Bahía de los Naufragios
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Rocavarancolia Rol
31 participantes
- Rocavarancolia Rol
Bahía de los Naufragios
02/08/11, 06:21 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Esta playa no es de arena, sino que está hecha de diminutos trozos de concha y cristal pulido que brillan cuando les da la luz, algo que no pasa muy a menudo, pues la playa está a la sombra de los acantilados, y solo se puede llegar a ella a través de un estrecho pasaje entre la roca. Una ingente cantidad de barcos naufragados y maderos descansan allí.
- InvitadoInvitado
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 05:24 pm
-¡YO QUIERO OTRO, REY, POR AQUÍ! -se unió Rena a los gritos de Rox -¡Ay, Nime, coño estate quieta que me corres el maquillaje!
La niña estaba un poco demasiado revolucionada como para llevarla en los hombros y con solo un brazo no podía manejarla bien. Por suerte Milo llegó al rescate.
-Por fin vienes, Cenicienta -dijo. Había pasado el tiempo suficiente con Guille y Rox como para usar alguna que otra referencia terrícola. Dejó a Nime en el suelo para dejar el brazo libre y poder saludar a su amigo. -Oye, si al final vas a tener estilo y todo -añadió dedicándole una mirada de aprobación, sin embargo la vista se le fue a Rox -Ah, no, que has hecho trampa. Manda huevos que un alienígena tenga que enseñarte a vestir bien.
No se le había escapado la expresión de Rox al llegar el otro irrense. Por un momento pensó que se lo había imaginado pero era tan obvio que daba un poco de risa. No dijo nada, sin embargo, ya se lo guardaría para cachondearse del humano en otro momento.
-Bueeeeeno a mi tantos bichos voladores me han dado hambre y dicen que hay buffet libre ¿Vamos a por aperitivos?
Más que los aperitivos lo que Rena tenía mucha curiosidad pro probar era el alcohol. Ya le habían hablado varias veces pero en la Sede no había y no tenía dinero para ir a la taberna esa que Kin le había mencionado.
**
A menudo añoraba la cabeza de Jace, pero era divertido aprender poco a poco como funcionaban ahora sus expresiones. Creía saber leerlo bastante bien, al menos lo suficiente como para saber qué le provocaba al dullahan su presencia. Permitió que la tomara por la cintura, aún jugueteando con el cuello de su camisa.
-Lo estoy pasando genial -respondió con un ronroneo -Y sí, estoy espectacular. Ahora iba a por una bebida, podríamos ir juntos…
Samika la trajo de vuelta a la Tierra. Se sintió un poco avergonzada por haberla hecho sentirse ignorada pero vio que su amiga no se lo había tomado a mal así que se limitó a reírse.
-¿Cosas indebidas? ¿Qué dices? ¿Por quién me tomas? -dijo conteniendo una risilla traviesa y desviando la mirada como si la hubiesen pillado en falta.
Le devolvió el beso a su amiga y se despidió de ella. En cuanto se quedaron solos retomó su atención al dullahan, acariciándole con las uñas empedradas la piel expuesta de su cuello.
-Creo que íbamos a por bebidas, ¿no?
Quería lucir su conjunto un poco más, refrescarse, y luego a ser posible desaparecer con Jace a un sitio más tranquilo. Dama Isis no era vergonzosa y no podía importarle menos estar rodeada de gente, o al menos nunca le había importado, pero sí era verdad que aquella fiesta no era exactamente como los clubes de Frivo. Claro que eso no le impidió deslizar una mano por debajo de la chaqueta del chico como quien no quiere la cosa.
La niña estaba un poco demasiado revolucionada como para llevarla en los hombros y con solo un brazo no podía manejarla bien. Por suerte Milo llegó al rescate.
-Por fin vienes, Cenicienta -dijo. Había pasado el tiempo suficiente con Guille y Rox como para usar alguna que otra referencia terrícola. Dejó a Nime en el suelo para dejar el brazo libre y poder saludar a su amigo. -Oye, si al final vas a tener estilo y todo -añadió dedicándole una mirada de aprobación, sin embargo la vista se le fue a Rox -Ah, no, que has hecho trampa. Manda huevos que un alienígena tenga que enseñarte a vestir bien.
No se le había escapado la expresión de Rox al llegar el otro irrense. Por un momento pensó que se lo había imaginado pero era tan obvio que daba un poco de risa. No dijo nada, sin embargo, ya se lo guardaría para cachondearse del humano en otro momento.
-Bueeeeeno a mi tantos bichos voladores me han dado hambre y dicen que hay buffet libre ¿Vamos a por aperitivos?
Más que los aperitivos lo que Rena tenía mucha curiosidad pro probar era el alcohol. Ya le habían hablado varias veces pero en la Sede no había y no tenía dinero para ir a la taberna esa que Kin le había mencionado.
**
A menudo añoraba la cabeza de Jace, pero era divertido aprender poco a poco como funcionaban ahora sus expresiones. Creía saber leerlo bastante bien, al menos lo suficiente como para saber qué le provocaba al dullahan su presencia. Permitió que la tomara por la cintura, aún jugueteando con el cuello de su camisa.
-Lo estoy pasando genial -respondió con un ronroneo -Y sí, estoy espectacular. Ahora iba a por una bebida, podríamos ir juntos…
Samika la trajo de vuelta a la Tierra. Se sintió un poco avergonzada por haberla hecho sentirse ignorada pero vio que su amiga no se lo había tomado a mal así que se limitó a reírse.
-¿Cosas indebidas? ¿Qué dices? ¿Por quién me tomas? -dijo conteniendo una risilla traviesa y desviando la mirada como si la hubiesen pillado en falta.
Le devolvió el beso a su amiga y se despidió de ella. En cuanto se quedaron solos retomó su atención al dullahan, acariciándole con las uñas empedradas la piel expuesta de su cuello.
-Creo que íbamos a por bebidas, ¿no?
Quería lucir su conjunto un poco más, refrescarse, y luego a ser posible desaparecer con Jace a un sitio más tranquilo. Dama Isis no era vergonzosa y no podía importarle menos estar rodeada de gente, o al menos nunca le había importado, pero sí era verdad que aquella fiesta no era exactamente como los clubes de Frivo. Claro que eso no le impidió deslizar una mano por debajo de la chaqueta del chico como quien no quiere la cosa.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 05:58 pm
A pesar de haber tenido el placer de reirse de Resizsan antes de despertar, Wen no había superado ni de lejos la pesadilla. Y a pesar de que el Consejo había dicho que Rocavarancolia estaba libre de la influencia de la torre, Wen no podía dejar de pensar en Resizsan. Había sido un ranta sin transformación que había muerto y aún así, de alguna manera, había conseguido mantenerse en el plano onírico, acechándole, aguardando su momento. ¿cómo podía estar segura de que se había librado de él? ¿Cómo iba a ignorar la posibilidad de que le hubiera contado su secreto en sueños a alguna persona?
La vouivre estaba aterrorizada ante la posibilidad de quedarse dormida y entrar de nuevo en la pesadilla, pero tampoco quería no dormir realmente. Ella sabía cómo podía afectarle dejar de dormir y tampoco quería deteriorar su salud de esa manera. La británica había optado por agotar su mente durante todo el día con la intención de dormir sin sueño, lo que en líneas generales le había salido bien, pero todavía se le habían colado algunas pesadillas. Durante una de ellas, el aura de desesperación y horror comenzó a atenuarse finalmente desapareciendo en un remanso de calma esponjosa. Anestesiada por la tranquilidad del ambiente, Wen a penas se percató de la presencia de Melodes hasta que este no le habló.
Al principio, la vouivre se encontraba reticente ante su presencia, pero a medida que iban hablando, Wen fue confiando más en él. El soñador solo quería asegurarle que su secreto estaba a salvo y que Resizsan finalmente había desaparecido. A la vouivre no le hacía mucha gracia que la gente supiera sobre su transformación, como era obvio, pero Melodes les había salvado la vida a todos y, lo más importante, había demostrado ser de confianza. Por otro lado, no estaba del todo convencida con la desaparición de Resizsan, paranoica con la idea de que si había conseguido librarse una vez de la desaparición, le veía capaz de volver a hacerlo. A pesar de eso, parte de ella confiaba en que el ranta se había ido con la torre que ella finalmente estaba a salvo del ruido. Quizás aquello no iba a devolverle a Nasher, pero al menos aliviaría su sentimiento de venganza.
La vouivre no había puesto mucha resistencia en ir a la fiesta que se había preparado en la bahía, principalmente porque esperaba que también ella ayudara con su concienciación de que todo aquello había acabado, a pesar de que Melodes había conseguido bastante con ella en ese campo; así que tampoco había dudado en arrastrar ahí a todos, animándoles a divertirse y a aprovecharse de la comida y bebida que se había servido.
Wen sabía que aquel evento se usaría para dar reconocimiento a aquellos que habían muerto y luchado por evitar que aquella pesadilla se convirtiera en catástrofe, pero no se había esperado que también se usara para nombrar a los nuevos miembros del Consejo y mucho menos que dos de los nuevos miembros del Consejo fueran Melodes y dama Aroma. La verdad era que se alegraba mucho por ellos, pero no pudo evitar tener un poco de lástima también por ellos al tener que compartir trabajo con dama Azahar como nueva Señora de los Asesinos. No es que conociera personalmente a la momia, pero sí había oído hablar de ella en algunas ocasiones y la verdad es que nunca le había parecido ni remotamente una persona de fiar.
Y entonces aparecieron los dragones. Grandes y majestuosos, como a prácticamente la mayoría de la ciudad, aquellas criaturas dejaron fascinada a la vouivre. Aunque no era la primera vez que los veía y ella misma se parecía bastante a ellos, no había duda de que eran impresionantes.
- Oh, mira, Noel, la familia ha venido a cenar- le comentó con ironía.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 06:47 pm
Todos necesitaban tiempo para cerrar por completo las heridas, pero al draco le preocupaba bastante el estado de Adara sobre todo. Wen le preocupó al no querer dormir durante demasiado tiempo, pero acabó haciéndolo y cuando supo de la visita de Melodes se alivió considerablemente. La ángel negro, en cambio, no parecía tener ganas de nada y se le hacía muy extraño verla así. Había perdido un brazo, pero ya le estaba volviendo a crecer y pronto se recuperaría del todo. Esperaba que entonces pudiesen dejar completamente atrás aquella etapa de mal descanso, pesadillas continúas y muerte. Empezaba a acostumbrarse demasiado rápido a las muertes de seres queridos y eso, si lo pensaba demasiado, le asustaba. Pero la vida seguía.
Le alegró recibir la invitación por una vez, sobre todo porque no hacía falta que sacase el dichoso traje de nuevo como para asistir al funeral de Doce Punto, ya que tal vez una buena fiesta animase el ambiente. La comida y bebida gratis eran un plus bastante grande, y de todos modos tenía la sensación de que más que una invitación era una orden velada.
Debía reconocer que el barco era impresionante y que parecían habérselo montado bastante bien en general aunque asistió a los primeros discursos con no demasiado interés y se compadeció de Granta, quien estaba visiblemente incómodo. Aun así no dudaba que se merecía los vítores y aplausos y se sumó a los mismos. También lo hizo cuando nombraron a nada menos que Melodes y dama Aroma como nuevos miembros del Consejo, considerándolos a ambos una buena elección. No podía decir lo mismo acerca de dama Azahar, de quien no había oído precisamente nada bueno. Su actitud desde luego no le estaba haciendo mejorar su imagen y se rio ante la indignación de Adara.
Entonces Cicatriz habló y el sueco prestó atención, intuyendo lo que venía a continuación. No era muchos y ya sabían que llegarían tarde o temprano, pero eso no los hacía menos espectaculares. Sus rugidos le ensordecían, pero no podía molestarse ante semejante demostración de poderío. Había llegado la auténtica artillería pesada a la ciudad, las criaturas majestuosas que hasta ese momento solo habían sido promesas de la antigua gloria de Rocavarancolia. Debía reconocer que estaba impresionado. El comentario de Wen le hizo reír en voz alta y le devolvió una sonrisa divertida.
—Yo no me quejaría de tener familiares como esos, para ser sincero. Lástima que no cabrían en el Cuchitril.
Le alegró recibir la invitación por una vez, sobre todo porque no hacía falta que sacase el dichoso traje de nuevo como para asistir al funeral de Doce Punto, ya que tal vez una buena fiesta animase el ambiente. La comida y bebida gratis eran un plus bastante grande, y de todos modos tenía la sensación de que más que una invitación era una orden velada.
Debía reconocer que el barco era impresionante y que parecían habérselo montado bastante bien en general aunque asistió a los primeros discursos con no demasiado interés y se compadeció de Granta, quien estaba visiblemente incómodo. Aun así no dudaba que se merecía los vítores y aplausos y se sumó a los mismos. También lo hizo cuando nombraron a nada menos que Melodes y dama Aroma como nuevos miembros del Consejo, considerándolos a ambos una buena elección. No podía decir lo mismo acerca de dama Azahar, de quien no había oído precisamente nada bueno. Su actitud desde luego no le estaba haciendo mejorar su imagen y se rio ante la indignación de Adara.
Entonces Cicatriz habló y el sueco prestó atención, intuyendo lo que venía a continuación. No era muchos y ya sabían que llegarían tarde o temprano, pero eso no los hacía menos espectaculares. Sus rugidos le ensordecían, pero no podía molestarse ante semejante demostración de poderío. Había llegado la auténtica artillería pesada a la ciudad, las criaturas majestuosas que hasta ese momento solo habían sido promesas de la antigua gloria de Rocavarancolia. Debía reconocer que estaba impresionado. El comentario de Wen le hizo reír en voz alta y le devolvió una sonrisa divertida.
—Yo no me quejaría de tener familiares como esos, para ser sincero. Lástima que no cabrían en el Cuchitril.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 08:15 pm
Enredo e Irdil.
Llegaron a la bahía levitando, Enredo vestido de negro con su bata de color verde como único punto de color además de su pelo. Irdil llevaba una camiseta azul y unos vaqueros cómodos.
Durante todo el acto el rostro de Enredo expresó cierto orgullo por haber participado en la salvación de la ciudad. Expresión que se avinagró cuando dijeron que la nueva Señora de los asesinos era Azahar. Ni la visión de los dragones consiguió animar al brujo. Sólo un pensamiento se hizo eco en su mente "Tengo que preparar más pomada para las quemaduras".
A quien sí emocionó la presencia de los dragones fue al idrino. Soltó un grito ahogado y movió el peso de un pie a otro nervioso.
-Enredo mira, mira - empezó a decirle señalando el cielo. Se calló cuando vio la expresión del brujo. No se atrevió a decirle nada más.
En cuestión de días había visto cosas nuevas del brujo que no había conocido aún. El cansancio extremo era una de ellas, y la chispa de rabia que dejaban entrever sus ojos era otra. Irdil dio un paso atrás apartándose de su jefe, pero cuando Enredo miró en su dirección esa chispa desapareció.
- Sí, ya los veo - respondió con una tranquilidad fingida que el idrino no se creyó.- ¿Por qué no vas a por algo de comer a la mesa para los dos? - le preguntó. Irdil no necesitó que se lo pidieran dos veces.
Para Enredo no era más que una excusa para tener un minuto y ordenar sus ideas. Se le había quitado el hambre.
Eriel e Irdil.
Eriel apenas conocía a la gente del Consejo, había oído rumores y sabía que algunos se habían sacrificado por ellos. Para salvar la ciudad. Pero estaban muertos, ya no tenía importancia. Los dragones sin embargo sí lo impresionaron, además sintió un cosquilleo en todo su cuerpo señal de la recarga mágica. Era una mejor sensación que la que describía el libro..
Aquella mujer sin embargo... Nihil, su transformación le sonaba a Eriel, creía haber visto algo parecido en el libro donde estaba su propia transformación. Quizá pudiera acercarse y verla mejor.
Se disculpó de sus amigos y fue en la dirección en que había bajado la mujer. Iba tan ensimismado en sus pensamientos que no vio al idrino y tropezó con él, cayendo los dos al suelo.
-Perdona, perdona - dijo el idrino mientras se levantaba.
-Disculpa, no te había visto - respondió el nublino.- Y tengo algo de prisa, luego te veo - le dijo antes de perderse e la multitud.
"¿Luego te veo? Soy imbécil, si no lo conozco de nada" pensó el gárgola continuando su camino. Por otra parte Irdil se quedó mirando el lugar donde había desaparecido el otro chico, el hecho de que no llevase camiseta no fue ni el primer pensamiento en cruzar por su mente. Todavía aturdido se hizo con un plato y empezó a llenarlo con comida sin mirar de qué lo llenaba en realidad.
Por fin localizó a la mujer que estaba buscando. Trató de disimular mientras la observaba, sí que se parecía al dibujo del libro pero había algunas diferencias. "No, no debe ser. Ya sueñas Eriel".
Sura y Gran Colmillo.
Los integrantes del ejército estaban comentando los puestos del Consejo mientras se iban nombrando. Cuando llegó Azahar la naga siseó molesta, aunque luego soltó una carcajada.
-Entiendo que le den el puesto - le dijo al licántropo con sorna.- Sabe mucho de la muerte, al fin y al cabo ya debe tener un pie en la tumba.
El otro ulterano no pudo si no reírse. Aunque la risa no le duró mucho, la aparición estelar de los dragones le hizo abrir la boca de par en par. Por supuesto que se esperaban dragones, para algo habían estado reparando las torres pero... ¿tan pronto?
-¡AH, NO! - gritó Sura.- ¡SI ROMPEN ALGO ME NIEGO A REPARARLO. CONTRATA CARPINTEROS GARONI!
La risa del licántropo llegó enseguida. Y se atragantó con su propia saliva.
-Eso, encima muérete tu también - la naga le dio un puñetazo en el hombro.- Venga, vamos a por comida que es gratis.
-Pero si tú siempre comes gratis, ¿qué diferencia hay? - se burló su compañero.
Sura resopló y dejó atrás a Gran mientras se acercaba a la mesa. Las risas la siguieron de cerca.
Varsai.
Si hubo alguien que disfrutó con la aparición de los dragones esa fue Varsai. En cuanto los vio lo olvidó todo, las pesadillas, las muertes, los nombramientos y la comida.
Los ojos le hicieron chiribitas y el grito mental que soltó pudo oírse en todas las mentes cercanas. Si pertenecían al ejército iba a necesitar preguntarle a alguien como podía acercarse a uno.
Desde que había llegado a la ciudad los dragones habían sido más que un interés, habían sido su obsesión. No había parado de leer sobre ellos, de memorizar datos, historias y aprender como cuidarlos, entrenarlos y montarlos.
Antes sólo había uno, pero ahora había más, y pronto habría muchos más. La vida iba a volverse interesante desde ese momento.
Llegaron a la bahía levitando, Enredo vestido de negro con su bata de color verde como único punto de color además de su pelo. Irdil llevaba una camiseta azul y unos vaqueros cómodos.
Durante todo el acto el rostro de Enredo expresó cierto orgullo por haber participado en la salvación de la ciudad. Expresión que se avinagró cuando dijeron que la nueva Señora de los asesinos era Azahar. Ni la visión de los dragones consiguió animar al brujo. Sólo un pensamiento se hizo eco en su mente "Tengo que preparar más pomada para las quemaduras".
A quien sí emocionó la presencia de los dragones fue al idrino. Soltó un grito ahogado y movió el peso de un pie a otro nervioso.
-Enredo mira, mira - empezó a decirle señalando el cielo. Se calló cuando vio la expresión del brujo. No se atrevió a decirle nada más.
En cuestión de días había visto cosas nuevas del brujo que no había conocido aún. El cansancio extremo era una de ellas, y la chispa de rabia que dejaban entrever sus ojos era otra. Irdil dio un paso atrás apartándose de su jefe, pero cuando Enredo miró en su dirección esa chispa desapareció.
- Sí, ya los veo - respondió con una tranquilidad fingida que el idrino no se creyó.- ¿Por qué no vas a por algo de comer a la mesa para los dos? - le preguntó. Irdil no necesitó que se lo pidieran dos veces.
Para Enredo no era más que una excusa para tener un minuto y ordenar sus ideas. Se le había quitado el hambre.
Eriel e Irdil.
Eriel apenas conocía a la gente del Consejo, había oído rumores y sabía que algunos se habían sacrificado por ellos. Para salvar la ciudad. Pero estaban muertos, ya no tenía importancia. Los dragones sin embargo sí lo impresionaron, además sintió un cosquilleo en todo su cuerpo señal de la recarga mágica. Era una mejor sensación que la que describía el libro..
Aquella mujer sin embargo... Nihil, su transformación le sonaba a Eriel, creía haber visto algo parecido en el libro donde estaba su propia transformación. Quizá pudiera acercarse y verla mejor.
Se disculpó de sus amigos y fue en la dirección en que había bajado la mujer. Iba tan ensimismado en sus pensamientos que no vio al idrino y tropezó con él, cayendo los dos al suelo.
-Perdona, perdona - dijo el idrino mientras se levantaba.
-Disculpa, no te había visto - respondió el nublino.- Y tengo algo de prisa, luego te veo - le dijo antes de perderse e la multitud.
"¿Luego te veo? Soy imbécil, si no lo conozco de nada" pensó el gárgola continuando su camino. Por otra parte Irdil se quedó mirando el lugar donde había desaparecido el otro chico, el hecho de que no llevase camiseta no fue ni el primer pensamiento en cruzar por su mente. Todavía aturdido se hizo con un plato y empezó a llenarlo con comida sin mirar de qué lo llenaba en realidad.
Por fin localizó a la mujer que estaba buscando. Trató de disimular mientras la observaba, sí que se parecía al dibujo del libro pero había algunas diferencias. "No, no debe ser. Ya sueñas Eriel".
Sura y Gran Colmillo.
Los integrantes del ejército estaban comentando los puestos del Consejo mientras se iban nombrando. Cuando llegó Azahar la naga siseó molesta, aunque luego soltó una carcajada.
-Entiendo que le den el puesto - le dijo al licántropo con sorna.- Sabe mucho de la muerte, al fin y al cabo ya debe tener un pie en la tumba.
El otro ulterano no pudo si no reírse. Aunque la risa no le duró mucho, la aparición estelar de los dragones le hizo abrir la boca de par en par. Por supuesto que se esperaban dragones, para algo habían estado reparando las torres pero... ¿tan pronto?
-¡AH, NO! - gritó Sura.- ¡SI ROMPEN ALGO ME NIEGO A REPARARLO. CONTRATA CARPINTEROS GARONI!
La risa del licántropo llegó enseguida. Y se atragantó con su propia saliva.
-Eso, encima muérete tu también - la naga le dio un puñetazo en el hombro.- Venga, vamos a por comida que es gratis.
-Pero si tú siempre comes gratis, ¿qué diferencia hay? - se burló su compañero.
Sura resopló y dejó atrás a Gran mientras se acercaba a la mesa. Las risas la siguieron de cerca.
Varsai.
Si hubo alguien que disfrutó con la aparición de los dragones esa fue Varsai. En cuanto los vio lo olvidó todo, las pesadillas, las muertes, los nombramientos y la comida.
Los ojos le hicieron chiribitas y el grito mental que soltó pudo oírse en todas las mentes cercanas. Si pertenecían al ejército iba a necesitar preguntarle a alguien como podía acercarse a uno.
Desde que había llegado a la ciudad los dragones habían sido más que un interés, habían sido su obsesión. No había parado de leer sobre ellos, de memorizar datos, historias y aprender como cuidarlos, entrenarlos y montarlos.
Antes sólo había uno, pero ahora había más, y pronto habría muchos más. La vida iba a volverse interesante desde ese momento.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 10:41 pm
Se había creado una burbuja en torno a Twix, tanto que dio un leve respingo cuando escuchó la voz de Samika. Se sintió un poco culpable por no haberla visto, pero… con la frivy al lado le era inevitable.
«Hey, Samika. Perdona, no… estaba un poco ido» soltó con una risa excusada, apartando lentamente las manos de la cintura de la otra. Su humo se descondensó, saliendo de un color mucho más suave, y dejó sonar otra risa más sincera cuando la evaki les riñó. «¿Nosotros? Venga, no estamos tan salidos. ¿A qué no?»
De haber podido, habría mirado a la veela con una sonrisa poco inocente. Se conformó con dejar clara la intención con su voz y una cortina de humo más oscuro. Cuando la evaki le apretó el hombro no pudo evitar reírse, comprendiendo perfectamente el gesto: Sekk solía hacerlo, solo que era un poco menos delicado. En cuanto se despidieron de ella Jace volvió tan fugaz como Twix al asunto. Un leve escalofrío placentero le recorrió todo el cuerpo cuando notó su tacto sobre el cuello, a lo que respondió rodeando su cintura con un brazo. El humo dejó de salir un instante, solo para hacerlo después en un suspiro.
«Sí, creo que sí.»
Jace no apartó el brazo en su camino a la mesa, y cuando notó la de ella bajo su chaqueta tuvo que resistir toda urgencia de bajar su mano a otras partes. Mantenerla en su cintura estaba siendo todo un trabajo.
«Dame valor para que no haga ninguna locura sobre esta mesa, por favor» pensó para sí mismo.
Echó un vistazo a lo que tenían servido. Tenía especial interés por los chupitos de colores dispuestos a un lado, aunque igualmente dejaría que la chica eligiese primero.
«Hey, Samika. Perdona, no… estaba un poco ido» soltó con una risa excusada, apartando lentamente las manos de la cintura de la otra. Su humo se descondensó, saliendo de un color mucho más suave, y dejó sonar otra risa más sincera cuando la evaki les riñó. «¿Nosotros? Venga, no estamos tan salidos. ¿A qué no?»
De haber podido, habría mirado a la veela con una sonrisa poco inocente. Se conformó con dejar clara la intención con su voz y una cortina de humo más oscuro. Cuando la evaki le apretó el hombro no pudo evitar reírse, comprendiendo perfectamente el gesto: Sekk solía hacerlo, solo que era un poco menos delicado. En cuanto se despidieron de ella Jace volvió tan fugaz como Twix al asunto. Un leve escalofrío placentero le recorrió todo el cuerpo cuando notó su tacto sobre el cuello, a lo que respondió rodeando su cintura con un brazo. El humo dejó de salir un instante, solo para hacerlo después en un suspiro.
«Sí, creo que sí.»
Jace no apartó el brazo en su camino a la mesa, y cuando notó la de ella bajo su chaqueta tuvo que resistir toda urgencia de bajar su mano a otras partes. Mantenerla en su cintura estaba siendo todo un trabajo.
«Dame valor para que no haga ninguna locura sobre esta mesa, por favor» pensó para sí mismo.
Echó un vistazo a lo que tenían servido. Tenía especial interés por los chupitos de colores dispuestos a un lado, aunque igualmente dejaría que la chica eligiese primero.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Bahía de los Naufragios
15/03/19, 11:34 pm
Gael no estaba del mejor humor, pero las cosas habían acabado bien, no tenían que lamentar ninguna pérdida e, incluso, el cuchitril no había acabado necesitando otra reforma. No obstante era desconcertante ver a alguien tan fuerte como Adara en el estado en que se encontraba. Aunque Wen se recuperaba con lentitud, progresaba mejor que ella. El desánimo general era un lastre, pero siempre habían seguido con sus vidas pese a todo.
Costó arrastrar a Adara fuera de su cuarto, pero era necesario que tratase de volver a la normalidad. El consejo había prometido comida gratis y varios anuncios importantes que, pese a todo, el fuego fatuo no se quería perder. Tras lo que había pasado estaba seguro de que iba a haber cambios importantes, empezando por el consejo. Casi la mitad había desaparecido en muy poco tiempo.
Al principio todo fueron nombramientos, honores… Y los anuncios de los nuevos edificios. Una chispa de orgullo prendió en el pecho del fuego fatuo, que sintió que la ciudad estaba creciendo si necesitaba más refugios. También señaló particularmente al velador, dando codazos a sus compañeros y bromeando.
—¡Y lo coseché yo! ¡Que me hagan una estatua a mí también por haberlo encontrado!
Otra buena noticia fue la apertura de la primera torre de magia desde que Serpentaria había dejado de ser una. La grandeza de la ciudad volvía poco a poco, y nunca habría pensado que pudiese querer verlo con tantas ganas.
Lo más extraño sin duda fue el nombramiento de la momia del bastión palpitante. No la conocía personalmente pero los rumores la precedían.
—Pensé que iban a renovar el consejo pero con esa señora se ha enranciado por lo menos cien años —comentó, ya riendo por los comentarios de Adara. Era tan natural verla así que tardó en darse cuenta de que la ángel negro estaba más animada.
Aunque hubiese estado implicado en la construcción de las dragoneras, lo último que esperaba ver Gael aquel día eran dragones. Reales, entrenados, y sobre sus cabezas. ¿En qué momento habían podido preparar todo aquello? No, probablemente lo que había pasado con la torre de los sueños había frenado el avance de aquel proyecto. Pero por fin estaban allí. Empezó a reir sin poder evitarlo, feliz como si tuviese diez años menos. Entusiasmado por el futuro glorioso que prometían aquellas criaturas.
Costó arrastrar a Adara fuera de su cuarto, pero era necesario que tratase de volver a la normalidad. El consejo había prometido comida gratis y varios anuncios importantes que, pese a todo, el fuego fatuo no se quería perder. Tras lo que había pasado estaba seguro de que iba a haber cambios importantes, empezando por el consejo. Casi la mitad había desaparecido en muy poco tiempo.
Al principio todo fueron nombramientos, honores… Y los anuncios de los nuevos edificios. Una chispa de orgullo prendió en el pecho del fuego fatuo, que sintió que la ciudad estaba creciendo si necesitaba más refugios. También señaló particularmente al velador, dando codazos a sus compañeros y bromeando.
—¡Y lo coseché yo! ¡Que me hagan una estatua a mí también por haberlo encontrado!
Otra buena noticia fue la apertura de la primera torre de magia desde que Serpentaria había dejado de ser una. La grandeza de la ciudad volvía poco a poco, y nunca habría pensado que pudiese querer verlo con tantas ganas.
Lo más extraño sin duda fue el nombramiento de la momia del bastión palpitante. No la conocía personalmente pero los rumores la precedían.
—Pensé que iban a renovar el consejo pero con esa señora se ha enranciado por lo menos cien años —comentó, ya riendo por los comentarios de Adara. Era tan natural verla así que tardó en darse cuenta de que la ángel negro estaba más animada.
Aunque hubiese estado implicado en la construcción de las dragoneras, lo último que esperaba ver Gael aquel día eran dragones. Reales, entrenados, y sobre sus cabezas. ¿En qué momento habían podido preparar todo aquello? No, probablemente lo que había pasado con la torre de los sueños había frenado el avance de aquel proyecto. Pero por fin estaban allí. Empezó a reir sin poder evitarlo, feliz como si tuviese diez años menos. Entusiasmado por el futuro glorioso que prometían aquellas criaturas.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Bahía de los Naufragios
16/03/19, 02:11 am
Eitne no tenía mucha variedad para vestirse: llevaba dos semanas transformado, aunque los últimos eventos parecieran haber estirado el tiempo como si fuera plastilina. La Pesadilla Grande (como el niño la había bautizado) fue densa y seguramente les había convalidado a todos un mes o dos. Tiempo que no habían tenido para hacerse con prendas bonitas, desde luego. La ropa con la que había venido a Rocavarancolia era bonita, pero le estaba demasiado pequeña, así que optó por buscar en los baúles como todos los demás.
Así, el propio Eitne se encargó de conseguirse un buen conjunto. Pilló una camisa de cuadros rojos y negros larga, muy larga, con la cara de un conejo gracioso bordada en la espalda y se hizo con un cinturón para improvisar un vestido con ella. Sus mangas eran cortas, posiblemente habrían llegado a su dueño original hasta el codo, pero a él le caían hasta el antebrazo. Debajo se puso sus calzoncillos preferidos, grises con patitos de colores, y buscó unos calcetines cortos que quedasen escondidos dentro de las mejores zapatillas de su talla, negras con tres rayas blancas y cordones rojos.
Cuando estuvo contento con su ropa, buscó el maquillaje que les había prestado Isis (La Guapa) y se pintó los ojos (mal) de un color amarillo brillante que contrastaba con su piel morada oscura. Después cogió un pintauñas igual de amarillo e hizo lo propio con él (también regular). Finalmente, se peinaría sus rizos afro haciéndose una raya sencilla a la derecha para volcar toda la melena hacia el lado contrario y colocó un par de flores blancas entre su pelo azul, estratégicamente colocadas para que (no) duraran toda la noche.
—¡Vamos todos guapísimos!
No paraba de repetir eso mismo de veinte formas diferentes, veía a todos super bien vestidos y se sentía orgulloso, dispuesto a acercarse a cualquier desconocido para decirle: “¿Ves a esos de ahí? Pues son mis amigos”. Eitne no sabía si él iba bien estéticamente, pero irradiaba felicidad también. Sentía ese mismo orgullo del trabajo que había hecho para encontrar algo bonito, ¡lo había hecho todo él solo, sin ayuda!
Cuando Rox lo alzó sobre sus hombros, el niño se puso a canturrear y dar palmas.
—¡Que empiece, que empiece, que empiece!
Lo que fue el desfile… Al principio no lo entendió muy bien. No había nadie desfilando, solo mucha gente mirando a la poca gente que mandaba. Todos parecían contentos con los cambios salvo cuando llegó una señora (La Tiesa, le susurró a Rox antes de pedir disculpas por decir cosas feas de una persona mayor). La cosa era que La Tiesa hizo que la bahía se llenara de abucheos y comentarios por lo bajo.
—Seguro que es tan mala que se ha quedado sin tiempo para comer —añadió al rato—. Podemos hacerle un potaje y dejárselo en el castillo para que lo recoja. ¡O podemos hacer una olla muy grande y que coman todos! —alzó las manos y casi perdió el equilibrio. Soltó una carcajada—. ¡Y les escribimos una nota diciendo que es de nuestra parte!
Hizo comentarios así con todos y mostró especial alegría por Granta por ser de la misma cosecha que ellos. No se quedó sin palabras hasta que llegaron los dragones, el niño se tensó sorprendido y por un momento temió hacerle daño a Rox, que parecía igual de absorto que el resto. Pronto llegaron los gritos de Nime y Rena y Rox y el niño se unió a la fiesta.
—¡Yo cuidaré de los que nos den! ¡Y les afinidaré y les daré comida!
Cuando Rox le bajó de los hombros, le hizo una caricia en la espalda, le dio las gracias y encontró en la sugerencia de Milo una nueva actividad para disfrutar el desfile.
—¡Yo, yo! ¿Puedo ir en vuelabola? —pidió—. ¿Nos acercarás un poco a los dragones, Milo?
Así, el propio Eitne se encargó de conseguirse un buen conjunto. Pilló una camisa de cuadros rojos y negros larga, muy larga, con la cara de un conejo gracioso bordada en la espalda y se hizo con un cinturón para improvisar un vestido con ella. Sus mangas eran cortas, posiblemente habrían llegado a su dueño original hasta el codo, pero a él le caían hasta el antebrazo. Debajo se puso sus calzoncillos preferidos, grises con patitos de colores, y buscó unos calcetines cortos que quedasen escondidos dentro de las mejores zapatillas de su talla, negras con tres rayas blancas y cordones rojos.
Cuando estuvo contento con su ropa, buscó el maquillaje que les había prestado Isis (La Guapa) y se pintó los ojos (mal) de un color amarillo brillante que contrastaba con su piel morada oscura. Después cogió un pintauñas igual de amarillo e hizo lo propio con él (también regular). Finalmente, se peinaría sus rizos afro haciéndose una raya sencilla a la derecha para volcar toda la melena hacia el lado contrario y colocó un par de flores blancas entre su pelo azul, estratégicamente colocadas para que (no) duraran toda la noche.
—¡Vamos todos guapísimos!
No paraba de repetir eso mismo de veinte formas diferentes, veía a todos super bien vestidos y se sentía orgulloso, dispuesto a acercarse a cualquier desconocido para decirle: “¿Ves a esos de ahí? Pues son mis amigos”. Eitne no sabía si él iba bien estéticamente, pero irradiaba felicidad también. Sentía ese mismo orgullo del trabajo que había hecho para encontrar algo bonito, ¡lo había hecho todo él solo, sin ayuda!
Cuando Rox lo alzó sobre sus hombros, el niño se puso a canturrear y dar palmas.
—¡Que empiece, que empiece, que empiece!
Lo que fue el desfile… Al principio no lo entendió muy bien. No había nadie desfilando, solo mucha gente mirando a la poca gente que mandaba. Todos parecían contentos con los cambios salvo cuando llegó una señora (La Tiesa, le susurró a Rox antes de pedir disculpas por decir cosas feas de una persona mayor). La cosa era que La Tiesa hizo que la bahía se llenara de abucheos y comentarios por lo bajo.
—Seguro que es tan mala que se ha quedado sin tiempo para comer —añadió al rato—. Podemos hacerle un potaje y dejárselo en el castillo para que lo recoja. ¡O podemos hacer una olla muy grande y que coman todos! —alzó las manos y casi perdió el equilibrio. Soltó una carcajada—. ¡Y les escribimos una nota diciendo que es de nuestra parte!
Hizo comentarios así con todos y mostró especial alegría por Granta por ser de la misma cosecha que ellos. No se quedó sin palabras hasta que llegaron los dragones, el niño se tensó sorprendido y por un momento temió hacerle daño a Rox, que parecía igual de absorto que el resto. Pronto llegaron los gritos de Nime y Rena y Rox y el niño se unió a la fiesta.
—¡Yo cuidaré de los que nos den! ¡Y les afinidaré y les daré comida!
Cuando Rox le bajó de los hombros, le hizo una caricia en la espalda, le dio las gracias y encontró en la sugerencia de Milo una nueva actividad para disfrutar el desfile.
—¡Yo, yo! ¿Puedo ir en vuelabola? —pidió—. ¿Nos acercarás un poco a los dragones, Milo?
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Bahía de los Naufragios
16/03/19, 08:33 am
Había pasado ya un tiempo pero aún se podían ver las marcas de espadazos a través del pelaje del nublino cubriendo toda su delantera como si alguien hubiera decidido pintar en el. Asistió al funeral por el mismo motivo que ahora lo llevó a la fiesta, observar. Había bastante más personas de las que esperaba viendo el estado de la ciudad y las noticias de muertes por doquier, incluso transformado le parecía que fuera más grande de lo que se dejaban ver las ruinas.
Desde luego todo aquel despliegue era espectacular pero el rapiña se sentía bastante ajeno a todo esto, consideraba que teniendo en cuenta el empezar de las artimañas de la torre como el no despertar de los cosechados todo aquello se debería haber evitado antes de llegar a ese punto.
¿Uno de los mayores retos?
Levantó una ceja y viró su vista hacia las ruinas de la ciudad presentes en la lejanía y hacia las miles de historias que se contaban en Nubla.
La mención de Dioses oscuros llamó su atención. ¿A qué tipo de cosas rezarían los autoproclamados Dioses?
Reconstrucción, una palabra que al menos le gustaba, desde luego había mucho que hacer por ahí, no solo visual. El rapiña temía que probablemente habría otras cosas ocultas por la ciudad igual o peor de peligrosas, vestigios de la guerra y atrocidades en busca del poder creadas por los antiguos ciudadanos gozadores de una época de gloria.
Granta había sido como un golpe de suerte extremo, sin él habrían muerto todos sin remedio y le agradecía aquello aunque no lo considerara un héroe como tal. También era un recordatorio de como toda la ciudad parecía pender de un hilo que los guardaba de un abismo final.
Debería empezar a preparar un refugio o algo en nubla para estar seguro...
Entre aplausos y vítores fue grabando los nuevos puestos del consejo y personas importantes en su cabeza, era importante tenerles en cuanta para cualquier emergencia que se presentara después de todo aparte de ser los que regían.
De repente el joven rey vaciló en su voz, bajando su tono ominoso y regio a uno más arrastrado, como si no tuviera ganas de pronunciar sus siguientes palabras. No fue para menos, el llamamiento de la nueva Señora de los asesinos llenó el lugar de caras agrias claramente en contra y cuchicheos despreciativos. Absolutamente nadie parecía querer eso, y solo significaba una cosa. Más problemas. Su mirada altiva confirmó varias cosas, era muy vieja por lo qué debía ser una superviviente de la guerra, probablemente se considerara mucho más poderosa que todos los presentes y que incluso el joven rey y muchos del consejo. Lo último que necesitaba la ciudad era más sangre vieja incapaz de mirar a nada que no fuera su culo y arraigada a costumbres estúpidas.
Por suerte la siguiente noticia emocionó a todo el público, seguramente lo habían hecho así a propósito pensó. Observó a las legendarias monturas de las historias, desde luego le parecían imponentes y peligrosos. Dragones. Aquella palabra llenó toda la bahía en boca de los ciudadanos. Notó el chillido de Garra y contempló como disfrutaba de aquello tanto como los pequeños de letargo, provocándole una pequeña risa.
Con el fin del discurso la gente empezó a arremolinarse y animarse. Se alejó de ambos grupos de su cosecha pues no se sentía participe de ninguno de ellos y procedió a vagar hacia los aperitivos y registrar caras mientras se dejaba llevar.
A mitad de camino una cara conocida le pidió una mano. -Por supuesto Samika. -Aquellos tacones debían ser infernales para andar por ahí. -Me gusta tu vestido, por cierto. -Acercó su hombro con un gesto para indicar que lo hiciese cuando quisiera.
Barael llevaba su conjunto habitual aunque algo más elegante. Consistía en botas negras, pantalones oscuros, una camisa de tirantes básica blanca debajo de la gabardina gris oscura más elegante a la que le había puesto las zarpas encima, unos guantes negros de cuero y un sombrero grisáceo oscuro. La mayoría de prendas las había encontrado por ahí durante sus batidas por muebles y había pedido arreglarlas como un favor a devolver a un compañero de trabajo.
____________________________________________________________
Lo único que le había sacado de su enfado por no haber estado para ayudar, y de paso probar lo que valía, durante aquello había sido poder charlar largo y tendido sobre ropa preciosa y elegante con sus compañeros de trabajo y con su novia Raelene el día anterior al regresar de su misión. Se había decantado al final por llevar unas botas góticas altas de cuero, unas pantimedias de malla con patrones de araña a juego,un body negro con cadenas de gran escote, una minifalda hecha de volantes que dejaba ver más de lo que ocultaba y en el brazo izquierdo un caestus/mitón de aspecto agresivo en los nudillos del que salían unas cadenas hasta un brazalete dorado con adornos plateados. Se recogió su pelo azabache en una coleta con trenzado lateral que coronó con una flor de loto blanca para contrastar con su vestimenta.
La guerrera frivy estaba más centrada en coquetear y dejarse mimar por uno de sus compañeros que en el discurso per sé pero le echaba una oreja de vez en cuando y bufó al ver a Azahar ocupar un puesto pues en su cabeza aquella víbora prehistórica y presumida no podría hacer más que causar problemas pero pronto se le olvidó al aparecer los dragones.
-Buah.... -Se quedó pasmada mirando a esas bestias voladoras escupe fuego.
-Seré el primero en montar uno. Si me convences igual te dejo subir...
-Hmpf, más te vale suplicármelo tú a mí.
Ambos se rieron el uno del otro y las manos volaron de una zona a otra más o menos discretas pues aunque él se cortaba a ella bien poco le importaba quien estuviese alrededor. Por desgracia para Abri, alguien de su grupo le reclamó y este se fue con la promesa de visitarla más tarde. Se despidió de manera madura con una sonrisa pero en cuanto él se dio la vuelta se puso de morros, a lo que Raelene se acercó para calmarla y también reñirla.
-Que te tengo dicho de ponerte demasiado "cariñosa" en público.
-Ya per-Nada de peros. -Raelene abrazó a Abri pues era la forma más rápida de hacer que cediera a cualquier cosa. Esta abrazó de vuelta sin rechistar más. -Me tengo que ir ¿vale? Nada de deprimirse y nada de enfadarse. Tienes a tus nuevos vecinos por ahí así que ¿por qué no vas a saludarlos? -Está bien... -Raelene le plantó un beso cariñoso a modo de despedida y con otra promesa de mimarla más tarde, se fue con su grupo.
No debería molestarle, siempre pasaba igual, pero es que quedarse sola.... No le gustaba... Lo odiaba.
Pronto avistó al grupo de cachorros y se acercó para saludarles.
Desde luego todo aquel despliegue era espectacular pero el rapiña se sentía bastante ajeno a todo esto, consideraba que teniendo en cuenta el empezar de las artimañas de la torre como el no despertar de los cosechados todo aquello se debería haber evitado antes de llegar a ese punto.
¿Uno de los mayores retos?
Levantó una ceja y viró su vista hacia las ruinas de la ciudad presentes en la lejanía y hacia las miles de historias que se contaban en Nubla.
La mención de Dioses oscuros llamó su atención. ¿A qué tipo de cosas rezarían los autoproclamados Dioses?
Reconstrucción, una palabra que al menos le gustaba, desde luego había mucho que hacer por ahí, no solo visual. El rapiña temía que probablemente habría otras cosas ocultas por la ciudad igual o peor de peligrosas, vestigios de la guerra y atrocidades en busca del poder creadas por los antiguos ciudadanos gozadores de una época de gloria.
Granta había sido como un golpe de suerte extremo, sin él habrían muerto todos sin remedio y le agradecía aquello aunque no lo considerara un héroe como tal. También era un recordatorio de como toda la ciudad parecía pender de un hilo que los guardaba de un abismo final.
Debería empezar a preparar un refugio o algo en nubla para estar seguro...
Entre aplausos y vítores fue grabando los nuevos puestos del consejo y personas importantes en su cabeza, era importante tenerles en cuanta para cualquier emergencia que se presentara después de todo aparte de ser los que regían.
De repente el joven rey vaciló en su voz, bajando su tono ominoso y regio a uno más arrastrado, como si no tuviera ganas de pronunciar sus siguientes palabras. No fue para menos, el llamamiento de la nueva Señora de los asesinos llenó el lugar de caras agrias claramente en contra y cuchicheos despreciativos. Absolutamente nadie parecía querer eso, y solo significaba una cosa. Más problemas. Su mirada altiva confirmó varias cosas, era muy vieja por lo qué debía ser una superviviente de la guerra, probablemente se considerara mucho más poderosa que todos los presentes y que incluso el joven rey y muchos del consejo. Lo último que necesitaba la ciudad era más sangre vieja incapaz de mirar a nada que no fuera su culo y arraigada a costumbres estúpidas.
Por suerte la siguiente noticia emocionó a todo el público, seguramente lo habían hecho así a propósito pensó. Observó a las legendarias monturas de las historias, desde luego le parecían imponentes y peligrosos. Dragones. Aquella palabra llenó toda la bahía en boca de los ciudadanos. Notó el chillido de Garra y contempló como disfrutaba de aquello tanto como los pequeños de letargo, provocándole una pequeña risa.
Con el fin del discurso la gente empezó a arremolinarse y animarse. Se alejó de ambos grupos de su cosecha pues no se sentía participe de ninguno de ellos y procedió a vagar hacia los aperitivos y registrar caras mientras se dejaba llevar.
A mitad de camino una cara conocida le pidió una mano. -Por supuesto Samika. -Aquellos tacones debían ser infernales para andar por ahí. -Me gusta tu vestido, por cierto. -Acercó su hombro con un gesto para indicar que lo hiciese cuando quisiera.
Barael llevaba su conjunto habitual aunque algo más elegante. Consistía en botas negras, pantalones oscuros, una camisa de tirantes básica blanca debajo de la gabardina gris oscura más elegante a la que le había puesto las zarpas encima, unos guantes negros de cuero y un sombrero grisáceo oscuro. La mayoría de prendas las había encontrado por ahí durante sus batidas por muebles y había pedido arreglarlas como un favor a devolver a un compañero de trabajo.
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Lo único que le había sacado de su enfado por no haber estado para ayudar, y de paso probar lo que valía, durante aquello había sido poder charlar largo y tendido sobre ropa preciosa y elegante con sus compañeros de trabajo y con su novia Raelene el día anterior al regresar de su misión. Se había decantado al final por llevar unas botas góticas altas de cuero, unas pantimedias de malla con patrones de araña a juego,un body negro con cadenas de gran escote, una minifalda hecha de volantes que dejaba ver más de lo que ocultaba y en el brazo izquierdo un caestus/mitón de aspecto agresivo en los nudillos del que salían unas cadenas hasta un brazalete dorado con adornos plateados. Se recogió su pelo azabache en una coleta con trenzado lateral que coronó con una flor de loto blanca para contrastar con su vestimenta.
La guerrera frivy estaba más centrada en coquetear y dejarse mimar por uno de sus compañeros que en el discurso per sé pero le echaba una oreja de vez en cuando y bufó al ver a Azahar ocupar un puesto pues en su cabeza aquella víbora prehistórica y presumida no podría hacer más que causar problemas pero pronto se le olvidó al aparecer los dragones.
-Buah.... -Se quedó pasmada mirando a esas bestias voladoras escupe fuego.
-Seré el primero en montar uno. Si me convences igual te dejo subir...
-Hmpf, más te vale suplicármelo tú a mí.
Ambos se rieron el uno del otro y las manos volaron de una zona a otra más o menos discretas pues aunque él se cortaba a ella bien poco le importaba quien estuviese alrededor. Por desgracia para Abri, alguien de su grupo le reclamó y este se fue con la promesa de visitarla más tarde. Se despidió de manera madura con una sonrisa pero en cuanto él se dio la vuelta se puso de morros, a lo que Raelene se acercó para calmarla y también reñirla.
-Que te tengo dicho de ponerte demasiado "cariñosa" en público.
-Ya per-Nada de peros. -Raelene abrazó a Abri pues era la forma más rápida de hacer que cediera a cualquier cosa. Esta abrazó de vuelta sin rechistar más. -Me tengo que ir ¿vale? Nada de deprimirse y nada de enfadarse. Tienes a tus nuevos vecinos por ahí así que ¿por qué no vas a saludarlos? -Está bien... -Raelene le plantó un beso cariñoso a modo de despedida y con otra promesa de mimarla más tarde, se fue con su grupo.
No debería molestarle, siempre pasaba igual, pero es que quedarse sola.... No le gustaba... Lo odiaba.
Pronto avistó al grupo de cachorros y se acercó para saludarles.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Bahía de los Naufragios
16/03/19, 05:11 pm
Sekk:
Sekk, que había estado instalado cómodamente en Nubla durante el ataque de la Torre de los Soñadores, sufrió un duro golpe en su conciencia al regresar a la ciudad y enterarse tarde de todo lo sucedido. Se sentía culpable por lo que les había ocurrido a sus amigos y por no haber estado para ayudar, siendo esto último lo que mas le atormentaba, y aunque al pensarlo fríamente (se había vuelto un experto en ello) había llegado a la conclusión de que su presencia solo habría empeorado las cosas eso no le hacía sentirse mejor. Por lo que le habían contado Jace y los demás los sueños habían sido horribles y Granta les había tenido que despertar a todos en el salón del trono antes de que la pesadilla los consumiera. Que un berserker hubiera despertado de un mal sueño en aquel ambiente no habría beneficiado a nadie y alguien podría haber acabado herido, por lo que en realidad todo había salido a pedir de boca en aquel sentido.
Fue la culpabilidad lo que le empujó a asistir al funeral oficial, aunque se mantuvo apartado en todo momento, y fue ella también la que hizo dudar sobre si asistir a la fiesta a no. No se sentía con derecho a formar parte de la celebración por la conclusión de un terrible periodo de la ciudad que él se había pasado de vacaciones en Nubla, pero Jace insistió y acabó cediendo.
El intara se había vestido para la ocasión con cierta elegancia pero sin renunciar a la comodidad, siguiendo los consejos de Twix para no desentonar entre sus amigos. Llevaba una camiseta beige de manga larga con el cuello desabotonado, unos vaqueros oscuros ajustados y unos botines de cuero altos por encima de las perneras del pantalón. Se había arreglado la barba para la ocasión y su cabellera, que ya le llegaba por debajo de los hombros, estaba salpicada de trenzas adornadas con abalorios. Llevaba unas cuantas pulseras en las muñecas y un colgante al cuello, pero ninguno de sus complementos era demasiado extravagante.
Llegaron a la bahía a lomos del pollo de Jace justo antes de que empezara el discurso. El berserker escuchó con atención, pues le interesaba lo que tenía que decir el Consejo sobre aquel tema, pero cuando salió dama Azahar a escena torció el gesto. No había tratado con aquella mujer directamente, pero le desagradaba lo que había oído de ella y el ulterano había aprendido rápido a alejarse de todo aquello que le molestara.
—Seguro que es un encanto. —le comentó al dullahan con ironía, esbozando una mueca que dejaba claro que no se lo parecía.
La aparición de los dragones, sin embargo, fue una auténtica sorpresa, y el rubio vitoreó fuerte cuando los reptiles alzaron el vuelo. Había seguido trabajando en la reforma de las dragoneras y se había planteado unirse al ejército al enterarse de los requisitos que pedían para trabajar allí, pero la visión de las criaturas fue lo que terminó de convencerle.
Al quebrantahuesos de Jace, sin embargo, no parecían gustarle, y cuando el americano se largó en pos de Twix el ave se alejo indignado.
—No te enfades con él, hombre, ¿no ves que no puede resistirse a ella? —le dijo al animal con una sonrisa, siguiéndolo tranquilamente entre la multitud para no perderlo de vista.
El pájaro podía cuidarse solo, pero estar pendiente le daba una excusa para no estar plantado como un pasmarote allí en medio, y sus pasos le condujeron hacia la mesa del buffet libre.
Sekk, que había estado instalado cómodamente en Nubla durante el ataque de la Torre de los Soñadores, sufrió un duro golpe en su conciencia al regresar a la ciudad y enterarse tarde de todo lo sucedido. Se sentía culpable por lo que les había ocurrido a sus amigos y por no haber estado para ayudar, siendo esto último lo que mas le atormentaba, y aunque al pensarlo fríamente (se había vuelto un experto en ello) había llegado a la conclusión de que su presencia solo habría empeorado las cosas eso no le hacía sentirse mejor. Por lo que le habían contado Jace y los demás los sueños habían sido horribles y Granta les había tenido que despertar a todos en el salón del trono antes de que la pesadilla los consumiera. Que un berserker hubiera despertado de un mal sueño en aquel ambiente no habría beneficiado a nadie y alguien podría haber acabado herido, por lo que en realidad todo había salido a pedir de boca en aquel sentido.
Fue la culpabilidad lo que le empujó a asistir al funeral oficial, aunque se mantuvo apartado en todo momento, y fue ella también la que hizo dudar sobre si asistir a la fiesta a no. No se sentía con derecho a formar parte de la celebración por la conclusión de un terrible periodo de la ciudad que él se había pasado de vacaciones en Nubla, pero Jace insistió y acabó cediendo.
—
El intara se había vestido para la ocasión con cierta elegancia pero sin renunciar a la comodidad, siguiendo los consejos de Twix para no desentonar entre sus amigos. Llevaba una camiseta beige de manga larga con el cuello desabotonado, unos vaqueros oscuros ajustados y unos botines de cuero altos por encima de las perneras del pantalón. Se había arreglado la barba para la ocasión y su cabellera, que ya le llegaba por debajo de los hombros, estaba salpicada de trenzas adornadas con abalorios. Llevaba unas cuantas pulseras en las muñecas y un colgante al cuello, pero ninguno de sus complementos era demasiado extravagante.
Llegaron a la bahía a lomos del pollo de Jace justo antes de que empezara el discurso. El berserker escuchó con atención, pues le interesaba lo que tenía que decir el Consejo sobre aquel tema, pero cuando salió dama Azahar a escena torció el gesto. No había tratado con aquella mujer directamente, pero le desagradaba lo que había oído de ella y el ulterano había aprendido rápido a alejarse de todo aquello que le molestara.
—Seguro que es un encanto. —le comentó al dullahan con ironía, esbozando una mueca que dejaba claro que no se lo parecía.
La aparición de los dragones, sin embargo, fue una auténtica sorpresa, y el rubio vitoreó fuerte cuando los reptiles alzaron el vuelo. Había seguido trabajando en la reforma de las dragoneras y se había planteado unirse al ejército al enterarse de los requisitos que pedían para trabajar allí, pero la visión de las criaturas fue lo que terminó de convencerle.
Al quebrantahuesos de Jace, sin embargo, no parecían gustarle, y cuando el americano se largó en pos de Twix el ave se alejo indignado.
—No te enfades con él, hombre, ¿no ves que no puede resistirse a ella? —le dijo al animal con una sonrisa, siguiéndolo tranquilamente entre la multitud para no perderlo de vista.
El pájaro podía cuidarse solo, pero estar pendiente le daba una excusa para no estar plantado como un pasmarote allí en medio, y sus pasos le condujeron hacia la mesa del buffet libre.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Bahía de los Naufragios
16/03/19, 07:37 pm
PAM
Había sido bastante duro experimentar el despertar y la muerte tanto de Eorlir como de Inna a los que dieron descanso como pudieron en el estado en el que se encontraban, pues nunca pudieron rescatar el cuerpo de Eorlir de la cicatriz.
Los siguientes días Pelusa se mantuvo bien cerca de sus amigos tras haber sufrido el escarmiento en aquella pesadilla. Se sentía incluso mas impaciente por mejorar y que no les ocurriera nada, especialmente cuando los mas pequeños y algunos de los mas grandes, Neil y Adru para mas indicaciones, sufrían todos por un fuerte afán de meterse en líos. Aun recordaba las abejas.
Pelusa se mantuvo ocupada durante el tiempo posterior, tanto echandole un ojos a los trastos de los mas pequeños, como ocupada en la sala de entrenamiento con Zobriel pues ambos seguían siendo unos totales nulos en lo que defenderse físicamente se refería. No daban para mucho haciendo por su cuenta sin tener idea, pero Pelusa usaba eso como una forma de sacarse la frustración.
Cuando aquel aviso de la reunión en la bahía para todos los ciudadanos, tras haber ignorado tácitamente lo del entierro pues jamas conoció a los fallecidos en aquel turbio asunto de la pesadilla, Pelusa se encontró claramente con la complicación de no tener que vestirse. Ciertamente no le preocupaba mucho eso, si por ella fuera vestiría cualquier cosa o incluso iria con la misma ropa con la fue a su entrevista con Dama Isis. Pero las palabras de Guille diciendo que a ese tipo de reuniones debían ir bien vestidos le hizo arrugar la nariz. ¿Porque era tan complicados las otras razas de los otros mundos con la ropa? No podía hacer milagros. No existía ropa de su tamaño entre la ropa de los baúles rescatada, ya lo había comprobado la primera vez.
Había tenido algo de tiempo para trabajar con Dama Isis en su taller de confesión antes de todo el ajetreo de la pesadilla, y ya medio sabía a utilizar esa bendición creada por los dioses de los que hablaba Zobriel, llamada 'maquina de coser'. EL problema es que no tenía eso en la Sede, por ello Pelusa, resignada ante los incesantes comentarios de Guille y la ilusión general por ir todos bien vestidos, volvió a rebuscar entre los baúles y le pidió algo de tela sobrante a Dama Isis. Tenía poco tiempo.
El día que tenían que ir a esa fiesta, Pelusa haba por fin terminado de dar sus últimos toques al dichoso vestido. Había tenido que acortar y mejorar un poco de entre lo rescatado en el baúl y acomodar para que no se deshilachara entero, liberando su espalda para que las alas no molestasen. Estaba satisfecha con el resultado apresurado, aun así.
Una vez en la bahía, desconocida hasta ese momento para ella, escucharon con atención el discurso del rey. A Pelusa inicialmente no podía importarle menos la charla, no conocía ni a la mitad de las personas de las que hablaban. Solo Granta atrajo su atención por conocerlo de antes, pero su opinión de el aun era un tanto difusa. ¿Habría cambiado su actitud respecto a como era cuando cosechado? No tenía idea.
El otro anuncio que atrajo su atención, fue la presentación de una señora que parecía un pergamino arrugado de hacia milenios, como señora de los asesinos. El abucheo y asco casi generalizado le provoco cierta confusión. << Ya veo, incluso entre docenas de monstruos, existen monstruos mayores >> No tuvo igualmente mucho tiempo de pensar mas ella pues la aparición de aquellos lagartos gigantes provocó tal escando entre sus compañeros que Pelusa se sobresaltó, mirándoles con sorpresa.
Desde que había pisado la bahía su humor había ido agriándose por momentos, la gente, el airecito del mar, tenía sus pobres antenas en constante alerta y Pelusa se encontraba mirando alrededor cada poco tiempo en confusión al captar movimientos raros llegados de ninguna parte y de todas a la vez.
<<¿Que tiene de especial esos dragones como se llamen? ¿No tenemos uno prácticamente igual, pero mas pequeñito, viviendo con nosotros en la Sede? >> se pregunto extrañada por tanta exaltación por aquellos reptiles, especialmente cuando aseguraba haber visto uno similar entre los veteranos que vivían con ellos.
Pero lo que hizo que Pelusa se le le pusiera los vellos de punta fueron los llamados colectivos de “quiero un dragón” de sus compañeros, esta vez no solo por parte de los pequeños. La aparición de Milo, algo tardíamente hizo que Pelusa contuviera un poco sus instintos de mama gallina, para ver al irrense vistiendo muy diferente a su forma habitual, como el resto.
Pelusa no habría prestado mayor atención a eso, ciertamente, sino fuese porque vio la reacción de Rox, que hizo que alzase una ceja. Solo había visto a Rox así de sonrojado una vez antes y había sido por un asunto diferente. Ahora pareció brillar por un instante <<...En fin...>> prefirió no pensar ni decir nada al respecto, total podría estarse confundiendo.
-Ya que estamos aquí podríamos aprovechar y comer algo, estoy con Rena en eso. E imagino que vosotros beberéis alcohol y esas cosas. Suena raro que yo lo diga...pero, no exageréis al grado que tengamos que llevaros en volandas, pesáis mucho. - no andaba preguntando, imaginaba que lo harían, al menos los mas mayores de entre el grupo. Pues desde luego intentaría que ninguno de esos enanos hiperactivos que había en su grupo probase de eso, así tuviera que perseguirlos por toda la bahía. Ya era desastrosos de normal no quería averiguar como serían con alcohol en el cuerpo.
Algo le decía que iba a ser una noche larga y estresante, en vez de relajante y divertida para ella. Sus antenas vibraron ligeramente ante otro golpe de aire marítimo y Pelusa suspiró profundamente, levantando un poco la vista para ver cerca suya a Zobriel, con curiosidad. Ella había dado el visto bueno a ir, pero no olvidaba cual incomodo solía sentirse el basilisco entre mucha gente por eso de acabar dejando K.O a alguien por error.
-¿Vas a estar cómodo entre tanta gente? - pregunto Pelusa, mirándolo con atención buscando no mirar sus ojos. Imaginaba que no, por ello dubitativa y observando el lugar, metió la mano bajo su falda donde se encontraba el saquito donde llevaba alguna de sus cosas bien cubierto por el faldón. Tras unos segundos saco del bolsito interno unos extraño monóculos para los ojos con cristales negros, que había encontrado en el baúl cuando buscaba algo para su ropa. Y pensando que tal vez siendo que era oscuros y no se veía el reflejo a través tal vez le fuese útiles por el momento a su compañero. Se le había olvidado dárselo antes con el apresuramiento de tener que preparar el vestido.
- Toma Zob, no se si te funcionara del todo para cubrirte de que hagas algo con tu mirada, pero no pierdes nada intentándolo. Así no tienes que ir mirando el suelo o al cielo todo el rato en pleno día.- dijo Pelusa entregándolo aquella cosa cuyo nombre no sabía y simplemente llamaba “monóculo doble”.
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EVELHAN KAW
Estaba con un sentimiento extraño de desganas y ánimos a partes iguales. Tras la pesadillas había descubierto que aunque sus amigos habían sobrevivido bien, algunas de sus estirges mas jóvenes no lo habían hecho. Era como revivir su pesadilla una segunda vez, solo que sin que estas intentasen atacarle.
Resignado a tener que de nuevo iniciar con nuevos nacimientos, Evelhan tuvo que ordenar literalmente a sus estirges aumentar sus épocas de crías nuevamente, pues todos los nuevos polluelos habían muerto tras la pesadilla. Aquello le había deprimido, pero al menos sus amigos no había sufrido daños y eso ya era algo bueno.
El entierro no pilló a nadie por sorpresa y Evelhan pese a no conocer demasiado a los fallecidos, llevaba suficiente tiempo en la ciudad para saber de ellos, por lo que asistió. Se aseguró que las estirges no fueran sabiendo bien la mala impresión que estas tenían para una parte de los ciudadanos. El ambiente estaba enrarecido y Evelhan tardó un poco en volver a la cotidianidad, buscando centrarse mayormente en el avance de puesta y crecimiento de los nuevos polluelos, cuyo crecimiento aceleró un poco.
Con el aviso de fiesta Evelhan intentó animarse un poco, habría gente, podría conocer un poco a los nuevos. Tal vez incluso se encontrase de nuevo con el pequeño daeliciano de la Sede o incluso tal vez Zmey estaba de vuelta. Aquello le dio un poco de ánimos para prepararse para asistir.
Decidió ir sencillo, llevando una camiseta-vestido, de mangas cortas negras. El resto de la parte de la camiseta era a franjes horizontales negras y aguamarina alternativamente, al igual que los mitones sin dedos que llagaba hasta los codos. La falda era corta, siguiendo el patrón de la parte superior y con los bajos despuntados. Bajo esta llevaba unos bombachos en color aguamarina. Sabiendo iban a la bahía decidido no ponerse medias, solo calcetines bajos y unos botines negros.
Una vez listo se reunión con sus compañeros y se dirigió a la bahía donde el discurso del rey no dejo de sorprenderles. Escuchar todos los cambios que había sufrido en el consejo, saber que Nihil fue una de las representantes salvadoras de la ciudad, fue sorpresivo, pero esperado teniendo en cuenta el poder de la súcubo. Los cambios eran grandes, había habido muchas bajas en el consejo y se andaba instaurando cambios en la ciudad, de los cuales algunos Dhelian ya había visto iniciar apenas el proceso y sentía curiosidad por como terminaría.
Le desilusiono bastante saber que Siloco, no volvería al puesta de señor de los asesinos y la nueva adquisición del consejo no le provocaba buena espina. Suponía que eso era lo indicado teniendo ese cargo, pero lo abucheos generales decían mucho.
Evelhan creyó que el discurso había terminado con eso, pero la aparición de los dragones hizo que el brugho se quedase completamente desencajado. Había ayudado en la reconstrucción de las dragoneras pero no esperaba eso ya, ¡tan pronto! Porque si se las hicieron reconstruir por algo seria. No cabía en si mismo de su asombro y la excitación. ¡Dragones en la ciudad! ¡Como en los cuentos que leía de pequeño!
-¡Son dragones...o por todos los huesos, tengo que buscarlo! ¡Ya vuelvo!- dijo Evelhan incrédulo al ver el desfile de dragones y sabiendo muy bien quien andaría prácticamente babeando toda la bahía si estaba viendo aquello, se despidió veloz como el rayo de sus amigos diciendo que les daría encuentro mas tarde. Silbando llamo a sus estirges vigías para que buscaran ese rostro característico que sus estirges bien reconocían, entre todos los habitantes de la ciudad que había en la bahía.
Tardó un poco en dar con el y cuando lo hizo la expresión de Zmey era exactamente como se la imaginaba. Evelhan se rió, acercándose rápidamente, jalandole un poco de la ropa
-¡Lo sabia, estas babeandolo todo!- dijo con emoción, obviamente exagerándolo, viendo quienes le acompañaban sonrió con algo de timidez- Eh...esto...hola, siento aparecer así pero es que...¡dragones!- dijo apuntando al desfile aun incrédulo y los ojos brillando ilusionados. Había visto muchas cosas en la ciudad: monstruos, cosas hermosas, magia, pero dragones era una de esas cosas que siempre leía en sus cuentos de pequeños y ver uno vivo, de carne y huesos, respirando, moviéndose, era abrumador para el daeliciano. No sabía mucho de eso del resurgir de la ciudad ni nada, pero aunque fuese por un momento la ciudad le parecía mas mágica y fantástica y menos un hogar de monstruos.
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SAMIKA
Aquella voz atrajo su atención, haciendo que las orejas de Samika se movieran un poco. Le sonaba vagamente aunque no la había escuchado demasiado. La evaki levantó un poco la vista para ver a la persona que hablaba, estaba lo suficientemente cerca para notar las peculiaridad de la piel de su rostro. O bueno, del pelaje. Era uno de los tantos nuevos que ahora vivían también en la sede, aun andaba asociando nombres con voces.
-Oh, Barael ¿no? ¡Gracias!– dijo Samika sonriendo, apoyando en el hombro de este para así poder pelear contra una de sus zapatos y poder quitárselos. Había tenido que escoger precisamente unos que ajustaban bien precisamente cuando mas necesitaba quitárselos. Las palabras breves del nublino le hicieron reír- Eres el primero que me dice algo al respecto después de Dama Isis, pero claro ella es mi amiga y el vestido me lo escogió ella. Obvio tendrá buen gusto. -añadió divertida, peleando un poco con la hebilla de uno de los zapatos antes de por fin sacárselo. Aprovechó para volverlo a mirar sonriendo alegremente- ¿Me lo aguantas un segundo mientras me quito el otro? No me tardare- añadió mirándolo curiosamente mientras le extendía uno de los tacones, notando el sombrero sobre su cabeza y la gabardina que le acompañaba. Le daba calor solo verlo.
-¿No te estas muriendo de calor ahí dentro? - cuestionó con algo de curiosidad- Aunque con esa gabardina y ese sombrero, luces un poco como la imágenes clásicas de lo detectives de mi mundo- añadió Samika con tranquilidad dándole un poco de conversación, mientras de nuevo volvía a pelearse con el otro zapato de las narices, aquel con el que se había tropezado no mucho antes y cuyo roce estaba dejándole heridas en los pies. << Debí preveerlo antes, tch, visito tan poco la bahía que se me olvidó >> pensó con un suspiro resignado.
Había sido bastante duro experimentar el despertar y la muerte tanto de Eorlir como de Inna a los que dieron descanso como pudieron en el estado en el que se encontraban, pues nunca pudieron rescatar el cuerpo de Eorlir de la cicatriz.
Los siguientes días Pelusa se mantuvo bien cerca de sus amigos tras haber sufrido el escarmiento en aquella pesadilla. Se sentía incluso mas impaciente por mejorar y que no les ocurriera nada, especialmente cuando los mas pequeños y algunos de los mas grandes, Neil y Adru para mas indicaciones, sufrían todos por un fuerte afán de meterse en líos. Aun recordaba las abejas.
Pelusa se mantuvo ocupada durante el tiempo posterior, tanto echandole un ojos a los trastos de los mas pequeños, como ocupada en la sala de entrenamiento con Zobriel pues ambos seguían siendo unos totales nulos en lo que defenderse físicamente se refería. No daban para mucho haciendo por su cuenta sin tener idea, pero Pelusa usaba eso como una forma de sacarse la frustración.
Cuando aquel aviso de la reunión en la bahía para todos los ciudadanos, tras haber ignorado tácitamente lo del entierro pues jamas conoció a los fallecidos en aquel turbio asunto de la pesadilla, Pelusa se encontró claramente con la complicación de no tener que vestirse. Ciertamente no le preocupaba mucho eso, si por ella fuera vestiría cualquier cosa o incluso iria con la misma ropa con la fue a su entrevista con Dama Isis. Pero las palabras de Guille diciendo que a ese tipo de reuniones debían ir bien vestidos le hizo arrugar la nariz. ¿Porque era tan complicados las otras razas de los otros mundos con la ropa? No podía hacer milagros. No existía ropa de su tamaño entre la ropa de los baúles rescatada, ya lo había comprobado la primera vez.
Había tenido algo de tiempo para trabajar con Dama Isis en su taller de confesión antes de todo el ajetreo de la pesadilla, y ya medio sabía a utilizar esa bendición creada por los dioses de los que hablaba Zobriel, llamada 'maquina de coser'. EL problema es que no tenía eso en la Sede, por ello Pelusa, resignada ante los incesantes comentarios de Guille y la ilusión general por ir todos bien vestidos, volvió a rebuscar entre los baúles y le pidió algo de tela sobrante a Dama Isis. Tenía poco tiempo.
El día que tenían que ir a esa fiesta, Pelusa haba por fin terminado de dar sus últimos toques al dichoso vestido. Había tenido que acortar y mejorar un poco de entre lo rescatado en el baúl y acomodar para que no se deshilachara entero, liberando su espalda para que las alas no molestasen. Estaba satisfecha con el resultado apresurado, aun así.
Una vez en la bahía, desconocida hasta ese momento para ella, escucharon con atención el discurso del rey. A Pelusa inicialmente no podía importarle menos la charla, no conocía ni a la mitad de las personas de las que hablaban. Solo Granta atrajo su atención por conocerlo de antes, pero su opinión de el aun era un tanto difusa. ¿Habría cambiado su actitud respecto a como era cuando cosechado? No tenía idea.
El otro anuncio que atrajo su atención, fue la presentación de una señora que parecía un pergamino arrugado de hacia milenios, como señora de los asesinos. El abucheo y asco casi generalizado le provoco cierta confusión. << Ya veo, incluso entre docenas de monstruos, existen monstruos mayores >> No tuvo igualmente mucho tiempo de pensar mas ella pues la aparición de aquellos lagartos gigantes provocó tal escando entre sus compañeros que Pelusa se sobresaltó, mirándoles con sorpresa.
Desde que había pisado la bahía su humor había ido agriándose por momentos, la gente, el airecito del mar, tenía sus pobres antenas en constante alerta y Pelusa se encontraba mirando alrededor cada poco tiempo en confusión al captar movimientos raros llegados de ninguna parte y de todas a la vez.
<<¿Que tiene de especial esos dragones como se llamen? ¿No tenemos uno prácticamente igual, pero mas pequeñito, viviendo con nosotros en la Sede? >> se pregunto extrañada por tanta exaltación por aquellos reptiles, especialmente cuando aseguraba haber visto uno similar entre los veteranos que vivían con ellos.
Pero lo que hizo que Pelusa se le le pusiera los vellos de punta fueron los llamados colectivos de “quiero un dragón” de sus compañeros, esta vez no solo por parte de los pequeños. La aparición de Milo, algo tardíamente hizo que Pelusa contuviera un poco sus instintos de mama gallina, para ver al irrense vistiendo muy diferente a su forma habitual, como el resto.
Pelusa no habría prestado mayor atención a eso, ciertamente, sino fuese porque vio la reacción de Rox, que hizo que alzase una ceja. Solo había visto a Rox así de sonrojado una vez antes y había sido por un asunto diferente. Ahora pareció brillar por un instante <<...En fin...>> prefirió no pensar ni decir nada al respecto, total podría estarse confundiendo.
-Ya que estamos aquí podríamos aprovechar y comer algo, estoy con Rena en eso. E imagino que vosotros beberéis alcohol y esas cosas. Suena raro que yo lo diga...pero, no exageréis al grado que tengamos que llevaros en volandas, pesáis mucho. - no andaba preguntando, imaginaba que lo harían, al menos los mas mayores de entre el grupo. Pues desde luego intentaría que ninguno de esos enanos hiperactivos que había en su grupo probase de eso, así tuviera que perseguirlos por toda la bahía. Ya era desastrosos de normal no quería averiguar como serían con alcohol en el cuerpo.
Algo le decía que iba a ser una noche larga y estresante, en vez de relajante y divertida para ella. Sus antenas vibraron ligeramente ante otro golpe de aire marítimo y Pelusa suspiró profundamente, levantando un poco la vista para ver cerca suya a Zobriel, con curiosidad. Ella había dado el visto bueno a ir, pero no olvidaba cual incomodo solía sentirse el basilisco entre mucha gente por eso de acabar dejando K.O a alguien por error.
-¿Vas a estar cómodo entre tanta gente? - pregunto Pelusa, mirándolo con atención buscando no mirar sus ojos. Imaginaba que no, por ello dubitativa y observando el lugar, metió la mano bajo su falda donde se encontraba el saquito donde llevaba alguna de sus cosas bien cubierto por el faldón. Tras unos segundos saco del bolsito interno unos extraño monóculos para los ojos con cristales negros, que había encontrado en el baúl cuando buscaba algo para su ropa. Y pensando que tal vez siendo que era oscuros y no se veía el reflejo a través tal vez le fuese útiles por el momento a su compañero. Se le había olvidado dárselo antes con el apresuramiento de tener que preparar el vestido.
- Toma Zob, no se si te funcionara del todo para cubrirte de que hagas algo con tu mirada, pero no pierdes nada intentándolo. Así no tienes que ir mirando el suelo o al cielo todo el rato en pleno día.- dijo Pelusa entregándolo aquella cosa cuyo nombre no sabía y simplemente llamaba “monóculo doble”.
- Vestido Pelusa:
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EVELHAN KAW
Estaba con un sentimiento extraño de desganas y ánimos a partes iguales. Tras la pesadillas había descubierto que aunque sus amigos habían sobrevivido bien, algunas de sus estirges mas jóvenes no lo habían hecho. Era como revivir su pesadilla una segunda vez, solo que sin que estas intentasen atacarle.
Resignado a tener que de nuevo iniciar con nuevos nacimientos, Evelhan tuvo que ordenar literalmente a sus estirges aumentar sus épocas de crías nuevamente, pues todos los nuevos polluelos habían muerto tras la pesadilla. Aquello le había deprimido, pero al menos sus amigos no había sufrido daños y eso ya era algo bueno.
El entierro no pilló a nadie por sorpresa y Evelhan pese a no conocer demasiado a los fallecidos, llevaba suficiente tiempo en la ciudad para saber de ellos, por lo que asistió. Se aseguró que las estirges no fueran sabiendo bien la mala impresión que estas tenían para una parte de los ciudadanos. El ambiente estaba enrarecido y Evelhan tardó un poco en volver a la cotidianidad, buscando centrarse mayormente en el avance de puesta y crecimiento de los nuevos polluelos, cuyo crecimiento aceleró un poco.
Con el aviso de fiesta Evelhan intentó animarse un poco, habría gente, podría conocer un poco a los nuevos. Tal vez incluso se encontrase de nuevo con el pequeño daeliciano de la Sede o incluso tal vez Zmey estaba de vuelta. Aquello le dio un poco de ánimos para prepararse para asistir.
Decidió ir sencillo, llevando una camiseta-vestido, de mangas cortas negras. El resto de la parte de la camiseta era a franjes horizontales negras y aguamarina alternativamente, al igual que los mitones sin dedos que llagaba hasta los codos. La falda era corta, siguiendo el patrón de la parte superior y con los bajos despuntados. Bajo esta llevaba unos bombachos en color aguamarina. Sabiendo iban a la bahía decidido no ponerse medias, solo calcetines bajos y unos botines negros.
Una vez listo se reunión con sus compañeros y se dirigió a la bahía donde el discurso del rey no dejo de sorprenderles. Escuchar todos los cambios que había sufrido en el consejo, saber que Nihil fue una de las representantes salvadoras de la ciudad, fue sorpresivo, pero esperado teniendo en cuenta el poder de la súcubo. Los cambios eran grandes, había habido muchas bajas en el consejo y se andaba instaurando cambios en la ciudad, de los cuales algunos Dhelian ya había visto iniciar apenas el proceso y sentía curiosidad por como terminaría.
Le desilusiono bastante saber que Siloco, no volvería al puesta de señor de los asesinos y la nueva adquisición del consejo no le provocaba buena espina. Suponía que eso era lo indicado teniendo ese cargo, pero lo abucheos generales decían mucho.
Evelhan creyó que el discurso había terminado con eso, pero la aparición de los dragones hizo que el brugho se quedase completamente desencajado. Había ayudado en la reconstrucción de las dragoneras pero no esperaba eso ya, ¡tan pronto! Porque si se las hicieron reconstruir por algo seria. No cabía en si mismo de su asombro y la excitación. ¡Dragones en la ciudad! ¡Como en los cuentos que leía de pequeño!
-¡Son dragones...o por todos los huesos, tengo que buscarlo! ¡Ya vuelvo!- dijo Evelhan incrédulo al ver el desfile de dragones y sabiendo muy bien quien andaría prácticamente babeando toda la bahía si estaba viendo aquello, se despidió veloz como el rayo de sus amigos diciendo que les daría encuentro mas tarde. Silbando llamo a sus estirges vigías para que buscaran ese rostro característico que sus estirges bien reconocían, entre todos los habitantes de la ciudad que había en la bahía.
Tardó un poco en dar con el y cuando lo hizo la expresión de Zmey era exactamente como se la imaginaba. Evelhan se rió, acercándose rápidamente, jalandole un poco de la ropa
-¡Lo sabia, estas babeandolo todo!- dijo con emoción, obviamente exagerándolo, viendo quienes le acompañaban sonrió con algo de timidez- Eh...esto...hola, siento aparecer así pero es que...¡dragones!- dijo apuntando al desfile aun incrédulo y los ojos brillando ilusionados. Había visto muchas cosas en la ciudad: monstruos, cosas hermosas, magia, pero dragones era una de esas cosas que siempre leía en sus cuentos de pequeños y ver uno vivo, de carne y huesos, respirando, moviéndose, era abrumador para el daeliciano. No sabía mucho de eso del resurgir de la ciudad ni nada, pero aunque fuese por un momento la ciudad le parecía mas mágica y fantástica y menos un hogar de monstruos.
- Así va Dhelian:
- Las franjas grises irían en color aguamarina y el bajo de la falda también.
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SAMIKA
Aquella voz atrajo su atención, haciendo que las orejas de Samika se movieran un poco. Le sonaba vagamente aunque no la había escuchado demasiado. La evaki levantó un poco la vista para ver a la persona que hablaba, estaba lo suficientemente cerca para notar las peculiaridad de la piel de su rostro. O bueno, del pelaje. Era uno de los tantos nuevos que ahora vivían también en la sede, aun andaba asociando nombres con voces.
-Oh, Barael ¿no? ¡Gracias!– dijo Samika sonriendo, apoyando en el hombro de este para así poder pelear contra una de sus zapatos y poder quitárselos. Había tenido que escoger precisamente unos que ajustaban bien precisamente cuando mas necesitaba quitárselos. Las palabras breves del nublino le hicieron reír- Eres el primero que me dice algo al respecto después de Dama Isis, pero claro ella es mi amiga y el vestido me lo escogió ella. Obvio tendrá buen gusto. -añadió divertida, peleando un poco con la hebilla de uno de los zapatos antes de por fin sacárselo. Aprovechó para volverlo a mirar sonriendo alegremente- ¿Me lo aguantas un segundo mientras me quito el otro? No me tardare- añadió mirándolo curiosamente mientras le extendía uno de los tacones, notando el sombrero sobre su cabeza y la gabardina que le acompañaba. Le daba calor solo verlo.
-¿No te estas muriendo de calor ahí dentro? - cuestionó con algo de curiosidad- Aunque con esa gabardina y ese sombrero, luces un poco como la imágenes clásicas de lo detectives de mi mundo- añadió Samika con tranquilidad dándole un poco de conversación, mientras de nuevo volvía a pelearse con el otro zapato de las narices, aquel con el que se había tropezado no mucho antes y cuyo roce estaba dejándole heridas en los pies. << Debí preveerlo antes, tch, visito tan poco la bahía que se me olvidó >> pensó con un suspiro resignado.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Bahía de los Naufragios
16/03/19, 10:33 pm
El sonido del nombre que había desechado le incomodó un poco, pero no se alarmó, era normal pues aún no hablaba mucho en la sede y solo la gente con la que trabajaba ya estaba al tanto.
Acomodó la postura para que ella se pudiera apoyar bien mientras la escuchaba.
Barael se sorprendió primero y luego rió con ella. -Qué raro que no te hayan dicho nada, te queda perfecto, desde luego Isis tiene un talento natural para estas cosas. -Cogió el tacón sin poner ninguna pega. -Claro. -No se había fijado en la sede pero ahora de cerca le parecía bastante guapa y por la forma en la que se movían sus ojos seguramente no veía muy bien, estaba sorprendido de que pudiese caminar sin más entre la gente. ¿Sería cosa de la Luna?
-No sé si eso es bueno o malo. -Rio ante el comentario de parecerse a un detective. -Un poco, la verdad. -Confesó. -Pero solo llevo una camisa de tirantes debajo así que no es mucho y tengo la sensación de que si me quito la gabardina Isis vendrá automáticamente a echarme un sermón. -Al verla con problemas extendió el brazo del hombro en el que se apoyaba ella y la sujetó de la cadera para que se pudiera equilibrar mejor.
-Por cierto... -Abordar aquello se le hacía algo raro. -Ya no me llamo así. Ahora soy Arcan. Arcan Rel.
Miró a sus pies y parecía haber rozaduras. -¿Quieres que te levite? El suelo no está precisamente para dar un paseo agradable.
Acomodó la postura para que ella se pudiera apoyar bien mientras la escuchaba.
Barael se sorprendió primero y luego rió con ella. -Qué raro que no te hayan dicho nada, te queda perfecto, desde luego Isis tiene un talento natural para estas cosas. -Cogió el tacón sin poner ninguna pega. -Claro. -No se había fijado en la sede pero ahora de cerca le parecía bastante guapa y por la forma en la que se movían sus ojos seguramente no veía muy bien, estaba sorprendido de que pudiese caminar sin más entre la gente. ¿Sería cosa de la Luna?
-No sé si eso es bueno o malo. -Rio ante el comentario de parecerse a un detective. -Un poco, la verdad. -Confesó. -Pero solo llevo una camisa de tirantes debajo así que no es mucho y tengo la sensación de que si me quito la gabardina Isis vendrá automáticamente a echarme un sermón. -Al verla con problemas extendió el brazo del hombro en el que se apoyaba ella y la sujetó de la cadera para que se pudiera equilibrar mejor.
-Por cierto... -Abordar aquello se le hacía algo raro. -Ya no me llamo así. Ahora soy Arcan. Arcan Rel.
Miró a sus pies y parecía haber rozaduras. -¿Quieres que te levite? El suelo no está precisamente para dar un paseo agradable.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Bahía de los Naufragios
16/03/19, 10:48 pm
El desfile se había vuelto aburrido para Tap demasiado rápido. El repoblador solo veía a un puñado de gigantes de renombre rebozándose en su propio ego con estatuas innecesariamente grandes. Con títulos que sonaban mucho mejor que “gracias por haber estado casualmente aquí con esta transformación concreta que nos venía de frutísima madre porque nosotros solos no habríamos sido capaces de pararle los pies ni más ni menos que a Corann, un follacardos con historial” o “Por tu culpa ese imbécil de Corann casi nos mata a todos pero que sepas que tendrás una estatua en el futuro tan grande o más que nuestros huevos morenos”.
En realidad Tap se sentía vulnerable. Sabía que había estado a punto de morir y, aunque debía mostrarse agradecido a todos los presentes, ese era un sentimiento que le costaba procesar, especialmente cuando el aspecto de toda esa gente le recordaba al tiempo que vivió atrapado en Letargo. Enfadarse era fácil, muchísimo más fácil. Tanto que el poltergeist se refugiaba en su cabreo mientras miraba entre los presentes en busca de sus viejos… amigos no, pero compañeros de torreón, sí. En busca de ellos.
A pesar de que el repoblador ya no podía respirar de alivio, sí que lo pudo sentir (y lo hizo) cuando descubrió a cierto vampiro entre la multitud. Tras un acalorado debate que no salió de las cabezas del poltergeist y su amigo el demonio del fuego, una armadura hueca se puso en pie y avanzó hacia las mesas llenas de aperitivos. El poltergeist barajó durante el corto trayecto darle un susto moviendo los platos o incluso saltar hasta su oído para gritarle (si hubiese tenido garganta para hacerlo), pero lo descartó todo y, en su lugar, la armadura se situó ruidosamente al lado del vampiro. Así de simple y así de incómodo. Un brazo metálico se alzó en un movimiento suave, aprendido, y se agitó en el aire.
Sabía que el vampiro había aprendido a defenderse a las malas de todos los medios invasores de los que disponía el poltergeist, pero aun así probó suerte y disparó hacia su mente el mensaje más difícil de mandar:
»Valek. Me alegra verte vivo.
Lo había llamado por su nuevo nombre como muestra de respeto, pero también porque era más fácil separarlo del Pablo con el que había soñado hacía pocos días. Un Pablo gigante junto a un Atol gigante y a un Yrio gigante, entre otras tantas caras magnificadas por la pesadilla que casi los mata a todos. A todos y a él.
La armadura se tensó en un tintineo metálico y, durante unos segundos, Tap rezó para que el mensaje no hubiera llegado.
En realidad Tap se sentía vulnerable. Sabía que había estado a punto de morir y, aunque debía mostrarse agradecido a todos los presentes, ese era un sentimiento que le costaba procesar, especialmente cuando el aspecto de toda esa gente le recordaba al tiempo que vivió atrapado en Letargo. Enfadarse era fácil, muchísimo más fácil. Tanto que el poltergeist se refugiaba en su cabreo mientras miraba entre los presentes en busca de sus viejos… amigos no, pero compañeros de torreón, sí. En busca de ellos.
A pesar de que el repoblador ya no podía respirar de alivio, sí que lo pudo sentir (y lo hizo) cuando descubrió a cierto vampiro entre la multitud. Tras un acalorado debate que no salió de las cabezas del poltergeist y su amigo el demonio del fuego, una armadura hueca se puso en pie y avanzó hacia las mesas llenas de aperitivos. El poltergeist barajó durante el corto trayecto darle un susto moviendo los platos o incluso saltar hasta su oído para gritarle (si hubiese tenido garganta para hacerlo), pero lo descartó todo y, en su lugar, la armadura se situó ruidosamente al lado del vampiro. Así de simple y así de incómodo. Un brazo metálico se alzó en un movimiento suave, aprendido, y se agitó en el aire.
Sabía que el vampiro había aprendido a defenderse a las malas de todos los medios invasores de los que disponía el poltergeist, pero aun así probó suerte y disparó hacia su mente el mensaje más difícil de mandar:
»Valek. Me alegra verte vivo.
Lo había llamado por su nuevo nombre como muestra de respeto, pero también porque era más fácil separarlo del Pablo con el que había soñado hacía pocos días. Un Pablo gigante junto a un Atol gigante y a un Yrio gigante, entre otras tantas caras magnificadas por la pesadilla que casi los mata a todos. A todos y a él.
La armadura se tensó en un tintineo metálico y, durante unos segundos, Tap rezó para que el mensaje no hubiera llegado.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Bahía de los Naufragios
17/03/19, 12:39 am
SAMIKA
Samika sonrió ante el claro halago a la técnica y gusto de su amiga, era evidente iba a ser buena en su trabajo no era una diseñadora cualquiera. Agradecido que agarrase el zapato sin pega alguna, mientras le respondía.
-¿Sabes que esa duda tuya se responde sola? Lo de que nadie me haya dicho nada. Para eso necesitarían verme- añadió Samika rodando los ojos con una sonrisa recordando aun el empanamiento del descabezado de Jace. Era tan gracioso en realidad- Vamos, hombre, es evidente que si vengo acompañada de una frivy preciosa, ocurrirá eso. Se a donde se van a los ojos mayormente. Soy ciega, no tonta – rió Samika divertida, pues si su amiga ya atraiga la atención de normal siendo veela lo hacia incluso mas. Lo único que lamentaba de todo ese asunto es no poder ver la cara de empanado que se le quedaba a la gente siempre que Dama Isis aparecía. Le parecían situaciones hilarantes.
-Es bueno, es bueno. Lo detectives, mm...no se si existe algo similar en Nubla, pero en mi mundo lo que hacen: investigar acertijos, descubrir al asesino en caso de asesinatos, vigilar gente. Esas cosas. Al menos los de los libros.– explicó Samika vagamente con su atención puesta en quitarse el zapato faltante que estaba enganchado de mala forma y no salia- Yo creo que ahora mismo no va a prestar mucha atención a lo que vistes, créeme, así que no te apures si tienes calor y quieres quitártela en algún momento -aseguró Samika con malicia, recordando como lo había dejado con Jace.
>>-¿Pero que pasa con este cierre...?- mascullo por lo bajo pues la hebilla no salia y como no podía verla no sabía bien que andaba atascandola. Frunció un poco el ceño, no quería cargarse los zapatos por lo que intento de nuevo de nuevo con algo de fuerza, equilibrándose a duras penas hasta que sintió el agarre de una mano ajena sobre su cadera, estabilizándola. Samika levanto la cabeza para mirarle, sorprendida por el agarre inesperado- Gracias, esta hebilla esta siendo un enemigo duro de derrotar- mascullo de nuevo frustrada, no importunándole que le agarrase de aquella forma tan cercana y tan inesperadamente, estaba mas centrada en quitarse esa cosa de una vez. Cosa que tardo unos segundo mas en conseguir y por suerte, sin romperlo todo a su paso.
-¡Por fin!- exclamó, sacando el dichosos zapato justo a tiempo, pues Barael escogió ese momento para volver a hablar y Samika notó una cierta incomodidad en su voz al corregir el nombre por el que ella lo había llamado. Con una sonrisa tranquila miró a Barael ante eso, acostumbrada ya a esos cambios de nombre vivido mas de una vez con sus amigos
- Mm ya veo, no lo sabía, perdona. Arcan Rel entonces ¿Tiene algún significado? Si es que se puede decir claro, sino, no importa -pregunto curiosa por fin descalza sobre el suelo, cuyos guijarros eran bastante molestos de sentir, pero bueno podría vivir con ello. Mas la oferta de Arcan provocó se riera, no porque se lo ofreciera en si que ciertamente era amable solo que dado como iba vestida le hacia un poco de gracia, cosa que no dudó en dejar caer.
-Para gustarte tanto mi vestido y haberte fijado bien en el, veo que no te percataste de cuan largo es- rió con una clara insinuación de lo que hablaba, agarrando un poco la falda de vestido que le llegaba por encima de la rodilla, como obviedad. Evidentemente sabía que podría hacerla levitar lo justo para no tocar el suelo sin que el largo de su falda, que claramente no era mucho, interfiriera en lo mas mínimo. Pero lo había sugerido de tal forma que no había podido evitar tener que bromear con ello.
- Pero si, sino te es una molestia, me vendría genial. Realmente no he sido muy previsora hoy – añadió con ligereza moviendo un poco sus pies sobre el nada seguro suelo de la bahía.
Samika sonrió ante el claro halago a la técnica y gusto de su amiga, era evidente iba a ser buena en su trabajo no era una diseñadora cualquiera. Agradecido que agarrase el zapato sin pega alguna, mientras le respondía.
-¿Sabes que esa duda tuya se responde sola? Lo de que nadie me haya dicho nada. Para eso necesitarían verme- añadió Samika rodando los ojos con una sonrisa recordando aun el empanamiento del descabezado de Jace. Era tan gracioso en realidad- Vamos, hombre, es evidente que si vengo acompañada de una frivy preciosa, ocurrirá eso. Se a donde se van a los ojos mayormente. Soy ciega, no tonta – rió Samika divertida, pues si su amiga ya atraiga la atención de normal siendo veela lo hacia incluso mas. Lo único que lamentaba de todo ese asunto es no poder ver la cara de empanado que se le quedaba a la gente siempre que Dama Isis aparecía. Le parecían situaciones hilarantes.
-Es bueno, es bueno. Lo detectives, mm...no se si existe algo similar en Nubla, pero en mi mundo lo que hacen: investigar acertijos, descubrir al asesino en caso de asesinatos, vigilar gente. Esas cosas. Al menos los de los libros.– explicó Samika vagamente con su atención puesta en quitarse el zapato faltante que estaba enganchado de mala forma y no salia- Yo creo que ahora mismo no va a prestar mucha atención a lo que vistes, créeme, así que no te apures si tienes calor y quieres quitártela en algún momento -aseguró Samika con malicia, recordando como lo había dejado con Jace.
>>-¿Pero que pasa con este cierre...?- mascullo por lo bajo pues la hebilla no salia y como no podía verla no sabía bien que andaba atascandola. Frunció un poco el ceño, no quería cargarse los zapatos por lo que intento de nuevo de nuevo con algo de fuerza, equilibrándose a duras penas hasta que sintió el agarre de una mano ajena sobre su cadera, estabilizándola. Samika levanto la cabeza para mirarle, sorprendida por el agarre inesperado- Gracias, esta hebilla esta siendo un enemigo duro de derrotar- mascullo de nuevo frustrada, no importunándole que le agarrase de aquella forma tan cercana y tan inesperadamente, estaba mas centrada en quitarse esa cosa de una vez. Cosa que tardo unos segundo mas en conseguir y por suerte, sin romperlo todo a su paso.
-¡Por fin!- exclamó, sacando el dichosos zapato justo a tiempo, pues Barael escogió ese momento para volver a hablar y Samika notó una cierta incomodidad en su voz al corregir el nombre por el que ella lo había llamado. Con una sonrisa tranquila miró a Barael ante eso, acostumbrada ya a esos cambios de nombre vivido mas de una vez con sus amigos
- Mm ya veo, no lo sabía, perdona. Arcan Rel entonces ¿Tiene algún significado? Si es que se puede decir claro, sino, no importa -pregunto curiosa por fin descalza sobre el suelo, cuyos guijarros eran bastante molestos de sentir, pero bueno podría vivir con ello. Mas la oferta de Arcan provocó se riera, no porque se lo ofreciera en si que ciertamente era amable solo que dado como iba vestida le hacia un poco de gracia, cosa que no dudó en dejar caer.
-Para gustarte tanto mi vestido y haberte fijado bien en el, veo que no te percataste de cuan largo es- rió con una clara insinuación de lo que hablaba, agarrando un poco la falda de vestido que le llegaba por encima de la rodilla, como obviedad. Evidentemente sabía que podría hacerla levitar lo justo para no tocar el suelo sin que el largo de su falda, que claramente no era mucho, interfiriera en lo mas mínimo. Pero lo había sugerido de tal forma que no había podido evitar tener que bromear con ello.
- Pero si, sino te es una molestia, me vendría genial. Realmente no he sido muy previsora hoy – añadió con ligereza moviendo un poco sus pies sobre el nada seguro suelo de la bahía.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Bahía de los Naufragios
17/03/19, 03:27 am
Alzó la ceja ante lo que le parecía una broma interna hasta que se explicó. Cierto era que su jefa atraía las miradas pero no le parecía suficiente como para que dijera eso, a su ver no tenía mucho que envidiarle a Isis. -Te apuesto a que hay miradas hacia ti, aunque no te des cuenta. -Su tono era el neutro habitual, no había venido aquí a ligar precisamente. Además justó ahora había miradas de reojo observando la escena.
-Se algo de lo que son por las historias, pero no lo de vestirse así la verdad. Curioso. -Rio ante la noticia de que su jefa estará distraída. -Uf, me quitas un peso de encima. -Dijo bromeando.
-No te preocupes. -Hizo un gesto con el tacón en mano restándole importancia. Al oír el por fin y notar que el peso se iba de su hombro y mano deshizo el agarre.
-No podías saberlo, no te disculpes. Y sí, no te preocupes, no me importa explicarlo. -En ese momento primero hizo su proposición aunque la respuesta de vuelta lo pilló muy por sorpresa.
Al principio no se dio cuenta de a qué se refería, pero en cuanto lo supo abrió los ojos como platos, saliéndose de su comodidad bruscamente y poniéndose nervioso y hablando rápido.
-¡Oh! ¡No! ¡Yo no insinuaba! N-Cortó aunque sin un quejido pues se acababa de morder la lengua, su mandíbula le dejaba triturar todo lo que entrara en su boca sin dificultad pero aún no estaba acostumbrado a hablar mucho con ella. Menos si se ponía nervioso. A veces agradecía a su abuelo haberlo criado a prueba de dolor.
El gesto a su falda solo lo puso más nervioso, aunque cuando aceptó comprendió que había bromeado y respiró tranquilo de nuevo. Notó el pequeño gesto de sus pies y se apresuró por conjurar la levitación. Lo hacía con su izquierda solo y su conjuro no fue más que un breve murmullo, llevaba aproximadamente un mes levitando muebles hacia la tienda de su jefa y ya estaba casi a punto de poder hacerse levitar a sí mismo sin necesidad de gestos ni palabras. Enseguida la evaki levito suavemente hasta estar a tres o cuatro centímetros del suelo. Con otro pequeño hechizo quitó de sus pies lo que se le pudiera haber quedado pegado.
-Apuesto a que cierta señorita ha tenido algo que ver. -Respondió a lo de ser previsora, aún algo nervioso.
Si antes tenía algo de calor aquello le había hecho empezar a agobiarse dentro de la gabardina así que tomó su palabra y se la quitó dejando al descubierto dos brazos llenos de líneas con el pelaje más corto o sin él directamente y su cola que estaba oculta por la gabardina y salía por un agujero del pantalón hecho a medida para ello.
-¿Donde querías ir? Yo solo estoy dando una vuelta.
Una vez decidida la ruta le explicó de donde venía su nombre.
-Mi don me permite "oler" que emoción asociaba el dueño de un objeto con este cuando estaba vivo, cuanto más importante era el objeto para este o más lo relacionaba con el sentimiento más claro lo puedo oler. O en otras palabras, detectar las reliquias que dejaron atrás sus dueños al morir. De ahí Rel. Arcan procede de arcano como habrás imaginado, seguía relacionado y quería algo que sonase parecido a mi antiguo nombre pero que se viera completamente diferente al mismo tiempo. La verdad es que vi la palabra en uno de los muebles que llevé y me gustó mucho la relación así que me la apropié un poco. -Su tono era ahora algo mas alegre y entusiasmado. Por fin hablaba tranquilamente con alguien sin ningun objetivo o tema particular, por primera vez desde hacía mucho.
-Se algo de lo que son por las historias, pero no lo de vestirse así la verdad. Curioso. -Rio ante la noticia de que su jefa estará distraída. -Uf, me quitas un peso de encima. -Dijo bromeando.
-No te preocupes. -Hizo un gesto con el tacón en mano restándole importancia. Al oír el por fin y notar que el peso se iba de su hombro y mano deshizo el agarre.
-No podías saberlo, no te disculpes. Y sí, no te preocupes, no me importa explicarlo. -En ese momento primero hizo su proposición aunque la respuesta de vuelta lo pilló muy por sorpresa.
Al principio no se dio cuenta de a qué se refería, pero en cuanto lo supo abrió los ojos como platos, saliéndose de su comodidad bruscamente y poniéndose nervioso y hablando rápido.
-¡Oh! ¡No! ¡Yo no insinuaba! N-Cortó aunque sin un quejido pues se acababa de morder la lengua, su mandíbula le dejaba triturar todo lo que entrara en su boca sin dificultad pero aún no estaba acostumbrado a hablar mucho con ella. Menos si se ponía nervioso. A veces agradecía a su abuelo haberlo criado a prueba de dolor.
El gesto a su falda solo lo puso más nervioso, aunque cuando aceptó comprendió que había bromeado y respiró tranquilo de nuevo. Notó el pequeño gesto de sus pies y se apresuró por conjurar la levitación. Lo hacía con su izquierda solo y su conjuro no fue más que un breve murmullo, llevaba aproximadamente un mes levitando muebles hacia la tienda de su jefa y ya estaba casi a punto de poder hacerse levitar a sí mismo sin necesidad de gestos ni palabras. Enseguida la evaki levito suavemente hasta estar a tres o cuatro centímetros del suelo. Con otro pequeño hechizo quitó de sus pies lo que se le pudiera haber quedado pegado.
-Apuesto a que cierta señorita ha tenido algo que ver. -Respondió a lo de ser previsora, aún algo nervioso.
Si antes tenía algo de calor aquello le había hecho empezar a agobiarse dentro de la gabardina así que tomó su palabra y se la quitó dejando al descubierto dos brazos llenos de líneas con el pelaje más corto o sin él directamente y su cola que estaba oculta por la gabardina y salía por un agujero del pantalón hecho a medida para ello.
-¿Donde querías ir? Yo solo estoy dando una vuelta.
Una vez decidida la ruta le explicó de donde venía su nombre.
-Mi don me permite "oler" que emoción asociaba el dueño de un objeto con este cuando estaba vivo, cuanto más importante era el objeto para este o más lo relacionaba con el sentimiento más claro lo puedo oler. O en otras palabras, detectar las reliquias que dejaron atrás sus dueños al morir. De ahí Rel. Arcan procede de arcano como habrás imaginado, seguía relacionado y quería algo que sonase parecido a mi antiguo nombre pero que se viera completamente diferente al mismo tiempo. La verdad es que vi la palabra en uno de los muebles que llevé y me gustó mucho la relación así que me la apropié un poco. -Su tono era ahora algo mas alegre y entusiasmado. Por fin hablaba tranquilamente con alguien sin ningun objetivo o tema particular, por primera vez desde hacía mucho.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Bahía de los Naufragios
17/03/19, 12:27 pm
No podía morir, y aun así Tayron se alegró infinitamente de haberla encontrado a salvo. Dafne despertó en la Sede de los Taumaturgos y ambos supusieron que al ser un fantasma no era motivo de urgencia para llevarla al Salón del Trono. Pero ya estaban reunidos de nuevo y era lo que importaba. ¿No?.
Fue difícil afrontar la muerte de los sinhadres, pensaba que su cuerpo no estaba preparado para digerir más pérdidas y en parte así era, pero se encontró con un vacío nuevo en aquellas semanas, la carga de Inna y Eorlir estaba presente en él pero de una forma más liviana. Tuvo miedo a que cualquier muerte cercana se tornara en lo mismo que la noruega e irremediablemente tuviera que relacionarse con él. Pues conocía lo mismo de fantasmas que cualquiera. Temporalmente, porque tarde o temprano debería meterle mano al asunto.
No asistieron a ningún entierro y los sinhadres no volvieron. Parecía que aquel destino se reservaba para la noruega y aunque no lo dijo en voz alta, se alegró de que fuera así.
-Podemos dejarlo para después de la invitación- sugirió Dafne una de esas veces ante el careto del nuevo lémur. Cada sesión de afinar su percepción le resultaba menos interesante que la anterior, por suerte ninguno de los dos ignoraba el hecho de que practicar con una novia muerta incomodaba y mucho. Y Tay necesitaba al menos un descanso breve.
Apreció la oportunidad como muchos de vestirse para la ocasión. Los baúles albergaban ropa en mejor estado que los torreones de cosechados y se alegró por ello. Sabía que encontrar su estilo idéntico de la Tierra en la ciudad era descabellado pero se limitó a buscar lo más parecido. Encontró una chaqueta negra de cuero que se adaptaba a él y unos pitillos rotos verde militar que definían a la perfección sus muslos, aunque no se atrevía a decir si estaban rotos por viejos o por moda. Tenía claro que responder si le preguntaban. Dio un respingo cuando encontró una camiseta oscura con una calavera atravesada por una pistola con flores, aunque igual necesitaba un lavado, se dijo con el gesto torcido. Sí, definitivamente.
No pudo hacer nada con sus colgantes, salvo lo que llevaba puesto en su momento todas sus pulseras estaban sepultadas bajo Maciel y ni de coña se pondría accesorios de gente que no conocía o podía estar muerte. Suficiente con la ropa, lo demás era más personal. Por suerte aún conservaba su anillo plateado con el grabado del escorpión, se habría lamentado de veras si lo hubiera perdido.
Tay no podía imaginarse que todo su esfuerzo con la vestimenta y revolverse el pelo antes de salir no compensaría su rostro de confusión cuando juntos llegaron a la bahía.
-¿Estás bien? ¿Quieres que nos vayamos?- Preguntó Dafne en cuanto se percató de lo ocurrido. El humano agradeció el gesto pero le apetecía saber de que trataría la cita.
-Es molesto- gruñó agitando la cabeza. Tayron notaba pequeñas pulsaciones a lo largo de la playa como recordatorios de que algo estaba ahí. Podía identificarlas con más claridad, intuyendo que provenían de la misma naturaleza espectral que Dafne, y otras latían con menor intensidad, incapaz de distinguir dónde se encontraban de la misma forma- es como si fueran a acercarse de un momento a otro y no lo hicieran- Dafne asintió en silencio y se elevó unos metros por encima del mar de cabezas para señalar que se encontraban más lejos de lo que el chico suponía. Pero fue suficiente un gesto de Tay para saber que era inútil mentirle, probablemente él conocía mayor su posición que ella misma.
-No te preocupes, no tiene nada que ver contigo- tampoco quería dar a entender cosas que no eran- estoy bien, a veces exagero para llamar tu atención- dijo intentando suavizar cualquier posible malentendido.
El discurso del Andras Sula animó el estado de ánimo de ambos. Disfrutaron de las menciones honoríficas y aunque dio un paso atrás con la Señora de los Asesinos le picaron las manos de aplaudir tan fuerte a Granta, su nuevo ídolo.
-¡Coño! ¡Dragones! Esto parece una película. ¿Nos dejarán montarnos como si fueran atracciones?- Dafne dejó escapar una leve risilla, divertida por los gallos que le salían en la voz a Tayron cuando se encontraba excitado. Sin embargo algo más pequeño en su cambio de visión le llamó la atención.
-Tay mira eso, escúchame, Tay- y ante las negativas de éste por atender otra cosa que no fueran bestias con alas decidió rozarle en el brazo.
-¡Ay! ¿Por qué has hecho eso?- se quejó con un escalofrío, pero siguió el dedo de Dafne con curiosidad- ¿Quién cojones es ese? ¿Y por qué va vestido de pingüino? ¿Trata de acercarse?.
-No lo sé, eso parece. Tú devuélvele el saludo, parece mono.
-Y perturbador- pero al tratarse de un niño Tayron no se negó con una sonrisa, a pesar de notar algo extraño en él. Bocalizó en exceso diciendo un gran "¡HOLA!" desde la distancia a pesar de que ningún sonido salió de su boca y agitó la mano con esmero.
¿Dónde coño estaba Eriel cuando se le necesitaba?. Le apetecía emborracharse, si el rubito se acercaba terminaría por hablarle pero si no era así Tayron lo tenía claro. Iría en busca de la gárgola y el resto de sus amigos entre la multitud.
Fue difícil afrontar la muerte de los sinhadres, pensaba que su cuerpo no estaba preparado para digerir más pérdidas y en parte así era, pero se encontró con un vacío nuevo en aquellas semanas, la carga de Inna y Eorlir estaba presente en él pero de una forma más liviana. Tuvo miedo a que cualquier muerte cercana se tornara en lo mismo que la noruega e irremediablemente tuviera que relacionarse con él. Pues conocía lo mismo de fantasmas que cualquiera. Temporalmente, porque tarde o temprano debería meterle mano al asunto.
No asistieron a ningún entierro y los sinhadres no volvieron. Parecía que aquel destino se reservaba para la noruega y aunque no lo dijo en voz alta, se alegró de que fuera así.
-Podemos dejarlo para después de la invitación- sugirió Dafne una de esas veces ante el careto del nuevo lémur. Cada sesión de afinar su percepción le resultaba menos interesante que la anterior, por suerte ninguno de los dos ignoraba el hecho de que practicar con una novia muerta incomodaba y mucho. Y Tay necesitaba al menos un descanso breve.
Apreció la oportunidad como muchos de vestirse para la ocasión. Los baúles albergaban ropa en mejor estado que los torreones de cosechados y se alegró por ello. Sabía que encontrar su estilo idéntico de la Tierra en la ciudad era descabellado pero se limitó a buscar lo más parecido. Encontró una chaqueta negra de cuero que se adaptaba a él y unos pitillos rotos verde militar que definían a la perfección sus muslos, aunque no se atrevía a decir si estaban rotos por viejos o por moda. Tenía claro que responder si le preguntaban. Dio un respingo cuando encontró una camiseta oscura con una calavera atravesada por una pistola con flores, aunque igual necesitaba un lavado, se dijo con el gesto torcido. Sí, definitivamente.
No pudo hacer nada con sus colgantes, salvo lo que llevaba puesto en su momento todas sus pulseras estaban sepultadas bajo Maciel y ni de coña se pondría accesorios de gente que no conocía o podía estar muerte. Suficiente con la ropa, lo demás era más personal. Por suerte aún conservaba su anillo plateado con el grabado del escorpión, se habría lamentado de veras si lo hubiera perdido.
Tay no podía imaginarse que todo su esfuerzo con la vestimenta y revolverse el pelo antes de salir no compensaría su rostro de confusión cuando juntos llegaron a la bahía.
-¿Estás bien? ¿Quieres que nos vayamos?- Preguntó Dafne en cuanto se percató de lo ocurrido. El humano agradeció el gesto pero le apetecía saber de que trataría la cita.
-Es molesto- gruñó agitando la cabeza. Tayron notaba pequeñas pulsaciones a lo largo de la playa como recordatorios de que algo estaba ahí. Podía identificarlas con más claridad, intuyendo que provenían de la misma naturaleza espectral que Dafne, y otras latían con menor intensidad, incapaz de distinguir dónde se encontraban de la misma forma- es como si fueran a acercarse de un momento a otro y no lo hicieran- Dafne asintió en silencio y se elevó unos metros por encima del mar de cabezas para señalar que se encontraban más lejos de lo que el chico suponía. Pero fue suficiente un gesto de Tay para saber que era inútil mentirle, probablemente él conocía mayor su posición que ella misma.
-No te preocupes, no tiene nada que ver contigo- tampoco quería dar a entender cosas que no eran- estoy bien, a veces exagero para llamar tu atención- dijo intentando suavizar cualquier posible malentendido.
El discurso del Andras Sula animó el estado de ánimo de ambos. Disfrutaron de las menciones honoríficas y aunque dio un paso atrás con la Señora de los Asesinos le picaron las manos de aplaudir tan fuerte a Granta, su nuevo ídolo.
-¡Coño! ¡Dragones! Esto parece una película. ¿Nos dejarán montarnos como si fueran atracciones?- Dafne dejó escapar una leve risilla, divertida por los gallos que le salían en la voz a Tayron cuando se encontraba excitado. Sin embargo algo más pequeño en su cambio de visión le llamó la atención.
-Tay mira eso, escúchame, Tay- y ante las negativas de éste por atender otra cosa que no fueran bestias con alas decidió rozarle en el brazo.
-¡Ay! ¿Por qué has hecho eso?- se quejó con un escalofrío, pero siguió el dedo de Dafne con curiosidad- ¿Quién cojones es ese? ¿Y por qué va vestido de pingüino? ¿Trata de acercarse?.
-No lo sé, eso parece. Tú devuélvele el saludo, parece mono.
-Y perturbador- pero al tratarse de un niño Tayron no se negó con una sonrisa, a pesar de notar algo extraño en él. Bocalizó en exceso diciendo un gran "¡HOLA!" desde la distancia a pesar de que ningún sonido salió de su boca y agitó la mano con esmero.
¿Dónde coño estaba Eriel cuando se le necesitaba?. Le apetecía emborracharse, si el rubito se acercaba terminaría por hablarle pero si no era así Tayron lo tenía claro. Iría en busca de la gárgola y el resto de sus amigos entre la multitud.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Bahía de los Naufragios
17/03/19, 01:24 pm
Milo recibió los comentarios de sus amigos con una sonrisa, encogiendo los hombros ante las menciones de la hora y abochornándose ligeramente por los halagos a su aspecto.
—El mérito del conjunto es tuyo Rox, yo solo pongo el buen tipo para lucirlo. —le respondió al coreano, fingiendo chulería pero apartando la cara para que no vieran el leve rubor que empezaba a extenderse desde sus mejillas. No estaba acostumbrado a esa clase de piropos.
Le dio tiempo a sacarle la lengua a Rena por su comentario sobre quien tenía que enseñarle a vestir antes de que los niños se le acercaran. Eitne fue el primero y su pregunta le hizo reír.
—Puedo acercaros un poquito, si, pero tienes que agarrarte bien. —le advirtió, centrándose en la bola de cobre y frunciendo el ceño mientras empezaba a moldearla. Aún le costaba que el metal le hiciera caso, pero logró improvisar una suerte de asiento con un manillar para sujetarse e invitó al daeliciano a subirse.
En cuanto la bestia del crepúsculo se hubo acomodado, el brujo elevó el vehículo y el niño empezó a deslizarse sobre las cabezas de la multitud.
—Yo me apunto a eso de la comida —se sumó a la proposición de la ursántropa y de la spriggan sin apartar la vista del peliazul, controlando su trayectoria para mantenerlo siempre a pocos metros de distancia—. Me estoy muriendo de hambre, aunque creo que del alcohol me voy a abstener... —comentó, sonriendo ante las palabras de Pam.
Mientras caminaban hacia el buffet el irrense se percató de que alguien se dirigía hacia ellos en ruta de intercepción, pero lo cierto era que no le sonaba su cara en absoluto.
—Oye, ¿vosotros conocéis a esa chica que viene hacia aquí? —les preguntó a los demás en voz baja , señalando a la frivy con la mirada mientras esbozaba una sonrisa amistosa. Había decidido bajar a Eitne a tierra en previsión de una conversación que distrajera su atención, así que alzó los brazos para recoger al muchacho cuando la bola descendió y le ofreció quedarse sobre sus hombros hasta que alcanzaran la mesa del buffet.
—Luego vas tu, Nime —le prometió a la libense, guiñándole un ojo y dándole a entender que no se había olvidado de su turno.
—El mérito del conjunto es tuyo Rox, yo solo pongo el buen tipo para lucirlo. —le respondió al coreano, fingiendo chulería pero apartando la cara para que no vieran el leve rubor que empezaba a extenderse desde sus mejillas. No estaba acostumbrado a esa clase de piropos.
Le dio tiempo a sacarle la lengua a Rena por su comentario sobre quien tenía que enseñarle a vestir antes de que los niños se le acercaran. Eitne fue el primero y su pregunta le hizo reír.
—Puedo acercaros un poquito, si, pero tienes que agarrarte bien. —le advirtió, centrándose en la bola de cobre y frunciendo el ceño mientras empezaba a moldearla. Aún le costaba que el metal le hiciera caso, pero logró improvisar una suerte de asiento con un manillar para sujetarse e invitó al daeliciano a subirse.
En cuanto la bestia del crepúsculo se hubo acomodado, el brujo elevó el vehículo y el niño empezó a deslizarse sobre las cabezas de la multitud.
—Yo me apunto a eso de la comida —se sumó a la proposición de la ursántropa y de la spriggan sin apartar la vista del peliazul, controlando su trayectoria para mantenerlo siempre a pocos metros de distancia—. Me estoy muriendo de hambre, aunque creo que del alcohol me voy a abstener... —comentó, sonriendo ante las palabras de Pam.
Mientras caminaban hacia el buffet el irrense se percató de que alguien se dirigía hacia ellos en ruta de intercepción, pero lo cierto era que no le sonaba su cara en absoluto.
—Oye, ¿vosotros conocéis a esa chica que viene hacia aquí? —les preguntó a los demás en voz baja , señalando a la frivy con la mirada mientras esbozaba una sonrisa amistosa. Había decidido bajar a Eitne a tierra en previsión de una conversación que distrajera su atención, así que alzó los brazos para recoger al muchacho cuando la bola descendió y le ofreció quedarse sobre sus hombros hasta que alcanzaran la mesa del buffet.
—Luego vas tu, Nime —le prometió a la libense, guiñándole un ojo y dándole a entender que no se había olvidado de su turno.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Bahía de los Naufragios
17/03/19, 04:22 pm
Eriel dejó de observar a Nihil y se fue hacia la mesa para buscar algo de comer. Luego buscó a alguno de sus amigos.
Terminó encontrando a Tay mirando a su alrededor. Se acercó sigilosamente y se colocó tras ellos.
-Hola parejita - les dijo.- Impresionantes, ¿verdad? - preguntó haciendo un gesto hacia arriba.
-Por cierto, si veis a un chico de piel gris que no sea nublino avisarme. Le debo una disculpa, antes lo atropellé sin querer - les explicó.
Terminó encontrando a Tay mirando a su alrededor. Se acercó sigilosamente y se colocó tras ellos.
-Hola parejita - les dijo.- Impresionantes, ¿verdad? - preguntó haciendo un gesto hacia arriba.
-Por cierto, si veis a un chico de piel gris que no sea nublino avisarme. Le debo una disculpa, antes lo atropellé sin querer - les explicó.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
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