El Macetero
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
El Macetero
12/08/12, 06:35 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El Macetero
Portal situado en el continente, al centro, cerca de la isla.
Portal situado en el continente, al centro, cerca de la isla.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: El Macetero
23/12/14, 09:32 pm
No pudo evitar que se le escapase una leve risa ante la indignación del foner.
—En realidad solo te dije que le explicarías tú a Giz lo que le pasase, no que eso fuese a enfadarle. —Rio mientras alzaba las manos en un gesto de excusa—. ¿Pero le habrías dejado morir si te lo hubiera dicho desde el principio? Pobre Balón de Rugby —comentó cruzándose de brazos con expresión ligeramente reprobatoria pero sin demasiada seriedad: él no era quien para juzgarlo por algo así.
El cambiante, a pesar de asegurar que no era una buena idea, finalmente decidió llevarse con él al tití al menos por el momento y Noel empezó a caminar hacia el portal con el regalo para Gael levitando tras él.
>>Seguro que Balón de Rugby se alegrará cuando despierte. Nos vemos en un par de días.
Se despidió con un gesto de la mano sin darse la vuelta y atravesó el portal para regresar a la ciudad.
Sigue en Luna Alta.
—En realidad solo te dije que le explicarías tú a Giz lo que le pasase, no que eso fuese a enfadarle. —Rio mientras alzaba las manos en un gesto de excusa—. ¿Pero le habrías dejado morir si te lo hubiera dicho desde el principio? Pobre Balón de Rugby —comentó cruzándose de brazos con expresión ligeramente reprobatoria pero sin demasiada seriedad: él no era quien para juzgarlo por algo así.
El cambiante, a pesar de asegurar que no era una buena idea, finalmente decidió llevarse con él al tití al menos por el momento y Noel empezó a caminar hacia el portal con el regalo para Gael levitando tras él.
>>Seguro que Balón de Rugby se alegrará cuando despierte. Nos vemos en un par de días.
Se despidió con un gesto de la mano sin darse la vuelta y atravesó el portal para regresar a la ciudad.
Sigue en Luna Alta.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: El Macetero
06/07/16, 08:06 pm
Enredo cruzó el portal después de haber pasado por su casa para dejar el cajón con metal. La humedad del clima le ayudó a despejarse ligeramente y es que el cansancio del brujo seguía siendo grande. "Ojalá tuviera una buena reserva de café. Pensándolo quizá me tendría que haber tomado alguna poción en casa.".
Desechó la idea ya que no pensaba pasar mucho tiempo en el mundo. Recogería una cosa y se iría, y es que la conversación con los irrenses y el peso del metal le habían dado una idea para reducir al cantidad de metal necesaria para el arma.
Recorrió el bosque evitando predadores y plantas venenosas hasta dar con lo que buscaba. El árbol que se alzaba en un claro, un árbol que él mismo había ayudado a dar vida. El brujo había pensado que no había nada más adecuado para ser el núcleo de su bastón.
Se hizo levitar a sí mismo a la altura de alguna de las ramas más y más pequeñas, seleccionó una y con un hechizo de corte la seccionó del árbol.
-Lo siento pequeño, necesito esto - el brujo sabía por experiencia que las plantas sufrían, no tenía más que mirar a su propio dominio para ello. Lo único bueno era que sabía que las podas no eran malas para los árboles. Con la rama flotando tras él volvió al portal y lo atravesó en dirección a su casa.
Sigue en la clínica Luna Roja.
Desechó la idea ya que no pensaba pasar mucho tiempo en el mundo. Recogería una cosa y se iría, y es que la conversación con los irrenses y el peso del metal le habían dado una idea para reducir al cantidad de metal necesaria para el arma.
Recorrió el bosque evitando predadores y plantas venenosas hasta dar con lo que buscaba. El árbol que se alzaba en un claro, un árbol que él mismo había ayudado a dar vida. El brujo había pensado que no había nada más adecuado para ser el núcleo de su bastón.
Se hizo levitar a sí mismo a la altura de alguna de las ramas más y más pequeñas, seleccionó una y con un hechizo de corte la seccionó del árbol.
-Lo siento pequeño, necesito esto - el brujo sabía por experiencia que las plantas sufrían, no tenía más que mirar a su propio dominio para ello. Lo único bueno era que sabía que las podas no eran malas para los árboles. Con la rama flotando tras él volvió al portal y lo atravesó en dirección a su casa.
Sigue en la clínica Luna Roja.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: El Macetero
25/01/17, 10:05 pm
Nada más atravesar el portal, les recibió el atardecer del Macetero. Había sombra, mucha sombra que el vampiro agradecía, gracias a la vegetación, tan abundante y compacta que incluso parecía inclinarse, volcarse sobre ellos, como si estuviera a punto de aplastar el portal. Pero se quedaba en amenaza. De hecho, intentaban mantener la zona para no dificultar el ir y venir. Si los sinhadres miraban hacia arriba, verían agujeros salpicados en el tupido techo, algunos naturales y otros hechos a propósito para el transporte de mercancías.
En cuanto Jack dio un paso hacia delante, una gran planta carnívora giró una de sus cabezas hacia él y le hizo un gesto antes de volver a su posición anterior. Era una de las tantas criaturas demiúrgicas "contratadas". Hacía las veces de seguridad del portal tanto si había transporte de mercancías como si no y tenía un hechizo de vigilancia conectado con el complejo principal.
El transporte hacia allí era con otros artefactos, menos "conscientes, vivos", que simulaban el aspecto de insectos voladores autóctonos que cargaban con alguna presa que no era otra cosa que cajas o barricas o en el caso de llevar gente, como ahora, un cubículo con amplias ventanas, todo cubierto por ilusiones. Normalmente no tenían aberturas, pero dada la naturaleza de la visita, había decidido ponérselas. Si no, menuda faena: era espaciosa, sí, pero no dejaba de ser una caja de madera hermética, cerrada a cal y canto. Nada acogedor.
El insecto esperaba fuera, puntual. También hizo un gesto al vampiro, pero solo eso.
—Bienvenidos al Macetero. Como veis y como sabréis si habéis conocido algún repoblador... Y si no, bueno: aquí todo menos ellos es gigantesco. Plantas, animales... Todo. Pero no os preocupéis. Si decidís quedaros, será fácil —se acercó al insecto, abrió la puerta de la caja de carga y le invitó a entrar—. Pero primero un poco de turismo, aunque el sitio está cerca. Ah, espero que no os disgusten las alturas.
En cuanto Jack dio un paso hacia delante, una gran planta carnívora giró una de sus cabezas hacia él y le hizo un gesto antes de volver a su posición anterior. Era una de las tantas criaturas demiúrgicas "contratadas". Hacía las veces de seguridad del portal tanto si había transporte de mercancías como si no y tenía un hechizo de vigilancia conectado con el complejo principal.
El transporte hacia allí era con otros artefactos, menos "conscientes, vivos", que simulaban el aspecto de insectos voladores autóctonos que cargaban con alguna presa que no era otra cosa que cajas o barricas o en el caso de llevar gente, como ahora, un cubículo con amplias ventanas, todo cubierto por ilusiones. Normalmente no tenían aberturas, pero dada la naturaleza de la visita, había decidido ponérselas. Si no, menuda faena: era espaciosa, sí, pero no dejaba de ser una caja de madera hermética, cerrada a cal y canto. Nada acogedor.
El insecto esperaba fuera, puntual. También hizo un gesto al vampiro, pero solo eso.
—Bienvenidos al Macetero. Como veis y como sabréis si habéis conocido algún repoblador... Y si no, bueno: aquí todo menos ellos es gigantesco. Plantas, animales... Todo. Pero no os preocupéis. Si decidís quedaros, será fácil —se acercó al insecto, abrió la puerta de la caja de carga y le invitó a entrar—. Pero primero un poco de turismo, aunque el sitio está cerca. Ah, espero que no os disgusten las alturas.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: El Macetero
02/03/17, 01:43 am
En un principio, Ayne había decidido visitar los viñedos de Jack él solo. Pero haber prometido que no le ocultaría nada a Eara lo obligó a contárselo, y le resultó imposible disuadir a su aurva de acompañarlo. Se trataba de una visita para conocer el terreno, que según tenía entendido era bastante peligroso. Pero tuvo que admitir que no habría día más seguro que aquel, en compañía de Jack. Eara también quería saludar a su cosechador. Después de todo aquel tiempo no sabía qué decirle, pero estaba decidida a encontrarse de nuevo con él. El trabajo de Ayne en aquel lugar no le era ajeno, porque estaba dispuesta ayudarle en lo que fuera posible. Se trataba de un trabajo con plantas, después de todo. Aunque Eara no fuese parte del trato, poder visitar el mundo de Ergot ya era algo por lo que valía la pena salir de la torre.
El día acordado los sinhadres se dirigieron a la explanada de los portales con antelación, para evitar a toda costa llegar tarde. Ayne ya sabía cómo encontrar el lugar, pero al haber ido una única vez no se terminaba de fiar de volver a encontrarlo a la primera. Ninguno de los dos habló demasiado. Cuando Jack apareció hacía rato que se había hecho el silencio. Eara se tensó casi imperceptiblemente. No era difícil reconocer a Jack, pero se le veía diferente. Lo cierto era que ya ni siquiera recordaba su cara tan bien como solía, pero al volver a verle los recuerdos de la noche en que fueron cosechados volvieron a hacerse un poco más nítidos.
Tras saludar cordialmente al vampiro no tardaron en verse a punto de cruzar el portal. Ayne miró a Eara de reojo sin decir nada. Ya la había advertido del tipo de experiencia que era atravesar aquel vórtice de magia, pero sintió aun así la necesidad de comprobar si estaba preparada.
Al otro lado la chica fue la primera en emitir un sonido ahogado de sorpresa. El anima se preguntó si se debía al portal o a las vistas que los esperaban al otro lado. Él tampoco se había quedado indiferente.
—Es precioso… —murmuró la aurva para sí misma, sin dejar de mirar a su alrededor.
—¿Cuánto hacía que no veías tanta vegetación junta? —le preguntó Ayne, divertido por su reacción. Ni él mismo había visto un paisaje tan verde desde que había abandonado su mundo, pero era evidente que para Eara significaba mucho más que para él. La aurva le respondió con una pequeña sonrisa.
Observaron las maniobras de Jack en aquel territorio, esperando a que empezasen las explicaciones. Ayne ya tenía alguna noción acerca de las medidas de seguridad, pero Eara se quedó anonadada con los artefactos demiúrgicos. Resultaban increíblemente realistas. Eara solo recordó que no estaba allí sola cuando Jack comenzó a hablar.
—¿Tenemos que meternos ahí dentro? —preguntó el edeel con un mohín. No le gustaba la idea de hacinarse allí dentro.
Eara, en cambio, ya se dirigía sin protestar al insecto demiúrgico. Su edeel la siguió tratando de ocultar lo que verdaderamente pensaba. La idea de volar, aunque fuese en aquellas condiciones, atraía a la aurva. Parecía que Jack iba a enseñarles primero un poco el lugar, y aunque tuviese un poco de miedo, estaba segura de que valdría la pena. En el interior de la caja había donde sentarse, aunque no fuese un banco tan estable como cabía esperar. Eara tomó asiento y Ayne lo hizo a su lado.
—¿Se mueve mucho esta… cosa? —preguntó el anima.
El día acordado los sinhadres se dirigieron a la explanada de los portales con antelación, para evitar a toda costa llegar tarde. Ayne ya sabía cómo encontrar el lugar, pero al haber ido una única vez no se terminaba de fiar de volver a encontrarlo a la primera. Ninguno de los dos habló demasiado. Cuando Jack apareció hacía rato que se había hecho el silencio. Eara se tensó casi imperceptiblemente. No era difícil reconocer a Jack, pero se le veía diferente. Lo cierto era que ya ni siquiera recordaba su cara tan bien como solía, pero al volver a verle los recuerdos de la noche en que fueron cosechados volvieron a hacerse un poco más nítidos.
Tras saludar cordialmente al vampiro no tardaron en verse a punto de cruzar el portal. Ayne miró a Eara de reojo sin decir nada. Ya la había advertido del tipo de experiencia que era atravesar aquel vórtice de magia, pero sintió aun así la necesidad de comprobar si estaba preparada.
Al otro lado la chica fue la primera en emitir un sonido ahogado de sorpresa. El anima se preguntó si se debía al portal o a las vistas que los esperaban al otro lado. Él tampoco se había quedado indiferente.
—Es precioso… —murmuró la aurva para sí misma, sin dejar de mirar a su alrededor.
—¿Cuánto hacía que no veías tanta vegetación junta? —le preguntó Ayne, divertido por su reacción. Ni él mismo había visto un paisaje tan verde desde que había abandonado su mundo, pero era evidente que para Eara significaba mucho más que para él. La aurva le respondió con una pequeña sonrisa.
Observaron las maniobras de Jack en aquel territorio, esperando a que empezasen las explicaciones. Ayne ya tenía alguna noción acerca de las medidas de seguridad, pero Eara se quedó anonadada con los artefactos demiúrgicos. Resultaban increíblemente realistas. Eara solo recordó que no estaba allí sola cuando Jack comenzó a hablar.
—¿Tenemos que meternos ahí dentro? —preguntó el edeel con un mohín. No le gustaba la idea de hacinarse allí dentro.
Eara, en cambio, ya se dirigía sin protestar al insecto demiúrgico. Su edeel la siguió tratando de ocultar lo que verdaderamente pensaba. La idea de volar, aunque fuese en aquellas condiciones, atraía a la aurva. Parecía que Jack iba a enseñarles primero un poco el lugar, y aunque tuviese un poco de miedo, estaba segura de que valdría la pena. En el interior de la caja había donde sentarse, aunque no fuese un banco tan estable como cabía esperar. Eara tomó asiento y Ayne lo hizo a su lado.
—¿Se mueve mucho esta… cosa? —preguntó el anima.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: El Macetero
08/03/17, 03:07 pm
El vampiro se encogió de hombros. No es que fuese un "vehículo" muy espacioso ni cómodo ni... nada, pero era lo que había y los asientos los había improvisado unos días antes. Si decidían quedarse, les daría un acabado mejor. Les siguió al interior, cerró la puerta tras de sí y se apoyó en la pared contraria a sus asientos.
—Apenas, Ayne. En un momento te acostumbras, pero avisad si os mareáis o lo que sea. Al despegar y aterrizar es algo más brusco, pero el resto del viaje no deberíais notarlo.
Olvidaba el rubio que él sí estaba de sobra acostumbrado tanto a ir allí dentro como a volar y levitar, y encima su naturaleza ayudaba, mientras que ellos quizá lo sufrirían más, pero, en cualquier caso, aquello no dejaba de ser transporte de mercancía por lo que debería ser estable. Tal y como había avisado, la criatura dio un par de pasos y al tercero notaron un vaivén al saltar, extender sus alas e impulsarse hacia arriba, hacia uno de los huecos en la copa de los árboles. Poco después de atravesarla y tomar algo más de altura, adoptó lentamente una postura más horizontal, y a partir de ahí apenas notarían el movimiento gracias a la levitación extra del artefacto.
—¿Todo bien? Prometo acondicionar esto mejor si os quedáis —se cruzó de brazos y miró por la ventana—. Bueno, un par de cosas. Primero, asumo que Ayne te ha contado cómo es el mundo o que lo habéis investigado en la biblioteca... O por medio de vuestro compañero repoblador. Segundo, todo el recinto y la zona que ocupa están bien vigilados y protegidos, así que mientras nadie salga de ahí estará a salvo. La fauna local evita el sitio excepto los repobladores, que se lanzan a explorar de vez en cuando, en unos minutos veréis por qué —paró para sentarse frente a los sinhadres.
>>Un socio, Sepalian, y yo nos encargamos de la producción, aunque él es el experto. No está siempre sino que nos turnamos y mientras tanto, se podría decir que el complejo de las viñas está automatizado. O sea, magia y demiurgia. Hay varios microclimas y llevamos tantas cosechas a la vez, así que quien trabaje allí no se va a aburrir. Todos los detalles de cómo funciona todo, los hechizos, runas, criaturas demiúrgicas, sistema de vigilancia... Es un poco lioso al principio pero os enseñaremos sin prisa... Ah, estamos cerca —calló y señaló a la ventana con la cabeza.
Fuera, el paisaje empezó a cambiar. Con cada metro, la vegetación disminuía en cantidad y altura. No era muy agradable pasar del esplendor vegetal del Macetero para llegar a aquella parte herida del mundo. De hecho, según se aproximaban al complejo, el paisaje se volvía más lamentable. Aunque en sus mundos de origen pudiera parecer que estaba bien, en comparación con el resto del Macetero era una lástima. Para quien no supiera qué lo había causado o aún causaba, parecería que se aproximaran al centro de aquello. Y así era, más o menos. Aquello lo había hecho todo más fácil... y barato. Dejó que la pareja viera los cambios y reaccionasen. Además, había hablado mucho. Podrían tener preguntas o dudas o algún comentario.
—Apenas, Ayne. En un momento te acostumbras, pero avisad si os mareáis o lo que sea. Al despegar y aterrizar es algo más brusco, pero el resto del viaje no deberíais notarlo.
Olvidaba el rubio que él sí estaba de sobra acostumbrado tanto a ir allí dentro como a volar y levitar, y encima su naturaleza ayudaba, mientras que ellos quizá lo sufrirían más, pero, en cualquier caso, aquello no dejaba de ser transporte de mercancía por lo que debería ser estable. Tal y como había avisado, la criatura dio un par de pasos y al tercero notaron un vaivén al saltar, extender sus alas e impulsarse hacia arriba, hacia uno de los huecos en la copa de los árboles. Poco después de atravesarla y tomar algo más de altura, adoptó lentamente una postura más horizontal, y a partir de ahí apenas notarían el movimiento gracias a la levitación extra del artefacto.
—¿Todo bien? Prometo acondicionar esto mejor si os quedáis —se cruzó de brazos y miró por la ventana—. Bueno, un par de cosas. Primero, asumo que Ayne te ha contado cómo es el mundo o que lo habéis investigado en la biblioteca... O por medio de vuestro compañero repoblador. Segundo, todo el recinto y la zona que ocupa están bien vigilados y protegidos, así que mientras nadie salga de ahí estará a salvo. La fauna local evita el sitio excepto los repobladores, que se lanzan a explorar de vez en cuando, en unos minutos veréis por qué —paró para sentarse frente a los sinhadres.
>>Un socio, Sepalian, y yo nos encargamos de la producción, aunque él es el experto. No está siempre sino que nos turnamos y mientras tanto, se podría decir que el complejo de las viñas está automatizado. O sea, magia y demiurgia. Hay varios microclimas y llevamos tantas cosechas a la vez, así que quien trabaje allí no se va a aburrir. Todos los detalles de cómo funciona todo, los hechizos, runas, criaturas demiúrgicas, sistema de vigilancia... Es un poco lioso al principio pero os enseñaremos sin prisa... Ah, estamos cerca —calló y señaló a la ventana con la cabeza.
Fuera, el paisaje empezó a cambiar. Con cada metro, la vegetación disminuía en cantidad y altura. No era muy agradable pasar del esplendor vegetal del Macetero para llegar a aquella parte herida del mundo. De hecho, según se aproximaban al complejo, el paisaje se volvía más lamentable. Aunque en sus mundos de origen pudiera parecer que estaba bien, en comparación con el resto del Macetero era una lástima. Para quien no supiera qué lo había causado o aún causaba, parecería que se aproximaran al centro de aquello. Y así era, más o menos. Aquello lo había hecho todo más fácil... y barato. Dejó que la pareja viera los cambios y reaccionasen. Además, había hablado mucho. Podrían tener preguntas o dudas o algún comentario.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Macetero
08/03/17, 05:41 pm
El anima no las tuvo todas consigo con la respuesta del vampiro, pero sabía que no tenía sentido protestar. Era el transporte que había, y si el vampiro lo usaba, tan terrible no podía ser. Eara, a su lado, se movió un poco para dejarle sitio para agarrarse al borde del asiento. Ambos lo asían con fuerza cuando el artefacto demiúrgico dio el salto definitivo que lo puso a volar. Notaron un tirón que hizo que ambos dejasen escapar una exclamación de sorpresa, y después se estabilizó.
—Al principio pensé que iba a ser peor. Pero parece que no marea —respondió Ayne a Jack.
—Solo ha sido un poco brusco al despegar, pero es cómodo.
«Cómodo, no. Solo no tan malo» añadió el anima para sí.
Escucharon las explicaciones de Jack sin interrumpirle. Era inevitable mirar más hacia los cristales del cubículo que hacia el vampiro, y si se forzaban en disimularlo era por educación. Las vistas desde allí arriba eran impresionantes. Se veía un mar de copas de árboles, pero a medida que avanzaban, su altura y densidad iba mermando. A través de los huecos entre árboles se podía ver que aquella zona era diferente de la que albergaba el portal a Rocavarancolia.
—¿Y estos árboles más jóvenes? ¿Toda esta zona es parte de tu terreno, Jack? —A Eara no le constaba que hubiese otros cultivos en el macetero, y aunque se dio cuenta enseguida de que la idea era absurda, aquella zona del bosque tenía definitivamente algo artificial si se comparaba con el resto.
—Es… como una zona recuperada, algo así.
Ayne miró a Jack. Prefería que lo explicase él. Era su guía, a fin de cuentas, y también la fuente original de su propia información al respecto.
—Al principio pensé que iba a ser peor. Pero parece que no marea —respondió Ayne a Jack.
—Solo ha sido un poco brusco al despegar, pero es cómodo.
«Cómodo, no. Solo no tan malo» añadió el anima para sí.
Escucharon las explicaciones de Jack sin interrumpirle. Era inevitable mirar más hacia los cristales del cubículo que hacia el vampiro, y si se forzaban en disimularlo era por educación. Las vistas desde allí arriba eran impresionantes. Se veía un mar de copas de árboles, pero a medida que avanzaban, su altura y densidad iba mermando. A través de los huecos entre árboles se podía ver que aquella zona era diferente de la que albergaba el portal a Rocavarancolia.
—¿Y estos árboles más jóvenes? ¿Toda esta zona es parte de tu terreno, Jack? —A Eara no le constaba que hubiese otros cultivos en el macetero, y aunque se dio cuenta enseguida de que la idea era absurda, aquella zona del bosque tenía definitivamente algo artificial si se comparaba con el resto.
—Es… como una zona recuperada, algo así.
Ayne miró a Jack. Prefería que lo explicase él. Era su guía, a fin de cuentas, y también la fuente original de su propia información al respecto.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: El Macetero
12/03/17, 04:08 am
El vampiro asintió con la cabeza cuando Ayne dijo qué era aquella parte y tomó el relevo de la conversación.
—Algo así, sí. Las primeras veces que vine... Creo que hubo un incendio en toda esta zona, pero los repobladores habían empezado a recuperarla —dijo mientras se volvía a levantar. Miraba por la ventana cuando siguió diciendo—: O intentarlo, porque meses después ocupamos el lugar y las viñas están allí ahora. No sé qué creerán que hay, la verdad, porque como el lugar está cubierto de ilusiones y hay zonas invisibles lo único visible desde fuera es lo machacado que está todo. Poca vegetación, fauna la justa que permitimos, el suelo sigue ennegrecido en algunos puntos... Es admirable que sigan organizando incursiones para explorar y recuperar el bosque, pero creo que a estas alturas —y ahí se giró para mirarles— saben que no todos vuelven de ellas y no dan muchos problemas. Ni nosotros a ellos. No nos molestamos más de lo necesario.
Llegaron a la parte en que el disfraz se mezclaba con la realidad: había parches de suelo aún quemado, árboles secos, algunos caídos... Mejor hacer creer a los repobladores que aquella zona era irrecuperable antes que arriesgarse a que creyeran justo lo contrario y pensaran en explorarla en masa. El insecto comenzó entonces a descender con una suave inclinación.
—Si los enanos estos se enteran de que tenemos varias hectáreas llenas de cultivos sanos y prósperos, nos invaden —bromeó—. Bueno, vamos a sobrevolar el complejo, os lo describo y luego aterrizamos.
De nuevo, otro cambio en el paisaje. Esta vez dejaron atrás todo camuflaje y pudieron ver tanto los viñedos como edificios de madera y piedra salpicados aquí y allá. El insecto se detuvo en cierto momento y viró hacia un lado para que una de las ventanas abarcase toda la zona. El edificio principal estaba en el centro y tenía varios niveles, y desde ahí en círculos concéntricos se extendían los cultivos y sus respectivas zonas de recogida y procesamiento. Es más, pudieron ver cómo otros insectos como el que les había traído iban y venían de la parte más alta del edificio principal.
El anillo más exterior estaba rodeado por un muro de piedra de unos cinco metros de alto a partir del cual, unos metros más hacia fuera, empezaba el camuflaje. En este, había cuatro torres de guardia de madera, que además señalaban los puntos cardinales. El insecto descendió en vertical esta vez y llegó a la altura del muro. Una pasarela de madera lo recorría por encima por la cual caminaban los guardias demiúrgicos. Había sitio de sobra para dos personas y tenía su barandilla doble y escaleras para bajar al interior... No era tan cutre como el insecto. El vehículo se movió siguiendo el muro mientras el vampiro hablaba.
—Esa es la zona donde trabajarías, Ayne. Normalmente hay cuatro centinelas, uno en cada torre, y se van moviendo en círculo por el muro, pero a veces cogemos alguno para que haga algo concreto y los otros tres se tienen que repartir su zona... Es muy raro que la fauna local llegue hasta aquí, de hecho si notáis algún olor raro es para eso mismo, ahuyentarla. Pero para eso están los centinelas, no te preocupes. Lo más normal es encontrarte repobladores trepando. Y... bueno. El muro es seguro, las barandillas son altas, y en las torres —señaló la más cercana— hay sitio de sobra para dormir, leer, te puedes traer cosas de la biblioteca, y puedes hasta practicar magia. Las noches son tranquilas normalmente, si hubiera algún problema los centinelas estarían a tus órdenes. Ah, y para salir a cazar o explorar hay unas escaleras disimuladas en cada torre.
—Algo así, sí. Las primeras veces que vine... Creo que hubo un incendio en toda esta zona, pero los repobladores habían empezado a recuperarla —dijo mientras se volvía a levantar. Miraba por la ventana cuando siguió diciendo—: O intentarlo, porque meses después ocupamos el lugar y las viñas están allí ahora. No sé qué creerán que hay, la verdad, porque como el lugar está cubierto de ilusiones y hay zonas invisibles lo único visible desde fuera es lo machacado que está todo. Poca vegetación, fauna la justa que permitimos, el suelo sigue ennegrecido en algunos puntos... Es admirable que sigan organizando incursiones para explorar y recuperar el bosque, pero creo que a estas alturas —y ahí se giró para mirarles— saben que no todos vuelven de ellas y no dan muchos problemas. Ni nosotros a ellos. No nos molestamos más de lo necesario.
Llegaron a la parte en que el disfraz se mezclaba con la realidad: había parches de suelo aún quemado, árboles secos, algunos caídos... Mejor hacer creer a los repobladores que aquella zona era irrecuperable antes que arriesgarse a que creyeran justo lo contrario y pensaran en explorarla en masa. El insecto comenzó entonces a descender con una suave inclinación.
—Si los enanos estos se enteran de que tenemos varias hectáreas llenas de cultivos sanos y prósperos, nos invaden —bromeó—. Bueno, vamos a sobrevolar el complejo, os lo describo y luego aterrizamos.
De nuevo, otro cambio en el paisaje. Esta vez dejaron atrás todo camuflaje y pudieron ver tanto los viñedos como edificios de madera y piedra salpicados aquí y allá. El insecto se detuvo en cierto momento y viró hacia un lado para que una de las ventanas abarcase toda la zona. El edificio principal estaba en el centro y tenía varios niveles, y desde ahí en círculos concéntricos se extendían los cultivos y sus respectivas zonas de recogida y procesamiento. Es más, pudieron ver cómo otros insectos como el que les había traído iban y venían de la parte más alta del edificio principal.
El anillo más exterior estaba rodeado por un muro de piedra de unos cinco metros de alto a partir del cual, unos metros más hacia fuera, empezaba el camuflaje. En este, había cuatro torres de guardia de madera, que además señalaban los puntos cardinales. El insecto descendió en vertical esta vez y llegó a la altura del muro. Una pasarela de madera lo recorría por encima por la cual caminaban los guardias demiúrgicos. Había sitio de sobra para dos personas y tenía su barandilla doble y escaleras para bajar al interior... No era tan cutre como el insecto. El vehículo se movió siguiendo el muro mientras el vampiro hablaba.
—Esa es la zona donde trabajarías, Ayne. Normalmente hay cuatro centinelas, uno en cada torre, y se van moviendo en círculo por el muro, pero a veces cogemos alguno para que haga algo concreto y los otros tres se tienen que repartir su zona... Es muy raro que la fauna local llegue hasta aquí, de hecho si notáis algún olor raro es para eso mismo, ahuyentarla. Pero para eso están los centinelas, no te preocupes. Lo más normal es encontrarte repobladores trepando. Y... bueno. El muro es seguro, las barandillas son altas, y en las torres —señaló la más cercana— hay sitio de sobra para dormir, leer, te puedes traer cosas de la biblioteca, y puedes hasta practicar magia. Las noches son tranquilas normalmente, si hubiera algún problema los centinelas estarían a tus órdenes. Ah, y para salir a cazar o explorar hay unas escaleras disimuladas en cada torre.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Macetero
12/03/17, 12:32 pm
Ayne ya había escuchado lo que Jack estaba contando, así que centró sus sentidos en lo que veía por las ventanas. Quien atendió al vampiro sin distraerse fue Eara. Quería saber más cosas de aquel mundo, y también saber cómo llevaban en secreto algo tan enorme como una plantación. La historia de la tierra recuperada le gustó, porque podía imaginarse perfectamente a una legión de Ergots preocupándose por el bosque quemado. Casi olvidó por un momento de qué iba todo aquello, porque cuando Jack se giró hacia ellos y escuchó lo que decía, su expresión cambió en un momento. De pronto ya no quería hacer preguntas. Por supuesto, no podía ser tan fácil mantener la plantación en secreto, pero Eara no quería haber escuchado aquello. La había puesto nerviosa. Desvió la mirada, encontrando primero a Ayne al otro lado. Decidió mirarle a la cara, solo para descubrir que parecía tan poco sorprendido como Jack preocupado por lo que acababa de decir. Eara se sintió más fuera de lugar que nunca, como si estuviese rodeada de extraños.
Se hizo el silencio. Ninguno de los dos encontró palabras para responder al intento de bromear del vampiro. Estaban empezando a descender, y el terreno era diferente de nuevo. De repente, cambió bruscamente. Sin el camuflaje, la zona era completamente diferente. Eara puso cara de sorpresa y se inclinó sobre los cristales para ver mejor la plantación que se extendía a sus pies. Parecía realmente bien preparada. Ayne observaba sobre todo las defensas: era lo que le interesaba. Con aquellos muros su trabajo no podía ser demasiado complicado.
Jack comenzó con su explicación al respecto enseguida. Parecía tener todo aquello bien preparado, aunque Ayne no se imaginaba por qué iba ponerse a dormir en mitad de un trabajo que requería vigilancia. Tal vez era otra de sus bromas.
—¿Cuáles son las limitaciones de los centinelas? ¿Qué parte del trabajo puedo hacer yo que ellos no? —Tenía que haber un motivo para que necesitase mano de obra no autómata, y quería saber todo lo posible sobre aquellos seres demiúrgicos con los que aparentemente iba a compartir puesto de trabajo. De entrada lo que sabía era que se le requería para vigilar por las noches, y no mucho más.
Se hizo el silencio. Ninguno de los dos encontró palabras para responder al intento de bromear del vampiro. Estaban empezando a descender, y el terreno era diferente de nuevo. De repente, cambió bruscamente. Sin el camuflaje, la zona era completamente diferente. Eara puso cara de sorpresa y se inclinó sobre los cristales para ver mejor la plantación que se extendía a sus pies. Parecía realmente bien preparada. Ayne observaba sobre todo las defensas: era lo que le interesaba. Con aquellos muros su trabajo no podía ser demasiado complicado.
Jack comenzó con su explicación al respecto enseguida. Parecía tener todo aquello bien preparado, aunque Ayne no se imaginaba por qué iba ponerse a dormir en mitad de un trabajo que requería vigilancia. Tal vez era otra de sus bromas.
—¿Cuáles son las limitaciones de los centinelas? ¿Qué parte del trabajo puedo hacer yo que ellos no? —Tenía que haber un motivo para que necesitase mano de obra no autómata, y quería saber todo lo posible sobre aquellos seres demiúrgicos con los que aparentemente iba a compartir puesto de trabajo. De entrada lo que sabía era que se le requería para vigilar por las noches, y no mucho más.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: El Macetero
12/03/17, 04:22 pm
Ahí quería llegar, al motivo real de necesitar sinhadres. Uno, al menos. Salía muchísimo más barato que la alternativa, pero tampoco era un mal trato.
—Por la oscuridad. Los centinelas son muy efectivos de día, pero de noche... Ya salen caros, pero adaptarlos a la noche lo hace peor. Hasta ahora, al anochecer, hacen la ruta en parejas un rato, solos otro..., con el problema de dejar parte del muro sin ojos una buena parte de la noche. En cambio, tú ves mucho mejor que ellos y puedes ir solo y lidiar con cualquier intruso por tu cuenta. Si fuese algún animal no, en ese caso los avisas y ellos se encargan.
>>Ahora bien, este "sistema" es nuevo, por lo que si se te ocurre cualquier sugerencia o mejora, estoy abierto a ello.
—Por la oscuridad. Los centinelas son muy efectivos de día, pero de noche... Ya salen caros, pero adaptarlos a la noche lo hace peor. Hasta ahora, al anochecer, hacen la ruta en parejas un rato, solos otro..., con el problema de dejar parte del muro sin ojos una buena parte de la noche. En cambio, tú ves mucho mejor que ellos y puedes ir solo y lidiar con cualquier intruso por tu cuenta. Si fuese algún animal no, en ese caso los avisas y ellos se encargan.
>>Ahora bien, este "sistema" es nuevo, por lo que si se te ocurre cualquier sugerencia o mejora, estoy abierto a ello.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Macetero
12/03/17, 05:44 pm
Ayne escuchó y asintió en silencio. Por el momento no tenía más preguntas, era evidente que Jack aún tenía mucho que explicarles cuando aterrizasen. Asintió al final. Cuando pudiese ver los centinelas funcionando de cerca podría opinar, no antes.
Eara, en cambio, se quedó con muchísimas preguntas que no fue capaz de formular. Pero los centinelas, aparte de la magia que los movía, no atraían su atención. Le causaban, incluso, cierto respeto. Si podía, prefería evitar acercarse demasiado a ellos. La plantación que había entre los muros era lo único que no la ponía nerviosa.
—¿Y qué podría hacer yo para ayudar, Jack? —preguntó—. ¿Hay algo que esté en mi mano?
Eara, en cambio, se quedó con muchísimas preguntas que no fue capaz de formular. Pero los centinelas, aparte de la magia que los movía, no atraían su atención. Le causaban, incluso, cierto respeto. Si podía, prefería evitar acercarse demasiado a ellos. La plantación que había entre los muros era lo único que no la ponía nerviosa.
—¿Y qué podría hacer yo para ayudar, Jack? —preguntó—. ¿Hay algo que esté en mi mano?
- Jack
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● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
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Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
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Re: El Macetero
12/03/17, 08:01 pm
El chico no dijo nada, pero era pronto realmente para hacer comentarios o dudas más en profundidad. Más adelante, todo a su tiempo. Eara, en cambio, sí que habló. El vampiro asintió. Dio unos golpecitos en la pared y el insecto ascendió suavemente unos metros.
Habló mientras bajo ellos vieron cómo el insecto avanzaba hacia los anillos interiores.
—Sepalian se encarga de los viñedos, como ya dije, pero no está siempre y no viene mal alguien más que sepa. Si aceptas el trabajo, estarías un tiempo bajo su tutela y después os repartiríais las tareas. Ahora llegaremos...
Cada círculo de cultivo albergaba microclimas distintos, cubiertos por auras de distinto color. Los anillos se separaban por pequeñas paredes de piedra con sus respectivas puertas. A su vez, había pasarelas de madera que cruzaban los círculos por encima de los viñedos, tanto para ir de un lado a otro más rápido, vigilar, cuidar las plantas... O incluso pasear si se daba el caso, ya que el aroma a partir de allí era mucho más agradable que antes del muro exterior.
—La joya de la corona. Aquí hay variedades de casi todos los mundos vinculados que tengan uvas. Esas auras de colores representan cada una. Cada cosecha se recoge y se procesa igual que todo lo demás: magia y demiurgia. Vamos, si tenéis a algún colega demiurgo, no sé qué opinaría de esto —bromeó. Después, señaló al edificio central y el insecto se dirigió a este—. Allí se almacena y se deja envejecer... y desde las "ventanas" que veis en la pared salen los cargamentos hacia el portal. Podéis comentar o preguntar lo que sea mientras llegamos, aprovechad.
Y allí era donde aterrizarían. Este era una torre más, bastante ancha en la base y que se estrechaba según subía. Las pasarelas aéreas comunicaban con su nivel intermedio. A lo largo de la pared, a distintas alturas, había compuertas de madera para dejar entrar y salir los cargamentos. En su cabeza, lo había pensado como un "homenaje" a las dragoneras de Rocavarancolia. Una tontería. En la última planta, que era a donde se dirigían, se podían apreciar grandes ventanales y balcones, todo en madera. La última relativamente nueva, y de hecho habían tenido que encajarla en la última original. No era más que una especie de "zona de clientes" que fueran a comprar grandes cargamentos o de visita o catas especiales. Era un riesgo por si alguna visita era una tapadera para algo más turbio, pero era un riesgo rentable de momento.
Habló mientras bajo ellos vieron cómo el insecto avanzaba hacia los anillos interiores.
—Sepalian se encarga de los viñedos, como ya dije, pero no está siempre y no viene mal alguien más que sepa. Si aceptas el trabajo, estarías un tiempo bajo su tutela y después os repartiríais las tareas. Ahora llegaremos...
Cada círculo de cultivo albergaba microclimas distintos, cubiertos por auras de distinto color. Los anillos se separaban por pequeñas paredes de piedra con sus respectivas puertas. A su vez, había pasarelas de madera que cruzaban los círculos por encima de los viñedos, tanto para ir de un lado a otro más rápido, vigilar, cuidar las plantas... O incluso pasear si se daba el caso, ya que el aroma a partir de allí era mucho más agradable que antes del muro exterior.
—La joya de la corona. Aquí hay variedades de casi todos los mundos vinculados que tengan uvas. Esas auras de colores representan cada una. Cada cosecha se recoge y se procesa igual que todo lo demás: magia y demiurgia. Vamos, si tenéis a algún colega demiurgo, no sé qué opinaría de esto —bromeó. Después, señaló al edificio central y el insecto se dirigió a este—. Allí se almacena y se deja envejecer... y desde las "ventanas" que veis en la pared salen los cargamentos hacia el portal. Podéis comentar o preguntar lo que sea mientras llegamos, aprovechad.
Y allí era donde aterrizarían. Este era una torre más, bastante ancha en la base y que se estrechaba según subía. Las pasarelas aéreas comunicaban con su nivel intermedio. A lo largo de la pared, a distintas alturas, había compuertas de madera para dejar entrar y salir los cargamentos. En su cabeza, lo había pensado como un "homenaje" a las dragoneras de Rocavarancolia. Una tontería. En la última planta, que era a donde se dirigían, se podían apreciar grandes ventanales y balcones, todo en madera. La última relativamente nueva, y de hecho habían tenido que encajarla en la última original. No era más que una especie de "zona de clientes" que fueran a comprar grandes cargamentos o de visita o catas especiales. Era un riesgo por si alguna visita era una tapadera para algo más turbio, pero era un riesgo rentable de momento.
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Nombre: Airi
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● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
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Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
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● Ayne: sable.
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Re: El Macetero
13/03/17, 12:35 am
Eara sintió un gran alivio al escuchar cuál era su parte en todo aquello. Vigilar los cultivos sí era algo que podía hacer, aunque probablemente los verdaderos cuidados fuesen a recaer sobre aquel Sepalian que había mencionado el vampiro. A pesar de que los hechizos que había aprendido le podían ser de utilidad en las tareas del día a día, no había nada a su alcance que permitiese ayudar a las plantas a crecer o dar frutos. Se preguntó si aprendería cosas interesantes de aquel asociado de Jack o, simplemente, acabaría limitándose a seguir órdenes específicas. Tal vez tampoco importaba demasiado. Ante todo estaban allí para ganar un sueldo.
Los sinhadres observaron las auras que rodeaban los cultivos. La cantidad de magia que albergaba aquel terreno robado al bosque era enorme. Si los sinhadres no hubiesen vivido ya tiempo suficiente en Rocavarancolia, aquel habría parecido un lugar salido de un cuento. Cuando Jack empezó a hablar de nuevo, mencionando las cosechas de uvas, Ayne pensó para sí «ya podían dedicarse a este tipo de cosecha todos los rocavarancoleses», con acritud. Eara, por su parte, pensaba en lo que opinaría de todo aquello el amigo demiurgo que efectivamente tenían. «¿Le gustaría a Hal venir un día y ver todos estos artefactos?» se preguntaba.
A continuación se aproximaron a una torre donde el insecto demiúrgico iba a aterrizar. El recinto era tan grande que Ayne no podía sino preocuparse.
—¿Cómo se supone que puedo vigilar todos los muros a la vez? Si pasa algo en la otra punta… Quiero decir, ¿cómo lo habéis hecho hasta ahora? ¿Hay algo como un cordón de alarma que me avise de adónde mirar?
Ayne se dio cuenta enseguida de que iba a necesitar urgentemente más reservas mágicas, y más práctica con la magia, para poder hacer aquel trabajo de forma eficiente.
Los sinhadres observaron las auras que rodeaban los cultivos. La cantidad de magia que albergaba aquel terreno robado al bosque era enorme. Si los sinhadres no hubiesen vivido ya tiempo suficiente en Rocavarancolia, aquel habría parecido un lugar salido de un cuento. Cuando Jack empezó a hablar de nuevo, mencionando las cosechas de uvas, Ayne pensó para sí «ya podían dedicarse a este tipo de cosecha todos los rocavarancoleses», con acritud. Eara, por su parte, pensaba en lo que opinaría de todo aquello el amigo demiurgo que efectivamente tenían. «¿Le gustaría a Hal venir un día y ver todos estos artefactos?» se preguntaba.
A continuación se aproximaron a una torre donde el insecto demiúrgico iba a aterrizar. El recinto era tan grande que Ayne no podía sino preocuparse.
—¿Cómo se supone que puedo vigilar todos los muros a la vez? Si pasa algo en la otra punta… Quiero decir, ¿cómo lo habéis hecho hasta ahora? ¿Hay algo como un cordón de alarma que me avise de adónde mirar?
Ayne se dio cuenta enseguida de que iba a necesitar urgentemente más reservas mágicas, y más práctica con la magia, para poder hacer aquel trabajo de forma eficiente.
- Jack
Ficha de cosechado
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● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
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Re: El Macetero
14/03/17, 10:15 am
Con ese punto aclarado, podían pasar a otra cosa. Por ejemplo, a lo que preguntó y comentó Ayne. Le estaba gustando aquello, era refrescante, sin malos rollos. Se podían haber llevado sus jarros de agua fría, pero la plantación y los métodos del vampiro no dejaban de ser parte de Rocavarancolia. Y encima el trato era bueno para gente recién transformada y las condiciones que les estaba dando no eran nada criticables (en su opinión)... Pensar en esto le dio otra idea, pero la dejó en un segundo plano. Primero tenía que ver si el trato les parecía bien, si les iba bien durante el tiempo que estuvieran y si era rentable y positivo para ambas partes.
El insecto se detuvo sobre su plataforma, aún en el aire. Desde allí, podían ver todas las pasarelas que cruzaban de muro a muro, de cultivo a cultivo, saliendo y entrando en la torre. Había numerosos cruces y muchas de las pasarelas tenían escaleras hacia el suelo o hacia otras más elevadas. Jack las señaló.
—Por ahí. Todas las pasarelas están comunicadas entre sí, mira los cruces. Puedes levitar para ir más rápido o, si es urgente y notas que te cueste o lo que sea, podemos apañar algo como algún vehículo individual para ir de un sitio a otro mucho más rápido. Creo que Sepalian tiene algo así.
Dicho eso, ahora sí, el insecto descendió y se posó suavemente en la plataforma de madera. El vampiro abrió la puerta y les esperó fuera. Aquella parte no estaba diseñada para estar mucho rato encima, o sea... no tenía barandilla ni nada, tan solo era una cornisa de madera lo bastante ancha como para que cupieran los vehículos y poder cargarlos sin agobios, pero estaban a una altura considerable y se notaba. Por suerte para los sinhadres, la puerta del insecto daba justo a la entrada a la torre: una pequeña cúpula de madera que cubría la escalera de caracol para bajar al interior. Apenas tenían que andar un par de metros para llegar a esta. Al menos la vista desde arriba era espectacular, pero la cercanía del borde podía impresionar.
—No miréis a los lados, no caí en esto... pondré unas barandillas —se disculpó. Al menos ese día no hacía viento. Bajó detrás de ellos y habló mientras tanto—. Sobre lo de vigilar que decías antes..., cada torre tiene unos espejos que en realidad sirven para ver lo que sucede en distintos puntos del muro. Ahora te enseño uno. Además, hay hechizos de alarma que alertan de intrusos, de su posición y de su movimiento por el complejo, y que te avisan por los espejos. Si por ejemplo te toca la zona sur del muro, lo ideal es alternar entre hacer tu ronda a pie y quedarte en la torre sur. Eso sí, aunque no estuvieras en la torre, te daríamos el espejo que te conecta con los de seguridad, para que estés al tanto de todo. Y a ti otro, Eara, para vigilar el estado de los cultivos.
Abajo, a resguardo, había una sala circular en torno a la escalera, mucho más rústica que cualquier parte de la Bodega en Rocavarancolia. Una mesa de despacho, estantería detrás, varios soportes para barriles... y varios pares de sillones y mesitas entre ellos. En la mesa principal había un espejo rectangular que el vampiro señaló al anima. Al activarlo, secciones del muro aparecieron en su superficie, pero se movían como si en lugar de cristal se formaran sobre líquido. A veces mostraba una zona muy amplia, a veces zonas más pequeñas a la vez. Eso sí, hacían falta dos manos para llevarlo. Vaya, que no era su versión portátil.
—El espejo que llevarás es como este pero mucho más pequeño. Los centinelas desde arriba no los hemos visto pero tienen cuatro ojos, dos de los cuales son como los espejos estos —y, dicho eso, se sentó en el borde de su mesa. No sabía si querrían estar ahí un rato o bajar—. Bueno, sentaros o lo que queráis. Si queréis comer o beber algo, decidlo. O si queréis bajar a la zona de cultivo, pausa aquí un rato, comentad lo que queráis, y bajamos. Yo tengo que mirar un momento una cosa, dadme un minuto.
Con el espejo de vuelta, tocó su superficie varias veces, deslizando los dedos desde el centro a la derecha, para cambiar entre las imágenes, que, a su vez, se movían en la misma dirección. Parecía buscar algo, o a alguien.
El insecto se detuvo sobre su plataforma, aún en el aire. Desde allí, podían ver todas las pasarelas que cruzaban de muro a muro, de cultivo a cultivo, saliendo y entrando en la torre. Había numerosos cruces y muchas de las pasarelas tenían escaleras hacia el suelo o hacia otras más elevadas. Jack las señaló.
—Por ahí. Todas las pasarelas están comunicadas entre sí, mira los cruces. Puedes levitar para ir más rápido o, si es urgente y notas que te cueste o lo que sea, podemos apañar algo como algún vehículo individual para ir de un sitio a otro mucho más rápido. Creo que Sepalian tiene algo así.
Dicho eso, ahora sí, el insecto descendió y se posó suavemente en la plataforma de madera. El vampiro abrió la puerta y les esperó fuera. Aquella parte no estaba diseñada para estar mucho rato encima, o sea... no tenía barandilla ni nada, tan solo era una cornisa de madera lo bastante ancha como para que cupieran los vehículos y poder cargarlos sin agobios, pero estaban a una altura considerable y se notaba. Por suerte para los sinhadres, la puerta del insecto daba justo a la entrada a la torre: una pequeña cúpula de madera que cubría la escalera de caracol para bajar al interior. Apenas tenían que andar un par de metros para llegar a esta. Al menos la vista desde arriba era espectacular, pero la cercanía del borde podía impresionar.
—No miréis a los lados, no caí en esto... pondré unas barandillas —se disculpó. Al menos ese día no hacía viento. Bajó detrás de ellos y habló mientras tanto—. Sobre lo de vigilar que decías antes..., cada torre tiene unos espejos que en realidad sirven para ver lo que sucede en distintos puntos del muro. Ahora te enseño uno. Además, hay hechizos de alarma que alertan de intrusos, de su posición y de su movimiento por el complejo, y que te avisan por los espejos. Si por ejemplo te toca la zona sur del muro, lo ideal es alternar entre hacer tu ronda a pie y quedarte en la torre sur. Eso sí, aunque no estuvieras en la torre, te daríamos el espejo que te conecta con los de seguridad, para que estés al tanto de todo. Y a ti otro, Eara, para vigilar el estado de los cultivos.
Abajo, a resguardo, había una sala circular en torno a la escalera, mucho más rústica que cualquier parte de la Bodega en Rocavarancolia. Una mesa de despacho, estantería detrás, varios soportes para barriles... y varios pares de sillones y mesitas entre ellos. En la mesa principal había un espejo rectangular que el vampiro señaló al anima. Al activarlo, secciones del muro aparecieron en su superficie, pero se movían como si en lugar de cristal se formaran sobre líquido. A veces mostraba una zona muy amplia, a veces zonas más pequeñas a la vez. Eso sí, hacían falta dos manos para llevarlo. Vaya, que no era su versión portátil.
—El espejo que llevarás es como este pero mucho más pequeño. Los centinelas desde arriba no los hemos visto pero tienen cuatro ojos, dos de los cuales son como los espejos estos —y, dicho eso, se sentó en el borde de su mesa. No sabía si querrían estar ahí un rato o bajar—. Bueno, sentaros o lo que queráis. Si queréis comer o beber algo, decidlo. O si queréis bajar a la zona de cultivo, pausa aquí un rato, comentad lo que queráis, y bajamos. Yo tengo que mirar un momento una cosa, dadme un minuto.
Con el espejo de vuelta, tocó su superficie varias veces, deslizando los dedos desde el centro a la derecha, para cambiar entre las imágenes, que, a su vez, se movían en la misma dirección. Parecía buscar algo, o a alguien.
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Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
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Re: El Macetero
14/03/17, 02:54 pm
El insecto empezó a descender, a la vez que Jack daba explicaciones de nuevo. Los sinhadres habían dejado de sujetarse al asiento o preocuparse por el movimiento del transporte, con lo que el aterrizaje los cogió un poco desprevenidos. Aun así, no fue tan brusco como el despegue, y el breve temblor del cajón en que iban se quedó en un pequeño susto.
La puerta se abrió y pudieron bajar. A ninguno le daba particularmente miedo pasar por aquella pasarela, aunque tampoco se les habría ocurrido aproximarse demasiado al borde. La idea del vampiro de poner barandillas, de hecho, sonaba bastante bien.
Los espejos de los que hablaba Jack fueron una sorpresa considerable para ambos. No sabían que se podía hacer algo así con magia, aunque toda aquella instalación ya desafiaba más de una noción que tenían asimilada. La demostración con el espejo del despacho los dejó boquiabiertos, aunque tratasen de no hacer demasiado evidente su ignorancia.
—¿Son tan frágiles como un espejo normal? —preguntó el anima, un poco preocupado porque se le pudiese romper un artilugio como aquel durante el trabajo. Podía imaginarse que baratos no eran.
El vampiro les ofreció tomar un descanso allí antes de seguir viendo la plantación, pero lo cierto era que ninguno de los dos estaba cansado todavía. A fin de cuentas, habían llegado hasta allí sentados. Aun así tomaron asiento y le dieron tiempo al vampiro a hacer lo que necesitase con aquel espejo.
—Tengo ganas de ver cómo trabajan los guardianes. Ha sido mucha información para asimilar de golpe, ¿no? —le preguntó Ayne a Eara entre tanto. No excluía a Jack de la conversación, pero no iba a dirigirse a él para hacer más preguntas hasta que terminase lo que estaba haciendo.
—A mí me pasa lo mismo con los cultivos. Me pregunto si estará aquí el socio de Jack. Me gustaría hacerle algunas preguntas.
No parecía ser ese el caso, o eso pensaba ella, porque lo normal habría sido haberse acercado ya a saludar. Pero la cortesía básica en Rocavarancolia no siempre era algo esperable, y Eara empezaba a tenerlo asumido.
La puerta se abrió y pudieron bajar. A ninguno le daba particularmente miedo pasar por aquella pasarela, aunque tampoco se les habría ocurrido aproximarse demasiado al borde. La idea del vampiro de poner barandillas, de hecho, sonaba bastante bien.
Los espejos de los que hablaba Jack fueron una sorpresa considerable para ambos. No sabían que se podía hacer algo así con magia, aunque toda aquella instalación ya desafiaba más de una noción que tenían asimilada. La demostración con el espejo del despacho los dejó boquiabiertos, aunque tratasen de no hacer demasiado evidente su ignorancia.
—¿Son tan frágiles como un espejo normal? —preguntó el anima, un poco preocupado porque se le pudiese romper un artilugio como aquel durante el trabajo. Podía imaginarse que baratos no eran.
El vampiro les ofreció tomar un descanso allí antes de seguir viendo la plantación, pero lo cierto era que ninguno de los dos estaba cansado todavía. A fin de cuentas, habían llegado hasta allí sentados. Aun así tomaron asiento y le dieron tiempo al vampiro a hacer lo que necesitase con aquel espejo.
—Tengo ganas de ver cómo trabajan los guardianes. Ha sido mucha información para asimilar de golpe, ¿no? —le preguntó Ayne a Eara entre tanto. No excluía a Jack de la conversación, pero no iba a dirigirse a él para hacer más preguntas hasta que terminase lo que estaba haciendo.
—A mí me pasa lo mismo con los cultivos. Me pregunto si estará aquí el socio de Jack. Me gustaría hacerle algunas preguntas.
No parecía ser ese el caso, o eso pensaba ella, porque lo normal habría sido haberse acercado ya a saludar. Pero la cortesía básica en Rocavarancolia no siempre era algo esperable, y Eara empezaba a tenerlo asumido.
- Jack
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Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
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Re: El Macetero
15/03/17, 12:04 am
Revisó todas las imágenes al menos dos veces, por si acaso. Entre tanto, recordó el comentario de Ayne y respondió sin mirarle.
—Perdona. Lo que decías antes: son frágiles, sí, pero los portátiles llevan un estuche y una tira de cuero para agarrarlos al brazo o al cuello, no te dará mucho problema.
Siguió a lo suyo un poco más, pero se rindió a lo evidente. El brujo no estaba allí. Chasqueó la lengua mientras devolvía el espejo a la mesa y miró a los sinhadres.
—Sepalian no está, era lo que estaba mirando, así que no te puedo explicar mucho, Eara, lo siento. Pero puedo concretar un día (pronto) para que vengáis los dos, o incluso Ayne también, y te explique mejor y tú te das otra vuelta si quieres saber algo más. Y de acuerdo, bajaremos ahora —saltó de la mesa y llegó a la escalera—. A estirar las piernas. Hay que bajar dos plantas, pero hay ascensor si queréis.
—Perdona. Lo que decías antes: son frágiles, sí, pero los portátiles llevan un estuche y una tira de cuero para agarrarlos al brazo o al cuello, no te dará mucho problema.
Siguió a lo suyo un poco más, pero se rindió a lo evidente. El brujo no estaba allí. Chasqueó la lengua mientras devolvía el espejo a la mesa y miró a los sinhadres.
—Sepalian no está, era lo que estaba mirando, así que no te puedo explicar mucho, Eara, lo siento. Pero puedo concretar un día (pronto) para que vengáis los dos, o incluso Ayne también, y te explique mejor y tú te das otra vuelta si quieres saber algo más. Y de acuerdo, bajaremos ahora —saltó de la mesa y llegó a la escalera—. A estirar las piernas. Hay que bajar dos plantas, pero hay ascensor si queréis.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Macetero
15/03/17, 02:00 am
Eara negó con la cabeza.
—No pasa nada. Ya me explicará los detalles otro día —respondió a Jack. Si al principio había sentido lástima por no poder hacer preguntas, después se dio cuenta de que tal vez era, de todos modos, demasiada información para un día. Con lo que pudiese contarles Jack tenían de sobra por el momento.
Se levantaron para seguir al vampiro hasta llegar a unas escaleras. Tanto Eara como Ayne se lo quedaron mirando sin responder durante un instante. Dos plantas no eran un gran esfuerzo para bajar, así que no acababan de entender por qué lo había hecho notar. Luego estaba el “ascensor” que había mencionado. «Creía que queríamos bajar plantas» pensó el anima.
—¿Qué es? —preguntó la aurva, que empezaba a confiarse lo suficiente como para decir lo que se le pasaba por la cabeza.
—No pasa nada. Ya me explicará los detalles otro día —respondió a Jack. Si al principio había sentido lástima por no poder hacer preguntas, después se dio cuenta de que tal vez era, de todos modos, demasiada información para un día. Con lo que pudiese contarles Jack tenían de sobra por el momento.
Se levantaron para seguir al vampiro hasta llegar a unas escaleras. Tanto Eara como Ayne se lo quedaron mirando sin responder durante un instante. Dos plantas no eran un gran esfuerzo para bajar, así que no acababan de entender por qué lo había hecho notar. Luego estaba el “ascensor” que había mencionado. «Creía que queríamos bajar plantas» pensó el anima.
—¿Qué es? —preguntó la aurva, que empezaba a confiarse lo suficiente como para decir lo que se le pasaba por la cabeza.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: El Macetero
15/03/17, 11:33 am
Menudo despiste. Se quedó descolocado con la pregunta, pero cayó en la cuenta. Se rió un poco antes de explicarse.
—Perdón. Es... una máquina con magia para subir y bajar plantas sin moverte, mucho más rápido que ir andando. Ahora lo veréis mientras bajamos.
En su descenso, en la planta siguiente pudieron ver autómatas y algunos nublinos (esclavos) que se encargaban del embotellamiento y el transporte de las grandes cajas y barriles hacia sus diferentes plataformas de salida. Al menos, como la escalera bajaba desde el centro de la torre (encerrada en un cilindro de barandillas de metal para separarla), tenían una panorámica excelente de las instalaciones. Si acaso, lo más destacable eran varias, muchas plataformas de madera que bajaban y subían por las paredes en espiral, cargando lo que fuera. Se ahorró la explicación más técnica de aquella parte, tan solo señaló lo que era obvio a la vista:
—Aquí como veis es donde acaba todo el proceso. De fuera adentro y de aquí a Rocavarancolia. Y... Allí, abajo a la derecha, el ascensor —señaló una plataforma de madera que subía en vertical, no como las otras—. No es nada del otro mundo, pero olvidé que no existen en Sinhdro.
Siguieron bajando, siempre por el centro. La siguiente planta era más de lo mismo, más barriles, botellas, cajas que iban y venían... La siguiente planta no existía, no llegaron a suelo alguno de la torre, sino que esta seguía descendiendo, subterránea como pudieron ver por las ventanas. A esa altura había varias puertas desde las que nacían los raíles en espiral, y una más grande que comunicaba con una pasarela con la escalera de caracol por la que iban ellos.
Salieron al exterior y el vampiro sonrió. Un insecto enorme, o más bien, uno de los centinelas del muro, aguardaba a apenas unos metros, mirándoles. Con Jack allí, podían sacrificar algo de vigilancia para ahorrar tiempo. El centinela era... peculiar. Lo que más llamaba la atención era su tamaño. Si el vampiro era alto, aquel bicho le sacaba dos cabezas. Tenía cuatro patas anchas y largas en ángulo recto y un cuerpo robusto, vertical, curvado en su parte más alta, ligeramente hacia delante y hacia abajo para dar forma a la cabeza, donde asomaban cuatro ojos en torno a un agujero cerrado que bien podría ser una boca. No estaban diseñados para ser agradables a la vista.
—Ayne, centinela, centinela, Ayne —bromeó a modo de presentación—. No sé si son lo que esperabas. Pueden correr bastante, saltar, trepar por el muro, y eso que parece la boca es por donde atacan. Ojo: si la vieras brillar, apártate de su vista. Disparan dardos venenosos que llevan runas para mejorar su eficacia, y normalmente eso los ahuyenta. Si fallara o el animal insistiera, el siguiente paso es salir del muro y echarlos de la zona por la fuerza, aunque sea haciendo de cebo. Si hay que matarlos, se los mata, pero limpiar el perímetro después es un dolor de cabeza —rodó los ojos. Al menos sacaban tajada en el mercado de tanta carne, pero era una locura aun así—. Con los repobladores hacen igual, solo que suele ser más sencillo pisarlos sin más.
—Perdón. Es... una máquina con magia para subir y bajar plantas sin moverte, mucho más rápido que ir andando. Ahora lo veréis mientras bajamos.
En su descenso, en la planta siguiente pudieron ver autómatas y algunos nublinos (esclavos) que se encargaban del embotellamiento y el transporte de las grandes cajas y barriles hacia sus diferentes plataformas de salida. Al menos, como la escalera bajaba desde el centro de la torre (encerrada en un cilindro de barandillas de metal para separarla), tenían una panorámica excelente de las instalaciones. Si acaso, lo más destacable eran varias, muchas plataformas de madera que bajaban y subían por las paredes en espiral, cargando lo que fuera. Se ahorró la explicación más técnica de aquella parte, tan solo señaló lo que era obvio a la vista:
—Aquí como veis es donde acaba todo el proceso. De fuera adentro y de aquí a Rocavarancolia. Y... Allí, abajo a la derecha, el ascensor —señaló una plataforma de madera que subía en vertical, no como las otras—. No es nada del otro mundo, pero olvidé que no existen en Sinhdro.
Siguieron bajando, siempre por el centro. La siguiente planta era más de lo mismo, más barriles, botellas, cajas que iban y venían... La siguiente planta no existía, no llegaron a suelo alguno de la torre, sino que esta seguía descendiendo, subterránea como pudieron ver por las ventanas. A esa altura había varias puertas desde las que nacían los raíles en espiral, y una más grande que comunicaba con una pasarela con la escalera de caracol por la que iban ellos.
Salieron al exterior y el vampiro sonrió. Un insecto enorme, o más bien, uno de los centinelas del muro, aguardaba a apenas unos metros, mirándoles. Con Jack allí, podían sacrificar algo de vigilancia para ahorrar tiempo. El centinela era... peculiar. Lo que más llamaba la atención era su tamaño. Si el vampiro era alto, aquel bicho le sacaba dos cabezas. Tenía cuatro patas anchas y largas en ángulo recto y un cuerpo robusto, vertical, curvado en su parte más alta, ligeramente hacia delante y hacia abajo para dar forma a la cabeza, donde asomaban cuatro ojos en torno a un agujero cerrado que bien podría ser una boca. No estaban diseñados para ser agradables a la vista.
—Ayne, centinela, centinela, Ayne —bromeó a modo de presentación—. No sé si son lo que esperabas. Pueden correr bastante, saltar, trepar por el muro, y eso que parece la boca es por donde atacan. Ojo: si la vieras brillar, apártate de su vista. Disparan dardos venenosos que llevan runas para mejorar su eficacia, y normalmente eso los ahuyenta. Si fallara o el animal insistiera, el siguiente paso es salir del muro y echarlos de la zona por la fuerza, aunque sea haciendo de cebo. Si hay que matarlos, se los mata, pero limpiar el perímetro después es un dolor de cabeza —rodó los ojos. Al menos sacaban tajada en el mercado de tanta carne, pero era una locura aun así—. Con los repobladores hacen igual, solo que suele ser más sencillo pisarlos sin más.
No Hope. No Dreams. No Love.
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