Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

Cain suelta un quejido lastimero cuando Vacuum se marcha, y trata de retenerlo en el beso, en vano. Sigue riendo un poco más hasta que Elliot se queja...
-Jack??- No sabía qué hacía allí ni como había entrado, pero a la pelirroja no parecía hacerle demasiada gracia y...- Elliot.. ¿te encuentras bien?- La chica trata de hablar, sus frases se interrumpen y cada vez parece más ansiosa, más asustada. Finalmente deja de hablar, definitivamente- Elliot, qué...?- Todo parece ocurrir en un instante a sus ojos. Algo imposible, algo surrealista. El mundo se detiene alrededor de Cain y cree ver caer la cabeza de Elliot a cámara lenta. El sonido seco y sordo, el leve bote sobre la cama, los ojos muertos que no miraban a peras de seguir abiertos... -El...- Cain cae al suelo de rodillas, junto al cuerpo de la chica que estaba sentado de forma absurdamente correcta y normal justo al lado de la cabeza. Los ojos se le humedecen mientras le apartaba los mechones de cabello rojo del rostro-No...-dice con un hilo de voz. No podía ser cierto, no podía estar pasando, no había sangre, no había nadie que pudiera haberlo hecho. Cain empieza a llorar en silencio, pero el silencio se rompe cuando un grito desgarrador emerge de su garganta. Algo le oprime el pecho de forma tan brutal que casi cree escuchar el crujir de sus costillas. Se hace un ovillo escuchando una voz agonizante que sólamente él podía oír. Miles de imágenes confusas y relucientes como el oro acuden a su mente y durante un instante es lo único que ve... acompañado del dolor que su carcelero le obliga a compartir. Estigma sabía que algo llegaba, Estigma sabía que sus días de verdugo estaban contados.

Voy volviendo a la realidad y cuando me percato de dónde estoy y con qué me estoy golpeando, intento salir de debajo de la cama, pero se me ha enganchado el cráneo en algo y no puedo. Elliot me habla, la reconozco por la voz porque no veo nada más allá del suelo y el polvo. Pero le pasa algo en la voz, está cada vez más ronca. Me habla, sí. No sé qué responder pues la situación es un tanto rara...
-Yo...eh...ho...hola...y perdón por molestar...-es lo único que se me ocurre decirle.
¿Decirle? No está sola por la forma en que habla. ¡Cain! Así que estabas aquí...¿Qué le pasa a Elliot? Deja de hablar y al poco algo cae sobre la cama. ¿Se habrá sentado? Intento moverme de nuevo, intentando salir <<Si se rompe el cráneo da igual, mientras no se me clave nada...>> Pero sigue trabado. ¿Qué es eso que escucho? Alguien llora...
-¿Cain? ¿No qué?
De pronto el chico grita y cierro los ojos con fuerza de la sorpresa. No sé qué pasa, pero tengo que salir de aquí. Vuelvo a intentar desencajar el casco y me doy varios cabezazos contra el cuerpo de la cama para quebrarlo. Me empieza a doler la cabeza, pero da igual, tengo que salir. Por fin, escucho un chasquido y ya puedo moverme con total libertad: me arrastro fuera de la cama, la rodeo y lo que veo me deja petrificado.
-Que...No...El...-balbuceo.
No puede estar pasando. No, no está pasando. Es un truco, algo de magia, seguro. Mira, no hay sangre. Pero...Cain está llorando y gritando...No es magia, es verdad...Pero...pero...Estoy temblando entero y caigo de rodillas. El daño no importa ahora, solo ... Es demasiado imposible, pero lo estoy viendo con mis ojos...¡No puede ser! Sigo temblando, la cabeza se me baja sola y empiezo a ver puntitos brillantes. ¿Qué me está pasando? Tengo los ojos enrojecidos, pero siento como si me alejase del suelo, del torreón, de todo...Pero sé qué me pasa, ahora sí lo sé.
-Mme...me...toy...des...yando...-consigo decir entre vaivenes.
Quedo apoyado con las manos en el suelo, que parece que bailase a mis pies. Tengo que esperar a que se me pase o al desmayo completo, pero sin moverme del sitio. Los puntitos brillantes empiezan a volverse negros y logro mirar a la...la...a Elliot y a Cain una vez más antes de caer inconsciente, de lado y en posición fetal. ¿Último pensamiento? Que he...que casi lloro por alguien, antes de sumirme en la oscuridad...

Nia lloraba a moco tendido en el baño. Se miraba las piernas. La piel. Su cuerpo cambiaba y ella estaba asustada por el cambio. No queria cambiar. Queria volver a casa. Sus manos le temblaban mientras entre sus dedos se acumulaba una sustancia pegajosa. Podia oir ruido en el torreon. No queria ni saber en que se transformarian los demas. Esto ya no era un juego. No podria volver atrás. Se decidio. Se acercó al espejo e intento peinarse, buscando un mechón de pelo. Debido a que s brazo izquierdo le colgaba inerte tuvo que ayudarse de sus tentaculos para separar un mechon dorado de su cabeza. Su pelo no parecia haber cambiado. Pero eso no le decia que lo iba a hacer. Sacó un cuchillo de su vaina y empezó a cortar.

Cain escuchó otro ruido sordo... y por un instante le pareció oir a... ¿Jack? Abrió los ojos trabajosamente y vio al rubio desplomarse en el suelo. No, no, no, otra vez no....
-Jack...- le llamó, pero el chico no do señales de vida. Se acercó a él como pudo y le tomó le pulso...-No... tu también...- la voz se le quebró y las lágrimas volvieron a sus ojos. Aquello no podía estar pasando. Una luz roja le cegó y giró la cabeza hacia la tronera. Fue hacia ella y al asomarse una nueva ciudad se apareció ante él; bajo el brillo carmesí refulgían... a cientos o a miles, símbolos extraños, círculos enrevesados de un dorado cegador, flotando sobre edificios, criaturas, o sobre el mismo aire. Cain no sabía lo que significaban, no entendía por qué podía verlos... Un recuerdo le asaltó de pronto, el círculo que había dibujado para el portal de comunicación... <<Algo se parecen..>> pensó. Estigma volvió a quejarse y su visión se volvió borrosa, los círculos intermitentes. Estigma trataba de luchar contra la Luna Roja!! Tratana de detener la transformación!! Cain sonrió de forma cruel, a pesar de su dolor y rodeándose el pecho con los brazos murmuró entre dientes- Estúpido, no conseguirás nada... Toda mi vida me habéis tratado como un monstruo... tal vez ahora lo sea de verdad ¿Por qué tratas de impedirlo? -Sintió un fuerte golpe, como una patada en el esternón, y luego el dolor de disipó... Ni rastro de Estigma. Cain miró al cielo...- Nada puede escapar a tu juicio, verdad?- susurró- Tu luz decide sobre todos nosotros... Y nadie puede escapar, ni luchar contra ella... -SE sentó en el suelo unos instantes, para recuperar el aliento, intentando no mirar el cuerpo decapitado de Elliot, ni el de Jack... Estaba perdido, su pequeño mundo se derrumbaba... Pero aún le quedaba un pilar en el que apoyarse <<Vacuum>> ¿Donde estaba? Dijo que iba a la biblioteca... ¿habría llegado bien? Se puso en pie, tambaleándose y le dedicó una última mirada a sus amigos muertos <<Mi muñeca...>> Tenía que decírselo a Vacuum cuanto antes, y asegurarse de que estaba bien. Se limpió las lágrimas de los ojos con la manga y salió con decisión del torreón.

Ahi reposaba Nia. Colapsada en el suelo, con el cuchillo en mano. El tentaculo izquierdo de la cabeza se levanta. Un mechon de pelo cortado límpiamente se alza. Pero muchos otros tentaculos, transparentes a primera vista lambien se levantan, temblorosos. Nia se sorprende y se pega a la pared del baño, de miedo. Esos tentaculos respondian a sus ordenes. Pero...¿cuantos habia? Nia levantó la falda y lo que vio la horrorizó.
Donde antes estaban sus piernas ahora reposaban múltiples tentáculos. Nia se llevó las manos a la boca y contuvo un grito de sorpresa y horror. ¿Cómo se iba a mover? Intentó ponerse de pie. Colocó ambas manos en el lavabo y para sorpresa de ella, lo consiguio, aunque habia perdido altura. Y mucha. La siguiente cosa que le sorpendio fue su brazo.
-¿¡Esta curado!?-
Nia cerró y abrio la mano derecha varias veces, para comprobar. De verdad estaba curado. Eso le hacia feliz. Los tentaculos de abajo le temblaban. Los notaba. Y la mejor manera de describirlos en este momento, era entumecios. Se concentró en ellos. Y poco a poco, comenzó a dominar el control de algunos, aunque todavia le faltaba algo de coordinación y práctica. Podia coger un objeto facil como una toalla y pasarla de tentaculo a tentaculo. Los ejercicios la hicieron calmarse. Por otra parte. No lo veia tan mal. Habia recuperado su brazo y habia ganado otros extra. Aunque queria volver a tener sus piernas. Y ahora estaba ahi, en el baño, todo el mundo transformandose al otro lado de la puerta en todo tipo de monstruos y ella cruzada de brazos esperando a que alguien la rescatase. En algun momento, notó como la espalda se le escurria contra la pared y antes de que pudiera evitarlo se resbaló por la pared y su cabeza chocó fuertemente conta el suelo, haciendose una brecha. Nia se incorporo quejandose y cuando estaba apunto de llorar por lo que dolia, se dio cuenta que el dolor cedia a medida que pasaba el tiempo y una sensación cálida cubria la herida. Se llevó la mano a la herida y descubrio que no habia tal. Ni un moraton si quiera. Y juraria que hasta habia sangrado.
-¿Puede ser que me cure super rápido?-dijo Nia, ilusionada.
Pero el tiempo pasa. Y nadie viene a buscarla. Nia comenzó a sentirse seca. Como cuando tienes tanta suciedad encima que dices "Necesito una ducha" pero el día habia sido agotador y no tenia ni fuerzas para ir a algun sitio como el río. Tampoco que fuera a llegar muy lejos con esos tentaculos como piernas.
Nia miró la habitación buscando algo que pudiera relajar esa sensación de sequedad que tenia. Y se encontró con la bañera. Aquel extraño artefacto terricola. Los humanos la usaban para bañarse, cuando podrian ir al mar o a cualquier lago o río. Nia observó el aparato minuciosamente. Con ayuda de sus tentaculos logró meterse dentro, pero le cansó bastante más de que lo que le preveio. Probo a tocar todo hasta que, al final, se rindio. Aquella cosa no servia para bañarse...era como un contenedor. Nia estaba exhausta y la bañera estaba algo humeda y fresca lo cual calmó su sequedad lo suficiente como para quedarse dormida. En todo este tiempo, Nia no se dio cuenta de que Harm habia dejado de llamar a la puerta.

Llevo un rato levitando mientras escucho los ruidos del interior del torreón. Me ha parecido escuchar gritos, pero no me alarmo. Es natural, están cambiando. Empiezo a sentir curiosidad por las formas que tomarán todos mis amigos y tomo tierra en el patio. Poco a poco habían ido brotando nuevas llamaradas azules por todo mi cuerpo, que provocan que mi cuerpo parezca lleno de hollín. Sin embargo no me quejo, las llamas me parecen demasiado hermosas esta noche. Pero no tanto como la Luna y su luz. Es un espectáculo digno de verse. Tampoco le he quitado ojo desde que se asomó entre los edificios. Tan enorme, tan redonda, tan perfecta. Su brillo sanguinolento lo baña todo, provocando que la noche esté llena de luces y sombras. Suspiro de felicidad ante el paisaje cambiado que se extinde ahora ante mis ojos, ya no parece la Rocavarancolia de siempre. Pero no es todo hermoso, el aire parece vibrar... Puedo sentir la magia en el ambiente, revolviéndose, en torbellinos... tal vez solo sea mi imaginación, pero esa inquietud que siento es traducida por mi imaginación de mil formas diferentes. Esta va a ser una noche muy larga, una noche de cambios y temores, de júbilo y tristeza. Miro mis llamas azuladas y me pregunto qué será de mí. Me siento disperso, como si pronto fuese a convertirme en algo más etéreo. Por momentos las llamas ganan intensidad y parece que van a cegarme. Me siento extraño al no poder controlar los cambios.
Camino con cuidado hacia la puerta del patio y entro al torreón. Enseguida echo de menos estar bañado por la siniestra luz rojiza, pero lo ignoro. Me acerco a la cocina en primer lugar, donde me encontré a quien parecía ser Yip. Estaba en pleno cambio, y no era nada agradable. Aparté la mirada con una mueca de asco y subí las escaleras. No quería verlo así, y él, que no se había dado cuenta de mi presencia, posiblemente tampoco querría ser visto. Más lamentos llegaban de diferentes partes del torreón, especialmente de la tercera planta. No vi a Nia por ningún lado... recuerdo su piel, ¿cómo sería ahora mismo?
Subo hasta la cuarta planta y allí me siento en el suelo, aburrido. Siento inquietud por no saber dónde meterme, necesito moverme. ¿Qué puedo hacer esta noche? Tamborileo con los dedos en el suelo y múltiples ideas aparecen en mi cabeza. Asustado por un instante, la sacudo. ¿En qué estoy pensando? Apenas he sido consciente de haber pensando en cosas que no debería hacer como algo endemoniadamente gracioso. No sé qué me está pasando, pero tal vez necesite pensar antes de volver a salir de esta habitación.

Todo era extraño. Como si se tratase de una pesadilla. Pero no lo era. Era muy real. Demasiado. Cain me miraba con ojos vidriosos, pensando que yo estaba muerta. Pero no lo estaba. Aunque mi cuerpo se hallaba independiente, podía notar el corazón bombeando dentro de él, imparable a pesar de todo. Podía sentir el tacto de mi ropa y la suavidad de la cama. También notaba las manos del rubio en mi cara, apartándome el pelo mientras sollozaba. "Estoy viva" quería decirle, pero los sonidos se negaban a salir de mi boca. No. No estaba muerta. Pero debería estarlo. Jack también me miraba con el mismo miedo y preocupación. Con los ojos llenos de lágrimas. Es la primera vez que le veía llorar. Bueno casi. Justo antes de poder hacer nada, cayó desplomado al suelo, inconsciente. Y no podía ayudarle. No sabía como hacerlo. ¿Que nos pasa? ¿Esto es lo que nos va a hacer la Luna? ¿Esto es lo que nos espera? Miré a Caín con casi llorando. ¿Y Vacuum? ¿Estará bien? Siento que tengo que moverme, que tengo que buscarle, tengo que... ¿Que tengo que hacer? ¡No puedo hacer nada! ¿Que pensará Vacuum cuando me vea? ¿Me querrá todavía? Idiota... ¿Como va a querer a alguien sin cabeza? ¿Como van a quererte? Ni siquiera tengo una forma de explicárselo. No. Se había acabado. Todo se había acabado. No mas besos. No mas "te quiero". Nada.
Sabía donde estaba, y notaba a Cain a mi lado. Pero me sentía mas perdida y sola que nunca. Traté de aferrarme a mis recuerdos. Las sonrisas de Vacuum, el olor de Cain, la cara de mi madre... pero éstos estaban cubiertos por una nube de humo que no me dejaba acercarme a ellos. Notaba como iba olvidandoles. Olvidándolo todo. Podía ver las imágenes deshaciéndose una a una. Imposible de soportar.
Por primera vez desde que llegué a Rocavarancolia me sentía encerrada. Atrapada. Como un gatito acorralado. Sin poderme defender. ¿Cómo podía luchar contra mi misma? ¿Como podía huir de lo que soy? Lo perdía todo. Desde la voz hasta mis recuerdos. Desde Vacuum hasta a mi misma.
Sin apenas quererlo noto como mi cuerpo se levanta de la cama, apartando a Cain de un empujón y con él empujé toda mi rabia, mi miedo fuera. Mis manos sostuvieron lo que quedaba de mi. Los recuerdos se aclaraban, pero ya... ya casi no quería volverlos a ver. Necesitaba salir. Necesitaba ver la Luna, saber que era real. Mirar a la culpable de todo esto. Bajé las escaleras sin mirar atrás, con una despedida ahogada en mis labios. No había beso de despedida. No podía haberlo. Al pasar por el salón ni siquiera pensé en coger las cariocas. Era imposible usarlas con una sola mano. Mis cariocas. Impregnadas de mi sangre. Ójala me hubiesen matado ese día. Al menos la ultima imagen que me hubiese llevado sería hermosa. No. Mejor no pensar en él. No pensar en nadie. Dejé mis armas atrás notando que dejaba otra parte de mi alma con ellas. Mis armas... todas... Las palabras que había utilizado durante toda mi vida para defenderme no eran ahora mas que silencio en mi boca. Mis cariocas, que sentía como una parte de mi, me habían sido vedadas. Las barreras internas, derribadas. Tenía que volver a construirlas, aunque a sangre fuese. Ahora las necesitaba mas que nunca. Me sentía débil sin ellas.
Por fin abrí la puerta y la luz rojiza hizo su aparición. Era una luna gigante, de color escarlata. La mas bella que había visto nunca. Salí a la calle temblando. Si, estaba sola y perdida, pero algo dentro de mi había encontrado su lugar. Como si siempre hubiese estado mal y ahora encajase. Me sentía atrapada por lo que era. Pero una nueva libertad llenaba los espacios de mi alma. Una libertad extraña y salvaje. Y la debilidad que sentía iba siendo sustituida por una fuerza muy distinta. Como si me hubiesen quitado una coraza para darme un bazooka.
La lluvia caía sobre Rocavarancolia dejando un reguero de charcos y pequeños riachuelos por todas partes. Sonaban truenos sin cesar que parecían caer a poca distancia. La primera tormenta que veía en meses.
Todo a mi alrededor parecía temblar. El aire estaba lleno de una energía incomparable, casi palpable. La misma que me recorría a mi.
Por unos segundos me olvidé de todo y caminé por las calles de la ciudad bajo la luz de la luna, sin saber siquiera a donde iba o si volvería alguna vez a Letargo.

Continua en... bah, ya lo pensaré...

Camino en silencio, algo desequilibrado por las alas que llevo a la espalda, necesito llegar hasta ellos, quiero ver a Cain y a Elliot, me da igual lo que sean, necesito verlos, tocarlos, saber que están ahí ... que no me van a dejar pase lo que pase, como yo no los dejaría a ellos, pasase lo que pasase. Cada vez el ansia por verlos se hace mas grande, me da igual lo que sean, mientras sean ellos no me importa nada. Los ojos me brillan febriles, han cambiado aunque yo no lo halla percibido, son algo mas grandes, el blanco a pasado a ser un verde oscuro y ya no tengo pupila, el iris sigue siendo verde, y varia el tono como antes. Ahora tienen un tono esmeralda por el deseo de verlos de nuevo, de sentirlos cerca, de tocarlos y saber que están bien. Por fin veo el torreón a lo lejos, en ese momento alguien esta saliendo del torreón, ¿quien sera?. Aprieto el paso para averiguarlo pero tropiezo y caigo al suelo, a pesar del fuerte golpe no me he hecho daño, ni un rasguño. Me pongo en pie, sacudiéndome el polvo de la ropa y alzo la mirada, pero la figura ya se ha perdido de vista, intuyo su ruta, pero y no la veo. Suspiro y empiezo a caminar de nuevo mirando al cielo, algo me reconcome, algo que no esta bien, pero lo ignoro, pendiente del brillo de la Luna Roja. Es tan hermosa y perfecta, tan brillante y poderosa, de pronto choco con alguien, ya muy cerca del torreón. Miro para ver si he hecho daño a alguien y me encuentro con el rostro de Cain frente a mi, parece ser el de siempre, no ha cambiado físicamente. Sonrío feliz y alzo los brazos para abrazarle. Pero veo mis manos de nuevo y la realidad me golpea como una maza, ¿pero que hago? ... parezco una polilla, soy un monstruo, ¿como es que pretendo abrazar a Cain que no ha cambiado?, ¿como puedo pensar siquiera en tocarle? ... no lo merezco, he cambiado demasiado, no creo ni que me reconozca, no me he visto en un espejo, no se como soy en realidad. Mis ojos se oscurecen asustados y retrocedo sin tocarle, hasta que mi espalda topa con la pared de una casa derruida, oculto mi boca con la bufanda y me tapo el resto con las manos, tratando de que no me vea, no quiero que se asuste de mi, no quiero hacerle daño. Apenas soy consciente del tiempo a mi alrededor, de la tormenta que esta empezando, solo pienso en que debo de parecer un engendro, he cambiado demasiado, ¿que debe estar pensando de mi?, ¿que vera en mi? ... ¿y Elliot?, ¿habrá cambiado tanto como yo?, o estará igual que Cain? ... a mi me da igual, les sigo queriendo con todo mi corazón, pero no les merezco ...
-Yo fno ... - intento hablar, pero la lengua se me traba, suspiro con abatimiento - ... lo siento - consigo vocalizar con lentitud, mi mirada transmite mi pesar, tiene derecho a repudiarme, a olvidarse de que existo, no me lo merezco - ... yo ... - me pego mas a la pared y oculto aun mas mi cara - ...

Estos días fueron horrorosos para mi... Tenía tremendos dolores en el cuerpo. La espalda se endurecía y me obligaba a ponerme como un perro, en la altura del "pompiss", donde termina la columna, tenía una gran herida, donde parecía que asomaba otro hueso desconocido anteriormente... Tenía hambre, mucha hambre, y me estaba saliendo mucho pelo por todo el cuerpo...
Estaba muy nervioso, y lo único lógico que vi, fue, meterme en una sala de Letargo y agonizar en silencio... Mientras, el tiempo me transformaba a su antojo...

Tras unas noches muy malas, me desmayé por el dolor del cuerpo y la columna.
Hoy me he despertado, muy diferente. Me pongo a levantarme y veo que todo ha cambiado, olfateo cosas que antes no olfateaba, estoy torpe y ando con dificultad los primeros pasos.
Mis recuerdos se reproducen en mi cabeza a la misma vez que mi cuerpo y mi sangre pide instinto...
Físicamente me siento espectacular.
-Grr.. -Digo y finalmente me doy cuenta de lo qué soy.
Me fijo en mi cola ancha y en mis zarpas de tigre.
En mi cabeza hay una batalla constante entre mi instinto animal y la lógica de Jau.
En un momento de pensamiento lógico, me empieza a doler otra vez todo el cuerpo, y gritó como un poseso... Irguiéndome como un humano y observando como mis zarpas van alargándose como una mano. Después, esas manos y esa postura humanoide, vuelven a ponerse de aspecto animal...

Finalmente, salgo de la habitación y me dirijo a la sala de entrenamiento, al cuarto piso, para correr y poder pensar .
Subo las escaleras, torpemente, y mis zarpas arañan el suelo. Mientras camino, mi hocico husmea por el alrededor...
Cuando llego a la cuarta planta, detecto un olor conocido,pero un poco alterado... Detecto a Gael pero como si estuviera en medio de una barbacoa...

Veo algo a lo lejos, parece Gael pero con una silueta desconocida. Sin darme cuenta, estoy corriendo en su dirección, con los colmillos hacia fuera. Cuando estoy a pocos metros, freno aparatosamente y husmeo, sin quitarle mi mirada felina de encima... Erizado.

Vacío. Es lo único que siente Cain al verse en la puerta del torreón; una desgarradora sensación de vacío. <<¿Y ahora qué?>> La Luna Roja lo bañaba con sus rayos, pero la sensación de poder, la magia recorriendole, no era nada en comparación al dolor que antes había sentido. La desaparición de Estigma le había dejado totalmente insensible, como un muñeco de trapo al que le han quitado el relleno. Esa presión constante, esos hilos que han tirado de él durante toda su vida, esa burbuja en la que se había refugiado toda su vida, dentro de la cual había resistido yocultado su propio dolor, su sufrimiento, y las pequeñas alegrías que llegaban de vez en cuando, atenuadas por el filtro eterno que siempre había velado por él. Su maldición estaba rota, su propia esencia se había clamado vencedora, pero ahora que aquello contra lo que tanto había luchado se había esfumado... estaba perdido. Cain no era más que una marioneta sin dueño. La propia Luna le había abandonado, no había cambiado, solo esos malditos círculos que le perseguían, esos símbolos bizarros cuya luz le acosaba hasta el punto de que ya no distinquía otro color que el dorado <<Y ahora qué¿>> volvió a repetirse. Jamas se le había pasado por la cabeza de que pudiese echar de menos a Estigma... de que pudiese sentirse tan indefenso sin ella... Temeroso, fue a emprender el camino a la biblioteca, debía encontrar a Vacuum, contarle lo de Elliot... <<Y si cuando lo vea... no le reconozco...?>> Sacude la cabeza apartando esa idea. Vacuum siempre sería Vacuum, por mucho que cambiase... o eso quería creer...
Algo choca contra él, una figura oscura que le hace retroceder, asustado. Un par de ojos verdes le miran <<Verdes?>> Cain se fija en ellos y de pronto cambian, se oscurecen a la vez que la criatura retrocede, haciendo que los de Cain se iluminen.
-Vacuum?- el ser trata de decir algo, pero falla, y se oculta tras su bufanda.. <<La bufanda de Vacuum>> Ese gesto, ese mínimo gesto, tan suyo, tan de Vacuum, le arranca una tímida sonrisa- Vacuum...- se echa a llorar. Por su cambio, por el de Elliot, por todo. Se abraza a él; su piel es dura pero sigue siendo suave al tacto, más suave. Su manos retroceden inseguras al notar las alas a su espalda, pero no rompe el abrazo, no se separa de él, no quiere hacerlo- Pensé que no... creía que no te reconocería pero...- ríe, pero la risa se vuelve trist de pronto- Elliot, su cabeza ha... es algo imposible, no había nada de sangre, pero su cabeza...- le cuenta entre balbuceos lo de Elliot, lo de Jack, los círculos dorados, los gritos de Estigma, el dolor,...- Tengo miedo...- dice tras una larga pausa. No había dejado de temblar en todo el rato- Estoy... roto... ya no sirvo para nada... la Luna no me ha cambiado, Estigma no está, ¿que voy a hacer?- se ocultó como pudo entre los brazos del griego, aspirando su olor. No había cambiado tampoco en eso... su olor... ahora era más dulce, más meloso, como si le hipnotizase...

Podía oír el sonido de la lluvia fuera. Escucho atentamente el rumor continuo del repiqueteo de las gotas con el ceño fruncido. No me gusta. No me gusta nada. En ocasiones la intensidad de las llamas aumenta, para después volver a la normalidad. O lo que yo creo que es la normalidad. Todavía parecen inestables. Pero no puedo negar que me gustan. Y me siento ligero, muy ligero. Incluso frágil, tal vez sea por el cambio. Estoy tentado de volver a hacer el hechizo de levitación para estar lejos de todo, pero cuando me quiero dar cuenta estoy empezando a separarme del suelo. Emito un gritito, sorprendido. Puedo elevarme y flotar, sin más, sin magia, por mí mismo. Me elevo un poco más, torpemente. En ocasiones pierdo el equilibrio, pero enseguida me enderezo de nuevo. Me siento con las piernas cruzadas en el aire de nuevo y me quedo repentinamente serio. Odio mis cambios de humor. Inclino la cabeza y cierro los ojos, para empezar a tararear una canción de la que nunca supe la letra, pero más despacio, haciéndola sonar melancólica. Me siento atrapado en el torreón, la lluvia todavía arreci y estoy en pleno cambio. Aunque no lo quiera admitir, estoy sumamente confuso. Ni siquiera sé lo que soy. Me balanceo intentando tranquilizar mi corazón, que late desenfrenado. En realidad empiezo a sentir un nudo en el estómago, enorme, que me retuerce por dentro mientras intento pensar.
Entonces escucho como unos pasos se acercan. No son normales, parecen torpes, y desde luego no son de persona. Me giro alarmado justo para ver un enorme tigre... que todavía guarda rasgos de persona. Corre hacia mi de repente, y apenas me da tiempo a tratar de elevarme, trastabillando en el aire debido a mi nerviosismo. Pero entonces frena delante de mí. Si se pusiese a dar un salto me atraparía, de eso no me cabía la menor duda. Me quedé quieto en el aire, tratando de recordar hechizos de utilidad. Pienso en paralizarlo, pero no quiero moverme el primero. Es uno de mis compañeros, así que tengo que tener cuidado. Le sostengo la mirada, no sé ni por qué. Si me demuestro fiero tal vez me ataque, si me demuestro débil, también. El corazón me late un ritmo frenético mientras no paro de repetir mentalmente el hechizo de parálisis. Sé que si la bestia no se reprime, no me dará tiempo ni a empezar.

Es Gael. Consigo frenar mi instinto y frenar mi trote. Gel está nervioso y no me reconoce.
Olfateo más su olor, y recuerdo como llegó a esta ciudad y la confianza que intentaba meterle en el cuerpo para que llegará a ser una figura seria y confiada, y ahora soy yo el que lo mira inclinando la cabeza hacia arriba...
Los recuerdos llegan como una ola que te cae desde arriba en el mar, ahogándote y cubriéndote de esa agua salada...
Le quito la mirada por el dolor de mi cuerpo, y de nuevo, me voy irguiendo y volviendo más humano. Consigo ponerme de pie, y lo único que hago es gritar por el dolor...
Consigo gesticular una palabra...
-Gael... -Finalizo y vuelvo a gritar.
Después pierdo el equilibrio y vuelvo a ponerme en mi forma felina, poco a poco...
Le gruño, pero me acerco poco a poco a el.. Es contradictorio, pero intento que la lógica gane al instinto... Intento oler a un amigo, no a carne cruda...

El animal parece tranquilizarse por momentos. Incluso empieza a ganar su forma humana de nuevo y dice mi nombre.
-¿Jau? ¿Eres Jau? -pregunto asombrado al reconocerlo... su voz, ahora más bestial, todavía conserva su timbre. Me asusto y me elevo todavía más en el aire-. Jau, deberías... deberías -digo con cautela- ir a un lugar donde no puedas hacer daño a nadie. El cambio seguirá, la noche todavía empieza. ¿Me entiendes? A un sitio seguro...
Lo miro a los ojos de nuevo, aunque noto que rehuye mi mirada. Está intentando olfatearme, y eso me pone cada vez más nervioso. Lo acompañaría afuera, pero me niego a salir mientras dure la tormenta. Espero que se apacigüe pronto.
-¡Jau! -exclamo, intentando que entre en razón. Ahora al menos parece más calmado-. El torreón está lleno de gente.

Nia se despertó más tranquila todo el follón de ayer. Miró hacia abajo y comprobó sus extremidades tentaculosas reposando unas sobre otras. Se incorporó, y con un ruido seco se despegó de la bañera. Al instante sintio aquella misma sed. Y hambre. Tambien tenia hambre. Oyó unos ruidos arriba. Finalmente Nia decidio moverse. Tentaculo tras tentaculo, se iba delplazando, primero, fuera de la bañera. En el suelo alganzó el poco de la puerta con la mano y la abrío dejando el torreón libre para explorar otra vez.
Se preguntaba donde estaria Gael y en que se habia trasnformado.
<<Un dragon no...por favor un dragon no...>>
Cuando salio no vio a Harm. Probablemente se habia cansado de esperar a que saliera y habia ido a alguna parte. Se arrastro lenta y tediosamente hasta el rellano de las escaleras, esperando no hacer mucho ruido. Miraba a todos los lados, algo asustada pero expectante de saber como eran ahora sus amigos. Le encontraba algo de divertido a lo de transformarse. Se agarró con un tentaculo a la barandilla. Habia muchas escaleras y al ritmo al que iba, tardaria eones en subir si quiera un piso, asi que intentó algo diferente: Tiro de ella misma y se balanceaba para poder agarrar la proxima barandilla. Si bien con sus tentaculos apoyados con sus brazos y su fuerza, logró más o menos llegar a la planta del origen de los ruidos. Silenciosa observó como un Gael incandescente ¿conversaba? con un animal peludo enorme.
-¿G-Gael?-dijo con algo de miedo, con temor a que hubiera cambiado por dentro tambien.-¿Quien es?-dijo mientras se escurria lentamente hasta ponerse a su lado.

Un intenso dolor en la tripa me empieza a despertar. Estoy tirado en el suelo, pero estoy solo. ¡Ha desaparecido el cuerpo de la chica! Y ni rastro de...¿Y Cain? Parpadeo varias veces y tomo aire, pero la cantidad de olores nuevos me marea y cierro los ojos con fuerza. ¿A qué huele? Vuelvo a aspirar y...¿un gato con perfume? Frunzo el ceño...No había mascotas en el torreón...Y...¿Ese olor dulzón? Me incorporo apoyándome en la cama y apretándome la barriga, necesito ir al baño cuanto antes. Empiezo a andar y de pronto me percato de que se me ha olvidado respirar. Me quedo quieto y vuelvo a inspirar varias veces, pero se me acaba olvidando. Además, en cada poco de aire que cojo, el olor dulzón se repite y ahora se le suman varios más: el del gato sigue, lo otro parece el mar...¡Huelo el mar! Pero no puede ser...Y...el olor dulzón está en esta planta...Y debe haber una fogata cerca...Me giro, mirando las camas, buscando el olor ese que me embriaga y me atrae, pero no veo nada en especial. La urgencia de ir al baño es prioritaria y sacudo la cabeza, cubro mi nariz con la mano para no captar olor alguno y me dirijo a las escaleras a todo correr. Pero algo sucede y llego demasiado rápido, tanto que no me da tiempo ni a frenar en los escalones y caigo de bruces, bajando dando casi volteretas hasta la siguiente planta, donde acabo de cabeza contra el suelo. El golpe es bestial y la cabeza empieza a darme vueltas, pero no se me ha roto nada y solo tengo un pequeño arañazo. <<Están pasando cosas muy raras...Quizá esa luz carmesí que inundaba la sala de las camas era la Luna Roja... Pero...Sigo siendo yo, sigo siendo Jack. Mi cuerpo sigue siendo el mismo, o...bueno, estoy más pálido, pero nada más. Y un poco desorientado. Pero no me he transformado en nada>> pienso mientras me miro el cuerpo, después de levantarme. Me llevo la mano a la herida de antes y parpadeo perplejo cuando no la encuentro, no está. Ni rastro... <<Una transformación donde soy pálido y me puedo tirar escaleras abajo sin matarme...¿Qué diantres?>> El olor a sal húmeda sigue en el ambiente y está cerca del baño al parecer, pero de pronto desaparece. Llego al baño y me encierro...
Cuando salgo, una mueca de dolor decora mi rostro y miro en derredor, tapándome la nariz con las manos. De pronto me entra una sed horrible que me atenaza la garganta. Será por ir al baño de esa forma tan rara... Así que vuelvo a las escaleras pero lentamente, para evitar caerme de nuevo. Sonrío cuando veo el pozo pero noto algo punzante en los labios al hacerlo. Borro la sonrisa y algo me roza los labios, pero no puedo discernir todavía lo que es...Llego al pozo y lleno un cubo, abro la boca y me miro: el cubo sale volando mientras salto hacia atrás, ahogando un grito y buscando un arma.
-¿Qué diantres?
Había algo en el cubo, algo con ojos rojos y colmillos... Ahora el cubo está tirado en el suelo, derramado su contenido. Me acerco con cuidado y le doy una patada, pero lo que haya dentro no se atreve a salir. Vuelvo a darle una patada y decido coger el cubo, miro de nuevo pero no hay nada. Inspiro hondo y el olor dulzón vuelve, débil, pero vuelve. Así como la sed que me quema la garganta. Ya averiguaré lo de la criatura de antes, ahora tengo que beber. Vuelvo a llenar el cubo y cojo un poco con las manos, doy un sorbo y de pronto me doblo de dolor y la devuelvo al suelo entre toses. Me limpio con la manga como puedo y cuando se me pasa la tos, miro al pozo
-Esto está envenenado...Les diré que hay bichos dentro.
Pero al pensar en los demás, caigo en la cuenta de la Luna Roja sobre mi cabeza y de que ellos también se transformarán. ¿Les reconoceré? Pero no puedo ir a decirles lo de la criatura de antes sin más...así que vuelvo a coger el cubo y ahí está, mirándome con sus ojos rojizos, su nívea piel y sus colmillos. Frunzo el entrecejo y me imita, cosa que me sorprende y parpadeo, confuso. Vuelve a imitarme. De pronto sonrío, comprendiendo: es mi reflejo. Soy yo, transformado en... ¿Qué soy? Seguro que alguien con infancia y adolescencia normal reconocería qué soy...pero yo no sé lo que soy, maldita sea...Y sigo teniendo sed, mucha sed. Y ese olor dulzón...Parece como si fuese el causante de mi dolor de garganta. Y aumenta según subo plantas, parece como si...como si el olor palpitase. Antes de llegar a la cuarta planta, me detengo en la escalera y agudizo el oído, hay voces y parece que hay alguna fiera...¿El gato? No salgo, solo espero abajo, a ver qué escucho, aunque la sensación de sed me devora...

Consigo escuchar a Gael, y después entra otro "Cosa extraña".
Lo olfateo nada más entrar y, ágil mente le miro con mi mirada felina e inquietante.
Rujo como si mi viva se perdiera en ella. Ese rugido se escucha por toda la ciudad, desatando mi ira y mi desesperación.
Después me giro a Gael y lo único que se ve en mi mirada de bestia asustada, es una lágrima correr por mi peludo rostro...
Después echo a correr sin mirar a ningún lado para no perderme por mi instinto, y sigo el consejo de Gael...
Me pierdo por rocavarancolia, derrotado por mi instinto animal y luchando por mis recuerdos...

Caminar por el aire es una sensacion increible que habria podido disfrutar de no ser por los latigazos de dolor que me recorren. Llegamos al torreon letargo, y me sorprendo al verlo. No se parece en nada al burdel. Esta cubierto de enredaderas y rodeado de unas bellas flores. Kaila se detiene delante de la puerta y llama.
Aterrizo a su lado y espero a que alguien abra, mientras las dudas y el dolor me consumen.