Botica de la náyade
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Giniroryu
Lops
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Leonart
Tak
13 participantes
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Botica de la náyade
09/02/13, 12:03 am
Recuerdo del primer mensaje :
De camino a la botica iba pensando en lo extraña que había sido la fuga de Noel y Vac. Antes de salir, cuando por fin se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba por allí, subió al cuarto de Noel y tras llamar varias veces entró al entender que estaba vacío. Así era, y la ventana aún seguía simplemente arrimada. La cerró meneando la cabeza y salieron todos del cuchitril, no sabiendo si iban a volver pronto o no. La fuga de aquellos dos le dio que pensar durante el camino. Con todo el trajín de la llegada de los frivy's no había vuelto a pensar en lo de Noel y Wen de aquella mañana. Noel tenía derecho a tomarse un respiro ese día, pero quizá le dolía un poco no haber sido él quien tratara de animarlo, le hubiera gustado hacer algo, y sin embargo ni siquiera creía ser capaz de encontrar dos palabras seguidas para empezar a hablar con él de lo que sea que hubiera pasado. En cambio Vac... con Vac estaba en buenas manos, sin duda, pero le seguía pesando que pudiera parecer que él se había desentendido.
No prestó atención a los frivy's más que para mirar con curiosidad sus caras ante todo lo nuevo que se les venía encima. Ellos no tenían la culpa de que los hubieran traído, pero solo habían sido un incordio, arruinando aún más una mañana de por sí arruinada. Gael se frotó la sien allí donde le palpitaba horas atrás, como si nunca se hubiese tomado la infusión de Vac, y trató de apartar los pensamientos del estilo «vaya mañana de mierda» y similares.
Cuando llegaron al mercado, Gael les pidió a los demás que se adelantaran o le esperaran, porque tenía que hacer algunas compras. El dinero no era mucho, pero le sirvió para comprarse una aguja curva de sutura e hilo de dos tipos diferentes, ambos resistentes. No le duraría mucho, pero confiaba en que pudieran hacer alguna misión más pronto.
Gracias a la adquisición se encontraba un poco de mejor humor cuando llegó a la botica de la náyade. Su mirada recorrió todo el local parándose en los pequeños detalles que aún faltaban por restaurar. No eran quienes para decir mucho, los del cuchitril, pero allí todavía hacía falta un buen repaso, y seguramente se estaba encargando Nia sola. Claro que ahora le llevaban un par de esclavos para ayudarla con el trabajo. Buscaron a la náyade por el local, y siguiendo su voz la encontraron en el patio charlando con dos viejy's. Gael se paró en seco, fastidiado por no haberse dado cuenta de aquella eventualidad. No habían pensado que a ella también podían haberle ofrecido esclavos y ahora... había demasiados. Miró a Adara de reojo, sin saber muy bien qué hacer.
-¡Buenos días! -saludó de todos modos-. Has escogido un buen local para la botica. Oye, por cierto, si necesitas ayuda más días para cualquier cosa avísame. -Estuvo a punto de hablar por todos, pero no quería meterlos en líos, así que dejó que se ofreciese quien estuviese dispuesto-. Sabemos bien lo que es tener que poner a punto una casa vieja.
La ángel negro le explicó a continuación que le habían traído los esclavos que les habían ofrecido en el cuchitril para que trabajasen en su botica.
De camino a la botica iba pensando en lo extraña que había sido la fuga de Noel y Vac. Antes de salir, cuando por fin se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba por allí, subió al cuarto de Noel y tras llamar varias veces entró al entender que estaba vacío. Así era, y la ventana aún seguía simplemente arrimada. La cerró meneando la cabeza y salieron todos del cuchitril, no sabiendo si iban a volver pronto o no. La fuga de aquellos dos le dio que pensar durante el camino. Con todo el trajín de la llegada de los frivy's no había vuelto a pensar en lo de Noel y Wen de aquella mañana. Noel tenía derecho a tomarse un respiro ese día, pero quizá le dolía un poco no haber sido él quien tratara de animarlo, le hubiera gustado hacer algo, y sin embargo ni siquiera creía ser capaz de encontrar dos palabras seguidas para empezar a hablar con él de lo que sea que hubiera pasado. En cambio Vac... con Vac estaba en buenas manos, sin duda, pero le seguía pesando que pudiera parecer que él se había desentendido.
No prestó atención a los frivy's más que para mirar con curiosidad sus caras ante todo lo nuevo que se les venía encima. Ellos no tenían la culpa de que los hubieran traído, pero solo habían sido un incordio, arruinando aún más una mañana de por sí arruinada. Gael se frotó la sien allí donde le palpitaba horas atrás, como si nunca se hubiese tomado la infusión de Vac, y trató de apartar los pensamientos del estilo «vaya mañana de mierda» y similares.
Cuando llegaron al mercado, Gael les pidió a los demás que se adelantaran o le esperaran, porque tenía que hacer algunas compras. El dinero no era mucho, pero le sirvió para comprarse una aguja curva de sutura e hilo de dos tipos diferentes, ambos resistentes. No le duraría mucho, pero confiaba en que pudieran hacer alguna misión más pronto.
Gracias a la adquisición se encontraba un poco de mejor humor cuando llegó a la botica de la náyade. Su mirada recorrió todo el local parándose en los pequeños detalles que aún faltaban por restaurar. No eran quienes para decir mucho, los del cuchitril, pero allí todavía hacía falta un buen repaso, y seguramente se estaba encargando Nia sola. Claro que ahora le llevaban un par de esclavos para ayudarla con el trabajo. Buscaron a la náyade por el local, y siguiendo su voz la encontraron en el patio charlando con dos viejy's. Gael se paró en seco, fastidiado por no haberse dado cuenta de aquella eventualidad. No habían pensado que a ella también podían haberle ofrecido esclavos y ahora... había demasiados. Miró a Adara de reojo, sin saber muy bien qué hacer.
-¡Buenos días! -saludó de todos modos-. Has escogido un buen local para la botica. Oye, por cierto, si necesitas ayuda más días para cualquier cosa avísame. -Estuvo a punto de hablar por todos, pero no quería meterlos en líos, así que dejó que se ofreciese quien estuviese dispuesto-. Sabemos bien lo que es tener que poner a punto una casa vieja.
La ángel negro le explicó a continuación que le habían traído los esclavos que les habían ofrecido en el cuchitril para que trabajasen en su botica.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Botica de la náyade
10/07/13, 03:03 am
El ambiente del burdel, el cual se trasladó a la botica en un instante, no parecía querer abandonarles. Las palabras del frivy confirmaron que aquel no iba a ser precisamente el mejor día para la náyade y Noel casi podía anticipar lo que iba a suceder. El draco asistió algo alejado del resto a las palabras y posterior derrumbe de Nia, sumando a la ulterana a la lista de personas por las que debía preocuparse.
Dejó que Gael se ocupase, comenzando a pensar que tal vez debería haberse quedado en el burdel. Él apenas conocía a Elliot y no le había afectado su muerte como era evidente que sucedía con sus ex-compañeros, siendo Nia la que más lo había exteriorizado a pesar de sus palabras previas.
Echó a andar el primero cuando el fuego fatuo le dijo que los acompañase al burdel, deteniéndose y girándose un poco tras dar unos cuantos pasos fuera del edificio.
-No tiene que dejar de importante ni tienes que demostrar nada. Tan sólo se trata de seguir adelante, ¿recuerdas?
Y como para dar más fuerza a sus palabras, echó a andar de nuevo por delante del resto sin mirar atrás.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
Dejó que Gael se ocupase, comenzando a pensar que tal vez debería haberse quedado en el burdel. Él apenas conocía a Elliot y no le había afectado su muerte como era evidente que sucedía con sus ex-compañeros, siendo Nia la que más lo había exteriorizado a pesar de sus palabras previas.
Echó a andar el primero cuando el fuego fatuo le dijo que los acompañase al burdel, deteniéndose y girándose un poco tras dar unos cuantos pasos fuera del edificio.
-No tiene que dejar de importante ni tienes que demostrar nada. Tan sólo se trata de seguir adelante, ¿recuerdas?
Y como para dar más fuerza a sus palabras, echó a andar de nuevo por delante del resto sin mirar atrás.
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Botica de la náyade
15/07/13, 02:21 am
Nia actuaba de forma extraña, pero no esperaba menos. Cuando le dio la espalda se limitó a empujarla suavemente para que avanzaran de nuevo.
-Algo se podrá hacer para poner esa fachada como estaba. Vamos.
Por el camino poco más que le preguntó con qué podía ponerse a trabajar, además de interesarse por las pérdidas en mecancía. Iba dándole vueltas a si realmente podía hacer algo por animar a la chica además de ayudarla con su botica. Se le habían juntado muchas cosas, pero además sabía que era orgullosa, y no había podido defender las cosas que quería, incluso había necesitado ayuda la noche anterior, y probablemente no le gustaba haber tenido que depender de otros. No sabía qué pensar. En vez de darle vueltas al llegar se puso manos a la obra.
-Si grabamos runas podemos reforzar las paredes dañadas. ¿Y has renovado las defensas mágicas? Tal como está buena falta hacen... Ah, voy a buscar cadáveres útiles.
En la calle encontró una bestia reptiliana lo suficientemente fuerte para cargar cosas. Su cabeza estaba cortada pero servía igual. Se acercó vistiendo varias criaturas más, que no sabía si le serían útiles, y se dispuso a reparar la pared rota como si de un puzle se tratara, conectando con magia los pedazos de nuevo.
-Suerte que me encantaban los rompecabezas -comentó esparciendo el montoncito de escombro para buscar. Le esperaba una tarea bastante pesada-. Tenía juegos de madera, aunque en realidad eran de mi hermano. Los puzles no me gustaban tanto, pero esas tonterías sí. ¿Qué clase de juguetes hay en Ulterania?
Era descarado como trataba de darle conversación, pero después de todo el día de silencios pesados, incluso le apetecía charlar despreocupadamente de cosas triviales. Acercó un pedazo de escombro al muro, pensando en lo que habría sido de todos sus juguetes. Le avergonzaba reconocer que le encantaría conservar algunos de ellos.
-Algo se podrá hacer para poner esa fachada como estaba. Vamos.
Por el camino poco más que le preguntó con qué podía ponerse a trabajar, además de interesarse por las pérdidas en mecancía. Iba dándole vueltas a si realmente podía hacer algo por animar a la chica además de ayudarla con su botica. Se le habían juntado muchas cosas, pero además sabía que era orgullosa, y no había podido defender las cosas que quería, incluso había necesitado ayuda la noche anterior, y probablemente no le gustaba haber tenido que depender de otros. No sabía qué pensar. En vez de darle vueltas al llegar se puso manos a la obra.
-Si grabamos runas podemos reforzar las paredes dañadas. ¿Y has renovado las defensas mágicas? Tal como está buena falta hacen... Ah, voy a buscar cadáveres útiles.
En la calle encontró una bestia reptiliana lo suficientemente fuerte para cargar cosas. Su cabeza estaba cortada pero servía igual. Se acercó vistiendo varias criaturas más, que no sabía si le serían útiles, y se dispuso a reparar la pared rota como si de un puzle se tratara, conectando con magia los pedazos de nuevo.
-Suerte que me encantaban los rompecabezas -comentó esparciendo el montoncito de escombro para buscar. Le esperaba una tarea bastante pesada-. Tenía juegos de madera, aunque en realidad eran de mi hermano. Los puzles no me gustaban tanto, pero esas tonterías sí. ¿Qué clase de juguetes hay en Ulterania?
Era descarado como trataba de darle conversación, pero después de todo el día de silencios pesados, incluso le apetecía charlar despreocupadamente de cosas triviales. Acercó un pedazo de escombro al muro, pensando en lo que habría sido de todos sus juguetes. Le avergonzaba reconocer que le encantaría conservar algunos de ellos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Botica de la náyade
15/07/13, 03:47 pm
Nia
Nia hablaba usando frases cortas y sin mucha emoción en sus palabras, todavia bastante decaida para cuando llegaron a la destrozada botica, fue el chico quien demostró más iniciativa a la hora de poner a repararse. Nia simplemente perdia el tiempo con movimientos pausados y lentos, mientras recuperaba y reetiquetaba todos los productos que se habian podido salvar, mientras contestaba al chico, sumido en su labor.
-No he tenido tiempo para reactivar la mayoria de las defensas, pero vamos... no pudieron defender mucho la última vez...-comentó con desgana, mientras introducia el dedo índice en una probeta y saboreaba el liquido verduzco de esta con una mueca. Paladeando el desagradable sabor, dejó entonces la probeta junto a las otras que se encontraban en un estado decente.
A continuación, Gael, intentó sacar conversación de la nada, mientras le contaba a Nia sobre su los juguetes de su infancia. Las comisuras de Nia se curvaron ligeramente, en un amago de sonrisa ante el intento del chico por crear una conversación.
-Yo... tuve una muñeca, una vez. Me la regaló mi prima.-comentó, evitando acordarse de su familia y de que normalmente, no necesitaria juguetes si estaba con Harm. Intentando borrar el agridulce recuerdo, le contó a Gael sobre los juguetes en ulterania.-Hay de todo tipo, desde peluches y muñecos a consolas de entretenimiento, aunque yo nunca vi una en vivo, no se como se podian pasar horas delante de una pantalla con luces.-dijo y soltó una risilla apagada.
Al mezclar dos viales la mezcla habia empezado a reaccionar violentamente, cosa que Nia no habia calculado, distraida, de las cantidades que estaba mezclando y, con una repentina cortina de humo negro, el aire se inundó con el sonido del restallido del cristal. Nia se quedó de piedra, completamente cubierta de polvo negruzco, tan solo sus ojos era lo unico que se habia salvado y eran dos canicas de azul en un mar de negro. Nia soltó un gruñido de rabia contenido mientras se aplicaba un hechizo de limpieza. Habia tenido bastante suerte de que su desliz habia sido con aquella mezcla y no con otras, más peligrosas.
La explosión habia alertado al frivy, que estaba tumbado en su cama, esperando a que la ulterana volviera. Pensó en un principio que se trataba de ladrones. Armado con una cuchara sopera de madera, bajó las escaleras lentamente hasta encontrarse con la escena que habia. Aliviado, se acercó a la ulterana.
-Jefa, podia haberme hiperavisado, yo puedo ayudar a reconstruir tambien.-dijo, remangandose.
La ulterana se encogió de hombros mientas machaba unas hojas color púrpula en un cuenco, extrayendo su jugo.
-Se me olvidó por completo...-dijo sacando otra sonrisa que era fachada.-Gael, no te importa que te ayude, ¿verdad?-dijo, señalando al frivy.
Nia hablaba usando frases cortas y sin mucha emoción en sus palabras, todavia bastante decaida para cuando llegaron a la destrozada botica, fue el chico quien demostró más iniciativa a la hora de poner a repararse. Nia simplemente perdia el tiempo con movimientos pausados y lentos, mientras recuperaba y reetiquetaba todos los productos que se habian podido salvar, mientras contestaba al chico, sumido en su labor.
-No he tenido tiempo para reactivar la mayoria de las defensas, pero vamos... no pudieron defender mucho la última vez...-comentó con desgana, mientras introducia el dedo índice en una probeta y saboreaba el liquido verduzco de esta con una mueca. Paladeando el desagradable sabor, dejó entonces la probeta junto a las otras que se encontraban en un estado decente.
A continuación, Gael, intentó sacar conversación de la nada, mientras le contaba a Nia sobre su los juguetes de su infancia. Las comisuras de Nia se curvaron ligeramente, en un amago de sonrisa ante el intento del chico por crear una conversación.
-Yo... tuve una muñeca, una vez. Me la regaló mi prima.-comentó, evitando acordarse de su familia y de que normalmente, no necesitaria juguetes si estaba con Harm. Intentando borrar el agridulce recuerdo, le contó a Gael sobre los juguetes en ulterania.-Hay de todo tipo, desde peluches y muñecos a consolas de entretenimiento, aunque yo nunca vi una en vivo, no se como se podian pasar horas delante de una pantalla con luces.-dijo y soltó una risilla apagada.
Al mezclar dos viales la mezcla habia empezado a reaccionar violentamente, cosa que Nia no habia calculado, distraida, de las cantidades que estaba mezclando y, con una repentina cortina de humo negro, el aire se inundó con el sonido del restallido del cristal. Nia se quedó de piedra, completamente cubierta de polvo negruzco, tan solo sus ojos era lo unico que se habia salvado y eran dos canicas de azul en un mar de negro. Nia soltó un gruñido de rabia contenido mientras se aplicaba un hechizo de limpieza. Habia tenido bastante suerte de que su desliz habia sido con aquella mezcla y no con otras, más peligrosas.
La explosión habia alertado al frivy, que estaba tumbado en su cama, esperando a que la ulterana volviera. Pensó en un principio que se trataba de ladrones. Armado con una cuchara sopera de madera, bajó las escaleras lentamente hasta encontrarse con la escena que habia. Aliviado, se acercó a la ulterana.
-Jefa, podia haberme hiperavisado, yo puedo ayudar a reconstruir tambien.-dijo, remangandose.
La ulterana se encogió de hombros mientas machaba unas hojas color púrpula en un cuenco, extrayendo su jugo.
-Se me olvidó por completo...-dijo sacando otra sonrisa que era fachada.-Gael, no te importa que te ayude, ¿verdad?-dijo, señalando al frivy.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Botica de la náyade
15/07/13, 04:19 pm
-Porque es divertido -respondió con una risilla al comentario sobre los videojuegos-. Seguro que si probaras te gustaría.
Lo alertó una pequeña explosión a su espalda, donde estaba la náyade, y cuando se giró la encontró tiznada de arriba a abajo, con lo que de forma inevitable le dio la risa al comprobar que no le había pasado nada.
-No pienso tocar ninguno de tus cacharros -comentó despreocupadamente mientras cargaba más escombro. El frivy llegó junto a ellos armado con un cucharón. Se sorprendió riendo de nuevo por lo bajo al ver aquella estampa, pero lo mejor de todo era que le sentaba bien hacerlo-. Claro que no, a cuatro manos acabaremos más rápido -dijo aceptando la ayuda.
Y, aprovechando que nunca se había parado a hablar con ningún frivy y lo único que conocía de ellos era una revista más rara que un perro verde, hizo preguntas a Nia y a su empleado por igual, sintiéndose un pesado pero a la vez evitando los silencios, hasta que dejó de tener que hacerlo a propósito. Terminaron de reparar como pudieron la pared, alejaron los cadáveres más cercanos a la botica y volvieron a renovar las defensas mágicas, esperando que fuesen más fuertes ahora. El tiempo no cundía habiendo tanto que hacer, y pronto se hizo de noche.
-Debería irme a casa. Todavía faltan las reparaciones de nuestro cuchitril, así que no sé si podré volver a ayudar. Estamos todavía con un trabajo... ya sabes -le explicó. El cansancio le podía ya a aquellas horas, y eso que la Luna apenas acababa de empezar a brillar con intensidad-. Y Nia -dudó unos instantes buscando las palabras adecuadas-, ya sabes que siempre nos tenemos los unos a los otros, quiero decir... -Se rascó la cabeza. Sus palabras llegaban horas tarde, pero había necesitado mucho tiempo para rumiarlas-. Ayer nadie se quedó solo, salvo quien lo buscó. Lástima... lástima no haber podido evitar que pasara esto en la botica, ¿no? -El cambio brusco de tema le hizo sentir totalmente estúpido, pero no quería irse habiendo sacado de nuevo aquel asunto espinoso-. No te desanimes, pronto tendrás todo esto como estaba.
Empezó a caminar hacia la calle y agitó el brazo mientras se despedía. Después desapareció en el interior de tres cadáveres que había decidido quedarse y regresó al trote al cuchitril.
Sigue en el Cuchitril.
Lo alertó una pequeña explosión a su espalda, donde estaba la náyade, y cuando se giró la encontró tiznada de arriba a abajo, con lo que de forma inevitable le dio la risa al comprobar que no le había pasado nada.
-No pienso tocar ninguno de tus cacharros -comentó despreocupadamente mientras cargaba más escombro. El frivy llegó junto a ellos armado con un cucharón. Se sorprendió riendo de nuevo por lo bajo al ver aquella estampa, pero lo mejor de todo era que le sentaba bien hacerlo-. Claro que no, a cuatro manos acabaremos más rápido -dijo aceptando la ayuda.
Y, aprovechando que nunca se había parado a hablar con ningún frivy y lo único que conocía de ellos era una revista más rara que un perro verde, hizo preguntas a Nia y a su empleado por igual, sintiéndose un pesado pero a la vez evitando los silencios, hasta que dejó de tener que hacerlo a propósito. Terminaron de reparar como pudieron la pared, alejaron los cadáveres más cercanos a la botica y volvieron a renovar las defensas mágicas, esperando que fuesen más fuertes ahora. El tiempo no cundía habiendo tanto que hacer, y pronto se hizo de noche.
-Debería irme a casa. Todavía faltan las reparaciones de nuestro cuchitril, así que no sé si podré volver a ayudar. Estamos todavía con un trabajo... ya sabes -le explicó. El cansancio le podía ya a aquellas horas, y eso que la Luna apenas acababa de empezar a brillar con intensidad-. Y Nia -dudó unos instantes buscando las palabras adecuadas-, ya sabes que siempre nos tenemos los unos a los otros, quiero decir... -Se rascó la cabeza. Sus palabras llegaban horas tarde, pero había necesitado mucho tiempo para rumiarlas-. Ayer nadie se quedó solo, salvo quien lo buscó. Lástima... lástima no haber podido evitar que pasara esto en la botica, ¿no? -El cambio brusco de tema le hizo sentir totalmente estúpido, pero no quería irse habiendo sacado de nuevo aquel asunto espinoso-. No te desanimes, pronto tendrás todo esto como estaba.
Empezó a caminar hacia la calle y agitó el brazo mientras se despedía. Después desapareció en el interior de tres cadáveres que había decidido quedarse y regresó al trote al cuchitril.
Sigue en el Cuchitril.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Botica de la náyade
16/07/13, 12:35 am
RR finalmente llegó a divisar el edificio que andaba buscando. No tenía una descripción muy rigurosa del mismo, pero supuso, apoyado por una fuerte corazonada y por la singular arquitectura del mismo, que se trataba del establecimiento que andaba buscando.
Había recorrido la ciudad volando, ayudado por las energías que le había proporcionado la noche entera con los roedores a su alrededor. De haber ido a pie, posiblemente el tortuoso camino habría hecho que el foner perdiera demasiado tiempo, sin contar los posibles asaltos y emboscadas que podría sufrir en el proceso.
Aterrizó como buenamente pudo ante la puerta, teniendo que hacer frente a las dificultades inherentes que planteaba la ponzoña en su cuerpo. Tropezó un par de veces, empujado por la energía cinética restante de su frenético vuelo y, tras un par de traspiés, se dio de bruces contra la puerta, que cedió ante él abriéndose, dejando relucir la estancia principal del establecimiento.
RR se agarró como buenamente pudo al pomo, echando el peso de su cuerpo sobre la pieza de madera para evitar caer al suelo de boca, mientras alzaba la vista y contemplaba así encorvado la sala entre jadeos. Las ratas, que por lo demás se habían pasado toda la travesía agarrándose con todo su menudo cuerpo a los ropajes del foner mientras maldecían sonoramente en su particular lenguaje, se relajaron ante la aparente quietud que, por lo que suponían, iba a mantenerse durante un tiempo decente, asomando sus cabezas por los múltiples bolsillos del foner y vomitando al vacío.
Cuando, segundos más tarde, el pelirrojo se repuso y sus menudos acompañantes terminaron de devolver sobre el parqué de la tienda, se dirigió hacia la muchacha que atendía el local tras la barra.
-Saludos…-comentó, aún jadeante y nervioso. El susto del aterrizaje fue sustituyéndose lentamente por la incertidumbre que reinaba en su mente con respecto a las posibles reacciones de los presentes ante su súbita llegada. Esperaba no haberse equivocado de lugar.- Me… me han dicho que aquí tenían medicamentos varios y demás. Verá… he tenido un incidente esta noche anterior con un… un monstrenco carnudo y repleto de dientes, que hasta ayer era un imbécil que vivía conmigo en el torreón. Me metió una dentellada y… bueno, he conseguido cerrar la herida, pero parece que venía con regalo, no se si me explico…
“No, no te explicas en absoluto, imbécil.” Se dijo a si mismo, cabreado. Era evidente que el don de gentes no era precisamente su punto fuerte. Más le valía que su interlocutora fuera comprensiva...
Había recorrido la ciudad volando, ayudado por las energías que le había proporcionado la noche entera con los roedores a su alrededor. De haber ido a pie, posiblemente el tortuoso camino habría hecho que el foner perdiera demasiado tiempo, sin contar los posibles asaltos y emboscadas que podría sufrir en el proceso.
Aterrizó como buenamente pudo ante la puerta, teniendo que hacer frente a las dificultades inherentes que planteaba la ponzoña en su cuerpo. Tropezó un par de veces, empujado por la energía cinética restante de su frenético vuelo y, tras un par de traspiés, se dio de bruces contra la puerta, que cedió ante él abriéndose, dejando relucir la estancia principal del establecimiento.
RR se agarró como buenamente pudo al pomo, echando el peso de su cuerpo sobre la pieza de madera para evitar caer al suelo de boca, mientras alzaba la vista y contemplaba así encorvado la sala entre jadeos. Las ratas, que por lo demás se habían pasado toda la travesía agarrándose con todo su menudo cuerpo a los ropajes del foner mientras maldecían sonoramente en su particular lenguaje, se relajaron ante la aparente quietud que, por lo que suponían, iba a mantenerse durante un tiempo decente, asomando sus cabezas por los múltiples bolsillos del foner y vomitando al vacío.
Cuando, segundos más tarde, el pelirrojo se repuso y sus menudos acompañantes terminaron de devolver sobre el parqué de la tienda, se dirigió hacia la muchacha que atendía el local tras la barra.
-Saludos…-comentó, aún jadeante y nervioso. El susto del aterrizaje fue sustituyéndose lentamente por la incertidumbre que reinaba en su mente con respecto a las posibles reacciones de los presentes ante su súbita llegada. Esperaba no haberse equivocado de lugar.- Me… me han dicho que aquí tenían medicamentos varios y demás. Verá… he tenido un incidente esta noche anterior con un… un monstrenco carnudo y repleto de dientes, que hasta ayer era un imbécil que vivía conmigo en el torreón. Me metió una dentellada y… bueno, he conseguido cerrar la herida, pero parece que venía con regalo, no se si me explico…
“No, no te explicas en absoluto, imbécil.” Se dijo a si mismo, cabreado. Era evidente que el don de gentes no era precisamente su punto fuerte. Más le valía que su interlocutora fuera comprensiva...
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
16/07/13, 07:25 pm
Nia
Pasaron el resto del día recogiendo y reconstruyendo. Para cuando el sol se escondió en el horizonte, la fachada podia apreciarse casi completa, salvo por alguno de los detalles, y sin duda una mano de pintura que otra. Nia se estiró, mirando el atardecer. Incluso las defensas mágicas habian sido reforzadas, con la ayuda que aportó Gael. Pronto dijo de irse, ya que en el cuchitril tambien estaban ocupados con las reparaciones.
Nia no habia pensado en ningun momento en que los demás tambien habian sufrido pérdidas con lo que ocurrió. Se sintió mal al instante, por haber sido tan egoista, por haberse ido sin agradecer a los del burdel y a los demás cuchitrileros que tambien la ayudaron. No pudo decir otra cosa salvo...
-Gracias. Muchas gracias Gael... Por... Por todo.-le dijo finalmente. Si no hubiera llegado él, probablemente todavia estaria lamentandose en un rincón. Vio al chico partir mientras se despedia, agitando el brazo. El frivy ya habia entrado dentro. Nia se quedó un rato fuera, disfrutando de la frescura de la noche un buen rato.
Pensó en Elliot un instante, solo fue un breve instante. E instantaneamente, un dolor se apoderó de su pecho, un dolor agudo que iba más allá de lo físico. Negó con la cabeza. No iba a dejar que este acabara con ella. Iba a hacerse más fuerte y no solo de espíritu. No dejaria que la ciudad acabara con ella, como habia hecho en otras ocasiones. Finalmente, de un suspiro, se adentró en la botica, ya cerrada del todo con su nueva fachada.
;--
La puerta de la botica se abrió con un crujido. Quizás las bisagras estuvieran poco engrasadas, pero sin duda, aquella puerta la estaba abriendo alguien. Lentamente, cruzó el umbral de esta, un chico de pelo rojizo y mirada perdida. Estaba muy pálido, demasiado para alguien que estuviera sano y simplemente su forma de andar ya delató que tipo de enfermedad traia.
Veneno.
Nia parpadeó tras el contador de la sala. Elevó su mirada de su lectura mientras este pasaba a la estancia y cerraba la puerta detrás de él. La ulterana dió una calada a su pipa mientras cerraba el libro y lo posaba en la mesa. Por su ropa, no tenia pinta de parecer de por aqui, pero que pudiera andar líbremente por la ciudad, le indicaba que se trataba, como mínimo, de un recien transformado. Ignoró las ratas que se asomaban de sus bolsillos, vomitando el contenido de sus pequeños estómagos sobre la estancia, mareadas. Bastante prisa por venir habia tenido el chico para que sus compañeros roedores llegaran a ese estado.
-¿Y bien?-dijo Nia, sin levantarse de la silla.-¿En que puedo ayudarte?-
El chico procedió a contarle sus males. Nia le atendió, y aunque no dió muchos detalles al respecto, supo que debia hacer. Rebuscó por debajo del contador una cajita de metal con un simbolo de una cruz roja. Esta estaba parcialmente oxidado y rechinó un poco al abrirse. Dentro habia un kit simple de primeros auxilios. Vendas, gasas, tiritas, alguna hoja seca, agua oxigenada y otros pequeños frasquitos.
-No, no has llegado al lugar equivocado. Me encargo de tratar a todo aquel que lo necesite, sea un monstruo o no, por un módico precio, garantizo que saldrán vivos y coleando todos mis pacientes.-dejó que sus palabras se asentaran unos instantes.
Sabia de sobra que el chico no tendria dinero, como mucho, tendria alguna posesión valiosa que habia estado conservando durante toda la cosecha. Nia sonrío antes de romper la seriedad con la que habia hablado antes.
-Enseñame la herida anda.-dijo, al fin levantándose.-No te cobraré esta vez. Después de todo, no puedo permitir que nadie caiga muerto delante de mi puerta.-
-Por desgracia, la descripción que me has dado, engloba a tantas cosas, tantos seres que darte un antídoto al azar podria hacerte más mal que bien.-le empezó a contar, mientras rebuscaba un libro en particular entre las estanterias de más atrás.
El chico le enseño dónde antes habia estado la mordedura. Por desgracia para el chico, el haber regenerado la carne de esta mediante el uso de magia habia sido un grave error. No solo habia perdido la pista sobre la forma de la mandíbula del ser en cuestión, para detectarlo mejor, sino que habia introducido el foco del veneno dentro de su propio cuerpo, haciendo la eliminación de este de su torrente sanguineo un proceso todavia más complicado. Nia chasqueó la lengua.
-Esto no nos ayuda mucho...-comentó mientras guardaba el kit de primeros auxilios y le alcanzaba al chico uno de los libros. En la cubierta podia leerse "Bestiario de Rocavarancolia Vol.XII"
-Ahi tendria que estar tu atacante, página cuarenta y nueve en adelante, fíjate en las imágenes de cada uno y dime cuál es el que más se parece a tu compañero.-
El foner pasaba las páginasy pudo apreciar que en cada hoja habia un monstruo nuevo, una imagen de este y varias de sus caracteristicas, anotadas más abajo de la imagen. En el pie de foto, salia el nombre del ser en cuestión que inspiró al artista a elaborar la imagen. Mientras, la náyade ya se habia estado poniendo manos a la obra preparando un cóctel para eliminar los restos del veneno de su sistema circulatorio para cuando diera con el antídoto. Bajó al sótano a buscar más ingredientes e instó al foner en seguir con su búsqueda mientras ella preparaba el remedio.
A los pocos minutos, unos pasos torpes comenzaron a subir la escalera. Cuatro patas húmedas recorrian el suelo de piedra hasta subir por la escalinata, con el uso de sus palmipedos pies y su fuerte mandíbula, pudo llegar a la estancia principal de la botica. La salamandra-piraña trotó felizmente hacia el contador y se subió en la misma silla en la que habia estado antes sentada la ulterana, empapando su asiento. Con sus ojos casi ciegos, exploró al pelirrojo al otro lado del contador, evaluando si era una amenaza o no, mientras mantenia su postura de perro guardián encima del asiento de su ama.
Pasaron el resto del día recogiendo y reconstruyendo. Para cuando el sol se escondió en el horizonte, la fachada podia apreciarse casi completa, salvo por alguno de los detalles, y sin duda una mano de pintura que otra. Nia se estiró, mirando el atardecer. Incluso las defensas mágicas habian sido reforzadas, con la ayuda que aportó Gael. Pronto dijo de irse, ya que en el cuchitril tambien estaban ocupados con las reparaciones.
Nia no habia pensado en ningun momento en que los demás tambien habian sufrido pérdidas con lo que ocurrió. Se sintió mal al instante, por haber sido tan egoista, por haberse ido sin agradecer a los del burdel y a los demás cuchitrileros que tambien la ayudaron. No pudo decir otra cosa salvo...
-Gracias. Muchas gracias Gael... Por... Por todo.-le dijo finalmente. Si no hubiera llegado él, probablemente todavia estaria lamentandose en un rincón. Vio al chico partir mientras se despedia, agitando el brazo. El frivy ya habia entrado dentro. Nia se quedó un rato fuera, disfrutando de la frescura de la noche un buen rato.
Pensó en Elliot un instante, solo fue un breve instante. E instantaneamente, un dolor se apoderó de su pecho, un dolor agudo que iba más allá de lo físico. Negó con la cabeza. No iba a dejar que este acabara con ella. Iba a hacerse más fuerte y no solo de espíritu. No dejaria que la ciudad acabara con ella, como habia hecho en otras ocasiones. Finalmente, de un suspiro, se adentró en la botica, ya cerrada del todo con su nueva fachada.
;--
La puerta de la botica se abrió con un crujido. Quizás las bisagras estuvieran poco engrasadas, pero sin duda, aquella puerta la estaba abriendo alguien. Lentamente, cruzó el umbral de esta, un chico de pelo rojizo y mirada perdida. Estaba muy pálido, demasiado para alguien que estuviera sano y simplemente su forma de andar ya delató que tipo de enfermedad traia.
Veneno.
Nia parpadeó tras el contador de la sala. Elevó su mirada de su lectura mientras este pasaba a la estancia y cerraba la puerta detrás de él. La ulterana dió una calada a su pipa mientras cerraba el libro y lo posaba en la mesa. Por su ropa, no tenia pinta de parecer de por aqui, pero que pudiera andar líbremente por la ciudad, le indicaba que se trataba, como mínimo, de un recien transformado. Ignoró las ratas que se asomaban de sus bolsillos, vomitando el contenido de sus pequeños estómagos sobre la estancia, mareadas. Bastante prisa por venir habia tenido el chico para que sus compañeros roedores llegaran a ese estado.
-¿Y bien?-dijo Nia, sin levantarse de la silla.-¿En que puedo ayudarte?-
El chico procedió a contarle sus males. Nia le atendió, y aunque no dió muchos detalles al respecto, supo que debia hacer. Rebuscó por debajo del contador una cajita de metal con un simbolo de una cruz roja. Esta estaba parcialmente oxidado y rechinó un poco al abrirse. Dentro habia un kit simple de primeros auxilios. Vendas, gasas, tiritas, alguna hoja seca, agua oxigenada y otros pequeños frasquitos.
-No, no has llegado al lugar equivocado. Me encargo de tratar a todo aquel que lo necesite, sea un monstruo o no, por un módico precio, garantizo que saldrán vivos y coleando todos mis pacientes.-dejó que sus palabras se asentaran unos instantes.
Sabia de sobra que el chico no tendria dinero, como mucho, tendria alguna posesión valiosa que habia estado conservando durante toda la cosecha. Nia sonrío antes de romper la seriedad con la que habia hablado antes.
-Enseñame la herida anda.-dijo, al fin levantándose.-No te cobraré esta vez. Después de todo, no puedo permitir que nadie caiga muerto delante de mi puerta.-
-Por desgracia, la descripción que me has dado, engloba a tantas cosas, tantos seres que darte un antídoto al azar podria hacerte más mal que bien.-le empezó a contar, mientras rebuscaba un libro en particular entre las estanterias de más atrás.
El chico le enseño dónde antes habia estado la mordedura. Por desgracia para el chico, el haber regenerado la carne de esta mediante el uso de magia habia sido un grave error. No solo habia perdido la pista sobre la forma de la mandíbula del ser en cuestión, para detectarlo mejor, sino que habia introducido el foco del veneno dentro de su propio cuerpo, haciendo la eliminación de este de su torrente sanguineo un proceso todavia más complicado. Nia chasqueó la lengua.
-Esto no nos ayuda mucho...-comentó mientras guardaba el kit de primeros auxilios y le alcanzaba al chico uno de los libros. En la cubierta podia leerse "Bestiario de Rocavarancolia Vol.XII"
-Ahi tendria que estar tu atacante, página cuarenta y nueve en adelante, fíjate en las imágenes de cada uno y dime cuál es el que más se parece a tu compañero.-
El foner pasaba las páginasy pudo apreciar que en cada hoja habia un monstruo nuevo, una imagen de este y varias de sus caracteristicas, anotadas más abajo de la imagen. En el pie de foto, salia el nombre del ser en cuestión que inspiró al artista a elaborar la imagen. Mientras, la náyade ya se habia estado poniendo manos a la obra preparando un cóctel para eliminar los restos del veneno de su sistema circulatorio para cuando diera con el antídoto. Bajó al sótano a buscar más ingredientes e instó al foner en seguir con su búsqueda mientras ella preparaba el remedio.
A los pocos minutos, unos pasos torpes comenzaron a subir la escalera. Cuatro patas húmedas recorrian el suelo de piedra hasta subir por la escalinata, con el uso de sus palmipedos pies y su fuerte mandíbula, pudo llegar a la estancia principal de la botica. La salamandra-piraña trotó felizmente hacia el contador y se subió en la misma silla en la que habia estado antes sentada la ulterana, empapando su asiento. Con sus ojos casi ciegos, exploró al pelirrojo al otro lado del contador, evaluando si era una amenaza o no, mientras mantenia su postura de perro guardián encima del asiento de su ama.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Botica de la náyade
23/07/13, 12:13 pm
RR buscó entre las páginas de aquel libro, esperando encontrar entre aquel maremagnum de bestias extrañas un rostro familiar. Al rato, su pequeña cruzada terminó al posar su dedo sobre una de aquellas aterradoras miniaturas con tono tajante.
-Este.-dijo mientras leía por encima la información que se ofrecía en el compendio sobre la criatura en cuestión.- Con que trasgo, ¿eh, mamonazo…? No te creas que me vas a volver a coger por sorpresa.
Fue entonces, mientras entretejía nuevos planes y cursos de acción para lidiar con sus nuevos problemas, cuando llegó a sus oídos la voz del pregón. Dio un respingo en la silla al escuchar su nombre.
-La madre que los parió-maldijo en tono de sonoro y manifiesto descontento- ¿Me van a poner a levantar muros de piedra, los muy malparidos? Y por un par de bombazos de mierda. Porque seguro que es eso. Pues que sus pomposas señorías se enteren de que este servidor no habría tenido que dejarle regalito a nadie de no haber estado en la tesitura en la que sus altezas tuvieron el tino de ponerme. Claro, siempre con las mismas: Quiero que sobreviváis por cualquier medio a este estercolero letal y hostil, pero si lo hacéis muy fuerte o de forma poco civilizada, tenéis que limpiar después...
El volumen de su voz fue descendiendo rápidamente hasta convertirse en un murmullo más propio de un viejo cascarrabias mientras que comenzaba a repasar su armamento de nuevo. Entre tanto, los roedores que le acompañaban reían por lo bajo, claramente divertidos ante la cómica expresión del foner, que se afanaba en extraer todas las balas que le restaban en el interior de sus armas y en desmontarlas lo más rápido que podía, separando las piezas que en un principio habían pertenecido a las ballestas de su torreón de las que había obtenido de entre la chatarra de la ciudad.
Por mucho que se quejara, iba a tener que obedecer. ¿Qué más opción le quedaba? Se volvía ha encontrar en una situación de clara desventaja. Si en un arranque de punkismo contestatario se oponía a los mandatos que sus nuevos gobernantes le imponían, lo más probable es que acabara convertido en fosfatina o, en su defecto, en una pulpa sanguinolenta muy fina, pegada a alguna pared polvorienta, mohosa y cochambrosa. Sin un conocimiento profundo, y de hecho bastante superficial, de sus nuevos poderes y capacidades mágicas, despojado de su refugio y teniendo que enfrentarse a algo peor que a simples cosechados de poderes parejos al suyo en un entorno mucho más amplio que el redil en el que había estado sobreviviendo aquellos meses… No, sus posibilidades eran ínfimas. Más le valía tragarse lo que pensaba de sus tareas de reconstrucción, de su ciudad en ruinas y de su oligocracia de mierda y obedecer por el momento.
Cuando volvió a la realidad, recordó a la chiquilla que le estaba curando. No podía dejar a aquella muchacha sin remuneración por su ayuda. RR reconocía ser un rufián, un zumbado paranoico y homicida sin escrúpulos y, en líneas generales, lo que se suele llamar un hijo de puta; Pero uno debe de pagar sus deudas. Sobre todo cuando lo que se debe es la vida.
-Oye… Esto… eh…. Verás…. Muchas gracias por esto de salvarme la vida y tal…-comenzó a decir mientras se rascaba el cogote, algo nervioso. Aquello de agradecerle cosas a otras personas que no fueran él se le hacía un tanto cuesta arriba.- Sabrás que no puedo pagarte, supongo… No sé si aquí utilizáis moneda, trueque o qué, pero desde luego no tengo gran cosa a día de hoy. Pero te juro que lo haré en cuanto consiga algo de pasta, ¿vale? Mira…
RR se rebuscó entre los bolsillos interiores hasta que sus sucios dedos palparon el objeto frío y metálico que andaba buscando, sacándolo a relucir a la luz de las velas que iluminaban el local: Una moneda redonda, lisa, con la zona interior más fina que la exterior, de un tamaño nada desdeñable.
-Es un C. Es el dinero en mi mundo. Supongo que aquí no vale mucho, por no decir nada, pero me gustaría que te lo quedaras como… ya sabes, como un pagaré.
Seguidamente, lo dejó sobre la mesa y se lo cedió a la náyade, intentando mantener el brazo lejos de la boca de la extraña mascota que lo vigilaba, muy atento a sus inquietantes fauces.
-Este.-dijo mientras leía por encima la información que se ofrecía en el compendio sobre la criatura en cuestión.- Con que trasgo, ¿eh, mamonazo…? No te creas que me vas a volver a coger por sorpresa.
Fue entonces, mientras entretejía nuevos planes y cursos de acción para lidiar con sus nuevos problemas, cuando llegó a sus oídos la voz del pregón. Dio un respingo en la silla al escuchar su nombre.
-La madre que los parió-maldijo en tono de sonoro y manifiesto descontento- ¿Me van a poner a levantar muros de piedra, los muy malparidos? Y por un par de bombazos de mierda. Porque seguro que es eso. Pues que sus pomposas señorías se enteren de que este servidor no habría tenido que dejarle regalito a nadie de no haber estado en la tesitura en la que sus altezas tuvieron el tino de ponerme. Claro, siempre con las mismas: Quiero que sobreviváis por cualquier medio a este estercolero letal y hostil, pero si lo hacéis muy fuerte o de forma poco civilizada, tenéis que limpiar después...
El volumen de su voz fue descendiendo rápidamente hasta convertirse en un murmullo más propio de un viejo cascarrabias mientras que comenzaba a repasar su armamento de nuevo. Entre tanto, los roedores que le acompañaban reían por lo bajo, claramente divertidos ante la cómica expresión del foner, que se afanaba en extraer todas las balas que le restaban en el interior de sus armas y en desmontarlas lo más rápido que podía, separando las piezas que en un principio habían pertenecido a las ballestas de su torreón de las que había obtenido de entre la chatarra de la ciudad.
Por mucho que se quejara, iba a tener que obedecer. ¿Qué más opción le quedaba? Se volvía ha encontrar en una situación de clara desventaja. Si en un arranque de punkismo contestatario se oponía a los mandatos que sus nuevos gobernantes le imponían, lo más probable es que acabara convertido en fosfatina o, en su defecto, en una pulpa sanguinolenta muy fina, pegada a alguna pared polvorienta, mohosa y cochambrosa. Sin un conocimiento profundo, y de hecho bastante superficial, de sus nuevos poderes y capacidades mágicas, despojado de su refugio y teniendo que enfrentarse a algo peor que a simples cosechados de poderes parejos al suyo en un entorno mucho más amplio que el redil en el que había estado sobreviviendo aquellos meses… No, sus posibilidades eran ínfimas. Más le valía tragarse lo que pensaba de sus tareas de reconstrucción, de su ciudad en ruinas y de su oligocracia de mierda y obedecer por el momento.
Cuando volvió a la realidad, recordó a la chiquilla que le estaba curando. No podía dejar a aquella muchacha sin remuneración por su ayuda. RR reconocía ser un rufián, un zumbado paranoico y homicida sin escrúpulos y, en líneas generales, lo que se suele llamar un hijo de puta; Pero uno debe de pagar sus deudas. Sobre todo cuando lo que se debe es la vida.
-Oye… Esto… eh…. Verás…. Muchas gracias por esto de salvarme la vida y tal…-comenzó a decir mientras se rascaba el cogote, algo nervioso. Aquello de agradecerle cosas a otras personas que no fueran él se le hacía un tanto cuesta arriba.- Sabrás que no puedo pagarte, supongo… No sé si aquí utilizáis moneda, trueque o qué, pero desde luego no tengo gran cosa a día de hoy. Pero te juro que lo haré en cuanto consiga algo de pasta, ¿vale? Mira…
RR se rebuscó entre los bolsillos interiores hasta que sus sucios dedos palparon el objeto frío y metálico que andaba buscando, sacándolo a relucir a la luz de las velas que iluminaban el local: Una moneda redonda, lisa, con la zona interior más fina que la exterior, de un tamaño nada desdeñable.
-Es un C. Es el dinero en mi mundo. Supongo que aquí no vale mucho, por no decir nada, pero me gustaría que te lo quedaras como… ya sabes, como un pagaré.
Seguidamente, lo dejó sobre la mesa y se lo cedió a la náyade, intentando mantener el brazo lejos de la boca de la extraña mascota que lo vigilaba, muy atento a sus inquietantes fauces.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
01/10/13, 02:21 am
Nia pasó unos cuatro meses muy ocupada, sin realmente tomarse ningún descanso entre remontar la Botica hasta donde estaba antes de la catastrofe de la última Luna Roja y sumergiendose aún más en su soledad de ermitaña, a veces desapareciendo semanas enteras para sus allegados y amigos. Sile sn embargo, estos viajes fueron bastante fructuosos y casi en nada de tiempo llegó a remontar su negocio (siendo bastante ayudado por el hecho de que las ventas de antidotos, desinfectantes y repelentes se multiplicaron exponencialmente las semanas siguientes a aquella catastrofe). Volvio a reconstruir su pajareria personal al cabo de un mes y, junto con una pequeña obra para expandir una de las salas de la botica, logró abrir una sección específica sobre compra y conocimiento sobre animales de todo tipo, desde simples mascotas a animales salvajes de exóticos mundos vinculados. Esta idea, aunque tardó en arrancar su tiempo, pronto se abrió paso ya que Nia ya era bien conocida por la ciudad por llevar una tienda bastante popular de productos naturales, remedios y curaciones. No tardó mucho acumular una pequeña fortuna que invirtió gran parte en la propia botica, así como un puñado de caprichos para ella y regalos para sus amigos.
Debido a esto, tambien comenzó a educarse a fondo en el cuidado y tratamiento de animales y criaturas exóticas, debido a que tambien en la ciudad se solicitaban de esos servicios. En la trastienda, tenia una pequeña mesa operatoria donde atendia a emergencias de última hora y que normalmente estaba las veinticuatro horas del dia funcionando. Llegó incluso a atender a la lagarta Basara de Toima y al propio ulterano, pues esta última habia entrado en celo y el despistado ulterano casi muere al intentar tranquilizar al animal. La solución habia sido muy facil para la niña que no tardó en hacer visitas regulares al cuchitril para revisar a las mascotas de los cuchitrileros. Por supuesto, a ellos no les cobraba ni un céntimo por sus servicios puesto que en verdad no los necesitaba. Su negocio iba viento en popa y estaba muy presente en el ambiente de la economia de rocavarancolia.
Sin embargo, habia una parte de ella misma que no se sentia demasiado agusto. Cierto era que las dificultades económicas por las que habia pasado ya eran cosas del pasado y que la botica estaba mucho más reforzada, pero al comenzar a ser tan popular, posiblemente se estaba granjeando algún que otro enemigo en la competencia que en rocavarancolia era del tipo letal. Solia ser muy cautelosa siempre y si salia de la botica, lo hacia cargada (aún más) de amuletos y protecciones varias. Se planteó buscar algun guardespaldas o vigilante de la botica para no tener que cerrarla cada vez que salia a hacer un recado y que a ser posible le acompañara en los viajes, pero no buscó con mucho ánimo porque tampoco es que conociera a nadie de confianza para aquel trabajo. Por otra parte, si que de vez en cuando asistia a los entrenamientos de los cuchitrileros en la bahia (al principio usando la excusa de que iba justo en aquel momento a la bahia por temas de material e ingredientes), pero gradualmente comenzó a ser una costumbre que no solia saltarse. Desdeñando la parte física del entrenamiento, normalmente practicaba magia y sobretodo, hechizos ofensivos con los diferentes magos del cuchitril.
Debido a esto, tambien comenzó a educarse a fondo en el cuidado y tratamiento de animales y criaturas exóticas, debido a que tambien en la ciudad se solicitaban de esos servicios. En la trastienda, tenia una pequeña mesa operatoria donde atendia a emergencias de última hora y que normalmente estaba las veinticuatro horas del dia funcionando. Llegó incluso a atender a la lagarta Basara de Toima y al propio ulterano, pues esta última habia entrado en celo y el despistado ulterano casi muere al intentar tranquilizar al animal. La solución habia sido muy facil para la niña que no tardó en hacer visitas regulares al cuchitril para revisar a las mascotas de los cuchitrileros. Por supuesto, a ellos no les cobraba ni un céntimo por sus servicios puesto que en verdad no los necesitaba. Su negocio iba viento en popa y estaba muy presente en el ambiente de la economia de rocavarancolia.
Sin embargo, habia una parte de ella misma que no se sentia demasiado agusto. Cierto era que las dificultades económicas por las que habia pasado ya eran cosas del pasado y que la botica estaba mucho más reforzada, pero al comenzar a ser tan popular, posiblemente se estaba granjeando algún que otro enemigo en la competencia que en rocavarancolia era del tipo letal. Solia ser muy cautelosa siempre y si salia de la botica, lo hacia cargada (aún más) de amuletos y protecciones varias. Se planteó buscar algun guardespaldas o vigilante de la botica para no tener que cerrarla cada vez que salia a hacer un recado y que a ser posible le acompañara en los viajes, pero no buscó con mucho ánimo porque tampoco es que conociera a nadie de confianza para aquel trabajo. Por otra parte, si que de vez en cuando asistia a los entrenamientos de los cuchitrileros en la bahia (al principio usando la excusa de que iba justo en aquel momento a la bahia por temas de material e ingredientes), pero gradualmente comenzó a ser una costumbre que no solia saltarse. Desdeñando la parte física del entrenamiento, normalmente practicaba magia y sobretodo, hechizos ofensivos con los diferentes magos del cuchitril.
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- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
29/10/13, 01:55 am
Nia
La náyade irrumpió abruptamente en la botica, como con fuerza. La puerta se habia atrancado y no habia tenido la paciencia para abrirla bien. El estruendo que habia causado probablemente habia alertado a los otros dos que estaban escaleras arriba. No tenia ni una pizca de gana de tratar con los frivys. No en ese de todos los momentos. Con una voz, les informó que era ella y se disculpó por el ruido de la puerta. Acto seguido, pudo oir unas pantunflas volviendo a subir escalones con normalidad, pero poco más. Suspiró.
Estaba pálida. Más pálida que de costumbre. En vez de parecer haber visto un fantasma, ella parecia la fantasma directamente. Una tenue luz blancuzca se habia afanado a su piel y por nada se iba a soltar, no hasta que se calmase. Tenia la cabeza ardiendo, sentia debilidad y lo peor de todo, notaba como si se asfixiase.
La fiesta habia estado bien hasta cierto punto. Deberia haberse ido mucho antes, pero pensó que no volveria a pasar. Aquello. Pero se equivocó. Ella era estúpida y se equivocó. Tanteó por su escritorio iluminada por la tenue luz que desprendia su piel hasta encontrar una de sus pipas. Llenandola hasta la mitad de unas raices rojizas, la prendió fuego y comenzó a dar caladas, una tras otra, hasta que finalmente se calmó. El temblor cedió, la cabeza se enfrió y la presión en torno a su garganta desapareció. Lo que fuera que habia pasado en la taberna ya no le importaba. Era un suceso que habia quedado bien atrás en el pasado. Sin duda, aquella raiz afectaba a su juicio en más de una manera.
Sin embargo, habia algo que la raiz rojiza no habia podido solucionar. Se encontraba igual de débil. No tardaria en irse a dormir, pero sabia que la debilidad seguiria ahí una vez se levantase. Para su corta edad, tenia una fatiga crónica preocupante y últimamente habia engordado ligeramente, dato que no pasó por alto y la dejó severamente marcada. Y aun así, no hacia nada para cambiar su destructivo estilo de vida. Se mataba a trabajar, experimentar todo lo que podia cada santo dia y al llegar a la noche, caia rendida en los brazos de morfeo. Pero todo aquello no era en vano.
La ulterana tenia un proyecto. Y habia volcado todos sus sueños y esperanzas en él. Una vez lograra llevarlo a cabo, podria descansar en paz, estaba seguro de ello. Como cada noche, como si fuera una tradición, bajó al sótano y paseó entre los numerosos tanques con variopintas especies marítimas de diferentes mundos vinculados. Desde la criatura más exótica del abismo más profundo hasta el pez más mundano de la superficie, Nia lo habia archivado y este tenia su pecera correspondiente. La luz de alguno de los tanques de agua contrarrestaban el vago fulgor de la piel de la niña. Hasta finalmente, encontrarse cara a cara con un tanque cilindrado esbelto, uno de los más altos de su colección y uno de los pocos tan obviamente equipados con tecnologia. Una fina sábana negruzca lo cubria, ocultandolo de la vista de todos aquellos que no miraban demasiado cerca o disponian de un detector de magia. Tal era el celo de la niña con su proyecto, que ni los dos frivys conocian de su existencia. Nadie, salvo ella. Y aquello lo era todo. Vaya que si lo era.
Entonces, tiró de la sábana. Lo que vio, como hacia todas las noches, le calmó el espíritu y le dió fuerzas para continuar adelante. En el tanque de agua cilindrado, habia suspendido un cuerpo. No un cuerpo cualquiera. Se trataba de un adolescente Intara. Estaba suspendido en un agua amarillenta con el cabello rubio flotando desafiando abiertamente a la gravedad en aquel tanque cerrado mientras que con una inerte belleza, flotaba apaciblemetne. Lo unico que le tapaba, era una máscara que lo conectaba con el exterior, una máscara que servia para respirar, guiada por un cable. Múltiples electrodos repartidos por su cuerpo, pero no habia pantalla donde combrobar su estado. Tan solo la náyade sabia para lo que serviria. Pegó su rostro en el tanque, aplastando uno de sus carrillos, como deseando estar más cerca de aquel inerte cuerpo.
-Ya falta poco...-murmuró felizmente.
La náyade irrumpió abruptamente en la botica, como con fuerza. La puerta se habia atrancado y no habia tenido la paciencia para abrirla bien. El estruendo que habia causado probablemente habia alertado a los otros dos que estaban escaleras arriba. No tenia ni una pizca de gana de tratar con los frivys. No en ese de todos los momentos. Con una voz, les informó que era ella y se disculpó por el ruido de la puerta. Acto seguido, pudo oir unas pantunflas volviendo a subir escalones con normalidad, pero poco más. Suspiró.
Estaba pálida. Más pálida que de costumbre. En vez de parecer haber visto un fantasma, ella parecia la fantasma directamente. Una tenue luz blancuzca se habia afanado a su piel y por nada se iba a soltar, no hasta que se calmase. Tenia la cabeza ardiendo, sentia debilidad y lo peor de todo, notaba como si se asfixiase.
La fiesta habia estado bien hasta cierto punto. Deberia haberse ido mucho antes, pero pensó que no volveria a pasar. Aquello. Pero se equivocó. Ella era estúpida y se equivocó. Tanteó por su escritorio iluminada por la tenue luz que desprendia su piel hasta encontrar una de sus pipas. Llenandola hasta la mitad de unas raices rojizas, la prendió fuego y comenzó a dar caladas, una tras otra, hasta que finalmente se calmó. El temblor cedió, la cabeza se enfrió y la presión en torno a su garganta desapareció. Lo que fuera que habia pasado en la taberna ya no le importaba. Era un suceso que habia quedado bien atrás en el pasado. Sin duda, aquella raiz afectaba a su juicio en más de una manera.
Sin embargo, habia algo que la raiz rojiza no habia podido solucionar. Se encontraba igual de débil. No tardaria en irse a dormir, pero sabia que la debilidad seguiria ahí una vez se levantase. Para su corta edad, tenia una fatiga crónica preocupante y últimamente habia engordado ligeramente, dato que no pasó por alto y la dejó severamente marcada. Y aun así, no hacia nada para cambiar su destructivo estilo de vida. Se mataba a trabajar, experimentar todo lo que podia cada santo dia y al llegar a la noche, caia rendida en los brazos de morfeo. Pero todo aquello no era en vano.
La ulterana tenia un proyecto. Y habia volcado todos sus sueños y esperanzas en él. Una vez lograra llevarlo a cabo, podria descansar en paz, estaba seguro de ello. Como cada noche, como si fuera una tradición, bajó al sótano y paseó entre los numerosos tanques con variopintas especies marítimas de diferentes mundos vinculados. Desde la criatura más exótica del abismo más profundo hasta el pez más mundano de la superficie, Nia lo habia archivado y este tenia su pecera correspondiente. La luz de alguno de los tanques de agua contrarrestaban el vago fulgor de la piel de la niña. Hasta finalmente, encontrarse cara a cara con un tanque cilindrado esbelto, uno de los más altos de su colección y uno de los pocos tan obviamente equipados con tecnologia. Una fina sábana negruzca lo cubria, ocultandolo de la vista de todos aquellos que no miraban demasiado cerca o disponian de un detector de magia. Tal era el celo de la niña con su proyecto, que ni los dos frivys conocian de su existencia. Nadie, salvo ella. Y aquello lo era todo. Vaya que si lo era.
Entonces, tiró de la sábana. Lo que vio, como hacia todas las noches, le calmó el espíritu y le dió fuerzas para continuar adelante. En el tanque de agua cilindrado, habia suspendido un cuerpo. No un cuerpo cualquiera. Se trataba de un adolescente Intara. Estaba suspendido en un agua amarillenta con el cabello rubio flotando desafiando abiertamente a la gravedad en aquel tanque cerrado mientras que con una inerte belleza, flotaba apaciblemetne. Lo unico que le tapaba, era una máscara que lo conectaba con el exterior, una máscara que servia para respirar, guiada por un cable. Múltiples electrodos repartidos por su cuerpo, pero no habia pantalla donde combrobar su estado. Tan solo la náyade sabia para lo que serviria. Pegó su rostro en el tanque, aplastando uno de sus carrillos, como deseando estar más cerca de aquel inerte cuerpo.
-Ya falta poco...-murmuró felizmente.
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- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
06/11/13, 03:51 am
Nia
La Botica, normalmente bañada con colores verdosos, se encontraba durante las últimas semanas con un colorido tono fluctuante de naranjas, decoración mágica que la náyade ya dominaba. El aspecto general parecia hacer cambiar los colores como si se tratara de lenguas de magia. La puerta, decorada con hojas de acanto de los mismos colores, se abrió de pronto con un estruendo. Una figura enorme, de alrededor de dos metros atravesó el umbral. Portaba un corto hocico escamado, como sus brazos y piernas. Enguatado con una armadura sobrecargada con colgantes y runas protectoras, desprendia un aura de guerrero poderosa. Su cola se movia amenazadoramente describiendo latigazos sinuosos pero con fuerza. Quizás lo que más llamaba la atención era la enorme cicatriz que surcaba su cara desde la frente casi calva hasta la garganta, con las verdosas escamas levantadas en la zona cercanas a esta, lo cual parecia indicar que se trataba de una herida de origen mágico.
Con su único ojo bueno supurando violencia en cantidades industriales, bajó los escalones en una exhalación. Fue entonces cuando los cuchitrileros se pudieron dar cuenta que, lo que habian creido que era un fardo que llevaba arrastrando desde entonces, era en verdad una zarrapastrosa mujer que tenia ciertos rasgos caninos, pero que el aspecto salvaje y una posible mala transformación, no la hubiera hecho ningún favor para su físico, pues se alternaban las partes humanas con las perrunas aleatoriamente. Entonces, el cocodrilo la arrojó al fondo de la calle y, desenvainó sus dos machetes con un rugido amenazador. La hibrida sollozó mientras temblaba, más por abstinencia que por miedo al lagarto, pues sabia que segundos más tarde algo le detendria. Como ya ensayado, con una voz del interior de la Botica, el lagarto se quedó paralizado, con sus armas alzadas amenazadoramente, pero estático, como una estatua.
-¡Matanza! ¡NO!-
Aquello provocó un siseo cansado brotar del hocico del carnívoro mientras permitia que la hibrida yonki se escabullera arrastrandose. Lanzándole una mirada asesina al grupo que se acercaba desde el fondo de la calle con su único ojo bueno, se giró y volvió a entrar en la Botica con un portazo. Fue entonces cuando ya estuvieron lo bastante cerca, para apreciar que no solo andaba cogeando y encorvado, sino que llevaba un arsenal variopinto de aceros encima, al igual que trozos de amuletos y colgantes decorativos y cargados de magia defensiva distribuido a lo largo y ancho de su grueso cuerpo, normalmente colmillos tallados.
Ya dentro de la Botica, el cocodrilo se apostó en su lugar, en un pedestal y mantuvo una postura firme y hierática, menos su ojo que vigilaba viciosamente a todos los clientes presentes, que se trataban de un pequeño hombre cubierto de pelo de pies a cabeza, que casi recordaba a un oso de peluche, pero muy mal conservado y un espectro de una mujer sobremaquillada con un largo vestido victoriano color pastel y un pequeño parasol abierto sobre su cabeza. La Botica estaba decorada con numerosas velas flotantes de llama anaranjada al igual que pequeñas calabazas con caras talladas que bailaban por encima de su cabeza y que a veces brotaban en aullidos en los que promocionaban ofertas así como novedades de la tienda.
Con el sonido de un aullido de un lobo, la puerta se abrió con la llegada de los cuchitrileros. El frivy de pelo anaranjado iba disfrazado de espantapájaros y en ese momento se encontraba asesorando a la espectro de aspecto finolis que miraba con una mezcla de aburrimiento y snobismo los productos de la tienda. Nia fumaba alegremente de su pipa que desprendia un olor fuerte a menta. Con la mano les saludó y les señaló que se acercaran al mostrador. Una calabaza les recomendó probar las colas de sapo envueltas en cubierta de limón a un precio que aseguraba que era una ganga.
-¡Bienvenidos a la Botica de la Náyade, donde tambien celebramos Samhein, hoy al estilo de la tierra! ¿En que puedo ayudaros?-entonces rompió en una risilla contenida.-Matanza me dijo que os habia visto al final de la calle, ¿a que viene tan inesperada visita?-
La Botica, normalmente bañada con colores verdosos, se encontraba durante las últimas semanas con un colorido tono fluctuante de naranjas, decoración mágica que la náyade ya dominaba. El aspecto general parecia hacer cambiar los colores como si se tratara de lenguas de magia. La puerta, decorada con hojas de acanto de los mismos colores, se abrió de pronto con un estruendo. Una figura enorme, de alrededor de dos metros atravesó el umbral. Portaba un corto hocico escamado, como sus brazos y piernas. Enguatado con una armadura sobrecargada con colgantes y runas protectoras, desprendia un aura de guerrero poderosa. Su cola se movia amenazadoramente describiendo latigazos sinuosos pero con fuerza. Quizás lo que más llamaba la atención era la enorme cicatriz que surcaba su cara desde la frente casi calva hasta la garganta, con las verdosas escamas levantadas en la zona cercanas a esta, lo cual parecia indicar que se trataba de una herida de origen mágico.
Con su único ojo bueno supurando violencia en cantidades industriales, bajó los escalones en una exhalación. Fue entonces cuando los cuchitrileros se pudieron dar cuenta que, lo que habian creido que era un fardo que llevaba arrastrando desde entonces, era en verdad una zarrapastrosa mujer que tenia ciertos rasgos caninos, pero que el aspecto salvaje y una posible mala transformación, no la hubiera hecho ningún favor para su físico, pues se alternaban las partes humanas con las perrunas aleatoriamente. Entonces, el cocodrilo la arrojó al fondo de la calle y, desenvainó sus dos machetes con un rugido amenazador. La hibrida sollozó mientras temblaba, más por abstinencia que por miedo al lagarto, pues sabia que segundos más tarde algo le detendria. Como ya ensayado, con una voz del interior de la Botica, el lagarto se quedó paralizado, con sus armas alzadas amenazadoramente, pero estático, como una estatua.
-¡Matanza! ¡NO!-
Aquello provocó un siseo cansado brotar del hocico del carnívoro mientras permitia que la hibrida yonki se escabullera arrastrandose. Lanzándole una mirada asesina al grupo que se acercaba desde el fondo de la calle con su único ojo bueno, se giró y volvió a entrar en la Botica con un portazo. Fue entonces cuando ya estuvieron lo bastante cerca, para apreciar que no solo andaba cogeando y encorvado, sino que llevaba un arsenal variopinto de aceros encima, al igual que trozos de amuletos y colgantes decorativos y cargados de magia defensiva distribuido a lo largo y ancho de su grueso cuerpo, normalmente colmillos tallados.
Ya dentro de la Botica, el cocodrilo se apostó en su lugar, en un pedestal y mantuvo una postura firme y hierática, menos su ojo que vigilaba viciosamente a todos los clientes presentes, que se trataban de un pequeño hombre cubierto de pelo de pies a cabeza, que casi recordaba a un oso de peluche, pero muy mal conservado y un espectro de una mujer sobremaquillada con un largo vestido victoriano color pastel y un pequeño parasol abierto sobre su cabeza. La Botica estaba decorada con numerosas velas flotantes de llama anaranjada al igual que pequeñas calabazas con caras talladas que bailaban por encima de su cabeza y que a veces brotaban en aullidos en los que promocionaban ofertas así como novedades de la tienda.
Con el sonido de un aullido de un lobo, la puerta se abrió con la llegada de los cuchitrileros. El frivy de pelo anaranjado iba disfrazado de espantapájaros y en ese momento se encontraba asesorando a la espectro de aspecto finolis que miraba con una mezcla de aburrimiento y snobismo los productos de la tienda. Nia fumaba alegremente de su pipa que desprendia un olor fuerte a menta. Con la mano les saludó y les señaló que se acercaran al mostrador. Una calabaza les recomendó probar las colas de sapo envueltas en cubierta de limón a un precio que aseguraba que era una ganga.
-¡Bienvenidos a la Botica de la Náyade, donde tambien celebramos Samhein, hoy al estilo de la tierra! ¿En que puedo ayudaros?-entonces rompió en una risilla contenida.-Matanza me dijo que os habia visto al final de la calle, ¿a que viene tan inesperada visita?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
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戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Botica de la náyade
06/11/13, 04:48 am
Noel recorrió en relativo silencio el corto camino que había desde el cuchitril a la botica pero interviniendo en la conversación siempre que fuese necesario. Pasó la mayor parte del camino convenciéndose a sí mismo de que debería dejar de pensar por completo en lo sucedido o solo lograría amargarse el resto del día. <<Con lo bien que había empezado…>>, gruñó para sus adentros mientras pateaba una piedrecita.
Para cuando se divisaba el local en la distancia, trató de sacudirse el mal humor de encima mientras contemplaba la colorida y parpadeante fachada. Ya había visto en los días anteriores la decoración con la que la náyade había recargado su botica, pero al parecer la había estado cambiando de manera temática. Su atención, sin embargo, se desvió a la puerta del edificio, no por las peculiaridades de esta sino porque se abrió dejando paso a un individuo con rasgos de cocodrilo que arrastraba una especie de fardo. Según se acercaban, el draco se fijó mejor en el, supuso, transformado reptiliano a quien una marcada cicatriz le cruzaba todo el rostro y, sobre todo, se dio cuenta de que, al parecer, lo que había tomado por alguna clase de saco era una persona. Pudo confirmarlo casi al instante, ya que el cocodrilo la lanzó cerca del lugar por el que se acercaban.
La voz de Nia hizo volver dentro al reptil tras haberles dirigido una mirada penetrante y el draco se preguntó de quién podría tratarse. No tardaron en entrar, de cualquier forma, así que no tardaría en averiguarlo.
—¿Qué hay, Nia? —saludó ya sin rastro de mal humor en su tono de voz, aunque su cola se balanceaba involuntariamente evidenciando que algo le inquietaba—. Contemplar tu fachada es como consumir demasiado LSD, ¿eh? —se mofó esbozando una sonrisa sarcástica—. Yo no necesito nada, pero ya hace un tiempo que no me pides plumas, ¿necesitas más? —inquirió mientras se apoyaba en una pared con las manos metidas en los bolsillos de la gabardina —. A propósito, ¿quién es el Feraligatr? —preguntó con diversión mientras señalaba con la cabeza en dirección al hombre con rasgos de cocodrilo.
Para cuando se divisaba el local en la distancia, trató de sacudirse el mal humor de encima mientras contemplaba la colorida y parpadeante fachada. Ya había visto en los días anteriores la decoración con la que la náyade había recargado su botica, pero al parecer la había estado cambiando de manera temática. Su atención, sin embargo, se desvió a la puerta del edificio, no por las peculiaridades de esta sino porque se abrió dejando paso a un individuo con rasgos de cocodrilo que arrastraba una especie de fardo. Según se acercaban, el draco se fijó mejor en el, supuso, transformado reptiliano a quien una marcada cicatriz le cruzaba todo el rostro y, sobre todo, se dio cuenta de que, al parecer, lo que había tomado por alguna clase de saco era una persona. Pudo confirmarlo casi al instante, ya que el cocodrilo la lanzó cerca del lugar por el que se acercaban.
La voz de Nia hizo volver dentro al reptil tras haberles dirigido una mirada penetrante y el draco se preguntó de quién podría tratarse. No tardaron en entrar, de cualquier forma, así que no tardaría en averiguarlo.
—¿Qué hay, Nia? —saludó ya sin rastro de mal humor en su tono de voz, aunque su cola se balanceaba involuntariamente evidenciando que algo le inquietaba—. Contemplar tu fachada es como consumir demasiado LSD, ¿eh? —se mofó esbozando una sonrisa sarcástica—. Yo no necesito nada, pero ya hace un tiempo que no me pides plumas, ¿necesitas más? —inquirió mientras se apoyaba en una pared con las manos metidas en los bolsillos de la gabardina —. A propósito, ¿quién es el Feraligatr? —preguntó con diversión mientras señalaba con la cabeza en dirección al hombre con rasgos de cocodrilo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Botica de la náyade
06/11/13, 12:00 pm
Gael dejó a la gata con sus juguetes y cogió sus ahorros junto con una lista de productos que había preparado el día anterior. Se unió a los otros en la puerta y fueron a la botica paseando sin prisas. Cuando estaban a punto de llegar se encontraron una particular escena en la calle, donde un reptil enorme atacaba a una mujer medio transformada que en un primer momento había confundido con un fardo. La voz de Nia detuvo aquello, y cuando entraron el lagarto estaba quieto en un pedestal. No le había gustado nada la mirada que les había dedicado, así que trató de ignorar su presencia allí.
—Cada vez que vengo esto tiene una pinta distinta —rio ante la explicación de la náyade—, bueno, nosotros tampoco podemos hablar mucho —añadió con una media sonrisa, recordando todas las obras que el cuchitril les había exigido en tan poco tiempo.
Cuando todos habían saludado ya a Nia, Gael se sacó del bolsillo un pequeño papel escrito con letra apretada y lo puso sobre el mostrador. Dirigió una breve mirada al resto de clientes antes de hablar de nuevo.
—En cuanto estés menos ocupada le echamos un vistazo a esto, ¿vale? Necesito varias cosas otra vez.
La pregunta de Noel también se la había hecho él, pero no supo cómo preguntarlo delante de la mole reptiliana.
—Cada vez que vengo esto tiene una pinta distinta —rio ante la explicación de la náyade—, bueno, nosotros tampoco podemos hablar mucho —añadió con una media sonrisa, recordando todas las obras que el cuchitril les había exigido en tan poco tiempo.
Cuando todos habían saludado ya a Nia, Gael se sacó del bolsillo un pequeño papel escrito con letra apretada y lo puso sobre el mostrador. Dirigió una breve mirada al resto de clientes antes de hablar de nuevo.
—En cuanto estés menos ocupada le echamos un vistazo a esto, ¿vale? Necesito varias cosas otra vez.
La pregunta de Noel también se la había hecho él, pero no supo cómo preguntarlo delante de la mole reptiliana.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Botica de la náyade
06/11/13, 10:59 pm
A Giz, como solía ocurrir, le llamaron más la atención los clientes de Nia que la fachada, aunque esta vez había sido por poco margen. La discusión, o lo que fuera que hubiese sido lo que ocurrió con Toima, lo había dejado con menos ganas de hablar de las habituales; entró y no hubo más saludo de su parte que un alzamiento fugaz de barbilla.
Cuando Noel preguntó por el que acababa de salir, sin embargo, resucitó su lengua.
—Pues a mí me ha gustado la nueva fachada—concedió a destiempo—. Y también me pica la curiosidad por el tipo de antes. Y por saber qué es un feraligatr—acabó reconociendo—. ¿Es alguna especie de reptil terrestre? Miloslava no me ha hablado nunca de ninguna que se llame así.
Cuando Noel preguntó por el que acababa de salir, sin embargo, resucitó su lengua.
—Pues a mí me ha gustado la nueva fachada—concedió a destiempo—. Y también me pica la curiosidad por el tipo de antes. Y por saber qué es un feraligatr—acabó reconociendo—. ¿Es alguna especie de reptil terrestre? Miloslava no me ha hablado nunca de ninguna que se llame así.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
07/11/13, 12:20 am
Nia
La ulterana soltó una risa algo nerviosa ante el comentario de Noel. Sobretodo con la mención de la dietilamida de ácido lisérgico, que le puso un poco nerviosa antes de volver a la normalidad.
-¡Oh si! Me vendrian bien unas cuantas más, estoy probando si se puede hacer algo más funcional, pragmático y estiloso que armaduras y armas con ellas.-le contestó al sueco.
Entonces el draco preguntó por su guardaespaldas, que como siempre tenia la mania de vigilar con celo con su único ojo bueno a todos los clientes. Una mala costumbre de la cual la náyade ya le habia comentado, pero que el veterano no habia hecho esfuerzo alguno para cambiar.
-Si, su nombre es Matanza. Es un antiguo transformado, un cliente habitual, y a fin de cuentas, una persona de mi confianza.-les explicó.-Que no os engañe el nombre que eligió tras la luna, en verdad no es tan violento como parece. Fue un mercenario cuando era más joven, justo como vosotros, hasta que sufrio...-manoseo el espacio de su cara, como si le costara explicarse con palabras.-...su accidente...-al instante, su tono de voz se recuperó a su cantarina faceta habitual.- Si hasta le comparamos con nuestro querido Toima puede parecer un corderito indefenso.-y la niña rió con carcajadas sendas.-No, pero en verdad hace bien su trabajo, y estaba necesitando que alguien como él me ayudara con ciertos problemas. Siento mucho que hayais tenido presenciar eso que ha ocurrido antes... No suele pasarse mucho, pero últimamente se ha vuelto mucho más pesada...-comentó con una mirada un tanto amarga.
Barriendo aquello bajo la alfombra, la ulterana respondió con una sonrisa a la petición de Gael, extendiendo la mano para alcanzar la lista. La leyó por encima mientras escuchaba a Gael hablar.
-Ah, ¡tonterias! La tienda está casi desierta en verdad. Por supuesto que te atenderé.-
Haciendo un ligero movimiento de cabeza señaló al espectro vestido a la antigua. Hablando bajo, les explicó.
-Dama Suspiro no va a comprar nada; Nunca lo hace y nuestro amigo el peluche-señaló al otro cliente.-Piensa que esto es una zapateria, o eso dice, porque nadie de la tienda le entiende en que idioma habla.-
Le hizo un gesto al frivy disfrazado para que hiciera otra intentona con el pequeño hombre peludo y a ver si lograban comunicarse y entonces comenzó a rebuscar entre los archivadores de detrás del mostrador, dándoles la espalda a los presentes. Hablaba algo distraida y espaciada, mientras serpenteaba entre papeles.
-¡Ah! ¡Que maleducada de mi parte! ¿Quereis tomar algo? ¿Café, té, unas pastas? ¡Hay zumos! Tengo magdalenas y bollos creo... Y ¡ah! refrescos tambien en la nevera. Pedidle lo que sea.-dijo señalando vagamente de espaldas al frivy mientras rebuscaba entre los numerosos archivadores exhaustivamente.
La ulterana soltó una risa algo nerviosa ante el comentario de Noel. Sobretodo con la mención de la dietilamida de ácido lisérgico, que le puso un poco nerviosa antes de volver a la normalidad.
-¡Oh si! Me vendrian bien unas cuantas más, estoy probando si se puede hacer algo más funcional, pragmático y estiloso que armaduras y armas con ellas.-le contestó al sueco.
Entonces el draco preguntó por su guardaespaldas, que como siempre tenia la mania de vigilar con celo con su único ojo bueno a todos los clientes. Una mala costumbre de la cual la náyade ya le habia comentado, pero que el veterano no habia hecho esfuerzo alguno para cambiar.
-Si, su nombre es Matanza. Es un antiguo transformado, un cliente habitual, y a fin de cuentas, una persona de mi confianza.-les explicó.-Que no os engañe el nombre que eligió tras la luna, en verdad no es tan violento como parece. Fue un mercenario cuando era más joven, justo como vosotros, hasta que sufrio...-manoseo el espacio de su cara, como si le costara explicarse con palabras.-...su accidente...-al instante, su tono de voz se recuperó a su cantarina faceta habitual.- Si hasta le comparamos con nuestro querido Toima puede parecer un corderito indefenso.-y la niña rió con carcajadas sendas.-No, pero en verdad hace bien su trabajo, y estaba necesitando que alguien como él me ayudara con ciertos problemas. Siento mucho que hayais tenido presenciar eso que ha ocurrido antes... No suele pasarse mucho, pero últimamente se ha vuelto mucho más pesada...-comentó con una mirada un tanto amarga.
Barriendo aquello bajo la alfombra, la ulterana respondió con una sonrisa a la petición de Gael, extendiendo la mano para alcanzar la lista. La leyó por encima mientras escuchaba a Gael hablar.
-Ah, ¡tonterias! La tienda está casi desierta en verdad. Por supuesto que te atenderé.-
Haciendo un ligero movimiento de cabeza señaló al espectro vestido a la antigua. Hablando bajo, les explicó.
-Dama Suspiro no va a comprar nada; Nunca lo hace y nuestro amigo el peluche-señaló al otro cliente.-Piensa que esto es una zapateria, o eso dice, porque nadie de la tienda le entiende en que idioma habla.-
Le hizo un gesto al frivy disfrazado para que hiciera otra intentona con el pequeño hombre peludo y a ver si lograban comunicarse y entonces comenzó a rebuscar entre los archivadores de detrás del mostrador, dándoles la espalda a los presentes. Hablaba algo distraida y espaciada, mientras serpenteaba entre papeles.
-¡Ah! ¡Que maleducada de mi parte! ¿Quereis tomar algo? ¿Café, té, unas pastas? ¡Hay zumos! Tengo magdalenas y bollos creo... Y ¡ah! refrescos tambien en la nevera. Pedidle lo que sea.-dijo señalando vagamente de espaldas al frivy mientras rebuscaba entre los numerosos archivadores exhaustivamente.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Botica de la náyade
07/11/13, 01:26 am
Atendió con curiosidad a la historia del lagarto, solo para soltar una risa que era mitad bufido ante la mención a Toima. Ahora que hacía que le recordase, la expresión agria era exactamente la misma que la del argos, parecía molesto por todo lo que tenía alrededor. Sería un buen momento de querer explicar lo que había sucedido con Toima, pero Nia ya estaba cambiando de tema al coger la lista. No pudo evitar una sonrisa extrañada al escuchar la historia del oso. Uno de los frivys trató de hablar con él de nuevo y Gael observó con curiosidad.
—¿Y has probado a preguntarle a algún experto en logomancia? Kaila, dama Puente, ¿sabes algo de ella? Desde que nos fuimos de Serpentaria no la he vuelto a ver.
Mientras Nia rebuscaba en los cajones les ofreció algo de beber, pero teniendo en cuenta que había gente en la tienda no le parecía apropiado. Y, como visita, prefería no pedir si no insistían.
—No te preocupes, hoy hemos venido como clientes… más o menos —rio, apoyándose en el mostrador—. Ah, donde pone anticoagulante dame una heparina. La última vez llevé cumarinas y me dieron algunos problemas.
—¿Y has probado a preguntarle a algún experto en logomancia? Kaila, dama Puente, ¿sabes algo de ella? Desde que nos fuimos de Serpentaria no la he vuelto a ver.
Mientras Nia rebuscaba en los cajones les ofreció algo de beber, pero teniendo en cuenta que había gente en la tienda no le parecía apropiado. Y, como visita, prefería no pedir si no insistían.
—No te preocupes, hoy hemos venido como clientes… más o menos —rio, apoyándose en el mostrador—. Ah, donde pone anticoagulante dame una heparina. La última vez llevé cumarinas y me dieron algunos problemas.
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Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Botica de la náyade
07/11/13, 02:08 am
—No sé bajo que circustancias en esta ciudad podrían no ser pragmáticas o funcionales las armas o las armaduras, pero experimenta todo lo que quieras como buena científica loca que eres —le respondió a Nia sonriendo con jocosidad—. Antes de que nos vayamos te daré unas cuantas —aseguró.
La pregunta de Giz le hizo soltar una risa ahogada.
—Eso es que Miloslava se saltó una generación y por eso no lo conoce —le respondió para continuar riéndose solo—. Dile que se ha perdido lo mejor.
De todas formas si el asreniano insistía le explicaría de que se trataba.
A continuación atendió a la historia acerca del tal Matanza, observándolo de vez en cuando mientras la ulterana hablaba. Sí, sin duda aquel gesto agrio que parecía estar permanentemente pintado en su cara le recordaba a la permanente hosquedad del argos magnético.
Declinó también la oferta de Nia acerca de tomar algo y mientras el fuego fatuo le pedía a Nia los productos que necesitaba, el draco y el goliat mantuvieron una particular conversación sobre algo tan terrestre como era Pokémon ya que le había vuelto a preguntar al sueco al respecto debido a su respuesta incomprensible para él.
—Y por eso todos los niños terrestres quisimos ser maestros Pokémon alguna vez —le estaba explicando en el momento en el que la náyade y el fuego fatuo terminaron sus negocios a Giz mientras sonreía con diversión.
>>Por cierto, Nia —se dirigió entonces a la náyade una vez hubo concluído su conversación con el asreniano—. Ya que antes has mencionado a cierto amasijo gruñón que tenemos por casa, creo que deberías saber las últimas acerca de él…
El sueco comenzó a explicar, con las pertinentes intervenciones de sus amigos, la discursión que habían mantenido con Toima hacía escasas horas.
La pregunta de Giz le hizo soltar una risa ahogada.
—Eso es que Miloslava se saltó una generación y por eso no lo conoce —le respondió para continuar riéndose solo—. Dile que se ha perdido lo mejor.
De todas formas si el asreniano insistía le explicaría de que se trataba.
A continuación atendió a la historia acerca del tal Matanza, observándolo de vez en cuando mientras la ulterana hablaba. Sí, sin duda aquel gesto agrio que parecía estar permanentemente pintado en su cara le recordaba a la permanente hosquedad del argos magnético.
Declinó también la oferta de Nia acerca de tomar algo y mientras el fuego fatuo le pedía a Nia los productos que necesitaba, el draco y el goliat mantuvieron una particular conversación sobre algo tan terrestre como era Pokémon ya que le había vuelto a preguntar al sueco al respecto debido a su respuesta incomprensible para él.
—Y por eso todos los niños terrestres quisimos ser maestros Pokémon alguna vez —le estaba explicando en el momento en el que la náyade y el fuego fatuo terminaron sus negocios a Giz mientras sonreía con diversión.
>>Por cierto, Nia —se dirigió entonces a la náyade una vez hubo concluído su conversación con el asreniano—. Ya que antes has mencionado a cierto amasijo gruñón que tenemos por casa, creo que deberías saber las últimas acerca de él…
El sueco comenzó a explicar, con las pertinentes intervenciones de sus amigos, la discursión que habían mantenido con Toima hacía escasas horas.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Botica de la náyade
07/11/13, 03:02 am
—Yo unas magdalenas, Nia, si no es mucha molestia—. Giz era incapaz de decirle que no a un buen dulce. Agradeció a la ulterana la comida y después escuchó con atención la explicación de Noel—. ¿La mejor generación de feraligatrs? No creo que me haya quedado claro qué tipo de animales son—y volvió a preguntar.
Con esta segunda explicación lo entendió mejor. Era una especie, sí, pero de animales fantásticos inventados para un videojuego. Y tras saber lo que supo no le habría importado que existieran más de uno de esos bichos.
—Bueno, entonces ser maestro pokemon y ser un genemago es bastante parecido...—expuso sus pensamientos en voz alta—. Yo también evoluciono criaturas y las utilizo para mi provecho, así a grandes rasgos. Me pregunto de qué tipo serían mis criaturas...
Cuando la conversación cambió la temática por los problemas de Toima, Giz hizo mutis y se acabó las magdalenas.
Con esta segunda explicación lo entendió mejor. Era una especie, sí, pero de animales fantásticos inventados para un videojuego. Y tras saber lo que supo no le habría importado que existieran más de uno de esos bichos.
—Bueno, entonces ser maestro pokemon y ser un genemago es bastante parecido...—expuso sus pensamientos en voz alta—. Yo también evoluciono criaturas y las utilizo para mi provecho, así a grandes rasgos. Me pregunto de qué tipo serían mis criaturas...
Cuando la conversación cambió la temática por los problemas de Toima, Giz hizo mutis y se acabó las magdalenas.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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