Burdel de Dama Espasmo (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Gritos, una manzana, una persona moribunda... Las ideas y los sucesos se me agolpan en la cabeza, que me empieza a doler de la tensión del momento. Caín dice algo y me parece entender la palabra tablas. ¿Las necesitarán para curarlo? Y sin decir ni mu, corro hasta la habitación y traigo varias tablillas para que cojan la que más les cuadre. Las suelto en el suelo y retrocedo aterrado por la imagen. Siento un ligero picor en los ojos pero contengo las ganas de echarme a llorar como un idiota.

El chico que parece un gato se me acerca y dice algo de curarme
-Adelante, pero ten cuidado, no quiero perder el brazo entero por algún error. No te meteré prisa. Tienes todo el tiempo del mundo antes de que se me infecte y muera.-digo muy serio.
Me siento en un escalón y le acerco el brazo herido. Por si acaso, muerdo el látigo, no vaya a dolerme demasiado y a gritar.

-Si bueno, no me desconcentres, y no exageres, que solo es un arañazo. ¿No sabes como llegó Leon el otro dia? jajajaja

Después de decir eso me enfrasco otra vez en el hechizo.

Es una sucesión de posturas con la mano y unas palabras en el idioma este tan raro, lo intento una vez lentamente... como esperaba, no pasa nada. Sería un milagro que me saliese a la primera jajaja.

Después de un par de intentos, decido probar algo nuevo, hasta ahora intentaba canalizar mi energía hacia la mano mientras hacía los movimientos, pero quizás tenga que concentrarme solo en la herida...

Lo intento una vez, pero no llego a acabar, he puesto mal el dedo índice en el primer movimiento...

La segunda... ¡Mi mano emite un brillo verdoso, y la herida se cierra, lenta pero eficazmente!

-¡Bieeen, lo he conseguido!

Doy un salto para celebrarlo, pero de repente noto el cansancio que me ha producido el hechizo, y al aterrizar me caigo de culo.

-Ouch....

Bueno, me duele el culo... ¡Pero acabo de hacer mágia!

Le miro intrigado todo lo que hace, pacientemente. De pronto hay un ligero brillo verde en su mano y la herida se cierra con un breve cosquilleo, dejando solo la sangre seca alrededor. La miro maravillado y miro al otro chico. Una idea fugaz pasa por mi mente y me brillan los ojos pero me recompongo y sonrío
-Muchas gracias.-le tiendo la mano para ayudarle a levantarse.-Es increíble, pero cierto...-murmuro para mí.-Y creo que necesitas descansar después del proceso, ¿no?

Cain sale de la habitación después de haberse visto el catálogo varias veces y haber sacado bocetos de todas las ''empleadas'' que le habían gustado. Al bajar vio a Jack con el brajo manchado de sangre y al chico gato sentado en el suelo. Fue a preguntar, pero en lugar de eso, alzó una ceja interrogante.

Caín aparece por el pasillo a nuestra espalda y nos mira, intrigado. Sonrío y señalo la herida cerrada
-Hola, Caín. Norou y yo fuimos a por las cestas y a por colaespinas, me hirieron levemente y Freejey me ha curado, de manera un tanto increible, pero me acostumbraré. Las cestas están en la cocina, no quise guardar las cosas para no desarmar la cocina y ahora iré a desollar los colaespinas.-digo levantándome de la escalera. Le miro y pregunto.-¿Estás bien?

Me levanto del sofa y voy a mi habitacion. Cojo uno de los cuchillos que tome el otro dia en la armeria y lo cuelgo del cinturon que encontre a su lado. Repito el proceso con los otros 5 y me dirijo al dojo. Coloco la diana y me separo unos pasos de ella. Cojo uno de los cuchillos y lo lanzo con fuerza. El cuchillo se clava en la pared, encima de la diana.
-joder...-Murmuro mientras saco el siguiente y repito el proceso. Unos minutos mas tarde tengo 6 cuchillos clavados en la pared y la diana impoluta.
-otra vez.-Digo mientras me dirijo a recuperar los cuchillos.

-No te imaginas las tías tan raras que trabajaban aquí...- responde Cain simplemente y baja a la cocina donde se pone a ordenar el contenido de las cestas en la despensa, picando de una fruta mientras, ya que no había comido nada en todo el día. El olor de los colaespinas es realmente repugnante, pero lo aguanta. ¿Hay cuantos? ¿Tres? Mucha carne, demasiada para comérsela antes de que se estropeara. <<Tengo que hablar con Kaila...>>

Llego al Burdel por la ruta planeada y sin incidentes. Bien, parece ser que no me he equivocado al elegir el atlas o estaría perdido. Me pareció ver una criatura a lo lejos, pero no me vio así que no me fue precisa la ballesta.

Me planto delante de la puerta del burdel. ¿Debería tocar a la puerta, pegar un grito, entrar...? Decido empezar con dar unos golpes decididos, como si tocara en mi casa.

Su comentario no me lo esperaba. Le sigo con la mirada y luego bajo a por los colaespinas. <<Están empezando a oler mal, los puedo desollar en el sótano, lejos de la cocina>>
-¡Caín! Me los llevo al sótano.-le aviso.
Luego me echo uno al hombro derecho y arrastro el otro con cuidado del cuello hacia el sótano. Los dejo allí y corro al cuarto improvisado como dojo, pues allí tengo varios huesecillos afilados del otro colaespina. Hay un chico que no conozco del todo, le saludo y cojo los huesecillos para volver al sótano. Me acuclillo frente a uno de los colaespinas y miro a las vigas de madera del techo <<Mejor colgado>> Así que ato el látigo a las patas y lo ato todo luego a una viga, ayudándome de muebles viejos para ganar altura. Una vez colgado, voy a por un cubo para echar en este las vísceras que más tarde obtendré, en cuanto termine de rajarle la panza al colaespina. Pero de pronto llaman a la puerta del burdel.
-¡¿Maldita sea, no se puede trabajar tranquilo o qué?!-exclamo.
Salgo del sótano y subo a abrir la puerta, pringadas las manos de restos de la piel del colaespina y con la sangre seca aún en el codo izquierdo. Pregunto mientras tamborileo en la puerta con el hueso-cuchillo
-¿Quién va?

Una voz confiada me pregunta detrás de la puerta.

-Una Psichokiller en potencia vestida de karateka y armada con una ballesta -no podía resistirme...-. No me hagas caso, me llamo Adara y vivo en el Torreón Letargo. Había oído que aquí vive gente, así que pensé que lo mejor sería conocer a mis vecinos.

Me quedo sorprendido ante su respuesta y le abro la puerta, la señalo con el cuchillo de hueso y respondo
-Jack el Desolla Colaespinas.-bromeo, luego sonrío.-Pues sí, aquí vivimos varios. Pero solo soy Jack. Y...Ahora mismo solo estamos dos despiertos y uno entrenando. Yo estaba desollando colaespinas.-le digo mientras cierro la puerta a su espalda. Mis ojos se van rápidamente a la ballesta y no lo disimulo <<Dirke podría manejar una de esas montado en los patines que quiere hacerse>>

Cain ve a Jack pasar por delante de la cocina, cuchillo en mano y se asoma al salón con curiosidad. Una chica nueva... ¿¿otra?? Esperó de corazón que no viniese para quedarse, acababan de echar ya a una, y no por motivos agradables.
-Quien es?- le pregunta a Jack, que no parecía descontento con la visita, lo cual le tranquilizaba...

Caín se acerca y señalo con la cabeza a la chica, al parecer mayor que yo
-Una tal Adara. Más le vale no querer quedarse, porque la desollaré.-digo sonriendo como un loco.-Es broma, pero dijo que éramos vecinos, así que imagino que ya tendrá sitio donde vivir. Es más...¿Dónde vives?

Me levanto después de un rato, recuperado del cansancio, pero no de la emoción

<<¡Buaaah!Soy la hostia!>>

Reviso el libro en busca de un hechizo que pueda realizar allí, pero no encuentro nada.
Repaso varias veces el hechizo paralizador, pero como no tengo nada contra lo que lanzarlo, decido memorizar el hechizo, por si alguna vez me es útil.

Vaya. Aparecen dos chicos detrás de la puerta... Genial, pensaba que en esta ciudad sólo cosechaban a niños y chicas. ¡Al fin alguien un poco mayor!

-Encantada, Jack. Y a ti también, chico, me llamo Adara. Al fin alguien que me recibe como dios manda... ¿Conocéis a Elliot? Esa chica un poco más y me salta al cuello al descubrir que llevaba una semana en el torreón.

-¿Elliot?-hago memoria.-Me suena de algo...Pero no sé ahora...Creo que estuvo por aquí con el chico de la guitarra. ¿Dices que vives en el torreón con ella entonces? De acuerdo.
<<O se va o se queda a cenar, pero que haga algo ya, que tengo que seguir con los colaespinas>> pienso, pero no le digo nada. Aunque quizá se me note incómodo.

Me quedo un poco cortada, al chico se le ve un poco incómodo y lo cierto es que no sé muy bien qué decirle. Tal vez...

-¿Quieres que te ayude con lo de los colaespinas, Jack?