Burdel de Dama Espasmo (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Gritos, una manzana, una persona moribunda... Las ideas y los sucesos se me agolpan en la cabeza, que me empieza a doler de la tensión del momento. Caín dice algo y me parece entender la palabra tablas. ¿Las necesitarán para curarlo? Y sin decir ni mu, corro hasta la habitación y traigo varias tablillas para que cojan la que más les cuadre. Las suelto en el suelo y retrocedo aterrado por la imagen. Siento un ligero picor en los ojos pero contengo las ganas de echarme a llorar como un idiota.

-Encadenarle...No estaría mal, aunque un poco salvaje, ¿No?.- Elliot empieza a enfadarse.- Tranquila, lo mejor en estos casos es ignorar.- Me tumbo en el sofá, pero esta vez con las piernas sobre el respaldo y la cabeza encima de los cojines.- Por suerte hay poca gente así...o al menos eso pienso yo.- Observo como Jack empieza a limpiar la sangre del suelo. Tendría que ser Alex el que lo hiciese y no ninguno de nosotros.

Me despierto con un extraño sabor de boca.

-Ghmnhggg... ¿Ah?

He mordido la almohada en sueños, y ahora está llena de babas... que asco...

Cambio la funda, bajo a buscar algo de comer y vuelvo a mi habitación con el libro de hechizos bajo el brazo y unos cuantos cristales, hoy tengo pensado pasarme la tarde practicando para hacer levitar mi lanza.

Me siento con las piernas cruzadas en el suelo, con la lanza a un metro de mi y el libro de hechizos entre las piernas... el conjuro no parece difícil, pero a ver que tal se me da...

Después de un rato, la lanza empieza a temblar y se levanta, apenas unos centímetros.

<<Si no la levanto mucho, supongo que podré aguantar mas tiempo, que es lo que quiero al fin y al cabo...>>

Cualquiera diría que estoy meditando, con las piernas cruzadas, la espalda recta y sumamente concentrado en la lanza.

Miro a Elliot sin sonreír mientras termino y me levanto, luego la miro y digo seriamente:
-No es para bromear, ese chico es peligroso.
No queda ni rastro de la sangre. Recojo los cuchillos del suelo, llevo el trapo a la cocina y lo enjuago profusamente para borrar toda huella. Tras dejar los cuchillos en un cajón, vuelvo al salón y veo a Erika sentada o tumbada, no sé definirlo, de una forma muy rara que me hace reir.
-Vamos a probar.
Me siento en el sofá y la imito torpemente, pero consigo quedarme estable y empiezo a reírme
-Prefiero esta forma de ver el mundo.-digo entre risas, evitando el tema de Alex.
<<Reir, eso es bueno para relajarse, y más después de lo ocurrido>> Pero tumbado de esta forma, el kimono abierto de cintura para arriba se abre del todo y cuando me percato me sonrojo. Rápidamente intento cerrar las telas y me cruzo de brazos, <<lo malo es que en esta posición no puedo desatar el látigo y vestirme bien, maldición...>>

Cuando Jack sale de la cocina tras haber lavado los cuchillos, me mira y me imita:
-Me gusta relajarme así...se que es un poco raro, pero para gustos los colores.- Miro a Jack, que torpemente, consigue imitarme perfectamente. Pero se levanta, con el torso al descubierto y algo sonrojado.
Después de un rato en la misma posición, me tumbo normal, con los brazos debajo de la cabeza pero con los pies todavía encima del respaldo:
-Las habitaciones del tercer piso son una maravilla...Todo tan...lujoso.- Intento sacar un tema de conversación.

-ASí se te sube la sangre a la cabeza...Aunque...¿No será que baja a la cabeza?-y vuelvo a reirme, vuelvo a tumbarme al revés y sigo hablando.-Tengo que ir a cierta habitación, que el otro día lavé...-<<Elliot no lo sabe, cállate. O...no, no hace falta, sigue>> Me callo y luego sigo.-Que lo de Dirke del otro día fue culpa de un extraño perfume derramado en un dormitorio. Lo lavé a fondo y ya no huele. Pero sí, las camas de arriba son muy cómodas.
Pero aunque llevo intentándolo desde que Erika ha hablado, mi cuerpo me puede y vuelvo a sonrojarme. Así que me siento como normalmente, con cuidado de no arrearle una patada a la chica y me levanto demasiado rápido: la parte superior del kimono cae y se queda colgando de la cintura <<Maldita sea...Se me verán todas las cicatrices...>>
-Er...Volveré.-digo misteriosamente y echo a correr escaleras arriba.
Llego al cuarto prohibido y entro en el balcón, dejo la alfombra en su sitio y hago la cama, pero me tumbo en esta un rato <<A ver si despiertan los demás>>

-¿Pero qué...?- antes de que pueda decir nada, Alexander ya ha salido.
Me cago en la leche, después de lo sucedido hoy me he quedado sin entrenamiento. Bueno... Quizás me venga bien para descansar.
Vagabundeo por el burdel, como hago cuando no tengo otra cosa que hacer.

Me levanto en mitad del balcón, tumbado en una posición bastante incómoda y con un fuerte dolor de cuello. Me pongo en pie, me estiro y me asomo al balcón. La figura sigue ahí, tirada... Después de las pesadillas de anoche, prefiero que se quede ahí fuera.

Entro a la habitación y busco algo de ropa. Buscaría mis pantalones y mi camisa, pero no sé donde las guardaron después de que Vacuum me echara al agua... Finalmente acabo buscando entre los muebles de la alcoba y me encuentro una camiseta blanca de seda y unos pantalones oscuros del mismo material. No pegan mucho con el resto de ropa del burdel... será ropa de los clientes, supongo.

Tras eso bajo al salón y veo a Erika, Elliot y el chico con orejas de gato. Los saludo con la mano y me acerco a los cojines, tumbándome sobre ellos.
-¡Hola! ¿Estar bien?-les pregunto, más por buenos modales que por curiosidad. Ya que en esta ciudad es complicado estar bien realmente.

Jack se levanta y se va, puedo percibir como se pone colorado. Sin embargo ese "volveré" lo noto algo...¿ Frío?. Si bueno, también había notado como había parado de hablar al principio de la frase para referirse a esa cierta habitación del tercer piso.
Elliot y yo nos quedamos solas, apenas hay conversación, yo estoy en mi mundo, empanada, como de costumbre. Dirke llega al salón, ayer apenas le vi, ¿Donde se habría metido?:
-Todo bien...perfectamente.- Aunque no suena demasiado creíble.- ¿Y tú?- Le hago un hueco en el sofá por si quiere sentarse.

Al final, acabo en el dojo. Supongo que la idea de abandonar mi entrenamiento hasta mañana me resulta insoportable, puesto que soy bastante consciente de mi capacidad para dejar las cosas poco a poco, hasta abandonarlas por completo sin apenas darme cuenta.
Me doy cuenta de lo que estoy buscando: no solo el entrenamiento en sí, sino también constancia que me ayude a mejorar. Puesto que mejorar, por lo visto, es la única forma de sobrevivir allí.
Acabo luchando contra el mismo enemigo invisible que hace unos días. Solo que ahora, una vez que me pongo a recordar los movimientos de Alexander, intento asestar alguno de esos de vez en cuando. Ahora no es simplemente ataque bruto; ahora añado alguna que otra finta de vez en cuando.
Poco a poco, me digo a mí misma.

Al escuchar a alguien bajando por la escalera, alguien más pequeño que yo, ruedo en la cama y salgo de esta, aliso las mantas y me estiro.
-Hora de trabajar.
Salgo del dormitorio, dedicando una mirada al armario y luego vuelvo al salón. Acerté: era Dirke el que bajaba. Me acerco al chico y sonrío, después le digo:
-Hola. ¿Querer ayudar mí?-lentamente, señalándome a mí mismo al acabar. Por si acaso, digo.- Ballesta.-y simulo que disparo una ballesta.

Sonrío a Erika al ver que todo parece ir bien y, justo cuando voy a sentarme a su lado, llega Jack y me pide ayuda. Por los gestos y lo que dice... parece que habla de arcos o algo así. No me hace falta pensar mucho una respuesta, ya que estaba deseando poder ser de ayuda y esta es la oportunidad perfecta para mí. Asiento de forma algo exagerada y alzo el pulgar hacia arriba.
-¡Sí, yo ayudar!-le hago saber antes de subir corriendo a por las pocas herramientas que colé en la ciudad dentro del delantal y el diccionario. Bajo corriendo, tropezando en los últimos escalones. Sin embargo, consigo parar la caída con las manos en el suelo y me levanto justo frente a ellos como si nada. sonriendo y rascándome la cabeza, como disimulando-. ¡Ya!-le digo a Jack.

Las cosas se me hacen aburridas entrenando yo sola.
Así que, dando un paseo, vuelvo al salón, en el que hay varias personas, entre ellas Dirke, que parece entusiasmado.
-¿Qué pasa?- pregunto, sonriendo.

Asiento cuando Dirke responde pero le miro extrañado cuando echa a correr. <<Intuyo que irá a coger algo...¿Pero el qué?>> Vuelve con un delantal y varias herramientas, reconozco una navaja. <<Nos vendrá bien para cortar>> Sonrío cuando noto su entusiasmo y le hago un gesto para que me siga a la armería, pero antes le digo a Martalar
-Vamos a intentar fabricar una ballesta, aunque lo veo chungo.
Luego subimos los dos hasta la armería y hago sitio en el suelo para poder sentarnos. En una pared hay varios muebles apilados: los que quitamos de las habitaciones de desuello y entrenamiento. <<Esa madera es la que vamos a usar, así como sus bisagras y demás>> Vuelvo a por mi espada y empiezo a desmontar uno de los muebles, pero antes digo a Dirke
-Desmontar. Mueble. Madera. Fabricar.
Y sigo a lo mío, dejando las partes del armario con el que estoy en un montón

Ballestas... Vaya, realmente pueden resultar útiles.
Observo como se van y me siento en uno de los sofás, con los ojos medio cerrados. Un profundo sopor se abate sobre mí, haciéndome tararear una canción para mantenerme despierta.

Antes de comenzar a desarmar los muebles, le muestro a Jack un destornillador pequeño y alguna herramienta más del delantal, aunque creo que no las necesitará. Me pongo manos a la obra y ayudo a Jack a desmontar los muebles. Hacer un arco con este tipo de madera es muy complicado, supongo que tendrá otra idea en mente... Recuerdo al chico que vino con una ballesta, quizá sea eso lo que quiere hacer. <<Me gusta la idea>>. A pesar del esfuerzo que requiere desarmar el mueble, sonrío casi como un tonto. Por fin me siento un poco útil. Cuando acabamos con el mueble, le pregunto qué más hacer mediante señas y buscando alguna palabra en el libro.

Entro con la máxima discrección que puedo,no me siento muy orgulloso de lo de antes,pero Elliot me hace perder los papeles. Sin hacer ruido y rápidamente,subo al dojo y dejo que mis cuchillos hablen por mí. Me quito la sudadera y me pongo unos prácticos pantalones de kimono parecidos a los mios de karate. Saco mi cuchillo del brazalete y empiezo a mezclar patadas con tajos. Luego,guardo el cuchillo y empiezo a dar series de patadas.
-Kiai!
Es muy aburrido sin alguien para practicar.