desde que tenía memoria eran las de la banda. No, no le gustaba en absoluto jugar a ese jodido juego enfermizo. Después se marcharon por donde habían venido y Connor soltó un "Hijos de puta" en voz baja mientras los observaba irse. Después se generó un debate entre los demás. A Connor le parecía más bien absurdo que Räg se negara a matar de forma tan rotunda. Hasta que no estabas en una situación de vida o muerte uno nunca sabía cómo iba a reaccionar. Al menos todos estaban de acuerdo en irse de allí juntos. El tema de encontrar los refugios le interesaba mucho más y que el lagarto pudiera hacer magia, al menos en su mundo.
-La noche aquí tiene pinta de ser una puñetera pesadilla.- Secundaría a Kalna.- Cuanto antes encontremos ese refugio de mierda mejor.- Escuchó con atención el plan de Ethan y le pareció buena idea, asintiendo a su sugerencia con la cabeza. Por su parte no tenía ningún tipo de problema en ir delante con el británico. No tenía pensado ser el último del grupo y entendía que en el centro fueran los dos pequeños. Además quería que todos llevaran un ritmo constante y rápido para que no les cayera la noche, y para eso era mejor ir delante. Si alguien más se unía le parecería bien. -Me parece de puta madre, solo si le echáis un vistazo a los dos enanos.- Les diría al resto, haciendo alusión a Damian y Aniol. La última frase de Ethan le parecía lógica por sí misma. Si estaba en peligro de muerte no contaba con la ayuda de ninguno de ellos, estaba claro.- Y para los que aún no lo sepan me llamo Connor. ¿Nos vamos de este sitio de los cojones ya, joder?- Preguntaría impaciente con los brazos cruzados.
- Trish
Ficha de cosechado
Nombre: Serena
Especie: Humana
Habilidades: Astucia, agilidad y habilidad manualPersonajes : Serena: humana (1,60 cm)
Unidades mágicas : 5/5
Re: Plaza de la Fuente
22/03/23, 12:45 pm
El barco continuó planeando hasta alcanzar la plaza donde se encontraban; definitivamente, quien hubiera creado ese artefacto había conseguido simular a la perfección la forma de un dragón. A pesar de la singularidad del navío volador, la atención de Serena pronto pasó a las figuras que se asomaron desde la barandilla. Sus ojos desecharon automáticamente al hombre, pues quien sin duda captaba su atención era la mujer lagarto que los observaba con una mezcla de arrogancia y desdén.
Cuando la mujer comenzó a hablar, las palabras resonaron en la cabeza de Serena, consiguiendo que cualquier otro sonido se esfumara en el aire. Escuchó con atención cada frase, sin poder entender cómo había acabado en aquel lugar; hacía cuestión de horas le habían prometido que la magia existía y que ella misma era demasiado especial como para desaprovechar aquella oportunidad. No iba a engañarse, había pensado que la llevarían a alguna escuela de magia donde podría aprender de los mejores hechiceros y hechiceras. Al menos eso era lo que pasaba en los libros que solía leer. Sin embargo, tenía a una mujer lagarto delante de ella, hablando sobre sobrevivir y matar. Y también sobre el color de la luna. Añadió una advertencia sobre tres lugares prohibidos, que acto seguido pasaron a esbozarse con claridad ante sus ojos. Después de todo lo que estaba escuchando no tenía intención de acercarse por nada del mundo, aunque no pudo evitar sentir cierta curiosidad por ellos. Parpadeó varias veces para comprobar que las imágenes continuaban ahí, al menos no tenía ninguna duda de que la magia existiera de verdad en aquel lugar.
Antes de que pudiera darse cuenta, el navío volvió a elevarse y Serena siguió su rastro hasta que desapareció en el cielo. Continuaba sentada en la fuente, escuchando a las primeras personas que comenzaban a pronunciarse sobre aquel discurso. El lagarto trataba de tranquilizar al niño más normal y, por increíble que pareciera, no podía negarse que estuviera teniendo efecto. Hablaba también con el perro sobre magia y hechizos que ya no podía conjurar. Serena pensó que era absurdo que alguien pudiera hacer magia antes de llegar a esa ciudad, aunque recordó que estaba viendo hablar a un lagarto con un perro.
La voz de Abel la sacó una vez más de sus pensamientos y coincidió con la idea de acercarse al resto del grupo; aunque no le transmitieran ninguna confianza, quedarse apartada tan solo la pondría en mayor peligro.
—Tienes razón, después de lo que acabamos de escuchar será mejor permanecer en grupo. Me llamo Serena, por cierto.
Siguió los pasos del chico, aunque decidió poner un poco de distancia entre ellos en cuanto vio cómo apretaba los puños y la cara se le contraía en una mueca de esfuerzo. Igual no había tenido suficiente con vomitar como un grifo hacía unos minutos y ahora había decidido que esperar a encontrar un baño no se encontraba entre sus planes.
De un momento a otro, Abel volvió a abrir los ojos y propuso que comenzaran a buscar uno de los refugios de los que la mujer les había hablado. Serena admitió que era la idea más sensata, cada minuto que permanecían en aquella plaza era un minuto menos para que anocheciera, y estaba segura de que entonces no querría continuar perdida por las calles de aquella ciudad.
No tardó en arrepentirse de haberse unido al grupo en cuanto se dio cuenta de que estaba asistiendo a una lección de egocentrismo impartida por uno de los chicos. Desde la fuente había escuchado que se llamaba Ethan, y ahora se estaba paseando entre ellos, dándoles consejos y autoproclamándose el líder del grupo. Serena no pudo contener una risa al escuchar que, cómo no, había decidido que él y Connor eran la mejor opción para abrir el camino. ¿Qué clase de orgullo le había llevado a considerarse más fuerte que el resto de personas y criaturas que se encontraban junto a él?
Aun así, su discurso solo pareció mejorar cuando, después de mostrar tanta preocupación por los niños, añadió que nadie dudara en abandonar a quien se quedara atrás en una situación de peligro. Seguramente los niños se le morirían en cuestión de horas, pero tampoco era problema de Serena.
Por si no habían tenido suficiente con su monólogo, Connor apareció con su media de una a dos palabrotas por frase. Lógicamente, le había parecido una idea «de puta madre».
—Me parece genial que os creáis invencibles. —Serena sabía que debería ser más amable y simpática, pero no conseguía ignorar el aire de superioridad de esos dos—. Iré detrás de vosotros. Puedo ser rápida y, además, no es tan mala idea que si hay algún peligro os pille a vosotros primero.
Cuando la mujer comenzó a hablar, las palabras resonaron en la cabeza de Serena, consiguiendo que cualquier otro sonido se esfumara en el aire. Escuchó con atención cada frase, sin poder entender cómo había acabado en aquel lugar; hacía cuestión de horas le habían prometido que la magia existía y que ella misma era demasiado especial como para desaprovechar aquella oportunidad. No iba a engañarse, había pensado que la llevarían a alguna escuela de magia donde podría aprender de los mejores hechiceros y hechiceras. Al menos eso era lo que pasaba en los libros que solía leer. Sin embargo, tenía a una mujer lagarto delante de ella, hablando sobre sobrevivir y matar. Y también sobre el color de la luna. Añadió una advertencia sobre tres lugares prohibidos, que acto seguido pasaron a esbozarse con claridad ante sus ojos. Después de todo lo que estaba escuchando no tenía intención de acercarse por nada del mundo, aunque no pudo evitar sentir cierta curiosidad por ellos. Parpadeó varias veces para comprobar que las imágenes continuaban ahí, al menos no tenía ninguna duda de que la magia existiera de verdad en aquel lugar.
Antes de que pudiera darse cuenta, el navío volvió a elevarse y Serena siguió su rastro hasta que desapareció en el cielo. Continuaba sentada en la fuente, escuchando a las primeras personas que comenzaban a pronunciarse sobre aquel discurso. El lagarto trataba de tranquilizar al niño más normal y, por increíble que pareciera, no podía negarse que estuviera teniendo efecto. Hablaba también con el perro sobre magia y hechizos que ya no podía conjurar. Serena pensó que era absurdo que alguien pudiera hacer magia antes de llegar a esa ciudad, aunque recordó que estaba viendo hablar a un lagarto con un perro.
La voz de Abel la sacó una vez más de sus pensamientos y coincidió con la idea de acercarse al resto del grupo; aunque no le transmitieran ninguna confianza, quedarse apartada tan solo la pondría en mayor peligro.
—Tienes razón, después de lo que acabamos de escuchar será mejor permanecer en grupo. Me llamo Serena, por cierto.
Siguió los pasos del chico, aunque decidió poner un poco de distancia entre ellos en cuanto vio cómo apretaba los puños y la cara se le contraía en una mueca de esfuerzo. Igual no había tenido suficiente con vomitar como un grifo hacía unos minutos y ahora había decidido que esperar a encontrar un baño no se encontraba entre sus planes.
De un momento a otro, Abel volvió a abrir los ojos y propuso que comenzaran a buscar uno de los refugios de los que la mujer les había hablado. Serena admitió que era la idea más sensata, cada minuto que permanecían en aquella plaza era un minuto menos para que anocheciera, y estaba segura de que entonces no querría continuar perdida por las calles de aquella ciudad.
No tardó en arrepentirse de haberse unido al grupo en cuanto se dio cuenta de que estaba asistiendo a una lección de egocentrismo impartida por uno de los chicos. Desde la fuente había escuchado que se llamaba Ethan, y ahora se estaba paseando entre ellos, dándoles consejos y autoproclamándose el líder del grupo. Serena no pudo contener una risa al escuchar que, cómo no, había decidido que él y Connor eran la mejor opción para abrir el camino. ¿Qué clase de orgullo le había llevado a considerarse más fuerte que el resto de personas y criaturas que se encontraban junto a él?
Aun así, su discurso solo pareció mejorar cuando, después de mostrar tanta preocupación por los niños, añadió que nadie dudara en abandonar a quien se quedara atrás en una situación de peligro. Seguramente los niños se le morirían en cuestión de horas, pero tampoco era problema de Serena.
Por si no habían tenido suficiente con su monólogo, Connor apareció con su media de una a dos palabrotas por frase. Lógicamente, le había parecido una idea «de puta madre».
—Me parece genial que os creáis invencibles. —Serena sabía que debería ser más amable y simpática, pero no conseguía ignorar el aire de superioridad de esos dos—. Iré detrás de vosotros. Puedo ser rápida y, además, no es tan mala idea que si hay algún peligro os pille a vosotros primero.
No existen los finales felices; son espejismos. No te cuentan que siempre, al final, todos mueren.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Plaza de la Fuente
22/03/23, 03:23 pm
—¡Estoy bien! No ha sido nada, ¡soy fuerte! —se hizo el duro ante el polaco, sorbiendo la poca sangre que le quedaba. Si le conociesen, dirían que actuaba medio raro cuando ese niño le hablaba. Era su primera vez interactuando con uno de su edad y eso lo extrañaba.
El chico italiano no pudo evitar abrir la boca de pura sorpresa al ver tremendo dragón, aunque fuese de mentira. Captaron la atención del niño la dos personas que iban subidas al navío que iba aterrizando poco a poco sobre la plaza y, en la barandilla, empezaron a hablar. Ninguno de los que iban a bordo eran Akeyo Kau y Damián frunció el ceño, frustrado porque no estaba por ningún lado e iba perdiendo la paciencia.
Por un lado hubo un tipo con un parche y otro reptil humanoide con rasgos distintos a los de Rayín. La última comenzó a hablar. “Elegidos”, ¿les darían dones ya? Damian estaba impaciente, quería sus poderes mágicos y regresar al circo. Siguió hablando y…
—¡¿Meses?! ¡¿Cómo que meses?! ¡Eso es muc-! —interrumpió brevemente por encima pero Connor, con una mirada gélida y amenazante se encargo de hacerlo callar indicandolo con un dedo en sus labios. Se limitó a escuchar el resto.
Básicamente contaron al grupo que tenían que apañárselas como pudiesen. El hombre dijo que debían matar si es necesario. Ni siquiera entendía por completo el concepto de la propia muerte, nunca sufrió una gran pérdida y esa parte lo dejó confundido, no sabía qué pensar. Más adelante la mujer los guió con la existencia de refugios que podían encontrar junto a comida. Unas imágenes de “lugares prohibidos” llegaron a su mente y sin tiempo a porcesar esos nuevos recuerdos los dos individuos se despidieron y el navío ganó altura.
—¡¡Hey!! ¡No os vayáis! ¡¿Dónde está Akeyo?! —preguntó en vano, solo quería respuestas de ella. El niño a su lado la mencionó, junto a su miedo de no querer matar a nadie. El lagarto se opuso por completo a la idea y Damián no se soltaba. Enfrentarse a ese sentimiento desconocido, como con su madre era… amargo—. ¡Nadie va a morir, no quiero eso! —exclamó Damian con algo de confusión en sus ojos, mirando a Agnol convencido de que eso lo iban a evitar. Esa mirada también cayó en Colmillo, la primera vez que lo miraría sin arrastra un odio gratuito. Estaba de acuerdo con sus palabras, asintiendo.
El tema de conversación de Rayín que surgió no lo acabó de comprender. ¿Tenía poderes como Akeyo? El lagarto hizo un intento de hacer algo que el italiano no entendió.
—¿Hechizos? ¿¡Qué!? —otra pregunta más se acumuló para su cerebro. Atendió a Colmillo cuando preguntó a Rayín, alzando una ceja. Él mismo iba a preguntar al lagarto pero el perro ese se le adelantó y le hizo rodar los ojos—. Que va, chucho. No tengo ni puta idea de lo que hablas— afirmó perdido en el tema como si también preguntase al italiano, adornando sus palabras con algo de desdén hacia el vittya.
El plan al que llegaron todos, estar juntos para afrontar la situación, le pareció genial. No es que le importase estar solo pero era mucho mejor estar acompañado y asi estaría menos perdido. El comentario de Ethan sobre que los niños deberían quedarse dentro y que Connor le llamase enano le hizo pronunciarse.
—¡Quiero ir con vosotros pero no necesito estar aquí dentro! —Damian se negaba por completo a seguir las ordenes de Ethan, prefiriendo estar en la vanguardia y aprovechando para alejarse un poco de la bruta con la cara pintada. Se pegó a Connor y a Ethan, estirando su espalda al máximo y andando con mucha energía—. ¡Puedo cuidar de mí mismo! ¡Corro mucho y soy muy apañado así que estaré con vosotros hasta que me den poderes y cuando me los den me volveré al circo! Y no soy un enano gilipollas —aclaró, aderezando lo último a Connor con algo de mala leche y dejando claro que no se dejaría pisotear por él. Se encargaría de demostrar con sus acciones que sería muy útil para el grupo y no una carga, ya era suficiente que en el circo lo infravalorasen, no se repetirá dos veces.
El chico italiano no pudo evitar abrir la boca de pura sorpresa al ver tremendo dragón, aunque fuese de mentira. Captaron la atención del niño la dos personas que iban subidas al navío que iba aterrizando poco a poco sobre la plaza y, en la barandilla, empezaron a hablar. Ninguno de los que iban a bordo eran Akeyo Kau y Damián frunció el ceño, frustrado porque no estaba por ningún lado e iba perdiendo la paciencia.
Por un lado hubo un tipo con un parche y otro reptil humanoide con rasgos distintos a los de Rayín. La última comenzó a hablar. “Elegidos”, ¿les darían dones ya? Damian estaba impaciente, quería sus poderes mágicos y regresar al circo. Siguió hablando y…
—¡¿Meses?! ¡¿Cómo que meses?! ¡Eso es muc-! —interrumpió brevemente por encima pero Connor, con una mirada gélida y amenazante se encargo de hacerlo callar indicandolo con un dedo en sus labios. Se limitó a escuchar el resto.
Básicamente contaron al grupo que tenían que apañárselas como pudiesen. El hombre dijo que debían matar si es necesario. Ni siquiera entendía por completo el concepto de la propia muerte, nunca sufrió una gran pérdida y esa parte lo dejó confundido, no sabía qué pensar. Más adelante la mujer los guió con la existencia de refugios que podían encontrar junto a comida. Unas imágenes de “lugares prohibidos” llegaron a su mente y sin tiempo a porcesar esos nuevos recuerdos los dos individuos se despidieron y el navío ganó altura.
—¡¡Hey!! ¡No os vayáis! ¡¿Dónde está Akeyo?! —preguntó en vano, solo quería respuestas de ella. El niño a su lado la mencionó, junto a su miedo de no querer matar a nadie. El lagarto se opuso por completo a la idea y Damián no se soltaba. Enfrentarse a ese sentimiento desconocido, como con su madre era… amargo—. ¡Nadie va a morir, no quiero eso! —exclamó Damian con algo de confusión en sus ojos, mirando a Agnol convencido de que eso lo iban a evitar. Esa mirada también cayó en Colmillo, la primera vez que lo miraría sin arrastra un odio gratuito. Estaba de acuerdo con sus palabras, asintiendo.
El tema de conversación de Rayín que surgió no lo acabó de comprender. ¿Tenía poderes como Akeyo? El lagarto hizo un intento de hacer algo que el italiano no entendió.
—¿Hechizos? ¿¡Qué!? —otra pregunta más se acumuló para su cerebro. Atendió a Colmillo cuando preguntó a Rayín, alzando una ceja. Él mismo iba a preguntar al lagarto pero el perro ese se le adelantó y le hizo rodar los ojos—. Que va, chucho. No tengo ni puta idea de lo que hablas— afirmó perdido en el tema como si también preguntase al italiano, adornando sus palabras con algo de desdén hacia el vittya.
El plan al que llegaron todos, estar juntos para afrontar la situación, le pareció genial. No es que le importase estar solo pero era mucho mejor estar acompañado y asi estaría menos perdido. El comentario de Ethan sobre que los niños deberían quedarse dentro y que Connor le llamase enano le hizo pronunciarse.
—¡Quiero ir con vosotros pero no necesito estar aquí dentro! —Damian se negaba por completo a seguir las ordenes de Ethan, prefiriendo estar en la vanguardia y aprovechando para alejarse un poco de la bruta con la cara pintada. Se pegó a Connor y a Ethan, estirando su espalda al máximo y andando con mucha energía—. ¡Puedo cuidar de mí mismo! ¡Corro mucho y soy muy apañado así que estaré con vosotros hasta que me den poderes y cuando me los den me volveré al circo! Y no soy un enano gilipollas —aclaró, aderezando lo último a Connor con algo de mala leche y dejando claro que no se dejaría pisotear por él. Se encargaría de demostrar con sus acciones que sería muy útil para el grupo y no una carga, ya era suficiente que en el circo lo infravalorasen, no se repetirá dos veces.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Plaza de la Fuente
22/03/23, 10:57 pm
Para su sorpresa, otro de los gigantes se le ofreció de golpe adelantando al Muchosnombres con crines rosas. El gigante se le acercó y le ofreció la mano, y Tawar le miró con recelo al principio. Escuchó atentamente, como intentando deducir si había alguna estratagema por detrás, pero el gigante se explicó y le convenció. El otro también opinaba igual, y el argumento de que podría hacerle daño si llevaba encima a más gigantes jóvenes era más que convincente.
—¿Eres otre gigante amable, entonces? ¡Me agrada ver que hay muches de vosotres por aquí! ¡Y gracias a les dos! —exclamó antes de brincar hacia su mano, aunque no terminaba de gustarle que el otro soltara tantos improperios. Por suerte, no parecía haber hijes de la Flora cerca que pudieran ofenderse.
Estaba teniendo muchísima suerte, aunque aquella zona del mundo fuera inhóspita, aunque a lo lejos se levantaran formaciones rocosas que le quitaban el aliento, y por supuesto aunque varias extrañas criaturas se les estuvieran acercando peligrosamente mientras el grupo se preparaba para salir corriendo si hacía falta. Por la Flora, ¿dónde estaban y cuántas maravillas aterradoras verían aquel día? Aquel vehículo se detuvo cerca y descendió hasta quedar un poco por encima de ellos... y entonces les dedicaron unas palabras. Tawar no dejó de agitar su cola contra la ropa de Nohlem, intrigade, mientras atendía. En cierto punto paró porque vio al gigante algo molesto y no quería importunar a quien le estaba ayudando (y menos, tan cerca de sus bocas). Es más, tras un breve intercambio se subió con cuidado a lo alto de su cabeza para ver mejor a los gigantes tan extraños que les estaban hablando. No les iban a hacer nada, por extraño que pareciera... O, al menos, ellos no, o no en ese momento. Les explicaron qué tenían que hacer, qué debían buscar y a dónde no ir. Las imágenes que vio en su cabeza se asemejaban a las formaciones rocosas que había a lo lejos y rápidamente las descartó como dignas de explorar. De hecho, descartó toda zona en la que no fuera encima de uno de los gigantes. Máxime después de que les hubieran hablado de matar y de sobrevivir. «Ramas no me dijo nada de esto...» Ni siquiera sabía que había una región llamada "Rocavarancolia" en su mundo y allí estaba, en medio de cuevas que salían del suelo y donde habitaban gigantes de todo tipo... Y magia, por lo visto. ¡Conocían los dones de la Flora! ¿Pero qué era eso del "rastreo"?
Escuchó a sus gigantes amables hablar sobre su magia y entonces se interesó por ellos.
—¿La Flora también os ha dado dones, Airi y Räg? ¿Podéis ayudar a las plantas a crecer y mantenerse fue... —pero se cortó de golpe. El gigante más peludo había dicho algo que le había roto todos los esquemas—. ¿Cómo que "TU MUNDO"? ¿NO ESTAMOS EN MI TIERRA?
Entonces, todo su cuerpo empezó a agitarse más incluso que su cola y a silbar mientras hacía aspavientos, se pasaba las manos por la cara, miraba al cielo, alrededor... Sin darse cuenta, incluso le dio un tirón de pelo a Nohlem y entonces se desinfló.
—¡Ay, no!
Se descolgó hacia la oreja derecha y se disculpó lo más rápido que pudo.
—¡Perdón, perdón! ¡Es que no entiendo eso de los mundos! ¿No sois de mi bosque? ¿Ni de la Telaraña o las islas? ¿No eres de la misma tribu que... que ese gigante tan peludito y con orejotas?
Por la Flora, ¿cómo iba a ayudar a sus bosques si no estaban allí? Todo se le hizo enorme, como si las cuevas que se erigían a su alrededor se empezaran a torcer en su dirección, sobre todo la gran montaña roja que destacaba por encima, y se fue haciendo una bola en la coronilla del varmano escondiendo su propia cabecita bajo sus brazos superiores. Los demás estaban hablando de irse de allí y de buscar esos refugios o... lo que fuera. No podía ser más importante que asimilar que ya no estaba en su mundo, que había otros ahí fuera y que podría no sobrevivir en aquel que parecía poblado por gigantes de todo tipo. Y qué miedo estaba pasando.
—¿Eres otre gigante amable, entonces? ¡Me agrada ver que hay muches de vosotres por aquí! ¡Y gracias a les dos! —exclamó antes de brincar hacia su mano, aunque no terminaba de gustarle que el otro soltara tantos improperios. Por suerte, no parecía haber hijes de la Flora cerca que pudieran ofenderse.
Estaba teniendo muchísima suerte, aunque aquella zona del mundo fuera inhóspita, aunque a lo lejos se levantaran formaciones rocosas que le quitaban el aliento, y por supuesto aunque varias extrañas criaturas se les estuvieran acercando peligrosamente mientras el grupo se preparaba para salir corriendo si hacía falta. Por la Flora, ¿dónde estaban y cuántas maravillas aterradoras verían aquel día? Aquel vehículo se detuvo cerca y descendió hasta quedar un poco por encima de ellos... y entonces les dedicaron unas palabras. Tawar no dejó de agitar su cola contra la ropa de Nohlem, intrigade, mientras atendía. En cierto punto paró porque vio al gigante algo molesto y no quería importunar a quien le estaba ayudando (y menos, tan cerca de sus bocas). Es más, tras un breve intercambio se subió con cuidado a lo alto de su cabeza para ver mejor a los gigantes tan extraños que les estaban hablando. No les iban a hacer nada, por extraño que pareciera... O, al menos, ellos no, o no en ese momento. Les explicaron qué tenían que hacer, qué debían buscar y a dónde no ir. Las imágenes que vio en su cabeza se asemejaban a las formaciones rocosas que había a lo lejos y rápidamente las descartó como dignas de explorar. De hecho, descartó toda zona en la que no fuera encima de uno de los gigantes. Máxime después de que les hubieran hablado de matar y de sobrevivir. «Ramas no me dijo nada de esto...» Ni siquiera sabía que había una región llamada "Rocavarancolia" en su mundo y allí estaba, en medio de cuevas que salían del suelo y donde habitaban gigantes de todo tipo... Y magia, por lo visto. ¡Conocían los dones de la Flora! ¿Pero qué era eso del "rastreo"?
Escuchó a sus gigantes amables hablar sobre su magia y entonces se interesó por ellos.
—¿La Flora también os ha dado dones, Airi y Räg? ¿Podéis ayudar a las plantas a crecer y mantenerse fue... —pero se cortó de golpe. El gigante más peludo había dicho algo que le había roto todos los esquemas—. ¿Cómo que "TU MUNDO"? ¿NO ESTAMOS EN MI TIERRA?
Entonces, todo su cuerpo empezó a agitarse más incluso que su cola y a silbar mientras hacía aspavientos, se pasaba las manos por la cara, miraba al cielo, alrededor... Sin darse cuenta, incluso le dio un tirón de pelo a Nohlem y entonces se desinfló.
—¡Ay, no!
Se descolgó hacia la oreja derecha y se disculpó lo más rápido que pudo.
—¡Perdón, perdón! ¡Es que no entiendo eso de los mundos! ¿No sois de mi bosque? ¿Ni de la Telaraña o las islas? ¿No eres de la misma tribu que... que ese gigante tan peludito y con orejotas?
Por la Flora, ¿cómo iba a ayudar a sus bosques si no estaban allí? Todo se le hizo enorme, como si las cuevas que se erigían a su alrededor se empezaran a torcer en su dirección, sobre todo la gran montaña roja que destacaba por encima, y se fue haciendo una bola en la coronilla del varmano escondiendo su propia cabecita bajo sus brazos superiores. Los demás estaban hablando de irse de allí y de buscar esos refugios o... lo que fuera. No podía ser más importante que asimilar que ya no estaba en su mundo, que había otros ahí fuera y que podría no sobrevivir en aquel que parecía poblado por gigantes de todo tipo. Y qué miedo estaba pasando.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Plaza de la Fuente
23/03/23, 01:13 am
—No… no te preocupes —le respondió a Tawar con una sonrisa tan pronto se subió a su mano, todavía incómodo por el cabeza de gallo a su lado. ¿Tenía que ser tan bruto? Entendía que se usasen insultos como énfasis pero lo suyo ya era ridículo.
Dejó al pequeñín en el hombro donde no colgaba su chaqueta, pero ni siquiera lo adorable que era le distrajo de las figuras del barco. El hombre quedó rápidamente eclipsado por la mujer, con la que tuvo que limpiarse las gafas como si fuera eso lo que le estaba fallando. ¡¿Tenía alas?! Ojalá no le sorprendiera tanto considerando la gente que le rodeaba, pero claro, ellos no se habían presentado en un barco volador, ni tenían rasgos tan extremos o esa aura de superioridad. Si acaso el lobo, el reptil, la hija de Mánide y Connor cumplían una de tres.
Estaba aturdido. Aparte de la entrada, el aspecto o que sus voces sonasen terroríficamente cerca suya a pesar de la distancia, lo dicho no fue precisamente esperanzador. Todo era agorero, como si supieran a ciencia cierta que, de aquellos a los que estaban mirando ahora, solo saldrían vivos algunos. El malestar se expandió por su cuerpo hasta dejarle lo suficientemente tenso como para no notar los golpes de Tawar hasta que fueron más exagerados. Las imágenes en su cerebro, la mención de la muerte, “meses” en plural…
Nohlem se quitó las gafas y se pinzó el morro, mareado. Notó el peso de Tawar encima de su cabeza asi que pasó a moverla con cuidado, más cuando sentía que el siguiente en vomitar podría ser él. Se empezó a hablar de magia, la voz del animalillo encima suya eclipsaba sus propios pensamientos hasta que otro de los chicos sin morro se dirigió directamente a él y le devolvió a tierra.
—Eh, no… No hay de qué —¿Por qué le daba las gracias por eso? Bueno, todo fuera hacer aliados con rapidez, pensó. Y si además resultaban ser bonitos de vista, pues… —¡Au! —se quejó con el tirón de pelo instantáneamente después. Arrugó la nariz, aunque se apresuró en suavizar la expresión al ver al bichito de lado—. No- no pasa nada… ¿Eh? ¡Claro que no! ¡Pero si no nos parecemos en nada por todos los santos! —exclamó con los ojos bien abiertos.
La gente se apresuró en planear lo que su saturado cerebro era incapaz, y eso que hasta el tonto estaba siendo lógico. El chico de la coleta remató las cosas, y aunque no le gustó eso que dijo de dejar a gente atrás -sobre todo porque se veía siendo uno-, menos le gustó el comentario ácido de la pelirroja. Lo peor es que de verdad pensaba igual que ella, todo fuera usar a otro como carne de cañón si eso significaba sobrevivir (en especial si el sacrificado daba tanto yuyu como Connor), pero a diferencia suya él no era lo suficientemente estúpido como para verbalizarlo. Aquello era querer dispararse a un pie.
—Espero que la Hoja Negra no quiera que el peligro te pille a ti antes y nadie quiera ayudarte entonces, señorita velocidad —posiblemente estuviera cometiendo el mismo error que ella, pero había sido prepotente hasta para sus estándares—. Vámonos donde sea antes de que la gafemos de verdad.
Independiente del orden estratégicomilitar que tuvieran en la cabeza y como quisieran dividirse Nohlem echó a andar dirección contraria a los edificios que bien les habían indicado, como señaló el falso espíritu de pelo más largo. No pretendía liderar ni mucho menos, solo que movieran el culo.
—Ey, colega… ¿Estás bien? —acercó con cuidado una mano ligeramente temblorosa arriba, ahí donde notaba el agarre de Tawar más rígido—. Oye, yo también… soy el único gigante de mi especie aquí —siguió en voz algo más baja—. Yo también estoy aterrado, pero… Vamos a estar bien, ¿vale? Todos.
“Espero”.
Dejó al pequeñín en el hombro donde no colgaba su chaqueta, pero ni siquiera lo adorable que era le distrajo de las figuras del barco. El hombre quedó rápidamente eclipsado por la mujer, con la que tuvo que limpiarse las gafas como si fuera eso lo que le estaba fallando. ¡¿Tenía alas?! Ojalá no le sorprendiera tanto considerando la gente que le rodeaba, pero claro, ellos no se habían presentado en un barco volador, ni tenían rasgos tan extremos o esa aura de superioridad. Si acaso el lobo, el reptil, la hija de Mánide y Connor cumplían una de tres.
Estaba aturdido. Aparte de la entrada, el aspecto o que sus voces sonasen terroríficamente cerca suya a pesar de la distancia, lo dicho no fue precisamente esperanzador. Todo era agorero, como si supieran a ciencia cierta que, de aquellos a los que estaban mirando ahora, solo saldrían vivos algunos. El malestar se expandió por su cuerpo hasta dejarle lo suficientemente tenso como para no notar los golpes de Tawar hasta que fueron más exagerados. Las imágenes en su cerebro, la mención de la muerte, “meses” en plural…
Nohlem se quitó las gafas y se pinzó el morro, mareado. Notó el peso de Tawar encima de su cabeza asi que pasó a moverla con cuidado, más cuando sentía que el siguiente en vomitar podría ser él. Se empezó a hablar de magia, la voz del animalillo encima suya eclipsaba sus propios pensamientos hasta que otro de los chicos sin morro se dirigió directamente a él y le devolvió a tierra.
—Eh, no… No hay de qué —¿Por qué le daba las gracias por eso? Bueno, todo fuera hacer aliados con rapidez, pensó. Y si además resultaban ser bonitos de vista, pues… —¡Au! —se quejó con el tirón de pelo instantáneamente después. Arrugó la nariz, aunque se apresuró en suavizar la expresión al ver al bichito de lado—. No- no pasa nada… ¿Eh? ¡Claro que no! ¡Pero si no nos parecemos en nada por todos los santos! —exclamó con los ojos bien abiertos.
La gente se apresuró en planear lo que su saturado cerebro era incapaz, y eso que hasta el tonto estaba siendo lógico. El chico de la coleta remató las cosas, y aunque no le gustó eso que dijo de dejar a gente atrás -sobre todo porque se veía siendo uno-, menos le gustó el comentario ácido de la pelirroja. Lo peor es que de verdad pensaba igual que ella, todo fuera usar a otro como carne de cañón si eso significaba sobrevivir (en especial si el sacrificado daba tanto yuyu como Connor), pero a diferencia suya él no era lo suficientemente estúpido como para verbalizarlo. Aquello era querer dispararse a un pie.
—Espero que la Hoja Negra no quiera que el peligro te pille a ti antes y nadie quiera ayudarte entonces, señorita velocidad —posiblemente estuviera cometiendo el mismo error que ella, pero había sido prepotente hasta para sus estándares—. Vámonos donde sea antes de que la gafemos de verdad.
Independiente del orden estratégicomilitar que tuvieran en la cabeza y como quisieran dividirse Nohlem echó a andar dirección contraria a los edificios que bien les habían indicado, como señaló el falso espíritu de pelo más largo. No pretendía liderar ni mucho menos, solo que movieran el culo.
—Ey, colega… ¿Estás bien? —acercó con cuidado una mano ligeramente temblorosa arriba, ahí donde notaba el agarre de Tawar más rígido—. Oye, yo también… soy el único gigante de mi especie aquí —siguió en voz algo más baja—. Yo también estoy aterrado, pero… Vamos a estar bien, ¿vale? Todos.
“Espero”.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Plaza de la Fuente
23/03/23, 11:04 am
El barco-dragón llegó hasta ellos y Rick pudo ver a los tripulantes: un hombre con parche que tenía toda la pinta de que no quería estar allí y una mujer medio dragón o algo así tan o más intimidante que Kalna. La sensación de las palabras de ambos era extraña, escuchando dentro de su cabeza también seguida de imágenes de tres lugares prohibidos. Si no fuera por eso y por el contenido de aquel discurso, el humano se habría relajado, pero lo único que habían conseguido era mantener su tensión. -(¿Qué clase de Juegos del Hambre macabro es este?)- pensó mientras veía marcharse la nave. Si hubiera sido solo gente de su edad seguiría siendo horrible por supuesto, pero meter en aquella prueba a dos críos y a un bicho (¿repoblador era?) que podía pisar por accidente cualquiera era demasiado.
Después comenzaron las dudas de todos. Se fijó primero en el niño vestido de reno y se compadeció por lo que estaba viviendo. Coincidía en lo que decía Räg de matar, aunque lo que dijo después le sorprendió. Ya sabía de magia, aunque viendo que en esa ciudad también no le parecía descabellado que en otros mundo pudieran controlarla. Una pena que no pudiera hacer ninguno ya. Como Abel ya se estaba encargando de explicar los detalles de La Tierra en cuanto a ese tema, se acercó al niño, Agnol o algo así había escuchado decir al mjörní, e intentó calmarle con un tono amable y poniéndose a su altura: -Eh, peque. Puedes estar tranquilo, mientras estemos juntos nadie va a tener que hacer nada malo, ¿vale? Saldremos de esta, estoy seguro.-
Hecho eso, Rick volvió a prestar atención a la discusión sobre los siguientes pasos. Asintió a la idea de continuar en grupo, al fin y al cabo era lo mejor que podían hacer. Sin embargo, hubo un par de cosas que complicaron el asunto. Por una parte Serena seguía haciendo gala de sus comentarios afilados para todo el mundo, llegando hasta el punto que Nohlem le contestó. Había verbalizado lo que él mismo le habría dicho, mucho menos ácido eso sí, si no fuera por la situación en la que se encontraban ya. Tenían que actuar rápido, lo que peor que podían hacer era meterse en una discusión como esa.
Por la otra, Ethan había decidido coordinar al grupo. No es que lo hubieran elegido ni nada (realmente Rick tampoco tenía claro que necesitaran un líder), pero no venía mal proponer ideas. Pero lo último que dijo lo dejó desconcertado por lo que había demostrado el chico hasta ahora. ¿Estaba haciendo prácticamente de hermano mayor de los dos niños y trayendo la calma y ahora estaba aconsejando abandonar a alguien si por lo que fuera se retrasaba? No dudaba que aquella ciudad fuera peligrosa, pero no podía darle la razón por completo. -Está genial que colaboremos y demás, pero creo que será mejor no dejar a nadie atrás mientras podamos hacer algo- dijo dejando claro lo que pensaba al respecto. -En cualquier caso, como ya habéis dicho, habría que irse cuanto antes.-
Con ello en mente, Rick decidió colocarse de los últimos del grupo, aunque sin llegar a cerrarlo. Aprovechó además para acercarse al chico de pelo largo, que seguía teniendo mal aspecto. -Abel, ¿te encuentras mejor? Si necesitas que te eche una mano solo tienes que avisarme.- dijo amigablemente. Se sentía mal por haber escapado de él en la prisión (aunque en el momento no tenía ni idea de que era humano) y, visto el espectáculo que había montado después en la fuente, era de los que más le preocupaban junto a los dos niños.
Después comenzaron las dudas de todos. Se fijó primero en el niño vestido de reno y se compadeció por lo que estaba viviendo. Coincidía en lo que decía Räg de matar, aunque lo que dijo después le sorprendió. Ya sabía de magia, aunque viendo que en esa ciudad también no le parecía descabellado que en otros mundo pudieran controlarla. Una pena que no pudiera hacer ninguno ya. Como Abel ya se estaba encargando de explicar los detalles de La Tierra en cuanto a ese tema, se acercó al niño, Agnol o algo así había escuchado decir al mjörní, e intentó calmarle con un tono amable y poniéndose a su altura: -Eh, peque. Puedes estar tranquilo, mientras estemos juntos nadie va a tener que hacer nada malo, ¿vale? Saldremos de esta, estoy seguro.-
Hecho eso, Rick volvió a prestar atención a la discusión sobre los siguientes pasos. Asintió a la idea de continuar en grupo, al fin y al cabo era lo mejor que podían hacer. Sin embargo, hubo un par de cosas que complicaron el asunto. Por una parte Serena seguía haciendo gala de sus comentarios afilados para todo el mundo, llegando hasta el punto que Nohlem le contestó. Había verbalizado lo que él mismo le habría dicho, mucho menos ácido eso sí, si no fuera por la situación en la que se encontraban ya. Tenían que actuar rápido, lo que peor que podían hacer era meterse en una discusión como esa.
Por la otra, Ethan había decidido coordinar al grupo. No es que lo hubieran elegido ni nada (realmente Rick tampoco tenía claro que necesitaran un líder), pero no venía mal proponer ideas. Pero lo último que dijo lo dejó desconcertado por lo que había demostrado el chico hasta ahora. ¿Estaba haciendo prácticamente de hermano mayor de los dos niños y trayendo la calma y ahora estaba aconsejando abandonar a alguien si por lo que fuera se retrasaba? No dudaba que aquella ciudad fuera peligrosa, pero no podía darle la razón por completo. -Está genial que colaboremos y demás, pero creo que será mejor no dejar a nadie atrás mientras podamos hacer algo- dijo dejando claro lo que pensaba al respecto. -En cualquier caso, como ya habéis dicho, habría que irse cuanto antes.-
Con ello en mente, Rick decidió colocarse de los últimos del grupo, aunque sin llegar a cerrarlo. Aprovechó además para acercarse al chico de pelo largo, que seguía teniendo mal aspecto. -Abel, ¿te encuentras mejor? Si necesitas que te eche una mano solo tienes que avisarme.- dijo amigablemente. Se sentía mal por haber escapado de él en la prisión (aunque en el momento no tenía ni idea de que era humano) y, visto el espectáculo que había montado después en la fuente, era de los que más le preocupaban junto a los dos niños.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Plaza de la Fuente
23/03/23, 01:45 pm
El discurso había levantado un revuelo importante, pero era lógico cuando les habían soltado todas aquellas barbaridades y se habían ido sin resolver ni una sola duda. Airi sentía un gran desamparo de repente, una sensación prácticamente nueva. Toda su vida había tenido asegurado refugio, comida, y la compañía de seres queridos, aunque le frustraran muchas otras cosas. Aquella ciudad además no era nada halagüeña. Hacía frío, estaba deshabita y, además, le causaba una inquietud difícil de explicar. Desde allí podía entrever dos de los edificios que les habían prohibido visitar en el discurso y, especialmente el gigantesco, le daba una mala espina difícil de expresar con palabras. A pesar de todo eso, Airi no creía que aquel lugar fuese más peligroso que la posibilidad de no tener comida o dormir al raso, y eso era lo que le impedía entrar el pánico. Sobre todo necesitó convencerse de aquello cuando el niño de piel morena le habló.
—No sé qué pruebas son, pero seguro que solo querían que nos las tomásemos en serio, por eso hablaron así. Lo único que nos han pedido ha sido buscar casa y comida —dijo, intentando sonreírle, expresión que extendió también al otro niño, que parecía igual de nervioso. Calmar a los más pequeños era importante, aunque nada que pudiesen decirles fuese a cambiar la situación en la que estaban. Si era cruel soltarlos allí de aquella manera, traer niños que aún no habían pasado por la ceremonia de mayoría de edad era definitivamente inmoral.
Mientras pensaba en todo aquello fue cuando escuchó a Rägjynn mencionar que no podía hacer un hechizo. Se volvió hacia él de forma automática, mirándole con los ojos muy abiertos.
—¿Un hechizo? —exclamó, casi a la vez que el aarko cuyo nombre necesitaba volver a escuchar; cuando este terminó de hablar, Airi continuó.
»¿Qué quieres decir con hechizo? —Había intentado murmurar unas palabras que le permitiesen rastrear los refugios. No tenía sentido. Aquello le recordó a Airi al gesto que había encendido una llama del anciano que le engañó. Aparentemente existía gente que tenía muchas otras formas de hacer magia, con palabras, con gestos… y Rägjynn no había sacado ninguna clase de artefacto—. ¿Es como magia que sale de tu interior? ¿Cómo la… habilidad que tiene la gente de aquí? —Con un gesto señaló al aire, en dirección a donde se había perdido el navío.
Otros que, al parecer, decían provenir del mismo lugar, ni siquiera creían que la magia fuese real, y aquello descolocó a Airi. Se dirigió al chico que se había caído en la fuente con una mirada desconcertada, ya que había sido el primero en mencionarlo.
—Pero… ¿tampoco tenéis artefactos mágicos? ¿Nada?
Tawar les preguntó entonces por los dones mágicos, pero ¿qué podía decir? Airi no tenía ninguno, más allá de entender cómo funcionaban los artefactos y los cristales.
»No… yo no…
No necesitó terminar su respuesta, porque la pequeña criatura se alteró al oír hablar de otros mundos. ¿Qué implicaba eso exactamente? Airi también llevaba pensando en ello desde que se había despertado. ¿Acaso no estaban al otro lado del océano?
Entre tanto se había empezado a organizar cómo proceder. Era cierto que tenían problemas más acuciantes que hablar de magia y sus orígenes, pero no era fácil poner de acuerdo a un grupo tan variopinto que no se conocía de nada. Aún no se habían recuperado del shock de despertar en aquel lugar y ya tenían que decidir a dónde dirigirse. Airi apreció que hubiera quien intentase poner orden, aunque la última frase del chico que había llevado a Aniol de la mano no le gustó. No era necesario que lo dijese así, ¿acaso esperaba que hubiese depredadores en la ciudad? Miró con preocupación a los pequeños, esperando que no les perturbase oír aquella frase tan similar a las dichas en el discurso de los del navío. Algunos ya se estaban lanzando pullas y otros trataban de calmar los ánimos, así que decidió que valía la pena unirse a estos últimos.
—No tiene sentido ponerse en lo peor cuando no sabemos nada de este sitio. Deberíamos estar poniendo todo lo que sabemos en común para intentar entender qué es este lugar y por qué estamos aquí, no atacándonos unos a otros —dijo, aunque no sentía tanta seguridad como le gustaría expresar. Algunas personas del grupo le imponían mucho, pero tenía claro que todos estaban igual de perdidos, lo que los hacía aliados a pesar de todo.
—No sé qué pruebas son, pero seguro que solo querían que nos las tomásemos en serio, por eso hablaron así. Lo único que nos han pedido ha sido buscar casa y comida —dijo, intentando sonreírle, expresión que extendió también al otro niño, que parecía igual de nervioso. Calmar a los más pequeños era importante, aunque nada que pudiesen decirles fuese a cambiar la situación en la que estaban. Si era cruel soltarlos allí de aquella manera, traer niños que aún no habían pasado por la ceremonia de mayoría de edad era definitivamente inmoral.
Mientras pensaba en todo aquello fue cuando escuchó a Rägjynn mencionar que no podía hacer un hechizo. Se volvió hacia él de forma automática, mirándole con los ojos muy abiertos.
—¿Un hechizo? —exclamó, casi a la vez que el aarko cuyo nombre necesitaba volver a escuchar; cuando este terminó de hablar, Airi continuó.
»¿Qué quieres decir con hechizo? —Había intentado murmurar unas palabras que le permitiesen rastrear los refugios. No tenía sentido. Aquello le recordó a Airi al gesto que había encendido una llama del anciano que le engañó. Aparentemente existía gente que tenía muchas otras formas de hacer magia, con palabras, con gestos… y Rägjynn no había sacado ninguna clase de artefacto—. ¿Es como magia que sale de tu interior? ¿Cómo la… habilidad que tiene la gente de aquí? —Con un gesto señaló al aire, en dirección a donde se había perdido el navío.
Otros que, al parecer, decían provenir del mismo lugar, ni siquiera creían que la magia fuese real, y aquello descolocó a Airi. Se dirigió al chico que se había caído en la fuente con una mirada desconcertada, ya que había sido el primero en mencionarlo.
—Pero… ¿tampoco tenéis artefactos mágicos? ¿Nada?
Tawar les preguntó entonces por los dones mágicos, pero ¿qué podía decir? Airi no tenía ninguno, más allá de entender cómo funcionaban los artefactos y los cristales.
»No… yo no…
No necesitó terminar su respuesta, porque la pequeña criatura se alteró al oír hablar de otros mundos. ¿Qué implicaba eso exactamente? Airi también llevaba pensando en ello desde que se había despertado. ¿Acaso no estaban al otro lado del océano?
Entre tanto se había empezado a organizar cómo proceder. Era cierto que tenían problemas más acuciantes que hablar de magia y sus orígenes, pero no era fácil poner de acuerdo a un grupo tan variopinto que no se conocía de nada. Aún no se habían recuperado del shock de despertar en aquel lugar y ya tenían que decidir a dónde dirigirse. Airi apreció que hubiera quien intentase poner orden, aunque la última frase del chico que había llevado a Aniol de la mano no le gustó. No era necesario que lo dijese así, ¿acaso esperaba que hubiese depredadores en la ciudad? Miró con preocupación a los pequeños, esperando que no les perturbase oír aquella frase tan similar a las dichas en el discurso de los del navío. Algunos ya se estaban lanzando pullas y otros trataban de calmar los ánimos, así que decidió que valía la pena unirse a estos últimos.
—No tiene sentido ponerse en lo peor cuando no sabemos nada de este sitio. Deberíamos estar poniendo todo lo que sabemos en común para intentar entender qué es este lugar y por qué estamos aquí, no atacándonos unos a otros —dijo, aunque no sentía tanta seguridad como le gustaría expresar. Algunas personas del grupo le imponían mucho, pero tenía claro que todos estaban igual de perdidos, lo que los hacía aliados a pesar de todo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Plaza de la Fuente
23/03/23, 02:01 pm
No tardaría en llegar a los cosechados una voz en las alturas, sin telepatía y con una dirección clara, surcando el cielo. Se trataba de una voz amplia, que se hacía escuchar en la plaza como la de un vendedor ambulante en su puesto del mercadillo. Sin embargo, el vendedor en esta ocasión era un espantapájaros y lo ambulante era su puesto: una bañera flotante que sobrevolaba a los nuevos posibles hijos de Rocavarancolia. Aunque no era la única, había otras dos moviéndose a lo lejos, sí era la más cercana a ellos, la bañera que menos les costaría seguir por el entramado de calles.
—¡Filetes de tuktuk! ¡Pinzas de escorpión azul! ¡Especias de aromaviejo! ¡Huevos de gallina! ¡Ricos, ricos! ¡Comida de todos los mundos vinculados! —gritaba el espantapájaros—. ¡Alitas de tramaluz! ¡Cacahuetes! ¡Nabolinos de Altojardín!
La bañera se alejaba de ellos a buen ritmo, sobre sus cabezas, y de seguirla, los cosechados llegarían a una zona emblemática de la ciudad, una grieta surcada de huesos de diferentes tamaños y formas sin ningún tipo de puente a la vista para cruzarla. Por suerte, desde la Cicatriz de Arax, los niños podrían ver el que sería su nuevo hogar.
[Aquí podéis consultar el contenido real de las cestas]
—¡Filetes de tuktuk! ¡Pinzas de escorpión azul! ¡Especias de aromaviejo! ¡Huevos de gallina! ¡Ricos, ricos! ¡Comida de todos los mundos vinculados! —gritaba el espantapájaros—. ¡Alitas de tramaluz! ¡Cacahuetes! ¡Nabolinos de Altojardín!
La bañera se alejaba de ellos a buen ritmo, sobre sus cabezas, y de seguirla, los cosechados llegarían a una zona emblemática de la ciudad, una grieta surcada de huesos de diferentes tamaños y formas sin ningún tipo de puente a la vista para cruzarla. Por suerte, desde la Cicatriz de Arax, los niños podrían ver el que sería su nuevo hogar.
[Aquí podéis consultar el contenido real de las cestas]
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Plaza de la Fuente
23/03/23, 03:58 pm
Ante el tono horrorizado de Räg el churumbel abrió mucho los ojos, asintiendo. Era como si el lagarto gigante prefiriera hacer cualquier otra cosa frente aquella posibilidad. Asintió complacido, y queriendo creer con firmeza en sus palabras. Para su alivio, la chica de los cuernos calmó sus dudas, y en última instancia el muchacho prudente de la gabardina también se acercó hasta él, asegurándole que estaban juntos y que saldrían de esa. Aniol enrojeció cuando le llamó “peque” pero no le contradijo, maravillado por sus ojos de diferente color y lo mono que le pareció. En aquella tormenta una cara bonita como la de Kristoff podía hacerle cerrar los ojos y confiar ciegamente.
—¡Mi madre también es adivina! —le diría al Señor perro grande, y fulminando un poco con la mirada a Damian por llamarle chucho, no le llamó la atención en primer lugar por si el perrito no se había enterado de aquella palabra despectiva, y porque seguía queriendo el premio de Ethan con todas sus fuerzas.
Deseó pedirle al mjorní que le enseñara magia, ya que quizá los demás sí pudieran realizarla y le generaba mucha ilusión. Pero la atención del polaco se vio dividida porque las tensiones entre algunos de sus nuevos compañeros saltaron a relucir. No estaba muy seguro de lo que había dicho la joven hermosa de cabello anaranjado, pero no le pareció muy educada. Tampoco el elfo… ¿Es que no se cansaba de contestar de esa forma? Con Ethan ocurrió algo similar, Aniol creyó entender qué es lo que estaba diciendo pero no fue hasta que Rick intervino que le malinterpretó y dio un paso hacia atrás, un poco asustado y confuso. ¿Pondría su supervivencia por encima de su vida? Al menos Abel quería que permanecieran todos juntos, y la mujer maquillada debía de ser una especie de superheroína como mujer maravilla. Aunque le recordaba más a Gamora, de las pelis de Marvel.
—Gracias KalnahijadeMánide —pronunció, justo cuando una voz en las alturas les sorprendió a todos. Una bañera flotante portaba un espantapájaros con comida—. ¡Alitas de tremaluz! ¡Nabos de altojardín! ¡Tiene que estar riquísimo de la muerte! —señaló hacia el cielo con las energías algo recuperadas pero sin querer mirar a Ethan, ya no estaba seguro de querer obtener su recompensa y se moría de hambre—. ¿Podemos ir? —le preguntaría a Abel como si fuera el líder del grupo. Es que antes había hablado muy bien.
Sigue en Cicatriz de Arax
—¡Mi madre también es adivina! —le diría al Señor perro grande, y fulminando un poco con la mirada a Damian por llamarle chucho, no le llamó la atención en primer lugar por si el perrito no se había enterado de aquella palabra despectiva, y porque seguía queriendo el premio de Ethan con todas sus fuerzas.
Deseó pedirle al mjorní que le enseñara magia, ya que quizá los demás sí pudieran realizarla y le generaba mucha ilusión. Pero la atención del polaco se vio dividida porque las tensiones entre algunos de sus nuevos compañeros saltaron a relucir. No estaba muy seguro de lo que había dicho la joven hermosa de cabello anaranjado, pero no le pareció muy educada. Tampoco el elfo… ¿Es que no se cansaba de contestar de esa forma? Con Ethan ocurrió algo similar, Aniol creyó entender qué es lo que estaba diciendo pero no fue hasta que Rick intervino que le malinterpretó y dio un paso hacia atrás, un poco asustado y confuso. ¿Pondría su supervivencia por encima de su vida? Al menos Abel quería que permanecieran todos juntos, y la mujer maquillada debía de ser una especie de superheroína como mujer maravilla. Aunque le recordaba más a Gamora, de las pelis de Marvel.
—Gracias KalnahijadeMánide —pronunció, justo cuando una voz en las alturas les sorprendió a todos. Una bañera flotante portaba un espantapájaros con comida—. ¡Alitas de tremaluz! ¡Nabos de altojardín! ¡Tiene que estar riquísimo de la muerte! —señaló hacia el cielo con las energías algo recuperadas pero sin querer mirar a Ethan, ya no estaba seguro de querer obtener su recompensa y se moría de hambre—. ¿Podemos ir? —le preguntaría a Abel como si fuera el líder del grupo. Es que antes había hablado muy bien.
Sigue en Cicatriz de Arax
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Plaza de la Fuente
23/03/23, 05:37 pm
Por suerte había más gente que verbalizó estar de acuerdo en que no podía ser que tuvieran que matar a nadie y Rägjynn se quedó tranquilo a ese respecto por el momento. Szezenyak le preguntó muy sorprendido acerca de la capacidad de hacer magia, pero no había entendido una buena parte de lo que dijo. Damian parecía que tampoco, pero el niño había sido bastante agresivo en su respuesta y recibió una mirada de reproche por parte del mjörní.
—Eh… pues… no sabría cómo responderte —le dijo al lobo—. Usamos hechizos y runas…
Abel explicó entonces que en el mundo del que procedían los que eran como él no había ningún tipo de magia y eso le sorprendió bastante, sobre todo después de haber oído decir a Aniol que su madre era adivina. Aunque Szezenyak había dicho que “su nana” que también lo era no hacía nada parecido, por lo que quizás se refiriese a algo muy distinto de la magia. Airi y Tawar, sin embargo, sí parecían familiarizades con ella, aunque estaba claro por sus reacciones que no se parecía a lo que él conocía.
—Pues… sí, supongo —respondió a las preguntas de Airi—. La magia que usan aquí parece del mismo tipo que la que usamos en Mjörne —le confirmó—. ¿Es muy diferente la vuestra? No se me había ocurrido que pudieran existir otras formas de hacer magia…
Le repobladore también parecía sorprendide por no encontrarse en su mundo y Räg quería intentar decir algo al respecto, pero entonces dio comienzo otra discusión. Los planteamientos que había dado Ethan le habían parecido razonables pero, al igual que a los demás, tampoco le había gustado lo último que había dicho. No obstante, que tantas personas comenzasen de nuevo lo que podía ser un inicio de una discusión le hizo guardar silencio y esperar a que el chico volviese a hablar, sobre todo cuando hubo comentarios tan hirientes como los que hizo la que se había presentado como Serena. Ya había cometido el error de juzgar demasiado pronto con Kalna antes y no pensaba volver a cometerlo. Por ello, se limitó a asentir a las palabras de Airi, que fueron las que le resultaron más acorde a su propia opinión.
—Sí, tiene razón y… No te preocupes, Connor, creo que puedo encargarme de Aniol y Damian y seguro que otros ayudarán —. No quería comprometer a nadie mencionándole directamente, pero confiaba en varias personas para ello—. No tengo ni idea de si soy rápido o no respecto a los demás, pero… bueno, no me suelo perder las clases de artes marciales de defensa —dijo intentando usar una referencia que suponía que podrían entender la mayoría.
A pesar de los diversos comentarios insidiosos, le alivió saber que estaban de acuerdo en permanecer juntos, pero cualquier cosa que tuviese intención de añadir fue completamente cortada por aquella extraña voz procedente del cielo. Tres extraños artefactos voladores salieron en varias direcciones, aunque solo uno pasó muy cerca de ellos, permitiéndole ver que parecía un barco levitante hecho con… ¿una bañera? La criatura que capitaneaba el peculiar navío anunciaba a voz en grito lo que parecían algún tipo de alimentos extraños y no era difícil imaginar que se trataba de la comida de la que acababan de hablarles. Al menos ahora tenían una dirección en la que ir y no les costó mucho ponerse de acuerdo en tratar de no perder de vista a la más cercana.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
—Eh… pues… no sabría cómo responderte —le dijo al lobo—. Usamos hechizos y runas…
Abel explicó entonces que en el mundo del que procedían los que eran como él no había ningún tipo de magia y eso le sorprendió bastante, sobre todo después de haber oído decir a Aniol que su madre era adivina. Aunque Szezenyak había dicho que “su nana” que también lo era no hacía nada parecido, por lo que quizás se refiriese a algo muy distinto de la magia. Airi y Tawar, sin embargo, sí parecían familiarizades con ella, aunque estaba claro por sus reacciones que no se parecía a lo que él conocía.
—Pues… sí, supongo —respondió a las preguntas de Airi—. La magia que usan aquí parece del mismo tipo que la que usamos en Mjörne —le confirmó—. ¿Es muy diferente la vuestra? No se me había ocurrido que pudieran existir otras formas de hacer magia…
Le repobladore también parecía sorprendide por no encontrarse en su mundo y Räg quería intentar decir algo al respecto, pero entonces dio comienzo otra discusión. Los planteamientos que había dado Ethan le habían parecido razonables pero, al igual que a los demás, tampoco le había gustado lo último que había dicho. No obstante, que tantas personas comenzasen de nuevo lo que podía ser un inicio de una discusión le hizo guardar silencio y esperar a que el chico volviese a hablar, sobre todo cuando hubo comentarios tan hirientes como los que hizo la que se había presentado como Serena. Ya había cometido el error de juzgar demasiado pronto con Kalna antes y no pensaba volver a cometerlo. Por ello, se limitó a asentir a las palabras de Airi, que fueron las que le resultaron más acorde a su propia opinión.
—Sí, tiene razón y… No te preocupes, Connor, creo que puedo encargarme de Aniol y Damian y seguro que otros ayudarán —. No quería comprometer a nadie mencionándole directamente, pero confiaba en varias personas para ello—. No tengo ni idea de si soy rápido o no respecto a los demás, pero… bueno, no me suelo perder las clases de artes marciales de defensa —dijo intentando usar una referencia que suponía que podrían entender la mayoría.
A pesar de los diversos comentarios insidiosos, le alivió saber que estaban de acuerdo en permanecer juntos, pero cualquier cosa que tuviese intención de añadir fue completamente cortada por aquella extraña voz procedente del cielo. Tres extraños artefactos voladores salieron en varias direcciones, aunque solo uno pasó muy cerca de ellos, permitiéndole ver que parecía un barco levitante hecho con… ¿una bañera? La criatura que capitaneaba el peculiar navío anunciaba a voz en grito lo que parecían algún tipo de alimentos extraños y no era difícil imaginar que se trataba de la comida de la que acababan de hablarles. Al menos ahora tenían una dirección en la que ir y no les costó mucho ponerse de acuerdo en tratar de no perder de vista a la más cercana.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Plaza de la Fuente
24/03/23, 12:44 am
Según parecía, la magia era algo distintos en los mundos de origen de cada uno. Algunos la practicaban incluso, mientras que otros no tenían ni idea como él, lo que interesó bastante a Colmillo y habría seguido pensando o preguntando sobre ello, si no fuera porque Damián le llamó chucho.
-Chucho -susurró frunciendo el morro entre la confusión y el desagrado.
Tristemente, el vittya estaba muy familiarizado con los insultos porque, a pesar de su altura, tenía un gran parecido con los kwanzas y eso solía generar desconfianza y incluso rechazo en la gente, pero Szczenyak ya casi no le daba importancia a ese trato por mucho que todavía picara porque él era un feriante honrado, tenía una gran red de apoyo y estaba acostumbrado. Pero jamás en la vida le habían llamado chucho. Y esto en realidad era normal, porque la verdad es que no tenía ningún sentido que se lo llamaran. Él no era un chucho, él era un zawodny. Un zawodny con quizás un octavo de sangre de salvaje del páramo, lo que solo lo mejoraba, no lo empeoraba. Él era lo más alejado a un chucho que podía serlo un vittya. Pero por muy alejado que estuviera, no podía dejar de pensar con molestia y desagrado en lo que acababa de ser llamado. "Me ha llamado chucho". Por un momento Colmillo pensó, teniendo en cuenta la reacción anterior de Kalna hija de Mánide, si Damian conocía de alguna manera los peores insultos de todos sus mundos de origen.
Por suerte para él pudo olvidar la terrible palabra rápidamente gracias a la intervención de Aniol.
-¿En serio? -le contestó sonriendo y moviendo la cola-. Cuando encontremos el refugio ese me puedes contar cómo adivináis en tu mundo y yo te puedo contar cómo adivina mi nana.
Desde siempre a Colmillo le había hecho feliz hablar de adivinación con su nana y por eso mismo le encantó la idea de aprender de otros mundos para poder contárselo todo cuando volviera, algo que haría en ese mismo momento si fuera por él, pero el grupo parecía dispuesto a moverse y teniendo en cuenta lo que habían dicho los dos extraños del barco no sería lo más recomendable distraerse mientras se movían por la ciudad.
El ser cuyo nombre todavía no conocía comenzó a planear sobre la organización a la hora de moverse, con la que Colmillo estuvo completamente de acuerdo, ya que se parecía mucho a la formación que siempre tomaba su caravana, pero sus últimas palabras le hicieron fruncir el morro con disguto, no muy contento con la idea de dejar atrás a alguien. Aunque ciertamente tampoco le gustó la contestación y mucho menos la actitud de Serena, excesivamente pasivo-agresiva para su gusto.
-No es como si tú hubieras dado mejores ideas, no te jode -susurró sin poder evitar poner en voz sus pensamientos, pero sin querer realmente que nadie le oyera.
Colmillo estaba a punto de ofrecerse a Räg para ayudarle con Aniol ("porque ni de coña pienso acercarme a Damian, ni a su asqueroso olor y ni a sus jodidos insultos"), cuando algo más les llamó la atención desde los cielos, esta vez a voz en grito.
-¿Qué coño es un tuktuk? -dijo con confusión pensando que ya a este paso podía esperarse que apareciera cualquier cosa del cielo.
Sigue en Cicatriz de Arax.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Plaza de la Fuente
24/03/23, 06:23 am
No sabía si considerarla una situación de ensueño o más bien propia de las pesadillas. La criatura con cuernos y Räg hablaban de hechizos y aparatos mágicos. Resultaba que en sus mundos sí que existía. De hecho, al ser peliazul le extrañaba mucho que no hubiese magia en la Tierra.
Todo era muy confuso, pero la verdad es que ambas criaturas le transmitían la misma aura tranquilizadora. Si no fuese por el posible peligro inminente, le gustaría profundizar más sobre magia con los dos. Ya se imaginaba siendo su alumno y aprendiendo conjuros juntos.
La persona más estilosa de todo el grupo y el chico de la cresta rosa, cuyo nombre era Connor, comenzaron a organizar la búsqueda del refugio. Una vez acabaron de hablar, fue sorprendido por las palabras de Serena hacia ambos chicos. Consideraba cierto que había prepotencia en sus palabras y que habían sido un tanto bordes, pero él no podía evitar admirar la seguridad en sí mismos que ambos mostraban. Aun así, concluyó que la chica, a su manera, los intentaba proteger. Pensaba que el objetivo real de sus palabras era que a ambos no se les subieran los humos y se diesen cuenta del nivel de peligro.
Ahora bien, Abel no valoró de manera tan positiva la situación cuando el hermanastro feo de Garfield demostró el mismo nivel de ponzoña hacia la chica.
“¿Quién se ha creído para tratar así a la gente?” – pensó mientras le volvía a dirigir una acusadora mirada. Cada vez tenía peor imagen del chico, pero no quería decir nada y demostrar que le afectaba. E incluso menos que le afectase a Serena.
- Ni caso – le susurró a su compañera para mostrar su apoyo, cuando el felino se distrajo con Tawar.
Después, se fijó en que el felino se iba en la dirección que había propuesto, pero en esos momentos estaba demasiado enfadado como para tenérselo demasiado en cuenta.
- “ Tan tonto no seré si eres el primero en hacer lo que digo” – meditó con orgullo, sin ser capaz de reconocer todavía la evidente rapidez mental del chico gatuno.
Mientras esperaban a que todos los conflictos cesaran y iniciasen el rumbo, ocurrió algo asombroso. Pensaba que al final nadie lo haría, pero pasó lo que creía imposible; alguien se preocupó por su estado. Se trataba de un apuesto chico de su misma edad con apariencia fuerte y alegre, por lo que le recordó bastante a su hermano de más joven.
- Sí, estoy mucho mejor. Gracias – le mintió con tono amable, puesto que, aunque todavía persistía bastante el malestar, no quería ser una carga para el grupo. Tras contestarle, descubrió que el niño bondadoso, quien parecía llamarse Aniol, miraba embobado al otro muchacho. Abel entendía su reacción perfectamente, a ambos les resultaba un bello rayo de sol entre tanta oscuridad.
Una bañera voladora sobrevoló sus cabezas. Un espantapájaros anunciaba la presencia de distintas comidas en esta, razón por la cual todos se dispusieron a seguirles
Aniol se dirigió hacia Abel para iniciar la marcha y este último asintió con la cabeza ante su pregunta. Interiormente, la amabilidad de los dos chicos le hacían sentir sentimientos confusos. Por un lado, miedo y angustia motivados por las consecuencias del golpe y por el contenido del discurso de esas dos series. Por el otro, valoraba la posibilidad de que las palabras de su raptora podían tener parte de verdad y comenzaba a ilusionarse por vivir una aventura épica junto a nuevos amigos. Después de todo, hasta los habitantes de Rocavarancolia les estaban ofreciendo manjares.
En esos momentos, la emoción venció un poco al terror, fue capaz de ofrecerle su insegura mano al niño. No solo lo hizo pensando en el bienestar del pequeño, quien en verdad ya se encontraba resguardado por el chico de la coleta y el chico de pelo negro por el lado opuesto, sino porque así él también se sentiría mucho más protegido.
De esta forma, comenzaron a caminar juntos hacia la nada.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
Todo era muy confuso, pero la verdad es que ambas criaturas le transmitían la misma aura tranquilizadora. Si no fuese por el posible peligro inminente, le gustaría profundizar más sobre magia con los dos. Ya se imaginaba siendo su alumno y aprendiendo conjuros juntos.
La persona más estilosa de todo el grupo y el chico de la cresta rosa, cuyo nombre era Connor, comenzaron a organizar la búsqueda del refugio. Una vez acabaron de hablar, fue sorprendido por las palabras de Serena hacia ambos chicos. Consideraba cierto que había prepotencia en sus palabras y que habían sido un tanto bordes, pero él no podía evitar admirar la seguridad en sí mismos que ambos mostraban. Aun así, concluyó que la chica, a su manera, los intentaba proteger. Pensaba que el objetivo real de sus palabras era que a ambos no se les subieran los humos y se diesen cuenta del nivel de peligro.
Ahora bien, Abel no valoró de manera tan positiva la situación cuando el hermanastro feo de Garfield demostró el mismo nivel de ponzoña hacia la chica.
“¿Quién se ha creído para tratar así a la gente?” – pensó mientras le volvía a dirigir una acusadora mirada. Cada vez tenía peor imagen del chico, pero no quería decir nada y demostrar que le afectaba. E incluso menos que le afectase a Serena.
- Ni caso – le susurró a su compañera para mostrar su apoyo, cuando el felino se distrajo con Tawar.
Después, se fijó en que el felino se iba en la dirección que había propuesto, pero en esos momentos estaba demasiado enfadado como para tenérselo demasiado en cuenta.
- “ Tan tonto no seré si eres el primero en hacer lo que digo” – meditó con orgullo, sin ser capaz de reconocer todavía la evidente rapidez mental del chico gatuno.
Mientras esperaban a que todos los conflictos cesaran y iniciasen el rumbo, ocurrió algo asombroso. Pensaba que al final nadie lo haría, pero pasó lo que creía imposible; alguien se preocupó por su estado. Se trataba de un apuesto chico de su misma edad con apariencia fuerte y alegre, por lo que le recordó bastante a su hermano de más joven.
- Sí, estoy mucho mejor. Gracias – le mintió con tono amable, puesto que, aunque todavía persistía bastante el malestar, no quería ser una carga para el grupo. Tras contestarle, descubrió que el niño bondadoso, quien parecía llamarse Aniol, miraba embobado al otro muchacho. Abel entendía su reacción perfectamente, a ambos les resultaba un bello rayo de sol entre tanta oscuridad.
Una bañera voladora sobrevoló sus cabezas. Un espantapájaros anunciaba la presencia de distintas comidas en esta, razón por la cual todos se dispusieron a seguirles
Aniol se dirigió hacia Abel para iniciar la marcha y este último asintió con la cabeza ante su pregunta. Interiormente, la amabilidad de los dos chicos le hacían sentir sentimientos confusos. Por un lado, miedo y angustia motivados por las consecuencias del golpe y por el contenido del discurso de esas dos series. Por el otro, valoraba la posibilidad de que las palabras de su raptora podían tener parte de verdad y comenzaba a ilusionarse por vivir una aventura épica junto a nuevos amigos. Después de todo, hasta los habitantes de Rocavarancolia les estaban ofreciendo manjares.
En esos momentos, la emoción venció un poco al terror, fue capaz de ofrecerle su insegura mano al niño. No solo lo hizo pensando en el bienestar del pequeño, quien en verdad ya se encontraba resguardado por el chico de la coleta y el chico de pelo negro por el lado opuesto, sino porque así él también se sentiría mucho más protegido.
De esta forma, comenzaron a caminar juntos hacia la nada.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
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