Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
+20
Lathspell
Bellota
Lops
Tak
Giniroryu
Yber
Merodeador
Seth
Aes
Zarket
Jack
Dal
Alicia
Rocavarancolia Rol
Naeryan
Evanna
Leonart
Poblo
Muffie
Red
24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
02/11/18, 04:08 pm
Estaban pasando muchas cosas a su alrededor y Pelusa solo se enteraba de la mitad, el movimiento de sus compañeros estaba mareandola, por lo que intento quedarse quieta, cerca de las escaleras por donde pronto había visto salir corriendo a Rena. Quizo seguirla y ver que ocurría, encontrar un cuarto donde meterse y no volver a salir hasta que todod a su alrededor se calmase, pero mas pronto que tarde, Rena volvió aparecer. Ya no siendo un oso. La confusión fue mas que patente para la mona del queso cuando la vio allí siendo de nuevo Rena. <<Se ha destransformado igual que Eitne ¿Son lo mismo? >> pensó confundida, no entendiendo realmente que estaba pasando.
Intentar mantener la mente en todas las conversacionales y en sus propios pensamientos mientras la confusión de sensaciones se le echaban encima, era por demás , complicado. Pelusa se masajeo el puente de la nariz, escuchando la incredulidad de Rena y la confusión que había realmente en todos ellos.
Fue ahí que Pelusa escucho la puerta de entrada abrirse y con ella una corriente de aire que le puso todo lo vellos del punta, haciéndole soltar un leve gruñido de fastidio. << De verdad que necesito una burbuja donde meterme, antes de acabar o loca...o matando a alguien por moverse>> pensó apretando los dientes, viendo ala chica recién llegada con una mirada algo airada por hacer que entrara corrientes de aire. La mona del queso suspiro, cansada , viendo como la chica se acercaba a ellos y se presentaba de buenas maneras, haciendo que esta le mirase con una ceja alzada bajando e a poco su nivel de molestia al escuchar especialmente una palabra primordial “ayudarles”.
Se había dicho que no quería explicaciones sobre que era porque no iba a enterar ni de la mitad, pero pensándolo bien... <<¿Como busco en esa biblioteca sin saber ni como se llama esto que soy? ¡Puedo llevarme la vida! Necesito saber mínimo por donde empezar...>> pensó con algo de frustración también por tener que salirse de su propia decisión. Pero esa chica, ¿Naeleth? estaba ahí dispuesta a ayudarles, respondiendo la retahila de preguntas de Rena y Adru, que sinceramente eran preguntas mas que necesarias de saber, dado que el panfleto mucho de eso no decía.
Ante la respuesta de que eran sus compañeras miro a ambas con atención, por unos instantes. Gamusino y Ursantropo. <<¿Entonces...se entiende que Rena y Eorlir son distintos? Porque Rena no podías hablarnos a la mente y Eorlir si >> suponía realmente que debía ser algo así, aunque tampoco era algo seguro, tal vez había variaciones entre mismas transformación o vete tu a saber. Suspiro cansada de darle vueltas y aun no muy satisfecha se acerco un poco a Naeleth, pero antes de lograr decir cualquier cosa, Guille con esa usual hiperactividad que nadie en la vida parecía fuese a arrebatarle, se le adelanto con cuestiones sobre su trasformación. Que sinceramente a esas alturas pensaba que algo que ver con las manos tenía, pero seguro, porque no parecían tener ningún cambio físico, al igual que Milo o Neil <<¿Serán lo mismo?>> se preguntó mirando a los mencionados con atención, antes de volver su vista a Guille primero.
-Guille...calmate...- gruño Pam mirándolo con cierta frustración con tanto saltito cerca suya-Puedes preguntag...sin tener que moverte tanto, demonios...- susurro la niña antes de mirar a la chica con cierta duda aun en su rostro, antes de finalmente decidirse a hablar, prefiriendo de algún modo no mencionar nada sobre sus antenas frente a ella. Aunque estuviera dispuesto a ayudarle, seguía sin fiarse demasiado en nadie sobre eso de mostrar su debilidad mas evidente en ese momento, realmente. No estaba siendo paranoica, simplemente, precavida de sobra tras todos esos meses de penurias.
-Mi nombre es Pelusa...gracias por respondeg nuestras preguntas – dijo Pelusa viendo atentamente a la chica que estaba siendo tan amable con ellos, de algún modo- ¿Tienes alguna idea de lo que puedo ser? Incluso si solo sabes el nombre...esta bien...o decirme por donde empezar a buscar en la biblioteca- logró preguntar sin que se le trabase la lengua por primera vez, observándola y girandose un poco para levantar un poco su jersey que hacia de vestido para mostrarle parte de sus alas de mariposa para que tuviera un imagen mas clara- Y también...¿sabes como podemos llegar a dicha biblioteca? -añadió pues sinceramente eso en cuestión le interesaba enormemente saberlo.
Intentar mantener la mente en todas las conversacionales y en sus propios pensamientos mientras la confusión de sensaciones se le echaban encima, era por demás , complicado. Pelusa se masajeo el puente de la nariz, escuchando la incredulidad de Rena y la confusión que había realmente en todos ellos.
Fue ahí que Pelusa escucho la puerta de entrada abrirse y con ella una corriente de aire que le puso todo lo vellos del punta, haciéndole soltar un leve gruñido de fastidio. << De verdad que necesito una burbuja donde meterme, antes de acabar o loca...o matando a alguien por moverse>> pensó apretando los dientes, viendo ala chica recién llegada con una mirada algo airada por hacer que entrara corrientes de aire. La mona del queso suspiro, cansada , viendo como la chica se acercaba a ellos y se presentaba de buenas maneras, haciendo que esta le mirase con una ceja alzada bajando e a poco su nivel de molestia al escuchar especialmente una palabra primordial “ayudarles”.
Se había dicho que no quería explicaciones sobre que era porque no iba a enterar ni de la mitad, pero pensándolo bien... <<¿Como busco en esa biblioteca sin saber ni como se llama esto que soy? ¡Puedo llevarme la vida! Necesito saber mínimo por donde empezar...>> pensó con algo de frustración también por tener que salirse de su propia decisión. Pero esa chica, ¿Naeleth? estaba ahí dispuesta a ayudarles, respondiendo la retahila de preguntas de Rena y Adru, que sinceramente eran preguntas mas que necesarias de saber, dado que el panfleto mucho de eso no decía.
Ante la respuesta de que eran sus compañeras miro a ambas con atención, por unos instantes. Gamusino y Ursantropo. <<¿Entonces...se entiende que Rena y Eorlir son distintos? Porque Rena no podías hablarnos a la mente y Eorlir si >> suponía realmente que debía ser algo así, aunque tampoco era algo seguro, tal vez había variaciones entre mismas transformación o vete tu a saber. Suspiro cansada de darle vueltas y aun no muy satisfecha se acerco un poco a Naeleth, pero antes de lograr decir cualquier cosa, Guille con esa usual hiperactividad que nadie en la vida parecía fuese a arrebatarle, se le adelanto con cuestiones sobre su trasformación. Que sinceramente a esas alturas pensaba que algo que ver con las manos tenía, pero seguro, porque no parecían tener ningún cambio físico, al igual que Milo o Neil <<¿Serán lo mismo?>> se preguntó mirando a los mencionados con atención, antes de volver su vista a Guille primero.
-Guille...calmate...- gruño Pam mirándolo con cierta frustración con tanto saltito cerca suya-Puedes preguntag...sin tener que moverte tanto, demonios...- susurro la niña antes de mirar a la chica con cierta duda aun en su rostro, antes de finalmente decidirse a hablar, prefiriendo de algún modo no mencionar nada sobre sus antenas frente a ella. Aunque estuviera dispuesto a ayudarle, seguía sin fiarse demasiado en nadie sobre eso de mostrar su debilidad mas evidente en ese momento, realmente. No estaba siendo paranoica, simplemente, precavida de sobra tras todos esos meses de penurias.
-Mi nombre es Pelusa...gracias por respondeg nuestras preguntas – dijo Pelusa viendo atentamente a la chica que estaba siendo tan amable con ellos, de algún modo- ¿Tienes alguna idea de lo que puedo ser? Incluso si solo sabes el nombre...esta bien...o decirme por donde empezar a buscar en la biblioteca- logró preguntar sin que se le trabase la lengua por primera vez, observándola y girandose un poco para levantar un poco su jersey que hacia de vestido para mostrarle parte de sus alas de mariposa para que tuviera un imagen mas clara- Y también...¿sabes como podemos llegar a dicha biblioteca? -añadió pues sinceramente eso en cuestión le interesaba enormemente saberlo.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
02/11/18, 07:47 pm
Lorenzo
El centauro sentiase del todo fuera de lugar. Algo avergonzado y para nada acostumbrado a su transformación, suspriaba a menudo y se paseaba, intentando darle algun uso a sus frágiles nuevas piernas cuya cordinacion fallabale exageradamente. A falta de espaturrarse ni siquiera osaba ir al trote, optando por una serie de fuertes pisadas detras de la otra, haciendole parecer un pinguino moviendose y meciendose de un lado a otro.
Cuando las dos preocuparonse de encontrarle un lugar, el diestro non podia evitar sentirse que molestaba, intentando persuadirlas que no habia que mosquear a aquellas personas dentro del torreon. Aunque su mayor miedo residia en las escaleras. A pesar de aparentemente ser capaz de caber por ellas, no estaba ni remotamente confiado en su habilidad para subirlas, muy vacilante, el diestro ojeabalas para después negar con la cabeza y denegarse.
—No, y no... No hace falta... conformomo con un sofá y unos cojines. Non creo que sea necesario montar tamaño jaleo para mi...—
No sabria si se acostumbraria a esto. Pero sabia que fuera lo que fuese, le esperaban momentos duros en el futuro.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
02/11/18, 08:08 pm
El golpe fue inesperado, tenía demasiadas cosas en la cabeza y luchaba por contenerse por lo que desde luego no lo vio venir y recibió el puñetazo de lleno. La sorpresa hizo que se enterase del dolor ya en el suelo, con un par de dientes menos y una bonita contusión pues el cerebro le había rebotado bastante por culpa de la fuerza. No sabía ni donde se encontraba cuando noto el chispazo del anillo contra su piel, provocándole un dolor infernal en su cabeza y acelerando el recubrimiento de piel de su nueva cola. Se llevó su mano izquierda a la cabeza, dejando por costumbre la derecha a otra cosa.
Pronto se sintió arrastrado confuso por todo lo que pasaba a su alrededor y el golpe. No pudo hacer más si no sufrir la recomposición de su cerebro y todo su cuerpo lo más quieto que pudo. Inútil en todo aquel estropicio.
Para cuando el dolor se fue los escombros dejaban otra vez pasar la hermosa luz de la Luna que a ojos del nublino no hacía más que burlarse en el cielo de él y de todos ellos. Comprendía, sin nunca haberlo querido, la naturaleza de su don, de su nuevo yo.
No entendía su comportamiento pero sí que por la respuesta no lo habría ni buscado, así que no le dio las gracias a Tuétano aunque si se despidió de Tersa sin acercarse a la quebrantahuesos, pero no por ella si no huyendo de aquel hedor que tiraba de él, que lo inundaba de ira solo por no atenderle.
Barael miraba a la Luna. ¿Por qué? Miraba a su nueva mano, peluda y con garras. ¿Por qué? Miraba a la broma. ¿Por qué? Él que quería mirar hacia el futuro se hallaba atado al pasado, él que quería sentimientos se pasaría la vida aguantando los de otros, él que quería la prosperidad se había vuelto un usurpador de tumbas, un ladrón, un desecho.
Miraba a la Luna en el cielo, al brillo burlándose de él mientras los truenos hacían sus carcajadas. No era necesario, la Luna no necesitaba cambiar nada, ella seguiría ahí, con o sin la ciudad.
Un par de lágrimas se ahogaron en la tormenta.
Otra persona vino y él se dejó llevar, paseando por las calles, hundido en sus propias cavilaciones, solo la palabra biblioteca le hizo alzar la cabeza.
Todo ahora le parecía lejano y vacio, su don era una burla, ya no volvería a poder estar con su familia y su hermano ahora estaba con otros. Recordaba levemente como había detenido a Sox, como no había ido en su ayuda... Era lo lógico, era lo que tenía que hacer pero aún así... ¿Cuántas veces se había lanzado como un idiota a por otros pese a sus advertencias?
Una loba llena de heridas les paso un papel y el firmó sin mirar mucho. Quería perderse en la estructura de aquel lugar pero... simplemente no le salía.
Nuevo refugió, ellos querían estar todos en la misma planta, bien, era lo que tenían que hacer. Barael sin prisa empezó a revisar habitaciones libres, matando el tiempo. Pronto subiría a la siguiente planta a seguir mirando.
Aquella puerta llamó su atención, terriblemente decorada a vista de Barael con varios tonos llamativos y peluches.
Mejor lejos.
Al final por la insistencia típica de su hermano simplemente se mudó a su lado.
Había un espejo y ahí pudo verse, hecho un desastre, la ropa ensangrentada y ya casi no se reconocía. La ligera barriga había dado paso a unos abdominales bien marcados, sus músculos eran prácticamente el doble de lo que recordaba y aquella mandíbula le daba un aspecto mucho más rudo. Retiró los labios para ver sus nuevos dientes y se sorprendió enseñando toda la dentadura sin problemas. Su nueva mano recubierta de pelo y su cola que empezaba a lucirlo también eran imposibles de ignorar.
No queda nada. Y ni siquiera pude decir adiós.
Cogió una muda y fue a ducharse. Otra vez los grifos como en el palacete, otra vez agua caliente de la nada. Se abrazó a aquel calor y se dejo llevar empezando a reírse, primero bajo, sofocado por la angustia y luego sin control, pues todo tenía sentido, aquella broma era perfecta y sobretodo, estaban vivos.
Probablemente alguien le hubiera escuchado pero le daba igual. Simplemente subió a la azotea y se separó de la conversación, disfrutando de la lluvia y el viento, inmerso en sí mismo, acostumbrándose a la cola pasada por el agujero en el pantalón hecho a mano. No habían podido subir a su propio tejado y aquello era como estar por encima de todo. Era una sensación extraña pero reconfortante, al menos habían pasado la prueba.
Poco a poco alzaron la voz y empezó otra discusión, para variar. Barael se arrimó entonces, llevaba una gabardina con capucha para evitar el frio y mojar las partes en las que ahora tenía pelaje. Y era lo más parecido a sus largos ponchos que encontró por la habitación.
-Todos le agradecemos Tay, simplemente han pasado muchas cosas y tenemos mucho en lo que pensar. Siento si ha parecido otra cosa. -Acto seguido miró al carabés. -Los espíritus son algo relativamente común por aquí y nadie sacaría nada de timar a unos novatos, probablemente conserve más de ella misma que ninguno de nosotros y nadie ha tenido que hacer nigromancia para que pase por lo que se Simplemente pasa. Relajaos por favor. Estamos vivos, tenemos... -Paro un breve momento y se repitió. -Tenemos cada uno nuestro don. Es momento de que planeéis que hacer y no de discutir.
Miró a Rad, acababa de llegar y todo esto seguramente lo descolocaría.
-Yo me voy a descansar.
Con todo Barael no había cenado y apenas comido al final, por lo que después de un buen rato a solas en su habitación pegado a la cama bajó a por comida. Había bastante estruendo cerca de la puerta así que se acercó a mirar.
Había bastante gente y tres niños con ellos, pronto vio caras conocidas. Parecía que estaban asaltando a preguntas a alguien. Se acercó sin molestar y alzó la mano para hacerse notar un poco.
-A mi también me gustaría saber de la biblioteca, tenía pensado ir en breves. -Pasó la mirada por los nuevos y sus ojos finalmente se posaron en la gente que fue al faro.
-Es bueno veros. -Dijo con una pequeña sonrisa.
Pronto se sintió arrastrado confuso por todo lo que pasaba a su alrededor y el golpe. No pudo hacer más si no sufrir la recomposición de su cerebro y todo su cuerpo lo más quieto que pudo. Inútil en todo aquel estropicio.
Para cuando el dolor se fue los escombros dejaban otra vez pasar la hermosa luz de la Luna que a ojos del nublino no hacía más que burlarse en el cielo de él y de todos ellos. Comprendía, sin nunca haberlo querido, la naturaleza de su don, de su nuevo yo.
No entendía su comportamiento pero sí que por la respuesta no lo habría ni buscado, así que no le dio las gracias a Tuétano aunque si se despidió de Tersa sin acercarse a la quebrantahuesos, pero no por ella si no huyendo de aquel hedor que tiraba de él, que lo inundaba de ira solo por no atenderle.
Barael miraba a la Luna. ¿Por qué? Miraba a su nueva mano, peluda y con garras. ¿Por qué? Miraba a la broma. ¿Por qué? Él que quería mirar hacia el futuro se hallaba atado al pasado, él que quería sentimientos se pasaría la vida aguantando los de otros, él que quería la prosperidad se había vuelto un usurpador de tumbas, un ladrón, un desecho.
Miraba a la Luna en el cielo, al brillo burlándose de él mientras los truenos hacían sus carcajadas. No era necesario, la Luna no necesitaba cambiar nada, ella seguiría ahí, con o sin la ciudad.
Un par de lágrimas se ahogaron en la tormenta.
Otra persona vino y él se dejó llevar, paseando por las calles, hundido en sus propias cavilaciones, solo la palabra biblioteca le hizo alzar la cabeza.
Todo ahora le parecía lejano y vacio, su don era una burla, ya no volvería a poder estar con su familia y su hermano ahora estaba con otros. Recordaba levemente como había detenido a Sox, como no había ido en su ayuda... Era lo lógico, era lo que tenía que hacer pero aún así... ¿Cuántas veces se había lanzado como un idiota a por otros pese a sus advertencias?
Una loba llena de heridas les paso un papel y el firmó sin mirar mucho. Quería perderse en la estructura de aquel lugar pero... simplemente no le salía.
Nuevo refugió, ellos querían estar todos en la misma planta, bien, era lo que tenían que hacer. Barael sin prisa empezó a revisar habitaciones libres, matando el tiempo. Pronto subiría a la siguiente planta a seguir mirando.
"Deja una nota si necesitas un abrazo"
Aquella puerta llamó su atención, terriblemente decorada a vista de Barael con varios tonos llamativos y peluches.
Mejor lejos.
Al final por la insistencia típica de su hermano simplemente se mudó a su lado.
Había un espejo y ahí pudo verse, hecho un desastre, la ropa ensangrentada y ya casi no se reconocía. La ligera barriga había dado paso a unos abdominales bien marcados, sus músculos eran prácticamente el doble de lo que recordaba y aquella mandíbula le daba un aspecto mucho más rudo. Retiró los labios para ver sus nuevos dientes y se sorprendió enseñando toda la dentadura sin problemas. Su nueva mano recubierta de pelo y su cola que empezaba a lucirlo también eran imposibles de ignorar.
No queda nada. Y ni siquiera pude decir adiós.
Cogió una muda y fue a ducharse. Otra vez los grifos como en el palacete, otra vez agua caliente de la nada. Se abrazó a aquel calor y se dejo llevar empezando a reírse, primero bajo, sofocado por la angustia y luego sin control, pues todo tenía sentido, aquella broma era perfecta y sobretodo, estaban vivos.
Probablemente alguien le hubiera escuchado pero le daba igual. Simplemente subió a la azotea y se separó de la conversación, disfrutando de la lluvia y el viento, inmerso en sí mismo, acostumbrándose a la cola pasada por el agujero en el pantalón hecho a mano. No habían podido subir a su propio tejado y aquello era como estar por encima de todo. Era una sensación extraña pero reconfortante, al menos habían pasado la prueba.
Poco a poco alzaron la voz y empezó otra discusión, para variar. Barael se arrimó entonces, llevaba una gabardina con capucha para evitar el frio y mojar las partes en las que ahora tenía pelaje. Y era lo más parecido a sus largos ponchos que encontró por la habitación.
-Todos le agradecemos Tay, simplemente han pasado muchas cosas y tenemos mucho en lo que pensar. Siento si ha parecido otra cosa. -Acto seguido miró al carabés. -Los espíritus son algo relativamente común por aquí y nadie sacaría nada de timar a unos novatos, probablemente conserve más de ella misma que ninguno de nosotros y nadie ha tenido que hacer nigromancia para que pase por lo que se Simplemente pasa. Relajaos por favor. Estamos vivos, tenemos... -Paro un breve momento y se repitió. -Tenemos cada uno nuestro don. Es momento de que planeéis que hacer y no de discutir.
Miró a Rad, acababa de llegar y todo esto seguramente lo descolocaría.
-Yo me voy a descansar.
~Al dia siguiente.~
Con todo Barael no había cenado y apenas comido al final, por lo que después de un buen rato a solas en su habitación pegado a la cama bajó a por comida. Había bastante estruendo cerca de la puerta así que se acercó a mirar.
Había bastante gente y tres niños con ellos, pronto vio caras conocidas. Parecía que estaban asaltando a preguntas a alguien. Se acercó sin molestar y alzó la mano para hacerse notar un poco.
-A mi también me gustaría saber de la biblioteca, tenía pensado ir en breves. -Pasó la mirada por los nuevos y sus ojos finalmente se posaron en la gente que fue al faro.
-Es bueno veros. -Dijo con una pequeña sonrisa.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/11/18, 03:08 pm
Mientras trataban de convencer a Lorenzo de que no era molestia ayudarle mientras cogía un par de cojines para ayudarle a acomodarse («¿Los caballos se sientan? Nunca he visto sentarse a un caballo. ¿Se sientan?»), alguien entró por la puerta. Parte de Mon todavía esperaba que alguien les dijera que esto era una broma y que tenían que irse, o peor, que descubrieran que todo era una trampa, por lo que, sin darse cuenta, retrocedió un par de pasos y la miró con desconfianza. Parecía maja, sin embargo, y los demás niños del otro grupo comenzaron a bajar y a saludarla, animados. Y, al parecer, la osa ya no era una osa. Qué raro. Mon frunció el ceño.
—Hola —respondió la humana cuando la bruja se volvió a presentar, sonriendo esta vez. Vale, sí, parecía agradable. Y sin embargo, una de las cosas que dijo le borró la sonrisa: «Nadie puede intervenir para bien o para mal durante ese tiempo: está prohibido por el Consejo. Si alguien os hubiese ayudado os habrían matado a todos… Es así como funciona». Mon se acordó de la carta del caracol y miró a Sinceridad, apretándole la mano, aunque decidió no decir nada. No era cuestión de cabrear a la única persona que parecía querer echarles una mano. Y todavía quería saber qué era.
De repente, el niño rubiales salió de entre su grupo, gritando animadísimo (algo que sorprendió a Mónica e hizo que riera un poco entre dientes), reprendido posteriormente por otra chica del otro grupo… y, de pronto alguien nuevo se les unió. «Es bueno veros», escuchó. La humana giró la cabeza como un dardo y observó al recién llegado de hito en hito, incapaz de reconocerle al principio, pero luego esbozando una sonrisa cada vez más grande.
—… ¿Barael? —. Habían sobrevivido también. Su grupo había sobrevivido. Y parecía estar bien. A Mónica se le llenaron los ojos de lágrimas en un segundo, emocionada.
—Hola —respondió la humana cuando la bruja se volvió a presentar, sonriendo esta vez. Vale, sí, parecía agradable. Y sin embargo, una de las cosas que dijo le borró la sonrisa: «Nadie puede intervenir para bien o para mal durante ese tiempo: está prohibido por el Consejo. Si alguien os hubiese ayudado os habrían matado a todos… Es así como funciona». Mon se acordó de la carta del caracol y miró a Sinceridad, apretándole la mano, aunque decidió no decir nada. No era cuestión de cabrear a la única persona que parecía querer echarles una mano. Y todavía quería saber qué era.
De repente, el niño rubiales salió de entre su grupo, gritando animadísimo (algo que sorprendió a Mónica e hizo que riera un poco entre dientes), reprendido posteriormente por otra chica del otro grupo… y, de pronto alguien nuevo se les unió. «Es bueno veros», escuchó. La humana giró la cabeza como un dardo y observó al recién llegado de hito en hito, incapaz de reconocerle al principio, pero luego esbozando una sonrisa cada vez más grande.
—… ¿Barael? —. Habían sobrevivido también. Su grupo había sobrevivido. Y parecía estar bien. A Mónica se le llenaron los ojos de lágrimas en un segundo, emocionada.
- Los motes de los letarguinos… hasta que Mon se acostumbre a ellos:
- -Adru: ¿? (entre Abejonejo y Flash).
-Eitne: Cachorrillo.
-Neil: ¿? (barajando Grititos).
-Guille: ¿?
-Nime: ¿? (por ahora «con la que soñó Since»).
-Pam: ¿?
-Rena: ¿? (por ahora «OMG no me mates»).
-Milo: ¿?
-Rox: ¿?
-Zob: ¿?
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
03/11/18, 11:24 pm
Con Lorenzo "acomodado" como buenamente pudieron en los sofás, las dos chicas dirigieron su atención a la puerta cuando alguien hizo acto de presencia. Otra chica, con aire a nublina como Lebra, les saludó. Se quedó con el nombre y con otros detalles, como "bruja", "congelación" y "mentalista", pero no entendió nada... excepto que les ayudaría. Pero algo hizo clic en su cabeza y si no hubiera sido por Mónica, habría empezado a gruñir. ¡El comité de bienvenida, la condenada ciudad, se dignaba a tratarles como personas, por fin!
La bruja explicó y explicó. Blablabla, atados de manos, blabla, ciudadanos de Rocavarancolia, blabla, criba, blabla... Y seguían estando a su suerte, básicamente, aunque tuvieran alojamiento aparentemente gratuito en esos refugios, porque mencionó algo de dinero pero no les dijo en ningún momento que les fueran a cobrar. Pero no lo entendía, no entendía nada. ¿Para qué traerles si los iban a dejar vivir a su aire? ¿Sin propósito? <<"Tomad, un año de penurias hasta que la Luna os transforme y luego sobrevivid mientras podáis como monstruos en una ciudad de engendros". ¿Para qué? Al menos los nublinos tenían un propósito: convertirse en más dioses, pero ¿de qué sirve que haya tantos "dioses"?>>
Sin embargo, la conversación que se montó a su alrededor le hizo fijarse en otro tema quizá más acuciante: ¿qué era cada uno? La bruja les respondía como buenamente podía, porque eran un montón, y Sinceridad no sabía si alzar la voz para coger turno o esperar a que hubieran terminado todos... Pero como no había cambiado tanto, se contentó con pedir el nombre. Si realmente había una biblioteca <<¡Una biblioteca! ¡Cuando lo cuente en casa no lo van a creer!>>, y si realmente podían buscar allí sus transformaciones, con el nombre y los cambios que notaba le bastaba.
Argos mag... ¿magnámico? ¿Mágnicot? Daba igual, Argos era suficiente respuesta. Se lo iba agradecer cuando una silueta cruzó su campo de visión, añadiendo peso a las idas y venidas del mareo, y escuchó una voz familiar, aunque lejana. Su amiga ya había identificado su origen y la roquense se giró, estupefacta, al lado de la chica. El nublino había cambiado bastante, como pudo comprobar mirándole con ambas manos... <<¿Eso es una cola?>> Pero ahí estaba. <<Y peludito>>
Estaba hecha un lío con cómo debía tratarles, la verdad, porque, entre otras cosas, no tenían mucha excusa para no haberse reencontrado antes y no quería que ese hecho, u otros, creasen asperezas. <<Todos saben que no me llevaba excepcionalmente bien con casi ninguno, así que... ¿Como antes?>> Se decidió rápido: le alegraba verle, de veras, como le habría alegrado verle en aquellos primeros meses tras volver de una expedición a por cestas, por ejemplo, solo que una expedición muy, muy larga. Así que le devolvió la sonrisa.
—¡Barael! ¿Cómo estás, y los demás? Tenemos mucho que contarnos... —. Dicho eso, atrajo a Mónica hacia sí y le dio un suave achuchón. Necesitaba la distracción para reordenar su cabeza—. ¡Oye, no te vayas a echar a llorar aquí con todos los nuevos! —bromeó y luego señaló a los sinhadres que andaban por ahí por si Barael no los había llegado a ver—. Al final nos hemos reencontrado todos. Los sinhadres perdidos y nuestros compañeros de torreón... —<<¿"Todos"?>>A continuación, volvió a mirar al nublino—. ¿Pero cómo estáis?
No quería preguntar nada que pudiera suponer un dilema o despertar malos recuerdos a nadie, pues no sabían cuántos habían sobrevivido en el torreón, dicho en plata. Había recordado flashes de la convivencia en el torreón y después, al preguntarle, recordó las muertes de Nad y Lebra, de hecho, pero la pérdida de la nublina era una carga solo compartida solo por ellos tres y no era justo cargar a nadie más con ello.
La bruja explicó y explicó. Blablabla, atados de manos, blabla, ciudadanos de Rocavarancolia, blabla, criba, blabla... Y seguían estando a su suerte, básicamente, aunque tuvieran alojamiento aparentemente gratuito en esos refugios, porque mencionó algo de dinero pero no les dijo en ningún momento que les fueran a cobrar. Pero no lo entendía, no entendía nada. ¿Para qué traerles si los iban a dejar vivir a su aire? ¿Sin propósito? <<"Tomad, un año de penurias hasta que la Luna os transforme y luego sobrevivid mientras podáis como monstruos en una ciudad de engendros". ¿Para qué? Al menos los nublinos tenían un propósito: convertirse en más dioses, pero ¿de qué sirve que haya tantos "dioses"?>>
Sin embargo, la conversación que se montó a su alrededor le hizo fijarse en otro tema quizá más acuciante: ¿qué era cada uno? La bruja les respondía como buenamente podía, porque eran un montón, y Sinceridad no sabía si alzar la voz para coger turno o esperar a que hubieran terminado todos... Pero como no había cambiado tanto, se contentó con pedir el nombre. Si realmente había una biblioteca <<¡Una biblioteca! ¡Cuando lo cuente en casa no lo van a creer!>>, y si realmente podían buscar allí sus transformaciones, con el nombre y los cambios que notaba le bastaba.
Argos mag... ¿magnámico? ¿Mágnicot? Daba igual, Argos era suficiente respuesta. Se lo iba agradecer cuando una silueta cruzó su campo de visión, añadiendo peso a las idas y venidas del mareo, y escuchó una voz familiar, aunque lejana. Su amiga ya había identificado su origen y la roquense se giró, estupefacta, al lado de la chica. El nublino había cambiado bastante, como pudo comprobar mirándole con ambas manos... <<¿Eso es una cola?>> Pero ahí estaba. <<Y peludito>>
Estaba hecha un lío con cómo debía tratarles, la verdad, porque, entre otras cosas, no tenían mucha excusa para no haberse reencontrado antes y no quería que ese hecho, u otros, creasen asperezas. <<Todos saben que no me llevaba excepcionalmente bien con casi ninguno, así que... ¿Como antes?>> Se decidió rápido: le alegraba verle, de veras, como le habría alegrado verle en aquellos primeros meses tras volver de una expedición a por cestas, por ejemplo, solo que una expedición muy, muy larga. Así que le devolvió la sonrisa.
—¡Barael! ¿Cómo estás, y los demás? Tenemos mucho que contarnos... —. Dicho eso, atrajo a Mónica hacia sí y le dio un suave achuchón. Necesitaba la distracción para reordenar su cabeza—. ¡Oye, no te vayas a echar a llorar aquí con todos los nuevos! —bromeó y luego señaló a los sinhadres que andaban por ahí por si Barael no los había llegado a ver—. Al final nos hemos reencontrado todos. Los sinhadres perdidos y nuestros compañeros de torreón... —<<¿"Todos"?>>A continuación, volvió a mirar al nublino—. ¿Pero cómo estáis?
No quería preguntar nada que pudiera suponer un dilema o despertar malos recuerdos a nadie, pues no sabían cuántos habían sobrevivido en el torreón, dicho en plata. Había recordado flashes de la convivencia en el torreón y después, al preguntarle, recordó las muertes de Nad y Lebra, de hecho, pero la pérdida de la nublina era una carga solo compartida solo por ellos tres y no era justo cargar a nadie más con ello.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/11/18, 01:57 am
Naeleth
La nublina se sobresaltó cuando el niño humano comenzó a gritar y a bailotear, pero enseguida recuperó la compostura y le respondió.
—Pues... te acompañan esas criaturas que sacan sus manos desde el interplano, así que sospecho que eres un brujo de ellas. Pero no tengo ni idea de qué clase de criaturas son, no soy ninguna experta en el interplano me temo... Pero puedes buscar en un libro sobre criaturas de otros planos y acabarás encontrándolas seguro.
La mona del queso se había acercado para tratar de apaciguar al pequeño brujo se dirigió entonces a ella también.
>>Pues... A primera vista me pareciste una hada infernal, pero creo que no lo eres —le dijo observándola con expresión pensativa—. Tu piel tiene una textura distinta y creo que hay otros detalles que no coinciden... Tal vez buscando criaturas similares a hado infernal encuentres qué eres. Siento no poder deciros más a algunos de vosotros...
Pudo ayudar, no obstante, a la roquense transformada en argos magnético, aunque tampoco conocía a fondo todos los detalles de su transformación, pero la mayoría le resultarían bastante obvios probablemente de todas formas.
Adrune
La sinhadre se quedó mirando a Naeleth con cara que parecía de perplejidad durante unos segundos, hasta que finalmente comenzó a saltar alrededor de su aurva con mucho entusiasmo.
—¿Lo has oído, Neil? ¡Soy un gamusino! ¡Un gamusino! —le repitió para otros compañeros que estuviesen cerca, sin dejar de sonreír y moverse de un lado a otro—. ¿Alguien sabe qué es un gamusino?
Antes de que nadie pudiese responderle apareció otro chico que parecía alguna especie de perro extraño. Enseguida supieron que se trataba de alguien del grupo de los otros tres.
No obstante, la edeel estaba más interesada en escuchar lo que la nublina tuviese que decir sobre la transformación de Neil, ya que el chico se había acercado en ese momento a preguntarle.
Naeleth
—Seguro que también eres un brujo. ¿De las velas? Podría ser también de algo de lo que están hechas las velas, como la cera, solo tienes que probar si solo te obedecen las velas u otras cosas hechas de cera para saberlo —le respondió al chico del pelo azul. A continuación le habló el nublino transformado en algo que tampoco conocía—. Sois muchos quizás para ir a la biblioteca de Serpentaria todos a la vez, pero puedo acompañaros hasta la Biblioteca Mágica, si queréis. Allí hay más libros que en Serpentaria. Aunque está más desorganizada Biblios puede ayudarnos. Biblios es el bibliotecario —aclaró.
La nublina se sobresaltó cuando el niño humano comenzó a gritar y a bailotear, pero enseguida recuperó la compostura y le respondió.
—Pues... te acompañan esas criaturas que sacan sus manos desde el interplano, así que sospecho que eres un brujo de ellas. Pero no tengo ni idea de qué clase de criaturas son, no soy ninguna experta en el interplano me temo... Pero puedes buscar en un libro sobre criaturas de otros planos y acabarás encontrándolas seguro.
La mona del queso se había acercado para tratar de apaciguar al pequeño brujo se dirigió entonces a ella también.
>>Pues... A primera vista me pareciste una hada infernal, pero creo que no lo eres —le dijo observándola con expresión pensativa—. Tu piel tiene una textura distinta y creo que hay otros detalles que no coinciden... Tal vez buscando criaturas similares a hado infernal encuentres qué eres. Siento no poder deciros más a algunos de vosotros...
Pudo ayudar, no obstante, a la roquense transformada en argos magnético, aunque tampoco conocía a fondo todos los detalles de su transformación, pero la mayoría le resultarían bastante obvios probablemente de todas formas.
Adrune
La sinhadre se quedó mirando a Naeleth con cara que parecía de perplejidad durante unos segundos, hasta que finalmente comenzó a saltar alrededor de su aurva con mucho entusiasmo.
—¿Lo has oído, Neil? ¡Soy un gamusino! ¡Un gamusino! —le repitió para otros compañeros que estuviesen cerca, sin dejar de sonreír y moverse de un lado a otro—. ¿Alguien sabe qué es un gamusino?
Antes de que nadie pudiese responderle apareció otro chico que parecía alguna especie de perro extraño. Enseguida supieron que se trataba de alguien del grupo de los otros tres.
No obstante, la edeel estaba más interesada en escuchar lo que la nublina tuviese que decir sobre la transformación de Neil, ya que el chico se había acercado en ese momento a preguntarle.
Naeleth
—Seguro que también eres un brujo. ¿De las velas? Podría ser también de algo de lo que están hechas las velas, como la cera, solo tienes que probar si solo te obedecen las velas u otras cosas hechas de cera para saberlo —le respondió al chico del pelo azul. A continuación le habló el nublino transformado en algo que tampoco conocía—. Sois muchos quizás para ir a la biblioteca de Serpentaria todos a la vez, pero puedo acompañaros hasta la Biblioteca Mágica, si queréis. Allí hay más libros que en Serpentaria. Aunque está más desorganizada Biblios puede ayudarnos. Biblios es el bibliotecario —aclaró.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/11/18, 04:55 pm
Nime miró fijamente a la bruja. Muy fijamente. Les estaba explicando lo que más o menos habían ido intuyendo desde el discurso de la noche anterior. Pero la niña apretó los puños de pura frustración porque la prueba no le parecía justa. No era eso lo que había entendido cuando vivía en Libo pero, por otro lado, reconocía que la mayoría eran rumores y cosas que había asumido por su cuenta. Había tenido toda la criba para darse cuenta de aquello.
Ahora, sin embargo, sabía que no andaba tan desencaminada. Se habían convertido en dioses, como los llamaba Zob, y ahora eran aceptables para la ciudad. Eso era pasar la prueba. ¿Y qué venía después? Seguía siendo una incógnita. ¿Volvería a Libo y sería adorada allí por sus habilidades –cualesquiera que fuesen–? ¿Era también una diosa en Libo? ¿La reina la recibiría con otra fiesta y podría volver a casa? ¿O no podría volver a llevar una vida normal? ¿Quería, acaso? No se veía capaz de despedirse de su nueva familia.
La cabeza le iba a estallar, así que decidió centrarse en las palabras de la nublina. Supo ayudar a algunos con sus cambios, pero Nime no era uno de ellos. Se sintió decepcionada, a la vez que incrementaron sus ganas de salir a buscar libros.
Mientras hablaban apareció un desconocido más, aunque para los del otro grupo –sinhadres incluídos– no lo era. Se trataba de otro compañero recién transformado, lo que quería decir que los del otro torreón también estarían bien y en los refugios. Nime quería conocerlos, pero todo a su debido tiempo.
—¿Nos llevarías hasta esa biblioteca? —le preguntó a la nublina sin consultar a los demás.
Ahora, sin embargo, sabía que no andaba tan desencaminada. Se habían convertido en dioses, como los llamaba Zob, y ahora eran aceptables para la ciudad. Eso era pasar la prueba. ¿Y qué venía después? Seguía siendo una incógnita. ¿Volvería a Libo y sería adorada allí por sus habilidades –cualesquiera que fuesen–? ¿Era también una diosa en Libo? ¿La reina la recibiría con otra fiesta y podría volver a casa? ¿O no podría volver a llevar una vida normal? ¿Quería, acaso? No se veía capaz de despedirse de su nueva familia.
La cabeza le iba a estallar, así que decidió centrarse en las palabras de la nublina. Supo ayudar a algunos con sus cambios, pero Nime no era uno de ellos. Se sintió decepcionada, a la vez que incrementaron sus ganas de salir a buscar libros.
Mientras hablaban apareció un desconocido más, aunque para los del otro grupo –sinhadres incluídos– no lo era. Se trataba de otro compañero recién transformado, lo que quería decir que los del otro torreón también estarían bien y en los refugios. Nime quería conocerlos, pero todo a su debido tiempo.
—¿Nos llevarías hasta esa biblioteca? —le preguntó a la nublina sin consultar a los demás.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
04/11/18, 11:08 pm
Neil siguió al grupo en silencio, mirando con curiosidad a los nuevos integrantes. Parecían bastante simpáticos y al aurva le hubiera gustado conocerlos más, pero por el momento tenía más curiosidad por conocer las transformaciones de su compañeros o cómo parecía haber aumentado su magia.
Neil no pudo evitar jadear sorprendido en cuanto vio a la mujer loba cubierta de de cicatrices, escondiéndose inconscientemente tras Adru. Y, aunque se alegró por Eitne y el descubrimiento de que no iba a quedarse cojo para siempre, el sinhadre se quedó callado a la espera de que la mujer loba desapareciera por la calle. Cierto era que podía haberle preguntado a la mujer loba como Eitne, ya que quería saber en qué se habían convertido sus amigos, pero Neil tenía la sensación de que aquella mujer podía hacerle mucho daño si la molestaba. El aurva realmente necesitaba que alguien menos amenazante le explicara exactamente qué había pasado, porque la realidad era que se encontraba bastante perdido.
Neil siguió de cerca a Adru, observando la sala común mientras ella se tiraba en un sofá y dudó en seguirla cuando subió las escaleras, pero al ver a la nublina aparecer por la puerta, decidió quedarse. Naeleth, como se había presentado, tenía una apariencia muchísimo más inocua que Cicatriz y le resultó más agradable su presencia, por lo que Neil rápidamente decidió que podrían preguntarle a ella, por lo que no dudó en subir las escaleras en busca de Adru para decirle que había llegado alguien que quizás podría ayudarles. No le dio tiempo de preguntar por la vuelta a la normalidad de Rena cuando su edeel ya había bajado las escaleras de nuevo.
Neil esperó pacientemente a que todos preguntaran, guardando toda la información que la bruja daba para pensarla más tarde, cuando no estuviera tan impaciente por saber qué había pasado con él o si es que había pasado algo. Se alegró muchísimo por su edeel y su transformación aunque, como ella, no tenía ni idea de lo que significaba ser un gamusino, pero al menos tenía un nombre y ella parecía bastante contenta con dicho nombre.
- Disculpa pero, ¿sabes lo que soy yo? Es decir, no he cambiado nada que yo haya notado, excepto que mi magia ha aumentado. Y... bueno, las velas me siguen, se derriten y toman formas, pero ¿creo que es porque mi magia reacciona a lo que quiero?- dijo más como una pregunta que como una afirmación.
Neil miró con el ceño fruncido a la bruja y luego miró la cera que había hondas por el suelo a su alrededor. ¿Cómo iba a obedecerle la cera si la cera no tenía conciencia? Cierto era que le estaba siguiendo desde que salió del torreón y que aún antes de ello las velas enteras habían rodado a su alrededor. ¿Pero no era eso consecuencia de que su magia hubiera aumentando y él había deseado poder llevarse todas las velas consigo?
- ¿Nos puedes llevar, por favor?- preguntó amablemente, aunque lo que realmente quería era hacerle miles de preguntas, pero pensó que quizás sería molesto o abrumador para la bruja.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 03:00 pm
Mónica se sorbió la emoción, agradeciendo el abrazo de la roquense, ahora un algo mimético o como hubiera dicho Naeleth, y metió una mano en su baqueteado bolsito, apretando sus espejos para calmarse.
—No estoy llorando, ¿quién está llorando? —masculló con una sonrisa hacia Sinceridad. Después se volvió de nuevo hacia lo que ahora fuera Barael y se hizo coro de la pregunta de su amiga—. ¿Cómo estáis todos?
No estaba segura de querer escuchar la respuesta (¿y si había pasado algo muy malo?), pero le parecía mal no preguntar. Se distrajo, sin embargo, con la pregunta de con la que soñó Sinceridad, coreada por el niño con el que había protagonizado el concurso de grititos, y eso le recordó su misión autoimpuesta: saber qué era. Iría a la biblioteca, pero aun así sería más sencillo si supiera el nombre de su transformación, por lo que se acercó cuidadosamente a la nublina que les estaba informando y, sin saber cómo decirlo, preguntó a bocajarro:
—Yo tampoco sé qué soy. Solo me han cambiado los ojos… iré a la biblioteca, pero ¿tienes una idea de qué puedo ser?
«Por favor, no digas una coqueta, por favor, no digas una coqueta».
—No estoy llorando, ¿quién está llorando? —masculló con una sonrisa hacia Sinceridad. Después se volvió de nuevo hacia lo que ahora fuera Barael y se hizo coro de la pregunta de su amiga—. ¿Cómo estáis todos?
No estaba segura de querer escuchar la respuesta (¿y si había pasado algo muy malo?), pero le parecía mal no preguntar. Se distrajo, sin embargo, con la pregunta de con la que soñó Sinceridad, coreada por el niño con el que había protagonizado el concurso de grititos, y eso le recordó su misión autoimpuesta: saber qué era. Iría a la biblioteca, pero aun así sería más sencillo si supiera el nombre de su transformación, por lo que se acercó cuidadosamente a la nublina que les estaba informando y, sin saber cómo decirlo, preguntó a bocajarro:
—Yo tampoco sé qué soy. Solo me han cambiado los ojos… iré a la biblioteca, pero ¿tienes una idea de qué puedo ser?
«Por favor, no digas una coqueta, por favor, no digas una coqueta».
- La coqueta (por si no sabéis lo que es, que no sé si es algo que se dice solo en mi casa):
- Coqueta: mueble parecido a una mesa de escritorio pero más estrecho, provisto de un espejo y a menudo de cajones, que sirve para el arreglo personal, en especial de la mujer.
- Los motes de los letarguinos… hasta que Mon se acostumbre a ellos:
- -Adru: ¿? (entre Abejonejo y Flash).
-Eitne: Cachorrillo.
-Neil: ¿? (barajando Grititos).
-Guille: ¿?
-Nime: ¿? (por ahora «con la que soñó Since»).
-Pam: ¿?
-Rena: ¿? (por ahora «OMG no me mates»).
-Milo: ¿?
-Rox: ¿?
-Zob: ¿?
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 03:22 pm
La tal Naeleth fue respondiendo sus preguntas una tras otra, incluyendo el nombre de su propia transformación, pero había una cuestión a la que Rena no podía dejar de darle vueltas: ‘Nadie puede intervenir, para bien o para mal’ . Nadie les había ayudado en todos esos meses, pero sí que les habían perjudicado. ¿Era esa la razón por la que se habían encontrado al escorpión empalado en la calle? ¿Y no habría sido mejor que lo hubiesen detenido antes? Prefería preguntarle a la chica y asegurarse, por lo que esperó a que los demás acabasen de hacer preguntas. Un nuevo integrante del otro grupo apareció y de nuevo hubo reencuentro emotivo. Durante un instante a Rena le llegó el olor a animal, pero animal limpio. No fue consciente de que su nariz se había transformado y destransformado en un momento.
Los cachorros fueron tomando por su cuenta la decisión de ir a la biblioteca por lo que decidió que era el momento de intervenir:
-Vale, ya nos ha dicho que nos acompañará a la biblioteca esa asi que no le vamos a hacer perder el tiempo, id a prepararos -ordenó a los enanos. -Buscad una armería o algo, no me fio de salir desarmados por mucho que seamos ‘’ciudadanos’’ o lo que sea.
Ella misma tenía que buscar unos zapatos, pero aguardó a que sus compañeros más jóvenes se hubieran alejado un poco y se acercó a Naeleth. Se sintió estúpidamente alta a su lado ¿Había crecido con la Luna?
-Dices que está prohibido por ley intervenir pero un pavo con cola de escorpión nos tendió una trampa y varios compañeros murieron por su culpa. De hecho fue un milagro que no muriésemos todos. ¿Eso no contaba como intervención?
Hablaba bajo pero cualquiera lo bastante cerca podría oirla.
Los cachorros fueron tomando por su cuenta la decisión de ir a la biblioteca por lo que decidió que era el momento de intervenir:
-Vale, ya nos ha dicho que nos acompañará a la biblioteca esa asi que no le vamos a hacer perder el tiempo, id a prepararos -ordenó a los enanos. -Buscad una armería o algo, no me fio de salir desarmados por mucho que seamos ‘’ciudadanos’’ o lo que sea.
Ella misma tenía que buscar unos zapatos, pero aguardó a que sus compañeros más jóvenes se hubieran alejado un poco y se acercó a Naeleth. Se sintió estúpidamente alta a su lado ¿Había crecido con la Luna?
-Dices que está prohibido por ley intervenir pero un pavo con cola de escorpión nos tendió una trampa y varios compañeros murieron por su culpa. De hecho fue un milagro que no muriésemos todos. ¿Eso no contaba como intervención?
Hablaba bajo pero cualquiera lo bastante cerca podría oirla.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 03:33 pm
Zobriel había dado dos pasos más buscando un cuarto desocupado cuando sintió que sus compañeras estaban bajando nuevamente. Al oír conversaciones abajo, corrió, literalmente fue lo más rápido que pudo, quedándose atrás del grupo que estaba hablando con la bruja nublina. Ella era como él, bueno...ella parecía menos reptilesca, pero era de Nubla, y no había sufrido cambios grandes. Ya no entendía nada de nada pero dentro del pecho de Zob el incendio de angustia se apago. Había respuestas y gente a la que hacer preguntas.
- Yo puedo traerte algún libro sobre esas hadass si no te apetece ssalir... - le Dijo a Pam susurrándole mientras se acercaba quizás demasiado rápido y se pegaba a las alas de su amiga, había olvidado por un segundo que eso podía ser demasiado para la nueva sensibilidad de la mona. Se había mantenido callado hasta que Rena y los demás se empezaron a mover para salir hacia la biblioteca, pero ahora se acerco a su amiga osa y a la nublina para poder hablarle. - Perdón.....ejem... - se aclaro la garganta ates de mirar a Naeleth emocionado. Supuso que ella también se daría cuenta que era nublino, tal vez le aclara algunas cosas a riesgo de incomodarla un poco. -Essse, Biblioss ¿accedería a dejar que traigamos los librosss aquí? ¿Como conseguimoss dinero para pagarle a él o alguien masss? - "¿¿¿QUE SOY???" hubiera gritado el pobre basilisco al inicio de todo pero se había contenido calmándose y diciéndose que ya habría tiempo, pero cuando la amiga de Ina y Eorlir había mencionado sus ojos, Zob sabía que tendría que hacerlo tarde o temprano. - Yo....También tengo ojosss diferentes...y creo que desmayan a losss demass....¿Ssabes algo de esso?
Había terminado mirando fijamente a la nublina, no por querer hacerle caer allí mismo, sino mas bien para ver si ella tenía que corroborarlo o podía descubrir algo en su mirada. Esperaba que no lo tomara como algo agresivo, eso era lo más alejado de Zob en ese momento. El niño gris solo quería que aquella chica de su mismo mundo pudiera ayudarlo.
- Yo puedo traerte algún libro sobre esas hadass si no te apetece ssalir... - le Dijo a Pam susurrándole mientras se acercaba quizás demasiado rápido y se pegaba a las alas de su amiga, había olvidado por un segundo que eso podía ser demasiado para la nueva sensibilidad de la mona. Se había mantenido callado hasta que Rena y los demás se empezaron a mover para salir hacia la biblioteca, pero ahora se acerco a su amiga osa y a la nublina para poder hablarle. - Perdón.....ejem... - se aclaro la garganta ates de mirar a Naeleth emocionado. Supuso que ella también se daría cuenta que era nublino, tal vez le aclara algunas cosas a riesgo de incomodarla un poco. -Essse, Biblioss ¿accedería a dejar que traigamos los librosss aquí? ¿Como conseguimoss dinero para pagarle a él o alguien masss? - "¿¿¿QUE SOY???" hubiera gritado el pobre basilisco al inicio de todo pero se había contenido calmándose y diciéndose que ya habría tiempo, pero cuando la amiga de Ina y Eorlir había mencionado sus ojos, Zob sabía que tendría que hacerlo tarde o temprano. - Yo....También tengo ojosss diferentes...y creo que desmayan a losss demass....¿Ssabes algo de esso?
Había terminado mirando fijamente a la nublina, no por querer hacerle caer allí mismo, sino mas bien para ver si ella tenía que corroborarlo o podía descubrir algo en su mirada. Esperaba que no lo tomara como algo agresivo, eso era lo más alejado de Zob en ese momento. El niño gris solo quería que aquella chica de su mismo mundo pudiera ayudarlo.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 04:20 pm
Eriel por supuesto había saludado a su hermano, pero cómo se había mantenido apartado el nublino no se acercó. Entendía que prefiriera estar un poco sólo.
Se apartó tambaleando de Tay, como si hubiera recibido un puñetazo. Sentía la rabia crecer en su interior como una marea que amenazaba con desbordarse. <<No, no soy yo. No tengo nada contra Sox. ¿Es Tay?>>.
-Tay yo... - dijo tratando de controlar aquella furia ajena.- Yo lo siento, no quería molestarte. Sabes que Dafne sí me importa, sólo quería daros tiempo para vosotros antes de hablar con ella.
-Me salvó, se lo debo todo. Yo era el siguiente en morir - parte de la ira se convirtió en aplomo para sus palabras.- ¿Cómo puedes creer que no estaré en deuda con ella de por vida? Pero no puedo hacer nada. No tengo poder para hacerla volver. Si pudiera lo haría, lo siento.
-Yo... me voy - dijo siguiendo los pasos de su hermano escaleras abajo.- Hablamos mañana.
Eriel salió temprano de su habitación. No había conseguido dormir bien, había tenido pesadillas y además las alas le habían molestado. Por si fuera poco amaneció paralizado por completo, y no pudo moverse hasta después de un buen rato. La parálisis desapareció de forma progresiva tal como la noche anterior.
No quiso molestar a Sox, seguro que él había tenido mejor noche y no iba a estropearle el sueño. Ya tendrían tiempo para volar juntos. Después de la noche que había pasado quería alejarse cuanto antes, eso implicaba intentarlo.
Salió del edificio y dio una pequeña vuelta buscando un edificio que le sirviera. Por eso no vio al grupo que entraba a la sede.
Se encaramó al edificio, apenas un piso de alto. Tres metros a lo sumo. Se asomó al borde y extendió las alas. El corazón le retumbaba como un tambor, tanto que le ensordecía y no oía más que sus latidos.
Tomó una bocanada de aire para calmarse un poco y saltó. El aire rugió a su alrededor y un grito de libertad surgió de la garganta de la gárgola. Grito que se convirtió en un aullido de dolor cuando se comió el suelo. Entre quejidos se levantó, se dio cuenta de que no tenía nada grave, no se había roto nada pero tenía varios picores por el cuerpo. Identificó esos picores con las heridas que tenía. Observó fascinado cómo las heridas se cerraban lentamente.
Sin camiseta, sin zapatos, con los pantalones algo destrozados por la caída y cubierto de sangre que se acababa de hacer volvió a la Sede. Pues no iba a ser tan fácil volar como parecía.
Entró y se encontró con una marabunta de gente desconocida. Bueno, no todos eran desconocidos.
-¡Dioses! ¿Eorlir, Inna? Estáis vivos - riendo a carcajadas se acercó a ellos. Luego vio a Mónica y Sinceridad. Las saludó con la mano y luego se acercó también. Dirigió una sonrisa a su hermano y le indicó por señas que luego quería hablar con él.
Varsai alzó la cabeza alerta, había olido algo raro. Animales desconocidos. ¿Serían los nuevos?
Se apartó tambaleando de Tay, como si hubiera recibido un puñetazo. Sentía la rabia crecer en su interior como una marea que amenazaba con desbordarse. <<No, no soy yo. No tengo nada contra Sox. ¿Es Tay?>>.
-Tay yo... - dijo tratando de controlar aquella furia ajena.- Yo lo siento, no quería molestarte. Sabes que Dafne sí me importa, sólo quería daros tiempo para vosotros antes de hablar con ella.
-Me salvó, se lo debo todo. Yo era el siguiente en morir - parte de la ira se convirtió en aplomo para sus palabras.- ¿Cómo puedes creer que no estaré en deuda con ella de por vida? Pero no puedo hacer nada. No tengo poder para hacerla volver. Si pudiera lo haría, lo siento.
-Yo... me voy - dijo siguiendo los pasos de su hermano escaleras abajo.- Hablamos mañana.
Al día siguiente.
Eriel salió temprano de su habitación. No había conseguido dormir bien, había tenido pesadillas y además las alas le habían molestado. Por si fuera poco amaneció paralizado por completo, y no pudo moverse hasta después de un buen rato. La parálisis desapareció de forma progresiva tal como la noche anterior.
No quiso molestar a Sox, seguro que él había tenido mejor noche y no iba a estropearle el sueño. Ya tendrían tiempo para volar juntos. Después de la noche que había pasado quería alejarse cuanto antes, eso implicaba intentarlo.
Salió del edificio y dio una pequeña vuelta buscando un edificio que le sirviera. Por eso no vio al grupo que entraba a la sede.
Se encaramó al edificio, apenas un piso de alto. Tres metros a lo sumo. Se asomó al borde y extendió las alas. El corazón le retumbaba como un tambor, tanto que le ensordecía y no oía más que sus latidos.
Tomó una bocanada de aire para calmarse un poco y saltó. El aire rugió a su alrededor y un grito de libertad surgió de la garganta de la gárgola. Grito que se convirtió en un aullido de dolor cuando se comió el suelo. Entre quejidos se levantó, se dio cuenta de que no tenía nada grave, no se había roto nada pero tenía varios picores por el cuerpo. Identificó esos picores con las heridas que tenía. Observó fascinado cómo las heridas se cerraban lentamente.
Sin camiseta, sin zapatos, con los pantalones algo destrozados por la caída y cubierto de sangre que se acababa de hacer volvió a la Sede. Pues no iba a ser tan fácil volar como parecía.
Entró y se encontró con una marabunta de gente desconocida. Bueno, no todos eran desconocidos.
-¡Dioses! ¿Eorlir, Inna? Estáis vivos - riendo a carcajadas se acercó a ellos. Luego vio a Mónica y Sinceridad. Las saludó con la mano y luego se acercó también. Dirigió una sonrisa a su hermano y le indicó por señas que luego quería hablar con él.
En otra parte de la sede.
Varsai alzó la cabeza alerta, había olido algo raro. Animales desconocidos. ¿Serían los nuevos?
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 07:29 pm
A Eitne le alegró que no ocurriera nada grave, aunque con la euforia lunar le habría costado no reirse incluso si a Rena le hubiera pasado algo más feo, como una caída aparatosa. La felicidad que le había invadido le hacía sentir como si flotara en una nube, incluso a pesar de las muletas que necesitaba para desplazarse. Desde que supo que era una bestia del crepúsculo y que tan solo debía esperar a la noche, todo estaba bien para el niño.
Fue el último en llegar abajo de su grupo. Se acomodó cerca de la chica gris y la saludó con un "hola" dulce para darle una buena impresión. Cada vez que revelaba el nuevo nombre de alguno de sus compañeros, Eitne lo celebraba como lo había hecho con el suyo.
—¡Ursántropo! Suena super chuli. —Sin querer, enfocaba su voz en un único compañero, dando al resto la sensación de que tan solo fingía hablar. Eitne sonaba solo en los oídos de aquella persona a la que se refería—. ¡Los gamusinos son como tú, Adru! —Soltó una risotada cantarina—. ¡Qué guay que seais brujos! ¡Sois como mi abuela! —dijo solo para Neil y Guille. Eitne era una fuente inagotable de efusividad, todo lo que decía Naeleth le hacía ilusión—. Vas a ser la mejor hada de todas, Pam: ¡hada de los monos!
Era temprano para considerar amigos a los que conocieron por el camino y Eitne fue más cortado con ellos, pero en silencio se alegraba de que Naeleth también arrojara algo de luz sobre sus verdaderas esencias. También miró de reojo a los dos que habían entrado luego y no pudo evitar que le recorriera un escalofrío. El primero tenía un aspecto inacabado, como si la Luna Roja se hubiera cansado y tan solo hubiera hecho un bosquejo con él. El otro estaba más completo, pero la ropa rota y la sangre no le auguraban nada bueno.
—Qué mal yuyu dan esos dos... —susurró a Guille y a Nime, con tan mala suerte que su voz hipnótica sonó igual de clara en todos los oídos de la sala. Por suerte o por desgracia, Eitne no fue consciente de aquel fallo en un principio y no lo sería si nadie se lo echaba en cara.
Si no se lo hacían notar, Eitne simplemente se prepararía para salir.
Fue el último en llegar abajo de su grupo. Se acomodó cerca de la chica gris y la saludó con un "hola" dulce para darle una buena impresión. Cada vez que revelaba el nuevo nombre de alguno de sus compañeros, Eitne lo celebraba como lo había hecho con el suyo.
—¡Ursántropo! Suena super chuli. —Sin querer, enfocaba su voz en un único compañero, dando al resto la sensación de que tan solo fingía hablar. Eitne sonaba solo en los oídos de aquella persona a la que se refería—. ¡Los gamusinos son como tú, Adru! —Soltó una risotada cantarina—. ¡Qué guay que seais brujos! ¡Sois como mi abuela! —dijo solo para Neil y Guille. Eitne era una fuente inagotable de efusividad, todo lo que decía Naeleth le hacía ilusión—. Vas a ser la mejor hada de todas, Pam: ¡hada de los monos!
Era temprano para considerar amigos a los que conocieron por el camino y Eitne fue más cortado con ellos, pero en silencio se alegraba de que Naeleth también arrojara algo de luz sobre sus verdaderas esencias. También miró de reojo a los dos que habían entrado luego y no pudo evitar que le recorriera un escalofrío. El primero tenía un aspecto inacabado, como si la Luna Roja se hubiera cansado y tan solo hubiera hecho un bosquejo con él. El otro estaba más completo, pero la ropa rota y la sangre no le auguraban nada bueno.
—Qué mal yuyu dan esos dos... —susurró a Guille y a Nime, con tan mala suerte que su voz hipnótica sonó igual de clara en todos los oídos de la sala. Por suerte o por desgracia, Eitne no fue consciente de aquel fallo en un principio y no lo sería si nadie se lo echaba en cara.
Si no se lo hacían notar, Eitne simplemente se prepararía para salir.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/11/18, 09:13 pm
Que Mónica se pusiera casi a llorar impactó al nublino, siempre había sido muy emocional desde luego pero no se esperaba algo así por verle así que contestó como pudo.
-Un poco más cambiado que tú pero si.
Ahí estaba Sinceridad también, recubierta de bultos y sin ojos en la cara aunque con ellos por más partes, le sonaba de alguna historia por lo que no se sorprendió tanto. Cuando mencionó "los demás" y "todos" sin embargo la sonrisa se fue. Miró hacia donde le señaló para ver que al menos ellos habían cumplido su objetivo, los habían encontrado.
Recordaba la complicidad con Daer al saber su secreto, como lo trataba Char antes de la gran discusión y los combates con Sak al límite de sus fuerzas mientras ella se hacía cada vez más y más fuerte. Ese día falló, no pudo proteger a la familia de su hermano.
Mónica repitió la pregunta incomodando más al nublino, el no era la mejor persona para dar noticias y creía que en las cartas lo habrían descrito seguramente como a un loco por lo que tanta simpatía le resultaba más que extraña. De todos modos a él le estaban preguntando así que él respondería. Quizá era mejor así. Que lo hiciera él en vez de algún otro y se echara a llorar.
-No sé hasta que os llegó en cartas pero Daer, Charley y Sakrilt no lo consiguieron. -Directo y simple, lo creía mejor así. Barael narraba con preocupación por ellos y no con tristeza. -Y Dafne también pero ha vuelto como fantasma y... es complicado.
-Los demás estamos bien, supongo.
Miró para otra parte incómodo, en realidad él tenía ganas de tirarse a un pozo y no salir nunca más y los demás estaban muy tensos por lo de Dafne. Definitivamente no era el indicado para esto.
-Eso sería de mucha ayuda, gracias. -Contestó a la proposición de la nublina. Se sorprendía a él mismo de estar siendo mucho menos desapegado y amable, quizás era por haber salido de aquella tensión que era el torreón para él, siempre vigilado y dado de lado, o quizás por todo lo que había pasado la noche anterior. De todas maneras no es como si tuviera nada que perder.
Los nuevos parecían más bien ignorarle lo cual agradecía, no se sentía precisamente activo y alegre como para entablar nuevas relaciones.
Deben ser las camas que faltaban ahora que lo pienso.
Apareció su hermano desde fuera de la Sede lleno de heridas en un momento bastante malo, alertando a Barael. No pasó por alto las señales sin embargo.
-¿Se puede saber que fuis has hecho cabezapiedra?
Una voz atrayente hizo posar la mirada del rapiña en un pequeño niño azul que no parecía haber cambiado. Entonces miro a su hermano, un ser alado de piel de piedra con espolones sangrando y a sí mismo, un medio hombre medio bestia con una gran mandíbula y garras. Volvió a mirar al pequeño azul.
-Supongo que tienes razón. -Le rio. Siempre había tenido debilidad por los pequeños.
No estaba triste por mencionar las muertes y eso quizás les chocara a Mónica y a Sinceridad. Pero ya le daba igual. No estaba en Nubla, no tenía porque seguir fingiendo.
-Un poco más cambiado que tú pero si.
Ahí estaba Sinceridad también, recubierta de bultos y sin ojos en la cara aunque con ellos por más partes, le sonaba de alguna historia por lo que no se sorprendió tanto. Cuando mencionó "los demás" y "todos" sin embargo la sonrisa se fue. Miró hacia donde le señaló para ver que al menos ellos habían cumplido su objetivo, los habían encontrado.
Recordaba la complicidad con Daer al saber su secreto, como lo trataba Char antes de la gran discusión y los combates con Sak al límite de sus fuerzas mientras ella se hacía cada vez más y más fuerte. Ese día falló, no pudo proteger a la familia de su hermano.
Mónica repitió la pregunta incomodando más al nublino, el no era la mejor persona para dar noticias y creía que en las cartas lo habrían descrito seguramente como a un loco por lo que tanta simpatía le resultaba más que extraña. De todos modos a él le estaban preguntando así que él respondería. Quizá era mejor así. Que lo hiciera él en vez de algún otro y se echara a llorar.
-No sé hasta que os llegó en cartas pero Daer, Charley y Sakrilt no lo consiguieron. -Directo y simple, lo creía mejor así. Barael narraba con preocupación por ellos y no con tristeza. -Y Dafne también pero ha vuelto como fantasma y... es complicado.
-Los demás estamos bien, supongo.
Miró para otra parte incómodo, en realidad él tenía ganas de tirarse a un pozo y no salir nunca más y los demás estaban muy tensos por lo de Dafne. Definitivamente no era el indicado para esto.
-Eso sería de mucha ayuda, gracias. -Contestó a la proposición de la nublina. Se sorprendía a él mismo de estar siendo mucho menos desapegado y amable, quizás era por haber salido de aquella tensión que era el torreón para él, siempre vigilado y dado de lado, o quizás por todo lo que había pasado la noche anterior. De todas maneras no es como si tuviera nada que perder.
Los nuevos parecían más bien ignorarle lo cual agradecía, no se sentía precisamente activo y alegre como para entablar nuevas relaciones.
Deben ser las camas que faltaban ahora que lo pienso.
Apareció su hermano desde fuera de la Sede lleno de heridas en un momento bastante malo, alertando a Barael. No pasó por alto las señales sin embargo.
-¿Se puede saber que fuis has hecho cabezapiedra?
Una voz atrayente hizo posar la mirada del rapiña en un pequeño niño azul que no parecía haber cambiado. Entonces miro a su hermano, un ser alado de piel de piedra con espolones sangrando y a sí mismo, un medio hombre medio bestia con una gran mandíbula y garras. Volvió a mirar al pequeño azul.
-Supongo que tienes razón. -Le rio. Siempre había tenido debilidad por los pequeños.
No estaba triste por mencionar las muertes y eso quizás les chocara a Mónica y a Sinceridad. Pero ya le daba igual. No estaba en Nubla, no tenía porque seguir fingiendo.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 02:19 am
Muertos. Se lo esperaba, pero no se esperaba tantos, menos aún después de que ver al gran grupo de recién conocidos le diera esperanzas al respecto... Pero tampoco se esperaba o terminaba de entender al nublino... Había cambiado de tema como si nada, respondiendo al pequeño de voz cantarina <<¿Sabrá cantar? Podríamos cantar alguna vez>> A ella su comentario le habría hecho sonreír, pero imperó la tristeza del golpe por las noticias. Se pegó a Mónica por instinto, por buscar la calidez de su amiga. Hubiera entablado o no amistades más o menos fuertes con los muertos, seguían siendo personas que habían convivido con ella y nadie se merecía ir engañado a morir a esa ciudad. ¿Pero y la fantasma? Esa era una realidad que se escapaba a su entendimiento.
—No nos enteramos, no... Lo... Lo siento mucho... Es horrible esto... En otro momento hay que... Hay que ponerse al día, ¿vale? Con calma... Al menos estamos y estáis bien —. Eso era obvio, pero era lo que importaba ahora <<Pero a qué precio... >>
No quería hablar de Lebra o Fah allí en medio con tantas voces, con tanta gente ajena a sus vivencias <<También habrán pasado lo suyo y no quiero arruinarles la mañana>> Pero quizás podían zanjar aquello pronto, ya que los otros se estaban organizando para ir a la biblioteca. Mónica pidió que investigaran por ellos, de hecho, y Sinceridad les agradeció el gesto. Debían estar alucinando con un grupo tan fragmentado.
Y entonces apareció el segundo nublino... hecho un cuadro. Venía de la calle, magullado y con algo de polvo. La roquense le observó con sus manos y le sonrió como saludo. Intentó distraerse con su llegada.
—¡Pero bueno, hola! ¿Cómo has acabado así? ¿Has intentado volar con eso? Podría enseñarte... Son distintas pero creo que la idea es la misma —le sugirió, pensativa. Aún no se había atrevido a abrir sus alas repletas de ojos, pero lo haría en solitario.
—Me alegro de que estéis bien.
Lo último lo dijo a ambos. Quizá lo había dicho antes ya, pero necesitaba decirlo. Faltaba gente, sin embargo, <<¿Los demás estarán en las habitaciones de arriba? Si no están en el otro refugio...>>
—No nos enteramos, no... Lo... Lo siento mucho... Es horrible esto... En otro momento hay que... Hay que ponerse al día, ¿vale? Con calma... Al menos estamos y estáis bien —. Eso era obvio, pero era lo que importaba ahora <<Pero a qué precio... >>
No quería hablar de Lebra o Fah allí en medio con tantas voces, con tanta gente ajena a sus vivencias <<También habrán pasado lo suyo y no quiero arruinarles la mañana>> Pero quizás podían zanjar aquello pronto, ya que los otros se estaban organizando para ir a la biblioteca. Mónica pidió que investigaran por ellos, de hecho, y Sinceridad les agradeció el gesto. Debían estar alucinando con un grupo tan fragmentado.
Y entonces apareció el segundo nublino... hecho un cuadro. Venía de la calle, magullado y con algo de polvo. La roquense le observó con sus manos y le sonrió como saludo. Intentó distraerse con su llegada.
—¡Pero bueno, hola! ¿Cómo has acabado así? ¿Has intentado volar con eso? Podría enseñarte... Son distintas pero creo que la idea es la misma —le sugirió, pensativa. Aún no se había atrevido a abrir sus alas repletas de ojos, pero lo haría en solitario.
—Me alegro de que estéis bien.
Lo último lo dijo a ambos. Quizá lo había dicho antes ya, pero necesitaba decirlo. Faltaba gente, sin embargo, <<¿Los demás estarán en las habitaciones de arriba? Si no están en el otro refugio...>>
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 02:46 am
Naeleth
—Sí, claro, iremos en cuanto estéis listos —respondió a quiénes preguntaban si les acompañaba a la biblioteca. A continuación asintió a Rena—. Nunca deberíais salir desarmados... Al menos no mientras dominéis vuestros dones.
Sonrió a Barel cuando le dio las gracias, y cuando Mónica se le acercó no pudo evitar mirar su propio reflejo en los ojos de la humana durante unos segundos.
>>Estoy bastante segura de que eres bruja de los espejos. Contigo no hay mucha duda debido a tus ojos.
A Naeleth le había llamado la atención aquel rasgo de los brujos de los espejos que había leído. Se documentaba de vez en cuando acerca de dominios, pues le fascinaba cómo variaba cada uno de ellos y la psicología de los brujos la consideraba importante para su especialidad.
Otro par de ojos captó su atención, pero la nublina apartó la mirada de inmediato de estos. El nublino que le hablaba podría ser peligroso mientras no supiese controlarse.
—Los libros se pueden tomar prestados como en cualquier biblioteca y no hace falta dinero; el bibliotecario lleva un registro de todo, no os preocupéis. Tan solo tratadlos bien. —Respondió a su primera pregunta mirándole de reojo de vez en cuando, no queriendo parecer maleducada—. Sí... eres un basilisco. Puedes hacer eso con la mirada, efectivamente. Deberías evitar el contacto visual hasta que sepas controlarlo —le aconsejó.
La cautivadora voz del niño daeliciano la estaba distrayendo y casi no se fijó en el aspecto de la gárgola, quien de todos modos no se dirigió a ella, pero la irrense se había acercado de nuevo a hacerle más preguntas y salió de su ensimismamiento. Al escuchar la historia de Rena abrió ligeramente la boca y los ojos con sorpresa y expresión grave.
—¡Sí, por supuesto! Y si alguien se enteró de eso seguro que lo ejecutaron... Cuando alguien interviene para perjudicar solo matan al ciudadano y no a los cosechados —aclaró para evitar confusiones con su explicación de antes. Negó con la cabeza con expresión compungida—. No voy a decir que no hay mucha gente así de horrible en la ciudad, pero os aseguro que no todos son así.
Las palabras de la roquense al dirigirse hacia el nublino recién llegado volvieron a llamar su atención sobre este y se acercó a ellos.
—¿Necesitas que te ayude con un hechizo de curación antes de que nos vayamos? —Le dijo a Eriel.
Adrune
Adru se detuvo en seco al escuchar la hipnótica voz de Eitne, totalmente fascinada por aquel tono. Cuando el pequeño daeliciano lo decía, “gamusino” sonaba todavía mejor.
La edeel asintió con entusiasmo cuando escuchó la explicación de Naeleth.
—¡Eres un brujo, Neil! ¿Ves como tú también tenías una mascota? Tus mascotas son las velas, claro, igual que la bola metálica de Milo. ¿Cómo no se nos ocurrió antes?
Se cuadró cuando Rena les dijo que fuesen a buscar armas y, aunque le hubiese gustado quedarse escuchando todas las explicaciones de la nublina, obedeció a la irrense. Le dijo a Neil que se quedase allí, que buscaría algo para él, así que podría preguntarle a su aurva luego lo que se hubiese perdido.
Por instinto, la edeel trató de bajar al sótano, ya que estaba acostumbrada a ir a por armas a las mazmorras del torreón. No obstante, no tardó en darse cuenta de que en aquel edificio no había escaleras que fuesen hacia abajo, por lo que decidió volver a toda prisa en busca de la nublina.
—Oye, ¿sabes dónde podemos encontrar armas aquí?
En cuanto su pregunta fue respondida salió corriendo otra vez y, tras cargar inicialmente con demasiadas cosas, decidió quedarse con un arco y unas espadas cortas para ella y llevarle una daga a Neil, así como recoger alguna que otra arma que sabía que solían utilizar sus compañeros. Cargando con más hojas afiladas de las que debería, la sinhadre volvió con el resto y dejó en el suelo, milagrosamente, el arsenal sin ningún percance.
>>Puedo ir a por más si hace falta —dijo. Había llegado justo para escuchar la última frase de Naeleth y se giró en dirección al grupo formado por Sinceridad, Mónica y aquellos dos nublinos—. ¿Se encuentra bien vuestro amigo?
—Sí, claro, iremos en cuanto estéis listos —respondió a quiénes preguntaban si les acompañaba a la biblioteca. A continuación asintió a Rena—. Nunca deberíais salir desarmados... Al menos no mientras dominéis vuestros dones.
Sonrió a Barel cuando le dio las gracias, y cuando Mónica se le acercó no pudo evitar mirar su propio reflejo en los ojos de la humana durante unos segundos.
>>Estoy bastante segura de que eres bruja de los espejos. Contigo no hay mucha duda debido a tus ojos.
A Naeleth le había llamado la atención aquel rasgo de los brujos de los espejos que había leído. Se documentaba de vez en cuando acerca de dominios, pues le fascinaba cómo variaba cada uno de ellos y la psicología de los brujos la consideraba importante para su especialidad.
Otro par de ojos captó su atención, pero la nublina apartó la mirada de inmediato de estos. El nublino que le hablaba podría ser peligroso mientras no supiese controlarse.
—Los libros se pueden tomar prestados como en cualquier biblioteca y no hace falta dinero; el bibliotecario lleva un registro de todo, no os preocupéis. Tan solo tratadlos bien. —Respondió a su primera pregunta mirándole de reojo de vez en cuando, no queriendo parecer maleducada—. Sí... eres un basilisco. Puedes hacer eso con la mirada, efectivamente. Deberías evitar el contacto visual hasta que sepas controlarlo —le aconsejó.
La cautivadora voz del niño daeliciano la estaba distrayendo y casi no se fijó en el aspecto de la gárgola, quien de todos modos no se dirigió a ella, pero la irrense se había acercado de nuevo a hacerle más preguntas y salió de su ensimismamiento. Al escuchar la historia de Rena abrió ligeramente la boca y los ojos con sorpresa y expresión grave.
—¡Sí, por supuesto! Y si alguien se enteró de eso seguro que lo ejecutaron... Cuando alguien interviene para perjudicar solo matan al ciudadano y no a los cosechados —aclaró para evitar confusiones con su explicación de antes. Negó con la cabeza con expresión compungida—. No voy a decir que no hay mucha gente así de horrible en la ciudad, pero os aseguro que no todos son así.
Las palabras de la roquense al dirigirse hacia el nublino recién llegado volvieron a llamar su atención sobre este y se acercó a ellos.
—¿Necesitas que te ayude con un hechizo de curación antes de que nos vayamos? —Le dijo a Eriel.
Adrune
Adru se detuvo en seco al escuchar la hipnótica voz de Eitne, totalmente fascinada por aquel tono. Cuando el pequeño daeliciano lo decía, “gamusino” sonaba todavía mejor.
La edeel asintió con entusiasmo cuando escuchó la explicación de Naeleth.
—¡Eres un brujo, Neil! ¿Ves como tú también tenías una mascota? Tus mascotas son las velas, claro, igual que la bola metálica de Milo. ¿Cómo no se nos ocurrió antes?
Se cuadró cuando Rena les dijo que fuesen a buscar armas y, aunque le hubiese gustado quedarse escuchando todas las explicaciones de la nublina, obedeció a la irrense. Le dijo a Neil que se quedase allí, que buscaría algo para él, así que podría preguntarle a su aurva luego lo que se hubiese perdido.
Por instinto, la edeel trató de bajar al sótano, ya que estaba acostumbrada a ir a por armas a las mazmorras del torreón. No obstante, no tardó en darse cuenta de que en aquel edificio no había escaleras que fuesen hacia abajo, por lo que decidió volver a toda prisa en busca de la nublina.
—Oye, ¿sabes dónde podemos encontrar armas aquí?
En cuanto su pregunta fue respondida salió corriendo otra vez y, tras cargar inicialmente con demasiadas cosas, decidió quedarse con un arco y unas espadas cortas para ella y llevarle una daga a Neil, así como recoger alguna que otra arma que sabía que solían utilizar sus compañeros. Cargando con más hojas afiladas de las que debería, la sinhadre volvió con el resto y dejó en el suelo, milagrosamente, el arsenal sin ningún percance.
>>Puedo ir a por más si hace falta —dijo. Había llegado justo para escuchar la última frase de Naeleth y se giró en dirección al grupo formado por Sinceridad, Mónica y aquellos dos nublinos—. ¿Se encuentra bien vuestro amigo?
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
06/11/18, 03:49 pm
Eriel se carcajeó de buen humor. El golpe había sido duro, pero aún así notaba el picor generalizado signo de que se curaba por todas partes.
-Pues sí, lo he intentado. Con escaso éxito - respondió mirando tanto a Sinceridad como a su hermano.- Tenía que intentarlo, el impulso era demasiado grande como para no hacerlo.
Volvió a reírse con el comentario del niño cojo y le guiñó un ojo. Si pensaba que daba mal rollo igual era bueno. Significaba que parecía rocavarancolés.
-No quiero estropear camisetas con las alas, y los espolones me impiden ponerme zapatos. Por suerte el nuevo tipo de piel que tengo ayuda a no hacerme daño pisando piedras - se rió.
Miró a la chica que le ofreció una curación.
-No, no te preocupes. Ya me estoy curando - le respondió sonriente.- Ventajas de ser una gárgola. Sea lo que sea una gárgola - terminó encogiéndose de hombros.
-¿Dónde habéis dejado a estos? ¿Lorenzo, Fahran y Lebra? - les preguntó tanto a Sinceridad como a Mónica. Ambas estaban cambiadas claro, una más que otra, pero él también estaba muy cambiado.
-Bonitos ojos, Mónica - le dijo al verse reflejado en ellos.
-Pues sí, lo he intentado. Con escaso éxito - respondió mirando tanto a Sinceridad como a su hermano.- Tenía que intentarlo, el impulso era demasiado grande como para no hacerlo.
Volvió a reírse con el comentario del niño cojo y le guiñó un ojo. Si pensaba que daba mal rollo igual era bueno. Significaba que parecía rocavarancolés.
-No quiero estropear camisetas con las alas, y los espolones me impiden ponerme zapatos. Por suerte el nuevo tipo de piel que tengo ayuda a no hacerme daño pisando piedras - se rió.
Miró a la chica que le ofreció una curación.
-No, no te preocupes. Ya me estoy curando - le respondió sonriente.- Ventajas de ser una gárgola. Sea lo que sea una gárgola - terminó encogiéndose de hombros.
-¿Dónde habéis dejado a estos? ¿Lorenzo, Fahran y Lebra? - les preguntó tanto a Sinceridad como a Mónica. Ambas estaban cambiadas claro, una más que otra, pero él también estaba muy cambiado.
-Bonitos ojos, Mónica - le dijo al verse reflejado en ellos.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
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