Regalos del Amigo Invisible 2022 virtual

-Esta obra se pasa por la piedra todas y cada una de las leyes de copyright. Su uso o reproducción fuera del contexto del AI no está permitida debido al uso fraudulento (¡pero no lucrativo!) de ilustraciones sacadas del banco de San Google y pistas de audio que tampoco llegaron ahí de forma honrada.

-Los sucesos y personajes retratados en esta obra son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia (aunque sería una risa, la verdad).

-Tu AI no se hace responsable de los posibles fallos en el funcionamiento del regalo. La base del “programa” funciona un poco como el ojete, pero ha sido programado por terceros, así que tururú. (Por otro lado, si Pokémon puede sacar lo que saca, me too).

-Es opcional, pero se recomienda el uso de auriculares o altavoces para abrir el regalo.

-Para cualquier duda, queja, o denuncia, consulte con su ente llamado Tak más cercano.

—¿¿Quién está empujando??

—La criaja hiperactiva este, que no se puede estar quieto —respondió Noel señalando al gamusino con una sonrisa divertida.

—¡¡Perdón!! —dijo el aludido deteniéndose delante de Lethe y componiendo un gesto estúpido—. ¡Es que mi turno va a tardar mucho y yo quiero salir ya!

—Venga ya, si tampoco vamos a estar ahí media hora cada uno —le replicó el draco, pero de forma amistosa.

—No te preocupes, Adru, verás cómo se te pasa rápido escuchando al resto —añadió Irianna dándole una pequeña palmada en el hombro.

—Vale, sí, seguro que tenéis razón —asintió la sinhadre enérgicamente—. Oye, ¿y tú por qué no te acercas? A ti sí que te toca pronto. Además estás ahí solo.

El aludido tan solo alzó la cabeza un instante, que la tenía inmersa en la pantalla de su implante y pronunció una lacónica frase.
—No es necesario.

Noel dejó escapar una leve risa.
—Este va a su bola. Además me imagino lo que va a hacer cuándo le toque.

—¡Oh! ¿Qué es, qué es? —preguntó el gamusino con curiosidad.

—Seguro que si lo piensas un poco ya lo sabes.

—Mmm… —adoptó una pose pensativa—. ¡Ah, claro! Va a…

—¡Que ya empieza! —interrumpió Lethe—. Sal ya, mamífero con plumas. No quiero estar aquí más tiempo del necesario.

—Tan encantadora como el primer día. No me lo tienes que decir: ya voy.

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El telón vuelve a abrirse un año más y en esta ocasión todos y cada uno de los habitantes de la cabeza de una entidad a la que llaman amasijo de ansi… Digo, Gin, tienen que salir a decir algo. Se va a usar el orden de llegada a la ciudad porque, a ver, es lo más justo digo yo.

—¡¡Pues yo creo que no!!

Ejem… Ignoradle por el momento. ¿A quién me estoy dirigiendo? Bueno, probablemente ya sea obvio a estas alturas, pero a otra serie de habitantes de otra cabeza. De la de “hamijo hinvisible” de este año. ¿O se supone que soy yo el amijo inbisible? No soi 100tifiko así que estas cosas se me hacen komplicadas. Y ahora voy a dejar de escribir en hoygan que ya me empiezan a doler los hogos, digo los ojos. Que sale Noel, y eso.

—¡Hey! —el draco se coloca frente al micrófono mágico y capta su interés de inmediato, porque no se trata del artefacto rúnico que esperaba, sino algo distinto. Está hecho con cristales de Sanai, pero el tontolava este aún no tiene ni idea sobre eso— ¿Qué es este cacharro…?

¡¡Ejem!! No estás aquí para eso. Lethe te está mirando mal desde detrás de la cortina. Y eso no es bueno cuando te lo hace un horus.

—Vale, vale, que ya voy. Aquí todo cristo metiéndome prisa —replicó resoplando molesto. Pero se calla ya y empieza porque lo digo yo que soy su pto dios y el guión al mismo tiempo. Rueda los ojos cuanto quieras, sí—. En fin… Sí, que estoy aquí para hablarle a cierta hoguera de color azul. A ver, probablemente no haya nadie que no sepa de quién estoy hablando, pero por si alguno es muy nuevo estoy hablando de uno de mis mejores amigos: Gael. Que algunos conoceréis como Koval, al menos dentro de Rocavarancolia. La verdad es que no tengo ni del todo claro qué decir: son muchos años compartiendo demasiadas cosas. Como aquellas galletas que te comiste, cabrón… —Fingió seriedad un instante pero luego se echó a reír—. Es coña, es coña. La verdad es que no creo que podamos quejarnos de la convivencia que tenemos en el Cuchitril. Desde que se fue cierto idiota insufrible el ambiente es incluso mejor, de hecho… Aunque no voy a mentir que se le echa de menos también… Pero no estamos aquí para hablar de él.

>>Tío, yo no sé qué hubiera hecho sin ti y sin Giz, y también Adara por supuesto, en mi etapa más insufrible. El principio siempre es duro para cualquier neotransformado, pero creo que a los de mi calaña nos lo ponen incluso un pelín más jodido. Sé que hay quién lo tiene incluso peor, pero… Joder, esta mierda no es fácil. Y no sé qué hubiera pasado de no tener cerca desde siempre a amigos como tú. Adara y tú vinisteis a ayudarnos porque sí tan pronto comenzó el suplicio que fue mi proceso de transformación, y menudo alivio. No fuisteis los únicos, pero sí los que os habéis quedado conmigo. Y no podría estar más agradecido. Aunque considero a Giz al mismo nivel de “mejor amigo” que a ti, no puedo evitar sentir cierta complicidad que no es posible con Don Lagartone debido a que es… Pues eso, un asreniano —rio—. ¡Aunque el Capitán Lagartijo aprende rápido!, ¿verdad? En cualquier caso, no se trata de favoritismos ni nada parecido ya que para mí sois todos igual de importantes, pero siempre es un alivio saber que puedo contar contigo para ciertas cosas. Incluso si solo se trata de que entiendas alguna referencia a la sociedad humana o alguna chorrada así, ya tiene mucho valor para mí. Es gracias a ti y al resto que no soy un completo monstruo en el sentido más literal de la palabra, al menos desde fuera de Rocavarancolia. En ese otro sentido creo que no podíamos estar más orgullosos de los monstruos en los que nos hemos convertido, o eso me gusta pensar en mis días más optimistas.

>>Parece que me toca ir terminando, pero el resumen es: gracias por tanto. Te quiero un montón y espero que mantengamos esta amistad hasta que seamos dos criaturas mágicas decrépitas que tienen que ir con tacatá derrapando por el empedrado de la ciudad —volvió a reír con más ganas—. Por suerte para eso falta mucho, que esto de ser un monstruo tiene alguna que otra ventajilla. Y por supuesto no pienso permitir que ninguno más pierda la vida antes de eso. Sé que no es algo que pueda prometer realmente en un lugar como Rocavarancolia, pero no quiero pensar de ninguna otra forma.

Hizo una breve pausa y pasó de la seriedad que había adquirido a una sonrisa más jocosa.
—Pues eso, que nos vemos en casa. Hoy le endilgamos la cena a Adara, ¿hace? ¡Pasta la vista! Vaya chorrada de despedida, pero no se me ocurría nada gracioso y ahora me apetece pasta —desapareció tras el telón mientras alzaba la voz— ¡Adara, ya sabes lo que tienes que hacer para cenar!

Tras el telón, el brillo de la pantalla holográfica se apagó de pronto. Adru miró expectante en dirección a Archi… para no ver nada más que un taburete vacío.
—Si parpadeas te lo pierdes —bromeó Irianna con una sonrisa.

Archi también tenía una inmensa curiosidad por el micrófono, pero le sacó una foto rápida y procedió a colocarse frente a él para hablar… O eso intentaba.

—Yo, uhm… —el irrense parpadeó rítmicamente varias veces y se rascó la cabeza confuso—. Tengo que decir algo a Kin, pero la retórica de esta clase no se encuentra entre mis aptitudes —. Calló. Parecía que de un momento a otro simplemente iba a volver a traslocarse ya que eso era todo, pero volvió a hablar—. Espero que no parezca que estoy copiando otros discursos, pero yo también quiero agradecer a mis amigos… Mis primeros amigos. Me habéis enseñado muchas cosas que para mí eran desconocidas o difíciles y creo que, según mi entendimiento, Kin se puede considerar mi mejor amigo… O eso creo. No creo que importe demasiado la denominación exacta en un tema como la amistad, ¿me equivoco? Pero a pesar de mis dificultades para socializar y mi falta de entendimiento de las diversas situaciones y reacciones que son evidentes para los demás, Kin y mis otros amigos nunca se apartaron de mí y siempre han mantenido interés en permanecer en contacto conmigo. Creo que soy mejor persona también gracias a ellos, y nunca dejo de aprender cómo comportarme delante de otra gente, aunque sé que nunca llegaré a dejar de parecer una persona extraña ante los ojos de los demás. Me sorprendí a mí mismo disfrutando de la compañía de otras personas por primera vez y de escuchar sus conversaciones sobre temas de poca trascendencia pragmática. No creo que llegue a ser capaz de participar ni aportar nada de motu propio en dicha materia, pero aunque no sepa demostrarlo, me importa cualquier cosa que me quieran contar mis amigos. Gracias, Kin.

Y sin más, desapareció.

—¡Por todos los lucios, deja de hacer eso! —se quejó Lethe cuando el kairós apareció de pronto cerca del taburete que había ocupado antes, sobresaltándola—. Mira que a mí se me da mal, pero lo tuyo no tiene remedio, ¿eh? —le dijo con sorna.

Archime la miró pero no dijo nada y tan solo parpadeó rítmicamente cinco veces antes de volver a meter la cabeza en su ordenador.

—Dale un respiro: él es así —le dijo Noel a la horus—. Y creo que es verdad que ha mejorado considerablemente.

—Por supuesto que sí —intervino Irianna—. Bien hecho, Krono —le animó con una sonrisa.

El ingeniero alzó la cabeza un instante y observó a la idrina.
—Gracias.

Le tocaba a ella, por lo que se dirigió sin detenerse más hacia el telón. Al contrario que el resto que vestían como lo solían hacer en un día cualquiera, la lacustre había elegido uno de sus vestidos para ocasiones especiales y se había hecho un recogido en el pelo.

No es que ella no tuviese curiosidad tampoco por el micrófono, pero simplemente tomó nota mental de ello para investigarlo luego y no se detuvo más que un instante antes de comenzar a hablar.

—¡Hola, Eara y Ayne! En realidad esto es más complicado de lo que parece y por mucho que sea escritora, encontrar las palabras adecuadas para expresar con exactitud lo que se siente no es tarea simple. Tal vez nuestra amistad haya nacido en unas circunstancias muy distintas y no sea equiparable al sentimiento que describió Noel por diversas razones, pero aun así también sois muy queridos para mí. No conocía tan bien a Ayne al principio porque mi… problema me impedía acercarme demasiado a él y no voy a negar que me siento más cercana a Eara, pero cada vez siento que puedo trabar amistades más profundas también con mis amigos masculinos. No me he olvidado de nuestra conversación sobre música y me encantaría que algún día pudiésemos tocar algo juntos. Creo que eres una persona agradable con la que conversar y alguien confiable. Seguro que nos seguiremos conociendo mejor.

>>Eara: eres una de mis mejores amigas sin lugar a dudas. Kimbra fue la primera con la que trabé amistad en mitad de esta locura y también entra en la misma categoría, pero siento que las conexiones que tengo con cada una son diferentes debido a las muy distintas personalidades de cada una. Es inevitable mencionar a otras personas en este pequeño ejercicio de sinceramiento según parece, pero me gustaría centrarme en ti que es lo que se espera que haga hoy.
A veces pienso que es una lástima que no hubiésemos convivido durante la criba, pero tampoco es tan importante. Lo verdaderamente importante es que hemos podido conectar hasta el punto de que siento que podría confiarte cualquier cosa y que siempre vas a entenderme y apoyarme. Hacer cualquier cosa contigo siempre es muy divertido, ya sea cocinar, charlar o arrastrarte a probar alguna cosa extraña proveniente de otros mundos. Porque todavía tengo en mente que juguemos a esos “videojuegos” juntas algún día —rio suavemente—. A juzgar por el tipo de cosas que compartes conmigo, creo que puedo afirmar que el sentimiento es mutuo y saberlo me hace muy feliz.
No quisiera acaparar más el escenario y, aunque ya pueda parecer trillado tan solo me queda decir: gracias Eara y Ayne.

La nebulomante hizo un pequeño gesto de reverencia y desapareció tras el telón, no sin antes estar a punto de chocar contra un gamusino y su posterior remanencia que en cuanto había visto a la idrina darse la vuelta apenas había podido mantenerse tras el cortinaje y echó a correr de inmediato en cuanto Irianna tocó la tela. La idrina rio con suavidad en dirección hacia Noel y Lethe, quienes le devolvieron una sonrisa jocosa y un ceño fruncido respectivamente.

Adru fue la única hasta ese momento cuyo único interés por el micrófono, ya que para él se trataba de un cachivache mágico más que no entendía, fue darle unos golpecitos que provocaron un terrible ruido de retroalimentación que resonó por toda la sala y que hizo desde torcer el gesto o taparse los oídos hasta exclamar un improperio en el caso del draco a los que se encontraban tras el telón. La edeel también se tuvo que tapar los oídos con expresión entre divertida y preocupada.

—Ups —dijo—. ¡Perdón! Quería asegurarme de que funcionaba bien, pero creo que se me oye —carraspeó sonoramente antes de continuar—. ¡Nime! ¿Dónde estás? Yo creía que iba a estar Nime aquí.

Suspirando, la persona que redacta esto le recuerda que ya les explicó a todos que Nime y el resto no podían estar ahí porque no era posible.

>>¡Ah, claro, esas cosas raras de… ¿cabezas? ¿Creaciones? No sé, bueno, no me quedó muy claro esto de las cosas “paralulas” o lo que sea…

(Lástima que no ha dicho “para lelos”. Un momento, pero si la palabra la conoce aunque sea con el significado geométrico –aunque no tengo claro que se acuerde de qué significa- ¿por qué la ha pronunciado mal? Yo a veces no sé si es idiota o solo se lo hace...)

>>Jeje, bien… —No quedó claro si el gamusino había oído lo que se acababa de describir sobre él o si simplemente formaba parte de su discurso normal—. Aun así creo que Nime lo va a escuchar en algún momento, de alguna forma, y eso es suficiente. ¡Nime, Nime, Nime! Creo que todos estamos orgullosos de ti por ser una niña tan valiente y tan buena. Bueno, alguna vez entre Eitne, Guille y tú hacéis alguna que otra travesura, pero normalmente no ha pasado nada serio… Además, bueno… Alguna vez también tuve yo la culpa. E incluso Neil. ¡Pero eso ya pasó y no volveremos a hacer nada tan peligroso solos! Además, pienso hacerme todo lo fuerte que pueda en el ejército y podré protegeros a todos si es necesario. Tú también querías entrar en el ejército, ¿verdad? ¿Vas a querer volar dragones conmigo? Yo no puedo esperar a que me dejen empezar… ¡Va a ser genial, Nime! A lo mejor incluso antes de que entres al ejército me dejan llevarte un día que esté practicando… Bueno, mejor no lo prometo porque no sé si la jefa permite esas cosas, ¡pero si puedo lo haré! Y… y… ¿Te acuerdas de aquella vez que les gastamos una broma a todos en el torreón e hicimos una búsqueda del tesoro? Eso fue muy divertido y creo que podríamos repetirlo aunque ya sepan de qué se trata la cosa. O pensar en alguna otra cosa parecida. ¡Y nadar! Tenemos que volver a nadar. Yo quiero aprender a nadar muy bien para no quedarme atrás. Y… Y… Bueno, no sé, seguro que hay un montón de cosas divertidas que podría decirte pero ahora no me salen —hizo una pausa y se tambaleó de lado a lado alejándose del micrófono mientras ponía una pose pensativa y se daba toquecitos en la parte baja de la mejilla. Su rostro se tornó un poco más serio de repente—. En realidad, creo que ahora los mayores se fían de Neil y de mí y eso me hace feliz, porque no quiero ser un mal ejemplo para ti. No soy lista como Neil y el resto, pero por lo menos no quiero ser una mala influencia. Todo lo que vivimos juntos me hizo abrir los ojos… —La tristeza asomó en los mencionados durante un instante, pero enseguida volvió a mostrar una expresión alegre—. ¡Cuando seamos más mayores vamos a molar demasiado, ya lo verás! No es que no moles ahora… Pero podremos hacer muchas más cosas y entenderlo todo mejor… yo antes no entendía algunas cosas que ahora sí. ¡Todos juntos somos imparables!

Tras su deslavazado pero altamente entusiasta discurso, el gamusino hizo un gesto positivo de forma enérgica antes de desaparecer casi tan rápido como lo había hecho Archi, con la diferencia de que durante varios segundos permanecería allí una remanencia de un gamusino dando media vuelta a unos centímetros del micrófono en pose de velocidad.

La horus se quedaría mirando dicha imagen fantasmal antes de seguir su camino hacia el aparato, casi pareciendo que quería lanzar su maldición sobre ella. En realidad, como no estaba muy segura de qué pasaba con aquellas cosas, prefería no acercarse hasta que se hubiera desvanecido.

—Seré sincera:

Cuidado: ¡va a ser sincera!

La enderth suspiró de frustración, pero decidió ignorar el sarcasmo.

>>no estoy segura de qué hago aquí. Hablar a los muertos no tiene propósito. Sé que hay quien cree que sí, pero yo no se lo veo. De todas formas, tampoco pretendía negarme a esta petición. No, incluso si sé que en realidad no tengo elección. No me habría negado —aclaró con tono de reproche y mirando de reojo en varias direcciones. (No me vas a poder ver, pollo, continúa y ya)—. Apenas pude conocer a Iemai, y creo que es una auténtica lástima porque por lo que sé de ella creo que me habría caído bien. Hay que tener agallas para hacer lo que hizo, y pensar que ese pedazo de merluzo podrido la atrapó tan cerca de lograrlo… —Negó con la cabeza. No pudo evitar acordarse del incidente que había tenido su grupo y que también les había arrebatado a alguien cuando estaban a punto de conseguirlo todos juntos—. Estoy segura de que fue un golpe especialmente duro para Ulmara: yo a veces creo que habría enloquecido en diversas ocasiones de no ser por tener a Kradko cerca. No trato de menospreciar el dolor de nadie diciendo esto, pero sí que creo que durante toda esa… —hizo un gesto vacilante con una garra—, especie de prueba ridícula a la que nos someten que llaman “criba”, reconforta un poco algo de familiaridad.

>>Y, en fin, creo que eso es todo lo que puedo decir. Lamento que lo mejor no quedó para el final. En realidad no, porque no me concierne, pero supongo que no es como mejor queda.
Y sin más vacilación se giró para irse.

Detrás del telón, todos –incluida la pájara sardónica y el biomecánico socialmente inepto— deseaban que todos los receptores de sus palabras hubiesen, al menos, podido esbozar una sonrisa. Especialmente esa persona a la que su creadora tenía tanto aprecio y que ellos mismos también apreciaban por haberles proporcionado unos amigos tan maravillosos.