Faro

La puerta del faro da a un vestíbulo. Allí se encuentra una trampilla que conduce a una bodega repleta de maromas, herramientas y barriles. A todo esto se les suman unos rollos de papel fino, granuloso, apilados en el suelo. Cada uno mide más de dos metros y en cada extremo hay ceñida una arandela metálica.

Al fondo del vestíbulo también comienza una gran escalera de caracol robusta, con escalones de madera y una barandilla oxidada y poco fiable. Esta les conduce hasta la parte alta del faro, compuesta por dos pisos habitables y un tercero para la linterna.

La escalera acaba frente a un arco sin puerta tras el cual se abre paso una sala de estar muy sencilla, con muy poca coherencia a nivel estético. Pegado a una pared hay un sofá y, a ambos lados de este, un par de muebles entreabiertos, desordenados y más vacíos que llenos. Cada pieza de la decoración es de un color y formas diferentes, parecen no ser del mismo lugar o de la misma época; esto incluye los cajones de los muebles, que nisiquiera cierran bien. Dentro de ellos pueden encontrar algún que otro amuleto y ropa en desuso de varios mundos vinculados. Una mesa coja preside el salón, con la pata corta apoyada sobre un par de revistas de Frivowaldanny y la Tierra. Cuatro sillas  de diferente tamaño la rodean.

En la pared frente al arco de entrada se abren dos puertas: una da a una cocina ligeramente más moderna que las de los torreones e igual de disparatada que la sala de estar. La otra da a un pasillo por el cual continúan las escaleras hasta el siguiente piso.

La segunda planta está ocupada enteramente por un baño y dos habitaciones. La primera es una estancia grande con cama de matrimonio, frente a esta hay un gran ventanal que ocupa toda la pared. Destacan un par de mesitas de noche en mitad de la habitación y un espejo rectangular, de cuerpo entero, apoyado en la misma pared que la cabecera de la cama. La segunda habitación es mucho más pequeña, apenas tiene una cama individual y un armario diminuto. La luz entra en ella por una ventana mucho más modesta, apenas mide el metro cuadrado.

El pasillo que une ambas habitaciones y el baño tiene unas escaleras que conducen al último piso. Esta planta es completamente circular: en el centro está la habitación de la linterna, a la cual se accede por una arcada. A un lado de esta arcada descansa un arpón clavado en la pared, sobre una vieja mancha de sangre. Desde la habitación de la linterna se puede salir a una balconada que rodea toda la planta y que permite asomarse al exterior. El suelo está repleto de mantas y toallas con motivos variopintos, entre las que destacan algunas con aspecto de banderas piratas.

Con cuidado,aflojo el nudo que sostiene su kimono y lo deshago. Abro la prenda por las solapas dejando al descubierto sus senos. Me recuesto a su lado y la beso mientras acaricio sus pechos lentamente,su tacto terso y cálido hacen que mi corzón se revolucione. Continuo retirando su ropa y la arrojo a un lado. La contemplo en su desnudez y la abrazo,para después ponerla sobre mí. Noto la presión que ejerce sobre mi miembro erecto,cada vez es más difícil contenerse. En esta posición empiezo a palpar los cambios que la Luna realizó en el cuerpo de Marta. Paso mis manos sobre su suave espalda,me detengo en sus nalgas,repasándolas una y otra vez,a continuación bajo hacia sus muslos,y lo que hay entre éllos. La bajo de mí con delicadeza,abro sus piernas y recorro con mi lengua su interior, Marta deja escapar un gemido contenido mientras lamo su sexo y se lleva las manos a sus senos. Me quito los calzoncillos y me pongo el condón. Me coloco sobre Marta y con cuidado,lo introduzco dentro de élla.

Parece sentir algo de timidez incluso cuando desata el nudo y abre el kimono. Sonrío para mis adentros. Al fin y al cabo, no es la primera vez que me desnuda... y, sin embargo, ahora que me lo planteo, sí que es la primera vez después de las transformaciones.
Acaricia mis pechos : tras conducir sus manos a ellos, recorro su espalda acariciándola con mis manos, jugueteando para terminar apretándole más contra mí. Él, lentamente, sigue quitándome la poca ropa que aún lleva. Después, me mira de arriba abajo, y me situa sobre él. Le rodeo con las piernas, apretándole contra mí. Noto su erección contra mi cuerpo, a pesar de que aún lleva puestos los calzoncillos. Quiero que lo haga.
Sin embargo, él no parece tener prisa. Recorre mi cuerpo con lentitud. A decir verdad, me gusta esta exploración, me gustaría que se prolongase eternamente. Llevo uno de mis pechos a sus labios. Quiero que me lama entera, quiero sentirme suya. Y, mientras le invito a hacerlo, introduzco la mano por sus calzoncillos y masajeo su miembtro con lentitud.
Entonces, me aparta de él. Gimo suavemente, en una muda queja, que acallo cuando introduce su lengua en mí. Noto como entre mis piernas se expande la humedad. El corazón me late aceleradamente y, sin embargo, sé que por primera vez, eso no será todo esta noche.
Respiro agitadamente cuando se quita finalmente los calzoncillos para ponerse el condón. Al fin, sé que ha llegado el momento. Con lentitud, se coloca sobre mí. Su miembro está más erecto y grande que nunca. Entonces, poco a poco, comienza a introducirlo en mí. Le rodeo con mis piernas y le presiono contra mí, obligándole a meterlo completamente. Durante unos instantes, siento una fugaz sensación de dolor, que pronto es sustituida por otra de placer que me hace olvidarme de todo momentáneamente. Una vez recupero el dominio de mí misma, guiada por la excitación que siento, me giro para ponerme sobre él. Entonces, me agito rítmicamente, haciendo que su miembro penetre y salga de mí cada vez más rápido, sintiendo como él se mueve a mi ritmo, debajo de mí.

Por fin,hemos dado el paso,una pequeña parte de mi mente se recreó en ese detalle,la otra estaba demasiado ocupada disfrutando del momento. En cierto modo sabía lo que iba a sentir,pero no esperaba que fuese tan perfecto. Sentía cada centímetro del cuerpo de Marta sobre mi piel mientras cada vez me hundía más en élla. Para mi sorpresa,toma la iniciativa y se pone encima y empieza a agitarse. El placer que siento cada vez es mayor,pero no puedo reprimir mi deseo de sentirla contra mí. Me levanto un poco,la abrazo mientras sigue botando y la beso con una intensidad inusitada en mí. A continuación me acuesto boca arriba llevándola conmigo. Retomo la exploración de su cuerpo armonioso y suave mientras entro en élla suavemente pero con insistencia. Una duda me asalta de repente:"¿Le gustará...? Con cuidado,introduzco el dedo corazón es su culo al tiempo que aumento el ritmo del coito y con la mano libre acaricio su cintura.

Él se incorpora y, aún dentro de mí, me envuelve en un abrazo. Correspondo a su beso con toda la fuerza que me resulta posible. Uf, le quiero más que a nada. Pero no me siento capaz de expresarlo, y menos en ese momento en el que el amor y la pasión se entremezclan formando una única cosa, al igual que en ese instante ambos nos sentimos como un solo ser.
Finalmente, se tumba nuevamente, haciendo que me deslice sobre él, volviendo a penetrarme lentamente. Noto como aumenta el ritmo al mismo tiempo que uno de sus dedos entra por detrás. Gimo suavemente de placer, apoyando la cabeza sobre su pecho, abrazándole con fuerza a pesar de que sé que estar más juntos es totalmente imposible.
Y entre gemido y gemido, susurro en su oído:
-Te amo.

Marta se aprieta contra mí y empieza a gemir suavemente en mi oído y me susurra que me ama. El placer que siento cada vez es más grande,y empiezo a sentir temblores en la zona baja de la espalda. Me ladeo para bajarla y me pongo a su espalda. Agarro mi miembro y lo introduzco entre sus piernas reprimiendo un gemido (no queda bien en mí) y la pongo de rodillas. Empiezo a moverme hacia alante y hacia detrás en pequeñas embestidas mientras abrazo a Marta,como pensaba su espalda esta cubierta de un suave y cálido pelo. Cruzo los brazos bajo sus pechos y noto como se agitan y botan al ritmo que entro y salgo de élla. Me noto a punto de explotar.
-Yo también te quiero-le susurro al oído.
Le muerdo la oreja con delicadeza y bajo una de mis manos lentamente hasta la cara interna de sus muslos y empiezo a tocar sus labios menores con una suavidad que contrasta con mis enérgicos e insistentes movimientos.

Con expresión inescrutable, Alex me hace descender de su regazo. Produzco un nuevo gemido molesto, pero entonces introduce su miembro aún erecto por donde antes había explorado con su dedo corazón. Siento otra oleada de placer y calor extendiéndose por mi cuerpo.
Tras comenzar a lamer mi oreja, tras un nuevo susurro, Alex comienza a masturbarme entonces: la calma y dulzura con que lo hace contrapuestas con la velocidad, cada vez mayor, a la que saca e introduce su miembro me provocan un escalofrío, acompañados por la extraña y certeza sensación de que todo va bien en ese momento.
Conduzco la mano que le queda libre entonces hacia mis pechos, con lentitud.
Y, tras unos minutos en los que el frenetismo continúa, la aparto de mí sin ser demasiado borde. Entonces, le obligo a tumbarse bocarriba, y me coloco a cuatro patas, sobre él. Acerco mi boca a su oído:
-Creo que yo me he divertido bastante... Ahora le toca al señorito. ¿Qué quiere hacer? -pregunto, sugerente.
Quiero que él también disfrute. Y no tengo intención de ponérselo difícil.

En medio del frenesí se aparta a un lado y hace que me tumbe,después se coloca a cuatro patas sobre mí y me pregunta que quiero hacer.
-Mmmm...no se-digo mientras acaricio sus pechos-espera,tengo una idea,me apetece un sesenta y nueve.
Como respuesta,coge mi verga y retira el preservativo antes de introdurcirlo en su boca. Esta cálida y húmeda,y noto como sus labios recorren mi miembro cada vez más sensible. Me mira a los "ojos" como regañándome. Entre suspiros de placer le contesto:
-Tranquila,yo te aviso.
Estoy llegando a mi límite,cada vez siento más placer y me es más difícil contenerme. Me refugio entre sus piernas y lamo su interior recreándome en cada rincón,intentando aguantar más,pero cada roce de sus labios es más placentero que el anterior y noto la punta de su lengua repasando el extremo de mi pene. No puedo contenrerlo más y lo saco de su boca de improviso. Lo agarro y lo agito apuntando a los pechos de Marta hasta que finalmente eyaculo sobre éllos.
-Te debía una-sonrío antes de caer junto a élla.

¿Sesenta y nueve? Hm, ¿cómo no se nos había ocurrido antes?
Retiro el preservativo, y comienzo a acariciar mi miembro con la lengua, deslizándola sobre su erección, para luego introducirlo entre mis labios.
Jugueteo con él, escuchando los gemidos de placer que nacen de la boca de Alex, hasta que él mismo lo saca de la mía.
¿Qué...? Vale, al sentir como se derrama sobre mis pechos lo comprendo todo. Simple venganza, supongo.
-¡Capullo! -digo, disimulando que por dentro debo admitir que me encanta ese toque infantil en todo lo que hace.
Entonces, tras usar el edredón para limpiarme, me acerco a mi kimono, esperando su reacción con curiosidad. ¡Já! Como si realmente pensara vestirme tan pronto...

-Menos mal que traje dos edredones-me río-anda,ven aquí-la cojo del brazo y la atraigo hacia mí para abrazarla-acuérdate que te debía una desde Gamides,no te piques-sonrío.
Y hago que se tumbe conmigo en el edredón limpio mientras la abrazo sonriendo de oreja a oreja. Froto mi cabeza en sus pechos y los uso como almohada,nunca había sido tan feliz. Acaricio su cintura y me coloco a su altura para darle un suave beso en los labios. La coloco sobre mí y acaricio su pelo,y,por vez 1ª,sus cuernos,que me resultan de lo más gracioso.
-Te ha gustado Marta? ¿Ha estado a la altura?-sonrío,aunque temo una respuesta negativa-Te quiero mucho,lo sabes¿no?

-Chico previsor... -contesto, fingiendo seguir enfurruñada.
Sin embargo, cuando me atrae hacia él, me dejo hacer, y acabo sintiendo como si me derritiese enre sus brazos.
Volvemos a tumbarnos: me deslizo entre sus brazos, sintiéndome como una niña pequeña al ser arropada en la cama. Sin embargo, aquello ni llega a ser una cama, y él no es mi padre, sino mi novio, la persona a la que más quiero en cualquier mundo al que pueda ir.
Se pierde en mi cuerpo, escondiendo su cabeza entre mis pechos, y suspiro cuando me besa. Vuelve a colocarme sobre él, de una forma que me gustaría estar para siempre, sintiendo su piel contra la mía. Definitivamente, la ropa sobraba.
Comienza a acariciarme el pelo con dulzura, llegando hasta mis curnos para deslizar sus dedos sobre él. Escucho su pregunta, en silencio. Vaya, realmente esa noche he perdido la virginidad (bueno, ambos lo hemos hecho) y ni siquiera me lo había planteado...
-Ha sido perfecto -contesto, con un escalofrio. Después, asiento lentamente, con una débil sonrisa-. No quiero perderte...

Nos quedamos el uno al otro. Deslizo mis manos sobre su espalda,apreciando su suavidad.
-Yo tampoco quiero perderte-contesto mientras la acaricio-pero no es el momento de hablar de eso,ya habrá tiempo ahora lo único que importa somos nosotros. Cuando vengan las misiones lo echaremos de menos.
Me echo hacia un lado y nos quedamos el uno cara al otro y juntamos nuestros labios. Después de lo de esta noche me siento más unido a Marta que nunca,y quiero que lo sepa,pero tampoco se como expresarlo;simplemente me junto más a élla y beso su cuello antes de sus labios. Pongo una mano en su cara y le prometo:
-Saldremos adelante,vale? Encontraremos una casa y seremos felices dentro de lo humanamente posible,lo prometo y por cierto,tu también estuviste perfecta.
Bajo mi cabeza y beso dulcemente sus pechos mientras acaricio sus nalgas y examino con curiosidad su nueva...¿cola?!