Taberna del Mago Tuerto

Vacuum hizo amago de reírse en varias ocasiones. Me sentí un tanto culpable al ver como se contenía, ¿por qué me tenían que doler tanto los oídos cada vez que alguien se reía? No era justo... Pero en Rocavarancolia casi nada lo era. Cuando le conté a Vacuum que lo vimos en la Cicatriz volvió a contener su risa. Entonces noté un sonido extraño en mi mente, como un tintineo. Miré extrañado a mi alrededor, pero enseguida comprendí que lo producía Vacuum. Se estaba riendo en mi mente. Fue extraño, pero también agradable. De esta manera podía escuchar una risa sin que sintiese unas ganas desmesuradas de cerrarle la boca a su propietario a golpes. Aún a pesar de lo sucedido ayer, tras haber hablado con todos mis amigos de ello, el asunto de la risa era lo que más me preocupaba de mi transformación. Este pensamiento me inquietó, ¿me preocupaba más no poder escuchar risas que ser un sádico? << Bueno... >> pensé con ironía, << en eso debe consistir ser sádico >>. En lugar de seguir preocupándome le sonreí ampliamente a Vacuum mientras él explicaba acerca de su telepatía. Sentí curiosidad por la criatura que era. No se quemaba, podía hablar telepáticamente...
-Vac -le dije llamándole por su nombre acortado tal y como nos había pedido-. ¿Qué criatura eres? Nunca he leído acerca de seres como tú, me parece...

Vac nos contó lo que había estado haciendo en este tiempo y otras cosas acerca de sí mismo. Así que habitaba en el burdel. Por supuesto había oído hablar de él, pues Jack también vivía allí. Al parecer también la Dulahan que me ayudó la noche que salió la Luna. Entonces, sin previo aviso, Jack cayó del techo. Al principio sólo pude distinguir un amasijo de ropa, pero enseguida reconocí la familiar figura que aterrizó sobre Vacuum para posteriormente saludarle de forma muy efusiva. Me reí un poco contemplando la escena y, finalmente, Jack se sentó con nosotros.
-Hola, Jack -lo saludo-. Veo que te gusta "dejarte caer por aquí" -bromeo divertido.
Jack parecía haber escuchado gran parte de nuestra conversación pues hace un comentario acerca de lo que le dije antes a Giz que me provoca la risa nuevamente.

Pyro se levantó para irse, pero antes se despidió de Giz y de mí. Cuando habló lo hizo con inseguridad. Creo que tiene miedo de que, por haber estado viviendo con su hermana, no queramos relacionarnos más con ella.
-Claro, Pyro. Si hubiéramos sabido que estabas ahí habríamos ido alguna vez. Y descuida, no creo que nadie tenga ganas de decirle a Azura donde estás -finalicé con un breve suspiro.

Cuando Pyro se fue, centré mi atención en el señor káiser. No parecía muy contento que digamos. Había estado clavando un cuchillo en la mesa hasta que la cosa no dio más de sí y de vez en cuando emitía gruñidos. Cuando el violinista Dulahan se acercó a Vac para pedirle que tocara con él, el señor káiser hizo un comentario malhumorado. No es que fuese la persona más sociable del mundo, pero se lo veía especialmente molesto. Claro, es cierto, él aún no estaba acostumbrado a escuchar música y sólamente le recordaba a cosas desagradables. Me acerqué a él, preocupado.
-Señor káiser, ¿te encuentras bien? -le dije mientras le ponía una mano en el hombro-. Ni siquiera te has presentado a Vac. Venga, tienes que hacer un esfuerzo por acostumbrarte a la música. Sé que debe ser difícil para ti, pero te prometo que cuando seas capaz de distinguir las melodías te encantará -le dije sonriendo.

Después del reencuentro con Vac todos nos juntamos en la mesa con él. Los transformados por la última Luna se presentan, a excepción del Kaiser, y Noel tiene que explicar por qué nos tuvo que silenciar cuando nos reíamos. Después Vac nos cuenta sus andanzas por los mundos vinculados, y yo escucho las historias deseando haber hecho más excursiones por ellos también.

-Vac, vac -le interrumpo en un momento dado-. ¿Sabes que ahora soy cosechador en Asrena? -Le enseño un amplia sonrisa con orgullo y sigo escuchando las conversaciones de la mesa.
Al poco rato también se nos une Jack, que al principio parece enfadado, pero solo echaba de menos a Vac... como todos. Además me hace mucha gracia las bromas que le hacen todos al pobre Giz por culpa del incidente de la silla de la última vez. Me fijo en ese momento en que Elunin también está, y parece llevarse bien con Tania... aunque dudo que se conocieran antes de que los trajeran aquí. Después de que lleváramos un rato charlando, Pyro decide irse. Parece un poco incómoda entre nosotros. Ya antes parecía un poco tímida para haber sido una vieja amiga de los demás. Supongo que no sentará muy bien que tu mayor enemigo sea quien está cerca de tus viejos amigos. Espero que podamos verla algún día en la sede, realmente no se merece ser la desplazada, ni Azura, pero así de cruel es su transformación.

Cuando veo a Noel acercándose al Kaiser aguzo el oído para escuchar entre el gentío lo que le está diciendo. Su actitud es demasiado distante, y me preocupa... Aunque dudo que vuelva a liarla como la última vez, tampoco me gusta verlo apartado ni que se aburra.
-Anímate, Kaiser -le digo después de Noel-, a Nia le acabó encantando la música, y la con la gente de por aquí se puede pasar genial incluso si no te gusta la música. -Miro en ese momento a Vac a ver si él pone algo de su parte para que el ulterano no siga desconfiando de él. Está siendo una noche muy agradable y es una lástima que alguien lo pase mal hoy innecesariamente.

Demasiada gente y demasiadas conversaciones que atender. Si había olvidado lo poco que me gustaban los grandes tumultos, con tanta gente a mi alrededor no tardo en recordarlo. << Caaaaaalma >> respiro hondo varias veces y trato de centrarme solo en aquellos que se dirijan a mí, que para colmo son bromas y comentarios sobre mi apego a los muebles. Al final no puedo evitar unirme a las risas, tras imaginarme desalojando el local por completo.

-Tranquilos, esta vez seré más discreto. Primero los cubiertos-les digo riendo lo más silenciosamente que puedo, para no molestar a Noel-. Los muebles los dejo para cuando sea un ladrón profesional.

Pyro se va, nos dice que la visitemos cuando queramos en la sede, pero que no le digamos nada a Azura. << Lógico >>. Me despido de ella casi al tiempo que la música se para. El violinista, un tipo descabezado, se aproxima a nosotros y habla mediante notas a Vac. Sin la música, el único ruido que puebla el local es una mezcla confusa de voces, con una base de golpes y sonidos aleatorios de cristal chocando (y rompiéndose en algunos casos).

Para relajarme, trato de recordar el ritmo de la última canción que había estado sonando y la reproduzco como buenamente puedo, golpeteando con los dedos en la barra. Cuando me aburro, saco un par de flechas del carcaj y al principio sigo repitiendo el mismo ritmo con ella, pero no sé ni cómo ni cuando, acabo rayando la madera de la barra con la punta de una de ellas. Cuando veo el dibujo abstracto que he grabado inconscientemente, me sobresalto y me apresuro en taparlo con el brazo. Es entonces cuando veo a Azura dormida, apoyada contra la barra en una posición poco cómoda y menos favorecedora.

-Habría que despertarla-comento como quien no quiere la cosa, señalándola para apartar la atención de la gente de cierto rayajo bajo mi brazo.

Quizá se había precipitado un poco al querer tocar ya. El violinista llevaba ya un rato tocando, y vio normal que se sentara en la mesa a tomar algo. El hado se disponía a sentarse, cuando una sombra cayó del techo frente a él. Jack casi le grito, increpándole el tiempo que llevaba fuera, pero parecía alegre de verle, y le dio un fuerte abrazo, al que el chico correspondió encantado. El vampiro le presentó a un amigo suyo, al parecer viviá en el burdel, y era una suerte de sirviente, que había oído hablar de él.

-Encantado –dijo Vac, estrechándole la mano al nublino con una sonrisa-. Y si, no te preocupes, sigo siendo amigo de esta sanguijuela –aseguro el chico mirando a Jack y correspondiendo a su pulla con otra igual y una flamante sonrisa.

El ambiente estaba bastante animado, pero Pyro decidió irse en ese momento. Parecía incómoda. Antes de que pudiera preguntarle, la chica le dio un fuerte abrazo a Vac y se despidió de todos, saliendo por la puerta. Vac suspiro, ya que comprendía que Pyro no lo pasara bien, pero ya hablaría con ella en otra ocasión. Un comentario de Giz llamó su atención, ahora que Pyro no estaba, quizá seria buena idea despertar a Azura- El hado se acercó a ella y deshizo el hechizo, alejándose después. Era mejor que se encontrara con una cara amiga en cuanto despertara. Mientras el tiempo pasaba, Vac decidió contestar a una pregunta que Noel le había hecho hacía un rato.

-Yo soy un hado infernal –le dijo, acercándosele-. Soy una criatura un poco rara, no hay muchos como yo… creo que en toda la ciudad solo somos dos, y mi “hermano” esta como un cencerro –le comentó, riendo mentalmente y explicándole que el otro hado pertenecía a la secta de Ewa, la diosa de la locura-. La verdad es que el grado de locura de los de esa secta, sobrepasa a los del resto de la ciudad, aunque hay gente realmente maja entre ellos –dijo el hado, pensando en la sacerdotisa semitrasga-. Yo puedo llegar a ser un tanto sádico, y mi personalidad se ha oscurecido bastante por lo que tengo que hacer para conseguir magia y el tipo de poder que tengo, pero no estoy tan loco como mi “hermano”. Algún día tu y yo tenemos que hablar de los precios de la magia –le dijo, revolviéndole las plumas de la cabeza y mirando a su alrededor.

Su mirada cayó sobre el argos, era cierto que habían intentado animarle, pero seguía estando algo huraño. En ese momento, Gael le estaba tratando de convencer de algo. A Vac, aquel tipo, le producía una buena sensación. No sabía que era, pero había algo en el argos que le gustaba, y quería conocerle mejor. Agarró una botella de la mesa y se acercó al argos, sentándose a su lado sonriendo amistosamente. El violinista estaba sentado muy cerca, y al argos le acompañaban los dos nublinos, el que venía con Jack, y la que acompañaba desde el principio al propio argos. VAc brindó hacia el violinista y se centró en el argos y sus acompañantes.

-Encantado, amigo, mi nombre es Vac, aunque no tengo el placer de conocer el vuestro –dijo, mirando al argos y a la nublina-. He visto que estas un poco hosco y he pensado animar un poco el asunto –comentó sonriente, dando un trago largo de la botella directamente-. ¿Qué me decís a eso? –preguntó, humeando por la boca y dejando la botella frente al argos-. En mi tierra solo un niño rechaza un ofrecimiento así –aseguro el hado, riendo alegremente y guiñando un ojo amistoso a la nublina.

Un escalofrío recorrió la espalda del hado y este se volvió ligeramente, alerta, pero no vio nada. No sabía que iba a pasar, pero presentía que algo iba a sucederle. Se volvió de nuevo hacia sus acompañantes, esperando su respuesta.

Los ojos del ulterano captaron una presencia por encima de sus cabezas. Cuando notó que era Jack, relajó la postura y se derrumbó en su asiento. Se pone a saludar al chico-mariposa y Toima decide cerrar los ojos. Estaba ahí por los demás, no para entretenerse él. De todas formas ¿como se entretenia uno con los amigos? Habia pasado tanto tiempo solo que no habia jugado nunca con chicos de su edad. Ni de ninguna edad a decir verdad.

Tania miraba con el ceño fruncido a Toima. No sabia que diablos le pasaba. El ambiente era divertido y habia reencuentros y música. ¿Porque pondria esa cara tan larga? No lograba desentrañar el porque de la sitación. Su corazón dio un salto en el momento en el que el amo de Elunin aparecio delante de ellos, desde el techo. Se llevó la mano al pecho del susto. Elunin se acercó a ella y la saludó. Ella se forzó a sonreir y luego volvio a mirar preocupadamente al ulterano.

La escindida de rojo se fue de la taberna. Toima no sabia si aquello era bueno o malo, pero sin duda sabia que aquello acarrearia que no se tuvieran que preocupar por la de azul. Suspiró. Noel entonces se percató de como estaba.
-Si, tan solo estoy algo...cansado...-mintio. Pronto el chicó le descubrio. Además, insistio en que hiciera un esfuerzo por escuchar la música y, aparentemente diferenciarla. Para Toima eran los mismos ruidos una y otra vez... Cuando le iba contestar Gael le contó al kaiser que a Nia la música le encantaba. Dudaba que la niña y él tuvieran el mismo pasado, pero aquello le hizo creer en las palabras de Noel. Quizas, con el tiempo, encontrara agradable todo aquel barullo musical.
Se rascó la cabeza y miró a los dos chicos que le animaban. Suspiró y para su sorpresa, el chico se habia levantado ya y caminaba en su dirección. Los ojos de Toima le escanearon de arriba a abajo y se quedó esperandole sentado.
"Se amable... se amable..." Pensaba mientras le fulminaba con la mirada.

Tania se sonrojó y apartó la mirada cuando el hado infernal le dedicó un guiño. La nublina se quedó compungida y no pudo prestar atención a su amo porque su cabeza no paraba de dar vueltas a aquel insignificante gesto.

-"Kaiser" bastará por ahora, Vaccum.-se presentó lo más cordialmente que podia en aquellos instantes, recordando su nombre. Gruñó ante el comentario sobre su estado de animo. Pues claro que iba a estar así mientras no parasen de torturarle las heridas. A nadie le gustaba el dolor. Fue entonces cuando el ulterano vio su orgullo puesto en peligro. El atrevimiento de Vacuum hizo que el ulterano agarrase la botella y tras un breve "¡Salud!" alzandola, se la llevara a los labios y comenzara a beber. Empinando literalmente el codo hasta vaciarla. Eructó y la plantó con fuerza en la mesa.
-¿Y esto me convierte en un anciano?-dijo con un tono burlón pero que por culpa del licor se rompio ligeramente al final de la frase, afinando la voz del ulterano mientras que su boca humeaba como un spa en miniatura. El ulterano pronto notó algo raro. Un calor que ascendia brutalmente rápido. Una ligereza de cuerpo, y soltura de mente. Hipó.
-Espera un momento...-dijo con un tono de voz que rozaba la ebriedad.-Esto no tendrá alcohol ¿verdad?-
Dijo señalando la botella mientras se ponia de pie y se tambaleaba en el sitio. De pronto los ojos se pusieron en blanco y cayó al suelo, dándose con la cabeza en la mesa y luego en el suelo. Tania acudio a donde su amo intentando que recobrara la consicencia. El ulterano se incorporó mala mente tras unos segundos y ligeramente animado con un color rojizo en la cara que le paricia un tomate. Le dio un par de torpes toques a Vacuum con la punta del dedo indice.
-Me has engañado, chico-mariposa...-hipó. Se sentó en la silla fuertemetne que crujio, Tania a su lado porque no se fiaba de dejarle solo. Toima comenzó a reir en un siseo y señalaba entre risas.-Eres un jabronsio... vakium... Pero que sepas...-hipó.-...que sepas que hace falta más que un poquito de alcohol para tumbar a este ulterano.-se golpeó fuertemente el pecho con el puño, en señal de orgullo para luego hipar una vez más.

La nublina, a su lado, se puso colorada, y Vac le dedicó una sonrisa picara. Así que al argos se le conocía como Kaiser, al menos temporalmente… para Vac era mas que suficiente. El hecho de retarle de esa manera pareció ofenderle, y su reacción le hizo mucha gracia al hado. El argos agarró la botella, y se bebió todo su contenido de un largo trago, dejándola sobre la mesa con un golpe y erucyándo al mismo tiempo.

-Te convierte en un colega, si tu quieres serlo, claro está –dijo el hado con una sonrisa enorme-. Aunque quizá hayas bebido demasiado rápido…

Se estaba poniendo colorado, y comenzó a hipar. Entonces fue cuando pregunto si la bebida llevaba alcohol. Vac bufó, conteniendo la risa, y trato de responderle, pero justo en ese momento, el argos puso los ojos en blanco, curioso espectáculo sin embargo, y cayó hacia atrás de golpe. La nublina le ayudó a levantarse, y Vac le habría echado una mano si no hubiera estado llorando de la risa sobre la mesa. El argos, rojo como la grana, le dio un par de toques con el dedo tras lo cual se sentó con un crujido y una enorme sonrisa en la cara.

-Lo siento de verdad –le dijo a la nublina sonriendo-, te abría ayudado si hubiera podido levantarme –aseguro, riendo aún en su mente-. No creo que eso acabe contigo, amigo –le comentó al Kaiser con una sonrisa.

El argos le caía simpático, y se disponía a beber otro rato con el, cuando Cain apareció frente a él. Se lo debería haber imaginado por su falso tono y su expresión, pero quizá no se esperaba ese tipo de golpe. Un puño metálico golpeo al hado en la mandíbula, mandándole al otro extremo del local y estrellándole contra una mesa vacía. Vac, algo aturdido, trató de salir del amasijo de astillas en el que se encontraba, mientras Cain le hablaba. Pero antes de enderezarse, el brazo metálico le sujeto y le alzó en el aire. Uzza apareció colgada del cuello del invocador, y acabó correteando sobre el brazo hacia Vac. Se sentó en la muñeca metálica y saludo a Vac.

-Hola, Uzza –correspondió a su saludo con una sonrisa torcida-. Eso parece, la he pifiado de lo lindo, ¿eh?. Pero lo del viaje tendrá que ser para otro rato, preciosa, ahora mejor haz caso a tu amo y ve con él, si no tal vez se enfade mas –concluyó, dirigiendo un guiñó a la “muchacha”.

Vac observó a Cain con atención, al otro lado del brazo metálico, Le veía cambiado, pero había algo en él que lo hacía mas atrayente… quizá fuera la oscuridad que veía en él, reflejada en su ojo sano. Estaba muy cabreado, y lo comprendía, pero eso era jugar sucio… llevaba demasiado tiempo sin verle.

-Hola –dijo, relamiéndose la sangre de los labios, el golpe había dolido-. Me lo debería haber imaginado… debería haber ido primero al burdel, e iba hacia allí, enserio, pero pase por aquí al lado y no pude evitar entrar –todo eso era verdad, iba dando un paseo para casa, pero se había vuelto algo impulsivo con el cambio de personalidad y no había podido pasar sin entrar-, creo que Feliks ya esta allí… -murmuro, entornando los ojos, observando atentamente al italiano-. Oye, sabes que esto es jugar sucio, ¿no? –comentó, tamborileando con los dedos en la mano metálica que le sujetaba-... me abría esperado un golpe, incluso me habría gustado… pero no me lo has dado tu. ¿Sabes que ya me estoy olvidando del tacto de tu piel? –le pregunto con una media sonrisa sincera-. Lo siento de verdad, me he vuelto un poco impulsivo –dijo mas serio, no quería que Cain estuviera enfadado, le había echado mucho de menos-, a veces no puedo evitar hacer cosas sin pensar, pero que sepas que si te he echado de menos… -se quedó callado e intentó batir las alas, pero algo se lo impidió.

Al mirar a su espalda, vió que una de las astillas de la mesa, le había perforado una de las alas, no era un agujero muy grande, pero era la primera vez que le dañaban las alas, y no estaba seguro de cómo curarlas.

-Mierda –maldijo en voz baja, tratando de mover una vez mas las alas en vano-, otro problema mas –suspiro sin ganas.

Después de saludarle, una de las brujas escindidas, Pyro, abraza también al hado y tras despedirse, se marcha. La otra, Azura, sigue aquí... Esa transformación es rara y peligrosa... Pero en fin: adaptarse o sucumbir. Vac también habla con Elunin y luego saluda al kaiser, que insiste en ese nombre. Yo por mi parte me acerco a la barra y me siento en uno de los taburetes altos, un poco alejado del grupo. Y cómo no, el ulterano acepta el desafío de Vac, bebiendo de un trago algo que olía a demasiado alcohol. Genial. Por lo menos esta vez han llegado ellos solos, no he tenido nada que ver. Por si acaso, le hago señas al nublino para que permanezca a mi lado, no le quiero cerca del argos si se pone agresivo como la última vez. <<< ¿Cómo se sentiría si le anegara todos los ojos? Hum... Espero no llegar a eso. >>>

Sin embargo, me voy calmando cuando veo que el ambiente también se calma y no ocurre nada fuera de lugar. Y es entonces cuando una fragancia, conocida, familiar y a la que tengo cariño, inunda el lugar. <<< Cain... >>> Le sigo con la mirada, directo a Vacuum, sonriente, muy hablador y de pronto... <<< Hala... Buen recibimiento. Aunque yo en su lugar habría actuado igual... >>> El griego sin embargo no está enfadado, ¿cómo va a estarlo? Y encima con Uzza...
-Se...señor, ¿por qué golpeó Cain a Vacuum?-inquiere Elunin de pronto, algo afectado.
-Porque el señorito Vacuum se lo merece. Desaparece tanto tiempo y lo primero que hace no es visitar a sus amores, sino que viene aquí a beber.
-¿Y por qué no fue a casa? Está cerca...
-No lo sé. Y ni me importa.
-¿Ocurre algo?-aventura el pobre
-Sí. O no. Ocurre que hay mucha gente, entre ellos el ulterano bebido. Y por otro lado, si Cain ha venido, también podría venir Elliot y no queremos estar aquí si eso ocurre.-le respondo, mirándole seriamente.
-Vale, comprendo... ¿Entonces?
-Nos vamos a nuestro rincón, escuchamos la música mientras cenamos y que el resto haga lo que le de la gana. Esta vez no soy responsable de ellos.
-Vale.
Luego pido al trasgo una botella de sangre, vino y un buen plato de carne para Elunin, me voy a nuestra mesa en el rincón, a oscuras excepto por una par de velas. Brindamos por Rocavarancolia y mientras cada uno cena lo suyo, yo observo a los demás sin quitarle ojo y olfato de encima. El nublino por su parte cena despacio pero impaciente por escuchar la música de Vacuum, ya que solo sabe de esta lo que yo le he contado. Y quieras que no, yo también quiero escucharle.

No le creyó, Vac lo vio en su expresión de rabia, la había cagado. El hado escuchó al italiano sin decir nada, todo rastro de sonrisa borrado ya de su cara. Cuando estaba a punto de estamparle contra el suelo, el violinista hizo algo que le detuvo. Le sacó a rastras del local y le tiró en el suelo de un callejón cercano. Vac se medio incorporo sin ganas y miro al invocador sin decir nada, no había acabado de hablar. No le había creído, le confirmo, incluso se burlo de él. Luego le dijo que Elliot vendría y se fue.

Vac permaneció en el suelo otro rato, con la mente en otra parte. Se le habían esfumado las fuerzas para no hacer otra cosa que estar inmóvil. No tenía ganas de volver adentro, no tenia ganas de tocar ni de beber nada mas. Se levantó y se enderezó, sacudiéndose el polvo de la ropa, para entrar después al local a por sus cosas. Cogió su capa y su espada sin decir nada, dejó una bolsa de oro frente al camarero con un “Por las molestias”, y se despidió con un gesto vago, sin expresividad alguna.

Salió a la calle y empezó a caminar, pero no había avanzado mucho cuando tuvo que apoyarse en el muro de una casa medio en ruinas. Lejos de las miradas, su expresión se desfiguro, y por ella pasaron rabia, arrepentimiento, ira y odio hacia si mismo. Estaba harto, en el fondo no entendía porque había entrado en la taberna, quizá sabia que esta situación era inevitable y había querido alargar la espera hasta el momento, no estaba seguro, pero tampoco es que le importara demasiado. Se llevo la mano al ala agujereada y arrancó la astilla sin miramientos, agrandando un poco el agujero. Estampó el puño contra la pared con toda su rabia, como si se golpeara a si mismo. Y lo volvió a golpear, una y otra vez mientras estallaba en carcajadas amargas. Atravesó la pared y continuó desatando su rabia contra si mismo, sin pausa, tratando de no pensar, de no sentir, pero de poco le sirvió. Cuando ya no quedo casa que demoler se detuvo y se sentó en la pila de escombros que quedaban amontonados, mientras su risa se apagaba. Se llevó las manos a la cara y limpio las lágrimas de rabia que surcaban su rostro cubierto de polvo con un gesto violento, para mancharlo en su lugar con la sangre de los nudillos. Tenía que arreglarlo de alguna manera, no sabía como, pero derruir casas no serbia. Se puso en pie y se encamino hacia el burdel con rapidez, pasándose la manga de la túnica por la cara inconscientemente, tratando de quitar la mugre, habría ido volando, pero no le apetecía terminar de desgarrar el ala.

Estaba harto de todo, de hacer las cosas mal, tenía que ponerle punto final a aquello.

Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.

Tania apenas podia mantener la mirada con nadie, tan roja como el borracho ulterano se escudó detrás del ebrio guerrero, no pudiendo mantener la mirada de pura verguenza. Toima por otra parte lucia una sonrisa estúpida en su rostro. Un chico entró en la taberna y armó un jaleo para mandar volando a Vacuum con un enorme puño metálico. Toima se puso de pie tan rápido que se mareo algo y perdio equilibrio. Gracias una vez más a Tania, recuperó el equilibrio.
-¡Eh! ¡Nada de meterse en peleas!-gritó con un tono afectado por la embiagradez. Cogio una silla y la alzó por encima de su cabeza.-¡No sin antes invitarme!-se abalanzó sobre el chico que habia atacado al hado, ignorando el aura de este.-¡Te me has adelantado rubiales! ¡Yo soy quien tiene que hacerle polvo!-
Con el paso más inseguro del mundo corrio la distancia entre los dos blandiendo la silla pero, a mitad de camino, se tropezó con una humedad en el suelo y cayó rotundamente al suelo, partiendo la silla con la cabeza. Tania estaba quieta pues el aura que desprendia el chico la dejó paralizada en el sitio. Cuando este se fue, corrio hacia el lugar del ulterano.
Toima escupio un par de dientes. Tenia la frente herida asi como la nariz y la boca. Algunos dientes partidos, otros que se le habian salido y otros clavados en el paladar. Se incorporó y escupio sangre. Extrajo los dientes uno a uno y se los dio a Tania que no pudo hacer otra cosa que quedarse miradole perpleja. Toima le acaricio la cabeza, pringandola el pelo con su sangre.
-Fiempre eref tam compfrensifa y dulfe conmigo...-hipó.-Eref una buena chica... Quedate con mif piñof... Fon de guerrero...- y se puso de pie, desorientado, buscando al hado con un trozo de la silla con la que se habia quedado en la mano y vio como el hado salia por la puerta, aparentemente tras el chico que le habia atacado.
-¡Oh... mierfda! ¡Nunca configo meterme en fuenas peleafs!- y se giró al grupo, con la cara y ropa manchada de sangre. Tania a sus pies contemplando el montón de dientes que tenia entre las manos perpleja y algo mareada por tanta sangre.
-¿Quien efra efe maripofon? Baf, ya fa igual...¿Alfien quiere pelearf comigo?-dijo con un gallo al final de la frase mientras sostenia levantando el trozo de silla.

Elunin pregunta y pregunta cosas de la ciudad, pero son solo para responder "sí" o "no", ya que sabe que yo no quito ojo de encima a la discusión de Cain y Vac. Pero incluso el nublino se medio incorpora al ver a Cain levantando al griego sobre él. Yo ya estoy de pie, acercándome a ellos, aunque el violinista se me adelanta y logra que el rubiales no estampe a Vac contra nada. No me atrevo a hablarles así que les sigo con la mirada mientras se marchan. No puedo evitar sentirme mal cuando veo el estado del chico, al menos lo que aparenta no es nada bueno... <<< Cain está hecho polvo físicamente... Y psicológicamente...si los demonios le costan trozos de su alma...>>> Sacudo la cabeza <<< Eso debieran tenerlo en cuenta los otros dos con más razón que nadie... Y yo, sin duda, pero si son tres será por algo... >>>

Pero de pronto noto el olor del ulterano corriendo hacia la pareja, gritando algo de peleas. <<< Ya estamos >>> Me interpongo en su camino pero antes de que llegue, le veo tropezar y caer, destrozándose la boca contra el suelo y haciendo astillas la silla que llevaba. Su nublina le ayuda y mientras escupe sangre y dientes, sigue farfullando algo de pelear. ¿Quiere pelear? Lo miro de arriba abajo, como evaluándolo y pensando qué ocurriría si le anegase los ojos con oscuridad. Se volvería aún más loco, sin duda. Me caerá bien, pero cuando se le pase el efecto del alcohol no recordará nada. Miro hacia los lados, pensativo, y me fijo en la mirada que Elunin me dirige, como recordándome lo que le dije antes. <<< Sí, nada de meterse en peleas, pero se ha tirado contra mis amigos. No es igual que la otra vez... >>> Y mientras tanto, el violinista pregunta qué música queremos.

-Algo relajante, por favor.-susurro, pero no sé si me escuchará ya que tengo otro interés ahora mismo.

Vuelvo a mirar al kaiser, me paso las manos por la cara, hastiado, y decido hacerle un hechizo de curación sencillo, sin arreglarle lo de los dientes. <<< Un recuerdo de su pelea, ya se apañará él si quiere >>> Y luego le quito el trozo de silla que quedaba en su mano, apretándolo bajo mi látigo <<< Ya repararé la maldita silla...>>> Mientras tanto, le digo tranquilamente, sin que se me note el cabreo:
-El que rompe, paga.
En apenas unos segundos voy y vengo de la barra, escoba y recogedor en mano junto con un trapo. Se lo doy todo, casi le obligo a coger las cosas y vuelvo a decirle:
-El que rompe, paga.-pero más serio que antes.-Y como no tienes dinero, trabajas. Arreando. ¿No querías luchar? Lucha contra el alcohol, guerrero.-le siseo, pero no me alejo, no pienso alejarme un segundo de él. También miro a los demás con mirada cansada, pensando si prohibirle la entrada al ulterano.

En pocos minutos el ambiente en la taberna cambia radicalmente. Un chico al que no conozco entra en la taberna con cara de pocos amigos, acompañado de una extraña chica de pelo rosa y se dirge a Vac con evidente cabreo en su voz. Por lo que pude escuchar, debía tratarse de Cain. Vac nos había mencionado acerca de él y Elliot, y Gael nos había hablado de sus compañeros de cosecha en algunas ocasiones. Fui testigo, atónito, de como un enorme brazo metálico aparecía detrás suyo y le propinaba un terrible puñetazo a Vac. La violencia casi se podía palpar en el ambiente. Cuando el Dulahan se acercó a decirles algo, salieron de la taberna. Vac volvió un rato después hecho un asco para recoger sus cosas y volvió a irse. Miré a mis compañeros en silencio.
-No me gustaría hacer enfadar a Cain... -dije poniendo cara de genuino asombro.

Antes de irse, Vac había despertado a Alicia ahora que Pyro ya no estaba. No parecía nada contenta por nuestra intervención, y me sentí un poco culpable. Pero no podíamos dejar que se intentasen matar... y que además matasen a otra persona por error.
-Lo siento, Alicia... pero es que podíais hacer daño a alguien -aun más, pensé-. Y creo que después de lo de Caillech y el señor káiser nos tienen "fichados" aquí.

Durante este tiempo, hablando del diablo, el señor káiser se las había ingeniado para tropezar y partirse los dientes. Al principio lo contemplé horrizado, pero luego recordé que a los ulteranos los dientes volvían a crecerles. Aún así ha tenido que dolerle horrores. Jack lo increpa, parece bastante tenso aunque se esfuerza en mantener la calma. Preocupado, me levanto y me acerco a él.
-Señor káiser -digo con tono firme-. ¿Quieres parar ya? Mira lo que has conseguido -digo señalando el lugar donde se había caído y partido los dientes-. Jack, por favor, traenos un vaso de agua bien grande.
Jack me lo trae. Se lo agradezco mientras una sonrisa pícara se forma en mis labios. Entonces sin esperar mucho más se lo lanzo a la cara del señor káiser.
-Tendrás que perdonarme -digo con fingido tono inocente-. Es que el agua va bien para despejar las borracheras -me dirijo a Tania, que probablemente estaría un tanto conmocionada-. Es lo mejor para él, la última vez casi se mete en una pelea con un troll enorme -le digo divertido con una amplía sonrisa-. Señor káiser, estate quietecito o te paralizo en menos de lo que puedas decir "Rocavarancolia".
La situación me resulta terriblemente divertida, aunque también temo que el señor Káiser se descontrole y por ello decido no quitarle ojo de encima.

La diversión no me duró mucho pues de pronto Alicia se acerca y empieza a gritarme. Escucho sus gritos con cara de idiota. Acabo desviando la mirada, pues aunque sabía que había hecho lo correcto no podía evitar sentirme mal. Para mí no era una cuestión de "elegir bando". Había convivido un año entero con Alicia mientras éramos cosechados. No me parecía correcto tener preferencias. Es cierto que Azura vivía conmigo y por eso tenía más confianza con ella, pero no podía odiar a Pyro.

-¿Y qué mierda querías que hiciera? ¿Que me pelease con ella para tener la moneda? ¡Sabes que no podría hacer eso! ¡No me puedes pedir que le haga daño a nadie! -la violencia con la que me había gritado me alteró más de lo que qusiera.
<< Tiene tu cara, al fin y al cabo >>, pensé mordiéndome la lengua para evitar decir eso en voz alta. Apreté lo dientes antes de continuar. No soportaba discutir con mis amigos.
-¡Trae a alguien de Nubla si es lo que quieres, pero ya deberías saber que puedes confiar en nosotros! No se trata sólo de "lealtad"... Somos tus amigos, joder... Alicia, yo te comprendo, te lo dije anoche, comprendo lo que sientes. Pero no todo es blanco o negro.

Decidí dejar en el aire la idea, no me atrevía a decirle directamente que debería controlarse, que podían odiarse sin tener que intentar matarse cada vez que se veían. Valoraba demasiado su amistad como para fastidiarlo todo por ser demasiado sincero. Al fin y al cabo se lo había dicho indirectamente... Volví a desviar la mirada, con el rostro ensombrecido mientras el corazón me latía muy deprisa. Casi podía tocar el nerviosismo a mi alrededor.