Biología mágica (instrucción)

Recuerdo del primer mensaje :

En el anfiteatro Sepalian Xila extendió el gran papiro sobre la base de madera con cuatro movimientos en aspa. Tras esto subió a las gradas para tenderle a la dullahan un papiro y una pequeña tabla de madera, así como un tintero lleno de un pigmento naranja y una pieza de madera con forma de pluma.
Luego fue a por una caja en cuyo interior yacía un ser a caballo entre pez y ave. Lo agarró por el pescuezo y lo alzó, era imposible saber si estaba muerto o dormido. Luego, colocándolo sobre una gruesa tabla, le cortó el pico con un limpio golpe de cuchillo.
Algunos de los asistentes hicieron muecas de asco ante las que Sepalian, esta vez sin máscara, sonrió. Eso era exactamente lo que quería conseguir el brujo. No quería remilgados en clase.
Del hueco que había quedado en la criatura al quitarle el pico asomaba algo rosado y palpitante. Sepalian estiró de aquello con unas pinzas de madera para sacar algo más asqueroso todavía. Era algo rosa, viscoso y muy grande, tanto que parecía imposible que hubiera estado guardado dentro de aquella piel de plumas y escamas. Tenía dos ojos diminutos y mal formados y parecía una foca sangrienta. Dejó caer al engendro en un tanque de agua dentro del cual éste se deshilachó en venas sueltas en una imagen vomitiva, ya que mientras se deshacía, aquella especie de foca temblaba violentamente de vez en cuando.
Sepalian Xila dejó los tres objetos bien a la vista de los presentes: El pico, la piel y las venas en agua, que todavía parecían moverse.
-Buenas noches, soy Sepalian Xila, brujo de las plantas con flor y vuestro mentor de biología mágica. Una de estas cosas es un veneno. Otra es una valiosa fuente de poder. Y otra, un punto débil. Explicadme cuál es cual y razonad vuestra explicación -exigió.

Por fin, todos acaban con sus muestras y Sepalian comienza a pasearse, examinando la labor de cada uno. No presto atención a casi ninguno de los demás, hasta que el instructor llega a mis "antídotos". Le miro, con una mezcla de curiosidad y vergüenza, pues a los otros les ha salido mejor. Pero sonrío cuando da su veredicto. Recojo mis cosas, materiales, la piel del pseudociervo y demás, pero se me acerca y me da un grabado. Lo miro curioso y miro luego a Sepalian, mientras me habla.
-Vaya...Gracias, gracias.-le digo, realmente agradecido.
Examino el dibujo, como memorizándolo, para después enrollarlo con cuidado y guardarlo en el cinturón. Después marcho a casa, por fin. . .

La carta llegó, un tanto extraña, indicándome que fuera a aquellos jardines, llamados "Jardines de la Memoria". Parece que ese lugar le gusta a Sepalian, ya nos lo encontramos allí la última vez. Pues bien, aquí estamos de nuevo, todos los del último día. El instructor empieza la lección de hoy y atiendo concentrado, pues esta vez sí que me interesa de verdad. Sobre todo la parte de combatir animales y cuáles son "comestibles". Lo de las partes valiosas...bueno, quizá me sirvan para hacerme un hueco en la ciudad, cazando y vendiendo o a saber qué... Se gira y vuelve con una caja negra que al parecer, pesa bastante. La deja en el centro del círculo de bancos donde estamos sentados (ya no siento tanta sed al estar con ellos) y vuelve a hablar, explicándonos qué hay dentro. ¿Esencia de la víctima? Es como un vampiro de esencias... Solo que eso es peor que alimentarse de sangre... Nos dice que la olamos y guardemos su olor y esencia, cosa sencilla para mí. Lo que dice de la alquimia no me interesa, no me veo como alquimista. Y si llega a interesarme la alquimia, siempre puedo ir a la biblioteca o preguntarle de nuevo. Así pues, me acerco un poco a la caja y aspiro el olor extraño que despide, memorizándolo con fuerza, aunque un tanto asqueado. Pero se me plantean dos preguntas, así que alzo la mano como en el colegio y pregunto:
-Señor, ¿es así como huelen las esencias de los seres vivos? ¿Ese bicho huele así por sí mismo o por su alimento?

Después de la intensa clase de preparar los antídotos tuve que ir de mala gana a la siguiente, esperándome ya los más terribles ejercicios a base de plantas y desdichados animalillos. Nos reunimos en unos jardines impresionantes que no recordaba haber visitado con anterioridad. Y lástima, porque es un lugar hermoso que al principio me distrae de mis compañeros y del maestro. Pero el tema de hoy es también interesante, aunque me pese admitirlo. Será de gran utilidad en el futuro. Empiezo a centrarme en atender justo cuando el profesor decide ir a por una caja negra. La miro con curiosidad, pero no llega a abrirla. Resulta que contiene un ser potencialmente peligroso y debemos memorizar su esencia. No soy capaz de detectar nada. Preocupado, me acerco a la caja a tratar de detectar su olor o esencia. De hecho sí detecto un olor peculiar al acercarme más, pero lo de la esencia ya me resulta más complicado. No quiero molestar en el camino de mis compañeros para acercarse a la caja, así que me retiro al poco rato. Creo que podré recordar el olor... y algo extraño, una sensación peculiar, pero no sabría decir el qué. Pero el contenido de la caja me da muy mala espina. Por nada del mundo querría encontrarme con una de esas rémoras. Solo de pensarlo se me hace un nudo en el pecho.

Escucho que Jack hace una pregunta, y me doy cuenta de que yo también quiero hacer algunas, pero espero turno pacientemente. Cuando queda un hueco para hablar llamo la atención del profesor alzando la mano, gesto que no sé si es adecuado en Rocavarancolia pero del que no soy capaz de deshacerme.
-Perdone pero... ¿podríamos saber qué aspecto tiene esta rémora? -señalo la caja, preguntándome al mismo tiempo si no se enfadará conmigo por hacer una pregunta tan tonta, si no lo había dicho tal vez fuese por algo-. Y... una cosa más, ¿cuáles son sus propiedades después de ser quemada? Para... para la alquimia, quiero decir. ¿Es útil? -Trago saliva mientras aparto disimuladamente la mirada del profesor-. Si es que... importa, bueno -añado bajando la voz.

-Este ser huele así porque así es su esencia. Las esencias son muy variadas y es muy difícil hacer una regla general en ellas. Y no, no vamos a destaparlo. Puede que sea una medida de seguridad excesiva pero comprended que con las rémoras de Almaviva no quiero arriesgarme nada de nada. Su utilidad es principalmente para hechizos muy costosos, sobretodo si ha absorbido muchas esencias.
El brujo se dirigió hacia el papiro sobre la gran tabla de madera y comenzó a dibujar al monstruo de la caja.
-Este es el aspecto que tienen. Copiadlo, memorizadlo o lo que queráis. Pero mucho cuidado con acercaros a una.
Después Sepalian, en un nuevo papiro, dibujó una tabla de puntos débiles de dragones y otros monstruos principales. Esperó a que la copiaran y después se levantó.
-En estos jardines he dejado tres flores sueltas muy valiosas. Quien las encuentre se las queda. Pero mucho, muchísimo cuidado con las otras flores. Si arrancáis demasiadas de las que no debéis, activaréis las trampas. Quiero ver cómo reconocéis por instinto cosas valiosas. Ah, una última cosa: Podéis robarles las flores a vuestros compañeros.

Después de memorizar la esencia, el olor, y el aspecto de la criatura de la caja me siento de nuevo y sigo atendiendo a la clase. Tomo apuntes sobre criaturas curiosas y sigo la explicación con curiosidad, resulta ser una lección interesante. Cuando concluye se pone en pie y se dirige a nosotros, hace un gesto que abarca el jardín y nos anuncia algo. ¿Tres flores valiosas?, ¿si las encontramos nos las podemos quedar? ... interesante, dice que nos guiemos por el instinto, sin estar seguro del todo de a que se refiere me pierdo entre las estatuas. Deambulo sin saber que hacer durante un rato, hasta llegar a una plazoleta, me siento en un banco y me pongo a pensar, le do vueltas al asunto. En Letargo me desenvolvía bastante bien, solía encontrar lo que quería en nada de tiempo, aunque no supiera donde se encontraba lo que buscaba. Pero esto es distinto, todo esta lleno de flores, de aspecto tropical y variopintos colores, no hay dos iguales. y dan la impresión de tener mil matices de color. Cierro los ojos sin saber que hacer, estoy muy cansado y los entrenamientos me están pasando factura, ¿como hacia yo para encontrar lo que quería?, ... pues no lo se, simplemente me dejaba llevar ... eso es, simplemente seguía mi instinto, ya lo entiendo. En entonces mis sentidos estaban mas atrofiados, ahora debería ser distinto. Me pongo en pie con los ojos aun cerrados y me quedo inmóvil, como una estatua mas, prestando atención a lo que mis demás sentidos me muestran. El aire sabe al olor de las flores, el sabor del néctar satura mi lengua y el susurro del viento entre las flores inunda mis oídos. Al principio no siento nada mas, pero de pronto mis dedos extendidos captan una pulsación, un leve latido, una perturbación realmente insignificante en el aire, algo que no se como he captado. Al instante la pierdo, pero se la dirección de proveniencia, encamino mis pasos hacia allí con decisión, aun con los ojos cerrados. Llego hasta una fuente, miro a mi alrededor, buscando flores, pero curiosamente, en esta zona no hay ninguna. Vuelvo a sentir el latido, esta vez en todo mi cuerpo, miro y veo la fuente. Me acerco a ella con lentitud, y efectivamente, hay flores bajo el agua. Las miro extrañado ... ¿cuál es la que busco?, ¿cuál de todas ellas? ... meto la mano bajo el agua, y al cabo de unos instantes siento las oscilaciones del agua. Guío mi mano bajo la superficie cristalina del agua hasta un lugar donde no hay flores, solo negro lodo, pero el latido viene de ahí. Muevo la mano bajo el agua, apartando el lodo con cuidado y si, ahí esta lo que busco, una flor negras, igual que las demás pero de una tonalidad mas oscura aparece bajo el lodo, el centro de la flor se aclara hasta adquirir una tonalidad plateada. La agarro con el tallo con cuidado y la saco del agua, cortando el tallo con cuidado, en el exterior la luz de la luna saca destellos rojos de las perlas de agua, destellos que se mezclan con el casi imperceptible resplandor del centro de la planta. Con ella en la mano camino de vuelta hasta el profesor, recuerdo sus palabras, si alguien me la intenta robar le cortare la mano, y lo haré ...
Le enseño la flor al instructor y espero su explicación, mientras dirijo una mirada de advertencia cargada de amenazas a mis compañeros, por si se les ocurre la genial idea de intentar quitármela ...

Copio y memorizo la forma de esas rémoras. Con el respecto que nos están metiendo por ellas creo que no lo voy a olvidar en la vida. El contenido de la caja es tan inquietante que no me atrevo ni a acercarme demasiado. Por suerte pronto esta queda de lado. Ahora tenemos que buscar flores, pero no sabemos cuáles. Desde luego en esta clase vamos a aprender mucho de intuición. Pero no sé ni por dónde empezar... es un jardín, está repleto de plantas. Decido echarme a pasear sin más por la zona, atravesando los caminos y contemplando las estatuas, sin perder de vista cada una de las plantas. Hay flores de diversos tipos, desde las más comunes hasta las más exóticas. Estas últimas son las que más me llaman la atención, con sus colores vivos y sus formas extrañas. Al lado de una estatua de una criatura con escamas y su jinete veo un ramillete de lo que parecen una especie de minúsculas orquídeas con manchas negras y despropocionados estambres sobresaliendo. Acerco la mano tímidamente para sentir la textura de esos pétalos blancos, pero la retiro antes de llegar. Si tiene pinta de algo, es de venenosa. Han dicho que nos guiásemos por el instinto, y aunque no tengo ni idea de nada, esa planta me da mala espina.

Me acerco a otra flor que nace en el borde del camino, con pétalos redondos y combados que daban la impresión de formar un degradado de tonos malva. Ésa sí parecía inofensiva, pero no tenía nada de especial. Recordaba a una margarita con pétalos de rosa y multitud de estambles diminutos en el centro, sin ningún pistilo aparentemente. Sientiéndome más relajado por este ejercicio tan simple y entretenido, me acerco tarareando a la siguiente flor que veo, naciendo al lado de un matorral de hojas diminutas parecido a un seto. Tiene unos tonos azulados que me encantan. Hay varias, naciendo de un mismo tallo carnoso. Son pequeñas y tienen multitud de pétalos superpuestos, formando un capullo cerrado. Tampoco les veo nada de especial y me dispongo a marcharme cuando un movimiento en el matorral me sobresalta. Retrocedo un paso de forma instintiva y entonces veo lo que hay allí agazapado. Una especie de rata, aunque algo más pequeña. Un roedor con el pelo sucio y un hocico y orejas extrañamente grandes. Da unos rápidos pasos y se acerca a roer el tallito de la planta que estaba mirando, y eso me da una idea. Alzo la mano lentamente y murmuro el hechizo de parálisis, y aunque lo asusté y empezó a huir, lo alcanza y se queda detenido bajo las ramas del arbusto. Alargo la mano y lo agarro por el tronco cerrando la mano sobre su pelaje. Lo miro a los ojos congelados y entonces con la otra mano sujeto la cabeza por sus laterales. Extingo el hechizo y mientras el animal empieza a revolverse le retuerzo el pescuezo con un golpe lo más seco que puedo. Lo dejo caer al suelo y sin poder mirarlo siquiera lo poseo.

Abro los ojillos en el suelo, viendo una pequeña mano delante de mis narices, con unas pequeñas garras blanquecinas. Me pongo de pie y empizo a mover a la vez las cuatro patitas del animal, avanzando a una velocidad que me parece vertiginosa para mi nuevo tamaño. Muevo el hocico de un lado para otro en busca de los aromas que hay por la zona. Montones de flores y plantas se entremezclan en mi nariz, y apenas puedo distinguir un olor de otro. Muchos de ellos me parecen apetitosos, y otros repulsivos. Me voy guiando por mi vista y mi olfato hacia las plantas más particulares que me encuentro. Capullos multicolor, pétalos con aspecto raído, estambres gigantes recubiertos de polvos de colores, tallos carnosos, brillantes... todo me llama la atención. Me detengo a olfatear una planta muy especial en cuyas flores parecen nacer otras. En su tallo hay capullos de tonos pardos y aspecto suave de los cuales salen otros tallos que en la parte superior contienen una flor amarilla. Me levanto sobre las patas traseras y me doy cuenta de que es amarilla por estar recubierta de polen, y que su auténtico color es blanco. Ni siquiera parece una flor convencionar, no tiene pétalos, pero sí pistilo, estambres y una especie de sépalos descoloridos. Pero ni siquiera esa planta parece de las que pide el profesor. No resulta apetitosa para el animal que poseo, y algo me dice que aunque parece inofensiva no lo es del todo.

Regreso sobre mis pasos metiéndome entre los arbustos y revisando todos los huecos que veo. Como una flor que veo a lo lejos naciendo sobre la propia roca de una estátua. Me aproximo con curiosidad para ver que entre los huecos de la piedra hay pequeñas porciones de tierra cubierta de musgo. Y allí mismo crece una planta de tallo endeble y corto, que apenas tiene unas pocas hojas oscuras y finas como agujas. La cabeza de la flor cae hacia delante, dejando más a la vista los sépalos que los pétalos. La forma de ambos es similar, también como agujas, pero más anchas en su base. Los sépalos son de color verde oscuro, casi negro, pero clarean en la punta hacia un tono rojizo. Olfateo el aire con curiosidad, hay algo en esa planta que me atrae, pero a mí, no al roedor. Además, mis sentidos no reaccionan en contra, no parece ser una flor peligrosa, a pesar... o mejor dicho, debido a su aspecto poco agradable. Estoy tentado de salir del roedor y cogerla con mis propias manos, pero me doy cuenta de que si produce urticaria o algo por el estilo, es mejor que se la producza al cadáver y no a mí. Trepo con cuidado por las piedras y agarro su tallo con las dos manos. Para poder separarlo empiezo a roer, sin notar nada extraño. Antes de que la flor caiga abandono mi cuerpo de rata y tomo entre mis manos la planta. Será mejor que le pregunte al profesor si es la flor que estamos buscando.

Mintras avanzo al lugar donde continúa el instructor, esperando nuestros resultados, recuerdo algo que dijo antes de empezar con la nueva tarea. Miro alrededor y no veo a nadie por aquí cerca, todos buscan plantas a cierta distancia. No quiero ser un paranoico pero tal vez será mejor que haga algo para proteger la flor, incluso si no es la que busco. Tal vez baste con el viejo truco que siempre empleo. Hechizo la flor para que levite delante de mis ojos y después le lanzo, cuando nadie se fija en mí, el hechizco de intangibilidad. Es precedible, pero más o menos puede servir. Espero que el profesor no quiera tomar la flor entre sus manos. Continúo mi avance hasta presentarme ante él y pongo la planta a la altura de sus ojos.
-¿Qué opina de esta flor? -pregunto tragando saliva. Como no sea voy a quedar como un auténtico idiota.

En la siguiente clase, Sepalian nos muestra una caja. Al acercarme... Sí, no me cuesta mucho notarlo. No creo que ese olor se olvide fácilmente. Frunzo el ceño.
Después, dibuja una criatura y una tabla, que copio distraídamente.
Entonces, lo siguiente que dice me hace salir de mi ensimismamiento.
Hm... Así que encontrar una flor, ¿no? Al fin y al cabo, estamos en unos Jardines... Y tengo que reconocer que me siento realmente cómoda aquí. Cada uno se va por un camino, y yo hago lo mismo. Entonces... ¿Qué estoy haciendo?
Antes de poder darme cuenta, he seguido un ciego instinto que me hace tumbarme sobre la hierba. Y, sin ser tampoco consciente de lo que hago, ruedo sobre ella un par de veces... Ahora me doy cuenta... La ciudad tiene tan poca vegetación...
Me quedo tumbada bocabajo. Y, cerrando los ojos, dejando que mi cuerpo se mueva prácticamente solo, comienzo a arrastrarme. ¿Qué estoy haciendo? ¿Acaso soy ahora un chucho? Sin embargo, no se trata del olfato. Es más bien algo que puedo sentir...
Noto algo, como si una extraña presencia de desplazase por el aire haciéndolo vibrar, dejando una sensación de cosquillas en mis orejas. Comienzo a moversme por el suelo, a ciegas, notando como en algunos puntos esa sensación se desvanece, alejándome de esos lugares para ir a esos otros en los que se refuerza. Y la sensación de cosquilleo comienza a extenderse por todo mi rostro. Entonces, noto que no puedo seguir avanzando, y oigo un "cloc". Abro los ojos. Uno de mis cuernos ha chocado contra el tronco de un grueso árbol.
Bizqueo unos segundos. Ante mí, pareciendo mucho más grande de lo que es, está el objeto del cuál nace esa sensación de poder.
Alargo la mano y rompo el tallo lentamente. Su tallo es de color rosáceo, y va aclarándose hasta llegar a los pétalos, de un color grisáceo, casi blanco, que fácilmente pasaría desapercibido por su palidez.Realmente, he visto en ese jardín flores más impresionantes o bonitas. Sin embargo, estoy prácticamente segura de que esa no es normal.
Siguiendo de nuevo ese instinto, sujeto la flor con fuerza y camino ya de pie, de vuelta. Utilizando mi oído bastante desarrollado, evito a los demás, sabiendo que si intentasen robármela poco tendría que hacer.
Y, finalmente, llego hasta Sepalian.
-¿Es esta una de ellas? -pregunto.
Y, al igual que Vac y Gael, que también sostienen otras flores, aguardo expectante.

Nia se revuelve el pelo y se palmea la cara. ¡Se había quedado dormida! Rápidamente, mira por encima los apuntes de sus compañeros y comprende la clase, al ponerse al día. Ese animal, de seguro que no sabría bien. ¿Porque? Si algo había aprendido Nia de su padre era que los animales, cuyas defensas se extrapolan al ataque, no son animales que saben bien. Como algunas ranas venenosas. Nia copia el dibujo malamente. Seguro que su memoria le haría una mala pasada y no podría acordarse de como era. Añadió un par de detalles personales que hicieron reír a Nia, quitandole ferocidad al animal y luego levantó la vista. El profesor comenzó a explicar cosas como debilidades de los dragones y otras criaturas. Nia lo copio fervientemente como un monje escriba y lo subrayo tres veces.
Una nueva tarea se les asignó, tenían que encontrar varias flores valiosas en un jardín repleto de flores.
<<Como buscar una aguja en un pajar...>>le dijo la vocecilla cruel de su mente.
Sepalian les explicó ciertas condiciones de esta prueba, sobretodo la última fue la que más llamó la atención a Nia: Se podían robar las flores entre los compañeros.
<<Oh. Genial. Encima que no tenemos ni idea de flores y sus amigas verdes, si llegásemos a encontrar una nos la arrebatarían sin pensarlo, puesto que somos las más débiles.>>
-¿¡Qué voy a hacer!?-
Todo el mundo se pone en marcha, en busca de las flores valiosas. Nia andaba en círculos, recorriendo todo el jardín de cabo a rabo. Pero ninguna flor destacaba lo suficiente como para ser valiosa. Decidio llevar la exploración a otro nivel: Se metio a gatas, si se puede decir así, entre los arbustos y demás follaje. A veces se hacia una herida que se sanaba al instante y escocia mucho. Nia ya iba a dejar esa disparatada idea cuando, de pronto, en un claro en medio del follaje, una columna de luz iluminaba a unas flores de capullos colgantes, que daban la impresion de ser las largas faldas de un vestido. Al parecer, brillaban como si tuvieran diamantes en sus pétalos. Un cerúleo lánguido y apagado respondia en el ojo de Nia, curiosamente, aunque estaban iluminados. Ese contraste de luz, el brillo y la oscuridad le parecia una flor bonita, lo suficiente como para ser considerada valiosa.
<<Espera ahora que no sabemos si hay algo como trampas o...>>
Nia no hizo caso a la vocecilla y se acercó para arrancar unas cuantas, con tres bastaría. En cuanto hizo fuerza y arrancó la primera, un extraño olor le invadió la nariz al principio le hizo marearse. Con un esfuerzo arrancó las otras dos y otro golpe de ese olor tan extraño le golpeo en la nariz.
-¿Queee...meeee....eeestaaaa...pasaaandooooo....?-decia Nia arrastrando las palabras.-¡Miiii vooooozzz!-exclamó, arrastrando las palabras.
<<Parece ser que la flor afecta a la pronunciación de las palabras. Es un arma interesante para el mundo burocrático...Rápido llevemosla al profesor, a ver si tiene algún antídoto...>>
Nia se alejó de ahí, algo mareada y se acercó de vuelta al profesor, tambaleándose. Había ya dos cosechados cerca de él, ambos portando una flor consigo. Nia pensó en ir a saludarles pero se acordó de que, ni podía hablar en condiciones, ni en esta prueba eran amigos. Así que cogió una pluma y escribió en su palma: ¿Es esta una de ellas, profesor? Se acercó con paso decidido y se concentró en el hechizo creando esta vez, tres pequeñas bolas oscuras que divergían la luz, haciendo a Nia invisible. Sigilosamente, se acercó hasta ponerse al lado del profesor y tras eso, hizo estallar las bolas con un fogonazo cada una. Sonriente, le enseñó la palma y las flores al profesor. Después de eso, señaló otra vez a las flores y a su garganta, sonrojada.

Tres flores. Tres flores valiosas entre...

Podrían ser las más bellas, las de olor más peculiar o las que atraigan más insectos. O también podría ser las más horribles, inodoras y repulsivas de todas las flores. Podrían ser cualquier flor.
Me paseo por el área lentamente, posando la vista en cada flor que veo. Hay muchas variedades y muy repartidas. ¿Cómo encontrar una de las valiosas? Se me ocurre una idea, pero... ¿será eso? Ninguna flor despierta nada en especial; más bien, todo el jardín tiene su función, ya repercuta sólo en el propio beneficio de la planta o en el de otros seres. No se siente preparada para encontrar las plantas "especiales" que menciona el profesor, así que me acerco a él. Cuatro personas han encontrado flores, así que alguna de ellas no debe ser la que pide Sepalian. O tal vez varias de ellas no lo son; tal vez ninguna esté entre esas tres en especial. Me pongo al lado de ellos, sin flores, y menciono las palabras.
-Me siento incapaz de encontrar esas flores en especial que usted nos ha mencionado, maestro. Por otro lado, cualquier planta es valiosa si se conocen las propiedades y se saben aplicar en el momento adecuado. He llegado a esa conclusión, aunque no creo que esto fuera el objetivo de la práctica; como ya le he mencionado, no me siento capacitado para encontrar esas flores sin un conocimiento previo.

Despues de mirar el papiro en el que se encontraba el monstruo, atendi a la nueva explicacion de Sepalian Xila, mi nuevo profesor queria que buscaramos emm.....como decirlo, flores, flores valiosas, y debiamos buscarlas a toda costa, incluso se las podia robar a un compañero (cosa que me negaba a hacer) pero lo logico seria que a mi me la robaran seguro, siempre tenia tanta mala suerte. Exploro alrededor de la habitacion y me dirijo a una especie de plaza que tenia bastantes brotes y hierbas, pero flores por desgracia ninguna, pude ver a uno de los estudiantes merodeando por ahi, asi que me fui, me dirigi ahora hacia un tipo de monticulo extraño pero ahi tampoco habia nada, al parecer pocas flores habia en Rocavarancolia, o al menos especiales, aunque al girarme me di cuenta que al otro lado del monticulo si que habian y muchas, pero ninguna de ellas despertaba mi curiosidad, bueno si habia una color verde esmeralda pero me negaba a coger esa despues de mi experiencia en la esmeralda ese color me daba incluso asco. Luego segui explorando en los alrededores de los jardines, flores habia de distintos tamaños y colores pero ninguna despertaba mi interes, pero de repente me fije en una flor sus petalos era de color azul cielo y sus puntas se iban ennegreciendo hasta el negro mas oscuro, parecia marchita pero no era asi, esa apariencia era de normal asi, no me la querria imaginar marchita. asi que memorice el sitio en el que se encontraba la flor y me dirigi a explorar d nuevo.
Por las paredes del edificio muchas flores se encontraban en lod huecos que las paredes dejaban entre los ladrillos, flores en este caso del mismo tipo, todas rojas, no me llamaban mucha la atencion, asi que segui mirando por las paredws, habia algunas moradas.
Volvi hacia la flor azul ennegrecida de figura encorvada y mortecina y la cogi, me quede mirandola un rato como esperando a que hiciera algo, ni hizo nada pero...esa flor me...me hizo recordar algo....algo que habia olvidado

-FLASHBACK-

-Bonnie-grito Jacob desde casa, yo estaba a su lado ambos vestidos de luto, acababamos de volver de un funeral aunque ninguno de nosotros tres conocia a la fallecida, Diana si la cual estaba especialmente melancolica ese dia,ésta se encontraba al lado de Bonnie la cual al oir su nombre emanar de los labis de Jacob se sonrojo ¿Es que no sabe fingir un poco?
Caminamos hacia ellas, y en ese momento fue cuando me enamore de ella, Bonnie habia fabricado una peueña tiara fabricada a base de flores azules y se la puse en la cabeza a Diana que junto que la triteza de su cara formaba una imagen hermosa

-FIN DEL FLASHBACK-

Segui mirando la flor extrañado, que tenia esa flor....que la hacia tan especial, la verdad es que no lo sabia, pero aunque no fuera esa, creo que me arriesgaria

Uf, está empezando a venir todo el mundo, cada cual con una flor diferente...
Y, evidentemente, la mayoría de ellas no será ninguna de las tres.
¿Y si la mía no lo fuera? ¿Y si todo eso del instinto fuera una chorrada? De cualquier forma, todos habrán usado métodos más fiables que los mios... Pero, sea como sea, la noto aún casi vibrando entre mis manos, como si quisiera fundirse con ellas.
Así que, a pesar de que probablemente la haya cagado estrepitosamente, me limito a mirar a Sepalian, impertérrita, aguardando una respuesta.

Escucho, asintiendo, a las palabras de Sepalian y luego memorizo el dibujo de la criatura, la cual no aparece en mi grabado de presas. Cuando salga, haré el dibujo de su silueta, con sangre, en algún trozo de piel, por si acaso se me olvidase. Y ahora da las instrucciones para una nueva prueba: buscar y traerle tres flores muy valiosas, las cuales podemos "robar" a aquellos que las encuentren con anterioridad. <<Hum... No me gusta, alguien podría cabrearse y tomárselo a mal... Y el grupo está bastante unido...>> Pero en fin, me levanto de mi banco y me pierdo por los jardines, admirando cada una de sus flores, de sus silenciosos y magníficos habitantes, pero sin buscar realmente las flores. De vez en cuando me cruzo con alguien, pero le evito con rapidez, no voy a intentar quitarle la flor a nadie. Me pierdo, sí, los olores de cada planta, árbol, flor, lo que sea, me mueven sin darme cuenta por el Jardín, yendo de aquí para allá, sin tocar nada, solo movido por los olores. En dos ocasiones cruzo por donde nos espera Sepalian, pero ni le hablo ni miro, sino que sigo paseando. Algunos ya llevan flores en las manos, algunos han activado alguna trampa de las plantas, pero me da igual. No está en mis planes pelearme con ninguno de los presentes. Hasta que el laberinto de fragancias me lleva hasta una flor muy delicada, con pétalos blancos, casi transparentes, pero es como tres flores dentro de una, con tres "plataformas" de pétalos, todos iguales. Me acerco para examinarla mejor y la rozo sin querer, provocando que se cierre en un veloz movimiento que me deja perplejo. ¿Por qué diantre huele mejor que las anteriores? Alargo la mano y rozo los pétalos, suaves al tacto, pero cálidos. Y la flor tiembla cuando la toco. Sonriente y curioso, la rozo en diferentes puntos y se va estremeciendo, como si tuviese cosquillas. Y su perfume aumenta, hasta distinguir un rastro dulzón. ¿Una flor con sangre? Y lo mejor es que según la rozo con mis dedos, del mismo color que los pétalos, estos empiezan a tornarse rojos, carmesíes. Pero ahogo un grito cuando, tras una caricia de mis dedos, la flor cae sobre mi mano en silencio. Solo espero no haber sido el causante de su caída... Pero sigue cálida y cerrados todos sus pétalos. Necesito saber, así que vuelvo sobre mis pasos, reconociendo perfumes ya familiares y me detengo frente a Sepalian.
-No lucharé contra mis amigos en pos de finalizar este ejercicio. Pero me perdí entre los perfumes del jardín y encontré esta flor, extraña a mis ojos. Pero cuando la toqué, tras varios minutos rozándola con los dedos, se separó del tallo y ahora la tengo en mis manos...Y parece como si dentro tuviese sangre. Y soy muy curioso, me intriga bastante.-le digo, aún pensativo y curioso, mientras le enseño la flor.

-Vaya, parece que no tienes muchas ganas de usar la intuición -le dijo el brujo a Adara lo primero-. Si he de serte sincero, creo que no es una mala idea, pero a veces ayuda para guiarse. Me encantaría poder daros unas clases más racionales, pero tenemos poco tiempo y la intuición entrenada sirve para muchas cosas. De todas formas, luego copiaréis unas listas de las plantas y partes de animales más valiosos junto con sus descripciones.
Sepalian tomó en sus manos la flor da Vacuum ya que había llegado primero.
-Muy bien, esta es una. Se trata de la estrella desvaneciente, muy útil para complejos hechizos de intangibilidad, invisibilidad y nigromancia de fantasmas. Enhorabuena por el descubrimiento.
Luego se giró para tomar la de Koval.
-Es una planta rara que puede confundir fácilmente a un fuego fatuo. Hay que oler atentamente su aroma para comprender cómo la savia muerta puede engañar a los de tu especie, ¿ves? Una imperceptible mezcla de cadáver y caramelo para atraer a las moscas de Ataxia. Es sin embargo valiosa como ingrediente de dulces. Dulces un tanto inquietantes, cierto, pero en esta ciudad esa clase de cosas nos encantan. Cualquier noble te la compraría por un buen precio.
Dirigió entonces su atención hacia dama Casia.
-Enhorabuena, aunque debo decir que has tenido algo de ventaja por tu especie. El foco mortecino tiene unas capacidades tan extrañas que es posible cambiar los efectos de la poción en la que se ha usado cuando ha sido ingerida. Es decir, que puedes dárselo a alguien como algo inocuo y apenas echando unas gotas de veneno en el recipiente principal, puedes matar a quien lo ha tomado a pesar de que el veneno nunca pase por su garganta. El único problema es lo psamosamente fácil de detectar que es su jugo, incluso para seres sin magia.
Después de la explicación, recogió la flor de dama Urticaria.
-Mucho me temo que esto se trataba de una de mis flores trampa. Eso sí, muy eficaz. Del polvo de la lámpara del horizonte pueden derivarse bastantes drogas y la pulpa, triturada y concentrada, es útil en algunos hechizos lumínicos.
Tras ésto, examinó la flor de Erial.
-Esta es una flor muy especial. La campanilla de collar valiosa porque el fruto que produce guarda siempre un pequeño zafiro rodeado de semillas dentro. El problema es lo despacio que crece; tarda dos años enteros en completar su ciclo. Pero tienes suerte, dentro de pocos días, ésta va a dar fruto. Plántala en alguna maceta y riégala mucho.
Finalmente, examinó la que le había traído Jack.
-Esta inquietante flor puede manar un hilo eterno de sangre si se la sabe hechizar bien. Pero ese no es el uso más interesante de la virgen hipnotizada, puesto que también sirve en algunas complejísimas pociones de rejuvenecimiento. De hecho, la ingestión de su corola sin hechizar garantiza el burlamiento de la muerte natural durante veinte días. Enhorabuena por el descubrimiento.
Tras las explicaciones, Sepalian se dirigió de nuevo al papiro para explicar las características básicas de los principales seres vivos a los que merecía la pena vender.
Tras esto, fue pasando unos viejos manuales de curación a sus alumnos.
-Como se nos ha acabado ya el tiempo, tendréis que repasar vosotros esos manuales. Son de un nivel muy fácil y general. La mínima duda que tengáis, consultádmela, por favor. Haced lo mismo si queréis ampliar cualquier cosa. Espero que los conocimientos que habéis adquirido aquí os sirvan tanto a vosotros como al reino. Ah, y si habéis removido tierra antes, ya estáis arreglándola.