Burdel de Dama Espasmo (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Gritos, una manzana, una persona moribunda... Las ideas y los sucesos se me agolpan en la cabeza, que me empieza a doler de la tensión del momento. Caín dice algo y me parece entender la palabra tablas. ¿Las necesitarán para curarlo? Y sin decir ni mu, corro hasta la habitación y traigo varias tablillas para que cojan la que más les cuadre. Las suelto en el suelo y retrocedo aterrado por la imagen. Siento un ligero picor en los ojos pero contengo las ganas de echarme a llorar como un idiota.

Caín se acerca y señalo con la cabeza a la chica, al parecer mayor que yo
-Una tal Adara. Más le vale no querer quedarse, porque la desollaré.-digo sonriendo como un loco.-Es broma, pero dijo que éramos vecinos, así que imagino que ya tendrá sitio donde vivir. Es más...¿Dónde vives?

Me levanto después de un rato, recuperado del cansancio, pero no de la emoción

<<¡Buaaah!Soy la hostia!>>

Reviso el libro en busca de un hechizo que pueda realizar allí, pero no encuentro nada.
Repaso varias veces el hechizo paralizador, pero como no tengo nada contra lo que lanzarlo, decido memorizar el hechizo, por si alguna vez me es útil.

Vaya. Aparecen dos chicos detrás de la puerta... Genial, pensaba que en esta ciudad sólo cosechaban a niños y chicas. ¡Al fin alguien un poco mayor!

-Encantada, Jack. Y a ti también, chico, me llamo Adara. Al fin alguien que me recibe como dios manda... ¿Conocéis a Elliot? Esa chica un poco más y me salta al cuello al descubrir que llevaba una semana en el torreón.

-¿Elliot?-hago memoria.-Me suena de algo...Pero no sé ahora...Creo que estuvo por aquí con el chico de la guitarra. ¿Dices que vives en el torreón con ella entonces? De acuerdo.
<<O se va o se queda a cenar, pero que haga algo ya, que tengo que seguir con los colaespinas>> pienso, pero no le digo nada. Aunque quizá se me note incómodo.

Me quedo un poco cortada, al chico se le ve un poco incómodo y lo cierto es que no sé muy bien qué decirle. Tal vez...

-¿Quieres que te ayude con lo de los colaespinas, Jack?

Su pregunta me sorprende pero me encojo de hombros y asiento con vigor
-De acuerdo. Caín, nos vamos al sótano. Si alguien se presenta, ya vengo yo a abrir la puerta.
Echo a andar hacia el sótano y bajo las escaleras. En la sala de piedra hay un colaespina colgando cabeza abajo del techo, atado a las vigas de madera con un látigo. El otro está tirado en el suelo. El que está colgado tiene una raja desde la altura de la cola hasta media panza, sin terminar, con un cubo debajo.
-A ver...Yo estoy con este. Podemos colgar el otro y te enzarzas con él. Aunque...¿Has desollado algún animal alguna vez?-inquiro

-Grrr...

Y dale, confundo la posición 3 con la 5 todo el rato...

Las palabras del idioma ese raro ya están superadas, pero aun no estoy acostumbrado a hacer las posiciones de las manos, practico por separado las manos y las palabras, para no paralizar a alguien sin querer.

Sigo un rato hasta que consigo hacerlas 5 veces seguidas, de forma rápida y fluida.

<<Bueno, creo que es suficiente, solo me falta un objetivo, pero ya me preocuparé de eso cuando tenga que hacerlo>>

Subo con la lanza al dojo, para practicar un rato más. Hay un tío nuevo que no conozco lanzando cuchillos contra una diana, pero últimamente siempre hay alguien nuevo, así que le saludo escuetamente para que sepa que estoy aquí, y me pongo a lo mio.

En menos de 5 minutos ya estoy metido en mi guerra imaginaria.

-Con nosotros tambien era bastante arisca- comentó- Soy Cain. Elliot se acostumbrará a ti con el tiempo, supongo...- No estaba muy seguro de qué habría hecho esa chica para enfadar a Elliot, aunque conocía el temperamento de la pelirroja lo bastante como para saber que le harían falta unos días para que escondiese las uñas en su presencia- Hoy creo que hay arroz en la cesta... y tenemos azafrán, así que preparad la carne pronto, esta noche vamos a probar un plato nuevo...

-¡Entendido, Cain! Siendo dos, iremos mucho más rápidos.

Curiosos bichos, no había visto nunca nada como esto...
-No, lo cierto es que no he desollado nunca ningún animal. Pero siempre está bien aprender todo lo que pueda ser necesario.

Asiento de nuevo
-La cena nos espera, así que desollemos este entre los dos.
Cojo de una mesa un hueso afilado por uno de sus filos y se lo ofrezco
-Ten. Y ten cuidado no te cortes. A ver...
Primero de todo, acabar de abrirlo en canal. Eso lo hago yo en un periquete y luego echo todas las vísceras en el cubo. Meto las manos sin miramientos en el interior del colaespina para apartar todos los restos y me limpio la mano derecha en otro cubo con agua.
-Hecho eso, yo me encargo de la piel de arriba y tú de la de abajo. Es decir, yo desollo las patas traseras hacia la mitad del cuerpo y tú al revés, pero no toques el cuello.
Me levanto y aflojando el látigo bajo el colaespina para alcanzar con el cuchillo las patas. Doy varios cortes y empiezo a desollarle con cuidado la pata izquierda, luego la derecha, de forma que si se rellenase la piel con algodón y se cosiesen los agujeros de las patas, tuviese la forma de un colaespina vivo. Hecho esto, doy varios tajos profundos en torno a la cola y con un giro brusco se la corto...

Me fijo en como desuella la parte superior de la pieza y hago yo lo mismo con la inferior. La piel se resiste a separarse de la carne, pero tampoco es excesivamente dura.

-Tranquilo, no te preocupes por los cortes. No es la primera vez que corto algo. No soy ese tipo de "princesita".

Permanezco callado durante todo el proceso, recordando momentos pasados en las montañas, en el bosque, desollando desde conejos a ciervos en cuevas bajo la nieve...Hasta que me habla y me saca de mi ensimismamiento
-¿Princesita?-me encojo de hombros, pues no sé a qué se refiere.
Terminadas las patas traseras y la cola, clavo la piel resultante a los músculos con unos huesecillos a modo de agujas. Mientras Adara termina, paso a la cabeza, agachándome junto a la chica. Miro los ojos negros del colaespina <<Lo único que se me ocurre es pincharlos en algo y ponerlos como señal de advertencia fuera del edificio>>

Cain estaba sentado en un cojín juno a la fuente de la sala central, con un libro abierto entre las piernas cruzadas y la vista fija en una página. Pero no estaba leyendo lo que ponía en el libro, pues su mente estaba ocupada en mantener en el aire el grueso atlas que había logrado hacer levitar. Poco a poco lograba hacer levitar objetos más grandes, aunque cuanto más pesaban, más le costaba y menos tiempo podía mantenerlos <<Es como hacer pesas con el cerebro...>>

Adara termina de desollar su parte y luego yo cojo los dos cuchillos y mientras ella sujeta el cuerpo para que no se mueva, yo hago varios cortes en el cuello y con varios giros bruscos le cerceno la cabeza, aún con la piel. Dejamos la cabeza aparte, voy a por otros cubos y empezamos a cortar la carne del colaespina, depositándola en ellos, pero antes limpiamos las porciones quitándoles la grasa y las venas y demás. Pronto tenemos varios cubos llenos de carne y solo queda el esqueleto en el suelo del sótano. Adara lleva la carne a la cocina y yo me enzarzo con el otro colaespina tras dejar la piel del otro colgando de un balcón, para que se airee...

el cuchillo se clavo con un chasquido en el centro de la diana.
-al fin!-exclamo. lo recojo, junto con los demas cuchillos. he tardado en dejar de clavarlos en la pared, y es la primera vez que acierto en el centro, pero estoy contento. con una sonrisa en la cara, sigo lanzando cuchillos.

Me levanto de la cama, pues me he llevado toda la mañana leyendo y luego toda la tarde aprovechando el delantal que traje puesto a la ciudad para hacerme un pequeño saquillo donde poder llevar el libro y otras cosas pequeñas a la espalda. Me lo cuelgo del hombro con lo que originalmente era el lazo para el cuello, y salgo al pasillo con una tabla de madera bajo el brazo. Subo corriendo todas las escaleras hasta el último piso y comienzo a bajarlas como siempre, tarareando al ritmo la música de indiana jones e imaginando que me sigue una piedra detrás. Me aburro demasiado...

Enfilamos un callejón y vemos el burdel a lo lejos ... nos vamos acercando tranquilamente, pero sin hacer ruido, para no alertar a posibles depredadores ...
No e desenvainado la espada, aun no ha habido necesidad ... mejor que mejor ...
Con estos pensamientos llegamos a la puerta del burdel y llamo con mis familiares tres golpes ...
Mientras espero a que abran la puerta miro la calle tras de mi ... atento a algún posible peligro ...