Taberna del Mago Tuerto

Vac sonrió ante el interés de la chica, parecía que no la había aburrido, y se alegraba de ello. El chico escucho lo que Pyro le contó sobre ella sin interrumpirla, era ovbio que a la chica le costaba hablar sobre si misma, y el no era quien para obligarla a contarle su vida, se conformaría con lo que ella quisiera revelarle. Sonrió durante todo el relato, y cuando esta terminó, hizó un gesto a camarero, pidiendo otro par de botellas de licor dorado.

-No me has aburrido –afirmó el chico, volviéndose de nuevo hacia ella al oírle hablar-, ha sido un placer esc… -Vac se corto a media frase y dirigió la vista hacia donde miraba Pyro estupefacta.

En la puerta había aparecido un grupo de gente, pero Vac solo se fijó en la chica de azul que era el reflejo de su compañera. <<Vaya, parece que va a haber follón –pensó el hado con una media sonrisa>>. Las miradas de ambas hermanas se cruzaron, la tensión se palpó en el aire, y antes de que le diera tiempo a decir nada, la de azul insulto a Pyro. No le quedó mas que observar, con una sonrisa divertida, la pelea verbal que iba a empezar frente a él, pero la “tranquilidad” no duró un suspiro, y se paso a las manos directamente, o se intento. La hermana de azul, de la que aún desconocía el nombre, alcanzó un cuchillo cercano y se lo lanzó a Pyro, pero el hechizo que las protegía de si mismas, desvió la trayectoria del objeto, arrojándolo contra Vac. El chico trato de reaccionar a tiempo, pero fue algo lento, debido a lo relajado que se encontraba, y el cuchillo atravesó la palma de la mano izquierda, que había intentado atraparlo en el aire.

El dolor, fresco como el viento de primavera, le recorrió todo el brazo, hacía mucho que no lo sentía, y no pudo evitar soltar una risita divertida mientras la sangre goteaba en la mesa. Las hermanas empezaron a soltarse culebras por la boca, y aunque uno de los compañeros había sujetado a la de azul, Pyro parecía a punto de saltar también. Al principio había parecido divertido, pero si no le ponían fin a la situación, podían echarles del local, y a Vac aun no le apetecía marcharse. Con una sonrisa lupina se levantó de la silla y rodeó la mesa a una velocidad de vértigo, silencioso como una sombra. Agarró el brazo de Pyro con la mano sana, y tiro de ella hasta sentarla en su silla, manteniendola sujeta con fuerza mientras recitaba un hechizo en voz baja y aleteaba suavemente las alas, soltando un poco de polvo rojo en el aire. La muchacha de azul a su espalda, cayó inconsciente en los brazos de su amigo. Miro a Pyro a los ojos, advirtiendo con la mirada de que no era recomendable armar bronca ahora.

-Está dormida –explico sin girarse hacia el grupo de la puerta aún, ya que seguía sujetando a Pyro-, podéis sentaros a mi mesa si queréis, ya que parecéis conocer a Pyro –comento, mirándose la palma atravesada.

Con una sonrisa siniestra, el hado se arranco el cuchillo de la mano, y mientras lamía la sangre de la hoja, un hechizo cerró la herida de la palma, que desapareció con un pequeño resplandor. El odio y los ataques verbales entre las dos mitades de un brujo escindido siempre era divertido, pero cuando llegaban a las manos la cosa se complicaba, aun eran novatas, y no eran capaces de controlarse. En ese momento, el camarero trajo las dos botellas que el chico había pedido, y las dejó en la mesa con varios vasos mas. Vac soltó a Pyro por fin y se volvió hacia los recién llegados, con su mejor sonrisa en la cara, dispuestos a reafirmar su invitación.

-¿Aceptáis, mi oferta? –pregunto, dejando el cuchillo en la mesa, limpio de sangre-. Me gustaría invitaros a unas… ¡Vaya!, ¡si sois vosotros! –exclamó con una sonrisa alegre en el rostro, acababa de reconocer a Gael, a Adara y a Aníbal entre los miembros del grupo-. ¿Cuánto tiempo hace ya?, ¿seis meses?, he perdido la cuenta –confesó-. Que forma mas curiosa de encotrarnos.

La situación volvía a ser algo absurda, y eso le encantaba. Hacía mucho que no veía al pequeño Gael, que era al que mas conocía, y encontrárselo le hacía muy feliz. Sin poderlo evitar, estalló en alegres carcajadas.

Mientras íbamos hacia la taberna pensaba que nos merecíamos un buen descanso con música y compañía, aunque también pensaba en el caos de la última vez, pero dudo que vuelva a pasar lo mismo ahora. Al entrar, el ambiente habitual del local me saca una sonrisa, aunque lo que más me agrada realmente es la música que está sonando. Sin embargo parece que la tranquilidad nos dura poco. No me doy cuenta de que está Pyro en la taberna hasta que Azura se planta delante de ella, y ambas están hechas un basilisco. Siempre tendía a pensar en Pyro como una enemiga de Azura, y por tanto alguien que me era indiferente, pero al verlas juntas, siendo idénticas y actuando parecido, recuerdo que son en realidad la misma persona. Aunque eso para mí no es exacto, sí lo es para Noel y Giz, que compartieron cosecha con ambas cuando solo eran una.

En medio del caos que se forma cuando Azura lanza un cuchillo me doy cuenta de que hay alguien que conozco de sobra en la escena, pero no me fijé en él hasta que tuvo el cuchillo clavado. ¡¡Vac!! No llego a decir nada porque Noel se abalanza sobre Azura para intentar detenerla. "Oh, no, de nuevo estamos igual" pienso. La taberna parece un sitio maldito para nosotros. Entonces Vac agarra a Pyro y, en los brazos de Noel, Azura cae dormida. Claro... el polvo de sus alas. Después nos ofrece asiento junto a ellos pero... ¿seguro que se ha fijado bien en nosotros? Extrañado por que Vac no me haya reconocido todavía me pongo por delante de mis compañeros. Hace meses que no le veo, ¿de verdad se habrá olvidado de mí? Le miro con un nudo en la garganta, y entonces sí se gira y nos reconoce. Se me ensancha la sonrisa involuntariamente, aunque su actitud me parece un poco diferente a la de siempre al echarse a reír tras comentar lo extraño del encuentro. Entonces me abalanzo hacia Vac y le doy un abrazo por el cuello con cuidado de no tocar sus alas ni su ropa.
-¡Vaaaac! ¡Te he echado mucho de menos! -digo riendo también.
Cuando me doy cuenta de que mi actitud es un poco infantil me separo de él y floto a su alrededor con alegría. La verdad es que después de todos los abrazos que se habían repartido estos días, yo también quería uno... aunque pensar esa tontería me hace gracia.
-¿Dónde has estado? -Sin darme cuenta empiezo a hablar como una cotorra-. ¿Por qué no has venido de visita? ¡Tengo que enseñarte todo lo que he aprendido! Y he hecho muchos amigos -digo por último apartándome y señalándolos con la mano, para dar pie a que se presenten. Aunque ahora que lo pienso, la alegría por ver a Vac me ha hecho olvidar que Azura está inconsciente... Espero que no haya más problemas esta noche con las dos Alicias.

Después de cenar en la sede, los chicos de serpentaria pasan a buscarnos al káiser, a Aníbal y a mí. Nunca había estado en la taberna de la ciudad, ¿será un lugar tranquilo, o se montarán juergas y peleas a menudo? Espero que sea más bien lo primero, no estoy para muchos sustos esta noche...

Dicho y hecho, esta noche estoy gafe, parece ser. El ambiente es tranquilo, sí, pero nada más llegar vemos a Pyro en la taberna. Me esperaba que eso tensara las cosas, pero no hasta el punto que Azura cogiera de inmediato un cuchillo y se lo tirara, dando al compañero de su lado... ¿Vac? ¿Cuanto tiempo llevo sin ver a este chico? Más de un año, eso seguro. El hado infernal se quita el cuchillo de la mano donde se le ha clavado y termina con la pelea durmiendo a una de las dos clónicas, la azul, mientras se están lanzando un sinfín de insultos y puyas. Bien hecho, aunque no sé qué vamos a hacer ahora con ellas. En todo caso, Noel sabrá dónde colocar a la que está aguantando.

Mientras lo hace, yo avanzo hacia Gael y Vac. Se esboza una sonrisa en mi cara al ver lo efusivo que está el chico, y la verdad es que no me extraña. Con lo unidos que han estado estos dos...

-¡Cuantísimo tiempo, Vaccum! -Saludo yo también-. ¿Dónde te habías metido? ¡Llevamos milenios sin saber nada de ti!

Yo también dejo paso a que se presenten los demás. Seguro que están sorprendidos de ver a un ser como es este, en parte parecido a mí pero a la vez muy distinto.

Toima siguio a los demás de la sede. Tocaba celebrar, pero iba a ser en la taberna. Aún era reciente en él su anterior encuentro con el alcohol, y, sin duda, la resaca no hacia que valiera la pena. Tania le seguia unos pasos más atrás en completo silencio. A Noel ya se le veia bastante más animado asi que Toima se esforzó por sonreir. Todos estaban bien y eso era lo que importaba. Llegaron al local que estaba a rebosar de actividad como siempre. El instinto paranoico de Toima se puso en acción viendo a la gente que se emborrachaba.
-No me gusta la gente de aquí.-sentencio en voz baja.

Tania no contestó pues no sabia a donde mirar. Incrédula, miraba a los presentes, un variopinto grupo de transformados junto con los locales de la taberna. Tuvo que hacer un esfuerzo para borrar la cara de estupefación cuando vio como un transformado grisaceo se metio en una pelea con otras dos pero pronto se dio cuenta que no habia dos bandos sino que más bien el alado transformado intentaba parar a las otras dos que se mataran.

Toima no las habia visto juntas nunca. Sabia que se odiaban pero al extremo de intentar matarse... Irónico que él pensara eso. Sin embargo, algo llamó la atención del Ulterano cuando el chico adormecio con magia a una de las escindidas, tras haberse lesionado la mano intentando parar el cuchillo que una de las dos habia lanzado. Una sonrisa de superioridad guerrera se plasmó en el rostro de Toima mientras pensaba que hubiera pasado si él hubiera lanzado el cuchillo y no un débil mago. Paró de poner la cara cuando se dio cuenta que debia parecer muy estúpido. Para su sorpresa, todos los presentes conocian al chico al cual llamaban "Vaccum". ¿Seria un cosechado de primera generación? ¿O Anterior? No lo sabia, y en verdad le daba un poco igual. No parecia mal tipo pero Toima era desconfiado por naturaleza así que cuando les invitó a acompañarle, el ulterano se sentó junto a la nublina que seguia en su mundo particular, observando a todos los rpesentes incrédula mientras el ulterano se quitaba la suciedad de debajo de las uñas con uno de sus estiletes. Murmuraba algo en ulterano y se corregia a si mismo. Mientras, con la mirada de multiples ojos, vigilaba a todos los presentes, poniendo especial atención en el tal Vacuum y las escindidas.

La gente de Serpentaria se pasa por la sede y dicen de ir a la taberna. Aunque estaba entrenando, acepto de buen grado, pues es una buena forma de socializar, cosa que no hago mucho. Y hablo bien con ellos de camino al establecimiento, compartimos bromas y tal. Me siento bien, como no me he sentido desde hace tiempo, cuando podía hablar con Abi, antes de que nos peleásemos. Perdí todo eso con la transformación y el “incidente”...por culpa de “eso”, me cerré mucho en mí mismo y sólo me preocupaba por entrenar. Ya es hora de recuperar hábitos, y hoy es un buen día para empezar, casi tanto como cualquiera.

Al poco, llegamos. Se respira un buen ambiente, casi me tranquilizo aquí dentro. Conversaciones animadas, bromas, gente bebiendo...Pero es sólo una ilusión. Pyro, la otra mitad de Alicia (por decirlo de alguna forma), se encuentra aquí también. Como es normal en estos casos, se empieza a liar una bronca que podría haber llegado a mayores si no hubiese sido porque el cuchillo que se clava en la palma de la mano de un chico hace que éste intervenga y duerma a Alicia. Pero no es hasta que el chico habla que no le reconozco, y no es de extrañar, pues está realmente cambiado.

-¡Vac!-me acerco a él y le miro otra vez con atención-. Estás...distinto. Casi no te reconocí...

Aunque estemos todos cambiados, aunque ya no seamos los chicos que no sabían que pintaban allí, seguimos siendo capaces de recordar los momentos pasados y, aunque no conocía mucho a Vacuum, sí que le recuerdo. Nos sentamos con él y miro divertido a Gael, que no para de hablar, ilusionado por reencontrarse con Vacuum.

-Tranquilo, chico, déjale respirar al menos.-digo riendo-. Y Vac, repito la pregunta de Adara. ¿Dónde diablos estabas?

Miro de reojo al káiser, que está algo apartado, aunque atento. Es verdad, es un cosechado que vino en la siguiente a la nuestra. Es probable que no conozca a Vacuum.
Cuando Pyro habla, frunzo el ceño.

-Mira, no sé cuál el motivo de este odio mutuo, pero procurad no mataros entre vosotras, y menos en un lugar público como es esta taberna. Por favor, que alguien podría resultar herido.-no sé el alcance de poder de las dos hermanas, pero no dejan de ser transformadas, y puede que una pelea suya se cargue esta taberna. Preferiría evitar esta situación, la verdad.

Tras los entrenamientos nos dirigimos a la Taberna. Hoy es la segunda vez que estoy, pero en realidad, podría pasar por la primera. Lo pocos recuerdos que tengo de aquella vez o son vergonzosos o son contado por alguno de mis amigos. Tan solo recuerdo llegar, y coger algo tras confundir los funcionamientos de la taberna. << Debería haberme informado bien... >> sonrío. El lugar estaba animado, como siempre. Y la música sonaba. << Música eléctrica >> También me acuerdo de eso. Mi pie golpea el suelo al ritmo casi sin darme cuenta y acabo sonriendo como un tonto mientras trato de plantarlo firmemente contra las baldosas.

No acabo de pisar cuando la cosa se lía. Azura está roja. No, Pyro. Azura sigue a mi lado, azul. La que he visto es Pyro. Ambas. Y como era de esperar, el odio acaba de reliarlo todo. En resumen, un cuchillo surca el aire, evita a la Alicia roja y se ensarta en la mano de en un cliente desconocido, para todos menos para la propia Pyro, al parecer. De piel morena y alas de insecto, el chico parece divertirse con lo sucedido. << ¡Le sangra el brazo y se ríe! >>. No doy crédito, aunque realmente no sé de qué me extraño. << Esto es Rocavarancolia >>. El chico reacciona enseguida, acercándose a ambas, separándolas y durmiendo a Azura con un hechizo antes de girarse al grupo. Y aquí viene la segunda sorpresa. Al verlo, Koval se lanza a él y lo abraza, y el tipo ni se inmuta (ni se abrasa). Después Adara y, finalmente, Aníbal. << Es de su cosecha >> no es un acertijo complicado.

El chico, Vaccum, nos ofrece algo. Algo alcohólico. Y yo le doy las gracias con toda la amabilidad que puedo y me siento sobre una silla cercana a Pyro, pero no tomo de lo que nos ofrece. << Hoy no >>. Es curioso, pues el chico me recuerda a algo, pero no sabría decir a qué, al igual que no sé muy bien que decir en este momento, en general. Alicia, la roja, aplaza momentáneamente mi problema y me dirige la palabra, comentando algo sin interés.

-No tanto. Dos mesecillos-digo en tono amable antes de cerrar el pico. Si ambas Alicias se odian a muerte, no sé hasta qué punto ni de qué manera me podrían odiar a mí si intento hablar con ambas y llevarme bien. Probablemente recayera sobre mí el odio de las dos. Y las dagas, que a mí no hay hechizo inherente que me proteja. Me apoyo sobre la barra más por hacer algo que por comodidad y repiqueteo con los dedos al ritmo de la música de fondo.

El desconocido que recibió el cuchillo reacciona enseguida y duerme a Azura, imagino que con algún hechizo, que se escurre en mis brazos tras convertirse en un peso muerto. Flexiono las rodillas para evitar que se caiga al suelo y la sujeto con más fuerza. Dejé a Alicia en una silla cercana, tratando de evitar que se escurriera, y centré mi atención en el desconocido.
Aunque no parece muy molesto por lo sucedido que digamos y nos invita a sentarnos con él y Pyro. Mi sorpresa es aún mayor cuando veo que reconoce a Gael, Adara y Aníbal. Gael se lanza sus brazos. No se me escapa el hecho de que el desconocido no se queja al contacto con el fuego de Gael. << Vaya, ¿por qué el no se quemará? >>, pienso con curiosidad.

El desconocido, al que Adara ha llamado Vacuum, se ríe fuertemente. Mis oídos se resiente y hago una mueca de dolor. Sin pensarlo si quiera, le lanzo una burbuja de silencio. Enseguida me doy cuenta de que no debía hacer eso a un desconocido. Deshago el hechizo.
-Lo siento -me disculpo un tanto avergonzado-. Fue un acto reflejo. Estoy acostumbrado a silenciar sus carcajadas de esta manera -digo mirando a mis amigos-. Siento un fuerte dolor en los oídos cuando alguien se ríe por culpa de que soy un Draco de Estínfalo -volví a mirar a Vacuum sin estar muy seguro de si reconocería la criatura que yo era-. Me llamo Noel, encantado. Ah, y perdona por lo de... Azura -vacilé mientras miraba a Pyro de rojo.

Entonces Pyro nos habla. Hacía dos meses que no la veíamos. Por la forma tímida en la que nos saludó a Giz y a mí, me pareció reconocer a aquella vieja Alicia que vivía con nosotros en Letargo.
-¡Hola, Pyro! Me alegro de verte -dije sonriendo-. Nos tenías preocupados, no sabíamos si estabas bien si quiera.
<< Bueno, en realidad ayer supimos que estaba bien >>, pensé. << Y es una experiencia extraña estar hablando con Pyro de esta manera tras haber convivido sólo con Azura tanto tiempo... pero tal y como están las cosas es mejor no echar más leña al fuego >>. Así que me callé todo lo que estaba pensando.

Tras el susto inicial por fin podía fijarme en lo que me rodeaba. El ambiente en la taberna parecía el mismo que la última vez. Y la música... ¡Estaban tocando metal otra vez! Esta vez sí podía apreciar el sonido correctamente, sin molestias auditivas que me estropeasen la melodía. Me sentí feliz de volver a escuchar música.

Vacuum nos ofreció de su bebida y Giz se apresuró a rechazar su oferta.
-¿No te apetece llevarte todo el mobiliario esta vez, Giz? -bromeé mientras le sonreía con picardía-. Yo tampoco quiero, gracias.
Volví a centrar mi atención en Vacuum. Su piel era negra y sus alas rojas. Pero ahí terminaban sus similitudes con Adara. Las alas de él recordaban a las de una mariposa, tenía unos cuernos en la cabeza y de sus orejas puntiaguadas colgaban tres pendientes. Sus ojos también me llamaron la tención. El globo ocular era verde oscuro y no tenía pupilas. De pronto lo recordé. Ya sabía por qué me resultaba familiar.
-¡Oye, Vacuum, nosotros te hemos visto! -exclamé de pronto-. Un día, hace algo más de dos meses, en la Cicatriz de Arax. Tu aparición fue... peculiar. Te vimos saliendo del interior de uno de aquellos encantadores gusanitos -me reí-. No creo que te guarden mucho aprecio -dije divertido recordando el despliegue de magia y cortes que habíamos podido contemplar.

Antes de poder decir nada, Gael se echa al cuello de Vac, impidiéndole decir nada, y dándole un enorme abrazo al que el hado corresponde alegre. En cuanto el fuego fatuo le suelta, una esfera de silencio contiene su risa, y el hado miro alrededor algo confundido. Un chico del grupo de Gael se disculpo, deshaciendo el hechizo y explicándose, era un Draco de Estínfalo, y la risa ajena le hacía daño en los oídos. Vac había oído hablar de esas criaturas, pero nunca se había encontrado con uno. Se presento como Noel

-Perdóname tú, Noel –contesto Vac a su vez con una sonrisa-. No debería haberme reído tan alto, pero es que últimamente no puedo evitarlo –aclaro en tono de disculpa, pero con la risa aun bailando en sus ojos.

El grupo que tenía frente a él tuvo varias reacciones, algunos ya le conocían, otros le conocían, pero era la primera vez que le veían tras la transformación, y el resto eran novatos, como Pyro. Vac prefirió esperar a que todos se presentaran antes de contestar a sus preguntas. Devolvió el saludo con una sonrisa a Adara y a Aníbal, y correspondió al entusiasmo de Gael revolviéndole el pelo encantado, hundiendo la mano en las llamas y disfrutando del cosquilleo. Por otra parte, algunos miembros del grupo parecían algo tímidos, como el chico de la gola en la cabeza, o el argos que se sentó algo apartado con su compañera nublina. Le dirigieron muchas preguntas, pero también vio como Pyro trazaba un intento de justificación. Era obvio que estaban mas acostumbrados a su hermana azul, y debía ser duro sentirse un poco apartada, pero debía ser fuerte, y Vac le mostró su apoyo con una leve presión en el hombro y una flamante sonrisa cuando le miro a la cara. Una vez las presentaciones y los saludos estuvieron hechos, aunque aun había cuatro personas de las que Vac desconocía el nombre: el muchacho de la gola, el argos y su acompañante, y la doble azul de su nueva amiga.

-Bueno, la verdad es que los últimos tiempos he andado muy ocupado… -comenzó el hado, pero antes de poder continuar, Noel lanzó una pulla chistosa al chico de la gola, que parecía llamarse Giz.

A Vac se le escapó un bufido, pero logro contener la risa a tiempo, sentía curiosidad por esa historia, pero esperaría a otro momento para indagar sobre ella. Se disponía a continuar, tras echar una mirada divertida al argos, que parecía algo enfurruñado, cuando Noel le llamó. Lo que dijo le llamó la atención, así que ya se habían visto antes. Recordó el episodio de la cicatriz y a los cosechados recién llegados corriendo por un callejón, y sonrió. Pero el comentario de Noel sobre el afecto que le tendrían los gusanos pudo mas que él, y tuvo que soltar una carcajada. Sin embargo, en deferencia al Draco, logro contenerse, y consiguió desviar las carcajadas a su cabeza, proyectándola luego hacia la mente de sus compañeros de mesa, donde no podría hacer daño a Noel, ya que no eran carcajadas físicas. Para cualquiera que no estuviera en la mesa, el espectáculo que dio Vacuum, riendo a carcajadas en completo silencio, y llorando casi de la risa, fue cuando menos curioso; pero a sus compañeros de mesa les inundó la mente un sonido que recordaba a campanas de cristal, y al ver a Vac comprendieron que era su risa proyectada.

-Lo siento –logro disculparse el hado en voz alta cuando se calmó un poco, aunque aun se estremecía de vez en cuando-, siento haber tocado vuestras mentes, pero solo ha sido un roce, nunca “violaría” los pensamientos de un amigo, pero si no lo hacía explotaba –aclaró, con la diversión aun chispeando en sus ojos, tras lo cual le dijo a Noel que recordaba ese encuentro-. Fue cuando encostre mi espada –concluyó, señalando el arma que colgaba del respaldo de su silla.

Cuando se calmó del todo, les relato lo que había estado haciendo los últimos tiempos. Sus andanzas por la ciudad, la vida en el burdel, y por último los viajes por los mundos vinculados. Quizá esto último hubiera sido lo mas espectacular, y es lo que relató con mas entusiasmo. Cuando acabó, dio un trago a su vaso y se percató de que prácticamente nadie había bebido.

-Bueno, querría pediros que no me llaméis Vacuum… me suena demasiado formal, mejor llamadme Vac –pidió el hado sonriendo-, es mejor entre amigos –afirmó con otra carcajada mental.

Se disponía a comentarles si querían otra cosa de beber, cuando el violinista sin cabeza se acercó a su mesa y le tendió un papel tras un gesto de saludo. Vac leyó el papel curioso y luego alzó la mirada divertido, toda la taberna andaba pendiente de ellos. Miro a sus compañeros y les explico que el violinista quería que tocara unas canciones con el.

-¿Qué os parece? –preguntó poniéndose en pie y quitándose la capa-, ¿queréis que toque con Paganini? –les pregunto, colgando la capa del respaldo de la silla y arremangándose la camisa sonriente.

Descontando el hecho de que se sentia apartado del grupo, la sala de la taberna se inundó con el sonido de la música que, para Toima, era una serie de sonidos sin sentidos que le daban dolor de cabeza. Gruñó y cerró los ojos con fuerza, intentando aislarse. Comenzó a agujerear la mesa con un cuchillo, para distraerse y cuando la hoja salió por el otro lado de la mesa decidio entretenerse haciendo girar uno de sus cuchillos entre los dedos. Entre el ruido infernal que oia y la poca atención que le llamaba la conversación actual, tan solo captó que el chico-mariposa habia estado viajando por mundos. Eso le recordó que tenia aun pendiente una cuenta con una persona en Ulterania. Eso le hizo gruñir otra vez más.

-Amo ¿está bien?-le preguntó Tania, viendo como estaba reaccionando el entorno sobre el ulterano. Toima, demasiado despreocupado de todo lo que le rodeaba y solo teniendo oidos para aquel ruido no escuchó a la nublina y comenzó a parpadear lentamente. Su mirada daba saltos a varias partes de la taberna, como haciendo fotografias mentales de cada uno de los presentes y a recordar datos inecesarios para distraerse como el número de cada transformado, sus armas, cuantas copas habian pedido ya. Pero su humor fué aún peor cuando el chico-mariposa dijo de unirse al grupo para tocar más indeseada música.
-¿Más música? Antes que me partan los dientes...-pensó en voz alta pero sin elevar el tono sobre el de los demás. Hundió la cabeza entre las manos e intentó sumirse en sus pensamientos.

Cuando llegamos al local, me llega una bofetada de olores muy familiares y, bajando las escaleras, sonrío reconociéndolos poco a poco. Una vez dentro, Elunin se escurre entre la multitud hacia nuestra mesa habitual en un rincón y yo me disuelvo en humo, llegando al techo. Quiero llegar a la barra antes de saludar al grupo del otro día. Pero algo me obliga a detenerme en mitad del lugar... Un perfume familiar y querido... Cerca, muy cerca, ¡justo debajo! Y están también las brujas escindidas... ¿Cuánto hace? Como medio año...

-¡Medio maldito año!-grito, transformándome en el techo y cayendo a plomo, de pie, al lado del hado.-Medio año, maldito.-le siseo, pasando de la furia a... ¿melancolía? Qué más da. No le doy tiempo a nada y le estrecho entre mis brazos, teniendo cuidado de las alas, con cariño, para luego soltarle despacio y fulminarle con la mirada.-Ya me contarás qué has estado haciendo este tiempo por los mundos. Se te ha echado de menos en casa.-a medida que hablo se va notando que no estoy enfadado realmente.-¡Pero bienvenido!-exclamo contento, feliz, estrechándole esta vez la mano. Y como he oido algo de la conver, le dejo sitio.-Ve y toca algo, anda. Haz maravillas de nuevo...

<<< ¿Qué demonios me acaba de pasar? Nunca he tenido esa reacción...aunque nunca he tenido amigos así y nunca se han ido tanto tiempo... >>> pero interrumpo mis pensamientos pues el nublino se ha acercado a curiosear: no conoce a Vacuum, solo un poco de lo que le he contado, y le mira emocionado.
-Es el... el...-murmura, intentando recordar.
-El hado. Vacuum, ¿recuerdas?
-Sí, Amo me habla de él de vez en cuando... ¿Siguen siendo amigos?-inquiere de pronto.
-Más le vale al polilla.-bromeo. Y luego miro al resto del grupo.-Perdón por el...espectáculo... Y buenas noches.-saludo sonriente, para a continuación mirar a Giz y guiñarle.-Si quieres algún mueble, dímelo y yo mismo te lo hago, ¿vale?-con un tono claro de broma.

Mientras, Elunin se acerca con disimulo a Tánia y la saluda con una inclinación de cabeza acompañada de una sonrisa, dispuesto a seguir hablando con ella.

Vacuum hizo amago de reírse en varias ocasiones. Me sentí un tanto culpable al ver como se contenía, ¿por qué me tenían que doler tanto los oídos cada vez que alguien se reía? No era justo... Pero en Rocavarancolia casi nada lo era. Cuando le conté a Vacuum que lo vimos en la Cicatriz volvió a contener su risa. Entonces noté un sonido extraño en mi mente, como un tintineo. Miré extrañado a mi alrededor, pero enseguida comprendí que lo producía Vacuum. Se estaba riendo en mi mente. Fue extraño, pero también agradable. De esta manera podía escuchar una risa sin que sintiese unas ganas desmesuradas de cerrarle la boca a su propietario a golpes. Aún a pesar de lo sucedido ayer, tras haber hablado con todos mis amigos de ello, el asunto de la risa era lo que más me preocupaba de mi transformación. Este pensamiento me inquietó, ¿me preocupaba más no poder escuchar risas que ser un sádico? << Bueno... >> pensé con ironía, << en eso debe consistir ser sádico >>. En lugar de seguir preocupándome le sonreí ampliamente a Vacuum mientras él explicaba acerca de su telepatía. Sentí curiosidad por la criatura que era. No se quemaba, podía hablar telepáticamente...
-Vac -le dije llamándole por su nombre acortado tal y como nos había pedido-. ¿Qué criatura eres? Nunca he leído acerca de seres como tú, me parece...

Vac nos contó lo que había estado haciendo en este tiempo y otras cosas acerca de sí mismo. Así que habitaba en el burdel. Por supuesto había oído hablar de él, pues Jack también vivía allí. Al parecer también la Dulahan que me ayudó la noche que salió la Luna. Entonces, sin previo aviso, Jack cayó del techo. Al principio sólo pude distinguir un amasijo de ropa, pero enseguida reconocí la familiar figura que aterrizó sobre Vacuum para posteriormente saludarle de forma muy efusiva. Me reí un poco contemplando la escena y, finalmente, Jack se sentó con nosotros.
-Hola, Jack -lo saludo-. Veo que te gusta "dejarte caer por aquí" -bromeo divertido.
Jack parecía haber escuchado gran parte de nuestra conversación pues hace un comentario acerca de lo que le dije antes a Giz que me provoca la risa nuevamente.

Pyro se levantó para irse, pero antes se despidió de Giz y de mí. Cuando habló lo hizo con inseguridad. Creo que tiene miedo de que, por haber estado viviendo con su hermana, no queramos relacionarnos más con ella.
-Claro, Pyro. Si hubiéramos sabido que estabas ahí habríamos ido alguna vez. Y descuida, no creo que nadie tenga ganas de decirle a Azura donde estás -finalicé con un breve suspiro.

Cuando Pyro se fue, centré mi atención en el señor káiser. No parecía muy contento que digamos. Había estado clavando un cuchillo en la mesa hasta que la cosa no dio más de sí y de vez en cuando emitía gruñidos. Cuando el violinista Dulahan se acercó a Vac para pedirle que tocara con él, el señor káiser hizo un comentario malhumorado. No es que fuese la persona más sociable del mundo, pero se lo veía especialmente molesto. Claro, es cierto, él aún no estaba acostumbrado a escuchar música y sólamente le recordaba a cosas desagradables. Me acerqué a él, preocupado.
-Señor káiser, ¿te encuentras bien? -le dije mientras le ponía una mano en el hombro-. Ni siquiera te has presentado a Vac. Venga, tienes que hacer un esfuerzo por acostumbrarte a la música. Sé que debe ser difícil para ti, pero te prometo que cuando seas capaz de distinguir las melodías te encantará -le dije sonriendo.

Después del reencuentro con Vac todos nos juntamos en la mesa con él. Los transformados por la última Luna se presentan, a excepción del Kaiser, y Noel tiene que explicar por qué nos tuvo que silenciar cuando nos reíamos. Después Vac nos cuenta sus andanzas por los mundos vinculados, y yo escucho las historias deseando haber hecho más excursiones por ellos también.

-Vac, vac -le interrumpo en un momento dado-. ¿Sabes que ahora soy cosechador en Asrena? -Le enseño un amplia sonrisa con orgullo y sigo escuchando las conversaciones de la mesa.
Al poco rato también se nos une Jack, que al principio parece enfadado, pero solo echaba de menos a Vac... como todos. Además me hace mucha gracia las bromas que le hacen todos al pobre Giz por culpa del incidente de la silla de la última vez. Me fijo en ese momento en que Elunin también está, y parece llevarse bien con Tania... aunque dudo que se conocieran antes de que los trajeran aquí. Después de que lleváramos un rato charlando, Pyro decide irse. Parece un poco incómoda entre nosotros. Ya antes parecía un poco tímida para haber sido una vieja amiga de los demás. Supongo que no sentará muy bien que tu mayor enemigo sea quien está cerca de tus viejos amigos. Espero que podamos verla algún día en la sede, realmente no se merece ser la desplazada, ni Azura, pero así de cruel es su transformación.

Cuando veo a Noel acercándose al Kaiser aguzo el oído para escuchar entre el gentío lo que le está diciendo. Su actitud es demasiado distante, y me preocupa... Aunque dudo que vuelva a liarla como la última vez, tampoco me gusta verlo apartado ni que se aburra.
-Anímate, Kaiser -le digo después de Noel-, a Nia le acabó encantando la música, y la con la gente de por aquí se puede pasar genial incluso si no te gusta la música. -Miro en ese momento a Vac a ver si él pone algo de su parte para que el ulterano no siga desconfiando de él. Está siendo una noche muy agradable y es una lástima que alguien lo pase mal hoy innecesariamente.

Demasiada gente y demasiadas conversaciones que atender. Si había olvidado lo poco que me gustaban los grandes tumultos, con tanta gente a mi alrededor no tardo en recordarlo. << Caaaaaalma >> respiro hondo varias veces y trato de centrarme solo en aquellos que se dirijan a mí, que para colmo son bromas y comentarios sobre mi apego a los muebles. Al final no puedo evitar unirme a las risas, tras imaginarme desalojando el local por completo.

-Tranquilos, esta vez seré más discreto. Primero los cubiertos-les digo riendo lo más silenciosamente que puedo, para no molestar a Noel-. Los muebles los dejo para cuando sea un ladrón profesional.

Pyro se va, nos dice que la visitemos cuando queramos en la sede, pero que no le digamos nada a Azura. << Lógico >>. Me despido de ella casi al tiempo que la música se para. El violinista, un tipo descabezado, se aproxima a nosotros y habla mediante notas a Vac. Sin la música, el único ruido que puebla el local es una mezcla confusa de voces, con una base de golpes y sonidos aleatorios de cristal chocando (y rompiéndose en algunos casos).

Para relajarme, trato de recordar el ritmo de la última canción que había estado sonando y la reproduzco como buenamente puedo, golpeteando con los dedos en la barra. Cuando me aburro, saco un par de flechas del carcaj y al principio sigo repitiendo el mismo ritmo con ella, pero no sé ni cómo ni cuando, acabo rayando la madera de la barra con la punta de una de ellas. Cuando veo el dibujo abstracto que he grabado inconscientemente, me sobresalto y me apresuro en taparlo con el brazo. Es entonces cuando veo a Azura dormida, apoyada contra la barra en una posición poco cómoda y menos favorecedora.

-Habría que despertarla-comento como quien no quiere la cosa, señalándola para apartar la atención de la gente de cierto rayajo bajo mi brazo.

Quizá se había precipitado un poco al querer tocar ya. El violinista llevaba ya un rato tocando, y vio normal que se sentara en la mesa a tomar algo. El hado se disponía a sentarse, cuando una sombra cayó del techo frente a él. Jack casi le grito, increpándole el tiempo que llevaba fuera, pero parecía alegre de verle, y le dio un fuerte abrazo, al que el chico correspondió encantado. El vampiro le presentó a un amigo suyo, al parecer viviá en el burdel, y era una suerte de sirviente, que había oído hablar de él.

-Encantado –dijo Vac, estrechándole la mano al nublino con una sonrisa-. Y si, no te preocupes, sigo siendo amigo de esta sanguijuela –aseguro el chico mirando a Jack y correspondiendo a su pulla con otra igual y una flamante sonrisa.

El ambiente estaba bastante animado, pero Pyro decidió irse en ese momento. Parecía incómoda. Antes de que pudiera preguntarle, la chica le dio un fuerte abrazo a Vac y se despidió de todos, saliendo por la puerta. Vac suspiro, ya que comprendía que Pyro no lo pasara bien, pero ya hablaría con ella en otra ocasión. Un comentario de Giz llamó su atención, ahora que Pyro no estaba, quizá seria buena idea despertar a Azura- El hado se acercó a ella y deshizo el hechizo, alejándose después. Era mejor que se encontrara con una cara amiga en cuanto despertara. Mientras el tiempo pasaba, Vac decidió contestar a una pregunta que Noel le había hecho hacía un rato.

-Yo soy un hado infernal –le dijo, acercándosele-. Soy una criatura un poco rara, no hay muchos como yo… creo que en toda la ciudad solo somos dos, y mi “hermano” esta como un cencerro –le comentó, riendo mentalmente y explicándole que el otro hado pertenecía a la secta de Ewa, la diosa de la locura-. La verdad es que el grado de locura de los de esa secta, sobrepasa a los del resto de la ciudad, aunque hay gente realmente maja entre ellos –dijo el hado, pensando en la sacerdotisa semitrasga-. Yo puedo llegar a ser un tanto sádico, y mi personalidad se ha oscurecido bastante por lo que tengo que hacer para conseguir magia y el tipo de poder que tengo, pero no estoy tan loco como mi “hermano”. Algún día tu y yo tenemos que hablar de los precios de la magia –le dijo, revolviéndole las plumas de la cabeza y mirando a su alrededor.

Su mirada cayó sobre el argos, era cierto que habían intentado animarle, pero seguía estando algo huraño. En ese momento, Gael le estaba tratando de convencer de algo. A Vac, aquel tipo, le producía una buena sensación. No sabía que era, pero había algo en el argos que le gustaba, y quería conocerle mejor. Agarró una botella de la mesa y se acercó al argos, sentándose a su lado sonriendo amistosamente. El violinista estaba sentado muy cerca, y al argos le acompañaban los dos nublinos, el que venía con Jack, y la que acompañaba desde el principio al propio argos. VAc brindó hacia el violinista y se centró en el argos y sus acompañantes.

-Encantado, amigo, mi nombre es Vac, aunque no tengo el placer de conocer el vuestro –dijo, mirando al argos y a la nublina-. He visto que estas un poco hosco y he pensado animar un poco el asunto –comentó sonriente, dando un trago largo de la botella directamente-. ¿Qué me decís a eso? –preguntó, humeando por la boca y dejando la botella frente al argos-. En mi tierra solo un niño rechaza un ofrecimiento así –aseguro el hado, riendo alegremente y guiñando un ojo amistoso a la nublina.

Un escalofrío recorrió la espalda del hado y este se volvió ligeramente, alerta, pero no vio nada. No sabía que iba a pasar, pero presentía que algo iba a sucederle. Se volvió de nuevo hacia sus acompañantes, esperando su respuesta.