Bahía de los Naufragios

Descubrir que la roca no era realmente una roca cuando Enredo fue a intentar coger las joyas, le hizo gracia a DL pese a todo. Por una vez su desconfianza no había errado. Shizel propuso convertir el agua del barco en una piscina electrificada y Enredo pescar, literalmente, a la tortuga.

Mientras Enredo intentaba realizar el plan junto a Branniel, DL miro a Shizel. Esa tortuga no cabía por el hueco de las escaleras sin destruirla, como mucho sacaría la cabeza y eso hizo, la cabeza se colo por el hueco de la escaleras sin llegar a subir y DL pudo ver el momento exacto que la boca del reptil se abria y el agua se calentaba y los peces cercanos se achicharraban.

-Salid del agua sino queréis convertiros en cocido de transformado y no, no es una opción- les advirtió muy en serio y hablando muy rápido, echando un hechizo de levitación a el y otro a Karime, pues ya Shizel había usado la protección en la chica. Tras levitar a ambos miro a Shizel- La cabeza esta afuera, creo que tu idea de electrocutarlo no vendría mal ahora- definitivamente había que ir por la opción del idrino, eso o acabar achicharrados allí dentro, si el agua se calentaba demasiado meterse iba a ser un buen problema.

Al principio pareció salir más o menos bien, aunque me estaba costando toda mi fuerza. Por desgracia el dragón se dio cuenta de mi tirón y actúo en consecuencia, imposibilitando por completo moverlo. Aun así seguí tirando, apretando la mandíbula y sintiendo la horrible tensión en cada músculo de mi cuerpo. La rotura de la enredadera provocó que diese un traspiés hacia atrás y acabase dándome un buen golpe en el suelo.

Maldiciendo la enredadera y a aquella alimaña, me asomé al hueco a la vez que aquel bicho. La ola de calor que me recibió hizo que frunciera el ceño, bastante irritado por aquello. Haciendo caso al consejo de DL me apliqué un potente hechizo de levitación y salí del agua con rapidez.

—Déjalo bien frito —indiqué al idrino. Después pasé a concentrarme por completo en el hechizo, con un refuerzo preparado por si veía que se desvanecía demasiado pronto.

Aquella zona del barco fue aumentando de temperatura, y Shizel hizo una mueca de desagrado. Se intangibilizó para a la vez no quemarse y que el calor no le afectara, asintió impasible ante el comentario del trasgo y se puso a trabajar.
Trazó los pasos del hechizo, y al frotarse las manos éstas se fueron cargando de electricidad. Sumergió una de ellas (en la medida en que podía sumergirse algo intangible) en el agua, y ésta se electrificó en consecuencia. Con la otra mano estaba repitiendo constantemente una cláusula de adición que seguiría generando corriente.
Observó con fijeza a la criatura, evaluando el efecto que tendría la maniobra. El coral luminiscente le recordó a los cristales de la cueva que había visto hacía mucho tiempo, en un sueño.

En cuanto sentí que el agua se calentaba y borbotaba supe que si no salía del agua me iba a achicharrar. Conjuré una levitación de forma apresurada y cuando Shiz electrificó el agua aparté la mirada. No sólo había matado al dragón, si no a todo ser que viviese en las aguas de aquel barco.

-Shiz, ya basta - le dije para que detuviese el hechizo. Una vez que el agua dejó de burbujear violentamente dije.- Mejor no nos metamos aún en el agua, todavía puede causar quemaduras bastante dolorosas.

Seguí mi propio consejo y usé una enredadera para conseguir las joyas y ponerlas a buen recaudo. Pasado el tiempo que estimé suficiente deshice la levitación, el agua no estaba del todo fría aún. Usé un hechizo de niebla para mirar el piso de abajo del barco.

-Parece que está todo bajo el agua, tendremos que usar algún hechizo para bajar - ya estaba pensando en la magia de burbujas de aire y propuse la idea.

Shizel no se pensó demasiado lo de electrocutar ala tortuga del barco y a toda la fauna de este a su vez. DL bajo a Karime tras asegurarse de que el agua estaba lo suficientemente fría y deshizo la levitación de ambos. Al ver a todos los peces, caracoles y bicho existente del agua muerto sintió un poco de lastima. Nada podría haber sobrevivido a ese descarga eléctrica por lo que despacio se acerco a las escaleras pudiendo ver con la niebla mágica que al tortuga obstaculizaba esta.

-Habra que sacarla del camino, esta obstaculizando el paso totalmente -comento escuchando como Enredo proponía el hechizo de burbuja de aire y tomaba las joyas de la tortuga- ¿Alguno podría realizarme el hechizo que dice Enredo? No lo he practicado antes ...y no...no se hacerme branquias aun, no he tenido necesidad hasta ahora. Preferiría aprender en aguas mas limpias- añadió divertido

-No creo que queden mas bichos vivos allí abajo, pero pueden haber algo interesante ¿vamos?- añadió teniendo ganas de explorar aun mas el barco. Cuando uno de sus compañero pudo hacerle el hechizo y se pusieron de acuerdo, se sumergió con confianza, su piel estaba adaptada para el agua, era como deslizarse sin sufrir la resistencia de esta.

No pude (ni quise) evitar sonreír cuando vi como el dragón marino era frito por el hechizo de Shizel. No obstante no disfruté bien del momento, pues al notar que la levitación se iba disipando tuve que renovar el hechizo, imprimiendo más energía mágica. El tema de mi inmunidad parcial a la magia nunca me había molestado especialmente, pero ver ahora alguno de sus puntos negros no hizo sino fastidiarme. Debía mejorar en ese tema, estaba claro.

El segundo hechizo se desvaneció a la vez que Enredo entraba al agua, así que no me molesté en renovarlo. Fugazmente me pregunté si el agua, caliente todavía, incomodaría de alguna manera al idrino. Recordando las termas de Libo supuse que sí.

—Yo tampoco conozco ese hechizo —indiqué tras el cambiante. Por suerte no parecía ser uno que hubiese que renovar constantemente, porque me habría molestado bastante depender así de mis compañeros.

Me sumergí con una confianza relativa. Nunca había sido un gran nadador, pero tampoco debería tener demasiados problemas dentro de un barco, así que seguí a los demás.

Shizel esbozó una media sonrisa cuando vio a los demás haciendo uso del conjuro de burbujas. Él, por el contrario, se hizo tangible y respiró hondo con discreción. Acto seguido se introdujo en el agua, desplegando su segundo juego de párpados para poder ver con claridad bajo el agua. Su hielo crujió al contacto con el agua aún momentáneamente tibia, y al sumergirse hubo una pequeña humareda de vapor.

Toda la vida del barco parecía haberse esfumado. Prosiguieron sin incidentes hasta la segunda habitación, Shizel nadando sin dificultades. Le sentaba bien, aunque prefería el mar helado de Roca Sagrada.
"Ya tenemos lo que queríamos", habló telepáticamente a los demás cuando tuvieron frente a sí lo que parecía ser el tesoro que albergaba la goleta. "Sería más prudente llevárnoslo y examinarlo con detenimiento en la superficie."

Karime rió divertida cuando DL la hizo levitar y, como una niña, comenzó a dar vueltas en el aire. Mientras sus amigos discutían qué hacer con el dragón, ella sugirió bromeando que podrían llevárselo de mascota a la sede, aunque existiría el inconveniente de que no podrían bañarse ya que sería el animal quien ocupara la bañera.

- Bueno, siempre podemos hacerlo a la brasa.- sugirió.- ¿Creéis que una ensalada de acompañamiento le quedará bien? ¿Qué opinas, Atol?- preguntó gritando para Atol le oyera desde la playa.

Una vez Shizel se hizo con el tesoro por fin, Karime abrió la marcha para salir del barco. En la playa podrían investigar el tesoro sin problemas.

Había terminado de almorzar y estaba terminando de limpiar las caracolas de metal cuando, al fin, escuché voces fuera del barco. <<Al fin salen. ¡Qué lentos!>> Traían algo con ellos, aunque desde lejos no pude discernir nada, y pude escuchar a K hablándome desde lejos.

—¡Si su carne es buena, os haré un plato suculento!—respondí riendo a voz en grito.

Metí los caparazones en la mochila y me acerqué al grupo cuando volvieron a la playa.

—¿Qué, habéis encontrado algo interesante?—en Rocavarancolia, las joyas no entraban en mi categoría "interesante". Acto seguido, señalé una bolsa de comida sin tocar—. No sé si habréis traído algo, ahí hay bocadillos varios.

No tardamos demasiado en coger el resto del tesoro y salir del barco una vez aquella bestia estuvo muerta. Fuera nos esperaba atol, que nos hizo una oferta gastronómica que me vería obligado a rechazar. «Esta alimaña es demasiado idiota para saber bien... Y además está más muerta de lo que me gusta» pensé traviesamente. Una vez llegamos a donde estaba el helión me giré hacia el brujo portador del saco.

—¿Y qué bonitas joyas hemos conseguido?

Estaba bastante interesado en el botín, especialmente porque cuando lo vendiese sería el primer ingreso monetario que tendría en mi vida.

Al final salimos del barco con todo lo que vimos que parecía tener valor dentro de un saco que yo hice levitar. Llegamos junto al libense y dejé el saco en el suelo.

-Comprobémoslo - dije metiendo la mano en el saco y sacando algo parecido a una esmeralda pero el color era un verde lima bastante bonito. La tenía agarrada cuando sentí algo raro, un hormigueo que se extendía por mis dedos a toda la mano y de pronto dejé de sentirla. La gema se me escurrió y cayó a la arena con un golpe sordo.- Que raro - la recogí con la otra mano y en el momento en que empecé a sentir lo mismo la trasladé a mi otra palma.- Oíd, quizá no deberíamos cogerlas sin un examen preventivo - por lo que había visto se me habían dormido ambas manos, dios sabría si hacían algo más.

Tras matar al bicho y conseguir las joyas del barco, decidieron dar media vuelta y ya en la playa se encontraron con Skarog que lees invito a comer y DL acepto de buena gana la comida del libense y tras agradecerle con un gesto se acerco a Enredo tan curioso como Branniel sobre las joyas. Tras ver lo que le ocurría a Enredo tras cogerla y lo que dijo, observo la bolsa donde guardaba las demás.

-No podían ser simples joyas inofensivas, claro-murmuro con cierto desgano cogiendo la bolsa del brujo para echar un buen vistazo adentro- Sino podemos tocarlas, seria mejor que alguno de los que tiene mas nivel de magia le hagan un chequeo o llevarlas con alguien que entienda mas de esto -comento DL levitando la piedra color verde lima para devolverla a la bolsa- Esperemos que sus efectos no duren demasiado- dijo viendo al brujo no atreviéndose a hacerle ninguna magia para devolver la movilidad a sus manos no fuese que empeorara la situación por culpa de la magia de la piedra. "Ademas, a saber que provocan las otras..."

Un vistazo más de cerca le permitió a Shizel comprobar con cierta decepción algo que en mitad del entusiasmo por el descubrimiento se les había pasado por alto.
"Baratijas", pensó, haciéndolas girar entre sus manos para comprobarlo a ojo experto. No eran realmente piedras de calidad. Estuvo examinándolas unos minutos más, meditabundo, hasta que cayó en la cuenta de que había demasiado silencio. Nadie le había interrumpido ni desconcentrado.
Fue entonces cuando levantó la mirada y vio cómo los labios de sus compañeros se movían pero de ellos no salía ningún sonido. O más bien sus oídos no respondían no sólo a los ruidos de la conversación, sino a cualquier estímulo sonoro, a secas.
Alarma, cautela. Aquello fue lo que leyó en el lenguaje corporal de los presentes, y no tardó en imaginarse por qué al ver dónde convergían las miradas: en las joyas.

Shizel no estaba acostumbrado a sentirse estúpido, pero no tuvo más remedio que hacerlo en ese momento. De no haber roto el escudo segundos antes para sentir la brisa marina no habría pasado nada por aquel desliz, pero ahora estaba sordo.
"Por imbécil", pensó con una franqueza impropia de él.

Se mantuvo callado para que nadie se diese cuenta, pero no dejó que le dominara el pánico y accedió a la superficie de la mente de DL, ya que probablemente sería aquel que de explicárselo después tenía menos posibilidades de tomarse a mal la intrusión. Sólo se asomó al nivel que albergaba sus recuerdos inmediatos, su presencia inadvertida para el foner, desde donde revisó lo que habían dicho los demás. Se tranquilizó un poco cuando lo que había sufrido Enredo se había probado temporal. Aun si no, seguro que había forma de arreglarlo. Con más magia, por supuesto.

Shizel no rompió el vínculo mental, siguiendo la conversación con un par de segundos de retraso. Si le interpelaban hablaría con telepatía, pero no pronunciaría palabra a menos que le quedara más remedio para que no se dieran cuenta del problema. Y tenía bastantes ganas, dado que quería realizar sobre las joyas un par de chispazos de intuición mágica y algún embrujo detector, además de confirmar que estaban encantadas y proceder al reparto de aquel botín de doble filo. En cambio se cruzó de brazos y esperó impaciente a que a alguien se le ocurriera, amordazado por su propio orgullo.

Por lo visto, las joyas que traían parecían estar hechizadas para incordiar a quienes las tocaran y al momento me sentí aliviado pues las caracolas no me habían causado mal alguno. Cuando DL dijo de comprobar qué podían tener, me acerqué, manteniendo las distancias.

—A ver, deja.

Las hice levitar y, tras varios hechizos de chispa mágica, resoplé y les dije:
—Creo que la mayoría son peligrosas, aunque parecen ser hechizos muy suaves así que parecen temporales. Si conocéis a alguien que sepa desencantarlas, mejor, porque yo no sé. Podríais probar con Dama Urticaria, por ejemplo.

Y dicho eso me desentendí del tema y volví junto a mis cosas.
—¿Nos vamos ya o queréis quedaros más rato?