Sede de los Taumaturgos (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.

—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.

Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.

—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.

-Antes de la séptima cosecha-

El holandés estaba tranquilo en su habitación después de haber dado un largo paseo por la ciudad, había estado visitando los lugares a los que fueron como cosechados y no estaba para nada arrepentido. Sí, era cierto que no tenía buenos recuerdos de esos sitios, pero se sentía orgulloso de estar superando poco a poco esa sensación de miedo. Y sobre todo de sentirse parte de la ciudad. Un  rocavarancolés. Un superviviente.

Estaba pensando en eso mismo y en lo que aún le faltaba por aprender cuando Ruth llamó a su puerta. El licántropo se levantó con ánimo, tenía ganas de hablar con la demonio y mucha curiosidad por lo que tuviera que decirle. Aunque también estaba preocupado por el tono de la chica . Devoss abrió la puerta mientras se rascaba la cabeza con fuerza. -¡Hola!- Dijo con alegría, Ruth había sido su máxima confidente y un apoyo para él y no se podía negar que se notaba en su cara. -Pasa, pasa. ¿Qué es lo que ocurre?- Preguntó mientras se sentaba en la cama.

-Antes de la séptima cosecha-

La chica comenzó a sonreír cuando lo vio aparecer en el umbral de la puerta. Se estaban acostumbrado a aquello, colarse en la habitación del otro cuando había algo importante que contar.
Devoss notó la urgencia en su voz, más por los nuevos vientos que ardían en el estómago de la israelita que por alarma. Ruth no se hizo rogar y entró finalmente, fingiendo una mueca de asco.
-Aquí huele a gato encerrado- dijo sin prestar mucha atención a la nueva atmósfera pues ya se la tenía muy vista- ¿es que te acabas de levantar?- se burló cuando lo vio rascarse el pelo con ganas, ella por su parte se retiró un mechón de la frente.

Antes de la séptima cosecha

El licántropo no pudo evitar reírse del comentario de Ruth. Lo cierto es que sí olía a gato encerrado, el chico no se había molestado en airear la habitación ya que pasaba más tiempo fuera . -Digamos que no me he molestado en estar en el cuarto, además, estoy practicando con las transformaciones. Ahora duermo en la postura del tigre-. Dijo imitando movimientos de artes marciales.

No hacía mucho tiempo que había tenido esa idea, al principio siempre que se dormía en tigre pensaba en querer ser humano cuando despertara. Pero quería probar algo nuevo, dormirse en forma animal queriendo mantenerse igual por la mañana. Con buenos resultados para alegría de Devoss, lo cierto era que tras perderle el miedo a su transformación progresaba a pasos agigantados.

-Qué va, solo pensaba en mis cosas. He visitado la Avenida Estatuada, ¿te acuerdas de esa gárgola que solo sabía llorar? Parece que hayan pasado años...-. Dijo mientras observaba  las llamas que surgían del pelo de la chica.

Si a Giz le hubieran dicho que iba a llegar alguien tan temprano al laboratorio, no se lo habría creído. Sin embargo, así fue. En la puerta se habia encontrado a Krono acompañado de uno de los novatos a los que no conocía en persona. Al hecho de que él no era una persona de muchas palabras, se le unió la urgencia de la situación que le había descrito el kairós. Las presentaciones no llegaron, nisiquiera cuando se topó con el resto del grupo. El goliat se limitó a abrir la gola y dejar que los residuos mágicos del lugar hablaran.

La sede seguía siendo ignífuga, nada nuevo. También percibía la protección de la puerta y los arreglos mágicos de las habitaciones. No habia nada que el goliat no conociera ya o que vibrara de forma peligrosa. Se adentró en la habitación de Marsi y recibió el mismo silencio residual: no habia signos de teletransporte, nada que pudiera matar... Nisiquiera quedaban los residuos vagos de los hechizos de ocultación. Para entrar sin dejar huella, que era la única opción factible, había que ser tan meticuloso que solo se le ocurría que Siloco la hubiera matado.

—¿Vuestra amiga le ha hecho algo al consejo, a dama Azahar o a algún otro de los peces gordos? —preguntó. Fuera cual fuera la respuesta, respondería lo mismo—. No hay ningún rescoldo de magia que indique ningún tipo de agresión, ni allanamiento.

El goliat hizo ademán de acercarse al cuerpo para analizarlo más en profundidad.

Sura observó a sus amigos llorar la muerte de Marsi impasible por fuera aunque por dentro sentía removerse algo. Era una mezcla de culpa, ira, dolor y tristeza. No había podido salvar a su amiga y las lágrimas de sus compañeros sólo acrecentaban ese sentimiento.

Se quedó sola con el cuerpo cuando el resto salieron de la habitación. Allí estaba la naga, observando en silencio el cuerpo de su amiga muerta, recordando todos los momentos con ella. El encuentro en la fuente tras despertarse en la ciudad, el discurso, la llegada al torreón, la muerte de todos y cada uno de sus compañeros de refugio, la muerte de Álvaro, el circo, la Luna. Todos y cada uno de los recuerdos compartidos flotaron en su mente encerrándola en una burbuja.

No supo cuánto tiempo estuvo así, días, horas, minutos, no importaba realmente. Lo que la sacó de esa burbuja fue la intrusión de un extraño en la habitación. La naga se puso en alerta total, sus ojos rojos serpentinos se clavaron en el asreniano. No conocía su olor aunque apestaba a magia. En un acto instintivo invocó sus espadas y su armadura, en un parpadeo la naga estaba armada y las runas de su armadura lanzaban destellos en la habitación.

-No sé quién eres - le dijo al asreniano con un siseo amenazante,- pero si te acercas un sólo paso más perderás algo más que el tiempo en esta habitación. ¡Aléjate de ella! - gritó seguido con un siseo de urgencia.

La naga estaba dispuesta a luchar por la integridad del cuerpo de Marsi. Hasta la muerte.

Giz cerró la gola y arqueó la ceja. Su rostro no expresaba el desprecio que sentía en aquel instante hacia la naga. Entendía que estaba afectada, pero el goliat tenía poca paciencia para las amenazas. Suficiente era que había accedido a ayudarles sin pedir nada a cambio, lo cual era mucho más de lo que él y sus amigos se habian encontrado en situaciones similares.

—Soy Giz —le respondió con tal sequedad que, de tener la gola abierta, le habrian llegado rescoldos—, he venido con Krono. Si no me dejas acercarme, volveré al laboratorio que he dejado desatendido para haceros un favor.

Por comprensión, el goliat no le devolvió la amenaza. Sabía que no iba a perder nada en la habitación, quien debía temer por su vida era la naga. Y no por Giz, que no llegaría a ese extremo, sino por lo que fuera que le hubiera pasado a Marsi.

La estirge se sentían extrañas con tanta gente alrededor y siendo una minoría, pero Hugin no tardo en volver, pasando por entre las cabezas de sus compañeros para posarse sobre la pierna del brugho apenas unos momentos antes de que Alice saliera del cuarto y se acercara a Dhelian y le abrazara. El niño la miro con tristeza, respondiendole al abrazo de la onycemante. Si el se sentía irremisiblemente mal, Alice debía estar destrozada. Ella no había perdido solo a una buena amiga...había perdido algo mas, pues incluso si Dhelian no lo sabía con certeza no era ciego. Siempre hubo cierta química entre las dos.

El no sabía lo que era perder a alguien al que quieres de esa forma, pero si sabía que su dolor debía duplicar al suyo propio y no le deseaba eso a nadie. La abrazo con fuerza sin prestar atención al hecho de que tenían miradas sobre ellos, que Archi y Ozz se fueron y volvieron con Giz, al que había conocido no mucho tiempo antes. Estaba cansado, queriendo saber que había ocurrido, quien tendría algo contra la varmana...pero al mismo tiempo solo quería acurrucarse entre los brazos de Alice para buscar un consuelo y al mismo tiempo, intentar dárselo a ella.

Los gritos de Sura lo sacaron de su aletargamiento mental y apenas levanto la vista, se asomó al cuarto, viendo a Sura con la armas fuera amenazando a Giz para que no se acercara a Marsi. Dhelian no era capaz de entender muy bien que ocurría, pero suponía que si Archi había llevado a Giz allí es porque creía que de verdad podría ser de ayuda. El irrense podría ser serio y algo difícil de comprender a veces, pero no era un mal amigo y no haría nada que pudiera hacerles algún mal.

Sura no debía conocerlo, para ella Giz debía ser un extraño queriendo acercarse al cuerpo de su amiga. Si Dhelian no lo conociera posiblemente se sentiría igual << ¿Que estoy diciendo?...el único aquí que no debería acercarse a Marsi, que no tiene derecho, soy yo >> pensó el niño acariciando los cabellos de Alice con suavidad para buscar captar su atención y con cuidad como si cada movimiento le doliera, se levanto. La estirge ante el movimiento revoloteo hasta subirse en su hombro y la otra se quedo junto a Alice.

Alice estaba totalmente echa polvo, Sura estaba completamente tensa y triste, a la defensiva... e incluso Ozz debería estar lamentándose el ser capaz de sentir de nuevo si iba a recibir ese dolor. Y el había llorado tanto que ya no tenía energías para seguir. Miro a Alice, acariciando suavemente sus cabellos de nuevo y entro en el cuarto, conteniendo el aliento y buscando no mirar hacía donde yacía el cuerpo de su amiga, incapaz de mirarla. Se acerco a Sura, agarrando con sus manos la de la naga con suavidad, sin temer que esta pudiera hacerle algo.

-Sura, déjale...el tal vez descubra algo de lo que ocurrió con Marsi...por favor Sura...no...no pelees...quiero que todo esto termine – susurro el niño con voz tomada por haber estado llorando, mirando a la naga con desesperación. Quería que eso terminara, descubrir que le había ocurrido...que el cuerpo de la dullahan no estuviera a su alcance para que la culpabilidad lo dejara de reconcomer. No quería que Sura se peleara con nadie. Solo deseaba que todo fuera como antes aunque fuese imposible.

El abrazo le vino bien, bastante bien, como si necesitara volver al mundo real. Necesitaba contacto, contacto físico, con sus amigos... vivos, como si necesitase aferrarse a la vida a su alrededor en lugar de dejarse caer en el foso que sería volver a acercarse al cuerpo de Marsi. Tendría que volver a acercarse tarde o temprano, y aún tenían que pensar en cómo se despedirían de ella definitivamente, pero prefería dejarlo de lado de momento...

Consiguió distraerse un poco cuando oyó los planes de los demás sobre avisar a Giz, alguien a quien habían conocido tiempo atrás. Le pareció bien, pero no dijo nada ni falta que hizo. No soltó a su amigo ni hizo ademán de ello, no haría falta separarse hasta que el genemante llegara... O eso pensaba.

El brugho fue más rápido. Se separaron con suavidad y fue a explicarle la situación a Sura. Alice acarició a una de las estirges y le siguió. No quería que se torciera aquello, no habría sabido a quién más pedir ayuda (de momento, anulada como estaba).

—Sura... Le conocemos, confía en nosotros, solo quiere ayudar —y luego se acercó y miró al otro—. Por favor, no se lo tenga en cuenta, me disculpo por ella.

Antes de la séptima cosecha

Ruth se echó a reír al imaginarse a Devoss realizando posturas cuestionables mientras dormía.
Asintió a lo de las transformaciones aún con una sonrisa, tal y como suponía él también continuaba explorando su transformación.
-Todo eso está muy bien- admitió- pero quizás no estaría de más quitar los pelos de la cama- soltó al tiempo que las mechas de su pelo brillaron con más intensidad por la broma- ¿no te parece?.

-Sí- respondió, obligándose a recobrar la seriedad pero sin deshacerse del brío inicial- sí que me acuerdo- la israelita tenía muy presente que aquel momento fue distinto a los demás, no lo olvidaría porque aquella gárgola pareció marcar la excepción al resto de habitantes. En un lugar como aquel poca gente mostraba un mínimo de amabilidad- parece que hace mucho... -coincidió con aquella sensación- ...y sin embargo no hace tanto que me topé con aquel rubiales en las mazmorras- los colmillos negros como el carbón de la demonio de fuego asomaron por encima de sus labios- me diste un susto de muerte ¿recuerdas?.

Sura frunció ligeramente el ceño. ¿Aquello había sido una amenaza? La naga valoró sus opciones observando detenidamente al lagarto. No tenía pinta de ser muy fuerte y por su olor a magia supuso que sería algún tipo de hechicero y, si algo le habían enseñado sus entrenamientos en el ejército era que ningún mago mantiene la adecuada concentración para realizar hechizos cuando una naga golpea furiosamente sus defensas. Sumado eso al recinto en que estaban Sura estaba segura de que podía ganar en un combate. No sabía, por supuesto, quién era Giz ni a qué se dedicaba en realidad.

La llegada de sus compañeros fue como un jarro de agua fría sobre sus ardientes ganas de pelea, las apagaron completamente. Aquella noche no era para luchar, no cuando su amiga yacía muerta en una cama que estaba a menos de dos metros.

-Te pido disculpas asreniano - dijo haciendo desaparecer sus armas y armadura.- Estoy a la que salta.


Varsai

La leoparda descendió las escaleras con la cola en alto. Un grito la había despertado y aunque había intentado dormir otra vez no lo había conseguido, después de mucho dar vueltas sacó su bloc y empezó un dibujo de algo que había soñado, era un paraje desolado con muchos cuerpos tirados por el suelo. La varmana esperaba que en su sueño sólo estuvieran desmayados.

Vio gente reunida frente a una puerta y se puso un poco más alerta. De los que estaban allí sólo conocía a uno y no muy bien, por eso se acercó a él.

"¿Qué ha ocurrido Kin? ¿Por qué hay tanta gente aquí?" preguntó de forma telepática gracias al amuleto que ahora llevaba al cuello.

La animorfa había ahorrado dinero trabajando y había pedido que encantaran el cascabel de plata que llevaba al cuello. También había pedido que sacaran la bola que tenía dentro para que no hiciera ruido.

Fue una suerte que hubiesen encontrado al goliat tan rápido. Apenas tardaron nada en regresar, y Giz parecía haber comprendido la situación enseguida. Kin esperó en el pasillo, pero cuando Sura se puso a la defensiva se acercó por lo que pudiera pasar. No necesitó intervenir, pero añadió:
—Giz es de fiar.

No le molestó la reacción del asreniano, pero tampoco se podía decir que le sorprendiese que Sura se pusiese como lo hizo, por innecesario que hubiese sido. Cuando los ánimos se calmaron Kin ya había perdido el hilo de la conversación. La llegada de Varsai hizo que olvidase las preguntas que el goliat había hecho previamente, y puso al día a la licántropa sin dejarla acercarse demasiado al grupo.
—Marsi ha muerto. —Dejó caer aquellas palabras con la inseguridad de no saber cómo continuar. Tras una pausa incómoda, prosiguió sin apena alzar la voz—: Ha aparecido muerta después de gritar, tal vez lo hayas escuchado. No parece que haya sido atacada ni está claro cómo ha pasado. Es mejor que no te quedes por aquí ahora, no es buen momento.

Su mirada apuntaba en dirección a Alice y el resto de amigos cercanos. Esperaba que pudiesen tener un poco de paz hasta que se calmasen las cosas, y suponía que era mejor que hablasen con Giz sin gente no implicada escuchando, sin importar quien fuese.

No tuvo tiempo de responder a la pregunta de Giz, pues Surásara actuó de forma violenta. El ingeniero no entendía aquella actitud, pues la ulterana tendría que haber oído la conversación desde el interior del cuarto, pero tampoco sabía qué era lo que se suponía que debía decir. Las explicaciones ya estaban dadas y el propio goliat había dicho para qué estaba allí. Por suerte Alice y Evelhan se hicieron cargo de la situación y finalmente el asreniano pudo acercarse al cadáver.

El comentario de Heraldo Rocuo fue lo que le recordó la pregunta que había hecho Giz antes del incidente, por lo que el kairós se acercó una vez la situación se hubo calmado.
—Es improbable que nadie guardase rencor a Marsi. Ella era una persona sensata que no se metía en problemas. Ni siquiera había llegado a cumplir su precio nunca, según tengo entendido, ¿no es así? —Se dirigió en general a los habitantes de la sede que eran más cercanos a la varmana en busca de confirmación—. Por ello nos planteábamos la posibilidad de envenenamiento o ataque mental. Murió hace unas horas, enviando un grito mental que pudieron oír al menos todos los habitantes de la sede aquí presentes.
Si Giz necesitaba más detalles, el ingeniero se los daría.

Saria no le quitó ojo al asreniano desde el momento en el que pasó de largo hacia la habitación. La mala sombra se fiaba del criterio de sus compañeros, pero no podía evitar sentir una punzada de desconfianza. Era un tipo peligroso según los números y le quedó claro tras la salida de tono de Surasara. Si nadie hubiera intercedido, la suerte habría caído en contra de la naga y no al revés.

La llegada de Varsai la destensó ligeramente y la ordesa la miró con pena. Este no era su lugar, tanto por la edad y el tiempo que llevaba transformada, como por lejanía. La mala sombra no quería que la habitación y el pasillo se abarrotaran, menos aun de gente que había coincidido media vez con la dullahan y quería darles unas condolencias a medio gas. La mala sombra quiso acercarse para pedirle que se retirara con toda la amabilidad que disponía, pero Kin se le adelantó y Saria perdió la iniciativa. <<Solo es una persona>> se dijo.

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Ajeno a la llegada de Varsai, Giz se relajaba gracias a las intervenciones de Dhelian y Alice. Cualquier rastro de desagrado abandonó su rostro y la seriedad neutra volvió a su sitio. El goliat sintió pena por todos. Eran un grupo muy dispar, como el suyo propio, y cada uno manifestaba la pérdida de una manera diferente. Tal vez fuera muy temprano y hubiera pospuesto tareas importantes para poder venir, pero supo que no había estado bien rebajarse al nivel de la naga.

—Todo bien —disculpó a Surasara—. Lamento mi respuesta.

Y era cierto, a pesar de que no había sido una amenaza, sino la constatación de un hecho.

El goliat dejó todo a un lado y fue directo al grano. Primero examinó el cadáver con la gorguera abierta y luego la cerró para enfocar toda su atención en lo que le decía el hechizo identificador de venenos. Giz torció la boca y frunció el ceño y descansó unos segundos. Krono se acercó en ese momento y dio respuesta a una de sus dudas.

—Lo que describes no es una muerte natural, algo o alguien la ha matado. Si no tiene enemigos, si nisiquiera llegó a cortar cabeza alguna... No me planteo la posibilidad de que haya sido por inquina personal —el goliat reparó brevemente en el cadáver. Conocía a una dullahan que sí había muerto por inquina—. ¿Creeis que Marsi pudo guardar algo que fuera de alto valor? ¿Tal vez su transformación fuera doble? ¿Tenía algún hábito extraño? —el goliat barajaba en voz alta las razones para matarla, pero seguía confuso en cuanto a los motivos de su muerte—. No percibo absolutamente nada. No hay rastro alguno de magia, ni hilo del que tirar. Nadie ha entrado, ni ha salido, ni ha usado u ocultado magia. Y, en cuanto a venenos... No son mi especialidad, pero os aseguro que no han usado ninguno de los que conozco.

>>La muerte de Marsi es un misterio incluso para mí —y, aunque no lo dijo, también podría ser un encargo para los mercenarios de la brecha—. Siento no poder daros la respuesta que buscáis.

La ciudad estaba rara, el goliat lo sentía en cada escama. Tal vez no por Marsi, ni para sus amigos, pero Giz tenía claro que lo que había ocurrido era un enigma a solucionar.

El encontronazo se resolvió bien y el genemante procedió a hacer lo que fuera que hubiera que hacer en esos casos. La bruja se quedó en la habitación, pero no volvió a acercarse a la cama sino que se quedó detrás del asreniano. Asintió y negó cuando tuvo que hacerlo, pero no produjo sonido alguno más que un largo suspiro cuando Giz dio su veredicto. Había tenido una chispa de esperanza en que descubriera algo, en que les diera algo de luz en aquella desgracia, pero la chispa había sido tan breve en intensidad como el tiempo que tardó en olvidarla. No obstante, le agradecía mucho que hubiera venido tan rápido así que se dirigió a este cuando terminó de hablar.

—No tienes por qué disculparte. Muchísimas gracias por venir e intentarlo, de verdad —le dijo, todo lo sincera que podía sonar dadas las circunstancias. Estaba agotada. Al menos no se había desmayado como en su cosecha cuando...

Giró bruscamente la cabeza, como queriendo borrar aquel recuerdo, y miró hacia la cama, a Marsi. No pudo mantener la vista sobre su cuerpo mucho así que miró a sus amigos. Sus pensamientos solo empeoraban, ahora prefería mil veces el recuerdo de una muerte del pasado a lo que le venía encima. Solo pensar en lo que iba a decir ya bastó para que volvieran las lágrimas a sus ojos verdes.

—Tendre... tendremos que hacer algo con ella... con su cuerpo, ¿no? —suspiró y aventuró—: No podemos enterrarla sin más, deberíamos mirar los ritos de ... —pero cayó en algo de pronto y miró a Dhelian con tristeza. No quería que se sintiera aludido, no podía ni imaginar lo que le estaría costando estar allí con ellos, así que se acercó, se puso al lado y le cogió la mano. Le dio un apretón cariñoso antes de seguir, como si se disculpara—. ¿Qué hacemos?

Su mente era un bullir de pensamientos que iban y venían una y otra vez pero siempre eran los mismos. Se apelotonaban, los evitaba, pero volvían. En menos de un par de minutos, su cabeza era un caos. No quería decidir nada. No sabía qué hacer ni cómo seguir. ¿Debería tapar el cuerpo? ¿Qué harían con el cuerpo después? O peor, ¿cómo investigarían algo si uno de los ciudadanos mayores que ellos no había podido sacar nada en claro? No podrían ni pagar ayuda de otro sitio, de otros rocavarancoleses, y tampoco es que tuvieran tantos contactos que pudieran servir para esto en concreto. Y aún teniéndolos, les faltaban recursos, nadie les haría favores como el de Giz... <<Y si es algo más grande que nosotros, algo que él no ha podido encontrar, acabaremos igual o peor que Marsi>>, pensaba. Sintió miedo. Casi al segundo, las onyces lo notaron y algunas se asomaron a la ventana, otras se despegaron del techo y sonrieron con malicia, disfrutando del momento, pero las ignoró. Se apretó contra su amigo.

Las cosas se calmaron entre Surasara y Giz, cuando la propia Alice y hasta Ozzreanos intentaron calmar a la naga que por suerte no insistió, cosa que Dhelian agradeció, no tenía energías para parar runa discusión mas grande. Y ademas, tenia otras cosas en las que pensar. Aun no sabían lo que había ocurrido con Marsi y Giz parecía ser el único con suficientes conocimientos de los que allí estaban  presentes, como para poder sacar algo en claro.

Pero las palabras de Giz que analizo a Marsi, no trajeron ni buenas noticias ni muchas mas explicaciones. Los unicos que les quedo claro a todos  era certeza de que aquello no había sido algo natural, algo que ya Dhelian, y seguro alguno de los demás, ya había estado barajando. Y que fuese lo que fuese lo que había ocurrido no aprecia haber sido hecho por métodos conocidos por Giz. << Sin veneno, sin rastro de una pelea, sin...sin sangre...¿como alguien puede morir así sin que haya rastros alguno? Archi dijo que un fantasma no puede ser, porque no tiene forma alguna de causar daño >> no entendía nada de nada. Marsi había muerto mientras dormía, era un hecho. ¿Que podía matarte mientras duerme entonces sin dejar marca sin rastro alguno?

-Lo que mas valoraba Marsi era a nosotros...sus recuerdos...su...su integridad al decidir no obtener magia- murmuro Dhelian decaído intentando por todos los medios no mirar el cuerpo de Marsi- Su cabeza era lo único que podrían robarle lo suficientemente valioso...y sigue aquí, y no...no era ninguna transformación doble, eso lo soy yo- susurro el niño, acariciando el pico de Hugin que seguía sobre su hombro. La otra había volado hacia una de las ventanas de la habitación y les observaba desde allí, vigilante.

Apenas podía respirar, o mas bien se negaba a tomar grandes bocanadas de aire. Surasara había preservado el cuerpo de su amiga y de todas forma son llevaba tanto muerto como para que eso hubiera afectado a su organismo, pero aun así Dhelian lo percibía, una sensación latente y extraña como a divirtiendole desde algún rincón de subconsciente, algo que era incapaz de controlar, de la presencia de un cuerpo sin vida en las cercanías. Era como si la muerte le estuviera poniéndoles de colores señalando el cuerpo de Marsi, como quien señala la dirección a un gran buffet. Era muy incomodo.

Alice junto a el hablo, tan acongojada como el resto, parecía tan confusa sobre que hacer o decir, y aprecia contener las ganas de llorar cuando menciono que debía hacer algo con el cuerpo de Marsi. La mención al enterramiento...a los ritos, tenso completamente al brugho que para ver donde podría abastecerse había investigado los ritos de otro mundos vinculados y sabia que en el de Marsi eran costumbres los enterramientos, algo sumamente incomodo para el en ese momento por sus implicaciones. No pudo evitarlo, asociar las palabras de Alice, aunque no fuesen su intención, a aquella situación...era conocedor de sobra de lo que ocurría con aquellos que eran enterrados en la ciudad. No era el único ghoul de la ciudad y cuando no tenía donde conseguir cuerpos...su buffet era el cementerio, y no le deseaba eso a Marsi. No quería hacerle a eso a Marsi.

Sintió la confortante mano de Alice tomando la suya, cuando la ansiedad empezaba a tomar conciencia propia, apoderándose de el, que miraba nerviosamente en todas direcciones con la respiración cada vez mas alterada.

-No...no podemos enterrarla...no la enterréis, por favor...n-no quiero hacerle eso- rogó el niño sintiendo que sus ojos secos querían llenarse de lagrimas de nuevo. Necesitaba salir de ahí, mantener su mente ocupada en otras cosas. Encontrar al culpable de la muerte de Marsi y hacérselo pagar. El brugo nunca había sido rencorosos, pese a su transformación y lo que conllevaba la muerte de otros seres para el, no le había deseado la muerte a nadie. Pero en ese momento solo deseaba que el culpable de la muerte de su amiga fuese algo de carne y hueso, para poder arrancarle la piel a tiras por arrebatarles a alguien tan preciado.

-G-giz...-apretó fuertemente la mano de Alice buscando refugio y apoyo para calmarse, hablando con voz algo temblorosa pero lo mas entera que pudo- S-si no es nada de lo que dijiste...¿p-pudo ser alguna transformación mental?No se...si existe alguna pero...N-No necesitan estar de cuerpo presente para influir ¿no?. Algo...que pueda entrar en tu mente a distancia y provocarte la muerte...¿existe eso? - no tenía idea de si  solo estaba diciendo incoherencias o tan siquiera si podía existir alguna transformación así, solo estaba desesperado.

Giz contuvo una mueca de pena. Situaciones como estas le recordaban que eran niños quienes se convertían en monstruos. La expresión del ghoul brujo y las respuestas que le dieron solo acentuaba la incógnita en torno a la muerte de la dullahan.

—De nada —respondió a Alice de forma sincera, antes de explicarle a Dhelian lo poco que sabía con seguridad—. El mentalismo es una rama más de la magia, hay transformaciones que heredan facetas de esta rama o que funcionan similar, pero no tengo constancia de ninguna que pueda llevar a cabo un asesinato así, desde tan lejos. Tal vez debais contactar con un mentalista para que os informe mejor.

No tenía más qué decir allí, así que el goliat se despidió y se teletransportó de vuelta al laboratorio. Giz pasaría el resto del día inquieto, planteando y desmontando posibles teorías sobre lo ocurrido.