Bahía de los Naufragios

No tardamos demasiado en coger el resto del tesoro y salir del barco una vez aquella bestia estuvo muerta. Fuera nos esperaba atol, que nos hizo una oferta gastronómica que me vería obligado a rechazar. «Esta alimaña es demasiado idiota para saber bien... Y además está más muerta de lo que me gusta» pensé traviesamente. Una vez llegamos a donde estaba el helión me giré hacia el brujo portador del saco.

—¿Y qué bonitas joyas hemos conseguido?

Estaba bastante interesado en el botín, especialmente porque cuando lo vendiese sería el primer ingreso monetario que tendría en mi vida.

Al final salimos del barco con todo lo que vimos que parecía tener valor dentro de un saco que yo hice levitar. Llegamos junto al libense y dejé el saco en el suelo.

-Comprobémoslo - dije metiendo la mano en el saco y sacando algo parecido a una esmeralda pero el color era un verde lima bastante bonito. La tenía agarrada cuando sentí algo raro, un hormigueo que se extendía por mis dedos a toda la mano y de pronto dejé de sentirla. La gema se me escurrió y cayó a la arena con un golpe sordo.- Que raro - la recogí con la otra mano y en el momento en que empecé a sentir lo mismo la trasladé a mi otra palma.- Oíd, quizá no deberíamos cogerlas sin un examen preventivo - por lo que había visto se me habían dormido ambas manos, dios sabría si hacían algo más.

Tras matar al bicho y conseguir las joyas del barco, decidieron dar media vuelta y ya en la playa se encontraron con Skarog que lees invito a comer y DL acepto de buena gana la comida del libense y tras agradecerle con un gesto se acerco a Enredo tan curioso como Branniel sobre las joyas. Tras ver lo que le ocurría a Enredo tras cogerla y lo que dijo, observo la bolsa donde guardaba las demás.

-No podían ser simples joyas inofensivas, claro-murmuro con cierto desgano cogiendo la bolsa del brujo para echar un buen vistazo adentro- Sino podemos tocarlas, seria mejor que alguno de los que tiene mas nivel de magia le hagan un chequeo o llevarlas con alguien que entienda mas de esto -comento DL levitando la piedra color verde lima para devolverla a la bolsa- Esperemos que sus efectos no duren demasiado- dijo viendo al brujo no atreviéndose a hacerle ninguna magia para devolver la movilidad a sus manos no fuese que empeorara la situación por culpa de la magia de la piedra. "Ademas, a saber que provocan las otras..."

Un vistazo más de cerca le permitió a Shizel comprobar con cierta decepción algo que en mitad del entusiasmo por el descubrimiento se les había pasado por alto.
"Baratijas", pensó, haciéndolas girar entre sus manos para comprobarlo a ojo experto. No eran realmente piedras de calidad. Estuvo examinándolas unos minutos más, meditabundo, hasta que cayó en la cuenta de que había demasiado silencio. Nadie le había interrumpido ni desconcentrado.
Fue entonces cuando levantó la mirada y vio cómo los labios de sus compañeros se movían pero de ellos no salía ningún sonido. O más bien sus oídos no respondían no sólo a los ruidos de la conversación, sino a cualquier estímulo sonoro, a secas.
Alarma, cautela. Aquello fue lo que leyó en el lenguaje corporal de los presentes, y no tardó en imaginarse por qué al ver dónde convergían las miradas: en las joyas.

Shizel no estaba acostumbrado a sentirse estúpido, pero no tuvo más remedio que hacerlo en ese momento. De no haber roto el escudo segundos antes para sentir la brisa marina no habría pasado nada por aquel desliz, pero ahora estaba sordo.
"Por imbécil", pensó con una franqueza impropia de él.

Se mantuvo callado para que nadie se diese cuenta, pero no dejó que le dominara el pánico y accedió a la superficie de la mente de DL, ya que probablemente sería aquel que de explicárselo después tenía menos posibilidades de tomarse a mal la intrusión. Sólo se asomó al nivel que albergaba sus recuerdos inmediatos, su presencia inadvertida para el foner, desde donde revisó lo que habían dicho los demás. Se tranquilizó un poco cuando lo que había sufrido Enredo se había probado temporal. Aun si no, seguro que había forma de arreglarlo. Con más magia, por supuesto.

Shizel no rompió el vínculo mental, siguiendo la conversación con un par de segundos de retraso. Si le interpelaban hablaría con telepatía, pero no pronunciaría palabra a menos que le quedara más remedio para que no se dieran cuenta del problema. Y tenía bastantes ganas, dado que quería realizar sobre las joyas un par de chispazos de intuición mágica y algún embrujo detector, además de confirmar que estaban encantadas y proceder al reparto de aquel botín de doble filo. En cambio se cruzó de brazos y esperó impaciente a que a alguien se le ocurriera, amordazado por su propio orgullo.

Por lo visto, las joyas que traían parecían estar hechizadas para incordiar a quienes las tocaran y al momento me sentí aliviado pues las caracolas no me habían causado mal alguno. Cuando DL dijo de comprobar qué podían tener, me acerqué, manteniendo las distancias.

—A ver, deja.

Las hice levitar y, tras varios hechizos de chispa mágica, resoplé y les dije:
—Creo que la mayoría son peligrosas, aunque parecen ser hechizos muy suaves así que parecen temporales. Si conocéis a alguien que sepa desencantarlas, mejor, porque yo no sé. Podríais probar con Dama Urticaria, por ejemplo.

Y dicho eso me desentendí del tema y volví junto a mis cosas.
—¿Nos vamos ya o queréis quedaros más rato?

Bufé ante las palabras de Enredo. Como no, aquel botín no resultó ser normal. No parecían hechizos peligrosos, pero sí bastante molestos, así que mantuvimos levitando las joyas para examinarlas.

Quedamos en repartirlas, haciéndolo con cuidado para que nadie las tocase. Personalmente no tenía gran interés en quedármelas, al margen de sus hechizos, puesto que las joyas no eran algo que me produjese una inclinación particular, así que intentaría venderlas en el mercado y así sacarme algo de dinero.

Una vez realizado el reparto charlamos un poco más, pero no tardamos mucho en despedirnos e irnos cada uno por nuestra cuenta.

Sigue en el Templo de los suicidas abnegados.

Karime se sentó al lado de Atol dejándose caer.

- Puaj, que alimento más poco cárnico.- contestó en dirección a los bocadillos que ofrecía el helión.- No gracias, ya cazaré algo por ahí.

A pesar de lo que dijo, robó dos bocadillos de la bolsa y comió manteniendo uno en cada mano, sin hacer mucho caso a la conversación.

- ¿No me vais a regalar ninguna?- preguntó con la boca llena-. Yo pensaba que veníamos aquí a que buscarais algo bonito con lo que agasajarme y suplicar mi amor. Me decepcionáis, queridos míos.

Karime siguió comiendo mientras hacían el reparto y, luego de una agradable charla, abandonaron la bahía.

Yo sé~~ yo sé~~ yo sé que los reyes magos~~ okno, yo sé que no hacía falta y eso, pero quería dejarlo cerradito

Sigue en Sede de los Taumaturgos.

[Tiempo paralelo, inmediatamente posterior a la recuperación de Noel]

A aquellas alturas Shizel había comenzado a cogerle el tranquillo a los encargos remunerados, aunque aquél era un poco diferente. Lejos de requerir un borrado de memoria o la implantación de recuerdos falsos, lo que le habían pedido había sido una clase privada de mentalismo, lo justo para aprender a erigir barreras al alcance del nivel de cada cual. Solo acudirían Koval y Noel, y dado que el primero tenía un nivel equivalente al suyo el skrýmir tuvo que ponerse las pilas los días anteriores a la hora de buscar referencias y embrujos a aquel nivel.
Dentro de lo que cabía a Shizel le alegraba aquella disposición de eventos, dado que le era el terreno más familiar posible. A él también le habían enseñado, y él también había tenido que aprender.

Habían optado por la bahía, al ser terreno común y neutral, para realizar las prácticas. Shizel, además, había expresado preferencia por ella al ser un lugar eminentemente relajante en comparación con otras zonas de Rocavarancolia, lo que facilitaría el dejar la mente en blanco.
Reparó en el parche que cubría uno de los ojos del draco, pero tras detener la mirada fugazmente en él no hizo ninguna referencia. Eran mercenarios; era lógico que entre los gajes del oficio se contaran heridas de aquel tipo. La misma Ka había sufrido una durante la criba.
-Si no habéis practicado antes ninguna clase de telepatía, innata o no, esto os va a costar más- les advirtió tras los saludos iniciales-. Si no es el caso, me gustaría saber qué habéis experimentado sobre ese tema para saber de dónde partimos.
Él había contado con la suerte de convivir con dos personas que empleaban telepatía habitualmente: Tap y Saren. Si ellos también habían tenido conocidos similares tendrían una ventaja inicial para aprender.

Las clases con Shizel eran algo que hacía tiempo que tenía ganas de experimentar. Dados todos los problemas que habían tenido recientemente comenzaba a darse cuenta de hasta qué punto debían estar preparados, y aunque últimamente trabajaba en demasiadas cosas a la vez no podía ni quería escaquearse de aquello.

Quedaron en la bahía para una primera lección, y aunque solo fueron dos los asistentes, el fuego fatuo no se iba a cortar en hacer preguntas. Cuanto mejor pudieran entender la teoría, más fácil sería explicárselo a los demás cuando se presentase la ocasión.
―Solo nos hemos encontrado con algunas personas que hablaban telepáticamente. Aparte de los que ya conoces tú mismo, también hubo una dullahan, pero eso es todo. ¿No? ―preguntó mirando a Noel.

La bahía era un lugar que durante el último mes había pisado muy poco. Sobre todo la comparación resultaba flagrante teniendo en cuenta el ritmo habitual de entrenamiento que seguían desde hacía años. Tan solo en los últimos días había podido acudir con el resto e incluir en su proceso de rehabilitación retomar poco a poco las prácticas diarias. No se había atrevido, no obstante, a realizar demasiadas comprobaciones de su puntería con un solo ojo porque todavía conservaba la esperanza de que se recuperase. Confiaba en el criterio de Nia y la náyade había dicho que era lo más probable.

Noel dirigió su ojo hacia el fuego fatuo cuando lo apeló tras responder a la pregunta de Shizel y permaneció unos instantes pensativo, cruzado de brazos.
—Aparte de eso solo he experimentado la telepatía las veces que Vac hizo uso de ella, y la suya es aprendida, al contrario que los ejemplos de Koval —añadió a lo dicho por Gael. Se giró hacia el skýrmir—. En cualquier caso, siempre ha sido unidireccional. Aunque lo cierto es que estamos interesados en aprender a utilizarla también, nos será útil para nuestro trabajo.

"Excelente." Aquello facilitaría mucho las cosas: Shizel sabía que el mentalismo era algo muy abstracto y a la hora de ilustrar qué sensaciones debían estar sintiendo sería muy útil tener ejemplos aplicables en telepatía con los que comparar.
-La telepatía innata y la que es fruto de un embrujo tienen algunas diferencias entre sí- le comentó a Gael-. Si habéis experimentado ambas, mejor. La innata es más invasiva y transmite más cosas, lo que se asemeja más a un ataque mental. La otra nos vendrá bien para que aprendáis a bloquear determinadas cosas y permitir otras.

>>He visto conveniente empezar por trabajar las defensas puramente mentales, y cuando les hayáis cogido el tranquillo podemos pasar a las que consumen magia- les informó a continuación-. Las primeras tienen la ventaja de no necesitar conjuración previa ni gasto alguno, pero también la desventaja de que uno necesita mantener invariablemente cierta atención pendiente en mantenerlas. Al principio vais a necesitar emplear toda vuestra concentración en ello y cualquier distracción las hará pedazos- no pretendía edulcorarles el aprendizaje; sabía de primera mano lo frustrante que era reforzar o mantener algo que no se podía apreciar más que como una vaga impresión en la mente de uno.
-Cuando le hayáis cogido el tranquillo a cómo levantarlas podremos pasar a hacer ejercicios cada vez más difíciles mientras las mantenéis activas, como mantener una conversación normal, hacer tareas físicas y finalmente actividades que requieran que dividáis vuestra atención en lo mental, como conjurar hechizos largos. Siendo mercenarios, imagino que necesitaréis esto en un contexto de lucha y es importante que lo automaticéis, igual que se hace con movimientos nuevos- en esgrima le habían insistido mucho en eso.

Pasó a explicarles algunos ejercicios de relajación previos para aprender a dejar la mente en blanco, y también visualizaciones mentales que les ayudarían; por ejemplo imaginarse un muro que se erigía y se derrumbaba según se lo ordenasen en su mente.
-Os iré tanteando, sin intentar forzar la entrada- les dijo llegado a un punto-. Notaréis una presión muy pequeña, como si estuviesen llamando a la puerta- aquello les ayudaría a captar el concepto de la barrera en sí, y les ayudaría a saber exactamente qué tenían que reforzar-. Si por el contrario oís mi voz en vuestra cabeza es que me he colado, y que en realidad no estáis manteniendo nada activo aunque os estéis concentrando.
>>El primero que crea haberle cogido el tranquillo que me lo diga, y podremos pasar a algunos ejercicios en parejas para que podáis practicar entre clase y clase.

El skrýmir lo pintó duro, pero ¿qué era aquello sino un reto más? Como mínimo podía afirmar con orgullo que si a algo estaba acostumbrado era a tener la cabeza en varios sitios a la vez, y con eso mismo bromeó, quitándole hierro a las dificultades que vendrían con los ejercicios. A ratos se sentía un poco estúpido con las peticiones de Shizel, pero cuando empezó a ver las utilidades de sus ejercicios dejó de resultarle gracioso.

La voz del skrýmir al principio no dejaba de colarse en su cabeza. Era, en cierto modo, frustrante, aun si solamente era la primera vez que intentaba detener ese tipo de comunicación. Los trucos y el comienzo suave comenzaron a dar sus frutos, sin embargo. El fuego fatuo no midió el tiempo que pasaba durante el entrenamiento, y comenzó a perder la noción de este con el reto que tenía entre manos, así que no supo cuánto pasó hasta que le cogió el tranquillo.
―Creo que ya me sale… Sí ―dijo en un momento dado. No quería rezagarse, por lo que seguía un poco inseguro sobre si lo había dominado o no―. ¿Qué vendría ahora?

La explicación de Shizel les dejó claro que no iba a ser sencillo, pero el draco tampoco esperaba que lo fuera. Lo único que se podía decir que sabía con certeza acerca del mentalismo era que no se trataba de una disciplina que uno pudiese dominar en una tarde. A él mismo le había costado aprender el hechizo de borrado de memoria superficial que se había hecho necesario cuando lo nombraron cosechador.

Durante largo rato el sueco tan solo fruncía el ceño intentando concentrarse en las indicaciones que les había dado el idrino, con nulo éxito ya que no dejaba de oír la voz del skrýmir una y otra vez. Se afanó en construir muros imaginarios, que deshacía visualizando como se derrumbaban sobre la presencia en su cabeza cuando, al cabo de unos instantes, no conseguía nada. Entonces lo reconstruía tratando de imaginarse, de alguna forma, muros sucesivamente más robustos que los anteriores. Tal vez fuese un matiz añadido inútil, pero le ayudaba a concentrarse mejor en lo que se suponía que tenía que hacer, sin resultarle tan monótono.

Noel no estaba nada seguro de cuándo se suponía que debía avisar, porque que necesitaba más práctica era evidente, pero tampoco esperaba que fuese a salirle perfecto en el transcurso de aquella clase. No obstante, Gael parecía haberlo dominado y dejó de preguntárselo. El sueco notó un leve pinchazo en la sien en el momento que pararon y no se atrevía a preguntar si era normal, ya que era probable que fuese todavía una secuela del coma. Mientras esperaba la siguiente indicación del idrino se rascó el ojo bajo el parche, que siempre le picaba cuando lo llevaba puesto durante bastante rato, y se lo recolocó mientras esperaba las siguientes indicaciones.

Mientras terminaban Shizel había estado grabando en un papel un circuito cuyas bases ya había preparado previamente en su estudio. Las dos primeras personas que tocasen una runa sensor establecerían entre sí un vínculo mental. Había también una runa interruptor para cuando quisiesen romperlo.

-Ahora toca un ejercicio para que podáis avanzar por vuestra cuenta y fortalecer lo que vayamos aprendiendo entre clase y clase- respondió a Koval-. Decís que solo queréis aprender a defenderos, así que el enlace mental os lo va a establecer este circuito- les explicó cómo utilizarlo, y que podrían usarlo indefinidamente siempre que lo mantuviesen recargado-. Así podréis "intruir" en la mente del otro simplemente hablando o pensando lo suficientemente fuerte en una imagen, sin necesidad de que aprendáis la parte ofensiva del mentalismo. Eso os va a permitir practicar entre vosotros.

>>Uno puede contactar y defenderse de cualquiera en su campo de visión, y si se ha establecido previamente un enlace mental, a más distancia. Pero no necesitáis aprender eso, así que si os sentáis el uno frente al otro os será más fácil concentraros- les indicó para facilitarles el primer intercambio. Defenderse sin tener al agresor justo delante lo trabajarían en otra clase-. Koval, ya que has sido el primero en cogerle el tranquillo te tocará hacer primero de defensor. Noel hará de atacante- anunció-. Lo ideal es que vayáis invirtiendo las posiciones cada poco tiempo para que los dos tengáis ocasión de practicar barreras. De momento estáis aprendiendo a repeler todo lo que os echen encima: en otras clases ya refinaremos cómo permitir el paso a unas personas y no a otras, o a unos contenidos y no a otros. En las barreras mágicas se puede programar si tienes tiempo, pero si tienes que erigirlas en plena escaramuza, o tienes que recurrir a una puramente mental, no sueles tener ese lujo.

Se asomaría con delicadeza al vínculo mental en cuanto el ejercicio empezase, con cuidado para que su intrusión no los desconcentrase, con el objetivo de darles indicaciones si en algún momento se quedaban atascados. No obstante ambos parecían conocerse bastante bien, de modo que dudaba que hubiese problemas. Había practicado aquel tipo de cosas con Tap, y había sido agotador a la vez que estimulante.

El siguiente ejercicio parecía aún más práctico, directo a lo que necesitaban, aunque no fuesen verdaderos ataques lo que tenían que repeler. Comenzó un poco nervioso, preocupado por si se le escapaba algún aspecto de la explicación de Shizel relevante durante el ejercicio. Con las mentes enlazadas, aunque fuese débilmente, se sentía un poco descentrado, hasta que se acostumbró a la presencia de Noel. El ejercicio empezó con más seriedad de la que terminó, ya que entre tiras y aflojas, el fuego fatuo buscaba picar al draco con imágenes mentales y palabras pensadas con la suficiente fuerza. De algún modo se acabó convirtiendo en un entrenamiento divertido, y los piques y bromas no restaron nada al aprendizaje. Según avanzaba el tiempo se hacía evidente que aquella clase de ataques suaves eran sencillos de bloquear. El verdadero reto vendría al recibir verdaderos ataques, y al contrarrestarlos sin dejar de tener la mente en otras tareas. Gael se iba haciendo a la idea de que los próximos entrenamientos no serían tan divertidos.

Mientras Shizel les explicaba lo que harían a continuación, el draco volvió a recolocarse el parche para aprovechar y frotarse la sien disimuladamente mientras tanto. Lo que decía el idrino tenía sentido, pero el sueco dedujo que llegar a ser capaz de alcanzar el objetivo final que había mencionado iba a costarle más de un dolor de cabeza. Aunque esperaba que en prácticas sucesivas este tan solo fuese figurado.

Noel comenzó siendo el atacante, por lo que se asomó con cuidado a la mente de Gael y comenzó a intentar enviarle información mentalmente. Al principio tan solo eran palabras e imágenes relacionadas con la práctica que llevaban a cabo y el entorno que les rodeaba, pero poco a poco comenzó a echarle más imaginación. A la mente del fuego fatuo se asomó un ejército de ratones con armadura y lanzas entre sus patas que intentaban conquistar su cerebro, decenas de tanques bípedos que disparaban misiles, los gritos que arrastraba el Barrio Quemado tal y cómo los recordaba el propio draco y muchas otras ocurrencias que ganaban fuerza a medida que practicaban.

Tampoco se libró de un trato similar por parte de Gael y aquella parte se le hizo más amena que la primera a pesar de que al principio la incomodidad de que pudiese asomarse de aquella manera probablemente se había transmitido en algún momento. Desde que Wen había accedido a su cabeza aquella clase de intrusiones le hacían sentirse vulnerable por lo que había llegado a constituir para él la citada ocasión. Sabía que ninguno iba a poder acceder a aquella parte de su consciencia solo con lo que estaban haciendo, pero hasta que no se acostumbró se sentía indefenso, con una sensación similar a encontrarse de pronto desnudo ante miradas indeseadas. Por suerte, con el paso de los minutos fue perdiendo aquella especie de recelo irracional, en buena medida gracias al intercambio de ataques cada vez más imaginativos, el cual se tomó como una suerte de competición.

No obstante, al cabo de un tiempo el dolor de cabeza había aumentado y no se veía capacitado para seguir el ritmo a partir de aquella realización.
—No deberíamos continuar más por hoy—dijo en un determinado momento mirando primero significativamente a Gael y después hacia Shizel—. Aunque antes de que nos vayamos me gustaría preguntarte un par de cosas. ¿Aceptarías un encargo de un amuleto con un hechizo mentalista anclado?
Noel procedió a describirle al skrýmir lo que necesitaba: un hechizo que difuminase los recuerdos recientes de aquel con el que se utilizaba y que este tan solo pudiese recordar unos ojos grises y el color negro como únicas imágenes que hubiese visto desde el momento especificado.
—Desde que soy cosechador he aprendido como borrar la memoria reciente por si lo necesito, pero creo que esto es demasiado específico y por eso prefiero pedírselo a alguien especializado —le explicó a continuación—. Y otra cosa más. Imagino que aún no sabrás cómo se hace ya que no creo que nadie te lo haya pedido hasta este momento, pero… ¿Crees que antes de que llegue la noche de Samhein sabrías como eliminar el hechizo que impide que se formen nuevos recuerdos sobre nosotros en la Tierra que nos implantan a los humanos cuando nos cosechan? Algunos estamos interesados en quitarlo. Te pagaremos por ambas cosas, desde luego.

La compenetración entre ambos mercenarios ayudó mucho a que la práctica saliese bien. Mientras no se lo tomasen como un juego en el campo de batalla, a Shizel no le importó que se tomasen aquel ejercicio por la vía del humor según se fueron soltando en él. Lo haría más ameno.

-Desde luego- la siguiente pregunta de Noel antes de irse captó su interés-. En cuanto me proporcionarais el objeto en que deseáis grabarlo me pondría a trabajar. No tardaríais demasiado en tenerlo disponible- en previsión de encargos semejantes ya había diseñado un circuito básico de ese tipo al que solo tendría que hacer modificaciones en función de cualquier encargo extra. Lo que habían pedido no era algo muy difícil: es más, era muy vago.

Se mesó la barbilla algo pensativo ante la siguiente petición.
-Mentiría si os dijera que lo tengo dominado- dado que la incursión a la Tierra a la que Enredo le había invitado no incluía borrar ninguna clase de recuerdo, dado que Enredo no tenía intención de deshacer el hechizo que obraba sobre él, no se había molestado en investigarlo-. Pero los hechizos que usan los cosechadores no me son para nada ajenos. Sería cuestión de ponerme al día con esa variante. Os lo haré saber cuando así sea.

Las clases, junto a los demás encargos, se convirtieron en un regular aumento de sus ganancias, y cuando por fin finalizaron Shizel consideró que aquel trato con los mercenarios de la Brecha había sido considerablemente productivo.