Bahía de los Naufragios

Los días habían pasado sin demasiada novedad, salvo que yo cada día tenía más ojeras. Seguía sin poder dormir bien durante la noche porque mi cabeza se había empeñado en dar demasiadas vueltas a demasiadas cosas y, en general, estaba demasiado nervioso. Mi estado de ánimo también se vio minado, aunque intenté que no se me notase en exceso. A veces me entraba el sueño en los entrenamientos pero intentaba mantenerme despierto a toda costa sin tener que recurrir a hechizos. Había gastado bastante magia en el desierto, más lo que se iba practicando, para la poca reserva que tenía y tampoco quería pedirle a nadie que lo hiciese por mí. Demasiado hacían ya. Algunas noches conseguía dormir más horas porque ya de puro agotamiento acababa durmiéndome, pero eran las menos. Solía dormir después de comer un rato para compensar, justo después de agotarme físicamente entrenando era más sencillo conciliar el sueño.

Hoy es un día más, similar a los últimos, y todos nos hallamos en la bahía como todas las mañanas. O eso era así hasta que vemos aparecer a Giz en la distancia.
-¿Giz? Que raro verlo por aquí. -comento para los que se encuentran más cerca.
Saludo al asreniano con la mano y noto que sus pasos se encaminan hacia donde estoy.
-¿Cómo es que has venido? ¿Ha ocurrido algo? -le pregunto extrañado cuando se acerca; a estas horas siempre está en sus clases.

Lo que contaría a continuación es probablemente lo último que me esperaría oír...

Giz llegó a la bahía con la decisión tomada y la curiosidad por ver las reacciones de Noel y Vac en crecimiento constante. Sabía que los humanos le daban mucha importancia a este tipo de noticias, Miloslava ya le había advertido de que probablemente se quedarían a cuadros. Y Giz quería verlos así, sería divertido. Se acercó al grupo y los llamó para que pararan un momento. Cuando Noel le preguntó si había pasado algo, negó enérgicamente.

-Eh... ¿Os acordáis de las muestras que os pedí para trabajar con Miloslava?-preguntó más que nada para dar el salto y empezar a hablar-. Pues estabamos comparándolos y... bueno... creo que os vais a sorprender con lo que hemos descubierto- << ¿Y ahora como lo digo? >>. Respiró hondo, contó hasta tres y... - Noel y Vac sois hermanos-tras soltarlo, a pesar de que no era nada dañino ni de lejos, se sintió aliviado, como si hubiese desactivado un hechizo explosivo. Dejó caer media sonrisa y esperó curioso la reacción de los hermanos.

Escucho a Giz con el ceño medio fruncido cuando habla, pues me extrañan sus primeras palabras. Pero cuando por fin suelta lo que quería contar, me quedo paralizado un instante tras el cual abro mucho los ojos y miro a mi alrededor enmudecido. Acabo compartiendo con Vac una mirada con expresión indescifrable, y acto seguido vuelvo a mirar a Giz todavía sin saber qué decir.
-...¿Có... cómo? -es todo lo que alcanzo a decir en principio-. Eso no es posible... ¿o sí?
Vuelvo a mirar a Vac y a Giz alternativamente. Por mi mente pasa un torrente de pensamientos confusos y cada vez me pongo más nervioso.
-¿Seguro que no es un error? -le pregunto a Giz.
Ante la respuesta negativa no me queda más remedio que comenzar a intentar asimilarlo.
-Vamos... vamos a ver... Lo cierto es que yo era adoptado y... prácticamente no sé nada porque me lo dijeron justo la noche en la que me cosecharon y... -empiezo a razonar de forma muy vacilante. Me parece necesario decirlo en voz alta también porque casi ninguno de los presentes tenía esa información...- Sólo sé que me adoptaron cuando apenas tenía unos meses -finalizo la frase de forma un tanto abrupta pues me costaba asimilar tal información-. Pero... ¿entonces me abandonaron? Pues vaya asco de padres... -digo sin pensarlo demasiado tras hacer una pausa algo larga.
Casi al instante me arrepiento de haber hecho un comentario como aquel. El cansancio y el surrealismo de la situación me habían hecho hablar sin pensar.

Los últimos días se le habían pasado a Vac volando. Después de despedirse de sus amigos en Serpentaria, antes de la pequeña excursión que habían hecho al desierto, había ido a encargarse de sus propios asuntos, y en eso había estado ocupado hasta el momento. Había visitado varios sitios, hablado con distintas personas, y ojeado algunos libros útiles, y aunque había avanzado bastante en su investigación, aun le quedaban algunos detalles que pulir. Sin embargo aquella mañana estaba concentrado en los entrenamientos, disfrutando de la compañía de los chicos y riendo entre ejercicio y ejercicio. Notaba a Noel muy cansado, tenía unas ojeras muy marcadas y se notaba que no dormía bien hacía bastante tiempo. Estaba pensando en comentarle si necesitaba ayuda para dormir, incluso obligarle si era necesario, cuando Giz apareció en la distancia.

Cuando el asreniano habló y respondió a la pregunta de Noel, Vac se extrañó un poco. Observó a Giz en silencio, arqueando las cejas al inicio de su corto discurso, para mirarle fijamente y con expresión perpleja cuando concluyó. El cerebro del hado no lograba procesar la información que acababa de recibir, y tratando de asimilar la bomba que le acababan de lanzar, miro pasmado a su alrededor. Su mirada se cruzó con la de Noel, una mirada confusa en una expresión indescifrable. El hado volvió a mirar al asreniano y luego clavó la mirada en la palma de sus manos, tratando aun de asimilarlo. Apenas escuchó las palabras algo vacilantes del draco, ensimismado en sus propios pensamientos confusos, pero la última frase le hizo moverse sin pensar.

Confundido como estaba se dejó llevar sin mas. En dos rápidos pasos se plantó junto a Noel, cerrando los puños, y antes de que el draco pudiera reaccionar le lanzó un tremendo puñetazo al rostro, dándole de lleno. Vac temblaba de furia, y sus ojos se habían oscurecido de repente. En medio del caos de información que tenía que asimilar, se había aferrado a lo único que era capaz de entender por el momento, el insulto a su madre muerta, ni siquiera se había parado a pensar que las palabras de Noel se extendían también a su padre, o que el sueco pudiera tener sus motivos para hablar así.

-Acércate y repíteme eso -le dijo en voz baja, con un tono peligroso cargado de ira.

El fuerte directo de Vac me deja totalmente perplejo. La violencia del impacto y la sorpresa del mismo provocan que prácticamente caiga al suelo. Me desestabilizo y tardo unos instantes en volver a una posición estable. Por instinto me coloco en guardia aunque sigo altamente sorprendido y confuso. Observo la expresión de Vac, que se había vuelto fiera y sus ojos se habían escurecido. Mi propia expresión se vuelve agria también. Había hecho un comentario quizás un poco desafortunado, pero la reacción de Vac me resultaba desproporcionada.

-¿Qué cojones, Vac? -pregunto con fiereza sin esperar respuesta ni decir nada más.
Puede que fuese debido al estado de ánimo que arrastraba desde hace varios días, pero noto como yo también empiezo a ponerme furioso. Y decido devolverle el puñetazo. A continuación nos enzarzamos en una repentina pelea en la que intercambiamos golpes durante varios minutos. Los nudillos me duelen de tanto golpear la dura piel de Vac, pero no tengo intención de rendirme.

Noel no tardó en reaccionar al golpe, y en un instante los dos chicos se enzarzaron en un intercambio de puñetazos. El draco golpeaba fuerte, pero la piel del hado hacia bien su trabajo aunque el griego sentía perfectamente los impactos, encajándolos con alguna que otra mueca. Vac también le devolvía los puñetazos con fuerza, sin contenerse, cegado por una rabia irracional. La pelea se alargo unos minutos, pero golpe a golpe el hado fue volviendo a una línea de pensamiento más racional. Noel no había hablado con mala intención, la confusa situación sumada al cansancio que arrastraba, le habían hecho hablar precipitadamente, y ni siquiera sabía como eran sus padres.

Vac se paró de repente, levantando una barrera de fuerza entre el draco y él, dando por terminada la pelea. El griego se dejó caer sobre un piedra, pasándose las manos por el pelo y perdiendo la mirada mas allá del acantilado. Sus ojos habían vuelto a clarearse, pero su mirada estaba algo apagada. No sabía como encajar la noticia de que tenía un hermano, no tenía sentido. Por otra parte, estaba seguro de que la decisión de abandonar a Noel no había sido de su madre. Si lo pensaba detenidamente, la existencia de ese hermano perdido explicaba muchas cosas. Nunca le había dado importancia, pero el hado sabía que sus padres eran de ascendencia sueca. Esa ausencia del hermano pequeño también explicaría la melancolía que los ojos de su madre siempre trasmitían. Pateó una piedra suelta del suelo distraída y empezó a hablar en tono monocorde.

-Siento haber estallado -se disculpo lo primero, para luego aclarar un par de cosas-, pero mi… bueno, nuestra madre, no te habría abandonado. Estoy seguro de que fue cosa de papá -dijo, pronunciando la última palabra con un tono de rabia contenida -. Mamá era… -empezó a decir, pero se cayó, sin saber como continuar.

Hacia mucho tiempo que no pensaba en ella, pero la frustración de no recordar su rostro le hizo apretar los puños con furia. Lo había ignorado durante cierto tiempo, pero los últimos sucesos habían desempolvado su memoria, y viejas preocupaciones volvían a atacarle. No sabiendo como expresarse, optó por lanzar a la mente de Noel un pensamiento de su madre, uno de los pocos recuerdos que tenía de ella. Una imagen borrosa de una mujer de cabellos rubios sentada en un prado verde, una risa cristalina que flota en el aire, su voz llamándole en la distancia. El recuerdo iba acompañado de una mezcla de emociones enfrentadas: frustración por no recordarla con mas nitidez, añoranza, tristeza, y un vació profundo que había dejado tras su muerte. Los ojos de Vac, ocultos tras sus manos, estaban empañados, y las lágrimas no tardaron en correr por sus mejillas, silenciosas.

Cada vez el cansancio y la dureza de los golpes hacían más mella en mí, me dolía casi todo el cuerpo después de varios minutos sin parar, los golpes de Vac eran furiosos y también dolorosos. Pero no me detuve... Hasta que Vac conjuró un campo de fuerza que nos separó a ambos y la frenética pelea finalizó bruscamente.

Jadeante, con el cuerpo magullado y una expresión afectada en la cara, me dejo caer pesadamente al suelo y me quedo allí sentado viendo sin mirar el mar en la distancia. No sabía que pensar de todo esto. Me sentía completamente perdido y muy confundido. La situación era tan extraña que no sabía muy bien como reaccionar o como sentirme. Mientras pienso en ello, oigo como Vac habla, por fin. Giro la cabeza hacia él cuando empieza a disculparse y a explicar escuetamente el motivo por el cual me había pegado en primer lugar.

-Yo... siento haber sido tan brusco... No sabía qué decir y... -comienzo a intentar disculparme.
Me interrumpo porque Vac utiliza la telepatía conmigo. Lo que noto en mi mente es un caos de imágenes borrosas y emociones mezcladas. Puedo ver a una mujer rubia en medio de un prado a la cual no se le distingue el rostro. También escucho su voz como si estuviera allí realmente. No me da tiempo a asimilar bien lo que estoy viendo cuando noto todas las sensaciones que me transmite Vac que acompañan a la imagen. Me veo abrumado por ellas durante un instante y me siento mareado. Pero ahora comprendía la reacción de Vac. Intento levantarme a trompicones y me doy cuenta de que había empezado a derramar algunas lágrimas silenciosas. Doy un par de pasos desequilibrados y me acerco más a Vac, notando que las lágrimas también se estaban abriendo paso por su rostro. Me siento cerca suyo, notando como la cabeza se me va debido al mareo.
-¿Y ahora qué... hermano? -digo mientras me limpio las lágrimas con una mano y sin mirarlo directamente a la cara esbozo una media sonrisa triste.



Nota fdr: a partir de aquí podéis postear los que estáis presentes en la bahía porque acudís a los entrenamientos, en el orden que queráis. ¡Postead, vagonsios!

Algo me comentó Noel en el pasado acerca de su adopción, pero que llegue a suceder algo como encontrar a un hermano del que no conocían ni su existencia en Rocavarancolia... parece casi de película. Asisto a la pelea sin intervenir, pero alerta a que no se provocaran ningún daño serio. Procuro también que nadie se acerque a los dos, pues puede haber quien se sienta con intención de pararles. Hay problemas que es mejor resolverlos en el momento.

Intercambian golpes; también menos palabras. No suceden demasiados cuando Vac alza una barrera y detiene el combate. Calmados los ánimos, llega la hora de dialogar. El draco se dirige a su recién descubierto hermano y se sienta a su lado. Los dos lloran, pero ya no se trata de rabia, los odios han sido disipados. Ahora es cuando me dirijo hacia ellos, decidida y con una fingida expresión de molestia en el rostro. Llego por detrás y les suelto una colleja a cada uno, notable en fuerza pero sin excederme. Tengo su atención.

—Par de rematados cabeza huecas, ¿qué más da lo que seáis y de quién vengáis? –les digo mientras me agacho y les paso un brazo alrededor de sus cuellos. Sin presionar, sólo a modo de abrazo–. Ahora estáis en Rocavarancolia.

Los días después de la excursión al desierto no fueron muy significativos para Wen. Se había sentido un poco tonta al no poder utilizar la versatilidad de su transformación en una lucha de verdad, por lo que esos días se había aplicado más en los entrenamientos, a la vez que el rendimiento de Noel había decrecido. En una ocasión, hasta Wen le había ganado en una práctica. La vouivre estaba preocupada por lo demacrado que se veía su amigo y, aunque no lo dejaba ver, deseaba preguntarle sobre su estado; pero ni él hablaba ni ella sabía cómo preguntar.

No había día en el que no pasara un rato con las serpientes de los pozos, pero se había dado cuenta que, excepto con ella, eran bastante reacias a estar rodeadas de personas, por lo que apenas habían entrado al burdel y siempre por la ventana de su habitación. La británica había desistido de convertirlas en sus mascotas, pero seguía visitándolas y, a veces, practicaba con ellas encima para aumentar su fuerza y agilidad.

Aquella mañana, se encontraba como todos los días entrenando con los demás. Estaba practicando con una guadaña doble con la que se había hecho recientemente. En el desierto se había dado cuenta que estaba coja de lucha a corta distancia en forma humana y había querido remediarlo.

La británica frunció el ceño cuando Giz hizo acto de presencia. Estaba confusa por no dar con la razón por la que el asreniano había decidido acompañarles esa mañana, pero sus dudas pronto se disiparon.

- ¿Hermanos? - apenas susurró cuando Giz soltó la bomba.

“Vac y Noel son hermanos. Ni siquiera sabía que Noel fuera adoptado. Impresionante.” Pensó, demasiado shockeada por la información como para reaccionar a la pelea que se había desatado entre los, ahora, hermanos de sangre. Lo peor, no era la ironía de que la ciudad los había unido, sino que ella había comenzado a pensar de nuevo en sus orígenes. “¿Quiénes habrán sido mis padres? ¿Tendré hermanos? ¿Sabrán de mi existencia? ¿Por qué me abandonarían?” La lista de preguntas nunca terminaba. Desde mitad de su criba, no había vuelto a pensar en eso. Su vida en Londres y todos los que ahí la despreciaron había pasado a un segundo plano y, de repente, todo volvía a ella de nuevo. Intentó devolver esos pensamientos al lugar del que habían salido, pero no pudo. Lo único que consiguió hacer fue reprimirlo. Con una sacudida de cabeza, decidió olvidarlo todo por el momento y volver a la noticia que se acababa de anunciar.

- Tan solo hace unos minutos que lo sabéis y ya os habéis peleado. Si, tenéis espíritu de hermandad. - comentó cruzándose de brazos seriamente.- Por cierto, ¿Soy a la única a la que esto le parece una telenovela?


Nota: Espero no haberle pisado el post a nadie, pero el internet me va mal y no puedo entrar al xut.