Botica de la náyade
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Giniroryu
Lops
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Leonart
Tak
13 participantes
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Botica de la náyade
09/02/13, 12:03 am
Recuerdo del primer mensaje :
De camino a la botica iba pensando en lo extraña que había sido la fuga de Noel y Vac. Antes de salir, cuando por fin se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba por allí, subió al cuarto de Noel y tras llamar varias veces entró al entender que estaba vacío. Así era, y la ventana aún seguía simplemente arrimada. La cerró meneando la cabeza y salieron todos del cuchitril, no sabiendo si iban a volver pronto o no. La fuga de aquellos dos le dio que pensar durante el camino. Con todo el trajín de la llegada de los frivy's no había vuelto a pensar en lo de Noel y Wen de aquella mañana. Noel tenía derecho a tomarse un respiro ese día, pero quizá le dolía un poco no haber sido él quien tratara de animarlo, le hubiera gustado hacer algo, y sin embargo ni siquiera creía ser capaz de encontrar dos palabras seguidas para empezar a hablar con él de lo que sea que hubiera pasado. En cambio Vac... con Vac estaba en buenas manos, sin duda, pero le seguía pesando que pudiera parecer que él se había desentendido.
No prestó atención a los frivy's más que para mirar con curiosidad sus caras ante todo lo nuevo que se les venía encima. Ellos no tenían la culpa de que los hubieran traído, pero solo habían sido un incordio, arruinando aún más una mañana de por sí arruinada. Gael se frotó la sien allí donde le palpitaba horas atrás, como si nunca se hubiese tomado la infusión de Vac, y trató de apartar los pensamientos del estilo «vaya mañana de mierda» y similares.
Cuando llegaron al mercado, Gael les pidió a los demás que se adelantaran o le esperaran, porque tenía que hacer algunas compras. El dinero no era mucho, pero le sirvió para comprarse una aguja curva de sutura e hilo de dos tipos diferentes, ambos resistentes. No le duraría mucho, pero confiaba en que pudieran hacer alguna misión más pronto.
Gracias a la adquisición se encontraba un poco de mejor humor cuando llegó a la botica de la náyade. Su mirada recorrió todo el local parándose en los pequeños detalles que aún faltaban por restaurar. No eran quienes para decir mucho, los del cuchitril, pero allí todavía hacía falta un buen repaso, y seguramente se estaba encargando Nia sola. Claro que ahora le llevaban un par de esclavos para ayudarla con el trabajo. Buscaron a la náyade por el local, y siguiendo su voz la encontraron en el patio charlando con dos viejy's. Gael se paró en seco, fastidiado por no haberse dado cuenta de aquella eventualidad. No habían pensado que a ella también podían haberle ofrecido esclavos y ahora... había demasiados. Miró a Adara de reojo, sin saber muy bien qué hacer.
-¡Buenos días! -saludó de todos modos-. Has escogido un buen local para la botica. Oye, por cierto, si necesitas ayuda más días para cualquier cosa avísame. -Estuvo a punto de hablar por todos, pero no quería meterlos en líos, así que dejó que se ofreciese quien estuviese dispuesto-. Sabemos bien lo que es tener que poner a punto una casa vieja.
La ángel negro le explicó a continuación que le habían traído los esclavos que les habían ofrecido en el cuchitril para que trabajasen en su botica.
De camino a la botica iba pensando en lo extraña que había sido la fuga de Noel y Vac. Antes de salir, cuando por fin se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba por allí, subió al cuarto de Noel y tras llamar varias veces entró al entender que estaba vacío. Así era, y la ventana aún seguía simplemente arrimada. La cerró meneando la cabeza y salieron todos del cuchitril, no sabiendo si iban a volver pronto o no. La fuga de aquellos dos le dio que pensar durante el camino. Con todo el trajín de la llegada de los frivy's no había vuelto a pensar en lo de Noel y Wen de aquella mañana. Noel tenía derecho a tomarse un respiro ese día, pero quizá le dolía un poco no haber sido él quien tratara de animarlo, le hubiera gustado hacer algo, y sin embargo ni siquiera creía ser capaz de encontrar dos palabras seguidas para empezar a hablar con él de lo que sea que hubiera pasado. En cambio Vac... con Vac estaba en buenas manos, sin duda, pero le seguía pesando que pudiera parecer que él se había desentendido.
No prestó atención a los frivy's más que para mirar con curiosidad sus caras ante todo lo nuevo que se les venía encima. Ellos no tenían la culpa de que los hubieran traído, pero solo habían sido un incordio, arruinando aún más una mañana de por sí arruinada. Gael se frotó la sien allí donde le palpitaba horas atrás, como si nunca se hubiese tomado la infusión de Vac, y trató de apartar los pensamientos del estilo «vaya mañana de mierda» y similares.
Cuando llegaron al mercado, Gael les pidió a los demás que se adelantaran o le esperaran, porque tenía que hacer algunas compras. El dinero no era mucho, pero le sirvió para comprarse una aguja curva de sutura e hilo de dos tipos diferentes, ambos resistentes. No le duraría mucho, pero confiaba en que pudieran hacer alguna misión más pronto.
Gracias a la adquisición se encontraba un poco de mejor humor cuando llegó a la botica de la náyade. Su mirada recorrió todo el local parándose en los pequeños detalles que aún faltaban por restaurar. No eran quienes para decir mucho, los del cuchitril, pero allí todavía hacía falta un buen repaso, y seguramente se estaba encargando Nia sola. Claro que ahora le llevaban un par de esclavos para ayudarla con el trabajo. Buscaron a la náyade por el local, y siguiendo su voz la encontraron en el patio charlando con dos viejy's. Gael se paró en seco, fastidiado por no haberse dado cuenta de aquella eventualidad. No habían pensado que a ella también podían haberle ofrecido esclavos y ahora... había demasiados. Miró a Adara de reojo, sin saber muy bien qué hacer.
-¡Buenos días! -saludó de todos modos-. Has escogido un buen local para la botica. Oye, por cierto, si necesitas ayuda más días para cualquier cosa avísame. -Estuvo a punto de hablar por todos, pero no quería meterlos en líos, así que dejó que se ofreciese quien estuviese dispuesto-. Sabemos bien lo que es tener que poner a punto una casa vieja.
La ángel negro le explicó a continuación que le habían traído los esclavos que les habían ofrecido en el cuchitril para que trabajasen en su botica.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Botica de la náyade
28/02/13, 05:58 pm
Llegaron enseguida a la botica y fue Toima el que se adelantó para llamar a la puerta. Al principio no hubo respuesta, y Gael sospechó que Nia por algún motivo o no había vuelto o se había marchado de nuevo. Pero eso sería demasiado extraño. Ante la insistencia del ulterano les llegó la voz apagada de la náyade y entraron. Al verle la cara, Gael se preguntó si a ella también le había afectado el abismo del mismo modo que a él. Eludiendo la pregunta de la nublina, Nia sencillamente se puso a explicar cosas que no venían a cuento. El fuego fatuo frunció el ceño hasta que la vio alzar la mirada. Se sintió incómodo entonces al ver los restos de lágrimas en sus ojos, y se revolvió apartando la mirada al suelo. La sangre se le agolpaba en los oídos al oír la mención a todos los muertos recientes. Nia habría oído las mismas palabras que los demás en el borde del abismo, de hecho, empezaba a darse cuenta de que probablemente le habían afectado más que a él mismo. Llevaba un rato demasiado largo dándole vueltas en círculos a aquello, y sin embargo oírlo de labios de la náyade le había molestado más. Quizá porque no quería que se sintiera así, quizá porque hacía tiempo que se había dado cuenta de lo que quería creer de verdad aunque siguiese sintiéndose mal por lo que había pasado.
Iba a decir algo, pero la mención de Toima hizo que este se parara a explicar lo que había sentido, lo que había sido de uno de los esclavos. Entonces pudo entender mejor el estado de ánimo de la chica, ¿qué mejor para reafirmar las palabras del abismo que llegar a tu casa y encontrarte a alguien muerto? El enfado de Gael seguía ahí, pero ya no tanto contra sí mismo como contra aquella endemoniada voz. Se adelantó hacia el mostrador en un arrebato y lo golpeó con las dos manos abiertas.
–¡Y una mierda! ¡Estoy harto de toda esa mierda! –apartó la mirada hacia un lado y siguió mascullando–. Estoy harto, harto… como si todo quisiera que nos viniéramos abajo. ¿Pero sabes qué? Seguimos vivos, aquí estamos, y no pienso dedicarme el resto de mi vida a lloriquear o lamentarme–. Irónicamente, sintió como sus ojos se aguaban de nuevo, pero le dio igual. Era frustración, ira. Miró a Nia a los ojos-. Que la vida sea una putada no va a hacer que desfilemos hacia el abismo de marras, ni tampoco que pensemos que la muerte nos espera en cada esquina. Los que se han ido… pues se han ido –comenzó de nuevo en tono más tranquilo–, así que los que quedamos tenemos que pensar en nosotros, no en ellos… y… bueno. Eso. –Cuando terminó de hablar fue bajando la voz hasta que la última palabra fue casi inaudible. Después se cruzó de brazos y agarró fuertemente las mangas de su camiseta, arrugándolas con nerviosismo. «Ya no sé ni lo que digo. Tal vez no debí gritar así…» Se mordió el labio inferior y apartó la mirada.
Iba a decir algo, pero la mención de Toima hizo que este se parara a explicar lo que había sentido, lo que había sido de uno de los esclavos. Entonces pudo entender mejor el estado de ánimo de la chica, ¿qué mejor para reafirmar las palabras del abismo que llegar a tu casa y encontrarte a alguien muerto? El enfado de Gael seguía ahí, pero ya no tanto contra sí mismo como contra aquella endemoniada voz. Se adelantó hacia el mostrador en un arrebato y lo golpeó con las dos manos abiertas.
–¡Y una mierda! ¡Estoy harto de toda esa mierda! –apartó la mirada hacia un lado y siguió mascullando–. Estoy harto, harto… como si todo quisiera que nos viniéramos abajo. ¿Pero sabes qué? Seguimos vivos, aquí estamos, y no pienso dedicarme el resto de mi vida a lloriquear o lamentarme–. Irónicamente, sintió como sus ojos se aguaban de nuevo, pero le dio igual. Era frustración, ira. Miró a Nia a los ojos-. Que la vida sea una putada no va a hacer que desfilemos hacia el abismo de marras, ni tampoco que pensemos que la muerte nos espera en cada esquina. Los que se han ido… pues se han ido –comenzó de nuevo en tono más tranquilo–, así que los que quedamos tenemos que pensar en nosotros, no en ellos… y… bueno. Eso. –Cuando terminó de hablar fue bajando la voz hasta que la última palabra fue casi inaudible. Después se cruzó de brazos y agarró fuertemente las mangas de su camiseta, arrugándolas con nerviosismo. «Ya no sé ni lo que digo. Tal vez no debí gritar así…» Se mordió el labio inferior y apartó la mirada.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Botica de la náyade
28/02/13, 06:47 pm
Al draco no le sorprendió encontrarse a Nia cabizbaja y desanimada, pero cuando la ulterana empezó a hablar la miró sin comprender al principio por qué les estaba hablando de aquello. El primer pensamiento de que se trataba simplemente de alguna forma de mantener ocupada su cabeza con otra cosa, pronto fue deshechado según la niña seguía hablando. Noel permaneció clavado en el suelo sin decir nada hasta el final, hasta que hizo alusión a algo que al parecer Toima había descubierto gracias a sus habilidades como argos. Cuando el ulterano se lo contó, Noel lo miró durante unos segundos sin cambiar de expresión. Ahora sí entendía por completo el estado de ánimo de la náyade. Suspiró mentalmente ante la situación. Dos noticias de muerte en el mismo día no eran agradables para nadie, aunque el draco no pudo evitar sentirse un tanto indiferente ante la muerte del frivy. Realmente lo que más le preocupaba de ello era como había afectado a su amiga. No se planteó en ese momento si estaba siendo cruel o insensible, lo cierto era que le daba igual. Empezaba a estar muy cansado de salir de una y meterse en otra, cosa que los últimos días parecía ser una norma no escrita.
Estaba decidido a romper el silencio cuando fue el fuego fatuo el que habló. Pudo identificarse fácilmente con aquel arrebato, él mismo se había sentido de esa forma tantas veces que ya no las podía contar. Por ello una leve sonrisa de comprensión asomó en su rostro mientras escuchaba a Gael. Cuando el nigromante terminó de hablar, se acercó también al mostrador, pero al contrario que su amigo lo hizo con calma, y habló también del mismo modo, sin alterarse.
-No sé que habréis oído allí, pero sé lo que oí yo en su momento. Escuché verdades y mentiras a partes iguales. Y nociones erróneas al igual que otras eran ciertas. Pero en lo esencial se equivocaba. Porque apela al deseo de morir que podamos tener en nuestro interior. Y si alguno de vosotros quiere morir que lo diga ahora mismo -sus últimas palabras sonaron duras y su expresión no evidenciaba rastro alguno de ironía o burla, sólo una calma que podría resultar casi fría para quien lo oyese-. Haz caso a Gael -le dijo a Nia mientras le ponía una garra sobre el hombro-. No puedes salvar a todo el mundo, pero eso no es algo exclusivo de esta ciudad ni mucho menos. De otra manera, con otras motivaciones, tal vez no tan de cerca como lo estamos viviendo aquí... Pero la muerte y la desesperación están en todas partes. Es tarea de uno el saber sobreponerse. Y si no puedes solo, para eso está la gente que te rodea. Ahora formamos parte de esta ciudad y eso ya no lo podemos cambiar. Tenemos que aceptarlo con todo lo que ello conlleva, especialmente sabiendo que si no eres capaz de adaptarte entonces es cuando verdaderamente estás perdido -hizo una pausa en su discurso para sentarse sobre el mostrador y cruzarse de brazos antes de elvar la vista de nuevo y volver a hablar-. Yo no pienso abandonar y espero que ninguno de vosotros lo haga. Sigamos adelante -finalizó mirando primero a Gael, ya que se había hecho eco de sus palabras y luego esbozando una sonrisa.
Estaba decidido a romper el silencio cuando fue el fuego fatuo el que habló. Pudo identificarse fácilmente con aquel arrebato, él mismo se había sentido de esa forma tantas veces que ya no las podía contar. Por ello una leve sonrisa de comprensión asomó en su rostro mientras escuchaba a Gael. Cuando el nigromante terminó de hablar, se acercó también al mostrador, pero al contrario que su amigo lo hizo con calma, y habló también del mismo modo, sin alterarse.
-No sé que habréis oído allí, pero sé lo que oí yo en su momento. Escuché verdades y mentiras a partes iguales. Y nociones erróneas al igual que otras eran ciertas. Pero en lo esencial se equivocaba. Porque apela al deseo de morir que podamos tener en nuestro interior. Y si alguno de vosotros quiere morir que lo diga ahora mismo -sus últimas palabras sonaron duras y su expresión no evidenciaba rastro alguno de ironía o burla, sólo una calma que podría resultar casi fría para quien lo oyese-. Haz caso a Gael -le dijo a Nia mientras le ponía una garra sobre el hombro-. No puedes salvar a todo el mundo, pero eso no es algo exclusivo de esta ciudad ni mucho menos. De otra manera, con otras motivaciones, tal vez no tan de cerca como lo estamos viviendo aquí... Pero la muerte y la desesperación están en todas partes. Es tarea de uno el saber sobreponerse. Y si no puedes solo, para eso está la gente que te rodea. Ahora formamos parte de esta ciudad y eso ya no lo podemos cambiar. Tenemos que aceptarlo con todo lo que ello conlleva, especialmente sabiendo que si no eres capaz de adaptarte entonces es cuando verdaderamente estás perdido -hizo una pausa en su discurso para sentarse sobre el mostrador y cruzarse de brazos antes de elvar la vista de nuevo y volver a hablar-. Yo no pienso abandonar y espero que ninguno de vosotros lo haga. Sigamos adelante -finalizó mirando primero a Gael, ya que se había hecho eco de sus palabras y luego esbozando una sonrisa.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Botica de la náyade
02/03/13, 07:35 pm
Nia, Toima y Tania
El ulterano, ante el discurso del fuego fatuo se puso en tensión y secundandole, se unió a los otros tres que intentaron animar a la niña. Se sentia plenamente estúpido ya que las palabras no le venian tan rápido con las acciones.
-Yo antes solo pensaba en el momento que me llegaria la hora.-comenzó diciendo.-Pero luego... esta ciudad me cambio... creo yo que para mejor y... aunque pasen estas cosas horrendas más de lo a que cualquiera le gustaria, es la ciudad donde viven mis seres queridos y por nada del mundo me querria ir de aqui.-un ligero color aparecio en la pálida cara de Toima antes de que se girarse en redondo y callarse, sintiendo lo que algunos llamarian verguenza por primera vez.
Ante aquella acción unísona por parte de los cuatro, Nia se quedó congelada. Si bien eran la dureza de sus palabras o las realidades que describian. Todos esperaban una reacción o una respuesta y Nia miró al lado. Se limpio las lagrimillas y tomó un aliento hondo antes de contestar.
-Si, la ciudad es igual de oscura, no importa las acciones de sus ciudadanos. Si. La muerte acecha a cada esquina de ella. Pero...-se sujetó el brazo, como nerviosa.-Hay noches que me paso sin dormir... Pensando... Pensando que hubiera sido de si estas... victimas de la ciudad siguieran entre nosotros.-suspiró y continuó hablando.-No quiero perder a nadie más.-la sala se quedó en silencio.
Aunque la niña no lo expresara con palabras, sin duda, los monologos que sus amigos presentes se habian marcado, habian logrado pasar algo de su entusiasmo a ella y, aunque tendria que pensar muchas cosas todavia habia decidido no tomarselo tan mal por si volvia a suceder. Seguira honrando a los muertos y guardandoles respeto y luto, pero no dejaria que eso fuera todo de ella. Ya no podia dejarse caer. Toima preguntó si necesitaria ayuda con la bestia suelta en su sótano pero la ulterana rechazó la ayuda alegando que ella podria, tras tomarse un descanso.
El ulterano, ante el discurso del fuego fatuo se puso en tensión y secundandole, se unió a los otros tres que intentaron animar a la niña. Se sentia plenamente estúpido ya que las palabras no le venian tan rápido con las acciones.
-Yo antes solo pensaba en el momento que me llegaria la hora.-comenzó diciendo.-Pero luego... esta ciudad me cambio... creo yo que para mejor y... aunque pasen estas cosas horrendas más de lo a que cualquiera le gustaria, es la ciudad donde viven mis seres queridos y por nada del mundo me querria ir de aqui.-un ligero color aparecio en la pálida cara de Toima antes de que se girarse en redondo y callarse, sintiendo lo que algunos llamarian verguenza por primera vez.
Ante aquella acción unísona por parte de los cuatro, Nia se quedó congelada. Si bien eran la dureza de sus palabras o las realidades que describian. Todos esperaban una reacción o una respuesta y Nia miró al lado. Se limpio las lagrimillas y tomó un aliento hondo antes de contestar.
-Si, la ciudad es igual de oscura, no importa las acciones de sus ciudadanos. Si. La muerte acecha a cada esquina de ella. Pero...-se sujetó el brazo, como nerviosa.-Hay noches que me paso sin dormir... Pensando... Pensando que hubiera sido de si estas... victimas de la ciudad siguieran entre nosotros.-suspiró y continuó hablando.-No quiero perder a nadie más.-la sala se quedó en silencio.
Aunque la niña no lo expresara con palabras, sin duda, los monologos que sus amigos presentes se habian marcado, habian logrado pasar algo de su entusiasmo a ella y, aunque tendria que pensar muchas cosas todavia habia decidido no tomarselo tan mal por si volvia a suceder. Seguira honrando a los muertos y guardandoles respeto y luto, pero no dejaria que eso fuera todo de ella. Ya no podia dejarse caer. Toima preguntó si necesitaria ayuda con la bestia suelta en su sótano pero la ulterana rechazó la ayuda alegando que ella podria, tras tomarse un descanso.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Botica de la náyade
03/03/13, 03:24 am
La ayuda por parte de Noel no se hizo esperar. Agradeció que alguien retomase la palabra después de que él se callase, porque no tenía claro qué más decir después de aquel arrebato. Decir en voz alta lo que pensaba le había servido un poco para darse ánimo y dejar de pensar en lo sucedido. Sorprendentemente, incluso Toima habló después de Noel, y lo que dijo fue bastante inusual en él, aunque también cierto. Gael sonrió tímidamente al escuchar todas las palabras de apoyo para la náyade. Incluso si él también la había tratado de animar, también le hacían mucha falta aquellas palabras. Después de que Nia volviese a hablar se hizo un instante el silencio y Gael decidió abrir la boca de nuevo.
–Como sea… no pensamos irnos tan fácilmente de este mundo. –Echó una mirada a los demás-. Aquí nadie piensa morirse sin pelear, así que… –Suspiró. No sabía muy bien qué decir–. Mira, no te hundas cada vez que pase algo malo. Si necesitas compañía la puerta del cuchitril está siempre abierta para ti, pero no te comas la cabeza.
Después, cuando Toima preguntó si necesitaba ayuda con la criatura que había atacado al esclavo, Gael pensó que aunque pudiera controlar al animal no sería nada agradable para ella recoger el cuerpo despedazado. «Por poco tiempo que lleve aquí, hurgar en los pedazos de un conocido no va a ser nada fácil».
-Escucha, si quieres me quedo a ayudarte a recoger el cadáver y limpiar. A mí no me importa –se ofreció. Quería resultar de alguna ayuda y de paso asegurarse de que Nia se sentía mejor, pero además quizá podría reutilizar alguna parte del cuerpo, dependiendo de su estado. Por otro lado, quería echarle un vistazo a la criatura que había hecho aquello. No se fiaba ni un pelo de que viviera con todos dentro de la botica.
–Como sea… no pensamos irnos tan fácilmente de este mundo. –Echó una mirada a los demás-. Aquí nadie piensa morirse sin pelear, así que… –Suspiró. No sabía muy bien qué decir–. Mira, no te hundas cada vez que pase algo malo. Si necesitas compañía la puerta del cuchitril está siempre abierta para ti, pero no te comas la cabeza.
Después, cuando Toima preguntó si necesitaba ayuda con la criatura que había atacado al esclavo, Gael pensó que aunque pudiera controlar al animal no sería nada agradable para ella recoger el cuerpo despedazado. «Por poco tiempo que lleve aquí, hurgar en los pedazos de un conocido no va a ser nada fácil».
-Escucha, si quieres me quedo a ayudarte a recoger el cadáver y limpiar. A mí no me importa –se ofreció. Quería resultar de alguna ayuda y de paso asegurarse de que Nia se sentía mejor, pero además quizá podría reutilizar alguna parte del cuerpo, dependiendo de su estado. Por otro lado, quería echarle un vistazo a la criatura que había hecho aquello. No se fiaba ni un pelo de que viviera con todos dentro de la botica.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Botica de la náyade
03/03/13, 05:18 pm
El draco sonrió escuchando las intervenciones de sus amigos; incluso Toima interviene aportando su propio grano de arena. A Noel no se le escapó la muestra de incomodidad del argos producida sin duda por haber dicho algo impropio de él y lo miró mientras él se daba la vuelta con expresión divertida.
<<Parece mentira que este sea el mismo "señor káiser" que aquel al que Giz y yo amenazamos la primera vez que lo vimos en Maciel. Aunque sin duda lo mismo se puede decir de mí...>>. El pensamiento provoca que el sueco se quede ensimismado durante unos minutos, ajeno a lo que le rodeaba, escuchando vagamente como si de una melodía ambiental se tratase las palabras de sus amigos. En su mente se sucedieron una serie de imágenes en las que se veía durante la criba, recordando como habían muerto algunos de sus compañeros, como él mismo se había encargado de poner fin a la agónica existencia de un muchacho desconocido; pero también buenos momentos en los que se reía junto a Giz, Caillech, Alicia o Ethan. Que diferente era el Noel de aquel entonces al de ahora, y no era precisamente en su apariencia física en lo que estaba pensando... Asintió casi de forma automática cuando Gael le dijo a la náyade que siempre podría contar con ellos y cuando el fuego fatuo cambió de tema para ofrecerse a ayudarle a Nia con el estropicio volvió a la realidad de un plumazo y se sumó al ofrecimiento de Gael sin dudarlo.
Nia explicó que la criatura estaba comiendo y que era mejor no molestarla hasta que hubiese acabado. Un breve intercambio de palabras bastó para que decidieran que esperarían y luego ayudarían a la náyade, al fin y al cabo para eso habían ido, para ayudarla. Mientras esperaban, Noel volvió a preguntarse acerca del estado de Adara. Todavía tendrían que hablar con ella también.. De Nasher ya se estaba encargando Wen. Tendría que contarle a la vouivre más tarde lo que había pasado exactamente en el abismo y sobre la muerte del frivy en la botica. Al pensar en eso recordó el otro motivo por el que habían venido a la casa de la náyade. Le expuso a Nia lo que el vampiro les había dicho, pero para sorpresa del draco la niña afirmó que no necesitaba prescindir de ninguno de los tres frivy's que quedaban. Noel frunció el ceño levemente al oír esto, extrañado y un poco molesto a partes iguales, al fin y al cabo al principio iban a tener que seguir manteniéndolos ellos como pudieran y no les sobraba la comida y mucho menos el dinero. Sin embargo no dijo nada, estaba claro que hubiese sido muy poco apropiado echarle algo como aquello en cara en un momento así. Y después de todo no sólo era culpa suya que tuviese dos frivy's más de los que le correspondían.
Cuando Nia les avisó, se dirigieron al lugar donde tenía encerrada a la criatura. La propia náyade se encargó de lidiar con aquella extraña salamandra piraña que desprendía agresividad. Quedó claro que podía mantenerla bajo control así que el draco no se preocupó mucho más porque la chica tuviera algo así en su despensa. Observó los restos del frivy con desinterés, no es que ver un cadáver fuera algo nuevo para él, especialmente viviendo con un nigromante, y tampoco es que conociese al chico salvo de haberlo visto esa misma tarde de pasada, por lo que únicamente sintió lástima por su destino durante un breve instante. Gael se encargó de llevarse los restos y una vez estuvo todo limpio y en orden, decidieron volver al cuchitril.
Sigue en el Cuchitril.
<<Parece mentira que este sea el mismo "señor káiser" que aquel al que Giz y yo amenazamos la primera vez que lo vimos en Maciel. Aunque sin duda lo mismo se puede decir de mí...>>. El pensamiento provoca que el sueco se quede ensimismado durante unos minutos, ajeno a lo que le rodeaba, escuchando vagamente como si de una melodía ambiental se tratase las palabras de sus amigos. En su mente se sucedieron una serie de imágenes en las que se veía durante la criba, recordando como habían muerto algunos de sus compañeros, como él mismo se había encargado de poner fin a la agónica existencia de un muchacho desconocido; pero también buenos momentos en los que se reía junto a Giz, Caillech, Alicia o Ethan. Que diferente era el Noel de aquel entonces al de ahora, y no era precisamente en su apariencia física en lo que estaba pensando... Asintió casi de forma automática cuando Gael le dijo a la náyade que siempre podría contar con ellos y cuando el fuego fatuo cambió de tema para ofrecerse a ayudarle a Nia con el estropicio volvió a la realidad de un plumazo y se sumó al ofrecimiento de Gael sin dudarlo.
Nia explicó que la criatura estaba comiendo y que era mejor no molestarla hasta que hubiese acabado. Un breve intercambio de palabras bastó para que decidieran que esperarían y luego ayudarían a la náyade, al fin y al cabo para eso habían ido, para ayudarla. Mientras esperaban, Noel volvió a preguntarse acerca del estado de Adara. Todavía tendrían que hablar con ella también.. De Nasher ya se estaba encargando Wen. Tendría que contarle a la vouivre más tarde lo que había pasado exactamente en el abismo y sobre la muerte del frivy en la botica. Al pensar en eso recordó el otro motivo por el que habían venido a la casa de la náyade. Le expuso a Nia lo que el vampiro les había dicho, pero para sorpresa del draco la niña afirmó que no necesitaba prescindir de ninguno de los tres frivy's que quedaban. Noel frunció el ceño levemente al oír esto, extrañado y un poco molesto a partes iguales, al fin y al cabo al principio iban a tener que seguir manteniéndolos ellos como pudieran y no les sobraba la comida y mucho menos el dinero. Sin embargo no dijo nada, estaba claro que hubiese sido muy poco apropiado echarle algo como aquello en cara en un momento así. Y después de todo no sólo era culpa suya que tuviese dos frivy's más de los que le correspondían.
Cuando Nia les avisó, se dirigieron al lugar donde tenía encerrada a la criatura. La propia náyade se encargó de lidiar con aquella extraña salamandra piraña que desprendía agresividad. Quedó claro que podía mantenerla bajo control así que el draco no se preocupó mucho más porque la chica tuviera algo así en su despensa. Observó los restos del frivy con desinterés, no es que ver un cadáver fuera algo nuevo para él, especialmente viviendo con un nigromante, y tampoco es que conociese al chico salvo de haberlo visto esa misma tarde de pasada, por lo que únicamente sintió lástima por su destino durante un breve instante. Gael se encargó de llevarse los restos y una vez estuvo todo limpio y en orden, decidieron volver al cuchitril.
Sigue en el Cuchitril.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
29/03/13, 07:58 pm
Nia
La náyade ya habia cerrado el local por el día. Tras haber recogido y limpiado todo el desorden de la jornada, se pusieron a hacer caja. Poco a poco, aquel proyecto comenzaba a rentar y, aunque estuvieran viviendo los tres cerca de la miseria, Nia se mantuvo optimista y animó a los frivy's a seguir trabajando duro día tras día. Se despidio de cada uno de ellos por sus nombres mientras estos subian a sus habitaciones personales en el siguiente piso. Nia suspiró. Le dolian los hombros. Preparó un bol de cristal y virtio agua en él. Esparcio unas hojas secas por encima y lanzó un hechizo térmico para calentar el agua. Sumergio una toalla dentro y despues la reposó sobre su nuca, dejandola caer sobre sus hombros. Notó instantaneamente la mejora. Aquellas hojas servian para calmar el dolor muscular. Cerró la caja y puso las runas de seguridad en la tienda.
Bajó al piso de abajo, el sótano. La que antes habia sido la bodega ahora era una habitación con proposito de laboratorio, donde Nia fabricaba sus productos. Cajas y cajas de madera apiladas una encima de otra con infinidad de frasquitos en su interior. Aquel lugar estaba completamente a oscuras salvo por una fuente potente de luz que provenia de un tanque bastante grande. No tenia nada que envidiar a su habitación de serpentaria. Dentro podia verse nadar a una sombra entre los líquenes y algas. Aquel ser debia ser igual de grande que Nia o más. Sin embargo, la chica sabia lo que moraba dentro. Arrojó la toalla a través de la habitación que aterrizó en el respaldo de una silla antes de apoyarse en el tanque, disfrutando del frescor que emanaba. Su mente divagó unos segundos, como haciendo repaso mental del día, hasta que, finalmente alzó su mano y repiqueteó sus dedos en el cristal. Al poco tiempo una cara conocida se acercó al cristal y, nadando impaciente, no le quitó el ojo encima de Nia. La niña sonrió cansada.
El ser, si la entendia, no dio señales, pero fue su tono de voz amigable suficiente para entenderse. Su gruesa y corta cola se meneaba en el sitio, como una parodia de un cachorro nervioso y abrió y cerró sus mandibulas rápidamente, feliz. Nia soltó una pequeña risilla acompañada de un bostezo. Tenia sueño. Mañana seria otro día y debia descansar adecuadamente para poder rendir. Levitó hasta el borde del tanque y el ser la siguio, cual perrito faldero y sacó la punta de su cabeza, escudriñando a su ama, mientras esta se sumergia en el agua. Esperó pacientemente a que esta se preparara para irse a dormir.
Nia se llevó las manos al pelo y soltó la concha que sujetaba su larga melena, dejandola salpicar el agua. De dentro, salió el cangrejo ermitaño que Nia habia adiestrado. Se posó en el dedo índice de Nia y esta le llevó a una especie de jarrón roto en el borde del tanque. El ermitaño entró en el jarrón roto y no se le volvio a ver. A continuación, con un hechizo, Nia se quitó el maquillaje y la ropa y finalmente, metio la cabeza debajo del agua. La piraña-salamandra se acurrucó a su lado, piendole arrumacos y la chica sonrió antes de acariciarle el morro y guiarle al lecho que hacia las veces de cama. Se posaron ambos sobre él y Nia dejó una mano abierta en la frente del animal quien, tras hacer un ruido que parecia un silbido, cerró los ojos y se sumio en su sueño particular. Nia miró al techo del sótano, desenfocado por la capa de agua que les separaba del aire.
-Mañana, ¿qué tipo de día será?-se preguntó a sí misma antes de cerrar los ojos y caer dormida también.
La náyade ya habia cerrado el local por el día. Tras haber recogido y limpiado todo el desorden de la jornada, se pusieron a hacer caja. Poco a poco, aquel proyecto comenzaba a rentar y, aunque estuvieran viviendo los tres cerca de la miseria, Nia se mantuvo optimista y animó a los frivy's a seguir trabajando duro día tras día. Se despidio de cada uno de ellos por sus nombres mientras estos subian a sus habitaciones personales en el siguiente piso. Nia suspiró. Le dolian los hombros. Preparó un bol de cristal y virtio agua en él. Esparcio unas hojas secas por encima y lanzó un hechizo térmico para calentar el agua. Sumergio una toalla dentro y despues la reposó sobre su nuca, dejandola caer sobre sus hombros. Notó instantaneamente la mejora. Aquellas hojas servian para calmar el dolor muscular. Cerró la caja y puso las runas de seguridad en la tienda.
Bajó al piso de abajo, el sótano. La que antes habia sido la bodega ahora era una habitación con proposito de laboratorio, donde Nia fabricaba sus productos. Cajas y cajas de madera apiladas una encima de otra con infinidad de frasquitos en su interior. Aquel lugar estaba completamente a oscuras salvo por una fuente potente de luz que provenia de un tanque bastante grande. No tenia nada que envidiar a su habitación de serpentaria. Dentro podia verse nadar a una sombra entre los líquenes y algas. Aquel ser debia ser igual de grande que Nia o más. Sin embargo, la chica sabia lo que moraba dentro. Arrojó la toalla a través de la habitación que aterrizó en el respaldo de una silla antes de apoyarse en el tanque, disfrutando del frescor que emanaba. Su mente divagó unos segundos, como haciendo repaso mental del día, hasta que, finalmente alzó su mano y repiqueteó sus dedos en el cristal. Al poco tiempo una cara conocida se acercó al cristal y, nadando impaciente, no le quitó el ojo encima de Nia. La niña sonrió cansada.
- Spoiler:
El ser, si la entendia, no dio señales, pero fue su tono de voz amigable suficiente para entenderse. Su gruesa y corta cola se meneaba en el sitio, como una parodia de un cachorro nervioso y abrió y cerró sus mandibulas rápidamente, feliz. Nia soltó una pequeña risilla acompañada de un bostezo. Tenia sueño. Mañana seria otro día y debia descansar adecuadamente para poder rendir. Levitó hasta el borde del tanque y el ser la siguio, cual perrito faldero y sacó la punta de su cabeza, escudriñando a su ama, mientras esta se sumergia en el agua. Esperó pacientemente a que esta se preparara para irse a dormir.
Nia se llevó las manos al pelo y soltó la concha que sujetaba su larga melena, dejandola salpicar el agua. De dentro, salió el cangrejo ermitaño que Nia habia adiestrado. Se posó en el dedo índice de Nia y esta le llevó a una especie de jarrón roto en el borde del tanque. El ermitaño entró en el jarrón roto y no se le volvio a ver. A continuación, con un hechizo, Nia se quitó el maquillaje y la ropa y finalmente, metio la cabeza debajo del agua. La piraña-salamandra se acurrucó a su lado, piendole arrumacos y la chica sonrió antes de acariciarle el morro y guiarle al lecho que hacia las veces de cama. Se posaron ambos sobre él y Nia dejó una mano abierta en la frente del animal quien, tras hacer un ruido que parecia un silbido, cerró los ojos y se sumio en su sueño particular. Nia miró al techo del sótano, desenfocado por la capa de agua que les separaba del aire.
-Mañana, ¿qué tipo de día será?-se preguntó a sí misma antes de cerrar los ojos y caer dormida también.
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Re: Botica de la náyade
03/05/13, 01:59 pm
A Vivia le gustaba ir a hacer recados, le daba la oportunidad de curiosear los comercios y cachivaches mágicos del mercado, además cuando iba sola no tenía que guardar las formas de cuidadana vuelta de todo ante sus compañeras. Su jefe le había dado referencias de una botica que había abierto y rápidamente los demás le habían hecho la lista de potingues que necesitarían. Todos habían confiado en su criterio salvo una persona; Mephis caminaba a su lado con gesto altivo, quejándose de lo dificil que era de mantener su piel, y lo que le costaba encontrar buenos cosméticos en la ciudad. Vivia mantenía una expresión neutra, haciendo como que escuchaba pero sin mostrar demasiado interés. Dedicaba su atención a sus propios pensamientos.
<< Si, si, tu quñejate de tu piel, como si la mía no tuviese que humedecerse cada pocas horas para no parecer una fruta pocha...>> se quejó en su mente. Deseaba encontrar ya la tienda, pues el paseo se le estaba haciendo eterno a pesar de que apenas se habían alejado unos metros del burdel. << ¡Por fin!>>
El local le encantó. Le pareció coqueto y agradable. Mephis no compartía su opinión, e hizo un gesto de desdén al ver el local, pero en algo sí que estaban de acuerdo, y es que era mucho mejor que los puestos del mercado y sus diminutas tiendas.
-¿Hola?- llamó Vivia al entrar- ¿Pueden atendernos?
Mephis no se molestó en saludar, estaba ocupada torciendo el morro ante cualquier cosa en la tienda que le resultase mínimamente desagradable. Vivia pidió paciencia a cualesquiera que fuesen los dioses de aquella ciudad.
<< Si, si, tu quñejate de tu piel, como si la mía no tuviese que humedecerse cada pocas horas para no parecer una fruta pocha...>> se quejó en su mente. Deseaba encontrar ya la tienda, pues el paseo se le estaba haciendo eterno a pesar de que apenas se habían alejado unos metros del burdel. << ¡Por fin!>>
El local le encantó. Le pareció coqueto y agradable. Mephis no compartía su opinión, e hizo un gesto de desdén al ver el local, pero en algo sí que estaban de acuerdo, y es que era mucho mejor que los puestos del mercado y sus diminutas tiendas.
-¿Hola?- llamó Vivia al entrar- ¿Pueden atendernos?
Mephis no se molestó en saludar, estaba ocupada torciendo el morro ante cualquier cosa en la tienda que le resultase mínimamente desagradable. Vivia pidió paciencia a cualesquiera que fuesen los dioses de aquella ciudad.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
05/05/13, 03:00 pm
Nia
El sonido calmante del canto de ballena llenó el local mientras una variedad de luces de colores brillaban en las paredes y suspendidas sobre el techo daba al lugar una impresión muy misteriosa, sin ninguna otra fuente de luz. Las paredes pintadas de verde claro, la iluminación, el sonido, todo estaba orquestado para otorgar al visitante una impresión de estar sumergidos bajo el mar, de aguas cristalinas. Incluso un olor salado podía percibirse al poco de entrar, pero quedaba ensombrecido ante toda la demás información que le llegaba al instante a los recién llegados. Nia habia aprendido a dejar un tiempo a los nuevos visitantes antes de acercarse a preguntarles que querían. No fue diferente aquella vez cuando dos mujeres, muy elegantemente vestidas, una de pelo completamente blanco, como su piel y otra, una idrina de pelo verdoso y unos ojos a juego. Se adelantó la idrina, solicitando a alguien que les atendiera. En la tienda, aparte de Nia tras el mostrador, se encontraban dos de los frivy's, el chico jóven de pelo anaranjado reponia frasquitos que contenian un liquidito color bermellón en la sección de "Inciensos y Especias" y luego estaba la frivy anciana que rellenaba un tarro de cerámica en el que habia una abeja dibujada de manera infantil junto a un montón de advertencias garabateadas por la ulterana como "Peligro" "Venenoso", con un liquído bastante denso de color dorado, ambos, demasiado ocupados para atenderlos.
Nia misma salió a su encuentro, levitando por encima del mostrador y posándose gracilmente a su lado, quedando suspendida poco más de un metro del suelo, se giró ante las recien llegadas y con una sonrisa cordial, les dio la bienvenida.
-Bienvenidas a la Botica de la Náyade dónde nos orgullecemos de ofrecer productos de mares exóticos, desde productos de cosmética hasta suplementos médicos, ¿En que puedo ayudaros?-terminó en una postura relajada, con sus manos entrelazadas sobre su falda.
El sonido calmante del canto de ballena llenó el local mientras una variedad de luces de colores brillaban en las paredes y suspendidas sobre el techo daba al lugar una impresión muy misteriosa, sin ninguna otra fuente de luz. Las paredes pintadas de verde claro, la iluminación, el sonido, todo estaba orquestado para otorgar al visitante una impresión de estar sumergidos bajo el mar, de aguas cristalinas. Incluso un olor salado podía percibirse al poco de entrar, pero quedaba ensombrecido ante toda la demás información que le llegaba al instante a los recién llegados. Nia habia aprendido a dejar un tiempo a los nuevos visitantes antes de acercarse a preguntarles que querían. No fue diferente aquella vez cuando dos mujeres, muy elegantemente vestidas, una de pelo completamente blanco, como su piel y otra, una idrina de pelo verdoso y unos ojos a juego. Se adelantó la idrina, solicitando a alguien que les atendiera. En la tienda, aparte de Nia tras el mostrador, se encontraban dos de los frivy's, el chico jóven de pelo anaranjado reponia frasquitos que contenian un liquidito color bermellón en la sección de "Inciensos y Especias" y luego estaba la frivy anciana que rellenaba un tarro de cerámica en el que habia una abeja dibujada de manera infantil junto a un montón de advertencias garabateadas por la ulterana como "Peligro" "Venenoso", con un liquído bastante denso de color dorado, ambos, demasiado ocupados para atenderlos.
Nia misma salió a su encuentro, levitando por encima del mostrador y posándose gracilmente a su lado, quedando suspendida poco más de un metro del suelo, se giró ante las recien llegadas y con una sonrisa cordial, les dio la bienvenida.
-Bienvenidas a la Botica de la Náyade dónde nos orgullecemos de ofrecer productos de mares exóticos, desde productos de cosmética hasta suplementos médicos, ¿En que puedo ayudaros?-terminó en una postura relajada, con sus manos entrelazadas sobre su falda.
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Re: Botica de la náyade
07/05/13, 10:31 pm
Mephis plantó una lista sobre el mostrador y Vivia la imitó, con gesto menos airado. Ambas eran del mismo largo, pero la que traía Vivia recopilaba las demandas de todos los del burdel y la de Mephis eran todos cosméticos para uso personal.
-Hmmm, querría hacer énfasis en la crema para mi piel. Supongo que sabrás mejor que nadie lo difícil que es mantenerla húmeda, y no puedo estar dándome baños todo el rato, necesito algo que dure- explicó Vivia- Ah, y los cosméticos de Ariven tienen que ser resistentes a temperaturas muy altas, ya hemos tenido problemas con eso.
Mantuvo las formas, pero en su cabeza ambas prostitutas se reían internamente recordando a Ariven y a su cliente en llamas por un masaje con aceites esenciales altamente inflamables. La lista de Mmephis tenía muchos cosméticos especializados para todo tipo de pieles pero lo que más había eran perfumes y pinturas de diferentes colores. Todas las gamas de azul debían estar en esa lista, y posiblemente muchas personas no serían capaces de distinguir entre algunos tonos.
-Hmmm, querría hacer énfasis en la crema para mi piel. Supongo que sabrás mejor que nadie lo difícil que es mantenerla húmeda, y no puedo estar dándome baños todo el rato, necesito algo que dure- explicó Vivia- Ah, y los cosméticos de Ariven tienen que ser resistentes a temperaturas muy altas, ya hemos tenido problemas con eso.
Mantuvo las formas, pero en su cabeza ambas prostitutas se reían internamente recordando a Ariven y a su cliente en llamas por un masaje con aceites esenciales altamente inflamables. La lista de Mmephis tenía muchos cosméticos especializados para todo tipo de pieles pero lo que más había eran perfumes y pinturas de diferentes colores. Todas las gamas de azul debían estar en esa lista, y posiblemente muchas personas no serían capaces de distinguir entre algunos tonos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
09/05/13, 12:53 am
Nia
Las chicas fueron directas al grano y depositaron sus respectivas listas sobre el mostrador. Nia las ojeó brevemente, antes de decir nada. Sin duda eran bastante extensas y pedian desde cosas bastante simples que tenia en ese momento en la tienda hasta productos con los que todavia no habia experimentado o los materiales eran bastante raros o exóticos. Repasando las listas una vez más, se aclaró la voz y procedió responderles a su solicitud.
-Veamos... La mayoria de lo que veo aqui lo tengo ya, en la tienda y listo para vender, pero hay un par de cosas que me llevara un tiempo, menos de una semana en reunir... ¿Estaria eso bien para vosotras?-
>> Especialmente teniendo en cuenta la variedad de azul que quiere la chica albina y luego lo de los productos resistentes a temperaturas altas, que, por consecuencia, no deberian ser inflamables.
Nia fruncio el ceño mientras, con la lista en una mano, mando al frivy más jóven a que le ayudara a reunir todos los productos que se solicitaban. A los pocos minutos, sobre el mostrador, se habian apilado sobre este y a su lado, la frivy anciana los guardaba en unas bolsas de papel fino, pero resistente de un calmado color aguamarina. El sonido del reloj viejo a su espalda sacó a Nia de sus pensamientos mientras les decia el precio total y les informaba sobre cuando tendria el resto de los productos.
-Lo más seguro es que lo tenga para el final de esta semana, cuando esten, los llevaré personalmente al burdel.-les informó, alcanzandoles las bolsas con los cosméticos y demás.
Las chicas fueron directas al grano y depositaron sus respectivas listas sobre el mostrador. Nia las ojeó brevemente, antes de decir nada. Sin duda eran bastante extensas y pedian desde cosas bastante simples que tenia en ese momento en la tienda hasta productos con los que todavia no habia experimentado o los materiales eran bastante raros o exóticos. Repasando las listas una vez más, se aclaró la voz y procedió responderles a su solicitud.
-Veamos... La mayoria de lo que veo aqui lo tengo ya, en la tienda y listo para vender, pero hay un par de cosas que me llevara un tiempo, menos de una semana en reunir... ¿Estaria eso bien para vosotras?-
>> Especialmente teniendo en cuenta la variedad de azul que quiere la chica albina y luego lo de los productos resistentes a temperaturas altas, que, por consecuencia, no deberian ser inflamables.
Nia fruncio el ceño mientras, con la lista en una mano, mando al frivy más jóven a que le ayudara a reunir todos los productos que se solicitaban. A los pocos minutos, sobre el mostrador, se habian apilado sobre este y a su lado, la frivy anciana los guardaba en unas bolsas de papel fino, pero resistente de un calmado color aguamarina. El sonido del reloj viejo a su espalda sacó a Nia de sus pensamientos mientras les decia el precio total y les informaba sobre cuando tendria el resto de los productos.
-Lo más seguro es que lo tenga para el final de esta semana, cuando esten, los llevaré personalmente al burdel.-les informó, alcanzandoles las bolsas con los cosméticos y demás.
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Re: Botica de la náyade
13/05/13, 03:00 pm
Mephis hizo un gesto de fastidio, como si la falta de sus cosméticos arruinara totalmente un plan suyo muy importante, pero no dijo nada. Se guardó sus aires de diva y revisó las bolsas para comprobar que todo estaba en orden, luego pagó su parte.
Vivia también revisó sus cremas, feliz de que las tuviera todas en el momento pues se estaba ahorrando muchas molestias y también pagó su parte.
-Muchísimas gracias. Y no te preocupes, ya nos aseguraremos de que Ariven no haga masajes estos días, por si acaso- dijo sonriendo con picardía y guiñándole un ojo a Nia.
Cogieron sus bolsas y se despidieron, dirigiéndose al burdel.
Vivia también revisó sus cremas, feliz de que las tuviera todas en el momento pues se estaba ahorrando muchas molestias y también pagó su parte.
-Muchísimas gracias. Y no te preocupes, ya nos aseguraremos de que Ariven no haga masajes estos días, por si acaso- dijo sonriendo con picardía y guiñándole un ojo a Nia.
Cogieron sus bolsas y se despidieron, dirigiéndose al burdel.
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Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
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Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
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Re: Botica de la náyade
14/05/13, 09:25 pm
Nia
Cuando todo estuvo en orden, las dos chicas cargaron con sus compras y salieron por la puerta. Nia sonrio y se despidio con la mano. Quizás la frase con la que se despidio la chica de pelo verde la habia descolocado un poco, sabia donde trabajaban, sabia que hacian para vivir, pero todavia... No, no podia comportarse así, no al menos con otras personas delante. Ya no era una cria pequeña. Tenia una tienda, unos empleados y por último un negocio del que cuidar. Las cosas para niños ya se habian acabado para ella. El frivy de pelo naranja habia sustituido a la anciana rellenando las tarrinas de miel y al entrar las dos mujeres, no las habia quitado el ojo de encima, quizás por como vistieran, quizás por su manera de expresarse, pero sin duda, fue lo suficientemente efectivo como para que descuidase su tarea y derramara gran parte de la miel fuera. La ulterana no tardó en corregirle con una sonora colleja que le hizo salir del trance en el que se encontraba. Se disculpó varias veces seguidas y arregló el estropicio. Nia fruncio el ceño, sabiendo que habia aprendido la lección y se sentó tras el mostrador, dejando su mente vagar un rato con diferentes asuntos.
;-;
La ulterana saltó de su asiento en su desayuno matutino en su terraza. El cultivo comenzaba a florecer, lleno de rocio, los frivy's habian desayunado hace tiempo y estaban sumidos en sus quehaceres desde hace tiempo. La niña tenia unas considerables ojeras teniendo en cuenta a la hora a la que se habia acostado la noche anterior, pero ahora tenia los ojos bien abiertos y miraba con sorpresa al cuervo que habia interrumpido su desayuno aterrizando torpemente sobre sus pastas saladas. Reconoció la estructura del cuervo enseguida como un trabajo de demiurgos y, al no ser especialmente cercana a ninguno, acertó en pensar que se trataria del consejo. Se cerró la blusa y cogio la carta del pico del cuervo. Lentamente, abrio el contenido del sobre y leyó la carta. Al hacerlo, el cuervo aleteó, tomando carrerilla y saltó a volar de vuelta.
Leyendo los contenidos de la carta, un tic aparecio en el ojo izquierdo de la rubia. Debia ser una broma. Se le erizó el pelo y dejó excapar un grito de sofoco. Una vez mas calmada releyó ciertas partes de la carta.
-"Su Majestad el rey Andras Sula"-leyó con tono pomposo.-se "enorgullece"-continuó leyendo haciendo incapie en las palabras que le molestaban, pero no tardó en proseguir.-"...de invitarle a la gran fiesta de gala"... Fiesta de gala.-repitio.-Suena a muchos problemas inecesarrios...-comentó con pereza revolviendose el pelo.-¿Y que voy a hacer yo, por todos los refinadores del mar?-exclamó, perdida. No esperaba un movimiento así por parte del consejo. Cierto era que una alianza con un mundo vinculado era ampliamente mejor que invadirlo y quemar todo a su paso, pero de ahi, a montar tal festejo, hasta ella tenia sus límites. No estaba muy preocupada sobre que podria llevar, o como comportarse en una fiesta de tan nivel, pues habia estudiado desde pequeña modales, lo que de verdad le aterraba a la ulterana era que todos y cada uno de los ciudadanos de Rocavarancolia iban a estar ahí y eso solo significaba una cosa.
-Problemas inecesarios.-murmuró, mordiendose el labio.
De verdad que queria ser optimista y pensar que la velada transcurriria sin problemas, pero podia apostar seguro a que, primero, los cuchitrileros no podrian mantener la compostura mucho tiempo, especialmente Toima, que se emborracharia a la primera de cambios, despues, algun monstruo de la ciudad que haya perddo todo sentido del modo y compostura intentara hacer de las suyas, y concluyó con la idea de no todos en la ciudad eran amigos y compañeros y que habia verderas enemistades dentro del reino. Y a los enemigos de rocavarancolia, si quisieran tener un momento para fastidiarla, la fiesta seria su mejor opción. Tantas cosas que saldrian mal, que no se habia planteado si quiera que pintaba ella en aquella fiesta. Dejó escapar otro grito de exasperación y revolviendose el pelo se levantó de la silla y recogio la mesa, su mente plagada de mil y una desgracias que podrian ocurrir.
Cuando todo estuvo en orden, las dos chicas cargaron con sus compras y salieron por la puerta. Nia sonrio y se despidio con la mano. Quizás la frase con la que se despidio la chica de pelo verde la habia descolocado un poco, sabia donde trabajaban, sabia que hacian para vivir, pero todavia... No, no podia comportarse así, no al menos con otras personas delante. Ya no era una cria pequeña. Tenia una tienda, unos empleados y por último un negocio del que cuidar. Las cosas para niños ya se habian acabado para ella. El frivy de pelo naranja habia sustituido a la anciana rellenando las tarrinas de miel y al entrar las dos mujeres, no las habia quitado el ojo de encima, quizás por como vistieran, quizás por su manera de expresarse, pero sin duda, fue lo suficientemente efectivo como para que descuidase su tarea y derramara gran parte de la miel fuera. La ulterana no tardó en corregirle con una sonora colleja que le hizo salir del trance en el que se encontraba. Se disculpó varias veces seguidas y arregló el estropicio. Nia fruncio el ceño, sabiendo que habia aprendido la lección y se sentó tras el mostrador, dejando su mente vagar un rato con diferentes asuntos.
;-;
La ulterana saltó de su asiento en su desayuno matutino en su terraza. El cultivo comenzaba a florecer, lleno de rocio, los frivy's habian desayunado hace tiempo y estaban sumidos en sus quehaceres desde hace tiempo. La niña tenia unas considerables ojeras teniendo en cuenta a la hora a la que se habia acostado la noche anterior, pero ahora tenia los ojos bien abiertos y miraba con sorpresa al cuervo que habia interrumpido su desayuno aterrizando torpemente sobre sus pastas saladas. Reconoció la estructura del cuervo enseguida como un trabajo de demiurgos y, al no ser especialmente cercana a ninguno, acertó en pensar que se trataria del consejo. Se cerró la blusa y cogio la carta del pico del cuervo. Lentamente, abrio el contenido del sobre y leyó la carta. Al hacerlo, el cuervo aleteó, tomando carrerilla y saltó a volar de vuelta.
Leyendo los contenidos de la carta, un tic aparecio en el ojo izquierdo de la rubia. Debia ser una broma. Se le erizó el pelo y dejó excapar un grito de sofoco. Una vez mas calmada releyó ciertas partes de la carta.
-"Su Majestad el rey Andras Sula"-leyó con tono pomposo.-se "enorgullece"-continuó leyendo haciendo incapie en las palabras que le molestaban, pero no tardó en proseguir.-"...de invitarle a la gran fiesta de gala"... Fiesta de gala.-repitio.-Suena a muchos problemas inecesarrios...-comentó con pereza revolviendose el pelo.-¿Y que voy a hacer yo, por todos los refinadores del mar?-exclamó, perdida. No esperaba un movimiento así por parte del consejo. Cierto era que una alianza con un mundo vinculado era ampliamente mejor que invadirlo y quemar todo a su paso, pero de ahi, a montar tal festejo, hasta ella tenia sus límites. No estaba muy preocupada sobre que podria llevar, o como comportarse en una fiesta de tan nivel, pues habia estudiado desde pequeña modales, lo que de verdad le aterraba a la ulterana era que todos y cada uno de los ciudadanos de Rocavarancolia iban a estar ahí y eso solo significaba una cosa.
-Problemas inecesarios.-murmuró, mordiendose el labio.
De verdad que queria ser optimista y pensar que la velada transcurriria sin problemas, pero podia apostar seguro a que, primero, los cuchitrileros no podrian mantener la compostura mucho tiempo, especialmente Toima, que se emborracharia a la primera de cambios, despues, algun monstruo de la ciudad que haya perddo todo sentido del modo y compostura intentara hacer de las suyas, y concluyó con la idea de no todos en la ciudad eran amigos y compañeros y que habia verderas enemistades dentro del reino. Y a los enemigos de rocavarancolia, si quisieran tener un momento para fastidiarla, la fiesta seria su mejor opción. Tantas cosas que saldrian mal, que no se habia planteado si quiera que pintaba ella en aquella fiesta. Dejó escapar otro grito de exasperación y revolviendose el pelo se levantó de la silla y recogio la mesa, su mente plagada de mil y una desgracias que podrian ocurrir.
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- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Botica de la náyade
18/06/13, 02:15 am
Había agradecido no tener que entrenar esa mañana, poder descansar sin más. Dormitó hasta tarde y después aprovechó lo que quedaba de mañana haciendo tareas domésticas y guardando el traje ya limpio y doblado a buen recaudo. Tal y como habían comentado el día anterior se prepararon para dar un paseo y pasar por la botica para ver a Nia para preguntarle si había pasado algo por lo que tuviera que marcharse de aquella manera. Habían preguntado a todos los conocidos del grupo y ninguno había sido avisado de que se fuera a ir de la fiesta. «Podemos dar gracias si es que no se le escapó de nuevo uno de sus bicharracos y anda suelto por la ciudad». Pero lo que le preocupaba en realidad era que a Nia le hubiese vuelto a dar algún mal de los suyos «como cada vez que desaparece sin avisar».
El paseo hasta la botica fue breve, pero Gael, que no había pisado el exterior aún en todo el día, se dio cuenta de que el tiempo estaba más revuelto que de costumbre, venteando, nublado y húmedo. Se arrebujó en su chaqueta y miró las nubes con mala cara, asegurándose de llevar el ratón en el bolsillo. Entraron en la tienda saludando y se encontraron a uno de los frivys tras el mostrador. Se encargó de ir a buscar a Nia al sótano y esta subió al poco con una toalla envolviéndole la cabeza. Gael la miró extrañado, pero no preguntó por qué se cubía el pelo.
-Hombre, la fugada -dijo en broma al verla aparecer-. ¿Pasó algo ayer para que te fueras tan de repente? Nadie sabía nada de ti.
El paseo hasta la botica fue breve, pero Gael, que no había pisado el exterior aún en todo el día, se dio cuenta de que el tiempo estaba más revuelto que de costumbre, venteando, nublado y húmedo. Se arrebujó en su chaqueta y miró las nubes con mala cara, asegurándose de llevar el ratón en el bolsillo. Entraron en la tienda saludando y se encontraron a uno de los frivys tras el mostrador. Se encargó de ir a buscar a Nia al sótano y esta subió al poco con una toalla envolviéndole la cabeza. Gael la miró extrañado, pero no preguntó por qué se cubía el pelo.
-Hombre, la fugada -dijo en broma al verla aparecer-. ¿Pasó algo ayer para que te fueras tan de repente? Nadie sabía nada de ti.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
18/06/13, 02:58 am
Nia
El sótano de la botica, normalmente un lugar húmedo y apagado, tenia sus rocas impregnadas de brochazos aleatorios de colores vívidos, como el que habia llevado a la fiesta. La variedad de colores eran el rojo, el azul, el verde y el morado y todos brillaban sobre la piedra húmeda, iluminando la sala subterranea con todo un arcoiris, o casi. La enorme pecera estaba tapada con una sábana negra, para evitar molestar a su morador y Nia se encontraba en un mueble que servia de tocador y de mesilla donde estaba tratando su pelo. Parte de este, estaba quemado, y algunos mechones separados parece ser que habian sido victimas de un intento de teñirse fallido. Con lo cual, la normalmente deslumbrante melena de Nia, en estos momentos era una maraña cardada con varios mechones multicolor.
Gruñia a su reflejo mientras se peinaba con fuerza, haciendose daño en la raiz y lloriqueando por ello, frustrada. Nia les habia pedido un tiempo a los frivy's de privacidad ya que iba a tener que arreglar el desastre de su pelo antes de volver a salir al público. No se esperaba oir la voz del joven frivy de pelo anaranjado asomandose por la escalinata.
-Jefa, tienes supervisita.-
Nia soltó otro gruñido de frustración mientras arrojaba el cepillo al otro lado de la sala. Resoplando fuertemente, se giró hacia el frivy que se quedó mirando el pelo de la niña confundido y sorprendido a partes iguales.
-Si es un cliente, puedes decirle que me encuentro indispuesta. Que deje su dirección y yo misma le haré una visita cuando...-dijo, volviendo a su tocador, enredando la punta de sus dedos entre el enmarañado pelo. El frivy negó rápidamente con la cabeza, interrumpiendola.
-No jefa. Son sus megamigos del fiestyxcuchitril.-
La ulterana alzó una ceja, procesando las palabras lentamente. Cuando se dió cuenta, se alzó de súbito y entró en pánico. Buscaba algo con el que tapar esos pelos que traía consigo. Se desesperó y acabó ocultando la larga melena rubia en una toalla, a modo de turbante. Quizás demasiado grande debido a la longitud de su pelo. Pero ya no importaba nada. Con lágrimas de tener el pelo todavía dolorido, la ulterana subió las escaleras hasta salir al encuentro de Adara, Giz, Gael y Noel. La ulterana suspiró, cansada. No había pasado una buena noche, ni tampoco había mejorado mucho con la salida del sol. Se había prometido no dejar que le afectase. No al menos delante de ellos.
-Hola...-comentó con una voz algo débil e intentó marcarse una sonrisa.
Gael la saludó con una broma y la ulterana parpadeó lentamente, todavía costándole pillar la velocidad a la que iban las cosas, antes de contestar.
-Si... bueno...-dijo mientras les ofrecía un asiento y si querian algo de beber o comer, aunque la hora de comer hubiera pasado hace poco.
-No se me dan especialmente bien las fiestas... Demasiada gente.-comenzó a explicarse.-Vi algo que me recordó a otra cosa que no quisiera recordar más... Una tonteria.-dijo venteando la mano debajo de su rostro, para quitarle importancia.-Y bueno... Tuve un pequeño ataque de nervios y no pude evitar irme.-dijo, como si fuera la cosa más torpe del mundo. A continuación, intentó lograr otra sonrisa, para una vez más, quitarle importancia.-Lo siento por desaparecer.-terminó diciendo.
No hacia más que repetirse la historia. Solo conseguía que los demás se preocupasen por ella. Quizás debería volver al mar de una vez por todas.
El sótano de la botica, normalmente un lugar húmedo y apagado, tenia sus rocas impregnadas de brochazos aleatorios de colores vívidos, como el que habia llevado a la fiesta. La variedad de colores eran el rojo, el azul, el verde y el morado y todos brillaban sobre la piedra húmeda, iluminando la sala subterranea con todo un arcoiris, o casi. La enorme pecera estaba tapada con una sábana negra, para evitar molestar a su morador y Nia se encontraba en un mueble que servia de tocador y de mesilla donde estaba tratando su pelo. Parte de este, estaba quemado, y algunos mechones separados parece ser que habian sido victimas de un intento de teñirse fallido. Con lo cual, la normalmente deslumbrante melena de Nia, en estos momentos era una maraña cardada con varios mechones multicolor.
Gruñia a su reflejo mientras se peinaba con fuerza, haciendose daño en la raiz y lloriqueando por ello, frustrada. Nia les habia pedido un tiempo a los frivy's de privacidad ya que iba a tener que arreglar el desastre de su pelo antes de volver a salir al público. No se esperaba oir la voz del joven frivy de pelo anaranjado asomandose por la escalinata.
-Jefa, tienes supervisita.-
Nia soltó otro gruñido de frustración mientras arrojaba el cepillo al otro lado de la sala. Resoplando fuertemente, se giró hacia el frivy que se quedó mirando el pelo de la niña confundido y sorprendido a partes iguales.
-Si es un cliente, puedes decirle que me encuentro indispuesta. Que deje su dirección y yo misma le haré una visita cuando...-dijo, volviendo a su tocador, enredando la punta de sus dedos entre el enmarañado pelo. El frivy negó rápidamente con la cabeza, interrumpiendola.
-No jefa. Son sus megamigos del fiestyxcuchitril.-
La ulterana alzó una ceja, procesando las palabras lentamente. Cuando se dió cuenta, se alzó de súbito y entró en pánico. Buscaba algo con el que tapar esos pelos que traía consigo. Se desesperó y acabó ocultando la larga melena rubia en una toalla, a modo de turbante. Quizás demasiado grande debido a la longitud de su pelo. Pero ya no importaba nada. Con lágrimas de tener el pelo todavía dolorido, la ulterana subió las escaleras hasta salir al encuentro de Adara, Giz, Gael y Noel. La ulterana suspiró, cansada. No había pasado una buena noche, ni tampoco había mejorado mucho con la salida del sol. Se había prometido no dejar que le afectase. No al menos delante de ellos.
-Hola...-comentó con una voz algo débil e intentó marcarse una sonrisa.
Gael la saludó con una broma y la ulterana parpadeó lentamente, todavía costándole pillar la velocidad a la que iban las cosas, antes de contestar.
-Si... bueno...-dijo mientras les ofrecía un asiento y si querian algo de beber o comer, aunque la hora de comer hubiera pasado hace poco.
-No se me dan especialmente bien las fiestas... Demasiada gente.-comenzó a explicarse.-Vi algo que me recordó a otra cosa que no quisiera recordar más... Una tonteria.-dijo venteando la mano debajo de su rostro, para quitarle importancia.-Y bueno... Tuve un pequeño ataque de nervios y no pude evitar irme.-dijo, como si fuera la cosa más torpe del mundo. A continuación, intentó lograr otra sonrisa, para una vez más, quitarle importancia.-Lo siento por desaparecer.-terminó diciendo.
No hacia más que repetirse la historia. Solo conseguía que los demás se preocupasen por ella. Quizás debería volver al mar de una vez por todas.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Botica de la náyade
18/06/13, 03:42 am
Noel no volvió al cuchitril hasta mediodía. Sabiendo que no iban a entrenar aquella mañana, se permitió quedarse un buen rato durmiendo con Wen en el burdel y luego desayunar también allí. Cuando se acercaba la hora de comer volvió, considerando que ya sería demasiado abusar y pensando en que Gael agradecería no tener que hacer la comida él solo. Se encontró en la puerta de casa con Giz que también llegaba en ese momento y lo saludó jocosamente mientras comentaban que habían dejado la vieja posada medio vacía esa noche. El draco volvió vestido todavía con el traje, deseando quitárselo de encima hasta la próxima ocasión en la que tuviera que volver a utilizarlo que esperaba fuese dentro de mucho tiempo. O tal vez nunca. Tras guardar la ropa en su precario armario y casi susprirar de alivio al volver a vestirse con su ropa de siempre, ayudó a preparar la comida mientras el fuego fatuo le contaba el plan para la tarde.
Salieron hacia la botica sin Toima y Tania, ya que el ulterano parecía encontrarse de un humor extraño que el sueco achacó a la fiesta en sí sin pensarlo demasiado. Si seguía así ya le preguntaría qué diablos le pasaba. Entraron en el establecimiento y tuvieron que esperar a que el frivy avisase a la náyade de su visita. La niña apareció ante ellos con una toalla en la cabeza, sobre lo cual no hizo preguntas.
Nia parecía desanimada cuando respondió a Gael y el draco no estaba muy seguro acerca de qué debía decir. Al fin y al cabo él mismo tampoco había estado muy a gusto en el palacete, por lo que no le resultó extraña la declaración de la náyade.
-Si es que ya sabía yo que no podía salir nada bueno de semejante circo -bromeó como queriendo quitarle hierro al asunto-. Pero en cualquier caso supongo que no hace falta recordarte que estamos aquí para ayudarte, ¿verdad? -finalizó con un tono un poco más serio. A veces la ulterana tenía tendencia a no contar las cosas que le preocupaban.
Sigue en el Cuchitril.
Salieron hacia la botica sin Toima y Tania, ya que el ulterano parecía encontrarse de un humor extraño que el sueco achacó a la fiesta en sí sin pensarlo demasiado. Si seguía así ya le preguntaría qué diablos le pasaba. Entraron en el establecimiento y tuvieron que esperar a que el frivy avisase a la náyade de su visita. La niña apareció ante ellos con una toalla en la cabeza, sobre lo cual no hizo preguntas.
Nia parecía desanimada cuando respondió a Gael y el draco no estaba muy seguro acerca de qué debía decir. Al fin y al cabo él mismo tampoco había estado muy a gusto en el palacete, por lo que no le resultó extraña la declaración de la náyade.
-Si es que ya sabía yo que no podía salir nada bueno de semejante circo -bromeó como queriendo quitarle hierro al asunto-. Pero en cualquier caso supongo que no hace falta recordarte que estamos aquí para ayudarte, ¿verdad? -finalizó con un tono un poco más serio. A veces la ulterana tenía tendencia a no contar las cosas que le preocupaban.
Sigue en el Cuchitril.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
18/06/13, 10:46 pm
Nia
La ulterana no pudo evitar sentirse mal cuando todos intentaron animarla. Era algo que preferia dejar escondido, nadie tendria porque saberlo y así todo era mejor y más fácil para ella. Cuando les dejó claro que ya se encontraba mucho mejor se estiró y bostezó, somnolienta, intentando ocultarlo todo lo que pudo. Giz intervino entonces, preguntandole a Nia por si tenia algo para apaciguar a los animales que tenia Giz. Nia le dio un paseo por la zona de tranquilizantes de su tienda. Tras discutir sobre el tema, Nia supo de la exacta situación de los animales y no pudo evitar fruncir el ceño. Lo mismo estaba ocurriendo con los animales que Nia guardaba. La luna debia estar alterandoles.
Ahí en el cielo, brillando color carmesí, la luna era un aviso para algunos, para otros era un milagro y para otros una amenaza. Para la niña se trataba de una señal de que el tiempo se acercaba. Aquella misma noche tenia pensado empreder el viaje que solia hacer por aquellas fechas. Si todo le salia bien, estaria de vuelta a la siguiente noche. Naturalmente, cerraria la tienda y dejaria a los frivy's ocuapdos con el huerto y otras tareas de la botica.
Con un suspiro de cansancio llenó la bolsa de papel con numerosos viales enanos, como a modo de dosis, seguidos de unos mas grandes, destinados a los animales más grandes. Ya en el mostrador le pasó la bolsa al arseniano que insistió en pagar. Aunque Nia se negó al principio en cobrarle a un amigo, el chico insistió hasta que se salio con la suya y Nia le dijo el precio de lo que se llevaba. De todas formas, no es que andara muy suelta con su presupuesto y siempre le venia bien cualquier ingreso extra.
Habiendo resolvido ese asunto y quedándose más tranquilos sabiendo que no le habia pasado nada grave a la chica, los cuchitrileros se dispusieron a salir, pero Nia les paró en el lugar. Se acercó levitando y arrojó unos paquetitos envueltos en papel de colores a la bolsa que llevaba Giz.
-Son bolsitas de té.-aclaró.-No se si bebereis con frecuencia, pero, probadlo y decidme que os parece. Estoy pensando en cultivar mi propia reserva y tengo que tener conejillos de Indias para probar si es letal o no.-dijo, bromeando.
Finalmente, salió a despedirles. Se quedó despidiendoles con la mano en el umbral de la puerta hasta que las figuras de los cuchitrileros ya no se podian ver a lo lejos. Tiró de la toalla con desgana, soltandose el pelo. El viento mecia su melena contra su cara. Cogio uno de los mechones dañados y suspiró, de cansancio, antes de volver a entrar en la botica y a cerrar la puerta detrás de ella.
La ulterana no pudo evitar sentirse mal cuando todos intentaron animarla. Era algo que preferia dejar escondido, nadie tendria porque saberlo y así todo era mejor y más fácil para ella. Cuando les dejó claro que ya se encontraba mucho mejor se estiró y bostezó, somnolienta, intentando ocultarlo todo lo que pudo. Giz intervino entonces, preguntandole a Nia por si tenia algo para apaciguar a los animales que tenia Giz. Nia le dio un paseo por la zona de tranquilizantes de su tienda. Tras discutir sobre el tema, Nia supo de la exacta situación de los animales y no pudo evitar fruncir el ceño. Lo mismo estaba ocurriendo con los animales que Nia guardaba. La luna debia estar alterandoles.
Ahí en el cielo, brillando color carmesí, la luna era un aviso para algunos, para otros era un milagro y para otros una amenaza. Para la niña se trataba de una señal de que el tiempo se acercaba. Aquella misma noche tenia pensado empreder el viaje que solia hacer por aquellas fechas. Si todo le salia bien, estaria de vuelta a la siguiente noche. Naturalmente, cerraria la tienda y dejaria a los frivy's ocuapdos con el huerto y otras tareas de la botica.
Con un suspiro de cansancio llenó la bolsa de papel con numerosos viales enanos, como a modo de dosis, seguidos de unos mas grandes, destinados a los animales más grandes. Ya en el mostrador le pasó la bolsa al arseniano que insistió en pagar. Aunque Nia se negó al principio en cobrarle a un amigo, el chico insistió hasta que se salio con la suya y Nia le dijo el precio de lo que se llevaba. De todas formas, no es que andara muy suelta con su presupuesto y siempre le venia bien cualquier ingreso extra.
Habiendo resolvido ese asunto y quedándose más tranquilos sabiendo que no le habia pasado nada grave a la chica, los cuchitrileros se dispusieron a salir, pero Nia les paró en el lugar. Se acercó levitando y arrojó unos paquetitos envueltos en papel de colores a la bolsa que llevaba Giz.
-Son bolsitas de té.-aclaró.-No se si bebereis con frecuencia, pero, probadlo y decidme que os parece. Estoy pensando en cultivar mi propia reserva y tengo que tener conejillos de Indias para probar si es letal o no.-dijo, bromeando.
Finalmente, salió a despedirles. Se quedó despidiendoles con la mano en el umbral de la puerta hasta que las figuras de los cuchitrileros ya no se podian ver a lo lejos. Tiró de la toalla con desgana, soltandose el pelo. El viento mecia su melena contra su cara. Cogio uno de los mechones dañados y suspiró, de cansancio, antes de volver a entrar en la botica y a cerrar la puerta detrás de ella.
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Botica de la náyade
29/06/13, 08:31 pm
Nia
La ulterana se despidió de los cuchitrileros y marchó de vuelta al burdel. Habia tenido un día bastante movidito y pensaba pasar el resto de este leyendo unos antiguos tomos de alquimia para seguir avanzando en sus investigaciones personales. Flotando como iba no notó de primera mano el terremoto que aconteció la ciudad pero sin duda le estremeció aquella onda antinatural que desprendia la ciudad. Desde el aire, no pudo distinguir gran cosa, pero de todas formas apuró su paso hacia la botica.
Al entrar dentro, encontró a los frivys algo tensos que le preguntaron sobre el temblor de tierra. La niña estaba confusa, pero no dejó que afectara a su juicio. Decidió cerrar la tienda por el resto del día hasta estar segura de lo habia pasado. Les advirtió que no salieran bajo ningún concepto ni se asomaran a las ventanas. Casi prefiria que se quedaran a su lado, pero tenian que preparar demasiadas cosas para lo que fuera que se avecinase aquel día.
-Esto no me da buena espina...-dijo entonces, por debajo de su aliento. A través del cristal verdoso de la ventana, pudo apreciar la luna bien alta en el cielo, brillando con esplendor, pero Nia la notó cambiada. Habia algo mal en ella, algo antinatural que nunca antes habia visto. Un ser, rápidamente, cruzó el final de la calle. Pilló la niña por sorpresa que no pudo distinguir muy bien su forma. Tras un rato de observación sin que nada apareciera, frunció el ceño y cerró las contraventanas. Una vez hecho esto, revisó las defensas mágicas de la botica y las dobló, por si las moscas. Algo realmente peligroso tendria que intentar cruzar aquellas puertas para lograr atravesarlas.
Mientras Nia se habia encargado de atrincherar la planta baja, los frivys se habian encargado de reforzar la parte de arriba, ventanas, balcones y tejado, tal y como estaba preparada la botica. La botica en si no estaba provista de armas, pero si evitaba que una amenaza externa amenazara a sus habitantes. Por desgracia, los frivy's no estaban acostumbrados a hacer labores deprisa y corriendo y entre que cerraron las contraventanas y atrincheraron todo el tejado, un ser, parecido a un bebé calvo con la piel gris oscura y unas alas de murcielago se habia colado. El diablillo en cuestión preferia esconderse en la oscuridad y fue lo primero que hizo nada más entrar, aprovechando la sobra que extendia un armario sobre una esquina de esa planta, el diablillo se agarró las piernas y quedó hecho una bola, más tranquilo en la oscuridad.
Nia llamó a reunir a todos los frivys que le informaron que ya estaba cerrado todo a cal y canto. Nia no se relajó, ni por un instante. No pensaba dejar que volvieran a irrumpir en su hogar, no después de lo que pasó en la cosecha. A falta de armas, tendria la magia. Aún así, no pudo evitar sentirse intranquila y preocuparse por los frivy's.
Usó la niebla mágica para explorar distintas zonas de la ciudad, así como el cuchitril y el burdel. Ambos estaban siendo brutalmente atacados por criaturas que Nia creia propias de los subterraneos, así como otras alimañas de la ciudad. ¿Quizas la enajenación de estas habia llegado a otro nivel? Pronto vio como una pequeña masa de alimañas salio del final de la calle y se dirigia hacia la botica. Las verjas los contendrían lo suficiente.
Explicó a los frivys la situación y les prometió que no les pasaría nada mientras ella estuviera con ellos. Aunque las palabras de la ulterana los calmaron, todavia se podia apreciar como temblaban de miedo ante la idea de enfrentarse a los monstruos por su cuenta. Los llevó a la trastienda y ahí les pertrechó como pudo. Al frivy más jóven (y por tanto más fuerte) le dio una tapa de barril reforzado que hacia de rodela, un guante de malla que servia para tratar con animales que tendian a morder al ser manipulados y un cuchillo de cocina. A la anciana, le dió una bolsa llena de viales y le explico que dentro habia una cantidad de remedios y medicinas que no salieron bien o cuya fórmula era defectuosa y que por lo tanto causaban más mal que bien. Habia desde sarpullidos a implosiones de organos y por lo tanto era bastante aleatorio lo que causarian. Habia pensado en tirarlos más de una vez, pero siempre quedó en su consciencia que podrian pasar situaciones asi. Finalmente dío al último frivy una escoba cuya punta afiló para usarla de lanza. No hubo tiempo para pertrecharse más, algo comenzó a arañar la puerta violentamente y más arriba se podia escuchar a alguien forcejeando con las contraventanas mientras los gozones de estas chirriaban. Se mordió el labio y ordenó a los frivy's subir a vigilar las ventanas mientras el más joven se quedaba barricando la puerta. Mientras, ella iria al sótano para soltar a las criaturas que podrian ayudarles en aquella situacion, que eran pocas, pero al menos eran una ayuda. Por el camino de vuelta hechizó dos barriles uno grande, lleno de agua salada y otro más pequeño con aceite y los dejó detrás del mostrador. El frivy de pelo naranja habia apartado todas las estanterias a un lado y se estaba apoyando a modo de contrapeso contra la puerta y salia rebotando cada vez que los monstruos arremetian contra ella pero pronto volvia a apoyarse contra ella. No pensaba defraudar a la jefa despues de todo.
Nia escuchó a la frivy anciana pegar un grito y subio a la siguiente planta como una chispa. En su hombro estaba el paciente ermitaño y destrás de ella, dando saltitos, la salamandra-piraña que boqueaba, oliendo todos los seres que rodeaban la botica, estaba bastante nervioso y ansioso por morder algo, pero no lo haria si la niña no lo ordenaba.
Cuando llegó a la siguiente planta observó la escena y se quedó chocada por lo que vio- Una ventana estaba semi-partida en dos y del hueco que se habia creado una criatura con una lengua larga habia atrapado al anciano por el cuello que habia intentado pelear contra la bestia usando la punta afilada de su escoba, pero no habia servido de mucho para que parara de ahorcarle. Para cuando Nia llegó, cortó la lengua con un hechizo e intentó reanimar al frivy, pero era muy tarde. Nia golpeó el suelo con fuerza, de rabia, tanto que astilló la madera de este. A su lado, la anciana agarró la bolsa de químicos defectuosos, temblando de miedo. La salamandra comenzó a sisear contra un armario y Nia lo abrio de cal y canto. El diablillo pegó un grito y salio escaleras abajo, zarandeando sus delgados brazos por encima de su cabeza y aleteando. Nia mandó a la salamandra tras él. No habia tiempo para lamentar su muerte. Nia arrancó el palo afilado de la salida de la ventana y la bestia tras esta soltó un quejido bastante sonoro, cosa que no hizo cuando previamente Nia le habia cortado una lengua. Mandó a al frivy al pasillo, donde podria controlar la escalera mientras ella se encargaba de reparar la ventana.
El tiempo no estaba a su favor y las bestias acometian sin piedad contra la fachada del edificio, intentando derrumbar sus puertas y ventanas con tan solo magia y vulnerable madera protegiéndolas.
Las puertas cedieron y la maraña de criaturas se abrieron paso dentro. Habia una especie de cánidos que habian perdido la piel y tenian los músculos a plena vista, unas hienas, un par de insectos gigantes, dos quimeras, una que tenia gran parte de león u una cabeza de una cobra y otra que era una especie de simio calvo de gran tamaño con la parte inferior de una araña, haciendo una especie de minotauro extraño. El frivy subio escaleras arriba, viendose superado. Se vio obligado a subir de espaldas debido a la velocidad de los más pequeños, los perros y las hienas. Se cobró la vida de dos por el camino, usando ciegamente su cuchillo, clavandolo donde veia carne. Estaban siendo muy agresivos y la posicion del frivy y su armamento impidio que saliera más dañado que un arañazo en el brazo. Algo correteó entre sus piernas, chillando como un poseso. El bebé negro correteó escaleras abajo, pisoteando los cadaveres de los dos caninos sin miramientos. Detrás de este, la enorme salamandra derribó al frivy al suelo mientras bajaba las escaleras con furia asesina. Se encontró de cara con toda la marabunta y retrocedió de espaladas. Una desafortunada hiena, presa de alguna influencia, decidio atacar al anfibio. No tardó en escupir el torso de esta para poder morder a un perro en el morro, arrancandoselo de un bocado.
Mientras, Nia habia alcanzado al frivy y le habia explicado rápidamente lo que habia pasado en el segundo piso mientras le cerraba la herida con un hechizo. Pronto tendria que pasar a al ofensiva y repelerles. Se asomó a las escaleras y observó como los seres estaban destrozándolo todo, pisoteando todas las estanterias, comiendo, bebiendo y matando todos sus animales, atrapados en jaulas y peceras, poco podian hacer para escapar. Nia perdió los nervios y dejó que la rabia les guiase. Levitando por encima de la sala, encantó el barril de aceite para que se arrojara ante los insectos y demás alimañas que correteaban libres. Cuando el barril restalló contra estas, las pringó de aceite color dorado, haciendo que resbalasaen entre ellas, algunas acabaron siendo pisoteadas y otras simplemente no pudieron ponerse de pie. Nia no tardó en lanzar un hechizo de fuego para prenderlo todo de este. La explosión la cegó unos instanes pero enseguida toda la botica se iluminó con las llamas. Las critaturas corrian, desesperadas mientras eran quemadas vivas. Una mirada de odio y rabia se presentó en el rostro de la ulterana mientras contemplaba las llamas.
Por desgracia, las llamas no mataron a los más grandes y los que todavia estaban entrando. La quimera centauro, dotada de una inteligencia superior, localizó a Nia y comenzó a subir las escaleras con algo de dificultad debido a sus extremidades inferiores de araña, extendio los brazos de simio para alcanzar a la niña. La salamandra saltó para proteger a su ama. Agarrando a la quimera del cuello, se retorcio con rabia y frenesí, desgarrandola y derribándola al piso inferior. Nia bajó tras su salamandra quien recogio con un hechizo a tiempo de girarse a la otra quimera que lanzó un mordisco con su cabeza de cobra hacia la niña, chocando contra una protección mágica. Los frivy's no se quedaron atrás. La anciana arrojó tres viales, uno detras de otro, pero solo hizo efecto alguno el tercero que hizo que parte del pelo del lomo de león de la quimera se volviera calvo y la piel comenzara a derretirse, haciendo que la quimera profiriera un aullido de dolor. Nia extinguio el fuego usando el otro barril lleno de agua. Por desgracia, algunas llamas sobrevivieron y continuaron extendiendose. Nia no tuvo tiempo de prestarle atención a eso mientras la otra quimera cargó contra ella, profiriendo aullidos. El frivy reunió el valor y saltó desde el segundo piso hacia al quimera. Nada más aterrizar, comenzó a acuchillar su espalda con frenesí mientras gritaba lleno de adrenalina. La quimera dió un traspies por el ataque sorpresa y cayó derribada. El frivy cayó a su lado y corrió hacia la ulterana que ya estaba preparando un hechizo de paralisis. No duraria mucho, pero serviria para lo que planeaba. Cogio al ermitaño y lo posó en la cabeza de la quimera paralizada. Este comenzó a explorar las inmediaciones de esta y luego miró a Nia. Nia le susurró unas palabras y entonces el ermitaño entró en su concha y posó la salida de esta justo encima del craneo. Fue muy rápido. El ermitaño usó su aguijón eficazmente. Rompió las escamas y hueso del animal y le inyectó su veneno justo antes de que el hechizo desapareciera. El ser se estremeció unos segundos y finalmente, exhaló su último aliento. Recogiendo al ermitaño y acariciendole en la concha como prueba de que lo habia hecho bien, Nia se preparó para rechazar al restó de criaturas que estaban entrando por la puerta.
La ulterana se despidió de los cuchitrileros y marchó de vuelta al burdel. Habia tenido un día bastante movidito y pensaba pasar el resto de este leyendo unos antiguos tomos de alquimia para seguir avanzando en sus investigaciones personales. Flotando como iba no notó de primera mano el terremoto que aconteció la ciudad pero sin duda le estremeció aquella onda antinatural que desprendia la ciudad. Desde el aire, no pudo distinguir gran cosa, pero de todas formas apuró su paso hacia la botica.
Al entrar dentro, encontró a los frivys algo tensos que le preguntaron sobre el temblor de tierra. La niña estaba confusa, pero no dejó que afectara a su juicio. Decidió cerrar la tienda por el resto del día hasta estar segura de lo habia pasado. Les advirtió que no salieran bajo ningún concepto ni se asomaran a las ventanas. Casi prefiria que se quedaran a su lado, pero tenian que preparar demasiadas cosas para lo que fuera que se avecinase aquel día.
-Esto no me da buena espina...-dijo entonces, por debajo de su aliento. A través del cristal verdoso de la ventana, pudo apreciar la luna bien alta en el cielo, brillando con esplendor, pero Nia la notó cambiada. Habia algo mal en ella, algo antinatural que nunca antes habia visto. Un ser, rápidamente, cruzó el final de la calle. Pilló la niña por sorpresa que no pudo distinguir muy bien su forma. Tras un rato de observación sin que nada apareciera, frunció el ceño y cerró las contraventanas. Una vez hecho esto, revisó las defensas mágicas de la botica y las dobló, por si las moscas. Algo realmente peligroso tendria que intentar cruzar aquellas puertas para lograr atravesarlas.
Mientras Nia se habia encargado de atrincherar la planta baja, los frivys se habian encargado de reforzar la parte de arriba, ventanas, balcones y tejado, tal y como estaba preparada la botica. La botica en si no estaba provista de armas, pero si evitaba que una amenaza externa amenazara a sus habitantes. Por desgracia, los frivy's no estaban acostumbrados a hacer labores deprisa y corriendo y entre que cerraron las contraventanas y atrincheraron todo el tejado, un ser, parecido a un bebé calvo con la piel gris oscura y unas alas de murcielago se habia colado. El diablillo en cuestión preferia esconderse en la oscuridad y fue lo primero que hizo nada más entrar, aprovechando la sobra que extendia un armario sobre una esquina de esa planta, el diablillo se agarró las piernas y quedó hecho una bola, más tranquilo en la oscuridad.
Nia llamó a reunir a todos los frivys que le informaron que ya estaba cerrado todo a cal y canto. Nia no se relajó, ni por un instante. No pensaba dejar que volvieran a irrumpir en su hogar, no después de lo que pasó en la cosecha. A falta de armas, tendria la magia. Aún así, no pudo evitar sentirse intranquila y preocuparse por los frivy's.
Usó la niebla mágica para explorar distintas zonas de la ciudad, así como el cuchitril y el burdel. Ambos estaban siendo brutalmente atacados por criaturas que Nia creia propias de los subterraneos, así como otras alimañas de la ciudad. ¿Quizas la enajenación de estas habia llegado a otro nivel? Pronto vio como una pequeña masa de alimañas salio del final de la calle y se dirigia hacia la botica. Las verjas los contendrían lo suficiente.
Explicó a los frivys la situación y les prometió que no les pasaría nada mientras ella estuviera con ellos. Aunque las palabras de la ulterana los calmaron, todavia se podia apreciar como temblaban de miedo ante la idea de enfrentarse a los monstruos por su cuenta. Los llevó a la trastienda y ahí les pertrechó como pudo. Al frivy más jóven (y por tanto más fuerte) le dio una tapa de barril reforzado que hacia de rodela, un guante de malla que servia para tratar con animales que tendian a morder al ser manipulados y un cuchillo de cocina. A la anciana, le dió una bolsa llena de viales y le explico que dentro habia una cantidad de remedios y medicinas que no salieron bien o cuya fórmula era defectuosa y que por lo tanto causaban más mal que bien. Habia desde sarpullidos a implosiones de organos y por lo tanto era bastante aleatorio lo que causarian. Habia pensado en tirarlos más de una vez, pero siempre quedó en su consciencia que podrian pasar situaciones asi. Finalmente dío al último frivy una escoba cuya punta afiló para usarla de lanza. No hubo tiempo para pertrecharse más, algo comenzó a arañar la puerta violentamente y más arriba se podia escuchar a alguien forcejeando con las contraventanas mientras los gozones de estas chirriaban. Se mordió el labio y ordenó a los frivy's subir a vigilar las ventanas mientras el más joven se quedaba barricando la puerta. Mientras, ella iria al sótano para soltar a las criaturas que podrian ayudarles en aquella situacion, que eran pocas, pero al menos eran una ayuda. Por el camino de vuelta hechizó dos barriles uno grande, lleno de agua salada y otro más pequeño con aceite y los dejó detrás del mostrador. El frivy de pelo naranja habia apartado todas las estanterias a un lado y se estaba apoyando a modo de contrapeso contra la puerta y salia rebotando cada vez que los monstruos arremetian contra ella pero pronto volvia a apoyarse contra ella. No pensaba defraudar a la jefa despues de todo.
Nia escuchó a la frivy anciana pegar un grito y subio a la siguiente planta como una chispa. En su hombro estaba el paciente ermitaño y destrás de ella, dando saltitos, la salamandra-piraña que boqueaba, oliendo todos los seres que rodeaban la botica, estaba bastante nervioso y ansioso por morder algo, pero no lo haria si la niña no lo ordenaba.
Cuando llegó a la siguiente planta observó la escena y se quedó chocada por lo que vio- Una ventana estaba semi-partida en dos y del hueco que se habia creado una criatura con una lengua larga habia atrapado al anciano por el cuello que habia intentado pelear contra la bestia usando la punta afilada de su escoba, pero no habia servido de mucho para que parara de ahorcarle. Para cuando Nia llegó, cortó la lengua con un hechizo e intentó reanimar al frivy, pero era muy tarde. Nia golpeó el suelo con fuerza, de rabia, tanto que astilló la madera de este. A su lado, la anciana agarró la bolsa de químicos defectuosos, temblando de miedo. La salamandra comenzó a sisear contra un armario y Nia lo abrio de cal y canto. El diablillo pegó un grito y salio escaleras abajo, zarandeando sus delgados brazos por encima de su cabeza y aleteando. Nia mandó a la salamandra tras él. No habia tiempo para lamentar su muerte. Nia arrancó el palo afilado de la salida de la ventana y la bestia tras esta soltó un quejido bastante sonoro, cosa que no hizo cuando previamente Nia le habia cortado una lengua. Mandó a al frivy al pasillo, donde podria controlar la escalera mientras ella se encargaba de reparar la ventana.
El tiempo no estaba a su favor y las bestias acometian sin piedad contra la fachada del edificio, intentando derrumbar sus puertas y ventanas con tan solo magia y vulnerable madera protegiéndolas.
Las puertas cedieron y la maraña de criaturas se abrieron paso dentro. Habia una especie de cánidos que habian perdido la piel y tenian los músculos a plena vista, unas hienas, un par de insectos gigantes, dos quimeras, una que tenia gran parte de león u una cabeza de una cobra y otra que era una especie de simio calvo de gran tamaño con la parte inferior de una araña, haciendo una especie de minotauro extraño. El frivy subio escaleras arriba, viendose superado. Se vio obligado a subir de espaldas debido a la velocidad de los más pequeños, los perros y las hienas. Se cobró la vida de dos por el camino, usando ciegamente su cuchillo, clavandolo donde veia carne. Estaban siendo muy agresivos y la posicion del frivy y su armamento impidio que saliera más dañado que un arañazo en el brazo. Algo correteó entre sus piernas, chillando como un poseso. El bebé negro correteó escaleras abajo, pisoteando los cadaveres de los dos caninos sin miramientos. Detrás de este, la enorme salamandra derribó al frivy al suelo mientras bajaba las escaleras con furia asesina. Se encontró de cara con toda la marabunta y retrocedió de espaladas. Una desafortunada hiena, presa de alguna influencia, decidio atacar al anfibio. No tardó en escupir el torso de esta para poder morder a un perro en el morro, arrancandoselo de un bocado.
Mientras, Nia habia alcanzado al frivy y le habia explicado rápidamente lo que habia pasado en el segundo piso mientras le cerraba la herida con un hechizo. Pronto tendria que pasar a al ofensiva y repelerles. Se asomó a las escaleras y observó como los seres estaban destrozándolo todo, pisoteando todas las estanterias, comiendo, bebiendo y matando todos sus animales, atrapados en jaulas y peceras, poco podian hacer para escapar. Nia perdió los nervios y dejó que la rabia les guiase. Levitando por encima de la sala, encantó el barril de aceite para que se arrojara ante los insectos y demás alimañas que correteaban libres. Cuando el barril restalló contra estas, las pringó de aceite color dorado, haciendo que resbalasaen entre ellas, algunas acabaron siendo pisoteadas y otras simplemente no pudieron ponerse de pie. Nia no tardó en lanzar un hechizo de fuego para prenderlo todo de este. La explosión la cegó unos instanes pero enseguida toda la botica se iluminó con las llamas. Las critaturas corrian, desesperadas mientras eran quemadas vivas. Una mirada de odio y rabia se presentó en el rostro de la ulterana mientras contemplaba las llamas.
Por desgracia, las llamas no mataron a los más grandes y los que todavia estaban entrando. La quimera centauro, dotada de una inteligencia superior, localizó a Nia y comenzó a subir las escaleras con algo de dificultad debido a sus extremidades inferiores de araña, extendio los brazos de simio para alcanzar a la niña. La salamandra saltó para proteger a su ama. Agarrando a la quimera del cuello, se retorcio con rabia y frenesí, desgarrandola y derribándola al piso inferior. Nia bajó tras su salamandra quien recogio con un hechizo a tiempo de girarse a la otra quimera que lanzó un mordisco con su cabeza de cobra hacia la niña, chocando contra una protección mágica. Los frivy's no se quedaron atrás. La anciana arrojó tres viales, uno detras de otro, pero solo hizo efecto alguno el tercero que hizo que parte del pelo del lomo de león de la quimera se volviera calvo y la piel comenzara a derretirse, haciendo que la quimera profiriera un aullido de dolor. Nia extinguio el fuego usando el otro barril lleno de agua. Por desgracia, algunas llamas sobrevivieron y continuaron extendiendose. Nia no tuvo tiempo de prestarle atención a eso mientras la otra quimera cargó contra ella, profiriendo aullidos. El frivy reunió el valor y saltó desde el segundo piso hacia al quimera. Nada más aterrizar, comenzó a acuchillar su espalda con frenesí mientras gritaba lleno de adrenalina. La quimera dió un traspies por el ataque sorpresa y cayó derribada. El frivy cayó a su lado y corrió hacia la ulterana que ya estaba preparando un hechizo de paralisis. No duraria mucho, pero serviria para lo que planeaba. Cogio al ermitaño y lo posó en la cabeza de la quimera paralizada. Este comenzó a explorar las inmediaciones de esta y luego miró a Nia. Nia le susurró unas palabras y entonces el ermitaño entró en su concha y posó la salida de esta justo encima del craneo. Fue muy rápido. El ermitaño usó su aguijón eficazmente. Rompió las escamas y hueso del animal y le inyectó su veneno justo antes de que el hechizo desapareciera. El ser se estremeció unos segundos y finalmente, exhaló su último aliento. Recogiendo al ermitaño y acariciendole en la concha como prueba de que lo habia hecho bien, Nia se preparó para rechazar al restó de criaturas que estaban entrando por la puerta.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
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