Sede de los Taumaturgos (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.

—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.

Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.

—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.

No tuvo tiempo de responder a la pregunta de Giz, pues Surásara actuó de forma violenta. El ingeniero no entendía aquella actitud, pues la ulterana tendría que haber oído la conversación desde el interior del cuarto, pero tampoco sabía qué era lo que se suponía que debía decir. Las explicaciones ya estaban dadas y el propio goliat había dicho para qué estaba allí. Por suerte Alice y Evelhan se hicieron cargo de la situación y finalmente el asreniano pudo acercarse al cadáver.

El comentario de Heraldo Rocuo fue lo que le recordó la pregunta que había hecho Giz antes del incidente, por lo que el kairós se acercó una vez la situación se hubo calmado.
—Es improbable que nadie guardase rencor a Marsi. Ella era una persona sensata que no se metía en problemas. Ni siquiera había llegado a cumplir su precio nunca, según tengo entendido, ¿no es así? —Se dirigió en general a los habitantes de la sede que eran más cercanos a la varmana en busca de confirmación—. Por ello nos planteábamos la posibilidad de envenenamiento o ataque mental. Murió hace unas horas, enviando un grito mental que pudieron oír al menos todos los habitantes de la sede aquí presentes.
Si Giz necesitaba más detalles, el ingeniero se los daría.

Saria no le quitó ojo al asreniano desde el momento en el que pasó de largo hacia la habitación. La mala sombra se fiaba del criterio de sus compañeros, pero no podía evitar sentir una punzada de desconfianza. Era un tipo peligroso según los números y le quedó claro tras la salida de tono de Surasara. Si nadie hubiera intercedido, la suerte habría caído en contra de la naga y no al revés.

La llegada de Varsai la destensó ligeramente y la ordesa la miró con pena. Este no era su lugar, tanto por la edad y el tiempo que llevaba transformada, como por lejanía. La mala sombra no quería que la habitación y el pasillo se abarrotaran, menos aun de gente que había coincidido media vez con la dullahan y quería darles unas condolencias a medio gas. La mala sombra quiso acercarse para pedirle que se retirara con toda la amabilidad que disponía, pero Kin se le adelantó y Saria perdió la iniciativa. <<Solo es una persona>> se dijo.

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Ajeno a la llegada de Varsai, Giz se relajaba gracias a las intervenciones de Dhelian y Alice. Cualquier rastro de desagrado abandonó su rostro y la seriedad neutra volvió a su sitio. El goliat sintió pena por todos. Eran un grupo muy dispar, como el suyo propio, y cada uno manifestaba la pérdida de una manera diferente. Tal vez fuera muy temprano y hubiera pospuesto tareas importantes para poder venir, pero supo que no había estado bien rebajarse al nivel de la naga.

—Todo bien —disculpó a Surasara—. Lamento mi respuesta.

Y era cierto, a pesar de que no había sido una amenaza, sino la constatación de un hecho.

El goliat dejó todo a un lado y fue directo al grano. Primero examinó el cadáver con la gorguera abierta y luego la cerró para enfocar toda su atención en lo que le decía el hechizo identificador de venenos. Giz torció la boca y frunció el ceño y descansó unos segundos. Krono se acercó en ese momento y dio respuesta a una de sus dudas.

—Lo que describes no es una muerte natural, algo o alguien la ha matado. Si no tiene enemigos, si nisiquiera llegó a cortar cabeza alguna... No me planteo la posibilidad de que haya sido por inquina personal —el goliat reparó brevemente en el cadáver. Conocía a una dullahan que sí había muerto por inquina—. ¿Creeis que Marsi pudo guardar algo que fuera de alto valor? ¿Tal vez su transformación fuera doble? ¿Tenía algún hábito extraño? —el goliat barajaba en voz alta las razones para matarla, pero seguía confuso en cuanto a los motivos de su muerte—. No percibo absolutamente nada. No hay rastro alguno de magia, ni hilo del que tirar. Nadie ha entrado, ni ha salido, ni ha usado u ocultado magia. Y, en cuanto a venenos... No son mi especialidad, pero os aseguro que no han usado ninguno de los que conozco.

>>La muerte de Marsi es un misterio incluso para mí —y, aunque no lo dijo, también podría ser un encargo para los mercenarios de la brecha—. Siento no poder daros la respuesta que buscáis.

La ciudad estaba rara, el goliat lo sentía en cada escama. Tal vez no por Marsi, ni para sus amigos, pero Giz tenía claro que lo que había ocurrido era un enigma a solucionar.

El encontronazo se resolvió bien y el genemante procedió a hacer lo que fuera que hubiera que hacer en esos casos. La bruja se quedó en la habitación, pero no volvió a acercarse a la cama sino que se quedó detrás del asreniano. Asintió y negó cuando tuvo que hacerlo, pero no produjo sonido alguno más que un largo suspiro cuando Giz dio su veredicto. Había tenido una chispa de esperanza en que descubriera algo, en que les diera algo de luz en aquella desgracia, pero la chispa había sido tan breve en intensidad como el tiempo que tardó en olvidarla. No obstante, le agradecía mucho que hubiera venido tan rápido así que se dirigió a este cuando terminó de hablar.

—No tienes por qué disculparte. Muchísimas gracias por venir e intentarlo, de verdad —le dijo, todo lo sincera que podía sonar dadas las circunstancias. Estaba agotada. Al menos no se había desmayado como en su cosecha cuando...

Giró bruscamente la cabeza, como queriendo borrar aquel recuerdo, y miró hacia la cama, a Marsi. No pudo mantener la vista sobre su cuerpo mucho así que miró a sus amigos. Sus pensamientos solo empeoraban, ahora prefería mil veces el recuerdo de una muerte del pasado a lo que le venía encima. Solo pensar en lo que iba a decir ya bastó para que volvieran las lágrimas a sus ojos verdes.

—Tendre... tendremos que hacer algo con ella... con su cuerpo, ¿no? —suspiró y aventuró—: No podemos enterrarla sin más, deberíamos mirar los ritos de ... —pero cayó en algo de pronto y miró a Dhelian con tristeza. No quería que se sintiera aludido, no podía ni imaginar lo que le estaría costando estar allí con ellos, así que se acercó, se puso al lado y le cogió la mano. Le dio un apretón cariñoso antes de seguir, como si se disculpara—. ¿Qué hacemos?

Su mente era un bullir de pensamientos que iban y venían una y otra vez pero siempre eran los mismos. Se apelotonaban, los evitaba, pero volvían. En menos de un par de minutos, su cabeza era un caos. No quería decidir nada. No sabía qué hacer ni cómo seguir. ¿Debería tapar el cuerpo? ¿Qué harían con el cuerpo después? O peor, ¿cómo investigarían algo si uno de los ciudadanos mayores que ellos no había podido sacar nada en claro? No podrían ni pagar ayuda de otro sitio, de otros rocavarancoleses, y tampoco es que tuvieran tantos contactos que pudieran servir para esto en concreto. Y aún teniéndolos, les faltaban recursos, nadie les haría favores como el de Giz... <<Y si es algo más grande que nosotros, algo que él no ha podido encontrar, acabaremos igual o peor que Marsi>>, pensaba. Sintió miedo. Casi al segundo, las onyces lo notaron y algunas se asomaron a la ventana, otras se despegaron del techo y sonrieron con malicia, disfrutando del momento, pero las ignoró. Se apretó contra su amigo.

Las cosas se calmaron entre Surasara y Giz, cuando la propia Alice y hasta Ozzreanos intentaron calmar a la naga que por suerte no insistió, cosa que Dhelian agradeció, no tenía energías para parar runa discusión mas grande. Y ademas, tenia otras cosas en las que pensar. Aun no sabían lo que había ocurrido con Marsi y Giz parecía ser el único con suficientes conocimientos de los que allí estaban  presentes, como para poder sacar algo en claro.

Pero las palabras de Giz que analizo a Marsi, no trajeron ni buenas noticias ni muchas mas explicaciones. Los unicos que les quedo claro a todos  era certeza de que aquello no había sido algo natural, algo que ya Dhelian, y seguro alguno de los demás, ya había estado barajando. Y que fuese lo que fuese lo que había ocurrido no aprecia haber sido hecho por métodos conocidos por Giz. << Sin veneno, sin rastro de una pelea, sin...sin sangre...¿como alguien puede morir así sin que haya rastros alguno? Archi dijo que un fantasma no puede ser, porque no tiene forma alguna de causar daño >> no entendía nada de nada. Marsi había muerto mientras dormía, era un hecho. ¿Que podía matarte mientras duerme entonces sin dejar marca sin rastro alguno?

-Lo que mas valoraba Marsi era a nosotros...sus recuerdos...su...su integridad al decidir no obtener magia- murmuro Dhelian decaído intentando por todos los medios no mirar el cuerpo de Marsi- Su cabeza era lo único que podrían robarle lo suficientemente valioso...y sigue aquí, y no...no era ninguna transformación doble, eso lo soy yo- susurro el niño, acariciando el pico de Hugin que seguía sobre su hombro. La otra había volado hacia una de las ventanas de la habitación y les observaba desde allí, vigilante.

Apenas podía respirar, o mas bien se negaba a tomar grandes bocanadas de aire. Surasara había preservado el cuerpo de su amiga y de todas forma son llevaba tanto muerto como para que eso hubiera afectado a su organismo, pero aun así Dhelian lo percibía, una sensación latente y extraña como a divirtiendole desde algún rincón de subconsciente, algo que era incapaz de controlar, de la presencia de un cuerpo sin vida en las cercanías. Era como si la muerte le estuviera poniéndoles de colores señalando el cuerpo de Marsi, como quien señala la dirección a un gran buffet. Era muy incomodo.

Alice junto a el hablo, tan acongojada como el resto, parecía tan confusa sobre que hacer o decir, y aprecia contener las ganas de llorar cuando menciono que debía hacer algo con el cuerpo de Marsi. La mención al enterramiento...a los ritos, tenso completamente al brugho que para ver donde podría abastecerse había investigado los ritos de otro mundos vinculados y sabia que en el de Marsi eran costumbres los enterramientos, algo sumamente incomodo para el en ese momento por sus implicaciones. No pudo evitarlo, asociar las palabras de Alice, aunque no fuesen su intención, a aquella situación...era conocedor de sobra de lo que ocurría con aquellos que eran enterrados en la ciudad. No era el único ghoul de la ciudad y cuando no tenía donde conseguir cuerpos...su buffet era el cementerio, y no le deseaba eso a Marsi. No quería hacerle a eso a Marsi.

Sintió la confortante mano de Alice tomando la suya, cuando la ansiedad empezaba a tomar conciencia propia, apoderándose de el, que miraba nerviosamente en todas direcciones con la respiración cada vez mas alterada.

-No...no podemos enterrarla...no la enterréis, por favor...n-no quiero hacerle eso- rogó el niño sintiendo que sus ojos secos querían llenarse de lagrimas de nuevo. Necesitaba salir de ahí, mantener su mente ocupada en otras cosas. Encontrar al culpable de la muerte de Marsi y hacérselo pagar. El brugo nunca había sido rencorosos, pese a su transformación y lo que conllevaba la muerte de otros seres para el, no le había deseado la muerte a nadie. Pero en ese momento solo deseaba que el culpable de la muerte de su amiga fuese algo de carne y hueso, para poder arrancarle la piel a tiras por arrebatarles a alguien tan preciado.

-G-giz...-apretó fuertemente la mano de Alice buscando refugio y apoyo para calmarse, hablando con voz algo temblorosa pero lo mas entera que pudo- S-si no es nada de lo que dijiste...¿p-pudo ser alguna transformación mental?No se...si existe alguna pero...N-No necesitan estar de cuerpo presente para influir ¿no?. Algo...que pueda entrar en tu mente a distancia y provocarte la muerte...¿existe eso? - no tenía idea de si  solo estaba diciendo incoherencias o tan siquiera si podía existir alguna transformación así, solo estaba desesperado.

Giz contuvo una mueca de pena. Situaciones como estas le recordaban que eran niños quienes se convertían en monstruos. La expresión del ghoul brujo y las respuestas que le dieron solo acentuaba la incógnita en torno a la muerte de la dullahan.

—De nada —respondió a Alice de forma sincera, antes de explicarle a Dhelian lo poco que sabía con seguridad—. El mentalismo es una rama más de la magia, hay transformaciones que heredan facetas de esta rama o que funcionan similar, pero no tengo constancia de ninguna que pueda llevar a cabo un asesinato así, desde tan lejos. Tal vez debais contactar con un mentalista para que os informe mejor.

No tenía más qué decir allí, así que el goliat se despidió y se teletransportó de vuelta al laboratorio. Giz pasaría el resto del día inquieto, planteando y desmontando posibles teorías sobre lo ocurrido.

Antes de la Séptima Cosecha

El holandés no pudo evitar reírse cuando su amiga le recordó esa escena.-¡Oye, probablemente yo estaba más asustado que tú! ¿Sabes el miedo que sentí cuando giré la esquina y te vi escondida? Preguntó Devoss casi sin aire en los pulmones.

Impulsado por un resorte sacó un libro que tenía entre las mantas de su cama. El libro era muy viejo, con una portada arrugada y en la que solo se podía leer: “Best”. Era un bestiario y por lo que respectaba al licántropo lo más interesante de la biblioteca.

-Esto de aquí es de lo mejor que me ha pasado en la vida, Ruth. Sabes que no soy mucho de leer, pero merece la pena. Ni te imaginas la de bichos que existen en la ciudad.. ¡Y muchos de ellos son venenosos! Así me entero de con quién puedo tener una “conversación” y con quién no.- Dijo con una mueca burlona en el rostro-. Devoss abrió algunas páginas al azar, enseñando criaturas grandes y pequeñas, con cuernos o con más de una cola.

Archime había adquirido conocimientos sobre la mayoría de mundos vinculados de los que procedían las personas que conocía, pero los ritos funerarios no era uno de ellos ya que para él carecían de relevancia y no lograba comprender la significancia que le otorgaban algunas de las culturas a las que pertenecían sus compañeros. Dicha tarea, por tanto, la dejó en manos más capaces y se centró en el grupo que continuaba realizando elucubraciones acerca de la muerte de la varmana. La posibilidad del mentalismo continuaba sin haberse examinado a fondo y tras la pregunta de Evelhan, Giz constató lo que el mismo había pensado antes de ir a buscarle.

Tras despedirse del asreniano, el kairós explicó que conocía a alguien que podía ayudarles pero ya no sabía dónde vivía. No obstante, conocía al menos a dos personas que vivían en aquella misma torre que podrían proporcionarles la información que necesitaban.
—Saren o Karime deberían conocer su lugar actual de residencia, voy a tratar de localizar a alguno de ellos.
El ingeniero bajó hasta la cocina y, por suerte, pudo regresar enseguida con el dato necesario.
>>Habita en el castillo. No dispongo del tempo de las cercanías al castillo, por lo que creo que enviar un mensaje mediante una estirge será más rápido.

Se puso de acuerdo con el brujo ghoul, ya que él conocía de vista a Shizel, y el propio kairós escribió la nota firmándola como Krono Rádem y confiando en que el skrýmir no sospechase de alguna clase de engaño, siendo que tanto su mensaje como la estirge hacían improbable que no proviniese de ellos. El ave partió enseguida llevando la nota:
“Nuestra compañera Marsi falleció durante la noche en circunstancias extrañas y, tras descartar otros métodos, consideramos que requerimos la opinión de un mentalista para tratar de discernir cómo pudo haber ocurrido. Agradeceríamos si pudieses prestarnos tu ayuda”.

Mientras esperaban, Heraldo Rocuo afirmó que podía encargarse de los ritos funerarios del cadáver, pero además continuó teorizando acerca de las posibilidades. El ingeniero negó con la cabeza.
—Estoy convencido de que un veneno de ese tipo ha sido descartado por Giz —explicó—. Pero es cierto que podrían existir otros que él desconozca y continúa siendo una posibilidad.

Shizel había creído al principio que el mensaje provenía de alguno de sus contactos en Nubla, Libo o Irraria: dado que los hechizos cámara y la telepatía no funcionaban entre mundos vinculados diferentes, los animales mensajeros y los ingenios demiúrgicos eran la principal vía de comunicación (que él conociese) entre espías y embajadores.

Sin embargo el mensaje provenía, si bien de un irrense, no de ninguno que residiese al otro lado del portal. Intrigado, el idrino se preguntó por qué estaría contactando con él Krono Rádem. La estirge que había traído el mensaje le miraba con ojos colmados de inteligencia, y el skrýmir se preguntó si habría estado allí cuando él todavía era cosechado en Maciel.

Fallecer durante la noche en circunstancias extrañas... Shizel esbozó una sonrisa torcida, desprovista por completo de alegría, al terminar de leer. Sí que sonaba mucho a casos que había visto, o con los que había tenido que ver, cuando estaba en aquel negocio. Escribió de vuelta para confirmar que estaba disponible, pero que no corrieran la voz de que iba a hacerles aquel favor. Había dejado el mentalismo como profesión de forma tajante y no quería a gente llamando a su puerta para ello, pero aún sentía cierta debilidad hacia los que habían pasado la Luna hacía menos tiempo que él. Las muertes impactaban de otra manera cuando aún tenías la cosecha y tu Luna frescas. Él lo sabía bien.

—Mis condolencias —fue lo primero que dijo al llegar, con sobriedad, después de saludar—. ¿Qué detalles podéis contarme?

Saria estaba empezando a incomodarse. Se la veía inquieta y de vez en cuando miraba de un lado a otro, como buscando una chispa de algo que nadie más que ella podía ver. El vacío informativo que estaba saliendo a la luz alimentaba un sentimiento desagradable de desprotección. <<No se puede llamar a este lugar refugio si no protege>>. ¿Cómo iban a dormir seguros de nuevo? La mala sombra despidió a Giz con un movimiento de mano tan escueto que podría haber sido una despedida o un estiramiento para combatir la inmovilidad.

Para evitar el reconcome, Saria se levantó y caminó en círculos, nerviosa, hasta que llegó la siguiente persona encargada de darles más malas noticias. La mala sombra lo miró con la misma suspicacia que a Giz, pero se acercó a él. <<Giz no ha hecho nada. Shiz no hará nada>> se decía. Y aún así no se acababa de fiar.

—Marsi murió en mitad de la noche —Saria no había estado allí, pero esta era la segunda vez que lo explicaba. Si nadie le había puesto pegas antes, era porque su versión estaba bien—. Hubo un grito telepático que oyeron todos los habitantes de la sede y cuando se acercaron, se la encontraron tumbada en la cama, sin vida. No percibí ningún tipo de distorsión del azar y Giz descartó rastros de magia y varios venenos. La habitación está limpia de nada sospechoso y eso solo nos hace sospechar más. Dama Estribo era una buena persona... —respiró hondo. Cerró los ojos unos segundos—. Si hicieramos caso de las condiciones del lugar, Marsi debería estar respirando.

Shizel escuchó a Saria Omen con un mal presentimiento creciente. Tal vez sólo fuese el aura agorera que solía acompañar a los de su especie, o tal vez aquel asunto le recordaba demasiado al asalto que él mismo había sufrido en Serpentaria hacía ya más de un año. Fuera como fuese, el skrýmir tenía peor cuerpo de lo que debería teniendo en cuenta que la escena del crimen estaba limpia.

—Lo máximo que he visto hacer a nadie —y que le habían pagado por hacer— con mentalismo es dejar a alguien catatónico. Que yo sepa no puedes matarlo solamente con eso —hablaba con la seguridad de su propia experiencia, pero su tono dejaba abierta cierta incertidumbre. No había pasado décadas en aquel trabajo, como lo habían hecho los autores de grimorios que había consultado para aprender—. Otra cosa es que utilizaran mentalismo para evitar que se resistiera mientras acababan con ella de otra forma.

Tres Lunas atrás no habría podido hablar de un asesinato con aquella frialdad. Recordaba haber vomitado después de que descubrieran el cadáver de YR. Algo nuevo que agradecer a la Luna Roja, supuso.

—Podrían haberla hipnotizado para que lo hiciese ella misma, y explicaría que no encontrarais nada extraño— añadió como última posibilidad—. Eso ya entra fuera de mi campo.

Giz se fue sin que pudiesen sacar nada en claro o quedarse más tranquilos. Hasta el goliat estaba extrañado con lo que había sucedido. Aquello no hacía más que echar leña a la inquietud, no importaba pedir ayuda a quien fuese (se endeudasen o no) con tal de sacar algo en claro. Al siguiente al que los demás decidieron llamar fue a Shizel. No le conocía realmente, pero tampoco importaba. Estaba de acuerdo si decían que podía ayudar y era de fiar.

Al mismo tiempo, se había empezado a hablar de ritos fúnebres y qué hacer con el cuerpo de Marsi, que fue el tema principal mientras el pájaro de Evelhan enviaba el mensaje. Dolía pensar en aquello, en no volver a verla más. Se volvía más real cuando pensaban en formas de deshacerse del cuerpo.

La llegada del mentalista lo llenó de expectación. Escuchó la explicación de Saria asintiendo casi inconscientemente, y cuando llegó la respuesta de Shizel, su mente se resistió a ver lógica aquella posibilidad.
—Aun así… Hay que tomarse muchas molestias para hacer eso. Un enfrentamiento directo en algún callejón sería más fácil: Marsi no tenía reservas mágicas, para empezar. Y sigo sin entender quién podría querer matarla. Tenemos que investigar todo su entorno y a las personas que la conocían…

La bruja despidió al genemante cuando este no pudo aportar nada más y suspiró. Aquello escapaba no solo a su entendimiento sino al de todos los allí congregados. Ni siquiera Giz había podido aportar algo. ¿Cómo diablos iban a investigar? Por suerte, los demás sí que conocían a más gente. Un mentalista, un tal Shizel. No le conocía, aunque el nombre le sonaba de alguna conversación.

Le llamaron y apareció al rato. Saria contó lo sucedido y Alice pensó que debía agradecerle una y mil veces lo que estaba haciendo por ellos, pues bastante terrible le resultaba tener que hablar de su amiga a un desconocido, por mucho que estuviera allí para ayudar.

Hablaron, barajaron posibles causas, e incluso comentaron algo de unas maldiciones, idea de la mala sombra, pero todo acabó en el mismo callejón sin salida. El rastro estaba cada vez más frío. Para colmo, ella empezaba a no poder pensar, razonar, como debería. Agradecía mucho la ayuda, muchísimo, pero no podía pensar como ellos con lo afectada que estaba. Estaba agotada, frustrada, y si ya le parecía desolador seguir viviendo sin volver a ver, oír, tocar y hablar a su Marsi, aún menos se imaginaba vivir con el desconocimiento de qué le habría pasado ni, no menos importante, si podía pasarles a ellos también.

—¿Y no puede haber sido aleatorio? ¿O que tropezase con alguien en el Mercado y le guardase un rencor solo comparable con el nivel de maldad de esta ciudad? O alguien del Ejército que la viera como una rival o... —se separó de Dhelian y se fue para la cama— ¡Hay tantas posibilidades! No acabaremos nunca. Lo peor que puede pasar es que en el funeral nos intenten atacar también a nosotros —masculló y se sentó de nuevo junto a su amiga. Cogió una mano entre las suyas y miró a Shizel una última vez—. Gracias por intentarlo, de veras.

Dicho eso, hizo lo que tendría que haber hecho rato atrás pero no se había atrevido por todo lo que significaba. Dejó la cabeza junto al cuello, besó la frente de su amiga y el cuello por última vez y tapó el cuerpo con la manta, por completo. Volvía a llorar cuando se separó de la cama, sin saber qué hacer o a dónde ir. Le costó horrores soltar su mano y levantarse por fin, pero la dejó con suavidad en la cama y la tapó también. Miraba al dormitorio y a los que quedaban allí con la mirada perdida mientras se acariciaba las manos, echando de menos el roce de la piel de la varmana. Pero estaban frías. Habría matado por que el cuerpo de Marsi hubiera estado caliente y poder llevarse algo de ese calor con ella, pero se lo habían arrebatado todo, del todo. <<¿Y ahora?>> ¿Pasar el resto de la noche allí, velándola, o descansar un rato en el salón hasta que supieran qué hacer? ¿O volver a Serpentaria? Si dormía allí, tendrían que separarla a la fuerza de ella y sería una tortura.

—E... Estaré en el salón un rato, no puedo seguir aquí.

Las onyces del techo la siguieron a través del grupo y las de fuera se agolparon en la planta baja del torreón, por fuera, a la vez que la bruja se dejaba caer en uno de los sillones. Se abrazó a un cojín y enterró la cabeza en este, con el pelo despeinado a los lados. No quería dormir, pero estaba destrozada y sabía que lo necesitaba. ¿Pero y las pesadillas? ¿Y si el asesino o lo que fuera que había matado a Marsi en su sueño aparecía de nuevo? Sus onyces se rieron ante esa posibilidad: unas a favor de poder vencer a cualquier atacante y otras a favor de que la bruja muriera esa misma noche. Sea como fuere, al final se durmió, ajena a cualquier otra cosa que sucediera a su alrededor.

La llegada de Shizel rompió el silencio que se había instaurado una vez más en el edificio. El kairós invirtió aquel tiempo en continuar evaluando posibilidades, pero todas aquellas que resultaban factibles no lo eran demasiado si se tenían en cuenta las circunstancias que rodeaban a la varmana.

Saria tomó la palabra una vez más para explicar lo que había sucedido y el kairós no vio necesario añadir nada. Atendió a las elucubraciones que se realizaron a continuación y, aunque ya sospechaba que no resultaba posible realmente acabar con la vida de alguien mediante el mentalismo, el skrýmir ofreció algunas posibilidades extra mediante las cuales las circunstancias de la muerte de Marsi podrían cobrar cierto sentido. Pero Kin tenía razón: el principal problema radicaba en el motivo. Las opciones que Alice puso sobre la mesa encajaban con el modus operandi de muchos de los habitantes de aquella ciudad, pero tal y como había dicho el demonio raigaurum, ¿para qué tomarse tantas molestias? La dullahan tan solo era una recién transformada y les hubiese resultado más sencillo acabar con su vida emboscándola, aquello era un hecho.

Observó la marcha de Alice en silencio. Ya no sabía a quién más recurrir y estaba de acuerdo en que habían llegado a un callejón sin salida en aquel momento.
—Gracias por tu ayuda, Shizel, tomaré en consideración las posibilidades que has expuesto durante la investigación.
Porque, por supuesto, el ingeniero estaba de acuerdo con Kin: debían explorar minuciosamente las posibilidades. Pero, llegados a aquel punto, también sabía que no era el momento de continuar. Antes de nada acompañaría a sus amigos asistiendo al rito funerario que fuesen a llevar a cabo.

—Ah, ya veo —Kin ofreció más luz sobre la situación y Shizel también pensó que entonces aquello sí que tenía un tinte extraño. Si era una dullahan desprotegida había mil maneras diferentes de pillarla por banda. ¿Por qué elegir una tan misteriosa? ¿Temían acaso las represalias de alguno de sus amigos que no hubiera renacido bajo la Luna hacía tan poco como ella? ¿Pero qué clase de contactos poderosos podía tener tan pronto?

Aunque racionalmente sabía que lo más conveniente en aquella ciudad era tragar lo que te tocaba lo más rápido posible, entendía que Marsi no hubiese procesado su precio. Bastel tampoco lo había abrazado desde el principio. El idrino daba gracias al Reflejo de no tener que hacer nada de aquel calibre a cambio de su magia. Asintió ante las palabras de Krono y Alice y las consideró una buena señal para despedirse discretamente y no estorbar el luto del grupo.
—Os avisaré si encuentro algo más que pueda ser relevante —ofreció, tras lo cual regresaría al castillo con sentimientos profundamente encontrados. Aleksei también había muerto tras la Luna sin haber llegado a desarrollar su transformación del todo, dejando un hueco con el regusto amargo de las sorpresas desagradables en el grupo de los que habían sobrevivido hasta el final de la criba. El skrýmir no habría sabido decir, aún hoy, si su compañero había tenido mala suerte o más bien al contrario.

Antes de la Séptima Cosecha

-¿Lo mejor que te ha pasado en la vida?- sonrió- qué exagerado eres- pero le gustaba sentir el entusiasmo familiar del holandés, una jovialidad casi hogareña.
Ruth se acercó a su amigo para contemplar el bestiario que había adquerido. Lo cierto es que la israelita no tenía interés alguno por información de seres ajenos a ella o su grupo de torreón. Sin embargo notaba leve excitación en el licántropo por sus descubrimientos y la demonio de fuego sabía de sobra que lo justo era prestarle atención. Sobre todo teniendo en cuenta que estaba a punto de revelarle su charla con el repoblador.

-¿Con quién puedes tener conversación y con quién no?- su tono impaciente priorizó pinceladas de picardía- ¿o más bien a quién le puedes hincar el bocado?- luego fue directamente al grano- ¿No me vas a preguntar cómo me ha ido con Quemaduras?.

Saria sintió que había sido un desperdicio acudir a Giz y a Shizel. Habían colocado un par de interrupciones en mitad de un momento muy duro para muchos y no había servido para nada: <<Que no se sabe qué pasa ya lo sabíamos>> se quejó internamente. <<Pero ha pasado algo, eso está claro>>. Y era algo horrible, la mala sombra lo sentía en la carne. Tras la visita de la Luna y la muerte del resto de sus hijos, para la ordesa era mucho más fácil alimentar la negrura: lo peor siempre ocurría. Lo de Marsi no había sido una muerte natural.

—Muy profesionales todos —se quejó en voz baja, una vez se quedaron solos. La ordesa hablaba desde las vísceras—. Tienen los dos mucha experiencia en no saber.

El mal humor que mostraba se había incubado durante cinco funerales y no reflejaban el verdadero pensamiento de la mala madre. Shizel y Giz les habían dado información: lo que había ocurrido era mayor que todos ellos.

La ordesa guardó silencio un instante y luego se dirigió en voz baja a todos los que aún estuvieran con ella:

—Nos espera un día largo —suspiró.

Con la experiencia que le daba la pérdida, Saria se dispuso a tomar la vara de mando para que el peso del entierro reposara sobre sus hombros y no sobre los amigos más cercanos a Marsi. Tocaba despedirse de dama Estribo.