Barrio de los Mil Dioses

La roquense intentaba no hacer sonido alguno mientras Irianna se dirigía al cabronazo que tenían delante. Habían llegado invisibles y no parecía ser consciente aún de su presencia, así que Sinceridad no quería arruinar la sorpresa hasta que la bruja no terminara de hablar. Seguían al amparo de la invisibilidad, pero seguramente sabía que habían llegado dos más. La roquense apretaba con fuerza la lanza entre sus manos, acompañando al resto para rodear al villano. Jugaría con la sorpresa de no saber de dónde le vendrían las voces (y algo más). Cuando su compañera guardó silencio, entonces sí, Sinceridad golpeó el suelo con la lanza (sin soltarla) muy cerca del otro y abrió el pico inmediatamente después.
—Basta ya de ganar tiempo para nada. Si vas a hacer algo hazlo ya. Si no, seguro que podemos hacerte cosas de esas que ves normales en ciertas transformaciones, a ver si así nos respondes.

Seguiría moviéndose después, en silencio, para cambiar de posición. El golpe era para amedrentar, no para señalar su ubicación.

“Eh”, se quejó inmediatamente “Que desde que no tengo cabeza no me como los labios ni me hurgo la nariz, ¿vale? Y al menos yo mato gente de una, no dejo que sufran tanto” continuó muchísimo más bajito, en un tono burlón, sin remordimiento.

“Nah hombre, hablaba con mi montura, no te jode. Peor eh, si quieres la hago pasar.”

Irianna se marcó una reverse uno card, apretando aún más fuerte las tuercas del pobre krampus y subiendo en la escala de moloneidad que tenía Jace de ella. El orgullo y los primeros pasos a una confrontación real provocó que su pecho se llenara de excitación, y no necesitó ni órdenes ni señales para moverse acorde a la idrina, arrinconando al acusado. Estaba deseando que Yukael cometiera un error, que les diera un motivo por el que atacarle de una, más el extraño peso de un golpe invisible y una nueva voz en la sala rompió su burbuja de expectación. No había escuchado la voz de la roquense lo suficiente para tenerla registrada como aliado, y tardó unos segundos en bajar sus hombros. Entonces ella y el mono verde ya estarían por ahí. Joder, vaya timing de puta madre se estaban marcando.

El lémur llegó justo a tiempo para escuchar parte del discurso de Yukael y la consiguiente respuesta de Dama Enigma. Sus manos se convirtieron en puños por la impotencia de contemplar a un ser tan cobarde como lo era el krampus, pero algo en las palabras y el tono de voz de la bruja consiguieron que mantuviera una calma fría, más propia de una venganza que se teje a fuego lento.

Optó por guardar silencio absoluto por el contrario que su amiga, no es que viera con malos ojos que ella se pronunciara pero prefería que el hombre desconociera su presencia en aquel lugar hasta el último momento, solo por si acaso. Eso no impidió que usara uno de los talismanes telepáticos para comunicarse con el resto. "Coño, verte trabajar en tu despacho es muy distinto a esto, Dama Enigma" fue el pensamiento que proyectó. Las palabras de la idrina solo provocaban que su excitación por ponerle un ojo morado a ese tío aumentara.

Sus dedos negros se tensaron, preparados para hacer acudir a la magia más abrasiva a sus manos al mínimo movimiento. En lo que a él respectaba su labor ya podía haber terminado. Tenían a Mónica. Viva. Pero sería un egoísta y desagradecido al ignorar que aún había desaparecidos en la ciudad.

Y joder. Por qué no. Inmoral o no él también tenía ganas de reventarle la puta cabeza.

Kimbra casi sonrió con satisfacción cuando Yukael habló con seguridad, pero teniendo un claro desliz en sus palabras.

-¿Quién ha hablado de llevar dos años en la ciudad? -preguntó casi con satisfacción segundos antes de que Irianna le apuntara con el estoque y desvelara sus mentiras.

Como bien decía la nebulomante, el krampus no sabía mentir. No es que la demonio fuera una experta en el arte de ocultar la verdad, ciertamente nunca había visto la necesidad, pero tenía bastante claro que fingir que no había secuestrado a alguien a quien claramente había investigado lo suficiente como para saber que llevaba dos años en la ciudad no era la mejor actuación posible.

A la par que Jace, Kimbra se acercó a Irianna flanqueándola por el otro lado, lista para atacar en cualquier momento. La voz de Sinceridad amenazando casi la sorprendió lo suficiente como para volverse en su dirección de forma amenazante, pero por suerte pudo contenerse lo suficiente como para que su sobresalto pudiera percibirse únicamente en la intensidad del rojo de sus ojos. Consciente ya de que se encontraban en la habitación, la krabelinense se preparó para que si Tayron también iba a hablar ya no se viera sorprendida, pero el lémur pareció preferir el silencio, lo que la demonio aprobó. Yukael estaría en este momento sintiendo la amenaza de tres atacantes a los que ve y uno al que no. Cuando Sinceridad y Tayron se descubrieran podrían darle al krampus la sensación de que había incluso más personas todavía ocultas y ellos podrían explotar ese miedo.

Sonrió telepáticamente a Tayron ante su comentario.
<<Para este trabajo hay que poder ser multifacético… Bueno, creo que eso se aplica a ser habitante de Rocavarancolia en general>>.

Las intervenciones de Sinceridad y de sus amigos le parecieron más que adecuadas, y Kimbra además expuso claramente la incongruencia más obvia que se le había escapado a Yukael. Se notaba que el krampus estaba cada vez más nervioso. De hecho, por fin comenzó a hablar. Y su respuesta fue, una vez más, tan predecible como falsa. Podía notar en su tono de voz y sus gestos que no estaba contando toda la verdad. Aquel tipejo sabía algo más.
<<Sigue mintiendo>>, les hizo saber a todos. <<Oculta algo, aunque tampoco estoy segura de…>>

Un grito, cuyo dueño no podía detectar con su niebla cortó por completo lo que iba a decir. Se giró en la dirección de este, justo cuando recibió el impacto del lanzazo que destruyó por completo su escudo mágico. Tuvo que contener una maldición en voz alta y se apartó enseguida levitando, acercándose más a la posición de Jace y Kimbra, quien también había recibido otro lanzazo. Fuera quien fuera el tal Rodolfo, no era un mindundi como Yukael. Por supuesto: allí estaban los refuerzos que habían estado esperando desde el principio. Probablemente eso era lo que estaba buscando el krampus antes con la mirada. ¿Llegarían más todavía?

<<Sinceridad, tú puedes verle?>>. Se estaba dando prisa en reconstruir sus defensas mágicas y las de Kimbra como principal prioridad, pero estaba claro que lo siguiente era advertir a los mercenarios de la Brecha, aunque posiblemente ya hubiesen notado que algo raro estaba sucediendo aunque tampoco pudieran ver al recién llegado. Lo siguiente que haría sería arremolinar aún más la niebla alrededor de Yukael y, si podía, del tal Rodolfo. Intentaría extender un hechizo de sueño sobre ambos jirones de niebla. Dudaba que fuese a funcionar, pero a lo mejor al menos uno de ellos no había pensado en protegerse de magia de esa naturaleza. Su estoque estaba también preparado si era necesario.

Permanecer en completo silencio para preservar su anonimato en la estancia fue una tarea difícil para el lémur que, tras escuchar la confesión más que evidente de Yukael, solo tuvo ganas de acercarse y darle tal hostia en la mandíbula que se le pusiera del revés.

Dama Enigma tenía razón, en Rocavarancolia había que ser multifacéticos, y pronto todos lo comprobaron. El rol de interrogadores se había disipado tan fácil como cualquier intento de tregua. Habían disparado primero así que solo quedaba apretar los dientes y lanzarse al barro.

Al belga se le escapó un gruñido cuando los conjuros parecieron impactar en dos de sus aliados, probablemente comiéndose una buena parte de sus protecciones. No tuvo tiempo para discernir quiénes habían sido pues su respiración se aceleró y el combate le llamaba a filas al son de la voz de Sinceridad, quien le avisaba de la posición del nuevo atacante invisible.

Suspiró, tratando de calmar el temblor de sus manos. Confiaba en la argos con una fe ciega, nunca mejor dicho, pero no poder ver a su oponente era toda una faena. Aún así sus dedos negros se movieron con rapidez elaborando uno de los hechizos que más había practicado y haciéndole pagar quizá con la misma moneda.

Tomó una distancia prudencial de la bruja y sus compañeros para que en caso de establecer algún tipo de duelo el resto pudiera concentrarse en Yukael y de paso aquel idiota se obscecara en él. Mierda, no se había preparado para morir, todavía no.

El olor a plata inundó sus fosas nasales cuando sus manos trazaron el semicírculo final y dos lanzazos de magia fueron arrojadas al área estimada que había marcado la roquense con la esperanza de que al menos alguno de los dos acertara en el blanco. No es que tuviera un arsenal impresionante pero tampoco deseaba usar los hechizos más destructivos. No tenía tiempo, y no quería dañar a nadie en el camino.

"¿Se supone que vamos a matar o cómo va esto?" pensó para todos con cierto nerviosismo y haciendo uso del talismán telepático mientras se reubicaba a una posición aún más diagonal, debía aprovechar que en principio a él no le veían.

En los siguientes segundos trataría de preparar un relámpago negro y plata mientras hacía esfuerzos inhumanos por no cagarse encima.

Kimbra estaba a punto de asentir a Irianna cuando el olor de la plata inundó sus fosas nasales. Ahí estaba a quien Yukael había estado esperando. No apartó la vista del krampus por el momento, pensando que la nueva aparición era tanto la llegada de un refuerzo como una posible distracción que permitiera un ataque combinado, pero se vió obligada a reposicionarse al recibir de lleno el hechizo que quemó sus defensas mágicas.

Sinceridad no perdió el tiempo en informarles de dónde estaba el nuevo enemigo, pero la demonio prefirió aprovechar que sus defensas estaban siendo restablecidas por Irianna para lanzar una niebla delatora para localizarlo por sí misma y, con él, saber en todo momento dónde estaban todos en la habitación y hacia dónde se estaba dirigiendo su atención. No es que no confiara en los aliados que la nebulomante había traído, pero como rastreadora prefería ser ella quien supiera en todo momento dónde estaban sus presas y no tener que guiarse por terceros.

Al momento volvió a percibir el olor de la plata, pero esta vez pudo ver que no era un ataque dirigido hacia sus aliados o ella, sino de Tayron hacia la nueva amenaza.

“Empecemos por cortar” respondió mentalmente a la pregunta del lémur, levantando tus machetes en ristre uno en cada dirección, pero todavía más cerca de Yukael. Si bien podía ver que el tal Rodolfo era una amenaza mayor, si al final conseguía, efectivamente, cortar, prefería aprovechar la proximidad al krampus para hacerlo cuanto antes y aprovechar la carga mágica que su sangre le daría como ventaja.

Jace no tenía ni puta idea de como ser detective, ni contaba con la paciencia de buscar pistas o hacer preguntas. Él se había metido al ejército por el dinero y tener algo que hacer, porque traer una montura de casa y armas en el cuello hacía el trabajo fácil. Porque se le daba bien ser un puto bruto, no un cerebro.
Por eso cuando el krampus se "rindió" Jace bajó los brazos unos centímetros, su bajo menos amenazante, y preguntó a sus compañeros con la inocencia de un crío:

"¿Qué hacemos? ¿Nos lo lleva..." estaba mintiendo, aclaró Irianna, y el dullahan supo que su paciencia estaba llegando a sus límites. Podía aguantar buscando un manetric shiny en el Pokémon Rubí/Zafiro, pero no toreando a un gilipollas al que bien podrían haber atado ya a una silla para que cantase por otros medios. "Oh, venga ya".

Y efectivamente es lo que tendrían que haber hecho en un principio, atacar primero, preguntar después, porque cuando la pieza no la movían ellos lo haría otro en su lugar. Ser detective estaba guay, pero dar tiempo a que el acusado recibiese ayuda e iniciase un intercambio de balazos al estilo CSI Miami, no tanto. Irianna recibió un golpe, Kimbra otro, y Jace meditó que si pillaban al krampus muerto, bueno, mala suerte.

El tal Rodolfo trajo consigo el olor a plata de sus ataques, el pájaro Bloodborne les chivó su localización y la niebla entorpeció su vista. Aunque el nuevo parecía más peligroso que su objetivo, de poco o nada le iba a servir centrarse en él si podía verle. Con un gruñido mental de quien ya se ha cansado de gilipolleces Jace se quitó la careta para dejar paso a Cerbero, deshaciendo el humo de su bajo a cambio de formar su hacha.

"Se acabó el puto interrogatorio" respondió al mono verde, que también era invisible. "Ya me estáis tocando los huevos" dijo en alto, en general. "Si vamos a traer a más invitados que menos que poder verles la jeta, ¡¿no?!"

Movió el hacha de un lado a otro, cortando el aire y la niebla que se interpusiera entre el krampus y él. Sus defensas seguían intactas, lo que le permitía ser menos precavido con la cercanía. Y si cortaba sin querer a algún graciosillo invisible... que hubiera estudiado.

"No nos ofreces ni un vaso de agua, no nos presentas a tu compa Rudolph, me comparas contigo y encima nos mientes" no callaría, y es que pensar cuando otro pensaba por ti a todo volumen era el mejor tipo de incordio. "¡Qué huevos más grandes tienes cabrón!"

Alzó el hacha, no a su cuello como habría querido, como sería evidente, sino a sus piernas.

Por suerte la roquense sí podía ver a este nuevo atacante, y el hechizo de niebla delatora de Kimbra también parecía estar funcionando... La niebla que no funcionaba era la suya. La idrina se vio terriblemente frustrada no porque su treta fallase, que ya contaba con que era lo más probable, si no por verse completamente despojada de su mejor baza. Había algo extraño en aquel hecho, además… ¿Por qué Yukael y el tal Rodolfo parecían haberse preparado para evitar un fenómeno poco frecuente en la ciudad como lo era la niebla y en cambio la mayoría de hechizos y otras habilidades de detección sí estaban funcionando? ¿Es que acaso…?

Se lo preguntaría después, porque el tiempo apremiaba en ese instante. Estuvo a punto de responder a la pregunta de Tayron con un “no, tenemos que interrogarlo”, pero en realidad… el dullahan tenía razón. El interrogatorio se había terminado.
—Sacaremos las respuestas de su cadáver si es necesario —optó por decir mientras se lanzaba hacia él estoque por delante, dispuesta a cortarle cualquier posibilidad de huida acorralándole junto a sus amigos.

El extravagante cómplice invisible era sin duda una mayor amenaza, aunque Tayron parecía estar ocupándose bastante bien de él. No obstante, seguía dándoles problemas, y no solo eliminó la invisibilidad que cubría al lémur y la argos, si no que lanzó un potente hechizo peligrosamente cerca y rápido al dullahan.
—¡Jace!

La nebulomante se apresuró a actuar rápidamente: primero trazó alrededor de donde se encontraban Kimbra, Jace y ella rodeando al Krampus un hechizo de contención inversa con un refuerzo considerable, para evitar al menos algunos de los siguientes conjuros del otro atacante mientras se ocupaban de Yukael.
<<¡Cuando alce el estoque sobre mi cabeza cerrad todos los ojos un instante: voy a intentar cegarlos!>>
Confiaba que la contención la diese el tiempo que necesitaba para conjurar mentalmente un sortilegio de luz ochroria: incluso si el cómplice era capaz de soportarlo de algún modo, estaba bastante segura de que Yukael no estaba preparado para algo así. Alzó su arma en el momento que estaba a punto de finalizar la conjuración y aprovechó el propio impulso para dirigir una estocada hacia el krampus sin perder más tiempo, confiando en que se encontrase deslumbrado y confuso en ese momento.

"Pues no se hable más. Al turrón" respondió mentalmente a las palabras que le habían dedicado sus compañeros de armas. Lo cierto es que el ir todos a una solo hacía que el lémur se envalentonara más y que su cuerpo se encontrara inmerso en una adrenalina que de encontrarse en un concierto de rock, provocaría que estrellara su guitarra contra el suelo en un espectáculo bochornoso de cuerdas y astillas.

Sus dos lanzazos mágicos dieron en el blanco, formando un chisporroteo al golpear en un objetivo invisible y no perderse contra las paredes del fondo. La práctica de haber estado entrenando contra muñecos de paja o quizá el azar, quisieron que su relámpago negro y plata alcanzara también a su enemigo.

"WOOOOOOO. ¿HABÉIS VISTO ESO? MENUDO COMBO" se proyectaría en la mente de todos antes de que tuviera que frenar su propio frenesí al percatarse de que el hechicero no se había quedado atrás. Ahora Sinceridad y él eran perfectamente visibles. Además el descabezado parecía estar en problemas.

La boca de Tayron se torció a un lado, pero fueron sus puños apretados los que delataban la rabia que estaba sintiendo. Una vez bajado el telón necesitaba que cayeran todas las máscaras.

—Me toca —anunció hablando por primera vez y sin querer perder tiempo en comprobar que el dullahan se encontraba en buen estado. Sus dedos negros se movieron con rapidez, dirigiendo un hechizo de dispersión en dirección a donde la roquense dictaba en un intento de acabar con su invisibilidad. Era mucho más práctico para que atinaran todos, y estaba harto del anonimato.

Los demás parecían estar encargándose de Yukael mediante hachazos y conjuros de contención inversa, así que su objetivo seguiría siendo tocarle los huevos al segundo desgraciado que había aparecido en escena. Antes de observar si su primer sortilegio había tenido efecto o no se dispuso a maniobrar con un hechizo de impacto. El aire se enrareció los segundos en los que tardó en insuflar toda la fuerza de demolición de la que fue capaz, luego extendió las manos emitiendo un quejido por la pérdida de reservas repentina y el esfuerzo propio.

Solía darle igual porque de base tenía más gasolina que la mayoría de la gente. Pero no podía ir en segunda marcha, cuanto antes acabara el combate mejor. Y si terminaba estampándolo contra algún muro se daría con un canto en los dientes.

La respiración de Tay se entrecortó en un instante, pendiente de cerrar los ojos cuando Dama Enigma alzara su estoque.

El krampus no dudó en defenderse de su ataque, así como el de Jace, pero el que dirigió hacia el otro contrincante al menos pareció dar en el blanco y bajar sus defensas. Kimbra se sintió bastante satisfecha con esto y, viendo que los ataques mágicos se estaban dirigiendo principalmente al tal Rodolfo, decidió centrarse principalmente en los físicos dirigidos a Yukael junto con Jace.

Si bien las frases que decían sus contrincantes parecían arbitrarias y carentes de lógica, la demonio decidió archivarlas mentalmente por si más adelante podían sacar algún tipo de utilidad a los aparentes delirios. Como qué era exactamente Ewa y qué tenía que ver con el agua y las manzanas.

Visionando perfectamente el enfoque tanto del krampus como del dullahan, la krabelinense coordinó sus ataques con los del humano en un intento de que todo lo que Yukael pudiera hacer sería enfocado en la defensa y que les resultara más fácil hacerle bajar la guardia para poder llegar a cortarle como ambos querían.

Por suerte, la petición de Irianna no perturbaba del todo sus planes, pues aunque para registrar dónde estaba el enfoque de su enemigo necesitaba la vista, su olfato fino y su oído le permitían determinar hacia dónde se movía con suficiente exactitud. Además, si estaba entendiendo bien las intenciones de la nebulomante, su hechizo sería de gran ayuda a continuación.

El satisfactorio sonido de acero contra acero (¿o acero contra humo?) le habría arrebatado una sonrisa de tener cómo. Deslizó el hacha contra el sable del krampus, arrastrando el filo hacia arriba brevemente antes de que el otro lo apartase en postura de defensa, complacido por un poco de guerra.

Ahora, un poco. Que le prendieran fuego no molaba tanto. El aliado invisible tocapelotas de Yogael le disparó y quebró sus defensas, pero peor aún, le tuvo apagando pequeñas llamas restantes de su chaqueta a manotazos.

"¡SERÁS HIJO DE Pu-" y un montón de ruido blanco, rápido, punzante y molesto en el que se entreveían maldiciones apiladas como en una sopa de letras.

"¡OYE mamahuevo, quiero verte la cara!"

Y como un niño que no valora que tras un hostión su madre le haya puesto una tirita y limpiado el polvo de su ropa -en este caso Irianna reconstruyendo sus defensas- volvió corriendo en dirección al peligro, dispuesto a meterse otra yoya. Fue espectador de los rayos que lanzó el mono verde y como atinaron, pues chocaron contra un muro invisible a metros de la pared más cercana. El dullahan compartió la victoria como suya.

"¡REVIÉNTALO!" le animó. "¡Sé donde estás cabrón!" giró el hacha en su dirección, a ciegas, pues en verdad no tenía ni puta idea de donde estaba, solo una aproximación. "¡QUE ALGUIEN ME DIGA DONDE COÑO ESTÁ!" confesó después en privado a sus aliados. Visto que el punk emo furry de los 2000s volvía a ser visible -algo que ni siquiera había procesado- se centró en pedírselo a él. "¿¡No puedes hacer eso con él, tío!?"

La petición de Irianna le llegó vaga, y quiso quejarse de su ausencia de ojos para cerrar cuando el blanco llenó la sala. Apagar un humo que te permite ver a 360 grados no es lo mismo que cerrar las cortinitas de piel y músculo que son los párpados, así que el americano se comió unos microsegundos de migraña.

La sopa de letras de maldiciones se volvió aún más confusa.

"Eso ha sido racista que flipas con quienes no tenemos ojos, japuta", pensó "entredientes".