Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
+20
Lathspell
Bellota
Lops
Tak
Giniroryu
Yber
Merodeador
Seth
Aes
Zarket
Jack
Dal
Alicia
Rocavarancolia Rol
Naeryan
Evanna
Leonart
Poblo
Muffie
Red
24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
27/11/18, 05:56 pm
Hacía meses que Sinceridad no veía a tanta gente en un mismo sitio. Gente aparentemente feliz, dentro de las posibilidades de la ciudad, aunque algunos mostraron frustración. Ayudó a presentarlos cuando Pelusa lo pidió, pero eran muchos nombres que recordar en el otro grupo. Y muchas transformaciones a las que atender. Ya iría aprendiendo sobre ellos con el paso del tiempo.
También hacía años que no veía tantos libros. Libros de verdad. Con sus tapas duras, sus montones de páginas, y algunos con ilustraciones y cubiertas decoradas, otros más desgastados y sobrios. En Tierra Bruja como mucho había visto listas de herramientas, informes sobre el Coro, narraciones breves sobre la historia de las tribus o cuentos para los más pequeños. Pero solo podían soñar con tener libros como aquellos, algunos incluso más anchos que su cabeza. Y que tuvieran un sitio para guardarlos y protegerlos todos... <<Esta ciudad debió ser poderosa y rica en su momento, no la ruina que es ahora>> dedujo. Sin una calidad de vida mínima y un interés por su propia cultura, ¿quién iba a poner empeño en escribir libros y recursos para custodiarlos en una gran biblioteca? ¿Para qué?
Por eso, si hubiera estado sola, se habría tirado al suelo a mirarlos todos o enterrarse con ellos. Pero en aquella ocasión se limitó a pedir ayuda con toda la educación que sus nervios alterados le permitían y se enfrascó en su lectura del pasaje que le indicaron. Le parecía digno de otro mundo haber ido a parar a aquella ciudad y estar ahora leyendo sobre su transformación como si todo aquello fuera normal. Era irreal. Todos allí averiguando detalles sobre sus nuevos cuerpos. Una fantasía digna de aparecer en algún cuento para aterrorizar a las crías. Más aún si tenía en cuenta su transformación u otras aún más llamativas o "dañinas" al ojo.
Pero aún más llamativo le parecía el hecho de que aún no había podido "documentar" todos los ojos de que disponía, ni dónde estaban. Creía tener alguno más o alguno menos que la lista general del libro, pero más tarde se haría su propia lista. A solas y sin tanto escándalo ni tantos estímulos visuales.
Y mientras leía, escuchaba a los demás. Comentarios alegres, comentarios frustrados. Ella tenía casi el mismo derecho a sentirse frustrada, ya que descubrió que seguiría sin ser capaz de hacer magia. Pero igualmente tenía ilusión por sus nuevos ojos y lo que eran capaces de hacer. ¿Hasta qué punto no era magia lo que hacían? No entendía el mecanismo, no entendía algunas de las palabras que lo describían.
—Confirmado. No sé qué es el "electromagnetismo" —lo tuvo que leer muy despacio— pero aunque no puedo hacer hechizos como algunos, soy capaz de ver a través de las paredes. Lo aviso de antemano porque vamos a vivir muchos aquí y no quiero incomodar. Pero prometo no invadir la intimidad de nadie —les quiso asegurar.
Por alguna razón, no era capaz de percibir colores en las imágenes que veía a través de los muros. O bien no era capaz de verdad o bien tenía que practicarlo. Investigaría con más ahínco el funcionamiento "técnico-mágico" de los ojos, pero de momento le interesó poder confirmar que, en efecto, era usual crecer en altura y ganar musculatura, si necesidad de ejercicio alguno. Se había convertido en una criatura de magia, que funcionaba con magia pese a no ser capaz de exteriorizarla y darle su propia forma. Para ella, y para sus tribus, la roquense y la del refugio, era más que suficiente.
Entre tanto, la escena del otro grupo le llamó la atención. Ella no pintaba nada allí, se sentía fuera de lugar, o más aún, como una intrusa, y por ello se alejó un poco con su libro, la espalda pegada al marco de la puerta. Estaban muy unidos, se notaba de sobra, y no quería pisarles sitio. Pero le alegró verles así, y le pareció tierno. Necesitarían lazos así para sobrevivir en aquel sitio; ella, ellos y todos.
Pero más tarde se rió con la reacción de Mónica sobre su transformación. Sinceridad reaccionó igual tocándole como decía y mirándose sus propios brazos. Se notaba más pesada, pero también más ágil. Sí, lo pensaba continuamente, pero para ella era una maravilla, un milagro, haber tenido ese y otros cambios de la noche a la mañana. Y lo cierto era que aún notaba vibraciones de energía por su cuerpo, seguramente por influencia de la Luna.
—¡Oye, yo también tengo bolas de esas! Hasta las alas las noto más fuertes —las extendió un momento, con todos sus ojos cerrados con fuerza. Era lioso. Nunca había tenido que preocuparse de nada más al moverlas, pero ahora tenía ojos aquí y allá. Poco después las plegó de nuevo y añadió—: Es raro. Lo que no es raro es tu narcisismo, señorita narcisista, siempre limpiándote —le sacó la lengua entre risas.
Después volvió a abrir la boca, pero se contuvo y devolvió la vista al libro. Quería preguntar sobre cosas que no entendía, pero no quería ponerse en ridículo ni tampoco atosigar a Naeleth, que estaba respondiendo a todo. Desconocía términos como "enajenación" o "electromagnetismo", y para colmo le parceció que todos entendían lo que decían los libros sobre sus transformaciones. <<O bien mi mundo no es lo suficientemente avanzado como para entenderlo, o yo no estoy a la altura>> Esa espinita de ser o venir de una sociedad más primitiva siempre estaba presente.
También hacía años que no veía tantos libros. Libros de verdad. Con sus tapas duras, sus montones de páginas, y algunos con ilustraciones y cubiertas decoradas, otros más desgastados y sobrios. En Tierra Bruja como mucho había visto listas de herramientas, informes sobre el Coro, narraciones breves sobre la historia de las tribus o cuentos para los más pequeños. Pero solo podían soñar con tener libros como aquellos, algunos incluso más anchos que su cabeza. Y que tuvieran un sitio para guardarlos y protegerlos todos... <<Esta ciudad debió ser poderosa y rica en su momento, no la ruina que es ahora>> dedujo. Sin una calidad de vida mínima y un interés por su propia cultura, ¿quién iba a poner empeño en escribir libros y recursos para custodiarlos en una gran biblioteca? ¿Para qué?
Por eso, si hubiera estado sola, se habría tirado al suelo a mirarlos todos o enterrarse con ellos. Pero en aquella ocasión se limitó a pedir ayuda con toda la educación que sus nervios alterados le permitían y se enfrascó en su lectura del pasaje que le indicaron. Le parecía digno de otro mundo haber ido a parar a aquella ciudad y estar ahora leyendo sobre su transformación como si todo aquello fuera normal. Era irreal. Todos allí averiguando detalles sobre sus nuevos cuerpos. Una fantasía digna de aparecer en algún cuento para aterrorizar a las crías. Más aún si tenía en cuenta su transformación u otras aún más llamativas o "dañinas" al ojo.
Pero aún más llamativo le parecía el hecho de que aún no había podido "documentar" todos los ojos de que disponía, ni dónde estaban. Creía tener alguno más o alguno menos que la lista general del libro, pero más tarde se haría su propia lista. A solas y sin tanto escándalo ni tantos estímulos visuales.
Y mientras leía, escuchaba a los demás. Comentarios alegres, comentarios frustrados. Ella tenía casi el mismo derecho a sentirse frustrada, ya que descubrió que seguiría sin ser capaz de hacer magia. Pero igualmente tenía ilusión por sus nuevos ojos y lo que eran capaces de hacer. ¿Hasta qué punto no era magia lo que hacían? No entendía el mecanismo, no entendía algunas de las palabras que lo describían.
—Confirmado. No sé qué es el "electromagnetismo" —lo tuvo que leer muy despacio— pero aunque no puedo hacer hechizos como algunos, soy capaz de ver a través de las paredes. Lo aviso de antemano porque vamos a vivir muchos aquí y no quiero incomodar. Pero prometo no invadir la intimidad de nadie —les quiso asegurar.
Por alguna razón, no era capaz de percibir colores en las imágenes que veía a través de los muros. O bien no era capaz de verdad o bien tenía que practicarlo. Investigaría con más ahínco el funcionamiento "técnico-mágico" de los ojos, pero de momento le interesó poder confirmar que, en efecto, era usual crecer en altura y ganar musculatura, si necesidad de ejercicio alguno. Se había convertido en una criatura de magia, que funcionaba con magia pese a no ser capaz de exteriorizarla y darle su propia forma. Para ella, y para sus tribus, la roquense y la del refugio, era más que suficiente.
Entre tanto, la escena del otro grupo le llamó la atención. Ella no pintaba nada allí, se sentía fuera de lugar, o más aún, como una intrusa, y por ello se alejó un poco con su libro, la espalda pegada al marco de la puerta. Estaban muy unidos, se notaba de sobra, y no quería pisarles sitio. Pero le alegró verles así, y le pareció tierno. Necesitarían lazos así para sobrevivir en aquel sitio; ella, ellos y todos.
Pero más tarde se rió con la reacción de Mónica sobre su transformación. Sinceridad reaccionó igual tocándole como decía y mirándose sus propios brazos. Se notaba más pesada, pero también más ágil. Sí, lo pensaba continuamente, pero para ella era una maravilla, un milagro, haber tenido ese y otros cambios de la noche a la mañana. Y lo cierto era que aún notaba vibraciones de energía por su cuerpo, seguramente por influencia de la Luna.
—¡Oye, yo también tengo bolas de esas! Hasta las alas las noto más fuertes —las extendió un momento, con todos sus ojos cerrados con fuerza. Era lioso. Nunca había tenido que preocuparse de nada más al moverlas, pero ahora tenía ojos aquí y allá. Poco después las plegó de nuevo y añadió—: Es raro. Lo que no es raro es tu narcisismo, señorita narcisista, siempre limpiándote —le sacó la lengua entre risas.
Después volvió a abrir la boca, pero se contuvo y devolvió la vista al libro. Quería preguntar sobre cosas que no entendía, pero no quería ponerse en ridículo ni tampoco atosigar a Naeleth, que estaba respondiendo a todo. Desconocía términos como "enajenación" o "electromagnetismo", y para colmo le parceció que todos entendían lo que decían los libros sobre sus transformaciones. <<O bien mi mundo no es lo suficientemente avanzado como para entenderlo, o yo no estoy a la altura>> Esa espinita de ser o venir de una sociedad más primitiva siempre estaba presente.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
27/11/18, 07:26 pm
Adrune
Intentaba estar pendiente de todo a la vez y saber cómo se llamaba lo que era cada uno de sus compañeros, pero apenas pudo quedarse con casi nada. Iba de aquí para allá curioseando lo que leía cada uno por encima de su hombro, pues no sabía en qué libro se encontraba información sobre sí misma. De todos modos no le apetecía ponerse a leer en medio de aquella divertida reunión con tanta gente. No le preocupaban sus cambios y realmente solo quería saber por qué aparecían Adrus fantasmales y qué cosas era capaz de hacer, si podría hacer algo como Nime o si ella tenía capacidad de hacer magia. Lo que sí se aseguraría de conocer y recordar de inmediato sería el nombre de la transformación de Neil, aunque tenía claro que se trataba de uno de esos brujos.
Dio un salto en dirección a Rox cuando lo vio bajar las escaleras, feliz de verle de mejor humor que cuando se habían ido.
—¡Sí, sí, Naeleth dijo que sabía cuál era tu transformación! —Añadió tras Rena—. ¿Pero qué es eso de la clave del güifi?
Su curiosidad no sería saciada en ese momento al menos, pues su centro de atención pasó a ser Pelusa, que parecía haber visto algo sobre sus poderes que la habían disgustado aún más que a la libense. Cuando escuchó a Guille leer en voz alta lo que parecía que tenía que hacer la mona del queso si quería conseguir magia se sintió un tanto confusa al principio. Aunque ella sí había entendido lo que quería decir, el brujo humano tenía razón en que “provocar sufrimiento” no sonaba nada bien. Las palabras de Rena, no obstante, eliminaron cualquier duda al respecto.
—¡Eso es! Además aunque seas pequeña eres una persona muy fuerte —añadió mientras se colocaba delante de la irrense, frente a Pelusa y colocaba el brazo en posición de “sacar músculo” componiendo una expresión de determinación.
Lo que ocurrió a continuación, no obstante, la desconcertó mucho más. Ocurrió algo que no había pasado antes: Pelusa comenzó a llorar. Pero no solo eso, si no que dijo cosas que para ella no tenían mucho sentido. ¿La mona del queso no tenía claro que eran amigos y se querían? Al gamusino le resultaba difícil entender por qué Pelusa se sentí así, pero no dudó en lanzarse al abrazo cuando Eitne lo dijo y no solo debido a las propiedades embelesadoras de la bestia del crepúsculo.
—No se dan las gracias por eso —dijo con una gran sonrisa mientras abrazaba a Pelusa—. ¿A qué no?
Naeleth
Naeleth comenzaba a sentirse un tanto abrumada: había mucha gente a su alrededor y, como era lógico, todos tenían muchas preguntas, inseguridades o frustraciones. Cuando bajó Rox se apresuró a localizar el libro correcto y acercarlo al borde de la mesa más próximo a él.
—Sí: cambiante es una transformación fácilmente reconocible. Busca ese marcador en ese libro.
Zobriel le hizo una pregunta, por lo que se giró hacia él.
>>Ah... ¿La niebla mágica? Vale, no es un hechizo muy difícil.
Se abstrajo un momento mientras le escribía en una hoja el proceso para realizarlo. Cuando le tendió la hoja al basilisco atendió a Nime que le preguntaba sobre lo que le había dicho antes.
—Las runas son unos símbolos que se tienen que trazar y que si una persona con magia le cede su energía cualquier persona los puede activar si están diseñadas para ello, puedan hacer magia o no... —Hizo una pausa—. Lo siento si es una explicación confusa, es difícil resumir su funcionamiento de forma teórica cuando no se conocen las bases. Pero no te preocupes: hay muchos libros sobre runas también si te interesa.
La escena que tuvo a continuación con la spriggan le hizo sonreír, pero se mantuvo apartada y algo encogida en su asiento.
Intentaba estar pendiente de todo a la vez y saber cómo se llamaba lo que era cada uno de sus compañeros, pero apenas pudo quedarse con casi nada. Iba de aquí para allá curioseando lo que leía cada uno por encima de su hombro, pues no sabía en qué libro se encontraba información sobre sí misma. De todos modos no le apetecía ponerse a leer en medio de aquella divertida reunión con tanta gente. No le preocupaban sus cambios y realmente solo quería saber por qué aparecían Adrus fantasmales y qué cosas era capaz de hacer, si podría hacer algo como Nime o si ella tenía capacidad de hacer magia. Lo que sí se aseguraría de conocer y recordar de inmediato sería el nombre de la transformación de Neil, aunque tenía claro que se trataba de uno de esos brujos.
Dio un salto en dirección a Rox cuando lo vio bajar las escaleras, feliz de verle de mejor humor que cuando se habían ido.
—¡Sí, sí, Naeleth dijo que sabía cuál era tu transformación! —Añadió tras Rena—. ¿Pero qué es eso de la clave del güifi?
Su curiosidad no sería saciada en ese momento al menos, pues su centro de atención pasó a ser Pelusa, que parecía haber visto algo sobre sus poderes que la habían disgustado aún más que a la libense. Cuando escuchó a Guille leer en voz alta lo que parecía que tenía que hacer la mona del queso si quería conseguir magia se sintió un tanto confusa al principio. Aunque ella sí había entendido lo que quería decir, el brujo humano tenía razón en que “provocar sufrimiento” no sonaba nada bien. Las palabras de Rena, no obstante, eliminaron cualquier duda al respecto.
—¡Eso es! Además aunque seas pequeña eres una persona muy fuerte —añadió mientras se colocaba delante de la irrense, frente a Pelusa y colocaba el brazo en posición de “sacar músculo” componiendo una expresión de determinación.
Lo que ocurrió a continuación, no obstante, la desconcertó mucho más. Ocurrió algo que no había pasado antes: Pelusa comenzó a llorar. Pero no solo eso, si no que dijo cosas que para ella no tenían mucho sentido. ¿La mona del queso no tenía claro que eran amigos y se querían? Al gamusino le resultaba difícil entender por qué Pelusa se sentí así, pero no dudó en lanzarse al abrazo cuando Eitne lo dijo y no solo debido a las propiedades embelesadoras de la bestia del crepúsculo.
—No se dan las gracias por eso —dijo con una gran sonrisa mientras abrazaba a Pelusa—. ¿A qué no?
Naeleth
Naeleth comenzaba a sentirse un tanto abrumada: había mucha gente a su alrededor y, como era lógico, todos tenían muchas preguntas, inseguridades o frustraciones. Cuando bajó Rox se apresuró a localizar el libro correcto y acercarlo al borde de la mesa más próximo a él.
—Sí: cambiante es una transformación fácilmente reconocible. Busca ese marcador en ese libro.
Zobriel le hizo una pregunta, por lo que se giró hacia él.
>>Ah... ¿La niebla mágica? Vale, no es un hechizo muy difícil.
Se abstrajo un momento mientras le escribía en una hoja el proceso para realizarlo. Cuando le tendió la hoja al basilisco atendió a Nime que le preguntaba sobre lo que le había dicho antes.
—Las runas son unos símbolos que se tienen que trazar y que si una persona con magia le cede su energía cualquier persona los puede activar si están diseñadas para ello, puedan hacer magia o no... —Hizo una pausa—. Lo siento si es una explicación confusa, es difícil resumir su funcionamiento de forma teórica cuando no se conocen las bases. Pero no te preocupes: hay muchos libros sobre runas también si te interesa.
La escena que tuvo a continuación con la spriggan le hizo sonreír, pero se mantuvo apartada y algo encogida en su asiento.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
28/11/18, 05:39 pm
El gárgola se mantuvo de buen humor escuchando al resto y cómo miraban los libros. Lo cierto era que no tenía demasiada prisa y le daba igual que el resto fuese antes.
Algo sin embargo le hizo cambiar pronto de parecer. Volvió a sentir la rabía ascendiendo por su ser a la vez que Pelusa soltaba el libro sobre la mesa. <<¿Qué rayos me pasa?>> se preguntó mientras veía la escena ante sus ojos. Pronto, sin embargo, se pasó la sensación y asistió con interés al abrazo grupal del otro grupo. <<Si intento que nosotros hagamos eso alguno es capaz de soltarme un puñetazo>> pensó entre divertido y molesto.
Aprovechó el momento para coger el libro y buscar su propia transformación, no tardó demasiado en encontrarla.
-Facilidad para contagiarse del odio irracional por nada en concreto, la locura ajena y el deseo de venganza aunque no le incumba... me da que el que escribió esto no era como yo, menudo eufemismo - dijo cuando encontró lo que le pasaba.
<<Al parecer tengo magia, pero no entiendo esto del precio. Y también escupo algo raro... tendré que probarlo>> se dijo a sí mismo.
-Oíd, una pregunta. No es que quiera molestaros - dijo alzando la voz sobre el resto.- Mi precio de la magia es el fanatismo ajeno y la locura que lo acompaña. ¿Alguien me sabe explicar qué es eso del fanatismo?
Algo sin embargo le hizo cambiar pronto de parecer. Volvió a sentir la rabía ascendiendo por su ser a la vez que Pelusa soltaba el libro sobre la mesa. <<¿Qué rayos me pasa?>> se preguntó mientras veía la escena ante sus ojos. Pronto, sin embargo, se pasó la sensación y asistió con interés al abrazo grupal del otro grupo. <<Si intento que nosotros hagamos eso alguno es capaz de soltarme un puñetazo>> pensó entre divertido y molesto.
Aprovechó el momento para coger el libro y buscar su propia transformación, no tardó demasiado en encontrarla.
-Facilidad para contagiarse del odio irracional por nada en concreto, la locura ajena y el deseo de venganza aunque no le incumba... me da que el que escribió esto no era como yo, menudo eufemismo - dijo cuando encontró lo que le pasaba.
<<Al parecer tengo magia, pero no entiendo esto del precio. Y también escupo algo raro... tendré que probarlo>> se dijo a sí mismo.
-Oíd, una pregunta. No es que quiera molestaros - dijo alzando la voz sobre el resto.- Mi precio de la magia es el fanatismo ajeno y la locura que lo acompaña. ¿Alguien me sabe explicar qué es eso del fanatismo?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
29/11/18, 02:35 am
El abrazo de Rena no le pilló por sorpresa, devolviéndole el gesto con la misma intensidad y un par de palmaditas en la espalda de añadido. El coreano agradecía en silencio la preocupación, así como le alegraba verla llena de energía. Después de todo, pensó, tenía mucho sentido que pudiera transformarse en oso.
—¡Si, si! No te preocupes, ya estoy mucho mejor. Solo necesitaba un corte de pelo. ¡¿A que sí?! —bromeó, a su vez respondiéndole a Eitne—. ¡Y ya! Como para no ver la pila de libros. —dirigió la vista a estos con una media sonrisa—. Ahora solo me queda saberme el nombre de lo que soy.
Adru contestó deprisa a su duda (y Rox tuvo que escurrir el bulto del Wi-fi respondiendo con "es complicado", preguntándose por el momento en el que dejaría de hacer chistes que solo unos pocos pillaban), y aunque no le hiciera especial gracia, sabía que Naeleth era su única fuente inmediata para conocerse a sí mismo. En lo que la joven se apresuró en dejar el libro que necesitaría a la vista, sin embargo, el australiano tuvo que tragarse su orgullo y aversión. Viendo lo dedicada que estaba en ayudar y el buen ambiente que había, tan mala como la había pintado inconscientemente no podía ser.
—Cambiante. No se han comido mucho el coco con el nombre. —dijo, seguido de una carcajada suave—. Gracias.
Para su propia sorpresa, su agradecimiento había sido sincero. Fue a acercarse al libro justo cuando Pam lanzó el suyo, interrumpiendo su acción.
Todas las reacciones que tuvo le hicieron alzar una ceja, estupefacto. Por un lado, por ver a Pelusa llorar por semejante cosa, por otro, porque era algo que para él -y posiblemente para todos- era obvio.
—O sea, ¿nos salvamos el culo durante casi un año y en serio te crees que no somos amigos? Tio Pelusa, eso está feo. —no había ofensa real ni reclamo en su tono, más bien lo contrario. Se esforzaba en sonar delicado aún dentro de la broma.
Los cascabeles de Eitne le hicieron sonreír un poco más, sin darle ningún tipo de vergüenza el numerito que montarían con el abrazo. Que más daba. Estaba acostumbrado a verles llorar por miedo, motivos cruentos, por nostalgia o la pérdida de alguien. Las lágrimas de felicidad eran de un material totalmente distinto. Y que precisamente fuese la mona del queso la que las derramaba le resultaba especialmente entrañable. Además, recordaba contadas veces las ocasiones en las que la había visto sonreír.
—Eso. —secundó a Adru, inclinándose para ponerse a mejor altura con Pam y abrazarla junto al resto—. Nada de gracias.
Se volteó, tardando unos segundos en separarse, con la pregunta del nublino que se había presentado como Eriel. Ladeó la cabeza con sutileza.
—Pues, cuando estás obsesionado con algo, ¿no? —respondió vagamente, viendo la duda del gárgola como algo de cajón. Mientras, se dirigía al libro que Naeleth le había indicado—. Rollo enfermizo, como los fanáticos religiosos o a los que les gusta demasiado un cantante famoso, o los ultras de un deporte.
—¡Si, si! No te preocupes, ya estoy mucho mejor. Solo necesitaba un corte de pelo. ¡¿A que sí?! —bromeó, a su vez respondiéndole a Eitne—. ¡Y ya! Como para no ver la pila de libros. —dirigió la vista a estos con una media sonrisa—. Ahora solo me queda saberme el nombre de lo que soy.
Adru contestó deprisa a su duda (y Rox tuvo que escurrir el bulto del Wi-fi respondiendo con "es complicado", preguntándose por el momento en el que dejaría de hacer chistes que solo unos pocos pillaban), y aunque no le hiciera especial gracia, sabía que Naeleth era su única fuente inmediata para conocerse a sí mismo. En lo que la joven se apresuró en dejar el libro que necesitaría a la vista, sin embargo, el australiano tuvo que tragarse su orgullo y aversión. Viendo lo dedicada que estaba en ayudar y el buen ambiente que había, tan mala como la había pintado inconscientemente no podía ser.
—Cambiante. No se han comido mucho el coco con el nombre. —dijo, seguido de una carcajada suave—. Gracias.
Para su propia sorpresa, su agradecimiento había sido sincero. Fue a acercarse al libro justo cuando Pam lanzó el suyo, interrumpiendo su acción.
Todas las reacciones que tuvo le hicieron alzar una ceja, estupefacto. Por un lado, por ver a Pelusa llorar por semejante cosa, por otro, porque era algo que para él -y posiblemente para todos- era obvio.
—O sea, ¿nos salvamos el culo durante casi un año y en serio te crees que no somos amigos? Tio Pelusa, eso está feo. —no había ofensa real ni reclamo en su tono, más bien lo contrario. Se esforzaba en sonar delicado aún dentro de la broma.
Los cascabeles de Eitne le hicieron sonreír un poco más, sin darle ningún tipo de vergüenza el numerito que montarían con el abrazo. Que más daba. Estaba acostumbrado a verles llorar por miedo, motivos cruentos, por nostalgia o la pérdida de alguien. Las lágrimas de felicidad eran de un material totalmente distinto. Y que precisamente fuese la mona del queso la que las derramaba le resultaba especialmente entrañable. Además, recordaba contadas veces las ocasiones en las que la había visto sonreír.
—Eso. —secundó a Adru, inclinándose para ponerse a mejor altura con Pam y abrazarla junto al resto—. Nada de gracias.
Se volteó, tardando unos segundos en separarse, con la pregunta del nublino que se había presentado como Eriel. Ladeó la cabeza con sutileza.
—Pues, cuando estás obsesionado con algo, ¿no? —respondió vagamente, viendo la duda del gárgola como algo de cajón. Mientras, se dirigía al libro que Naeleth le había indicado—. Rollo enfermizo, como los fanáticos religiosos o a los que les gusta demasiado un cantante famoso, o los ultras de un deporte.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
29/11/18, 10:04 pm
Las palabras de Naeleth sobre la esencia atrajeron la atención inmediata de Rad. Aquella información le resultaba frustrante: era demasiado escasa, demasiado confusa... Pero también era algo. Una respuesta incompleta era mucho mejor que el vacío de aquellos meses atrás. Y, por aquello, algo de emoción le cosquilleaba en su mente.
Pronto se desató una escena que dejó al tipo E pasando su peso de una pierna a otra. Era la primera vez que escuchaba aquello de precio de la magia, pero no podía sino comprender a Pelusa. Daba igual si era a personas apreciadas o no, enterarse de que un requisito para obtener energía mágica era dañar a otras personas debía ser, cuanto menos, perturbador... lo cual le hacía preguntarse por qué sus amigos no parecían preocupados por aquello. Claro que, ¿cómo consolar ante semejante noticia?
Tan pronto como la chica volvió a hablar, sin embargo, Rad pasó de forma directa a no saber dónde poner su mirada. Aquellas pocas palabras dejaban constancia de lo difícil que debía haber sido su vida para desconocer el mero concepto de la amistad. Y, sin embargo, el desasosiego interior del carabés no hacía sino crecer. Todavía no tenía ni idea de cómo tratar estas situaciones, de cómo calmar a otras personas sin aplicar las estrictas y ciegas normas de su mundo natal. Menos todavía cuando era una desconocida absoluta.
—Una forma de energía que mantiene unidas las partículas que componen el mundo y forma tanto la luz visible como varios tipos de luz invisibles, entre otras cosas —explicó sucintamente a Sinceridad, sintiendo una corriente de alivio al poder ignorar de alguna forma la emocional escena que se desarrollaba justo delante de sus narices. Lo cierto es que no tenía problema alguno en lanzarse a explicar conceptos físicos si eso le permitía distraerse, pero la pregunta de Eriel interrumpió sus pensamientos sobre el tema. Rádar frunció algo el ceño, sintiendo un escalofrío ante sus palabras.
Había sabido que las transformaciones podían ser horrendas, había sospechado que eran el motor tras la oscuridad de aquella ciudad. Sospechar y saber, sin embargo, eran dos cosas muy distintas. La emoción de aquella luna se cristalizó en sus venas, dejándole un regusto viscoso en el estómago. Sus ganas de saber en qué se había convertido se habían evaporado por completo.
—Diría más bien que el fanatismo es... perseguir una idea de forma obsesiva, violenta, ignorando lo que la objetividad dicta acerca de esa idea —explicó tras Rox. La definición del humano le había parecido acertada a un nivel muy básico, pero demasiado incompleta.
Pronto se desató una escena que dejó al tipo E pasando su peso de una pierna a otra. Era la primera vez que escuchaba aquello de precio de la magia, pero no podía sino comprender a Pelusa. Daba igual si era a personas apreciadas o no, enterarse de que un requisito para obtener energía mágica era dañar a otras personas debía ser, cuanto menos, perturbador... lo cual le hacía preguntarse por qué sus amigos no parecían preocupados por aquello. Claro que, ¿cómo consolar ante semejante noticia?
Tan pronto como la chica volvió a hablar, sin embargo, Rad pasó de forma directa a no saber dónde poner su mirada. Aquellas pocas palabras dejaban constancia de lo difícil que debía haber sido su vida para desconocer el mero concepto de la amistad. Y, sin embargo, el desasosiego interior del carabés no hacía sino crecer. Todavía no tenía ni idea de cómo tratar estas situaciones, de cómo calmar a otras personas sin aplicar las estrictas y ciegas normas de su mundo natal. Menos todavía cuando era una desconocida absoluta.
—Una forma de energía que mantiene unidas las partículas que componen el mundo y forma tanto la luz visible como varios tipos de luz invisibles, entre otras cosas —explicó sucintamente a Sinceridad, sintiendo una corriente de alivio al poder ignorar de alguna forma la emocional escena que se desarrollaba justo delante de sus narices. Lo cierto es que no tenía problema alguno en lanzarse a explicar conceptos físicos si eso le permitía distraerse, pero la pregunta de Eriel interrumpió sus pensamientos sobre el tema. Rádar frunció algo el ceño, sintiendo un escalofrío ante sus palabras.
Había sabido que las transformaciones podían ser horrendas, había sospechado que eran el motor tras la oscuridad de aquella ciudad. Sospechar y saber, sin embargo, eran dos cosas muy distintas. La emoción de aquella luna se cristalizó en sus venas, dejándole un regusto viscoso en el estómago. Sus ganas de saber en qué se había convertido se habían evaporado por completo.
—Diría más bien que el fanatismo es... perseguir una idea de forma obsesiva, violenta, ignorando lo que la objetividad dicta acerca de esa idea —explicó tras Rox. La definición del humano le había parecido acertada a un nivel muy básico, pero demasiado incompleta.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
30/11/18, 01:18 am
Nime estaba satisfecha con las respuestas de sus amigos y la información que había obtenido. Un poco, al menos. Su pequeño drama no pareció tan grave cuando se dio cuenta de que Pelusa estaba enfadada de verdad. Que tal vez lo que había leído era horrible, y por eso se preocupó igual que todos los demás.
Se acercó a curiosear, aunque no alcanzó a leer el libro. Lo que dijeron quienes sí pudieron leerlo le sonó bastante razonable. Para ella, por ejemplo, sonaba como una guerrera que lucharía por proteger a la reina, o a cualquiera que mereciese su protección, por lo que le pareció muy noble.
Pero, con diferencia, la información más sorprendente para la mona resultó ser el hecho de que eran amigos. Nime abrió mucho los ojos, incapaz de entender la reacción de Pelusa. Había hecho tanto por ellos, los había ayudado, se había preocupado. La niña casi se ofendió de que no los viese así, porque no era capaz de entender que la mona tuviese una forma de pensar muy diferente.
Pero la emoción del momento también le llegó a ella, que se ablandó por completo y asimiló que Pelusa era dura de mollera para aquellas cosas. Sintió el picorcillo de nariz que precedía a las lágrimas y se lanzó sin pensar al abrazo grupal, sin cuidado de si los cristales se clavaban en alguien o no, ya que a ratos olvidaba que estaban ahí.
—¡No seas tonta, Pelusa! ¡Te queremos mucho de verdad!
Nime había sido reconfortada por Pelusa muchas veces, y aquel era el momento ideal para devolverle el favor. No se le daban bien las muestras de cariño, solo si eran un poco brutas, pero en aquel momento la niña lo estaba siendo al apretujar a sus amigos sin control.
Se acercó a curiosear, aunque no alcanzó a leer el libro. Lo que dijeron quienes sí pudieron leerlo le sonó bastante razonable. Para ella, por ejemplo, sonaba como una guerrera que lucharía por proteger a la reina, o a cualquiera que mereciese su protección, por lo que le pareció muy noble.
Pero, con diferencia, la información más sorprendente para la mona resultó ser el hecho de que eran amigos. Nime abrió mucho los ojos, incapaz de entender la reacción de Pelusa. Había hecho tanto por ellos, los había ayudado, se había preocupado. La niña casi se ofendió de que no los viese así, porque no era capaz de entender que la mona tuviese una forma de pensar muy diferente.
Pero la emoción del momento también le llegó a ella, que se ablandó por completo y asimiló que Pelusa era dura de mollera para aquellas cosas. Sintió el picorcillo de nariz que precedía a las lágrimas y se lanzó sin pensar al abrazo grupal, sin cuidado de si los cristales se clavaban en alguien o no, ya que a ratos olvidaba que estaban ahí.
—¡No seas tonta, Pelusa! ¡Te queremos mucho de verdad!
Nime había sido reconfortada por Pelusa muchas veces, y aquel era el momento ideal para devolverle el favor. No se le daban bien las muestras de cariño, solo si eran un poco brutas, pero en aquel momento la niña lo estaba siendo al apretujar a sus amigos sin control.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
30/11/18, 01:52 pm
A la roquense casi se le cayó el libro de las manos al escuchar la explicación de Rad. Casi porque aunque lo soltó consiguió cogerlo a tiempo por una esquina y después lo recuperó con ambas manos, visiblemente preocupada por si le había hecho algún daño. Cuando se recompuso por el susto, y se acercó al chico, apretando al pobre libro contra sí, mientras le miraba muy desconcertada. ¡Tenía más preguntas que antes!
—A ver si te he entendido bien... No me toques las plumas, ¡no entendí nada! —exclamó, molesta por su propia y profunda ignorancia. Pero esta vez no se calló las dudas—. A ver, Rad, a ver... ¿La energía esa es otro tipo de magia o la magia es un tipo de energía? ¿Y cómo que hay luz invisible? ¿Más magia implicada? ¿Y qué plumas significa "partículas"?
Como tenía las manos ocupadas, los ojos de la cabeza y alguno por los hombros estaban fijos en él. Tan fijos que tuvo que parpadear con ellos mientras hablaba y alternar con otros. La cresta también se movía, arriba y abajo, nerviosa. Después de acosarle, lanzó una especie de lamento al aire. Estaba muy frustrada pero no quería explicárselo todo como "solo es magia".
—¿Cómo voy a entender lo que hago si no entiendo las explicaciones?
*NfdR: resulta que las hembras roquenses tienen una cresta pero durante la cosecha me olvidé de ella, sorry, así que que la haré aparecer más a menudo.
—A ver si te he entendido bien... No me toques las plumas, ¡no entendí nada! —exclamó, molesta por su propia y profunda ignorancia. Pero esta vez no se calló las dudas—. A ver, Rad, a ver... ¿La energía esa es otro tipo de magia o la magia es un tipo de energía? ¿Y cómo que hay luz invisible? ¿Más magia implicada? ¿Y qué plumas significa "partículas"?
Como tenía las manos ocupadas, los ojos de la cabeza y alguno por los hombros estaban fijos en él. Tan fijos que tuvo que parpadear con ellos mientras hablaba y alternar con otros. La cresta también se movía, arriba y abajo, nerviosa. Después de acosarle, lanzó una especie de lamento al aire. Estaba muy frustrada pero no quería explicárselo todo como "solo es magia".
—¿Cómo voy a entender lo que hago si no entiendo las explicaciones?
*NfdR: resulta que las hembras roquenses tienen una cresta pero durante la cosecha me olvidé de ella, sorry, así que que la haré aparecer más a menudo.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
30/11/18, 10:40 pm
Recibir ese tipo de reacción tan genuina y visceral le sorprendió, ver como Eitne, iniciaba ese repentino ataque de abrazo le sorprendió e incomodo por igual. Estaba haciendo una escenita con su comportamiento, desenfadado y llorando frente a otros cuando siempre intentaba evitar que eso fuese visible. Y en otro momento probablemente habría rechazado de inmediato el abrazo, no gustándole mucho que la tocasen. Pero en esos momentos y por incomprensible que fuera, lo aceptó.
Sentía que lo necesitaba, una forma de afianza su recién descubrimiento. Se sentía aun mas pequeña de lo que realmente era, confundida e incrédula, cuando los brazos de Eitne la rodearon, seguidos de los de Guille, Nime, Adru y Neil. Pronto no solos los pequeños y lo sinhadres estaban junto a ella, rodeando con sus brazos casi al punto de la asfixia, sino que la figura protectora de Rena el recuperado Rox se unieron, en un sin parar. Todos intentando demostrarle mas con actos que con solo palabras cuan equivocada estaba.
Se sintió por un instante de nuevo como cuando estaba en ese capullo, incomoda, asustada por notar algo nuevo y que consideraba improbable que le ocurriera...y también, protegida. Podía verlo en sus expresiones y palabras cuan confundidos estaba por su arranque, mas no iba a parar a explicarles el porque nunca había pesando que fuesen amigos o le apreciaran. Tenia, a pesar el bastante buen juicio de no hacerlo, pues tal vez no entendía sobre ese tipo de cariño o a de mistad, pero si sabían lo mal que sentaba el desengaño o las traiciones de alguien en quien confías. Se guardaría sus explicaciones, sus pensamientos y la opiniones que había tenido sobre ellos para ella.
A esas alturas Pelusa había entendido de la enorme diferencia que existían entre culturas y a su vez de vivencias de vida. No quería derramar mas lagrima ni temor de nuevo mierdas y recuerdos desagradables, no lo veía necesario.
No cuando ese abrazo, apretado, cálido y lleno de algo que no podía describir pero que tal vez fuese ese afecto del que hablaban, se sentía bien. Parecía reparar un poco ese corazón suyo que se negaba a confiar en los demás lo suficiente para regalarles su afecto...algo que al parecer llevaba haciendo desde hacia tiempo todos ello sin notarlo tan siquiera.
Era una sensación extraña, le hacia sentir un poco avergonzada y estúpida, sabia que tardaría en acostumbrarse.
Pronto el abrazo de grupo empezó a agobiarla, no acostumbrada para nada a ese tipo de muestras afectiva so al contacto con otras personas en general. Y sin lagrimas en los ojos empezó a gruñir, retorciéndose cuanto pudo entre ellos brazos de aquellos que aun la apresaban.
-Vale...ya...ya entendí, me equivoque...soltadme...sois muy agobiantes..- comento Pam sin poder dejar de lado su actitud habitual, mas notándose en su voz que estaba mas tranquila y que no había matices en su tono de enfado, sino de su habitual tono algo gruñón. Vale, podría aceptar que estaba confundida, que por una vez se equivocaba en lo que había dado por sentado. Pero eso no significaba que de la anda fuese a volverse un especie de peluche amorosos al que achuchar y que regalaba abrazos y cariños por doquier. Ella no era así.
Si había terminado apreciando la tal y como era, iban a tener que aguantarla tal y como era. No había mas. Cuando consiguió al fin liberarse, carraspeó mirándolos fijamente con los ojos algo rojizos de haber llorado peor sin lagrimas. La pequeña sonrisa que antes adornaba sus ojos había desaparecido, mas no el brillo de animo de sus ojos lavanda.
-Supongo...que entonces eso de obtener magia así...no estag tan mal...aunque sigo sin sabeg como funciona exactamente - añadió la mona del queso que bueno...poda aceptarlo un poquito mejor, peor no dejaba de resultarle una forma de obtener precio un poco rara. Debía cuidar y protegerles, infligiendo daños a otros. Vale hasta ahí lo básico de lo básico era entendible,el proceso ya en si si le parecía un poco rebuscado- ¿Voy a tener que esperar que alguien os haga daño de alguna forma para devolverla y obtener magia, entonces? Creo que va a tardar que eso suceda...no conocemos a casi nadie aun, como para que quieran haceros daños de algún modo- añadió un poco infeliz por ese aspecto, al menos en lo que le tocaba porque tampoco es que quisiera verlos en peligro o algo, pero aquello parecía ser lo básico de obtener su magia.
Sentía que lo necesitaba, una forma de afianza su recién descubrimiento. Se sentía aun mas pequeña de lo que realmente era, confundida e incrédula, cuando los brazos de Eitne la rodearon, seguidos de los de Guille, Nime, Adru y Neil. Pronto no solos los pequeños y lo sinhadres estaban junto a ella, rodeando con sus brazos casi al punto de la asfixia, sino que la figura protectora de Rena el recuperado Rox se unieron, en un sin parar. Todos intentando demostrarle mas con actos que con solo palabras cuan equivocada estaba.
Se sintió por un instante de nuevo como cuando estaba en ese capullo, incomoda, asustada por notar algo nuevo y que consideraba improbable que le ocurriera...y también, protegida. Podía verlo en sus expresiones y palabras cuan confundidos estaba por su arranque, mas no iba a parar a explicarles el porque nunca había pesando que fuesen amigos o le apreciaran. Tenia, a pesar el bastante buen juicio de no hacerlo, pues tal vez no entendía sobre ese tipo de cariño o a de mistad, pero si sabían lo mal que sentaba el desengaño o las traiciones de alguien en quien confías. Se guardaría sus explicaciones, sus pensamientos y la opiniones que había tenido sobre ellos para ella.
A esas alturas Pelusa había entendido de la enorme diferencia que existían entre culturas y a su vez de vivencias de vida. No quería derramar mas lagrima ni temor de nuevo mierdas y recuerdos desagradables, no lo veía necesario.
No cuando ese abrazo, apretado, cálido y lleno de algo que no podía describir pero que tal vez fuese ese afecto del que hablaban, se sentía bien. Parecía reparar un poco ese corazón suyo que se negaba a confiar en los demás lo suficiente para regalarles su afecto...algo que al parecer llevaba haciendo desde hacia tiempo todos ello sin notarlo tan siquiera.
Era una sensación extraña, le hacia sentir un poco avergonzada y estúpida, sabia que tardaría en acostumbrarse.
Pronto el abrazo de grupo empezó a agobiarla, no acostumbrada para nada a ese tipo de muestras afectiva so al contacto con otras personas en general. Y sin lagrimas en los ojos empezó a gruñir, retorciéndose cuanto pudo entre ellos brazos de aquellos que aun la apresaban.
-Vale...ya...ya entendí, me equivoque...soltadme...sois muy agobiantes..- comento Pam sin poder dejar de lado su actitud habitual, mas notándose en su voz que estaba mas tranquila y que no había matices en su tono de enfado, sino de su habitual tono algo gruñón. Vale, podría aceptar que estaba confundida, que por una vez se equivocaba en lo que había dado por sentado. Pero eso no significaba que de la anda fuese a volverse un especie de peluche amorosos al que achuchar y que regalaba abrazos y cariños por doquier. Ella no era así.
Si había terminado apreciando la tal y como era, iban a tener que aguantarla tal y como era. No había mas. Cuando consiguió al fin liberarse, carraspeó mirándolos fijamente con los ojos algo rojizos de haber llorado peor sin lagrimas. La pequeña sonrisa que antes adornaba sus ojos había desaparecido, mas no el brillo de animo de sus ojos lavanda.
-Supongo...que entonces eso de obtener magia así...no estag tan mal...aunque sigo sin sabeg como funciona exactamente - añadió la mona del queso que bueno...poda aceptarlo un poquito mejor, peor no dejaba de resultarle una forma de obtener precio un poco rara. Debía cuidar y protegerles, infligiendo daños a otros. Vale hasta ahí lo básico de lo básico era entendible,el proceso ya en si si le parecía un poco rebuscado- ¿Voy a tener que esperar que alguien os haga daño de alguna forma para devolverla y obtener magia, entonces? Creo que va a tardar que eso suceda...no conocemos a casi nadie aun, como para que quieran haceros daños de algún modo- añadió un poco infeliz por ese aspecto, al menos en lo que le tocaba porque tampoco es que quisiera verlos en peligro o algo, pero aquello parecía ser lo básico de obtener su magia.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
01/12/18, 05:10 pm
Las nauseas serían ahora parte de su vida. El camino fue una tortura. Fallaba. Y fallaba. Y fallaba. La luna le había hecho un nuevo nivel de inutil. Su cabreo iba a más y más. Sus pequeñas pataletas en las que maldecia todo, no le liberaban ni un poco de el horrible sentimiento de odio y frustración que se había establecido en su cabeza. Pero entonces empezo la decaida. Había llegado a su limite el enfado, y ahora su cerebro dejaba paso a la tristeza. La fustración se transformaba en desesperación.
Para cuando llegó a la sede no le quedaban fuerzas, solo un nudo en la garganta. Seguro de que sus compañeros antes habían comprobado bien el contrato, Hyun firmó y pidio que le ayudaran sus escoltas a subir a uno de los cuartos. Entró sin despedirse ni agradecer la ayuda, ya había dejado empezar a escaparse las lagrimas, y solo iban a más cuanto más se acercaba a la cama. Se desplomó sobre ésta y enterro su cara en la almohada y siguió llorando. Era extraño pues las sabanas no lo envolbían a él sino que era al reves, Hyun pasaba por debajo y alrededor de toda la cama. Tocaba las paredes más cercanas y también el suelo. Estar haciendo cosas le permitía ignorar un poco sus sentidos, pero ahora no le quedaba nada más que llorar y estar ahí. No podía dejar de ver, ni sentir, cerrar los ojos era un engaño y aun así, eventualmente, la linea entre la realidad y los sueños desapareció y Hyun se dormió.
Se despertó pronto. El nudo en la garganta no había desaparecido, tampoco el vacio de su estomago. Nunca se acostumbraría a sentir de esa forma, pero de alguna manera tendría que aprender a vivir con ello. En las últimas partes del camino a la sede se había empezado a tropezar mucho menos. Asi que tendría que intentar andar de nuevo, era hora de salir de la cama. Ver a sus compañeros a los que envidiaba, y en cierto modo resentía, no siendo culpables de su suerte. Y empezar a buscar la forma de volver a casa, donde al menos le cuidarían. Hyun dio los primeros pasos al salir de la cama, lentos e inseguros, sus piernas temblaban como si no estuvieran preparadas para resistir su peso como habían hecho siempre. Luego dio los segundos, por ahora iba bien, y se dirigía también bien a donde quería. Luego unos terceros y cada vez más rapido, no era facil, pero le iba pillando el tranquillo. Abrió su puerta y salió al pasillo, ahora tendría que bajar las escaleras sin descalabrarse. Pero antes de que pudiera avanzar más de dos escalones una voz llego a sus oidos, varias. Y las conocía. Y las temía. Dio un paso para atrás asustado y luego otro. El segundo cayendose de culo al principio de las escaleras con un sonoro golpe. Despertando aun más su sentimiento de urgencía, Hyun se incorporó como pudo y andó rapido de vuelta a su habitación.
Dios ¿Que iba a hacer? Estaban ahí, con sus compañeros de Maciel, le reconocerían. Sus pensamientos eran una maraña en pánico <<¿Qué hacer?¿Qué hacer?¿Qué hacer?...>> Por un segundo se planteó la posibilidad de escapar por la ventana o algun sitio, pero ¿A donde iría? Y ¿Qué haría entonces? No, no podía escapar. Tampoco quería enfrentarse a ello, no quería salir del cuarto. Y entre todos sus pensamientos había uno más y asombrosamente molesto, tenía hambre. Llevaba mucho sin comer y se notaba. No sabia que hacer, giraba su martillo en su mano sin parar. Tardó mucho, pero la decisión tenía que tomarla. Agarro la sabana de la cama y empezó a tirar tratando de romperla, sorprendiendose a si mismo cuando su aura comenzó a ayudar a sus manos rompiendo la tela. El primer trozo que saco era demasiado pequeño y rompió otro. Se lo puso cubriendole la nariz y boca, cogio los mechones de su pelo destintados y los metió dentro de su gorro, se puso la capucha de la sudadera. Era una idea estupida pero tendría que sacar a Tayron y pedirle ayuda, era el unico que sabía sobre él no todo pero gran parte. Tambien tendría que dejar el martillo en la habitación, cosa que le costaba más de lo que creía pues no podía haber nada reconocible. Y por fin bajó. De nuevo lento, sobretodo en las escaleras y llego a aquellos que estuvieran en la sala de estar y, poniendo todo lo grave que pudo la voz, dijo:
— Ho- hola — mientras escaneaba en busca de Tayron gritando cada una de sus neuronas de nervios. — Tayron ¿Te importa acompañarme a mi cuarto? — Dijo sin presentaciones, ni más. Si alguien se le acercaba mucho lo reconocería, asi que Hyun apartaba lo que podía la mirada e inconscientemente tenía solidificado el exterior de su aura para que nadie se le acercara.
Para cuando llegó a la sede no le quedaban fuerzas, solo un nudo en la garganta. Seguro de que sus compañeros antes habían comprobado bien el contrato, Hyun firmó y pidio que le ayudaran sus escoltas a subir a uno de los cuartos. Entró sin despedirse ni agradecer la ayuda, ya había dejado empezar a escaparse las lagrimas, y solo iban a más cuanto más se acercaba a la cama. Se desplomó sobre ésta y enterro su cara en la almohada y siguió llorando. Era extraño pues las sabanas no lo envolbían a él sino que era al reves, Hyun pasaba por debajo y alrededor de toda la cama. Tocaba las paredes más cercanas y también el suelo. Estar haciendo cosas le permitía ignorar un poco sus sentidos, pero ahora no le quedaba nada más que llorar y estar ahí. No podía dejar de ver, ni sentir, cerrar los ojos era un engaño y aun así, eventualmente, la linea entre la realidad y los sueños desapareció y Hyun se dormió.
Se despertó pronto. El nudo en la garganta no había desaparecido, tampoco el vacio de su estomago. Nunca se acostumbraría a sentir de esa forma, pero de alguna manera tendría que aprender a vivir con ello. En las últimas partes del camino a la sede se había empezado a tropezar mucho menos. Asi que tendría que intentar andar de nuevo, era hora de salir de la cama. Ver a sus compañeros a los que envidiaba, y en cierto modo resentía, no siendo culpables de su suerte. Y empezar a buscar la forma de volver a casa, donde al menos le cuidarían. Hyun dio los primeros pasos al salir de la cama, lentos e inseguros, sus piernas temblaban como si no estuvieran preparadas para resistir su peso como habían hecho siempre. Luego dio los segundos, por ahora iba bien, y se dirigía también bien a donde quería. Luego unos terceros y cada vez más rapido, no era facil, pero le iba pillando el tranquillo. Abrió su puerta y salió al pasillo, ahora tendría que bajar las escaleras sin descalabrarse. Pero antes de que pudiera avanzar más de dos escalones una voz llego a sus oidos, varias. Y las conocía. Y las temía. Dio un paso para atrás asustado y luego otro. El segundo cayendose de culo al principio de las escaleras con un sonoro golpe. Despertando aun más su sentimiento de urgencía, Hyun se incorporó como pudo y andó rapido de vuelta a su habitación.
Dios ¿Que iba a hacer? Estaban ahí, con sus compañeros de Maciel, le reconocerían. Sus pensamientos eran una maraña en pánico <<¿Qué hacer?¿Qué hacer?¿Qué hacer?...>> Por un segundo se planteó la posibilidad de escapar por la ventana o algun sitio, pero ¿A donde iría? Y ¿Qué haría entonces? No, no podía escapar. Tampoco quería enfrentarse a ello, no quería salir del cuarto. Y entre todos sus pensamientos había uno más y asombrosamente molesto, tenía hambre. Llevaba mucho sin comer y se notaba. No sabia que hacer, giraba su martillo en su mano sin parar. Tardó mucho, pero la decisión tenía que tomarla. Agarro la sabana de la cama y empezó a tirar tratando de romperla, sorprendiendose a si mismo cuando su aura comenzó a ayudar a sus manos rompiendo la tela. El primer trozo que saco era demasiado pequeño y rompió otro. Se lo puso cubriendole la nariz y boca, cogio los mechones de su pelo destintados y los metió dentro de su gorro, se puso la capucha de la sudadera. Era una idea estupida pero tendría que sacar a Tayron y pedirle ayuda, era el unico que sabía sobre él no todo pero gran parte. Tambien tendría que dejar el martillo en la habitación, cosa que le costaba más de lo que creía pues no podía haber nada reconocible. Y por fin bajó. De nuevo lento, sobretodo en las escaleras y llego a aquellos que estuvieran en la sala de estar y, poniendo todo lo grave que pudo la voz, dijo:
— Ho- hola — mientras escaneaba en busca de Tayron gritando cada una de sus neuronas de nervios. — Tayron ¿Te importa acompañarme a mi cuarto? — Dijo sin presentaciones, ni más. Si alguien se le acercaba mucho lo reconocería, asi que Hyun apartaba lo que podía la mirada e inconscientemente tenía solidificado el exterior de su aura para que nadie se le acercara.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/12/18, 08:23 pm
Tay se encontraba abrumado ante la familiaridad de un grupo al que no pertenecía. Tantos gestos de compañerismo, miradas y conversaciones ajenas y cómplices. Se descubrió envidiándolos un poco, aunque nunca lo dijera en voz alta. Probablemente quería ser parte de una escena tan conmovedora, aunque no cambiaría a sus amigos de Maciel por nada del mundo. Ellos habían sido su pilar antes de lo de Dafne, después, y de nuevo tras su regreso.
Más de una vez se vio tentado para dejar caer algunas palabras de aliento a Pelusa, a quien conocía de hace poco, pero quien hacía irresistible no poner una mano en su hombro. Fuera de lugar, y sintiéndose sobrante por fin alguien trajo su atención. Y esta vez no era la voz de aquel niño raro en sus oídos ni el nuevo chico que decía ser un cambiante y con aspecto extraño.
Su amigo requirió ayuda, y Tay se giró sin más hacia el origen de su voz. El coreano parecía confuso y algo tapado, Tayron podía ver su aura como más solidificada y no se pensó dos veces acudir.
-Cla-claro Hyun- dijo. ¿De qué se trataría?- ya voy.
Más de una vez se vio tentado para dejar caer algunas palabras de aliento a Pelusa, a quien conocía de hace poco, pero quien hacía irresistible no poner una mano en su hombro. Fuera de lugar, y sintiéndose sobrante por fin alguien trajo su atención. Y esta vez no era la voz de aquel niño raro en sus oídos ni el nuevo chico que decía ser un cambiante y con aspecto extraño.
Su amigo requirió ayuda, y Tay se giró sin más hacia el origen de su voz. El coreano parecía confuso y algo tapado, Tayron podía ver su aura como más solidificada y no se pensó dos veces acudir.
-Cla-claro Hyun- dijo. ¿De qué se trataría?- ya voy.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/12/18, 03:31 am
Eitne se echó a reír cuando Pelusa les pidió que la soltaran, pero accedió de buena gana. Tal y como la mona del queso pensaba, el aprecio que sentían por ella incluía su faceta más desapegada. El abrazo, sin embargo, había sido necesario y sobre todo útil, pues pareció haber logrado el efecto que el niño deseaba. Tuvo que contener las ganas de no darle un beso en la frente a la mona, como hacía su mamá con él, porque no quería incomodarla más.
Finalmente, se apoyó en el sofá y sonrió de nuevo al pensar que por fin era su turno de leer. Sin embargo, el destino (o el demiurgo, o cualquier dios de este u otro mundo) quería que ese momento se retrasara. Por las escaleras surgió una figura cubierta de ropa hasta la cabeza, rodeada por una sombra tenebrosa que a Eitne no le recordó a nada más que a su propia forma nocturna. Sin quererlo, se olvidó del libro y sus ojos rosas se clavaron en el recién llegado, rebosantes de curiosidad.
La respuesta que le dio el chico de cola anillada le hizo saltar como un resorte. El niño abrió los ojos como platos. ¿Había oído bien?
—¡¿Hyun?! —su voz melosa resonó por toda la sala, adornada de su particular cascabeleo—. ¿Hyun, eres tú?
Las muletas le quedaban lejos, pero el niño no se amilanó y avanzó a la pata coja, convirtiendo los muebles que obstaculizaban su camino en un apoyo extra para saltar más lejos. No obstante, cualquiera de sus compañeros llegaría antes que él al umbral de la escalera.
Finalmente, se apoyó en el sofá y sonrió de nuevo al pensar que por fin era su turno de leer. Sin embargo, el destino (o el demiurgo, o cualquier dios de este u otro mundo) quería que ese momento se retrasara. Por las escaleras surgió una figura cubierta de ropa hasta la cabeza, rodeada por una sombra tenebrosa que a Eitne no le recordó a nada más que a su propia forma nocturna. Sin quererlo, se olvidó del libro y sus ojos rosas se clavaron en el recién llegado, rebosantes de curiosidad.
La respuesta que le dio el chico de cola anillada le hizo saltar como un resorte. El niño abrió los ojos como platos. ¿Había oído bien?
—¡¿Hyun?! —su voz melosa resonó por toda la sala, adornada de su particular cascabeleo—. ¿Hyun, eres tú?
Las muletas le quedaban lejos, pero el niño no se amilanó y avanzó a la pata coja, convirtiendo los muebles que obstaculizaban su camino en un apoyo extra para saltar más lejos. No obstante, cualquiera de sus compañeros llegaría antes que él al umbral de la escalera.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/12/18, 07:23 pm
Adru se apartó de Pelusa riendo por la forma en la que lo hizo y apretó los puños con entusiasmo al verla mucho más tranquila respecto a sus poderes.
—Tú eres muy lista: seguro que lo entenderás enseguida.
La sinhadre consideraba que la mona del queso era una de las personas más estudiosas e inteligentes que conocía y esa era una cualidad que la edeel admiraba, al ser ella incapaz de fijar la mirada más de dos minutos seguidos frente a un libro “de estudiar” sin distraerse con las motas de polvo que flotaban en el aire. Por suerte a Neil se le daba muy bien explicarle las lecciones para que las entendiera, así que tenía mucho respeto por cualquiera que contase con aquella capacidad al asociarla con la persona más importante para ella.
En la siguiente conversación no participó, ya que ella no sabía definir el fanatismo ni era un concepto que hubiese manejado demasiado, por lo que prefirió escuchar las respuestas que le dieron Rox y el chico pecoso a Eriel. Tampoco es que aquel tema se extendiese demasiado ni tuvo tiempo de reflexionar nada al respecto, pues una nueva persona bajó las escaleras en ese momento y resultaba difícil de ignorar. Una especie de manto oscuro acompañaba a quien quiera que fuese, cosa que al gamusino le resultó bastante bonito de ver, y destacaba considerablemente al abrirse paso por la sala. No obstante, nada de eso importó cuando Tay se dirigió al recién llegado por su nombre.
—¿Q... Qué?
Su balbuceo inicial mientras trataba de procesar si la voz que había oído se parecía a la de la persona que era imposible que perteneciese fue completamente ensordecido por la cristalina voz de Eitne que materializó con aquel tañido puro que ahora acompañaba a cada sílaba que pronunciaba lo que la propia sinhadre estaba tratando de discernir si podía ser cierto o no. En cuanto el nombre fue pronunciado por Eitne en vez de por el chico de la cola peluda se hizo más real. Era él, tenía que serlo. La sinhadre corrió tras el daeliciano para tratar de acercarse.
>>¡Luces, estás vivo! ¡Hyun!
Se lanzó tan rápido hacia su perdido compañero al que habían dado por muerto que dejó una copia tras de sí a escasos centímetros de su posición final, pues chocó contra algo sólido que le hizo perder momentáneamente el equilibrio. Al parecer aquella especie de sombra gigante era sólida y lo había averiguado por las malas. La gamusino cayó de culo atravesando su propia réplica fantasmal, que comenzaba a desvanecerse y se levantó esgrimiendo una expresión estúpida.
—Tú eres muy lista: seguro que lo entenderás enseguida.
La sinhadre consideraba que la mona del queso era una de las personas más estudiosas e inteligentes que conocía y esa era una cualidad que la edeel admiraba, al ser ella incapaz de fijar la mirada más de dos minutos seguidos frente a un libro “de estudiar” sin distraerse con las motas de polvo que flotaban en el aire. Por suerte a Neil se le daba muy bien explicarle las lecciones para que las entendiera, así que tenía mucho respeto por cualquiera que contase con aquella capacidad al asociarla con la persona más importante para ella.
En la siguiente conversación no participó, ya que ella no sabía definir el fanatismo ni era un concepto que hubiese manejado demasiado, por lo que prefirió escuchar las respuestas que le dieron Rox y el chico pecoso a Eriel. Tampoco es que aquel tema se extendiese demasiado ni tuvo tiempo de reflexionar nada al respecto, pues una nueva persona bajó las escaleras en ese momento y resultaba difícil de ignorar. Una especie de manto oscuro acompañaba a quien quiera que fuese, cosa que al gamusino le resultó bastante bonito de ver, y destacaba considerablemente al abrirse paso por la sala. No obstante, nada de eso importó cuando Tay se dirigió al recién llegado por su nombre.
—¿Q... Qué?
Su balbuceo inicial mientras trataba de procesar si la voz que había oído se parecía a la de la persona que era imposible que perteneciese fue completamente ensordecido por la cristalina voz de Eitne que materializó con aquel tañido puro que ahora acompañaba a cada sílaba que pronunciaba lo que la propia sinhadre estaba tratando de discernir si podía ser cierto o no. En cuanto el nombre fue pronunciado por Eitne en vez de por el chico de la cola peluda se hizo más real. Era él, tenía que serlo. La sinhadre corrió tras el daeliciano para tratar de acercarse.
>>¡Luces, estás vivo! ¡Hyun!
Se lanzó tan rápido hacia su perdido compañero al que habían dado por muerto que dejó una copia tras de sí a escasos centímetros de su posición final, pues chocó contra algo sólido que le hizo perder momentáneamente el equilibrio. Al parecer aquella especie de sombra gigante era sólida y lo había averiguado por las malas. La gamusino cayó de culo atravesando su propia réplica fantasmal, que comenzaba a desvanecerse y se levantó esgrimiendo una expresión estúpida.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/12/18, 09:30 pm
La reacción de Pelusa hizo que a Rena se le encogiese el corazón. Sabían de su pasado y de su situación pero la mona nunca había sido lo que se dice abierta sobre sus sentimientos y ellos tampoco habían preguntado demasiado. En ningún momento se le había pasado por la cabeza que Pelusa no los considerase sus amigos, mucho menos que nunca los hubiese tenido.
Se unió al abrazo grupal poniendo toda su fuerza en su único brazo. No era tan efectivo como sus abrazos habituales pero debía valer, y a ella sí que le importaba tres pepinos lo del espacio personal, al menos por esa vez, Posiblemente necesitase de ese abrazo más que la propia Pelusa.
Los chavales del otro grupo los miraban, algunos con cara de incomodidad. ¿Qué pasaba que ellos no se daban abrazos de grupo ni se decían cosas bonitas? Por lo que a Rena respecta, siete meses compartiendo penurias unen a cualquiera. Sin embargo no tuvo tiempo de hacer ningún comentario, una persona nueva llamó a Tayron. Su aspecto era… tirando a ridículo. Rena se preguntó si se ocultaba así por algún tipo de cambio de su transformación que no quería mostrar. Además su olor le era extrañamente familiar.
Fue responder Tayron y dispararse todas las alarmas. La voz tintineante de Eitne no hizo si no sobresaltarla más. No podía ser, había deseado muchas veces, desde que encontraron a los sinhadres, que hubiese pasado algo parecido con Hyun, pero era demasiada suerte.
-¡Hyun!
No pudo parar a tiempo el hostión que se dió Adru aunque sí para agarrarla de la ropa y ponerla en pie. Lo que sea que tenía a su alrededor actuaba de barrera contra sus muestras espontáneas de alegría, pero qué más daba, Rena estaba contenta.
-Tío, pensábamos que estabas muerto. Joder, joder, de verdad te creíamos muerto, pero aquí estás -Ya estaba blandita de la escena anterior con Pelusa. Respiró hondo, no iba a ponerse a llorar delante del otro grupo como una cría -¡Me alegro un huevo! Jodeeeeer, es que no me lo creo.
Mientras hablaba se había atrevido a palpar la masa oscura que rodeaba al chico. Era sólida pero no del todo, y no muy agradable al tacto. Dejó de hacerlo para agarrar a Rox del brazo y ponerlo delante del otro coreano.
-¡Mira, Rox está bien tambien! ¡Encontramos la cura!
Se unió al abrazo grupal poniendo toda su fuerza en su único brazo. No era tan efectivo como sus abrazos habituales pero debía valer, y a ella sí que le importaba tres pepinos lo del espacio personal, al menos por esa vez, Posiblemente necesitase de ese abrazo más que la propia Pelusa.
Los chavales del otro grupo los miraban, algunos con cara de incomodidad. ¿Qué pasaba que ellos no se daban abrazos de grupo ni se decían cosas bonitas? Por lo que a Rena respecta, siete meses compartiendo penurias unen a cualquiera. Sin embargo no tuvo tiempo de hacer ningún comentario, una persona nueva llamó a Tayron. Su aspecto era… tirando a ridículo. Rena se preguntó si se ocultaba así por algún tipo de cambio de su transformación que no quería mostrar. Además su olor le era extrañamente familiar.
Fue responder Tayron y dispararse todas las alarmas. La voz tintineante de Eitne no hizo si no sobresaltarla más. No podía ser, había deseado muchas veces, desde que encontraron a los sinhadres, que hubiese pasado algo parecido con Hyun, pero era demasiada suerte.
-¡Hyun!
No pudo parar a tiempo el hostión que se dió Adru aunque sí para agarrarla de la ropa y ponerla en pie. Lo que sea que tenía a su alrededor actuaba de barrera contra sus muestras espontáneas de alegría, pero qué más daba, Rena estaba contenta.
-Tío, pensábamos que estabas muerto. Joder, joder, de verdad te creíamos muerto, pero aquí estás -Ya estaba blandita de la escena anterior con Pelusa. Respiró hondo, no iba a ponerse a llorar delante del otro grupo como una cría -¡Me alegro un huevo! Jodeeeeer, es que no me lo creo.
Mientras hablaba se había atrevido a palpar la masa oscura que rodeaba al chico. Era sólida pero no del todo, y no muy agradable al tacto. Dejó de hacerlo para agarrar a Rox del brazo y ponerlo delante del otro coreano.
-¡Mira, Rox está bien tambien! ¡Encontramos la cura!
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/12/18, 09:51 pm
Eriel escuchó la respuesta a su pregunta de labios del humano del otro grupo, pero sus palabras no me aclararon mucho. La respuesta de Rad se sumó y el gárgola miró confundido a su compañero.
- No he entendido una mierda. ¿No tienes una respuesta que no parezca saca un libro? - interrogó a su amigo con desenfado. Se le ocurrió otra persona que quizá lo supiese así que se acercó un poco a la nublina que había ayudado al resto.- Perdona, ¿tú sabrías explicarme como funciona mi precio?
Antes de recibir una respuesta sin embargo el resto del grupo estalló en actividad. Al parecer conocían a Hyun, pero éste parecía incómodo.
-Eh, eh, eh - soltó acercándose a sus compañeros de criba y a los que intentaban llegar al coreano.- ¿De qué conocéis a Hyun?
- No he entendido una mierda. ¿No tienes una respuesta que no parezca saca un libro? - interrogó a su amigo con desenfado. Se le ocurrió otra persona que quizá lo supiese así que se acercó un poco a la nublina que había ayudado al resto.- Perdona, ¿tú sabrías explicarme como funciona mi precio?
Antes de recibir una respuesta sin embargo el resto del grupo estalló en actividad. Al parecer conocían a Hyun, pero éste parecía incómodo.
-Eh, eh, eh - soltó acercándose a sus compañeros de criba y a los que intentaban llegar al coreano.- ¿De qué conocéis a Hyun?
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/12/18, 04:20 pm
Rox desconectó de la conversación sobre el fanatismo, metiéndose de lleno en las páginas que hablaban sobre cambiante. Esperaba no tener que encontrarse con ningún precio de magia, o al menos uno que no involucrase la locura o el sufrimiento de otro.
Lo que le dio tiempo a leer, eso sí, le gustó bastante. Ya había comprobado en carne propia como funcionaban sus hilos, pero tener confirmación de que los límites no acababan en cambiarse el pelo y alguna que otra facción, hizo que se le dilataran las pupilas como a un gato atento.
Tomaba aquella información con una de cal y otra de arena. Era inevitable sentirse extasiado: poco a poco iba asimilando que podía transformarse en muchas, muchas cosas. Más de las que en ese momento podía imaginar. Sin embargo, una pizca de miedo a lo desconocido se agitaba en su interior: dejar de ser él, el choque de identidades, las dudas. ¿Como le sentaría verse en el espejo y ser alguien totalmente distinto? ¿A qué se refería con "mutar su cerebro"? ¿Si su memoria había mejorado, porque había olvidado otras cosas?
Sin darse cuenta, el cambiante había estado mordiéndose el labio inferior mientras leía. Estaba tan enfrascado releyéndolo todo dos veces antes de cambiar de párrafo, que ni siquiera el nombre de Hyun en boca del chico con cola le hizo levantar cabeza.
Fue la voz de Eitne la que le sacó de sí. Se giró robóticamente hacia el nuevo, aquel al que se dirigían ahora. Hyun. Decían que era Hyun.
Rox se quedó petrificado, incapaz de tragárselo de golpe. El chaval iba como los idols de música cuando se ven en público, ridículamente tapados, lo cual les hace cantar incluso más. Para más inri, la mole oscura que tenía detrás le hacía más llamativo aún. El australiano, con la boca medio abierta, se acercó despacio a él, ladeando la cabeza para comprobar su rostro y si lo que decían era cierto. Cuando Rena tiró de él para acercarle del todo, sintió que le fallaban los pulmones y se quedaba sin saliva. La culpabilidad le pesaba, otra vez. Rox llevaba mucho sintiendo que se había curado a costa de la desaparición -y casi muerte- del otro, pero ahora...
—Hyun. Hyun. —repitió, no por llamar su atención, sino para que le fuera más fácil asumir su presencia. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, levantando literalmente algunos hilos de su cuello y nuca, que rápidamente buscaron volver a su lugar y color—. Estás...
Le picaban los ojos y sentía que todos los músculos le tiraban. Se pinzó el puente de la nariz con los dedos y tomó aire, al mismo borde de las lágrimas que Rena, puede que más.
—Te estuvimos buscando. Yo... por dios. —se pasó la mano por la cara, llevándose deprisa la primera lágrima antes de que le mojara la mejilla, tapándose la boca después—. Estás vivo.
Quería abrazarle o al menos tocarle para comprobar que estaba ahí, mas el corte, la tensión que se le había acumulado y su propia confusión le mantenían a rajatabla. De por sí, bien sabía que el coreano no era de demasiado trato físico, pero esta vez había algo más. El ambiente en torno a el chico era... incómodo.
No respondería a Eriel, vagamente le saldrían las palabras, igual que a duras penas se había quedado con su pregunta. Se había cerrado una burbuja en torno a Hyun, con otras miles de preguntas cocinándole el cerebro.
Lo que le dio tiempo a leer, eso sí, le gustó bastante. Ya había comprobado en carne propia como funcionaban sus hilos, pero tener confirmación de que los límites no acababan en cambiarse el pelo y alguna que otra facción, hizo que se le dilataran las pupilas como a un gato atento.
Tomaba aquella información con una de cal y otra de arena. Era inevitable sentirse extasiado: poco a poco iba asimilando que podía transformarse en muchas, muchas cosas. Más de las que en ese momento podía imaginar. Sin embargo, una pizca de miedo a lo desconocido se agitaba en su interior: dejar de ser él, el choque de identidades, las dudas. ¿Como le sentaría verse en el espejo y ser alguien totalmente distinto? ¿A qué se refería con "mutar su cerebro"? ¿Si su memoria había mejorado, porque había olvidado otras cosas?
Sin darse cuenta, el cambiante había estado mordiéndose el labio inferior mientras leía. Estaba tan enfrascado releyéndolo todo dos veces antes de cambiar de párrafo, que ni siquiera el nombre de Hyun en boca del chico con cola le hizo levantar cabeza.
Fue la voz de Eitne la que le sacó de sí. Se giró robóticamente hacia el nuevo, aquel al que se dirigían ahora. Hyun. Decían que era Hyun.
Rox se quedó petrificado, incapaz de tragárselo de golpe. El chaval iba como los idols de música cuando se ven en público, ridículamente tapados, lo cual les hace cantar incluso más. Para más inri, la mole oscura que tenía detrás le hacía más llamativo aún. El australiano, con la boca medio abierta, se acercó despacio a él, ladeando la cabeza para comprobar su rostro y si lo que decían era cierto. Cuando Rena tiró de él para acercarle del todo, sintió que le fallaban los pulmones y se quedaba sin saliva. La culpabilidad le pesaba, otra vez. Rox llevaba mucho sintiendo que se había curado a costa de la desaparición -y casi muerte- del otro, pero ahora...
—Hyun. Hyun. —repitió, no por llamar su atención, sino para que le fuera más fácil asumir su presencia. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, levantando literalmente algunos hilos de su cuello y nuca, que rápidamente buscaron volver a su lugar y color—. Estás...
Le picaban los ojos y sentía que todos los músculos le tiraban. Se pinzó el puente de la nariz con los dedos y tomó aire, al mismo borde de las lágrimas que Rena, puede que más.
—Te estuvimos buscando. Yo... por dios. —se pasó la mano por la cara, llevándose deprisa la primera lágrima antes de que le mojara la mejilla, tapándose la boca después—. Estás vivo.
Quería abrazarle o al menos tocarle para comprobar que estaba ahí, mas el corte, la tensión que se le había acumulado y su propia confusión le mantenían a rajatabla. De por sí, bien sabía que el coreano no era de demasiado trato físico, pero esta vez había algo más. El ambiente en torno a el chico era... incómodo.
No respondería a Eriel, vagamente le saldrían las palabras, igual que a duras penas se había quedado con su pregunta. Se había cerrado una burbuja en torno a Hyun, con otras miles de preguntas cocinándole el cerebro.
- ♪♫♬:
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
09/12/18, 12:24 am
Rena se giró con brusquedad hacia la gárgola y frunció el ceño.
-¿Cómo que de qué lo concemos? Era nuestro compañero, lo perdimos en una salida hace meses, ¡pensábamos que había muerto! -Volvió a mirar a Hyun -Y resulta que pasó lo mismo que con Eorlir e Inna, ¿verdad? ¿Has estado con ellos todo este tiempo? Joder, menos mal...
Pero la reacción del humano no fue la que esperaba; empezó a retroceder, alejándose de ellos, y el aura a su alrededor se hizo más sólida. Le gritó a Tayron algo de que eran los de su antiguo torreón, de los que le había hablado. No tenía ningún sentido, Hyun los reconocía pero no se alegraba de verlos. Y no solo eso, parecía que los... ¿repudiaba? ¿Que les tenía miedo?
-¿Hyun, qué cojones pasa? Somos nosotros.
El desconcierto era claro en el rostro de Rena. Tenía la mano alzada como cuando palpaba el aura, aunque no estaba para nada a una distancia suficiente para hacerlo. Miró a Rox, luego a Adru y al resto de sus compañeros para comprobar sus expresiones.
-¿No te acuerdas? Rox estaba muy mal, fuimos a buscar una cura. Milo y tú os metisteis en un bosque y allí desapareciste.
-¿Cómo que de qué lo concemos? Era nuestro compañero, lo perdimos en una salida hace meses, ¡pensábamos que había muerto! -Volvió a mirar a Hyun -Y resulta que pasó lo mismo que con Eorlir e Inna, ¿verdad? ¿Has estado con ellos todo este tiempo? Joder, menos mal...
Pero la reacción del humano no fue la que esperaba; empezó a retroceder, alejándose de ellos, y el aura a su alrededor se hizo más sólida. Le gritó a Tayron algo de que eran los de su antiguo torreón, de los que le había hablado. No tenía ningún sentido, Hyun los reconocía pero no se alegraba de verlos. Y no solo eso, parecía que los... ¿repudiaba? ¿Que les tenía miedo?
-¿Hyun, qué cojones pasa? Somos nosotros.
El desconcierto era claro en el rostro de Rena. Tenía la mano alzada como cuando palpaba el aura, aunque no estaba para nada a una distancia suficiente para hacerlo. Miró a Rox, luego a Adru y al resto de sus compañeros para comprobar sus expresiones.
-¿No te acuerdas? Rox estaba muy mal, fuimos a buscar una cura. Milo y tú os metisteis en un bosque y allí desapareciste.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
09/12/18, 12:53 am
La llegada de que el personaje cubierto llamo la atención a Pam de su pensamientos y charla sobre como lidiaría ahora con la peculiaridad de como obtenía magia. Y no era para menos. La mona del queso le miro, extrañada inicialmente al verlo cubriéndose la cara de esa forma, lo que de inicio le hizo pensar que su transformación era horrible.
No iba a prestarle mas atención, pese a que esa espesa niebla negra llamaba su atención, sino hubiese sido por las palabras de Tayron. La mona del queso volteo tan rápido a mirarlo que se mareo, gruñendo por lo bajo mientras su compañeros reaccionaba incrédulos e igual de veloces de ella ante aquel nombre. Hyun...era el ¿en serio? había sobrevivido? La incredulidad era patente en Pelusa, que aunque nunca había tenido una buena relación con el humano, solo ve las lagrimas, el alivio y la emoción de sus compañeros, sintió un cierta punzada en el pecho...
Nunca se había llevado bien...pero tampoco le había deseado la muerte...no mucho y no muy en serio al menos, así que verlo inesperadamente ahí entre ellos, cuando lo daban por muerto era una autentico milagro. No solo el otro grupo había recuperados que pensaba habían muerto, ellos también lo hicieron.
Pero no falto demasiado para notar que la alegría que embargaba a Rena,a Rox, a Adru...a todos los demás y que ella no podía expresar de igual manera aunque sintiera alivio, no era bien recibida por el humano. La mona del queso noto como aquella especie de bruma pegajosa que apenas segundos antes Rena toqueteaba, se solidificaba aun mas, confundiendola. La niña no pudo evitar acercarse un poco cuando los primeros gritos alarmados de Hyun llenaron el lugar, con una suerte de confusión que Rena no dudó en transmitir. ¿Que estaba pasando ahí? Siempre lo había considerado un poco raro...pero ahora sus actos no tenían ningún sentido.<<Nos recuerda, es evidente ¿pero porque parece tan alterado?>> se pregunto frunciendo el ceño confundida.
-¿Te has dado un golpe u algo cuando te perdiste, o que leches? -pregunto Pelusa cruzándose de brazos y viéndole extrañada por como actuaba todo incomodo y asustado, no acercándose demasiado, pues para empezar ella era la única que en inicio según tenia entendido había tenido un fuerte encontronazo con el alguna vez, y esa cosa negra que le rodeaba y que parecía cubrirle cual protección extra no le gustaba demasiado. Si parecía servir para eso, a saber si servia para atacar también o algo así, prefería no comprobarlo en carne propia, menos cuando sabia de primera mano, o martillo mas bien, como actuaba el humano cuando estaba asustado-¿Os contó algo de que paso cuando se perdió? Es que en serio no tiene ningún sentido que actué de esta forma como si fuésemos a hacerle algo o estuviera asustado de nosotros...¿a que viene tanto miedo al vernos? -pregunto ahora Pelusa directa y sin rodeos, confundida, a Tayron al ver que Hyun le había llamado de primeras a el y era a quien le pidió ayuda de algún modo. No veía sentido preguntarle a Hyun siendo que parecía estar sufriendo un ataque de pánico, o al menos eso pensaba Pelusa.
No iba a prestarle mas atención, pese a que esa espesa niebla negra llamaba su atención, sino hubiese sido por las palabras de Tayron. La mona del queso volteo tan rápido a mirarlo que se mareo, gruñendo por lo bajo mientras su compañeros reaccionaba incrédulos e igual de veloces de ella ante aquel nombre. Hyun...era el ¿en serio? había sobrevivido? La incredulidad era patente en Pelusa, que aunque nunca había tenido una buena relación con el humano, solo ve las lagrimas, el alivio y la emoción de sus compañeros, sintió un cierta punzada en el pecho...
Nunca se había llevado bien...pero tampoco le había deseado la muerte...no mucho y no muy en serio al menos, así que verlo inesperadamente ahí entre ellos, cuando lo daban por muerto era una autentico milagro. No solo el otro grupo había recuperados que pensaba habían muerto, ellos también lo hicieron.
Pero no falto demasiado para notar que la alegría que embargaba a Rena,a Rox, a Adru...a todos los demás y que ella no podía expresar de igual manera aunque sintiera alivio, no era bien recibida por el humano. La mona del queso noto como aquella especie de bruma pegajosa que apenas segundos antes Rena toqueteaba, se solidificaba aun mas, confundiendola. La niña no pudo evitar acercarse un poco cuando los primeros gritos alarmados de Hyun llenaron el lugar, con una suerte de confusión que Rena no dudó en transmitir. ¿Que estaba pasando ahí? Siempre lo había considerado un poco raro...pero ahora sus actos no tenían ningún sentido.<<Nos recuerda, es evidente ¿pero porque parece tan alterado?>> se pregunto frunciendo el ceño confundida.
-¿Te has dado un golpe u algo cuando te perdiste, o que leches? -pregunto Pelusa cruzándose de brazos y viéndole extrañada por como actuaba todo incomodo y asustado, no acercándose demasiado, pues para empezar ella era la única que en inicio según tenia entendido había tenido un fuerte encontronazo con el alguna vez, y esa cosa negra que le rodeaba y que parecía cubrirle cual protección extra no le gustaba demasiado. Si parecía servir para eso, a saber si servia para atacar también o algo así, prefería no comprobarlo en carne propia, menos cuando sabia de primera mano, o martillo mas bien, como actuaba el humano cuando estaba asustado-¿Os contó algo de que paso cuando se perdió? Es que en serio no tiene ningún sentido que actué de esta forma como si fuésemos a hacerle algo o estuviera asustado de nosotros...¿a que viene tanto miedo al vernos? -pregunto ahora Pelusa directa y sin rodeos, confundida, a Tayron al ver que Hyun le había llamado de primeras a el y era a quien le pidió ayuda de algún modo. No veía sentido preguntarle a Hyun siendo que parecía estar sufriendo un ataque de pánico, o al menos eso pensaba Pelusa.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
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Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
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