Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
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Lathspell
Bellota
Lops
Tak
Giniroryu
Yber
Merodeador
Seth
Aes
Zarket
Jack
Dal
Alicia
Rocavarancolia Rol
Naeryan
Evanna
Leonart
Poblo
Muffie
Red
24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 07:29 pm
A Eitne le alegró que no ocurriera nada grave, aunque con la euforia lunar le habría costado no reirse incluso si a Rena le hubiera pasado algo más feo, como una caída aparatosa. La felicidad que le había invadido le hacía sentir como si flotara en una nube, incluso a pesar de las muletas que necesitaba para desplazarse. Desde que supo que era una bestia del crepúsculo y que tan solo debía esperar a la noche, todo estaba bien para el niño.
Fue el último en llegar abajo de su grupo. Se acomodó cerca de la chica gris y la saludó con un "hola" dulce para darle una buena impresión. Cada vez que revelaba el nuevo nombre de alguno de sus compañeros, Eitne lo celebraba como lo había hecho con el suyo.
—¡Ursántropo! Suena super chuli. —Sin querer, enfocaba su voz en un único compañero, dando al resto la sensación de que tan solo fingía hablar. Eitne sonaba solo en los oídos de aquella persona a la que se refería—. ¡Los gamusinos son como tú, Adru! —Soltó una risotada cantarina—. ¡Qué guay que seais brujos! ¡Sois como mi abuela! —dijo solo para Neil y Guille. Eitne era una fuente inagotable de efusividad, todo lo que decía Naeleth le hacía ilusión—. Vas a ser la mejor hada de todas, Pam: ¡hada de los monos!
Era temprano para considerar amigos a los que conocieron por el camino y Eitne fue más cortado con ellos, pero en silencio se alegraba de que Naeleth también arrojara algo de luz sobre sus verdaderas esencias. También miró de reojo a los dos que habían entrado luego y no pudo evitar que le recorriera un escalofrío. El primero tenía un aspecto inacabado, como si la Luna Roja se hubiera cansado y tan solo hubiera hecho un bosquejo con él. El otro estaba más completo, pero la ropa rota y la sangre no le auguraban nada bueno.
—Qué mal yuyu dan esos dos... —susurró a Guille y a Nime, con tan mala suerte que su voz hipnótica sonó igual de clara en todos los oídos de la sala. Por suerte o por desgracia, Eitne no fue consciente de aquel fallo en un principio y no lo sería si nadie se lo echaba en cara.
Si no se lo hacían notar, Eitne simplemente se prepararía para salir.
Fue el último en llegar abajo de su grupo. Se acomodó cerca de la chica gris y la saludó con un "hola" dulce para darle una buena impresión. Cada vez que revelaba el nuevo nombre de alguno de sus compañeros, Eitne lo celebraba como lo había hecho con el suyo.
—¡Ursántropo! Suena super chuli. —Sin querer, enfocaba su voz en un único compañero, dando al resto la sensación de que tan solo fingía hablar. Eitne sonaba solo en los oídos de aquella persona a la que se refería—. ¡Los gamusinos son como tú, Adru! —Soltó una risotada cantarina—. ¡Qué guay que seais brujos! ¡Sois como mi abuela! —dijo solo para Neil y Guille. Eitne era una fuente inagotable de efusividad, todo lo que decía Naeleth le hacía ilusión—. Vas a ser la mejor hada de todas, Pam: ¡hada de los monos!
Era temprano para considerar amigos a los que conocieron por el camino y Eitne fue más cortado con ellos, pero en silencio se alegraba de que Naeleth también arrojara algo de luz sobre sus verdaderas esencias. También miró de reojo a los dos que habían entrado luego y no pudo evitar que le recorriera un escalofrío. El primero tenía un aspecto inacabado, como si la Luna Roja se hubiera cansado y tan solo hubiera hecho un bosquejo con él. El otro estaba más completo, pero la ropa rota y la sangre no le auguraban nada bueno.
—Qué mal yuyu dan esos dos... —susurró a Guille y a Nime, con tan mala suerte que su voz hipnótica sonó igual de clara en todos los oídos de la sala. Por suerte o por desgracia, Eitne no fue consciente de aquel fallo en un principio y no lo sería si nadie se lo echaba en cara.
Si no se lo hacían notar, Eitne simplemente se prepararía para salir.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 09:13 pm
Que Mónica se pusiera casi a llorar impactó al nublino, siempre había sido muy emocional desde luego pero no se esperaba algo así por verle así que contestó como pudo.
-Un poco más cambiado que tú pero si.
Ahí estaba Sinceridad también, recubierta de bultos y sin ojos en la cara aunque con ellos por más partes, le sonaba de alguna historia por lo que no se sorprendió tanto. Cuando mencionó "los demás" y "todos" sin embargo la sonrisa se fue. Miró hacia donde le señaló para ver que al menos ellos habían cumplido su objetivo, los habían encontrado.
Recordaba la complicidad con Daer al saber su secreto, como lo trataba Char antes de la gran discusión y los combates con Sak al límite de sus fuerzas mientras ella se hacía cada vez más y más fuerte. Ese día falló, no pudo proteger a la familia de su hermano.
Mónica repitió la pregunta incomodando más al nublino, el no era la mejor persona para dar noticias y creía que en las cartas lo habrían descrito seguramente como a un loco por lo que tanta simpatía le resultaba más que extraña. De todos modos a él le estaban preguntando así que él respondería. Quizá era mejor así. Que lo hiciera él en vez de algún otro y se echara a llorar.
-No sé hasta que os llegó en cartas pero Daer, Charley y Sakrilt no lo consiguieron. -Directo y simple, lo creía mejor así. Barael narraba con preocupación por ellos y no con tristeza. -Y Dafne también pero ha vuelto como fantasma y... es complicado.
-Los demás estamos bien, supongo.
Miró para otra parte incómodo, en realidad él tenía ganas de tirarse a un pozo y no salir nunca más y los demás estaban muy tensos por lo de Dafne. Definitivamente no era el indicado para esto.
-Eso sería de mucha ayuda, gracias. -Contestó a la proposición de la nublina. Se sorprendía a él mismo de estar siendo mucho menos desapegado y amable, quizás era por haber salido de aquella tensión que era el torreón para él, siempre vigilado y dado de lado, o quizás por todo lo que había pasado la noche anterior. De todas maneras no es como si tuviera nada que perder.
Los nuevos parecían más bien ignorarle lo cual agradecía, no se sentía precisamente activo y alegre como para entablar nuevas relaciones.
Deben ser las camas que faltaban ahora que lo pienso.
Apareció su hermano desde fuera de la Sede lleno de heridas en un momento bastante malo, alertando a Barael. No pasó por alto las señales sin embargo.
-¿Se puede saber que fuis has hecho cabezapiedra?
Una voz atrayente hizo posar la mirada del rapiña en un pequeño niño azul que no parecía haber cambiado. Entonces miro a su hermano, un ser alado de piel de piedra con espolones sangrando y a sí mismo, un medio hombre medio bestia con una gran mandíbula y garras. Volvió a mirar al pequeño azul.
-Supongo que tienes razón. -Le rio. Siempre había tenido debilidad por los pequeños.
No estaba triste por mencionar las muertes y eso quizás les chocara a Mónica y a Sinceridad. Pero ya le daba igual. No estaba en Nubla, no tenía porque seguir fingiendo.
-Un poco más cambiado que tú pero si.
Ahí estaba Sinceridad también, recubierta de bultos y sin ojos en la cara aunque con ellos por más partes, le sonaba de alguna historia por lo que no se sorprendió tanto. Cuando mencionó "los demás" y "todos" sin embargo la sonrisa se fue. Miró hacia donde le señaló para ver que al menos ellos habían cumplido su objetivo, los habían encontrado.
Recordaba la complicidad con Daer al saber su secreto, como lo trataba Char antes de la gran discusión y los combates con Sak al límite de sus fuerzas mientras ella se hacía cada vez más y más fuerte. Ese día falló, no pudo proteger a la familia de su hermano.
Mónica repitió la pregunta incomodando más al nublino, el no era la mejor persona para dar noticias y creía que en las cartas lo habrían descrito seguramente como a un loco por lo que tanta simpatía le resultaba más que extraña. De todos modos a él le estaban preguntando así que él respondería. Quizá era mejor así. Que lo hiciera él en vez de algún otro y se echara a llorar.
-No sé hasta que os llegó en cartas pero Daer, Charley y Sakrilt no lo consiguieron. -Directo y simple, lo creía mejor así. Barael narraba con preocupación por ellos y no con tristeza. -Y Dafne también pero ha vuelto como fantasma y... es complicado.
-Los demás estamos bien, supongo.
Miró para otra parte incómodo, en realidad él tenía ganas de tirarse a un pozo y no salir nunca más y los demás estaban muy tensos por lo de Dafne. Definitivamente no era el indicado para esto.
-Eso sería de mucha ayuda, gracias. -Contestó a la proposición de la nublina. Se sorprendía a él mismo de estar siendo mucho menos desapegado y amable, quizás era por haber salido de aquella tensión que era el torreón para él, siempre vigilado y dado de lado, o quizás por todo lo que había pasado la noche anterior. De todas maneras no es como si tuviera nada que perder.
Los nuevos parecían más bien ignorarle lo cual agradecía, no se sentía precisamente activo y alegre como para entablar nuevas relaciones.
Deben ser las camas que faltaban ahora que lo pienso.
Apareció su hermano desde fuera de la Sede lleno de heridas en un momento bastante malo, alertando a Barael. No pasó por alto las señales sin embargo.
-¿Se puede saber que fuis has hecho cabezapiedra?
Una voz atrayente hizo posar la mirada del rapiña en un pequeño niño azul que no parecía haber cambiado. Entonces miro a su hermano, un ser alado de piel de piedra con espolones sangrando y a sí mismo, un medio hombre medio bestia con una gran mandíbula y garras. Volvió a mirar al pequeño azul.
-Supongo que tienes razón. -Le rio. Siempre había tenido debilidad por los pequeños.
No estaba triste por mencionar las muertes y eso quizás les chocara a Mónica y a Sinceridad. Pero ya le daba igual. No estaba en Nubla, no tenía porque seguir fingiendo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 02:19 am
Muertos. Se lo esperaba, pero no se esperaba tantos, menos aún después de que ver al gran grupo de recién conocidos le diera esperanzas al respecto... Pero tampoco se esperaba o terminaba de entender al nublino... Había cambiado de tema como si nada, respondiendo al pequeño de voz cantarina <<¿Sabrá cantar? Podríamos cantar alguna vez>> A ella su comentario le habría hecho sonreír, pero imperó la tristeza del golpe por las noticias. Se pegó a Mónica por instinto, por buscar la calidez de su amiga. Hubiera entablado o no amistades más o menos fuertes con los muertos, seguían siendo personas que habían convivido con ella y nadie se merecía ir engañado a morir a esa ciudad. ¿Pero y la fantasma? Esa era una realidad que se escapaba a su entendimiento.
—No nos enteramos, no... Lo... Lo siento mucho... Es horrible esto... En otro momento hay que... Hay que ponerse al día, ¿vale? Con calma... Al menos estamos y estáis bien —. Eso era obvio, pero era lo que importaba ahora <<Pero a qué precio... >>
No quería hablar de Lebra o Fah allí en medio con tantas voces, con tanta gente ajena a sus vivencias <<También habrán pasado lo suyo y no quiero arruinarles la mañana>> Pero quizás podían zanjar aquello pronto, ya que los otros se estaban organizando para ir a la biblioteca. Mónica pidió que investigaran por ellos, de hecho, y Sinceridad les agradeció el gesto. Debían estar alucinando con un grupo tan fragmentado.
Y entonces apareció el segundo nublino... hecho un cuadro. Venía de la calle, magullado y con algo de polvo. La roquense le observó con sus manos y le sonrió como saludo. Intentó distraerse con su llegada.
—¡Pero bueno, hola! ¿Cómo has acabado así? ¿Has intentado volar con eso? Podría enseñarte... Son distintas pero creo que la idea es la misma —le sugirió, pensativa. Aún no se había atrevido a abrir sus alas repletas de ojos, pero lo haría en solitario.
—Me alegro de que estéis bien.
Lo último lo dijo a ambos. Quizá lo había dicho antes ya, pero necesitaba decirlo. Faltaba gente, sin embargo, <<¿Los demás estarán en las habitaciones de arriba? Si no están en el otro refugio...>>
—No nos enteramos, no... Lo... Lo siento mucho... Es horrible esto... En otro momento hay que... Hay que ponerse al día, ¿vale? Con calma... Al menos estamos y estáis bien —. Eso era obvio, pero era lo que importaba ahora <<Pero a qué precio... >>
No quería hablar de Lebra o Fah allí en medio con tantas voces, con tanta gente ajena a sus vivencias <<También habrán pasado lo suyo y no quiero arruinarles la mañana>> Pero quizás podían zanjar aquello pronto, ya que los otros se estaban organizando para ir a la biblioteca. Mónica pidió que investigaran por ellos, de hecho, y Sinceridad les agradeció el gesto. Debían estar alucinando con un grupo tan fragmentado.
Y entonces apareció el segundo nublino... hecho un cuadro. Venía de la calle, magullado y con algo de polvo. La roquense le observó con sus manos y le sonrió como saludo. Intentó distraerse con su llegada.
—¡Pero bueno, hola! ¿Cómo has acabado así? ¿Has intentado volar con eso? Podría enseñarte... Son distintas pero creo que la idea es la misma —le sugirió, pensativa. Aún no se había atrevido a abrir sus alas repletas de ojos, pero lo haría en solitario.
—Me alegro de que estéis bien.
Lo último lo dijo a ambos. Quizá lo había dicho antes ya, pero necesitaba decirlo. Faltaba gente, sin embargo, <<¿Los demás estarán en las habitaciones de arriba? Si no están en el otro refugio...>>
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 02:46 am
Naeleth
—Sí, claro, iremos en cuanto estéis listos —respondió a quiénes preguntaban si les acompañaba a la biblioteca. A continuación asintió a Rena—. Nunca deberíais salir desarmados... Al menos no mientras dominéis vuestros dones.
Sonrió a Barel cuando le dio las gracias, y cuando Mónica se le acercó no pudo evitar mirar su propio reflejo en los ojos de la humana durante unos segundos.
>>Estoy bastante segura de que eres bruja de los espejos. Contigo no hay mucha duda debido a tus ojos.
A Naeleth le había llamado la atención aquel rasgo de los brujos de los espejos que había leído. Se documentaba de vez en cuando acerca de dominios, pues le fascinaba cómo variaba cada uno de ellos y la psicología de los brujos la consideraba importante para su especialidad.
Otro par de ojos captó su atención, pero la nublina apartó la mirada de inmediato de estos. El nublino que le hablaba podría ser peligroso mientras no supiese controlarse.
—Los libros se pueden tomar prestados como en cualquier biblioteca y no hace falta dinero; el bibliotecario lleva un registro de todo, no os preocupéis. Tan solo tratadlos bien. —Respondió a su primera pregunta mirándole de reojo de vez en cuando, no queriendo parecer maleducada—. Sí... eres un basilisco. Puedes hacer eso con la mirada, efectivamente. Deberías evitar el contacto visual hasta que sepas controlarlo —le aconsejó.
La cautivadora voz del niño daeliciano la estaba distrayendo y casi no se fijó en el aspecto de la gárgola, quien de todos modos no se dirigió a ella, pero la irrense se había acercado de nuevo a hacerle más preguntas y salió de su ensimismamiento. Al escuchar la historia de Rena abrió ligeramente la boca y los ojos con sorpresa y expresión grave.
—¡Sí, por supuesto! Y si alguien se enteró de eso seguro que lo ejecutaron... Cuando alguien interviene para perjudicar solo matan al ciudadano y no a los cosechados —aclaró para evitar confusiones con su explicación de antes. Negó con la cabeza con expresión compungida—. No voy a decir que no hay mucha gente así de horrible en la ciudad, pero os aseguro que no todos son así.
Las palabras de la roquense al dirigirse hacia el nublino recién llegado volvieron a llamar su atención sobre este y se acercó a ellos.
—¿Necesitas que te ayude con un hechizo de curación antes de que nos vayamos? —Le dijo a Eriel.
Adrune
Adru se detuvo en seco al escuchar la hipnótica voz de Eitne, totalmente fascinada por aquel tono. Cuando el pequeño daeliciano lo decía, “gamusino” sonaba todavía mejor.
La edeel asintió con entusiasmo cuando escuchó la explicación de Naeleth.
—¡Eres un brujo, Neil! ¿Ves como tú también tenías una mascota? Tus mascotas son las velas, claro, igual que la bola metálica de Milo. ¿Cómo no se nos ocurrió antes?
Se cuadró cuando Rena les dijo que fuesen a buscar armas y, aunque le hubiese gustado quedarse escuchando todas las explicaciones de la nublina, obedeció a la irrense. Le dijo a Neil que se quedase allí, que buscaría algo para él, así que podría preguntarle a su aurva luego lo que se hubiese perdido.
Por instinto, la edeel trató de bajar al sótano, ya que estaba acostumbrada a ir a por armas a las mazmorras del torreón. No obstante, no tardó en darse cuenta de que en aquel edificio no había escaleras que fuesen hacia abajo, por lo que decidió volver a toda prisa en busca de la nublina.
—Oye, ¿sabes dónde podemos encontrar armas aquí?
En cuanto su pregunta fue respondida salió corriendo otra vez y, tras cargar inicialmente con demasiadas cosas, decidió quedarse con un arco y unas espadas cortas para ella y llevarle una daga a Neil, así como recoger alguna que otra arma que sabía que solían utilizar sus compañeros. Cargando con más hojas afiladas de las que debería, la sinhadre volvió con el resto y dejó en el suelo, milagrosamente, el arsenal sin ningún percance.
>>Puedo ir a por más si hace falta —dijo. Había llegado justo para escuchar la última frase de Naeleth y se giró en dirección al grupo formado por Sinceridad, Mónica y aquellos dos nublinos—. ¿Se encuentra bien vuestro amigo?
—Sí, claro, iremos en cuanto estéis listos —respondió a quiénes preguntaban si les acompañaba a la biblioteca. A continuación asintió a Rena—. Nunca deberíais salir desarmados... Al menos no mientras dominéis vuestros dones.
Sonrió a Barel cuando le dio las gracias, y cuando Mónica se le acercó no pudo evitar mirar su propio reflejo en los ojos de la humana durante unos segundos.
>>Estoy bastante segura de que eres bruja de los espejos. Contigo no hay mucha duda debido a tus ojos.
A Naeleth le había llamado la atención aquel rasgo de los brujos de los espejos que había leído. Se documentaba de vez en cuando acerca de dominios, pues le fascinaba cómo variaba cada uno de ellos y la psicología de los brujos la consideraba importante para su especialidad.
Otro par de ojos captó su atención, pero la nublina apartó la mirada de inmediato de estos. El nublino que le hablaba podría ser peligroso mientras no supiese controlarse.
—Los libros se pueden tomar prestados como en cualquier biblioteca y no hace falta dinero; el bibliotecario lleva un registro de todo, no os preocupéis. Tan solo tratadlos bien. —Respondió a su primera pregunta mirándole de reojo de vez en cuando, no queriendo parecer maleducada—. Sí... eres un basilisco. Puedes hacer eso con la mirada, efectivamente. Deberías evitar el contacto visual hasta que sepas controlarlo —le aconsejó.
La cautivadora voz del niño daeliciano la estaba distrayendo y casi no se fijó en el aspecto de la gárgola, quien de todos modos no se dirigió a ella, pero la irrense se había acercado de nuevo a hacerle más preguntas y salió de su ensimismamiento. Al escuchar la historia de Rena abrió ligeramente la boca y los ojos con sorpresa y expresión grave.
—¡Sí, por supuesto! Y si alguien se enteró de eso seguro que lo ejecutaron... Cuando alguien interviene para perjudicar solo matan al ciudadano y no a los cosechados —aclaró para evitar confusiones con su explicación de antes. Negó con la cabeza con expresión compungida—. No voy a decir que no hay mucha gente así de horrible en la ciudad, pero os aseguro que no todos son así.
Las palabras de la roquense al dirigirse hacia el nublino recién llegado volvieron a llamar su atención sobre este y se acercó a ellos.
—¿Necesitas que te ayude con un hechizo de curación antes de que nos vayamos? —Le dijo a Eriel.
Adrune
Adru se detuvo en seco al escuchar la hipnótica voz de Eitne, totalmente fascinada por aquel tono. Cuando el pequeño daeliciano lo decía, “gamusino” sonaba todavía mejor.
La edeel asintió con entusiasmo cuando escuchó la explicación de Naeleth.
—¡Eres un brujo, Neil! ¿Ves como tú también tenías una mascota? Tus mascotas son las velas, claro, igual que la bola metálica de Milo. ¿Cómo no se nos ocurrió antes?
Se cuadró cuando Rena les dijo que fuesen a buscar armas y, aunque le hubiese gustado quedarse escuchando todas las explicaciones de la nublina, obedeció a la irrense. Le dijo a Neil que se quedase allí, que buscaría algo para él, así que podría preguntarle a su aurva luego lo que se hubiese perdido.
Por instinto, la edeel trató de bajar al sótano, ya que estaba acostumbrada a ir a por armas a las mazmorras del torreón. No obstante, no tardó en darse cuenta de que en aquel edificio no había escaleras que fuesen hacia abajo, por lo que decidió volver a toda prisa en busca de la nublina.
—Oye, ¿sabes dónde podemos encontrar armas aquí?
En cuanto su pregunta fue respondida salió corriendo otra vez y, tras cargar inicialmente con demasiadas cosas, decidió quedarse con un arco y unas espadas cortas para ella y llevarle una daga a Neil, así como recoger alguna que otra arma que sabía que solían utilizar sus compañeros. Cargando con más hojas afiladas de las que debería, la sinhadre volvió con el resto y dejó en el suelo, milagrosamente, el arsenal sin ningún percance.
>>Puedo ir a por más si hace falta —dijo. Había llegado justo para escuchar la última frase de Naeleth y se giró en dirección al grupo formado por Sinceridad, Mónica y aquellos dos nublinos—. ¿Se encuentra bien vuestro amigo?
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 03:49 pm
Eriel se carcajeó de buen humor. El golpe había sido duro, pero aún así notaba el picor generalizado signo de que se curaba por todas partes.
-Pues sí, lo he intentado. Con escaso éxito - respondió mirando tanto a Sinceridad como a su hermano.- Tenía que intentarlo, el impulso era demasiado grande como para no hacerlo.
Volvió a reírse con el comentario del niño cojo y le guiñó un ojo. Si pensaba que daba mal rollo igual era bueno. Significaba que parecía rocavarancolés.
-No quiero estropear camisetas con las alas, y los espolones me impiden ponerme zapatos. Por suerte el nuevo tipo de piel que tengo ayuda a no hacerme daño pisando piedras - se rió.
Miró a la chica que le ofreció una curación.
-No, no te preocupes. Ya me estoy curando - le respondió sonriente.- Ventajas de ser una gárgola. Sea lo que sea una gárgola - terminó encogiéndose de hombros.
-¿Dónde habéis dejado a estos? ¿Lorenzo, Fahran y Lebra? - les preguntó tanto a Sinceridad como a Mónica. Ambas estaban cambiadas claro, una más que otra, pero él también estaba muy cambiado.
-Bonitos ojos, Mónica - le dijo al verse reflejado en ellos.
-Pues sí, lo he intentado. Con escaso éxito - respondió mirando tanto a Sinceridad como a su hermano.- Tenía que intentarlo, el impulso era demasiado grande como para no hacerlo.
Volvió a reírse con el comentario del niño cojo y le guiñó un ojo. Si pensaba que daba mal rollo igual era bueno. Significaba que parecía rocavarancolés.
-No quiero estropear camisetas con las alas, y los espolones me impiden ponerme zapatos. Por suerte el nuevo tipo de piel que tengo ayuda a no hacerme daño pisando piedras - se rió.
Miró a la chica que le ofreció una curación.
-No, no te preocupes. Ya me estoy curando - le respondió sonriente.- Ventajas de ser una gárgola. Sea lo que sea una gárgola - terminó encogiéndose de hombros.
-¿Dónde habéis dejado a estos? ¿Lorenzo, Fahran y Lebra? - les preguntó tanto a Sinceridad como a Mónica. Ambas estaban cambiadas claro, una más que otra, pero él también estaba muy cambiado.
-Bonitos ojos, Mónica - le dijo al verse reflejado en ellos.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 04:21 pm
La noticia de las muertes la dejó descolocada. Mónica perdió el color de la cara y se tambaleó un poco ante la noticia, cambiando la sonrisa por una mueca. La falta de empatía de Barael tampoco ayudó. Era… como si no pasara nada. Por suerte o por desgracia, Naeleth le respondió antes de que pudiese decir nada más a lo que una vez fue su amigo. Lidiaría en otro momento con esos sentimientos. Se separó un poquito del grupo para escuchar a la bruja y la novedad de saber qué era, aunque no le dijese nada, la distrajo lo suficiente como para poder sentir cierta paz.
—Bruja de los espejos… —saboreó la palabra en voz baja al tiempo que acariciaba uno de los de su colección. Sonaba bien. Sonaba confuso, pero correcto. Sin darse cuenta, sonrió al verse reflejada en el fragmento.
Unos segundos más tarde, una nueva voz, la de lo que parecía ser Eriel, desgarrado y sangrante, además de… bueno, cambiado, resonó también en la sala, y a esta le siguió el tono cantarín y tintineante del Cachorrillo, a quien la treta de susurrar no le había salido bien. Mónica rio brevemente con su comentario, acotando un «Ya ves» y sonriendo al pequeño, y se encogió de hombros hacia la niñita de pelo violeta («Adru» se recordó), pero la siguiente pregunta de Eriel le borró esa sonrisa. Ni siquiera oyó el piropo a sus nuevos ojos.
Acercándose de nuevo a Sinceridad y apretando el espejo, carraspeó.
—Lorenzo está bien, está por aquí. Ahora es medio caballo —hizo un gesto vago con la mano. Luego el dolor le arrugó el gesto y le engrosó la voz—. A Fahran… se la llevó un monstruo. Estábamos incapacitados. No pudimos hacer nada para evitarlo… y Lebra… —La humana tragó saliva—. Lebra murió unos días antes. Desangrada.
—Bruja de los espejos… —saboreó la palabra en voz baja al tiempo que acariciaba uno de los de su colección. Sonaba bien. Sonaba confuso, pero correcto. Sin darse cuenta, sonrió al verse reflejada en el fragmento.
Unos segundos más tarde, una nueva voz, la de lo que parecía ser Eriel, desgarrado y sangrante, además de… bueno, cambiado, resonó también en la sala, y a esta le siguió el tono cantarín y tintineante del Cachorrillo, a quien la treta de susurrar no le había salido bien. Mónica rio brevemente con su comentario, acotando un «Ya ves» y sonriendo al pequeño, y se encogió de hombros hacia la niñita de pelo violeta («Adru» se recordó), pero la siguiente pregunta de Eriel le borró esa sonrisa. Ni siquiera oyó el piropo a sus nuevos ojos.
Acercándose de nuevo a Sinceridad y apretando el espejo, carraspeó.
—Lorenzo está bien, está por aquí. Ahora es medio caballo —hizo un gesto vago con la mano. Luego el dolor le arrugó el gesto y le engrosó la voz—. A Fahran… se la llevó un monstruo. Estábamos incapacitados. No pudimos hacer nada para evitarlo… y Lebra… —La humana tragó saliva—. Lebra murió unos días antes. Desangrada.
- Los motes de los letarguinos… hasta que Mon se acostumbre a ellos:
- -Adru: ¿? (entre Abejonejo y Flash).
-Eitne: Cachorrillo.
-Neil: ¿? (barajando Grititos).
-Guille: ¿?
-Nime: ¿? (por ahora «con la que soñó Since»).
-Pam: ¿?
-Rena: ¿? (por ahora «OMG no me mates»).
-Milo: ¿?
-Rox: ¿?
-Zob: ¿?
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 07:31 pm
Se habían entristecido, era lo normal aunque al menos no se habían echado a llorar. Barael las miraba como cuando miraba a sus hermanos, con la preocupación por sus protegidos. Pero no lo eran, ¿o sí? Toda aquella situación se le estaba haciendo confusa, tenía que aclararse él primero antes de nada. Necesitaba un tiempo para sí.
Aquella tristeza por otros... Qué envidia... Pero nunca la sentiré, seré para siempre el chiste de la Luna. Una declaración clara. Una broma perfecta.
Cabizbajo respondió a la nueva argos. -Yo también. Es de verdad bueno veros. -Aquel sentimiento de tranquilidad... Quizás de verdad le agradaban o quizás se apegaba a ellos para no perderse.
Que inútil.
Aquel desastre interno que era Barael pasó a ser completamente visible, deprimido y completamente abatido. Había tenido toda la noche para serenarse y toda la mañana para pensar pero no le había valido de mucho.
Miró a su hermano. Las ganas de reñirle fueron más débiles que su propio estado y aunque abrió la boca para decirle algo al final no siguió con ello. Este y Sinceridad mencionaron practicar vuelo y Barael suspiro con ello, podía imaginarse perfectamente a su hermano hecho un desastre día tras día. De nuevo, la nublina se ofreció a ayudarles esta vez curando a su hermano a lo que él se negó y una de los otros supervivientes que había volado de un lado para otro trayendo armas también se preocupó. Su hermano y lo que le rodeaba le distraía al menos.
-No te preocupes por mi hermano. -Le dijo a la chica del pelo violeta. -Me temo que la Luna no le ha quitado la estupidez y le ha dado alas, sin más.
Su hermano preguntó lo que había tratado de evitar él mismo y la respuesta de Mónica fue la esperada. Más muertes, más tristeza. No pudo evitar fijarse esta vez en su propio reflejo, en todo lo que había cambiado.
-Ya veo... -Dijo bastante preocupado por el estado de las dos. -Vosotros también lo habéis pasado mal. -Barael ofreció un abrazo para ambas.
-Voy a ir a la biblioteca con ellos, tratare de averiguar un poco cosas sobre todos y sobre cómo funciona toda la ciudad. Mientras tanto... ¿Porque no organizáis una fiesta? Deberíais celebrar junto a los nuevos el estar aquí. ¿No creéis? -Había cierto cansancio en la voz del nublino, incluso la sonrisa que les dedicó al final estaba decaída.
-Voy a coger algo rápido de comer y a armarme para salir. Los demás deberían estar desperdigados por aquí, seguro que los encontráis si buscáis o acaban apareciendo.
-¿Vienes a por un bocado Eri?
Aquella tristeza por otros... Qué envidia... Pero nunca la sentiré, seré para siempre el chiste de la Luna. Una declaración clara. Una broma perfecta.
Cabizbajo respondió a la nueva argos. -Yo también. Es de verdad bueno veros. -Aquel sentimiento de tranquilidad... Quizás de verdad le agradaban o quizás se apegaba a ellos para no perderse.
Que inútil.
Aquel desastre interno que era Barael pasó a ser completamente visible, deprimido y completamente abatido. Había tenido toda la noche para serenarse y toda la mañana para pensar pero no le había valido de mucho.
Miró a su hermano. Las ganas de reñirle fueron más débiles que su propio estado y aunque abrió la boca para decirle algo al final no siguió con ello. Este y Sinceridad mencionaron practicar vuelo y Barael suspiro con ello, podía imaginarse perfectamente a su hermano hecho un desastre día tras día. De nuevo, la nublina se ofreció a ayudarles esta vez curando a su hermano a lo que él se negó y una de los otros supervivientes que había volado de un lado para otro trayendo armas también se preocupó. Su hermano y lo que le rodeaba le distraía al menos.
-No te preocupes por mi hermano. -Le dijo a la chica del pelo violeta. -Me temo que la Luna no le ha quitado la estupidez y le ha dado alas, sin más.
Su hermano preguntó lo que había tratado de evitar él mismo y la respuesta de Mónica fue la esperada. Más muertes, más tristeza. No pudo evitar fijarse esta vez en su propio reflejo, en todo lo que había cambiado.
-Ya veo... -Dijo bastante preocupado por el estado de las dos. -Vosotros también lo habéis pasado mal. -Barael ofreció un abrazo para ambas.
-Voy a ir a la biblioteca con ellos, tratare de averiguar un poco cosas sobre todos y sobre cómo funciona toda la ciudad. Mientras tanto... ¿Porque no organizáis una fiesta? Deberíais celebrar junto a los nuevos el estar aquí. ¿No creéis? -Había cierto cansancio en la voz del nublino, incluso la sonrisa que les dedicó al final estaba decaída.
-Voy a coger algo rápido de comer y a armarme para salir. Los demás deberían estar desperdigados por aquí, seguro que los encontráis si buscáis o acaban apareciendo.
-¿Vienes a por un bocado Eri?
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 10:32 pm
El rostro de Rena se ensombreció y su expresión se volvió dura, aunque no lo hacía con la intención de intimidar a Naeleth, ni mucho menos. Como pensaba, el tipo escorpión había sido ejecutado << Pero de nada nos sirve que él esté muerto si con ello no han evitado que murieran nuestros compañeros>>. Le dio las gracias a la nublina por la información y los consejos pero las palabras de Eitne la interrumpieron a media frase. Se giró lentamente rezando como si creyese en algo por que los otros transformados no se enfadasen, pero por suerte no se lo tomaron a mal. Le revolvió el pelo al daeliciano, sonriendo aliviada.
Adru llegó al poco como el torbellino que era cargada de armas muy afiladas así que el alivio duró poco.
-Vale, er… gracias Adru. Armáos como siempre, esto será una salida más, ¿vale? Nada de confiarse.
Tuvo que elegir una espada corta pues todas sus armas habituales eran a dos manos. Se la ciñó bien al cinto y fue un momento a la habitación de donde había sacado la ropa a por una mochila. No encontró zapatos allí sino dos habitaciones vacías más allá. Cuando regresó al recobidor estaba lista.
-Muy bien, vamos a la biblioteca. Pam ha dicho que se queda, que le traigamos algo sobre su transformación.
Sigue en la biblioteca mágica
Adru llegó al poco como el torbellino que era cargada de armas muy afiladas así que el alivio duró poco.
-Vale, er… gracias Adru. Armáos como siempre, esto será una salida más, ¿vale? Nada de confiarse.
Tuvo que elegir una espada corta pues todas sus armas habituales eran a dos manos. Se la ciñó bien al cinto y fue un momento a la habitación de donde había sacado la ropa a por una mochila. No encontró zapatos allí sino dos habitaciones vacías más allá. Cuando regresó al recobidor estaba lista.
-Muy bien, vamos a la biblioteca. Pam ha dicho que se queda, que le traigamos algo sobre su transformación.
Sigue en la biblioteca mágica
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
08/11/18, 01:10 am
Asintió con lentitud. Aunque la idea de Eriel les ahorraría tiempo inútil de investigación a Sox todavía le costaba mucho hacerse a la idea de que ahora podían fiarse de los rocavarancoleses sin más.
—Tú al menos ya sabes lo tuyo —asintió con soltura esta vez cuando el nublino mencionó las cicatrices—. Y yo sin los tatuajes.
La culpabilidad ante la réplica de Tay le asaltó de la misma forma en que su brusquedad lo había hecho al belga. Sox apartó la mirada, huraño, pero la intervención de los dos hermanos le quitó todavía más las ganas, si era posible, de discutir aquel asunto. Había sido una noche de locos y todos estaban cansados. Barael tenía razón: tenían demasiado en lo que pensar ya.
—No me fío de los fantasmas —terció, pero había remordimiento en su voz. Se reacomodó en su puesto en las almenas, los brazos cruzados sobre el borde, para evitar la mirada directa de Tay. Sabía que aquel tema iba a volver a salir. Era inconcebible que no lo hablaran. Pero no hoy.
La llegada de Rad rompió el ambiente enrarecido. Fue extraño girar la cabeza hacia la voz del carabés y no reconocerlo. Sox tuvo que esperar el espacio de dos parpadeos antes de recolocar en su cabeza a aquella figura oscura en el umbral como su compatriota. Tal vez fuesen la luz natural y la lluvia, pero los puntos de color parecían titilar.
—No lo sé —admitió él ante las respuestas que dieron sus compañeros—. No consigo pensar en esto como permanente. Mañana debería tener las cosas más claras.
¿Y si no?, se preguntó mientras echaba un nuevo vistazo a sus compañeros. Ofrecían una visión tenebrosa. ¿Era una cosa así algo a lo que realmente podía acostumbrarse uno?
Se durmió esa noche con la misma ropa puesta, sin querer pasar otra vez a la mañana siguiente por el trance de volver a meter las alas por la abertura de la camiseta. Era una sensación muy extraña, dormir con ellas: descubrió enseguida que la única posición que su cuerpo reconocía como familiar era boca abajo; si se apoyaba sobre la espalda o de lado notaba la presencia de aquello como un par de brazos extra. Pesaban, ocupaban espacio, se dormían o se agarrotaban si les cortaba la circulación. Sox no logró conciliar el sueño hasta muy entrada la madrugada.
—Tú al menos ya sabes lo tuyo —asintió con soltura esta vez cuando el nublino mencionó las cicatrices—. Y yo sin los tatuajes.
La culpabilidad ante la réplica de Tay le asaltó de la misma forma en que su brusquedad lo había hecho al belga. Sox apartó la mirada, huraño, pero la intervención de los dos hermanos le quitó todavía más las ganas, si era posible, de discutir aquel asunto. Había sido una noche de locos y todos estaban cansados. Barael tenía razón: tenían demasiado en lo que pensar ya.
—No me fío de los fantasmas —terció, pero había remordimiento en su voz. Se reacomodó en su puesto en las almenas, los brazos cruzados sobre el borde, para evitar la mirada directa de Tay. Sabía que aquel tema iba a volver a salir. Era inconcebible que no lo hablaran. Pero no hoy.
La llegada de Rad rompió el ambiente enrarecido. Fue extraño girar la cabeza hacia la voz del carabés y no reconocerlo. Sox tuvo que esperar el espacio de dos parpadeos antes de recolocar en su cabeza a aquella figura oscura en el umbral como su compatriota. Tal vez fuesen la luz natural y la lluvia, pero los puntos de color parecían titilar.
—No lo sé —admitió él ante las respuestas que dieron sus compañeros—. No consigo pensar en esto como permanente. Mañana debería tener las cosas más claras.
¿Y si no?, se preguntó mientras echaba un nuevo vistazo a sus compañeros. Ofrecían una visión tenebrosa. ¿Era una cosa así algo a lo que realmente podía acostumbrarse uno?
Se durmió esa noche con la misma ropa puesta, sin querer pasar otra vez a la mañana siguiente por el trance de volver a meter las alas por la abertura de la camiseta. Era una sensación muy extraña, dormir con ellas: descubrió enseguida que la única posición que su cuerpo reconocía como familiar era boca abajo; si se apoyaba sobre la espalda o de lado notaba la presencia de aquello como un par de brazos extra. Pesaban, ocupaban espacio, se dormían o se agarrotaban si les cortaba la circulación. Sox no logró conciliar el sueño hasta muy entrada la madrugada.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
08/11/18, 06:03 pm
Eriel recibió las malas noticias de forma estoica. No esperaba que hubiese muerto Lebra pero lo de Fahran le descolocó completamente.
-¿Cómo que se la ha llevado un monstruo? - preguntó Eriel en shock.
-Esperad, ahora me lo contáis todo - dijo yéndose hacia la cocina con su hermano.- ¿Queréis algo de comer? - les preguntó a las chicas antes de desaparecer en la cocina.
-¿Cómo estás? - inquirió mirando a su hermano una vez en la cocina. Se acercó al grifo y empezó a limpiarse la sangre del brazo.- Las heridas ya se me están terminando de cerrar, lo noto. Pero al parecer las alas no funcionan como deberían, o es que la Luna no me ha dado el don de volar a la vez de darme las alas. Tendré que ganármelo - terminó riendo.
Se acercó a su hermano una vez lavado e hizo ademán de darle un abrazo, pero sólo si Barael lo aceptaba.
-Lo conseguimos hermano. Lo conseguimos - repitió contento.
-¿Cómo que se la ha llevado un monstruo? - preguntó Eriel en shock.
-Esperad, ahora me lo contáis todo - dijo yéndose hacia la cocina con su hermano.- ¿Queréis algo de comer? - les preguntó a las chicas antes de desaparecer en la cocina.
-¿Cómo estás? - inquirió mirando a su hermano una vez en la cocina. Se acercó al grifo y empezó a limpiarse la sangre del brazo.- Las heridas ya se me están terminando de cerrar, lo noto. Pero al parecer las alas no funcionan como deberían, o es que la Luna no me ha dado el don de volar a la vez de darme las alas. Tendré que ganármelo - terminó riendo.
Se acercó a su hermano una vez lavado e hizo ademán de darle un abrazo, pero sólo si Barael lo aceptaba.
-Lo conseguimos hermano. Lo conseguimos - repitió contento.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
09/11/18, 12:54 am
El paseo de la noche anterior le había bastado para ubicarse por aquel nuevo refugio por lo que se dirigió recto a la cocina a coger algo. Un poco de queso y algo de carne y una fruta que no le duraron nada, su nueva boca lo trituraba todo sin esfuerzo, como si estuviese comiendo gelatina.
Agarrar las cosas de dos en dos, aquella fluidez que le otorgaban las dos manos era tan ajena como nostálgica, combinada a sus nuevas capacidades se sentía tan... bien.
Su mano derecha chocó con un vaso y lo empujo hacia el suelo pero no le dio tiempo a descender ni un par de centímetros cuando el nublino lo atrapó en el aire. Ahí estaba. Era inevitable no darse cuenta, la Luna no solo le había devuelto la mano. Los dioses siempre eran poderosos.
Su hermano llegó y él fingió ponerse a echarse un vaso de agua.
"¿Como estas?"
Barael siguió de espaldas a su hermano echándose el agua, no quería que le viese la reacción ante esa pregunta. Bebió un trago y posó el vaso. Pasase lo que pasase no quería preocupar a su hermano, pero no encontró fuerzas para responder a esa pregunta.
Las heridas sí que se le estaban cerrando, su hermano tenía un buen don. -Alas nuevas músculos nuevos, tendrás que hacerte a ellos. -Dijo mientras se acercaba a él.
Barael acepto el abrazo de buen grado y se perdió un poco en él. "Lo conseguimos." Aquello fue como una puñalada. ¿Que había conseguido él más que un chiste? Y todo gracias a una bestia que no podía controlar sus instintos.
...
Al final era su culpa por hacerse expectativas, lo sabía de sobra, pero aún así aquel don... tal burla...
-Si... Lo conseguimos. -Había amargura en su voz.
Barael deshizo el abrazo. -Pero aún queda mucho por hacer. Tengo que prepararme. -Sonrió como pudo a su hermano y se giró rápidamente camino a su habitación.
Ya en ella se cambió rápidamente, con el nuevo gusto de poder poner y quitarse ropa con facilidad gracias a tener ambas manos, se había puesto algo cómodo como un pijama pero ahora necesitaba algo más resistente para salir. Cogió unas botas pantalones y una camisa de tirantes junto a la gabardina con capucha que había usado el día anterior Todo variaba entre marrones y negros. Notó que la capucha le molestaría para ver así que cogió un sombrero también. Todo era simple, sin ningún decoro o atributo especial. Acto seguido bajó a la armería y agarró un estoque con su funda y un escudo de gota lo más parecido al suyo que hubiera. Agarrar como tal el escudo se le hacía extraño. Ambas armas lucían mucho mejor que sus predecesoras.
Gabardina abierta por abajo con estoque en su cinturón para moverse fácilmente, escudo en su diestra y sombrero para no entrar empapado en la biblioteca se encamino con las camas restantes hacia aquella información que siempre había querido.
Sigue en Biblioteca mágica.
Agarrar las cosas de dos en dos, aquella fluidez que le otorgaban las dos manos era tan ajena como nostálgica, combinada a sus nuevas capacidades se sentía tan... bien.
Su mano derecha chocó con un vaso y lo empujo hacia el suelo pero no le dio tiempo a descender ni un par de centímetros cuando el nublino lo atrapó en el aire. Ahí estaba. Era inevitable no darse cuenta, la Luna no solo le había devuelto la mano. Los dioses siempre eran poderosos.
Su hermano llegó y él fingió ponerse a echarse un vaso de agua.
"¿Como estas?"
Barael siguió de espaldas a su hermano echándose el agua, no quería que le viese la reacción ante esa pregunta. Bebió un trago y posó el vaso. Pasase lo que pasase no quería preocupar a su hermano, pero no encontró fuerzas para responder a esa pregunta.
Las heridas sí que se le estaban cerrando, su hermano tenía un buen don. -Alas nuevas músculos nuevos, tendrás que hacerte a ellos. -Dijo mientras se acercaba a él.
Barael acepto el abrazo de buen grado y se perdió un poco en él. "Lo conseguimos." Aquello fue como una puñalada. ¿Que había conseguido él más que un chiste? Y todo gracias a una bestia que no podía controlar sus instintos.
...
Al final era su culpa por hacerse expectativas, lo sabía de sobra, pero aún así aquel don... tal burla...
-Si... Lo conseguimos. -Había amargura en su voz.
Barael deshizo el abrazo. -Pero aún queda mucho por hacer. Tengo que prepararme. -Sonrió como pudo a su hermano y se giró rápidamente camino a su habitación.
Ya en ella se cambió rápidamente, con el nuevo gusto de poder poner y quitarse ropa con facilidad gracias a tener ambas manos, se había puesto algo cómodo como un pijama pero ahora necesitaba algo más resistente para salir. Cogió unas botas pantalones y una camisa de tirantes junto a la gabardina con capucha que había usado el día anterior Todo variaba entre marrones y negros. Notó que la capucha le molestaría para ver así que cogió un sombrero también. Todo era simple, sin ningún decoro o atributo especial. Acto seguido bajó a la armería y agarró un estoque con su funda y un escudo de gota lo más parecido al suyo que hubiera. Agarrar como tal el escudo se le hacía extraño. Ambas armas lucían mucho mejor que sus predecesoras.
Gabardina abierta por abajo con estoque en su cinturón para moverse fácilmente, escudo en su diestra y sombrero para no entrar empapado en la biblioteca se encamino con las camas restantes hacia aquella información que siempre había querido.
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- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
09/11/18, 09:41 pm
Rad se levantó con el mismo agobio con el que se había acostado. La Luna Roja seguía en lo alto del cielo, y el peso infinito de los astros seguía comprimiendo todo su ser. El joven se sentía ya harto de las pocas horas que llevaba como dios rocavarancolés, como sin duda estarían definiéndoles los nublinos. El pensamiento fue seguido por un resoplido mental, merced lo absurdo que se le antojaba el concepto de divinidad.
Tras levantarse buscó, todavía con desorientación, el baño de la sede. Vivir en un nuevo lugar tras todo aquel tiempo habitando Maciel le parecía extraño, confuso. La propia vida que se abría ante él le parecía extraña, aterradora en niveles en los que la criba no había sido nunca. Una vez superada la prueba, una vez podía dejar de pensar en el presente para pensar en el futuro... ¿Qué se supone que debía hacer?
Se lavó la cara en el lavabo de aquel baño, no poco satisfecho con recuperar algunas comodidades básicas de la vida civilizada. Había sufrido cosas mucho peores que no tener acceso a agua corriente, pero en su momento aquella había sido una de las cosas más difíciles de tragar.
Cuando se miró al espejo, sin embargo, no encontró alivio ninguno. La cara de un extraño le devolvía la vista, con ojeras, pecas de colores, una mirada algo amargada y muy agotada, unas voraces cicatrices de garras que le cruzaban media cara y...
«¿Ayer tenía este color de piel?»
El carabés se acercó al espejo, mirándose con mayor atención. El cambio era sutil pero evidente: su piel se había vuelto algo más oscura, como si el cambio siguiera desarrollándose ante sus ojos. Un hecho simple que le recordaba, no obstante, a todas las preguntas que todavía tenía sin responder. Y que añadía nuevas más, junto al inevitable terror ante lo desconocido. ¿Cómo de graduales podían ser los cambios? ¿Dependía del tipo, de la persona, o eran aleatorios por completo?
Había sentido alivio al ver que su transformación física no volvería irreconocible su cara, que podría seguir mirando su reflejo y ver allí a él mismo. La posibilidad de que aquello todavía pudiera pasar lo dejaba aterrado.
Y, una vez bajó, su corazón se paró de golpe. Su mirada se posó de inmediato en los dos sinhadres, sus ojos se abrieron, el aire de sus pulmones salió expulsado, con violencia. Verlos ante él era sorprendente, mucho más que ver las alas de Sox y Eriel, la mano nueva de Barael o los cuernos de Siete. Tan sorprendente que, de hecho, solo la presencia de sus compañeros sin que se mostraran sorprendidos le hacía pensar que no eran algún retorcido engaño rocavarancolés.
—¿Estabais vivos?
Tras levantarse buscó, todavía con desorientación, el baño de la sede. Vivir en un nuevo lugar tras todo aquel tiempo habitando Maciel le parecía extraño, confuso. La propia vida que se abría ante él le parecía extraña, aterradora en niveles en los que la criba no había sido nunca. Una vez superada la prueba, una vez podía dejar de pensar en el presente para pensar en el futuro... ¿Qué se supone que debía hacer?
Se lavó la cara en el lavabo de aquel baño, no poco satisfecho con recuperar algunas comodidades básicas de la vida civilizada. Había sufrido cosas mucho peores que no tener acceso a agua corriente, pero en su momento aquella había sido una de las cosas más difíciles de tragar.
Cuando se miró al espejo, sin embargo, no encontró alivio ninguno. La cara de un extraño le devolvía la vista, con ojeras, pecas de colores, una mirada algo amargada y muy agotada, unas voraces cicatrices de garras que le cruzaban media cara y...
«¿Ayer tenía este color de piel?»
El carabés se acercó al espejo, mirándose con mayor atención. El cambio era sutil pero evidente: su piel se había vuelto algo más oscura, como si el cambio siguiera desarrollándose ante sus ojos. Un hecho simple que le recordaba, no obstante, a todas las preguntas que todavía tenía sin responder. Y que añadía nuevas más, junto al inevitable terror ante lo desconocido. ¿Cómo de graduales podían ser los cambios? ¿Dependía del tipo, de la persona, o eran aleatorios por completo?
Había sentido alivio al ver que su transformación física no volvería irreconocible su cara, que podría seguir mirando su reflejo y ver allí a él mismo. La posibilidad de que aquello todavía pudiera pasar lo dejaba aterrado.
Y, una vez bajó, su corazón se paró de golpe. Su mirada se posó de inmediato en los dos sinhadres, sus ojos se abrieron, el aire de sus pulmones salió expulsado, con violencia. Verlos ante él era sorprendente, mucho más que ver las alas de Sox y Eriel, la mano nueva de Barael o los cuernos de Siete. Tan sorprendente que, de hecho, solo la presencia de sus compañeros sin que se mostraran sorprendidos le hacía pensar que no eran algún retorcido engaño rocavarancolés.
—¿Estabais vivos?
- Piel de Rad:
Tono original | Tono actual
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
10/11/18, 01:01 am
No pudo mas que decir no a lo de salir a la biblioteca, por mas que le había encantado verla, revisar sus libros, buscar lo que necesitaba y mas, pero solo saber que tendría que atravesar la ciudad hasta vete a saber donde y luego volver bajo la lluvia y el viento le ponía el vello de punta. No aguantaría otro viaje cito así sin echar lo poco o nada que le quedaba en el estomago. Por lo que acepto sin mas remedio que sus compañeros trajeran un libro para ella donde pudiera informase sobre que era eso “hada infernal “ y parecidos.
El mareo la tenía realmente agotada y aunque ansiaba meterse en un rinconcito tranquilo, se negaba hacerlo, porque quería enterarse de cosas y descubrir cosas de lo que le rodeaba, sin contar que necesitaba encontrar habitaciones disponibles para ellas y el resto.
Ademas, muchas cosas pasaban a su alrededor y pese a no ser capaz de intervenir en ellas, no perdía vista ni oído, especialmente cuando llegaron aquellos dos recién llegados que tenían apariencias tan singulares como las de ellos mismos y que parecía evidente eran compañeros de grupo de Sinceridad. << ¿Llegaron antes y no les esperaron o vivían separados? >> se pregunta Pam algo confusa no siendo capaz de escuchar apenas la conversación que mantenía, frustrada. No haba podido evitar verlos con sobresaltos y suspicacia al notarlos bajar. Aquellas alas de uno y aquella extraña apariencia del otro le causaba por igual curiosidad y un cierto grado de precaución. No quería confiarse sin mas de nadie, no era una cuestión de paranoia sin mas, era simplemente que no quería confiar de lo que le era desconocido en el estado como se encontraba, incapaz de protegerse a ella ni a nadie mas.
<< Como si mis compañeros necesitasen que les cuidara. Eitne tiene mas fuerza que yo en su forma nocturna y sigue teniendo magia, Zob paraliza con los ojos, Rena tiene esa espectacular forma de oso...aunque no la controle...todos tienen aun forma de cuidarse por si mismos >> le alegraba de alguna forma eso, que todos aun fuese capaz de protegerse. Hasta Guille de alguna forma podría tenerla si esas manos que tenía le obedecieran. La única que se sentía en seria desventaja y mas frágil que nunca antes era ella. Era completamente inútil en esos momentos y eso realmente le ponía de mal humor, odiaba estarse quieta, no estar activa haciendo cosas y no tener la mente clara por todo lo que percibía y que no lograba comprender.
Pelusa, con un profundo suspiro de hastió, agarro firmemente las cosas que Nime le había entregado para que pudiera llevarlas a los cuartos que ya asignaría ella y se dispuso a subir las escaleras, para buscar habitaciones libres. No sabia como pero improvisaría sobre la marcha. O esa fue la intención inicial pues justo se dirigía hacia allá acompañada de Eorlir e Inna, que se habían quedado con ella igual que Rox, cuando vio a otro chico desconocido que se quedo mudo y paralizado en el sitio cuando sus ojos se posaron en la pareja sinhadre.
Pam alzo una ceja en silencio, observándole, imaginando por su expresión de sorpresa que debía ser otro de los grupo de Eorlir e Inna <<¿Pero cuantos eran y en cuantos subgrupos se han dividido? >> pregunto Pam extrañada del sin sentido que parecía ser un reencuentro a tres partes, como si un enorme grupo se hubiera dividido varias veces en grupitos mas pequeños, riesgoso a su parecer, a juzgar por la reacción los dos anteriores cuyos nombres no recordaba, al ver a Sinceridad y compañía, y a Eorlir e Inna.
Pam no pudo mas que rodar los ojos ante la pregunta, sabiendo que el chico ni había notado que la pequeña ella también estaba ahí a pocos pasos de los otros dos. Aun así se mordió la lengua sobre lo que pensaba decir, imaginando que su sorpresa era genuina y que seria malo de su parte decir cualquier cosa minimamente sarcástica. Sabia que buena parte de su actitud arisca actual, mas de lo habitual con desconocidos, era por lo fastidiada que estaba por todo, así que no iba a dejarse vencer por su propia mala leche. Menos cuando tenia la capacidad de protección de un insecto, literalmente...y el chico frente a sus ojos bien podrían doblarla en altura y quintuplicarla en todo lo demás, como poco.
Era necesario ser agradable, dentro de lo posible, le había ido bien en la convivencia siendo menos puntillosa de lo que era realmente, así que iría por el mismo camino ahora mientras pudiera..
-Nosotros lo encontramos, mi grupo y yo vivíamos en otro punto de la ciudad al parecer- dijo Pelusa desde abajo buscando captar la atención del chico que no sabría discernir de ningún mundo en particular, sinceramente. Ni si había recibido algún cambio sustancial- Han estado viviendo con nosotros los últimos meses pues no sabían como volver - indico observándolo atentamente cargando en sus brazos las cosas de Nime y las propias, prefiriendo dejar a Rox decidir como presentarse al recién llegado si eso quería-Mi nombre es Pelusa, buena parte de nuestros compañeros fueron a la biblioteca a buscar libros que pudieran ayudarnos a saber que somos ahora...- indico Pelusa viéndolo detenidamente antes de añadir ladeando levemente la cabeza- Si necesitas saber algo mas...¿podrías decirnos antes si sabes que habitaciones están libres? Seria de gran ayuda, esto pesa- dijo la niña sin mucho reparos en intentar aprovechar un poco la situación para ver si así encontraban fácilmente habitaciones libres sin tener que ir puerta por puerta.
El mareo la tenía realmente agotada y aunque ansiaba meterse en un rinconcito tranquilo, se negaba hacerlo, porque quería enterarse de cosas y descubrir cosas de lo que le rodeaba, sin contar que necesitaba encontrar habitaciones disponibles para ellas y el resto.
Ademas, muchas cosas pasaban a su alrededor y pese a no ser capaz de intervenir en ellas, no perdía vista ni oído, especialmente cuando llegaron aquellos dos recién llegados que tenían apariencias tan singulares como las de ellos mismos y que parecía evidente eran compañeros de grupo de Sinceridad. << ¿Llegaron antes y no les esperaron o vivían separados? >> se pregunta Pam algo confusa no siendo capaz de escuchar apenas la conversación que mantenía, frustrada. No haba podido evitar verlos con sobresaltos y suspicacia al notarlos bajar. Aquellas alas de uno y aquella extraña apariencia del otro le causaba por igual curiosidad y un cierto grado de precaución. No quería confiarse sin mas de nadie, no era una cuestión de paranoia sin mas, era simplemente que no quería confiar de lo que le era desconocido en el estado como se encontraba, incapaz de protegerse a ella ni a nadie mas.
<< Como si mis compañeros necesitasen que les cuidara. Eitne tiene mas fuerza que yo en su forma nocturna y sigue teniendo magia, Zob paraliza con los ojos, Rena tiene esa espectacular forma de oso...aunque no la controle...todos tienen aun forma de cuidarse por si mismos >> le alegraba de alguna forma eso, que todos aun fuese capaz de protegerse. Hasta Guille de alguna forma podría tenerla si esas manos que tenía le obedecieran. La única que se sentía en seria desventaja y mas frágil que nunca antes era ella. Era completamente inútil en esos momentos y eso realmente le ponía de mal humor, odiaba estarse quieta, no estar activa haciendo cosas y no tener la mente clara por todo lo que percibía y que no lograba comprender.
Pelusa, con un profundo suspiro de hastió, agarro firmemente las cosas que Nime le había entregado para que pudiera llevarlas a los cuartos que ya asignaría ella y se dispuso a subir las escaleras, para buscar habitaciones libres. No sabia como pero improvisaría sobre la marcha. O esa fue la intención inicial pues justo se dirigía hacia allá acompañada de Eorlir e Inna, que se habían quedado con ella igual que Rox, cuando vio a otro chico desconocido que se quedo mudo y paralizado en el sitio cuando sus ojos se posaron en la pareja sinhadre.
Pam alzo una ceja en silencio, observándole, imaginando por su expresión de sorpresa que debía ser otro de los grupo de Eorlir e Inna <<¿Pero cuantos eran y en cuantos subgrupos se han dividido? >> pregunto Pam extrañada del sin sentido que parecía ser un reencuentro a tres partes, como si un enorme grupo se hubiera dividido varias veces en grupitos mas pequeños, riesgoso a su parecer, a juzgar por la reacción los dos anteriores cuyos nombres no recordaba, al ver a Sinceridad y compañía, y a Eorlir e Inna.
Pam no pudo mas que rodar los ojos ante la pregunta, sabiendo que el chico ni había notado que la pequeña ella también estaba ahí a pocos pasos de los otros dos. Aun así se mordió la lengua sobre lo que pensaba decir, imaginando que su sorpresa era genuina y que seria malo de su parte decir cualquier cosa minimamente sarcástica. Sabia que buena parte de su actitud arisca actual, mas de lo habitual con desconocidos, era por lo fastidiada que estaba por todo, así que no iba a dejarse vencer por su propia mala leche. Menos cuando tenia la capacidad de protección de un insecto, literalmente...y el chico frente a sus ojos bien podrían doblarla en altura y quintuplicarla en todo lo demás, como poco.
Era necesario ser agradable, dentro de lo posible, le había ido bien en la convivencia siendo menos puntillosa de lo que era realmente, así que iría por el mismo camino ahora mientras pudiera..
-Nosotros lo encontramos, mi grupo y yo vivíamos en otro punto de la ciudad al parecer- dijo Pelusa desde abajo buscando captar la atención del chico que no sabría discernir de ningún mundo en particular, sinceramente. Ni si había recibido algún cambio sustancial- Han estado viviendo con nosotros los últimos meses pues no sabían como volver - indico observándolo atentamente cargando en sus brazos las cosas de Nime y las propias, prefiriendo dejar a Rox decidir como presentarse al recién llegado si eso quería-Mi nombre es Pelusa, buena parte de nuestros compañeros fueron a la biblioteca a buscar libros que pudieran ayudarnos a saber que somos ahora...- indico Pelusa viéndolo detenidamente antes de añadir ladeando levemente la cabeza- Si necesitas saber algo mas...¿podrías decirnos antes si sabes que habitaciones están libres? Seria de gran ayuda, esto pesa- dijo la niña sin mucho reparos en intentar aprovechar un poco la situación para ver si así encontraban fácilmente habitaciones libres sin tener que ir puerta por puerta.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
10/11/18, 07:24 pm
Tayron decía la verdad, aunque en cada historia había cientos de versiones y verdades. Lo comprendió muy a regañadientes, inmerso e una marabunta de sensaciones que amenazaban con desbordarle de un momento a otro.
-Ya- agradeció las palabras de Barael en silencio. Los entendía, de veras que sí, y se sentía egoísta pero era incapaz de pensar en cualquiera que no fuera él, o Dafne. Podría haber pasado los sentimientos de sus amigos por alto, sus nuevas percepciones sobre cómo eran. Si bien no negaría que el recibimiento de Dafne por encontrarla “viva” brillaba por su ausencia... tampoco podía pretender que todos encajaran la noticia tan rápido, o a su modo.
El belga agachó la cabeza compungido cuando Eriel se marchó afectado. Quizás había sido demasiado inconsciente. Chasqueó la lengua asqueado y contrariado. Contrariado porque seguía albergando furia en su interior. La verdadera pregunta era si sus compañeros eran los culpables o estaba verdaderamente enfadado con su suerte. Solo sabía que Sox no ayudaba a distinguir.
-No es solo un fantasma- consiguió articular sin lastimarse la muñeca contra la cara del carabés, no por falta de ganas. Decidió marcharse sin aspavientos, aquello le quemaba por dentro, a pesar de haber avistado un pequeño remordimiento en Sox. Solo esperaba que al surgir la cuestión en otro momento la idea general sobre la noruega fuera otra.
Ocultar algo a Dafne era casi misión imposible, pero tras varios intentos de la chica por sonsacar cualquier retazo de información sobre lo que había alterado tanto su estado de humor decidieron dormir. Una vez lo dejaron estar Tayron se sumió en un sueño profundo donde soñaba con lunas, espectros y temblores.
La mañana fue un buen despertar sin duda. Tras incorporarse y aún legañoso fue convencido por Dafne para bajar a ver que causaba aquel rumor en la planta baja. Rumor que fue convirtiéndose en alboroto. El humano llegó a tiempo para ver como un grupo más grande que el suyo se marchaba. Pero la verdadera sorpresa le esperaba a la vuelta de la esquina. Tay aceleró el ritmo con dificultad, la cola que pendía tras de sí le hacía tambalearse con frecuencia.
-¡Inna! ¡Eorlir!- notó como sus ojos se empañaron con sutileza, nunca intimó con ellos. Pero la idea de verlos de nuevo tras tomarlos por muertos durante tanto tiempo despertaba en él un ardor inimaginable. Parecía ser tiempo de ver caras pasadas, primero Dafne, ahora ellos dos. Y por último... .- ¿Mon?- susurró, separándose del abrazo doble con la pareja sinhadre. A penas podía asimilar tanta información, todos estaban muy cambiados. ¿Esa era Sinceridad?.
Tuvo tiempo de saludarlas con afecto antes de que alguien le pusiera al día de los acontecimientos del faro y que ambas conocían ya lo pasado en Maciel. Quería apartar todo eso, centrarse únicamente en que estaban allí, como antaño, pero faltaba demasiada gente.
-Me flipa que estéis aquí- les dijo aún con la voz ronca y analizando cambios sin disimulo. ¿Ojos?. Intentó que no se notara repulsión en él. Aunque con la española no era tan difícil, a excepción de sus ojos nada parecía haber cambiado en ella- esto...- la nostalgia acudía a él al mismo tiempo que la pena. Que las emociones batallasen entre sí dentro de él empezaba a desesperarle- y siento lo que pasó.
-Ya- agradeció las palabras de Barael en silencio. Los entendía, de veras que sí, y se sentía egoísta pero era incapaz de pensar en cualquiera que no fuera él, o Dafne. Podría haber pasado los sentimientos de sus amigos por alto, sus nuevas percepciones sobre cómo eran. Si bien no negaría que el recibimiento de Dafne por encontrarla “viva” brillaba por su ausencia... tampoco podía pretender que todos encajaran la noticia tan rápido, o a su modo.
El belga agachó la cabeza compungido cuando Eriel se marchó afectado. Quizás había sido demasiado inconsciente. Chasqueó la lengua asqueado y contrariado. Contrariado porque seguía albergando furia en su interior. La verdadera pregunta era si sus compañeros eran los culpables o estaba verdaderamente enfadado con su suerte. Solo sabía que Sox no ayudaba a distinguir.
-No es solo un fantasma- consiguió articular sin lastimarse la muñeca contra la cara del carabés, no por falta de ganas. Decidió marcharse sin aspavientos, aquello le quemaba por dentro, a pesar de haber avistado un pequeño remordimiento en Sox. Solo esperaba que al surgir la cuestión en otro momento la idea general sobre la noruega fuera otra.
Ocultar algo a Dafne era casi misión imposible, pero tras varios intentos de la chica por sonsacar cualquier retazo de información sobre lo que había alterado tanto su estado de humor decidieron dormir. Una vez lo dejaron estar Tayron se sumió en un sueño profundo donde soñaba con lunas, espectros y temblores.
La mañana fue un buen despertar sin duda. Tras incorporarse y aún legañoso fue convencido por Dafne para bajar a ver que causaba aquel rumor en la planta baja. Rumor que fue convirtiéndose en alboroto. El humano llegó a tiempo para ver como un grupo más grande que el suyo se marchaba. Pero la verdadera sorpresa le esperaba a la vuelta de la esquina. Tay aceleró el ritmo con dificultad, la cola que pendía tras de sí le hacía tambalearse con frecuencia.
-¡Inna! ¡Eorlir!- notó como sus ojos se empañaron con sutileza, nunca intimó con ellos. Pero la idea de verlos de nuevo tras tomarlos por muertos durante tanto tiempo despertaba en él un ardor inimaginable. Parecía ser tiempo de ver caras pasadas, primero Dafne, ahora ellos dos. Y por último... .- ¿Mon?- susurró, separándose del abrazo doble con la pareja sinhadre. A penas podía asimilar tanta información, todos estaban muy cambiados. ¿Esa era Sinceridad?.
Tuvo tiempo de saludarlas con afecto antes de que alguien le pusiera al día de los acontecimientos del faro y que ambas conocían ya lo pasado en Maciel. Quería apartar todo eso, centrarse únicamente en que estaban allí, como antaño, pero faltaba demasiada gente.
-Me flipa que estéis aquí- les dijo aún con la voz ronca y analizando cambios sin disimulo. ¿Ojos?. Intentó que no se notara repulsión en él. Aunque con la española no era tan difícil, a excepción de sus ojos nada parecía haber cambiado en ella- esto...- la nostalgia acudía a él al mismo tiempo que la pena. Que las emociones batallasen entre sí dentro de él empezaba a desesperarle- y siento lo que pasó.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
11/11/18, 02:18 am
Lo que devino en la Sede tras la partida del grupo nuevo fue inesperado. No, no esperaba hablar de las muertes tan pronto, tan de repente, justo después de reencontrarse todos. No lo hubiera planteado así. Le dividía el ánimo, aunque entendía que la situación se hubiera desarrollado así. Se alegraba de ver a los nublinos, Rad y Tay vivos, por supuesto, igual que ellos, pero no conseguía que eso se impusiera sobre la pérdida de Lebra o los otros compañeros... Aunque las reacciones por ver a los sinhadres le sentaron bien para distraerse. No podía entristecerse tanto cada vez que hablasen de su amiga... Pero acabaría pasando la sensación, o eso esperaba, porque cada vez que perdía a alguien era peor y arrastraba varias desde Tierra Bruja. No quería "acostumbrarse" a ver morir a amistades, no quería mostrarse indiferente, pero tampoco podía afectarle durante tanto tiempo. Necesitaba encontrar un equilibrio.
Y aún quedaba el dilema de Fahran, quien para bien o para mal había convivido con ellos y se la habían arreb... <<No. No se opuso a irse, al contrario>> No recordaba bien la desastrosa noche de la Luna, pero sí recordaba el silencio.
Mónica les hizo un resumen y cuando Eriel puso algo de comer, Sinceridad no pudo evitar callarse.
—A Fahran se la llevó un tipo raro, pero ella no nos dirigió la palabra lo más mínimo. Fue muy extraño... —No confiaba en ella, ¿pero a lo mejor la había silenciado como a ellos?
Pero no estaban solos. Una del otro grupo se quedó y se acercó a ellos. Pelusa, que así se llamaba, les contó que habían encontrado a Eorlir e Inna y que habían estado con ellos desde entonces. Se alegraba y aún se emocionaba cuando les veía enteros, pero aún tenía una gran espina de culpa clavada. Encontrarles había sido su misión y aunque estuvieran vivos, les habían fallado. O al menos así lo sentía.
—Estuvimos semanas y semanas saliendo a buscaros... Menos mal que os encontrasteis, pero nosotros nos rendimos y... Lo siento. Siento haberme rendido, pero menos mal... —Los sinhadres le quitaron hierro al asunto y después miró a Pelusa—. ¿Vosotros también salíais a por cestas de provisiones? Quizá si hubiera explorado más lejos os habría visto... —cerró los ojos de las manos, pensativa, y ese gesto le hizo sonreír—. Pero, oye, ahora tengo ojos de sobra para no quitaros ni uno de encima y que nadie se vuelva a perder. ¡Y veo a través de las paredes! —intentó bromear con una sonrisa—. Gracias por acogerlos, Pelusa. Tu grupo se va a aburrir de que os lo agradezcamos —dijo medio en serio, medio en broma.
Lo que sí iba en serio era lo de cuidar de los suyos. No sabía si tendría magia, pero mantenía sus alas, veía a través de las paredes y a saber qué más sería capaz de hacer. Y para colmo, había visto un aumento en su forma física y se había percatado (¡como para no, con la carrera de Capitana Adru cargando con tantas!) de que los otros habían encontrado una buena cantidad de armas en aquel sitio. Si ya ninguna ley les protegía, y pese a eso la criba había sido una pesadilla, la ciudad se los comería vivos si no se adaptaban y protegían. Hasta que supiera cómo volver a Tierra Bruja, su futuro más inmediato lo dedicaría a entrenar sus nuevas habilidades y conocer la ciudad.
Se sirvió un vaso de agua y se miró en el reflejo. Necesitaba un espejo. Grande.
—Debo tener una pinta horrible con tantos ojos entre las plumas... No sé quién da más mal rollo de nuestro grupo, pero podríamos preguntar a los peques del otro grupo y ganar un concurso —y ahora sí que se rió con ganas.
Y aún quedaba el dilema de Fahran, quien para bien o para mal había convivido con ellos y se la habían arreb... <<No. No se opuso a irse, al contrario>> No recordaba bien la desastrosa noche de la Luna, pero sí recordaba el silencio.
Mónica les hizo un resumen y cuando Eriel puso algo de comer, Sinceridad no pudo evitar callarse.
—A Fahran se la llevó un tipo raro, pero ella no nos dirigió la palabra lo más mínimo. Fue muy extraño... —No confiaba en ella, ¿pero a lo mejor la había silenciado como a ellos?
Pero no estaban solos. Una del otro grupo se quedó y se acercó a ellos. Pelusa, que así se llamaba, les contó que habían encontrado a Eorlir e Inna y que habían estado con ellos desde entonces. Se alegraba y aún se emocionaba cuando les veía enteros, pero aún tenía una gran espina de culpa clavada. Encontrarles había sido su misión y aunque estuvieran vivos, les habían fallado. O al menos así lo sentía.
—Estuvimos semanas y semanas saliendo a buscaros... Menos mal que os encontrasteis, pero nosotros nos rendimos y... Lo siento. Siento haberme rendido, pero menos mal... —Los sinhadres le quitaron hierro al asunto y después miró a Pelusa—. ¿Vosotros también salíais a por cestas de provisiones? Quizá si hubiera explorado más lejos os habría visto... —cerró los ojos de las manos, pensativa, y ese gesto le hizo sonreír—. Pero, oye, ahora tengo ojos de sobra para no quitaros ni uno de encima y que nadie se vuelva a perder. ¡Y veo a través de las paredes! —intentó bromear con una sonrisa—. Gracias por acogerlos, Pelusa. Tu grupo se va a aburrir de que os lo agradezcamos —dijo medio en serio, medio en broma.
Lo que sí iba en serio era lo de cuidar de los suyos. No sabía si tendría magia, pero mantenía sus alas, veía a través de las paredes y a saber qué más sería capaz de hacer. Y para colmo, había visto un aumento en su forma física y se había percatado (¡como para no, con la carrera de Capitana Adru cargando con tantas!) de que los otros habían encontrado una buena cantidad de armas en aquel sitio. Si ya ninguna ley les protegía, y pese a eso la criba había sido una pesadilla, la ciudad se los comería vivos si no se adaptaban y protegían. Hasta que supiera cómo volver a Tierra Bruja, su futuro más inmediato lo dedicaría a entrenar sus nuevas habilidades y conocer la ciudad.
Se sirvió un vaso de agua y se miró en el reflejo. Necesitaba un espejo. Grande.
—Debo tener una pinta horrible con tantos ojos entre las plumas... No sé quién da más mal rollo de nuestro grupo, pero podríamos preguntar a los peques del otro grupo y ganar un concurso —y ahora sí que se rió con ganas.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
12/11/18, 04:55 pm
Mónica vaciló unos segundos ante el ofrecimiento del nublino, pero la vacilación se desvaneció rápidamente. Aunque el físico hubiera cambiado y le impusiera mucho más, era un gesto bonito, por lo que se acercó a Barael y le dio un rápido abrazo mientras Sinceridad se encargaba de explicar por encima lo de Fahran. Rechazó la oferta de comida de los hermanos y, cuando se acercaba a Sinceridad para comentar con ella los cambios de los hermanos, otro conocido más apareció. Mónica achinó los ojos. ¿Rad? Era… ¿Rad? Y no hubo tiempo para recuperarse de la sorpresa: Tay siguió al carabés. Un Tay con cola peluda y esponjosa, entre otras cosas.
La humana movió la mano y se rascó la nuca, esbozando una sonrisa antes de acercarse a saludarlos también con un abrazo. —Os dije que estaban vivos. ¡Y no me hicisteis caso!
La niña extraña del otro grupo, la que parecía malhumorada, intervino en ese momento, sobresaltando a la humana, que se había olvidado, con tantas emociones, que había gente del otro grupo que no se había marchado y todavía pululaba por allí. Con su aporte, y el de Since, Mon se giró como un resorte hacia los sinhadres y hacia la tal Pelusa, agradeciéndole también el haber cuidado de sus compañeros.
—¡A todo esto! Empapelamos la ciudad con carteles sobre vosotros, ¿no visteis ninguno? Eran grandes obras de arte. Los pinté yo —bromeó.
Finalmente al recaer la charla en las transformaciones, la chica miró pensativamente a Sinceridad.
—No te sabría decir, Since —le apoyó una mano en el hombro—. Es verdad que al principio cuando te vi tras todo esto sí me impactó. Pero sigues siendo tú. No estás horrible, solo diferente. Es raro. Pero eres tú. Eres mi amiga—. El sonido de los cascos de Lorenzo, que se había acercado a saludar a todos también, hizo que se girara y buscara apoyo en él—. ¿A que tengo razón?
»Además, si quieres mirarte en un espejo… bueno, tengo mogollón ahora. O si prefieres mirarme a los ojos… —le guiñó uno.
La humana movió la mano y se rascó la nuca, esbozando una sonrisa antes de acercarse a saludarlos también con un abrazo. —Os dije que estaban vivos. ¡Y no me hicisteis caso!
La niña extraña del otro grupo, la que parecía malhumorada, intervino en ese momento, sobresaltando a la humana, que se había olvidado, con tantas emociones, que había gente del otro grupo que no se había marchado y todavía pululaba por allí. Con su aporte, y el de Since, Mon se giró como un resorte hacia los sinhadres y hacia la tal Pelusa, agradeciéndole también el haber cuidado de sus compañeros.
—¡A todo esto! Empapelamos la ciudad con carteles sobre vosotros, ¿no visteis ninguno? Eran grandes obras de arte. Los pinté yo —bromeó.
Finalmente al recaer la charla en las transformaciones, la chica miró pensativamente a Sinceridad.
—No te sabría decir, Since —le apoyó una mano en el hombro—. Es verdad que al principio cuando te vi tras todo esto sí me impactó. Pero sigues siendo tú. No estás horrible, solo diferente. Es raro. Pero eres tú. Eres mi amiga—. El sonido de los cascos de Lorenzo, que se había acercado a saludar a todos también, hizo que se girara y buscara apoyo en él—. ¿A que tengo razón?
»Además, si quieres mirarte en un espejo… bueno, tengo mogollón ahora. O si prefieres mirarme a los ojos… —le guiñó uno.
- Los motes de los letarguinos… hasta que Mon se acostumbre a ellos:
- -Adru: ¿? (entre Abejonejo y Flash).
-Eitne: Cachorrillo.
-Neil: ¿? (barajando Grititos).
-Guille: ¿?
-Nime: ¿? (por ahora «con la que soñó Since»).
-Pelusa: ¿?
-Rena: ¿? (por ahora «OMG no me mates»).
-Milo: ¿?
-Rox: ¿?
-Zob: ¿?
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
13/11/18, 05:32 pm
No se había fijado en la pequeña... persona, o lo que fuera, que estaba allí. Su cara mostró curiosidad y desconfianza al reparar en ella, que se relajó bastante conforme hablaba. Lo que al principio podía considerarse otro monstruoso habitante más de aquella ciudad de monstruos era, al igual que ellos, una cosechada. O, al menos, una cosechada en proceso de ser otro engendro más de la ciudad, como ellos mismos eran en aquel momento.
—Otro grupo... —suspiró. Demasiada información de golpe, información que resultaba demasiado extraña—. ¿De dónde habéis salido? Los de las mazmorras no llegaron a despertar, no la mayoría, al menos —fue una corrección hecha sobre la marcha, recordando el día que encontraron a Fahran y Charlie. Día que nunca olvidaría, aunque no por ellos.
Tampoco se había fijado en Mónica y... Sinceridad... cuyo aspecto no podía definirse como menos que extraño. La noticia del secuestro de Fahran lo puso en alerta, volviendo a espolear un estado de furia y miedo, como cuando murió Nad, como cuando Tuétano les acechaba. Una vez más quedaban a expensas de los seres que habitaban Rocavarancolia, y en esta ocasión sin protección legal alguna. Su sangre hervía ante aquella barbarie.
—Bueno, las condiciones apuntaban a que estaban muertos. La existencia de otro grupo no entraba en mis cálculos —le respondió a la humana con una ceja alzada, marcando, sin darse cuenta, sus cicatrices. También se permitió examinarla por unos segundos, comprobando que parecía tan poco cambiada como él mismo. O menos, quizás.
—Pues... puedo decirte cuáles escogimos nosotros, y cuáles parecen vacías, aunque no puedo garantizar que todas lo estén. Solo llevamos aquí unas pocas horas —respondió a Pelusa antes de indicarle que le siguiera. Se giró en las escaleras hacia Mon, todavía no del todo seguro de poder mirar a Sinceridad sin mostrar una expresión de asqueada fascinación—. No sé si os lo han dicho, pero Maciel ahora es una hermosa montaña de cascotes. ¿Luego nos tenemos que poner al día, eh?
Lo cierto es que ardía en curiosidad por investigar los secretos que Rocavarancolia pudiera ofrecerle, pero todavía recelaba. No se atrevía a alejarse demasiado de su grupo, con quien al menos todavía estaba a salvo.
—Otro grupo... —suspiró. Demasiada información de golpe, información que resultaba demasiado extraña—. ¿De dónde habéis salido? Los de las mazmorras no llegaron a despertar, no la mayoría, al menos —fue una corrección hecha sobre la marcha, recordando el día que encontraron a Fahran y Charlie. Día que nunca olvidaría, aunque no por ellos.
Tampoco se había fijado en Mónica y... Sinceridad... cuyo aspecto no podía definirse como menos que extraño. La noticia del secuestro de Fahran lo puso en alerta, volviendo a espolear un estado de furia y miedo, como cuando murió Nad, como cuando Tuétano les acechaba. Una vez más quedaban a expensas de los seres que habitaban Rocavarancolia, y en esta ocasión sin protección legal alguna. Su sangre hervía ante aquella barbarie.
—Bueno, las condiciones apuntaban a que estaban muertos. La existencia de otro grupo no entraba en mis cálculos —le respondió a la humana con una ceja alzada, marcando, sin darse cuenta, sus cicatrices. También se permitió examinarla por unos segundos, comprobando que parecía tan poco cambiada como él mismo. O menos, quizás.
—Pues... puedo decirte cuáles escogimos nosotros, y cuáles parecen vacías, aunque no puedo garantizar que todas lo estén. Solo llevamos aquí unas pocas horas —respondió a Pelusa antes de indicarle que le siguiera. Se giró en las escaleras hacia Mon, todavía no del todo seguro de poder mirar a Sinceridad sin mostrar una expresión de asqueada fascinación—. No sé si os lo han dicho, pero Maciel ahora es una hermosa montaña de cascotes. ¿Luego nos tenemos que poner al día, eh?
Lo cierto es que ardía en curiosidad por investigar los secretos que Rocavarancolia pudiera ofrecerle, pero todavía recelaba. No se atrevía a alejarse demasiado de su grupo, con quien al menos todavía estaba a salvo.
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