Biblioteca Mágica
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Rocavarancolia Rol
49 participantes
- Rocavarancolia Rol
Biblioteca Mágica
02/08/11, 04:22 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Edificio de mármol gris de tamaño medio visto desde el exterior, pero que en realidad cuenta con una gran cantidad de espacio en el interior debido a un hechizo. Dos grandes portones de madera permiten el acceso al interior.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
- Cómo se creó la Biblioteca Mágica:
- El proyecto inicial de construcción de la Biblioteca Mágica fue llevado a cabo por el Consejo tras la finalización del conflicto del regreso de Hárex y Hurza. Se recopilaron una enorme cantidad de libros y manuscritos a lo largo de los años con la colaboración de una buena parte de los ciudadanos y decenas de magos ayudaron en la elaboración del entramado de hechizos anclados que contiene el edificio. Uno de estos magos, Littero Ara, que se involucró tanto en el proceso como para perder la vida tras invocar a Bilbios y anclarlo a la biblioteca, culminó el proyecto con lo que es hoy en día. El catálogo de la Biblioteca siguió y sigue aumentando año tras año.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Biblioteca Mágica
23/03/20, 01:06 am
—En Irraria no está tan bien visto —respondió con un encogimiento de hombros—. Hay mucha gente que está descontenta con el gobierno, pero incluso entre esas personas muchos son de la opinión de que no hacer alboroto y mantener la cabeza gacha es una buena forma de mantener una vida estable —aclaró con un deje de voz. Se podía percibir cierto desdén en sus palabras, pero fue algo fugaz, pues el propio irrense decidió no seguir por aquellos derroteros—. No es algo que importe mucho ahora, de todos modos, ni es buena idea que me ponga a divagar sobre política alienígena. —dijo esbozando una sonrisa triste, hundiendo su mano derecha en Cobrecito a modo de pelota antiestrés.
No le apetecía pensar en aquel tipo de cosas, no en aquel momento, pues aunque tenía asuntos pendientes en Irraria prefería disfrutar aquel rato en compañía de su amigo sin malos rollos y mierdas de por medio.
«Va a pensar que eres un intensito o algo así… » se recriminó, tan avergonzado por ello que no se percató del sutil cambio en el lenguaje corporal del humano a su lado.
—No creas, tío—rió con ganas, sonrojándose ligeramente ante tanto piropo inmerecido—. Además, el delito de asociación criminal no es un aliciente romántico para todo el mundo, ¿sabes? —comentó con una mueca burlona, no queriendo imaginarse cómo repercutiría algo así en una vida en pareja.
El cambiante parecía estar disfrutando con las fotos que le estaba mostrando, cosa que el moreno agradeció en silencio pues tampoco quería aburrirle, y cuando se rió al verle junto al grafiti no pudo evitar que se le contagiaran las carcajadas.
—Pues si ves la cresta que llevaba en aquellos días a lo mejor te caes de culo. —afirmó, poniendo los ojos en blanco al recordarlo. Se le antojaba una época muy lejana en la que para su propia vergüenza había hecho muchas estupideces.
Rox reconoció a la mujer de la foto sin problema, pues el parecido era muy evidente, pero en opinión del norteño su madre era muchísimo más guapa que él.
—Es complicado —murmuró con cierto pesar, observando durante unos segundos interminables la imagen holográfica—. Aunque me haya convertido en un intocable para el SGR al ser un “elegido” de Rocavaracnolia nada me asegura que ese indulto se extienda a mi familia si descubren con quién estoy emparentado —explicó con el ceño fruncido—. Al salirme del sistema conseguí protegerlos borrando cualquier registro digital de nuestro emparentamiento, pero si vuelvo por allí y descubren que es mi madre… —dejó la frase en el aire, resistiéndose a plasmar en voz alta sus temores, pero sacudió la cabeza y se centró en las otras dos preguntas del australiano.
Retrocedió un poco más en la galería hasta dar con una foto en la que salían sus dos hermanas pequeñas. Eran de la misma edad, ambas de la misma camada, y aunque eso las convertía en sus hermanastras a ojos de la sociedad irrense para el hacker eran mucho más que eso. Una era morena como él, pero la otra tenía el pelo rubio ceniza, y ambas compartían los traviesos ojos verdes de su padre.
—Dos en realidad, Impa y Tisca —respondió, sonriendo estúpidamente mientras le enseñaba a su amigo la instantánea—. Dos auténticos trastos... seguro que te caerían genial. —añadió con voz suave.
No le apetecía pensar en aquel tipo de cosas, no en aquel momento, pues aunque tenía asuntos pendientes en Irraria prefería disfrutar aquel rato en compañía de su amigo sin malos rollos y mierdas de por medio.
«Va a pensar que eres un intensito o algo así… » se recriminó, tan avergonzado por ello que no se percató del sutil cambio en el lenguaje corporal del humano a su lado.
—No creas, tío—rió con ganas, sonrojándose ligeramente ante tanto piropo inmerecido—. Además, el delito de asociación criminal no es un aliciente romántico para todo el mundo, ¿sabes? —comentó con una mueca burlona, no queriendo imaginarse cómo repercutiría algo así en una vida en pareja.
El cambiante parecía estar disfrutando con las fotos que le estaba mostrando, cosa que el moreno agradeció en silencio pues tampoco quería aburrirle, y cuando se rió al verle junto al grafiti no pudo evitar que se le contagiaran las carcajadas.
—Pues si ves la cresta que llevaba en aquellos días a lo mejor te caes de culo. —afirmó, poniendo los ojos en blanco al recordarlo. Se le antojaba una época muy lejana en la que para su propia vergüenza había hecho muchas estupideces.
Rox reconoció a la mujer de la foto sin problema, pues el parecido era muy evidente, pero en opinión del norteño su madre era muchísimo más guapa que él.
—Es complicado —murmuró con cierto pesar, observando durante unos segundos interminables la imagen holográfica—. Aunque me haya convertido en un intocable para el SGR al ser un “elegido” de Rocavaracnolia nada me asegura que ese indulto se extienda a mi familia si descubren con quién estoy emparentado —explicó con el ceño fruncido—. Al salirme del sistema conseguí protegerlos borrando cualquier registro digital de nuestro emparentamiento, pero si vuelvo por allí y descubren que es mi madre… —dejó la frase en el aire, resistiéndose a plasmar en voz alta sus temores, pero sacudió la cabeza y se centró en las otras dos preguntas del australiano.
Retrocedió un poco más en la galería hasta dar con una foto en la que salían sus dos hermanas pequeñas. Eran de la misma edad, ambas de la misma camada, y aunque eso las convertía en sus hermanastras a ojos de la sociedad irrense para el hacker eran mucho más que eso. Una era morena como él, pero la otra tenía el pelo rubio ceniza, y ambas compartían los traviesos ojos verdes de su padre.
—Dos en realidad, Impa y Tisca —respondió, sonriendo estúpidamente mientras le enseñaba a su amigo la instantánea—. Dos auténticos trastos... seguro que te caerían genial. —añadió con voz suave.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Biblioteca Mágica
25/03/20, 05:40 pm
”Además, el delito de asociación criminal no es un aliciente romántico para todo el mundo, ¿sabes?"
«Pues menuda suerte la mía...»
Rox apartó la mano mientras Milo se explicaba, serio. Sabía que la situación del irrense era como poco delicada, pero lo cierto es que para él era un tema tan ficticio que le costaba pararse a pensar en todo lo que conllevaba que fuera un delincuente antisistema. No sabía que era peor, que te impidiesen volver con tu familia o poder hacerlo pero poniéndoles en riesgo. Guardó silencio.
El moreno le enseñó las que -a sus ojos humanos- eran sus hermanas, haciéndole recuperar la sonrisa. La mención de sus nombres consiguió sacarle una carcajada.
—Tienen nombre como de dúo cómico. Fijo que les pega llamarse así —comentó divertido. Le daba mucha lástima no poder conocerlas, más aún que Milo no pudiera volver a verlas, y es que no había podido quitarse de encima todo lo que le había dicho antes. El rubio rebuscaba ideas como podía. No quería dejarlo ahí—. ¿No hay manera de que las veas? ¿Y si...? ¿Y si me transformo en ti? —su tono no era muy convincente, pero tampoco es que fuera una mente maestra ideando planes—. Puedo montar un espectáculo, pasearme por ahí y llamar la atención de la gente, ¡y tú mientras te escabulles y las visitas! ¿Eh?
Dicho en voz alta no sonaba... ni tan mal. Le daría pena no poder conocerlas personalmente, pero quizás pudiera ayudar. No era un plan completo ni mucho menos, se lo había sacado de la manga sin pensar y tenía tantos agujeros como un queso cheddar, pero la idea le animó.
—Y si quieres me pongo una cresta... —dijo por lo bajo, burlón, seguido de una risa—. Pero no, en serio, ¡he estado practicando y diría que mis transformaciones son muy convincentes! No puedo imitar voces pero nadie tiene porqué enterarse. Y puedo decir que perdiste el brazo por la transformación o algo así, o me pongo uno de chapa. Creo que Arcan perdió la mano y le volvió a crecer otra con la Luna.
A lo mejor nada de eso llegaba a puerto, pero quería que el chico supiese que dispuesto estaba. Como para chincharle más sus facciones cambiaron hasta hacerse un morro irrense, moviendo seguidamente la nariz como si de un conejo se tratase. Le dedicó una sonrisa gatuna, espectante.
«Pues menuda suerte la mía...»
Rox apartó la mano mientras Milo se explicaba, serio. Sabía que la situación del irrense era como poco delicada, pero lo cierto es que para él era un tema tan ficticio que le costaba pararse a pensar en todo lo que conllevaba que fuera un delincuente antisistema. No sabía que era peor, que te impidiesen volver con tu familia o poder hacerlo pero poniéndoles en riesgo. Guardó silencio.
El moreno le enseñó las que -a sus ojos humanos- eran sus hermanas, haciéndole recuperar la sonrisa. La mención de sus nombres consiguió sacarle una carcajada.
—Tienen nombre como de dúo cómico. Fijo que les pega llamarse así —comentó divertido. Le daba mucha lástima no poder conocerlas, más aún que Milo no pudiera volver a verlas, y es que no había podido quitarse de encima todo lo que le había dicho antes. El rubio rebuscaba ideas como podía. No quería dejarlo ahí—. ¿No hay manera de que las veas? ¿Y si...? ¿Y si me transformo en ti? —su tono no era muy convincente, pero tampoco es que fuera una mente maestra ideando planes—. Puedo montar un espectáculo, pasearme por ahí y llamar la atención de la gente, ¡y tú mientras te escabulles y las visitas! ¿Eh?
Dicho en voz alta no sonaba... ni tan mal. Le daría pena no poder conocerlas personalmente, pero quizás pudiera ayudar. No era un plan completo ni mucho menos, se lo había sacado de la manga sin pensar y tenía tantos agujeros como un queso cheddar, pero la idea le animó.
—Y si quieres me pongo una cresta... —dijo por lo bajo, burlón, seguido de una risa—. Pero no, en serio, ¡he estado practicando y diría que mis transformaciones son muy convincentes! No puedo imitar voces pero nadie tiene porqué enterarse. Y puedo decir que perdiste el brazo por la transformación o algo así, o me pongo uno de chapa. Creo que Arcan perdió la mano y le volvió a crecer otra con la Luna.
A lo mejor nada de eso llegaba a puerto, pero quería que el chico supiese que dispuesto estaba. Como para chincharle más sus facciones cambiaron hasta hacerse un morro irrense, moviendo seguidamente la nariz como si de un conejo se tratase. Le dedicó una sonrisa gatuna, espectante.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Biblioteca Mágica
30/03/20, 12:13 am
Lo del dúo cómico le hizo reír a carcajadas, pues era muy apropiado para aquellas dos, pero inevitablemente la risa se fue apagando al volver a pensar en las consecuencias que tenían las decisiones que había tomado a lo largo de su vida. Era difícil tratar de ser positivo en aquella situación, pues la cercanía de un amigo solo facilitaba que bajara las defensas y que aquello le afectara más, pero el brujo puso todo de su parte para no dejarse arrastrar a aquel pozo de impotencia.
Fue gracias a Rox, de hecho, que lo consiguió, pues su sugerencia le hizo voltear a mirarle con mucha atención y apartó los malos pensamientos de su mente. Mientras el cambiante exponía el esqueleto de su plan la mente del hacker ya había empezado a trabajar a toda velocidad.
—Podría funcionar, sin duda —respondió en un momento dado con expresión pensativa, volviendo a sonreír a pesar de todo cuando mencionó lo de la cresta—. Y quizás no solo para ver a mi familia… —murmuró para sí, resistiéndose a contarle nada al australiano por el momento de lo que se le acababa de ocurrir—. Muchas gracias por el ofrecimiento Rox, de verdad. —agradeció en voz alta con una profunda inclinación de cabeza, devolviéndole el apretón afectuoso que el muchacho le había dedicado hacía unos minutos.
Reencontrarse con su madre y sus hermanas era algo que necesitaba hacer, pues las echaba de menos, pero su vena antisistema le gritaba que las capacidades de su amigo podrían ser una buena baza para liberar a sus compañeros irrenses de prisión. Dichos pensamientos le hacían sentirse culpable, pues le daba la impresión de que se estaba aprovechando del ofrecimiento altruista del rubio, y no quería imaginarse qué cara pondría el otro si se le ocurría sacar el tema de sopetón.
«Eres de lo que no hay, Milo… » pensó para sí, frotándose el puente del hocico con impotencia.
No dejó de prestar atención a las palabras del coreano en ningún momento, a pesar de todo, y por ellas se percató de que el cambiante no sabía mucho de la política rocavarancolesa en Irraria. Tenía sentido, pues no le habían hablado del tema por ser un tanto desagradable y vergonzoso, pero iba siendo hora de ponerle al día
—Esa excusa no va a servir, Rox, nadie en mi mundo sabe lo que sucede realmente en esta ciudad y nos está prohibido hablar de transformaciones y todo eso —rió con suavidad, imitando el movimiento del hocico del rubio con soltura—. Allí creen que los elegidos de Rocavarancolia se van a estudiar magia con seres superiores, más o menos, y se omiten todos los detalles sobre cribas sangrientas, monstruos y Lunas Rojas —aclaró, encogiéndose de hombros con pesar—. Tendríamos que pensar en un hechizo que consiguiera que tu brazo diera el pego como prótesis cibernética… ¿quizás algo de ilusión? ¿Cómo consigue Kin que no le miren raro con esos cuernos que gasta? —preguntó en voz alta, alargando la mano hacia el grimorio de hechizos en busca de un índice.
Fue gracias a Rox, de hecho, que lo consiguió, pues su sugerencia le hizo voltear a mirarle con mucha atención y apartó los malos pensamientos de su mente. Mientras el cambiante exponía el esqueleto de su plan la mente del hacker ya había empezado a trabajar a toda velocidad.
—Podría funcionar, sin duda —respondió en un momento dado con expresión pensativa, volviendo a sonreír a pesar de todo cuando mencionó lo de la cresta—. Y quizás no solo para ver a mi familia… —murmuró para sí, resistiéndose a contarle nada al australiano por el momento de lo que se le acababa de ocurrir—. Muchas gracias por el ofrecimiento Rox, de verdad. —agradeció en voz alta con una profunda inclinación de cabeza, devolviéndole el apretón afectuoso que el muchacho le había dedicado hacía unos minutos.
Reencontrarse con su madre y sus hermanas era algo que necesitaba hacer, pues las echaba de menos, pero su vena antisistema le gritaba que las capacidades de su amigo podrían ser una buena baza para liberar a sus compañeros irrenses de prisión. Dichos pensamientos le hacían sentirse culpable, pues le daba la impresión de que se estaba aprovechando del ofrecimiento altruista del rubio, y no quería imaginarse qué cara pondría el otro si se le ocurría sacar el tema de sopetón.
«Eres de lo que no hay, Milo… » pensó para sí, frotándose el puente del hocico con impotencia.
No dejó de prestar atención a las palabras del coreano en ningún momento, a pesar de todo, y por ellas se percató de que el cambiante no sabía mucho de la política rocavarancolesa en Irraria. Tenía sentido, pues no le habían hablado del tema por ser un tanto desagradable y vergonzoso, pero iba siendo hora de ponerle al día
—Esa excusa no va a servir, Rox, nadie en mi mundo sabe lo que sucede realmente en esta ciudad y nos está prohibido hablar de transformaciones y todo eso —rió con suavidad, imitando el movimiento del hocico del rubio con soltura—. Allí creen que los elegidos de Rocavarancolia se van a estudiar magia con seres superiores, más o menos, y se omiten todos los detalles sobre cribas sangrientas, monstruos y Lunas Rojas —aclaró, encogiéndose de hombros con pesar—. Tendríamos que pensar en un hechizo que consiguiera que tu brazo diera el pego como prótesis cibernética… ¿quizás algo de ilusión? ¿Cómo consigue Kin que no le miren raro con esos cuernos que gasta? —preguntó en voz alta, alargando la mano hacia el grimorio de hechizos en busca de un índice.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Biblioteca Mágica
01/04/20, 01:04 am
Rox se sorprendió de que su idea no cayera en saco roto, orgulloso de haber tenido cerebro suficiente para sacar algo decente de verdad. Especialmente si su amigo ya era un veterano de las ilegalidades y planes criminales. Alzó una ceja con el comentario pasajero de que podía usarlo para otras cosas, pero no preguntó de primeras.
—¡Tío, yo que sé! Tú te crees que me conozco las movidas místicas que tienen los mundos con Rocavarancolia? Si no me sé ni las de mi mundo —añadió, burlón. Luego se hundió en su asiento—. Tiene que haber magia para eso. Si hay magia hasta para burbujas insonoras, lo de los disfraces es como básico de fantasía. Menos mal que tú eres facilito de copiar y pasas desapercibido, te llegan a tocar cambios más bruscos y... chungo.
Observó al irrense rebuscando en el grimorio, dejando reposar las manos sobre su estómago con clara pereza. Aprovechando que estaba concentrado en otra cosa todo el rostro de Rox comenzó a cambiar: y no solo rostro, la complexión de su cuerpo, su tono de piel, su pelo, sus orejas. En cuanto Milo levantara cabeza tendría sentado a su lado a otro Milo. Teniendo la referencia a escasos centímetros hacer los cambios con precisión le era fácil, y aún así se sacó el ipod del bolsillo del pantalón con disimulo para reflejarse en él, asegurándose de haberse hecho bien la cara. Mentiría si dijera que no tenía sus rasgos muy bien estudiados. Se contuvo en darle un beso a la pantalla, riendo por lo bajo. Seguidamente carraspeó, buscando llamar su atención a la vez que se quitaba el pañuelo del pelo: llevándolo tan corto le hacía poca falta.
—Qué, ¿encuentras algo? —preguntó con aparente desinterés, aún medio recostado en la silla. Cuando sus ojos chocasen el cambiante le sacaría la lengua, sonriendo maliciosamente—. Me falta el brazo, tú verás como me lo haces, brujo.
Y dicho lo cual levantó el brazo izquierdo, el mismo en el que sujetaba su bandana negra como si fuera un banderín de salida.
—¡Tío, yo que sé! Tú te crees que me conozco las movidas místicas que tienen los mundos con Rocavarancolia? Si no me sé ni las de mi mundo —añadió, burlón. Luego se hundió en su asiento—. Tiene que haber magia para eso. Si hay magia hasta para burbujas insonoras, lo de los disfraces es como básico de fantasía. Menos mal que tú eres facilito de copiar y pasas desapercibido, te llegan a tocar cambios más bruscos y... chungo.
Observó al irrense rebuscando en el grimorio, dejando reposar las manos sobre su estómago con clara pereza. Aprovechando que estaba concentrado en otra cosa todo el rostro de Rox comenzó a cambiar: y no solo rostro, la complexión de su cuerpo, su tono de piel, su pelo, sus orejas. En cuanto Milo levantara cabeza tendría sentado a su lado a otro Milo. Teniendo la referencia a escasos centímetros hacer los cambios con precisión le era fácil, y aún así se sacó el ipod del bolsillo del pantalón con disimulo para reflejarse en él, asegurándose de haberse hecho bien la cara. Mentiría si dijera que no tenía sus rasgos muy bien estudiados. Se contuvo en darle un beso a la pantalla, riendo por lo bajo. Seguidamente carraspeó, buscando llamar su atención a la vez que se quitaba el pañuelo del pelo: llevándolo tan corto le hacía poca falta.
—Qué, ¿encuentras algo? —preguntó con aparente desinterés, aún medio recostado en la silla. Cuando sus ojos chocasen el cambiante le sacaría la lengua, sonriendo maliciosamente—. Me falta el brazo, tú verás como me lo haces, brujo.
Y dicho lo cual levantó el brazo izquierdo, el mismo en el que sujetaba su bandana negra como si fuera un banderín de salida.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Biblioteca Mágica
05/04/20, 04:30 pm
Cuando Rox dijo en tono burlón que como iba a conocer la política rocavarancolesa en Irraria si ni siquiera conocía la de la Tierra el brujo esbozó una sonrisa divertida, pero se encogió de hombros y prosiguió con la búsqueda de un hechizo que permitiera alterar la apariencia del brazo de su amigo.
—Seguro que si la hay… —respondió con expresión pensativa a su razonamiento, pasando las páginas a buen ritmo mientras sus ojos recorrían las líneas de texto a gran velocidad—. He oído que una de nuestras vecinas de la Sede es experta en este tipo de magia, de hecho… ¿quizás sea buena idea pedirle consejo? —inquirió sin mirarle todavía.
Independientemente de su respuesta el moreno continuaría con un escrutinio exhaustivo del grimorio que acabaría dando resultados, pues había dado con un sortilegio de ilusión que afectaba a zonas localizadas.
—Creo que sí… este de aquí resulta idóneo, pero también parece bastante complicado —comentó, repasando los pasos y los ensalmos con la punta de los dedos con el ceño fruncido. El gasto mágico también parecía elevado—. ¿Qué opinas? —le preguntó directamente a su compañero girando el libro en su dirección mientras se volteaba para mirarle de nuevo.
No se esperaba la transformación de Rox, pues entre otras cosas su habilidad era tremendamente silenciosa, y cuando se topó con su propio careto devolviéndole una mirada maliciosa el irrense se quedó paralizado con la boca abierta y expresión de confusión.
—¡P-pero eso se avisa, capullo! —logró decir sin tartamudear demasiado en lo que el cerebro volvió a funcionarle, esbozando una sonrisa divertida a pesar de todo—. Sabes lo raro que resulta esto, ¿no? —le preguntó, dedicándole una mueca mientras inclinaba la cabeza inconscientemente como si estuviera delante de un espejo.
A pesar del susto inicial aquello solo contribuía a lo bien que se lo estaba pasando en compañía del australiano.
—Seguro que si la hay… —respondió con expresión pensativa a su razonamiento, pasando las páginas a buen ritmo mientras sus ojos recorrían las líneas de texto a gran velocidad—. He oído que una de nuestras vecinas de la Sede es experta en este tipo de magia, de hecho… ¿quizás sea buena idea pedirle consejo? —inquirió sin mirarle todavía.
Independientemente de su respuesta el moreno continuaría con un escrutinio exhaustivo del grimorio que acabaría dando resultados, pues había dado con un sortilegio de ilusión que afectaba a zonas localizadas.
—Creo que sí… este de aquí resulta idóneo, pero también parece bastante complicado —comentó, repasando los pasos y los ensalmos con la punta de los dedos con el ceño fruncido. El gasto mágico también parecía elevado—. ¿Qué opinas? —le preguntó directamente a su compañero girando el libro en su dirección mientras se volteaba para mirarle de nuevo.
No se esperaba la transformación de Rox, pues entre otras cosas su habilidad era tremendamente silenciosa, y cuando se topó con su propio careto devolviéndole una mirada maliciosa el irrense se quedó paralizado con la boca abierta y expresión de confusión.
—¡P-pero eso se avisa, capullo! —logró decir sin tartamudear demasiado en lo que el cerebro volvió a funcionarle, esbozando una sonrisa divertida a pesar de todo—. Sabes lo raro que resulta esto, ¿no? —le preguntó, dedicándole una mueca mientras inclinaba la cabeza inconscientemente como si estuviera delante de un espejo.
A pesar del susto inicial aquello solo contribuía a lo bien que se lo estaba pasando en compañía del australiano.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Biblioteca Mágica
08/04/20, 04:17 am
Los segundos que Milo tardó en voltear el rostro a verle se le hicieron muy largos, mas la recompensa fue justa. No se fijó en el libro, le sostuvo la mirada al chico con la misma expresión y media sonrisa, cruzándose de brazos.
—¿Hmm? —canturreó—. El karma es una mala perra, a unos se les pasa decir que han hecho una burbuja de silencio y se ponen a gritar sin previo aviso en medio de una biblioteca y a otros se les olvida decirte que te han robado el cuerpo. ¿Qué cosas, eh?
Su sonrisa de medio lado aumentó a una completa repleta de suficiencia, alzando las cejas. Una risita se le escapó tras ladear la cabeza en la misma dirección que el Milo original, habiendo tratado de copiar sus muecas y gestos.
—¡Pues ve haciéndote a la idea porque así es como tenemos que ir a Irraria! Más raro va a ser para mi verme en el espejo y encontrarme que soy el... eh —se trabó: ¿el chico que me gusta? ¿mi mejor amigo? había estado a un pelo de decir una de esas—. Un tremendo caragato alienígena friki con un pésimo gusto para los zapatos —logró decir con convicción—. Lo mío sí que es duro, chaval.
Se dejó escurrir en la silla hasta quedar casi tumbado, soltando un exagerado suspiro de resignación para tapizar los pequeños nervios. En cuanto no pudo seguir cayendo sin irse de culo al suelo se enderezó en su asiento tomando aire, cogiendo el libro ispo facto para leer donde le había indicado. Sus ojos pasaban rápidamente de línea en línea mientras se rascaba suavemente el morro con el lateral de un dedo para forzar más la impresión de que se estaba concentrando.
—Hmmm, sí, sí, sin lugar a duda... este hechizo puede funcionar —dijo con voz más grave y tonillo de entendido—. Fos, si es que soy un genio, que buenos hechizos encuentro. Es lo que tiene ser tan listo —dijo canturreando una vez más, colocando una mano sobre el libro para arrastrarlo y volver a dejarlo frente al irrense de verdad. Había dejado de leer cuando las cosas empezaron a sonar más complicadas—. Cero coñas ahora, no parece un hechizo fácil. Léetelo bien antes de practicar, no quiero que mi cuerpo serrano termine mal. Me pagan por él —rio.
—¿Hmm? —canturreó—. El karma es una mala perra, a unos se les pasa decir que han hecho una burbuja de silencio y se ponen a gritar sin previo aviso en medio de una biblioteca y a otros se les olvida decirte que te han robado el cuerpo. ¿Qué cosas, eh?
Su sonrisa de medio lado aumentó a una completa repleta de suficiencia, alzando las cejas. Una risita se le escapó tras ladear la cabeza en la misma dirección que el Milo original, habiendo tratado de copiar sus muecas y gestos.
—¡Pues ve haciéndote a la idea porque así es como tenemos que ir a Irraria! Más raro va a ser para mi verme en el espejo y encontrarme que soy el... eh —se trabó: ¿el chico que me gusta? ¿mi mejor amigo? había estado a un pelo de decir una de esas—. Un tremendo caragato alienígena friki con un pésimo gusto para los zapatos —logró decir con convicción—. Lo mío sí que es duro, chaval.
Se dejó escurrir en la silla hasta quedar casi tumbado, soltando un exagerado suspiro de resignación para tapizar los pequeños nervios. En cuanto no pudo seguir cayendo sin irse de culo al suelo se enderezó en su asiento tomando aire, cogiendo el libro ispo facto para leer donde le había indicado. Sus ojos pasaban rápidamente de línea en línea mientras se rascaba suavemente el morro con el lateral de un dedo para forzar más la impresión de que se estaba concentrando.
—Hmmm, sí, sí, sin lugar a duda... este hechizo puede funcionar —dijo con voz más grave y tonillo de entendido—. Fos, si es que soy un genio, que buenos hechizos encuentro. Es lo que tiene ser tan listo —dijo canturreando una vez más, colocando una mano sobre el libro para arrastrarlo y volver a dejarlo frente al irrense de verdad. Había dejado de leer cuando las cosas empezaron a sonar más complicadas—. Cero coñas ahora, no parece un hechizo fácil. Léetelo bien antes de practicar, no quiero que mi cuerpo serrano termine mal. Me pagan por él —rio.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Biblioteca Mágica
11/04/20, 11:06 pm
—¿Desde cuándo levantar una burbuja de silencio sin mala intención es lo mismo que una suplantación de identidad en toda regla? —inquirió con una mueca de indignación fingida, haciendo aspavientos con las manos para reforzar sus palabras—. No veo a esa perra del karma por ninguna parte, ¿eh? —añadió, soltando un último bufido mientras el inició de una sonrisa empezaba a bailar en las comisuras de su boca.
Rox no había acabado de burlarse de él, sin embargo, y el moreno asistió en silencio a una imitación en su opinión bastante forzada de cómo un hacker cualquiera leía un libro. Poniendo los ojos en blanco el brujo negó con la cabeza, rechazando la actuación con semblante serio.
—Te pasas mucho, tío… —replicó con el mismo tono de voz, frunciendo el entrecejo mientras le devolvía la mirada—. Si lees así de rápido no te da tiempo a entender ni el huevo, ¿acaso no lo sabes? —añadió con falsa condescendencia, cogiendo el tomo que le tendía para a continuación realizar una imitación aún más exagerada de la forma correcta de leer una página de texto—. Es algo más así, ¿me sigues? —inquirió, rodando los ojos con extrema lentitud—. Super listo, sí, pero también super preciso, mamón. —concluyó burlón sacándole la lengua al humano. Milo estaba claramente de broma.
El cambiante le advirtió que tuviera cuidado con el hechizo a futuro, pues no quería salir mal parado, pero el brujo se apresuró a aclararle que era un tema ilusorio y no le iba a afectar físicamente en nada.
—Si saliera mal a lo sumo parecería otra cosa, pero no dejaría de ser una imagen sobre el brazo —añadió con un tono más normal, la sonrisa aún brillando en sus ojos—. Y que sepas que no tengo tan mal gusto. —agregó al final, dándole un ligero codazo mientras repasaba de nuevo las líneas del hechizo.
Rox no había acabado de burlarse de él, sin embargo, y el moreno asistió en silencio a una imitación en su opinión bastante forzada de cómo un hacker cualquiera leía un libro. Poniendo los ojos en blanco el brujo negó con la cabeza, rechazando la actuación con semblante serio.
—Te pasas mucho, tío… —replicó con el mismo tono de voz, frunciendo el entrecejo mientras le devolvía la mirada—. Si lees así de rápido no te da tiempo a entender ni el huevo, ¿acaso no lo sabes? —añadió con falsa condescendencia, cogiendo el tomo que le tendía para a continuación realizar una imitación aún más exagerada de la forma correcta de leer una página de texto—. Es algo más así, ¿me sigues? —inquirió, rodando los ojos con extrema lentitud—. Super listo, sí, pero también super preciso, mamón. —concluyó burlón sacándole la lengua al humano. Milo estaba claramente de broma.
El cambiante le advirtió que tuviera cuidado con el hechizo a futuro, pues no quería salir mal parado, pero el brujo se apresuró a aclararle que era un tema ilusorio y no le iba a afectar físicamente en nada.
—Si saliera mal a lo sumo parecería otra cosa, pero no dejaría de ser una imagen sobre el brazo —añadió con un tono más normal, la sonrisa aún brillando en sus ojos—. Y que sepas que no tengo tan mal gusto. —agregó al final, dándole un ligero codazo mientras repasaba de nuevo las líneas del hechizo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Biblioteca Mágica
12/04/20, 06:23 pm
—Desde que casi le provocas un paro cardíaco a tu amigo del alma por ponerte a gritar de repente que vas a montar una rave, cabrón.
Rox observó confuso y atento como Milo le corregía. Al principio incluso dudó de si de verdad iba en serio, lo cual le dio más efecto al hecho de que el moreno se estaba quedando con él. Cuando Milo rodó los ojos y finalmente le insultó, el cambiante se encogió para contenerse la risa, humillado pero divertido, golpeándole un hombro con fuerza como respuesta. Seguía teniendo su aspecto, así que cualquiera que los viera creería que se trataba casualmente de gemelos, o bien, de un brujo escindido que se llevaba particularmente guay consigo mismo.
El australiano siguió soltando pequeñas risitas silenciosas después, picado pero seco de ideas con las que responder. El tema del hechizo le centró de nuevo.
—Ya, bueno. Es fácil decir eso cuando tu amigo modelo te ayuda buscándote zapatos decentes —masculló. Había empezado a recuperar su aspecto habitual y ahora era un Milo sin hocico y pelo cada vez más claro—. ¿Y cuanto dice que dura el efecto? ¿Lo puedes cancelar? Que tampoco quiero tener un tumor o algo peor por brazo todo el día —bromeó, volviendo a ser él mismo—. Deberías sacar el libro y practicar en casa. Y digo en casa porque aquí llevamos ya un ratazo y no hemos estudiado una mierda —frunció el ceño, riendo suavemente—. Bueno, tú sí has hecho algo, yo no.
Rox observó confuso y atento como Milo le corregía. Al principio incluso dudó de si de verdad iba en serio, lo cual le dio más efecto al hecho de que el moreno se estaba quedando con él. Cuando Milo rodó los ojos y finalmente le insultó, el cambiante se encogió para contenerse la risa, humillado pero divertido, golpeándole un hombro con fuerza como respuesta. Seguía teniendo su aspecto, así que cualquiera que los viera creería que se trataba casualmente de gemelos, o bien, de un brujo escindido que se llevaba particularmente guay consigo mismo.
El australiano siguió soltando pequeñas risitas silenciosas después, picado pero seco de ideas con las que responder. El tema del hechizo le centró de nuevo.
—Ya, bueno. Es fácil decir eso cuando tu amigo modelo te ayuda buscándote zapatos decentes —masculló. Había empezado a recuperar su aspecto habitual y ahora era un Milo sin hocico y pelo cada vez más claro—. ¿Y cuanto dice que dura el efecto? ¿Lo puedes cancelar? Que tampoco quiero tener un tumor o algo peor por brazo todo el día —bromeó, volviendo a ser él mismo—. Deberías sacar el libro y practicar en casa. Y digo en casa porque aquí llevamos ya un ratazo y no hemos estudiado una mierda —frunció el ceño, riendo suavemente—. Bueno, tú sí has hecho algo, yo no.
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Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Biblioteca Mágica
13/04/20, 07:07 pm
Milo no replicó a lo de los zapatos, pues si seguía por ahí no tenía donde agarrarse, y se limitó a reír por lo bajo mientras a su lado el australiano empezaba poco a poco a recuperar su forma habitual.
—No dice nada de duración, creo, así que me imagino que dependerá enteramente de las reservas del que lance el conjuro… —murmuró en respuesta a su pregunta, apoyando la barbilla sobre su mano izquierda mientras tomaba notas con la derecha—. ¿Y esto de aquí creo que es una cláusula de cancelación? —inquirió en voz alta, señalando un punto del diagrama. Solo tardó unos segundos en confirmarlo—. Eso parece, así que no tienes nada que temer por tu brazo. Si sale mal prometo no dejarte el tumor… ¿mucho rato? —replicó con una sonrisa burlona, inclinándose ligeramente para que no volviera a castigarle el hombro con otro puñetazo.
Rox tenía razón: llevaban mucho tiempo allí y no habían estudiado demasiado, pero el irrense aún se resistía a recoger las cosas. Se lo estaba pasando muy bien y resultaba un poco anticlimático cortar la sesión de forma tan repentina.
—Pruebo el hechizo este y recogemos, ¿vale? —respondió, enderezándose en su asiento mientras estiraba los dedos con un leve crujido—. Aún falta una hora para que anochezca, no vamos mal de tiempo… —aclaró, echándole un vistazo a su reloj para confirmar esto último antes de ponerse con el sortilegio.
El irrense se lanzó a ello quizás con demasiada precipitación, pues a diferencia de los otros conjuros este era bastante más complicado. En un primer momento todo parecía ir bien y Cobrecito, el objetivo del hechizo, empezó a desaparecer sustituido por lo que parecía un melón maduro, pero cuando el caudal se descontroló el brujo supo que había metido la pata en algún paso.
—Mierda. —masculló entre dientes mientras la imagen parpadeaba hasta desvanecerse, notando como el exceso de energía se disipaba en el aire y le dejaba bajo mínimos demasiado rápido al no lograr cortar el caudal a tiempo.
El moreno, mareado por el agotamiento mágico, se inclinó hacia adelante con los ojos ligeramente desenfocados al mismo tiempo que la esfera de silencio también se derrumbaba a su alrededor.
—M-menudo fallo... —dijo sin fuerzas, esbozando una sonrisa débil mientras trataba de alcanzar su dominio con las manos.
—No dice nada de duración, creo, así que me imagino que dependerá enteramente de las reservas del que lance el conjuro… —murmuró en respuesta a su pregunta, apoyando la barbilla sobre su mano izquierda mientras tomaba notas con la derecha—. ¿Y esto de aquí creo que es una cláusula de cancelación? —inquirió en voz alta, señalando un punto del diagrama. Solo tardó unos segundos en confirmarlo—. Eso parece, así que no tienes nada que temer por tu brazo. Si sale mal prometo no dejarte el tumor… ¿mucho rato? —replicó con una sonrisa burlona, inclinándose ligeramente para que no volviera a castigarle el hombro con otro puñetazo.
Rox tenía razón: llevaban mucho tiempo allí y no habían estudiado demasiado, pero el irrense aún se resistía a recoger las cosas. Se lo estaba pasando muy bien y resultaba un poco anticlimático cortar la sesión de forma tan repentina.
—Pruebo el hechizo este y recogemos, ¿vale? —respondió, enderezándose en su asiento mientras estiraba los dedos con un leve crujido—. Aún falta una hora para que anochezca, no vamos mal de tiempo… —aclaró, echándole un vistazo a su reloj para confirmar esto último antes de ponerse con el sortilegio.
El irrense se lanzó a ello quizás con demasiada precipitación, pues a diferencia de los otros conjuros este era bastante más complicado. En un primer momento todo parecía ir bien y Cobrecito, el objetivo del hechizo, empezó a desaparecer sustituido por lo que parecía un melón maduro, pero cuando el caudal se descontroló el brujo supo que había metido la pata en algún paso.
—Mierda. —masculló entre dientes mientras la imagen parpadeaba hasta desvanecerse, notando como el exceso de energía se disipaba en el aire y le dejaba bajo mínimos demasiado rápido al no lograr cortar el caudal a tiempo.
El moreno, mareado por el agotamiento mágico, se inclinó hacia adelante con los ojos ligeramente desenfocados al mismo tiempo que la esfera de silencio también se derrumbaba a su alrededor.
—M-menudo fallo... —dijo sin fuerzas, esbozando una sonrisa débil mientras trataba de alcanzar su dominio con las manos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Biblioteca Mágica
14/04/20, 08:49 pm
Rox se apoyó en la mesa para ver el libro mejor, realmente atendiendo a Milo y no a las letras. Al principio no hizo ningún comentario, dejando que el irrense reflexionase a gusto consigo mismo.
—¡Oye! —le recriminó, fallando efectivamente el golpe que pretendía darle en el hombro con una risa.
Por unos segundos el cambiante temió que fuera a practicar el hechizo con su brazo y lo demostró echándose hacia atrás en su asiento. Menos mal que el objetivo no era otro sino Cobrecito, lo cual le hizo sentirse un poco tonto por si primera reacción.
—¿Qué le vas a hacer? —preguntó mientras esperaba por los primeros cambios. Un melón reemplazó la bola, lo cual le sacó una sonrisa, y precisamente por estar pendiente de eso no se dio cuenta del malestar de su amigo hasta que este se quejó—. ¿Milo?
Al ver que se iba hacia delante se apresuró en ponerle una mano en el hombro, sujetando en reflejo por si fuese a irse de boca contra la mesa. En sus oídos sonó un "clack" como al cambiar de presión, pero el australiano no asumió que se debía a la burbuja de silencio cayendo. No tardó en asumir que se trataba de un bajón: el moreno los había tenido desde bien entrada la cosecha, y no solo por falta de azúcar. El uso de magia le había dejado debilitado otras tantas veces, y aunque tenía mejor cara desde hacía cosa de unos meses Rox no le quitaba hierro al asunto.
—Ya está, no más magia por hoy —inconsciente de que ya nada les protegía, respondió usando su volumen de voz normal solo suavizado por la preocupación. Le acarició el hombro, ladeando la cabeza para verle el rostro mejor. Habló despacio—. ¿Estás bien? ¿Quieres agua? ¿Te has traido dulces? —al notar que estaba intentando coger la bola de cobre se levantó para acercársela más rápido—. En cuanto estés mejor nos volvemos, ¿vale?
—¡Oye! —le recriminó, fallando efectivamente el golpe que pretendía darle en el hombro con una risa.
Por unos segundos el cambiante temió que fuera a practicar el hechizo con su brazo y lo demostró echándose hacia atrás en su asiento. Menos mal que el objetivo no era otro sino Cobrecito, lo cual le hizo sentirse un poco tonto por si primera reacción.
—¿Qué le vas a hacer? —preguntó mientras esperaba por los primeros cambios. Un melón reemplazó la bola, lo cual le sacó una sonrisa, y precisamente por estar pendiente de eso no se dio cuenta del malestar de su amigo hasta que este se quejó—. ¿Milo?
Al ver que se iba hacia delante se apresuró en ponerle una mano en el hombro, sujetando en reflejo por si fuese a irse de boca contra la mesa. En sus oídos sonó un "clack" como al cambiar de presión, pero el australiano no asumió que se debía a la burbuja de silencio cayendo. No tardó en asumir que se trataba de un bajón: el moreno los había tenido desde bien entrada la cosecha, y no solo por falta de azúcar. El uso de magia le había dejado debilitado otras tantas veces, y aunque tenía mejor cara desde hacía cosa de unos meses Rox no le quitaba hierro al asunto.
—Ya está, no más magia por hoy —inconsciente de que ya nada les protegía, respondió usando su volumen de voz normal solo suavizado por la preocupación. Le acarició el hombro, ladeando la cabeza para verle el rostro mejor. Habló despacio—. ¿Estás bien? ¿Quieres agua? ¿Te has traido dulces? —al notar que estaba intentando coger la bola de cobre se levantó para acercársela más rápido—. En cuanto estés mejor nos volvemos, ¿vale?
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Nombre: Doe
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Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
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Re: Biblioteca Mágica
18/04/20, 05:01 pm
La mano del cambiante en su hombro evitando que se fuera de boca resultaba reconfortante, pero los escalofríos que le recorrían todo el cuerpo no cesaron hasta que Cobrecito descansó entre sus manos. La recarga mágica inmediata tras estar al borde del colapso fue una experiencia maravillosa, como meterse un chute de heroína tras llevar días con mono, pero fue una sensación tan abrumadora e intensa que el brujo estuvo a punto de desvanecerse por la sobreestimulación.
—S-se acabó por hoy, si —logró decir al final con dificultad, los ojos firmemente cerrados mientras el flujo mágico se estabilizaba y la cabeza dejaba de darle vueltas. Su respiración poco a poco se iba normalizando tras el jadeo inicial—. No ha sido buena idea forzar hasta el extremo… —rió con suavidad, pellizcándose el puente del hocico con los dedos de su prótesis mientras la mano derecha seguía prácticamente hundida en su dominio.
La pregunta de Rox le hizo sonreír, pues que los bajones de azúcar que tenía habitualmente se parecieran tanto a un colapso mágico tenía bastante gracia, y asintió en respuesta señalando su chaqueta en uno de los extremos de la mesa.
—No le haría ascos a una chocolatina, la verdad, y creo que llevo un par en uno de los bolsillos por si tu también quieres —le respondió en voz baja, recuperando la postura erguida poco a poco e indicándole con un gesto de la mano que la esfera de silencio se había venido abajo—. Lo de volvernos suena genial, estoy totalmente de acuerdo. —reconoció con una sonrisa.
Poco a poco el norteño empezó a cerrar libros y guardar apuntes, apilando los tomos en una torre que ordenaría antes de abandonar la biblioteca.
—Gracias, Rox —le agradeció al humano mientras dejaba apartado el grimorio de magia que pensaba sacar prestado—. Por todo, quiero decir, no solo por sostenerme… —añadió con una mueca divertida a pesar de las circunstancias, esbozando una media sonrisa con la que pretendía decirle a su amigo lo mucho que lo apreciaba.
—S-se acabó por hoy, si —logró decir al final con dificultad, los ojos firmemente cerrados mientras el flujo mágico se estabilizaba y la cabeza dejaba de darle vueltas. Su respiración poco a poco se iba normalizando tras el jadeo inicial—. No ha sido buena idea forzar hasta el extremo… —rió con suavidad, pellizcándose el puente del hocico con los dedos de su prótesis mientras la mano derecha seguía prácticamente hundida en su dominio.
La pregunta de Rox le hizo sonreír, pues que los bajones de azúcar que tenía habitualmente se parecieran tanto a un colapso mágico tenía bastante gracia, y asintió en respuesta señalando su chaqueta en uno de los extremos de la mesa.
—No le haría ascos a una chocolatina, la verdad, y creo que llevo un par en uno de los bolsillos por si tu también quieres —le respondió en voz baja, recuperando la postura erguida poco a poco e indicándole con un gesto de la mano que la esfera de silencio se había venido abajo—. Lo de volvernos suena genial, estoy totalmente de acuerdo. —reconoció con una sonrisa.
Poco a poco el norteño empezó a cerrar libros y guardar apuntes, apilando los tomos en una torre que ordenaría antes de abandonar la biblioteca.
—Gracias, Rox —le agradeció al humano mientras dejaba apartado el grimorio de magia que pensaba sacar prestado—. Por todo, quiero decir, no solo por sostenerme… —añadió con una mueca divertida a pesar de las circunstancias, esbozando una media sonrisa con la que pretendía decirle a su amigo lo mucho que lo apreciaba.
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Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
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Re: Biblioteca Mágica
19/04/20, 01:16 am
Al notar los escalofríos del moreno bajo su mano su preocupación aumentó considerablemente. No recordaba la última vez que el chico había tenido una bajona tan mala, ¿puede que cuando acabó toda la locura de las pesadillas? Rox no podía permitir que el ataquito le incapacitara, pero lo cierto es que se sentía un poco inútil y eso era lo más frustrante. No se sentó, a la espera de poder hacer algo más, y justamente se apresuró en cogerle la chaqueta para sacar el mencionado dulce.
—Toma... Cómete una. Si no necesitas la otra ya veré si quiero o no —dijo tendiéndosela, atento a él en todo momento. Sus gestos le sacaron del silencio espectante, alzando la vista para buscar algo a su alrededor sin resultado, mas entendiendo a que se refería. Se había caído la burbuja. Puso los ojos en blanco por haber hablado antes en voz alta. Por suerte no había nadie cerca para quejarse—. A veces no sé —continuó en voz baja, visto que Milo se encontraba algo mejor— si de tan listo que eres te entrenas para ser tonto o es un don natural. Como te vuelvas a forzar te meto una colleja con una mano más grande que tu cabeza así estés ya en el suelo desmayado.
Aunque no lo dijera en serio, el ceño fruncido y sus brazos cruzados dejaban clara su opinión. No tardó ni tres segundos en suavizar su lenguaje, mucho más preocupado que otra cosa. Al final cayó en la tentación y abrió la chocolatina para pegarle un bocado mientras recogían en silencio. El cambiante se movió deprisa para quitarle el máximo trabajo posible a Milo (aunque fuera tan simple como cerrar y apilar libros) todavía pendiente de él a pesar de haber pasado lo peor. Pálido y con respiración densa Milo parecía un animalito herido y eso le ponía nervioso. Ser vulnerables en esa ciudad era una puerta a flashbacks que no quería abrir.
Cargó con la ayuda de ambas manos la mayor parte de la montaña de libros que el irrense había seleccionado -así como los suyos propios- para dejarlos sobre el carrito de libros por ordenar, de modo que apenas se le veía la cara a menos que inclinase el rostro a un lado. Cuando le dio las gracias el rubio tuvo que hacer precisamente aquello para verle mejor, y deseó no haberlo hecho.
—Tío, no las des —dijo, quitándole importancia, volteando la cara y reajustándose la pila de libros sobre los brazos. Las mejillas le ardían y el corazón, de nuevo, se le aceleró. Tuvo que tragarse un suspiro; un suspiro y mil respuestas ñoñísimas que se le apilaban en la lengua—. Sustos a parte me lo he pasado bien. Siempre me lo paso bien contigo.
La última frase salió más baja y precipitada, casi como si en ella estuviera el suspiro que se había tragado antes. Dejó la torre de libros en el mueble con un sonoro "¡plaf!" que no era sino un reflejo de sus nervios, como si no le importase tres cuartos estar en una biblioteca. Rox se llenó los pulmones de aire, cogió sus objetos personales de encima de la pila y sonrió para ocultar las mariposas que ahora le subían por el estómago, poniendo los brazos en jarra como si el trabajo estuviera bien hecho. Sentía la boca pastosa.
—Listo. Venga, vámonos. Quiero llegar a casa y cenar guarrerías.
Sigue en calles
—Toma... Cómete una. Si no necesitas la otra ya veré si quiero o no —dijo tendiéndosela, atento a él en todo momento. Sus gestos le sacaron del silencio espectante, alzando la vista para buscar algo a su alrededor sin resultado, mas entendiendo a que se refería. Se había caído la burbuja. Puso los ojos en blanco por haber hablado antes en voz alta. Por suerte no había nadie cerca para quejarse—. A veces no sé —continuó en voz baja, visto que Milo se encontraba algo mejor— si de tan listo que eres te entrenas para ser tonto o es un don natural. Como te vuelvas a forzar te meto una colleja con una mano más grande que tu cabeza así estés ya en el suelo desmayado.
Aunque no lo dijera en serio, el ceño fruncido y sus brazos cruzados dejaban clara su opinión. No tardó ni tres segundos en suavizar su lenguaje, mucho más preocupado que otra cosa. Al final cayó en la tentación y abrió la chocolatina para pegarle un bocado mientras recogían en silencio. El cambiante se movió deprisa para quitarle el máximo trabajo posible a Milo (aunque fuera tan simple como cerrar y apilar libros) todavía pendiente de él a pesar de haber pasado lo peor. Pálido y con respiración densa Milo parecía un animalito herido y eso le ponía nervioso. Ser vulnerables en esa ciudad era una puerta a flashbacks que no quería abrir.
Cargó con la ayuda de ambas manos la mayor parte de la montaña de libros que el irrense había seleccionado -así como los suyos propios- para dejarlos sobre el carrito de libros por ordenar, de modo que apenas se le veía la cara a menos que inclinase el rostro a un lado. Cuando le dio las gracias el rubio tuvo que hacer precisamente aquello para verle mejor, y deseó no haberlo hecho.
—Tío, no las des —dijo, quitándole importancia, volteando la cara y reajustándose la pila de libros sobre los brazos. Las mejillas le ardían y el corazón, de nuevo, se le aceleró. Tuvo que tragarse un suspiro; un suspiro y mil respuestas ñoñísimas que se le apilaban en la lengua—. Sustos a parte me lo he pasado bien. Siempre me lo paso bien contigo.
La última frase salió más baja y precipitada, casi como si en ella estuviera el suspiro que se había tragado antes. Dejó la torre de libros en el mueble con un sonoro "¡plaf!" que no era sino un reflejo de sus nervios, como si no le importase tres cuartos estar en una biblioteca. Rox se llenó los pulmones de aire, cogió sus objetos personales de encima de la pila y sonrió para ocultar las mariposas que ahora le subían por el estómago, poniendo los brazos en jarra como si el trabajo estuviera bien hecho. Sentía la boca pastosa.
—Listo. Venga, vámonos. Quiero llegar a casa y cenar guarrerías.
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Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Biblioteca Mágica
19/04/20, 04:29 pm
Biblios había visto muchas criaturas y muy diferentes entre sí en su larga vida. Pero en aquel plano, en realidad, no llevaba tanto tiempo. Y era la criatura que había cruzado el umbral de la biblioteca, precisamente, lo que le había hecho plantearse lo amplia o no que era su experiencia allí. Nunca antes se había topado con un dios hindú.
—¿Es usted el bibliotecario? —dijo, dirigiéndose a él.
—¿Es usted Ganesh? —le preguntó Biblios, de vuelta.
—Obviamente no. No sé quién es. Mi nombre es dama Huella.
—Yo soy Biblios; y sí, soy el bibliotecario. Me pusieron un nombre que no da pie a confusiones.
—Ya veo. ¿Qué ha sido de Oda Vistur? —inquirió la mujer elefante.
El bibliotecario emitió un resoplido, y luego puso cara de disculpa.
—No pude conocerlo mucho, si quieres que te diga la verdad. Pasé con él en torno a tres minutos y diez segundos. Me invocó, me dejó al cargo de la biblioteca, y se marchó. Asumo que a levantar buenas defensas para que la Alianza no encontrase los libros, porque no tuve que ver una sola antorcha aquella noche. Menos mal. Sin embargo, a él nunca más volví a verlo. En fin, ¿en qué puedo ayudarte?
La airávata parecía un tanto conmocionada, pero estaba cansada de saber que poco de lo que conocía iba a seguir ahí, y se repuso rápido. Le sorprendía más que se encargase de la biblioteca un ser de otro plano que la muerte del anterior bibliotecario.
—Quiero ver los libros que habéis recolectado en las últimas décadas sobre arte. Busco inspiración en las culturas de los mundos de nueva vinculación, específicamente. Compendios sobre pintura, escultura o arquitectura.
Biblios se quedó pensativo durante un momento.
—Puede que haya algo. Sígueme.
Dama Huella no hizo preguntas, pero comenzaban a agolparse en su mente. A medida que serpenteaban entre estanterías y mesas, se iba dando cuenta de que no parecía haber tenido lugar ninguna reforma drástica en aquel lugar desde la última vez que lo había pisado. Estaba segura, porque si de algo se podía fiar era de su buena memoria.
—Aquí encontrarás ese tipo de libros. Puede que haya más desperdigados por otras secciones. Si he de ser sincero, ni siquiera recuerdo la última vez que ordené las estanterías. O la primera, porque lo mismo es. —Al decir aquello, el bibliotecario le dedicó una sonrisa amplia e inocente a la airávata antes de desvanecerse en el aire.
—¿Perdona? —dama Huella, confusa, miró en todas direcciones. ¿Qué le pasaba a aquel espíritu? ¿Había perdido ya la cabeza llevando anclado en aquella biblioteca apenas cuatro décadas? ¿Cómo permitían que se hiciese cargo del edificio semejante patán?
Negando con la cabeza, se agachó para empezar a rebuscar en la estantería. Poco a poco, los recuerdos volvían a su cabeza. En sus tiempos había manoseado y tomado prestados todos aquellos tomos. Si en algún caso no recordaba sus títulos, al menos recordaba el aspecto de su encuadernación. Apenas había un puñado de ellos nuevos, pertenecientes a mundos que no reconocía. «¿Esto es todo?» pensó, escandalizada.
No se sintió mucho mejor cuando Biblios reapareció con otros cinco tomos levitando delante de él y empezó a repetirle las mismas normas de préstamos que recordaba perfectamente.
—¿Esto es todo lo que hay? —dijo, interrumpiéndolo.
—Así es.
—¿Es que la legión de exploradores es incapaz de saquear bibliotecas?
—Incapaz no sería la palabra. Créeme, yo soy el primero al que le encantaría que hubiese más libros nuevos, pero se ve que tienen mejores cosas en las que usar sus escasos efectivos.
Cuando dama Huella se marchó de allí, ni siquiera lo hizo enfadada. Se sentía conmocionada por aquella pobreza cultural. Para ella la propia cultura de otros mundos era algo más que tomar durante las conquistas, algo con lo que se enriquecía a Rocavarancolia y a los monstruos que la habitaban. Se había alistado en el cuerpo de exploradores precisamente por aquel motivo, y le horrorizaba que hubiese llegado un punto en que tuviesen que dejar de lado el arte y la cultura en pos de lo práctico y lo esencial.
—¿Es usted el bibliotecario? —dijo, dirigiéndose a él.
—¿Es usted Ganesh? —le preguntó Biblios, de vuelta.
—Obviamente no. No sé quién es. Mi nombre es dama Huella.
—Yo soy Biblios; y sí, soy el bibliotecario. Me pusieron un nombre que no da pie a confusiones.
—Ya veo. ¿Qué ha sido de Oda Vistur? —inquirió la mujer elefante.
El bibliotecario emitió un resoplido, y luego puso cara de disculpa.
—No pude conocerlo mucho, si quieres que te diga la verdad. Pasé con él en torno a tres minutos y diez segundos. Me invocó, me dejó al cargo de la biblioteca, y se marchó. Asumo que a levantar buenas defensas para que la Alianza no encontrase los libros, porque no tuve que ver una sola antorcha aquella noche. Menos mal. Sin embargo, a él nunca más volví a verlo. En fin, ¿en qué puedo ayudarte?
La airávata parecía un tanto conmocionada, pero estaba cansada de saber que poco de lo que conocía iba a seguir ahí, y se repuso rápido. Le sorprendía más que se encargase de la biblioteca un ser de otro plano que la muerte del anterior bibliotecario.
—Quiero ver los libros que habéis recolectado en las últimas décadas sobre arte. Busco inspiración en las culturas de los mundos de nueva vinculación, específicamente. Compendios sobre pintura, escultura o arquitectura.
Biblios se quedó pensativo durante un momento.
—Puede que haya algo. Sígueme.
Dama Huella no hizo preguntas, pero comenzaban a agolparse en su mente. A medida que serpenteaban entre estanterías y mesas, se iba dando cuenta de que no parecía haber tenido lugar ninguna reforma drástica en aquel lugar desde la última vez que lo había pisado. Estaba segura, porque si de algo se podía fiar era de su buena memoria.
—Aquí encontrarás ese tipo de libros. Puede que haya más desperdigados por otras secciones. Si he de ser sincero, ni siquiera recuerdo la última vez que ordené las estanterías. O la primera, porque lo mismo es. —Al decir aquello, el bibliotecario le dedicó una sonrisa amplia e inocente a la airávata antes de desvanecerse en el aire.
—¿Perdona? —dama Huella, confusa, miró en todas direcciones. ¿Qué le pasaba a aquel espíritu? ¿Había perdido ya la cabeza llevando anclado en aquella biblioteca apenas cuatro décadas? ¿Cómo permitían que se hiciese cargo del edificio semejante patán?
Negando con la cabeza, se agachó para empezar a rebuscar en la estantería. Poco a poco, los recuerdos volvían a su cabeza. En sus tiempos había manoseado y tomado prestados todos aquellos tomos. Si en algún caso no recordaba sus títulos, al menos recordaba el aspecto de su encuadernación. Apenas había un puñado de ellos nuevos, pertenecientes a mundos que no reconocía. «¿Esto es todo?» pensó, escandalizada.
No se sintió mucho mejor cuando Biblios reapareció con otros cinco tomos levitando delante de él y empezó a repetirle las mismas normas de préstamos que recordaba perfectamente.
—¿Esto es todo lo que hay? —dijo, interrumpiéndolo.
—Así es.
—¿Es que la legión de exploradores es incapaz de saquear bibliotecas?
—Incapaz no sería la palabra. Créeme, yo soy el primero al que le encantaría que hubiese más libros nuevos, pero se ve que tienen mejores cosas en las que usar sus escasos efectivos.
Cuando dama Huella se marchó de allí, ni siquiera lo hizo enfadada. Se sentía conmocionada por aquella pobreza cultural. Para ella la propia cultura de otros mundos era algo más que tomar durante las conquistas, algo con lo que se enriquecía a Rocavarancolia y a los monstruos que la habitaban. Se había alistado en el cuerpo de exploradores precisamente por aquel motivo, y le horrorizaba que hubiese llegado un punto en que tuviesen que dejar de lado el arte y la cultura en pos de lo práctico y lo esencial.
- Percy
Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia. Personajes : Kolja Günterson Humano Sutr
Status : Hype
Humor : Sarcastico/Incomprendido
Re: Biblioteca Mágica
30/04/20, 03:11 pm
Tiempo paralelo octava cosecha
Cuando la gente se fue despertando, Kolja bajó a ponerse el equipo. Se puso la armadura y cogió el escudo que había estado utilizando durante los entrenamientos con Adam y una bastarda, completando el equipamiento con el su puñal, que siempre llevaba encima.
No tardaron en salir y poner rumbo en dirección norte. Los edificios de aquella zona estaban en el mismo desastroso estado que el resto de la ciudad, pero después de una no muy larga caminata, llegaron delante de un edificio en un estado impecable. Era de mármol gris y los dos portones de madera le daban un aura de importancia. Kolja propuso entrar a ver de que se trataba, y ante la aceptación general, entró.
Bingo. Nada más entrar el vikingo pudo ver estantes y estantes que llenaban toda la sala. Se paró un segundo a la entrada, para apreciar la imagen, pero pronto dio los primeros pasos en dirección a aquellas estanterías.
Cuando la gente se fue despertando, Kolja bajó a ponerse el equipo. Se puso la armadura y cogió el escudo que había estado utilizando durante los entrenamientos con Adam y una bastarda, completando el equipamiento con el su puñal, que siempre llevaba encima.
No tardaron en salir y poner rumbo en dirección norte. Los edificios de aquella zona estaban en el mismo desastroso estado que el resto de la ciudad, pero después de una no muy larga caminata, llegaron delante de un edificio en un estado impecable. Era de mármol gris y los dos portones de madera le daban un aura de importancia. Kolja propuso entrar a ver de que se trataba, y ante la aceptación general, entró.
Bingo. Nada más entrar el vikingo pudo ver estantes y estantes que llenaban toda la sala. Se paró un segundo a la entrada, para apreciar la imagen, pero pronto dio los primeros pasos en dirección a aquellas estanterías.
- Motes:
Alec: Granjero
Kahlo: Gatita
Qirra: Pequeña dragona
Chromsa: Chico nutria
Luci: Niño chuche
Adam: Rusky
Lethe: La pájaro
Kradko: Niña bicho
Reina: La japonesa
Amira: en proceso
Alyssa: en proceso
Levántate y pelea…héroe.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Biblioteca Mágica
30/04/20, 09:59 pm
Anduvieron bastante, desplazándose a zonas de la ciudad que nunca habían explorado y, por suerte, no tuvieron ningún incidente durante el camino. La enderth casi no se lo podía creer y ello ayudó a que cuando finalmente dieron con algo que llamó la atención del grupo se encontrase mucho más receptiva ante la idea de irrumpir dentro. Eso y aquel edificio de habitaciones flotantes en donde habían estado hacía un tiempo. De hecho, le recordaba bastante a aquel, aunque de mucho menor tamaño…
…O eso creía, porque una vez pusieron un pie dentro les recibió un espacio varias veces más grande de lo que esperaba. La enderth tuvo que ahogar una exclamación que pugnaba por salir de su garganta ante el impacto inicial de aquella visión: miles (¿¿millones??) de libros repartidos por series interminables de estanterías abarrotaban aquel lugar que, salvo algunas mesas y sillas, no parecía contener nada más que conocimiento esperando a ser descubierto. Lo cual, a su vez, era un problema, porque allí había DEMASIADOS libros. Aun así le enderth empezaba a emocionarse un poco y ni siquiera estaba pensando en la magia en ese momento. Se acercó a una estantería de forma casi automática y sacó un libro al azar.
No entendía nada de nada.
—Esto no está en un lenguaje comprensible —suspiró, volviéndolo a dejar en su sitio—. Como todos los libros sean así estamos apañados.
…O eso creía, porque una vez pusieron un pie dentro les recibió un espacio varias veces más grande de lo que esperaba. La enderth tuvo que ahogar una exclamación que pugnaba por salir de su garganta ante el impacto inicial de aquella visión: miles (¿¿millones??) de libros repartidos por series interminables de estanterías abarrotaban aquel lugar que, salvo algunas mesas y sillas, no parecía contener nada más que conocimiento esperando a ser descubierto. Lo cual, a su vez, era un problema, porque allí había DEMASIADOS libros. Aun así le enderth empezaba a emocionarse un poco y ni siquiera estaba pensando en la magia en ese momento. Se acercó a una estantería de forma casi automática y sacó un libro al azar.
No entendía nada de nada.
—Esto no está en un lenguaje comprensible —suspiró, volviéndolo a dejar en su sitio—. Como todos los libros sean así estamos apañados.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Biblioteca Mágica
30/04/20, 11:02 pm
Amira decidió salir ese día. Llevó un par de dagas al cinto, como siempre, además de una espada corta. No era lo mismo que el estoque que les estaba enseñando a usar Kahlo, pero era lo que había elegido llevar siempre y la costumbre le podía. Además, la idea era no usarlo y si debía iba a pinchar lo mismo. Ese día anduvieron mucho. La ciudad se le antojaba grande, solamente porque apenas habían salido de su zona de confort; París era mucho más grande que aquello, desde luego. Ningún monstruo ni lagarto asesino les asaltó esa vez, y llegaron tranquilamente a la zona norte, donde se encontraron con un edificio que tenía buen aspecto. La verdad es que comparado con las ruinas que había por la ciudad, aquello parecía importante.
Asintió ante la idea de Kolja de entrar. Si estaba cerrado, mala suerte, pero al menos parecía un sitio decente e igual podían sacar algo de su exploración. Lo primero que notó al entrar es que aquello era una biblioteca, y no una biblioteca pequeña de barrio: era algo grande, enorme. De hecho, parecía ser mucho más grande que por fuera «¿Hay dragones y te sorprendes de que sus edificios sean como la TARDIS?». Anduvo un poco hacia las estanterías, confusa. Había demasiados libros como para pararse a decidir que llevarse. Y además Lethe acababa de confirmar que no todos estaban en el idioma que hablaban. Fantástico.
—¿No hay algo así como un bibliotecario o algo? ¿O carteles que dividan todo esto por secciones? —preguntó, buscándolo ella misma. Todas las bibliotecas en las que había estado tenían ambos, y se le antojaba extraño que esta no tuviera ninguna.
Asintió ante la idea de Kolja de entrar. Si estaba cerrado, mala suerte, pero al menos parecía un sitio decente e igual podían sacar algo de su exploración. Lo primero que notó al entrar es que aquello era una biblioteca, y no una biblioteca pequeña de barrio: era algo grande, enorme. De hecho, parecía ser mucho más grande que por fuera «¿Hay dragones y te sorprendes de que sus edificios sean como la TARDIS?». Anduvo un poco hacia las estanterías, confusa. Había demasiados libros como para pararse a decidir que llevarse. Y además Lethe acababa de confirmar que no todos estaban en el idioma que hablaban. Fantástico.
—¿No hay algo así como un bibliotecario o algo? ¿O carteles que dividan todo esto por secciones? —preguntó, buscándolo ella misma. Todas las bibliotecas en las que había estado tenían ambos, y se le antojaba extraño que esta no tuviera ninguna.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Biblioteca Mágica
01/05/20, 04:20 pm
Adam preparó su equipamiento antes de salir: el escudo romano y la espada de doble filo. Ya tocaba llevar el arma de verdad para salir a explorar y eso no le entusiasmó demasiado.
El camino fue muy tenso y largo para el ruso, siempre en guardia asustado de cualquier discrepancia, de cualquier movimiento. Recordó la salida que no fue, no hubo nada raro y todos volvieron felices de encontrar el palacete, pero él se encontró con el liche, el lagarto asesino y la sombra que mató a la mujer. Ya por instinto no podía relajarse.
Asintió ante la idea de Kolja de entrar a un edificio cuya estructura era impoluta como pocas. Al entrar bajó de la impresión su escudo y alzó las cejas, ¿tan grande era ese edificio? Libros y libros por doquier adornaban estanterías sin fin. Lo vio como una oportunidad de oro, al fin podían informarse sobre el mundo que los rodeaban.
Cuando el ruso tocó la tapa de uno de los libros para ver su interior escuchó a la mujer pájaro. Dudando de ella abrió lo que tuvo entre manos y nada era legible. ¿no por beber de esa fuente los hacían políglotas mágicamente? Decepcionado cerró el libro, cuyo único contenido entendible eran algunos dibujos abstractos y algunos círculos de color rojo.
Amira tenía razón, algo de orden tenía que haber en ese caos de libros. O, al menos, alguien que gestione esa biblioteca de locos.
Pasó sus ojos por otros libros con la esperanza de encontrar algo útil, pero nada de nada. Aunque vio una similitud curiosa, más círculos de color rojo adornaban páginas de distintos libros.
—Mmm… mencionasteis una luna roja, ¿verdad? Creo que hay cosas sobre ella pero ni idea de que pone aquí —dijo Adam mientras señalaba a uno de esos círculos rojizos en un libro.
El camino fue muy tenso y largo para el ruso, siempre en guardia asustado de cualquier discrepancia, de cualquier movimiento. Recordó la salida que no fue, no hubo nada raro y todos volvieron felices de encontrar el palacete, pero él se encontró con el liche, el lagarto asesino y la sombra que mató a la mujer. Ya por instinto no podía relajarse.
Asintió ante la idea de Kolja de entrar a un edificio cuya estructura era impoluta como pocas. Al entrar bajó de la impresión su escudo y alzó las cejas, ¿tan grande era ese edificio? Libros y libros por doquier adornaban estanterías sin fin. Lo vio como una oportunidad de oro, al fin podían informarse sobre el mundo que los rodeaban.
Cuando el ruso tocó la tapa de uno de los libros para ver su interior escuchó a la mujer pájaro. Dudando de ella abrió lo que tuvo entre manos y nada era legible. ¿no por beber de esa fuente los hacían políglotas mágicamente? Decepcionado cerró el libro, cuyo único contenido entendible eran algunos dibujos abstractos y algunos círculos de color rojo.
Amira tenía razón, algo de orden tenía que haber en ese caos de libros. O, al menos, alguien que gestione esa biblioteca de locos.
Pasó sus ojos por otros libros con la esperanza de encontrar algo útil, pero nada de nada. Aunque vio una similitud curiosa, más círculos de color rojo adornaban páginas de distintos libros.
—Mmm… mencionasteis una luna roja, ¿verdad? Creo que hay cosas sobre ella pero ni idea de que pone aquí —dijo Adam mientras señalaba a uno de esos círculos rojizos en un libro.
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