Biblioteca Mágica
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Rocavarancolia Rol
49 participantes
- Rocavarancolia Rol
Biblioteca Mágica
02/08/11, 04:22 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Edificio de mármol gris de tamaño medio visto desde el exterior, pero que en realidad cuenta con una gran cantidad de espacio en el interior debido a un hechizo. Dos grandes portones de madera permiten el acceso al interior.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
El suelo es de madera, y lo único que se ve nada más entrar son hileras e hileras de estanterías con algunas mesas y sillas repartidas por los pasillos. La cantidad de estanterías es incomensurable y todavía más los libros y manuscritos de todo tipo que contienen. Se puede acceder a un segundo piso desde escaleras a ambos lados repartidas en varios puntos de la gigantesca sala principal, donde se repite el mismo entramado de estanterías y mesas.
Entre los estantes de apariencia normal y corriente destacan algunos ejemplares peculiares como libros voladores o libros enjaulados que parecen tener vida propia que se encuentran repartidos de forma aleatoria por el edificio.
La Biblioteca cuenta con una gran cantidad de hechizos anclados sobre ella que la hacen un lugar bien protegido, tanto de ataques desde el exterior como desde el interior. Aunque no solo cuenta con hechizos de seguridad. Uno de los artificios mágicos más destacables son los hechizos ilusorios y barreras que impiden el paso a los cosechados más allá de los primeros pasillos. Los cosechados tienen la sensación de que avanzar por toda la biblioteca, pero en realidad solo pueden moverse por una sección muy limitada de esta. Casi todos los grimorios sobre hechizos y runas, así como ejemplares sobre alquimia y bestiarios de transformaciones han sido movidos a la nueva biblioteca especializada: la Torre Doce. Quedan algunos grimorios básicos a los que tienen acceso los cosechados y la mayoría se encuentran en idiomas incomprensibles, aunque algunos cuentan con notas de traducción y hay algunos diccionarios.
El bibliotecario es Biblios, un espíritu ligado al edificio que conoce bien todas las secciones de la biblioteca y buena parte de los contenidos de los libros de las mismas. Suele aparecer para ayudar a los cosechados brevemente, y a los transformados si le llaman... Aunque no siempre.
- Cómo se creó la Biblioteca Mágica:
- El proyecto inicial de construcción de la Biblioteca Mágica fue llevado a cabo por el Consejo tras la finalización del conflicto del regreso de Hárex y Hurza. Se recopilaron una enorme cantidad de libros y manuscritos a lo largo de los años con la colaboración de una buena parte de los ciudadanos y decenas de magos ayudaron en la elaboración del entramado de hechizos anclados que contiene el edificio. Uno de estos magos, Littero Ara, que se involucró tanto en el proceso como para perder la vida tras invocar a Bilbios y anclarlo a la biblioteca, culminó el proyecto con lo que es hoy en día. El catálogo de la Biblioteca siguió y sigue aumentando año tras año.
NOTA: A disposición de los transformados hay amuletos logománticos variados que se pueden tomar prestados para leer dentro de la biblioteca. Nunca se pueden sacar de esta, pero se pueden traer materiales del exterior para leer aquí usándolos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Biblioteca Mágica
27/06/13, 11:09 pm
Mientras los trasformados veteranos se alejaban, Ariv y Saren entraron en la biblioteca, cuidándose de no hacer ruido por si molestaban a alguien. El norteño dejo el libro que había traído sobre el mostrador con cierta dificultad, asegurándose de no dañarlo con el pico y se reunió de nuevo con la sinhadre. La chica y él acordaron separarse para obtener información mas rápido, y el idrino escogió un pasillo lo suficientemente ancho para poder introducirse por el. Se había acostumbrado bastante a caminar con su nueva forma, pero verse obligado a moverse por aquel lugar con pasillos tan estrechos, entorpecía mucho su avance. Mientras se esforzaba en avanzar Saren inclinaba su cabeza y la acercaba mucho a los lomos de los libros, tratando de identificar un titulo que llamara su atención, maldiciendo en silencio la acuciante falta de luz. Al cabo de un rato uno de los volúmenes llamó su atención, pues por el titulo se daba a entender que versaba sobre trasformaciones raras, justo lo que necesitaba. Los visitantes que habían tenido en el torreón no habían sabido identificar a varios de sus compañeros, incluido el mismo, y se podía decir que tenían bastante experiencia, por lo que el norteño había sobreentendido que algunas de las nuevas trasformaciones eran muy raras.
Le costó lo suyo sacar el ejemplar de a estantería solo con ayuda del pico, porque el pasillo era bastante estrecho y no le permitía acercar la pata. Cuando por fin logro su objetivo, el enorme ave siguió avanzando hasta que encontró una zona de lectura los suficientemente amplia para sus dimensiones. Colocó el tomo sobre la mesa y trató de abrirlo con cuidado, con resultados poco satisfactorios. Dejo varios arañazos superficiales en la cubierta del libro, y desgarro las esquinas de unas cuantas páginas en su afán de pasarlas con delicadeza. La lectura se le hizo un suplicio, porque aunque su vista había mejorado considerablemente en su nueva forma, la ausencia de luz hacía inútil esa nueva visión. Si aun pudiera hacer magia un buen hechizo de luz le habría solucionado la vida, pero también había perdido esa capacidad. Con la cabeza girada sobre el libro y el pico pegado a la mesa, Saren terminó de perder su paciencia.
-"¡Mierda! -exclamó mentalmente-, que le den, ¡desisto! -dijo cabreado, dándose la vuelta y dirigiéndose a la puerta-. Ariv, termina tu por favor" -añadió, seguro de que la muchacha oiría su voz en su cabeza estuviera en donde estuviera, dándole igual si no era así, él esperaría en la puerta.
La mole emplumada continuó avanzando hacia la entrada, apretujándose entre los estantes cada vez mas cabreado. Ya casi había alcanzado su objetivo cuando sus patas decidieron traicionarle. Una de sus garras resbaló por el suelo pulido y perdió la cordinación de ambas patas, empezando a deslizarse por el piso. Apenas avanzó un metro tratando de estabilizarse cuando cayó pesadamente de costado, chocando contra una estantería y quedando echó un lió de plumas y garras en el suelo. La estantería que había golpeado se inclinó demasiado y golpeó otra estantería, empezando un efecto dominó que se extendió unos diez pasillos mas. La última estantería en caer golpeo con fuerza una mesa de estudio, poniendo la nota final al estruendo que se había formado en apenas unos segundos. Saren aun seguía en el suelo, observando con los ojos muy abiertos el desastre que acababa de causar. El norteño se puso en pie apresuradamente y miro a su alrededor preocupado, topándosede frente con la última persona que quería ver en ese momento: el bibliotecario.
El tipo vestido de blanco parecía cabreado, y empezó a gritarle, increpándole que se fuera inmediatamente mientras le propinaba empujones. Mientras Saren era conducido de malas maneras hacia la puerta por el bibliotecario, este no paraba de maldecir, aunque las pocas palabras que el idrino logró descifrar en aquella peroreta fueron: pollo, gigante, torpe e inútil. El norteño estaba muy avergonzado, pero no tuvo oportunidad de disculparse antes de que Biblios le cerrara la puerta en la cara. El chico se alejó de la puerta un poco, algo incómodo y se quedó a esperar a Ariv, tal y como había dicho. Aun tenía las plumas erizadas y la respiración algo acelerada, pero pronto el viento consiguió tranquilizarlo. No tardó en sentarse y acomodar las alas, esperando que la sinhadre no tardara demasiado y volviera con alguna información útil, temeroso de que el bibliotecario la echara a ella también antes de que encontrara algo.
Le costó lo suyo sacar el ejemplar de a estantería solo con ayuda del pico, porque el pasillo era bastante estrecho y no le permitía acercar la pata. Cuando por fin logro su objetivo, el enorme ave siguió avanzando hasta que encontró una zona de lectura los suficientemente amplia para sus dimensiones. Colocó el tomo sobre la mesa y trató de abrirlo con cuidado, con resultados poco satisfactorios. Dejo varios arañazos superficiales en la cubierta del libro, y desgarro las esquinas de unas cuantas páginas en su afán de pasarlas con delicadeza. La lectura se le hizo un suplicio, porque aunque su vista había mejorado considerablemente en su nueva forma, la ausencia de luz hacía inútil esa nueva visión. Si aun pudiera hacer magia un buen hechizo de luz le habría solucionado la vida, pero también había perdido esa capacidad. Con la cabeza girada sobre el libro y el pico pegado a la mesa, Saren terminó de perder su paciencia.
-"¡Mierda! -exclamó mentalmente-, que le den, ¡desisto! -dijo cabreado, dándose la vuelta y dirigiéndose a la puerta-. Ariv, termina tu por favor" -añadió, seguro de que la muchacha oiría su voz en su cabeza estuviera en donde estuviera, dándole igual si no era así, él esperaría en la puerta.
La mole emplumada continuó avanzando hacia la entrada, apretujándose entre los estantes cada vez mas cabreado. Ya casi había alcanzado su objetivo cuando sus patas decidieron traicionarle. Una de sus garras resbaló por el suelo pulido y perdió la cordinación de ambas patas, empezando a deslizarse por el piso. Apenas avanzó un metro tratando de estabilizarse cuando cayó pesadamente de costado, chocando contra una estantería y quedando echó un lió de plumas y garras en el suelo. La estantería que había golpeado se inclinó demasiado y golpeó otra estantería, empezando un efecto dominó que se extendió unos diez pasillos mas. La última estantería en caer golpeo con fuerza una mesa de estudio, poniendo la nota final al estruendo que se había formado en apenas unos segundos. Saren aun seguía en el suelo, observando con los ojos muy abiertos el desastre que acababa de causar. El norteño se puso en pie apresuradamente y miro a su alrededor preocupado, topándosede frente con la última persona que quería ver en ese momento: el bibliotecario.
El tipo vestido de blanco parecía cabreado, y empezó a gritarle, increpándole que se fuera inmediatamente mientras le propinaba empujones. Mientras Saren era conducido de malas maneras hacia la puerta por el bibliotecario, este no paraba de maldecir, aunque las pocas palabras que el idrino logró descifrar en aquella peroreta fueron: pollo, gigante, torpe e inútil. El norteño estaba muy avergonzado, pero no tuvo oportunidad de disculparse antes de que Biblios le cerrara la puerta en la cara. El chico se alejó de la puerta un poco, algo incómodo y se quedó a esperar a Ariv, tal y como había dicho. Aun tenía las plumas erizadas y la respiración algo acelerada, pero pronto el viento consiguió tranquilizarlo. No tardó en sentarse y acomodar las alas, esperando que la sinhadre no tardara demasiado y volviera con alguna información útil, temeroso de que el bibliotecario la echara a ella también antes de que encontrara algo.
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Biblioteca Mágica
28/06/13, 12:54 pm
Tanto Ariv como Saren se internaron en la biblioteca. La niña aún le daba vueltas a lo que le había dicho Noel respecto a su cosechador. No sabría cuál sería su reacción al verlo. Después de todo, la había llevado a un lugar donde se le había dado una segunda oportunidad y ella había conseguido sobrevivir. Lo más probable es que le diera las gracias. Tendría que esperar para averiguarlo.
Una vez dentro, ambos se separaron para buscar información por su cuenta. Ariv no sabía cómo se las apañaría su compañero dada la transformación tan incómoda que le había tocado. A pesar de todo, pensaba que se estaba desenvolviendo bastante bien dadas las circunstancias, y estaba segura de que, tarde o temprano, se acostumbraría a su nueva forma y dejaría de tener problemas. Empezó a caminar por uno de los pasillos, buscando algún libro que pudiera servirle. Repasó los datos que tenía sobre su transformación: tenía cola anillada —de los ojos aún no sabía mucho, puesto que no había logrado verse en ningún sitio, salvo que Willi se había quedado mirándolos fijamente—, era capaz de dar órdenes a los fantasmas, las puntas de sus dedos se habían oscurecido… No sabía si era mucho, pero al menos tenía un punto de partida.
Entre todos los libros, encontró un par de ellos que, pensó, podrían serle útiles pero, tras hojearlos, se dio cuenta de que su búsqueda había sido infructuosa. En ese momento, escuchó la voz de Saren diciéndole que se encargara de terminar con su tarea.
—¡Vale! —respondió ella, aunque no estaba segura de si su compañero la habría escuchado. Siguió mirando títulos y paseando entre las estanterías. Su mirada se detuvo en un grueso volumen. Lo sacó con un poco de dificultad de su sitio. Pesaba mucho, y decidió dejarlo en una de las mesas para echarle un vistazo más tarde. Ahora debía encargarse de Saren, aunque no tenía muy claro qué debía buscar. Puesto que el idrino ya no estaba dentro, Ariv salió un instante para preguntarle algunas cosas. No sabía exactamente lo que le había pasado ni cómo se había sentido, qué cambios había sufrido antes de que saliera la Luna Roja... Aparte de lo evidente. Al fin y al cabo, ella no salió de su habitación hasta que terminó todo. Tal vez le hubiera sucedido algo antes de transformarse en pájaro que le diera alguna pista.
—Saren —lo llamó—. Necesito que me cuentes exactamente todo lo que recuerdes de las últimas horas. No sé muy bien por dónde empezar… ¿Encontraste algún libro que te interesara?
Esperó la respuesta de su amigo. Ojalá pudiera ayudarlo.
Una vez dentro, ambos se separaron para buscar información por su cuenta. Ariv no sabía cómo se las apañaría su compañero dada la transformación tan incómoda que le había tocado. A pesar de todo, pensaba que se estaba desenvolviendo bastante bien dadas las circunstancias, y estaba segura de que, tarde o temprano, se acostumbraría a su nueva forma y dejaría de tener problemas. Empezó a caminar por uno de los pasillos, buscando algún libro que pudiera servirle. Repasó los datos que tenía sobre su transformación: tenía cola anillada —de los ojos aún no sabía mucho, puesto que no había logrado verse en ningún sitio, salvo que Willi se había quedado mirándolos fijamente—, era capaz de dar órdenes a los fantasmas, las puntas de sus dedos se habían oscurecido… No sabía si era mucho, pero al menos tenía un punto de partida.
Entre todos los libros, encontró un par de ellos que, pensó, podrían serle útiles pero, tras hojearlos, se dio cuenta de que su búsqueda había sido infructuosa. En ese momento, escuchó la voz de Saren diciéndole que se encargara de terminar con su tarea.
—¡Vale! —respondió ella, aunque no estaba segura de si su compañero la habría escuchado. Siguió mirando títulos y paseando entre las estanterías. Su mirada se detuvo en un grueso volumen. Lo sacó con un poco de dificultad de su sitio. Pesaba mucho, y decidió dejarlo en una de las mesas para echarle un vistazo más tarde. Ahora debía encargarse de Saren, aunque no tenía muy claro qué debía buscar. Puesto que el idrino ya no estaba dentro, Ariv salió un instante para preguntarle algunas cosas. No sabía exactamente lo que le había pasado ni cómo se había sentido, qué cambios había sufrido antes de que saliera la Luna Roja... Aparte de lo evidente. Al fin y al cabo, ella no salió de su habitación hasta que terminó todo. Tal vez le hubiera sucedido algo antes de transformarse en pájaro que le diera alguna pista.
—Saren —lo llamó—. Necesito que me cuentes exactamente todo lo que recuerdes de las últimas horas. No sé muy bien por dónde empezar… ¿Encontraste algún libro que te interesara?
Esperó la respuesta de su amigo. Ojalá pudiera ayudarlo.
(Siento el retraso. >.< Este fin de semana no me voy a poder pasar por el xut, pero sí podré postear ).
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Biblioteca Mágica
29/06/13, 12:49 pm
Erin había salido del torreón con rapidez y había corrido lo más rápido que había podido para llegar a la biblioteca. No tenía razones para hacerlo salvo la de querer alejarse del torreón y de sus compañeros cuanto antes. Le apetecía estar sola un rato y había encontrado la ocasión perfecta de salir de Letargo sin que la llamasen suicida, aun a pesar de haber vuelto a salir sin armas. Llevaba las cadenas en la mano, aunque no se paró a jugar con ellas hasta que llegó a la biblioteca.
Fuera se encontró a una chica de ojos amarillos y cola anillada y a una especie de pájaro gigante a los que no supo reconocer, por lo que los relacionó con cualquiera de los habitantes de los otros torreones. Se les quedó mirando fijamente unos segundos antes de sacudir la cabeza y entrar a la biblioteca. Apenas entró fue a preguntarle al bibliotecario sobre dónde podría encontrar información sobre dominios. Mientras esperaba la respuesta, miró a la biblioteca, tan fascinada como el primer día que la había pisado. En cuando el bibliotecario le dio la información que quería, se dirigió a aquella zona de la biblioteca con paso firme, esperando encontrar una respuesta.
Sacó el primer libro que encontró en aquella zona, un libro elegido l azar no demasiado grueso. <<Veámos… algo relacionado con el metal, dijo Noel>>. Murmuró una y otra vez la palabra metal mientras buscaba, más por costumbre que porque temiese olvidarse a mitad de su búsqueda de lo que buscaba. No tardó mucho en dar con una página en la que hablaban de los dominios que guardaban relación con el metal, aunque su mayoría fuesen nombres de metales a secas. <<Con lo fácil que era poner en Google “dominios relacionados con metales” y mirar en la Wikipedia…>>, pensó cuando llevaba ya un rato buscando, sin encontrar nada que le sirviese de mucho. En aquel momento, un temblor sacudió la biblioteca, haciendo que Erin trastabillase y cayese al suelo a pocos centímetros del libro. -¿¡Pero qué mierda!? –exclamó en voz alta, para después llevarse las manos a la boca. No podía gritar en una biblioteca, por muchos terremotos que hubiese. La canadiense creía firmemente que aquel terremoto sólo lo había notado ella, como los de los últimos meses, por lo que no le dio mucha importancia y siguió rebuscando en el libro.
No encontró nada en ese. Ni el siguiente, ni en mucho de los que allí había. No tardó en llenar una mesa de libros intentando buscar su dominio, aunque en muchos no llegaba a leer ni la mitad de lo que ponía. Cogió otro libro al azar de los que había cogido y rebuscó en sus páginas hasta que si vista dio con una palabra casi de milagro. Vibración. Leyó la página entera, recordando que ahora vibraba, y no tardó en dar con su dominio. La vibración de los metales. <<Muy bien, ahora a pensar un nombre… ¿dama Vibración? ¿dama Metálica?>> , se rió por lo absurdo que resultaba un nombre así y decidió tirar por otra vía. Hizo memoria y recitó mentalmente los metales de la tabla periódica, intentando buscar uno que le gustase. <<[…]Níquel, cobre, zinc , itrio… ¡Itrio! Itrio, Itrio… ¿dama Yttria? Suena bien>>. Una vez decidió que ese sería su nuevo nombre, recogió los libros y se dirigió fuera de la biblioteca… Aunque no llegó a salir. Ni pensaba hacerlo al ver la profunda grieta en el suelo que la que salían alimañas. Soltó un chillido de terror sin poder evitarlo y corrió a esconderse en la parte más profunda de la biblioteca.
Fuera se encontró a una chica de ojos amarillos y cola anillada y a una especie de pájaro gigante a los que no supo reconocer, por lo que los relacionó con cualquiera de los habitantes de los otros torreones. Se les quedó mirando fijamente unos segundos antes de sacudir la cabeza y entrar a la biblioteca. Apenas entró fue a preguntarle al bibliotecario sobre dónde podría encontrar información sobre dominios. Mientras esperaba la respuesta, miró a la biblioteca, tan fascinada como el primer día que la había pisado. En cuando el bibliotecario le dio la información que quería, se dirigió a aquella zona de la biblioteca con paso firme, esperando encontrar una respuesta.
Sacó el primer libro que encontró en aquella zona, un libro elegido l azar no demasiado grueso. <<Veámos… algo relacionado con el metal, dijo Noel>>. Murmuró una y otra vez la palabra metal mientras buscaba, más por costumbre que porque temiese olvidarse a mitad de su búsqueda de lo que buscaba. No tardó mucho en dar con una página en la que hablaban de los dominios que guardaban relación con el metal, aunque su mayoría fuesen nombres de metales a secas. <<Con lo fácil que era poner en Google “dominios relacionados con metales” y mirar en la Wikipedia…>>, pensó cuando llevaba ya un rato buscando, sin encontrar nada que le sirviese de mucho. En aquel momento, un temblor sacudió la biblioteca, haciendo que Erin trastabillase y cayese al suelo a pocos centímetros del libro. -¿¡Pero qué mierda!? –exclamó en voz alta, para después llevarse las manos a la boca. No podía gritar en una biblioteca, por muchos terremotos que hubiese. La canadiense creía firmemente que aquel terremoto sólo lo había notado ella, como los de los últimos meses, por lo que no le dio mucha importancia y siguió rebuscando en el libro.
No encontró nada en ese. Ni el siguiente, ni en mucho de los que allí había. No tardó en llenar una mesa de libros intentando buscar su dominio, aunque en muchos no llegaba a leer ni la mitad de lo que ponía. Cogió otro libro al azar de los que había cogido y rebuscó en sus páginas hasta que si vista dio con una palabra casi de milagro. Vibración. Leyó la página entera, recordando que ahora vibraba, y no tardó en dar con su dominio. La vibración de los metales. <<Muy bien, ahora a pensar un nombre… ¿dama Vibración? ¿dama Metálica?>> , se rió por lo absurdo que resultaba un nombre así y decidió tirar por otra vía. Hizo memoria y recitó mentalmente los metales de la tabla periódica, intentando buscar uno que le gustase. <<[…]Níquel, cobre, zinc , itrio… ¡Itrio! Itrio, Itrio… ¿dama Yttria? Suena bien>>. Una vez decidió que ese sería su nuevo nombre, recogió los libros y se dirigió fuera de la biblioteca… Aunque no llegó a salir. Ni pensaba hacerlo al ver la profunda grieta en el suelo que la que salían alimañas. Soltó un chillido de terror sin poder evitarlo y corrió a esconderse en la parte más profunda de la biblioteca.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Biblioteca Mágica
29/06/13, 06:59 pm
La recién bautizada como dama Yttria tenía motivos para asustarse, porque una de las numerosas grietas que el terremoto había abierto había cuadrado muy cerca del edificio. De dicha abertura en la tierra brotaron pequeñas pero numerosas criaturas procedentes de los subterráneos que si se vieran desde lejos parecerían una mancha oscura cubriendo toda la zona como si de un terrible presagio se tratase.
Las alimañas menores, entre las cuales destacaba algún cánido similar a un zorro que poseían afilados dientes y parecían más fieros que el resto de criaturas, dirigieron sus enajeanadas miradas hacia los que se hallaban en la puerta de la biblioteca, gruñendo y amontonándose unas sobre otras para llegar hasta ellos, que era lo que entorpecía en parte su avance.
Mientras tanto, Ariv estaba a punto de recibir visita, ya que un nuevo fantasma había sido conducido a su lado debido a la atracción que sentían por la lémur. Frente a la sinhadre, el fantasma de una nublina bajita y delgaducha apareció poco después de que la cohorte de criaturas se empezase a arremolinar en torno a la biblioteca.
-¡No os quedéis ahí quietos, la ciudad se ha vuelto loca! -exclamó mientras flotaba nerviosamente cerca de Ariv.
Y antes de que alguno de los presentes pudiera siquiera responder, unos gritos agudos provenientes de un ser de pequeño tamaño se dejaron oír en la distancia, acercándose cada vez más. A través de la transparencia del fantasma de la nublina pudieron ver a un animal que a un humano le recordaría considerablemente a un armadillo dirigiéndose en su dirección. Pero probablemente lo que más llamaba la atención no era el animalillo en sí, sino lo que tenía encima.
-¿Cómo se conduce estoooo? -se quejaba despesperado Vava mientras luchaba por mantenerse sobre el animal.
El repoblador se había asustado considerablemente cuando de pronto el hombro de Arafy había dejado de ser su hombro de siempre, horas atrás en Sendar. Vava había salido aterrorizado del torreón a través de una ventana cuando tanto Arafy como Pecir comenzaron a arremeter contra el resto de los sendarios, incapaces al parecer de razonar o de sentir apego hacia los que habían sido sus compañeros de criba en aquel momento. El pequeño repoblador había empezado a sentirse como un cobarde nada más poner un pie fuera de Sendar pero, ¿qué podía hacer él? No sabía hacer magia y para colmo no parecía haber sufrido ningún cambio como la mayoría de sus compañeros. Fue entonces cuando vio una figura en la distancia que le resultaba harto conocida.
-¡Brina! -exclamó al contemplar a la nublina que creía muerta desde hacía dos meses.
Aunque parecía haber perdido el color y la consistencia, de hecho podía ver la ciudad distorsionada a través de ella. ¿Es que la chica también había cambiado como el resto de sendarios?
Con sus cortas piernas, intentó darle alcance, pero pronto la distancia entre ambos fue demasiado grande para seguir el ritmo y el repoblador se paró medio encorvado por el esfuerzo. Fue entonces cuando Vava sintió un pequeño empujón a su espalda. No le había dado tiempo ni a girarse cuando un animal que era algo más que el doble de grande que él comenzó a olfatearlo con su hocico alargado para luego propinarle un ligero empujón con su cabecita.
-¡Ey! ¿Qué quieres? -le preguntó Vava sobresaltado-. ¡Deja de hacer eso!
El ser no parecía especialmente peligroso y por eso el repoblador no se había alarmado en exceso, pero lo que sí le sorprendió fue que el animal se detuvo en medio de un nuevo movimiento con la cabeza y pareció dudar antes de volver a moverse. Vava lo miró inseguro y se acercó con cautela, poniendo una mano sobre su duro caparazón. El armadillo entonces, de un nuevo empujón, provocó que Vava fuese lanzado sobre sí mismo y quedase tirado encima del caparazón. Y echó a andar todo lo rápido que sus cortas patas le permitían. Vava luchaba por mantenerse sobre él mientras gritaba.
-¡Ve más despacio! ¡Aminora, aminooraaa!
Sorprendentemente el armadillo pareció hacerle caso y Vava pudo mantener mejor el equilibrio. El repoblador no comprendía como, pero aquel animal parecía decidido a hacerle caso. ¿Y si...?
-Llévame en esa dirección -señaló con dos de sus cuatro brazos el camino que había tomado Brina.
El animal echó andar hacia donde había indicado, pero nuevamente se movía frenéticamente e intentaba sacudirse a Vava de encima. Nuevos gritos del repoblador -¡por ahí no!, ¡a la otra izquierda!, ¡te he dicho que no tan rápido!, ¡deja de tambalearte tanto!- le hicieron rectificar poco a poco su conducta y así fue como apareció tras el fantasma de Brina en la biblioteca, todavia luchando por mantenerse sobre el caparazón.
-¡Brina! ¿Dónde has estado todo este tiempo? -dijo entre jadeos bajándose del armadillo por fin.
Pero antes de que la chica le respondiese, algunos seres semejantes al que acababa de montar se habían acercado y el repoblador se pegó a la pared de la biblioteca con un chillido viéndose rodeado por varios de ellos.
Las alimañas menores, entre las cuales destacaba algún cánido similar a un zorro que poseían afilados dientes y parecían más fieros que el resto de criaturas, dirigieron sus enajeanadas miradas hacia los que se hallaban en la puerta de la biblioteca, gruñendo y amontonándose unas sobre otras para llegar hasta ellos, que era lo que entorpecía en parte su avance.
Mientras tanto, Ariv estaba a punto de recibir visita, ya que un nuevo fantasma había sido conducido a su lado debido a la atracción que sentían por la lémur. Frente a la sinhadre, el fantasma de una nublina bajita y delgaducha apareció poco después de que la cohorte de criaturas se empezase a arremolinar en torno a la biblioteca.
-¡No os quedéis ahí quietos, la ciudad se ha vuelto loca! -exclamó mientras flotaba nerviosamente cerca de Ariv.
Y antes de que alguno de los presentes pudiera siquiera responder, unos gritos agudos provenientes de un ser de pequeño tamaño se dejaron oír en la distancia, acercándose cada vez más. A través de la transparencia del fantasma de la nublina pudieron ver a un animal que a un humano le recordaría considerablemente a un armadillo dirigiéndose en su dirección. Pero probablemente lo que más llamaba la atención no era el animalillo en sí, sino lo que tenía encima.
-¿Cómo se conduce estoooo? -se quejaba despesperado Vava mientras luchaba por mantenerse sobre el animal.
El repoblador se había asustado considerablemente cuando de pronto el hombro de Arafy había dejado de ser su hombro de siempre, horas atrás en Sendar. Vava había salido aterrorizado del torreón a través de una ventana cuando tanto Arafy como Pecir comenzaron a arremeter contra el resto de los sendarios, incapaces al parecer de razonar o de sentir apego hacia los que habían sido sus compañeros de criba en aquel momento. El pequeño repoblador había empezado a sentirse como un cobarde nada más poner un pie fuera de Sendar pero, ¿qué podía hacer él? No sabía hacer magia y para colmo no parecía haber sufrido ningún cambio como la mayoría de sus compañeros. Fue entonces cuando vio una figura en la distancia que le resultaba harto conocida.
-¡Brina! -exclamó al contemplar a la nublina que creía muerta desde hacía dos meses.
Aunque parecía haber perdido el color y la consistencia, de hecho podía ver la ciudad distorsionada a través de ella. ¿Es que la chica también había cambiado como el resto de sendarios?
Con sus cortas piernas, intentó darle alcance, pero pronto la distancia entre ambos fue demasiado grande para seguir el ritmo y el repoblador se paró medio encorvado por el esfuerzo. Fue entonces cuando Vava sintió un pequeño empujón a su espalda. No le había dado tiempo ni a girarse cuando un animal que era algo más que el doble de grande que él comenzó a olfatearlo con su hocico alargado para luego propinarle un ligero empujón con su cabecita.
-¡Ey! ¿Qué quieres? -le preguntó Vava sobresaltado-. ¡Deja de hacer eso!
El ser no parecía especialmente peligroso y por eso el repoblador no se había alarmado en exceso, pero lo que sí le sorprendió fue que el animal se detuvo en medio de un nuevo movimiento con la cabeza y pareció dudar antes de volver a moverse. Vava lo miró inseguro y se acercó con cautela, poniendo una mano sobre su duro caparazón. El armadillo entonces, de un nuevo empujón, provocó que Vava fuese lanzado sobre sí mismo y quedase tirado encima del caparazón. Y echó a andar todo lo rápido que sus cortas patas le permitían. Vava luchaba por mantenerse sobre él mientras gritaba.
-¡Ve más despacio! ¡Aminora, aminooraaa!
Sorprendentemente el armadillo pareció hacerle caso y Vava pudo mantener mejor el equilibrio. El repoblador no comprendía como, pero aquel animal parecía decidido a hacerle caso. ¿Y si...?
-Llévame en esa dirección -señaló con dos de sus cuatro brazos el camino que había tomado Brina.
El animal echó andar hacia donde había indicado, pero nuevamente se movía frenéticamente e intentaba sacudirse a Vava de encima. Nuevos gritos del repoblador -¡por ahí no!, ¡a la otra izquierda!, ¡te he dicho que no tan rápido!, ¡deja de tambalearte tanto!- le hicieron rectificar poco a poco su conducta y así fue como apareció tras el fantasma de Brina en la biblioteca, todavia luchando por mantenerse sobre el caparazón.
-¡Brina! ¿Dónde has estado todo este tiempo? -dijo entre jadeos bajándose del armadillo por fin.
Pero antes de que la chica le respondiese, algunos seres semejantes al que acababa de montar se habían acercado y el repoblador se pegó a la pared de la biblioteca con un chillido viéndose rodeado por varios de ellos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Biblioteca Mágica
29/06/13, 08:40 pm
Un rato después de que el bibliotecario echara a Saren de malas maneras, Ariv salió en su busca con algunas preguntas para concretar la búsqueda de su trasformación. Lo cierto era que la trasformación que había experimentado el norteño no había sido demasiado traumática, mas allá de que ahora era un ave de gran tamaño. No había sentido dolor, y la aparición de las plumas no había sido perceptible en los primeros momentos. En el patio el cambio de forma había sido prácticamente instantáneo, y el proceso no había durado mas de unos segundos. La única cosa rara había sido la aparente incapacidad para practicar la magia, incapacidad que mantenía en su nueva forma. No podía hacer gestos al no tener manos, y la ausencia de voz no era propicia para entonar un hechizo. El idrino había dedicado unos segundos a reflexionar sobre la pregunta de la sinhadre, tratando de recordar el titulo del libro que había estado a punto de destrozar, pero antes de que le respondiera algo captó su atención. Una chica que aparentaba ser algo hiperactiva se acercaba al edificio portando unas cadenas. La humana, o eso dedujo Saren al apreciar el parecido con Aleksei en sus buenos tiempos, se detuvo un segundo a observarles para después sacudir la cabeza y entrar en la biblioteca. Al norteño le sonaba de algo, pero no le dio tiempo a concretar de que antes de perderla de vista.
-"No fue un cambio doloroso, ni sentí nada mientras me salia la primera piel de plumas -le dijo a la sinhadre mentalmente-, antes de cambiar de forma estuve un rato cubierto por una especie de piel plumosa, que no entorpecía en nada mis movimientos. Lo único que he echado en falta desde la Luna ha sido la capacidad para hacer magia, desde que me salieron las plumas no he podido hacer ningún hechizo, aunque es bastante lógico dado mi nuevo aspecto. Ademas de la telepatía no puedo decirte nada mas, solo lo que conlleva esta forma: veo mejor, me siento mas fuerte y diría que el crecimiento excesivo tiene sus ventajas" -concluyó.
Apenas el norteño terminó de informar a Ariv, una sacudida hizo temblar toda la ciudad. El idrino se puso en pie rápidamente, trastabillando por el terremoto que asolaba las calles y los edificios. Los ojos de Saren se dirigieron hacia la catedral roja, que en aquel momento emitió un potente sonido similar a un rugido a la vez que vibraba cargada de poder. Incluso a aquella distancia el norteño sintió el potentisimo pulso mágico que surgió de la construcción, brillando como una bengala sobre la ciudad. Saren se quedó paralizado, conmocionado por aquella reacción tan violenta que acababa de hacer enloquecer Rocavarancolia. El chico oyó como cientos de grietas resquebrajaban el suelo de las calles, y la mas cercana estaba a apenas unos cuantos metros de su posición. Antes de que pudiera increpar a Ariv para que entrara en la biblioteca, una chica traslucida hizo acto de presencia, diciéndoles que se fueran de allí. A pesar de que era un fantasma, el idrino seguía siendo capaz de leer su lenguaje corporal, por lo que no le pasó por alto el cierto apego que parecía impulsarla a acercarse a Ariv. Otra figura hizo acto de presencia antes de que pudieran responderle al espíritu. Un pequeño repoblador que cabalgaba a una especie de armadillo llegó llamando a una tal Brina, nombre que Saren adjudicó a la chica fantasma por defecto. La situación era cada vez mas irreal, y las continuas distracciones habían hecho que Saren no prestara atención a la horda de monstruos que se les acercaba peligrosamente. En ese preciso instante unos cuantos seres que se parecían al que el repoblador cabalgaba, se le acercaron peligrosamente, haciendo que el pequeño jinete chillara asustado. Saren se tensó para lanzarse a ayudarle, pero al ver que los armadillos no le atacaban, se relajo momentáneamente, girándose hacia los demás monstruos.
-"Mierda -dijo al ver que ya se les echaban encima-, ¡entrad a la biblioteca ya! -les increpó, pasándole el hacha a Ariv para que se la cuidara-. No parece que quieran hacerte nada, muchacho -dijo dirigiéndose al repoblador-. Entra con tu amiga y la mía en el edificio, aprisa" -les urgió, girándose hacia el peligro e interponiéndose entre este y sus compañeros.
La primera criatura que le dio alcance era un ser parecido a un zorro con dientes afilados, cuya agresividad le había instado a correr mas rápido que sus compañeros. El engendro no frenó en su avance, y sin dudar saltó sobre el norteño, chocando contra él y rodando por el suelo en una confusión de pelo, plumas, colmillos y garras. En cuanto aquella cosa embistió contra él, el enorme ave cedió a sus instintos, revolviéndose furioso hasta estampar al zorro contra el suelo bajo una de sus garras. Saren proyectó su cabeza hacia delante y desgorró el cuello del zorro con su pico, haciendo manar la sangre. El norteño hinchó su pecho y abrió las alas, dando la impresión de crecer en tamaño, mientras un potente chillido rapaz surgía de su garganta, desafiando a aquella marabunta que se le echaba encima.
-"No fue un cambio doloroso, ni sentí nada mientras me salia la primera piel de plumas -le dijo a la sinhadre mentalmente-, antes de cambiar de forma estuve un rato cubierto por una especie de piel plumosa, que no entorpecía en nada mis movimientos. Lo único que he echado en falta desde la Luna ha sido la capacidad para hacer magia, desde que me salieron las plumas no he podido hacer ningún hechizo, aunque es bastante lógico dado mi nuevo aspecto. Ademas de la telepatía no puedo decirte nada mas, solo lo que conlleva esta forma: veo mejor, me siento mas fuerte y diría que el crecimiento excesivo tiene sus ventajas" -concluyó.
Apenas el norteño terminó de informar a Ariv, una sacudida hizo temblar toda la ciudad. El idrino se puso en pie rápidamente, trastabillando por el terremoto que asolaba las calles y los edificios. Los ojos de Saren se dirigieron hacia la catedral roja, que en aquel momento emitió un potente sonido similar a un rugido a la vez que vibraba cargada de poder. Incluso a aquella distancia el norteño sintió el potentisimo pulso mágico que surgió de la construcción, brillando como una bengala sobre la ciudad. Saren se quedó paralizado, conmocionado por aquella reacción tan violenta que acababa de hacer enloquecer Rocavarancolia. El chico oyó como cientos de grietas resquebrajaban el suelo de las calles, y la mas cercana estaba a apenas unos cuantos metros de su posición. Antes de que pudiera increpar a Ariv para que entrara en la biblioteca, una chica traslucida hizo acto de presencia, diciéndoles que se fueran de allí. A pesar de que era un fantasma, el idrino seguía siendo capaz de leer su lenguaje corporal, por lo que no le pasó por alto el cierto apego que parecía impulsarla a acercarse a Ariv. Otra figura hizo acto de presencia antes de que pudieran responderle al espíritu. Un pequeño repoblador que cabalgaba a una especie de armadillo llegó llamando a una tal Brina, nombre que Saren adjudicó a la chica fantasma por defecto. La situación era cada vez mas irreal, y las continuas distracciones habían hecho que Saren no prestara atención a la horda de monstruos que se les acercaba peligrosamente. En ese preciso instante unos cuantos seres que se parecían al que el repoblador cabalgaba, se le acercaron peligrosamente, haciendo que el pequeño jinete chillara asustado. Saren se tensó para lanzarse a ayudarle, pero al ver que los armadillos no le atacaban, se relajo momentáneamente, girándose hacia los demás monstruos.
-"Mierda -dijo al ver que ya se les echaban encima-, ¡entrad a la biblioteca ya! -les increpó, pasándole el hacha a Ariv para que se la cuidara-. No parece que quieran hacerte nada, muchacho -dijo dirigiéndose al repoblador-. Entra con tu amiga y la mía en el edificio, aprisa" -les urgió, girándose hacia el peligro e interponiéndose entre este y sus compañeros.
La primera criatura que le dio alcance era un ser parecido a un zorro con dientes afilados, cuya agresividad le había instado a correr mas rápido que sus compañeros. El engendro no frenó en su avance, y sin dudar saltó sobre el norteño, chocando contra él y rodando por el suelo en una confusión de pelo, plumas, colmillos y garras. En cuanto aquella cosa embistió contra él, el enorme ave cedió a sus instintos, revolviéndose furioso hasta estampar al zorro contra el suelo bajo una de sus garras. Saren proyectó su cabeza hacia delante y desgorró el cuello del zorro con su pico, haciendo manar la sangre. El norteño hinchó su pecho y abrió las alas, dando la impresión de crecer en tamaño, mientras un potente chillido rapaz surgía de su garganta, desafiando a aquella marabunta que se le echaba encima.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Biblioteca Mágica
29/06/13, 09:13 pm
Llegué a la biblioteca para encontrarme el lugar atestado de criaturas de pequeño tamaño, al fondo veía algo parecido a un águila enorme, pero fuese lo que fuese parecía proteger la biblioteca. Con las dagas desenfundadas y sin preocuparme mucho por lo que pisase por el camino comencé a correr hacia la biblioteca, por el camino veía insectos, algunos lagartos pequeños, unos curiosos armadillos, y una especie de zorro trato de morderme un tobillo, pero una de mis dagas clavada en un costado lo disuadió de ello. Sin embargo las criaturas eran muchas y aunque avanzaba a buen paso no podía evitar recibir heridas.
Al fin alcance la altura del gran pájaro y sentí una voz en mi cabeza urgiéndome que entrara a la biblioteca, comprendí que la voz provenía del gran pájaro, y cuando entre en el recinto le deje la puerta abierta para que entrase.
Al fin respire tranquilo, y comencé a aplicarme magia curativa para tratar los mordiscos y arañazos que tenia por todo el cuerpo, pero un sonido como de un pitido proveniente del suelo me distrajo, vi unos cuantos armadillos por allí y parecían estar atosigando a un repoblador, sin pensarlo agarre al pequeño ser y lo puse en mi hombro. Acabe de curarme y fue entonces cuando me dirigí al repoblador.
-Ey, ¿estas bien?,- le dije preocupado,- ¿Sabes por que te incordian?,- me contó lo que pudo sobre lo que le había pasado,- No te veo cambios físicos, quizás tu también seas un brujo y estos animales tengan algo que ver con tu dominio, como no hay mucho que podamos hacer ahora mismo, ¿que te parece si buscamos algo sobre ti en esta biblioteca tan grande?
Al fin alcance la altura del gran pájaro y sentí una voz en mi cabeza urgiéndome que entrara a la biblioteca, comprendí que la voz provenía del gran pájaro, y cuando entre en el recinto le deje la puerta abierta para que entrase.
Al fin respire tranquilo, y comencé a aplicarme magia curativa para tratar los mordiscos y arañazos que tenia por todo el cuerpo, pero un sonido como de un pitido proveniente del suelo me distrajo, vi unos cuantos armadillos por allí y parecían estar atosigando a un repoblador, sin pensarlo agarre al pequeño ser y lo puse en mi hombro. Acabe de curarme y fue entonces cuando me dirigí al repoblador.
-Ey, ¿estas bien?,- le dije preocupado,- ¿Sabes por que te incordian?,- me contó lo que pudo sobre lo que le había pasado,- No te veo cambios físicos, quizás tu también seas un brujo y estos animales tengan algo que ver con tu dominio, como no hay mucho que podamos hacer ahora mismo, ¿que te parece si buscamos algo sobre ti en esta biblioteca tan grande?
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Biblioteca Mágica
30/06/13, 07:02 pm
El panorama en la Biblioteca era más de lo mismo. Casi dejé caer a Brann por querer darme una palmada en la frente, así que para evitar el riesgo decidí bajar a la comitiva, aterrizando casi en la entrada, donde un pájaro enorme protegía la puerta, quien resultó ser otro transformado de Maciel, Saren <<Los demás estarán dentro... Vamos a acabar con esto rápido>> Por fin suelto al trasgo, les quito la levitación y el de intangibilidad, y luego limpiamos la zona que nos rodea para poder organizarnos tranquilos unos segundos al menos.
-¿Saren, no? Jack, vecino vuestro y amigo de los del cuchitril.-me presento rápidamente y luego a todos juntos.-¡A ver, novatillos! Voy a intentar cerrar esa maldita grieta, encargaros de las alimañas mientras tanto y que alguno me cubra...-pero me corto al observarles detenidamente.
<<Pero... Míralos>> Lucharán si es necesario pero sstán cansados y se les nota a la legua, no van a poder cubrirme y mucho menos aguantar, y el puñetero hechizo requiere tiempo y que esté justo en la grieta... ¿Y si me cubro yo solo y meto a estos en el edificio?
-¡Cambio de planes, todos al puto edificio! ¡Entrad cagando leches u os tiro a la grieta! ¡Arreando!-les ordeno a gritos sin mirarles a ellos sino a la grieta.
<<¿Fulgor o campo de fuerza? El primero les dañará pero cansará más... Y tampoco lo he practicado apenas... ¿Una vez con Xiandra? Pff... Refuerzo el otro y a ver>>
Esquivo a un par de alimañas que me saltan encima y después de liquidarlas, corro hacia la grieta sin dejar de mover mis dagas, saltar y girar sobre mí mismo. Una vez en el sitio, convoco el campo de fuerza pero reforzándolo en el proceso, e inicio el de moldear materia, el cual había hecho un par de veces contadas y... Cuesta. Y tarda.
<<Vamos... Venga... Sigue así...>> pienso, como si así fuese a acelerar el proceso, mientras la multitud de alimañas empieza a agolparse sobre mi barrera, pisoteándose y subiendo. <<Me van a taponar... ¡Juas, comete esa, escoria!>> exclamo mentalmente cuando otras saltan contra mí y salen disparadas hacia atrás.
Y pasito a pasito se fue cerrando...
-¿Saren, no? Jack, vecino vuestro y amigo de los del cuchitril.-me presento rápidamente y luego a todos juntos.-¡A ver, novatillos! Voy a intentar cerrar esa maldita grieta, encargaros de las alimañas mientras tanto y que alguno me cubra...-pero me corto al observarles detenidamente.
<<Pero... Míralos>> Lucharán si es necesario pero sstán cansados y se les nota a la legua, no van a poder cubrirme y mucho menos aguantar, y el puñetero hechizo requiere tiempo y que esté justo en la grieta... ¿Y si me cubro yo solo y meto a estos en el edificio?
-¡Cambio de planes, todos al puto edificio! ¡Entrad cagando leches u os tiro a la grieta! ¡Arreando!-les ordeno a gritos sin mirarles a ellos sino a la grieta.
<<¿Fulgor o campo de fuerza? El primero les dañará pero cansará más... Y tampoco lo he practicado apenas... ¿Una vez con Xiandra? Pff... Refuerzo el otro y a ver>>
Esquivo a un par de alimañas que me saltan encima y después de liquidarlas, corro hacia la grieta sin dejar de mover mis dagas, saltar y girar sobre mí mismo. Una vez en el sitio, convoco el campo de fuerza pero reforzándolo en el proceso, e inicio el de moldear materia, el cual había hecho un par de veces contadas y... Cuesta. Y tarda.
<<Vamos... Venga... Sigue así...>> pienso, como si así fuese a acelerar el proceso, mientras la multitud de alimañas empieza a agolparse sobre mi barrera, pisoteándose y subiendo. <<Me van a taponar... ¡Juas, comete esa, escoria!>> exclamo mentalmente cuando otras saltan contra mí y salen disparadas hacia atrás.
Y pasito a pasito se fue cerrando...
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Biblioteca Mágica
30/06/13, 08:11 pm
Sentí como era agarrado y alzado por los aires, lo que inmediatamente me alertó. Creyendo que era otra criatura que quería convertirme en la cena me revolví, y no paré cuando me di cuenta de quien era. La Luna me llamaba a luchar, a soltar mi naturaleza y a seguir diviertiéndome con aquellas alimañas, aunque el hombre no estuviese muy de acuerdo. Poco a poco me fui calmando mientras veía la manta de alimañas que cubría la zona. Pasamos al lado de la Cicatriz y, al ver la enorme masas de monstruos que la cubría a cada lado, reprimí un escalofrío. Ahora que había abandonado el calor de la batalla y me estaba calmando iba notando el cansancio y las numerosas heridas que tenía. Ya no sangraba gracias a DL, pero el dolor que tenía gracias a los moratones, arañazos y mordeduras no era menor por ello.
Cuando nos acercamos a la biblioteca vimos cómo estaba rodeada por una masa de bichos, bastante mas pequeños y menos intimidantes que los que había en la plaza, pero tan numerosos que seguían siendo algo intimidantes. En la puerta estaba un gran pájaro que no tardé reconocer como Saren aplastando bichos. Pronto caí al suelo y comenzamos a limpiar la zona cercana. «Otra vez a divertirse».
Los bichos intentaron subirse rápidamente a mí, aunque pude patear un par de ellos antes de que me hiciesen nada. Un grupo de zorrillos me rodeó, gruñéndome, aunque podía mantenerlos alejados con la espada. Uno de ellos, demasiado atrevido, se acercó cuando no le estaba apuntando, aunque salió mal parado de la situación al recibir un tajo que le cortó parte de sus mejillas. Poco a poco, entre todos, pudimos limpiar la zona más próxima de alimañas. El que me había llevado levitando por media ciudad nos dijo que le cubriésemos al cerrar la grieta, aunque pareció cambiar de planes y nos mandó dentro. Sin que estuviese totalmente satisfecho, pero movido por el cansacio, entré en la biblioteca tras unos momentos de vacilación. Detrás de mí, el último, entró Saren.
—Parece que te has divertido con los bichos esos, ¿eh? —le dije bromeando al norteño—. Yo he llegado tarde, aunque por el camino me han atacado unos murciélagos gigantes. Pero han sido bastante buenos, incluso me han permitido encontrar algo de cen-
Allí, junto con Ariv y dos letarguinos, se encontraba Vava, subido en un armadillo, y...
—Brina... —susurré, recordando al instante lo que llevaba enterrando desde que salí del Templo. La muerte de Marina, devorada, la muerte de Brina y Thras, también devorados, el significado de la muerte de la nublina para Dahannei, el dolor de mí mismo por Marina, la pesadilla donde compartimos nuestras mentes, recuerdos y sensaciones, hasta el punto de que los dos fuimos devorados en ella... Todo me golpeó en ese momento como si volviese al día en el que me desperté de la pesadilla. Recordé cómo fue sentir fue devorado, la tristeza y asco que tuve al día siguiente y el apoyo que me ofrecieron Saren y DL. Al instante me asaltó el hombre bestia degollado y devorado unas horas antes, además de ese otro que me había atacado y que me había comido después de arrancarle la mano de un mordisco. Asqueado conmigo mismo por haber roto ya la promesa que me hice al despertar, fui alejándome de la nublina, sin pensar cómo podía estar allí. En su lugar solo veía a Marina, devorada por un trasgo. Devorada por alguien como yo. «"Eres un trasgo, siempre lo has sido, eres un trasgo, siempre lo has sido, eres un trasgo, siempre lo has sido"». Las palabras de Lah Donna se repetían en mi cabeza. Si siempre había sido un trasgo, ya cuando Marina murió era congénere de aquel que la había devorado.
Me quedé sentado contra una columna, sin ser capaz de ver más allá que mis manos. Era un monstruo, no se me podía definir de otra manera. Mis apetitos, mis instintos, lo que la Luna había sacado a la luz, no era nada diferente de aquellas criaturas que invadían las calles. «Sí, sí es diferente, yo soy inteligente...». Y por tanto, también más peligroso. Era una amenaza para mis comoañeros, incluso peor que las bestias que invadían las calles, porque yo poseía inteligencia además de fuerza y voracidad. En ese momento me llegó su olor, lo que hizo que me fijase en todos ellos. Eran deliciosos. Deseaba comérmelos. Y no tenía hambre.
Me puse inmediatamente de pie, intentando ignorar mi cansancio. Debía irme de allí. Debía irme antes de hacerles daño.
Cuando nos acercamos a la biblioteca vimos cómo estaba rodeada por una masa de bichos, bastante mas pequeños y menos intimidantes que los que había en la plaza, pero tan numerosos que seguían siendo algo intimidantes. En la puerta estaba un gran pájaro que no tardé reconocer como Saren aplastando bichos. Pronto caí al suelo y comenzamos a limpiar la zona cercana. «Otra vez a divertirse».
Los bichos intentaron subirse rápidamente a mí, aunque pude patear un par de ellos antes de que me hiciesen nada. Un grupo de zorrillos me rodeó, gruñéndome, aunque podía mantenerlos alejados con la espada. Uno de ellos, demasiado atrevido, se acercó cuando no le estaba apuntando, aunque salió mal parado de la situación al recibir un tajo que le cortó parte de sus mejillas. Poco a poco, entre todos, pudimos limpiar la zona más próxima de alimañas. El que me había llevado levitando por media ciudad nos dijo que le cubriésemos al cerrar la grieta, aunque pareció cambiar de planes y nos mandó dentro. Sin que estuviese totalmente satisfecho, pero movido por el cansacio, entré en la biblioteca tras unos momentos de vacilación. Detrás de mí, el último, entró Saren.
—Parece que te has divertido con los bichos esos, ¿eh? —le dije bromeando al norteño—. Yo he llegado tarde, aunque por el camino me han atacado unos murciélagos gigantes. Pero han sido bastante buenos, incluso me han permitido encontrar algo de cen-
Allí, junto con Ariv y dos letarguinos, se encontraba Vava, subido en un armadillo, y...
—Brina... —susurré, recordando al instante lo que llevaba enterrando desde que salí del Templo. La muerte de Marina, devorada, la muerte de Brina y Thras, también devorados, el significado de la muerte de la nublina para Dahannei, el dolor de mí mismo por Marina, la pesadilla donde compartimos nuestras mentes, recuerdos y sensaciones, hasta el punto de que los dos fuimos devorados en ella... Todo me golpeó en ese momento como si volviese al día en el que me desperté de la pesadilla. Recordé cómo fue sentir fue devorado, la tristeza y asco que tuve al día siguiente y el apoyo que me ofrecieron Saren y DL. Al instante me asaltó el hombre bestia degollado y devorado unas horas antes, además de ese otro que me había atacado y que me había comido después de arrancarle la mano de un mordisco. Asqueado conmigo mismo por haber roto ya la promesa que me hice al despertar, fui alejándome de la nublina, sin pensar cómo podía estar allí. En su lugar solo veía a Marina, devorada por un trasgo. Devorada por alguien como yo. «"Eres un trasgo, siempre lo has sido, eres un trasgo, siempre lo has sido, eres un trasgo, siempre lo has sido"». Las palabras de Lah Donna se repetían en mi cabeza. Si siempre había sido un trasgo, ya cuando Marina murió era congénere de aquel que la había devorado.
Me quedé sentado contra una columna, sin ser capaz de ver más allá que mis manos. Era un monstruo, no se me podía definir de otra manera. Mis apetitos, mis instintos, lo que la Luna había sacado a la luz, no era nada diferente de aquellas criaturas que invadían las calles. «Sí, sí es diferente, yo soy inteligente...». Y por tanto, también más peligroso. Era una amenaza para mis comoañeros, incluso peor que las bestias que invadían las calles, porque yo poseía inteligencia además de fuerza y voracidad. En ese momento me llegó su olor, lo que hizo que me fijase en todos ellos. Eran deliciosos. Deseaba comérmelos. Y no tenía hambre.
Me puse inmediatamente de pie, intentando ignorar mi cansancio. Debía irme de allí. Debía irme antes de hacerles daño.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Biblioteca Mágica
30/06/13, 10:07 pm
Saren estaba desgarrando a una de las alimañas que se le había echado encima cuando vio a un chico humano acercarse. El norteño no tardó en identificarle como Stefan, uno de los habitantes de Letargo, así que le dejo pasar sin mediar palabra. Una parte de su ser creía que entrar tras él era lo mas prudente, pero había demasiados bichos que si aunaban fuerzas no tardarían en derribar la puerta, por lo que el idrino cedió a su instinto y se dejo llevar por el combate. Las criaturas mas osadas se lanzaban hacia él con fuerza, tratando de derribarle en el suelo para poder destrozarle, pero el roc se resistía a caer, y cuando uno de aquellos seres se colgaba de su plumaje, lo partía por la mitad con su pico.
Las continuas agresiones por parte de aquellos engendros iban minando la resistencia del norteño a pesar de todo. Apenas tenía control de aquella nueva forma, y por lo tanto no le sacaba toda la ventaja que podía. Aunque tenía la ventaja del tamaño, la ventaja numérica del enemigo amenazaba con superarle. Saren se agitó con fuerza rociando el aire con gotas de sangre suyas y de los seres que había matado. Ese gesto le concedió unos instantes para poder respirar, ya que las alimañas habían retrocedido alarmadas, pero no duro mucho, y los monstruos se lanzaron de nuevo a por él.
Fue en ese momento cuando un pequeño grupo de trasformados hizo acto de presencia. Reconoció a Bran, a Pablo y a DL, pero al rubio no lo conocía, aunque el trasgo no tardó en presentarlos.
-"Sería agradable charlar un rato, estoy seguro -comentó con una sonrisa sarcástica-, pero ando algo ocupado. ¿Os queréis unir?, hay carnaza para todos" -rió con fuerza mientras aplastaba a otro de aquellos seres bajo su garra.
Con la ayuda de sus compañeros la tarea se hizo mucho mas fácil, y el roc pudo pasar a la ofensiva sin miedo a dejar desprotegida la puerta. Saren avanzó de forma implacable, destrozando a todo lo que se puso en su camino con la ayuda de su pico y sus garras, sirviéndose de su gran tamaño para destruir a aquellos pequeños seres hasta que la zona estuvo despejada. El rubio les pidió que le cubrieran mientras el cerraba la grieta que conectaba con los subterráneos, pero pareció cambiar de idea y les increpó que entraran en el edificio. El roc no puso ninguna pega, necesitaba un respiro, y el tal Jack se lo estaba ofreciendo. Fue el último en entrar en la biblioteca, por lo que cerro la puerta tras él, utilizando su cuerpo como medida adicional para evitar que se abriera. Las palabras de Bran le hicieron reír, pero antes de que pudiera contestarle, el trasgo se quedó cayado, mirando fijamente a la chica fantasma. Pareció reconocerla, y después de unos segundos se apoyó contra una columna, mirándose las manos en silencio.
Saren no podía saber que pensaba su compañero, pero se hacía una idea al observar su lenguaje corporal, y cuando al cabo de un rato el nublino se puso en pie, supo que tenía intención de marcharse aunque no hubiera dicho nada. El norteño no entendía demasiado bien por lo que estaba pasando el chico, pero estaba claro que no podía pasarlo solo, tenía que apoyarse en sus amigos. Las alimañas ya empezaban a golpear la puerta, así que el roc se apoyó con fuerza contra ella para que no cediera, no sabía nada del hechizo que la protegía.
-"Me parece muy bien que comas gente y todo eso, Bran -le comentó-, no me voy a meter con tu dieta, pero tu no te mueves de aquí -dijo mirándolo fijamente-, antes tendrás que apartarme y no te va a resultar fácil. Esta muy bien que no quieras hacernos daño y todo eso, pero irte no es la solución. Estoy dispuesto a hacerte un bozal si te sientes mas cómodo, compañero" -concluyó mientras la puerta y su cuerpo vibraban por un nuevo golpe.
Las continuas agresiones por parte de aquellos engendros iban minando la resistencia del norteño a pesar de todo. Apenas tenía control de aquella nueva forma, y por lo tanto no le sacaba toda la ventaja que podía. Aunque tenía la ventaja del tamaño, la ventaja numérica del enemigo amenazaba con superarle. Saren se agitó con fuerza rociando el aire con gotas de sangre suyas y de los seres que había matado. Ese gesto le concedió unos instantes para poder respirar, ya que las alimañas habían retrocedido alarmadas, pero no duro mucho, y los monstruos se lanzaron de nuevo a por él.
Fue en ese momento cuando un pequeño grupo de trasformados hizo acto de presencia. Reconoció a Bran, a Pablo y a DL, pero al rubio no lo conocía, aunque el trasgo no tardó en presentarlos.
-"Sería agradable charlar un rato, estoy seguro -comentó con una sonrisa sarcástica-, pero ando algo ocupado. ¿Os queréis unir?, hay carnaza para todos" -rió con fuerza mientras aplastaba a otro de aquellos seres bajo su garra.
Con la ayuda de sus compañeros la tarea se hizo mucho mas fácil, y el roc pudo pasar a la ofensiva sin miedo a dejar desprotegida la puerta. Saren avanzó de forma implacable, destrozando a todo lo que se puso en su camino con la ayuda de su pico y sus garras, sirviéndose de su gran tamaño para destruir a aquellos pequeños seres hasta que la zona estuvo despejada. El rubio les pidió que le cubrieran mientras el cerraba la grieta que conectaba con los subterráneos, pero pareció cambiar de idea y les increpó que entraran en el edificio. El roc no puso ninguna pega, necesitaba un respiro, y el tal Jack se lo estaba ofreciendo. Fue el último en entrar en la biblioteca, por lo que cerro la puerta tras él, utilizando su cuerpo como medida adicional para evitar que se abriera. Las palabras de Bran le hicieron reír, pero antes de que pudiera contestarle, el trasgo se quedó cayado, mirando fijamente a la chica fantasma. Pareció reconocerla, y después de unos segundos se apoyó contra una columna, mirándose las manos en silencio.
Saren no podía saber que pensaba su compañero, pero se hacía una idea al observar su lenguaje corporal, y cuando al cabo de un rato el nublino se puso en pie, supo que tenía intención de marcharse aunque no hubiera dicho nada. El norteño no entendía demasiado bien por lo que estaba pasando el chico, pero estaba claro que no podía pasarlo solo, tenía que apoyarse en sus amigos. Las alimañas ya empezaban a golpear la puerta, así que el roc se apoyó con fuerza contra ella para que no cediera, no sabía nada del hechizo que la protegía.
-"Me parece muy bien que comas gente y todo eso, Bran -le comentó-, no me voy a meter con tu dieta, pero tu no te mueves de aquí -dijo mirándolo fijamente-, antes tendrás que apartarme y no te va a resultar fácil. Esta muy bien que no quieras hacernos daño y todo eso, pero irte no es la solución. Estoy dispuesto a hacerte un bozal si te sientes mas cómodo, compañero" -concluyó mientras la puerta y su cuerpo vibraban por un nuevo golpe.
Re: Biblioteca Mágica
30/06/13, 11:24 pm
Pasé todo el vuelo localizando y rastreando instintivamente cualquier cosa que veía que pudiera ofrecerme algo de sangre. Los constantes cambios a polvo en la pelea me había ido aumentando la sed, y en los momentos finales de la pelea había combatido con una agresividad que no era para nada normal. Por suerte todavía conservaba la suficiente cordura como para distinguir amigos de enemigos, por lo que ninguno de mis compañeros había salido mal parado por mi culpa.
En cuanto llegamos a la biblioteca, lo primero que veo, aparte del claro asedio que está sufriendo el edificio, es el águila gigante, suponiendo que sea un águila porque el plumaje azul y negro no me cuadra. “¿Alguna criatura de alguien para que defienda la biblioteca?”
Pues no. La voz que oigo en mi cabeza es claramente la de Saren. Al parecer su transformación había provocado cambios mucho mayores que a cualquier otro que hubiera visto hasta ahora.
No digo nada. Mis instintos me piden sangre y sangre es lo que voy a darles. No hacía falta que me dijeran nada. Habría limpiado la zona de todos modos.
Como un perro rabioso me tiro sobre cualquier cosa que se mueve y voy arrasando con todo lo que se me pone por delante, ya sea despedazando con la espada, o acabando con mis propias manos en aquellos casos en los que puedo permitírmelo. A diferencia de lo que pasó en la plaza, estas alimañas son más fáciles de derrotar, pero eso no impidió que me fuera llevando heridas diversas a medida que se prolongaba el combate, algo en lo que el cansancio que traía ya de antes no ayudó precisamente. Por suerte las heridas que voy sufriendo siguen sin ser nada grave, o que no pueda curarse fácilmente.
Tal es mi descontrol que casi no oigo a Jack decirnos que entremos y me cuesta muchísimo pararme para no seguir atacando a las criaturas que todavía rondan por la zona, pero al final consigo anteponer mi voluntad a mis instintos. Eso si, antes de entrar agarro a dos criaturas moribundas no muy grandes y entro con ellas.
Una vez dentro, con un comportamiento más propio de un animal que de una persona, lo primero que hago es hincarle el diente a una de las dos y beber hasta dejarla totalmente seca. La sensación no es como la que tuve por alimentarme del hombre bestia o de Stefan, es mas como cuando me sacié con la hiena. Me calmaba la sed, pero tenía la sensación de que le faltaba algo. “Supongo que es porque la sangre de estas cosas no da magia”
Ahora que he bebido la parte racional de mi mente vuelve a estar al mando. Por fin le echo un vistazo a lo que me rodea.
Dentro de la biblioteca se encuentran, aparte de DL y Branniel que habían venido conmigo, Saren, en la puerta, Erin, Ariv, que ahora tenía cola, junto con lo que identifico como el fantasma de Brina, la que había muerto junto con Thras. Antes de que pueda pensar detenidamente en ello me fijo en que también hay un repoblador, y con este Stefan.
“Mierda, de todas las personas con las que podía encontrarme ahora...”
No parece querer atacarme, pero desde luego tampoco se alegraba de verme. Decido ignorarle mientras no diga ni haga nada y me fijo en Branniel.
Había escuchado lo suficiente de las conversaciones, sobre todo de las de Saren, para entender que, de la misma forma que yo necesitaba sangre, él se alimentaba de la gente.
-Toma- Le dije mientras le arrojaba la alimaña de la que ya me había alimentado. -No es gran cosa, pero es lo que hay. Cuando termine con la otra también te la doy si quieres, así al menos los dos conservaremos la cordura un rato- Dicho esto me puse con mi propia alimaña hasta dejarla tan seca como la otra, y cuando terminé se la pasé también.
Ya saciado y con la mente despejada me senté y fui dejando flechas sobre la mesa, haciendo recuento de nuevo de lo que me quedaba. “Una flecha explosiva, 4 paralizantes y de las normales me quedará un tercio de las que tenía inicialmente, o puede que menos”
De todas formas durante toda la pelea las flechas normales habían demostrado ser bastante inútiles. Habían hecho falta de tres a cinco para ir eliminando a los diferentes seres que me encontré, lo que me había obligado a usar las rúnicas principalmente. “Demasiado lento usar las normales. A ver si puedo ponerle runas a unas cuantas ahora que no estoy bajo ninguna amenaza inminente”
Sabía como hacer y colocar las runas. Pero necesitaba a alguien que se manejara con la magia para que salieran bien.
-¿Alguien que se apañe bien con la magia querría ayudarme con unas runas? Lo haría yo pero hace apenas unas horas que logré hacer magia por primera vez y como comprenderéis los hechizos no van a salirme bien en tan poco tiempo-
En cuanto llegamos a la biblioteca, lo primero que veo, aparte del claro asedio que está sufriendo el edificio, es el águila gigante, suponiendo que sea un águila porque el plumaje azul y negro no me cuadra. “¿Alguna criatura de alguien para que defienda la biblioteca?”
Pues no. La voz que oigo en mi cabeza es claramente la de Saren. Al parecer su transformación había provocado cambios mucho mayores que a cualquier otro que hubiera visto hasta ahora.
No digo nada. Mis instintos me piden sangre y sangre es lo que voy a darles. No hacía falta que me dijeran nada. Habría limpiado la zona de todos modos.
Como un perro rabioso me tiro sobre cualquier cosa que se mueve y voy arrasando con todo lo que se me pone por delante, ya sea despedazando con la espada, o acabando con mis propias manos en aquellos casos en los que puedo permitírmelo. A diferencia de lo que pasó en la plaza, estas alimañas son más fáciles de derrotar, pero eso no impidió que me fuera llevando heridas diversas a medida que se prolongaba el combate, algo en lo que el cansancio que traía ya de antes no ayudó precisamente. Por suerte las heridas que voy sufriendo siguen sin ser nada grave, o que no pueda curarse fácilmente.
Tal es mi descontrol que casi no oigo a Jack decirnos que entremos y me cuesta muchísimo pararme para no seguir atacando a las criaturas que todavía rondan por la zona, pero al final consigo anteponer mi voluntad a mis instintos. Eso si, antes de entrar agarro a dos criaturas moribundas no muy grandes y entro con ellas.
Una vez dentro, con un comportamiento más propio de un animal que de una persona, lo primero que hago es hincarle el diente a una de las dos y beber hasta dejarla totalmente seca. La sensación no es como la que tuve por alimentarme del hombre bestia o de Stefan, es mas como cuando me sacié con la hiena. Me calmaba la sed, pero tenía la sensación de que le faltaba algo. “Supongo que es porque la sangre de estas cosas no da magia”
Ahora que he bebido la parte racional de mi mente vuelve a estar al mando. Por fin le echo un vistazo a lo que me rodea.
Dentro de la biblioteca se encuentran, aparte de DL y Branniel que habían venido conmigo, Saren, en la puerta, Erin, Ariv, que ahora tenía cola, junto con lo que identifico como el fantasma de Brina, la que había muerto junto con Thras. Antes de que pueda pensar detenidamente en ello me fijo en que también hay un repoblador, y con este Stefan.
“Mierda, de todas las personas con las que podía encontrarme ahora...”
No parece querer atacarme, pero desde luego tampoco se alegraba de verme. Decido ignorarle mientras no diga ni haga nada y me fijo en Branniel.
Había escuchado lo suficiente de las conversaciones, sobre todo de las de Saren, para entender que, de la misma forma que yo necesitaba sangre, él se alimentaba de la gente.
-Toma- Le dije mientras le arrojaba la alimaña de la que ya me había alimentado. -No es gran cosa, pero es lo que hay. Cuando termine con la otra también te la doy si quieres, así al menos los dos conservaremos la cordura un rato- Dicho esto me puse con mi propia alimaña hasta dejarla tan seca como la otra, y cuando terminé se la pasé también.
Ya saciado y con la mente despejada me senté y fui dejando flechas sobre la mesa, haciendo recuento de nuevo de lo que me quedaba. “Una flecha explosiva, 4 paralizantes y de las normales me quedará un tercio de las que tenía inicialmente, o puede que menos”
De todas formas durante toda la pelea las flechas normales habían demostrado ser bastante inútiles. Habían hecho falta de tres a cinco para ir eliminando a los diferentes seres que me encontré, lo que me había obligado a usar las rúnicas principalmente. “Demasiado lento usar las normales. A ver si puedo ponerle runas a unas cuantas ahora que no estoy bajo ninguna amenaza inminente”
Sabía como hacer y colocar las runas. Pero necesitaba a alguien que se manejara con la magia para que salieran bien.
-¿Alguien que se apañe bien con la magia querría ayudarme con unas runas? Lo haría yo pero hace apenas unas horas que logré hacer magia por primera vez y como comprenderéis los hechizos no van a salirme bien en tan poco tiempo-
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Biblioteca Mágica
30/06/13, 11:45 pm
Si habían pensado por algún momento que la Biblioteca se estaba librando de ser atacada por aquellos bichos, se equivocaron irremediablemente. Justo enfrente del edificios e encontraba una grieta desde donde salían docenas de alimañas que intentaban entrar al edificio y que eran bloqueadas por un pájaro ya reconocible para los macieleros del grupo. "¡Saren! jamas sentí mas alivio de ver a un compañero con la mayoría de plumas aun en su sitio" penso con cierto toque sarcástico dada la situación bromear en voz alta no era lo mas inteligente, menos cuando Jack deshizo los hechizos que mantenía sobre ellos y bajaba a Branniel. DL se vio repentinamente desprotegido lanzando un estocada a un par de alimañas que le saltaron encima ante al presencia de carne buena, atravesando a una de parte a parte y golpeando ala otra aturdiendola. Se sentía cansado, había perdido la cuenta de cuantos hechizos había realizado ya y eso en su etapa de cosechado habría supuesto hacia ya rato un total agotamiento, pero aun se encontraba bien, cansado si pero con la magia aun bullendo en su interior pugnando por salir.
Se libró de una de las criaturas que se lanzaba por Jack cuando este se encontraba haciendo aun el hechizo de protección sobre si mismo, lanzandola con un hechizo del impulso estrellándola contra un grupo que venia acercándose antes de correr dentro de la biblioteca siguiendo a sus compañeros y seguido finalmente por Saren. Respirando entrecortadamente para recuperar el aliento hecho un vistazo alrededor, esperando encontrarse a Ariv, a la que vio no sin cierto alivio sin ningún rasguño. Esta se encontraba presente y junto a ella....un ser semi translucido que le recordaba al fantasma del bibliotecario. "¿La ayudante del Bibliotecario?" pregunto al no reconocerla en un comienzo, solo la había visto una vez y de eso hacia meses, pero pudo recordarla segundos antes de escuchar as palabras de Branniel que le hicieron recordar lo sucesos ocurridos meses atrás, el encontronazo con los sendarios, cuando el nublino despertó de aquella pesadilla y menciono algo de Thras y Brina y de que habían muerto. DL abrió muchos los ojos sorprendido de ver que realmente lo que Branniel había dicho era pura realidad y este aprecio también asumir aquello pues empezó a meterse en en sus pensamientos de forma preocupante.
La voz de Saren se escucho nuevamente en su cabeza, hablaba sobre Branniel, al parecer el idrino a pesar de ser un pájaro gigante ahora seguía pudiendo comprender perfectamente los gestos que mostraban. Vio a pablo tomando la sangre de una alimaña que había cogido en su masacre aya afuera y como le entregaba el cadáver a Branniel.
-Branniel, viniste a ayudarnos, tu no eres como ese que mato a Marina el parecía estar loco, famélico, furioso y con todo rastro de razonamiento desaparecido. Tu solo tienes que intentar controlarte, no eres el primero que se convierte en trasgo, estos habran tenido que poder controlar su tranformacion, sino no viviría a estas aturas nadie en la ciudad- dijo mirando al nublino intentando darle un poco de confianza y dejándolo comer antes de ver que allí no solo estaban Ariv y el fantasma de Brina, sino también Erin, Stefan y un pequeño que le recordaba a Tap con varios animalillos con coraza que lo acosaban. "Falta saber donde están Karime, Wintel, Shizel y el loco de RR, aunque no se si debería preocuparme por este con tanta rata como guardianes. Conociéndolo se habrá escabullido antes de acabar muerto" pensó un tanto preocupado por sus compañeros de torreón, no dudaba en que estos pudiesen defenderse dentro de sus posibilidades pero aquellas criaturas salían en hordas y estando solos era peligroso. Incluso por un momento pensó en Timmy en que estaría pasando con el, pero no le dio muchas vueltas tampoco. Empezaba desesperarse cuando escucho la pregunta de Pablo, se ofreció a ayudar acercándose a este.
-Yo te ayudo necesito despejar mi mente y descansar un poco, no lo he hecho ante pero si he visto a Shizel hacerlo -añadió con un tono algo cansado y preocupado por sus compañeros sentándose en el suelo, deshaciendo sus alas deformadas antes de ayudar al chico de tranformacion no reconocible. Lo había visto tomar sangre de las alimañas pero eso no le decía nada realmente- Por cierto, ¿en que te convirtió la luna? -pregunto medio curioso medio atento a lo que hacia en las flechas y de paso intentar no seguir dándole vueltas a que Jack seguía allí afuera solo, rodeado de bichos y que sus compañeros de torreón también podía estar siendo atacados. "En cuanto Jack pueda cerrar esa fisura usara el aparato que me entrego Shizel para hacerlo venir" no era por peligro pero quería asegurarse que todos sus compañeros estuviesen a salvo antes de poder respirar tranquilo.
Se libró de una de las criaturas que se lanzaba por Jack cuando este se encontraba haciendo aun el hechizo de protección sobre si mismo, lanzandola con un hechizo del impulso estrellándola contra un grupo que venia acercándose antes de correr dentro de la biblioteca siguiendo a sus compañeros y seguido finalmente por Saren. Respirando entrecortadamente para recuperar el aliento hecho un vistazo alrededor, esperando encontrarse a Ariv, a la que vio no sin cierto alivio sin ningún rasguño. Esta se encontraba presente y junto a ella....un ser semi translucido que le recordaba al fantasma del bibliotecario. "¿La ayudante del Bibliotecario?" pregunto al no reconocerla en un comienzo, solo la había visto una vez y de eso hacia meses, pero pudo recordarla segundos antes de escuchar as palabras de Branniel que le hicieron recordar lo sucesos ocurridos meses atrás, el encontronazo con los sendarios, cuando el nublino despertó de aquella pesadilla y menciono algo de Thras y Brina y de que habían muerto. DL abrió muchos los ojos sorprendido de ver que realmente lo que Branniel había dicho era pura realidad y este aprecio también asumir aquello pues empezó a meterse en en sus pensamientos de forma preocupante.
La voz de Saren se escucho nuevamente en su cabeza, hablaba sobre Branniel, al parecer el idrino a pesar de ser un pájaro gigante ahora seguía pudiendo comprender perfectamente los gestos que mostraban. Vio a pablo tomando la sangre de una alimaña que había cogido en su masacre aya afuera y como le entregaba el cadáver a Branniel.
-Branniel, viniste a ayudarnos, tu no eres como ese que mato a Marina el parecía estar loco, famélico, furioso y con todo rastro de razonamiento desaparecido. Tu solo tienes que intentar controlarte, no eres el primero que se convierte en trasgo, estos habran tenido que poder controlar su tranformacion, sino no viviría a estas aturas nadie en la ciudad- dijo mirando al nublino intentando darle un poco de confianza y dejándolo comer antes de ver que allí no solo estaban Ariv y el fantasma de Brina, sino también Erin, Stefan y un pequeño que le recordaba a Tap con varios animalillos con coraza que lo acosaban. "Falta saber donde están Karime, Wintel, Shizel y el loco de RR, aunque no se si debería preocuparme por este con tanta rata como guardianes. Conociéndolo se habrá escabullido antes de acabar muerto" pensó un tanto preocupado por sus compañeros de torreón, no dudaba en que estos pudiesen defenderse dentro de sus posibilidades pero aquellas criaturas salían en hordas y estando solos era peligroso. Incluso por un momento pensó en Timmy en que estaría pasando con el, pero no le dio muchas vueltas tampoco. Empezaba desesperarse cuando escucho la pregunta de Pablo, se ofreció a ayudar acercándose a este.
-Yo te ayudo necesito despejar mi mente y descansar un poco, no lo he hecho ante pero si he visto a Shizel hacerlo -añadió con un tono algo cansado y preocupado por sus compañeros sentándose en el suelo, deshaciendo sus alas deformadas antes de ayudar al chico de tranformacion no reconocible. Lo había visto tomar sangre de las alimañas pero eso no le decía nada realmente- Por cierto, ¿en que te convirtió la luna? -pregunto medio curioso medio atento a lo que hacia en las flechas y de paso intentar no seguir dándole vueltas a que Jack seguía allí afuera solo, rodeado de bichos y que sus compañeros de torreón también podía estar siendo atacados. "En cuanto Jack pueda cerrar esa fisura usara el aparato que me entrego Shizel para hacerlo venir" no era por peligro pero quería asegurarse que todos sus compañeros estuviesen a salvo antes de poder respirar tranquilo.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Biblioteca Mágica
01/07/13, 12:20 am
Al final logré cerrar la maldita grieta, aunque una alimaña me retrasó porque se quedó atascada y tuve que aplastarla, aunque cualquiera diría que el nuevo suelo y la criatura eran lo mismo. Acabado eso, me froté las manos mientras contemplaba lo que quedaba del campo de fuerza aguantando las embestidas, a punto de resquebrajarse. Y para desilusión de las bestias, me deshice en humo cuando este se vino abajo con todo su peso.
Mientras las criaturas dejaban de morderse y pisotearse, luchando por volver al suelo desde los montoncitos que se habían ido haciendo, yo me recompongo a un par de metros de distancia, sin prisas y sin dejar de mirarles, como si les estuviera retando. A los segundos de recuperar mi forma, la línea de alimañas fue tornándose curva, como queriendo flanquearme, lentamente, gruñendo al aire y arañando el empedrado. En cuanto cerraron el círculo -en el que había espacio para saltarme encima- todos saltamos.
Lo que me embistió de frente era algo así como un toro terrícola pero con cuerpo emplumado y garras de ave, las cuales esquivé disolviéndome en humo para luego volverme sólido al caer sobre la siguiente criatura, algo con cuatro brazos que perdió los dos superiores al rectificar su acometida. Otro girar de dagas le rebanó la cabeza y bloqueé otro zarpazo por la derecha mandando la garra varios metros por el aire. Está claro que ahora no puedo ir uno por uno, así que rápidamente me deshago de nuevo y empiezo a recorrer todo el grupo de alimañas apareciendo y desapareciendo con la velocidad que el viento me permite, llenando el aire de gritos, sangre y extremidades cercenadas.
En cuanto su número decrece vuelvo a mi forma sólida definitivamente y clavo una de las dagas en la base del cuello de una criatura que es una amalgama de muchas pero que no me saca más de una cabeza, a la par que bloqueo un mordisco con la hoja de mi otra daga. Libero mis armas y busco otra presa. Sin embargo, en la breve carrera para liquidarla, algo se me clava en el hombro derecho y se me engancha a la espalda, pero me detengo a tiempo de evitar que otra garra acabe en el izquierdo. Es como un gecko, de color oscuro, de unos dos metros perfectamente sin contar la cola, con garras como mis manos y dos pares de cuernos largos y delgados en la cabeza. Y lo peor es que la pareja viene corriendo por el flanco derecho. Logro quitarme de encima al primero clavando la daga zurda en su cabeza y lanzándolo hacia delante, arrancando en el proceso su garra de mi hombro con el consiguiente dolor y grito. El otro se me lanza sin pensárselo con los cuernos por delante y lo esquivo saltando hacia el suelo en su dirección, para luego agarrarlo por la cola con mis guantes. Me levanto aún sujetándolo mientras intenta liberarse arañando el suelo con sus patas, y en unos segundos suelto la mano izquierda, activo las runas con hechizo Llama del otro guantelete y suelto al bicho en cuanto empieza a arder y a chillar. <<¿Dónde está el otro?>>
Ni rastro, al menos visible, pero está cerca. Su olor aún está en el aire y sus garras siguen arañando el suelo, pero tan pronto está el ruido a las seis como a las doce. O son varios o es condenadamente rápido o... Decido cerrar los ojos y calmarme mientras espero, con los brazos aparentemente relajados a cada lado. Por fin escucho el ruido de garras corriendo sobre el suelo y el impulso que toman para saltar, aunque son más de dos pares. Tanto el negro de antes como tres más caen al suelo justo donde un segundo antes estaba yo, golpeándose entre sí con sus cuerpos y quedando desorientados. Para colmo, el quinto vuelve pero sin su cola, ileso el resto de su cuerpo. Empiezan a rastrearme y al poco dan conmigo, materializándome frente a ellos, de lado, un brazo bajo y el otro arriba, y con las rodillas flexionadas. Empapado en sangre y con el pelo hecho un asco.
-Venga, sé que podéis hacerlo mejor-digo riendo a lo que me responden sacando sus largas lenguas bífidas.
Antes de que carguen puedo ver que, en efecto, su piel puede camuflarse en el ambiente, pero cuando cargan o saltan esta se torna negra excepto en las patas donde se vuelve roja oscura y va cambiando de tono según el ritmo sanguíneo. Esta vez no me flanquean sino que forman una cuña y la primera, la sin cola, es la primera en saltar hacia mí, mientras las siguientes se lanzan a todo correr a por mis piernas -ni rastro de las otras dos aunque oigo una a cada lado-. A la primera la liquido por fin agachándome a la vez que la daga derecha le destroza el torso, pringándome con sus vísceras, mientras repelo a las que la seguían con un hechizo de fuego seguido de una voltereta hacia delante y ambas dagas clavadas en sus espaldas. Tras oír con una sonrisa el destrozo en sus columnas vertebrales, libero las armas y espero a que los dos restantes salten desde su camuflado escondite. Uno por delante y otro por detrás, pero de forma que el segundo me derriba con un coletazo en las piernas y el otro casi me cae encima. Humo. <<Acabemos de una vez>> Ahora soy yo el que cae desde arriba, de lado, aplastando su cabeza con mis botas y luego atravieso la cabeza de la restante, que había vuelto a saltar, con la daga izquierda.
Finiquitadas las alimañas, reviso mis ropas y mis heridas, las cuales ya cicatrizan aunque la del hombro termino de curármela yo pues afectaba a la articulación. Me cargo uno de los geckos al hombro, desinvoco la daga derecha y según entro voy bebiendo de una de mis petacas. Cierro tras de mí y tomo aire unos segundos ya que ahora tocaría hablar. Y también al ver cuántos "refugiados" hay dentro. Los tres que vinieron conmigo, Saren, un fantasma de una nublina, un repoblador a lomos de un armadillo, Stefan y... ¡Ariv! Ahora sí puedo llevarme la mano libre a la frente, un tanto cansado de ver a nuevos transformados.
-La Biblioteca es segura, la grieta está cerrada y no queda bicho vivo fuera. Es más, creo que la mitad de sus restos los llevo encima...-digo riendo y en previsión de una bronca de Biblios, me limpio con un hechizo.-Vale... La mayoría me conocéis, para los que no, soy Jack, vuestro nuevo vecino en esta grandiosa ciudad de locos. El lagarto este es para unos amigos, está bien muerto. Y... Si mi señora Ariv me lo permite... Tengo algo que hacer, si alguien se ríe... Me lo como.-remato riendo.
Lo siguiente es volatilizarme y aparecer al lado de Ariv, a la que abrazo de improviso para luego soltarla. <<Ha cambiado físicamente... ¿Bruja o criatura? La próxima cosecha me aseguraré de conocerme las transformaciones que pueden producirse...>>
-¡Cuánto tiempo! Sabía que sobrevivirías. ¿Qué tal, has averiguado ya qué eres?-y seguidamente me dejo caer en una silla para descansar un poco.
Mientras las criaturas dejaban de morderse y pisotearse, luchando por volver al suelo desde los montoncitos que se habían ido haciendo, yo me recompongo a un par de metros de distancia, sin prisas y sin dejar de mirarles, como si les estuviera retando. A los segundos de recuperar mi forma, la línea de alimañas fue tornándose curva, como queriendo flanquearme, lentamente, gruñendo al aire y arañando el empedrado. En cuanto cerraron el círculo -en el que había espacio para saltarme encima- todos saltamos.
Lo que me embistió de frente era algo así como un toro terrícola pero con cuerpo emplumado y garras de ave, las cuales esquivé disolviéndome en humo para luego volverme sólido al caer sobre la siguiente criatura, algo con cuatro brazos que perdió los dos superiores al rectificar su acometida. Otro girar de dagas le rebanó la cabeza y bloqueé otro zarpazo por la derecha mandando la garra varios metros por el aire. Está claro que ahora no puedo ir uno por uno, así que rápidamente me deshago de nuevo y empiezo a recorrer todo el grupo de alimañas apareciendo y desapareciendo con la velocidad que el viento me permite, llenando el aire de gritos, sangre y extremidades cercenadas.
En cuanto su número decrece vuelvo a mi forma sólida definitivamente y clavo una de las dagas en la base del cuello de una criatura que es una amalgama de muchas pero que no me saca más de una cabeza, a la par que bloqueo un mordisco con la hoja de mi otra daga. Libero mis armas y busco otra presa. Sin embargo, en la breve carrera para liquidarla, algo se me clava en el hombro derecho y se me engancha a la espalda, pero me detengo a tiempo de evitar que otra garra acabe en el izquierdo. Es como un gecko, de color oscuro, de unos dos metros perfectamente sin contar la cola, con garras como mis manos y dos pares de cuernos largos y delgados en la cabeza. Y lo peor es que la pareja viene corriendo por el flanco derecho. Logro quitarme de encima al primero clavando la daga zurda en su cabeza y lanzándolo hacia delante, arrancando en el proceso su garra de mi hombro con el consiguiente dolor y grito. El otro se me lanza sin pensárselo con los cuernos por delante y lo esquivo saltando hacia el suelo en su dirección, para luego agarrarlo por la cola con mis guantes. Me levanto aún sujetándolo mientras intenta liberarse arañando el suelo con sus patas, y en unos segundos suelto la mano izquierda, activo las runas con hechizo Llama del otro guantelete y suelto al bicho en cuanto empieza a arder y a chillar. <<¿Dónde está el otro?>>
Ni rastro, al menos visible, pero está cerca. Su olor aún está en el aire y sus garras siguen arañando el suelo, pero tan pronto está el ruido a las seis como a las doce. O son varios o es condenadamente rápido o... Decido cerrar los ojos y calmarme mientras espero, con los brazos aparentemente relajados a cada lado. Por fin escucho el ruido de garras corriendo sobre el suelo y el impulso que toman para saltar, aunque son más de dos pares. Tanto el negro de antes como tres más caen al suelo justo donde un segundo antes estaba yo, golpeándose entre sí con sus cuerpos y quedando desorientados. Para colmo, el quinto vuelve pero sin su cola, ileso el resto de su cuerpo. Empiezan a rastrearme y al poco dan conmigo, materializándome frente a ellos, de lado, un brazo bajo y el otro arriba, y con las rodillas flexionadas. Empapado en sangre y con el pelo hecho un asco.
-Venga, sé que podéis hacerlo mejor-digo riendo a lo que me responden sacando sus largas lenguas bífidas.
Antes de que carguen puedo ver que, en efecto, su piel puede camuflarse en el ambiente, pero cuando cargan o saltan esta se torna negra excepto en las patas donde se vuelve roja oscura y va cambiando de tono según el ritmo sanguíneo. Esta vez no me flanquean sino que forman una cuña y la primera, la sin cola, es la primera en saltar hacia mí, mientras las siguientes se lanzan a todo correr a por mis piernas -ni rastro de las otras dos aunque oigo una a cada lado-. A la primera la liquido por fin agachándome a la vez que la daga derecha le destroza el torso, pringándome con sus vísceras, mientras repelo a las que la seguían con un hechizo de fuego seguido de una voltereta hacia delante y ambas dagas clavadas en sus espaldas. Tras oír con una sonrisa el destrozo en sus columnas vertebrales, libero las armas y espero a que los dos restantes salten desde su camuflado escondite. Uno por delante y otro por detrás, pero de forma que el segundo me derriba con un coletazo en las piernas y el otro casi me cae encima. Humo. <<Acabemos de una vez>> Ahora soy yo el que cae desde arriba, de lado, aplastando su cabeza con mis botas y luego atravieso la cabeza de la restante, que había vuelto a saltar, con la daga izquierda.
Finiquitadas las alimañas, reviso mis ropas y mis heridas, las cuales ya cicatrizan aunque la del hombro termino de curármela yo pues afectaba a la articulación. Me cargo uno de los geckos al hombro, desinvoco la daga derecha y según entro voy bebiendo de una de mis petacas. Cierro tras de mí y tomo aire unos segundos ya que ahora tocaría hablar. Y también al ver cuántos "refugiados" hay dentro. Los tres que vinieron conmigo, Saren, un fantasma de una nublina, un repoblador a lomos de un armadillo, Stefan y... ¡Ariv! Ahora sí puedo llevarme la mano libre a la frente, un tanto cansado de ver a nuevos transformados.
-La Biblioteca es segura, la grieta está cerrada y no queda bicho vivo fuera. Es más, creo que la mitad de sus restos los llevo encima...-digo riendo y en previsión de una bronca de Biblios, me limpio con un hechizo.-Vale... La mayoría me conocéis, para los que no, soy Jack, vuestro nuevo vecino en esta grandiosa ciudad de locos. El lagarto este es para unos amigos, está bien muerto. Y... Si mi señora Ariv me lo permite... Tengo algo que hacer, si alguien se ríe... Me lo como.-remato riendo.
Lo siguiente es volatilizarme y aparecer al lado de Ariv, a la que abrazo de improviso para luego soltarla. <<Ha cambiado físicamente... ¿Bruja o criatura? La próxima cosecha me aseguraré de conocerme las transformaciones que pueden producirse...>>
-¡Cuánto tiempo! Sabía que sobrevivirías. ¿Qué tal, has averiguado ya qué eres?-y seguidamente me dejo caer en una silla para descansar un poco.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Biblioteca Mágica
01/07/13, 01:44 pm
—¿Te parece muy bien que coma personas como tú, que tienen su vida, ríen, lloran, y hacen todo lo demás que hacen las personas, saren? —solté casi sin pensar. En ese momento no podía despreciarme más a mí mismo, y el recordatorio de los sucesos de hace dos meses que era Brina no mejoraba mucho esto—. Creo que no lo entiendes. Ya he comido unos seres suficientemente parecidos a las personas como para alimentarme como no lo hicieron las alimañas. Y aun así estoy deseando saltar sobre vosotros, cortar vuestra carne y devoraros, sentir vuestro sabor y... —sin poder seguir hablando, di unos pasos para atrás, intentando calmarme. Cuanto más pensaba en lo que deseaba hacer, más deseaba hacerlo—. Soy un peligro incluso mayor que las alimañas de fuera, porque ambos deseamos devoraros, pero yo además tengo inteligencia. Y no es solo por el peligro —le miré con urgencia, deseando que se quitase de enmedio—. Ya he dicho que mis instintos no son diferentes del de esas alimañas. Soy un monstruo, un auténtico monstruo, como los que atacan la ciudad. No me merezco estar junto a vosotros.
Pablo me lanzó entonces una alimaña muerta. Al notar que estaba seca y verlo comenzar a beber la sangre de la otra me di cuenta que nuestras transformaciones eran parecidas. Si yo me alimentaba de la carne, su alimento era la sangre. «Pero al menos tú podrías parar de beber antes de matarlos. Tus víctimas pueden sobrevivir». entonces fue cuando DL comenzó a hablar. «Malditos suicidas, no lo entendéis. Soy una puta amenaza tan grande como esas alimañas de ahí fuera y seguís confundiéndome con un nublino que ya no existe. O que nunca existió, si Lah Donna tiene razón».
—DL, estoy recién transformado. Seguro que con el tiempo podría controlarme, pero ahora mismo no estoy tan seguro. E incluso así, seguís sin entender mi naturaleza. Soy un puto monstruo. Soy un puto monstruo tan repugnante como las alimañas que están golpeando la puerta. ¿Cómo podéis no verlo? ¿Cómo podéis no ver que soy tan repugnante como el ser que se comió a Marina, o las alimañas que la devoraron —dije, señalando a Brina— a ella y a Thras?
Al ver que, a pesar de mis palabras, Saren no se apartaba de la puerta, agarré las alimañas, más malhumorado a cada momento.
—Sois unos suicidas manteniendo a un peligro como yo dentro de este edificio. Pero bueno, suerte que este edificio es grande, si no me dejáis salir al menos podré alejarme algo —agarré las alimañas y me fui al azar por uno de los pasillos cercanos. No tenía muy en cuenta el rumbo que tomaba mientras vomía, tan solo buscaba la forma más eficaz de alejarme de mis amigos antes de que les hiciera daño. Ver allí a Brina me había recordado todo lo que había vivido y sentido dos meses antes. Lo había conseguido enterrar gracias a la batalla y a la preocupación por mis amigos, pero ahora que ya no había peligro, verla había sido como una erupción de lo que llevaba ignorando durante horas. Era un ser repugnante hasta más allá de lo que se podía notar, un monstruo que no merecía ni siquiera el nombre de alimaña. El desprecio por lo que era, por lo que había sido siempre, había alcanzado un nuevo nivel. Pero lo peor era que, a pesar de todo ello, una parte de mí seguía deseando salir de caza, y no fijaba como objetivo a las alimañas, precisamente.
Intentando librarme de cualquier pensamiento, decidí intentar aprender a manejar la cola cuando terminé de comer. Las alimañas no me habían alimentado casi nada, probablemente debido a que ya había comido tres presas que sí me alimentaban, aunque decidí no pensar en ello.
Mover la cola era bastante más difícil de lo que imaginaba. No parecía obedecer ninguna de las órdenes que intentaba mandarle, y en más de una ocasión acabó golpeando insistentemente los libros. «¿Pero cómo se mueve esto?». Era un miembro entero que nunca había tenido, con músculos nuevos, y no tenía ni idea de qué hacer con ella. A pesar de eso, con el paso de tiempo, conseguí controlarla un poco. Bastante poco, seguía sin ser capaz de dirigir del todo sus mivimientos, pero al menos ya no me hacía tropezar al meterse entre las piernas. «Todo un logro», bufé.
Pablo me lanzó entonces una alimaña muerta. Al notar que estaba seca y verlo comenzar a beber la sangre de la otra me di cuenta que nuestras transformaciones eran parecidas. Si yo me alimentaba de la carne, su alimento era la sangre. «Pero al menos tú podrías parar de beber antes de matarlos. Tus víctimas pueden sobrevivir». entonces fue cuando DL comenzó a hablar. «Malditos suicidas, no lo entendéis. Soy una puta amenaza tan grande como esas alimañas de ahí fuera y seguís confundiéndome con un nublino que ya no existe. O que nunca existió, si Lah Donna tiene razón».
—DL, estoy recién transformado. Seguro que con el tiempo podría controlarme, pero ahora mismo no estoy tan seguro. E incluso así, seguís sin entender mi naturaleza. Soy un puto monstruo. Soy un puto monstruo tan repugnante como las alimañas que están golpeando la puerta. ¿Cómo podéis no verlo? ¿Cómo podéis no ver que soy tan repugnante como el ser que se comió a Marina, o las alimañas que la devoraron —dije, señalando a Brina— a ella y a Thras?
Al ver que, a pesar de mis palabras, Saren no se apartaba de la puerta, agarré las alimañas, más malhumorado a cada momento.
—Sois unos suicidas manteniendo a un peligro como yo dentro de este edificio. Pero bueno, suerte que este edificio es grande, si no me dejáis salir al menos podré alejarme algo —agarré las alimañas y me fui al azar por uno de los pasillos cercanos. No tenía muy en cuenta el rumbo que tomaba mientras vomía, tan solo buscaba la forma más eficaz de alejarme de mis amigos antes de que les hiciera daño. Ver allí a Brina me había recordado todo lo que había vivido y sentido dos meses antes. Lo había conseguido enterrar gracias a la batalla y a la preocupación por mis amigos, pero ahora que ya no había peligro, verla había sido como una erupción de lo que llevaba ignorando durante horas. Era un ser repugnante hasta más allá de lo que se podía notar, un monstruo que no merecía ni siquiera el nombre de alimaña. El desprecio por lo que era, por lo que había sido siempre, había alcanzado un nuevo nivel. Pero lo peor era que, a pesar de todo ello, una parte de mí seguía deseando salir de caza, y no fijaba como objetivo a las alimañas, precisamente.
Intentando librarme de cualquier pensamiento, decidí intentar aprender a manejar la cola cuando terminé de comer. Las alimañas no me habían alimentado casi nada, probablemente debido a que ya había comido tres presas que sí me alimentaban, aunque decidí no pensar en ello.
Mover la cola era bastante más difícil de lo que imaginaba. No parecía obedecer ninguna de las órdenes que intentaba mandarle, y en más de una ocasión acabó golpeando insistentemente los libros. «¿Pero cómo se mueve esto?». Era un miembro entero que nunca había tenido, con músculos nuevos, y no tenía ni idea de qué hacer con ella. A pesar de eso, con el paso de tiempo, conseguí controlarla un poco. Bastante poco, seguía sin ser capaz de dirigir del todo sus mivimientos, pero al menos ya no me hacía tropezar al meterse entre las piernas. «Todo un logro», bufé.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Biblioteca Mágica
01/07/13, 02:24 pm
Me paseé por la biblioteca con el repoblador al hombro, estaba buscando algún libro sobre brujos para encontrar algo de ayuda a Vava, al final di con la sección de brujos, había varios libros, y ademas estaban separados por dominios, lo que hacia mas fácil localizarlos.
En una sección encontré un libro en el que ponía algo sobre brujos de plantas, lo hice levitar y seguir buscando, al final un par de estanterías mas allá di con uno cuyo titulo rezaba brujos animales, nos fuimos a una mesa libre y le di el libro de animales mientras yo buscaba en el de plantas.
Encontré la parte que correspondía a enredaderas y leí con sumo interés, pero cuando leí una de las frases casi salto por la excitación: "A veces si el brujo es fuerte, con su voluntad puede dominar también plantas de la familia de su dominio". <<Tengo que probar a ver, si funciona mis posibilidades se amplían mucho, aunque ahora obviamente no es el mejor momento>>.
-Vava, ¿como lo llevas por ahí?,- el repoblador había encontrado que efectivamente podía ser un brujo de ese tipo de animales y le anime a probar suerte.
Volvimos con el resto y me encontré para mi sorpresa a Jack, Pablo y DL ademas de la gente que ya estaba, en cuanto vi a Pablo se encendieron todas mis alarmas, la ultima vez que lo había visto había tratado de matarme desangrándome. Pero cuando lo pensé mejor me di cuenta de que esto era nuevo para el, no debía ser fácil resistirse a la tentación, por eso decidí ir a hablar con el.
-Oye Pablo, quiero que sepas que no te guardo rencor alguno por lo de antes, así que por favor si lo has pensado en algún momento no te culpes, no es culpa tuya, es lógico que no puedas controlar esa parte aun. Pero de todas formas creo que a parte de eso estas haciendo un gran trabajo, y seguro que Jack aquí presente podrá ayudarte mas adelante.- le dije con una actitud abierta para que no me viera como una amenaza y confiase en mis palabras.
Cuando acabé mi conversación con él me moví por la biblioteca buscando un libro de magia avanzada para mirar hechizos, y quizás me apuntase un par de ellos por ahí para aprender cuanto antes, cuando localicé uno que tenia buena pinta me senté en una de las mesas de la entrada a leer.
En una sección encontré un libro en el que ponía algo sobre brujos de plantas, lo hice levitar y seguir buscando, al final un par de estanterías mas allá di con uno cuyo titulo rezaba brujos animales, nos fuimos a una mesa libre y le di el libro de animales mientras yo buscaba en el de plantas.
Encontré la parte que correspondía a enredaderas y leí con sumo interés, pero cuando leí una de las frases casi salto por la excitación: "A veces si el brujo es fuerte, con su voluntad puede dominar también plantas de la familia de su dominio". <<Tengo que probar a ver, si funciona mis posibilidades se amplían mucho, aunque ahora obviamente no es el mejor momento>>.
-Vava, ¿como lo llevas por ahí?,- el repoblador había encontrado que efectivamente podía ser un brujo de ese tipo de animales y le anime a probar suerte.
Volvimos con el resto y me encontré para mi sorpresa a Jack, Pablo y DL ademas de la gente que ya estaba, en cuanto vi a Pablo se encendieron todas mis alarmas, la ultima vez que lo había visto había tratado de matarme desangrándome. Pero cuando lo pensé mejor me di cuenta de que esto era nuevo para el, no debía ser fácil resistirse a la tentación, por eso decidí ir a hablar con el.
-Oye Pablo, quiero que sepas que no te guardo rencor alguno por lo de antes, así que por favor si lo has pensado en algún momento no te culpes, no es culpa tuya, es lógico que no puedas controlar esa parte aun. Pero de todas formas creo que a parte de eso estas haciendo un gran trabajo, y seguro que Jack aquí presente podrá ayudarte mas adelante.- le dije con una actitud abierta para que no me viera como una amenaza y confiase en mis palabras.
Cuando acabé mi conversación con él me moví por la biblioteca buscando un libro de magia avanzada para mirar hechizos, y quizás me apuntase un par de ellos por ahí para aprender cuanto antes, cuando localicé uno que tenia buena pinta me senté en una de las mesas de la entrada a leer.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Biblioteca Mágica
01/07/13, 02:32 pm
Tras un breve y agitado viaje, RR llegó a cruzar las puertas de la Biblioteca. Se hallaba suspendido en el aire, con la pierna ensangrentada, cubierta del fluido carmesí que manaba cada vez menos por la herida de la cadera. El foner, que había detenido la hemorragia con un hechizo de presión, observó la escena que tomaba lugar en la antesala de aquella polvorienta y enorme cripta de la palabra escrita: Un elenco de caras conocidas y desconocidas perpetrando banalidades varias alrededor del enorme cadáver de un lagarto de desmesuradas proporciones. Entre los representantes, el foner reconoció a algunos poco amigables. De hecho, había incluso sendarios, a los que sólo había contemplado a través de la mira de su rifle. Por supuesto, los letarguinos no podían tenerle mucha menos tirria tras el incidente del secuestro de Yrio y el ataque con explosivos incendiarios a sus compañeros. Sí, definitivamente, era mejor que aligerara su paso y que redujera sus interacciones con aquellos individuos.
-Con permiso, señores. –comentó el pelirrojo mientras cruzaba la sala a toda velocidad a la vez que creaba un escudo mágico en aras a evitar cualquier tentativa poco sutil de prolongar la conversación.
Tubo buen cuidado de penetrar en el laberinto de estanterías lo más lejos posible del resto de visitantes, esperando ralentizar cualquier intento de buscarle para ajustar cuentas. Se dejó caer en una silla dispuesta cerca de una de las dispares mesas situadas en los pequeños claros de aquella madeja de estantes, polvo y telarañas, dejando así de gastar tontamente energías en mantenerse en el aire. Seguidamente, dispuso todo su armamento sobre la mesa, recargándolo y poniéndolo a punto para cualquier ataque. Entre tanto, esperó a que llegaran los refuerzos.
Para cuando hubo recargado sus armas, una cantidad considerable de roedores ya había acudido a él a través de sus pequeños pasadizos y escondrijos, distribuidos por toda la Biblioteca. No era ni mucho menos un alubión, pero no era un número desdeñable. Permitió que se acercaran a él, y notó como sus fuerzas mágicas iban en aumento.
-Vosotras cuatro.- dijo el foner con tono entrecortado para llamar a varios especimenes que en ese momento le rondaban el pecho.
Seguidamente, RR les dio las indicaciones pertinentes para que fueran en pos del libro que necesitaba. Tras una larga diatriba a cerca de cales eran las características del objeto en cuestión, las despachó para que se perdieran a toda velocidad por los viejos pasillos creados por los muebles abarrotados de sabiduría y polvo.
Tuvo que esperar poco para ver a sus menudos exploradores regresar con el no tan pequeño libro a cuestas. Esperó pacientemente a que le treparan por la pierna sana con el artefacto, sorprendido de lo servil de los pequeños roedores. Pero su expresión de leve satisfacción se tornó en una máscara de dolor que vomitaba improperios airados cuando los amigables ratones le dejaron caer el compendio sobre la herida de la cadera.
Tomó el grimorio y, insultando brevemente a las bestezuelas, que mostraban a su manera una expresión de cruel satisfacción, comenzó a buscar a toda velocidad la información que necesitaba no hizo falta hacer un análisis muy detallado para descubrir que aquel libro no era el que les había pedido. Habían traído el más gordo que habían encontrado y se lo habían lanzado a la herida abierta. Volvió la mirada hacia aquellos pequeños seres, que lo observaban con aire burlón.
-Y lo encontraréis gracioso, ¿verdad, malditos bastardos?-les reprochó con tono agriado y visiblemente disgustado.- De donde yo vengo los bichos como vosotros saben leer, ¿sabéis? Vuestra ignorancia es preocupante…
Pero realmente no era su analfabetismo lo que más molestaba al foner. Comenzó a mesarse el mentón con aires pensativos y severos. Podrían haber dado a entender su incapacidad para obedecer. Podrían habérselo indicado. Pero aquella trastada era un síntoma de algo más pérfido. Habían aprovechado el lapso en la orden para jugarle una broma vulgar. Su mirada volvió a las ratas, que jugueteaban distraídas sobre la mesa. No habían mostrado demasiado entusiasmo a sus imperativas apelaciones, pero no contaba con la posibilidad de que pudieran llegar a aprovechar rendijas en su lenguaje para desobedecerle de manera velada.
-¿Sabéis? Bien pensado, sois unos bichos jodidamente listos…
La atención del foner volvió de golpe a la cadera, cuando una nueva punzada de dolor lo despertó de sus meditaciones a cerca de su nuevo poder. Una de las ratas se había posado sobre la laceración de la cadera.
-¡No toquéis la herida, maldita sea…!- perjuró RR, en un arranque de ira. Pero, tras unos segundos, cuando las nieblas del dolor se disiparon, decidió hacer una postilla.-... Hasta que yo os diga lo contrario.
Refunfuñando, fue disponiendo de nuevo cada arma en su sitio, de nuevo cargadas, en su lugar dentro del equipamiento del foner, a excepción del rifle de mayores dimensiones, que usó como bastón y punto de apoyo para levantarse. El viajecito le había costado cierta energía, y no podía ir gastándola así como así. Se había sentido borracho de poder, eufórico y omnipotente, pero tras el absurdo y desmesurado derroche del combate contra Aleksei y las bestias de la falla había vuelto a la realidad. Poco a poco fue notando el desgaste físico que conllevaba haber utilizado más de diez veces la energía que en otro tiempo podía utilizar. Las ratas le ayudaban a paliar esa sensación y a llenar lentamente el vacío, pero no era suficiente. Habría de aprender a utilizar correctamente su poder para no derrocharlo de forma tan dadivosa de ahora en adelante.
Fue arrastrándose por los pasillos de la biblioteca, cojeando y utilizando su amenazador bastón improvisado para escrutar el interior de la biblioteca con su pequeño séquito de roedores recorriéndole la chaqueta, trepándole la cabeza o jugueteando en sus bolsillos. Esperaba que tardaran en encontrarlo, pues estaba reservando sus fuerzas místicas para un hechizo que posiblemente fuera bastante costoso y complejo.
Aún recapacitaba sobre como había sido capaz de efectuar con éxito el hechizo de intangibilidad. Cierto era que le había desvelado la posibilidad de que lo utilizaran en su contra y que lo había copiado en el cuaderno para poder neutralizarlo con runas, pero si en aquel momento decisivo y límite había sido capaz de ejecutarlo con éxito había sido por pura suerte…
Aquella noche estaba siendo, cuanto menos, extraña.
-Con permiso, señores. –comentó el pelirrojo mientras cruzaba la sala a toda velocidad a la vez que creaba un escudo mágico en aras a evitar cualquier tentativa poco sutil de prolongar la conversación.
Tubo buen cuidado de penetrar en el laberinto de estanterías lo más lejos posible del resto de visitantes, esperando ralentizar cualquier intento de buscarle para ajustar cuentas. Se dejó caer en una silla dispuesta cerca de una de las dispares mesas situadas en los pequeños claros de aquella madeja de estantes, polvo y telarañas, dejando así de gastar tontamente energías en mantenerse en el aire. Seguidamente, dispuso todo su armamento sobre la mesa, recargándolo y poniéndolo a punto para cualquier ataque. Entre tanto, esperó a que llegaran los refuerzos.
Para cuando hubo recargado sus armas, una cantidad considerable de roedores ya había acudido a él a través de sus pequeños pasadizos y escondrijos, distribuidos por toda la Biblioteca. No era ni mucho menos un alubión, pero no era un número desdeñable. Permitió que se acercaran a él, y notó como sus fuerzas mágicas iban en aumento.
-Vosotras cuatro.- dijo el foner con tono entrecortado para llamar a varios especimenes que en ese momento le rondaban el pecho.
Seguidamente, RR les dio las indicaciones pertinentes para que fueran en pos del libro que necesitaba. Tras una larga diatriba a cerca de cales eran las características del objeto en cuestión, las despachó para que se perdieran a toda velocidad por los viejos pasillos creados por los muebles abarrotados de sabiduría y polvo.
Tuvo que esperar poco para ver a sus menudos exploradores regresar con el no tan pequeño libro a cuestas. Esperó pacientemente a que le treparan por la pierna sana con el artefacto, sorprendido de lo servil de los pequeños roedores. Pero su expresión de leve satisfacción se tornó en una máscara de dolor que vomitaba improperios airados cuando los amigables ratones le dejaron caer el compendio sobre la herida de la cadera.
Tomó el grimorio y, insultando brevemente a las bestezuelas, que mostraban a su manera una expresión de cruel satisfacción, comenzó a buscar a toda velocidad la información que necesitaba no hizo falta hacer un análisis muy detallado para descubrir que aquel libro no era el que les había pedido. Habían traído el más gordo que habían encontrado y se lo habían lanzado a la herida abierta. Volvió la mirada hacia aquellos pequeños seres, que lo observaban con aire burlón.
-Y lo encontraréis gracioso, ¿verdad, malditos bastardos?-les reprochó con tono agriado y visiblemente disgustado.- De donde yo vengo los bichos como vosotros saben leer, ¿sabéis? Vuestra ignorancia es preocupante…
Pero realmente no era su analfabetismo lo que más molestaba al foner. Comenzó a mesarse el mentón con aires pensativos y severos. Podrían haber dado a entender su incapacidad para obedecer. Podrían habérselo indicado. Pero aquella trastada era un síntoma de algo más pérfido. Habían aprovechado el lapso en la orden para jugarle una broma vulgar. Su mirada volvió a las ratas, que jugueteaban distraídas sobre la mesa. No habían mostrado demasiado entusiasmo a sus imperativas apelaciones, pero no contaba con la posibilidad de que pudieran llegar a aprovechar rendijas en su lenguaje para desobedecerle de manera velada.
-¿Sabéis? Bien pensado, sois unos bichos jodidamente listos…
La atención del foner volvió de golpe a la cadera, cuando una nueva punzada de dolor lo despertó de sus meditaciones a cerca de su nuevo poder. Una de las ratas se había posado sobre la laceración de la cadera.
-¡No toquéis la herida, maldita sea…!- perjuró RR, en un arranque de ira. Pero, tras unos segundos, cuando las nieblas del dolor se disiparon, decidió hacer una postilla.-... Hasta que yo os diga lo contrario.
Refunfuñando, fue disponiendo de nuevo cada arma en su sitio, de nuevo cargadas, en su lugar dentro del equipamiento del foner, a excepción del rifle de mayores dimensiones, que usó como bastón y punto de apoyo para levantarse. El viajecito le había costado cierta energía, y no podía ir gastándola así como así. Se había sentido borracho de poder, eufórico y omnipotente, pero tras el absurdo y desmesurado derroche del combate contra Aleksei y las bestias de la falla había vuelto a la realidad. Poco a poco fue notando el desgaste físico que conllevaba haber utilizado más de diez veces la energía que en otro tiempo podía utilizar. Las ratas le ayudaban a paliar esa sensación y a llenar lentamente el vacío, pero no era suficiente. Habría de aprender a utilizar correctamente su poder para no derrocharlo de forma tan dadivosa de ahora en adelante.
Fue arrastrándose por los pasillos de la biblioteca, cojeando y utilizando su amenazador bastón improvisado para escrutar el interior de la biblioteca con su pequeño séquito de roedores recorriéndole la chaqueta, trepándole la cabeza o jugueteando en sus bolsillos. Esperaba que tardaran en encontrarlo, pues estaba reservando sus fuerzas místicas para un hechizo que posiblemente fuera bastante costoso y complejo.
Aún recapacitaba sobre como había sido capaz de efectuar con éxito el hechizo de intangibilidad. Cierto era que le había desvelado la posibilidad de que lo utilizaran en su contra y que lo había copiado en el cuaderno para poder neutralizarlo con runas, pero si en aquel momento decisivo y límite había sido capaz de ejecutarlo con éxito había sido por pura suerte…
Aquella noche estaba siendo, cuanto menos, extraña.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Biblioteca Mágica
01/07/13, 06:38 pm
Acababa de recibir la respuesta de Pablo a su pregunta sobre que criatura era, cosa que lo dejo un poco como antes. Por suerte el ahora vampiro le explico mas o menos en que se basaba su tranformacion o lo que sabia de ella. La conversación se paro justo antes de que Pablo pudiera preguntar sobre el, ya que la puerta de la Biblioteca fue abierta y entro RR con una fea herida en la cintura que podía verse parcialmente entre la ropa rota. "Esta hecho una autentica mierda" pensó DL que en un principio iba a ir hacia este para ayudarlo a curarse a pesar de sus muy no amplios conocimientos en magia curativa, si había podido curar a medias a un trasgo inmune parcialmente a la magia, podía con un foner testarudo.
-Un foner rojo cubierto en sangre, ¿que sera lo siguiente? -murmuro DL cansado, ya levantándose de donde estaba en pos de ayudar a este en lo que pudiera, pero tuvo que cambiar su plan inicial al ver la expresión de Pablo al ver entrar a RR, no entendía del todo que pasaba pero ya sabia la facilidad con la que RR se hacia enemigos, lo agarro rápidamente antes de este se alejara, interponiéndose en el camino, ya había visto que este parecía tener como alimento preferido la sangre y RR ahora mismo lo que mas tenia encima era sangre.
-Espera, no se que pasa con ustedes dos, pero este no es momento ni el lugar para discusiones o enfrentamientos-advirtió DL mirándolo con calma aunque sin moverse del lugar, no habían ido allí a refugiarse para que ellos mismos destruyeran el refugio desde dentro y ya sabia que tanto uno como otro tenia posición de objetos explosivos y no se fiaba de que no ocurrieran "accidentes"-Aunque si igual quieres ir a por RR para discutir o lo que sea, os vais afuera -añadió señalando la entrada de la Biblioteca antes de quitarse de delante de Pablo para dejarle ya hacer lo que quisiera. Tras decir eso, se metió entre las estanterías buscando en principio algo sobre su tranformacion sin mucho éxito hasta que pregunto al Bibliotecario que aprecia un poco hasta las narices de tenerlos allí. Tras recibir la información se interno en la biblioteca buscando la estantería que le interesaba donde se encontraban las transformaciones físicas. DL dirigió una mirada al estantería desde la primera ala ultima rascándose la nuca.
-Esperemos que este en zona accesible -murmuro mientras empezaba a rebuscar entre los libros a su alcance, encontrándose de todo, literalmente, incluso algunos libros que ni entendió en que dichoso idioma estaban o que ni siquiera podían abrirse o le faltaban hijas, todo mientras iba subiendo estantería por estantería- Solo por joder va a estar en una zona donde no alcance-se dijo fastidiado y en efecto el libro no estaba al alcance. DL rendido de busca por la parte baja miro hacia arriba entrecerrando los ojos intentando ver la diminutas letras de los títulos de los libros mas altos pudiendo verlas solo a medias. "No veo lo que pone y no veo ninguna escalerilla a mano...tal vez podría probar a levitar" pensó DL intentando hacer el hechizo sobre el sin éxito, era la primera vez que lo hacia ya que como cosechado nunca pudo, volvió a intentarlo un par de veces concentrándose en intentar hacer levitar su cuerpo como si fuese un objeto mas. Tras un par de intentos mas logro alzarse del suelo, perdiendo un poco el equilibrio al no tener solidez bajo sus pies y aferrándose a la estantería con fuerza para no dar una voltereta en el aire y comerse el suelo "Venga calma, tu controlas la levitación no caerás sino cortas el hechizo" intento mentalizarse mientras con mucho cuidado iba subiendo flotando para ir mirando las estanterías mas altas buscando el libro que necesitaba.
Estuvo un rato bastante largo allí arriba hasta que finalmente encontró un titulo con contenido que le interesaba sobre su tranformacion, baja al suelo deshaciendo el hechizo y sentándose allí mismo apoyado en la estantería para comenzar a leer.
-Un foner rojo cubierto en sangre, ¿que sera lo siguiente? -murmuro DL cansado, ya levantándose de donde estaba en pos de ayudar a este en lo que pudiera, pero tuvo que cambiar su plan inicial al ver la expresión de Pablo al ver entrar a RR, no entendía del todo que pasaba pero ya sabia la facilidad con la que RR se hacia enemigos, lo agarro rápidamente antes de este se alejara, interponiéndose en el camino, ya había visto que este parecía tener como alimento preferido la sangre y RR ahora mismo lo que mas tenia encima era sangre.
-Espera, no se que pasa con ustedes dos, pero este no es momento ni el lugar para discusiones o enfrentamientos-advirtió DL mirándolo con calma aunque sin moverse del lugar, no habían ido allí a refugiarse para que ellos mismos destruyeran el refugio desde dentro y ya sabia que tanto uno como otro tenia posición de objetos explosivos y no se fiaba de que no ocurrieran "accidentes"-Aunque si igual quieres ir a por RR para discutir o lo que sea, os vais afuera -añadió señalando la entrada de la Biblioteca antes de quitarse de delante de Pablo para dejarle ya hacer lo que quisiera. Tras decir eso, se metió entre las estanterías buscando en principio algo sobre su tranformacion sin mucho éxito hasta que pregunto al Bibliotecario que aprecia un poco hasta las narices de tenerlos allí. Tras recibir la información se interno en la biblioteca buscando la estantería que le interesaba donde se encontraban las transformaciones físicas. DL dirigió una mirada al estantería desde la primera ala ultima rascándose la nuca.
-Esperemos que este en zona accesible -murmuro mientras empezaba a rebuscar entre los libros a su alcance, encontrándose de todo, literalmente, incluso algunos libros que ni entendió en que dichoso idioma estaban o que ni siquiera podían abrirse o le faltaban hijas, todo mientras iba subiendo estantería por estantería- Solo por joder va a estar en una zona donde no alcance-se dijo fastidiado y en efecto el libro no estaba al alcance. DL rendido de busca por la parte baja miro hacia arriba entrecerrando los ojos intentando ver la diminutas letras de los títulos de los libros mas altos pudiendo verlas solo a medias. "No veo lo que pone y no veo ninguna escalerilla a mano...tal vez podría probar a levitar" pensó DL intentando hacer el hechizo sobre el sin éxito, era la primera vez que lo hacia ya que como cosechado nunca pudo, volvió a intentarlo un par de veces concentrándose en intentar hacer levitar su cuerpo como si fuese un objeto mas. Tras un par de intentos mas logro alzarse del suelo, perdiendo un poco el equilibrio al no tener solidez bajo sus pies y aferrándose a la estantería con fuerza para no dar una voltereta en el aire y comerse el suelo "Venga calma, tu controlas la levitación no caerás sino cortas el hechizo" intento mentalizarse mientras con mucho cuidado iba subiendo flotando para ir mirando las estanterías mas altas buscando el libro que necesitaba.
Estuvo un rato bastante largo allí arriba hasta que finalmente encontró un titulo con contenido que le interesaba sobre su tranformacion, baja al suelo deshaciendo el hechizo y sentándose allí mismo apoyado en la estantería para comenzar a leer.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Biblioteca Mágica
01/07/13, 09:12 pm
Antes de que Saren pudiera responder, Erin llegó a la biblioteca. Tras saludarlos, se internó en el edificio. Ariv la miró y se preguntó cómo estarían los demás habitantes de Letargo. En ese momento, escuchó lo que el idrino le decía respecto a su transformación. La niña se quedó pensativa unos instantes para memorizarlo todo, pero no tendría problema. No eran muchos datos y siempre había tenido buena memoria. Aquello, junto a lo que Noel había insinuado respecto a la posibilidad del regreso a su forma original, le serviría de mucho.
—¡Está bien! —le dijo a Saren—. Ahora mismo voy a…
Pero no pudo terminar la frase. La interrumpió un temblor de tierra. Se abrieron grietas en el suelo, y de ellas comenzaron a salir alimañas. Ariv retrocedió un paso. Sí, se había transformado y, por tanto, era más fuerte que antes pero, a pesar de todo, había una parte de ella que aún se sentía un poco vulnerable. En ese momento, el fantasma de una chica se le acercó para decirle que tenían que marcharse de allí antes que fuera tarde. Después, todo sucedió muy rápido. Llegaron también a la biblioteca Stefan, DL, alguien que le recordó un poco a Tap, aunque a este no lo conocía, Pablo y Branniel, que pareció reconocer al fantasma. Cuando susurró su nombre, Ariv se acordó de que aquella chica había pertenecido al otro torreón, ese que les había causado tantos problemas. Nunca la había visto, pero recordaba haber escuchado su nombre en boca de sus compañeros. Se alegraba de que todos estuvieran bien y, a pesar del peligro que los rodeaba, no pudo evitar esbozar una sonrisa de alivio.
También apareció, ante su sorpresa, su cosechador. Ariv se quedó mirándolo fijamente, sin hacer apenas caso al fantasma y a sus compañeros. Noel le había dicho que iría a verla, pero ahora que lo tenía delante no sabía exactamente qué hacer. Reaccionó primero cuando les dijo que lo cubrieran, y luego cuando les ordenó que se metieran dentro de la biblioteca. En cuanto todos se pusieron a salvo, los demás procedieron a animar a Brann, que parecía muy triste. La niña agachó la mirada. Debía de ser muy duro estar en su situación.
—Brann… —No sabía muy bien qué decir—. Yo… Estoy segura de que no nos harás daño.
Ariv quería creerlo.
Poco después, Jack entró en la biblioteca y se unió a ellos. Ella se quedó mirándolo otra vez. De pronto, sin previo aviso, el vampiro se materializó a su lado y la abrazó. Ariv se sorprendió mucho. No esperaba aquello. No obstante, sonrió. A pesar de todo, se alegraba de verlo. Seguramente, no todos los cosechados lo hicieran al encontrarse con aquellos que los habían llevado a esa ciudad de pesadilla, pero ella tenía sus motivos. Jack era el que le había dado una segunda oportunidad. Su sonrisa se ensanchó cuando escuchó que el vampiro siempre había estado seguro de que sobreviviría. Se sentía orgullosa por haberlo hecho.
—Pues… No… —tuvo que reconocer—. Aún no sé muy bien lo que soy. Iba a ponerme a buscar cuando aparecieron esas cosas. —Señaló la puerta de la biblioteca.
Poco después, llegó RR. Algunos de sus compañeros se pusieron a buscar entre las estanterías.
—¡Está bien! —le dijo a Saren—. Ahora mismo voy a…
Pero no pudo terminar la frase. La interrumpió un temblor de tierra. Se abrieron grietas en el suelo, y de ellas comenzaron a salir alimañas. Ariv retrocedió un paso. Sí, se había transformado y, por tanto, era más fuerte que antes pero, a pesar de todo, había una parte de ella que aún se sentía un poco vulnerable. En ese momento, el fantasma de una chica se le acercó para decirle que tenían que marcharse de allí antes que fuera tarde. Después, todo sucedió muy rápido. Llegaron también a la biblioteca Stefan, DL, alguien que le recordó un poco a Tap, aunque a este no lo conocía, Pablo y Branniel, que pareció reconocer al fantasma. Cuando susurró su nombre, Ariv se acordó de que aquella chica había pertenecido al otro torreón, ese que les había causado tantos problemas. Nunca la había visto, pero recordaba haber escuchado su nombre en boca de sus compañeros. Se alegraba de que todos estuvieran bien y, a pesar del peligro que los rodeaba, no pudo evitar esbozar una sonrisa de alivio.
También apareció, ante su sorpresa, su cosechador. Ariv se quedó mirándolo fijamente, sin hacer apenas caso al fantasma y a sus compañeros. Noel le había dicho que iría a verla, pero ahora que lo tenía delante no sabía exactamente qué hacer. Reaccionó primero cuando les dijo que lo cubrieran, y luego cuando les ordenó que se metieran dentro de la biblioteca. En cuanto todos se pusieron a salvo, los demás procedieron a animar a Brann, que parecía muy triste. La niña agachó la mirada. Debía de ser muy duro estar en su situación.
—Brann… —No sabía muy bien qué decir—. Yo… Estoy segura de que no nos harás daño.
Ariv quería creerlo.
Poco después, Jack entró en la biblioteca y se unió a ellos. Ella se quedó mirándolo otra vez. De pronto, sin previo aviso, el vampiro se materializó a su lado y la abrazó. Ariv se sorprendió mucho. No esperaba aquello. No obstante, sonrió. A pesar de todo, se alegraba de verlo. Seguramente, no todos los cosechados lo hicieran al encontrarse con aquellos que los habían llevado a esa ciudad de pesadilla, pero ella tenía sus motivos. Jack era el que le había dado una segunda oportunidad. Su sonrisa se ensanchó cuando escuchó que el vampiro siempre había estado seguro de que sobreviviría. Se sentía orgullosa por haberlo hecho.
—Pues… No… —tuvo que reconocer—. Aún no sé muy bien lo que soy. Iba a ponerme a buscar cuando aparecieron esas cosas. —Señaló la puerta de la biblioteca.
Poco después, llegó RR. Algunos de sus compañeros se pusieron a buscar entre las estanterías.
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