Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
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24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
19/12/19, 01:52 pm
Cuando hubieron acabado de explicar por qué no tenían que preocuparse, Adru propuso acompañar a su aurva. Eso, y que Neil estuviese de acuerdo, la hizo darse cuenta de que tal vez este necesitaba un pequeño empujoncito para empezar a trabajar por su cuenta, pero dudaba que fuese a haber ningún problema por ello.
—No veo por qué no. Dudo que Jack pusiese problemas porque fueses con él, y de toda la gente no sinhadre de esta ciudad es de los que mejor debería entender que queráis ir juntos.
Tenía una sonrisa amable mientras hablaba, pero de pronto frunció el ceño y abrió la boca.
—Irianna… ¿Y si…? ¡Claro! ¿Cómo no nos dimos cuenta antes? —Eara agarró el antebrazo de su amiga mientras gesticulaba con excitación—. ¡Las abejas podrían ser la solución! Quiero decir, para la polinización de las vides. Desde que… desde que no está Sepalian hemos tenido que hacerlo a mano, ¿pero y si introducimos abejas pequeñas en el Macetero que lo hagan por nosotros? Con magia debería poderse evitar que escapen del viñedo, ¿verdad?
»Si Jack acepta esa propuesta, Neil podría ser quien se haga cargo del experimento. —Al decir aquello le sonrió ampliamente al chico.
—No veo por qué no. Dudo que Jack pusiese problemas porque fueses con él, y de toda la gente no sinhadre de esta ciudad es de los que mejor debería entender que queráis ir juntos.
Tenía una sonrisa amable mientras hablaba, pero de pronto frunció el ceño y abrió la boca.
—Irianna… ¿Y si…? ¡Claro! ¿Cómo no nos dimos cuenta antes? —Eara agarró el antebrazo de su amiga mientras gesticulaba con excitación—. ¡Las abejas podrían ser la solución! Quiero decir, para la polinización de las vides. Desde que… desde que no está Sepalian hemos tenido que hacerlo a mano, ¿pero y si introducimos abejas pequeñas en el Macetero que lo hagan por nosotros? Con magia debería poderse evitar que escapen del viñedo, ¿verdad?
»Si Jack acepta esa propuesta, Neil podría ser quien se haga cargo del experimento. —Al decir aquello le sonrió ampliamente al chico.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
09/01/20, 12:50 pm
Irianna
La idrina tampoco creía que fuese a haber ningún problema con la petición de la pareja sinhadre y estaba claro que aquello era lo que necesitaba Neil para decidirse a aceptar. El repentino gesto de Eara la tomó por sorpresa y miró hacia ella con expresión interrogante, pero enseguida compartió su emoción al darse cuenta de que podían estar solucionando diversos problemas de golpe con aquella reunión.
—¡Es verdad! No habría ningún problema para mantenerlas bajo control con hechizos básicos. ¿Qué te parece, Neil?
Adrune
El gamusino esbozó una gran sonrisa cuando Eara dijo que podría acompañar a su aurva al Macetero y miró hacia el brujo para tratar de transmitirle que aceptase. Lo que no esperaba era que hubiese aún más ventajas en aquel trato y se contagió enseguida del entusiasmo de la idrina y la aurva al haber puesto sobre la mesa una idea que beneficiaba enormemente a Neil.
—¡Así podrás aprender apicultura, Neil! —Le dijo cogiéndole de las manos y zarandeándolo ligeramente—. Y yo estaré contigo al principio. ¿No es genial?
Adru estaba segura de que aquella era una oportunidad única para el brujo de la cera y quería asegurarse de que aceptaba.
La idrina tampoco creía que fuese a haber ningún problema con la petición de la pareja sinhadre y estaba claro que aquello era lo que necesitaba Neil para decidirse a aceptar. El repentino gesto de Eara la tomó por sorpresa y miró hacia ella con expresión interrogante, pero enseguida compartió su emoción al darse cuenta de que podían estar solucionando diversos problemas de golpe con aquella reunión.
—¡Es verdad! No habría ningún problema para mantenerlas bajo control con hechizos básicos. ¿Qué te parece, Neil?
Adrune
El gamusino esbozó una gran sonrisa cuando Eara dijo que podría acompañar a su aurva al Macetero y miró hacia el brujo para tratar de transmitirle que aceptase. Lo que no esperaba era que hubiese aún más ventajas en aquel trato y se contagió enseguida del entusiasmo de la idrina y la aurva al haber puesto sobre la mesa una idea que beneficiaba enormemente a Neil.
—¡Así podrás aprender apicultura, Neil! —Le dijo cogiéndole de las manos y zarandeándolo ligeramente—. Y yo estaré contigo al principio. ¿No es genial?
Adru estaba segura de que aquella era una oportunidad única para el brujo de la cera y quería asegurarse de que aceptaba.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
19/02/20, 03:38 pm
[Temporalidad: justo después de la visita al burdel].
Aquella mañana Kin se había acomodado en una silla frente a los fogones mientras terminaba de hacer su comida para el día. Recostado y con las piernas cruzadas, pasaba el rato jugando a un videojuego, con el mando en la mano y con la pantalla de su brazo emitiendo las imágenes de forma remota. En sus oídos sonaba la música del juego a todo trapo, aunque solo pudiese oírla él, y ese fue el motivo por el que no se percató de los pasos a su espalda.
Nime entró en la cocina con la idea de servirse un vaso de driv con azúcar, pero su atención quedó fijada en la pantalla holográfica del irrense. Se acercó con pasitos disimulados para satisfacer su curiosidad, ya que no tenía muy claro lo que estaba haciendo con aquel pedazo de plástico entre las manos, y se quedó mirando por encima de su hombro.
La demonio mineral no terminaba de comprender lo que estaba viendo. Había palabras que pasaban muy rápido en un lenguaje que reconocía como irrense de haberlo visto ya en los ordenadores de sus compañeros, y un personaje estaba intentando matar a un dragón con magia y una espada.
—¿Eso es un videojuego? —preguntó de pronto, prácticamente al lado de la oreja del raigaurum.
Kin dio un bote en la silla, volviéndose hacia ella con el corazón en un puño. Tenía los ojos tan abiertos que hizo reír con ganas a la libense.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —preguntó, trantando de ocultar su respiración alterada. Echó una mirada a la pantalla y, al ver el letrero que indicaba que su personaje acababa de morir, suspiró con resignación—. Sí, es un videojuego.
—¡Qué guay! ¿Puedo probar?
Kin miró la cara de ilusión de la niña, el mando, y luego a su cara de nuevo.
—No sé si… ¿No has jugado nunca?
—No, pero solo es mover el muñeco, ¿no? ¡Porfa, solo un ratito!
El raigaurum se movió despacio, parecía más preocupado que convencido mientras le tendía el mando.
—Trátalo con cuidado, por lo que más quieras.
Con solo un par de indicaciones, la niña empezó a mover al personaje en círculos por la pradera en la que había aparecido tras ser derrotado por el dragón. Satisfecha con aquello, y muerta de risa por cómo se fusionaba con el paisaje de vez en cuando, no pidió más explicaciones, y el raigaurum decidió esperar pacientemente hasta que se cansase.
No pudo evitar notar, entre tanto, que la niña no dejaba de rascarse la cabeza. Pensó que sería casualidad, pero al cabo de un rato empezó a ponerle de los nervios.
—¿Es que tienes piojos? —le soltó tan a bocajarro que Nime ni siquiera se dio cuenta de que no lo decía en serio.
—¡Claro que no! —respondió ofendida—. Me ha picado un bicho, supongo. Me ha dejado ronchas.
—¿Un bicho? ¿Aquí? —preguntó el raigaurum con extrañeza. Si era un insecto que no conocía, y encima rocavarancolés, él desde luego no estaría tan tranquilo—. ¿Puedo ver?
La demonio mineral se encogió de hombros y siguió aporreando el botón de ataque para cortar hierba, por lo que Kin se inclinó sobre su cabeza, recibiendo una protesta por mover la pantalla consigo. Se sentía idiota por ser el único preocupado de que se tratase de algo venenoso, pero también responsable de comprobarlo antes de que pudiese ir a peor. Apartó el pelo de la niña en los dos puntos que no había parado de rascar y, al cabo de un momento, rompió el silencio.
—Me parece que es algo más que eso…
Nime había echado a correr hacia su habitación después de que el raigaurum le enseñase una foto de lo que le estaba saliendo de la cabeza. No eran ronchas, sino cristales empezando a emerger, y era la primera vez que le sucedía en el cuero cabelludo.
—Aquel libro de los demonios… ¿dónde está?
En los últimos tiempos solo leía historias, pero tenía un libro que todavía no había devuelto a la biblioteca porque había pospuesto pensar en todo lo que tenía que ver con su transformación. Cuando lo abrió, buscó el párrafo que, por su ambigüedad, le había llevado a pasar por alto que a los demonios minerales les salían cuernos. «Salida de cristales en los omóplatos, espalda, cabeza y antebrazos» decía. Como rehuía de pensar en aquel libro y en sus propios cambios ni siquiera se había percatado.
Aquella mañana Kin se había acomodado en una silla frente a los fogones mientras terminaba de hacer su comida para el día. Recostado y con las piernas cruzadas, pasaba el rato jugando a un videojuego, con el mando en la mano y con la pantalla de su brazo emitiendo las imágenes de forma remota. En sus oídos sonaba la música del juego a todo trapo, aunque solo pudiese oírla él, y ese fue el motivo por el que no se percató de los pasos a su espalda.
Nime entró en la cocina con la idea de servirse un vaso de driv con azúcar, pero su atención quedó fijada en la pantalla holográfica del irrense. Se acercó con pasitos disimulados para satisfacer su curiosidad, ya que no tenía muy claro lo que estaba haciendo con aquel pedazo de plástico entre las manos, y se quedó mirando por encima de su hombro.
La demonio mineral no terminaba de comprender lo que estaba viendo. Había palabras que pasaban muy rápido en un lenguaje que reconocía como irrense de haberlo visto ya en los ordenadores de sus compañeros, y un personaje estaba intentando matar a un dragón con magia y una espada.
—¿Eso es un videojuego? —preguntó de pronto, prácticamente al lado de la oreja del raigaurum.
Kin dio un bote en la silla, volviéndose hacia ella con el corazón en un puño. Tenía los ojos tan abiertos que hizo reír con ganas a la libense.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —preguntó, trantando de ocultar su respiración alterada. Echó una mirada a la pantalla y, al ver el letrero que indicaba que su personaje acababa de morir, suspiró con resignación—. Sí, es un videojuego.
—¡Qué guay! ¿Puedo probar?
Kin miró la cara de ilusión de la niña, el mando, y luego a su cara de nuevo.
—No sé si… ¿No has jugado nunca?
—No, pero solo es mover el muñeco, ¿no? ¡Porfa, solo un ratito!
El raigaurum se movió despacio, parecía más preocupado que convencido mientras le tendía el mando.
—Trátalo con cuidado, por lo que más quieras.
Con solo un par de indicaciones, la niña empezó a mover al personaje en círculos por la pradera en la que había aparecido tras ser derrotado por el dragón. Satisfecha con aquello, y muerta de risa por cómo se fusionaba con el paisaje de vez en cuando, no pidió más explicaciones, y el raigaurum decidió esperar pacientemente hasta que se cansase.
No pudo evitar notar, entre tanto, que la niña no dejaba de rascarse la cabeza. Pensó que sería casualidad, pero al cabo de un rato empezó a ponerle de los nervios.
—¿Es que tienes piojos? —le soltó tan a bocajarro que Nime ni siquiera se dio cuenta de que no lo decía en serio.
—¡Claro que no! —respondió ofendida—. Me ha picado un bicho, supongo. Me ha dejado ronchas.
—¿Un bicho? ¿Aquí? —preguntó el raigaurum con extrañeza. Si era un insecto que no conocía, y encima rocavarancolés, él desde luego no estaría tan tranquilo—. ¿Puedo ver?
La demonio mineral se encogió de hombros y siguió aporreando el botón de ataque para cortar hierba, por lo que Kin se inclinó sobre su cabeza, recibiendo una protesta por mover la pantalla consigo. Se sentía idiota por ser el único preocupado de que se tratase de algo venenoso, pero también responsable de comprobarlo antes de que pudiese ir a peor. Apartó el pelo de la niña en los dos puntos que no había parado de rascar y, al cabo de un momento, rompió el silencio.
—Me parece que es algo más que eso…
Nime había echado a correr hacia su habitación después de que el raigaurum le enseñase una foto de lo que le estaba saliendo de la cabeza. No eran ronchas, sino cristales empezando a emerger, y era la primera vez que le sucedía en el cuero cabelludo.
—Aquel libro de los demonios… ¿dónde está?
En los últimos tiempos solo leía historias, pero tenía un libro que todavía no había devuelto a la biblioteca porque había pospuesto pensar en todo lo que tenía que ver con su transformación. Cuando lo abrió, buscó el párrafo que, por su ambigüedad, le había llevado a pasar por alto que a los demonios minerales les salían cuernos. «Salida de cristales en los omóplatos, espalda, cabeza y antebrazos» decía. Como rehuía de pensar en aquel libro y en sus propios cambios ni siquiera se había percatado.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
19/02/20, 08:42 pm
Correteaba de un lado a otro dejando remanencias por toda la sede. Prometió contenerse un poco cuando derribó un sillón del salón al acelerar más de lo que debería, disculpándose con una expresión estúpida en la cara mientras lo levantaba y lo colocaba de nuevo en su sitio. El gamusino todavía se maravillaba ante su nueva fuerza: probablemente ya antes hubiera podido levantar aquel sillón, pero no sin esfuerzo. Ahora hubiese podido alzar el sofá de tres asientos él solo y puede que hasta con una persona ligera como Guille sobre él. Otro día le pediría al brujo de las pendicularias que hiciesen la prueba.
<<Céntrate, Adru>>, se dijo al darse cuenta de que su mente empezaba a divagar. Se golpeó con poca fuerza con las palmas de las manos en la cara y movió sus orejas y su cola como si se estuviese sacudiendo pensamientos irrelevantes para aquel momento de encima. Neil ya casi había terminado con su banquete y decidió ayudarle a colocar las cosas menos delicadas como los sándwiches, prometiendo que no echaría a correr. Solo caminó muy rápido pero al haber utilizado las dos manos consiguió que no se le cayese nada de la bandeja. A la edeel se le caía la baba según su aurva sacaba manjar tras manjar: bollitos, pasteles, batidos, syv (al cual echaría una buena cantidad de edulcorante), chocolate… Aquello parecía una confitería y sin poder evitarlo había empezado a salivar. Pero no podría empezar a comer si la gente no aparecía pero como tampoco se veía capaz de esperar allí plantada sin robar alguno de los pastelitos decidió que mientras esperaban a los invitados correría escaleras arriba y pasaría por todas las puertas de sus amigos de la Sede.
—¡Vamos, vamos, la merienda ya está lista!
<<Céntrate, Adru>>, se dijo al darse cuenta de que su mente empezaba a divagar. Se golpeó con poca fuerza con las palmas de las manos en la cara y movió sus orejas y su cola como si se estuviese sacudiendo pensamientos irrelevantes para aquel momento de encima. Neil ya casi había terminado con su banquete y decidió ayudarle a colocar las cosas menos delicadas como los sándwiches, prometiendo que no echaría a correr. Solo caminó muy rápido pero al haber utilizado las dos manos consiguió que no se le cayese nada de la bandeja. A la edeel se le caía la baba según su aurva sacaba manjar tras manjar: bollitos, pasteles, batidos, syv (al cual echaría una buena cantidad de edulcorante), chocolate… Aquello parecía una confitería y sin poder evitarlo había empezado a salivar. Pero no podría empezar a comer si la gente no aparecía pero como tampoco se veía capaz de esperar allí plantada sin robar alguno de los pastelitos decidió que mientras esperaban a los invitados correría escaleras arriba y pasaría por todas las puertas de sus amigos de la Sede.
—¡Vamos, vamos, la merienda ya está lista!
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
20/02/20, 02:24 pm
Pese a que la roquense había pensado lo contrario, al final terminó decidiendo ir a la merienda. No había compartido sus dudas en voz alta, así que imaginaba que contarían con ella. Además, estaba con ellos cuando Adru lanzó la invitación. Además, la ilusión del sinhadre se contagiaba, más aún cuando le escuchó llamar a sus puertas, y estaría con sus compañeros. A saber cómo serían los "veteranos", pero al menos estaría con su gente.
También querría haber ayudado, pero apenas sabía cocinar, mucho menos aquellas cosas... que olían bastante bien, por cierto, aunque un poco empalagoso. No estaba acostumbrada a tanto dulce, la verdad, pero tampoco es que tuvieran ese lujo en Tierra Bruja. Podría haber hecho el camino desde su habitación hacia el salón con todos los ojos cerrados, guiada únicamente por el olor dulce que llenaba la planta baja.
Mientras iba al pasillo, le daba vueltas a otro tema recurrente en su cabeza. Le daba miedo meter la pata con el asunto del género. Se había hecho a la idea de usar el pronombre que le escuchara al gamusino, pero no sabía cómo tratarle cuando pensaba en él. Era una frustración un poco absurda, porque él mismo lo había suavizado mucho y les había dado libertad, pero Sinceridad entendía que era un detalle importante y no quería tratarlo como si no lo fuera. La posibilidad y esa diversidad le parecía una maravilla, por cierto, pero no quería entrar a planteárselo en su caso. Le venía muy grande.
Tan grande como se le vendría bajar y llegar la última. Mejor buscarse un hueco cuando no tuviera que aguantar la mirada de todos los presentes. Es más, procuraba llevar prendas largas de colores suaves que cubrieran bien su cuerpo, con dos agujeros para las alas. No se sentía nada orgullosa de su aspecto, y no sabía qué hacer con su cara sin ojos.
Le había escuchado y visto moviendo muebles, y allí estaba el salón organizado para que cupieran todos. Y las bandejas, platos y demás, todo de una forma que apenas había visto. Como cuando se permitían un frugal banquete en sus campamentos de Tierra Bruja.
—¡Buenas, Adru! Entre Neil y tú vais a conseguir que huela a dulce todo el torreón. Yo voy a pillar hueco antes de nada... —dijo mientras se dejaba caer con cuidado de sus alas—. No se me da muy allá esto de "socializar".
También querría haber ayudado, pero apenas sabía cocinar, mucho menos aquellas cosas... que olían bastante bien, por cierto, aunque un poco empalagoso. No estaba acostumbrada a tanto dulce, la verdad, pero tampoco es que tuvieran ese lujo en Tierra Bruja. Podría haber hecho el camino desde su habitación hacia el salón con todos los ojos cerrados, guiada únicamente por el olor dulce que llenaba la planta baja.
Mientras iba al pasillo, le daba vueltas a otro tema recurrente en su cabeza. Le daba miedo meter la pata con el asunto del género. Se había hecho a la idea de usar el pronombre que le escuchara al gamusino, pero no sabía cómo tratarle cuando pensaba en él. Era una frustración un poco absurda, porque él mismo lo había suavizado mucho y les había dado libertad, pero Sinceridad entendía que era un detalle importante y no quería tratarlo como si no lo fuera. La posibilidad y esa diversidad le parecía una maravilla, por cierto, pero no quería entrar a planteárselo en su caso. Le venía muy grande.
Tan grande como se le vendría bajar y llegar la última. Mejor buscarse un hueco cuando no tuviera que aguantar la mirada de todos los presentes. Es más, procuraba llevar prendas largas de colores suaves que cubrieran bien su cuerpo, con dos agujeros para las alas. No se sentía nada orgullosa de su aspecto, y no sabía qué hacer con su cara sin ojos.
Le había escuchado y visto moviendo muebles, y allí estaba el salón organizado para que cupieran todos. Y las bandejas, platos y demás, todo de una forma que apenas había visto. Como cuando se permitían un frugal banquete en sus campamentos de Tierra Bruja.
—¡Buenas, Adru! Entre Neil y tú vais a conseguir que huela a dulce todo el torreón. Yo voy a pillar hueco antes de nada... —dijo mientras se dejaba caer con cuidado de sus alas—. No se me da muy allá esto de "socializar".
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
21/02/20, 03:03 pm
Nime estaba tirada en la cama leyendo, pero por una vez no era un libro de cuentos, sino uno donde hablaba de su transformación. Lo había buscado con la ayuda de Biblios en la biblioteca, y se paraba mucho más a explicar sus habilidades y características que el que se había aburrido de leer tiempo atrás.
Había preferido eso que estar en la cocina muriéndose de hambre al ver cómo Neil cocinaba sin poder probar nada. El aurva se había propuesto en serio hacer de aquella merienda algo especial.
Cuando escuchó la llamada de Adru sonrió y, dejando el libro a un lado, bajó a la cocina, creyendo que ya habrían llegado los invitados. Al parecer todavía no lo habían hecho, pero la gente de la sede ya empezaba a reunirse abajo. Se sentó en una de las sillas al azar tras saludar a los presentes.
—¡Qué bonito! —exclamó al ver la comida ya preparada. Se comía con los ojos—. ¿Cuándo vienen los invitados?
Había preferido eso que estar en la cocina muriéndose de hambre al ver cómo Neil cocinaba sin poder probar nada. El aurva se había propuesto en serio hacer de aquella merienda algo especial.
Cuando escuchó la llamada de Adru sonrió y, dejando el libro a un lado, bajó a la cocina, creyendo que ya habrían llegado los invitados. Al parecer todavía no lo habían hecho, pero la gente de la sede ya empezaba a reunirse abajo. Se sentó en una de las sillas al azar tras saludar a los presentes.
—¡Qué bonito! —exclamó al ver la comida ya preparada. Se comía con los ojos—. ¿Cuándo vienen los invitados?
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
21/02/20, 05:46 pm
Eitne estaba flotando en su cuarto, para variar, jugando con Limón y enseñándole trucos con más o menos suerte cuando Adru llamó a la puerta. Dio un par de palmadas en el aire y silbó para que el animal se acercara a él. Había estado estudiando magia y quería probar si podía bajar a la zona común a través del suelo. Tras varios intentos, Eitne asomó la cabeza, bocabajo, por el techo de una de las salitas. Descendió con Limón en brazos y saludó uno por uno a todos con los que se cruzó, de forma que solo los mencionados escuchasen su saludo y no se hartasen de él.
—¡Hola, Adru! ¡Hola, Neil! ¡Hola, Nime! ¡Hola, Sinceridad! —fijó la vista en la cantidad de dulces que poblaban la mesa y sintió el vacío de su estómago exigiendo lo que le pertenecía con derecho. Esta vez habló para todos, pero miraba exclusivamente al brujo de la cera, artífice de la merienda más maravillosa que había visto desde qué había llegado a Rocavarancolia—: Qué. Bien. Huele. ¡Y qué buena pinta!
Se sentó al lado de Nime, sin poder evitar perder de nuevo la vista en la comida. Sabía de sobra que no se podía empezar a comer aún, pero… <<¿Y si con la excusa de Limón? ¡O mejor!>>. Se le había ocurrido una idea.
—Sinceridad, no te chives, porfa —pidió preventivamente con su voz de cascabeles, de forma que solo la argos le escuchara. Confiaba en que su aura le ayudase un poco, porque ella podía verlo TODO.
Acto seguido enfocó sus palabras en Limón para que nadie más le pudiese oír y conjuró, en silencio, la intangibilidad sobre un par de bollos pequeñitos. Luego los encantó para levitarlos y los deslizó con máximo cuidado bajo la mesa, sin poder evitar que el resto de bollos del plato se meneara levemente al perder parte de la sujeción. Le dio un toque en la pierna a Nime y le tendió uno. El otro se lo dejó a su ratón-jilguero sobre su pierna y media para que lo probara, pero partió un pequeño trocito para sí mismo también.
—Shhh… —siseó solo para la demonio mineral, y se llevó corriendo su cachito a la boca.
—¡Hola, Adru! ¡Hola, Neil! ¡Hola, Nime! ¡Hola, Sinceridad! —fijó la vista en la cantidad de dulces que poblaban la mesa y sintió el vacío de su estómago exigiendo lo que le pertenecía con derecho. Esta vez habló para todos, pero miraba exclusivamente al brujo de la cera, artífice de la merienda más maravillosa que había visto desde qué había llegado a Rocavarancolia—: Qué. Bien. Huele. ¡Y qué buena pinta!
Se sentó al lado de Nime, sin poder evitar perder de nuevo la vista en la comida. Sabía de sobra que no se podía empezar a comer aún, pero… <<¿Y si con la excusa de Limón? ¡O mejor!>>. Se le había ocurrido una idea.
—Sinceridad, no te chives, porfa —pidió preventivamente con su voz de cascabeles, de forma que solo la argos le escuchara. Confiaba en que su aura le ayudase un poco, porque ella podía verlo TODO.
Acto seguido enfocó sus palabras en Limón para que nadie más le pudiese oír y conjuró, en silencio, la intangibilidad sobre un par de bollos pequeñitos. Luego los encantó para levitarlos y los deslizó con máximo cuidado bajo la mesa, sin poder evitar que el resto de bollos del plato se meneara levemente al perder parte de la sujeción. Le dio un toque en la pierna a Nime y le tendió uno. El otro se lo dejó a su ratón-jilguero sobre su pierna y media para que lo probara, pero partió un pequeño trocito para sí mismo también.
—Shhh… —siseó solo para la demonio mineral, y se llevó corriendo su cachito a la boca.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
22/02/20, 12:18 am
Rox no recordaba que ese día era la merienda, y no lo habría recordado de no haber salido el tema con sus compañeros de trabajo de vuelta a casa. El cambiante incluso se detuvo en el camino con mala cara, maldiciéndose en voz alta sin pudor alguno. No tenía ganas del evento, no quería socializar con veteranos, quería llegar a su cuarto y tirarse en la cama a escuchar música aislado del mundo. Si no recordaba mal Milo y Rena trabajan, asi que encima tendría que apechugar con eso sin el comfort de sus dos amigos.
Resopló, resignado, aceptando lo que tocaba con una pizca de esperanza: «venga, por los críos, que estaban que no cagaban con el tema. A lo mejor hasta va tan bien como en el burdel...»
Entonces recordó el pánico que sufrió tras hablar con Mephis y se le escapó una mueca.
Al llegar a la Sede al cambiante le sorprendió lo que tenían montado. Como no, los críos (y no tan críos) se lo habían currado. La escena, con sillas y montones de dulces en la mesa, le hizo reconsiderar sus espectativas por aquel encuentro. Le recordaba a las fiestas de cumpleaños de cuando era pequeño y el sentimiento de nostalgia no era desagradable. Si ellos se lo pasaban bien, estaría bien, y por supuesto que no iba a hacerles el feo de poner mala cara o refugiarse en su cuarto tras ver todo el esfuerzo.
—¡Ya estamos, nanos! —dio un vistazo rápido a los presentes. No había caras desconocidas aún—. ¿Llegamos a tiempo?
Se ajustó la inmensa chaqueta negra que llevaba, más parecida a una manta con agujeros que una prenda normal. Aquel día vestía sus vaqueros negros rotos favoritos, recogidos para mostrar tobillo y calcetines, una camiseta blanca y unas zapatillas negras simples. Tampoco llevaba tatuajes. Un look bastante normalito para lo flashy que le gustaba ir, pero de alguna forma el cambiante se las apañaba para llevarlo muy bien*. Las pequeñas modificaciones y mejoras de su cuerpo junto las clases de pasarela de dama Isis se notaban. Su pelo como siempre, algo ondulado y despeinado estratégicamente, esta vez lucía un color apagado, más gris que rubio. Sus ojos seguían algo maquillados tras el trabajo.
Cuando pasó las manos por encima de las sillas de Nime y Eitne para abrazarlos su abrigo les enterró debajo. El cambiante había exagerado el gesto aposta para hacerlo.
—Madre mía, que buenísima pinta tiene todo, ¿no? —sonrió, despeinando a los dos pequeños al erguirse según asomaban sus cabezas debajo de la tela—. ¿Se puede coger algo ya?
Buscó a Adru y Neil con la mirada para recibir el visto bueno, consciente de que serían los principales artífices de todo aquello.
*Las pintas del chaval
Resopló, resignado, aceptando lo que tocaba con una pizca de esperanza: «venga, por los críos, que estaban que no cagaban con el tema. A lo mejor hasta va tan bien como en el burdel...»
Entonces recordó el pánico que sufrió tras hablar con Mephis y se le escapó una mueca.
Al llegar a la Sede al cambiante le sorprendió lo que tenían montado. Como no, los críos (y no tan críos) se lo habían currado. La escena, con sillas y montones de dulces en la mesa, le hizo reconsiderar sus espectativas por aquel encuentro. Le recordaba a las fiestas de cumpleaños de cuando era pequeño y el sentimiento de nostalgia no era desagradable. Si ellos se lo pasaban bien, estaría bien, y por supuesto que no iba a hacerles el feo de poner mala cara o refugiarse en su cuarto tras ver todo el esfuerzo.
—¡Ya estamos, nanos! —dio un vistazo rápido a los presentes. No había caras desconocidas aún—. ¿Llegamos a tiempo?
Se ajustó la inmensa chaqueta negra que llevaba, más parecida a una manta con agujeros que una prenda normal. Aquel día vestía sus vaqueros negros rotos favoritos, recogidos para mostrar tobillo y calcetines, una camiseta blanca y unas zapatillas negras simples. Tampoco llevaba tatuajes. Un look bastante normalito para lo flashy que le gustaba ir, pero de alguna forma el cambiante se las apañaba para llevarlo muy bien*. Las pequeñas modificaciones y mejoras de su cuerpo junto las clases de pasarela de dama Isis se notaban. Su pelo como siempre, algo ondulado y despeinado estratégicamente, esta vez lucía un color apagado, más gris que rubio. Sus ojos seguían algo maquillados tras el trabajo.
Cuando pasó las manos por encima de las sillas de Nime y Eitne para abrazarlos su abrigo les enterró debajo. El cambiante había exagerado el gesto aposta para hacerlo.
—Madre mía, que buenísima pinta tiene todo, ¿no? —sonrió, despeinando a los dos pequeños al erguirse según asomaban sus cabezas debajo de la tela—. ¿Se puede coger algo ya?
Buscó a Adru y Neil con la mirada para recibir el visto bueno, consciente de que serían los principales artífices de todo aquello.
*Las pintas del chaval
- ♪♫♬:
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
24/02/20, 12:07 am
Dama Pelusa
Al contrario que Rox, Dama Pelusa, había tenido en todo momento presente que aquel día al llegar del trabajo les esperaba la merienda suntuosa y con ella la visita de aquellos veteranos con los que previamente si había encontrado cuando el accidente de Lorenzo, si es que no se apuntaba mas gente.
Aunque la reacción de disgusto de Rox no le extraño del todos, ya sabia que este no parecia sentirse cómodo con transformados de mas antigüedad.
Ella mismo no sabía muy bien como sentirse, así que simplemente había decidido que su mejor opción era simplemente observar y escuchar, y asegurarse que aquella reunión fuera bien, que los pequeños, y no tan pequeños, pues Adru y Neil estaba super emocionados también, lo pasaran bien. La visita al burdel no había ido nada mal, así que ¿no podría repetirse lo mismo?. No todos los transformados que llevasen tiempo en la ciudad tenían que ser malos ¿no?. Los del burdel por ejemplo, habían sido agradables y varios que había llegado a conocer en la sede, también; no todos, eso si, pero eran por ahora una minoría.
Con aquello pensamiento aun en su mente, Pelusa llego finalmente a la sede junto al cambiante y Arcan, que había terminado su turno junto a ellos. Apenas atravesó la puerta del refugio, su nariz se llenó de un sinfín de aromas haciendo que le picase un poco y que su estómago recién recordara que llevaba ya algunas horas sin comer. <<¡Por la suerte Neil, ha hecho merienda para un regimiento! ¿Pero cuanta gente va a haber? >> pensó incrédula cuando al llegar a la mesa donde ya estaba servido, les esperaba una buena cantidad de platos. <<¿Cuántas horas lleva cocinando Neil?>> ensó aun parpadeando con sorpresa viendo como Rox se acercaba Nime y Eitne, a lo que vio medio mordisquear una bollitos por lo bajo, incluso vio al pequeño ratón-pollito de Eitne hacer lo mismo. La spriggan rodó lo ojo ante el grado de travesura.
-Creo que con todo esto Neil ha acabado con todas las existencias del torreón para una semana, todos estos dulces tienen una pinta deliciosa. – dijo divertida a pesar de todo, mientras sus ojos se iban hacia unas galletas que estaban prácticamente llamándola- ¿Adru cuanto lleva Neil haciendo todo esto? Y estoy con Rox ¿Ya a se puede comer o hay que esperar a los invitados? No sabemos cuándo llegan ¿o sí? -preguntó a este apenas lo vio, no muy segura si iba a quedar algo en la mesa si se tardaban mucho en llegar, porque de ser así pensaba hacer un poco de trampa también y coger algo de forma desapercibida.
Mientras decía aquello saludo a todos con un leve gesto de cabeza, antes de mover ligeramente sus alas a su espalda, acomodándolas bien antes de sentarse en una mesa cerca de Eitne, o lo que se veía de Eitne sumergido bajo el abrigo de Rox, acomodando su vestido rosado sobre sus rodillas.
Aquel día, gracias a que Dama Isis siempre se preocupaba por su forma de vestir y le había aconsejado, llevaba un vestido de un color rosa pálido que le llegaba hasta las rodillas y que se ajustaba ligeramente a su cintura. Una camisa blanca de mangas largas, que dejaba descubierta su espalda para las alas, con un sencillo lacito negro sobre un cuello de encaje terminaba el conjunto, acorde con los zapatos bajos también blancos.
Cute look de Pelusa
~·~·~·~·~·~
Dédalo
El acudir a aquella merienda se le hacía aun un poco extraño, aunque le alegrase y tuviese curiosidad por los nuevos transformados, de los cuales solo alguno había llegado a ver y conocer brevemente. Posiblemente parte de su extrañeza con todo aquello, es que había perdido la costumbre de relacionarse con más personas más allá de su pequeño círculo de amigos o los clientes con los que había vuelto a comenzar a trabajar tras su vuelta. Por supuesto había tenido que relacionarse con más personas en Libo y en su visita a Daelicia, pero no era lo mismo.
Incluso se había tomado su tiempo en vestirse y peinarse para la merienda. Había aprendidos durante esos meses que jugar con su look sin cambiar 100% de aspecto, salvo tal vez cambiar color de pelo, le ayudaban a relajarse y a reafirmarse como el mismo, aunque aquello pareciera vanidoso estaba bien con eso. Era algo puramente personal, para gusto más propio que ajeno.
Por ello llevaba en esos momentos su largo cabello blanco sujeto en un recogido desprolijo, dejando el resto de pelo suelto por delante de sus hombros hasta por debajo del pecho. Entre su pelo salteadas y finas trenzas intercaladas con cintas de colores verde y azul resaltaba por todo su pelo. Había cuidado también su ropa, aunque iba claramente informal y cómodo, con unos pantalones anchos de corte sinhadre, de color negro y sencilla camiseta azul de manga corta que dejaba visible los tatuajes que tenía en cada uno de los antebrazos, allí donde tenía el diseño de su circuito de runas. En su cuello, como siempre estaba el colgante antaño regalado por Enredo y dado que tenía el rostro descubierto, el tatuaje de su sien izquierda era perfectamente visible.
Se sentía cómodo y animado con su apariencia; y ya solo con eso había logrado sacarse buena parte de la incomodidad que había sentido antes de finalmente salir junto a su amigo hacia la Sede.
El hecho de que Enredo mismo pareciera bastante satisfecho por aquella invitación, ayudaba bastante. Incluso se había hecho dueño absoluto de la cocina buena parte de la mañana. Aquel acontecimiento, nada raro en realidad para Dédalo, le había hecho recordar cierto detalle a la hora de ser invitado a algún lugar.
Sus dotes culinarias nunca habían sido especialmente buenas, y dudaba seriamente que fuese a a ser necesaria aún más comida. Así que había echado mano de algunas bebidas que había traído consigo de su breve retiro en Daelicia, durante sus meses de ausencia y que mantenía bien conservada. Se había encargado previamente, antes de meterla las botellas en su bolsa sin fondo, de lanzarles el hechizo pertinente para que pudieran ser bebida sin problemas de causar malestar. Había tenido que usar dicho hechizo tantas veces en Daelicia que se lo sabía de memoria.
-Tengo la impresión que entre lo tuyo y lo que hay ahí dentro, vamos a salir de esta merienda con varios kilos de más, si mi olfato no me está fallando. Que la verdad, no me quejo, le he tomado un cierto gusto a las cosas dulces -añadió Dédalo divertido parado ya frente a la Sede y habiendo hecho claramente cierta trampa al mejorar su olfato antes de decir aquello.
Tras eso llamaron, esperando que alguien les abriera y sintiendo bastante curiosidad sobre lo que se encontrarían y como serian recibidos.
Al contrario que Rox, Dama Pelusa, había tenido en todo momento presente que aquel día al llegar del trabajo les esperaba la merienda suntuosa y con ella la visita de aquellos veteranos con los que previamente si había encontrado cuando el accidente de Lorenzo, si es que no se apuntaba mas gente.
Aunque la reacción de disgusto de Rox no le extraño del todos, ya sabia que este no parecia sentirse cómodo con transformados de mas antigüedad.
Ella mismo no sabía muy bien como sentirse, así que simplemente había decidido que su mejor opción era simplemente observar y escuchar, y asegurarse que aquella reunión fuera bien, que los pequeños, y no tan pequeños, pues Adru y Neil estaba super emocionados también, lo pasaran bien. La visita al burdel no había ido nada mal, así que ¿no podría repetirse lo mismo?. No todos los transformados que llevasen tiempo en la ciudad tenían que ser malos ¿no?. Los del burdel por ejemplo, habían sido agradables y varios que había llegado a conocer en la sede, también; no todos, eso si, pero eran por ahora una minoría.
Con aquello pensamiento aun en su mente, Pelusa llego finalmente a la sede junto al cambiante y Arcan, que había terminado su turno junto a ellos. Apenas atravesó la puerta del refugio, su nariz se llenó de un sinfín de aromas haciendo que le picase un poco y que su estómago recién recordara que llevaba ya algunas horas sin comer. <<¡Por la suerte Neil, ha hecho merienda para un regimiento! ¿Pero cuanta gente va a haber? >> pensó incrédula cuando al llegar a la mesa donde ya estaba servido, les esperaba una buena cantidad de platos. <<¿Cuántas horas lleva cocinando Neil?>> ensó aun parpadeando con sorpresa viendo como Rox se acercaba Nime y Eitne, a lo que vio medio mordisquear una bollitos por lo bajo, incluso vio al pequeño ratón-pollito de Eitne hacer lo mismo. La spriggan rodó lo ojo ante el grado de travesura.
-Creo que con todo esto Neil ha acabado con todas las existencias del torreón para una semana, todos estos dulces tienen una pinta deliciosa. – dijo divertida a pesar de todo, mientras sus ojos se iban hacia unas galletas que estaban prácticamente llamándola- ¿Adru cuanto lleva Neil haciendo todo esto? Y estoy con Rox ¿Ya a se puede comer o hay que esperar a los invitados? No sabemos cuándo llegan ¿o sí? -preguntó a este apenas lo vio, no muy segura si iba a quedar algo en la mesa si se tardaban mucho en llegar, porque de ser así pensaba hacer un poco de trampa también y coger algo de forma desapercibida.
Mientras decía aquello saludo a todos con un leve gesto de cabeza, antes de mover ligeramente sus alas a su espalda, acomodándolas bien antes de sentarse en una mesa cerca de Eitne, o lo que se veía de Eitne sumergido bajo el abrigo de Rox, acomodando su vestido rosado sobre sus rodillas.
Aquel día, gracias a que Dama Isis siempre se preocupaba por su forma de vestir y le había aconsejado, llevaba un vestido de un color rosa pálido que le llegaba hasta las rodillas y que se ajustaba ligeramente a su cintura. Una camisa blanca de mangas largas, que dejaba descubierta su espalda para las alas, con un sencillo lacito negro sobre un cuello de encaje terminaba el conjunto, acorde con los zapatos bajos también blancos.
Cute look de Pelusa
~·~·~·~·~·~
Dédalo
El acudir a aquella merienda se le hacía aun un poco extraño, aunque le alegrase y tuviese curiosidad por los nuevos transformados, de los cuales solo alguno había llegado a ver y conocer brevemente. Posiblemente parte de su extrañeza con todo aquello, es que había perdido la costumbre de relacionarse con más personas más allá de su pequeño círculo de amigos o los clientes con los que había vuelto a comenzar a trabajar tras su vuelta. Por supuesto había tenido que relacionarse con más personas en Libo y en su visita a Daelicia, pero no era lo mismo.
Incluso se había tomado su tiempo en vestirse y peinarse para la merienda. Había aprendidos durante esos meses que jugar con su look sin cambiar 100% de aspecto, salvo tal vez cambiar color de pelo, le ayudaban a relajarse y a reafirmarse como el mismo, aunque aquello pareciera vanidoso estaba bien con eso. Era algo puramente personal, para gusto más propio que ajeno.
Por ello llevaba en esos momentos su largo cabello blanco sujeto en un recogido desprolijo, dejando el resto de pelo suelto por delante de sus hombros hasta por debajo del pecho. Entre su pelo salteadas y finas trenzas intercaladas con cintas de colores verde y azul resaltaba por todo su pelo. Había cuidado también su ropa, aunque iba claramente informal y cómodo, con unos pantalones anchos de corte sinhadre, de color negro y sencilla camiseta azul de manga corta que dejaba visible los tatuajes que tenía en cada uno de los antebrazos, allí donde tenía el diseño de su circuito de runas. En su cuello, como siempre estaba el colgante antaño regalado por Enredo y dado que tenía el rostro descubierto, el tatuaje de su sien izquierda era perfectamente visible.
Se sentía cómodo y animado con su apariencia; y ya solo con eso había logrado sacarse buena parte de la incomodidad que había sentido antes de finalmente salir junto a su amigo hacia la Sede.
El hecho de que Enredo mismo pareciera bastante satisfecho por aquella invitación, ayudaba bastante. Incluso se había hecho dueño absoluto de la cocina buena parte de la mañana. Aquel acontecimiento, nada raro en realidad para Dédalo, le había hecho recordar cierto detalle a la hora de ser invitado a algún lugar.
Sus dotes culinarias nunca habían sido especialmente buenas, y dudaba seriamente que fuese a a ser necesaria aún más comida. Así que había echado mano de algunas bebidas que había traído consigo de su breve retiro en Daelicia, durante sus meses de ausencia y que mantenía bien conservada. Se había encargado previamente, antes de meterla las botellas en su bolsa sin fondo, de lanzarles el hechizo pertinente para que pudieran ser bebida sin problemas de causar malestar. Había tenido que usar dicho hechizo tantas veces en Daelicia que se lo sabía de memoria.
-Tengo la impresión que entre lo tuyo y lo que hay ahí dentro, vamos a salir de esta merienda con varios kilos de más, si mi olfato no me está fallando. Que la verdad, no me quejo, le he tomado un cierto gusto a las cosas dulces -añadió Dédalo divertido parado ya frente a la Sede y habiendo hecho claramente cierta trampa al mejorar su olfato antes de decir aquello.
Tras eso llamaron, esperando que alguien les abriera y sintiendo bastante curiosidad sobre lo que se encontrarían y como serian recibidos.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
24/02/20, 11:03 am
Esos pocos días tras la amplia entrega de muebles para el tercer proyecto Arcan se había dedicado a las tareas en la tienda por lo que se le había visto mucho más estos días en el lugar de trabajo. Aunque su trabajo principal era con Mahel también se le podía ver ayudando en la construcción y con las tareas de costura, siempre aprendiendo nuevas técnicas a base de mirar muy fijamente con aquellos ojos lilas a cualquiera con más experiencia o conocimientos que él. Aprendía a usar todas las herramientas y nuevas técnicas a una velocidad endemoniada gracias a su experiencia como artesano desde que era un enano.
En general ahora que se encontraba con todos trabajando daba la sensación de que, mirases a donde mirases, Arcan estaba allí ayudando en algo.
Y por todo ello al contrario que Rox y Pam él estaba hecho un desastre. Su gabardina y sombrero estaban bien pues no los usaba pero todo el resto de su ropa estaba manchada de los polvillos de la construcción y del barniz de los muebles al igual que partes de su pelaje. Las cuales no solo estaban tintadas en algunas zonas por los polvillos en blancos grises y naranjas, imposibles de quitar solo sacudiendo, sino que además el barniz hacía parecer que se había echado gomina en algunas partes aleatorias del pelaje sobre todo por los brazos, completamente descubiertos en su típica camiseta de tirantes.
Observó a Rox quejarse sin decir nada, el tampoco era el mayor amante de la socialización y se iba a saltar la dieta de nuevo sintiendo un pinchazo culpable. Aunque no podía esperar a ver el despliegue de comida. Su estomago le podía casi tanto como sus instintos cleptómanos.
Pelusa estaba adorable y aquel abrigo parecido a un poncho de Rox le recordaba a Nubla así que le encantaba su ropa en general. Se miró a él mismo pensando que menuda impresión debía dar al lado de ellos dos.
Entraron al edificio aunque él tenía pensado meterse de cabeza en las duchas aquel olor maravilloso lo atacó obligándole a ir a echar un vistazo junto a sus dos compañeros de trabajo.
-Por la Luna.... -Consiguió articular tras contemplar aquel festín. Miró a Rox y a Pam entre anonadado y confuso. -¿Cuántas personas decíais que habíais invitado? Porque aquí hay comida de sobra para mi caravana entera. Y además tengo preparados un par de quesos...
No habían pasado ni dos minutos de la entrada de ellos tres cuando alguien picó.
-Ah, ya voy yo. Vosotros intentad no coméroslo todo antes de que lleguen los invitados. -Bromeó con su calma habitual y guiñándole el ojo con cicatriz a Eitne y a Nime.
La puerta se abrió y detrás de ella estaba Arcan con aquellas pintas. -Enredo y Dédalo, ¿verdad? -Coincidían con las descripciones. -Yo soy Arcan Rel, un placer. Perdonad que me presente así y que no os de la mano por ello, justo acabo de venir de trabajar. Mis vecinos os esperan dentro. -Se dio media vuelta dejando la puerta abierta para que pasasen. -Yo obviamente tengo que ducharme pero me uniré dentro de poco. -Y empezó a caminar hacia el comedor por si ellos no hubieran estado nunca dentro, aunque lo dudaba.
En general ahora que se encontraba con todos trabajando daba la sensación de que, mirases a donde mirases, Arcan estaba allí ayudando en algo.
Y por todo ello al contrario que Rox y Pam él estaba hecho un desastre. Su gabardina y sombrero estaban bien pues no los usaba pero todo el resto de su ropa estaba manchada de los polvillos de la construcción y del barniz de los muebles al igual que partes de su pelaje. Las cuales no solo estaban tintadas en algunas zonas por los polvillos en blancos grises y naranjas, imposibles de quitar solo sacudiendo, sino que además el barniz hacía parecer que se había echado gomina en algunas partes aleatorias del pelaje sobre todo por los brazos, completamente descubiertos en su típica camiseta de tirantes.
Observó a Rox quejarse sin decir nada, el tampoco era el mayor amante de la socialización y se iba a saltar la dieta de nuevo sintiendo un pinchazo culpable. Aunque no podía esperar a ver el despliegue de comida. Su estomago le podía casi tanto como sus instintos cleptómanos.
Pelusa estaba adorable y aquel abrigo parecido a un poncho de Rox le recordaba a Nubla así que le encantaba su ropa en general. Se miró a él mismo pensando que menuda impresión debía dar al lado de ellos dos.
Entraron al edificio aunque él tenía pensado meterse de cabeza en las duchas aquel olor maravilloso lo atacó obligándole a ir a echar un vistazo junto a sus dos compañeros de trabajo.
-Por la Luna.... -Consiguió articular tras contemplar aquel festín. Miró a Rox y a Pam entre anonadado y confuso. -¿Cuántas personas decíais que habíais invitado? Porque aquí hay comida de sobra para mi caravana entera. Y además tengo preparados un par de quesos...
No habían pasado ni dos minutos de la entrada de ellos tres cuando alguien picó.
-Ah, ya voy yo. Vosotros intentad no coméroslo todo antes de que lleguen los invitados. -Bromeó con su calma habitual y guiñándole el ojo con cicatriz a Eitne y a Nime.
La puerta se abrió y detrás de ella estaba Arcan con aquellas pintas. -Enredo y Dédalo, ¿verdad? -Coincidían con las descripciones. -Yo soy Arcan Rel, un placer. Perdonad que me presente así y que no os de la mano por ello, justo acabo de venir de trabajar. Mis vecinos os esperan dentro. -Se dio media vuelta dejando la puerta abierta para que pasasen. -Yo obviamente tengo que ducharme pero me uniré dentro de poco. -Y empezó a caminar hacia el comedor por si ellos no hubieran estado nunca dentro, aunque lo dudaba.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
25/02/20, 10:16 pm
Enredo
Enredo había pasado toda la mañana desde bien temprano encerrado en la cocina, de vez en cuando salía al jardín a por un ingrediente que necesitaba, prefería la fruta fresca. El resultado fueron dos grandes tartas, una hecha de frutas dulces, bizcocho y nata, la otra de tres chocolates.
Irdil estuvo allí también toda la mañana aunque no ayudando al brujo, estaba enfrascado en un libro de anatomía de transformados y de vez en cuando le preguntaba dudas a su jefe. El idrino había decidido no ir a la visita, demasiada gente junta transformada.
El brujo terminó de trabajar en los dulces y se dio una ducha rápida, podría haberse limpiado con magia pero quería notar el calor en el cuerpo para relajarse. Se vistió con una camisa verde oscuro y unos pantalones vaqueros negros, con la camisa por fuera. Y cuando por fin era la hora recogió las dos tartas, les puso un escudo alrededor por si acaso y avisó al cambiante para teletransportarse hasta allá.
Por supuesto Wyck no podía estar sin armar alguna de las suyas y se aferró al pantalón del brujo en plena magia espacial. Viajó con ellos y al aparecer el médico lo fulminó con la mirada.
-Mira no sé quién sería tu madre pero de tu padre si que me acuerdo cada vez que haces algo así - le dijo al panda rojo pensando en Giz.- ¿Tienes idea de lo que podría haber pasado? - riñó al animal aún siendo consciente de que lo estaba ignorando mirando a todas partes con su curiosidad típica. Con magia Enredo enlazó al animal para que no se pudiera ir muy lejos de él.
-Sí, ya me supongo - respondió al cambiante.- Nos va a salir el dulce por las orejas - luego miró mal a su amigo con cara de me estás vacilando.- Claro, tú tienes tantos problemas por engordar... - luego se echó a reír.
El chico de rasgos de hiena y baja estatura abrió la puerta y los invitó a entrar. Enredo estudió sus rasgos, claramente era un rapiña y debía de proceder de Nubla. Ningún licántropo tendría su transformación tan dominada.
Por su parte Wyck entró en la sede y en cuanto vio la cola de Arcan balancearse tras él no pudo evitar colgarse de ella. El rapiña pareció notarlo y Enredo corrió a coger al panda rojo.
-Perdona, es un trasto muy curioso - se disculpó frente al novato. Arrugó un poco el ceño.- No es necesario que duches, puedo usar magia para quitarte toda la suciedad. Si quieres claro - ofreció.
Las tartas entraron tras el brujo levitando suavemente.
Obel
Unos golpes en la puerta lo sobresaltaron, parecía que Adru estaba excitado por la merienda que iba a tener lugar y no quería esperar más a que todos bajaran. Obel dejó el libro que estaba leyendo sobre el escritorio y parpadeó para enfocar la vista.
Abrió la puerta y vio al gamusino alejarse a toda velocidad por el pasillo. Se estiró con un bostezo y se acercó a la puerta del lémur.
-Eh, Tay, que a este paso llegamos tarde - dijo picando a la puerta también.- Venga señor presumido, deja de mirarte al espejo.
Enredo había pasado toda la mañana desde bien temprano encerrado en la cocina, de vez en cuando salía al jardín a por un ingrediente que necesitaba, prefería la fruta fresca. El resultado fueron dos grandes tartas, una hecha de frutas dulces, bizcocho y nata, la otra de tres chocolates.
Irdil estuvo allí también toda la mañana aunque no ayudando al brujo, estaba enfrascado en un libro de anatomía de transformados y de vez en cuando le preguntaba dudas a su jefe. El idrino había decidido no ir a la visita, demasiada gente junta transformada.
El brujo terminó de trabajar en los dulces y se dio una ducha rápida, podría haberse limpiado con magia pero quería notar el calor en el cuerpo para relajarse. Se vistió con una camisa verde oscuro y unos pantalones vaqueros negros, con la camisa por fuera. Y cuando por fin era la hora recogió las dos tartas, les puso un escudo alrededor por si acaso y avisó al cambiante para teletransportarse hasta allá.
Por supuesto Wyck no podía estar sin armar alguna de las suyas y se aferró al pantalón del brujo en plena magia espacial. Viajó con ellos y al aparecer el médico lo fulminó con la mirada.
-Mira no sé quién sería tu madre pero de tu padre si que me acuerdo cada vez que haces algo así - le dijo al panda rojo pensando en Giz.- ¿Tienes idea de lo que podría haber pasado? - riñó al animal aún siendo consciente de que lo estaba ignorando mirando a todas partes con su curiosidad típica. Con magia Enredo enlazó al animal para que no se pudiera ir muy lejos de él.
-Sí, ya me supongo - respondió al cambiante.- Nos va a salir el dulce por las orejas - luego miró mal a su amigo con cara de me estás vacilando.- Claro, tú tienes tantos problemas por engordar... - luego se echó a reír.
El chico de rasgos de hiena y baja estatura abrió la puerta y los invitó a entrar. Enredo estudió sus rasgos, claramente era un rapiña y debía de proceder de Nubla. Ningún licántropo tendría su transformación tan dominada.
Por su parte Wyck entró en la sede y en cuanto vio la cola de Arcan balancearse tras él no pudo evitar colgarse de ella. El rapiña pareció notarlo y Enredo corrió a coger al panda rojo.
-Perdona, es un trasto muy curioso - se disculpó frente al novato. Arrugó un poco el ceño.- No es necesario que duches, puedo usar magia para quitarte toda la suciedad. Si quieres claro - ofreció.
Las tartas entraron tras el brujo levitando suavemente.
Obel
Unos golpes en la puerta lo sobresaltaron, parecía que Adru estaba excitado por la merienda que iba a tener lugar y no quería esperar más a que todos bajaran. Obel dejó el libro que estaba leyendo sobre el escritorio y parpadeó para enfocar la vista.
Abrió la puerta y vio al gamusino alejarse a toda velocidad por el pasillo. Se estiró con un bostezo y se acercó a la puerta del lémur.
-Eh, Tay, que a este paso llegamos tarde - dijo picando a la puerta también.- Venga señor presumido, deja de mirarte al espejo.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
25/02/20, 11:13 pm
-¿Estás segura de que no te apetece venir?- Tay se encontraba terminando de arreglarse para la merienda a la que había sido invitado, y esperaba de veras reunirse al encuentro con Dafne a su lado. Su novia era una fantasma sí, pero no le importaba que los miraran como una pareja extraña, ya lo eran antes de aquel fatídico día. La noruega no parecía tenerlo tan claro.
-Puedes ir tranquilo, Tayron.
-Cuánto más te dejes ver más se acostumbrarán a tí- aquello se refería obviamente a sus compañeros de torreón, pues el resto la conocerían siempre como fantasma por primera vez. Dafne se giró con expresión calmada y notó como sus dudas se apaciguaban.
-Tenemos tiempo para ello.
-Está bien ¿leemos luego un rato juntos o algo?- un hecho increíble, ¿él leyendo?. Dafne rió por la ocurrencia.
-La Luna te ha frito el cerebro.
-No solo la Luna, por tu culpa ya no soy tan guay como antes.
Justo cuando Tayron se peleaba con la cremallera de su cazadora Adru les interrumpió llamando a su puerta. El lémur sonrió intentando darse prisa pero aquella maldita cremallera estaba atascada y para colmo alguien más volvió a golpear. El belga se acercó tras despedirse de ella, puso los ojos en blanco y respondió claramente exagerando.
-¡Coño, ya voy!- se encontró con la gárgola en el umbral de su habitación al abrir la puerta de manera enérgica- oh, eres tú Eri... perdón, Obel. Hostia... que guapo vas- dijo al tiempo que una sonrisa cruzaba todo su rostro de un extremo a otro, por fin había conseguido abrocharse la cazadora que tan ceñida le quedaba, aunque no menos que sus pantalones oscuros. El cabello lo tenía un poco más peinado que de costumbre porque le hacía gracia aparentar ser más niño bueno por una ocasión especial pero acabaría alborotado como siempre, el resto seguía siendo él, incluidas sus botas- ¿es que tienes una cita? Te recuerdo que no es a mí a quien tienes que impresionar y la mayoría de los invitados son los niños de letargo ¿no? - bromeó, aunque en realidad ni siquiera había mirado el look de su amigo, su atención estaba concentrada en darse últimos retoques- ¿bajamos? Llegar un pelín tarde es pura estrategia, nosotros mejoramos la merienda y lo convertimos en fiestón- volvió a bromear, sabiendo que era un encuentro tranquilo. Lo cierto es que le apetecía más de lo esperado, y diablos, se moría de hambre.
-Puedes ir tranquilo, Tayron.
-Cuánto más te dejes ver más se acostumbrarán a tí- aquello se refería obviamente a sus compañeros de torreón, pues el resto la conocerían siempre como fantasma por primera vez. Dafne se giró con expresión calmada y notó como sus dudas se apaciguaban.
-Tenemos tiempo para ello.
-Está bien ¿leemos luego un rato juntos o algo?- un hecho increíble, ¿él leyendo?. Dafne rió por la ocurrencia.
-La Luna te ha frito el cerebro.
-No solo la Luna, por tu culpa ya no soy tan guay como antes.
Justo cuando Tayron se peleaba con la cremallera de su cazadora Adru les interrumpió llamando a su puerta. El lémur sonrió intentando darse prisa pero aquella maldita cremallera estaba atascada y para colmo alguien más volvió a golpear. El belga se acercó tras despedirse de ella, puso los ojos en blanco y respondió claramente exagerando.
-¡Coño, ya voy!- se encontró con la gárgola en el umbral de su habitación al abrir la puerta de manera enérgica- oh, eres tú Eri... perdón, Obel. Hostia... que guapo vas- dijo al tiempo que una sonrisa cruzaba todo su rostro de un extremo a otro, por fin había conseguido abrocharse la cazadora que tan ceñida le quedaba, aunque no menos que sus pantalones oscuros. El cabello lo tenía un poco más peinado que de costumbre porque le hacía gracia aparentar ser más niño bueno por una ocasión especial pero acabaría alborotado como siempre, el resto seguía siendo él, incluidas sus botas- ¿es que tienes una cita? Te recuerdo que no es a mí a quien tienes que impresionar y la mayoría de los invitados son los niños de letargo ¿no? - bromeó, aunque en realidad ni siquiera había mirado el look de su amigo, su atención estaba concentrada en darse últimos retoques- ¿bajamos? Llegar un pelín tarde es pura estrategia, nosotros mejoramos la merienda y lo convertimos en fiestón- volvió a bromear, sabiendo que era un encuentro tranquilo. Lo cierto es que le apetecía más de lo esperado, y diablos, se moría de hambre.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/02/20, 07:10 pm
Neil se sintió bastante aliviado cuando tanto Irianna como Eara le aseguraron que Jack sería muy comprensible con su necesidad de que Adru el acompañara al menos en los primeros días. A pesar de que se estaba adaptando bastante bien a la ciudad considerando cómo era él, todavía era reacio a moverse por ella sin estar en compañía de sus amigos o su edeel y la idea de viajar a un mundo vinculado unida a la idea de comenzar a trabajar resultaba bastante imponente para el aurva.
El brujo no tardó mucho en acompañar el entusiasmo de los demás ante la nueva idea que planteó la aurva y sonrió ámpliamente mientras su edeel le zarandeaba, bastante acostumbrado a este trato entusiasta por parte del gamusino y muy contento con la perspectiva de poder tener sus deseadas abejas en un futuro.
- ¡Si! Sería maravilloso. ¿Creéis que Jack aceptará la idea? Sería tan genial poder unir el trabajo con las abejas.
Entusiasmado, Neil parloteó un rato más sobre lo que se podría hacer con las abejas y todo lo que había aprendido y estudiado sobre ellas, además de preguntándoles más cosas a sus invitadas sobre el Macetero y el que sería su nuevo jefe. Todavía le faltaba presentarse a Jack para poder tener el empleo, pero Irianna y Eara le prometieron ponerle en contacto con él y que no habría ningún problema.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Neil llevaba todo el día metido en la cocina como quien dice pero la verdad era que estaba mucho más emocionado que cansado. El brujo se había tomado muy en serio lo de la merienda y no tenía previsto que nadie saliera de ahí sin estar completamente satisfecho.
A Neil le encantaba cocinar tanto como moldear o tallar y sabía que lo hacía muy bien, pero desde que había llegado a Rocavarancolia pocas habían sido las oportunidades para demostrar su habilidad y para disfrutar verdaderamente del proceso.
Por ello, a penas se había hecho de día cuando el brujo ya había arrasado con la despensa de la sede y había comenzado a cocinar casi todas las recetas dulces que conocía, los aperitivos y las bebidas. Además, había preguntado a sus amigos sobre recetas típicas de sus mundos y aunque la mayoría conocían el nombre pero no todos los ingredientes y procedimientos le habían proporcionado bastantes ideas para poder improvisar y conseguir platos lo suficientemente cerca de los originales dadas las circunstancias. Aquello había resuelto en un sinfín de platos llenos de dulces, pastelitos, galletas, bollitos, tartas, sándwich, canapés y jarras de batidos de distintos sabores, tés, syv y chocolate caliente.
El brujo de la cera se encontraba bastante orgulloso con el resultado y esperaba que sus amigos e invitados disfrutaran de lo servido tanto como él había disfrutado de cocinarlo.
Su edeel llegó justo a tiempo para poder ir sirviendo los platos y le prometió que no correría con la comida lo que fue suficiente para el aurva y no tuvo problema en permitirle que fuera llevando las bandejas. No sería la primera vez que el gamusino dejaba caer algún plato sin querer al momento de servirlo, pero Neil sabía que su edeel estaba tan implicado como él en que la merienda saliera bien por lo que sabía que pondría un cuidado especial en lo que hacía.
El brujo todavía se encontraba sacando algunos platos de comida a medida que sus amigos iban apareciendo, lo que le permitió esconder su sonrojo por los halagos a su comida al volver a entrar en la cocina, aunque no dudó en saludarlos uno por uno con una amplia sonrisa demostrando lo mucho que le alegraba la merienda.
Neil entró con la última jarra de té justo a tiempo para oir la pregunta de Rox y de Pelusa.
- Oh, no importa el tiempo, lo importante es que haya podido hacer suficiente para todos. Odiaría que alguien se quedara con hambre- contestó con un poco de ansiedad en la mirada al percatarse de que podía haber calculado mal el número de personas que iban a asistir y que podrían no tener suficiente comida-. Oh, si, podéis ir cogiendo si ya tenéis hambre siempre que no os comáis el plato entero antes de que estemos todos. Me gustaría que todos tuvieran la oportunidad de probarlo todo si así lo desean.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/02/20, 11:51 pm
El edeel estaba demasiado ocupado comiéndose la merienda con los ojos destellando y tragando saliva para evitar que se le cayese como para haber notado la triquiñuela de Eitne, pero desde luego si la hubiese visto no le habría regañado si no que se lo hubiese tomado como una señal de que ya se podía empezar a comer. Por suerte para ella Neil no tardó en aparecer y explicar que no pasaba nada por coger alguna que otra cosa y al gamusino nadie tendría que repetírselo dos veces: se lanzó a por el pastelito que mejor pinta le tenía y comenzó a devorarlo con ansía. Prácticamente se le humedecían los ojos por estar degustando semejante delicia.
—Neil… efto ef… —hizo una pausa para tragar—… Es un manjar para sacerdotes, como mínimo. Tenemos que invitar a gente más veces —añadió con una enorme sonrisa descarada.
En ese momento llamaron a la puerta y tuvo el impulso de salir corriendo, pero Arcan que acababa de llegar con Rox y Pelusa se ofreció a abrirla, dejándole con las ganas. Se encogió de hombros y simplemente siguió comiendo.
—Teneif que probaf de eftof —extendió ambos brazos con un pastel en cada mano para que los cogiesen el cambiante y la spriggan.
Los invitados ya estaban a punto de reunirse con ellos y la sinhadre desvió su atención hacia la puerta, estirando las orejas y moviendo la nariz con curiosidad.
—Neil… efto ef… —hizo una pausa para tragar—… Es un manjar para sacerdotes, como mínimo. Tenemos que invitar a gente más veces —añadió con una enorme sonrisa descarada.
En ese momento llamaron a la puerta y tuvo el impulso de salir corriendo, pero Arcan que acababa de llegar con Rox y Pelusa se ofreció a abrirla, dejándole con las ganas. Se encogió de hombros y simplemente siguió comiendo.
—Teneif que probaf de eftof —extendió ambos brazos con un pastel en cada mano para que los cogiesen el cambiante y la spriggan.
Los invitados ya estaban a punto de reunirse con ellos y la sinhadre desvió su atención hacia la puerta, estirando las orejas y moviendo la nariz con curiosidad.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
27/02/20, 08:53 pm
El salón empezó a llenarse de gente. Había quien había elegido ropa de siempre y quienes habían elegido cosas más vistosas. Ella reluciría con sus plumas si no tuviera aquellos ojos salpicados por el cuerpo, o al menos eso pensaba. Y tampoco tenía por qué pensar mal de toda la gente que había llegado sin saludar a todos o a ella misma, ya que allí había mucha gente.
Le hizo gracia el saludo de Eitne e intentó responderle igual. Su primera reacción iba a ser llamarle "pequeñín", pero al final se retractó por si acaso, por muy cierto que fuera podía ser ofensivo sin confianza. «¿Pero por qué me rallo tanto?» Al final sonrió y saludó con una exclamación con cierta entonación musical. Ya no echaba de menos cantar como antes, pues lo hacía a menudo en su cuarto.
—¡Muy buenas, Eitne! —Después miró a Nime—. Sí que es todo bonito, sí. Da hasta pena comérselo —dijo mientras cogía un pastelito y se lo llevaba al pico.
Poco después, Eitne volvió a dirigirse a ella, pero le pareció que solo a ella. Le prestó atención. Hizo algo con los bollos y luego se los llevó a Nime, pero la roquense no reconocía el hechizo. Esperó en silencio mirando de reojo la reacción de la libense, con mucha curiosidad. ¿Qué estaría tramando el pequeñajo? No tardó en verlo y se echó a reír con ganas.
Mientras, llegaba más gente, tanto sus compañeros de torreón, como los de cosecha, y también los veteranos. Decidió usar sus nombres escogidos en presencia de los veteranos.
—¡Arcan, Tay, Obel, buenas!
Cuando Pelusa preguntó si podían comer ya, Sinceridad se miró las manos manchadas y fingió disimular con un silbido y gestos exagerados de esconderlas bajo una servilleta. ¡Pero qué diablos, si Adru estaba peor que ella! Neil les salvó, de todas formas, y pudieron seguir. Pero sin abusar, ojo. Y no solo por dejar para todos, sino porque a la roquense tanto dulce le resultaba empalagoso.
Hizo un esfuerzo y sin dirigirse a nadie en especial lanzó una pregunta mientras miraba alternativamente a quienes estuvieran más cerca.
—¿Cómo os va, qué os contáis? Que apenas salgo últimamente y tampoco quiero cotillearos desde la pared —remató con unas risas. Le había venido bien convivir con tanta gente como entrenamiento para aprender a usar uno o varios ojos a la vez, o incluso ninguno.
Le hizo gracia el saludo de Eitne e intentó responderle igual. Su primera reacción iba a ser llamarle "pequeñín", pero al final se retractó por si acaso, por muy cierto que fuera podía ser ofensivo sin confianza. «¿Pero por qué me rallo tanto?» Al final sonrió y saludó con una exclamación con cierta entonación musical. Ya no echaba de menos cantar como antes, pues lo hacía a menudo en su cuarto.
—¡Muy buenas, Eitne! —Después miró a Nime—. Sí que es todo bonito, sí. Da hasta pena comérselo —dijo mientras cogía un pastelito y se lo llevaba al pico.
Poco después, Eitne volvió a dirigirse a ella, pero le pareció que solo a ella. Le prestó atención. Hizo algo con los bollos y luego se los llevó a Nime, pero la roquense no reconocía el hechizo. Esperó en silencio mirando de reojo la reacción de la libense, con mucha curiosidad. ¿Qué estaría tramando el pequeñajo? No tardó en verlo y se echó a reír con ganas.
Mientras, llegaba más gente, tanto sus compañeros de torreón, como los de cosecha, y también los veteranos. Decidió usar sus nombres escogidos en presencia de los veteranos.
—¡Arcan, Tay, Obel, buenas!
Cuando Pelusa preguntó si podían comer ya, Sinceridad se miró las manos manchadas y fingió disimular con un silbido y gestos exagerados de esconderlas bajo una servilleta. ¡Pero qué diablos, si Adru estaba peor que ella! Neil les salvó, de todas formas, y pudieron seguir. Pero sin abusar, ojo. Y no solo por dejar para todos, sino porque a la roquense tanto dulce le resultaba empalagoso.
Hizo un esfuerzo y sin dirigirse a nadie en especial lanzó una pregunta mientras miraba alternativamente a quienes estuvieran más cerca.
—¿Cómo os va, qué os contáis? Que apenas salgo últimamente y tampoco quiero cotillearos desde la pared —remató con unas risas. Le había venido bien convivir con tanta gente como entrenamiento para aprender a usar uno o varios ojos a la vez, o incluso ninguno.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
28/02/20, 06:02 pm
Dédalo
El cambiante observo incrédulo la presencia de Wick entre ellos, y aunque se alegró de que no hubiera sufrido daño al transportarse, terminó por reírse ante la expresión frustrada y enfurruñada de su amigo por la rebeldía de su mascota. << Esperemos que esta bola de pelos no cause un desastre>> pensó viendo quien les habría era una rapiña, que no le sonaba de nada. Dédalo recorrió su figura con atención, era la primera vez que veía a alguien con esa transformación.
Wick escogió ese momento para hacer precisamente lo que no querían que hiciera. Causar desastre. Por suerte Enredo actuó rápido ante las travesuras del animal.
-Un trasto inofensivo en el fondo, ¿verdad que sí, bola de pelos? - añadió acariciando brevemente la cabeza al anima antes de que el pequeño monstruo juguetón se le enganchase en el brazo y comenzara a treparle, como si él fuese un árbol. No sería la primera vez- Un placer conocerte también, Arcan. – dijo antes de seguir a rapiña, aunque no fuese especialmente necesario. Habiendo vivido largo tiempo en la Sede en el pasado y siendo que aun iba de vez en cuando, conocía bien el lugar.
No por ello se libró de la impresión de ver tremenda cantidad de comida y bebidas sobre la mesa. Abrió los ojos con asombro. No había visto nunca en toda su estancia en la Sede, tanta comida junta.
- Wow...Mi olfato no me mintió, pero se ha quedado corto- murmuro admirando los platillos de la mesa antes de mirar de reojo a Enredo, con seguridad en su voz– Mi error, no vamos a salir con varios kilos de más. Vamos a salir rodando, Wick incluido. - río finalmente, no se imaginaba quien podría haber hecho semejante cantidad de cosas. No podía haber sido solo una persona ¿no? Había tanto donde elegir.
Sus ojos reconocieron a aquellos con los que se encontró tras el accidente del centauro. Estar en una reunión con tanta gente que apenas conocía, y en un ambiente tal relajado y animado, le hacía sentir un poco incómodo en el fondo. Se humedeció los labios antes de hablar.
-Un gusto veros de nuevo a lo que ya conozco…y encantado de conocer a los que no- añadió esbozando una sonrisa donde se visualizaron sus filosos colmillos, señalando con un gesto por encima de su hombro hacia Enredo- Me llamo Dédalo y el es Enredo. Y la cosa esponjosa e intrusa que se coló en nuestro viaje, es Wick- dijo con cierta diversión, pues técnicamente el animal se había vuelto también suyo de alguna forma por adopción, aunque desde luego su dueño original era Enredo. Ya imaginaba al animal lanzándose sobre la comida, tendrían que tenerle un ojo puesto.
Miró un poco más alrededor, viendo no sin curiosidad la presencia de varios niños en la mesa. Pequeños, mucho más de los que recordaba haber visto como cosechados con anterioridad, al menos en cuanto a edad. Uno de ellos era un daeliciano y la otra una chica con minerales que sobresalían de su cuerpo y cuyos ojos también parecían ser dos gemas. Habia también una gárgola y un lemur entre los presentes, mas mayores. Era mas gente de la que pensaba.
Aun observando a los presentes, llevo sus manos su bolsa sin fondo, sin olvidarse de lo que había traído consigo.
-Mi amigo y yo trajimos algo para la merienda… aunque no creo que vaya a faltar de nada. Mis felicitaciones a quien hizo todo esto, es increíble- admitió sin esconder su admiración, mirando con gula los dulces servidos, sus ojos iban de aquí para allá sin poder decidirse con que empezar. Pero se retuvo de coger algo, al menos por el momento, mientras sacaba de su bolsa sin fondo varias botellas de cristal de colores cuyo contenido parecían pura fantasía; verdes, azules, rosados, amarillos, naranjas…o incluso mezcla de varios colores- Son sodas, bebidas con gas y batidos daelicianos, están hechizados para que no hagan daño, así que podéis tomarlo sin problema –añadió con seguridad, antes de sacar un par de botellas más, echando un vistazo alrededor. Todos eran más o menos jóvenes salvo alguna excepción. Dudo por un momento antes de decidirse. Bueno...él lo traía como regalo, que hiciera lo que quisieran con ellas.
- Y esto es un regalo, para quien le guste -no tenía muy claro que se consideraría adulto teniendo en cuenta la variedad de mundos originarios presentes, la verdad-Es licor daeliciano y tiene alcohol, así que cuidado, no es fuerte pero sube bastante rápido. También están hechizadas al igual que las demás bebidas. Lo traje por si alguien prefería algo diferente a los batidos y refrescos. - añadió siendo notable las diferencias de ambas botellas de licor, que eran enteramente de un color morado, una de un tono mas claro que la otra, igual a su contenido. A diferencias de las otras botellas que eran de cristales de colores con contenidos mucho más de fantasía. No había forma de confundirlas.
------------------
Pelusa
Pelusa se alegró enormemente de obtener el visto bueno de Neil para comer y no dudo en aceptar el ofrecimiento de dulce de Adru, a la que veía hablar con la boca llena.
-Te vas a ahogar, Adru. No hables y comas a la vez- le aviso Pelusa dándole un delicioso mordisco al dulce, que se hizo agua en su boca-Esto esta delicioso Neil -admitió Pelusa con aceptación. Y ella no solía alabar las dotes culinarias de nadie. Bueno con Neil siempre había sido una excepción, y con razón.
Estaba ya dándole el segundo mordisco al dulce, cuando Arcan volvió de abrir la puerta seguido de los dos veteranos que ya había conocido brevemente en el pasado. Los miró atenta y curiosa, parpadeando confundida ante la presencia de un animal en los brazos del más alto de los dos, quien además traía dos tartas con él.
La spriggan escuchó curiosa las palabras del peliblanco, cuya peinado y vestimenta le recordaba a la forma de vestir de los sinhadres. <<Eso era, no recordaba sus nombres. Dédalo y Enredo, cierto. Y esa mascota…>> miro a Nime y Eitne, ya presintiendo el salto que darían por intentar ir a tocar a aquel animal. Tenían esas costumbres de acercarse cualquier bicho viviente, una por curiosidad y el otro por intentar afinidad con ellos.
No tenía muy claro cómo se tomarían si de pronto Eitne les robaba, sin-querer-queriendo, a su mascota, debido a su habilidad. Esperaba que no tuvieran problema con ese tema.
Pelusa cerro los ojos dispuesta a darle otro bocado a su dulce, cuando una palabra sonó en su mente como una campanilla. Abrió sus ojos de nuevo. ¿Había escuchado alcohol? La spriggan miro de inmediato a los pequeños de letargo, cual halcón. No creía que se atrevieran, visto lo que paso en la fiesta de la bahía, pero quería ser prudente.
-No podéis tomar de esas dos botellas, es para los más mayores…quiero esas dos botellas fuera de vuestras inquietas manos, o de las manos de cualquier otra entidad física o demoniaca que os pertenezca, tramposos. - añadió Pelusa refunfuñando, con ojos ligeramente entrecerrados, un poco gruñona- Hay muchas otras cosas para beber- añadió Pelusa suavemente mirando hacia Dédalo que sonreía curioso y sorprendido por su reacción protectora, o al menos eso imaginaba.
-Gracias por las bebidas, nunca es poco. Cuidare que eso no lo toque quien no debe.- añadió suavemente, relajada, a pesar de lo conciso de sus palabras. Estaba segura que sería algo que podría gustarles a Rena, Milo, o a Rox ahí presente, puede que incluso a Zobriel, que era los que sabía habían probado el alcohol.
El cambiante observo incrédulo la presencia de Wick entre ellos, y aunque se alegró de que no hubiera sufrido daño al transportarse, terminó por reírse ante la expresión frustrada y enfurruñada de su amigo por la rebeldía de su mascota. << Esperemos que esta bola de pelos no cause un desastre>> pensó viendo quien les habría era una rapiña, que no le sonaba de nada. Dédalo recorrió su figura con atención, era la primera vez que veía a alguien con esa transformación.
Wick escogió ese momento para hacer precisamente lo que no querían que hiciera. Causar desastre. Por suerte Enredo actuó rápido ante las travesuras del animal.
-Un trasto inofensivo en el fondo, ¿verdad que sí, bola de pelos? - añadió acariciando brevemente la cabeza al anima antes de que el pequeño monstruo juguetón se le enganchase en el brazo y comenzara a treparle, como si él fuese un árbol. No sería la primera vez- Un placer conocerte también, Arcan. – dijo antes de seguir a rapiña, aunque no fuese especialmente necesario. Habiendo vivido largo tiempo en la Sede en el pasado y siendo que aun iba de vez en cuando, conocía bien el lugar.
No por ello se libró de la impresión de ver tremenda cantidad de comida y bebidas sobre la mesa. Abrió los ojos con asombro. No había visto nunca en toda su estancia en la Sede, tanta comida junta.
- Wow...Mi olfato no me mintió, pero se ha quedado corto- murmuro admirando los platillos de la mesa antes de mirar de reojo a Enredo, con seguridad en su voz– Mi error, no vamos a salir con varios kilos de más. Vamos a salir rodando, Wick incluido. - río finalmente, no se imaginaba quien podría haber hecho semejante cantidad de cosas. No podía haber sido solo una persona ¿no? Había tanto donde elegir.
Sus ojos reconocieron a aquellos con los que se encontró tras el accidente del centauro. Estar en una reunión con tanta gente que apenas conocía, y en un ambiente tal relajado y animado, le hacía sentir un poco incómodo en el fondo. Se humedeció los labios antes de hablar.
-Un gusto veros de nuevo a lo que ya conozco…y encantado de conocer a los que no- añadió esbozando una sonrisa donde se visualizaron sus filosos colmillos, señalando con un gesto por encima de su hombro hacia Enredo- Me llamo Dédalo y el es Enredo. Y la cosa esponjosa e intrusa que se coló en nuestro viaje, es Wick- dijo con cierta diversión, pues técnicamente el animal se había vuelto también suyo de alguna forma por adopción, aunque desde luego su dueño original era Enredo. Ya imaginaba al animal lanzándose sobre la comida, tendrían que tenerle un ojo puesto.
Miró un poco más alrededor, viendo no sin curiosidad la presencia de varios niños en la mesa. Pequeños, mucho más de los que recordaba haber visto como cosechados con anterioridad, al menos en cuanto a edad. Uno de ellos era un daeliciano y la otra una chica con minerales que sobresalían de su cuerpo y cuyos ojos también parecían ser dos gemas. Habia también una gárgola y un lemur entre los presentes, mas mayores. Era mas gente de la que pensaba.
Aun observando a los presentes, llevo sus manos su bolsa sin fondo, sin olvidarse de lo que había traído consigo.
-Mi amigo y yo trajimos algo para la merienda… aunque no creo que vaya a faltar de nada. Mis felicitaciones a quien hizo todo esto, es increíble- admitió sin esconder su admiración, mirando con gula los dulces servidos, sus ojos iban de aquí para allá sin poder decidirse con que empezar. Pero se retuvo de coger algo, al menos por el momento, mientras sacaba de su bolsa sin fondo varias botellas de cristal de colores cuyo contenido parecían pura fantasía; verdes, azules, rosados, amarillos, naranjas…o incluso mezcla de varios colores- Son sodas, bebidas con gas y batidos daelicianos, están hechizados para que no hagan daño, así que podéis tomarlo sin problema –añadió con seguridad, antes de sacar un par de botellas más, echando un vistazo alrededor. Todos eran más o menos jóvenes salvo alguna excepción. Dudo por un momento antes de decidirse. Bueno...él lo traía como regalo, que hiciera lo que quisieran con ellas.
- Y esto es un regalo, para quien le guste -no tenía muy claro que se consideraría adulto teniendo en cuenta la variedad de mundos originarios presentes, la verdad-Es licor daeliciano y tiene alcohol, así que cuidado, no es fuerte pero sube bastante rápido. También están hechizadas al igual que las demás bebidas. Lo traje por si alguien prefería algo diferente a los batidos y refrescos. - añadió siendo notable las diferencias de ambas botellas de licor, que eran enteramente de un color morado, una de un tono mas claro que la otra, igual a su contenido. A diferencias de las otras botellas que eran de cristales de colores con contenidos mucho más de fantasía. No había forma de confundirlas.
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Pelusa
Pelusa se alegró enormemente de obtener el visto bueno de Neil para comer y no dudo en aceptar el ofrecimiento de dulce de Adru, a la que veía hablar con la boca llena.
-Te vas a ahogar, Adru. No hables y comas a la vez- le aviso Pelusa dándole un delicioso mordisco al dulce, que se hizo agua en su boca-Esto esta delicioso Neil -admitió Pelusa con aceptación. Y ella no solía alabar las dotes culinarias de nadie. Bueno con Neil siempre había sido una excepción, y con razón.
Estaba ya dándole el segundo mordisco al dulce, cuando Arcan volvió de abrir la puerta seguido de los dos veteranos que ya había conocido brevemente en el pasado. Los miró atenta y curiosa, parpadeando confundida ante la presencia de un animal en los brazos del más alto de los dos, quien además traía dos tartas con él.
La spriggan escuchó curiosa las palabras del peliblanco, cuya peinado y vestimenta le recordaba a la forma de vestir de los sinhadres. <<Eso era, no recordaba sus nombres. Dédalo y Enredo, cierto. Y esa mascota…>> miro a Nime y Eitne, ya presintiendo el salto que darían por intentar ir a tocar a aquel animal. Tenían esas costumbres de acercarse cualquier bicho viviente, una por curiosidad y el otro por intentar afinidad con ellos.
No tenía muy claro cómo se tomarían si de pronto Eitne les robaba, sin-querer-queriendo, a su mascota, debido a su habilidad. Esperaba que no tuvieran problema con ese tema.
Pelusa cerro los ojos dispuesta a darle otro bocado a su dulce, cuando una palabra sonó en su mente como una campanilla. Abrió sus ojos de nuevo. ¿Había escuchado alcohol? La spriggan miro de inmediato a los pequeños de letargo, cual halcón. No creía que se atrevieran, visto lo que paso en la fiesta de la bahía, pero quería ser prudente.
-No podéis tomar de esas dos botellas, es para los más mayores…quiero esas dos botellas fuera de vuestras inquietas manos, o de las manos de cualquier otra entidad física o demoniaca que os pertenezca, tramposos. - añadió Pelusa refunfuñando, con ojos ligeramente entrecerrados, un poco gruñona- Hay muchas otras cosas para beber- añadió Pelusa suavemente mirando hacia Dédalo que sonreía curioso y sorprendido por su reacción protectora, o al menos eso imaginaba.
-Gracias por las bebidas, nunca es poco. Cuidare que eso no lo toque quien no debe.- añadió suavemente, relajada, a pesar de lo conciso de sus palabras. Estaba segura que sería algo que podría gustarles a Rena, Milo, o a Rox ahí presente, puede que incluso a Zobriel, que era los que sabía habían probado el alcohol.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
29/02/20, 04:40 pm
Andaba cuando sintió el peso extra en su cola y giró la cabeza extrañado de aquella sensación. ¿Estaría uno de los veteranos tocándosela por mera curiosidad? Pero no era así. La pequeña criatura parecía querer jugar con su nueva extensión dada por la Luna. Simplemente sonrió un poco y empezó a balancear la cola para que Wick se entretuviese. Hacía tanto que no cuidaba animales que no pudo evitar sentir un pinchazo de nostalgia alegre. Lo echaba de menos, aunque no solía pensar en ello.
Dejó quieta la cola cuando aquel humano tan alto se apresuró a coger a su mascota, no quería hacerle aún más difícil la tarea que era mantener siempre el ojo en los más traviesos de la caravana. -Ah, ni te disculpes por ello. -Sonrió. -Más bien mira a ver que no se halla ensuciado por mi culpa, aun no estoy acostumbrado a ocupar espacio extra y acabo rozándola contra todo cada vez que me giro. Y bueno... normalmente me negaría pero... -Alzó sus brazos para mirar todas aquellas zonas ya duras por el barniz. -Me va a llevar bastante quitar esto de otra forma. -Suspiró pues no le gustaba pedirle aquello a alguien que acababa de conocer. -Tomaré el favor descaradamente pues. -Dijo bromeando un poco. -Aún así tengo que ir a por mis cosas a la habitación, hoy me temo que vamos a necesitar magia todos para poder movernos cuando acabemos. -Se había fijado en las tartas levitadas. Y riéndose levemente y después de dejarse limpiar siguió hasta el salón.
-Buenas Sinceridad. Hacía tiempo que no coincidíamos. -Respondió el rapiña antes de irse mientras miraba entretenido como tanto ella como el resto de la mesa había ya comido algo y estaban muchos manchados. Se quedó allí mientras se presentaban y se alarmó un poco también con el tema del alcohol por los niños. Rápidamente se cercioró de que ninguna de las pendecularias de Guille estuvieran al acecho. Podrían armar un desastre en un segundo.
-Neil es nuestro cocinero estrella hoy, los halagos para él. Y más que bien merecidos. - Dijo señalando al brujo. Cogió un pastelito con delicadeza y le dio un pequeño mordisco. -Mmm. Digno de todo un artesano de pleno derecho. -Obel allá presente sabría bien que su hermano no decía algo como aquello a la ligera. El orgullo de la creación a través de las manos era algo que Arcan llevaba muy adentro desde su infancia. Terminó el pastelito consciente de que intentaba no mirar mucho a su hermano y a Tay pues aún estaba incómodo si tenía a alguno de sus antiguos compañeros de cosecha mucho tiempo al lado. Se disculpó sobre todo con Sinceridad que acababa de preguntar algo y se fue a su cuarto.
Una vez allí respiró profundamente. Por fin unos momentos solo. No es que le agobiase estar con gente pero desde la cosecha le resultaba más agotador y aún no había tenido un momento así en todo el día. Se tomó pues su tiempo en desvestirse tranquilamente. Hubiera preferido una larga ducha pero ya que había dicho de ir y ya estaba todo el mundo no se podía permitir ese lujo. Vistió un pantalon gris como de pijama o chándal más cómodo y una camiseta de mangas largas y cuello alto para bajar, junto a unas zapatillas suaves verdes. Agarró la pieza de queso nublino fermentado con bayas, cinco cuñas de otras variedades y embutidos de linac, jamón, cecina, lomo y chorizo. Había querido traer suficiente ya que le habían invitado pese a no ser del grupo y bueno, disponía de dinero para ello. De todas maneras la comida no resultaba muy cara en el mercado debido a las constantes provisiones presentes en los torreones.
Después de mentalizarse bajó con todo aquello en mano y atendiendo a las conversaciones a su alrededor comenzó a preparar tres platos grandes de todo aquello para que estuviera repartido por la mesa. No sin tener al lado una taza de té y un par de pastelitos que se había agenciado.
Dejó quieta la cola cuando aquel humano tan alto se apresuró a coger a su mascota, no quería hacerle aún más difícil la tarea que era mantener siempre el ojo en los más traviesos de la caravana. -Ah, ni te disculpes por ello. -Sonrió. -Más bien mira a ver que no se halla ensuciado por mi culpa, aun no estoy acostumbrado a ocupar espacio extra y acabo rozándola contra todo cada vez que me giro. Y bueno... normalmente me negaría pero... -Alzó sus brazos para mirar todas aquellas zonas ya duras por el barniz. -Me va a llevar bastante quitar esto de otra forma. -Suspiró pues no le gustaba pedirle aquello a alguien que acababa de conocer. -Tomaré el favor descaradamente pues. -Dijo bromeando un poco. -Aún así tengo que ir a por mis cosas a la habitación, hoy me temo que vamos a necesitar magia todos para poder movernos cuando acabemos. -Se había fijado en las tartas levitadas. Y riéndose levemente y después de dejarse limpiar siguió hasta el salón.
-Buenas Sinceridad. Hacía tiempo que no coincidíamos. -Respondió el rapiña antes de irse mientras miraba entretenido como tanto ella como el resto de la mesa había ya comido algo y estaban muchos manchados. Se quedó allí mientras se presentaban y se alarmó un poco también con el tema del alcohol por los niños. Rápidamente se cercioró de que ninguna de las pendecularias de Guille estuvieran al acecho. Podrían armar un desastre en un segundo.
-Neil es nuestro cocinero estrella hoy, los halagos para él. Y más que bien merecidos. - Dijo señalando al brujo. Cogió un pastelito con delicadeza y le dio un pequeño mordisco. -Mmm. Digno de todo un artesano de pleno derecho. -Obel allá presente sabría bien que su hermano no decía algo como aquello a la ligera. El orgullo de la creación a través de las manos era algo que Arcan llevaba muy adentro desde su infancia. Terminó el pastelito consciente de que intentaba no mirar mucho a su hermano y a Tay pues aún estaba incómodo si tenía a alguno de sus antiguos compañeros de cosecha mucho tiempo al lado. Se disculpó sobre todo con Sinceridad que acababa de preguntar algo y se fue a su cuarto.
Una vez allí respiró profundamente. Por fin unos momentos solo. No es que le agobiase estar con gente pero desde la cosecha le resultaba más agotador y aún no había tenido un momento así en todo el día. Se tomó pues su tiempo en desvestirse tranquilamente. Hubiera preferido una larga ducha pero ya que había dicho de ir y ya estaba todo el mundo no se podía permitir ese lujo. Vistió un pantalon gris como de pijama o chándal más cómodo y una camiseta de mangas largas y cuello alto para bajar, junto a unas zapatillas suaves verdes. Agarró la pieza de queso nublino fermentado con bayas, cinco cuñas de otras variedades y embutidos de linac, jamón, cecina, lomo y chorizo. Había querido traer suficiente ya que le habían invitado pese a no ser del grupo y bueno, disponía de dinero para ello. De todas maneras la comida no resultaba muy cara en el mercado debido a las constantes provisiones presentes en los torreones.
Después de mentalizarse bajó con todo aquello en mano y atendiendo a las conversaciones a su alrededor comenzó a preparar tres platos grandes de todo aquello para que estuviera repartido por la mesa. No sin tener al lado una taza de té y un par de pastelitos que se había agenciado.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
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