Bahía de los Naufragios

Shizel no tenía muy claro cuándo habían empezado a tener lugar las bizarradas, pero más tarde se diría a sí mismo que tendrían que haberlo previsto mucho antes. Llevaban demasiado tiempo tranquilos.

Desenvainó la espada, aunque se sintió inmediatamente ridículo. Hasta cierto punto podía anticiparse a los movimientos de oponentes antropomorfos, y en eso residía su principal ventaja cuando entrenaba contra los demás; si no Karime probablemente le habría dado una paliza desde el primer día. Sin embargo, las masas informes de tentáculos estaban fuera de su dominio. Aquello quedó inmediatamente corroborado cuando sendos pares de tentáculos atraparon a Alder y Branniel sin que él pudiese preverlo en absoluto. Descargó un mandoble con todas sus fuerzas sobre el apéndice blancuzco que aprisionaba el tobillo del nublino, con el objetivo de cercenarlo limpiamente.

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[EN OTRO TIEMPO Y ESPACIO]

Dama Aroma solía usar como referentes para orientarse lugares con fragancias notables, tales como los Jardines de la Memoria. Esa mañana la Bahía de los Naufragios despedía una brisa particularmente cortante y salina, por lo que la nublina pudo llegar hasta ella sin ninguna dificultad.
La bahía nunca solía estar despejada a esas horas desde hacía bastante tiempo, ya que cierto grupito de mercenarios la había elegido como punto fijo de prácticas. Dama Aroma sonrió al reconocer entre todas aquellas voces aquélla familiar a la que estaba buscando.

Levitando a unos imperceptibles dos centímetros del suelo arenoso para no mancharse los zapatos, y aún con los ojos vendados, la bruja se abrió paso sin miramientos en mitad de la zona de prácticas sin aparentemente importarle un comino que algún hechizo suelto le diese por error. Más les valía a los novatillos hacer todo lo que estuviera en su mano por no darle, y si no lo hacían... bueno, el pitoste que se formaría no sería bonito.

Olisqueó el aire, lleno de fragancias diferentes. Al cabo de un momento localizó a Wen y se acercó a ella, no sin antes asegurarse experimentalmente de que el olor era el mismo.
-Infusión, querida- la llamó-. Me he enterado de que andas con compañías... particulares, y además desempleadas- añadió con cierta diversión-. Creo que tengo un trabajo pendiente que podría interesarles, y estas cosas quedan mejor en familia, ¿no te parece?

Wednesday

Wen siguió mucho tiempo más hablando con Noel. Cuando quiso darse cuenta ya era muy tarde y el draco se despidió con la promesa de repetir al día siguiente.

En los días siguientes todo fue más rutinario: las mañanas las pasaba en la bahía entrenando, las tardes trabajando y las noches con Noel, que seguía viniendo después de la cena, pero yéndose cuando se hacía tarde. Ese día, se encontraba entrenando en la bahía, peleando esa vez contra Adara que le estaba enseñando a perfeccionar unos movimientos que había aprendido hace poco cuando oyó una voz a sus espaldas que no le costó reconocer.

- Es un placer verla de nuevo, mi querida dama Aroma. - la saludó mientras colocaba su arma a su espalda haciendo uso para ambas cosas de sus refinados y escasamente usados modales.- Parece ser que en esta ciudad no puede una permanecer en el anonimato durante mucho tiempo. - comentó con una sonrisa amable, aunque por dentro tuvo unos instantes de miedo. Sabía que no muchas personas la habían visto en forma de serpiente y menos la habían visto transformarse, pero cabía la posibilidad de que la hubieran espiado o alguien la hubiera traicionado. Miró durante unos instantes a la bruja analizando su expresión sin dejar de mostrarse amable. No parecía que supiera la verdad, por lo que continuó.- Si me lo permite, le presentaré a mis amigos con los cuales podrá concretar los términos del trabajo. Nunca dudaría de que su oferta será tentadora, por lo que estarán encantados de conocerla y escucharla. - con un movimiento elegante de mano bastante estudiado, la vouivre fue señalando uno a uno a sus amigos.- Dama Adara, Noel, Gael, Vacuum y Mathew. Chicos, os presento a dama Aroma. - terminó diciendo, lanzando una mirada significativa al último de sus amigos, que claramente decía “no la líes.” Y esperó a que la mujer expusiera su propuesta.

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DIFERENTE TIEMPO Y ESPACIO
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Karime

Karime contestó a las palabras de Branniel con una mirada que claramente decía “No te metas conmigo o acabarás mal.” y dando una vuelta brusca y muy digna, haciendo que sus coletas golpearan el rostro del nublino, siguió al grupo hacia el interior del barco. La líbense nunca había visto un barco y menos por dentro, por lo que, aunque mantenía sus espadas en las manos, miró con curiosidad a su alrededor, intentando no perderse ni un detalle y soñando que viajaba por aquel precioso mar en uno de ellos. Cuando Shiz advirtió de mantenerse cerca de la puerta, Karime soltó una risa socarrona.

- Claro, porque para evitar que esto se caiga lo normal es entrar todos y mantenernos cerca de la puerta y no entrar solo dos o tres para poder movernos con mayor soltura.- dijo irónicamente. Al dar un paso, se dio cuenta que sus pies chapoteaban en el agua que inundaba la estancia, por lo que se subió de un salto a una de las mesas.- ¡Ey! Podíais haber avisado, ¿no? No me dejáis entrar al agua, pero permitís que mis preciosas botas se mojen. ¡Hombres teníais que ser!- exclamó indignada por el trato que estaban teniendo con ella y, acto seguido, se acercó a la puerta que parecía ser la cocina.- ¡Ey, Saren! Acabo de encontrar algo muy parecido a lo que debe ser tu casa. ¡Una hermosa cocina y para ti solito! Venga, haz los honores y sé el primero en entrar.- se mofó mientras le hacía una reverencia al idrino. Parecía ser que por fin recuperaba su humor desde su encuentro con la diosa felina.- oh, mirad, han hecho tortuga al horno con adorno. ¡Mi favorita! Espero que me hayan dejado un poco por alguna parte.- bromeó mientras se acercaba al caparazón de la encimera, pero entonces oyó el chapoteo y miró en la dirección de la tortuga. Al instante, todos los caparazones se movieron y se comenzó a palpar la hostilidad que emanaban esos bichos.- Creo que a ellos no les hace mucha gracia que me los quiera comer.- comentó antes de huir tras sus compañeros. A la líbense no le hubiera importando quedarse y pelear, pero todos habían huido y hasta la descerebrada de Karime era consciente que no podía contra quince tortugas con seis tentáculos cada una.

Cuando dejó a tras la cocina, y con ella las tortugas, Karime estuvo a punto de tomar la palabra para trazar un plan con el que atacar a los seres que les esperaban al otro lado de la puerta, pero esa habitación también les iba a presentar problemas. Al ver saltar a Alder, la líbense fue consciente del problema y enseguida su mente se puso en movimiento. Lo primero que se dispuso a hacer fue liberar a Branniel. El nublino no era de su completo agrado, por el momento ninguno lo era, pero Karime nunca dejaba a ningún compañero en manos del enemigo siempre que pudiera evitar que esto sucediera. Al ver que Shizel se le adelantaba, la Karime cambió de posición rápidamente a una más protectora con el resto del grupo y se dispuso a dar las pertinentes ordenes.

- Que vuestro objetivo no sean todos los tentáculos, sino solo uno. Elegid uno y no ataquéis a otros siempre que podáis evitarlo. Filo por tentáculo. Una espada, un tentáculo. Tenéis que dar a conocer vuestra elección de alguna manera para que no haya confusiones. Mantener la posición en fila y no os adelantéis heroicamente o entrareis en una más que posible muerte. Creo que seremos suficientes para abarcar todos los tentáculos.- decía mientras sacaba sus espadas y atacaba con ellas a dos tentáculos diferentes, marcando así su elección.- Venga, chicos, que empiece el juego.

Noel estaba prácticando una vez más con su hermano, quien le estaba dando algún consejo sobre como utilizar más eficazmente su hacha, entre otras cosas, cuando la presencia de una mujer con los ojos vendados interrumpió el entrenamiento de esa mañana. La nublina, o eso era lo que parecía por sus rasgos, no parecía encontrarse allí precisamente por casualidad, por lo que el grupo dejó lo que estaba haciendo para acercarse a ella. Al draco le sorprendió cuando se dirigió a Wen, aunque en principio no supo de que hablaba debido al extraño mote con el que se había referido a la vouivre, evidenciando que ya se conocían. Arqueó una ceja divertido al oír como Wen hacía gala de los mismos modales que había utilizado cuando engañaron al mercader, pudiendo suponer el por qué y por ello no hizo ningún comentario al respecto. Sin embargo si que le lanzó una mirada de suspicacia a la chica después de que los presentase, justo antes de dirigirse a dama Aroma que había conseguido captar toda su atención con el último comentario que sin duda se refería a ellos.
-Encantado, yo soy Noel, draco de estínfalo -dijo adelantándose un poco tras dejar de observar a la vouivre. Dado que la mujer tenía los ojos vendados, cosa que el draco supuso que se debía a que era ciega, consideró que aunque Wen ya había dicho su nombre tal vez debería repetírselo-. Sin duda estamos interesados en oír lo que quieres proponernos. ¿De qué se trata?
El draco se rascó distraídamente la cabeza, sitiéndose un tanto fuera de lugar debido al contraste de sus propias palabras con los ensayados modales de Wen. ¿De qué conocería la vouivre a dama Aroma? Quizás pudiera preguntárselo más tarde, lo cierto era que le picaba la curiosidad.

RR estaba ocupado inspeccionando una vieja pipa que había sobre el suelo del camarote en el que habían quedado atrapados cuando los tentáculos asaltaron a las dos muchachas. Alzó rápidamente la vista hacia el agujero del suelo y se tomó el lujo de suspirar imperceptiblemente de forma suspicaz. Iba a ser un día movido, desde luego, Y le estaban entrando unas ganas tremendas de comer tentáculos.

Milisegundos después, volvía a la realidad y su cerebro comenzaba a priorizar, y era evidente para él que la necesidad estrella era salir de allí cuanto antes. Sabía que su amiguita la sexista kamikaze se lo podía pasar en grande inmolándose cortando pescado y condenando a sus compañeros y a ella misma a convertirse irremediablemente en comida para peces. Pero él estimaba demasiado su pellejo como para dejárselo en una sima burbujeante llena de tentáculos homicidas. E igualmente, aunque consiguieran cortarlos a todos sin sufrir ni una sola baja, tendrían que salir de allí. Con lo cual, ¿para qué dilatar innecesariamente la espera con mutilaciones intrascendentes y combates absurdos? Para nada, se dijo mientras desenfundaba el hacha que en su día había lanzado con tanta tranquilidad a aquel bicho estridente y enclenque con tanto gusto y comenzaba a repartirle hachazos a la pared, abriendo un creciente boquete en la madera podrida.

Cabía la posibilidad de que la puerta estuviera protegida por algún tipo de sortilegio que lo fulminara, fundiera o transmutara en algún bicho extraño y con extremidades de más. La ciudad había actualizado sus precauciones paranoicas para que incluyeran las tretas mágicas, y el hecho de que cerrara tan perfectamente tras de ellos no le hacía especial gracia. Pero era mucho menos probable que aquellas precauciones se aplicaran a las paredes.

Cuando el agujero fue suficientemente grande como para que cupieran sendos brazos a través de él, el foner dejó de usar el hacha por unos segundos para centrarse en agrandarlo a patadas, partiendo sin mucha dificultad los ya de por sí deteriorados tablones.

-¡Eh, cabrones! ¡Por aquí!- les gritó a sus compañeros con total tranquilidad tras cruzar el improvisado umbral que se había fabricado. Comprobó que su escopeta estaba a punto y, blandiéndola en una mano mientras con la otra empuñaba el hacha, continuó explorando el barco, alerta por si un nuevo o conocido horror lo asaltaba. Estaba muy decidido a encontrar pólvora, y no iba a permitir que una aberración cualquiera se interpusiera entre él y su objetivo.

Antes siquiera de darse cuenta se encontró solo en esa extraña playa con una enorme columna de roca tras el y un inmenso mar y cielo enfrente, que prefería observar lo menos posible, prácticamente solo, pues todos los demás habían entrado a barco destartalado. Era irónico que el fuese uno de los primeros en siempre decir que no era seguro ir solo e iba a ahora y se quedaba allí solo voluntariamente.

-Espero que no pase nada mientras estoy por aquí...- murmuro rascándose la nuca, sin mirar hacia el horizonte para observar la playa, especialmente aquellas extrañas piedrecitas de diferentes tamaños y colores, se agacho tomando algunas de ellas con curiosidad, algunas tenían colores imposibles de describir. "¿Que estoy haciendo? Esto es un poco estúpido" pensó sintiéndose idiota de estar ahí mirando un montón de piedras brillantes mientras sus compañero exploraban. Distraidamente comenzó a juguetear con un par de piedras entre lo dedos mientras observaba alrededor, intentando tal vez dejar su mente distraída en algo antes de que siquiera flagelándose mentalmente por su estupidez y cobardía. Comenzó a hacer una montaña de peidrecitas que iba escarbando intentando que no se cayera mientras la hacia cada vez mas alta, terminando por no poder poner ni una mas, observando su obra con distracción

-¿Que hago haciendo esto?...-dijo avergonzado al sentirse tan estúpidamente feliz de hacer algo tan extraño como una torre de peidrecitas, definitivamente el no tener su mente ocupada con algo era algo fatal para el. Suspiro profundamente sentándose finalmente pero levantándose de golpe asustado al notar algo moverse bajo el, notando tras algunos segundos de sorpresa que se trataba de una especie de crustáceo con unas pinzas un tanto intimidatorias, si como el, casi se había sentado encima. por suerte se levanto rápido- No se que es eso...pero...me pregunto si esto es comestible, ademas esas pinzas...tal vez se le pueda dar uso - murmuro al ver al crustáceo alejándose rápidamente en dirección al agua. "Bueno, solo hay una forma de averiguarlo" pensó mientras se ponía bien los guantes de cota de malla que le ahorraría el poderse quedar sin dedos, aun tenia que atraparlos, pues como pudo ver tras algunos minutos había mucho de esos animales por la playa pero era veloces.

El verlos ya era difícil pues se camuflaban entre las piedras pero el cogerlo ya parecía imposible, DL no tuvo claro cuantas vueltas se dio por toda la condenada playa solo para conseguir atrapas a dos o tres de esos bichos, definitivamente eran muy rápidos y en mas de una ocasión consiguió atraparlos solo por hacerlos levitar que sino ni así, para al final noquearlos para que se estuviesen quietos con una de las rocas mas grandes que encontró. Tras eso les ato las pinzas y los metió en el saco, no eran muchos pero siendo que era la primera vez que conseguía algo así se sentía plenamente satisfecho y animado.

Tras la fiesta en el cuchitril me encerré en la torre para seguir empapándome del libro de runas y jugando con la arena moldeándola con decenas de formas, grandes, pequeñas, medianas, con muchas patas, con alas. Tras varios intentos me doy cuenta que moldear con las manos me es mucho mas sencillo para hacer detalles que como lo había estado haciendo anteriormente.

Esta mañana me levanto temprano y bajo a la cocina para desayunar. Con un par de tostadas y una pieza de fruta mi estomago se calma. “Bueno, es hora de intentar sacar los muñecos a la calle” Me digo mientras subo las escaleras pensando en lo que voy a sacar hoy a los entrenamientos. Desde que hice el golem para los chicos esta idea me estuvo rondando la cabeza.

Entro en la habitación y respiro hondo mientras que me voy poniendo las zapatillas un huevo de mi misma altura de arena se levanta y poco a poco se va deshaciendo creando una figura humana mas parecida a un maniquí barato que un cuerpo humano. “Bueno, de momento valdrá.” Digo mirando al maniquí y dándole los últimos retoques a los brazos que me han quedado algo descompensados. Tras terminar el muñeco lo encierro en una esfera de arena y me encamino hacia la bahía para entrenarme a fondo.

Al llegar a la bahía saludo a todo el mundo y comento lo perdido que he estado estos días. Tras terminar de ponernos a hablar deshago la esfera y pongo el muñeco erguido en el suelo. Miro a los presentes que están ya enfrascados en sus entrenamientos y sonrío. “Hora de ponerse a hacer algo por la vida señor hombre.” Comienzo a ordenar al muñeco los primeros movimientos sencillos y a decir verdad el haber estado modelando tantos días he conseguido que la consistencia del muñeco sea bastante aceptable.

Me alejo un poco con el muñeco para que no moleste a los demás ni se meta por el medio. Wen y Adara están enfrascadas en su entrenamiento al igual que Vac y Noel y Gael esta en sus cosas. A decir verdad parecen estar todos muy concentrados en sus cosas menos yo que me dedico a hacer andar al muñeco para hacer que parezca lo mas natural posible. Al principio el muñeco daba pena andando pero parecía que iba progresando en mis movimientos. “Joder, antes estabas ortopédico perdido hijo de puta pero parece ser que a las dos horas ya pareces algo mas humano.” Pienso mientras hago que se eche una pequeña carrera pero se le cruzan los pies y la ostia del muñeco contra las conchas ha sido monumental. Suspiro y me acerco a la mitad del muñeco y le miro mal.- Bueno, yo la primera vez que me puse de pie me caí de cabeza.- Digo rememorando mis inicios arenosos y recordando vagamente los días de la luna.

Reparo las piernas del muñeco que hago que se levante y con los brazos haga como si se limpiase la arena. Sonrío por las gilipolleces que se me ocurren que puedo hacer con el muñeco cuando escucho que las voces de las chicas han parado. Me giro y puedo ver como una mujer ha llegado a la bahía y se acerca a Wed y Adara. “Esto es nuevo.” Me digo mientras observo la situación rápidamente. “No me fío.” Mi primer instinto es deshacer el muñeco con leve soplido. El muñeco se deshace en un cumulo de arena en el suelo. -CHS! Tu quedate ahi no te vueles.-

Me acerco a la chicas con un hilo de arena ondeando a mi alrededor y mientras me acerco puedo escuchar como se refiera a Wen como Infusión, cosa que me hace bastante gracia tanto por el mote como por el tono sereno de decirlo. Todos los chicos nos hemos reunido con las chicas para recibir a la visita. -¿Infusión? - Le pregunto a Gael en tono risueño mientras que Wedn nos presenta y al llegar a mi me echa una mirada que claramente me dice que me calle. No lo dice pero su mirada para mí es un luminoso de neón diciendo callate desgraciao. Saludo con la mano a la mujer pero me percato de que la mujer parece estar ciega puesto que lleva una larga cinta en los ojos y un bastón como los que se usan para guiarse."Pues tampoco hacia falta deshacer el muñeco leches."

Por lo que parece se llama Dama Aroma y trae un trabajito para los chicos. “¡Bieen! Ya me voy a poder comprar las sandalias.” Pienso mientras miro mis DC´s algo ya estropeadas.

El interior del barco no era particularmente agradable. A medio pudrir y parcialmente hundido, debería haberme imaginado que podía estar llenos de criaturas peligrosas. El objetivo de dejarnos solos no era sólo que sobreviviesen los más aptos, sino también los más sensatos. Pero jamás se me pasó por la cabeza que pudiera pasar lo que pasó.

Las tortugas con tentáculos no parecían particularmente peligrosas (aunque sí muy desagradables), a pesar de que tuve que reprimir un escalofrío al imaginarme un aserrado pico debajo del caparazón dispuesto a triturarnos vivos. Intenté aplastar mi imagen mental y seguí a los demás hasta la otra habitación. Miré extrañado a la escalofriante simetría en el movimiento de los peces. Me di cuenta de lo que eran de verdad un segundo antes de que agarrasen a Alder. Por suerte, la chica pudo soltarse.

Por desgracia, los tentáculos me cogieron a mí.

—¡Joder!

Me agarré fuerte mientras Karime y Shizel intentaban cortar los tentáculos. Shizel logró cortar el que me parisionaba mientras RR conseguía abrir un camino en la pared hacia otra habitación y Ka luchaba contra otros tentáculos.

Me di cuenta, dolorido, de que en mi tobillo el tentáculo había dejado un regalo. La púa se había quedado allí, y la quité sin dificultad. Me la guardé, esperando que no tuviese veneno, pero sabiendo que si lo tenía podría ser útil analizarla de algún modo para averiguar el antídoto. Esperando que no hiciera falta, miré a Shizel.

—Gracias por salvarme —le dije mientras acuchillaba un tentáculo que se había acercado peligrosamente a mí. Esperaba que pudiésemos cojer pronto lo que necesitábamos e irnos de una vez—.

En ese momento entraron varios caparazones tentaculosos de la habitación donde había entrado RR. Maldiciendo entre dientes, intenté esquivarlos, pero las cosas me golpearon en las piernasy tuve que agarrarme otra vez a la columna para evitar caer al agua. «No caeré. Esta ciudad no me matará», me juré. «Demostraré que puedo vivir hasta la Luna Roja». Con este juramento en la cabeza, le lancé un tajo a otro tentáculo, sin otra cosa en la cabeza que evitar la muerte.

-No hay de qué- contestó Shizel, vigilando porque ningún tentáculo se le acercase más de lo recomendable-. Procura que no tenga que volver a hacerlo.
Karime seguía enfrascada en el cercenamiento de tentáculos, aparentemente sin haber advertido la rudimentaria salida que RR había abierto tras ellos. Quizá en otras circunstancias el plan de la libense hubiese sido viable con un mínimo de seguridad, pero las espinas del tamaño de navajas le daban otra dimensión al asunto.

Cuando se disponía a salir él también por el hueco el idrino tuvo que apartarse para no ser arrollado por la manada de tortugas. Tendió la mano a Karime para ayudarla a no perder el equilibrio y tiró de ella con toda la fuerza que pudo para atraerla a la pared junto a sí.
Sin aliento, vio cómo las tortugas se agrupaban junto a los tentáculos dentro de la charca, y con ello por fin vio una oportunidad abierta. Probablemente sería la única vez en que tanto el frente tentacular como el galápago ofrecerían un blanco tan compacto.
Las palabras relucían en su mente con la claridad de luces de neón, pero le costó un par de intentos hacer que arrancasen correctamente. Sin embargo una vez logró que sus labios las pronunciasen el resto del hechizo de parálisis acudió de un tirón, fruto de la práctica ininterrumpida. Farfulló frenéticamente el ensalmo tres veces seguidas, completando la secuencia con un amplio barrido con la mano para matizar que el hechizo cubría toda el área de la poza.

Hasta entonces nunca lo había usado contra objetivos más grandes que moscas, y ahora era cuando notaba que cada descarga le sorbía una parte perceptible de sus energías. Rechinó los dientes: los hechizos térmicos del congelador y la tontería de calentar el agua del baño, más el lacayo y la luz mágica de ahora no le habían dejado mucho margen de maniobra. Aferró los talismanes que llevaba al bolsillo, notando que estaba apurando alarmantemente de sus reservas. Eran demasiados objetivos, y aunque lo había aplicado por triplicado estaba seguro de que dicha circunstancia no le proporcionaría ni la mitad de la media hora de parálisis que auguraba el libro para una sola víctima.

Recordó al desconocido de aquella tarde y maldijo profusamente en su fuero interno. Ahí fuera había hechizos asesinos que seguramente podrían volar aquella habitación en dos, y él tenía que conformarse con paralizar y esperar que fuera suficiente.

No quiso quedarse a esperar a que sus víctimas empezaran a moverse. Se coló por el hueco de la pared, jadeando a causa de las energías recién gastadas. Deseó tener algo con lo que volver a bloquear el boquete, pero sería perder un tiempo precioso.
-Tienes un puñado de minutos para buscar lo que sea, como muchísimo- dijo mirando fijamente a RR-. Después nos largamos de aquí.


[EN OTRO TIEMPO Y ESPACIO]

Dama Aroma no podía evitarlo: la vouivre le hacía mucha gracia. Dio un par de palmaditas complacida cuando la muchacha terminó de hablar.
-Acercaos entonces, no hagáis quedar mal a Infusión- dijo con tono alegre, pero aún así imperativo.

Cuando habló Noel no tuvo ningún reparo en acercarse a olisquearle con más detenimiento. Para ello tuvo que ponerse de puntillas: el draco era alto y la nublina era más bien tirando a canija.
Frunció el ceño bajo la máscara tratando de localizar los efluvios que llegaban a ella. Ligeramente sulfuroso, un poco picante pero no demasiado denso... pero por encima de todo unas cosquillas en la nariz que le dieron el impulso de estornudar. No era la primera vez que le pasaba lo mismo al olfatear criaturas con plumas: el aire trémulo que pasaba entre ellas al aspirar hacía que le picase la nariz. Estuvo a escasos procesos cerebrales de bautizarlo mentalmente como Cúmulo de Alergia, o Alergia a secas, pero en deferencia a Infusión le haría el favor y el mote del draco se quedaría en Plumero. La primera opción se la acabó quedando Matt, cuya arenosa presencia la hizo estornudar vivamente. Miró al brujo con manifiesto reproche; al menos todo el reproche con el que se podía mirar a alguien teniendo uno los ojos vendados.
Al acordarse de Wen algo hizo clic en su cabeza: la bruja se cruzó de brazos y esbozó una sonrisa satisfecha, la sonrisa de una maruja que ha conseguido material. Mentalmente estaba emparejando los olores del draco y la vouivre en su cabeza, y asintió vigorosamente con la cabeza unas cuantas veces mientras esperaba a que el resto del grupo se congregara en torno a ella.

-Veréis, hace un tiempo encontré un palacete bastante interesante en la Luna Alta- les contó-. Es bastante amplio y en sus tiempos fue un salón de muestras mágicas de bastante buen nombre, de modo que me pareció el lugar ideal para volver a poner en marcha una sede brujeril. Contactos, ya sabéis...- dijo con leve altanería, sacudiéndose una mota de arena imaginaria que había impregnado su capa blanca.
>>Pero claro, el sitio no está inmaculado precisamente...- continuó-. Todos los sortilegios de alarma, los experimentales, los que estaban en exposición... Todos siguen ahí. Vuestro trabajo consistiría en limpiar completamente el palacete de hechizos, del primero al último- dijo alzando un dedo admonitorio-. Me temo que desconozco para qué sirven la mitad de ellos o cómo se activan, podrían ser cualquier cosa- se encogió de hombros, pero recuperó inmediatamente su vivacidad habitual-. Pero bueno, para averiguarlo ya estáis vosotros, ¿no?- sonrió con indulgencia. Luego pareció acordarse de algo repentinamente y sacó de entre los dobleces de su capa una bolsita roja de magnitud considerable-. Está bien pagado...- añadió con malicia haciendo tintinear las monedas.

Parece que al fin las cosas se han calmado estos días. Bueno, más o menos. Toima ha decidido aislarse de todos por... ¿por qué? Me parece no más que una vana declaración de orgullo, no enfado... no, no está enfadado con nosotros, eso para mí es claro. Bah, ya se le pasará.

Lo que sí ha cambiado estos días es que he introducido en el estudio de runas a los que me lo pidieron. Les he hecho empezar algo básico, las de Taondelsom, más para acostumbrarles al dibujado de runas y a los enlaces que por la dificultad, pues sé que pueden con sistemas mucho más complejos, pero la precisión en el dibujado es muy necesaria y así se lo recalco. Se acostumbran muy rápido, en nada me va a tocar hacerles pasar a un lenguaje alfabético, o... no sé, ya se me ocurrirá por qué seguir. Por mi parte, me he metido en el estudio intensivo de otro lenguaje rúnico, complejo y que requiere una buena cantidad de magia, pero que aumentaría mucho mi potencial defensivo... pero necesitaría tatuarme los símbolos. Algo me pareció oír de Cain que puede, sí... tendré que preguntarle a Wen.

Y cada vez me resulta más curioso el comportamiento amistoso, familiar… de esos dos. No, no es solo eso. Ah, queridos, no me podéis engañar… ¿O debería empezar a llamarles tortolitos? Tampoco se me escapan las salidas nocturnas del draco, y dudo que pague servicio con un monedero vacío. A ver si consigo engancharles a solas, quiero ver qué cara ponen.

Y, como siempre, los entrenamientos. Cada mañana, hora para pulir la técnica, conservar y mejorar la forma física, la magia, luchar... hoy no es menos, y hoy no me lo pone tan fácil. ¡Eh! ¡Wen, chica, has mejorado lo tuyo! Pero no, aún falta endurecer la técnica, imprimirle más consistencia al golpe. En todo caso, se nota que cada vez tienes más soltura para captar los movimientos. Espera, alguien a tu espalda, ¿quién es? No, no ha de notar mi preocupación, alarma... seguir con el entrenamiento, eso, puedo protegerla antes de que se acerque lo suficiente para resultar peligrosa. No te acerques tanto o me voy a poner violenta. No, no, quieta, n... ¿Infusión? ¿Wen se gira? Dama Aroma... ese nombre me suena de algo, sí. Seguro. ¿Trabajo? Es bienvenida, sin ningún problema. Soy presentada como dama Adara. Dama, dama... qué gracioso. Me da que no me pega, pero este tratamiento de la británica es de esperar. No deja de ser curioso, por eso.

—Encantada, dama Aroma –digo sin necesidad de acercarme más, pues ya estaba junto a la vouivre–. Tal como he sido presentada, yo soy dama Adara. –No te voy a hacer el feo de quitarme el título que me has puesto, Wen.
››Un trabajo de limpieza de hechizos… –reflexiono al oír su propuesta–. Mucho dinero tiene que haber, sí, es un trabajo con un riesgo muy alto, demasiado elemento aleatorio suelto. Veo un adelanto adecuado de lo que llegará aquí, no dude que podremos encargarnos, aunque llevará su tiempo investigar el palacete y hacer una limpieza concienzuda y menos si quiere que no dañemos nada. –¿Igual necesitaríamos algo de material especializado? No estoy familiarizada con esta clase de tareas. Bueno, entre todos sabremos sacar lo que necesitaremos, pero por si acaso…– Puedo deducir que cualquier gasto material… estrictamente necesario, por supuesto, recaerá en su cuenta, ¿no?

Estaba algo alejado del grupo al que se acercó primero aquella nublina joven que había interrumpido los entrenamientos. Fue directa a Wen, así que debía de conocerla. Gael dejó lo que estaba haciendo, saliendo incluso de los cadáveres que había traído ese día y se acercó a la recién llegada, que había empezado a hablar. Se reunió todo el grupo y fueron presentados a la joven, que llevaba los ojos completamente tapados, «¿no puede ver?» se preguntó, pero no era el momento de averiguarlo. En general, parecía una persona muy particular, pero no le dio mala espina. Matt se volvió hacia él preguntándole por el nombre que usaba para Wen, pero sonrió y se encogió de hombros disimuladamente. Sabiendo cómo era Wen, no le extrañaba que cada día diese un nombre diferente.
-Un placer conocerla –dijo él también cuando llegó su turno, contagiado de los modales que estaban utilizando todos los demás.

Al oír que la nublina tenía un encargo para ellos casi se frotó las manos, pero cuando escuchó los detalles de la misión empezó a sospechar que aquello no iba a ser coser y cantar precisamente, ya que no lo hacía ella misma. «Bueno, entre todos podemos. Por fin podré aprovechar el entrenamiento en intuición mágica que hicimos Nia y yo… aunque tendré que practicar de nuevo antes del trabajo… y reponer mucha magia». Se enfrascó pensando en cómo conseguir una buena cantidad de magia, mientras escuchaba a Adara de fondo negociar.

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Según hablaba, Noel observó con una ceja arqueada como la chica se ponía de puntillas para... ¿olerlo? El draco no sabía que era lo que estaba haciendo la nublina, o para ser precisos era evidente que lo estaba olfateando pero desconocía el por qué. Sin embargo, conjeturó que probablemente se debiera a algo relacionado con la que quisiese que fuera la transformación de la invidente y simplemente intercambió alguna mirada con el resto divertido, convirtiéndose esta en jocosidad cuando dama Aroma estornudó varias veces al parecer por causa de Matt debido a que cuando lo hizo dirigió su rostro hacia él con el ceño fruncido.

La respuesta de la bruja, pues de sus palabras y su apariencia indistinta de cualquier otro nublino se podía sobreentender que probablemente fuese algún tipo de bruja, no se hizo esperar y el grupo prestó atención a la propuesta. Fue sin duda bien acogida por todos y no hubo necesidad de discutirlo: era evidente que aceptarían. Mientras Adara repasaba los pormenores de la misión con dama Aroma, el draco pensó en lo diferente que era este encargo en comparación con los que habían tenido hasta ahora. Le gustaban las novedades y esta parecía una buena oportunidad para aprender cosas nuevas, además de para obtener un buen pellizco. La considerable cantidad, de hecho, indicaban que no iba a ser una tarea sencilla, pero poco importaba esto al sueco.
-Creo que a Giz le encantará este trabajo -comentó con los que tenía a su lado en ese momento-. No puedo esperar a contárselo.

Una vez la ángel negro terminó de hablar con la bruja, decidió intervenir una vez más.
-¿Y cuándo se supone que hemos de realizar esa limpieza? No tenemos ningún impedimento para empezar mañana mismo si es menester -añadió a lo ya dicho por su maestra, pues consideró que si era posible querrían realizar cuanto antes el encargo ya que les hacía buena falta el pago.
<<¿Si es menester? Creo que tanto lenguaje formal me empieza a afectar al cerebro>>, rió para sus adentros.

Vaaaya. Maldita sea, parece que he provocado que se moleste con mi comentario… ¿qué le voy a hacer? Bueno, bueno, al menos debo… ¿medallearme? por dejarlo caer con una cierta elegancia, que ya es algo. Oh, y quiero saber a qué venía lo de “alas de trapo”. ¿Podría tener algo que ver con la forma en que llamó a Wen? No he podido evitar fijarme en el hecho de que parecía olfatearnos… Bueno, mejor me dejo de conjeturas. Volviendo al tema… sabiendo que es nuestro segundo trabajo, no voy a enzarzarme en un regateo directo, no. Menos con alguien que parezca tan hábil y sabiendo que la paga parece sustanciosa. ¿Lo suficiente si lo comparamos con el riesgo? Pues no puedo estar segura, pero la experiencia me lo dirá.

—En fin… –Concluyo para los oídos de todos los presentes–. Volvamos a lo que estábamos, ¿no? Luego ya pensaremos en el trabajo.

Cuando regreso con Wen y los demás reanudan sus distintas actividades, recuerdo de pronto aquello que le quería comentar… Le dirijo una sonrisa pícara cuando se reúne conmigo y le paso el hombro por encima. Qué conveniente es un oído como el de Noel en estas ocasiones. Y sabiendo esto no le quito el ojo de encima.

—Wen, Wen, Wen… –empiezo con voz suave y expulsando la picardía por los labios y los gestos de un índice desvergonzado–. Querida, eres una niña encantadora, tal vez ya mujer, pero es indudable que si no lo eres alguien lo va a lograr, y tú ya le has abierto las puertas. Ya sabes. –¡Oda a la metáfora! Mañana mismo me hago poeta.

Observé cómo Shizel iba paralizando a las tortugas y los tentáculos y quedándose sin energías. Apreté las manos, en parte furioso y en parte decepcionado conmigo mismo. Si pudiese hacer magia podría ayudarlo y hacer algo por los cosechados que me habían ayudado desinteresadamente. Por desgracia, mi inutilidad para la magia evitaba que pudiese ser de ayuda contra aquellas cosas de cualquier manera.

Decidiendo que no tenía sentido quedarme entorpeciendo el trabajo de Shiz, y que ya casi había paralizado a todas aquellas cosas, me colé tras la entrada que había preparado RR. Por un instante fugaz, me pregunté cuando tiempo tendría que haber estado el barco allí para acabar en tan mal estado. Escuché al idrino entrar detrás de mí y advertir a RR del poco tiempo que teníamos.

—¿Necesitabas cuerda y eso que llamaste pólvora, no?

Mi pregunta a RR la medio interrumpí al ver lo que había en un rincón. Me acerqué, sin estar del todo seguro de qué era.

—Porque creo que la cuerda ya la tenemos. Aunque tras tanto tiempo en este barco no estoy seguro si servirá del todo.

Por más que rebuscaran entre los escombros sus esfuerzos resultaron infructuosos. Si en algún momento había quedado pólvora allí, era evidente que había sido debidamente escamoteada por otras personas mucho antes de que ellos llegasen.

Shizel iba poniéndose progresivamente nervioso a medida que iban pasando los minutos, así que volver al exterior fue un visible alivio para él. Lanzar hechizos de aquel tipo se asemejaba demasiado a atar a un perro a un poste con una correa de la cual no tenía la menor idea de su resistencia. Iba a tener que experimentar y hacer cuentas para no sufrir en el futuro ninguna sorpresa desagradable.

Mientras sus compañeros le explicaban la situación a DL y se encaminaban al estrecho pasaje por el que entraron, el idrino dio vueltas en los bolsillos a los talismanes, casi todos agotados o a medio gas. Se había quedado sin "combustible propio" a mitad de refriega, y aquello no le gustaba. Los primeros días sus reservas habían sido mucho mayores...

Fue el primero en atravesar a toda prisa el túnel, sin poder evitar cerrar los ojos con fuerza a pesar del consejo que le había dado a RR anteriormente. Sin embargo estaba seguro de que tarde o temprano volvería; en marea alta.

Sigue en el Torreón Maciel.

Por suerte para DL, sus compañeros no tardaron en salir del barco, apenas le dio tiempo a preguntar porque se había tardado tanto cuando le contaron que había enfrentado....uno tentáculos que pretendían llevarlos al fondo del mar. "¿Y pretenden que me acerque al agua? Seguid soñando" definitivamente, mejor quedarse con los pies en tierra, mirando con mas desconfianza si cabe el paisaje. Cargándose la bolsa con los cangrejos a la espalda.

-Bueno, mientras ustedes peleabais con tentáculos...yo he cogido algunos cangrejos...ni idea si en vuestros mundos existe. No se si serán comestibles, pero se puede probar- añadió mostrandole el contenido a sus compañeros antes de cerrar bien la bolsa para volver al tranquilizador pasaje después de ese amplia vista que solo le producía incomodidad, avanzando justo detrás de Shizel, viendo que cerraba los ojos dejándolo un poco extrañado- Shiz...¿estas bien? pareces verte algo cansado...¿tuvisteis muchos problemas con los tentáculos?- pregunto cuando salieron al otro lado del pasaje para volver al Torreón, el idrino tenia mala cara,y aprecia un tanto cansado, a saber cuanta magia tuvieron que realizar todos en el barco pensó echando un vistazo a los demás para verlos estragos de la refriega, por suerte no aprecia haber nadie herido gravemente, lo cual era un alivio.

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